sábado, 15 de febrero de 2025

Milei-Caputo, de la gloria a Devoto


El hundimiento de la Milei-coin es un anticipo Javier Milei no sólo decidió imitar a Trump en la persecución a migrantes, disidencias sexuales, liquidación de la salud pública o la cesantía de trabajadores. Al igual que lo hizo el magnate americano semanas atrás, no tuvo mejor idea que salir a respaldar públicamente a una moneda cripto. 
 Trump, sin embargo, había revelado de entrada que el único respaldo de “su” moneda digital eran él y su investidura -de ahí el nombre de “meme coin”, o sea, una moneda con la única garantía de su imagen. En cambio, Milei fue más lejos como embaucador, al presentar a “su” moneda como un serio “emprendimiento privado de inversión” dirigido a “fondear a pequeñas y medianas empresas”. En minutos, la demanda por la cripto de Milei llevó su precio por las nubes. Allí, los “fundadores” de la moneda virtual– no más dos o tres operadores que controlaban el 80% de lo emitido- se desprendieron de sus activos y derrumbaron el precio de casi 5000 u$s a 20 centavos de dólar. Según calculan algunos, la estafa asciende a unos 80 a 100 millones de dólares. En las redes, pululan los que perdieron decenas o centenares de miles de dólares en cuestión de horas. Muchos de ellos exhiben la foto de Milei en sus perfiles digitales. En suma, el mundo libertario ha sufrido un quebranto masivo, financiero y político, aunque también puede interpretarse como un sacrificio -o “contribución voluntaria”- en favor de sus jefes, incluyendo al principal, los cuales habrán vendido en el momento justo. 

 Cripto monedas, crisis mundial 

La escandalosa operación liderada por Milei ha oscurecido, por un momento, que su mentor, Donald Trump, llevó adelante una estafa más o menos similar con su propia moneda digital. La Trump coin, en efecto, ya perdió el 80% del valor alcanzado en su punto más alto. Las pérdidas acumuladas por sus atribulados tenedores llegarían a los 2000 millones de dólares. La estafa de Milei, entonces, viene precedida por la de Trump -aunque nadie ha procesado o interpelado por ello al presidente americano, que goza de una imputabilidad por sus actos de gobierno resuelta por la Corte de los Estados Unidos. El episodio del meme coin, eso sí, despertó la “reserva” y “preocupación” (sic) de la comunidad cripto, porque le restaría “credibilidad y confianza” a las monedas digitales. Ello, como si el conjunto de las cripto no constituyeran una creación monetaria carente de garantías reales en términos de valor, más allá de la confianza colectiva y provisional de sus diferentes inversores -es lo que los especialistas llaman pomposamente “red distribuida” o “descentralizada”. La proliferación de criptos no revela la vitalidad de un nuevo activo monetario, como pregonan algunos. Es, por el contrario, una manifestación de la debilidad del dólar como reserva de valor, en medio de la declinación económica de su emisor -el Estado y el capitalismo norteamericanos. Trump intenta remontar esa cuesta poniendo en caja al fenómeno cripto, a través del impulso de las llamadas monedas digitales estables -stable coins-, así llamadas por contar con una garantía efectiva en dólares. Lo cierto que esa garantía no son dólares líquidos, sino una promesa de pago -los bonos del tesoro norteamericano. Esta gigantesca articulación de capital ficticio registró un fuerte cimbronazo a la baja en los últimos días, después de los anuncios de Trump sobre la suba generalizada de aranceles al comercio. Como ocurre con el capital financiero y el crédito en su conjunto, el mercado cripto intenta sostener una valorización del capital en medio de los golpes de la guerra internacional y del colapso del comercio. Pero los límites de esa tentativa se han puesto de manifiesto con los recientes derrumbes de activos financieros, y no sólo de las cripto. 

 Mucho ruido, ¿pocas nueces?

 Milei ha tenido la torpeza de apalancar a su cripto en medio de ese retroceso general. La palabra “torpeza”, naturalmente, debe ser colocada entre comillas, porque la operación Ponzi le ha dejado a él y a su “entorno” un jugoso resultado económico. La mesa chica libertaria, en definitiva, ha cosechado mucho más que una jubilación de privilegio.
 La participación descarada de Milei en esta operación corrupta desató en la oposición todo tipo de promesas y anuncios en torno de interpelaciones, comisiones investigadoras y eventuales juicios políticos. Nos permitimos dudar, desde estas páginas, que la sangre llegue al río. En definitiva, estos interpeladores y acusadores han brindado quorum y votos a las leyes, decretazos y vetos presidenciales que permitieron la confiscación perpetrada contra trabajadores, jubilados, universidades y hospitales públicos. Pero existe una razón más profunda para que la casta meta violín en bolsa: la burguesía argentina lo pensará muy bien antes de moverle el piso al régimen económico montado por Milei y Caputo, en sí mismo un gigantesco esquema Ponzi. Los grandes beneficiarios de ese esquema han sido los acreedores -fondos internacionales y capitales locales- de la deuda pública, que subió en su cotización gracias a las garantías brindadas por Milei-Caputo en torno de su pago futuro. Esas garantías no son otras que el brutal ajuste fiscal perpetrado contra la mayoría trabajadora. El dólar ha sido manipulado y abaratado con el único propósito de facilitar que el superávit fiscal -acumulado sobre la miseria social, educativa, sanitaria y de infraestructura- pueda comprar la mayor cantidad de divisas para pagar la deuda. A su vez, el aumento del endeudamiento público obliga a que esa motosierra sea creciente y permanente. Los capitalistas agrarios e industriales, que destilan sus quejas por el “atraso cambiario”, la caída de las ventas internas y de las exportaciones, son compensados cuando participan de la bicicleta financiera (carry trade) y de los “beneficios” de la reforma laboral. Un despido de Milei -lo único que cabría como resultado de esta estafa piramidal- pondría en peligro a esta “bolsa” millonaria en la que mojantodos.
 Al libertario, es cierto, se le han caído todas las caretas. Pero su régimen reaccionario, corrupto y antiobrero no se va a venir abajo por la acción de sus cómplices, “republicanos” o “nacionales y populares”.
 La caída vertiginosa de la Milei-meme, bien mirada, es un síntoma de la fragilidad del armado económico de los liberticidas, en conexión con una crisis internacional de conjunto. Los trabajadores, que soportan con despidos, liquidación de conquistas sociales y laborales esta fiesta de los especuladores capitalistas, son quienes ajustarán cuentas de verdad con los Milei-Caputo. 

 Marcelo Ramal 
 15/02/2025

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