lunes, 28 de octubre de 2013

Las Mariposas de Antonio en la Embajada de Cuba en Buenos Aires y más...




En esta fecha, hubo una recepción en la Embajada de Cuba en Argentina.
Los motivos fueron varios.
Uno de ellos fue apreciar las Mariposas creadas por Antonio. Estas son 25 cuadros, cada una de ellas inspirada en un poema de autor diferente. Nos preguntamos ¿a quien representan esas mariposas, al poeta, al pintor, al hijo, al padre, a quien lleva injustamente preso más de 15 años, al héroe? o simplemente es a un hijo de la Revolución, un sencillo cubano que ama a su familia, pero también ama a esa pequeña isla del Caribe, cuyos habitantes desean algo tan simple como es vivir libres, independientes, en paz y con su enorme respeto y solidaridad hacia el otro.
Estas Mariposas han estado en varios países y en varias ciudades de los EEUU.
En 2009 el director del Museo Nacional de Cuba, Dr Reinaldo Rojas, le propuso a Antonio Guerrero pintar las mariposas endémicas de Cuba.
Quedo definido que existían 27 especies de mariposas endémicas de Cuba, con dos especies en extinción. Pero debido a las limitaciones de su confinamiento Antonio carecía de las imágenes de esas mariposas para poder pintarlas.
Como solución al problema de la falta de imágenes se recurrió a retratar las 25 mariposas de cada especie que se habían conservado en el Instituto de Ecología de Cuba. Para ello se contó con el asesoramiento y la coordinación del especialista y biólogo Jorge Luis Fontenla del Museo de Historia Natural.
Liborio Nobal, el renombrado fotógrafo de la Revolución Cubana, ofreció fotografiar la colección de 25 mariposas en el Instituto de Ecología, y de esa forma hacerle llegar a Tony imágenes detalladas para crear su obra. Esta no fue la primera vez que Antonio y Liborio colaboraron en un proyecto; el año pasado, una exposición del trabajo de ambos fue inaugurado en Paris, Francia.
Antonio comenzó a pintar las mariposas endémicas de Cuba a comienzos de marzo de este año y continúo sin interrupción hasta que terminó su obra el pasado 11 de junio. Las mariposas fueron pintadas en acuarelas. (Información de Cubadebate).
Otro motivo, el premio a nuestra compañera Edith Gaif galardonada por el Estado Cubano con la Medalla de la Amistad por su labor solidaria.



Edith con compañeros del Comité

Edith nace el 4 de enero de 1930, Argentina.
12 de octubre de 1945-Se afilia a la Juventud Comunista Cuando cursaba el primer año de la escuela secundaria. Fue delegada de división; y secretaria del centro de estudiantes. Trabajó en la fundación de la Federación de Estudiantes Secundarios de Buenos Aires –FESBA, fue responsable del bloque de escuelas nacionales y secretaria del bloque comunista de FESBA; conoce y milita en esos años con personalidades como Juan Gelman y otros.
1949. Delegada del Centro de Estudiantes del Liceo nº 2 a la Unión de Jóvenes Patriotas Argentinos –UJPA-. Delegada de Federación de Estudiantes Secundarios para la creación del Movimiento Juvenil de la Paz.
Entre 1949-61.Fue miembro del Comité organizador de ocho festivales mundiales de la Juventud, a saber:
1949: Festival de Budapest, Hungría, 1951: Participante del Festival Mundial de la Juventud. Berlín, Alemania. En el mismo conoció a Pablo Neruda y a Delia del Carril (“Hormiguita”), su primera esposa y compañera, con quienes mantuvo una amistad hasta su muerte. En el mismo, también conoció al poeta turco Nazim Hikmet; al escritor brasileño Jorge Amado y al poeta cubano Nicolás Guillen,
1951-52. Viajó a Budapest –Hungría-, la URSS y la República Popular China, en 1951 como miembro del Comité organizador del III festival mundial de las juventudes ( Berlin), viaja a Chile a organizar la delegación de ese país, recorriéndolo en el medio de la brutal represión desatada por la dictadura de Gonzales Videla
1953 – Festival de Bucarest (Rumania), integro el Comité organizador de la delegación argentina
1954-60. Participo activamente en la organización de la Asociación de Cultura China, a pocos años de la revolución en China, Trabajo con Saulo Benavente (escenógrafo), Juan Carlos Castagnino (Pintor) Carlos Biscione (Escultor), Mario Jorge De Lellis (Poeta) y otros intelectuales reconocidos en Argentina.
1955, Festival de Varsovia Polonia
1957 Festival Moscú Rusia
1959 Festival de Viena Austria
1959 Colabora con el recién creado Movimiento de solidaridad con Cuba
1960 Viaja a China con varias organizaciones de juventudes políticas;
1961 Trabajó en la Comisión Juvenil del Movimiento Argentino de la Paz , en cuya dirección estuvo hasta 1963.
1962 Festival en Helsinki, Finlandia
1968 Festival en Sofía Bulgaria.
1973, con el golpe en Chile, participa activamente en la organización de la solidaridad con los refugiados y represaliados de ese país entre ellos a la joven militante del Partido Comunista Carreño Araya, Cristina, quien posteriormente fue secuestrada y asesinada en Argentina victima de la Operación Cóndor. Por esos años tuvo oportunidad de conocer a Salvador Allende.
Entre 1973 y 1978 viaja en repetidas oportunidades a Chile colaborando en la organización de la solidaridad ante la represión de la dictadura de Pinochet.
Por eso motivo acompaña la estadía clandestina en Bs.As. de Gladys Marin e incluso la acompaña en dos oportunidades en su ingreso a Chile, actividad que sería castigada con la muerte de ser descubiertas cualquiera de las dos.
1976 – Participó activamente en la organización de los compañeros brasileños
Desde el golpe de estado del general Stroessner (1954) fue parte del movimiento de solidaridad con Paraguay, compartiendo con Antonio Maidana, Obdulio Barthe, ese trabajo y del movimiento de solidaridad con Uruguay, en la época de la dictadura.
Trabajó en el COMACHI (Comisión Argentina de Solidaridad con Chile),(1974) durante sus inicios y posteriormente en el CASCHI (Comité Argentino de Solidaridad con Chile) en representación de la LADH (Liga Argentina por lo Derechos del Hombre) siendo designada secretaria del mismo (1983))
En 1980 colaboro con la creación del SAP, (solidaridad argentina con los pueblos).
En 1990 integra la Multisectorial de Solidaridad con Cuba y en La Casa de La Amistad, en representación de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre participando de numerosas reuniones, encuentros y actos en diversas universidades, instituciones, sindicatos, etc.
2000 Es miembro fundador del Comité Argentino por la Libertad de los 5 patriotas cubanos, en representación de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre que se funda en la Legislatura Porteña, formado por numerosas organizaciones y personalidades destacadas del arte, la cultura y la política.

Información de Gladys Matilde



Un saludo de despedido para quienes viajan a Cuba a distintas actividades relacionadas con el Che y Los Cinco.
Se le hizo entrega al Sr Embajador Jorge Nestor Lamadrid Mascaró de un libro con la reseña de las Actividades realizadas este año por el Comité Argentino por la Libertad de Los Cinco (que se presentará en el Coloquio de Holguín) y una serie de hermosos posters y cuadros representando a Aleida Guevara en su reciente visita y otros motivos.
Fotos: Juan Carlos Olea

domingo, 27 de octubre de 2013

30 años de la invasión yanqui a la isla de Granada




El 13 de marzo de 1979, militantes armados del Movimiento Nueva Joya, fundado en los años 60 y dirigido por Maurice Bishop, ocuparon el cuartel militar y la radio local. Así tomaron el poder y acabaron con la dictadura de Eric Gairy -amigo de Pinochet y aliado de los gobiernos de EE.UU y Gran Bretaña-, e iniciaron lo que vino a denominarse la “revolución del pueblo”.
Bishop acudió a Cuba en busca del apoyo que, en aras del internacionalismo que siempre ha practicado, el gobierno cubano no tardó en proporcionárselo. 784 cubanos -médicos, proyectistas, constructores etc.- cooperaban con Granada cuando se produjo la invasión yanqui.
La principal fuente de ingresos en divisas para Granada era el turismo. Pero carecía del necesario aeropuerto que permitiera recibir a los grandes aviones de las aerolíneas internacionales, de modo que Cuba envió constructores y equipos para su construcción, destinando para tal fin 60 millones de dólares. Por supuesto que todo quedaría como propiedad de Granada. De manera adicional, Cuba donó productos cubanos equivalentes a 50 dólares por cada uno de los más de 100.000 habitantes granadinos que residían en sus 344.5 kilómetros cuadrados.
Es obvio que esta revolución con ideología marxista-leninista no fue del agrado de los imperialistas yanquis, de modo que los deshumanizados “dueños del mundo” pronto se dieron a la tarea de atacarla duramente, con la única y perversa intención de borrarla del mapa.
El gobierno estadounidense consiguió congelar todos los créditos internacionales, y envolvió a Granada de un mundo financiero hostil. Tampoco fue ajeno a la constitución del frente interno de opositores contrarevolucionarios, y, mientras más complicaban la vida a los granadinos, menos ocultaban su intención de invadir la isla. Esta era su intención y, como no existían, se inventaron los pretextos. 19 mentiras fueron expuestas por el gobierno de los Estados Unidos, de las cuales 13 salieron de la boca del por aquel entonces presidente Ronald Reagan.
Cuando, a fuerza de repetirlas por sus poderosos medios de comunicación, tamañas mentiras fueron convertidas en “verdades”, en las propias filas revolucionarias surgió el divisionismo. Un grupo liderado por Bernard Coard acusó a Bishop de abandonar el marxismo-leninismo, así como de practicar el culto a la personalidad. Algo totalmente incierto, porque como dijera Fidel, que conocía muy bien al revolucionario granadino, “Nada más absurdo a nuestro juicio que atribuir a Bishop tales tendencias. Era imposible imaginar a nadie más noble, modesto y desinteresado. Su culpa no fue jamás el autoritarismo, y si acaso se le quisiera imputar como un defecto, fue su exceso de tolerancia y confianza.”
Como los conspiradores habían alcanzado una mayoría dentro de la dirección revolucionaria, el 13 de octubre Bishop fue destituido, y un día después arrestado en su domicilio. El 19 Bishop fue liberado por el pueblo que claramente expresaba: “Queremos a Bishop, no a Coard”. Pero ese día, bajo la orden del grupo de Coard, el ejército disparó contra el pueblo y asesinó a Bishop, Jacqueline Creft, Whiteman y otros dirigentes revolucionarios. Por supuesto que el gobierno cubano condenó duramente los hechos del 19 de octubre, y que las relaciones con los nuevos gobernantes se tornaron pésimas y tensas.
El golpe de Coard solo sirvió a los intereses del imperialismo y a sus enormes deseos de destruir a la Revolución granadina. De modo que el gobierno yanqui aprovechó la coyuntura y, a las 5 de la mañana del 25 de octubre, comenzó la conocida invasión que, ridículos, como siempre, denominaron “Operación Furia Urgente”.
Como viene siendo habitual en otros países donde presta su ayuda, Cuba siempre fue respetuosa con el gobierno y pueblo de Granada, y nunca trató de influir en su política; tan solo opinó sobre temas diversos cuando su opinión fue solicitada.
La invasión era un secreto a gritos, por eso Bishop entregó armas a los constructores cubanos para su defensa en caso de agresión extranjera. Pero, depuesto y asesinado Bishop, el nuevo gobierno de Granada, desligado por completo del pueblo, era moral y militarmente indefendible. Así que los cubanos decidieron combatir solo en caso de ser atacados por los agresores imperialistas, lo que sucedió desde el primer día.
En el transcurso de la invasión, Estados Unidos utilizó 7.000 marines y contó con el apoyo de 300 soldados de la Organización de Estados del Caribe Oriental -OECS-. El Pentágono pensaba culminar la invasión en unas pocas horas, ya que no contaba con la resistencia de los colaboradores cubanos y de un grupo de soldados granadinos.
El gobierno yanqui trató de hacer ver a sus gobernados y al resto del mundo que la invasión había sido una gran victoria militar. Pero como dijera Fidel el 14 de noviembre de 1983, en La Habana y durante el acto en homenaje a los cubanos caídos en Granada, “¿dónde está la proeza de luchar contra un puñado de obreros y colaboradores civiles, cuya heroica resistencia, a pesar de la sorpresa, la escasez de parque, la desventaja del terreno, de las armas y el número, frente a las fuerzas de aire, mar y tierra del país imperialista más poderoso del mundo, lo obligo a lanzar la 82 División Aerotransportada, cuando el último reducto era defendido al amanecer del 26 de octubre por apenas 50 combatientes?”.
Durante la invasión, las fuerzas de Estados Unidos sufrieron 54 víctimas mortales. Granada encajó la pérdida de 45 militares y al menos 24 civiles. En cuanto a los cubanos se refiere, los caídos fueron 25.
Se debe recordar que la ONU condenó la invasión -de manera estéril, como siempre- con 108 votos en contra de la misma y solo nueve a favor. Pero, desde su fundación, Naciones Unidas siempre ha estado dominada por el imperio a su pleno antojo, y dentro de la misma goza de injusta e insultante impunidad.
Independizada del Reino Unido el 7 de febrero de 1974 y treinta años después de la esperanza truncada, Granada es una nación de la Mancomunidad Británica de Naciones, y su Jefa de Estado la reina Isabel II, representada en la isla por un Gobernador General. No hace falta esforzarse demasiado para llegar a la conclusión de que el pueblo granadino sigue ninguneado por actores foráneos y oligarcas isleños. En cuanto al gobierno yanqui se refiere, fiel a su deshumanizada condición, sigue torturando a buena parte del mundo.

Paco Azanza Telletxiki

“La historia me absolverá” cumple 60 años




¡Cuba, que sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!

-Fidel-

En 1953, un grupo de jóvenes de la llamada Generación del Centenario se empeñó en evitar la muerte del Apóstol, objetivo que, no exento de sangre y sufrimiento, fue finalmente conseguido. Había cumplido José Martí -el 28 de enero de aquel año- un siglo de existencia y, dado el vacío ético tan alarmante que se vivía en Cuba, se corría el grave riesgo de que, muerto físicamente en 1895 -el 19 de mayo, en Dos Ríos-, también se extinguiera para siempre su memoria. Y es que era mucha la afrenta que soportaba el pueblo gobernado por el golpista y entreguista Fulgencio Batista.
El 26 de julio del citado 1953, un suceso de suma importancia acontecido en la parte oriental de la Isla frenó en picado la caída, produciéndose, a partir de entonces, un ascenso moral y cultural de amplio alcance social: el asalto a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo. Esta audaz acción supuso la respuesta necesaria al golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, perpetrado por Batista con el apoyo de CIA. Además, la heroicidad de los combatientes repercutió de manera decisiva en la situación política y social de toda la Isla.
Los asaltantes no obtuvieron la victoria militar, pero sí, sin duda, una victoria política muy importante -Martí fue el autor intelectual-, ya que con la gesta surgió un movimiento cuya trascendencia ética y política fue incuestionable. Prueba de ello es que cinco años, cinco meses y cinco días después triunfó la Revolución, próxima a cumplir 55 años de digna e imprescindible existencia.
Durante el asalto y en días posteriores murieron setenta personas a manos de la tiranía. Las detenciones se produjeron por doquier. Fidel fue capturado el primero de agosto en las estribaciones de la Gran Piedra y conducido al Vivac santiaguero, donde estuvo setenta y seis días incomunicado.
Llegó el juicio farsa que, al decir de Haydeé Santamaría y Melba Hernández -dos asaltantes del Moncada-, no supuso la determinación del porvenir de un puñado de jóvenes, sino el porvenir de todo un pueblo. Fidel fue separado del resto de sus compañeros y juzgado en una pequeña sala del Hospital Saturnino Lora, habilitada para la ocasión. Era 16 de octubre de 1953 y, en la autodefensa, pronunció su alegato final conocido como “La historia me absolverá”. Este histórico documento fue reconstruido por el propio Fidel en la prisión de Isla de Pinos y, puesto hoja por hoja en manos de Melba y Haydeé, fue editado y distribuido clandestinamente por estas y otros compañeros en 1954.
El citado alegato, que hoy cumple sesenta años, reivindicó el derecho a la rebelión que les asistía ante la ilegalidad del gobierno golpista, y fue, en esencia, el programa del Partido Revolucionario Cubano, creado en 1892 por Martí y otros compañeros. Tras el triunfo de la Revolución, se puso en marcha con fuerza y valor. Al entrar en vigor la Ley de Reforma Urbana, el 14 de octubre de 1960, no es que el programa del Moncada quedó cumplido, sino que se sobrepasó con creces en solo veintidós meses.
Aquel 16 de octubre de 1953, Fidel expresó en el último párrafo de su alegato: “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.
Al igual que sus compañeros, Fidel permaneció en la cárcel hasta el 15 de mayo de 1955, pero siempre estuvo absuelto. El jefe del asalto al Moncada y posterior Revolución fue condenado por el gobierno ilegítimo de Batista y el imperialismo yanqui, nunca por los jueces de la historia ni de su pueblo.

http://baragua.wordpress.com/2013/10/15/la-historia-me-absolvera-cumple-60-anos/

sábado, 26 de octubre de 2013

Obama refuerza el bloqueo a las telecomunicaciones de Cuba




El 23 de octubre se cumplieron veintiún años de que fuera sancionada en el Congreso norteamericano la Ley Torricelli, promulgada por el ex presidente George Bush (padre), y una de las expresiones más acabadas de la línea agresiva del imperio contra la Revolución cubana, al articular toda una retórica eufemística que enarbola conceptos como democracia, derechos humanos, economía de mercado, y, por supuesto, un reforzamiento del bloqueo impuesto desde inicios de la Revolución. Al mismo tiempo se pronunció a favor de “comunicaciones adecuadas entre ambos países”, en el interés de “promover cambios políticos en Cuba”.
La administración de Barack Obama continúa la línea de sus antecesores y refuerza el injusto bloqueo económico y comercial contra Cuba. En el caso de las telecomunicaciones, el 13 de abril de 2009, emitió un memorando con “permisos” a los proveedores de servicios de Estados Unidos para:
“Autorizar a las empresas de redes de telecomunicaciones a establecer acuerdos encaminados a crear las instalaciones de telecomunicaciones por satélite y fibra óptica que enlacen a EE.UU. y Cuba.
“Autorizar a las empresas de servicio de telecomunicaciones a iniciar las negociaciones y operar conforme a acuerdos de servicio roaming con las empresas de servicio de telecomunicaciones por la parte cubana.
“Autorizar a las empresas de servicio de televisión y radio por satélite a comenzar las transacciones necesarias para ofrecer el servicio a los clientes en Cuba”.
Mientras anunciaron minúsculas medidas que no han implementado en lo más mínimo debido a las restricciones regulatorias en vigor en el vecino país norteño, no permitieron que las empresas estadounidenses participen en la modernización de la red nacional de telecomunicaciones de Cuba y que se adquieran medios de comunicaciones en EE.UU., teniendo que comprar los mismos en países lejanos a un precio mayor. Solo en el último año las afectaciones se valoran en 44,2 millones de dólares.
Continúan confiscando activos de empresas cubanas y mantienen retenidos en bancos norteamericanos unos 200 millones de dólares pertenecientes a empresas de telecomunicaciones de Cuba.
En el período de la Administración Obama se produce una escalada en la emisión de señales de televisión y radio hacia Cuba desde territorio norteamericano, que alcanza más de 2 000 horas semanales de programación anticubana por unas 30 frecuencias, interfiriendo varios canales y violando el espectro radioelectrónico del país.
Varios sitios y servicios en Internet están bloqueados para los usuarios que residen en Cuba. Porejemplo, la mayoría de los equipos de imágenes médicas son controlados o incluyen en su composición ordenadores basados en el sistema operativo Windows XP de 64 bits, que requiere ser activado con Microsoft antes de los 30 días después de instalado. La activación se puede realizar automáticamente por Internet, mediante la conexión directa del ordenador a los servidores de Microsoft o manualmente llamando por teléfono a alguna de las oficinas de dicha compañía en el mundo. Ninguna de las dos opciones está disponible para Cuba, al no tener Microsoft representación en la Isla y rechazarse la activación automática por el servidor de la compañía, debido a que proviene de Cuba.
Por otro lado, las entidades económicas y científicas cubanas tampoco pueden utilizar el sitio sourceforge.net, una central de desarrollo de software libre que actúa como repositorio de códigos fuente para las descargas de programas.
El colmo es que ejercen presiones sobre empresas de países “aliados” ; tal es el caso de la española Telefónica, que fue requerida en noviembre del 2011 por la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés), por supuestos negocios y contactos con la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, ETECSA.
En el presente año el gobierno yanqui incluyó nuevamente a Cuba en el listado de países que según ellos patrocinan el terrorismo, propiciando que amparada en ese enunciado, cualquier persona jurídica o natural en Estados Unidos pueda solicitar que se le indemnice, utilizando dinero cubano depositado en cuentas en ese país, y además que determinados jueces fallen a favor de utilizar los fondos cubanos, como ya se ha hecho.
El bloqueo contra Cuba ha fracasado en todos los órdenes, y se demostrará cuando el próximo 29 de octubre una vez más, la gran mayoría de los países del planeta, voten en la Asamblea General de las Naciones Unidas a favor de la Resolución titulada, “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.

Omar Pérez Salomón
La pupila insomne

viernes, 25 de octubre de 2013

Un genocidio por el que Obama debe responder




El año pasado se alcanzó una marca histórica de votos contra la guerra económica más largo de la historia. Sufragaron contra el bloqueo a Cuba 188 de los 192 miembros de la ONU. Este año será por el estilo.
¿Cómo explicar que la condena sea ya una decisión virtualmente unánime de los Estados miembros de Naciones Unidas que deja aislado al bloqueador?
Es sencillo. No existe un embargo bilateral, como cínicamente afirma Washington. Es un bloqueo de carácter extraterritorial con el cual daña severamente las relaciones económicas internacionales de Cuba mediante amenazas y multas millonarias a terceros. Incurre por ello en una violación de la soberanía de los estados miembros de la ONU y de su derecho a comerciar libremente. Un gravísimo atentado al derecho internacional y a la Carta de Naciones Unidas que afecta vitales intereses de sus aliados más cercanos y hasta de empresarios estadunidenses ahogados por la crisis.
Pero lo es igualmente por otra razón desde el punto de vista legal y ético. El bloqueo viola el derecho internacional por tratarse de una medida típicamente genocida según la definición de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio que se refiere a actos perpetrados “con la intención de destruir, total o parcialmente, un grupo nacional étnico, racial o religioso, como tal.”
El bloqueo forma parte de una política de terror de Estado que lanzó contra la isla una invasión en 1961 con el apoyo del Pentágono y la CIA y a lo largo de décadas 681 acciones terroristas, que han costado la vida a 3 mil 47 personas y discapacidad a más de 2 mil. Pero ya en 1962 Washington preparaba una invasión directa de sus fuerzas armadas a Cuba, frustrada por la Crisis de los Misiles.
Eso sería suficiente para calificar de genocida su política hacia Cuba pero el carácter genocida del bloqueo se expresa en otros hechos criminales repetidos durante más de medio siglo como la muerte cotidiana de cubanos de todas las edades por falta de fármacos o dispositivos oncológicos, cardiológicos y, en general, de alta tecnología -como ciertos tipos de stent utilizados en cardiología pediátrica-, que Estados Unidos se niega a vender a la isla pese a saberse el único fabricante. Pero el bloqueo es mucho más abarcador que estos ejemplos escandalosamente trágicos y se extiende a los severos daños que cotidianamente ha infligido a millones de personas en la vida diaria durante más de medio siglo. El bloqueo exigió un grado de imaginación y un esfuerzo sobrehumano para sustituir de un día para otro con pura inventiva las refacciones e insumos estadunidenses del equipamiento agrícola, industrial y de servicios y posteriormente una mudanza en tiempo récord a otras tecnologías, una experiencia con un costo económico y humano muy alto para cualquier país, no se diga uno pobre y subdesarrollado, al que únicamente se ha sometido a Cuba.
Puede afirmarse rotundamente que las medidas yanquis de guerra económica comienzan desde enero de 1959 cuando Washington recibe como héroes a los personeros de la dictadura batistiana que cargaron con el tesoro nacional de la isla, valorado en más de 400 millones de dólares de entonces. Con ese monumental robo al pueblo de Cuba comenzó a forjarse el gran poder económico de la contrarrevolución emigrada a Miami y ese mismo año Estados Unidos privó a Cuba de la cuota azucarera.
Tan temprano como el 6 de abril de 1960 un memorando del Departamento de Estado yanqui expresaba con impar elocuencia el objetivo genocida del bloqueo: “el único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del desencanto y el desaliento (…) debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba (…) a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.
A los buques extranjeros que tocan puertos cubanos se les prohíbe ingresar a Estados Unidos durante 180 días; los productos de cualquier país que contengan más de un 10 por ciento de componentes cubanos no pueden ser vendidos al mercado estadunidense; los fabricantes de productos que contengan más de 10 por ciento de componentes estadunidenses tienen prohibido venderlos a Cuba.
Hasta los programas de salud infantil de la ONU en la isla se ven afectados pues Washington no permite que con sus fondos se adquieran críticos medicamentos y tecnología de fabricación estadunidense.
Obama tiene facultades para desarmar buena parte del bloqueo pero nada ha hecho ni hará al parecer.

Ángel Guerra Cabrera
La pupila insomne

Twitter: @aguerraguerra

jueves, 24 de octubre de 2013

50 verdades sobre la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba




Fulgencio Batista saluda al presidente de E.U. Dwight Eisenhower

La dictadura de Fulgencio Batista de 1952 a 1958 precipitó el advenimiento de la Revolución Cubana. Algunos mitos, cuidadosamente alimentados por los partidarios del antiguo régimen exilados en Miami y por los detractores de Fidel Castro, persisten aún.

1. El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 que organizó Fulgencio Batista, expresidente de la República de 1940 a 1944, puso fin al orden constitucional y derrocó al gobierno democráticamente elegido de Carlos Prío Socarrás, unos meses antes de las elecciones presidenciales de junio de 1952.

2. Antiguo sargento estenógrafo, Batista emergió a la vida política cubana durante la Revolución del 4 de septiembre de 1933 que lideraron los estudiantes y que derrocó la dictadura odiada de Gerardo Machado. Encabezó una rebelión de suboficiales y se apoderó del ejército, convirtiéndose en el nuevo jefe del Estado Mayor. Al día siguiente, el 5 de septiembre de 1933, Batista visitó al embajador estadounidense Sumner Welles, lo que auguraba su futura traición. Welles estaba preocupado por los “elementos sumamente radicales” que acababan de tomar el poder. El gobierno revolucionario de Ramón Grau San Martín, conocido por el nombre de Pentarquía, tenía el apoyo de “la inmensa mayoría del pueblo cubano”, según la embajada estadounidense.

3. Estados Unidos se negó a reconocer al nuevo gobierno revolucionario y alentó a Batista a ejecutar un golpe de fuerza para derrocar a Grau San Martí. Éste preconizaba, mediante la voz de Antonio Guiteras, verdadera alma de la Revolución de 1933, la soberanía nacional y la justicia social. Welles informó a Batista de que disponía del “apoyo de la inmensa mayoría de los intereses económicos y financieros en Cuba”.

4. En enero de 1934, con el apoyo de Washington, Batista derrocó al gobierno de Grau San Martín, conocido como el gobierno de los “cien días” (127 días), impuso la figura de Carlos Mendieta y conservó el poder real. El sargento ascendido a general acababa de doblar las campanas de la Revolución de 1933. Washington se alegró de la situación: “El 4 de septiembre de 1933 fue liquidado”.

5. A pesar de las incesantes conspiraciones, la inestabilidad política crónica y la hostilidad de Estados Unidos, la Revolución de 1933 organizó elecciones para el 22 de abril de 1934, convocó una Asamblea Constituyente para el 20 de mayo de 1934, otorgó la autonomía a las universidades, redujo el precio de los artículos de primera necesidad, dio el derecho de voto a las mujeres, limitó la jornada laboral a ocho horas, creó un Ministerio del Trabajo, redujo las tarifas de electricidad y de gas, acabó con el monopolio de las empresas estadounidenses, impuso una moratoria temporal sobre la deuda y, sobre todo, nacionalizó la Cuban Electric Company, filial de la American Bond and Foreign Power Company.

6. De 1934 a 1940, Batista reinó entre bambalinas hasta su elección a la presidencia de la República en 1940, gracias a una coalición heteróclita que agrupaba a las fuerzas conservadoras y a los comunistas del Partido Socialista Popular. Según Washington, “el volumen y el tamaño de la corrupción”, su alineamiento con la política exterior estadounidense y su dependencia del mercado estadounidense marcaron su gobierno. Batista permitió también que Washington utilizara el espacio aéreo, marítimo y terrestre, dispusiera de varias bases aéreas y navales con uso exclusivo durante la Segunda Guerra Mundial, sin reciprocidad, poniendo así la soberanía nacional entre paréntesis.

7. En 1944, Ramón Grau San Martín fue elegido a la Presidencia de la República y tomó el poder en octubre de 1944. Batista dejó una situación financiera desastrosa a su sucesor. El embajador estadounidense Spruille Braden se dio cuenta de la situación tan pronto como julio de 1944 e informó a sus superiores: “Es cada vez más evidente que el Presidente Batista desea hacerle la vida difícil a la próxima administración por todos los medios posibles, y particularmente desde un punto de vista financiero”. Braden denunció “un robo sistemático de los fondos del Tesoro” y señaló que “el Doctor Grau encontrará cajas vacías cuanto tome el poder”.

8. Grau San Martín dirigió el país hasta 1948 y su administración estuvo gangrenada por la corrupción y la dependencia de Estados Unidos. El Departamento de Estado enfatizó el punto débil de la nación cubana en un memorándum del 29 de julio de 1948: “La economía mono-productora depende casi exclusivamente de Estados Unidos. Si manipulamos las tarifas o la cuota azucarera podemos hundir a toda la isla en la pobreza”.

9. Carlos Prío Socarrás, Primer Ministro de Grau en 1945 y Ministro del Trabajo después, ganó la elección presidencial de 1948. El nepotismo y la corrupción marcaron su administración.

10. El 10 de marzo de 1952, a tres meses de las elecciones presidenciales del 1 de junio de 1952, Batista rompió el orden constitucional e instauró una dictadura militar. Aumentó el salario de las fuerzas armadas y de la policía (de 67 pesos a 100 pesos y de 91 pesos a 150 pesos respectivamente), se otorgó un salario anual superior al del presidente de Estados Unidos (pasó de 26.400 dólares a 144.000 dólares frente a los 100.000 dólares de Truman), suspendió el Congreso y entregó el poder legislativo al Consejo de Ministros, suprimió el derecho de huelga, restableció la pena de muerte (prohibida por la Constitución de 1940) y suspendió las garantías constitucionales.

11. El 27 de marzo de 1952, Estados Unidos reconoció oficialmente al régimen de Batista. Como subrayó el embajador estadounidense en La Habana, “las declaraciones del general Batista respecto al capital privado fueron excelentes. Fueron muy bien recibidas y yo sabía sin duda posible que el mundo de los negocios formaba parte de los más entusiastas partidarios del nuevo régimen”.

12. En julio de 1952, Washington firmó acuerdos militares con La Habana, aunque era consciente del carácter brutal y arbitrario del nuevo poder. Cuba está “bajo el yugo de un dictador sin piedad”, subrayó la embajada estadounidense en un informe confidencial de enero de 1953 con destino al Departamento de Estado. En efecto, el general reprimía con mano de hierro a la oposición, particularmente a la juventud estudiantil simbolizada por el asesinato del joven Rubén Batista en enero de 1953.

13. El 26 de julio de 1953, un joven abogado llamado Fidel Castro encabezó una expedición armada contra el cuartel Moncada, segunda fortaleza militar del país. Fue un fracaso sangriento. El consulado estadounidense de Santiago de Cuba señaló que “el Ejército no hizo distinciones entre los insurrectos capturados o simples sospechosos”, reconociendo las masacres que cometieron los soldados tras recibir órdenes del coronel Alberto del Río Chaviano. Enfatizó también “el número muy bajo de heridos entre los insurrectos con respecto al número de soldados heridos. […]. Los asaltantes capturados fueron ejecutados a sangre fría y los asaltantes heridos también fueron liquidados”.

14. En noviembre de 1954, Batista organizó una parodia electoral que ganó sin dificultad. Estados Unidos reconoció que “las elecciones que previó Batista eran un simulacro destinado a aferrarse al poder”.

15. En mayo de 1955, tras una orden de Washington, el régimen militar creó el Buró de Represión de las Actividades Comunistas (BRAC), que se encargaba de “reprimir todas las actividades subversivas que pudieran afectar a Estados Unidos”.

16. Si los discursos de Batista eran ferozmente anticomunistas, conviene recordar que fue él quien estableció por primera vez relaciones diplomáticas entre Cuba y la Unión Soviética en 1942.

17. Durante toda la dictadura militar, Batista mantuvo relaciones comerciales con Moscú, vendiendo azúcar. En 1957, el Diario de la Marina, periódico conservador cubano, se alegró de aquellas ventas señalando que “el precio del azúcar había mejorado después de que la Unión Soviética adquiriera 200.000 toneladas”. En ningún momento, Washington se preocupó de las relaciones comerciales entre la Unión Soviética y Cuba bajo la dictadura de Batista. La historia sería otra cuando tomara el poder Fidel Castro.

18. En mayo de 1955, Batista, quien deseaba mejorar su imagen y responder a una petición popular, procedió a una amnistía general y liberó a Fidel Castro así como a los otros presos del Moncada.

19. El 2 de diciembre de 1956, tras organizar una expedición desde México donde conoció a Che Guevara, Fidel Castro desembarcó en Cuba con 81 hombres para lanzar una guerra insurreccional contra la dictadura militar de Batista. Sorprendidos por el ejército, la operación fue un fracaso y los revolucionarios tuvieron que dispersarse. Fidel Castro se encontró con otros 11 insurgentes, con un total de 7 fusiles solamente.

20. El embajador estadounidense Arthur Gardner expresó su punto de vista sobre Fidel Castro en un informe enviado al Departamento de Estado. El líder del Movimiento 26 de Julio era un “gánster” que “iba a apoderarse de las industrias americanas” y “nacionalizarlo todo”. En cuanto al dictador Batista, “dudo de que hayamos tenido mejor amigo que él”. Hacía falta entonces “apoyar al actual gobierno y promover la expansión de los intereses económicos estadounidenses”.

21. Batista ejercía una violencia feroz hacia la oposición. Pero Estados Unidos se mostró discreto con respecto a los crímenes que cometía su aliado cubano. No obstante, la embajada estadounidense en La Habana multiplicaba los informes sobre este tema: “Estamos convencidos ahora de que los recurrentes asesinatos de personas a quienes el gobierno califica de opositores y terroristas son en realidad el trabajo de la policía y del ejército. La explicación oficial es que los hombres fueron asesinados por otros opositores. Sin embargo, el agregado jurídico recibió confesiones indirectas de culpabilidad en los círculos policiales, además de pruebas de la responsabilidad de la policía”.

22. Wayne S. Smith, joven funcionario de la embajada estadounidense, estuvo conmocionado por las masacres que cometían las fuerzas del orden. Describió escenas de horror: “La policía reaccionaba de modo excesivo a la presión de los insurgentes, torturando y matando a centenas de personas, tanto a inocentes como a culpables. Se abandonaban los cuerpos, ahorcados en los árboles, en las carreteras. Tales tácticas condujeron inexorablemente a la opinión pública a rechazar a Batista y a apoyar a la oposición”.

23. En febrero de 1957, la entrevista a Fidel Castro que realizó Herbert Matthews del New York Times permitió que la opinión pública estadounidense y mundial descubriera la existencia de una guerrilla en Cuba. Batista confesaría más tarde en sus memorias que gracias a ese palo periodístico “Castro empezaba a ser un personaje de leyenda”. Matthews matizó sin embargo la importancia de su entrevista: “Ninguna publicidad, por más sensacional que fuese, habría podido tener efecto si Fidel Castro no fuera precisamente el hombre que yo describí”.

24. El 13 de marzo de 1957, un comando del Directorio Revolucionario del líder estudiantil José Antonio Echeverría, que se componía de 64 jóvenes, asaltó el Palacio Presidencial con el objetivo de ejecutar a Batista. La operación fue un fracaso y costó la vida a 40 de los 64 estudiantes. Los supervivientes fueron perseguidos a través de la ciudad y asesinados. Echeverría perdió la vida durante un enfrentamiento con la policía cerca de la Universidad de La Habana.

25. La embajada francesa en La Habana brindó un análisis sobre el ataque del 13 de marzo: “Las reacciones americanas a los acontecimientos en Cuba eran de horror, de simpatía por los insurrectos, de reprobación contra Batista. Al leer los editoriales que los principales periódicos dedicaron al evento, resulta claro que el heroísmo de los patriotas cubanos marcó mucho a Estados Unidos […]. Si algunos reconocen sin embargo que los insurrectos del 13 de marzo estuvieron equivocados en sus métodos, es verdad, mucho más que en sus objetivos, todos estiman en cambio que dieron a su causa la palma del martirio y que este ejemplo galvanizaría a la oposición cubana”.

26. Fidel Castro, quien firmó una alianza con el Directorio Revolucionario en la lucha contra Batista, estaba en desacuerdo con el asesinato político: “Estábamos contra Batista pero nunca intentamos organizar un atentado contra él y habríamos podido hacerlo. Era vulnerable. Era mucho más difícil luchar contra su ejército en las montañas o intentar tomar una fortaleza que estaba defendida por un regimiento. ¿Cuántos había en la guarnición del Moncada, aquel 26 de julio de 1953? Cerca de mil hombres, quizás más. Preparar un ataque contra Batista y eliminarlo era diez o veinte veces más fácil, pero nunca lo hicimos. ¿Acaso el tiranicidio sirvió una vez en la historia para hacer la revolución? Nada cambia en las condiciones objetivas que engendran una tiranía […] Nunca hemos creído en el asesinato de líderes […], no creíamos que se abolía o se liquidaba un sistema, cuando se eliminaba a sus líderes. Combatíamos las ideas reaccionarias, no a los hombres”.

27. En las montañas de la Sierra Maestra donde se desarrollaban los combates entre el ejército y los insurrectos, Batista evacuó por la fuerza a las familias campesinas para eliminar la base de apoyo de los rebeldes y los concentró en almacenes de la ciudad de Santiago. Aplicaba así los métodos del general español Valeriano Weyler durante la guerra de 1895-1898. En un editorial, la revista Bohemia denunció una “situación de tragedia” que recordaba “las épocas más oscuras de Cuba”. El semanal relató la suerte de unas 6.000 víctimas: “Es una historia dolorosa, de sufrimientos, de penas intensas. Es la historia de 6.000 cubanos obligados a dejar sus hogares, allí, en los rincones inextricables de la Sierra Maestra, para concentrarlos en lugares donde carecían de todo, donde era difícil ayudarlos, darles una cama o un plato de comida”.

28. El 29 de julio de 1957, el asesinato de Frank País, líder del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente, desató una inmensa manifestación que fue reprimida por las fuerzas batistianas, hasta el punto de que el embajador estadounidense Earl E. T. Smith se sintió obligado a denunciar “la acción excesiva de la policía”.

29. El 5 de septiembre de 1957, la sublevación de una fracción del ejército contra Batista en Cienfuegos fue anegada en sangre. Según el embajador Smith, “el factor clave para quebrar la revuelta de Cienfuegos” fue el uso de aviones “F-47 y B-26” suministrados por Estados Unidos.

30. El 29 de septiembre de 1957, el Colegio Médico de Cuba publicó un informe sobre la situación política cubana durante la XI Asamblea General de la Asociación Médica Mundial. Según éste, “los combatientes de la lucha armada que se rinden son liquidados. No hay prisioneros, sólo hay muertos. Muchos opositores no son sometidos al Tribunal de Justicia sino ejecutados con un tiro en la nuca o ahorcados. Intimidan a los magistrados y a los jueces sin que las voces de protesta sean escuchadas. La desesperanza se difunde entre los jóvenes que se inmolan en una lucha desigual. El que es perseguido no encuentra refugio. En la embajada de Haití, diez solicitantes de asilo fueron asesinados por la fuerza pública […]. La prensa está totalmente censurada. No se permite la información periodística, ni siquiera por parte de agencias internacionales […]. En los locales de los cuerpos represivos de la policía y del ejército, torturan a detenidos para arrancarles por la fuerza la confesión de presuntos delitos. Varios heridos presentes en las clínicas y hospitales fueron llevados por la fuerza y aparecían varias horas después asesinados en las ciudades y en el campo”. El Washington Post y Times Herald señalaron que “los médicos cubanos son víctimas de atrocidades, incluso de asesinato por curar a rebeldes cubanos”.

31. En 1958, además de apoyar al régimen de Batista, Estados Unidos enjuició y encarceló a Carlos Prío Socarrás, presidente legítimo de Cuba, refugiado en Miami, bajo pretexto de violar las leyes de neutralidad del país. Éste intentaba organizar una resistencia interna contra la dictadura.

32. En cuanto a la libertad de prensa, Estados Unidos presenta a la Cuba prerrevolucionaria con una mirada positiva. Así, afirma, “antes de 1959, el debate público era vigoroso: había 58 periódicos y 28 canales de televisión que proporcionaban una pluralidad de puntos de vista políticos”. Los documentos de la época y los hechos contradicen esta afirmación. En efecto, un informe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) publicado en 1957 calificó de “antidemocrático al gobierno del Presidente Fulgencio Batista de Cuba, pues este gobierno no respeta la libertad de prensa”. De hecho, la censura en la prensa se aplicó durante 630 días de los 759 que duró la guerra insurreccional entre el 2 de diciembre de 1956 y el 1 de enero de 1959.

33. Bajo Batista, la corrupción era endémica. “Los diplomáticos informan incluso de que si siempre hubo corrupción gubernamental en Cuba, nunca fue tan eficaz y generalizada como bajo el régimen del Presidente Fulgencio Batista”, precisaba el New York Times.

34. Batista estaba íntimamente vinculado a los elementos de gansterismo tales como Meyer Lansky o Luigi Trafficante Jr. Sus primeros contactos con la mafia se remontaban a 1933 cuando se autoproclamó coronel y se le acercaron Charles “Lucky” Luciano y Santo Trafficante senior. El mundo del juego, sumamente lucrativo, estaba controlado por Lansky, número dos de la mafia estadounidense, ‘uno de los principales gánsteres de Estados Unidos”, quien “había creado para el dictador Batista la organización actual de los juegos de La Habana”, según el diario francés Le Monde.

35. Estados Unidos y los partidarios del antiguo régimen presentan todavía la Cuba batistiana como “la vitrina de América Latina” de la época. La realidad es sensiblemente diferente. Las estadísticas del Banco Nacional de Cuba están disponibles para este periodo y es posible comparar la situación económica bajo el gobierno democrático del presidente Carlos Prío Socarrás y bajo el régimen militar de Batista. Así, entre 1951 y 1952, el PIB cubano aumentó un 2,52%. De 1952 a 1953, bajo Batista, el PIB cayó un 11,41%, con un alza de sólo un 0,9 de 1953 a 1954, y de un 3,5 de 1954 a 1955. Sólo en 1956, el PIB volvió a alcanzar su nivel de 1952 con 2.460,2 millones de pesos. Así, resulta imposible hablar de crecimiento económico entre 1952 y 1956. Durante dos tercios del reinado de Batista no hubo crecimiento. La mejoría sólo ocurrió a partir de 1957 cuando el PIB alcanzó la cifra de 2.803,3 millones de pesos y en 1958 volvió a bajar a 2.678,9 millones de pesos.

36. Además, las reservas monetarias cayeron de 448 millones de pesos en 1952 a 373 millones en 1958, los cuales fueron robados durante la huida de Batista y sus cómplices 1 de enero de 1959. La deuda de la nación pasó de 300 millones de dólares en marzo de 1952 a 1.300 millones en enero de 1959 y el déficit presupuestario alcanzó 800 millones de dólares.

37. La política azucarera de Batista fue un fracaso. Mientras que este sector generaba ingresos a la altura de 623 millones de pesos en 1952, bajó a 383,5 millones en 1953, 412,8 millones en 1954, 402,1 millones en 1955, 426,1 millones en 1956 y 520,7 millones en 1958. Sólo el año 1957 generó más ingresos que 1952 con 630,8 millones de pesos.

38. Los obreros y empleados agrícolas pagaron el precio. Mientras que su remuneración se elevaba a 224,9 millones de pesos en 1952, cayó a 127,7 millones en 1953, 128,2 millones en 1954, 118,9 millones en 1955, 127 millones en 1956, 175,3 millones en 1957 y 156,9 millones en 1958. Durante el régimen de Batista nunca tuvieron el ingreso de 1952. Lo mismo ocurrió con los obreros y empleados no agrícolas. Mientras que su ingreso global era de 186,6 millones de pesos en 1952, bajó a 126,2 millones en 1953, 123,5 millones en 1954, 112,7 millones en 1955, 114,6 millones en 1956, 145,7 millones en 1957 y 141,8 millones en 1958. Bajo Batista los obreros y empleados no agrícolas nunca alcanzaron su nivel de ingreso de 1952.

39. No obstante, el régimen de Batista se benefició de la ayuda económica estadounidense como nunca antes. Las inversiones estadounidenses en Cuba pasaron de 657 millones de dólares en 1950 bajo Carlos Prío Socarrás a más de 1.000 millones de dólares en 1958.

40. El profesor estadounidense Louis A. Pérez Jr. señala que “en realidad, el ingreso per cápita en Cuba en 1958 era más o menos similar al de 1947”.

41. Según un estudio que realizó el Consejo Nacional de Economía de Estados Unidos entre mayo de 1956 y junio de 1957 publicado en un informe titulado Investment in Cuba. Basic Information for the United States Busing Department of Commerce, el número de desempleados era de 650.000 la mitad del año, es decir cerca del 35% de la población activa. Entre esas 650.000 personas, 450.000 eran desempleados permanentes. Entre los 1,4 millones de trabajadores, cerca del 62% recibía un salario inferior a 75 pesos mensuales. Según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, “en el campo, el número de desocupados aumentaba tras la zafra azucarera y podía superar el 20% de la mano de obra, es decir entre 400.000 y 500.000 personas”. Los ingresos anuales del jornalero no superaban los 300 dólares.

42. Cerca del 60% de los campesinos vivía en barracones con techo de guano y piso de tierra desprovistos de sanitarios o de agua corriente. Cerca del 90% no tenían electricidad. Cerca del 85% de esos barracones tenían una o dos piezas para toda la familia. Sólo el 11% de los campesinos consumía leche, el 4% carne y el 2% huevos. El 43% eran analfabetos y el 44% nunca había ido a la escuela. El New York Times señala que “la gran mayoría de ellos en las zonas rulares –guajiros o campesinos– vivían en la miseria, a nivel de la subsistencia”.

43. Según el economista inglés Dudley Seers, la situación en 1958 era “intolerable. “Lo que era intolerable, era una tasa de desempleo tres veces más elevada que en Estados Unidos. Por otra parte, en el campo, las condiciones sociales eran malísimas. Cerca de un tercio de la nación vivía en la suciedad, comiendo arroz, frijoles, plátanos y verdura (casi nunca carne, pescado, huevos o leche), viviendo en barracones, normalmente sin electricidad ni letrinas, víctima de enfermedades parasitarias y no se beneficiaba de un servicio de salud. Se le negaba la instrucción (sus hijos iban a la escuela un año como máximo). La situación de los precarios, instalados en barracas provisionales en las tierras colectivas, era particularmente difícil […]. Una importante proporción de la población urbana también era muy miserable”.

44. El Presidente John F. Kennedy se expresó también al respecto: “Pienso que no hay un país en el mundo, incluso los países bajo dominio colonial, donde la colonización económica, la humillación y la explotación fueron peores que las que hubo en Cuba, debido a la política de mi país, durante el régimen de Batista. Nos negamos a ayudar a Cuba en su necesidad desesperada de progreso económico. En 1953, la familia cubana mediana tenía un ingreso de 6 dólares semanales […]. Este nivel abismal empeoró a medida que la población crecía. Pero en vez de extenderle una mano amistosa al pueblo desesperado de Cuba, casi toda nuestra ayuda tomaba la forma de asistencia militar –asistencia que sencillamente reforzó la dictadura de Batista [generando] el sentimiento creciente de que Estados Unidos era indiferente a las aspiraciones cubanas a una vida decente”.

45. Arthur M. Schlesinger, Jr., asesor personal del Presidente Kennedey, recordó una estancia en la capital cubana y testimonió: “Me encantaba La Habana y me horrorizó la manera en que esta adorable ciudad se había transformado desgraciadamente en un gran casino y prostíbulo para los hombres de negocios norteamericanos […]. Mis compatriotas caminaban por las calles, se iban con muchachas cubanas de catorce años y tiraban monedas sólo por el placer de ver a los hombres revolcarse en el alcantarillado y recogerlas. Uno se preguntaba cómo los cubanos – viendo esta realidad – podían considerar a Estados Unidos de otro modo que con odio”.

46. Contrariamente a las prácticas el ejército gubernamental, los revolucionarios otorgaban una gran importancia al respeto de la vida de los prisioneros. Al respecto, Fidel Castro cuenta: “En nuestra guerra de liberación nacional, no hubo un solo caso de prisionero torturado, ni siquiera cuando hubiéramos podido encontrar como pretexto la necesidad de conseguir una información militar para salvar a nuestra propia tropa o para ganar una batalla. No hubo un solo caso. Hubo centenares de prisioneros, luego miles, antes del fin de la guerra; se podrían buscar los nombres de todos y no hubo un solo caso entre estos cientos, estos miles de prisioneros que sufriera una humillación, o siquiera un insulto. Casi siempre poníamos en libertad a estos prisioneros. Eso nos ayudó a ganar la guerra, porque nos dio un gran prestigio, una gran autoridad frente a los soldados del enemigo. Confiaban en nosotros. Al inicio, nadie se rendía; al final se rendían en masa”. El New York Times también aludió al buen tratamiento reservado a los soldados presos: “Es el tipo de conducta que ha ayudado al Señor Castro a tener una importancia tan extraordinaria en el corazón y el espíritu de los cubanos”.

47. El embajador Smith resumió las razones del apoyo de Estados Unidos a Batista: “El gobierno de Batista es dictatorial y pensamos que no tiene el apoyo de la mayoría del pueblo de Cuba. Pero el gobierno de Cuba ha sido un gobierno amistoso hacia Estados Unidos y ha seguido una política económica generalmente sana que ha beneficiado a los inversionistas estadounidenses. Ha sido un partidario leal de las políticas de Estados Unidos en los foros internacionales”.

48. El periodista estadounidense Jules Dubois, uno de los mejores especialistas de la realidad cubana de la época con Herbert L. Matthews, describió al régimen de Batista: “Batista regresó al poder el 10 de marzo de 1952 y empezó entonces la etapa más sangrienta de la historia cubana desde la guerra de independencia, casi un siglo antes. Las represalias de las fuerzas represivas de Batista costaron la vida a numerosos presos políticos. Por cada bomba que estallaba, sacaban a dos presos de la cárcel y los ejecutaban de modo sumario. Una noche en Marianao, un barrio de La Habana, se repartieron los cuerpos de 98 presos políticos por las calles, acribillados de balas”.

49. El Presidente Kennedy también denunció la brutalidad del régimen: “Hace dos años, en septiembre de 1958, un grupo de rebeldes barbudos bajó de las montañas de la Sierra Maestra de Cuba y empezó su larga marcha hacia La Habana, una marcha que derrocó finalmente a la dictadura brutal, sangrienta y despótica de Fulgencio Batista […]. Nuestro fracaso más desastroso fue la decisión de darle estatura y apoyo a una de las más sangrientas y represivas dictaduras en la larga historia de la represión latinoamericana. Fulgencio Batista asesinó a 20.000 cubanos en 7 años –una proporción más grande de la población cubana que la proporción de norteamericanos que murieron en las dos guerras mundiales– y transformó la democrática Cuba en un Estado policiaco total, destruyendo cada libertad individual”.

50. A pesar de las declaraciones oficiales de neutralidad en el conflicto cubano, Estados Unidos brindó su apoyo político, económico y militar a Batista y se opuso a Fidel Castro. A pesar de ello, sus 20.000 soldados y una superioridad material, Batista no pudo vencer a una guerrilla que se componía de 300 hombres armados durante la ofensiva final del verano de 1958. La contraofensiva estratégica que lanzó Fidel Castro ocasionó la huida de Batista a República Dominica y el triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959.

* Salim Lamrani, Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.

Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr

Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

miércoles, 23 de octubre de 2013

Pese a bloqueo de EE.UU, Cuba prioriza derecho humano a la salud




Pese al cruel e ilegal bloqueo que Estados Unidos impone a Cuba desde hace más de medio siglo y que afecta a todos los sectores, incluyendo la salud pública, la atención medica, especialmente a las embarazadas, los niños y las personas de la llamada tercera edad, sigue constituyendo en la isla caribeña una prioridad de primer orden.
Si bien los problemas económicos generados por el criminal cerco de Washington dificultan el desarrollo de esa importante esfera social y el derecho humano a recibir asistencia médica, las autoridades de la mayor de las Antillas hacen ingentes esfuerzos por mantener lo que varias generaciones de cubanos denominan uno de los mayores logros de su Revolución, nacida en 1959.
Mientras en la mayoría de las naciones del mundo la salud se privatiza y se convierte en un puro y duro negocio para lucrar, y en otras ni siquiera a los niños se les brinda atención sanitaria primaria, en la llamada “isla bonita” continua siendo gratuita y todos los ciudadanos tienen ese privilegio, incluso los que al servicio del régimen norteamericano denigran y agreden a su país.
Recientemente conversé en La Habana con una joven embarazada, de 23 años, cuya futura niña se nombrará Ainoa Alejandra, y que tendrá la gran suerte de ser cubana.
La gestante, a punto de tener su bebé, narró las atenciones y las principales pruebas medicas de que ha sido objeto, sin imaginarse por un momento cuanto le costarían en Estados Unidos o en cualquier otro estado europeo del denominado primer mundo.
Expresó que al comienzo del embarazo es consultada por doctores especialistas en genética, sicología, nutrición y estomatología, y le hacen exámenes trimestrales de glicemia, serología, HB (hemoglobina), además de VHI (Sida), tanto a la mamá como al papá del bebé.
Añadió que durante los primeros meses de gestación debe asistir cada 15 días a los galenos de atención primaria, conocidos en el Estado caribeño como los médicos de la familia, y luego de las 36 semanas cada siete días, al tiempo que le hacen pruebas frecuentes de orina.
La joven cubana señaló que también le realizan exámenes de electroforesis de hemoglobina y de alfafetoproteína, así como diversos ultrasonidos para velar por la evolución del feto y determinar si tiene alguna anomalía o no.
Resaltó que a las embarazadas con riesgo de parto prematuro y gemelares se les indican unas vacunas para la maduración pulmonar del bebé, y son ingresadas en un hogar materno para su cuidado permanente.
Destacó que igual seguimiento se le ofrecen en esos hogares o en hospitales a aquellas que presentan diabetes estacionaria o presión arterial alta, trastornos que en una gestante pueden afectar a la futura madre y a su niño.
Cuba no ostenta de los esfuerzos que hacen tanto su gobierno y sus galenos para cuidar de la salud de sus habitantes, en medio del arreciado y frustrado bloqueo que Estados Unidos le impone, a pesar del rechazo unánime de la comunidad internacional a esa agresiva política de sucesivas administraciones de la Casa Blanca.
Por el contrario, los materializa modestamente y apoya a numerosas naciones de Latinoamérica, África y otras regiones del mundo con el envío de médicos para persistir en que la salud es uno de los principales derechos humanos.

lunes, 21 de octubre de 2013

Joseba Macías: el periodista vasco que amó a Cuba




El 1 de octubre fallecía en Bilbao Joseba Macías, sociólogo, periodista y uno de los más grandes amigos de Cuba en Euskal Herria (País Vasco). Joseba participó en la creación del medio Cubainformación y era colaborador habitual en él.
Joseba Macías residió en Cuba largas temporadas, vinculado a la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, donde impartió clases.
Nacido en 1961, era Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales (Universidad de Deusto) y Ciencias de la Información (Universidad del País Vasco), y ejercía como profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación en la Universidad del País Vasco.
Gran cinéfilo y documentalista, fue autor de trabajos documentales como “Chocó, una tragedia colombiana”, “La Transición en Euskadi” y “Cuba en trova”. Y fue autor de libros como “Palestina: símbolos, claves y desafíos”.
El pasado año presentó su tesis doctoral acerca del tema de la sociedad civil en Cuba.
Como periodista colaboró en los últimos años en diversos medios de comunicación escrita y digital, como Gara, Deia, Rebelión, Diagonal y otros. Fue director de Egin Irratia y años más tarde participó como comentarista y analista en Radio Euskadi.
Joseba Macías escribió en los últimos años numerosos artículos sobre el presente y futuro de Cuba y su Revolución, con un claro talante crítico constructivo.
El colectivo de Cubainformación desea enviar un fuerte abrazo solidario a sus hijas Amaiur y Ariane.

domingo, 20 de octubre de 2013

Murió Juan Nuiry, profesor universitario y combatiente del Directorio Revolucionario




Fidel Castro junto a Juan Nuiry en la Cumbre Mundial de la FAO, 1996.

El doctor Juan Nuiry Sánchez, destacado revolucionario, profesor de varias generaciones de cubanos y colaborador de Cubadebate, falleció a la edad de 81 años, este sábado, en La Habana.
En el Alma Máter conoció a José Antonio Echeverría y se inició en las luchas estudiantiles. Asumió indistintamente varias responsabilidades en la FEU como la de secretario general, vicepresidente y presidente.
Acompañó a José Antonio Echeverría al segundo encuentro de la Carta de México, en 1956, y a su regreso a Cuba se vio obligado a permanecer en la clandestinidad. Junto a José Antonio participó en la toma de la emisora Radio Reloj, el 13 de marzo de 1957, y, posteriormente, viajó al exilio.
Regresa a Cuba, en una expedición aérea que arribó a la Sierra Maestra en octubre de 1958. Se incorporó como presidente de la FEU a la Columna No. 1, comandada por Fidel Castro, donde alcanzó los grados de capitán.
Fue embajador ante el Sistema de Naciones Unidas, radicado en Roma, como representante permanente de Cuba ante la FAO. En el año 2007, le fue otorgado el título de Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana.
Nuiry Sánchez, miembro de la UPEC y de la UNEAC, al momento de su muerte, era presidente de la Cátedra José Antonio Echeverría y vicepresidente de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz.
Por voluntad expresa de Nuiry, su cadáver fue incinerado. El próximo martes 22 de octubre a las 10 de la mañana, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, se realizarán las honras fúnebres.

La lotería


Desde que tuvo conciencia, Guillermo Elizarde Sotolongo, escuchó pedir a su mamá, todos los días, una casita en el pueblo.
Nacido en 1930, su infancia transcurre en el poblado Vegas, cerca de la ciudad de San Nicolás, de Bari muy próximo a Matanzas. Su padre, obrero en tiempo de zafra, en el central Gómez Mena devengó salario sólo tres meses al año. Los restantes despertaba temprano en las mañanas a buscar cualquier actividad agrícola en las fincas vecinas que le aportara unos centavos para su prole.
La madre de Guillermo parió diez hijos, cuatro de ellos murieron en el primer año de vida y los otros sufrieron el andar descalzo, refugiarse del frío tapándose con sacos de azúcar, comer harina con manteca, vestirse con las ropas remendadas donadas por otros y padecer los males sociales del capitalismo.
Al nacer en la casa, en manos de una comadrona, ninguno de los niños fue inscrito en el Registro Civil, sólo al cumplir los 18 años y con el propósito de participar en las elecciones tuvo en sus manos una certificación de nacimiento. Incluso hasta con error porque se adulteró el año de nacido para hacerlo mayor de edad.
Para obtener los alimentos en la bodega del pueblo, perteneciente a los dueños del central, la familia mantuvo una libreta en la cual sumaban los productos adquiridos a crédito que luego serían descontados del salario del padre al comenzar la molienda.
Este aferrado a la suerte del juego, siempre estaba detrás de una apuesta, que en muchas ocasiones le hizo perder hasta los pocos centavos acumulados para la comida de sus hijos. En ese momento de desespero las lágrimas brotaban sin compasión.
A la familia le llegó la felicidad cuando el vendedor de billete le informó que había ganado la lotería.
La noticia corrió rápido. La madre dio gracias ante sus imágenes religiosas y dijo que la habían bendecido. Se le notaba eufórica haciendo planes y renegando la pobreza vivida hasta esos días. Repetía una y otra vez de comprar su casita y de vestir a los muchachos con ropas lindas y nuevas.
Para los vecinos resultaba un acontecimiento, entre todos buscaron un cerdo para compartir y enseguida se planificó la fiesta.
El padre se vistió con la mejor camisa y salió al pueblo a cobrar el dinero. Regresó borracho, encima del caballo que lo condujo hasta la casa, unos pesos en el bolsillo y el deseo de seguir gastando en juego.

Nuria Barbosa León, periodista de Granma Internacional y Radio Habana Cuba

sábado, 19 de octubre de 2013

El socialismo cubano en los 60: el Departamento de Filosofía y su proyecto político.


Publicamos por su interés el texto de la ponencia del comunista cubano Frank Josué Solar Cabrales presentada en el Coloquio “50 aniversario del Departamento de Filosofía”, celebrado los días 17 y 18 de septiembre de 2013, en el Teatro de la Biblioteca Nacional José Martí. La historia del Departamento de Filosofía de la Universidad de la Habana es extremadamente interesante y poco conocida y entronca con la tradición revolucionaria cubana, internacionalista y por lo tanto profundamente anti-estalinista.

EL SOCIALISMO CUBANO EN LOS 60: EL DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Y SU PROYECTO POLÍTICO[1]

La infancia y adolescencia de mi generación coincidieron con una coyuntura especial, la caída del Muro de Berlín, el final bochornoso del campo mal llamado socialista y la Unión Soviética. La explicación que me daba de las causas de aquellos acontecimientos era más o menos la misma que se transmitía por medios oficiales y que hemos mantenido, con algunas variaciones, hasta hoy: la traición de los dirigentes soviéticos, la labor de zapa del imperialismo y algunos errores internos. Pero no me parecían suficientes para haber provocado un descalabro de tamañas proporciones. Justo en esos momentos, cuando la vida cotidiana del cubano comenzaba a sufrir cambios muy profundos y yo empezaba a dejar atrás en mis lecturas a Salgari y Verne, por obra del azar llegaron a mis manos algunos libros de pensadores marxistas anatematizados y excomulgados por el catecismo “marxista-leninista” que tenía su Vaticano en la antigua URSS.
En ellos encontré una explicación más coherente, marxista y revolucionaria. La traición del proyecto revolucionario soviético y su final se habían producido mucho antes, en los años veinte, cuando un grupo burocrático dominante le quitó todo el poder a los soviets y empezó a ejercerlo para sí, en función de sus propios intereses, y a actuar internacionalmente alegando la representación oficial del socialismo y del leninismo. Lo que se edificó a partir de ahí muy poco tuvo que ver con el socialismo y los ideales originales de Marx, Engels y Lenin. La mejor prueba es que la generación de bolcheviques protagonista de la revolución en octubre de 1917 tuvo que ser exterminada físicamente para consumar el termidor stalinista.
Con esa explicación a cuestas emprendí un camino de búsqueda, de formación teórica y política capaz de hacerme entender el mundo y la época que me había tocado vivir. A partir de aquí comenzó una historia de descubrimientos.
Uno de los más importantes lo hice en el 2000, cuando en una revista Temas, unas cartas que respondían a una polémica me dieron las primeras noticias de la existencia de aquel Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana en los años sesenta, y de su revista Pensamiento Crítico. La lectura apenas me bastó para asomarme a lo que podía intuir era un universo de creación heroica, de compromiso crítico y de polémicas entre revolucionarios. La historia cubana de los años sesenta parecía ser algo más que una sucesión de leyes revolucionarias y agresiones imperialistas.
En esa época un grupo de estudiantes cubanos, latinoamericanos y africanos habíamos creado en la Universidad de Oriente el Grupo Amauta, un intento por reconectar con las tradiciones más revolucionarias del marxismo latinoamericano, un empeño de estudio y formación teórica y de un activismo político novedoso entre los estudiantes para combatir una creciente despolitización que nos preocupaba. También queríamos conectar de manera espontánea y natural a la juventud cubana con los profundos movimientos de protesta que se empezaban a articular en el mundo y se expresaban en los boicots a las cumbres de los poderosos y en los Foros Sociales Mundiales.
Quizás por esa rebeldía inherente a la juventud, quizás porque nos hastiaba cierta enseñanza mecanicista y dogmática del marxismo, quizás por la propia esencia de lo que pretendíamos lograr con el grupo, nos atraían mucho los herejes, los que practican su herejía desde dentro, con todos los riesgos que entraña defender ideas distintas desde el compromiso y la fidelidad. Y una de las principales fuentes de la herejía cubana había sido aquel grupo de la calle K y su revista. A ese legado acudimos para encontrar las claves de una comprensión revolucionaria de la historia del pensamiento marxista, la evolución de la nación cubana entendida desde la lucha de clases, los procesos de transformación en América Latina y las complejidades del mundo actual.
Una de las características más descollantes de la década del sesenta en Cuba fue la existencia de un debate muy intenso sobre los más diversos aspectos de la cultura, la ideología, la economía y, por supuesto, la política, impelidos sus protagonistas por una Revolución que transformaba o pretendía transformarlo todo, desde los rumbos más generales de la economía hasta los contenidos y métodos de la educación preescolar, pasando por todas las relaciones sociales y la vida cotidiana. Y todo esto cuando la Revolución comenzaba, cuando casi todo estaba por hacer, cuando se suponía era más débil, cuando era más agresivo el acoso.
El Departamento de Filosofía participaba en ese medio a través de la formación política de cuadros y la difusión de tesis revolucionarias que favorecían un determinado tipo de alternativa socialista en el debate cubano. Sus miembros no eran sólo un colectivo docente que se dedicaba a la enseñanza del marxismo o a las actividades propias del mundo académico, sino constituían un grupo bien definido que luchaba por el avance de un socialismo independiente y libertario en Cuba y América Latina. Frente al grupo que representaba el Departamento había otro, influenciado por el marxismo de origen soviético, que pretendía ponerle límites y riendas al naciente socialismo cubano, ajustarlo a esquemas, cercenarle su independencia de proyecto, política y económica.
“Ante todo, el fondo de la cuestión no era una pugna intelectual, ni se limitaba a un duelo de ideas. Era una polémica acerca del alcance de la revolución, su rumbo, sus objetivos, los medios y vías que utilizaría; en algunos momentos y situaciones llegó a ser incluso una polémica por el poder.”[2]
El Departamento se inscribía en la tradición de un socialismo cubano y latinoamericano que buscaba sus antecedentes en Martí y establecía un hilo conductor entre Mariátegui, Mella, Guiteras y la revolución cubana dirigida por Fidel y el Che. Reclamaban también la herencia teórica y práctica de Lenin y los bolcheviques, Antonio Gramsci y Rosa Luxemburgo.
Uno de los temas donde se dirimían las diferencias políticas entre ambas tendencias era América Latina. La extensión de la revolución latinoamericana era considerada como una necesidad vital para el proceso socialista cubano de los sesenta. Esa es también una verdad contemporánea: el destino de la revolución cubana se decide, en última instancia, en el desenlace de la revolución latinoamericana. Mientras la política exterior soviética se basaba en la razón de Estado y la coexistencia pacífica, la Revolución cubana practicaba un activo y militante internacionalismo hacia América Latina. Cada uno de los hechos revolucionarios del continente eran vividos con gran intensidad en Cuba. Se entendía que una política internacionalista no era sólo una cuestión moral para la Revolución, sino de sobrevivencia.
Los socialistas cubanos, al igual que los bolcheviques al inicio de la Revolución rusa, basaban todas sus esperanzas en la perspectiva de la revolución mundial y nunca se ilusionaron con la posibilidad de construir el socialismo en un solo país. Esa tesis contrarrevolucionaria fue sostenida por el stalinismo después de la muerte de Lenin, y combatida por la herejía cubana.
Otra teoría reaccionaria del dogmatismo soviético dinamitada por el Departamento fue la de la revolución por etapas, según la cual las sociedades atrasadas del Tercer Mundo, que estarían todavía en el feudalismo, debían pasar primero por el capitalismo antes de llegar al socialismo. Por tanto, les correspondía realizar revoluciones democrático-burguesas y cumplir tareas de liberación nacional y desarrollo económico capitalista antes de pensar siquiera en el socialismo. A los revolucionarios y sectores populares les tocaba entonces apoyar a las burguesías nacionales en sus objetivos progresistas.
El abandono del internacionalismo por parte de la URSS tendría su correlato en la renuncia a propósitos revolucionarios y la adopción de una práctica política reformista en los partidos comunistas tradicionales. El socialismo en un solo país y el etapismo eran expresión profunda de la degeneración burocrática sufrida por la Unión Soviética.
Frente al reformismo y el etapismo, siempre cogidos de la mano, el Departamento defendía una alternativa socialista y revolucionaria. A partir de la teoría de la dependencia, del desarrollo desigual y combinado, de las características de la dominación imperialista y de la experiencia práctica de la Revolución cubana, Filosofía asumía como propia la concepción del Che: “las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo —si alguna vez la tuvieron— y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”.[3]
Sólo la expropiación del imperialismo y de los capitalistas cubanos permitió el avance de la Revolución después de 1959. Ésta era precisamente la lección más importante que podía deducirse de la experiencia viva: sin una economía nacionalizada y planificada, la Revolución cubana nunca podría haber logrado lo que hizo. La llamada burguesía nacional en Cuba había sido incapaz de jugar un papel progresista, y lo mismo era aplicable al resto del continente. Por eso en el número 36 de Pensamiento Crítico aparecían estas palabras de Fidel Castro: “Hoy para el mundo subdesarrollado el socialismo es condición del desarrollo.”
En el editorial del número 6 se afirmaba: “La situación actual de América Latina es la de una crisis que sólo podrá resolverse por una revolución antimperialista... una lucha que ha de ser forzosamente continental”. En el del número 16: “La burguesía latinoamericana no ha realizado la acumulación capitalista. Su dependencia del capital extranjero es tal que las modernas y eficientes unidades industriales son, más que parte integrante de las economías de los países respectivos, prolongaciones de la metrópoli que succionan ilimitadamente los resultados de los esfuerzos del país receptor de capitales”. Y en el 39: “La liberación nacional y la liberación social se condicionarán mutuamente: el antimperialismo es el índice principal de la lucha”
En el Departamento consideraban como suyos los problemas de la revolución latinoamericana, y participaban de sus desafíos no como espectadores, sino como actores, favoreciendo una alternativa política específica en el entorno de los años sesenta: una estrategia de lucha armada, donde la acción consciente y organizada de una vanguardia revolucionaria sería capaz de subvertir las condiciones objetivas y dirigir a las masas a la toma del poder y al inicio de transformaciones socialistas. A diferencia de la actualidad, cuando continuamos apoyando los procesos de cambio en América Latina y enviando médicos y maestros, pero nos cuidamos mucho de dar una opinión política sobre lo que sucede en el continente, para que no nos acusen de injerencia, o porque “las cuestiones de los pueblos latinoamericanos deben ser resueltas por ellos”. Mientras, en América se está produciendo, al calor de las transformaciones en curso, un debate muy útil sobre el socialismo, el marxismo, la Revolución, nuevas formas de organización y de construcción del poder popular, del que tengo la impresión de que los cubanos estamos ausentes, con la excepción de algunos centros y círculos intelectuales.
Los revolucionarios cubanos del Departamento de Filosofía se sentían parte de la Revolución latinoamericana, y por tanto, se consideraban con todo el derecho a opinar, proponer, debatir, sobre sus objetivos, estrategias, tácticas, vías y métodos de lucha. Aunque lo hacían con la libertad que les permitía no obedecer a ninguna razón de estado, sus planteamientos coincidían con la política de la Revolución cubana hacia América Latina, eran los mismos del Che y de Fidel.
Si Gramsci dijo que la Revolución rusa había sido, además, una revolución contra El Capital, esto es, contra el reformismo del marxismo oficial de la II Internacional, también lo fue la Revolución cubana. Ella, una rebelión contra los dogmas, rompió todos los moldes que establecía el marxismo oficial soviético para las revoluciones. Así lo planteaba el sexto número de Pensamiento Crítico: “Como otros grandes revolucionarios del siglo —los bolcheviques de Lenin— los revolucionarios dirigidos por Fidel Castro tuvieron que luchar contra una poderosa reacción, pero también contra una supuesta “ortodoxia revolucionaria” que marcaba las formas de lucha, de organización revolucionaria, de transformaciones para alcanzar el socialismo, etc.”.
Las nuevas realidades planteadas por el proceso abierto en la mayor de las Antillas no podían ser explicadas por los manuales soviéticos. Por eso los dogmáticos intentaron hacer entrar en razón a la realidad, tan díscola, y adecuarla a lo que decían los manuales. Como no podían decir que en Cuba habían ocurrido dos procesos revolucionarios, uno democrático-burgués y otro socialista, porque eso hubiera significado equiparar a enero de 1959 con febrero de 1917, se inventaron entonces que la Revolución cubana había atravesado por dos etapas distintas y diferenciadas, una democrática-popular-agraria y antimperialista, y otra socialista. Sin embargo los muchachos de la calle K, en la misma línea de pensamiento de Lenin y los bolcheviques, consideraban que la revolución socialista era un proceso único, continuado, permanente e ininterrumpido de transformaciones. Decían en el número 6 de la revista: “Por primera vez en la historia del continente una nación logró liberarse de la explotación y el dominio del mayor enemigo de nuestro tiempo, el imperialismo norteamericano. Pero esto fue posible porque, en un proceso único, la sociedad cubana se transformó radicalmente, y continúa transformándose sin cesar [...] el proceso comenzado en el Moncada continúa profundizándose, que es la única forma de vida posible a las revoluciones”.
Una Revolución sólo puede existir si es capaz de pensarse constantemente, de revisarse, de renovarse, es decir, de revolucionarse permanentemente. Debe subvertirse una y otra vez para conseguir el avance de todas las liberaciones y el retroceso de todas las dominaciones. Si el poder deja de ser un instrumento para la liberación y pasa a ser un fin en sí mismo, habremos errado el rumbo al socialismo.
Como en una bicicleta en marcha, la única manera que tiene una Revolución de no caerse es avanzar siempre hacia adelante, no detenerse, no “normalizarse”, no dejarse secuestrar por el sentido común, no dejarse encorsetar por los límites de lo posible y lo sustentable. Este cambio permanente lo entendía el Departamento de Filosofía desde una perspectiva totalizadora, cultural. A la par de las transformaciones económicas, el socialismo debe crear una nueva cultura, diferente y opuesta al capitalismo, nuevos valores, nuevas relaciones sociales. La transición socialista sólo puede avanzar como resultado de una planificación, una voluntad política y una movilización enorme de los sentimientos y aspiraciones trascendentes de la gente. Al capitalismo se va solo, a través del plano inclinado de las relaciones mercantiles, diría Fernando, pero el socialismo hay que construirlo conscientemente.
Mejor economía, más desarrollo, más bienes materiales, no significa automáticamente más socialismo, como preconizaba cierta visión mecanicista y economicista del marxismo. Ni siquiera en la URSS el extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas, gracias a las potencialidades de la economía planificada, fue garantía de un tránsito seguro al socialismo. Decía Rosa Luxemburgo que el socialismo no es un asunto solo de cuchillo y tenedor. La pretensión de obtener crecimiento económico sobre la base del fomento de la desigualdad social no puede tener otro destino que el capitalismo, quiérase o no.
Es cierto que el socialismo puede convivir con un sector privado de pequeñas y medianas empresas (incluso a veces se torna imprescindible, en coyunturas desfavorables) pero sólo por un tiempo transicional. El poder socialista debe saber que su mera existencia siempre ejercerá presiones de clase en sentido contrario, que podrán ser controladas y sus efectos contrarrestados en la medida que exista una auténtica democracia obrera y los resultados de la lucha de clases a nivel internacional sean favorables al rumbo emancipatorio. Pero en condiciones de aislamiento y control burocrático, con toda su carga de ineficiencia y corrupción, ellas serán un peligro mortal para la Revolución. No es por gusto que Lenin, en sus últimos días de vida, después de adoptada la Nueva Política Económica (NEP), advirtiera premonitoriamente sobre los riesgos que ella entrañaba para lo que él mismo calificaba de “Estado obrero con deformaciones burocráticas”.
En los análisis del Departamento de Filosofía está presente siempre la centralidad de la política. La teoría revolucionaria sólo tiene fundamento en función de la praxis, de la acción revolucionaria, de la transformación del mundo. El Departamento fue, además de una aventura intelectual, una aventura política, como no podía ser de otro modo para un grupo marxista revolucionario.
Mientras el llamado campo socialista se dividía en la disputa chino-soviética (de por sí una monstruosa aberración del ideal socialista), estos cubanos abogaban por alianzas para su Revolución fuera de los círculos de la izquierda tradicional e institucional, en los movimientos insurgentes del Tercer Mundo y en la nueva izquierda de los países capitalistas desarrollados.
La existencia del Departamento de Filosofía y su revista, Pensamiento Crítico, era la concreción práctica de la fórmula expresada por Fidel en Palabras a los intelectuales: “dentro de la Revolución todo” significaba que todos los grupos y sectores revolucionarios cabían dentro de la Revolución, y todos tenían derecho a expresar sus opiniones y defenderlas en el seno de la Revolución, que daba abrigo y acogía a todos. La revista operó con total independencia y libertad de criterio, no rendía cuentas a nadie, pero era considerada con razón por todos, dentro y fuera de Cuba, como una hija legítima de la Revolución cubana. Ella era la expresión, en el campo del pensamiento, de la herejía que en la práctica significaba la Revolución cubana. Luego, su desacertado cierre coincidió con el momento del giro hacia un mayor acercamiento orgánico, en todos los sentidos, a la Unión Soviética. A partir de entonces, alguien decidió que “dentro de la Revolución todo” significaba que sólo cabía lo que estuviera sujeto a un estricto control burocrático.
Sobre la pertinencia, necesidad y utilidad para la Revolución del ambiente de debate de los sesenta recurro a dos opiniones que suscribo plenamente. Una es de Néstor Kohan: “Que haya habido una pluralidad de perspectivas ideológicas y culturales coexistentes —muchas veces en disputa entre sí— bajo el mismo arco revolucionario no es, desde nuestro modesto punto de vista, un signo de debilidad, sino todo lo contrario”[4].
La otra es de Fernando Martínez Heredia: “La unidad política de los revolucionarios y la unidad política del pueblo fueron objetivos centrales de la revolución, y está claro que en ello se jugaba incluso la supervivencia. Sin embargo, no se eliminó el debate interno por esa razón. Dirigentes políticos y culturales, personalidades intelectuales, instituciones diversas, contraponían sus criterios en público, con mayor o menor profundidad y buenas maneras. En 1963-1964, el Che y otros dirigentes del Partido y el Estado debatieron sobre cuestiones fundamentales del rumbo de la creación de la nueva sociedad en revistas habaneras, sin que peligraran por eso la estabilidad y la seguridad de la revolución”.
“Lo cierto es que el poder revolucionario y la sociedad reconocieron espacios de producción y de debate al pensamiento social que permaneciera o surgiera dentro del campo revolucionario, aunque fuera de corrientes diversas, y aunque expresaran unos sus discordancias con otros. Pienso que, si analizamos aquella situación en su conjunto, los factores positivos y negativos que contenía y los rasgos y problemas de la política que predominó, nos brindará algunas experiencias y lecciones respecto a la necesidad actual de volver a construir entre todos una cultura de debate.”[5]
Es lógico, normal y hasta deseable que entre los revolucionarios surjan innumerables puntos de conflicto, polémicas, visiones distintas sobre los caminos a seguir y las medidas a tomar. Es natural, porque en la esencia misma del ser revolucionario, en su naturaleza, está la comprensión crítica del mundo circundante, el arribo a conclusiones propias y la lucha con pasión por transformarlo. En un proceso como la revolución, donde confluyen tantos rebeldes e inconformes, son inevitables las contradicciones. Es saludable para la revolución cuidar porque siempre estas diferencias puedan expresarse, ventilarse, en un ambiente de debate, libre y franco, y que la unidad que resulta indispensable para su defensa se construya sobre el consenso generado a partir de la discusión abierta entre distintas posiciones revolucionarias. Una unidad construida de esa manera no consideraría las discusiones y los conflictos entre revolucionarios como algo dañino y peligroso que debe ser atajado, conjurado y prevenido, cubierto con el manto del silencio y constituir materia del olvido para la historia, sino como expresión de vitalidad y como estado natural de existencia de las revoluciones.
Lo que sí sería perjudicial para la revolución y su proyecto de liberación, a la corta o a la larga, con el pretexto de no dar espacio al enemigo, es la unidad construida verticalmente sobre la obediencia acrítica, el unanimismo y la disciplina sin cuestionamientos de las disposiciones dictadas desde organismos superiores, una unidad que penalice la diferencia, banalice el debate o lo convierta en la eterna catarsis o recogida de opiniones, que no reconozca la existencia de distintas concepciones sobre el socialismo y que ellas tienen derecho a expresarse organizadamente, aunque no sean las consideradas correctas desde las estructuras de poder. En el clima asfixiante de una unidad obtenida así, lo único que se fomenta es la doble moral, el oportunismo y el arribismo. La mejor formación de un revolucionario es el debate y la lucha ideológica constantes. La discusión sincera no puede más que fortalecer la implicación y la unidad de los sectores más firmemente comprometidos con la revolución y el socialismo.
Puede ser muy útil la tarea de recuperación del arsenal teórico y analítico del Departamento de Filosofía si nos sirve para los combates del presente. Si nos sirve para rearmarnos con el marxismo revolucionario y apropiarnos de toda la historia del pensamiento marxista. Si nos sirve para la profundización del socialismo, una de las alternativas en la lucha sorda que se libra hoy en Cuba.
No es suficiente con regresar al acervo intelectual tan provechoso de los sesenta. Es necesario que, con el mismo espíritu plural y diverso que lo hizo el Departamento de Filosofía en su momento, accedamos a lo mejor del pensamiento social contemporáneo, para estar en mejores condiciones a la hora de interrogar y transformar nuestras realidades, para construir un socialismo donde el poder real radique en manos de los trabajadores y ellos controlen toda la vida económica y política del país. Realicemos las preguntas correctas a nuestros dilemas de hoy y hallemos nuestras propias respuestas, para que el proyecto de emancipación alcance cotas superiores cada vez de libertad, justicia e igualdad, y convierta cada meta en un punto de partida.
Ante el doloroso final que tuvo el Departamento de Filosofía, otros podrían haber reaccionado con desaliento, arrepentimiento, resentimiento. Pero los muchachos de la calle K respondieron con más compromiso, sin renunciar a las ideas en las que creían y sin renunciar a pensar con cabeza propia. Su coherencia ha tenido recompensa. No me refiero a premios, homenajes o reconocimientos, sino a constituir hoy una de las principales referencias éticas y teóricas para una nueva generación de jóvenes revolucionarios cubanos. Y ello no ha sido a cambio del adocenamiento o la domesticación. Más bien ha sido por no ceder un ápice en la reivindicación de su derecho a pensar y debatir. Hoy les damos las gracias por no haber capitulado. Esa actitud nos ayudará mucho en nuestros empeños presentes y futuros, para no tener nunca que mendigar de hinojos la Revolución que ustedes nos legaron de pie.

Frank Josué Solar Cabrales

[1] Ponencia presentada en el Coloquio “50 aniversario del Departamento de Filosofía”, celebrado los días 17 y 18 de septiembre de 2013, en el Teatro de la Biblioteca Nacional José Martí.
[2] Fernando Martínez Heredia: El ejercicio de pensar, Ruth Casa Editorial / ICIC Juan Marinello, La Habana, 2008, p. 25.
[3] Ernesto Che Guevara. Obras, 1957-1967, Casa de las Américas, La Habana, 1970, t. II, p. 589.
[4] Kohan, Néstor: Pensamiento Crítico y el debate por las ciencias sociales en la Revolución Cubana, http://www.rebelion.org/docs/28556.pdf
[5] Fernando Martínez Heredia, ibidem, pp. 25-26

jueves, 17 de octubre de 2013

El derecho a la rebelión




Hace 60 años, Fidel Castro exponía su alegato conocido como “la historia me absolverá”. Allí expresó las causas que lo impulsaron a él, junto a un grupo de rebeldes cubanos disidentes al Gobierno del dictador Batista, a levantarse en armas por la dignidad del pueblo cubano.

El 16 de Octubre de 1953 Fidel Castro entró en la historia de Cuba y toda América Latina, al enfrentarse a un tribunal que lo juzgaba respaldado por el aparato de la dictadura del por entonces dictador cubano, Fulgencio Batista, quien había subido al poder a través de un golpe militar en 1952.
Fidel, junto a otros compañeros, estaba acusado del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de ese mismo año dónde fueron derrotados por las fuerzas armadas.
En la salita del antiguo hospital civil Saturnino Lora, (actualmente convertido en un Parque Museo llamado “Abel Santamaría”, en honor a uno de los caídos durante el asalto al Moncada), el revolucionario cubano no necesitó, frente a ese escéptico jurado, de los fusiles con los que había dado junto a sus camaradas de armas el puntapié inicial a la Revolución Cubana, meses antes. Esta vez, la palabra fue su única arma de la cual pudo valerse este joven abogado, que optó por ser su propio defensor en el juicio.
Durante el alegato, el lider revolucionario proveniente del Partido Orotodoxo, expuso con sobriedad todos y cada uno de los puntos que lo habían motivado a tal acción y que, de hecho, formaban parte del “Programa del Moncada”. El problema de la tierra, de la industrialización, de la vivienda, de la educación y de la salud del pueblo en un país en el cual, por entonces, más del 80% de los niños de zonas rurales se morían por enfermedades parsitarias. La gran mayoría de la población era sometida a onerosas condiciones de explotación y existencia trabajando horas enteras en torno a la producción de la caña de azucar, principal recurso de Cuba en aquellos años, concentrado en unas pocas manos de la oligarquía aliada a Batista y a los grandes capitales norteamericanos que mantenían a la ísla en una situación semi-colonial de saqueo. Mientras cientos de miles de cubanos y cubanas eran privados del derecho a la Tierra o se encontraban desempleados por la especulación que los grandes capitales hacían con la producción de azúcar cuando decidían bajar la producción para aumentar los precios en el mercado internacional, aún a costa del hambre y la miseria de millones.
Apoyándose en los ideales del padre de la Patria, Jose Martí, Fidel defendió durante aquel juicio los ideales de la soberanía y la dignidad para todo el pueblo. No le importaba la condena que pudiera recibir, ni su suerte; ni siquiera vencer en el terreno militar, puesto que su movimiento había sido completamente desarticulado en los meses siguientes al asalto al Moncada (la mayoría de los rebeldes habían sido muertos, encarcelados, se hallaban en la clandestinidad o habían conseguido asilo en la Embajada Argentina que les había abierto las puertas).
Pero se propuso, a pesar de la adversidad, lograr la victoria moral a través de la batalla de las ideas. El 26 de Julio de 1953, había significado un antes y un después.
Ese 16 de Octubre de 1953, Fidel expuso sin pelos en la lengua algunas de las futuras medidas que conformarían el programa del Movimiento 26 de Julio, que tras el desembarco del Granma en diciembre de 1956, lograría tener su revancha histórica. La liquidación del latifundio, la promoción de la alfabetización y la salud pública, gratuita y de excelencia, la nacionalización de grandes empresas, fueron algunos de los ideas que desfilaron en las palabras de ese joven abogado que sería encarcelado al concluir el juicio.
El mito de Fidel Castro, no obstante, se propagó a partir de allí por toda Cuba, encarnándose sus ideales en millones de cubanos que veían condensados sus anhelos de dignidad, de justicia social, en aquel joven dirigente que estuvo dispuesto a dar su vida junto a sus hombres, por el futuro de Cuba. Fue tal el respaldo popular que, en 1955, Batista no tuvo más remedio que amnistiarlo junto a varios de sus camaradas también encarcelados. Fue el principio de su propio fin, por que ese mismo año, el líder cubano se exilió en México, donde trabó amistad con un joven argentino que había recorrido toda América Latina motivado por los ideales Martianos, Bolivarianos y San Martinianos: Ernesto Guevara.
Junto a otros 82 a hombres, prepararían una nueva campaña a finales del siguiente año, aprendiendo de los errores de 1953, que los llevaría a la victoria final del 1 de Enero de 1959 con la entrada triunfal en La Habana y a la huída de Batista; pero esa es otra historia.
60 años después, “la historia me absolverá” muestra el compromiso de un hombre que tuvo sentido del momento histórico que le tocó vivir a él y a sus compatriotas, y que estuvo dispuesto con las armas en mano primero, y con la palabra después, a jugársela por su pueblo. Con la convicción de haber tenido la razón, independientemente de la suerte que pudiera correr, desconocida para sí mismo en aquel instante, pero frente a la cual no se acobardó ni siquiera en el punto final a su alegato. Fidel expresó ante aquel jurado: “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, La historia me absolverá.”
Palabras que sintetizaban la convicción de lucha de un pueblo y reposaban en la confianza en su propia memoria histórica, más fuerte que la de todos los libros de historia que los poderosos pretendan escribir para tratar de borrar lo imborrable. Las cicatrices de los pobres, los dolores de los humildes que sufren y pelean a diario por su porvenir y que como decía el poeta salvadoreño Roque Daltón, “escribirán sus propios libros de historias”, como Fidel escribió el suyo.

Emanuel Muñoz.