miércoles, 31 de marzo de 2021

Estados Unidos pide la liberación de los golpistas bolivianos


El asesino vuelve a la escena del crimen. 

 El sábado pasado, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, emitió un comunicado en que reclama la liberación de la expresidenta Jeanine Áñez y el resto de los detenidos por el golpe de Estado de noviembre de 2019. No es casual, toda vez que Estados Unidos apoyó el derrocamiento de Evo Morales. 
 Hasta el momento, se encuentran en prisión, además de la exmandataria, dos de sus ministros (Álvaro Coímbra, de Justicia; Rodrigo Guzmán, de Energía) y el excomandante del Ejército, Pastor Mendieta. Hay órdenes de detención contra otros ministros y militares, algunos de los cuales huyeron del país. A su vez, el general Alfredo Cuéllar y el excomandante de policía Jaime Zurita están en prisión domiciliaria por la masacre de Sacaba, Cochabamba, en que once personas fueron asesinadas en el puente de Huayllani, en noviembre de 2019. En el caso de las masacres en Senkata, en El Alto, ocurridas ese mismo mes, en las que fueron asesinadas diez personas, solo está detenido el comandante de la División Mecanizada del Ejército, Franco Orlando Suárez. Al mismo tiempo, 27 policías fueron procesados por la quema de la wiphala (bandera indígena) en esa misma época. 
 Pese a la machacona propaganda de los propios golpistas por presentar la asunción de Áñez como resultado de una sucesión constitucional, no hay ninguna duda de que se trató de un golpe de Estado. Las fuerzas armadas efectuaron una conferencia de prensa el 10 de noviembre de 2019 en la que “sugirieron” a Evo Morales que dejara el poder. Y fue el comandante en jefe de esas fuerzas, Williams Kalimán, quien le colocó la banda presidencial a la entonces senadora Áñez dos días más tarde, en una sesión irregular del Senado, sin el quórum correspondiente. Como parte del operativo golpista, Luis Fernando Camacho organizó milicias fascistas que arribaron a La Paz desde el oriente boliviano. El mismo ingresó al Palacio Quemado con la Biblia bajo el brazo. Como resultado de una extraordinaria lucha obrera y popular, un año más tarde los golpistas debieron convocar a elecciones presidenciales y perdieron el poder. 
 Frente a las detenciones, la derecha inició una campaña. Camacho, que en las últimas elecciones de gobernadores de este mes logró ser electo gobernador de Santa Cruz (por la fuerza Creemos), amenazó con que “un preso más y paramos el país” (La Nación, 16/3). Se protege, en primer lugar, a sí mismo. Comunidad Ciudadana (CC), la fuerza del expresidente Carlos Mesa, emitió un comunicado en que reclama la libertad de los presos con el argumento de la “reconciliación” y la “paz” (hablan de paz los defensores de un golpe que dejó decenas de manifestantes muertos). El gobierno de Bolsonaro también salió a defender a Añez. En Cochabamba, esposas de policías encabezaron una movilización para que cesen las aprehensiones. A su vez, la Asociación Nacional de Suboficiales Sargentos, Clases y Policías (Anssclapol) de La Paz y Cochabamba se declararon en estado de emergencia.
 Aunque el gobierno del MAS criticó las declaraciones de Blinken como una intromisión en los asuntos internos de Bolivia, trascendió estos días una entrevista al presidente Luis Arce en que señala que el ministro de Exteriores, Rogelio Mayta, se contactó con representantes norteamericanos para iniciar diálogos y “mejorar las relaciones” (La Razón, 28/3). La entrevista sería previa al posicionamiento público del titular del Departamento de Estado, pero es ilustrativa de la línea contemporizadora del gobierno boliviano. Del mismo modo, el ecuatoriano Andrés Arauz ha usado una parte de su campaña presidencial en seducir a Estados Unidos (pronosticó que “nuestra relación va a ser excelente, especialmente ahora, con la administración del presidente Biden”). Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en tanto, más allá de algunas críticas en sus discursos, siguen negociando un acuerdo con el FMI. Los “nacionales y populares” no tienen intenciones de emprender una lucha contra el imperialismo. 
 La lucha por la cárcel a los responsables del golpe en Bolivia y por justicia para las víctimas tiene que ir de la mano del desarrollo de una independencia política del movimiento obrero y campesino. Es necesario poner en pie un partido de trabajadores. 

 Gustavo Montenegro

Parques científico-tecnológicos en Cuba


lunes, 29 de marzo de 2021

Déjame que te cuente, limeña sobre Javier Heraud y Chabuca Granda



La vida de un poeta acribillado a balazos con solo 21 años y cómo le cantó la más grande voz de su país

domingo, 28 de marzo de 2021

Frontera caliente: Biden continúa las deportaciones de migrantes


La crisis migratoria en la frontera entre Estados Unidos y México ha dado un salto. 

En el mes de febrero, las detenciones en suelo norteamericano totalizaron un poco más de 100 mil personas, de las cuales 70 mil fueron deportadas por la administración Biden. Las cifras son las más altas desde 2019. En los comienzos de la pandemia, había mermado la circulación de migrantes, pero se volvió a disparar en los últimos meses. Para marzo, se esperaban cifras aún mayores. 
 Biden venía tratando de mostrarse diferente a las políticas de tolerancia cero de su predecesor en el cargo, Donald Trump. A tal efecto, frenó la deportación en caliente de menores que llegan solos al país. Pero dejó bien en claro que la frontera estaba cerrada. Las expulsiones masivas de estas semanas, así como las imágenes que muestran el hacinamiento de menores en los centros del gobierno federal en la frontera (a la espera de alguna familia que los patrocine), muestran el verdadero rostro del imperialismo. 
 Para tratar de apaciguar la crisis, Biden formó un equipo que tiene al frente a la vice Kamala Harris. Una de las claves será presionar a los gobiernos centroamericanos para que detengan la migración. Del mismo modo que Trump amenazó con imponer aranceles a productos mexicanos si el gobierno no controlaba los migrantes, ahora Biden condiciona la entrega de vacunas de AstraZeneca. El presidente Andrés Manuel López Obrador respondió que “no somos una colonia”, pero lo cierto es que está cumpliendo con los dictados norteamericanos. Por estos días, volvió a desplegar cientos de militares y miembros de la Guardia Nacional en la frontera sur (El Financiero, 19/3). Además, hubo miles de detenciones durante febrero en las rutas. Y el canciller Marcelo Ebrard firmó un acuerdo para promover la “migración controlada” con Roberta Jacobson, la funcionaria del Departamento de Estado que está a cargo de la frontera con México. Biden también designó un funcionario, Ricardo Zuñiga, para que realice gestiones frente a los países del llamado triángulo norte (El Salvador, Guatemala, Honduras), origen de las caravanas migratorias más masivas.
 Trump aprovechó la nueva oleada migratoria para cargar contra Biden, a quien acusó de abandonar sus políticas brutales. Pero lo que muestra la crisis es que no hay represión, amenazas ni llamados a quedarse en casa capaces de detener los flujos migratorios, cuyo origen es la descomposición social que se vive en los países centroamericanos. El imperialismo es el máximo responsable de esta situación, al promover las dictaduras y gobiernos que hundieron la región.
 El salto en la crisis coincide con el comienzo del debate de la reforma migratoria en el Congreso. Presentada con bombos y platillos como una vía para regularizar a los más de 11 millones de indocumentados que hay en el país, lo cierto es que quedaría restringida a los dreamers (comunidad que representa a jóvenes, la mayoría mexicanos, que llegaron al país de niños), que son cerca de un millón, y a los trabajadores agrícolas. Ambos sectores podrían acceder a la residencia permanente (green card), en caso de que prosperen las negociaciones parlamentarias entre demócratas y republicanos. El objetivo de Biden es aligerar el flujo migratorio y una otorgación de credenciales en dosis homeopáticas, que sirvan también a un sector de la burguesía norteamericana que se vale de la mano de obra migrante. 
El mandatario derogó en febrero una medida de Trump que congelaba las visas de trabajo en industrias de alta tecnología “y una variedad de otras para trabajadores poco calificados” (La Nación, 26/2). Frente a la crisis migratoria, es necesaria la unidad de los migrantes y trabajadores norteamericanos, en una lucha común contra el gran capital y el Estado imperialista. 

 Gustavo Montenegro

La misión de Enoel Salas, el agente Allam


 

 Durante más de 25 años Enoel Salas Santos estuvo infiltrado en organizaciones terroristas contra Cuba. Cumplió prisión durante 13 años, se alejó de su familia, soportó el título de traidor, pero nunca dejo de cumplir una misión. Ya revelada su verdadera identidad, en su historia se reflejan otras muchas que han vivido los miembros de la Seguridad del Estado cubana.

viernes, 26 de marzo de 2021

El bloqueo es un crimen de lesa humanidad


Consecuencias económicas y culturales del cinismo imperial 

 Según la ONU, son crímenes contra la humanidad los que constituyen ataques generalizados o sistemáticos a la población civil. Son “crímenes de lesa humanidad” los exterminios, la esclavitud, la deportación o expulsión forzosa, la privación de la libertad física e intelectual que viola el derecho internacional. Son “crímenes de lesa humanidad” las torturas, las violaciones, la prostitución y la violencia sexual, la persecución de un colectivo (incluido su “linchamiento mediático”) por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género; la desaparición forzada de personas, el apartheid y otros actos que atenten contra la integridad de las personas y de los grupos sociales. Por ejemplo el Bloqueo, aunque lo llamen “embargo”. Antes de que los “puristas” de las clasificaciones leguleyas alienten esperanzas de ensayar elocuencias escolásticas, sepan que no tendrán lugar aquí. Es Delito de Lesa Humanidad todo cuanto atente contra la vida, la libertad, los derechos y la dignidad de las personas… y los Bloqueos son una de las formas de las guerras más alevosas, ilegales e ilegítimas, del capitalismo aunque contraten o inventen ideólogos, tratados internacionales y legislaciones para camuflarse. 
 Pero combatir al Bloqueo no es asunto sólo “legal”, de poco han servido las decenas de repudios internacionales en la ONU ni las proclamas airadas de las voces más indignadas. La batalla contra el Bloqueo es una lucha política sin cuartel que no se detiene a las puertas de las burocracias y que implica una batalla tenaz y radical contra el capitalismo, su modo de producción y sus relaciones de producción. Sin duda el capitalismo, en su desarrollo, luego de la Segunda Guerra Mundial, produjo iguales o peores horrores contra la especie humana. Produjo todo género de usurpaciones, invasiones y hurtos. Todo tipo de engañifas, manipulaciones y humillaciones. Destrucción del planeta, de países y de culturas. Vulgaridad, individualismo y racismo. Miseria, pobreza y desamparo. Secuestros, usurpaciones y bloqueos. ¡Imposible maquillar tantos horrores!. Las consecuencias empeoran y se comportan como pandemia. No hay futuro para la humanidad bajo un sistema así. Y para castigar a quienes se niegan a aplaudir sus horrores, el imperio impone sanciones, “embargos” y bloqueos. Todo junto o separado, no son lo mismo. Son formas de una guerra despiadada contra los pueblos y contra la humanidad. Por ejemplo, el Bloqueo contra Cuba es el más prolongado que se conoce en la historia moderna. Aunque ha sido condenado sinnúmero de ocasiones nada ocurre; lo mismo está sucediendo contra Venezuela y contra todo aquel que intente desarrollar nexos de cualquier orden con ambos países. 
 Algunos se conduelen sólo por los “daños económicos” ocasionados por el Bloqueo, pero es insuficiente para comprender y denunciar los estragos en los campos de la salud, la educación, la vivienda, el trabajo y la cultura. El Bloqueo, es parte de la Guerra Psicológica imperial contra toda rebeldía. No olvidemos la obligación ética, que tenemos todos, de denunciar el ataque sistemático contra el estado de ánimo de los pueblos sometidos al bloqueo. Está más clara que nunca la urgencia de una nueva proclama planetaria por los Derechos Humanos, esta vez despejando toda huella de individualismo (del solo lamento por los derechos individuales) para ascender a una práctica humanista que aprenda a no reducir los Derechos y, a cambio, aprenda a expandir, y profundizar, todas sus nociones a su carácter social necesario. Es hora de habilitarnos con un programa humanista mundial nuevo, con carácter vinculante, en todos los cuerpos constitucionales y en todas las jerarquías éticas con que debe armarse una justicia social verdadera que nos ponga a salvo de las formas despiadadas de desigualdad, desamparo y marginación reinantes. 
 Necesitamos una Declaración de los Derechos Humanos de nuevo género que condene al Bloqueo, esta vez democrática, suscrita por las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras, aceptada por los movimientos sociales en pie de lucha contra la separación de la humanidad en clases sociales. Un sistema humanista nuevo, de capítulos subordinados a una concepción dinámica e integral, capaz de perfeccionarse con su práctica objetiva y con la organización democrática permanente de veedores, supervisores y controladores organizados en comités éticos para el desarrollo de los Derechos y las Responsabilidades colectivas. Romper con toda “letanía de falsa democracia” para verdaderamente democratizar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, renovarla desde los consensos. Es un paso obligado en el corto plazo. Romper con la idea de que tal Declaración ha de mantenerse enjaulada en la verborrea diplomática, para ascender a una que se vuelva “carne de las luchas” humanistas de base socialista. Una Declaración de los Derechos Humanos que sea sinónimo de fortaleza práctica sostenida con pensamiento crítico. Necesitamos una Declaración de los Derechos Humanos revolucionaria, que incluya debates y escrutinio de los pueblos contra sus opresores. 
 Hasta hoy “Los derechos humanos —escribe Marx— son los derechos de miembros de la sociedad burguesa, es decir, de individuos egoístas, separados de sí y de la comunidad”… pero los derechos del ciudadano son “derechos que sólo pueden ejercerse en comunidad. Su contenido es la participación en la comunidad, y concretamente en la comunidad política, en el Estado”. Ninguno de los derechos humanos trasciende en individuos replegados en sí mismos. Necesitamos una Declaración de los Derechos Humanos que sea herramienta de crítica cotidiana, cercana y en acción cuyas proclamas luchen en el sentido fundamental del respeto inalienable por el trabajo: “todos los miembros de la sociedad tienen igual derecho a percibir el fruto íntegro del trabajo” o a un “reparto equitativo del fruto del trabajo”. 
 Necesitamos un acuerdo internacionalista, de las bases, para re-fundar los Derechos Humanos de manera esencialmente crítica contra el carácter sumamente limitado e inhumano de la lógica del capital. Para luchar contra el Bloqueo (contra toda forma de bloqueo) que constituye un crimen, flagrante y sistemático. Humanismo que sea más que un compendio de “buenos propósitos” filantrópicos; que sea una manera más de ascender a la práctica emancipadora. Como lo pensaba Marx, a la luz de la Historia, inseparable del contenido insuflado por las fuerzas sociales en sus luchas emancipadoras. Humanismo de “nuevo género” como acción deseable, posible y realizable para las fuerzas que se fundamentan en la democracia participativa y revolucionaria. Humanismo, hoy más necesario que nunca, para no sucumbir a la opresión ideológica más feroz implícita en la sustracción de plusvalía. Humanismo que no se detenga ante nada, que defienda a la naturaleza, que proteja al patrimonio cultural, que combata a los negocios de las guerras, de los bancos buitres y de los “mass media” máquinas de guerra ideológica. No traguemos más engaños, el Bloqueo es un Crimen de lesa Humanidad. Y hay que frenarlo, sancionarlo y obligarlo a reparar los daños, globalmente. 

 Dr. Fernando Buen Abad Domínguez. Director del Instituto de Cultura y Comunicación y Centro Sean MacBride, Universidad Nacional de Lanús. Miembro de la Red en Defensa de la Humanidad. Miembro de la Internacional Progresista. Miembro de REDS (Red de Estudios para el Desarrollo Social) 

jueves, 25 de marzo de 2021

25 años del Vals del Obrero


El álbum emblema de Ska- P

 “Orgulloso de estar entre el proletariado, es difícil llegar a fin de mes y tener que currar y currar, pa’ ganar nuestro pan”, con este arranque, el 21 de marzo de 1996 conocía la luz El Vals del Obrero, el icónico álbum de la banda española ska punk combativo, Ska-P. Incluye varios de los temas más conocidos del grupo: El gato López, Cannabis, Sexo y religión y el propio Vals del Obrero.
 Se trata del segundo disco de la banda, el primero había salido 2 años antes con el mismo nombre de la banda.
 Siempre cantándole a las revoluciones obreras y desenmascarando a los capitalistas, los Ska-P están siempre presentes en las luchas de trabajadores, tanto en la difusión en sus redes sociales de apoyos a conflictos, como participando de festivales y recitales, un ejemplo claro son los show que brindaron en Neuquén, en FASINPAT (Ex Zanon). Además, es folclore que en cada uno de sus shows en el preludio al Vals del Obrero, sube al escenario alguna lucha obrera del lugar, que toma el micrófono y le cuenta al público su situación, para sumar apoyos. 
 El Vals del obrero cuenta las miserias en las que se encuentra la clase trabajadora porque “En esta democracia hay mucho listo que se lucra exprimiendo a nuestra clase social/ Les importa cuatro huevos si tienes catorce hijos y la abuela no se puede operar”. Lo más importante es que para Ska-P la salida para terminar con la explotación capitalista e imperialista es la “resistencia” y la organización de las y los trabajadores. “Por eso, hermano proletario, con orgullo yo te canto esta canción: somos la revolución/ Sí señor, la revolución”.
 El estribillo de Cannabis es posiblemente uno de los más conocidos de la banda vallecana: “Lega-legalización, Cannabis, de calidad y barato/ Lega-legalización, Cannabis, basta de prohibición”, planteo que empalma directamente con la crítica social que hacen, vinculándolo con el flagelo de la desocupación y el empobrecimiento de los trabajadores. El sistema se vale del narcotráfico para tener a las masas adormecidas, mientras aplica sobre ellas los ajustes más brutales. Este es el caso de Mis colegas del álbum Que corra la voz, donde cuentan como “Perdidos en cualquier lado, soñando con escapar, con escapar/ La mayoría del paro, y el que curra del trabajo temporal” y una vez más, ese grito de invitación a levantarse: “ey chaval, siempre a la sombra de la sociedad, somos la causa de su malestar, escupele al sistema y nunca dejes de molestar/ No chaval, no es ley de vida tu desigualdad, no te dieron la oportunidad, escupele al sistema y nunca dejes de molestar”. 
 Sexo y religión es un cross de derecha a la Iglesia Católica: “La religión, desde la Inquisición ejerce poderosa y dura represión, a todo lo que se llama sexo y libertad” y otra vez presente la idea de revelarse “contra la hipocresía” y no solo la de la Iglesia, sino también contra la hipocresía moral de la sociedad que condenan a las diversidades sexuales “Y si luchas por la libertad no se te olvide, hermano, el homosexual que ya sufrieron bastante en clandestinidad”. 
Y  si se trata de canciones emblema de este álbum, no podemos olvidar al gato López, el gato obrero al que “La sociedad gatuna no le quiso entender, por eso se rebela y grita, ¡que les den bien! Es un reflejo claro de la sociedad y es que, tío, no hay dinero. ¡Es un gato obrero!” 
 A 25 años del lanzamiento de este discazo, vaya un saludo para los revolucionarios vallecanos que hace 27 años recorren el mundo cantando para destruir el capitalismo, apoyando las luchas obreras, levantando las banderas de los Santiago Maldonado y Mariano Ferreyra. Su último disco Game over fue publicado en 2018 y cosas de la pandemia, el último show que realizaron fue en Argentina, en el marco del Baradero Rock, allá por febrero del 2020. Hoy se encuentran produciendo nuevos temas que les fans esperan ansiades. Ojalá pronto podamos volver a verlos en un escenario para que comience la estampida y poder agitar el orgullo de estar entre el proletariado. 

Beita De

martes, 23 de marzo de 2021

El 10% más rico de los países concentra el 90% de las vacunas aplicadas contra el Covid


A pesar de la financiación y colaboración de los Estados, las patentes privadas bloquean la producción masiva. 

 Un reciente informe periodístico destaca que unos 18 países, entre ellos las principales potencias imperialistas, acaparan el 88% de las vacunas aplicadas contra el Covid-19. Se destaca que en algunos casos, como EE.UU, la adquisición supera las necesidades locales y va en detrimento de la comunidad internacional. 
 Se trata de unas casi 400 millones de vacunas entregadas hasta el momento, lo que implica que, al ritmo actual, en algunos países deberán esperar años para poder vacunar a su población. 
 A su vez, la cuestión guarda otro problema implícito. Resulta que a pesar de que los Estados han desenvuelto importantes recursos económicos, tecnológicos, operacionales y logísticos, para colaborar con la producción de las vacunas, las patentes siguen en manos de un grupo reducido de multinacionales privadas. 
 Esta “colaboración” de las potencias imperialistas con los laboratorios ha sido para el fin de garantizarse una dotación significativa de vacunas, a expensas del conjunto de la población mundial.
 Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña se destacan entre los principales sectores que han favorecido esta política, llegando incluso a incautar vacunas destinadas a otros países, como el caso del cargamento de AstraZeneca dirigido a Australia y bloqueado por la UE. 

 Privilegios y patentes 

Lo más grave del asunto es que incluso detrás de lo que podría considerarse un reparto “poco equitativo” de las vacunas, sin consideraciones o prioridades sanitarias –como lo sería vacunar en función el rango etario, grupos de riesgo y/o trabajadores de la salud- se esconde la defensa del monopolio de las patentes por parte de un grupo reducido de empresas. 
 Mientras que países como India y Sudáfrica han solicitado internacionalmente que se suspendan las patentes privadas hasta obtener una inmunidad de grupo a nivel mundial, las principales potencias respaldan la posición de los laboratorios y los negocios capitalistas y se niegan a medidas de este tipo.
 Uno de los puntos clave de las actuales dificultades en el abastecimiento de vacunas suficientes para la demanda mundial es el de la capacidad instalada y los permisos para su producción. 
 Desde los laboratorios como Pfizer, Moderna, AstraZeneca, y otros, se desligan diciendo que existe “vocación” de establecer licencias de las patentes, pero que los países y las empresas locales no cuentan con el equipamiento necesario. Se trata de una vil mentira.
 La propia Organización Mundial de Salud estableció un mecanismo para compartir y transferir la tecnología necesaria para ampliar la producción mundial, sin embargo ninguna empresa se ha anotado al programa. Son varios los países que reclaman la flexibilización de las licencias y/o eximición de patentes para poder producir vacunas, pero no encuentran respuestas. 
 En Argentina, por ejemplo, unas 25 millones de dosis producidas por mAbxcience (Garín, Buenos Aires) están paralizadas por problemas de envasado (México).
 Por su parte, China y Rusia buscan extenderse en el mercado mundial extendiendo licencias de producción en distintos países y acaparando parte de la demanda insatisfecha por los grandes laboratorios.
 Otro dato importante, es que las potencias imperialistas también se valen de su posición económica para acaparar el mercado de vacunas, cuando una cantidad de países presenta evidentes problemas para cumplir con las exigencias leoninas de las multinacionales. 
 Tal es así la crisis que Lula le acaba de pedir a Biden que done a Brasil parte del excedente de vacunas de EE.UU y que se convoque a un G20 sobre la distribución de vacunas: la salida del “progresismo” latinoamericano es apelar a la benevolencia del imperialismo, no a una reorganización social de los recursos nacionales e internacionales. 

 Una crisis global 

El problema planteado no es menor, ya que una inmunización local o regional no es garantía de protección contra la pandemia. Las mutaciones del virus en las regiones menos tratadas podrían dar lugar a nuevas formaciones para la cual las vacunas actuales reducen su efectividad, lo que tiraría por la borda con todo lo actuado. 
 Iniciativas como Covax, impulsado por la OMS para un reparto equitativo y “accesible” – US$10,55 promedio por dosis- de las vacunas, también se ven afectados por esta realidad, postergando el cronograma de entrega de vacunas para los países atrasados, en donde se discute como hacer frente a la próxima ola de contagios con una porción insignificante de la población inmunizada. Las entregas son a cuentagotas y solo alcanzan a una pequeña porción por país. 
 La lucha contra la pandemia no puede ser entablada en los términos de la lógica capitalista, que prioriza los negocios de un puñado de laboratorios y multinacionales contra la inmensa mayoría de la población. 
 Los recursos existentes deben ser reorientados para satisfacer la producción mundial de las vacunas, sobre la base de las necesidades de la población mundial, desconociendo las patentes privadas y adaptando la capacidad industrial a los requerimientos de la producción. 
 A la acumulación y la acaparación imperialista, asociada al negocio privado de los grandes laboratorios, le oponemos la colaboración internacional de la comunidad científica y los trabajadores para dar una respuesta inmediata y terminar con la pandemia.

 Marcelo Mache

domingo, 21 de marzo de 2021

La Comuna, un “Estado” tumultuosamente obrero


A 150 años de la Comuna de París; la naturaleza del gobierno que conformó.

 La revolución es el momento en el cual las masas ingresan, como protagonistas, en la historia. La fase revolucionaria de la Comuna de París tuvo como componente central este protagonismo central de las masas de París, así como las de otras ciudades de Francia. La creación de un embrión de Estado obrero por parte de la Comuna fue el resultado de este protagonismo. Fue una creación original, caótica y contradictoria, resultado de un choque de fuerzas sociales excepcionalmente agudo. La dirección revolucionaria que la encabezó hundió sus raíces en toda la historia revolucionaria del siglo XIX en Francia, pero se forjó, como tal, en los combates mismos. En este sentido, no fue “dirigida” por un partido. Careció y nunca habría podido tenerla, de una concepción integral del rumbo que estaba abriendo. 
 El núcleo del poder revolucionario de la Comuna de París fue el comité central de la guardia nacional. El Comité Central de la Guardia Nacional agrupaba a delegados electos de sus 300.000 integrantes, el pueblo de París en armas. Fue el Comité Central de la guardia nacional el que se alzó contra la entrega del gobierno de Thiers, al capitular éste frente a los Prusianos y habilitar la entrada en París de sus tropas.
 El Comité Central fue producto de la deliberación y la experiencia política del pueblo de París, que procedió a elegir a sus propios representantes en defensa de la república, establecida con la caída del imperio el 4 de septiembre de 1870 y amenazada por la mayoría reaccionaria de la asamblea nacional electa el 8 de febrero y presidida por Thiers, y por el pacto de ésta con los prusianos. Fue al Comité Central a quien dicha asamblea nacional le declaró la guerra y a quien intentó desarmar el 18 de marzo, intento frustrado por el levantamiento encabezado por las mujeres de París, que dio origen a la Comuna. El Comité Central de la guardia nacional estaba compuesto por dirigentes políticamente muy nuevos. Se formó por fuera de las organizaciones políticas existentes. El primer historiador de la Comuna, Lissagaray, sostiene: “Toda la Corderie -Comité Central de los veinte distritos, Internacional, Federación de las Cámaras Sindicales- observaba con suspicaz reserva aquel embrión de comité compuesto de desconocidos, al que no se había visto en ningún movimiento revolucionario”. El Comité Central concentró la oposición de Thiers porque colocaba a la guardia nacional bajo control de los representantes electos del pueblo de París, arrebatándole el control a la asamblea nacional reaccionaria.
 Esto se puso de manifiesto poco tiempo después, el 19 a la madrugada. A las dos de la mañana se hace frente al Comité, Langlois, designado por la asamblea para hacerse cargo del mando de la guardia nacional. Lissagaray nos legó un relato de dicha conversación: “¿Quién es usted?”, preguntan los centinelas. General de la guardia nacional, responde el bravo coronel. El Comité Central accede a recibirle. “¿Quién le ha nombrado?” “¡La Asamblea! Mi nombre es prenda de concordia”. Pero Edouard Moreau dice: “La guardia nacional quiere nombrar por sí mismo a su jefe; su investidura, recibida de una asamblea que acababa de atacar a París no es, en modo alguno, prenda de concordia”. Langlois jura que no ha aceptado más que para acabar de una vez con el equívoco. “Comprendido -dice el Comité-, pero nosotros pretendemos nombrar nuestros jefes, hacer elecciones municipales, tomar garantías contra los monárquicos. Si está usted con nosotros, sométase a la elección popular”. Langlois y Lockroy se niegan someterse al Comité y sostienen que no hay más que un solo poder legítimo, la Asamblea; que ésta no concederá nada a un Comité que ha nacido de la insurrección.
 Fue el Comité el que estableció que no se cobrara por estar las funciones estatales mas que el salario de un trabajador, 30 sous. “Cuando actúa uno sin freno y sin tener quien fiscalice sus actos -dijo Moreau- es inmoral concederse un sueldo cualquiera. Hasta ahora, hemos vivido con nuestros treinta sous, y con ellos seguiremos”. Fue el que estableció la revocabilidad, y la elección popular, arrebató a la policía y las instituciones del Estado el control efectivo de la Ciudad. 
 Triunfante luego de la insurrección del 18, se plantea un choque con la estructura estatal existente: los alcaldes y los diputados electos por París para la Asamblea. Estos desconocen su poder. El Comité vacila y se abre una negociación, durante la cual los diputados se ofrecen como mediadores frente a la asamblea. El Comité busca legitimar el dominio que ha conquistado por la vía de la insurrección convocando a nuevas elecciones. Los alcaldes buscan ganar tiempo, y terminan avalando la convocatoria a elecciones que realiza el comité central de la guardia nacional. Esto explica que en las elecciones hayan votado los barrios de la burguesía, y que incluso, entre los electos en la Comuna, hubiera numerosos defensores de la asamblea, que se irán retirando durante las primeras sesiones.
 La Comuna electa convive, entonces, con el Comité Central, que no se disuelve luego de las elecciones. Esto dará lugar a una tensión en el mando militar que tendrá expresión trágica durante toda la lucha que terminó en la derrota de los comuneros. La composición policlasista inicial de la Comuna, con un fuerte impulso de la clase obrera, una composición mayoritaria de dirigentes provenientes de la pequeña burguesía, y una minoría reaccionaria, fue evolucionando desde el momento mismo de la conformación, con las renuncias casi diarias de los adversarios del poder revolucionario. La lucha a muerte entablada por Thiers y la asamblea contrarrevolucionaria desde Versalles contra la Comuna produce una fuga de París de la gran burguesía y los contra revolucionarios que va clarificando campos. 
 Esta clarificación tenía un contenido, porque el poder obrero encarnado en el Comité Central de la Guardia nacional y transferido luego a la Comuna electa no se presentaba como tal. Se presentaba como la representación de París frente a la Asamblea y el conjunto de Francia, o sea, como una representación “municipal”. El París obrero asumió la representación del conjunto de París. La reacción explotaba esta ambigüedad para ganar tiempo buscando fórmulas de compromiso entre la asamblea nacional y la Comuna. Dentro de la propia Comuna, la autonomía era entendida como un llamado a la formación de nuevas comunas. Solamente el progreso de la avanzada contra París fue instalando la noción de que la guerra civil era inevitable. El gobierno de la asamblea nacional explotó este tiempo para rearmarse y ganar fuerza contra los revolucionarios. 
 Le cupo a los representantes electos de la Comuna llevar adelante las medidas de reorganización social de París. En este punto, el decreto sobre los alquileres, la separación de la iglesia del Estado, la entrega de todas las fábricas cerradas a sus trabajadores, fueron medidas sociales trascendentes. En materia educativa, la iniciativa popular consiguió la reapertura de escuelas. En todos los terrenos, la Comuna operó sobre la base de la destrucción del aparato estatal existente, producto del boicot de la contrarrevolución, y de la iniciativa de la clase obrera. La Comuna reorganizó, con el impulso de los trabajadores, el correo, los telégrafos, la imprenta estatal, la Casa de la Moneda, entre otros, con salarios de trabajadores calificados. Reorganizó la atención sanitaria y arrancó la beneficencia de manos del clero para colocarla bajo control de los representantes electos por el pueblo.
 En materia de hacienda, la Comuna enfrentó el gran desafío de sostener a 300 o 350 mil personas que no tenían otro ingreso que los sueldos del Estado y que se agrupaban en la guardia nacional. La Comuna organizó el sistema impositivo junto con los servicios anteriormente reseñados (telégrafo, imprenta, etc.). Pero debió recurrir fundamentalmente a la asistencia de la banca, donde París tenía depositados mas de 9 millones de Francos, que le fueron entregados a cuentagotas. La Comuna nunca nacionalizó los depósitos bancarios, bajo la concepción de que eran la riqueza acumulada por el pueblo de Francia. Entregó su control a la burguesía, que los utilizó fundamentalmente para financiar a la reacción. Los límites políticos de la Comuna se pusieron de manifiesto en forma fundamental en este terreno. 
 Estos límites se expresaron también otros terrenos. Afirma Lissagaray: “salvo la del Trabajo, donde se trató de hacer algo, las demás delegaciones no cumplieron con su cometido. Todas pecaron de lo mismo. Tuvieron en sus manos por espacio de dos meses los archivos de la burguesía desde el 89. El Tribunal de Cuentas contenía los misterios de las trampas oficiales; el Consejo de Estado, las deliberaciones secretas del despotismo; el ministerio de Justicia, el servilismo y los crímenes de los magistrados; (…) la prefectura de policía, los secretos más vergonzosos de todos los poderes sociales; todas las diplomacias temían ver abrirse las carpetas de Negocios Extranjeros. (…). No se publicaron más que dos o tres cuadernos”. Para el primer historiador de la Comuna, estos límites se explican porque “ninguno de aquellos hombres conocía el mecanismo político y administrativo de la burguesía, de la que casi todos ellos habían salido”. La destrucción de la maquinaria del viejo estado burgués consiste también, como los mostraron en 1917 los bolcheviques, en abrir sus secretos al escrutinio popular, para mostrar todas los fraudes y atropellos de la burguesía contra el pueblo. 
 En suma, la Comuna vino a refrendar la tesis de Marx, de que la clase obrera no puede simplemente valerse del viejo Estado burgués, debe poner en pie un estado propio, sobre las ruinas de aquel. El camino que abrieron los comuneros en este terreno, por lo que hicieron, y por la experiencia y el debate sobre sus límites, es, hasta hoy, 150 años después, un legado imprescindible. 

 Juan García

Ensayos clínicos de los candidatos vacunales cubanos y sus regulaciones


 

 La Mesa Redonda actualizará información este viernes sobre la marcha de los ensayos clínicos de los candidatos vacunales cubanos y las estrictas regulaciones que estos llevan con un panel compuesto por el Director de Política Científica de BioCubaFarma, la Directora del Centro Nacional de Coordinación de Ensayos Clínicos y la Directora del Centro Estatal de Calidad de Medicamentos y Dispositivos Médicos (CECMED).

jueves, 18 de marzo de 2021

La economía mundial 2020-2021, hoy en la Mesa Redonda



Las tendencias generales de la economía mundial en un año de profunda crisis, los flujos comerciales y financieros globales, la energía y el medio ambiente en medio de la pandemia de COVID-19 serán temas que analizarán este jueves en la Mesa Redonda reconocidos expertos del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial.#Cuba

La Revolución Francesa: Marxismo y Jacobinismo | Joan Tafalla en Escuela de Cuadros


 

 A más de dos cientos años de los acontecimientos, la Revolución Francesa sigue generando controversia y debate. La izquierda la ha representado a menudo como "revolución burguesa con apoyo popular." En este programa el investigador y militante Joan Tafalla demuestra que la Revolución desbordó esta etiqueta y sigue ofreciéndonos lecciones sobre la democracia, la soberanía popular, la libertad, y los derechos, conceptos que cobraron un fuerte sesgo popular y decolonial bajo el mandato jacobino.

miércoles, 17 de marzo de 2021

La historia detrás de la ejecución de los esposos Rosenberg


Los Rosenberg fueron los únicos civiles norteamericanos ejecutados en la silla eléctrica durante la Guerra Fría.

Los esposos Ethel y Julius Rosenberg, neoyorkinos de ascendencia judía, fueron ejecutados en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953 en la prisión de Sing Sing, acusados de entregar información que supuestamente posibilitó a la Unión Soviética acceder al secreto de la bomba atómica.
 Los esposos Ethel y Julius Rosenberg, neoyorkinos de ascendencia judía, fueron ejecutados en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953 en la prisión de Sing Sing, acusados de entregar información que supuestamente posibilitó a la Unión Soviética acceder al secreto de la bomba atómica. 
 El proceso judicial fue muy cuestionado en el mundo. El intelectual Jean Paul Sartre lo llamó un linchamiento legal, pues se inspiraba en crueles persecuciones a las ideas socialistas de las que fueron víctimas militantes y simpatizantes en Estados Unidos. Muchos tuvieron que cumplir largas penas de prisión solo por admitir que las sustentaban. 
 El proceso de los Rosenberg dio trigo a las pesquisas del FBI, enrumbadas desde el Congreso por el Comité de Investigación de Actividades Anti-norteamericanas del Senado, presidido por Joseph Mc Carthy, mientras en la Cámara de Repre­sen­tantes lo hacía Richard Nixon. 
 Documentos desclasificados y testimonios hacen comprender que la ejecución de los Rosenberg fue más un producto de la distorsión de la opinión pública allí, soliviantada por las campañas dirigidas a crear un fantasma del comunismo que justificase medidas represivas en el orden interno y contiendas bélicas en el exterior, todo para mantener altos los gastos militares y crear un nuevo poderío basado en la terrible arma atómica. 
 El origen del suceso hay que buscarlo en los años cuarenta, cuando se rompió la coalición anti-fascista que había unido a los países aliados contra el eje nazi-fascista y se dio paso a la llamada Guerra Fría. El comienzo de esta peligrosa etapa de la historia se ubica a partir de la muerte del presidente Franklin Delano Roosevelt. 
 El primer ministro británico Winston Churchill había perdido por amplio margen los comicios de 1945 ante su rival Clemente Attlee. Pero había acordado con el recién electo presidente estadounidense Harry Truman discutir entre ellos an­tes de sostener una reunión tripartita con el líder soviético Joseph Stalin. La cita, que tenía por objetivo afinar el futuro del mundo tras la victoria frente a Alemania, finalmente se dio en Postdam entre julio y agosto de 1945. 
Churchill quería comunicarle, sobre todo, su inquietud con los soviéticos, a partir de “su falsa interpretación de las decisiones de Yalta (febrero 1945), su actitud hacia Polonia, su abrumadora influencia en los Balcanes, con excepción de Grecia, las dificultades que crean sobre Viena, la combinación del poderío ruso y los territorios bajo su control u ocupados”...(1).
 Truman no era difícil de convencer. El 27 de julio de 1941 había declarado al New York Times: “Si vemos que Alemania va a ganar la guerra, debemos ayudar a Rusia. Si vemos que Rusia va a ganarla, debemos ayudar a Alemania y dejar lo más posible que se maten entre sí”.
 Churchill transitó un camino trillado. El futuro director de la CIA, Allen Dulles, ya uno de los jefes de la naciente inteligencia y el general Karl Wolff, jefe de las SS en Italia, se reunieron en Zurich el 12 y el 15 de marzo de 1945, bajo protesta de los soviéticos que tenían el derecho de participar. Dulles planeaba aprovechar la inteligencia alemana sobre Rusia, como preludio de acuerdos para que jefes militares y de inteligencia del III Reich se rindieran a EE.UU. y Gran Bretaña, salvasen el pellejo y sirvieran a los planes de dominio mundial de ambas potencias. 
 Cuando Truman confirmó a Churchill que los ensayos para explotar la bomba el 17 de julio habían sido positivos, decidieron que ya no necesitaban de los rusos para que ellos invadiesen a Japón por Manchuria y completar así el fin de la Segunda Guerra Mundial. Ya Estados Unidos no debía jugar un papel de contrapeso entre la Unión Soviética y el Reino Unido como pensaba Roosevelt. 
 Rusia había ganado prestigio al comenzar la invasión de Alemania antes que nadie, pero en ese momento el poseedor de la bomba atómica se convertía en el verdadero poder militar y político del mundo. EE.UU. y la URSS se mantuvieron aliados hasta el final de la guerra, pero Washington nunca informó a Moscú sobre la búsqueda del arma atómica ni del Proyecto Manhattan.
 La sorpresa de su detonación fue tremenda. Menos de un año después de la cita de Postdam, Truman invitó a Churchill a visitar Estados Unidos. Ya sin la investidura de primer ministro, mas con la aureola de haber sido el conductor del Reino Unido en los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial, Churchill viajó a Cuba (donde había estado en 1895 durante la guerra de Independencia) antes de ir a Norteamérica. Comprobó mientras disfrutaba de los habanos Romeo y Julieta que “su prestigio internacional no había sufrido por su fracaso electoral” (2). 
 El gran viraje de ambas potencias se hizo público a partir del famoso discurso del ex primer ministro británico en Fulton, Missouri, cuando pronunció por primera vez ante los medios su famosa frase sobre la “cortina de hierro”. Algunos señalan ese momento como el principio de la Guerra Fría. 
 Truman abiertamente abandonó las posiciones conciliatorias de Roosevelt y adoptó las agresivas de Churchill, que tanto habían molestado ya a Stalin por la demora, hasta 1944, en abrir el frente de guerra del oeste. Como una curiosidad histórica, la celebración a comienzos de junio de este año del aniversario 70 del desembarco en Nor­mandía, es decir, la apertura del segundo frente por parte de los aliados, se celebró en medio de un nuevo diferendo con Rusia, esta vez sobre Ucrania. Una evidencia más de que la historia tiende a repetirse. 
 Aunque Henry Wallace y Henry Stimson, secretarios de Co­mercio y Defensa respectivamente, habían defendido la posición del difunto Roosevelt de sostener relaciones normales con los soviéticos; Stettinius, Vinson y Forrestal, secretarios de Es­tado, del Tesoro y Marina respectivamente, apoyaron cambiarla. Los dos últimos se distinguieron más tarde “cazando brujas” con McCarthy. 
 El viraje trajo como consecuencia el rompimiento de los aliados contra el fascismo. Las campañas contra los comunistas se reiniciaron a la sombra del Plan Marshall y tuvieron su momento culminante en las campañas maccartistas, en especial el proceso y ejecución de los Rosenberg. 
 Sus condenas los convirtieron en los dos únicos civiles norteamericanos ejecutados en la silla eléctrica durante la llamada Guerra Fría. Para lograrlo, se les acusó también por los miles de muertos en la Guerra de Corea, tratando de hacer esa contienda más aceptable. Sartre fue certero. Era lo más cercano a los linchamientos. 

Gabriel Molina | internet@granma.cu 
 18 de junio de 2014 21:06:58

 (1) André Fountain. Histoire de la Guerre Froide. Fayard 1965 Paris, p. 324. 
(2) Winston S Churchill. Memorias de la Segunda Guerra Mundial. Ediciones Peuser. 1961 Buenos Aires, p. 1014.

El Salvador: el triunfo de Bukele y el derrumbe de los partidos tradicionales


La popularidad del mandatario esconde un régimen de autoritarismo, miseria y dependencia creciente.

 Con un 66% de los votos, el oficialista Nuevas Ideas obtuvo un categórico triunfo en las elecciones legislativas celebradas el 28 de febrero en El Salvador. Gracias a este resultado, el partido del presidente Nayib Bukele, un empresario y publicista, se asegura, sumando aliados, un total de 61 diputados sobre 84 de la cámara legislativa única, es decir pasaría a contar con una mayoría calificada lo que abriría el camino hacia un control por parte del oficialismo de la justicia, la fiscalía general e incluso lo habilitaría a llevar adelante una posible reforma constitucional en sus propios términos. 

 La elección

 La participación electoral, escasa ya que votó un 48% del padrón electoral, ha sobrepasado sin embargo a la de las elecciones legislativas previas. Los números generales de los comicios dan cuenta de la profundización del repudio entre las masas salvadoreñas a los partidos tradicionales que venían dominando la vida política del país desde que se erigiera el régimen democrático en 1992. La primera gran manifestación de esta tendencia ocurrió en 2019 con la llegada al poder de Bukele, que contaba con 37 años en ese entonces y que montó su campaña alrededor de explotar el hastío de la población ante los 30 años en los que la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el centro izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, dentro del cual se disolvió el PC) se turnaron en el poder sin dar satisfacción a ninguna de las necesidades populares. En la reciente elección, Arena obtuvo el 12% de los votos y los ex guerrilleros del FMLN, quienes dirigían el país hasta el 2019, un 7%, es decir un derrumbe sin precedentes. Hubo alrededor de 50 mil votos nulos y 40 mil votos impugnados (sobre un poco más de 2,5 millones de votantes), según el Partido Socialista Centroamericano, una organización de izquierda que impulsó la anulación del sufragio. 
 Nuevas Ideas, el partido ganador, es una reciente creación de Bukele, que en 2019 tomó “prestada” la legalidad del derechista Gana (atravesado por denuncias de corrupción) para poder presentarse. Nuevas Ideas no es, por lo tanto, un partido con arraigo popular sino una mera prolongación del bonapartismo del presidente. El copamiento por parte de Bukele de los escaños parlamentarios se complementa con la victoria en los municipios, obteniendo 137 sobre 262 concejales. El gobierno no ha dudado en utilizar fondos estatales para la campaña electoral, en la que hubo una disparidad notoria entre los recursos volcados por el oficialismo, con 6 millones de dólares, y la oposición que alcanzó, como máximo, gastos por un millón de dólares. 
 Bukele ha logrado alcanzar altos niveles de popularidad gracias a un aparente control de la violencia ejercida por las pandillas (maras), a la ayuda económica de 300 dólares por familia otorgada para paliar la crisis pandémica, la suspensión temporal del pago de servicios, junto con otras medidas asistenciales, y a la profundización del discurso contrario al régimen bipartidista precedente. Sin embargo, siguen intactos todos los problemas estructurales de El Salvador.

 Autoritarismo y ajuste

 La economía salvadoreña ha sido de las más castigadas en 2020, con un retroceso del 7.5 por ciento (El País, 28/2) y un crecimiento de la pobreza que ahora abarca a más del 40 por ciento de la población. La deuda externa representa ya un 86% del PBI, uno de las ratios más grandes de la región. Para financiar la ayuda de 300 dólares, se ha recurrido a un préstamo del FMI que contendrá, a pesar de las declaraciones en sentido contrario por parte de los funcionarios, condiciones que supondrán un duro ajuste sobre las masas trabajadoras. 
 La celebrada baja en la cantidad de asesinatos por año, que colocaba a El Salvador como el país más violento a nivel mundial sin una guerra declarada, fue desnudada por parte de la prensa como el resultado no de una política anti criminal efectiva sino de un acuerdo entre el gobierno y las principales maras del país. La respuesta del gobierno a esta investigación fue la persecución contra los medios, en particular contra el portal El Faro, lo que incluyó la utilización del Ministerio de Hacienda para fraguar datos que darían cuenta de operaciones de lavado de dinero por parte del portal de noticias. 
 El autoritarismo de Bukele, que tuvo su ópera prima con la irrupción del mismo acompañado del ejército para intimidar al parlamento en febrero del 2020 se ha reforzado no solo con los ataques a la prensa sino con la utilización de las fuerzas armadas para tareas de seguridad interior. Un punto saliente de esta orientación ha sido el asesinato, de características mafiosas, de 2 militantes del FMLN que recibieron una balacera en el marco de un mitin de campaña electoral el 31 de enero. En todos los terrenos, entonces, se trata de un gobierno profundamente contrario a los intereses populares. 

 Las masas trabajadoras deben comenzar un curso de oposición 

Las expectativas de la mayoría de la población salvadoreña con el nuevo gobierno se verán defraudadas, más temprano que tarde, con la constatación de la permanencia y agravamiento de las necesidades populares más elementales. Los jóvenes, trabajadores y campesinos deben advertir que el creciente autoritarismo, utilizado para solventar el personalismo presidencial y las diatribas contra la oposición, dará paso a su utilización contra las propias masas populares. No faltan energías entre los trabajadores para resistir el ajuste por venir. El 16 de febrero, miles de trabajadores se movilizaron, convocados por las centrales Movimiento Poder Popular (un frente de organizaciones sindicales) y por la Unión Sindical Salvadoreña, con el reclamo de terminar con el régimen de las AFP (privatización de las jubilaciones), a lo que se suman otras luchas, como la protagonizada por las obreras de Florenzi, que llevan más de siete meses de toma contra el cierre de la fábrica textil y vienen de participar en la jornada del 8M. Sin embargo, en las direcciones sindicales prima una adaptación al gobierno. 
 La formulación de un pliego reivindicativo que ponga en marcha al movimiento obrero pondrá de manifiesto los intereses antagónicos a los trabajadores que representa Bukele y su gobierno y sentará las bases de una oposición de clase al mismo. 

 Leandro Morgan

martes, 16 de marzo de 2021

Las artes visuales de Cuba en museo




Un recorrido por parte de lo más valioso de las artes plásticas cubana

lunes, 15 de marzo de 2021

Bolivia, golpistas a la cárcel


Por orden de la Fiscalía fueron detenidos la ex presidenta golpista Jeanine Áñez y varios de sus ex ministros. La medida, claramente democrática, no fue impulsada, sin embargo, por el MAS o por Evo Morales, sino que es la derivación de una denuncia judicial de una ex diputada masista de diciembre pasado. Los encarcelados son culpables, asimismo, de las masacres de Senkata y Sacaba, donde el ejército mató a once personas e hirió a un número indeterminado de otras. No es lo mismo la apertura de una acción penal de una legisladora con mandato cumplido, que la que debió haber iniciado el propio MAS y el gobierno de Arce. En este último caso habría asumido una responsabilidad política, lo que significa un juicio de responsabilidad política ante la Asamblea Nacional, y la apertura de un proceso de caducidades de todo lo realizado por el gobierno fascistoide. Hay algo importante que no debe ser subestimado de ninguna manera en esta acción penal, y es el contraste con la impunidad que sigue disfrutando Trump luego del asalto golpista al Capitolio el pasado 6 de enero. 
 Los cargatintas mediáticos, espantados ante lo ocurrido, insisten en que no hubo un golpe de Estado sino un abandono del gobierno por parte de Evo Morales, cuando él y su vice presentaron la renuncia. Es el relato de los que aseguran que ni el hondureño Zelaya, el paraguayo Lugo y la brasileña Roussef fueron derribados por golpes de estado disfrazados por acciones judiciales o parlamentarias. En Bolivia, el comandante del ejército, Williams Kaliman, le exigió la renuncia a Morales, con el fascista cruceño en la casa de gobierno, e impuso a Áñez en la presidencia, cuando solamente había reunido el 4% de los votos para ingresar al Congreso. La Asamblea nunca aceptó el recambio por medio de un voto; sí lo hizo de hecho. Con una mayoría superior a los dos tercios, el MAS resignó la Presidencia sin dar pelea. Como es sabido, Evo fue sacado de Bolivia gracias a un operativo que combinaron Alberto Fernández y el mexicano Andrés López Obrador. Como lo documentamos en Política Obrera a finales de 2019, el golpe fue planificado por el mencionado Camacho y el canciller de Bolsonaro – Araujo. 
 Los límites políticos de una acción penal iniciada por una ex diputada son manifiestos, en especial cuando en las recientes elecciones regionales, el MAS sufrió fuertes derrotas en Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra – con un fuerte retroceso en la votación que obtuvo Luis Arce en las presidenciales recientes. El nuevo gobierno no se ha distinguido de los de la región en una gestión capitalista de la pandemia, que está cobrando numerosas vidas en Bolivia. Como ocurre en Argentina con la soja y el maíz, Arce le puso un santo al precio internacional del petróleo, que ya alcanzó los 70 dólares por barril – además del alto precio de la soja cruceña. 
 Aunque La Nación de este domingo habla de una “marea roja” en América Latina con motivo de la eximición penal contra Lula, que se encuentra en apelación, debemos decir que la expresión es abusiva si se refiere al PT de Brasil, al kirchnerismo, al MAS o al ecuatoriano Correa. Las gestiones políticas de estas corrientes van pendiente abajo, como lo prueba por caso, el pasaje de Néstor Kirchner a Cristina Fernández y de ésta a Alberto F. Lo mismo vale entre Lula y Dilma, o entre Correa y Moreno, esta suerte de Scioli del correísmo. La gestión capitalista de la pandemia ha provocado un derrumbe social sin precedentes, seguido de desequilibrios y crisis políticas en ascenso. En lugar de un retorno al pasado se desarrolla un cuadro de guerra civil. Los giros políticos que se observan en todos los países apuntan a contener la disgregación de los regímenes políticos y esa perspectiva en ciernes. Son numerosos los observadores que atribuyen la misma intencionalidad política al norteamericano Biden, que es como explican sus planes de gastos sociales, la aceleración de la vacunación masiva y el apoyo explícito a la sindicalización de los trabajadores de Amazon – luego de cuarenta años de desindicalización. 
 La reacción de la derecha al encarcelamiento de Áñez y algunos de sus secuaces, no demorará por supuesto. Los explotados del Altiplano están advertidos de ello. 

 Jorge Altamira
 14/03/2021

domingo, 14 de marzo de 2021

¿Cuál fue el objetivo del golpe militar de 1976 en Argentina?


La misma clase dirigente que pidió el golpe militar abiertamente, gobernó junto a la junta militar genocida y se benefició económicamente con sus medidas, se pasó con su caída al credo “democrático”. Cada tanto, distintos voceros suyos insisten con la idea de la reconciliación de las fuerzas armadas con la sociedad. Pero el peso del repudio popular contra el genocidio, contra las medidas de impunidad y contra la acción represiva en los años de democracia obligan de conjunto a pronunciarse por un repudio cerrado a la última dictadura militar. Sin embargo, los discursos de las clases dominantes repudiando al golpe (que se van a dar en mayor intensidad en estos días por el 45° aniversario del golpe en parlamentos, medios de comunicación, materiales escolares y actos oficiales) pretenden ocultar los objetivos que persiguió en su momento. Escucharemos muchos discursos sobre “la vida” y “la democracia” que no dirán nada de por qué los militares tomaron el poder. 

 Ascenso obrero y terror patronal 

La huelga general de junio y julio de 1975 fue el punto más alto del ascenso obrero y juvenil, que se había iniciado con el Cordobazo en 1969. La huelga, iniciada por coordinadoras fabriles antiburocráticas con una gran presencia de las corrientes clasistas, se impuso contra la orientación de la CGT, y contra el gobierno peronista de Isabel Perón. Impuso la homologación de convenios laborales frenados por el gobierno, expulsó del gobierno a los odiados ministros Celestino Rodrigo, que había impulsado una brutal devaluación, y José López Rega, que presidía las bandas asesinas de la Triple A.
 Esta derrota política del gobierno de Isabel Perón y López Rega dejó en evidencia el fracaso del peronismo para contener la tendencia creciente a la independencia política de la clase obrera y la acción directa. Ni la primavera camporista de protagonismo de la JP ni el retorno de Perón y su pacto social, ni la represión a mansalva desde el Estado y la burocracia sindical de la Triple A habían logrado cerrar la situación que el Cordobazo abrió. El peronismo había agotado su utilidad para la burguesía en ese momento histórico. 
 En los meses posteriores se profundizó el giro represivo, con la firma de los decretos que le encargaban a las fuerzas armadas el “aniquilamiento de la subversión interna”. La presentación del golpe como una respuesta a la acción de las organizaciones guerrilleras es una fabricación. Estas habían recibido duros golpes para 1976, que las habían dejado casi desarticuladas. 

 El lobby empresario prepara el golpe 

Desde agosto de 1975, la casi totalidad de la burguesía argentina y el capital extranjero que actuaba en el país se congregó en la Asociación Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (Apege), que se dedicó a promover el golpe de Estado. Reclamaban “la supresión directa de todos los obstáculos legales y de otro orden que traban la producción, afectan la productividad y dificultan la comercialización, entre otras las leyes de contrato de trabajo, control de precios y horarios de comercio”. Ricardo Balbín, jefe de la UCR, tradujo el planteo como la necesidad de suprimir a la “guerrilla fabril”. 
 El cambio de régimen (“obstáculos legales”) tenía por objetivo poder destruir el activismo obrero y las posiciones que habían constituido en comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos recuperados. 
 Este cambio de régimen quería imponer a sangre y fuego la desvalorización de la fuerza laboral que el fracaso del Rodrigazo había frustrado. Para imponer este giro, la burguesía empezó acciones de sabotaje económico (inflación y desabastecimiento, la fuga de divisas, huelga impositiva) y una fuerte campaña política con solicitadas y notas periodísticas. 
 Desde febrero, la Agepe lanzó un lock-out patronal que tenía por objetivo instalar el gobierno militar y que vio su esfuerzo coronado con el nombramiento de uno de sus principales voceros, José Martínez de Hoz, presidente de Acindar y el Consejo Empresario Argentino, como ministro de Economía. 

 La guerra sucia contra la clase obrera

 La represión ilegal se concentró en toda la generación militante que había surgido en la etapa abierta con el Cordobazo, con especial hincapié en el activismo obrero. Datos citados por la Comisión Provincial de la Memoria bonaerense calculan que un 67% de los desaparecidos eran trabajadores. Los listados de activistas a secuestrar fueron elaborados por las propias patronales. En muchas grandes fábricas, los grupos de tareas actuaron dentro de sus puertas, llegando en la Ford de Pacheco, a establecer un centro de tortura dentro del predio de la empresa. 
 La eliminación de los convenios colectivos de trabajo, la prohibición del derecho a huelga y la intervención de los sindicatos formaron parte de un ataque general a las condiciones de vida de los trabajadores, que solo en un año de gobierno militar perdieron el 40% de su capacidad adquisitiva. 
 La burguesía nacional se concentró y se benefició extraordinariamente con los negocios con el Estado en esta etapa. Hubo una multiplicación del endeudamiento feroz, aumentando 7 veces la deuda pública y 3,7 la privada, y coronando el proceso en 1980 la estatización de sus deudas privadas, que pasaron a engrosar el capital de la deuda externa argentina, fuente de crisis económicas permanentes. 
 Este régimen de ofensiva a la clase obrera no pudo sustentarse exclusivamente en el personal militar. Los partidos patronales colaboraron con funcionarios en todos los niveles, desde cargos subalternos en los ministerios, a los gobiernos provinciales y municipales, donde la UCR aportó 310 intendentes al gobierno militar y el PJ 169. Fuerzas menores y centroizquierdistas, como el PSD (Partido Socialista Democrático) o el PI (Partido Intransigente), también tuvieron cargos. 
 La dictadura militar no fue un hecho irracional de un grupo de militares enceguecidos. Fue una política genocida de la clase dominante argentina, que sigue gobernando al día de hoy, para interrumpir un quiebre histórico de los trabajadores con su dominación. 

 Guillermo Kane

viernes, 12 de marzo de 2021

La CIA en la cultura: Frances Stonors Saunders



Entrevista a la escritora británica Frances Stonors Saunders (University of Oxford), autora del libro: "¿QUIÉN PAGÓ LA CUENTA? LA CIA Y A LA GUERRA FRÍA CULTURAL" [1999]. ¿Cómo operan las instituciones de inteligencia y espionaje en el campo específico de la cultura? ¿Qué papel juegan las Fundaciones en el financiamiento "desinteresado y altruista" de revistas, blogs de internet, exposiciones de pintura y centros de arte?

Crisis del sistema capitalista y vigencia del análisis marxista.


 

 En el marco del décimo aniversario de creación de la Sociedad de Economía Política del Paraguay, se llevó a cabo el ciclo de charlas denominado "Crisis política. Una mirada desde la economía política. Análisis de la última década.

martes, 9 de marzo de 2021

Seminario Simón Bolivar - Nestor Kohan


 

 Seminario sobre EL PENSAMIENTO DE SIMÓN BOLÍVAR y algunos debates contemporáneos (a cargo de Néstor Kohan, Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – Universidad de Buenos Aires):
 - El posmodernismo y el abandono de la Historia
 - Desmontando la «deconstrucción» 
- La contrainsurgencia blanda y «soft» 
- Inspiraciones bolivarianas - ¿Marxismo liberal?
 - La tradición antibolivariana de Bartolomé Mitre 
- ¿Simón Bolívar versus San Martín?
 - ¿El esquema de Mitre invertido?
 - El proyecto político de Simón Bolívar 
- ¿Poscolonialidad o anticolonialismo? 
- La estrategia de Bolívar 
 - La doctrina del pueblo en armas
 - Bolívar y las fuerzas morales 
- Proyecto emancipador inconcluso 
- Proyecto bolivariano y nuevos sujetos 
- Patria Grande y Socialismo 
- Equívocos y manipulaciones 
- ¿Marx y Bolívar? 
- Simón Bolívar en el siglo XXI

Cuba prepara cien millones de vacunas contra el Covid19


lunes, 8 de marzo de 2021

Estados Unidos: nuevo collar para la reforma migratoria de Biden


Los límites del proyecto. 

 Congresistas demócratas presentaron un proyecto de reforma migratoria para “regularizar” la situación de los indocumentados. Se anunció como una iniciativa progresista y de revés total con las políticas expulsivas de Donald Trump. Sin embargo, se trata de una reforma completamente limitada, que somete a la mayoría de los migrantes a un largo peregrinaje hasta alcanzar una residencia permanente.
 Para empezar, de aprobarse, solo abarcaría a quienes ingresaron a Estados Unidos hasta el 1 de enero de 2021. El mecanismo consiste en la solicitud de una residencia temporal, que recién podría transformarse en permanente (la llamada green card) al cabo de cinco años. Y solo tres años más tarde podrían naturalizarse como estadounidenses quienes lo desearan (BBC, 21/1). Es decir, estamos hablando de un proceso de casi una década, en el medio del cual puede cambiar el color del gobierno y desandar el camino. 
 Además, podrán solicitarlo solo aquellos que estén al día con sus impuestos y no tengan ningún antecedente penal. A priori, esto último ya descarta a centenares de miles. Los distintos gobiernos demócratas y republicanos apuntaron a una criminalización de los inmigrantes, siendo detenidos por las más absurdas argumentaciones, desde la portación de rostro hasta la mera sospecha delictiva, sin pruebas ni órdenes judiciales. Durante la era Obama, su deportación se justificaba incluso con delitos menores, por ejemplo una infracción de tránsito. Y, además, como ninguna ley antimigratoria de Obama o Trump fue derogada, las solicitudes pueden blanquear sus antecedentes penales ante las autoridades y acelerar los trámites de deportación. 
 En el caso específico de los dreamers -comunidad que representa a jóvenes, la mayoría mexicanos, que llegaron al país de niños-, sí pueden solicitar en forma directa la residencia permanente y tres años después podrían naturalizarse. Pero los dreamers, cerca de un millón, son apenas una fracción de los más de 10 millones de indocumentados.
 Por último, aparecen los trabajadores agrícolas. Podrían acceder también a la residencia permanente, pero siempre y cuando puedan constatar que viven en Estados Unidos hace cinco años. Si tenemos en cuenta su ingreso ‘ilegal’ al país, más sus contrataciones en negro y más la ley Arizona (que criminaliza a los jornaleros), esta comprobación se hace sumamente difícil. Por otra parte, la precariedad de su status los sometería al capricho de las patronales. 
 Así las cosas, estamos ante un proyecto completamente limitado, que no barre con el estatus de segunda de los migrantes y apenas apunta a una inmigración más ordenada y una otorgación de credenciales en dosis homeopáticas. Por otra parte, el proyecto requiere del apoyo de un sector de los republicanos en el Congreso, lo que será usado por el gobierno como coartada para diluir aún más la medida. Una variante es que se fracture la ley en partes y solo se avance con los dreamers (La Nación, 18/2). También por eso, este sector está alertando que no quiere que sus padres queden excluidos. 
 En la cuestión migratoria se cuela un debate en la burguesía norteamericana. Biden acaba de derogar una medida de Trump que congelaba las visas de trabajo en industrias de alta tecnología “y una variedad de otras para trabajadores poco calificados” (ídem, 26/2). Señaló que cerrar la puerta a los migrantes “afecta a las industrias de Estados Unidos que utilizan el talento de personas de todas partes del mundo” (ídem). Es que sectores como las tecnológicas se valen de mano de obra barata y calificada migrante. La reforma tiene, como uno de sus puntos, un aumento modesto de los visados de trabajo.

 Aportes financieros, otra impostura 

La reforma promete, pomposamente, “solucionar los problemas estructurales de la migración” (El País, 19/2). Con su aprobación, se destinarían 4.000 millones de dólares a los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras, región donde se concentran las caravanas migratorias más numerosas. Según uno de los promotores de la reforma, confía que “contribuyan a mitigar la pobreza y la violencia que empujan a muchas personas a emigrar (…) y para crear centros de solicitudes de asilo para acceder a EEUU legalmente, evitando el peligroso viaje clandestino hasta la frontera”.
 Una impostura total. Cualquier desembolso de fondos solo apuntaría a reforzar la tutela del imperialismo en la región. Estados Unidos es responsable de la debacle de la zona, en la que promovió políticas de saqueo y apoyó dictaduras sanguinarias. Para mejorar las condiciones de vida de las masas, sometidas a un empobrecimiento creciente, no habrá un centavo. 
 Biden sí ha dado de baja los acuerdos de “tercer país seguro” suscriptos por Trump con los países ya mencionados (que solo se habían hecho efectivos en el caso de Guatemala), que facilitaban las deportaciones. Pero el despliegue represivo en la frontera con México quedará intacto. No queda claro qué ocurrirá con los acuerdos suscriptos entre Trump y López Obrador para contener la migración.

 Nuevos nudos, viejas ataduras

 Barack Obama es reconocido como “el Deportador en Jefe”, ya que su mandato expulsó la cifra récord de 2.5 millones de inmigrantes. Donald Trump aportó lo suyo con más de 950.000 deportaciones. En lo que va de mandato, Biden permitió 400 más (La Tercera, 10/2). Además, la designación de Cecilia Muñoz como Asesora de Inmigración trae malos augurios, ya que fue pieza clave de las deportaciones durante la era Obama, defendiendo la separación de familias y mentora de las jaulas donde se recluía a hijos de inmigrantes detenidos. Es decir que la nueva administración norteamericana ni siquiera garantiza el fin de la persecución. 
 Biden ha adoptado los limitados cambios en materia migratoria, en parte, bajo la presión de la rebelión popular de 2020. Pero no resuelve las problemáticas estructurales de las comunidades latinoamericanas y afrodescendientes, lo que requiere la acción común de éstas con el proletariado norteamericano, en lucha contra el gran capital y el Estado imperialista. Es necesario avanzar en la coordinación entre la izquierda estadounidense y los movimientos de defensa de los inmigrantes y la izquierda latinoamericana para derogar toda legislación represiva en este terreno.

 Gustavo Montenegro, Álvaro Chust

sábado, 6 de marzo de 2021

¿Qué representa la Comuna de París en la Francia de hoy?


A 150 años de la Comuna de París; su legado en Francia. 

 La sesión del Consejo de París del pasado 3 de febrero se desarrollaba normalmente, con el burocratismo y el parlamentarismo vacuo habituales, hasta que estalló un incidente. Se debían votar las subvenciones de la Municipalidad a las asociaciones, que en general da lugar a un reparto «equitativo» entre los grupos políticos. Un consejero de Los Republicanos, el partido de derecha, pide la palabra e impugna vigorosamente la subvención a la Asociación Las amigas y los amigos de la Comuna de París de 1871, porque la misma «glorifica los hechos más violentos de la Comuna». El 150 aniversario del «asalto al cielo» del pueblo de París vuelve a poner al día los enfrentamientos entre la burguesía y la clase obrera. 

 Enterrar hasta el recuerdo de la Comuna 

La Comuna fue una secuencia histórica muy breve. Comenzó el 18 de marzo de 1871 ; fue proclamada el 28 de marzo e instalada el 29, interrumpió sus sesiones el 21 de mayo ; son 54 días de existencia. Del 21 al 27 de mayo la burguesía reprime sin límites al pueblo de París; es la «Semana Trágica» con cerca de 10.000 muertos (hay diferentes estimaciones): la mayor masacre en la historia de la ciudad. Luego comienzan los juicios y los destierros, con 50.000 reprimidos. Esta breve epopeya provoca la ira y la histeria de las clases dominantes. 
 Durante el mismo año 1871, los jefes de los «canallas burgueses de Versalles», Thiers y Favre atribuyen la Comuna a un sombrío complot, con la Ia. Internacional en el centro. Marx reflexiona irónicamente sobre esta teoría complotista: «Se ha creído hasta ahora que la mitología cristiana bajo el Imperio romano fue sólo posible porque todavía no se había inventado la imprenta. Es todo lo contrario. La prensa cotidiana y el telégrafo que difunden sus inventos en un abrir y cerrar de ojos por todo el globo, fabrican más mitos en un día que lo que antaño se podía fabricar en un siglo (y esos borricos de los burgueses se los tragan y los propagan)» (Carta a Kugelman, 27/07/1871). 
 La burguesía francesa atribuyó la Comuna a una conspiración internacional pero masacró al pueblo parisino, su verdadero creador y actor. Para marcar su victoria y la paz de los cementerios, que debía ser eterna, decidió en 1873 de erigir en la colina de Montmartre (uno de los barrios históricos de la Comuna) el adefesio de la iglesia del Sagrado Corazón, dedicada a glorificar el orden burgués. La construcción finalizó en 1923. Es un mamarracho odiado.  
La batalla continúa.El año pasado, se lanzó una campaına para darle el título de «monumento histórico» a esta iglesia. La Asociación Las amigas y los amigos de la Comuna replicó con una petición para que sea demolida. La Municipalidad socialista de París se mantiene silenciosa y se expedirá en el 2022. La celebración del 150 aniversario de la Comuna ya está dando lugar a una ola de mentiras, insultos, garabatos, para presentarla como un antecedente del terrorismo y porque no, del «islamo-izquierdismo». 
 No se crea que estamos en el terreno de la farsa. El gobierno de Macrón se caracteriza no sólo por la represión sino también por la adopción de leyes represivas, que le dan al Estado un carácter policial cada vez más abierto. 
 El Presidente reivindica esta trayectoria y trata de apoyarla en el «relato nacional», que incluye a Versalles y la semana sangrienta. Es una cuestión de primer orden. En el 2018, Macrón recibió a Putin y para subrayar sus aires de monarca lo hiso en el palacio de Versalles. Más aún, cuando le preguntaron porque allí y no en la ciudad de París, respondió que «Versalles, es donde la República se atrincheró cuando estaba amenazada» (por la Comuna, evidentemente). Es un llamado a la masacre. ¡¡Que miseria, qué odio y que desprecio a los explotados y al pueblo, con la bandera de la República!!

 ¿Qué hay que celebrar con la Comuna y cómo?

  La celebración, el análisis y la interpretación histórica de la Comuna no son unánimes en la izquierda y esta muy bien que sea así. El simple hecho que en su desarrollo hayan intervenido los internacionalistas, los anarquistas y proudhonianos, los comunalistas, los blanquistas, los republicanos de izquierda, y que haya durado apenas unas semanas, sin desplegar ni de lejos, toda su potencialidad y las contradicciones que la animaban, indica que hay mucha materia para discutir, inspirarse y, sobre todo actuar. 
 No hay que ceder, en lo que se refiere a la Comuna, en el carácter político, obrero y popular, de movilización independiente y de intento de elaboración y construcción de una nueva forma de Estado, para reemplazar este primer ensayo heroico por una defensa difusa de la democracia. Es lo que hace Roger Martelli, figura representativa del marxismo «crítico», ex dirigente del PC y vicepresidente de la Asociación Las amigas y los amigos de la Comuna. Publica una columna en Le Monde, con el título «La Comuna de París es un bien común que la República debe celebrar» con el siguiente epígrafe: «Mientras que en el Consejo de París, los consejeros de derecha se opusieron a la celebración de la Comuna, el historiador recuerda la importancia del primer poder que se apoyó en valores democráticos y sociales que no han sufrido de una sola arruga.» Martelli evita precisamente lo que Marx subraya en su balance de la Comuna, el gobierno de la clase obrera y su forma política de intervención. 
 Luego de la derrota, Marx trató de definir el prisma con el cual hay que observar la Comuna: «Fue esencialmente un gobierno de la clase obrera, el resultado de la lucha de la clase de los productores contra la clase de los apropiadores, la forma política finalmente lograda que permite la emancipación económica del trabajo…». Se entusiasmó enormemente con la Comuna, luego del largo paréntesis que abrió para el proletariado la masacre de junio del 48, la contrarrevolución en Europa y el advenimiento del bonapartismo en Francia. Percibió agudamente su importancia. Reivindicó su heroísmo y sus acciones, incluso la ejecución de 64 rehenes, con el arzobispo de París a la cabeza. La Comuna es a la vez el fin del ciclo de las rebeliones populares referidas a la revolución francesa de 1789 y el comienzo de la intervención del proletariado con sus formas propias, en las luchas reivindicativas y también y sobre todo, en la lucha política contra el Estado burgués. En 1880 se formará el primer partido socialista francés (congreso de Le Havre) y en 1875 se constituye el partido obrero unificado alemán -que Marx celebra como un acontecimiento aunque critica su programa (Crítica del programa de Gotha).
 El curso del lugar de la Comuna en la experiencia histórica del proletariado francés tuvo enormes matices en estos 150 años. Recordemos simplemente los debates entre socialistas y anarquistas hasta los años 20, la apropiación fraudulenta por parte del PC y PS en el período del Frente Popular, el maltrato del aparato stalinista con sus falsedades y celebraciones de aparato, la fidelidad de los grupos trotskistas y también anarquistas, aunque éstos negaban la acción política de los communards, una reaparición saludable durante el mayo francés de 1968, una nueva utilización por parte de la Unión de la Izquierda (PC-PS), en la década del 70. El movimiento de los chalecos amarillos replanteó diversos aspectos de la Comuna. Las últimas décadas dieron lugar a un trabajo de investigación histórica y de reivindicación muy importante -a partir del centenario de 1871- que quebró la falsa apología del stalinismo y la dudosa reivindicación democrática de la social-democracia. 

 ¿Y este año ? 

Es temprano para hacer un análisis inicial del impacto político de la Comuna en este nuevo aniversario. La Municipalidad de París organiza una serie de actividades dispersas, que pasarán más o menos desapercibidas. La exposición consagrada a la Comuna no se hará en el Municipio sino en una galería del barrio La Boute aux Cailles, con el pretexto del Covid-19.
 La Asociación Las amigas y los amigos de la Comuna programa una marcha tradicional al muro de los Federados en el cementerio del Père Lachaise -último reducto de la Comuna y de la represión- pero advierte que «He aquí que hace más de 140 años que los herederos que se reclaman de la Comuna tienen el hábito de saludar, delante del Muro de Federados, la memoria de las y los combatientes de la Comuna. Pero, hace algunas décadas que esas manifestaciones no tienen la amplitud que tuvieron en el pasado. Sin duda, este hecho se origina en gran medida en que dichas manifestaciones han sido dispersas.» Propone una marcha para el 29 de mayo, sólo si la propuesta encuentra un apoyo amplio. Más significativo es el llamado de la Asociación de una marcha el 18 de marzo, de la plaza de la Bastilla hasta el Municipio de París (edificio incendiado durante la Comuna y luego reconstruido). 
 Es muy probable que las diversas organizaciones de la «izquierda anticapitalista» -del anarquismo al trotskismo- hagan cada una su propia marcha al Muro. Se constituyó una asociación «Hagamos vivir la Comuna», de orientación más bien anarquista que se propone organizar del 17 de marzo al 6 de junio un conjunto de actividades (obras de teatro y cine, debates, intervenciones culturales) para darle la palabra a los historiadores y a las y los protagonistas del «movimiento social», en París y en los suburbios. Claro que este programa dependerá de la marcha de la pandemia y de la restricción a las libertades que impone el gobierno. 
 Hay también llamados de los Chalecos amarillos y de diversos grupos militantes a acciones callejeras el 18 y el 29 de mayo. Las actividades planteadas son muchas pero estará ausente una acción unitaria del movimiento obrero y de lucha -mujeres, jóvenes, anti-racistas,…-que afirme la presencia política del proletariado, los oprimidos y los excluídos.
 Finalmente hay que destacar la abundante producción bibliográfica y sobre todo la aparición del libro « La Comuna de París 1871. Los actores, los hechos, los lugares » que es una verdadera suma en 1500 páginas de los conocimientos, las controversias y el lugar histórico de la Comuna, sobre todo en París y también en la provincia francesa y en el mundo. También se ha publicado una recopilación muy completa de los escritos de Marx y Engels. Comentaremos esta producción más adelante. 
 No olvidemos que «La organización obrera argentina nació en 1856 con las tentativas mutualistas de los tipógrafos, de la cual emergió la Unión Tipográfica presidida por el antiguo communard M. Gauthier. La Unión conducirá la primera huelga del país en 1878…(que) fue parte de la actividad internacionalista de los antiguos communards. Llegados a Buenos Aires, recuperarán progresivamente su combatividad. El 28 de enero, una sección argentina de la Asociación Internacional de Trabajadores de 26 miembros fue fundada por el miembro de la Internacional Augusto Monod…En septiembre, los miembros de esta sección publican El Trabajador, primer órgano obrero de combate impreso en Buenos Aires…Se editaron ocho números, que llevaban como epígrafe la famosa divisa No hay deberes sin derechos; no hay derechos sin deberes. La Comuna de México, El Obrero Federalista de Montevideo, El Precursor y El Proletario de Chile fueron las otras publicaciones de la Internacional en América Latina.» (Marcelo Segall, historiador chileno de orientación trotskista, En América Latina, desarrollo del movimiento obrero y proscripción) 

 Roberto Grammar 
Prensa Obrera 
 París, 4 de marzo del 2021

viernes, 5 de marzo de 2021

Mujeres sin frontera: Liliana Felipe, Jesusa Rodríguez, Chavela Vargas y Frida Kahlo


Biden renueva la persecución contra Julián Assange


En una reciente nota de James Risen (25/02), periodista de investigación del medio The Intercept, se señala que la administración Biden, mediante su Departamento de Seguridad, ha renovado los pedidos de extradición al Reino Unido para juzgar bajo legislación norteamericana a Julián Assange. Se lo acusa de haber infringido la Ley de Espionaje y podría enfrentar una condena a 175 años de prisión, sentando, además, un grave precedente contra el periodismo de investigación, denuncia Risen. El propio Risen fue llevado a la justicia, pero logró vencer, en la Corte Suprema, al gobierno, lo cual constituye un importante precedente a favor de Assange. 
 La persecución contra Assange comenzó durante la gestión Obama-Biden. La dupla demócrata presentó cargos contra Assange y un grupo de nueve periodistas por su trabajo con documentos definidos como “confidenciales”, que revelaban crímenes de guerra, aspectos de la diplomacia secreta y diferentes atropellos contra las libertades democráticas. 
 Los “crímenes” de Assange, por lo tanto, han dado lugar a una persecución política en el corazón del imperialismo por el desenmascaramiento de los crímenes, negociados y corrupción de los pretendidos regímenes democráticos de Occidente. No debe sorprender que el renovado pedido de extradición de la gestión demócrata ocurra casi en simultáneo con el primer bombardeo autorizado por Biden sobre supuestas posiciones iraníes en Siria. 
 El enjuiciamiento contra Assange, de todos modos, entraña otras contradicciones. Como ya hemos señalado en Política Obrera (06/01), “si Biden enjuicia a Assange tendrá que hacerlo también con los grandes medios que publicaron sus revelaciones, en primer lugar el New York Times”. 
 Assange ha sufrido la violación sistemática de todos los derechos que implican un juicio justo. Existe una verdadera cruzada que enhebra a los Estados y los aparatos de inteligencia del Reino Unido, Suecia e Israel, además de los norteamericanos, contra el editor y hacker australiano. Ninguna de estas irregularidades es atendida por los jueces que dirigen las investigaciones, ni por sus pares que las observan cotidianamente.
 La exigencia de la libertad inmediata para Julián Assange es una lucha internacional contra los cercenamientos a la libertad de expresión, al trabajo de investigación periodística y en defensa de las libertades más elementales para denunciar los abusos y calamidades del imperialismo. 
 Exigimos el inmediato retiro de todas las causas y carátulas que definen a Julián Asssange como terrorista, su inmediata libertad y el enjuiciamiento contra todos los aparatos de inteligencia que han conspirado y violado sistemáticamente sus derechos y los de los explotados del mundo entero. 

 Joaquín Antúnez 
 01/03/2021