viernes, 30 de octubre de 2020

Bolivia: después del aplastamiento electoral de los golpistas


Organizar en forma autónoma las organizaciones de masas para luchar por sus reclamos. 

 Finalmente los resultados que -después de una larga semana de escrutinio- presentó el Tribunal Electoral fueron más contundentes aún: Luis Arce (MAS) se impuso con el 55,10% de los votos contra el 28,83% de Carlos Mesa (CC), su inmediato seguidor. Las listas golpistas fueron aplastadas electoralmente.
 Algunos sectores recalcitrantes de la derecha, salieron días después con acusaciones incoherentes de fraude institucional a plantear una alternativa fascistoide. Luis Fernando Camacho (candidato presidencial de Creemos que salió tercero con 15% de los votos) hizo una concentración llamando a reiniciar movilizaciones. Su compañero de fórmula, Marco Pumari, trato de imitarló convocando una concentración en la Plaza 10 de noviembre de Potosí. Pero… tuvo que retirarse aceleradamente por las monedas, tomatazos y huevazos de centenares de potosinos. Se tuvo que refugiar en una empresa y ser protegido por la policía golpista del ministro Arturo Murillo. 

 Unidad nacional con pacto social

 En general, todas las fracciones del capital nacional e imperialista han reconocido el triunfo electoral del MAS y profundizan un operativo para ‘rodear’ a Arce y buscar consensos en favor de un ‘gobierno democrático’. En sus primeras declaraciones, el triunfante Arce afirmó su propósito de llevar adelante un gobierno de unidad nacional. El presidente de la Cámara de Industria planteó la necesidad de montar un “pacto social” con el gobierno y los sindicatos.
 La Confederación de Empresarios Privados también pidió políticas de ‘consenso’. La Cámara de Comercio solicitó una política de endeudamiento internacional para paliar el déficit fiscal y subvencionar una reactivación económica. Y en caso de no obtener esos créditos: devaluar. La Cámara de Exportadores denunció –con el mismo propósito- un fuerte retroceso en las exportaciones (de 6500 millones de dólares en el 2019 a 4600 millones este año) lo que produjo por primera vez un déficit comercial de 250 millones de dólares. La Confederación de empresarios de las Pymes (Connaype) reclamó subsidios para crear empleos (Primero e inmediato frenar los despidos y reincorporar de inmediato a centenares de trabajadores cesanteados por el avance de la crisis económica y preventivamente). 
 Todas las cámaras patronales piden un plan de ajuste contra el pueblo y quieren consensuarlo con el gobierno. Quieren que pacto social mediante u otra política similar, Arce lo lleve adelante, para superar la crisis que profundizó el golpe y la vuelta a ‘la democracia’. Los golpistas son ahora demócratas. Arce les inspira bastante confianza, porque es conocido como el ‘tecnócrata’ que llevó adelante, como ministro de Economía de Evo Morales, todos los acuerdos de convivencia con los monopolios en la industria hidrocarburífera y minera, en promover los grandes negocios de la agroexportación, etc. Por eso fue que lo eligió Evo Morales, como una señal extra para el capital financiero de que un gobierno del MAS no venía a patear el tablero y desarrollar una política antiimperialista. Se habla de que Arce puede seguir el camino de Lenín Moreno de Ecuador que rompió apenas asumió su cargo presidencial con su mentor, el populista Rafael Correa y lanzó una política abierta de ajuste. Todo puede ser, pero… fue Evo Morales el que lo eligió como candidato a presidente en contra de la opinión mayoritaria de amplios sectores del MAS. Y lo eligió para esto. 

 La derecha defiende al alto mando militar 

 El Senado, en su última sesión antes de que asuman los nuevos senadores electos, modificó el Estatuto de funcionamiento para permitir que ciertas medidas pudieran tener efectividad por simple mayoría de votos y no por los dos tercios que rigen ahora. Esto atañe, en lo inmediato, a que solo el parlamento puede nombrar los ascensos militares. Y la derecha quiere mantener los que hizo la golpista Jeanine Añez –al margen del Parlamento- llenando la ‘institución’ con sus adictos. La derecha se adjudica así el derecho a veto parlamentario, porque bloquearía que se alcanzaran los dos tercios. “Se vulnera la democracia”, dicen los derechistas, desconociendo el voto mayoritario, preservando su veto y preservando el cuerpo de oficiales acusado de fuertes represiones fascistoides contra el pueblo.

 La caldera de la crisis 

 Habiendo sido aplastado el golpismo electoralmente (después de haber sido fuertemente golpeado en las calles con la huelga general) el esfuerzo en que se está empeñando la burguesía y la cúpula dirigente del MAS es en cómo contener un incremento de las demandas de las masas y las movilizaciones que generaría 
 La crisis económica-social en Bolivia se acelera. El pronóstico inicial del Banco Central boliviano indicaba un retroceso del 6,2%. Pero nuevos informes del Instituto Nacional de Estadísticas hablan de un 11,11%. El desempleo alcanza el 13% en términos oficiales. La pobreza toca el 40%.
 La crisis sanitaria exige urgente intervención: Bolivia tiene 150 mil casos de contagio y 9000 muertos y no cuenta con estructura sanitaria para enfrentarlo.
 Lo lógico para comenzar a superar esta crisis es, por ejemplo, dejar de pagar la usuraria deuda pública. Vencen próximamente 800 millones de dólares. Pero Arce ya ha declarado que va a negociar con el FMI y los bonistas la postergación de los pagos por dos años. Se copia de Alberto Fernández en la Argentina en su propósito de darle “sustentabilidad” al pago de la deuda. Las negociaciones significarán –como lo estamos viendo también en Argentina- un fuerte ajuste contra las masas trabajadoras. 
 Es fundamental que las organizaciones obreras, campesinas y de las masas explotadas breguen por su autonomía del gobierno del MAS. Sin eso no se podrá organizar el reclamo y la lucha por las urgentes reivindicaciones obreras y populares. Es necesario reclamar y organizar la convocatoria a congresos de bases de la COB y de todas las organizaciones de masas para declarar esta independencia política del gobierno y votar una agenda nacional de reclamos: no al pago de la deuda, impuestos progresivos a las fortunas capitalistas, eliminación de los impuestos al consumo; bono universal mensual, mientras dure la pandemia y la recesión, para todo trabajador sin fuente de ingreso; nacionalización de la industria de los hidrocarburos, mineras y del litio. Control obrero general para terminar con la corrupción capitalista. Libertad a todos los detenidos en la lucha contra el gobierno golpista y desprocesamiento de centenares de acusados. Cárcel, juicio y castigo a los represores del pueblo. Nacionalización de todo el sistema sanitario y puesta en funcionamiento con un presupuesto doblado bajo gestión de los trabajadores. 
 Las masas bolivianas con su golpe electoral a los golpistas le han impreso una fuerte tendencia de lucha a los pueblos de Latinoamérica, que se suma al alza de lucha en Chile. Seguramente darán nuevos pasos para imponer sus reclamos. Más que nunca tenemos que unir las luchas continentales. Llamar a una segunda Conferencia Latinoamericana de la Izquierda ayudará a crear un polo obrero y socialista en esa dirección.

 Rafael Santos

martes, 27 de octubre de 2020

El plebiscito no sella la crisis chilena

Durante las últimas décadas, en elecciones tanto presidenciales como parlamentarias, el rechazo al régimen político por parte de la clase obrera chilena se venía manifestando en un nivel de abstención que alcanzó, en la última elección en 2017, casi el 52%; esta vez, sufragó el 51% del padrón electoral -superando la participación en elecciones anteriores en unas 400 mil personas. El avasallador triunfo del apruebo en la primera papeleta y la convención constituyente -totalmente electa- en la segunda, alcanzaron un 78% de las preferencias. Por su parte, la masiva participación de la juventud en la votación deja de manifiesto una auténtica sublevación política contra el gobierno de Piñera y contra la organización política y económica que ha regido el país durante las últimas 4 décadas, más allá del gobierno de turno; las masas este domingo votaron por enterrar la Constitución de Juzmán y Pinochet y asestaron un duro golpe a Piñera y a la derecha chilena. 
 En el marco de la revolución chilena, durante la noche, 23 mil efectivos se dispusieron a resguardar poco más de 2 mil locales de votación. Temprano, mientras comenzaba a desarrollarse el plebiscito, una veintena de jóvenes se encadenaron en las afueras de la catedral de Concepción para exigir la libertad incondicional de todos los prisioneros políticos de la rebelión popular y el pueblo mapuche denunciando que, como “castigo”, el régimen les impidió votar; en esta instancia, 8 personas fueron detenidas. Por la tarde-noche, apenas la opción apruebo se consolidaba, miles de personas se reunieron en las principales avenidas y plazas del país corroborando su aversión al régimen político al calor de la consigna “Fuera Piñera”. Por la noche, luego de una multitudinaria concentración en una sitiada Plaza Dignidad, que reunió a unas 50 mil personas, se registraron ataques con piedras a comisarías en las comunas de Cerro Navia, La Granja, Pedro Aguirre Cerda, Padre Hurtado y Valparaíso, además de saqueos a locales comerciales en el centro de Santiago. La jornada concluyó con 260 focos de protestas que se extendieron hasta la madrugada, pese al toque de queda, y dejó un saldo de 146 detenidos a lo largo del país; la rebelión popular continúa, y si Piñera pensaba que con el plebiscito contenía a rebelión, se equivocaba. 
 En el plano económico, el plebiscito se realizó en medio de un complejo escenario. Según diversas estimaciones, la economía chilena caería en un 14,1%, superando a la crisis económica de 1982 -cuando el PIB fue de -13,6%; de todas formas, el impacto a fin de año es impredecible. Por otra parte, aunque Chile prácticamente exporta la misma cantidad que Argentina (unos 78 mil millones de dólares), durante los últimos meses éstas han disminuido en torno a un 8%; el 2019 un 6,7% respecto de 2018, y éste un 6,5% en relación a 2017. Además, el presupuesto público de Chile se asemeja al de países muy atrasados, cuyo aumento promedio de la deuda sería de 45% del PIB en el próximo gobierno. Así, mientras la mitad del gasto fiscal será para el pago de deudas, el desempleo no muestra signos reales de recuperación, y se estima que supera el 20%. El manejo capitalista de la crisis y la pandemia desfinancia al Estado para rescatar al capital y limita al extremo los recursos para los trabajadores. 
 Por su parte, el resultado del plebisito es foco de incertidumbre para los capitalistas ya que éstos ven trizarse los pilares que el pinochetismo estableció para el aseguramiento de sus inversiones; en menos de 24 horas de realizado, en el país se registra una nueva suba del dólar y el peso chileno se deprecia por una abrupta caída del cobre. Así, en un escenario más adverso que propositivo, la burguesía necesita una transición lo más ordenada posible, que asegure el máximo de sus privilegios en el tiempo y que se lleve a cabo mediante las menos concesiones posibles a las masas. Aunque el régimen ha tenido mucho tiempo para contener a las masas y los partidos del régimen cooptar el proceso revolucionario chileno, al gobierno sólo le queda estrujar económicamente a la clase obrera, reprimir su movilización -sobre todo de la juventud y del pueblo mapuche) y contener su desarrollo político; es la orientación de un Piñera que, identificándose con la opción rechazo que apenas alcanzó un 22%, debería dejar el poder y despejar el camino para una constituyente libre y soberana. 
 Todo este proceso nos permite un eje de intervención, una herramienta donde hacer una campaña. Mientras todos los comandos oficiales para darle salida institucional a la revolución chilena ya están constituidos para obtener sus cuotas de poder, la clase obrera debe rearmarse política e ideológicamente, su vanguardia reagruparse de manera urgente en sindicatos y federaciones, e irrumpir en la lucha de clases, y el proceso constituyente como parte de ella, de manera independiente. 
 Este reagrupamiento debe ser en torno al programa revolucionario que octubre plasmó en las calles, y debe preparar la huelga general para voltear a Piñera, para liberar a todos los prisioneros políticos del régimen y para encarcelar a los verdugos de la clase obrera.

 Luciano Newen 
 27/10/2020 

lunes, 26 de octubre de 2020

De la evasión de molinetes al proceso constituyente chileno


Un recorrido por los principales hitos de la rebelión. 

 Este domingo, casi el 80% de los votantes del plebiscito de reforma constitucional se inclinaron en Chile por el “Apruebo”, y en la misma proporción, por una convención en que la totalidad de sus miembros surjan de una elección específica (dicho comicio se llevará a cabo en abril de 2021). La participación estuvo diez puntos por encima de la última elección presidencial y las masas celebraron el resultado en las calles. 
 Las masas ven este proceso como una conquista de la rebelión iniciada en octubre pasado. Dicha rebelión tuvo como detonante un aumento en el boleto del subte, usado por tres millones de santiaguinos, mayormente trabajadores y estudiantes. A comienzos de ese mes, el movimiento estudiantil inició un proceso de evasión de molinetes. El gobierno desplegó efectivos de Carabineros en las estaciones, con lo que solo logró atizar la bronca popular. El viernes 18 de octubre se convirtió en la fecha icónica de la rebelión: ese día se producen barricadas, cacerolazos e incendios de estaciones del subte y de bancos, que sufren la represión estatal. El presidente Sebastián Piñera decreta el estado de emergencia y saca el ejército a las calles. La respuesta al “boletazo” solo era la punta del iceberg de un cuestionamiento a todo el régimen político heredero del pinochetismo, con sus injusticias y su privatización de la salud, la educación y las jubilaciones. Esto lo sintetizó la consigna “no son 30 pesos [monto del aumento del cospel], son 30 años”.
 Aunque el gobierno anuló el aumento, la rebelión ya estaba en desarrollo. El lunes 21, 100 mil personas se movilizan en Santiago y otras decenas de miles en el resto del país. Paran los portuarios y los mineros de La Escondida. Piñera declara que el país está en guerra y redobla la represión, que para el 21 ya había dejado 17 muertos -algunos de ellos durante saqueos y otros fusilados por las fuerzas de seguridad-, cientos de heridos y miles de detenidos, además de denuncias de violencia sexual contra detenidas. El nerviosismo de la clase dominante queda retratado en un audio de Cecilia Morel, esposa del primer mandatario, quien compara al levantamiento con una invasión alienígena. 
 El miércoles 23, se inicia un paro general de 48 horas convocado por la Unidad Social, que reúne a la CUT y organizaciones populares. Cientos de miles reclaman en las calles el fin del estado de emergencia y que se vaya Piñera. Ante la dificultad de quebrar el levantamiento por medio de la pura fuerza bruta, Piñera hace un llamado al “diálogo social”, que es rápidamente correspondido por la Democracia Cristiana, el Partido Por la Democracia y el Partido Radical. Y anuncia un pequeño aumento salarial y de las jubilaciones. Otra vez, un audio de la primera dama resume el estado de ánimo en los círculos del poder económico, al asegurar que era el momento de compartir parte de sus privilegios para no perderlo todo. El viernes 25, más de un millón de personas salen a las calles, en una de las movilizaciones más grandes de la historia en el país trasandino. Conforme crece la movilización, se agudiza el ensañamiento de Carabineros, que se ganará el repudio universal por su siniestra metodología de disparar a los ojos para cegar a los manifestantes. 
 El 12 de noviembre tiene lugar el tercer paro general, con bloqueos de los mineros, marchas obreras y movilizaciones. A contramano del reclamo para que se vaya Piñera, la Unidad Social (donde tallan fuerte el PC y el Frente Amplio) plantea como orientación la apertura de una mesa de diálogo. Apenas tres días después de este gigantesco paro, se anuncia un “acuerdo social” entre el gobierno y casi toda la oposición parlamentaria (incluyendo un sector del Frente Amplio), que estipula entre otros puntos la convocatoria al plebiscito constitucional que tuvo lugar este domingo. Es un intento por sacar a la población de las calles y resguardar la institucionalidad del régimen. La trampa del proceso constituyente es que impide la participación de las organizaciones surgidas al calor de la rebelión y reserva un poder de veto a la derecha, al establecer un quórum de dos tercios para imponer modificaciones a la carta magna de raíces pinochetistas.
 Gracias a este acuerdo político, Piñera logró mantenerse en el poder, no obstante lo cual continuaron las movilizaciones y se desarrollaron asambleas populares en los barrios. 
 Tras un paréntesis estival, las grandes movilizaciones se retomaron en marzo de este año, teniendo como pico las dos millones de personas movilizadas el 8M, en el día internacional de la mujer trabajadora. La jornada se transformó en un gigantesco pronunciamiento contra Piñera, los femicidios y por el aborto legal. 
 Este era el cuadro cuando arribó la pandemia. Piñera evitó todo lo que pudo la instauración de una cuarentena en regla, en función de los intereses de los grandes empresarios que querían seguir con el funcionamiento habitual. Recién en mayo, en medio de una situación sanitaria calamitosa, el gobierno decreta una tardía cuarentena en el gran Santiago. Para entonces, se habían desarrollado ya cacerolazos en demanda de medidas sanitarias y bloqueos en el ingreso a la isla de Chiloé, en reclamo del cierre de la isla. Como resultado de la política del gobierno, Chile es uno de los países de la región más afectados por el Covid-19. 
 La crisis económica se agudizó con la pandemia, empezando por un desplome del 13% en el segundo trimestre. El Estado inyectó recursos masivamente para rescatar a los bancos y las empresas y adoptó un préstamo de 23 mil millones de dólares con el FMI. En cambio, los trabajadores sufrieron suspensiones masivas y despidos. Las consecuencias sociales quedarían expuestas en jornadas como la del 18 de mayo, en la que sectores empobrecidos se movilizaron contra el hambre y la carestía y chocaron con las fuerzas policiales. 
 Aunque la pandemia le impuso un compás de espera a las grandes jornadas que caracterizaron el comienzo de la rebelión y los primeros días de marzo, hubo cacerolazos el 2 y 3 de julio, movilizaciones del movimiento de mujeres contra los femicidios, así como manifestaciones y un paro portuario para que se autorice el retiro del 10% de los fondos de las AFP ante la crisis -una medida extremadamente limitada, pero que fue enfrentada por Piñera y sus dueños en ocasión de su debate parlamentario.
 En el aniversario de la rebelión, el 18 de octubre, cientos de miles volvieron a ganar las calles en Santiago y en todo el país, retomando el hilo de aquella gesta histórica. Sigue planteada la lucha por echar a Piñera y por una verdadera asamblea constituyente, libre y soberana, que pueda reorganizar el país sobre otras bases sociales. 

 Gustavo Montenegro

Chile: triunfo aplastante del “Apruebo” en el plebiscito constitucional


Concentración en la plaza de la Dignidad al cierre de los comicios 

 78% para el "Apruebo" y la elección por el voto del 100% de los constituyentes 

 Con un 62% de las mesas escrutadas, el “Apruebo” a una reforma constitucional se estaría imponiendo con un 78% de los votos contra el 22% del “Rechazo”. También se estaría imponiendo, con porcentajes similares, la “Convención constituyente”, que establece la elección por el voto popular del 100% de los convencionales, contra la “Convención mixta”, que establece que la mitad de los convencionales serían los actuales parlamentarios. Se trata de tendencias irreversibles. Estos resultados fueron adelantados por la votación registrada en el extranjero, donde en países como Francia, España y Alemania el “Apruebo” superó el 90%. A su vez, el plebiscito pareciera marcar un alza significativa de la participación de las masas en el proceso electoral, en comparación a la participación en la última elección presidencial, que no superó el 50%. Por estas horas, nutridos grupos de manifestantes llegan a la rebautizada plaza de la Dignidad, para celebrar este triunfo aplastante. 
 Todos estos elementos, es decir, el alza de la participación de las masas en los comicios, el amplio margen del triunfo del “Apruebo” y de la opción “Convención constituyente”, y las masivas concentraciones que están teniendo lugar en los centros políticos de todo el país, son la constatación de que las masas chilenas conciben a este proceso constituyente como un producto de su propia rebelión, iniciada el 18 de octubre del año pasado. 
 Desde el estallido de la rebelión la exigencia de la caída de Piñera y el reclamo de una asamblea constituyente fueron las consignas de mando de las masas sublevadas. No hacía falta ningún plebiscito para constatar la voluntad de las masas de avanzar en transformaciones de fondo. Justamente, el triunfo aplastante del “Apruebo” pone en evidencia que el plebiscito no fue más que una maniobra dilatoria de Piñera y de la oposición política que firmó el “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” para tratar de estirar en el tiempo una tendencia irrefrenable del pueblo chileno. Es lo que acaba de reivindicar Piñera en su discurso ante la prensa, a dos horas de concluido el plebiscito. Aquel “Acuerdo”, además, es el que garantiza que la convención emanada de este plebiscito será una constituyente amañada, es decir tutelada por el propio Piñera y donde la derecha contará con poder de veto, ya que se necesitarán dos tercios de los constituyentes para concretar una reforma de fondo. 
 Ahora se inicia una nueva etapa. Desde el inicio de la rebelión a esta parte, todas las reivindicaciones que motorizaron la rebelión popular se han recrudecido. Las masas no esperan de la constituyente un simple cambio dse letra, sino una salida de fondo a problemas sociales agudos, a saber: poner fin a los bajos salarios y a la desocupación, poner fin al sistema previsional privado (AFP), terminar con la educación y la salud privadas, recuperar los recursos estratégicos del país (agua, cobre, etc) que se encuentran privatizados. Por su carácter amañado, la constituyente será incapaz de dar respuesta y salida esos problemas.
 Los resultados de hoy se encuentran precedidos por un alza significativa de la movilización popular. El domingo pasado, cuando se cumplió el primer aniversario del inicio de la rebelión popular, se desarrolló la movilización más importante desde el comienzo de la crisis pandémica en Chile. De conjunto, se empieza constatar un cuadro de mayor agitación social. Apoyados en el triunfo en el plebiscito, de lo que se trata es de profundizar el camino de la movilización, en la perspectiva de la huelga general, hasta que caiga Piñera e imponer una Constituyente verdaderamente libre y soberana. 

Olga Aguirre, Pablo Giachello

domingo, 25 de octubre de 2020

El juicio de los 7 de Chicago: las ideas al banquillo

Un elenco de estrellas da cuerpo a uno de los juicios mas controversiales de la historia de Estados Unidos.

 Se trata de un drama judicial basado en hechos reales que cuenta con un elenco de estrellas que incluye a Eddie Redmayne (La chica danesa), Sacha Baron Cohen (Borat), Jeremy Strong (Succession), Frank Langella (Frost/Nixon) y Joseph Gordon-Levitt (500 días con ella). Hasta se permite una pequeña intervención de Michael Keaton. 
 Corría el año 1968, Estados Unidos hacia 4 años que sostenía su guerra imperialista en Vietnam y amplios sectores de la población (estudiantes y afroamericanos principalmente), se movilizaban para frenar el conflicto bélico que hasta ese momento ya contaba con 30.000 bajas norteamericanas (cuando finalizó la guerra Estados Unidos a 60.000 y Vietnam aproximadamente a 1.100.000). Es así que ante la Convención Nacional Demócrata que se realizaría en Chicago ese año, distintos grupos se dispusieron a aprovechar el acontecimiento para manifestar su oposición a la Guerra. Los jóvenes marchaban con pancartas y hasta entonando poesías de Allen Ginsberg. Por las noches disfrutaban de la música e incluso algunos, del amor libre. 

 ¿No hay juicios políticos?

 Quienes participaban de estas protestas provenían de diferentes organizaciones que iban desde los que estaban mas orientados a la intervención política partidaria, pasando por los hippies y hasta objetores de conciencia. El grupo para detener la guerra de Vietnam (MOBE) era el más organizado y proponía una movilización masiva sin violencia, mientras que el grupo del Partido de la Juventud se orientaba también a la movilización, pero proponía realizar el "Festival de la vida" de música y teatro inspirado en Woodstock, poniendo no solo en cuestión la guerra sino también el estilo de vida de la sociedad norteamericana. Pero más allá del clima festivo la situación del país era explosiva. Los asesinatos políticos de Martin Luther King y de Robert Kennedy dan muestra del contexto en el que se vivía. 
 A ese hervidero social las autoridades de la ciudad, para mantener el “orden”, reunieron 12.000 agentes de policía de la ciudad en turnos de doce horas, a los que se le sumaron 7.500 soldados del Ejército y 6.000 miembros de la Guardia Nacional. 
 Fue la crónica de una represión anunciada. A las detenciones y la prohibición de acampar en el parque, les siguió el desenfreno de la violencia policial. 
 Quién inicio los disturbios será el eje central de la película con algunos flashbacks que nos irán dando la pauta de cuáles fueron los momentos decisivos. Aunque también entra en cuestión cómo el estado se sirve del poder judicial para perseguir y disciplinar a quienes lo ponen en cuestión.  

La sangre que fluye 

 Dicen que Tom Hayden, uno de los líderes de MOBE, antes de que se iniciaran los enfrentamientos dijo “si la sangre va a fluir, déjala fluir por toda la ciudad”. Por los incidentes, los líderes de la protesta fueron a juicio por el delito federal de conspiración y el estado buscaba el castigo ejemplar de una condena de 10 años. 
 Con la dirección de Aaron Sorkin (Apuesta maestra), y en más de 2 horas entretenidas y fluidas vemos como los acusados se posicionan frente al juicio. Algunos buscando solo la absolución y otros tratando de aprovechar la exposición para sumar más jóvenes a su causa. De estos últimos Abbie Hoffman se destacaba como un líder carismático que era seguido por una multitud que admiraba su humor y trasgresión para enfrentarse al gobierno. En ese plan Hoffman, ante la evidente parcialidad del juez, usaba toda su ironía y sarcasmo para burlarse del magistrado. 
 También participó del juicio Bobby Seale, fundador del Partido de las Panteras Negras, quien debió sufrir con mayor intensidad el autoritarismo del juez y el racismo imperante. El personaje de Seale protagoniza, la que tal vez sea la escena más fuerte de la película.
 En definitiva, se trata quizás de una versión edulcorada de aquellos días que conmovieron a la ciudad de Chicago. Algunos hechos, como el testimonio en el juicio del prestigioso escritor Norman Mailer, están ausentes y algunas banderas rojas que sabemos que flamearon esos días también. 
 Si bien los hechos sucedieron hace 50 años, Hollywood, no puede evitar volver a aquella historia que dejó su marca en toda una generación. Fue una guerra sostenida tanto por gobiernos Demócratas como Republicanos, los cuales, privilegiando su agenda imperialista, diezmaron al pueblo de Vietnam e incluso a la propia juventud norteamericana. 
 Un guiño del director parece darnos la clave de su búsqueda, la situación actual de Estados Unidos y el fracaso de los diferentes sectores del progresismo para llevar adelante un programa mínimo para hacer frente a problemas que en estas últimas 5 décadas no se resolvieron. En línea con esa derrota generacional podemos volver a El gran Lebowski de Joel y Ethan Coen (1998), 5 Sangres de Spike Lee (2020) y Last Flag Flying de Richard Linklater (2017). Y para quienes se interesen en el conflicto con mayor profundidad desde los aspectos políticos e históricos tienen el muy recomendable documental The vietnam war de Ken Burns.

 Julio Urquia
 @discipulodemarx
 Jueves 22 de octubre | 18:41 0

sábado, 24 de octubre de 2020

2020 el más costoso del bloqueo en 60 años


Bloqueo devenido guerra económica. 

 Con relación a Cuba no hay solo embargo, el embargo es una palabra piadosa. Nosotros decimos bloqueo; pero lo que ha habido con relación a Cuba es realmente una guerra económica, una guerra política, planteó Fidel Castro 
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, destacó hoy que la isla resistió este 2020 el año más costoso en la historia del bloqueo que le impone Estados Unidos desde hace seis décadas. 
 En su cuenta en Twitter, el mandatario antillano citó una frase del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, que define la esencia de esa hostil política: Con relación a Cuba no hay solo embargo, el embargo es una palabra piadosa. 
Nosotros decimos bloqueo; pero lo que ha habido con relación a Cuba es realmente una guerra económica, una guerra política, planteó Fidel Castro. Díaz-Canel colocó en esa red social un enlace con un artículo que publicó hoy el diario Granma sobre el informe anual presentado este jueves por el canciller, Bruno Rodríguez, en el que actualiza la magnitud de los daños de esa política extraterritorial en el desarrollo cotidiano y perspectivo de la Isla. 
 Los perjuicios contables sobre el archipiélago antillano superaron en un año los cinco mil millones de dólares, subrayó Rodríguez, quien afirmó que ese cerco se recrudece desde la llegada al poder del presidente Donald Trump. Afirmó, asimismo, que la persecución contra los suministros de combustibles, las sanciones y las calumnias son cada vez más perversas. Gane quien gane las elecciones en Estados Unidos, tendrá que enfrentar que el bloqueo daña a los cubanos, a las familias, viola los derechos humanos y dificulta los viajes, las visas y la reunificación familiar, apuntó.
 Cuba presentará en mayo próximo ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, por vigésimo novena ocasión, la resolución titulada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba. 

 Bohemia

Palabras de Fidel sobre el bloqueo



La Revolución entra en una nueva etapa


Con la firma de la Ley de Reforma Urbana, Fidel declaró ante el pueblo cubano y el mundo que ya se había cumplido en lo esencial el Programa del Moncada 
 El viaje del líder histórico de la Revolución a Estados Unidos, en la segunda quincena de septiembre de 1960, había sido un rotundo éxito. Las entrevistas con notables personalidades mundiales y su discurso en la Asamblea General de la ONU acapararon titulares de los principales diarios del orbe. No es de extrañar el gran recibimiento del que fuera objeto a su llegada a La Habana y que cientos de miles de personas se congregaran el 28 de ese propio mes frente al entonces Palacio Presidencial (hoy Museo de la Revolución) para escuchar su rendición de cuenta al pueblo sobre su periplo por el vecino país norteño.
 Durante su intervención el Comandante en Jefe se refirió a la actitud hospitalaria y caballerosa del pueblo estadounidense, tan distinta a la del Gobierno de ese país. En medio de su exposición, se oyó explotar un petardo en las cercanías. El pueblo comenzó a corear: “¡Paredón!, ¡Paredón! ¡Venceremos!, ¡Venceremos!” y a cantar a coro el Himno Nacional entre gritos de “¡Viva Cuba!, ¡Viva la Revolución!”. Fidel retomó la palabra: “Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria”.
 Y así nacieron los comités de defensa de la Revolución (CDR), que cuadra por cuadra en las grandes ciudades, al igual que en pequeños poblados y zonas rurales, mantuvieron una estrecha vigilancia sobre los elementos desafectos y cualquier sospechoso trasiego de armas y explosivos. En coordinación con los órganos de la Seguridad del Estado, desempeñaron un relevante papel en la neutralización del terrorismo contrarrevolucionario. 

 Tiempos difíciles 

Eran tiempos difíciles. Milicianos obreros y campesinos junto con tropas regulares del Ejército Rebelde batían en las serranías villareñas a agrupaciones de bandas de alzados organizados y pertrechados por la CIA, en lo que luego se denominó Primera Limpia del Escambray. En el terreno económico la Revolución no solo tenía que luchar contra el poderoso imperialismo yanqui sino también contra los capitalistas nacionales. 
 Desde que con la promulgación de la Primera Ley de Reforma Agraria se había agudizado el diferendo entre Washington y Cuba, muchos de los grandes propietarios criollos comenzaron a sabotear la producción de sus empresas. Retiraban cuantiosas sumas de dinero de los fondos operativos y los sacaban del país hacia bancos fundamentalmente estadounidenses, otros empezaron a emigrar al extranjero dejando a la deriva sus negocios y originando serios conflictos laborales. Algunos de ellos se dedicaron a financiar a los grupos subversivos que venían proliferando para apoyar los planes de agresión que el codicioso vecino norteño gestaba contra la Isla. 
 Ante esta situación, el 13 de octubre de 1960, el Consejo de Ministros acordó la aprobación de las leyes 890 y 891. La primera dispuso la nacionalización, mediante la expropiación forzosa, de todas las empresas industriales y comerciales, así como las fábricas, almacenes, depósitos y demás bienes y derechos relacionados con estos. 

 382 entidades nacionalizadas

 Entre las 382 entidades nacionalizadas estaban 105 centrales azucareros, 18 destilerías, seis empresas de bebidas alcohólicas, siete alimenticias, dos de aceites y grasas, tres fábricas de jabones y perfumes, cinco lácteas, dos de chocolates, nueve de envases, tres de pinturas, tres químicas, seis metalúrgicas básicas, siete papeleras, 60 textiles y de confecciones, un molino de harina, 16 de arroz, 47 almacenes de víveres, diez tostaderos de café, tres droguerías, 13 tiendas por departamentos, una imprenta, 11 cines y circuitos cinematográficos, ocho compañías ferroviarias, 19 de construcción, una de electricidad y 13 marítimas. 
 Entretanto, la Ley No. 891 determinó la nacionalización de la banca privada para adecuarla a los requerimientos de la economía cubana, declarando que la función bancaria solo podría ejercerla el Estado a través de los organismos creados al efecto con arreglo a las disposiciones legales vigentes. Solo dos propietarios privados mantuvieron sus operaciones: The Royal Bank of Canada y The Bank of Nova Scotia. 
 Cuando se anunciaron al día siguiente por la prensa estas dos legislaciones se hallaba de visita en Cuba el presidente guineano Sekou Touré, quien pudo constatar personalmente cómo el pueblo demostraba su adhesión y simpatías a las medidas adoptadas por el Gobierno Revolucionario. Algo que también conmovió al mandatario africano fue la política educacional del país, pues si en poco más de 20 meses se habían convertido cuarteles en escuelas y creado miles de aulas con sus correspondientes plazas de maestros, en aquel 14 de octubre quedaba constituida la Comisión Nacional de Alfabetización, la cual orientaría la campaña que durante 1961 erradicaría en la Isla uno de los más terribles males padecidos en el Tercer Mundo.

 Reforma Urbana 

Todavía faltaba otro duro golpe a la burguesía criolla. Ese mismo 14 de octubre se adoptaba la Ley de Reforma Urbana (nacionalización de las viviendas) que eliminaba la especulación en el arrendamiento urbano, una práctica de los “casatenientes” (propietarios de numerosos edificios y moradas destinadas a ser alquiladas). La legislación garantizaba a los poseedores afectados una renta vitalicia que oscilaba entre 250 y 600 pesos mensuales.
 En una comparecencia televisiva Fidel explicaría la extraordinaria justeza de la medida: “La Ley de la Reforma Urbana se concibió desde la época del Moncada. Además, es el único punto que faltaba del Programa del Moncada […] El principio fundamental de esta Ley era convertir en propietario de las casas a los arrendatarios. ¿Por qué? Porque en realidad el arrendatario está pagando casi durante 15, 20, 25… hay familias que llevan 30 años pagando casa. Han pagado la casa varias veces. Nunca son dueños de la casa”.
 Al subrayar que con las leyes recién promulgadas se había cumplido en lo esencial el Programa del Moncada, “el documento que guía, o los principios que guían, la conducta del Gobierno Revolucionario en este momento”, y se cerraba una era decisiva y fundamental de nuestra historia, concluyó: “Entramos en una nueva etapa; los métodos son distintos; nuestros principios están hoy sintetizados en la [Primera] Declaración de La Habana”. 

Pedro Antonio García

 Fuentes consultadas: Informaciones aparecidas en los diarios Revolución y Hoy en los meses de septiembre y octubre de 1960. El texto periodístico Nacionalizar quiere decir pasar a poder de la nación, de Eugenio Suárez y Acela Caner (Granma, 12 de octubre de 2015).

jueves, 22 de octubre de 2020

Wall Street se vuelca para lograr una victoria nítida de Biden


¿Podrán evitar una crisis política de fondo? 

 El contagio de coronavirus de Donald Trump en plena campaña no ofició, como algunos especularon, como un relanzamiento ni una reconsideración de su minimización del impacto del Covid-19. Más bien fue la confirmación de la política criminal que ha dejado correr los contagios hasta llegar ya a las 210 mil muertes, 7 millones y medio de contagios y podría llevar según proyecciones a otras 200 mil muertes más.
 Anthony Fauci, la máxima autoridad sobre enfermedades contagiosas del Estado yanqui, confirmó que fue una actividad en la Casa Blanca la que ofició de “evento supercontagiador”, con gente sin máscara y en proximidad cercana.

 El pantano social y económico 

La recuperación económica, que algunos citaban como carta salvadora para Trump, ha mostrado su carácter superficial. El desempleo real, sumando a quienes se dice que “se fueron del mercado laboral” está por lo menos en un 9,6%, con lo cual si bien bajó desde el 14,7% de abril, es mucho menos que la anunciada reducción del desempleo a la mitad (Financial Times, 8/10). Los nuevos pedidos de subsidio de desempleo volvieron a subir la semana pasada, llegando a 898 mil casos, la cantidad más grande desde Agosto (Washington Post, 15/10). 
 Los datos del crecimiento de la venta minorista que siguen creciendo en relación al primer impacto de la pandemia se relacionan a los paquetes de subsidio, que se están acabando y a un fenómeno extendido de uso de los ahorros para hacer compras corrientes, lo cual lógicamente tampoco aguantará mucho tiempo más (FT, 17/10). Mientras tanto, una de cada tres familias de EEUU no puede cubrir con seguridad las necesidades alimentarias de sus hijos (npr, 29/7). 
 Se ha popularizado la descripción de la recuperación económica como una curva con “forma de K” (Biden incluso lo dijo en el debate presidencial), o sea que la burguesía está haciendo ganancias récord, mientras los trabajadores siguen absolutamente sumidos en la miseria. El promedio entre unos y otros compone una estadística que no refleja ninguna realidad social común. 
 La aprobación de un nuevo paquete de subsidio fiscal para contener el impacto de la crisis social está completamente trabada por la creciente crisis política. Jay Powell, presidente de la Reserva Federal, viene reclamando que se encamine un nuevo paquete de subsidios al capital, planteando que el daño económico de la recesión está lejos de haber llegado a un límite. Trump mismo ha reiterado que se debe aprobar un paquete significativo. Los demócratas aprobaron un paquete de 2,2 billones de dólares en la cámara baja, que la bancada republicana que domina el senado se ha negado a aprobar, reclamando que se achique el gasto fiscal que implicaría. 
 Otro verdadero escándalo fue el intento de secuestro de la gobernadora de Michigan Gretchen Whitner por milicias trumpistas, con varios integrantes detenidos por el FBI. La fiscal del Estado que investiga el caso remarcó que el Presidente viene dando apoyo a estos grupos y sus acciones anticuarentena, incluso citando sus tweets como llamados a la acción. 
 Las acciones anticuarentena de estas milicias fueron financiadas desde el inicio por sectores de la gran burguesía, interesados en quebrar la resistencia obrera a mantener el ritmo de trabajo fabril durante la pandemia, sin reclamar por las condiciones sanitarias. Los gobernadores demócratas han sido objetivo de estas milicias en otros Estados también. Pero han decidido no pedir investigación alguna sobre los evidentes lazos entre las milicias y la administración de Trump, que no podrían dejar de poner en evidencia a gran parte de la burguesía, las fuerzas de seguridad y los propios funcionarios, incluso republicanos, con cuyo apoyo piensan gobernar. 

 Participación récord 

Los republicanos han tenido una campaña de meses para tratar de limitar la participación electoral, entendiendo que eso mejoraría las chances de Trump. Sin embargo, más de 17 millones de estadounidenses ya han emitido su voto. Son aproximadamente 10 veces más personas que a esta altura de 2016. El Proyecto Elecciones que monitorea la Universidad de Florida, estimó que esta tendencia estaría anticipando una participación de unos 150 millones de votantes, el 65% del electorado norteamericano, la más alta desde 1908. (Clarín, 16/10) 
 En Florida, el lunes 19 se abrió la posibilidad de emitir el voto en persona por anticipado y también se batieron récords de participación con 350.000 votos emitidos en un día (Politico, 19/10).
 Las encuestas dan a Biden entre 9 y 10 puntos arriba en el voto popular. Si esto se confirma en la elección, se daría la “ola azul”, con la cual los demócratas podrían recuperar el senado junto a la presidencia. Lo cierto es que el cargo presidencial se definirá en una serie de Estados disputados que van a definir el resultado del colegio electoral. 
 En Estados que están en el centro de la disputa electoral por la presidencia como Pensilvania y Wisconsin, ya existen litigios legales por la pretensión de los republicanos de limitar la votación tanto en los límites de tiempo para enviar votos, como en la cantidad que puedan emitirse por ese medio (FT, 14/10). 

 Wall Street se mete en la pelea 

El tramo final de la campaña ha permitido medir el vuelco del gran capital, concentrado en las corporaciones que se miden en Wall Street al carro de campaña de Biden. Más de 3.500 empresas han lanzado una seguidilla de presentaciones legales contra la Casa Blanca por el impacto de los aranceles impuestos a China. Esto incluye a pesos pesados como Coca-Cola y Disney, Ford, que fue parte de la pulseada contra el trabajo “esencial” que se jugó en la industria automotriz, e incluso la corporación Tesla de Elon Musk, que ha dirigido elogios y apoyo a Trump hasta hace unas pocas semanas(Clarín 9/10). 
 50 grandes empresas, que incluyen a las tecnológicas Linkedin y Yahoo emitieron una declaración donde piden que se cuenten todos los votos y que los medios eviten nombrar un ganador con los primeros datos, para prevenir el recrudecimiento de los choques políticos (y físicos) en torno a las elecciones. “Nuestra economía y nuestro mercado dependen de la fuerza de nuestra democracia”. Toda una advertencia al trumpismo, que es el que amenaza con no reconocer la votación e incluso no entregar el mando. 
 Un fondo que maneja donaciones de los billonarios de la tecnología que dominan el Sillicon Valley, entre el de Dustin Moskovitz co-fundador de Facebook ha colocado más de 100 millones de dólares en propagandas televisivas por Biden en el último mes de campaña(Vox 20/10)
 Eso no quiere decir que no haya capitalistas con Trump. Los productores agrarios, beneficiarios de la protección y subsidios sistemáticos, parecen acompañarlo en masa. Las marchas de yates en Florida en su apoyo, que han registrado los medios internacionales, son organizadas por un rejunte de aventureros capitalistas. Pero la representación del capital concentrado, la bolsa de Wall Street se han jugado con claridad. Los métodos de Trump fueron tolerados cuando significaban repartir el rescate entre ellos y mantener la economía funcionando a pesar de los muertos. Pero no están dispuestos a que juegue a la guerra civil para defender su poder personal, a costa de conmociones sociales que pueden costar caras a todos ellos. 

 El genio no vuelve a entrar en la botella 

Semejante despliegue de recursos capitalistas ¿puede evitar la profundización de la crisis política? Sólo puede pensar eso quien siga pretendiendo ignorar la gravedad de la crisis sistémica que ha engendrado la enorme polarización social y política. Es la crisis la que ha generado la tendencia a la guerra comercial y los regímenes políticos proteccionistas y autoritarios, no al revés.
 Una victoria cómoda de Biden, que no está garantizada, no hará volver atrás la descomposición social en curso. Trump ha fracasado hasta el momento en montar el régimen bonapartista pero la herencia dejada por el magnate no va a pasar inadvertida en el período que se abre. Si se va del gobierno, por lo menos dejaría en pie inicialmente una mayoría ultraconservadora en la Corte Suprema de 6 a 3 con la incorporación prevista para los próximos días de la fanática religiosa Amy Coney Barret. Las milicias derechistas y fascistas, aunque minoritarias, se han largado a disputar las calles con una agresividad inédita, tratando de explotar el apoyo de la Casa Blanca. Con o sin Trump, es evidente que estamos frente a un fenómeno político que no se va a desvanecer únicamente por un resultado electoral adverso. Y menos cuando el depositario de la derrota trumpista es un elemento del establishment como Biden.
 Las posibilidades de crisis políticas de fondo son numerosas. Desde ya, una elección reñida va a dar lugar a una judicialización que intente colocar a la Corte Suprema como la árbitra final. El propio desarrollo de toda esta crisis ha puesto de manifiesto el carácter distorsionado de la representación en el senado y el colegio electoral que dan un peso muy amplificado a la población rural y blanca, que apoya masivamente a Trump y los planteos conservadores. Se trata de un sistema reaccionario de garantías de la democracia burguesa norteamericana. En ese sentido, distintos elementos del Partido Demócrata han planteado que se establezca la elección a Presidente por voto directo, así como la formación de nuevos Estados como Washington DC, Puerto Rico o Islas Vírgenes. Otro planteo de reforma que viene sonando es suprimir el chicaneo (filibustering), que habilita la posibilidad de discusiones sin límite de tiempo, haciendo que de hecho una minoría en el senado pueda imponer la necesidad de obtener una mayoría especial de dos tercios para cualquier ley a la que se oponga. 
 Muchos demócratas plantean la necesidad de ampliar los jueces de la Corte Suprema mediante una ley para dejar en minoría al bloque de jueces conservadores. La Corte conservadora es en sí misma una fuente de choques garantizada. La agenda que trae la archireaccionaria Barret incluye la anulación del derecho al aborto legal, el matrimonio gay y en general un reforzamiento del control social religioso y familiar contra mujeres y disidencias. Así lo entendieron las más de 100.000 personas que participaron en unas 430 movilizaciones a lo largo del país rechazando que se avance con el copamiento judicial de Trump. El movimiento de mujeres sigue siendo un componente activo del proceso de radicalización y lucha.
 Trump no renuncia a hacer de las propias elecciones un terreno de confrontación político y físico para imponer su planteo bonapartista. Los hijos del Presidente coordinan a la constelación de milicianos, KKK, neonazis y fundamentalistas religiosos en un “Ejército por Trump” que intenta controlar la elección y disuadir la presencia de votantes. Frente a la podredumbre de la sociedad capitalista que muestra la crisis, la derecha fascistizante muestra un perfil disruptivo y pretendidamente “antisistema”, aunque detrás del racismo y las teorías conspirativas subyace un planteo de defensa a ultranza del capital. 

 Las tareas de la izquierda 

No se puede enfrentar a la derecha “antisistema” con una izquierda integrada al régimen y sus partidos. La necesidad de trabajar por un partido independiente de la clase obrera, reuniendo a los núcleos que se pronuncian en ese sentido, es una urgencia frente a la extendida tendencia a la cooptación al Estado de la izquierda y los movimientos de lucha, empezando por Black Lives Matter. Esto, como se discute abiertamente incluso en sectores de los Demócratas Socialistas que rechazan crecientemente votar a Biden como indica su dirección, implica empezar en lo inmediato impulsando el voto a favor de alguno de los candidatos de izquierda e independientes de los demócratas para presidente y en los cargos locales en los que han logrado presentarse. 
 El Frente Único de las organizaciones obreras y de los explotados es una necesidad para responder a la represión estatal y paraestatal. La recuperación de los sindicatos para la lucha es otra necesidad vital. El presidente de AFL-CIO, Richard Trumka, dice que la central debe estar en “alerta y movilización” frente a un intento de Trump de desconocer una derrota. El consejo sindical de Rochester, Nueva York pidió a la central que prepare una huelga general de ser necesario para esa finalidad (Jacobin, 15/10). Es central llevar el planteo de Frente Único en defensa de todos los reclamos de la clase obrera a los sindicatos, así como para organizar la autodefensa frente a los grupos paraestatales de choque.
 Si Trump tiene oportunidad de desplegar un plan golpista sólo lo podrá frenar un movimiento de masas empezando por las grandes concentraciones de la clase obrera. Para el gran capital y el Partido Demócrata, una dictadura fascistizante es un mal menor frente a la perspectiva de un despertar de la clase obrera norteamericana.

 Guillermo Kane

miércoles, 21 de octubre de 2020

Europa en la antesala de un nuevo colapso sanitario


Récord de nuevos contagios diarios en todo el continente. 

 Como fuera anticipado por el conjunto de los especialistas y por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Europa vuelve a estar bajo el azote de la pandemia de Covid-19. En la última semana, sonaron las alarmas en todas las capitales del viejo continente ante los anuncios de que el nivel de contagios, con un promedio de 150 mil casos diarios, triplica al que hubiera durante el primer pico de infecciones que tuvo lugar en marzo. 
 Si bien los funcionarios buscan transmitir tranquilidad indicando que la mortalidad actual representa un porcentaje menor respecto de la de abril, cuando los miles de muertos en Italia o España conmocionaban a la opinión pública, desde la OMS señalan que, de mantenerse las tendencias actuales de contagios y ocupación de camas de terapia intensiva el número de muertes podría cuadriplicar al registrado durante la primavera boreal (El Tiempo, 19/10).
 En esta etapa el virus está impactando con fuerza en regiones donde no había causado crisis particularmente graves. Así, entre los países que se encuentran a la cabeza de la cantidad de contagios por habitantes se encuentran casos como República Checa, Países Bajos o Bélgica. Sin embargo, los grandes Estados europeos también tienen números alarmantes: Francia registró el viernes último un récord de 30 mil casos, España 38 mil solo el lunes y en Italia se están superando los 10 mil contagios nuevos por día. De esta manera, está creciendo de forma preocupante la presión sobre el sistema de salud, cuando se aproxima la temporada invernal y las afecciones respiratorias que le son propias. 
 Ante esto los gobiernos del continente están respondiendo con medidas de aislamiento social, restringiendo horarios de funcionamiento de locales gastronómicos, reduciendo el número de personas que pueden permanecer juntas en un solo lugar y, en el caso de Francia, con la declaración de un toque de queda que impide la circulación en horarios nocturnos. Esta política consistente en implementar una mera restricción a la circulación social encierra un contenido reaccionario por partida doble, por un lado, por las mayores prerrogativas que otorga al aparato represivo y, por el otro, porque deja indemnes a las empresas, cuya actividad económica seguirá en funcionamiento sin inconvenientes. 
 Con estas disposiciones se coloca la responsabilidad de los contagios sobre la población en general, cuando los principales centros infecciosos han sido los lugares de trabajo (notablemente los polos industriales) tanto en los comienzos de la pandemia como en el periodo de baja de contagios ya que durante el mismo persistieron focos en el agro o entre las aglomeraciones fabriles más precarizadas. La política de privilegiar los intereses capitalistas orquestada por los gobiernos es la principal responsable de los contagios y las muertes, en un primer momento por atrasar las medidas de paralización económica y luego por su levantamiento prematuro, lo que incluyó la libre circulación durante la temporada estival, todo lo cual, sentó las bases del nuevo crecimiento de los contagios. 
 Mientras tanto, han dirigido los recursos estatales a sostener a las patronales mientras los trabajadores sacrifican su salud y sus condiciones de vida. Así, el desempleo viene creciendo en toda la zona euro, aumentando en 1,4 millones el número de desocupados entre este periodo y el mismo del año pasado (El País, 1/10) y la situación tiende a agravarse en la medida en la cual van venciendo los programas de estímulo brindados por los Estados. 
 Para la clase obrera está planteada la necesidad de una intervención de conjunto ante la crisis continental. Esta nueva etapa de la pandemia vuelve a colocar el planteo de la centralización y equipamiento del sistema de salud a la orden del día. A la vez, la prohibición de los despidos y rebajas salariales, la suspensión de las actividades económicas no fundamentales y los protocolos obreros en los lugares de trabajo constituyen un paquete de medidas para avanzar en que esta crisis no la paguen los trabajadores.

 Leandro Morgan

lunes, 19 de octubre de 2020

El MAS y un triunfo arrollador

Arce y Choquehuanca obtuvieron el 52,4% contra el 31,6% del derechista Mesa.

  A pesar de la intervención desvergonzada de la OEA, del Departamento de estado norteamericano, de una ultraderecha sometida a las órdenes de fuerzas externas. A pesar de ello el MAS y su binomio conformado por Luis Arce Cataroa como presidente y David Choquehuanca a la vicepresidencia, lograron una victoria furibunda e indiscutible en las elecciones a la que fueron convocados 7.3 millones de bolivianos. 
 Un 53% y una diferencia de 20 puntos sobre Carlos Mesa Gisbert (31,2%) y cuarenta puntos sobre Luis Fernando Camacho (14,1%), son cifras extraordinarias, que representan aire fresco para la lucha de los pueblos. Con esto se confirma, tal como se sostuvo, que hubo una operación destinada a impedir el triunfo del MAS, por parte de la derecha en las elecciones del año 2019. Avalado esto por los gobiernos derechistas latinoamericanos, el silencio cómplice de organismos internacionales. Hubo un golpe de estado orquestado por Washington y sus aliados incondicionales y que con el triunfo de este 18 de octubre permite al pueblo boliviano volver a Palacio Quemado y además controlando las dos cámaras del parlamento. Una victoria que traerá consigo un tremendo impacto regional e internacional, que da nuevos aires al progresismo en América Latina y que recupera la democracia para Bolivia y su pueblo, que sabiamente vuelve a confiar en aquellos que lo dignificaron, que le dice no al racismo, al robo, al sometimiento a Washington y le dice no a la corrupción.
 Mientras más postergaba la derecha golpista el convocar a elecciones, con una estrategia política errada del gobierno de facto presidiso por Jeanine Añez, más debilitaban sus opciones. Esto, pues ante la política supremacista, racista, de corte fascista, de insulto al pueblo indígena a sus símbolos y cultura. En ese contexto, más y más la sociedad boliviana, los más humildes, tenían más tiempo de comparar lo que había sido un proceso revolucionario, que durante 14 años le cambio la cara y el organismo entero a esta Bolivia. Una revolución que nacionalizó los recursos naturales, que llevó a los indígenas a ocupar Palacio Quemado y decirle al mundo que Bolivia existía, que tenía una dignidad que necesitaba aflorar tras cientos de años de sometimiento y abusos. Cada día que pasaba el pueblo más ponía en la balanza a los golpistas con el MAS 
 El ministro de gobierno de la dictadura, el empresario Arturo Murillo estuvo en la noche del día 18, largas horas presionando a los medios de comunicación, al Tribunal Supremo Electoral y a las encuestadoras para que no dieran a conocer lo que ya se sabía a las 20:00 horas y que demoró cuatro horas en visibilizar: el triunfo del MAS era inobjetable triunfando por una mayoría abrumadora. Una maniobra que comenzó a cocinarse en la vista que hizo Murillo a la sede de la OEA a fines de septiembre y al Departamento de Estado dirigido por Mike Pompeo, que dieron las órdenes y los apoyos necesarios para impedir que el MAS volviera a presidir el gobierno. Un plan que mostró su fracaso absoluto, una derrota del imperio y de los gobiernos derechistas latinoamericanos coordinados por Almagro. 
 El resultado del recuento fue claro y planeadamente postergado. El propio ex presidente Evo Morales, en conferencia de prensa dada en Argentina sostuvo “Las empresas encuestadoras se niegan a publicar el resultado en boca de urna. Se sospecha que algo están ocultando”. Por su parte, Sebastián Michel, vocero del MAS señaló que existía una estrategia del gobierno de facto para lograr que no se entregara información y así generar un clima de violencia con el objetivo final de anular las elecciones. La enorme amplitud de cifras entre Arce y Mesa ha hecho imposible llevar a cabo lo que el departamento de estado norteamericano, junto a la OEA habían planeado junto al ultraderechista Ministro de Gobierno Arturo Murillo.
 La parte más difícil viene ahora para recuperar una vida trastornada por una dictadura que ha violado los derechos humanos en todos los ámbitos en que pueden ser violados; sanitarios, integridad física, en el acceso al trabajo, a la educación, en derechos cívicos y políticos. Ahora viene justicia por los muertos, por los humillados sanar las heridas propiciadas por un gobierno de facto que cometió atropello a los derechos de millones de bolivianos y bolivianas. 
 En un interesante análisis de Mario Rodríguez, periodista y educador popular boliviano con especialidad en interculturalidad, los resultados de estas elecciones el 18 de octubre “han sido una victoria en el territorio del enemigo, en un campo conservador donde se aglutinó lo más fascista que puede tener la política. Articulado en los sectores más retrógrados que puede tener un país. Un triunfo sobre el dinero, el poder mediático, los poderes hegemónicos. Dicho marco permite evidenciar que En primer lugar es evidente que se trata de una victoria del pueblo boliviano, que supera la conformación partidaria y sumerge a la sociedad en la búsqueda de su futuro. 
 En segundo lugar, para el análisis interno de lo que ha sido una fortaleza en el masismo, se conformó el sujeto de lo plurinacional, con un abanico amplio de posibilidades, que hay que fortalecer. Un triunfo que se da contra viento y marea, que permite pensar en transformaciones profundas. Un tercer elemento es que se necesita una profunda reflexión y una crítica respecto a lo que fueron los gobiernos del MAS para recomponer elementos que fueron erosionados y que necesitan ser reconstituidos en la capacidad de participación popular. Y en cuarto lugar este triunfo es un tremendo impulso para las luchas populares en Latinoamérica, de la patria grande. 
 Claramente este es un laurel obtenido por el MAS, una conquista enorme, que representa la justeza de tres lustros de gobierno transformador en Bolivia, que caló hondo, que a la hora de la comparación le ganó por cientos de miles de votos a esa derecha recalcitrante. Una derrota del fascismo que le va a doler a la derecha, al grupo de Lima, al converso Luis Almagro que deberá responder de esta derrota ante sus amos estadounidenses, que gastó cientos de millones de dólares, para tratar de consolidar un gobierno de facto y darle posibilidades a la derecha boliviana, para tratar de volver a ejercer sus gobiernos nefastos, fracasando estrepitosamente en esta misión que los visibiliza como lo que son: oportunistas, racistas, soberbios y escasos de visión, para calar en plenitud el pensamiento y los anhelos de un pueblo que aprendió a defender su dignidad. 
 Para el triunfador de estas elecciones del 18 de octubre Luis Arce Catacora, el desafío es claro “Hemos recuperado la democracia y la esperanza, como también estamos recuperando la certidumbre para beneficiar a la pequeña, mediana, gran empresa, al sector público y a las familias bolivianas. Gobernaré para todos los bolivianos y trabajaré para reencaminar, sobre todo, la estabilidad económica del país” Luis Arce agradeció la confianza del pueblo boliviano, de los militantes del MAS, de la comunidad internacional y a los observadores que llegaron para supervigilar las elecciones. El MAS logró una victoria inapelable, a pesar del Covid 19, las amenazas del gobierno y los intentos de impedir que se votara.
 El MAS arrasó en las grandes ciudades y en el mundo rural. No hubo lugar en Bolivia, donde el mundo masista no haya logrado hacer morder el polvo de la derrota a Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho y los suyos. El MAS triunfó a pesar de la labor de desestabilización de la OEA y el títere Luis Almagro secretario general de esta organización, definida como el Ministerio de colonias de Estados Unidos.
 El MAS triunfó a pesar de fuerzas poderosas en su contra, porque la marcha justa no tiene freno posible. El MAS triunfó porque el pueblo sabio de Bolivia entendió, que a pesar de todas las críticas que a su movimiento se le podían hacer, hizo un trabajo que tenía como centro a los más postergados de Bolivia, por la defensa de sus derechos y la construcción de aquellos negados, a los que por cientos de años fueron humillados, denigrados y que con el MAS comenzaron a andar con su marcha de gigantes. No hay freno posible cuando un pueblo defiende lo suyo.

Pablo Jofré Leal | 19/10/2020 |

Bolivia: alcances y límites del ´Masazo´ electoral

El gobierno de facto de Bolivia había suprimido el conteo rápido de los votos para que la victoria del MAS diluyera su impacto político mediante el retraso de la información. La anulación del conteo lo había decidido la Justicia Electoral con el pretexto de evitar lo que denominó los “fraudes” en la elección frustrada del año pasado, que luego fueron desmentidos por numerosos organismos internacionales. Pero la realidad pudo más que el manejo de los aparatos, pues fue la propia presidenta de facto la que se vio obligada a adelantar la victoria de Luis Arce y el MAS ante la evidencia apabullante que salía de las urnas. La diferencia entre el primero y el segundo, Carlos Mesa, que las encuestas habían puesto en diez puntos o menos (entre 40-31 o 35) resultó en un distanciamiento del MAS por veinte puntos – 53% para Arce y 34 para su escolta. Ha sido, literalmente, un “Masazo”. Si estos porcentajes se mantienen para la elección legislativa, el MAS volvería a obtener mayoría en ambas cámaras de la Asamblea Nacional. 
 A su modo, los resultados ponen de manifiesto una tendencia más general, no solamente en América Latina sino incluso internacional. El domingo que viene, para no ir más lejos, el Apruebo derrotará con holgura al Rechazo en el plebiscito convocado en Chile. No solamente habrá una Convención Constituyente, contra la voluntad del gobierno, lo cual representa un referendo para poner fin a Piñera; también ganará la opción de una Asamblea ciento por ciento electa, en oposición a la boleta que propone que la mitad de ella provenga del Congreso en funciones. El domingo pasado, contra la opinión de los agoreros, se produjo una movilización de masas enorme, para celebrar el levantamiento popular del 18 de octubre del año pasado. Dentro de diez días el propio Trump perderá las elecciones norteamericanas, en lo que podría considerarse ´cartón lleno´. Bolsonaro enfrenta las elecciones municipales de noviembre próximo sin listas propias, lo que reemplazó mediante la compra de algunas cabezas de listas de formaciones ajenas.
 Lo interesante de todos estos resultados, más bien lo fundamental, es que no anuncian un período de consolidación de gobiernos de centro-izquierda: hay que ver a la derrota de la derecha y el cuasi fascismo como episodios o transiciones hacia crisis políticas más agudas y a rebeliones populares. La crisis abierta por la irrupción de la pandemia en todos los aspectos ha acelerado una tendencia que ya tenía cierto tiempo de desarrollo. El derrumbe ha afectado el proceso capitalista, de un lado, y, dramáticamente, las condiciones de las masas, del otro. El mando militar boliviano ha decidido ceder una parte del poder al MAS, luego de haberlo derrocado, para que haga el trabajo de lidiar con la crisis descomunal, que en Argentina viene horadando al gobierno de los Fernández. Los medios atribuyen una victoria electoral sin precedentes al partido Laborista de Nueva Zelanda al manejo positivo de las cuarentenas o ´lockdowns´, precisamente lo contrario de lo que viene ocurriendo con numerosas potencias europeas. El Financial Times advirtió, hace dos semanas, que la extrema derecha se encuentra en retroceso en Europa, y designa el caso de Austria, Italia y Alemania, donde se había convertido en importante factor de poder. 
 El golpe de estado del año pasado en Bolivia alimentó la expectativa de la derecha en una división del MAS, que se mantuvo hasta hace poco. Es que las mayorías parlamentarias del MAS y la burocracia de la COB colaboraron en forma decisiva con el gobierno designado por los militares. La fórmula presidencial se consiguió sobre la base de un compromiso con el vice electo, David Choquehuanca. Al final se llegó a un acuerdo entre los colaboracionistas, de un lado, y Evo Morales, del otro, que sigue perseguido por el poder judicial. El nuevo gobierno se parece, en cierto modo, al de los Fernández, un frente con los colaboradores del macrismo y con otros sectores anti-kirchneristas, reunidos en forma apresurada para contener lo que el FMI había llamado “un vacío de poder”. 
 La realidad boliviana, como la de numerosos países por otra parte, difiere de la que encontró Evo Morales en 2005. Todos los signos más de entonces ahora son signos menos – desde la colosal caída de precios de petróleo y el gas e incluso la soja y algunos minerales, hasta el superávit fiscal, ahora convertido en gran déficit. El PBI ha caído estrepitosamente. Luis Arce, el presidente electo, es un hombre fogueado en la defensa del capitalismo – de lo contrario no hubiera sido un funcionario del Banco Central bajo los gobiernos ´neo-liberales´ que precedieron al de Morales. Apodado el autor del ´milagro boliviano´, deberá cumplir con sus obligaciones de clase con viento en contra. 
 Este tipo de desenlace político habrá de reabrir la polémica acerca de si estas salidas demuestran la capacidad de contención de la crisis y de las masas, por parte de la burguesía, por un lado, o si son transiciones hacia crisis históricas en esta etapa. La curva del desarrollo político internacional apunta en contra de la primera tesis, porque cada ´contención´ es más precaria que la que la precedió, y también más catastrófica. Las respuestas de la izquierda a este proceso contradictorio en Bolivia han sido desiguales. Los que el año pasado se declararon “independientes” frente a la escalada golpista apoyaron el domingo a Arce. La votación cuasi plebiscitaria que recibió Arce, o el año pasado los Fernández, no significa, sin embargo, que representa el canal (no importa si ´deformado´) del movimiento de las masas, como pudo representarlo Perón, en las elecciones de febrero 1946, después del 17 de octubre de 1945. Menos aún en septiembre de 1973 cuando coronó una serie de golpes de estado provinciales y desplazado presidente Cámpora. Es importante esta distinción política para no desnaturalizar la victoria del MAS, la cual no es más, en última instancia claro, que un intento de recomposición del poder político de la clase capitalista. 

 Jorge Altamira 
 19/10/2020

domingo, 18 de octubre de 2020

100 años de la muerte de John Reed


Quien lea “Los 10 días que conmovieron el mundo” no queda sino maravillado. Escrito hace 101 años por el periodista -cronista de guerra sin par-, poeta y, finalmente, uno de los fundadores del Partido Comunista de EE.UU., queda embelesado por la crónica magistral de la primera gran revolución socialista victoriosa, la revolución de Octubre. En particular, impresionan las crónicas de las batallas políticas, discursos, etc., que libran sus dos más grandes dirigentes, Lenin y Trotski, en esos momentos decisivos. 
 Traducido a decenas de idiomas, impreso y reimpreso cientos de veces, se transformó en un “clásico” que jamás el stalinismo pudo reemplazar por nada con el fin de ocultar esa relación única y grandiosa de la historia, la de esas dos grandes personalidades que se conjugaron en aquellos acontecimientos — el stalinismo, impedido de ocultar la obra por su fama universal, la editaba amputada. Las descripciones vivas de John Reed son épicas. Ningún socialista debiera dejar de leer ese texto que aún hoy es de una frescura inigualable, como pocas obras histórico-periodistas lo lograron. 
 En términos del historiador mexicano Paco Ignacio Taibo II, John Reed practicó una “sociología instantánea” que había alumbrado tempranamente, en su primera gran experiencia periodística como cronista de un periódico norteamericano, para el que cubre, a principios de la segunda década del siglo XX, la primera gran revolución del subcontinente, la revolución campesina de Zapata y Pancho Villa.
 La experiencia de John Reed en México alumbrará su primer gran libro “México Insurgente”, donde describe la revolución en el norte mexicano, acompañando al ejército rebelde de Pancho Villa. Reed tenía entonces sólo 24 o 25 años. Reed morirá en la naciente Unión Soviética tras cubrir el famoso Congreso de los Pueblos de Oriente, en Bakú, —del que poco tiempo atrás se cumplieron 100 años también—, víctima de tifus.
 La experiencia mexicana cambia radicalmente la vida del periodista. John Reed se transforma desde entonces en un gran cronista, lo fue de la Primera Guerra Mundial en Europa) y en un socialista convencido. 
 Cuando vuelve a EE.UU. promueve la escisión del Partido Socialista, del que en verdad es expulsado, y se transforma en uno de los fundadores del Partido Comunista de EE.UU.
 John Reed fue uno de los grandes cronistas de guerra del siglo XX. Si no fuera por periodistas de este tipo ciertos fenómenos históricos no hubieran llegado al dominio público.
 John Reed nació en Portland, la ciudad que se encuentra a la cabeza de las movilizaciones actuales en EE.UU.

 Norberto Malaj 
 17/10/2020

jueves, 15 de octubre de 2020

El gasto inútil de EE.UU. para crear oposición en Cuba




Dineros de EE.UU. para crear oposición en Cuba

 'Usaid, una agencia federal del Gobierno de Estados Unidos, otorga 410 000 dólares para contratar o comprar una oposición política contra Cuba', suscribió el director para EE.UU. en la cancillerìa cubana, Carlos Fernández de Cossio en su cuenta en Twitter El gobierno de Estados Unidos utiliza el dinero de los contribuyentes para financiar y promover una oposición política en Cuba, afirma hoy el diario Granma 
 El rotativo retoma la denuncia del director para Estados Unidos en la cancillerìa cubana, Carlos Fernández de Cossio, respecto al desembolso por la Agencia estadounidense para el Desarrollo (Usaid) de 400 mil dólare a la firma Digital News Association para realizar actividades contra su país. 
‘Usaid, una agencia federal del Gobierno de Estados Unidos, otorga 410 000 dólares para contratar o comprar una oposición política contra Cuba’, suscribió el diplomático en su cuenta en Twitter. 
 Es la democracia al estilo estadounidense. DNA, una organización anticubana en Florida de las muchas que viven del dinero de los contribuyentes, es el beneficiario esta vez’, publicó el diplomático. 
 Según Granma esta resulta solo una de las erogaciones que, de manera paulatina, la Usaid realizó en las últimas semanas a las organizaciones que el Departamento de Estado usa como punta de lanza en su política contra la isla. 
 El rotativo divulga que en fechas recientes los fondos repartidos para tales fines rondan los cuatro millones de dólares. La suma total, dice, desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos alcanza los 50 millones de dólares.

Bohemia

La pandemia sigue haciendo estragos, a un año de su erupción

La pandemia está generando nuevos temores en países que ya sufrieron un enorme número de casos. En el mundo hay más de 37 millones de casos registrados y más de un millón de muertos, aunque tres países, EEUU, Brasil e India, registran la mitad de ellos. En la última semana el total de nuevos casos positivos se incrementó en dos millones, un aumento del 6 por ciento. Europa atraviesa el anunciado rebrote de la enfermedad, luego de la reapertura de la economía. “Europa ya suma más de 6.131.000 casos y supera los 236.000 fallecimientos, lo que representa un 22.1% y 16.6% del total mundial respectivamente” (elnuevosiglo, 11/10). 
 Los especialistas están muy preocupados porque este ascenso de casos se produce incluso antes del comienzo de la temporada de gripe, cuando se llenan las guardias y las terapias intensivas. Para muchos “Europa realmente nunca aplastó la curva de Covid-19 como se esperaba” (apnews, 10/10). Muchos desarrollos de vacunas están frenándose en etapas de pruebas.
 Los epidemiólogos y los residentes por igual señalan con el dedo a los gobiernos por no haber aprovechado la calma del verano para prepararse adecuadamente para el rebrote esperado de otoño, con pruebas y personal de UTI ,críticamente escaso. En Roma la gente ha tenido que esperar de ocho a diez horas para hacerse el test, mientras que escasean médicos y enfermeros de París a Moscú. En París el gobierno declaró la “alerta máxima”; el rebrote de casos llegó a 19.000 positivos diarios. El ministro de salud francés reclamó un “protocolo reforzado”, lo mismo que reclama una buena parte de la izquierda francesa.
 En Holanda, el primer ministro Mark Rutte, anunció el cierre de bares y restaurantes, y reuniones de más de cuatro personas. El ministro de Salud dijo que “Si no hacemos nada ahora, las cifras se duplicarán de nuevo en las próximas semanas” (France24, 13/10). Actualmente, el país registra una de las tasas de contagio per cápita más alta del mundo. No se descarta una saturación de las camas de UTI.
 En la última semana hubo 43.903 nuevos contagios y casi 7.400 en las últimas 24 horas, una cifra que supone un aumento cercano al 60 % en comparación con la semana anterior. La Federación de Médicos Especialistas advierte “un tsunami en la segunda ola, con 5.000 pacientes hospitalizados en noviembre; ello supondría cancelar hasta el 70% de la atención regular dedicada a otras enfermedades” (El País, 13/10). 
 En España hay una crisis política y constitucional, ya que la Justicia rechazó el “confinamiento perimetral” que declaró Pedro Sánchez para Madrid y otras ciudades afectadas. La región de Madrid registra unos 700 casos por cada 100.000 (ídem). El alto tribunal aduce que el confinamiento afecta “los derechos y libertades fundamentales”. Margarita del Val, experta en inmunología viral, dijo que “Cuando se abandonó el estado de alarma, llegó el momento de invertir en prevención, pero eso no se ha hecho” (apnews, 10/10). 
 En Gran Bretaña hay más de 17.000 casos diarios. El Dr. Martin McKee, profesor de salud pública, dijo que “Deberían haber estado aprovechando el tiempo para implementar sistemas de soporte de 'búsqueda, prueba, rastreo y aislamiento' realmente sólidos. Si lo hubieran hecho, entonces podrían haber identificado los brotes” (apnews). 
 Italia tiene 5.000 casos diarios. Fue el escenario de “huelgas salvajes” por medidas de prevención y control. Personal de salud dice que en Lazio y Napoles las UTI se van a saturar en un mes. El gobierno sólo dispuso la obligatoriedad del barbijo. Rusia pasa los 10.000 contagios en 24 horas (ídem). República Checa, en donde se había “despedido” al Covid-19 y reabierto la economía, tiene la infección per cápita más alta de Europa: 398 cada 100.000. 
 La reapertura fue hecha contradiciendo a autoridades científicas. En diferentes países de Europa la reapertura de las escuelas generó focos de contagios. Suecia, el “modelo” de inmunidad de manada creó una tragedia generacional, porque tras décadas de recortes presupuestarios dejaron endebles a los geriátricos, lo que ocasionó miles de muertes prevenibles en asilos (Clarín, 9/10). 
 En París los trabajadores del sistema público y privado de salud protestaron por sus bajos salarios y por la falta de inversión En España contra despidos y por falta de personal en Madrid. En Rumania los trabajadores de los hospitales protestan contra una apertura que hará colapsar el sistema sanitario. Esta semana, la OMS dio un guiño a aquellos que plantean los problemas psicológicos y económicos de los confinamientos. 
 Todo el mundo finge ignorar el vínculo, las contradicciones de los confinamientos, la ineficacia de los protocolos y la crisis de la salud, con el régimen social imperante y con la gestión capitalista de la pandemia. La consigna es que hay que salvar a la economía para salvar a la población, entendiendo por economía al capital. La humanidad se tiene que adaptar a las condiciones capitalistas y no transformar estas condiciones para rescatar a las personas. El núcleo del conflicto no es el encierro sino la imposibilidad de una salida humana a la crisis en las condiciones del capitalismo. 

 Emiliano Monge
 14/10/2020

martes, 13 de octubre de 2020

La caída de Cristóbal Colón


Retiran estatua de Colón del Paseo de la Reforma, México DF. 

 De Canadá a Chile la herida crece y el clamor también. Las estatuas de los esclavistas, los exterminadores y los pacificadores van cayendo, una tras otra, al basurero de la Historia.
 El 12 de octubre de 2020 pudo ser el día que cayera Cristóbal Colón de su pedestal en el Paseo de la Reforma. Las autoridades capitalinas prefirieron adelantarse al derribamiento anunciado durante la movilización anual que de un tiempo a esta parte sustituye al Día de la Raza, que ya nadie se atreve a conmemorarlo así. Los distinguidos Caballeros de Colón (apodados por la plebe resentida como las Mulas de don Cristóbal), una élite de ultraderecha que dominaba las festividades guadalupanas y colombinas, fueron borrados de la escena. En el calendario cívico, el descubrimiento de América cedió paso al eufemístico encuentro de dos mundos.
 La revuelta se había iniciado y no tenía reversa. Contra todo pronóstico antropológico, político o demográfico, los pueblos originarios del continente recuperaron voz y presencia. Mejor dicho, ganaron una voz y una presencia que nunca antes habían tenido. 
 Aunque la transformación en la conciencia colectiva de los llamados indios (indígenas, nativos americanos, aborígenes, pueblos originarios) databa de antes –en algunos casos, como en la región andina, de la década de 1930–, la fecha de quiebre es 1992. Los fastos por el Quinto Centenario de la corona restaurada y los afanosos gobiernos hispanoamericanos se cebaron ante un despertar continental sin precedente, que el 12 de octubre de ese año se manifestó en Quito y San Cristóbal de Las Casas con un nuevo impulso: el de la reivindicación colectiva de la América profunda. En Ecuador los pueblos sacaron arcos y flechas. En Chiapas, los mecates y los marros. En la vieja Ciudad Real, la conmemoración indígena rescribió la Historia. Los indios ariscos espantaron a la población ladina y el gobierno los miró con desprecio. En una acción que fue percibida como excesiva, un grupo de manifestantes mayas derribó la estatua del conquistador y genocida Diego de Mazariegos. 
 La recuperación de la memoria comenzó a exhibir a los grandes conquistadores como lo que fueron, unos asesinos. Colón el primero (o sus esbirros), y si él no fue el peor es porque le faltó el tiempo que tuvieron de sobra los españoles y portugueses que lo siguieron. Tiempo después se sumarían holandeses, franceses e ingleses a cual más de despiadados. 
 Como el imperio romano prueba mejor que nadie, la Historia la escriben los vencedores. Eso no salva de la decadencia y la derrota a los imperios, así pasen muchos años. Para las sociedades dominantes del hemisferio, los indígenas siguen siendo un inconveniente mal resuelto, pero las estatuas caen como los bolos a últimas fechas, así como los descubridores tumbaron ídolos y templos en su momento. Esto habla no sólo de un despertar, sino de una pérdida del miedo. La caída de Mazariegos en la plaza de Santo Domingo retumbó un año después cuando el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional ocupó San Cristóbal y otras plazas. 
 En América entera el arrebato indígena ya no se detuvo. La nueva conciencia permitió ver al fin como crueles asesinos a los héroes del hombre blanco, fueran Andrew Jackson o los generales Roca y Díaz. La literatura, de Ercilla a Borges, cayó de pronto en el lado equivocado. En México la Revolución originó una suerte de vicaria reivindicación con el indigenismo institucional, académico y literario, más cercano a la lástima y el ánimo sepulturero. El genocidio, aun si lento, nunca se fue, y sigue agazapado en las paternalistas buenas intenciones de López Obrador, que se parecen a las de Echeverría, que se parecían a las de Cárdenas, que se parecían a las de… 
 Esta mentalidad ya caducó. Al menos para los sectores más conscientes y libres de la indianidad americana. De Canadá a Chile la herida crece y el clamor también. Las estatuas de los esclavistas, los exterminadores y los pacificadores van cayendo, una tras otra, al basurero de la Historia.
 Fierros viejos, nostalgia pálida, vergüenza mal disimulada en los intentos criollos de pedir perdón y demandarlo al Viejo Mundo, resultan inútiles disculpas sin correlato con la realidad medio milenio después. Más allá de los reyes cuestionados y los pontífices interpelados, la victoria de los pueblos se prolonga en su vida sostenida y la recuperación de la memoria. Como desafío urbanístico y a la ley y el orden, las estatuas seguirán cayendo. Se han convertido en otro escenario del debate político. Donde puede, el Estado las defiende, pero en manos indígenas la Historia de América está en radical remodelación. 

 Hermann Bellinghausen | 13/10/2020 |

lunes, 12 de octubre de 2020

Día de la rebeldía indígena por su tierra y naturaleza


12 de octubre, Día de la rebeldía indígena 

 Más de 500 años después del polémico descubriendo del denominado Nuevo Mundo, descendientes de los pueblos originarios del continente americano mantienen en alto su sentimiento de rebeldía, en defensa de su tierra y naturaleza. 
 La llegada de la primera expedición de Cristóbal Colon (1451-1506), el 12 de octubre de 1492, a la isla de Guanahaní, en las Lucayas o Bahamas, es un suceso celebrado durante decenios como fiesta nacional de España, con el calificativo de Día de la Raza, un término ambiguo. 
A bordo de tres carabelas (la Pinta, la Niña y la Santa María), la tripulación de 90 hombres pasó a la historia como los primeros que partieron del hoy llamado viejo continente en busca de una nueva ruta de navegación al Oriente, en sentido contrario a lo acostumbrado hasta entonces. 
 Según sus cálculos, si efectivamente la Tierra es redonda, navegando hacia el poniente, llegarían a la India, Cipango (Japón) y Catay (China), las tierras de las especias, donde se afirmaba existían grandes riquezas.
 Nunca pensó Colón en la existencia de un continente desconocido por el resto del Mundo y por ello llamó indios a los habitantes (aruacos) de las pequeñas islas que fue encontrando, error nunca enmendado. 
 El 17 de abril de 1492 había firmado con los Reyes Católicos Isabel y Fernando las denominadas Capitulaciones de Santa Fe en las que le otorgan los oficios de Almirante de la Mar Océana (vitalicio y hereditario) y de Virrey y Gobernador de todo lo que descubra. 

En nombre de los Reyes

Colón tomaba posesión de las tierras al otro lado del Océano Atlántico en nombre de los Reyes; existen cuadros famosos sobre este hecho, realizados según la imaginación de los autores. 
 En el trayecto fue bautizando a otras islas: Santa María de la Concepción, Fernandina, Isabela, Cayo Fermoso e Islas de Arena; el 27 de octubre avista a Cuba, donde desembarca al siguiente día y la nombra Juana.
 El 6 de diciembre descubre a Haití (La Española) y el día 25 funda Villa Navidad, con los restos de la Santa María que había encallado. 
 El 15 de marzo de 1493 regresó a España donde fue recibido con grandes honores. 
 En otras expediciones (1493, 1498 y 1502), reconoció las Antillas Menores y Mayores y parte del litoral continental caribeño.
 Durante su cuarto y último viaje descubrió el Cabo Gracias a Dios (Nicaragua) y reconoció la costa centroamericana hasta el punto más estrecho del Istmo de Panamá (región que denominó Veraguas).
 Muy enfermo regreso a Sevilla, el 7 de noviembre de 1504, y murió en Valladolid, España, el 20 de mayo de 1506, pobre y abandonado, aferrado a la idea de haber encontrado un nuevo camino hacia las tierras de las especias.
 Las nuevas tierras fueron bautizadas América, nombre del célebre navegante italiano Américo Vespucio (1454-1512), quien recorrió (1499-1500) la costa norte del continente, al servicio de España, y bajo bandera portuguesa (1502 a 1504) desde la Patagonia hacia arriba. 

 Sangrienta conquista de América

Millones de indoamericanos resultaron exterminados por la codicia de los conquistadores. 
 Con distinto grado de desarrollo, habían florecido en el continente las culturas de los mayas, los aztecas y los incas, mientras diversas comunidades estaban todavía en la etapa recolectora y cazadora, como las antillanas, con algo de agricultura. 
 Las Antillas estaban pobladas por pacíficos moradores comprendidos dentro del tronco lingüístico de los aruacos, que pasaron de isla a isla, procedentes de la zona del Orinoco, en la actual República Bolivariana de Venezuela. 
 El tronco étnico aruaco se ubica en lo profundo del continente americano, en la región amazónica, de donde grupos sucesivos –durante un largo período histórico– navegaron por sus afluentes hasta la desembocadura del río Orinoco y de allí a las islas del actual Mar Caribe. 
 La colonización forzosa empezó en esta región y luego se extendió al resto del continente llamado después americano.

 Primeras víctimas

 Las primeras víctimas fueron los pueblos originarios en La Española, Cuba, Puerto Rico y enclaves menores, sometidos a condiciones infrahumanas de explotación y las guerras de exterminio; su desaparición como tales ocurrió en el primer siglo de colonización; se estima fueron aniquilados más de un millón de indoantillanos. 
 La conquista de México (1519-1521) por Hernán Cortes quien salió de Cuba en febrero de 1519, y la de Perú (1531-1533), por Francisco Pizarro, ponen en contacto a los expedicionarios con incontables riquezas que usurpan a cualquier precio. 
 Muy corto fue el ciclo del oro en Las Antillas (1494-1525); cuatro mil kilógramos (de 1503 a 1510), nueve mil 153 kg (e 1511 a 1520) y cuatro mil 489 kg (de 1521 a 1530), según se ha podido constatar.
 En general de 1503 al 1660 los envíos a España sumaron 181 toneladas de oro y 16 mil 887 de plata, indican registros históricos. 
Los galeones cargados de oro y plata americanos conmovieron la vida económica y social de Europa en el siglo XVI, animaron las guerras durante varios siglos y sólo cuando se apagaron los destellos de esos metales preciosos pudieron aflorar otras grandes e imperecederas riquezas, asediadas ahora por otros enemigos. 

 RIiquezas americanas

 Como la conquista y colonización fueron acontecimientos nada pacíficos, el conocimiento de la flora y fauna americanas ocurrió prácticamente, en primer término, para mitigar el hambre y la sed.
 Aún se conservan bosques tropicales vírgenes y una rica biodiversidad de flora y fauna; cuenta con grandes reservas de minerales y de agua; la existencia de todos los climas, así como el abrazo de los dos grandes océanos mundiales. 
 Su río Amazonas es el más caudaloso, profundo y ancho del Mundo (más de seis mil kilómetros de longitud y una cuenca de más de seis millones de kilómetros cuadrados de superficie); beneficia a Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia y Venezuela. 
 Tiene otros numerosos ríos y cataratas; el Titicaca (el lago más elevado de la tierra); también el Aconcagua (el pico más alto de América), cadenas montañosas a lo largo de su geografía; áqué decir de las infinitas y hermosas playas del Caribe! 
 La civilización universal dispone de centenares de productos americanos (maíz, cacao, papa o patata, tomate, yuca, maní, guayaba, piña, chiles y otros), incluidos el famoso tabaco que Colón descubrió en Cuba. 

 Marta Denis Valle,  historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina