jueves, 31 de agosto de 2017

Fernando Martínez Heredia: Ni conde ni marqués




Cuando Cuba más lo necesitaba, Fernando Martínez Heredia, Premio Nacional de Ciencias Sociales 2006 y una de las voces autorizadas de la cultura nacional, se ha ido del mundo de los vivos. Escambray desempolva una entrevista realizada al importante investigador, historiador y ensayista en 2012 en la que habla de su formación, de sus sueños y de su Yaguajay querido.

Libro a libro, Fernando Martínez Heredia levantó las paredes de su apartamento habanero, que de pronto parecen venirnos encima. Valgan unos trazos, iluminados de cubanía, de Fuster, que cuelgan en la pequeña sala.
Sin poses de catedrático, pese a sus disímiles títulos académicos, el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2006 me brinda el sillón para la charla como si me conociera de toda la vida. La razón la encuentro en una palabra: Yaguajay. Este pensador rebelde, de verbo audaz, que ha viajado mundo y medio, no niega ni un segundo de sus días en ese pueblo.
“Allí hacía de peón de mi papá y así lo ayudaba, cargaba mosaicos, bolos de madera… Él llegó a tener zapatería propia; a los ocho años me fajaba, en el suelo, con aquellos cueros de vaca. Me contó que con su primer salario de cortador se compró un diccionario. Lo recuerdo sentado por la tardecita, leyendo la revista Bohemia, me hacía cuentos de la guerra…”.
Quizás, por ello, joven ya, Fernando tocó las puertas de muchas casas, libreta en mano, para establecer quiénes de la localidad pelearon en la contienda de 1895. Como pocos, conoce los cuatro puntos cardinales de la historia de ese territorio, cuya Asamblea Municipal del Poder Popular lo declaró Hijo Ilustre en el 2001.
Investigador Titular del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, ha hecho calas y explorado temas sociales, económicos, ideológicos y del proceso histórico en el país. Fidelista y guevariano, ha alertado, por ejemplo, en torno a indicios del racismo en la Cuba actual, “elusivo; pero pertinaz y que registra cierto crecimiento”. Por más de tres décadas se ha detenido en análisis latinoamericanos de diversa índole.
Nunca ha olvidado su compromiso con los que cayeron en Cuba, incluso, ni con Plinio, su profesor de El Capital, quien murió siendo guerrillero guatemalteco. ¿Cómo ha tratado de no quedar mal con ellos?
“De varias maneras. En ocasiones decimos que los mártires están vivos; pero no que están vivos si los hacemos vivir. Tenemos esa obligación. Siempre he participado con honestidad, como militante, dentro de las luchas de la Revolución. Soy militante por mis criterios también, y no que tengo criterios a pesar de ser militante. He debido ser incómodo, e, incluso, hacer lo que parece que no debía hacer”.
Usted se vincula mucho con los jóvenes.
“Estoy tratando de pasarles la memoria histórica. Una de nuestras dificultades ha sido cómo se han ido desdibujando quienes lo dieron todo por la Revolución, quedan para fechas, para clichés.
“Cierta vez me entrevistó una comisión que redactaría biografías de mártires estudiantiles. Yo había conocido a uno de Las Villas y lo admiraba mucho; pero dije: ‘Recuerdo que parecía blanco, se pelaba muy bajito, seguramente para que no se le notara el pelo”. Me lo tomaron a mal. ‘No vamos a continuar’, dije. Ese compañero que llegó a ser un héroe no nació héroe. Si a los jóvenes de hoy se les habla acerca de los grandes a partir de que eran seres humanos, se emocionan y se hacen muy cercanos a ese ejemplo”.
Martínez Heredia fue investigador Titular del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. (Foto: Emilio Herrera/PL)
Martínez Heredia fue investigador Titular del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. Foto: Emilio Herrera/ PL.
En 1966 usted afirmó que el Marxismo-leninismo debía colocarse a la altura de la Revolución cubana. ¿Por qué con ello expresaba una angustia, según su propio parecer?
“Para entonces el Che había terminado la operación del Congo; Fidel había dicho en Santa Clara en 1966 que teníamos que unir la inteligencia a la valentía, y que a la inteligencia no le faltara el valor, y al valor no le faltara la inteligencia. Esto lo expresó en medio de una situación en la que el Estado cubano se disolvía por los martillazos que le daba el propio poder revolucionario entre el ’66 y el ’67. Yo no hallo que fuera malo, las Revoluciones sólo avanzan produciendo revoluciones de sí mismas. La unidad política no estaba del todo fraguada, a pesar de la fundación del Partido en el ’65.
“El Movimiento Comunista Internacional nos volvía la espalda. Las relaciones con la URSS se enfriaban; el movimiento que encabezaba la dirección china se mostraba chovinista.
“Cuba estaba en una posición tan avanzada como tan peligrosamente enfrentada a la incomprensión, al Imperialismo norteamericano. Imagínate, el carácter incluso, de urgencia y hasta de un poco de angustia que con que uno dice: el pensamiento que se dice que es el nuestro tiene que ser verdaderamente el nuestro, tiene que estar a la altura del proceso práctico nuestro”.

En polémica

Argumentos le sobran al autor de El corrimiento hacia el rojo para vertebrar la idea de que su sentido de la polémica lo heredó de la tradición cubana. Mira al Siglo XIX y coloca a la figura de Carlos Manuel de Céspedes en el vórtice del análisis. “Él polemizó tanto –comenta– que, inclusive, siendo el presidente de la República en Armas, un grupo de compañeros suyos, muy polémicamente, acordó expulsarlo del cargo. O sea, el primer presidente de Cuba fue expulsado por votación en plena guerra, en la miseria más grande.
“Hay una verdad mayor, la polémica tiene que convertirse en la herencia que le dejemos a los más jóvenes y a los niños de hoy. Muchas veces se ha creído que nos perjudica. A veces he tenido que recordar que en los años ’63 y ’64, cuando la escolaridad promedio de los cubanos era dos grados y medio y tres de Primaria, cuando apenas organizábamos el nuevo Estado, dirigentes de la Revolución debatieron en las revistas importantes de La Habana sobre los problemas principales de la construcción económica; en el fondo estaban analizando cómo debía ser el Socialismo en Cuba”.
Pero hoy el debate no se sistematiza.
“Es una paradoja cuando usted compara esa preparación tremenda con la falta de discusión profunda de las cosas. Me impresionó mucho cuando Raúl, en su discurso del 26 de Julio en Camagüey, dijo: ‘Tenemos que discutir con valentía y profundidad’. Quizás hemos tenido demasiado aferramiento a la idea de que la unidad pasa por el hecho de que no haya criterios diferentes”.
Más de una vez usted ha retomado a Martí: “Los locos somos cuerdos”. ¿Quién le diagnosticó esa locura?
“Martí aprendió que la rebeldía está obligada a ser lúcida y tajante. Soy muy martiano. Hace muchos años encontré esa carta a Viondi, el abogado, donde recoge la frase. Nadie creía en Martí entonces. Él lo dijo con esa convicción, esa capacidad de síntesis; luego me di cuenta de que podía ser un emblema para la vida.
“Ahora, ¿qué me pasa en lo personal? Nunca me he interesado por quienes me han diagnosticado locura. Si uno empieza a polemizar con quienes nos declaran loco, no sólo pierde mucho tiempo; sino que no es un verdadero loco. He estado en cierto número de polémicas, algunas de ellas con consecuencias; pero nunca las he personalizado. He sido luchador por unos ideales, y enemigo de lo que yo creo que es rémora para que avance la gente y el proceso”.

De armas tomar

A los 23 años teniendo la posibilidad de convertirse en profesor universitario, Fernando se fugó de la escuela que cursaba, pistola calibre 45 a la cintura, para ir a la Crisis de Octubre.
Luego protagonizó, según entendidos, dos de los proyectos más significativos en el ámbito del pensamiento social de la década de los 60: el Departamento de Filosofía, de la Universidad de La Habana, y la revista Pensamiento Crítico (1967-1971), la cual “era polémica (…). De no ser así, no hubiera valido la pena”, ha expresado quien a partir del 71 arrostró un silencio que duró tres lustros. “Me tocó estar en el ostracismo intelectual, no en el revolucionario”.
Usted ha ocupado disímiles responsabilidades y funciones y ha asegurado que maduró con carburo, como decían en Yaguajay. ¿Qué etapa de su vida rehiciera o borrara?
“No me gusta parecer pedante, pero ninguna; uno no escoge la vida. Recuerdo un poema del alemán Karl Liebknecht, quien decía: ‘A nosotros no nos es dado cosechar, hemos vivido un tiempo de sembrar’. Me han tocado tiempos de cosechar, de sembrar, de sequía, de inundaciones… (RÍE). En algunas etapas no me fue bien o no terminaron bien; en otras, muy bien; sin embargo, en todas me he divertido. Trato de seguir la idea de Marx: ‘La felicidad está en la lucha’. Si uno logra que sea verdad, en el caso cubano tiene una cantidad tremenda de felicidad a su alcance”.

En deuda

Fernando, quien prefiere a Eleguá antes que a Jano, el rey de dos cabezas mediterráneo, no dejó de ir, cuando muchacho, al bembé en su Yaguajay pese a la advertencia de algunos: “No vayas, eso atrasa”. Soñó con ser un compositor de orquesta; pero ni siquiera escribió una nota en el pentagrama. No obstante, sí ha sido capaz de poner en solfa su capacidad de ensayista y articulista, con más de 130 títulos y varios libros; incluso, ha incursionado en la cuentística, una de cuyas historias tiene como eje narrativo un combate escenificado en El Yigre, durante la gesta independentista.
En la agenda guardo cientos de líneas acerca de su “amistad cotidiana” con el salvadoreño Roque Dalton. Sus reflexiones alrededor del Che Guevara colmarían toda esta plana. Acostumbrado a “lidiar” con periodistas, el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2006 se llenará de paciencia y de fino humor:
“Ese título nobiliario no me gusta. El premio te lo dan y te quedas para siempre con él, como el de conde y el de marqués; aunque no hagas nada más. Siempre me ha parecido, por lo menos, sospechoso”.

Enrique Ojito

El ultraje de una emboscada




Combatientes caídos en la Emboscada de Vado del Yeso, de izquierda a derecha: Tamara Bunke, Juan Vitalio Acuña, Apolinar Aquino y Walter Arencibia; debajo Moisés Guevara, Gustavo Machín Hoed, Freddy Maymura e Israel Reyes.

Entre los días 6 y 7 de julio, el Che decide tomar el poblado de Samaipata, la que fuera una de las acciones más divulgadas por la prensa por la espectacularidad, aunque infructuosa en sus propósitos esenciales que eran buscar medicamentos para el Che
En la orilla del río Masicuri un pequeño grupo de guerrilleros conversa con el campesino que se ofreció a llevarlos a un lugar más seguro, este los convence de que pueden pasar solos el vado, se despiden después de pagarle y agradecerle su colaboración. Comienzan a adentrarse en el río en fila india, el guerrillero que la encabeza llega a la orilla opuesta y hace señales al resto para que se inicie el vadeo del río. Suena el primer disparo… Comienza la «emboscada de Vado del Yeso».
¿Quiénes, cómo y de qué forma se suscitan los acontecimientos que costaron la vida a la totalidad del grupo?
Al frente de la columna se encontraba Juan Vitalio Acuña, «Joaquín», quien por sus méritos personales obtuviera el grado de comandante del Ejército Rebelde en Cuba y siempre sintiera una gran admiración por el Che. Joaquín había llegado al campamento de Ñancahuazú el 27 de noviembre de 1966 y fue nombrado por el Che, con posterioridad, como Segundo Jefe Militar de la guerrilla y Jefe de la Columna de la Retaguardia «por mantener un gran espíritu de grupo». Se iniciaba una primera fase organizativa y de entrenamiento.
La columna al mando de Joaquín estuvo formada en un inicio por los cubanos Israel Reyes Zayas «Braulio», Jesús Suárez Gayol «Félix o el Rubio» y por los bolivianos Antonio Jiménez Tardío «Pedro o Pan Divino», Freddy Maimura Hurtado «Médico», Apolinar Aquino Quispe «Polo», Walter Arencibia «Walter» y Eusebio Tapia Aruni «Eusebio».
Para marzo, la Columna Central encabezada por el Che y la Retaguardia terminaban una agotadora fase de entrenamiento que puso a prueba la resistencia y capacidad combativa de la guerrilla, amén de haberse producido los primeros caídos en la cruzada de ríos, los bolivianos Benjamín Coronado y Lorgio Vaca Marchetti. A ello se agregaría el arribo al campamento de algunos visitantes –Regis Debray, Ciro Bustos y Tamara Bunke «Tania», entre otros– y alguna que otra indisciplina, preludio de consecuencias negativas posteriores.
Esos hechos obligan a una revisión de los planes estratégicos y a la solución de problemas internos. El Che decide dar una nueva y definitiva estructura a la guerrilla, manteniendo a Joaquín en la misma responsabilidad como Jefe de la Retaguardia e incorporándole a Antonio Sánchez Díaz «Marcos» y a Casildo Condorí Vargas «Víctor».
Además, acuerda dar baja por su ineficiencia e indisciplina a cuatro de los hombres reclutados por el dirigente minero Moisés Guevara –Julio Velazco Montana, «Pepe», José Castillo Chávez, «Paco», Hugo Choque Silva, «Chingolo» y «Eusebio»–, que son bautizados como la «resaca» y se mantendrían en la retaguardia hasta tanto pudieran retirarse sin el peligro de ser capturados y fusilados.
De forma precipitada se produce el primer combate con el ejército, favorable a la guerrilla desde lo militar, pero a su vez acelerado, dado el nivel primario de su formación, aunque desde la táctica y estrategia se puede afirmar que este y otros combates posteriores favorecieron a la ejecutividad de la guerrilla por los resultados obtenidos.
Desencadenados los combates, el francés Debray plantea su utilidad fuera de la zona guerrillera y le pide al Che autorización para salir, al igual que lo hace Ciro Bustos. En el análisis recogido en las páginas del Diario de Bolivia correspondientes al 3 de abril, Che plantea tres alternativas de salida a ambos y a quien denomina «un presente griego», George Andrew Roth, personaje inesperado y presunto agente de la CIA.
Es, en esos momentos, que el Che decide dejar la Columna de la Retaguardia por los alrededores e incorporarle a Gustavo Machín Hoed de Beche «Alejandro», quien formaba parte de la Columna del Centro, a Tania y Moisés Guevara, por razones de salud y al grupo de la «resaca».
Che anota el día 17 que ordenó a Joaquín «hacer una demostración en la zona pero sin combatir frontalmente y esperarnos hasta el regreso…».
El 20 de abril se conoce del arresto de Debray y los otros, mientras la guerrilla, además de mantener el rastreo del grupo de la Retaguardia, continúa su accionar con combates, algunos favorables, pero también otros con pérdidas sensibles como los del 10 de abril –donde murió el «Rubio», quien se mostraba a juicio del Che «como el magnífico cuadro que fue en Cuba»–, y el 25 de dicho mes, donde cae en combate «Rolando», Eliseo Reyes, quien al decir del Che «era el mejor hombre de la guerrilla».
El propio 25 el Che anota que se encuentran cercados, con salidas naturales bloqueadas y considera que «la salida al Río Grande no es oportuna por la doble razón de ser natural y de alejarnos de Joaquín de quien no tenemos noticias».
Mientras, Joaquín decide hacer una exploración en busca del Che y de alimentos. Para ambos grupos la falta de contacto se hace cruenta y muy peligrosa, como afirma el Che en el resumen de mayo, «el punto negativo es la imposibilidad de hacer contacto con Joaquín, pese a nuestro peregrinar por las serranías. Hay indicios que se ha movido hacia el norte».
La columna del Che en ese «peregrinar» se enfrenta a combates, emboscadas y encuentros fortuitos, de los que resultan bajas valiosas como la de Carlos Coello «Tuma», el 26 de junio, evaluado por el Che de «perfecto en su función secundaria de mi ayudante». Ante la falta de contactos están siempre en movimiento giratorio tratando de encontrarse con el grupo de la Retaguardia.
En ese mismo mes, la Retaguardia prosigue su andar, pero siempre próximos a la zona acordada, es cuando caen Marcos y Víctor en una emboscada en Monte Dorado, entre Samaipata y Río Grande, de la que escapa Pan Divino. La muerte de Marcos el 2 de junio debilita al grupo, un duro golpe, porque a pesar de indisciplinas cometidas y la separación de las responsabilidades dadas, su heroísmo y valor lo puso a prueba cuando «mostró su decisión de seguir aquí (…). Pidió la 30 como voluntario», así se lee en la última de las evaluaciones hechas por el Che antes de la separación de las columnas.
Continúan la marcha y cerca del río Iquira, el 9 de julio, cae asesinado por el ejército Serapio Aquino Tudela «Serafín» quien, lesionado en un pie, muchas veces apoyado en sus compañeros, en un momento se adelanta y se da cuenta que los esperaban unos soldados, quienes le hacen seña para que no avisara, sin embargo en una reacción contraria y de alto valor, según refieren los sobrevivientes, grita, «¡Soldados!», mientras una descarga cerrada lo aniquila, pero permite la retirada del grupo, obligándolos a su vez a abandonar el campamento situado en El Dorado, sobre el río Ñancahauzú, encontrado después por el ejército.
Esos acontecimientos hacen que Joaquín tome la decisión de no esperar más al Che y tratar de romper el cerco tendido por el ejército, cuando le quedan 13 sobrevivientes, algunos combatientes, otros enfermos y el grupo de la resaca y sin disponer de alimento alguno. Toma rumbo a Muyupampa y Monteagudo donde logran abastecerse de alimentos y levantar un campamento. El 20 pasan en paralelo por donde había pasado la columna del Che, quien después comentaría en el Diario que le hablaron de un grupo donde había una mujer, noticia no confirmada pero cercana a la realidad.
En el ínterin, huye «Pepe», quien es asesinado por el ejército y, más tarde, Eusebio y Chingolo huyen dejando sus mochilas, son capturados y confiesan ser parte del grupo de Joaquín. En el interrogatorio aseguran que en ese grupo no está el Che, propiciando al enemigo la certeza de la división de la guerrilla y delatando la ubicación de las cuevas y otros sitios de valor en el Campamento Central y sus alrededores.
Entre los días 6 y 7 de julio, el Che decide tomar el poblado de Samaipata, la que fuera una de las acciones más divulgadas por la prensa por la espectacularidad, aunque infructuosa en sus propósitos esenciales que eran buscar medicamentos para el Che.
Continúan los combates en el empeño por llegar al río Rosita o al Río Grande, donde el 30 de julio se tropiezan con una patrulla y en la que caen el cubano «Papi», quien al decir del Che en la última evaluación que le hiciera, mantuvo «extraordinario entusiasmo para el combate en que era un pilar fundamental» y el boliviano «Raúl», de «buena actitud ante el trabajo aunque miedoso…».
Para el 8 de agosto, el Che anota en el Diario que llegan al campamento que debía ser el último con agua hasta la llegada a los ríos, mientras un pequeño grupo sale de exploración, «…nosotros los seguiremos y los puntos de reunión son: la casa de Vargas o más arriba, según nuestra velocidad, el arroyo que está frente a la cueva en el Río Grande, el Masicuri (Honorato) o el Ñancahuazú».
Mientras tanto, Joaquín, sin conocer la magnitud del cerco contra su grupo, intenta tomar el camino hacia el norte en busca del Che por el Río Grande, sin saberlo, pero instintivamente, va en dirección correcta. De nuevo, el 9 de agosto, son detectados en las serranías del río Iñao con fuego sostenido, aunque por la información previa brindada por el campesino Vicente Soto, logran salir del cerco. En la emboscada muere Pedro, «Pan Divino» quien portaba la ametralladora 30, sin que sus compañeros pudieran auxiliarlo; cae aquel que enjuiciara el Che como «un cuadro en pleno desarrollo».
A pesar de la incertidumbre y la desesperanza continuaban luchando e intentando unirse. Siempre el Che insistía en buscar al grupo al sur del Río Grande en una especie de giro, calificándola como la «ruta futura para tratar de unirnos a Joaquín», convencido de que se encontraban en esa dirección y prevaleciendo la resolución de buscarlos.
En la búsqueda por encontrar al Che y en dirección norte como habían decidido, Braulio reconoce las tierras de Honorato Rojas, conocido desde que en la primera exploración del 10 de febrero y a quien el Che califica en su diario como un potencial enemigo, «el campesino está dentro del tipo; incapaz de ayudarnos, pero incapaz de prever los peligros que acarrea y por ello potencialmente peligroso…». No obstante, el 29 de agosto duermen en las márgenes del río con el propósito de llegarse a la casa de Honorato para averiguar por el otro grupo y obtener alimentos.
Como si las casualidades se empeñaran, el 30 en la mañana el ejército envía una misión de rastrillaje con dos soldados a la casa de Honorato para indagar sobre la presencia de los guerrilleros.
En esos momentos el grupo de Joaquín pasa a la rivera norte, donde resuelven acampar, se detiene y envían a Moisés y a Walter a la casa de Honorato, en la que ya se encontraban dos soldados del ejército boliviano. Tanto Honorato como su mujer esconden a uno de ellos, haciéndolo pasar por un peón enfermo, y le dicen a un hijo que avisara de la presencia de los guerrilleros al otro soldado que había ido al río, para que a su vez este lo comunicara al ejército.
Después de la charla con Honorato, los guerrilleros se retiran para informar y es Alejandro quien convence a Joaquín para ir también con el grupo, hablar con Honorato y pedirle que les hiciera comida abundante, además de brindarse para regresar más tarde con el médico y atender al supuesto enfermo; mientras, el otro soldado se perdía para avisar al ejército de lo hablado con Honorato.
Al comienzo de la noche, como habían acordado, Joaquín, el Médico y parte del grupo, llegan a la casa del campesino para averiguar sobre la comida e indagar si sabían algo de la presencia del ejército en la zona, recibiendo una negativa como respuesta. Aprovechan para explicar a Honorato que estaban buscando un lugar seguro donde pudieran acampar y tratar de encontrar al otro grupo, este les indica que vadeando el río encontrarían el lugar, ofreciéndose a acompañarlos al siguiente día.
Según relata el entonces capitán Vargas Salinas, jefe de la tropa del ejército perteneciente a la 8ª División y acantonado en los alrededores desde meses atrás, sobre las 18 horas llegó el soldado enviado a casa de Honorato, a informar sobre la presencia de los guerrilleros. De esa forma, casi fortuita, ya en la noche el capitán reúne a sus hombres, alista los pertrechos y les ordena salir en busca de los guerrilleros.
El 31 de agosto, en la madrugada los soldados se aproximan al vado acordado, hasta llegar a las márgenes del Río Grande para escoger el lugar de la emboscada. En el trayecto, sobre las cinco de la madrugada, se tropiezan con la mujer de Honorato que huía con sus hijos y más tarde con el propio Honorato. Es amenazado por el capitán Vargas y obligado a regresar a su casa para guiar al grupo al río Masicuri, donde los estarían esperando. Ante el miedo manifiesto, Vargas le dice que se ponga una camisa blanca para identificarlo.
Mientras, los soldados cavan en sus posiciones y se mimetizan, se ubican en las orillas respectivas para evitar que los guerrilleros retrocedieran. Cerca de las siete de la mañana, según los documentos del ejército, todos en total silencio y en sus sitios respectivos aguardan una larga espera que se extiende hasta casi el anochecer, mientras aguardaban la orden de disparar.
Sobre las cinco de la tarde, en la casa de Honorato, después de brindarles alimentos, Joaquín ordena partir. Aproximadamente, media hora después, a unos 700 metros de la emboscada se divisa un grupo que avanza en dirección al vado con Honorato a la cabeza. La marcha la encabeza Braulio y el resto se va despidiendo del campesino, después de pagarle, quien les da la mano para finalmente despedirse de Joaquín, que cierra la marcha, diciéndoles que llegaba hasta ahí porque no quería que lo vieran. Hay un momento en que los guerrilleros descubren huellas, pero Honorato logra convencerlos de que son antiguas y se confían.
Comienza el desplazamiento y Vargas repasa al grupo cuando de pronto se presenta una mujer, Tania. El capitán boliviano no puede explicarse su presencia pues había imaginado que se encontraría con el grupo del Che.
Braulio, demostrando lo expresado por el Che al calificarlo de «muy empeñoso y con la moral alta», avanza cauteloso por el centro del río, mirando la orilla; era el primero en llegar al otro extremo para dar la señal de avanzar en fila india al resto del grupo, según versiones, con Moisés, el Negro, Walter, Polo, Ernesto, Alejandro, Paco, Tania y Joaquín. Cuando todos están en el agua Vargas inicia las descargas con su arma, van cayendo los combatientes, unos llevados por la corriente o zambullidos para tratar de salvarse en vano de la violencia del fuego que cae sobre ellos, mientras el río se convertía en un torrente de agua roja. Braulio fue el único que logró reaccionar y darse cuenta de la traición, descargando su ametralladora y causando la única baja que logran hacer. Los últimos tiros abaten a Joaquín, se buscan a los caídos y se detectan unos sobrevivientes que son apresados, entre ellos, Paco, que implora por su vida, mientras que Maimura mantiene una actitud de desdén por el ejército, desafiándolos. Los interrogan, les piden sus nombres. Por su actitud valerosa Maimura es abatido, mientras que a Paco, por su miedo, le salvan la vida para interrogarlo y emplearlo en la identificación del grupo. Este ratifica, para asombro de Vargas, que el Che no se encontraba entre los asesinados.
Se retiran con los siete cadáveres arrastrándolos por el río, los llevan a Vado del Yeso, deliberada falsificación al llamarle Vado de Puerto Mauricio, con el objetivo de desvirtuar la ubicación por haber avanzado en zona de la 4ª División, en permanente rivalidad con la 8ª en la disputa por los «méritos de guerra».
Llegan a Masicuri donde los montan en un camión del ejército hasta Vallegrande, lugar en el que son identificados y enterrados en una fosa común en terrenos del Batallón de Ingenieros del Regimiento Pando. Confirmada la presencia de Tania y sin que estuviera en el grupo de los combatientes, se comienza su búsqueda, ordenada por el propio presidente Barrientos. Sus restos aparecen siete días después de las acciones y es el único cuerpo de los caídos que es sepultado en un féretro, convertida para siempre en «Tania la guerrillera», quien desde 1964 actuó en Bolivia como agente secreta con un trabajo distinguido, cumpliendo con creces lo expresado al Che cuando le comunicara de su elección, «esa confianza no la defraudaré mientras me quede un hálito de vida».
Mientras, en la otra División, al mando del coronel Reque Terán, se da la orden de no dejar a nadie vivo si quedaba algún sobreviviente, es de esa forma que el 4 de septiembre en el río Palmarito emboscan al Negro, quien fuera cruelmente asesinado a culatazos.
En el transcurso de su búsqueda, según cuenta Honorato, quien se había escondido atrás de una piedra mientras ocurría la emboscada, cuando el Negro pasó corriendo por su lado, sin armas le gritó «traidor de mierda, ya vamos a vernos». No pudo hacerlo, pero el 12 de julio de 1969 un comando del ELN lo ajusticia, vengando así «el ultraje de una emboscada» de ignominia, traición y muerte.
Horas amargas y de ensañamiento fueron las de aquel 31 de agosto cuando el Ejército Boliviano arremetió contra un pequeño grupo dispuesto a conquistar toda la justicia del mundo y convertirse, como calificara el Che «en revolucionarios, el escalón más alto de la especie humana…».

María del Carmen Ariet García | internet@granma.cu
Coordinadora del Centro de Estudios Che Guevara

miércoles, 30 de agosto de 2017

Algunos apuntes sobre la ideología socialista de la revolución cubana y los cambios en el modelo

El posicionamiento ante los cambios que están en curso en la sociedad cubana presenta un panorama variopinto que puede generar numerosas clasificaciones según los criterios que se adopten, pero en cuyo trasfondo se mueven dos enfoques: ver al mercado como panacea o verlo como desafío. Un tercer posicionamiento sería desconocer las relaciones mercantiles, pero tal punto de vista carece de realismo.
Los que tienden al primero de ambos enfoques verán a la ideología como estorbo, los del otro como imprescindible auxiliar.
Frente a esta variopinta realidad emergen dos asuntos fundamentales a tener en cuenta.
Por un lado, la necesidad de centrar el análisis en lo primordial: la salvaguarda de la plena independencia y de la soberanía nacional, sin las cuales será imposible continuar la construcción social en Cuba con un proyecto propio de país en correspondencia con los intereses nacionales mayoritarios de justicia social y solidaridad.
La anterior afirmación parece una verdad de Perogrullo, sin embargo, se ven no pocos análisis que soslayan esta premisa, como si la defensa de la independencia y de la soberanía nacional –que tienen al socialismo como fundamento y garantía- estuviera asegurada para siempre, como si no fuese necesario pensar y actuar en consecuencia cada día vida y cada paso en lo económico, lo político, lo social, lo cultural para preservarlas.
Por otro lado está el contexto en el que este imperativo tiene lugar. Cualquier análisis que se haga de la realidad cubana actual no puede desconectarse del medio regional y mundial sin correr el riesgo de equivocar el tiro. Y la situación es hoy altamente compleja y su evolución puede generar graves consecuencias para el país. Hoy más que nunca la cohesión, el accionar colegiado y unido son decisivos para el presente y el futuro de Cuba.

Repasar algunos antecedentes

En la vida los procesos solo son lineales en nuestras mentes. Los alineamos en la abstracción para comenzar a entenderlos, pero para conocerlos bien, es preciso entrar en la madeja de su complejidad. Entre las consecuencias que nos dejó lo que dimos en llamar “Período Especial”, estuvo la deformación que borró los límites de lo correcto y lo incorrecto en las formas de apropiación del producto social.
La demora por años en procurar la articulación eficiente de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica política, obró negativamente en los comportamientos sociales.
No se asumió la realidad de que solo la recuperación del valor de la fuerza de trabajo traería la recuperación del trabajo como valor (lo que además se corresponde con la visión marxista de la ética, una ética de carne y hueso, no etérea, no descolgada de la cotidianidad) y quedó largamente postergado el medular tema de la valoración del aporte real y su relación con la distribución del producto social.
El desconocimiento de las relaciones mercantiles y de la psicología del intercambio de equivalentes que estas han cultivado por siglos en la conciencia de la humanidad, si bien funcionó por un tiempo en el proceso revolucionario y aparentó ser un salto al futuro, resultó a la larga contraproducente para el funcionamiento saludable de la economía, ya que el productor y la sociedad en general no estaban en posibilidad de reconocer modos de distribución no acordes con el valor del trabajo, más allá de la educación, la salud y la seguridad y asistencia social. De uno u otro modo, el agua tomaba su nivel y el intercambio de equivalentes ganaba la batalla diaria de la cotidianidad.
Naturalmente, la contrapartida no tenía por qué ser abandonar el metabolismo socioeconómico del país -basado en el predominio de la propiedad social socialista y la planificación- al dominio del mercado y de la propiedad privada. De ahí lo que ahora se intenta hacer: una reforma económica, conocida como actualización, dirigida a regular las relaciones mercantiles a través de los diferentes mecanismos de que dispone el Estado socialista entre ellos los límites a la propiedad y la ganancia, los impuestos, las normativas de responsabilidad social, la política laboral, etc. Todo ello requerido del acompañamiento de un correlato político ideológico renovado.
Un proceso de reformas no es necesariamente “reformismo”, una reforma es revolucionaria, si la hacen revolucionarios con principios revolucionarios y con finalidades revolucionarias. Y la actual reforma no es ni más ni menos que el reconocimiento del papel que pueden jugar las relaciones mercantiles en el reordenamiento del metabolismo socioeconómico, sin permitir que estas impongan su jerarquía al resto de los ámbitos de la vida del país. Lo que está en juego hoy en la sociedad cubana son los principios y las políticas de justicia social y solidaridad, columnas y estandartes del proceso revolucionario cubano.
Las conquistas materiales y espirituales de la sociedad cubana en más de medio siglo de transformación revolucionaria presentan un balance positivo en relación con el ideal socialista. El Partido ha impulsado los esfuerzos por una orientación socialista de la construcción socioeonómica a través de la integración de tres direcciones principales que se ven plasmadas en los documentos que se han ido haciendo y rehaciendo en los últimos años con sucesivas consultas populares y que continúan abiertos a su desarrollo: Las proyecciones hasta el 2030, los Lineamientos y la Conceptualización.
Esta visión integral parte del reconocimiento de la necesidad de alcanzar una articulación eficiente de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica política, para crear un clima lo suficientemente armonizado, en el que individuos y grupos sociales encuentren el espacio adecuado para generar la iniciativa, la creatividad y el entusiasmo laboral, imprescindibles para el crecimiento económico.
La decisión de orientar la estructura económica hacia una economía mixta, lejos de significar el fracaso o el retroceso del socialismo, es demostración de su vigencia y capacidad pese a las aún persistentes carencias sociales y a los enormes desafíos que enfronta. Prueba de ello es la vigencia y aceptación de la planificación.

Sobre el valor de los documentos

Los documentos son expresión de la comprensión de la complejidad y envergadura de los cambios, a la vez que base, fundamento, para enfrentar con coherencia y esfuerzos unidos la realidad de las relaciones mercantiles, aprovechando su lado constructivo y controlando y anulando la tendencia a imponer su jerarquía en la sociedad, mientras crece y se fortalece la economía y se avanza en la educación socialista.
Ello implica, sin embargo, un colosal desafío en el plano de las ideas, ya que esas mismas medidas reponen, amplían, la base económica y social para que se reproduzca y fortalezca la psicología del intercambio de equivalentes, el individualismo y el egoísmo, y se re-articulen los valores del pensamiento liberal. Este proceso está en curso hoy, las más de las veces imperceptiblemente.

La ideología socialista

En el plano específico del pensamiento, de las ideas, entre las funciones fundamentales de la ideología están las de aglutinar los esfuerzos, orientar las acciones y prever hasta donde sea posible sus consecuencias para los intereses que representa y defiende. Pero esa orientación y esa previsión tienen virtualidad y efectividad en proporción directa al estado general de la sociedad, no solo a la solidez y profundidad de las diferentes convicciones que en ella existen, sino también al estado de ánimo social, al nivel de satisfacción con su existencia que tiene la ciudadanía.
De ahí que la labor ideopolítica corra el riesgo de la ineficacia si es pensada exclusivamente en el plano subjetivo, en el plano de las ideas, si no toma en cuenta las necesidades de la gente, si no es actual, si no cambia sus contenidos y su estética a tono con cada nueva realidad, si pretende influir en la conciencia y los comportamientos humanos con los mismos contenidos, simbología y estética del pasado.
“La ideología –recuerdo haber escuchado de un querido compañero- es también un pedazo de pan”.
Lo que ocurre con la ideología ocurre también con el ideal.
Identificarse con un determinado ideal y promoverlo, no necesariamente significa identificarse con algo perfecto, abstracto, sino con un ideal concreto, posible, alcanzable y que contiene la orientación estratégica que persigue.
Una visión compleja, dialéctica, de la realidad social indica de inmediato que no es posible imaginar una reforma económica (menos de la magnitud de la que se viene realizando hoy en Cuba) en dirección hacia una sociedad de orientación socialista y suponer que solamente cambiará la economía y no la gente, las prácticas, las organizaciones, el estilo, las instituciones, la comunicación política, etc.
Si bien es cierto que no pueden realizarse con éxito las reformas en medio de una situación caótica, incontrolada, no lo es menos que la desestimación de las necesarias transformaciones en lo político -y ello se refiere a cambios de carácter estructural, institucional, jurídico, de contenido, de métodos, de estilo de trabajo- puede dejar el terreno libre a la influencia del mercado y de su correlato ideológico liberal.
El proyecto de socialidad que articulan los principios de la ideología revolucionaria cubana está contenido en estos documentos, ellos son expresión de la ideología socialista. Pero la ideología, su valor real no es “lo que está en los documentos”. El texto vive en el contexto. Lo que permite distinguir y eventualmente enunciar y argumentar una determinada ideología, solo puede encontrarse en el sistema de relaciones sociales, en la conciencia social.
De ahí que hablar de “trabajo ideológico político” alrededor de esos documentos solo tiene significado real, práctico, eficiente, si el activo revolucionario, los dirigentes y militantes, son capaces de explicarse y explicar su significado positivo en el sistema de relaciones concreto en el cual están ejerciendo su influencia y simultáneamente probar su vigencia, profundizar en sus contenidos, precisarlos, mejorarlos, vinculando así lo singular con lo general, con el contexto del país.
Si algo ha ocurrido en la actividad política del partido es la deficiencia en el enfoque integral. Un ejemplo es la tendencia a circunscribir el trabajo político ideológico “al radio de acción”, algo muy alejado de lo expresado arriba acerca del sistema de relaciones concreto en el cual se ejerce influencia política. ¿Por qué? Simplemente, porque es imposible analizar una situación dada como si esta estuviera aislada, separada del contexto social general. La gente no lo está. El debilitamiento de la labor ideológica, comienza precisamente por esa visión “desconectada”.
Otro ejemplo es el de adoptar decisiones sin un verdadero y efectivo proceso de consulta, de participación ciudadana, de escuchar con atención al pueblo, no para cubrir el expediente de la participación, sino como herramienta insoslayable de la eficiencia.
Hay que repensar autocríticamente la comunicación política.

Hablar con la gente

Otra realidad que conspira contra el propósito de hacer de los documentos una fuerza viva y efectiva, es la insuficiente interacción de los dirigentes políticos y de la administración central del Estado con el público. Aunque no faltan los buenos ejemplos, persiste la idea de concentrar la atención de las estructuras partidistas y administrativas en el “funcionamiento” con la suposición de que los documentos per se resultarán convincentes, cuando su actual formulación, por más que tiene una elaboración de varios años, sigue siendo perfectible y requerida de continua explicación.
El público necesita de un constante esclarecimiento de los principales temas y al calor de esa práctica pueden insertarse y argumentarse los contenidos de los referidos documentos para “aterrizarlos” en la cotidianidad.

El discurso político

Aunque como se dijo arriba los documentos constituyen el resultado de sucesivas consultas, todavía resulta un tema a resolver el de la correspondencia adecuada entre los propósitos de los documentos, el discurso político y la realidad ciudadana.
Predomina en el mundo simbólico la repetición de lo ya sabido (incluyendo los contenidos textuales de los documentos), lo pasado, cierta exageración en las adjetivaciones, poco diálogo de fondo con el público, una visión demasiado positiva de la realidad y poco ejercicio crítico.
Sin dejar de evidenciar con toda justicia los logros obtenidos y sostenidos, así como los valores sedimentados en nuestra historia, se necesita un nuevo relato político y su continua renovación, de manera que logre presentar en clave actual nuestra auténtica reserva cultural, los valores que hemos acumulado en la historia revolucionaria, los contenidos concretos de los propios documentos aprobados por el Partido; un discurso capaz de seducir, de convencer, con una estética a tono con los requerimientos modernos.
Un discurso político que pueda ser asumido por los diferentes auditorios por su realismo, su profundidad, la suficiente y oportuna información, los argumentos bien sopesados y que a la vez dialogue con la gente, abierto al escrutinio de la ciudadanía.
Es preciso tomar conciencia de las disímiles fuentes de información que hoy tiene la sociedad cubana. Dado que nuestros medios de comunicación social, particularmente los nacionales, mantienen una presentación inercial de la realidad en la que se ven pocos y tímidos cambios, puede tenerse la impresión de que esa es la información, de que esos son los contenidos que circulan en la comunicación social, pero la realidad es otra.
El desarrollo del discurso político necesita del auxilio de las ciencias sociales. Es preciso estudiar sistemáticamente la comunicación social en el país, es imprescindible un observatorio de medios que de seguimiento al su impacto en la sociedad cubana, que de cuenta de las insuficiencias de los medios propios en el propósito de ocupar un lugar preeminente en la atención del público.

Los medios de comunicación

A los medios de comunicación social corresponde un papel decisivo en la labor de multiplicar las ideas, testimoniar los avances y las dificultades, comentar los errores y los aciertos. También investigar y dar a conocer problemas e irregularidades visibles o no a primera vista y en ese plano ser vigilantes y auxiliares de la participación democrática de la ciudadanía.
En los valiosos procesos de debate de los contenidos de estos documentos con el pueblo, ha faltado un acompañamiento lo suficientemente activo como para que el mundo simbólico reflejase los problemas, los puntos de vista y las esperanzas de la gente y de ese modo reconocerse colectivamente y multiplicarse en el empeño. Los medios han sido parcos en extremo en revelar el contenido de las valiosas intervenciones y propuestas durante los sucesivos procesos de discusión de esos textos y se ha perdido la posibilidad del enriquecimiento de la discusión, de verse la sociedad a sí misma en tan importantes y trascendentales procesos.
Por tal razón, tampoco se han aprovechado las capacidades y plena disposición de los profesionales de los medios para acompañar los debates.
Estamos ahora en un momento positivo para asimilar activamente los conceptos, estrategia, planes y objetivos contenidos en el trío de textos. Solo con los esfuerzos mancomunados de los dirigentes políticos y administrativos, el activo militante del país, el sistema educacional, los medios de comunicación, el universo cultural y la decisiva participación del pueblo se podrá anclarlos en nuestra cotidianidad, convertirlos en arma para el desarrollo socioeconómico y cultural de la nación. Es el desafío ahora.

Darío Machado Rodríguez

sábado, 26 de agosto de 2017

Muestra de Humanismo y Solidaridad




Desde 1990 Cuba atendió a 26 114 víctimas del accidente nuclear de Chernóbil. La Isla fue una de las primeras naciones en pronunciarse y extendió su mano a los afectados. Una pequeña muestra del humanismo y la solidaridad que caracterizan a nuestro país.

Las siete maravillas de Cuba.

Es una costumbre humana muy antigua, el establecer listas y órdenes de cualquier tipo. Da lo mismo hacerlas sobre las empresas, familias o personas más adineradas, como es habitual en la Lista 500 de Fortune o de Forbes y destacar las variantes de lo natural o construido por los seres humanos, antes, ahora y, de seguro, en los años del porvenir. Aunque no huelga decirlo, sería interesante también divulgar y conocer la lista 500 de los más desposeídos del mundo a ver si algunos de los primeros se conduele y ofrece “alguito” de ayuda.
Así se encuentran las Siete Maravillas del Mundo antiguo, desde las persistentes Pirámides de Egipto, hasta los desaparecidos y actualmente necesarios, por su aporte ecológico, Jardines colgantes de Babilonia. De igual forma, tenemos la lista de las Siete Maravillas Naturales, con las americanas Cataratas de Iguazú, la sudafricana Montaña de la Mesa o la Bahía de Ha Long en Vietnam.
Las construida por el hombre en el mundo moderno, desde la francesa Torre Eiffel, hasta el centroamericano Canal de Panamá, forman parte también de otra de las llevadas y traídas listas, aunque en ninguno de los casos, los proponentes y votantes terminen poniéndose de acuerdo.
Nosotros los cubanos no podíamos quedarnos atrás y promovimos nuestra lista de maravillas arquitectónicas, incluyendo el Puente de Bacunayagua o la Ciudad Deportiva de La Habana, sin olvidar el curveado FOCSA, aunque muchas veces, al justamente glorificar estas obras humanas, olvidemos la necesaria ubicación de contexto en que fueron realizadas.
Entonces, si tantos hacen listas, por qué no puedo yo promover la mía. Aquí les va la invitación y espero por la obvia polémica que desde el mismo encabezamiento saldrá entre los lectores.
El título: Las siete maravillas de la Cuba de estos sesenta años. Tenemos unos 500 días para lograr una lista final antes de la primera jornada del año 2019.
No descubro el agua tibia, ni me ubico entre los críticos, al asegurar que obviamente se han cometido errores en estos años y que algunos han tenido real incidencia en nuestra vida cotidiana, pero incluso, los más fustigadores de nuestro proceso, no dejan de ponderar nuestros logros.
Entonces, luego del preámbulo, aquí va mi lista

1.- La resistencia del pueblo cubano. Fundamentación sencilla: ¿Cuántos países del mundo, sin importar su tamaño, hubieran resistido este medio siglo de bloqueo y persecución despiadada por la más que conocida potencia mundial que es nuestro vecino norteño. Así que nosotros mismos, mestizos en color y en ideas, somos la primera maravilla.

2.- El triunfo del primero de enero de 1959. Ese mismo pueblo maravilla, se decidió a romper amarras y comenzar un vuelo independiente, incluso cuando algunos decidieron dejarnos solos, para evitar la ojeriza del poderoso vecino.

3.- La campaña de alfabetización. En muchas ocasiones, ubico este hecho como el elemento fundacional de todo. Las primeras letras para un millón de analfabetos, era la tarea a enfrentar. Los textos, las metodologías, la enseñanza para los improvisados profesores, salieron de nuestro pueblo. Un ejército armado de saber. Fue sentar las bases para el conocimiento que hoy tenemos y seguimos ofreciendo a muchos y la base del millón, esta vez de graduados universitarios y de nuestro hoy de hombres de ciencia cubanos.

4.- Las primeras campañas de vacunación antipolio. Caramelos, helados o simples goticas. Escuela por escuela y casa por casa, sentaron las bases para erradicar un viejo flagelo de nuestros niños y llegar a ser declarados un país libre de la poliomielitis. Fueron las bases de un sistema preventivo de salud que cada día recoge sus frutos.

5.- El sistema general de salud. Cuando hoy miramos las impactantes fotos de lo que fuera el Hospital Siquiátrico de Mazorra o las más conocidas imágenes de niños con barrigas repletas de parásitos o recordamos la necesaria entrega de un voto para acceder a la prohibitiva cama de un hospital, esa maravilla que es la salud cubana, no sólo para nosotros, sino también para ofrecer al mundo, tiene espacio obligado en esta lista.

6.- El deporte cubano. Aquí de seguro, algunos me tildaran de loco, otros de ingenuo, porque ante un deporte actual deudor de medallas y glorias, es más, deudor actual de victorias, pensarán que me quedé en el pasado. Las Espectaculares Morenas de Caribe, que me doy el lujo de calificar como “Mis”, cientos de medallas, Juantorena con el Corazón, Stevenson y el Niño Linares, rechazando millones: También los que salieron de nuestras vitrinas expositivas, formados acá y que están hoy en la Gran Carpa Beisbolera o compitiendo por otra bandera, cuyas decisiones respeto, nunca podrán negar que se originaron en ese sistema de participación deportiva, desde el más recóndito lugar de Condado, donde fueron a buscar al Gigante del Escambray o desde la más céntrica instalación citadina. Ver ondear mi bandera y escuchar mi himno, seguro además, de que volveremos al camino ganador, me obliga a ubicarlo entre el septeto, aunque, hoy, vale decirlo, sea en verdad un reto, más que un resultado.

7.- Cuba en el mapa geopolítico. 111 111 kilómetros cuadrados de superficie. La isla número 14 del mundo, se ha ganado el lugar que hoy tiene para todos, incluidos sus más acérrimos enemigos, que nunca se han podido explicar de dónde sale tanto corazón para luchar, resistir y seguir adelante. La cultura de América, la política del mundo, la solidaridad como proceder diario, han hecho que muchos, incluso temerosos de apoyarnos, esperen nuestro llamado, pues saben que allí tendrá lugar imprescindible, el hablar de los que siempre han querido acallar. La presidencia norteamericana, enemigo permanente, los más al sur, al oriente u occidente, hace mucho, saben que Cuba es diferente. Esa maravilla ya no puede ser obviada.

La lista está abierta a opiniones y discrepancias

Víctor Ángel Fernández

viernes, 25 de agosto de 2017

Manda el que dice la verdad

De manera reiterada el Presidente cubano, Raúl Castro, ha venido denunciando la introducción en Cuba de “plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial”:
“Me refiero al reto que nos impone la permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor.
“En su brillante definición del concepto “Revolución” formulada el primero de mayo del año 2000, en la Plaza de la Revolución, en La Habana, Fidel enunció, entre otras ideas, las siguientes:
“Revolución es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional;”
“es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio;”
“es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”.
“En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista a partir de una manipulación premeditada de la historia y de la situación actual de crisis general del sistema capitalista, en menoscabo de los valores, la identidad y la cultura nacionales, favoreciendo el individualismo, el egoísmo y el interés mercantilista por encima de la moral.
“En resumen, se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social, como si esos preceptos no representaran cabalmente los intereses de la clase dominante en el mundo capitalista. Con ello pretenden, además, inducir la ruptura entre la dirección histórica de la Revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro, todo ello con el marcado fin de desmantelar desde adentro el socialismo en Cuba.” (Acto por el 55 Aniversario del triunfo de la Revolución, en el parque Carlos Manuel de Céspedes, Santiago de Cuba, 1ro de enero de 2014)
“La influencia en nuestra realidad de las complejidades del mundo en que vivimos, la política de hostilidad y acoso, las acciones dirigidas a introducir plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración capitalista apoyadas por una perversa estrategia de subversión político-ideológica que atenta contra las esencias mismas de la Revolución y la cultura cubana, la historia y los valores que en ella se han forjado, la innegable existencia de problemas acumulados en la sociedad, a lo que se suma el propio proceso de implementación de los Li­neamientos y los profundos cambios en que nos encontramos inmersos, así como el nuevo escenario en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, son hechos que imponen elevados desafíos al trabajo ideológico. Esos programas van dirigidos hacia los sectores que el enemigo identifica como los más vulnerables y abarca a los jóvenes, la intelectualidad, los trabajadores asociados a las formas no estatales de gestión y las comunidades con mayores dificultades materiales y económicas.” (Informe Central al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, 16 de abril de 2016. Palacio de las Convenciones de La Habana)
“Hoy estamos doblemente amenazados en el campo de la cultura: por los proyectos subversivos que pretenden dividirnos y la oleada colonizadora global.” (Carta de felicitación a la UNEAC por su aniversario. 22 de agosto de 2016)
Desde esas mismas plataformas se rasgan las vestiduras cuando se pone nombre y apellidos a lo que Raúl viene denunciando hace años. Es entendible, en la política que conciben lo que se dice en público se contradice en privado, y la mentira es moneda corriente. El ladrón, cree a todos de su condición y juzga a partir de sus propios antivalores, pero se equivoca una vez más, ya lo dijo Martí:
“Manda el que dice a tiempo a la verdad. La verdad bien dicha, dicha a tiempo, disipa, como si fuesen humo, a sus enemigos”.

Iroel Sánchez
La pupila insomne

jueves, 24 de agosto de 2017

Lo que no te cuentan de Venezuela




Música y cine acompañan una mirada que expone lo que los grandes medios de comunicación callan sobre Venezuela.

El sendero de las teorías que se bifurcan…

El economista cubano Pedro Monreal (PM) ha publicado varios artículos dedicados a exponer su criterio acerca de los trabajos incluidos en una recopilación de textos sobre las tendencias políticas centristas en Cuba.
En su texto más reciente, PM sostiene su análisis en el argumento según el cual los textos de la antología definen el centrismo como equivalente a contrarrevolución. A partir de esa afirmación PM precisa la segunda premisa de su análisis definiendo por su parte que es contrarrevolucionario en Cuba postular a) “…la necesidad y/o conveniencia de acabar con el control del poder político por parte del Partido Comunista de Cuba (PCC)” y b) demandar “…que los medios de producción fundamentales no sean de propiedad social. Es decir, cuando una posición política atenta contra cualquiera de los dos pilares de un modelo comunista.”
En párrafo anterior el analista acepta que “pudieran ofrecerse diferentes definiciones” de la posición política contrarrevolucionaria en Cuba. Pero a fin de cuentas se decanta por las dos (a y b) señaladas, y desde allí despliega su tesis apoyado en la premisa mayor, que como vimos, establece que el anticentrismo se limita a denunciar a la contrarrevolución y sólo definida por esos dos rasgos.
De paso, hay que advertir que acudiendo a Lenin y a Gramsci, el autor pretende: a) legitimar y ensalzar las supuestas bondades o la eficacia de las posiciones políticas centristas y b) a la vez reitera la tesis según la cual la distinción de posiciones de izquierda, derecha y sus matices intermedios es inoperante o errónea, tesis muy común también últimamente en el debate de aquellos que se oponen a lo que llaman la radicalidad ortodoxa, u oficial o dogmática.
Se advierte bien claramente que esa tesis, planteada ahistóricamente, sin análisis contextual de cada escenario de la lucha política, pretende prestigiar y colocar las políticas centristas como si existieran en una especie de terra incognita de la política. En la citada carta a su amigo comunista, más adelante el mismo Gramsci utiliza profusamente esas distinciones que son y le resultan inevitables para analizar el campo político italiano y los temas que allí trata. Como también, por sólo mencionar una valoración reciente, Immanuel Wallerstein en su texto Dilemas de la izquierda radical, publicado en La Jornada.
Este aspecto del análisis de PM no merece mayor detenimiento ahora, que la advertencia de la manipulación que contiene para inficionar y contaminar el imaginario político e introducir modos de pensar que conviertan la lucha ideología en un terreno confuso, elástico y líquido, algo muy característico de todo centrismo.
No comentaré extensamente aquí la posición de “centro político” que se le atribuye a Lenin. Es un recurso muy débil y totalmente erróneo por antihistórico el intento de prestigiar u otorgarle pertinencia a esa posición política en las condiciones concretas actuales de Cuba acudiendo a Lenin, pero mucho menos a Gramsci con respecto a aquel. Pero esto merece un comentario.
Casual (¿o quizás premonitoriamente?) releía en estos días Un paso adelante, dos pasos atrás y sólo porque lo reencontré organizando algunos libros. Apenas uno se puede resistir a la angustia que provoca no poder leer o releer un libro valioso que asome a la vista. Y no podía imaginar que alguien trajera a Lenin a colación, insinuando que si alguna vez fuera de “centro” en política, ello podría servirle a los centristas de esta época para tranquilidad de sus almas.
Como se sabe, Lenin hace en ese texto un meticuloso análisis de las actas del II° Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), celebrado en 1903, en Bruselas y, por razones de seguridad, trasladado después a Londres. La primera reacción-placer que nos regala Lenin es disfrutar de su genial exposición analítica y de su estilo polémico, exacto, duro, irónico y directo (entre compañeros de lucha), que hoy levantaría tantos lamentos y victimizaciones entre los moderados que suelen reaccionar con quejas y lamentaciones. Los revelados en las actas de aquel congreso y textos posteriores a que se refiere Lenin , de hecho, son casi la copia y el calco de los recursos defensivos de los supuestos perseguidos o criticados que ahora a veces se leen en Cuba durante las confrontaciones ideológicas. La segunda fue constatar con cierta tristeza racional, o de la razón, (si eso existe, o se puede expresar así) y casi con alguna conmiseración posterior, cómo se intenta de manera tan pedestre y elemental manipular hoy los hechos y los conceptos.
En aquella ocasión Lenin celebraba el paso adelante que significaba la posible unificación y consolidación en un Partido de la dispersión organizativa que existía en el campo de la lucha política e ideológica, formada hasta ese momento por diversos grupos, círculos y tendencias, y lamentaba los dos pasos atrás por la escisión sobrevenida entre los mencheviques (minoría, en ruso) y los bolcheviques (mayoría). Lenin demuestra con meticuloso rigor ​la postura oportunista y girondina de los primeros, (son sus expresiones), frente al jacobinismo radical de los segundos. Allí, entre esas posturas se delineó claramente lo que se denominaba en aquella cultura política “la charca”, (en Alemania, “el pantano”) es decir, el centro político con respecto a los temas que se discutían y en el contexto específico en que ello se manifestó.
No se puede ni pretender, así sea un acotado comentario en este medio que exige la mayor brevedad posible, y con respecto a un texto que se debe disfrutar directamente. Es muy conveniente, como aconsejaba el Che, leer hasta el último papelito escrito por aquel genio. Pero como se intenta escamotear qué significa ocupar el centro político en distintos contextos y circunstancias históricas al afirmarse con ligereza, sin mayor precisión, que Lenin dijo “alguna vez” que “era de centro”, debe disculparse que al menos se recuerde que la división se manifestó en aquel Congreso entre algunas propuestas de Lenin, apoyado inicialmente en algunos temas también por Plejanov , de un lado, y los anti-iskristas, en el otro polo, apoyados por los del “centro”. Y, vacilando entre ellos, unas veces de parte de unos, y otras a favor del contrario, los que Lenin llamó los vacilantes, el centro, o “la charca” (*).
A nadie se le ocurriría, o se le debiera ocurrir (¡pero por lo visto, sí!) comparar a “la charca” de aquel momento, o de momentos posteriores de la historia del partido bolchevique, con nuestra charca actual. Entre otras razones por el “detalle” difícilmente despreciable de que entonces se enfrentaban visiones, propuestas, diferencias, entre camaradas, entre concepciones y personalidades que discutían temas específicos para lograr un objetivo común, es decir, el derrocamiento del zarismo: discutían la estructura organizativa, programática e ideológica de un partido para acompañar y guiar la lucha obrera contra el zarismo y encabezar y conducir la revolución. Ni la valoración citada de Gramsci es pertinente en los actuales contextos donde los polos con respecto a los cuales se sitúa la concepción centrista no son posiciones de matices o antagonismos entre compañeros de lucha, sino de fondo, y esencialmente, entre el socialismo y el capitalismo. (El estudio detallado del escenario actual del debate sería muy útil que se hiciera por especialistas competentes para deslindar matices y posiciones que no se pueden reducir a la propuesta simplista, antonómica y maniquea de Monreal.)
Cuando mucho después la socialdemocracia europea devino esa “ruedecilla” más y funcional al capitalismo, cooptada por el parlamentarismo burgués y traicionando a la causa obrera, (término este, el entrecomillado aquí, que usa con sabrosa ironía Lenin), aquel centro ya devendría una significación política concreta cualitativa y funcionalmente distinta al centro que se formó durante aquel Congreso, centro del que Lenin, por cierto, no formaba filas, y que no se puede confundir al muy distinto al papel de Lenin como dirigente que se esfuerza por construir la unidad alrededor de las fuerzas dispuestas a la lucha en aquellos tiempos. El tema, entre otros, con respecto a los cuales se definió el centro en aquel momento del II Congreso fueron el centralismo democrático como principio organizativo del Partido, propuesto por Lenin, y el autonomismo o federalismo político y organizativo defendido por los opositores que deseaban mantener la existencia independiente de los círculos o grupos de lucha. Aquellos eran los polos, sobre todo con respecto a un elemento organizativo, y es en relación a ese aspecto y otros que surgieron con él relacionado, que se situaba el centro, la “charca”, que como siempre, depende para ser definido y localizado por los elementos claramente opuestos con respecto al cual se sitúa. El centro está condenado a la movilidad porque se define con respecto a cómo se sitúan sus extremos, de ellos depende, y por esa razón le caracteriza la vacilación y, al final, la selección de una de las posiciones en debate y la acción, si es que no se retira de la lucha y la causa que declara defender. Lo curioso es que en múltiples ejemplos conocidos – y en aquella ocasión también – opta por el lado derecho, oportunista o girondino, como demuestra Lenin que ocurrió en aquel evento.
No es posible ceder a la tentación de extenderse en las sugerencias que para hoy emanan de aquellos sucesos analizados minuciosamente por Lenin, muchos de ellos tan actuales en nuestras circunstancias. Sólo apunto que hay, por ejemplo, una asombrosa similitud entre los argumentos esgrimidos por la “charca” y los oportunistas de entonces, y los que hoy leemos entre algunos de nuestros centristas. Precisamente porque las posiciones vacilantes gozan de cierta universalidad e invariantes cuando tratan de establecer equidistancias y Lenin las revela genialmente en su análisis. Aunque debe notarse con claridad que ahora no se puede establecer ni siquiera similitud entre las posiciones que entonces se oponían entre sí con las que hoy definen una posición de centro político. Porque aquel se daba en el seno de un proyecto común, y además, no sólo por la obvia verdad de Perogrullo de que son eventos tan distintos en épocas tan diferentes, sino porque ahora la posición centrista no se manifiesta como alternativas o matices en el seno de un proyecto, del proyecto de la Revolución Socialista, aunque algunos lo afirmen o quieran sugerirlo, o parecerlo.
Un aspecto de aquel debate, era por ejemplo, a quiénes admitir en el Partido, qué relación debía tener este con el campesinado en la llamada cuestión agraria, si debían admitirse los círculos con autonomía política, cómo debían estar compuestos los órganos del partido, etc. En cambio, ahora el núcleo duro del centrismo radica en proponer el pluripartidismo bajo el manto de la democracia y contra el “totalitarismo” político, con la divisa de ser una izquierda, cuando lo proclaman, ideológicamente moderada, defender la transición, pero no la del socialismo, sino la de un “régimen” totalitario a uno “democrático”, etc., y por esa razón es que reciben el apoyo y beneplácito de personas y organizaciones que no pretenden esconder, como los centristas, su clara oposición al gobierno, al estado y la Revolución cubanas. Es un sueño de la Razón evocar aquel centrismo, del cual Lenin no era parte, en nombre del actual.
El centrismo hoy suele esconderse detrás de una reivindicación de la democracia y del autogobierno obrero. Un argumento que aparece en los textos de los fundadores de Cuba Posible y ocasionalmente esgrimido por otros, y que de manera explícita aparece en aquella declaración en la que sus directores solicitan ser enjuiciados, es el derecho que todo cubano tiene a expresar sus opiniones sobre el destino de Cuba. Ese derecho no se pone en duda, y a nadie se le pregunta su filiación ideológica para ello. La trampa es que en realidad lo que se exige es el derecho de las diferentes tendencias ideológicas a participar en la disputa del poder y sin que nos importen sus vínculos organizativos y logísticos con entidades foráneas. De allí surge la “necesidad” de restituir el multipartidismo, que es la base programática de Cuba Posible.
La historia es la señora que siempre tiene la última palabra. Con el tiempo se reveló en los hechos duros y tenaces que el centro político, – como muchas veces se advierte en la “antología” aunque sin pruritos ni métodos o aspiraciones académicas-, deviene siempre funcional al capitalismo. Su objetivo en Cuba no remite ni se identifica como mera opción contrarrevolucionaria. Anticentrismo no equivale fundamentalmente a una denuncia de la contrarrevolución, sino a la revelación y denuncia de opciones y conceptos que son funcionales al capitalismo mientras postula que sus propuestas deben conducir a la verdadera República democrática, y esto último es lo importante, y es su rasgo esencial y, por lo tanto está excluido por Monreal de su propuesta clasificatoria del centrismo=contrarrevolución y contrarrevolución definida del modo como vimos más arriba. El anticentrismo es anticapitalista y antimperialista, antineoliberal y antieconomicista, pero sólo por eso, en principio y a partir de allí, opuesto a la contrarrevolución, en cuanto la contrarrevolución no puede ser anticapitalista, antimperialista y antineoliberal. Si el Partido pierde el poder político a Cuba no le espera otro destino que ser deglutida por el imperialismo estadounidense. Es por esto último que se define lo contrarrevolucionario, en las concretas condiciones actuales. La definición destacada en negrita es la que desea escamotear la reducción que consiste en sostener que sólo la disputa del poder político partidista y el rechazo de la propiedad social estatal sean los rasgos que definirían a la contrarrevolución y por lo tanto al centrismo. Y no es así, porque en ocasiones se manifiesta y mimetiza como todo contrario: al centrismo sin máscaras, y al solapado que no se reconoce como tal, lo podemos encontrar aceptando la legitimidad de la Revolución, como Obama, y también la existencia de la propiedad social y estatal, junto a otras modalidades de propiedad. Necesita de ello, es parte de su táctica. Su perfil o retrato político no se agota en la simple y engañosa antinomia reductora centrismo = contrarrevolución. Las plataformas y determinadas personalidades que aúpan y difunden el centrismo no quieren pasar por contarrevolucionarias, (de lo contrario no podrían confundir y pedir un lugar legítimo en el debate cubano), siendo sutilmente procapitalistas no porque apoyen los crímenes de ese sistema, (no faltara más), sino porque ponen sus esperanzas de solución en ese sistema o en una combinación imposible entre él y el socialismo, a la vez que descreen profundamente en el marxismo y arrastran a otros o se han dejado arrastrar por el descrédito sembrado con respecto al socialismo. Es por eso que el centrista rechaza los métodos frontalmente mercenarios de aquellos que son directamente pagados al cash por embajadas y gobiernos. Pero también es por ello que dirigen cuanta crítica pueden tratar de fundamentar, no desde y para continuar la transición hacia el socialismo, no para argumentar la importancia de la unidad en torno al Partido, nunca se lee esa expresión en un verdadero centrista, sino toda su acción teórica pretende, supuestamente, democratizar, horizontalizar, consensuar, desestatizar, persuadir, lograr un amplio despliegue de la propiedad privada, pero regulada por el estado, etc. Por su lenguaje, sus medios, las sedes de sus reuniones y sus amigos los conoceréis. Leed el amplio análisis leninista y veréis qué asombrosos paralelos se pueden encontrar entre los términos y los argumentos cuando se trata de aparentar que no se defiende ni una posición ni otra en un tema en que sólo se puede optar con coherencia por una de ellas.
Más evidentemente contrarrevolucionario es- aunque fuera sólo desde el punto de vista ético-, beneficiarse, bajo el pretexto de la objetividad académica, del financiamiento facilitado por organizaciones que son notoriamente enemigas de la Revolución Cubana y enemigas de todo gobierno o política que surja en cualquier rincón del planeta que atente contra los intereses del capitalismo. Cuando ello ocurre, hay, además de procapitalismo, potencialmente o no, verdadera contrarrevolución aunque se proclame estar del lado de los obreros y de la democracia .
Injerencia, y contrarrevolucionaria, es pretender influir en la política cubana y dictar normas a su futura Constitución desde foros convocados y sostenidos por la NED. En mi opinión, un centrista convencido, por ejemplo, de que el estado puede regular la depredación capitalista, o que sostenga la sincera esperanza de que puede existir el capitalismo de rostro humano, y que espere que al menos atempere su salvajismo, puede, al defender esa convicción, no hacer contrarrevolución militante, efectiva y directa. Pero un centrista o no, que haga propuestas en el debate cubano y sostenga su actividad o asista a eventos financiados por órganos foráneos de probada vocación contrarrevolucionaria y proimperialista, ya adquiere un carácter en ese caso bien diferente y de todos los rasgos esenciales al centrismo puede definirse por contrarrevolucionario porque se pone al servicio, deséelo o no, del imperialismo.
Por último, si nos atenemos a la metodología de PM, una organización como Cuba Posible podría calificarse de contrarrevolucionaria, al menos claramente con respecto a la primera condición y de modo nada ambiguo. La condición a) de PM define como contrarrevolucionario, recordemos, aquel que “postula la necesidad y/o conveniencia de acabar con el control del poder político por parte del Partido Comunista de Cuba (PCC).” Pues bien, por medio de su director, ya sea postura personal, ya sea objetivo de la entidad, o de sólo algunos de los que allí publican, CP se ha declarado partidaria del pluripartidismo, trabajar por la transición de “régimen” en Cuba, intensificar sus vínculos extranjeros e, incluso, no desecha la intención de organizarse en un partido político para la disputa del poder si ello fuera necesario. Además, en varios escritos publicados allí se propone que el Partido Comunista sea un partido más entre otros. Y en otros textos, aunque a veces no se declara abiertamente, se cuestiona que la propiedad estatal sea una forma de expresarse y protegerse la propiedad social y los intereses comunes de los cubanos. ¿Hacen falta otros argumentos que los mismos declarados por sus mismos voceros? Creo que, al menos, no con respecto a la taxonomía de Pedro Monreal.

Carlos Luque Zayas Bazán
La pupila insomne

(*) Que Lenin define como aquellos “elementos inconstantes que vacilan entre los que luchan”. “Entre los círculos y organizaciones de lucha contra el zarismo que acudieron al II Congreso, el grupo socialdemócrata “Yuzhni Rabochi” (El Obrero del Sur), a la vez que sostenía su acción en principios que entonces se podrían considerar de izquierda- énfasis en la lucha política para derrocar al zarismo, condena del terrorismo como método de lucha, extensión el movimiento revolucionario de masas, al mismo tiempo que estos rasgos, sobreestimaba el papel de la burquesía liberal y menospreciaba el papel del campesinado.”

miércoles, 23 de agosto de 2017

El terrorismo y las manifestaciones racistas




Los hechos terroristas recientes en Barcelona y otras partes de Europa y las manifestaciones racistas y neonazis en #EEUU en la Mesa Redonda.

Cuba, una economía en apuros

Cuba intenta mantener a flote su economía en un contexto de incertidumbre por la honda crisis de Venezuela, el recrudecimiento del embargo estadounidense y dificultades financieras, aunque expertos señalan que hay recursos para elevar el ritmo de su bajo crecimiento.
Tras un decrecimiento de 0,9 por ciento en 2016, el producto interno bruto (PIB) aumentó en 1,1 por ciento durante el primer semestre de este año, fundamentalmente gracias a buenos desempeños del turismo, construcción, transporte y comunicaciones, además del sector de la caña de azúcar, según los informes oficiales.
El incremento fue interpretado como señal positiva y alentadora, pero su nivel resulta insuficiente y sin impacto en el nivel de vida de la población cubana, que se queja del bajo poder adquisitivo de sus salarios, altos precios de la canasta alimentaria, desabastecimiento inclusive de medicamentos y transporte público ineficiente.
El comportamiento positivo del PIB representa “un paso en avance” respecto a su caída del año pasado, pero el “escenario para el segundo semestre sigue siendo complicado, para nada está segura aún la salida definitiva de la recesión”, advirtió a IPS el economista cubano Pavel Vidal, profesor de la Universidad Javeriana, en la universidad colombiana de Cali.
Ese panorama podría tornarse más difícil, ante la eventual profundización de la crisis en Venezuela, el principal socio económico y comercial de Cuba, así como el recrudecimiento del embargo de Estados Unidos y una merma considerable de los viajes desde ese país, entre otras medidas anunciadas por Washington para entrar en vigor desde septiembre.
“La dinámica del sector de la construcción, el turismo y la evolución de los vínculos con Venezuela van a ser claves para el resultado del año”, indicó Vidal. El anunciado aumento de las restricciones a viajeros estadounidenses amenazan la aspiración de superar con creces los cuatro millones de visitantes en 2017.
Expertos descartan equiparar la situación actual con la recesión de los años 90, tras la extinción de la Unión Soviética, que suministraba a esta isla caribeña la totalidad del combustible que consumía. De hecho, hasta ahora no se han registrado dificultades con el suministro doméstico de electricidad, una de las expresiones más temidas de aquella época.
Actualmente, “tanto por el proceso inversionista nacional como extranjero, Cuba produce el 50 por ciento del combustible que necesita, ya ese es un rasgo distintivo”, señaló a IPS el economista Omar Everleny Pérez Villanueva, quien recordó además que el país realiza “un fuerte proceso de inversiones” para desarrollar las energías renovables.
“Evidentemente la situación que atraviesa Venezuela ha afectado en alguna magnitud, pero Cuba tiene otros proveedores a los cuales acudir en caso de disminución de volúmenes provenientes de ese país, estamos hablando de Rusia, precisamente, Angola, Argelia, y otros proveedores de la región caribeña”, agregó.
Fuentes internacionales aseguran que La Habana debió comprar en Argelia una partida de 515.000 barriles (159 litros) de petróleo equivalente para compensar parcialmente el déficit de suministro venezolano. En marzo, se informó de una adquisición de 250. 000 toneladas métricas de derivados a Rusia.
A su vez, medios oficiales cubanos confirmaron que el incumplimiento del suministro de petróleo desde Caracas supuso para Cuba el gasto adicional de casi 100 millones de dólares en combustibles durante 2016, lo que agravó el déficit de ingresos externos del país en 417 millones de dólares.
En materia comercial, China desplazó del primer lugar a Venezuela en el intercambio de bienes con Cuba. En 2016, la balanza comercial con la potencia asiática totalizó 2.585 millones de dólares, casi 361 millones de dólares más de la suma de las transacciones con la nación sudamericana.
Pese a sus tensiones financieras, La Habana ha desembolsado en el primer semestre de este año 2.306 millones de dólares como parte del reordenamiento de la deuda externa con sus principales acreedores, aunque aún debe ponerse al día en los pagos corrientes a los proveedores.
El gobierno ha ratificado “su voluntad de honrar todas y cada una de las cuentas vencidas”.
En opinión de Pérez Villanueva, “los acuerdos de renegociación de la deuda cubana no solo con el Club de Paris (de acreedores y deudores oficiales), sino con otros acreedores también, fueron una buena señal de que el país estaba interesado en recomponer sus relaciones
externas, es decir honrar lo que se debía”, lo cual propició la reapertura de garantías a los exportadores de Cuba.
“A la vez han mejorado los indicadores de confianza a Cuba para los inversionistas. Pero esto es un enorme reto, ya que ha tenido que erogar muchos miles de millones de dólares, para cumplir sus compromisos, en medio de una aguda escasez de liquidez financiera”, agregó.
Entre las causas de esta iliquidez figura la caída de la producción de níquel, el principal rubro de exportación actualmente en Cuba, a lo que se une la baja de su precio en el mercado internacional.
La última zafra azucarera también resultó inferior en 300.000 toneladas, lo que se traduce en 98 millones de dólares menos a lo planificado por sus ventas externas.
Las inversiones extranjeras, un factor clave para impulsar el crecimiento, siguen esquivas.
Desde la aprobación en 2014 de la nueva legislación que ofrece mayores garantías y considera este sector parte del desarrollo se han aprobado reinversiones en dos negocios en ejecución y 11 nuevos, de ellos cinco en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y seis fuera de ella.
Estos nuevos proyectos totalizan montos superiores a los 1. 346 millones de dólares, de acuerdo a informes oficiales.
Pero funcionarios gubernamentales han reiterado que el país necesita un flujo anual de capital foráneo de unos 2.500 millones de dólares para aspirar a un crecimiento de seis por ciento del PIB, meta fijada para lograr el ansiado desarrollo.
Vidal y Pérez Villanueva no niegan el impacto extraterritorial del nuevo endurecimiento del embargo estadounidense en los negocios con este país, pero también resaltan que hay trabas burocráticas internas que representan un desestimulo a la inversión.
“Conozco inversionistas que quieren hacer negocios con Cuba y se quejan de lo dilatado del proceso interno”, comentó Pérez Villanueva.
Estos expertos también coinciden en que Cuba tiene aún muchas reservas de eficiencia a explotar. “El modelo económico debe poder combinar eficientemente capital humano con capital físico y tecnologías, algo que no ha logrado por décadas. Para ello deben aplicarse la reforma estructural que se prometió”, consideró Vidal.
Entre las transformaciones pendientes figura el reconocimiento de pequeñas y medianas empresas privadas, que según algunos especialistas podría ser una opción favorable para integrar al sector profesional en el trabajo no estatal.
Tal perspectiva no parece cercana en medio del reordenamiento del trabajo por cuenta propia (privado) iniciado a principios de agosto.
Ese reordenamiento aún en marcha, incluye “paralización provisional” en la entrega de nuevas licencias para 27 de las 201 actividades que en 2010 el gobierno abrió al ejercicio laboral autónomo, así como la suspensión definitiva de autorizaciones para otras cinco.
El sector cuentapropista involucra hasta el momento a más de medio millón de personas, en un país con una población de 11,2 millones.

Patricia Grogg
IPS

lunes, 21 de agosto de 2017

Dos periodistas ejemplares


¿Donde está y quien es nuestro enemigo principal?

“No me importa si los contrarevolucionarios tienen o no libertad,
lo que me importa es si la tienen los revolucionarios“

J.P. Sartre, Huracán sobre el azúcar.

“Si se cierran puertas y ventanas a todos los errores, la verdad
también se queda afuera”

M. Gandhi

Diferentes modelos capitalistas y socialistas

He seguido el debate desatado en las redes sociales por dos artículos publicados en Granma por los compañeros Enrique Ubieta primero (¿Es posible unir lo mejor del capitalismo y el socialismo? y después Elier Ramirez (Ideas en el centro del debate). Coincido con la mayoría de sus puntos de vista. Solo me referiré a un par de aspectos de sus trabajos para hacer algunos comentarios, pues el objetivo de estas notas no es polemizar con ambos, sino proponer un cambio del enfoque del problema.
De la lectura de sus trabajos se desprende la idea de que los riesgos principales para el proyecto socialista cubano se encuentran en las corrientes de pensamiento de algunos ciudadanos que encubren una especie de nacionalismo de derecha, o aún también aquellos que cultivan una suerte de anexionismo solapado. Todo eso es verdad, pero no es toda la verdad.
La opinion de Ubieta por ejemplo de “que el capitalismo siempre es salvaje“ necesita ser matizada. No existe un solo modelo de sociedad capitalista, de la misma manera que los pocos países que en el mundo tienen orientación socialista difieren mucho entre sí, dígase China Vietnam, Corea del norte, Venezuela y Cuba.
Es un criterio un tanto reduccionista, que simplifica demasiado un análisis sociopolítico global,dicho sea con el respeto que merecen las ideas de ambos compañeros, a los que nadie –en su sano juicio- puede calificar de oportunistas. Lo mismo sucede con los modelos capitalistas; una cosa es la brutalidad-asesinatos ablibitum e impunes de afronorteamericanos- y deshumanización del modelo norteamericano y sus mediocres remedos en algunos países latinoamericanos y otra las experiencias del capitalismo en ciertos países europeos.
Existe un capitalismo cruel y estúpido y otro más inteligente; no sería sensato negarlo. Y si de estadísticas se trata podríamos encontrar que este capitalismo inteligente -Suiza, Holanda, Noruega y otros pocos- podría estar más cerca de la justicia social plena que el primitivo socialismo de europa del este. Claro que la cuestión se explica porque en esta zona geográfica existe una poderosa tradición de industria y comercio superior a la que hubo en el espacio de europa oriental ocupados por el antiguo campo socialista.
No es pertinente pretender liquidar la experiencia del llamado “modelo nórdico” mediante una media verónica expresada en la frase “Cuba no sería otra Suecia ni Dinamarca –como de forma idílica expresan algunos autores desconociendo incluso los males que hoy aquejan esos países”.
Lo cierto es que no es un capitalismo salvaje y es diferente; han alcanzado logros sociales en materia de salud, educación y estabilidad social por encima de la mayoría de los países.
“Una nación puede y debe aprender de las otras“ dijo Marx en El Capital y hay que estudiar esa experiencia, no para copiarla sino para aplicar el principio martiano de que debemos “injertar el mundo en nuestra república pero el tronco que sea de nuestra república”. Eso no quita el carácter ingenuo de los que piensan que aquí puede existir una variante “nórdica” pero es por razones de idiosincrasia y geopolítica aspecto en que tiene razón Elier pero eso no puede conducir a desconocer el hecho de que hay variantes en el capitalismo.
Lo mismo sucede con el socialismo. Cuando se examinan las experiencias del socialismo soviético y de Europa del este, podemos encontrar entre algunos aciertos, no pocas idioteces, producto de la incultura e incompetencia de los sectores dirigentes.
¿Quién puede asegurar, por ejemplo que en el mismo caso cubano no existen cosas absurdas, difíciles de justificar a la luz de la razón? Y que las raíces de nuestros disparates en su mayoría, están en las imperfecciones humanas. El hombre es la medida de todas las cosas, tanto de las que son, como de las que no son, como afirmó un ilustre pensador griego.
Otro aspecto que deseo comentar son las opiniones de ambos articulistas acerca de la tesis expuesta en algunos de sus párrafos que consideran que las opiniones discrepantes acerca de la manera que nuestro gobierno dirige nuestro modelo socialista representan la tendencia de, como “meter el capitalismo por la puerta de la cocina“. Al menos esa es la impresión que causan; disculpas si no es así.
No es saludable deslegitimar con epítetos al pensamiento otro, estarle buscando las cinco patas al gato y mantener siempre bajo sospecha las ideas diferentes. Y mucho más si se disfruta del privilegio de tener acceso a los medios de difusión masivos, que no tienen los que discrepan de sus ideas. Aquí hay un problema ético sobre el que Eliades y Elier deben meditar como gente honesta que son.

Gobernar hoy es muy dificil

Tal parece, como muestra la historia, que los gobiernos están diseñados para equivocarse. Gobernar en el mundo de hoy se ha hecho cada día más complejo, lo mismo para la derecha que para la izquierda. Pero una cosa es el gobierno-sujeto al actuar de seres humanos casi siempre defectuosos -y otra el sistema político. En el caso de Cuba ha sido extraordinariamente dura la tarea de la dirección cubana, que viene gestionando una crisis hace casi 30 años.
Como estudiosos del marxismo –es evidente la preparación filosofica de ambos- deben recordar que la historia y desarrollo del pensamiento marxista es de polémica y combate.
La ideología alemana, el Antiduhring y el mismo texto de El Capital-cuyo estudio relativamente disminuido en el país considero alarmante- son muestras de que se desarrolla mediante la confrontación continua con la ideología adversaria. Allí Marx discrepa y asimila al mismo tiempo las ideas de Smith y David Ricardo siempre con respeto. En los asuntos humanos la verdad y lo que no lo es siempre están mezcladas.
El marxismo soviético se murió de inanición, por eliminar la contrapartida y el enfrentamiento abierto, y dejarse de alimentar de la polémica frontal. No nos vaya a nosotros a pasar lo mismo. Cuando lo vinieron a hacer, con la Glasnot, ya era demasiado tarde; no había una cultura del debate.
Cuba ha tenido desde José Martí hasta acá el pensamiento de izquierda más avanzado del continente. Brilló muy alto en la segunda y tercera década del siglo pasado representado por Martínez Villena, Pablo de la Torriente, Marinello y Raúl Roa. Pero lo fue porque tuvo que enfrentarse a un pensamiento de derecha también brillante-Mañach, Lamar Schweyer entre otros. La agudeza de pensamiento de estos pensadores burgueses desafió a los intelectuales de izquierda que debieron estar a su altura. No solo la bobería se pega, la inteligencia también.
Ojalá tengamos aquí una derecha inteligente, que lamentablemente no aparece por ninguna parte –para que nos obligue a pensar, y nos saque de la modorra que a veces padecemos los viejos militantes por el socialismo. Aunque esta empresa implica riesgos –en el mundo de hoy todo lo tiene- no considero que ese seria el mayor peligro para la viabilidad del modelo cubano. El peligro principal está en otra parte, como veremos más adelante.

Abrir nuevos espacios al pensamiento

Creo que el compañero Ubieta hizo un excelente trabajo en la dirección del ¿mensuario?
La Calle del Medio. Se abrió un espacio público al debate sobre música y otros aspectos de la cultura muy beneficioso, fuera de los medios oficiales. Hace falta una publicación semejante –pública y fuera de las redes sociales-para el debate sobre temas económicos, sociales y políticos.
Si por mí fuera dejaba espacio también a ese nacionalismo de derecha, aunque no sea más que para verle bien la cara. ¿O hay que tenerle miedo? Un defecto histórico del socialismo es su incapacidad para gestionar la diversidad, en lo que la derecha inteligente es experta. Es un reto inevitable en el mundo de hoy, donde se abren amplios espacios a el caos, la incertidumbre y la complejidad.
El Che comprendió esta necesidad muy temprano cuando creó la revista Nuestra Industria abierta al debate –a veces descarnado- entre los revolucionarios sobre cómo construir una nueva sociedad. Creo que existe un grupo importante en el país de investigadores y analistas comprometidos con el proyecto cubano lo suficientemente maduro intelectualmente como para soltarle un poco las riendas y promover debates responsables y constructivos, donde predominen los argumentos, los resultados de investigaciones y no los adjetivos.
Debemos confiar en la estatura ideológica e intelectual de la mayoría de nuestro pueblo. La construcción del socialismo es demasiado compleja, con duros desafíos al trabajo mental, como para que sus problemas puedan ser resueltos por un pequeño grupo de directivos e intelectuales –por muy instruídos y honestos que sean- y que corran el peligro de cocinarse en su propia salsa. Hay que socializar las ideas de los revolucionarios preparados para garantizar un debate sobre bases científicas, que es otra cosa distinta de las consultas masivas sin desconocer que también cumplen una importante función.

El peligro principal

Ya a apunté antes que mi objetivo central no era debatir las ideas de Ubieta y Elier, que como ya dije expresan verdades, pero no todas las verdades. Falta algo. Las pistas para exponer mis criterios se encuentran en dos fuentes; primera en las ideas expresadas por Fidel en su histórico discurso en la universidad de La Habana donde expuso su tesis de que la revolución no puede ser destruída desde afuera, sino que éramos nosotros los que podríamos hacerlo. La segunda es una frase en su definición de Revolución donde menciona lo inevitable del enfrentamiento a “poderosas fuerzas externas e internas”.
Eusebio Leal observó el carácter enigmático de la referencia a las “fuerzas internas”, porque las externas todos sabemos cuales son. Hay profundizar en este aspecto. Propongo que aquí hay que distinguir dos niveles; uno las fuerzas internas dentro de los sectores sociales del país, a las que se refieren principalmente Ubieta y Elier, pero que están fuera de los límites de las organizaciones estatales y gubernamentales y otras que en mi opinión están dentro del estado y el sistema de organizaciones que lo componen. Considero que estas son las más peligrosas.
Por supuesto dentro de ellas está la corrupción de los funcionarios estatales y gubernamentales dedicados a su bienestar material a costa de los bienes del Estado.
Pero las muestras de corrupción en la sociedad cubana son de una naturaleza en mi opinión secundaria y bastante limitada si la comparamos con lo que sucede en la mayoría de los países latinoamericanos y algunos europeos, España por ejemplo.
Allá se trata de una corrupción estructurada, en cadena, empresarios, auditores, policía, tribunales y parlamento, todos incluídos. Aquí esto no existe, sino que lo que hay son “luchadores” que tratan de sobrevivir y disfrutar de una Dolce Vita, hasta ahora la Contraloría General de la República los ha mantenido a raya. Los que se han excedido, Cubana de aviación, Tropical Island, por ejemplo, han recibido su merecido. Nuestra policía económica ya tiene suficiente experiencia como para no dejarse engañar por los pícaros.
Lamento tener que referirme a mis experiencias personales en los comentarios que siguen.Viví casi cuatro años en un país socialista, la antigua República Democrática Alemana.Compartí con mis condiscípulos alemanes y también con checos, polacos y soviéticos que hacían su doctorado en la facultad de economía de la universidad de Humboldt.
Terminé a mediados de la década del 70 y en los 20 años posteriores supe de ellos con frecuencia, tanto por la vía epistolar como personal, a causa de mis varias visitas a sus respectivos países. Acumulé muchas vivencias y recogí anécdotas sobre lo allí sucedía; eran hechos que entonces no sucedían en Cuba, pero que ahora si aparecen aquí en cierta medida preocupante.
Si identifico el factor común a todas ellas la conclusión sería esta: la insensibilidad, indolencia y la incapacidad de los miembros del sector dirigente de la sociedad para garantizar la sostenibilidad y desarrollo del sistema socialista. Estas limitaciones permitieron que surgieran extensas capas burocráticas que ninguneaban a los ciudadanos, los agredían con impunidad haciendo surgir en gran escala una ola de excepticismo, falta de confianza y credibilidad en la viabilidad del sistema, que fueron las bases para el trabajo de zapa de sus enemigos
El sector dirigente, que no eran en su mayoría corruptos ni deshonestos no se percató de la amenaza y los dejó actuar a su arbitrio. Este asunto no ha escapado a la mirada sagaz de la ensayista Graciela Pogolotti. En julio 21 de 2011 Granma publicó su ensayo Otra vuelta al pensamiento burocrático. Selecciono dos párrafos esenciales:
“La conducta del pequeño burócrata entorpece el adecuado funcionamiento de la economía, la aplicación de los lineamientos aprobados por el Congreso del Partido y constituyen una fuente de malestar político en el pueblo, sometido muchas veces a gestiones aberrantes, además de provocar una pérdida de credibilidad en las instituciones”.
“A otra escala, los daños son aún mas irreparables y pueden lacerar la continuidad del proyecto socialista, la pérdida de la soberanía y la caída vertical del nivel de vida de las grandes mayorías, así como la entronización de la violencia por la intromisión de las mafias de toda índole“
El asunto le ha seguido preocupando a la autora, pues recién el 19 de junio de 2017 vuelve sobre una temática afin en su artículo Los lectores escriben. En él se refiere a las cartas de quejas de los ciudadanos a la sección Cartas a la direccion. Después de realizar un resumen de los contenidos mas comunes de estas misivas la Pogolotti señala;
“Padecimientos de larga data, con el que casi todos hemos tropezado alguna vez, la pesadilla de las tramitaciones burocráticas parece no tener coto. En este caso no nos encontramos ante limitaciones de recursos materiales, sino con un ámbito en que la subjetividad desempeña un papel decisivo, puede rozar con la tentación del soborno e implica con frecuencia falta de compromiso con la responsabilidad que corresponde al funcionario“
Voy a completar los razonamientos de la autora con otros datos. El 29 de enero de 2016 Granma publicó una tabla donde aparecieron los catorce organismos que no se dignaron siquiera contestar las cartas: ocho de ellos son gobiernos territoriales tanto municipales como provinciales.
En julio 14 de este 2017 el periódico vuelve a publicar la tabla correspondiente al primer semestre. Ahora son treintaidos los que no responden –aumenta mas del doble la cantidad de remolones- de ellos quince son gobiernos territoriales.
Muchas de estas oficinas gubernamentales-encontrándose entre el grupo de vanguardia Planificación Física y Viviendas- funcionan como macabros laboratorios que operan como potentes aspersores de angustia y ansiedad a miles de ciudadanos cada día. Ubieta y Elier esto si tumba el socialismo –como me consta que lo hizo en europa del este- y provee de materia prima ideológica a ese grupo de trasnochados de mentalidad anexionista para envenenar el clima sociopolítico del país. Es una modalidad de contrarevolución invisible; un golpe de estado lento, gradual y silencioso, que opera a largo plazo, como el cáncer.
Y esto no lo discute la Asamblea ni el gobierno central se siente aludido, permitiendo la impunidad a esta laya de activistas antisocialistas que se burlan abiertamente del periódico del Partido y que incluso pueden tener un carnet en el bolsillo. Estamos durmiendo con el enemigo, en la misma habitación, lo tenemos dentro del cuerpo social del sistema, como una célula maligna para la cual todavía no hemos encontrado un medicamento antitumoral.
Ahí está nuestro adversario principal Ubieta y Elier más que en esos seguidores clandestinos de mentalidad ridículamente plattista. ¿Por qué ambos no abogan por la idea de la creación de tribunales especiales donde podamos acusarlos, como han hecho otros países, incluso de orientación socialista como China?
¿O es que tampoco ustedes se dan cuenta de la gravedad de la situación?
Hace rato que he llegado a la conclusión de que si el presidente –antes de su anunciado retiro-no los pone en su lugar y estirpa de manera radical -con la autoridad que le concede la historia- estos males, estas capas podridas de burócratas harán estallar los sueños de cambio y las esperanzas del pueblo cubano poniendo en peligro el futuro de la patria, como hicieron sus similares en los países del antiguo campo socialista. “TEMPUS FUGIT” (el tiempo huye) según la vigente expresión latina. Ubieta y Elier estamos contra reloj, hagan lo suyo.

Ricardo J. Machado. Sociólogo. Profesor investigador.