domingo, 28 de julio de 2013

Hace sesenta años




El Cuartel Moncada después del Asalto del 26 de Julio de 1953.

Hace sesenta años vivía yo en el número 456 de la calle San Miguel, en el apartamento 2 del primer piso. Nuestro balconcito daba a los altos de La Valenciana, el bar de Aurelio el asturiano, donde Memo era El Rey de los Batidos y se servía en la barra la mejor sopa de sustancia de todo San Leopoldo. Entre aquella joya culinaria y una olorosa panadería estaba la entrada de mi edificio, que aún alza sus tres pisos a unos metros de la famosa esquina donde quedaba La Casa Prado.
En el noviembre anterior había cumplido siete años. Cuando no estaba en mi escuela –por entonces la Academia Bravo, en Lucena y Neptuno–, vivía condenado a aquel apartamento de puntal alto, una de esas viviendas que abundan en la populosa Centrohabana, donde los cuartos están dispuestos en hilera, dando todos a un patio que va desde la saleta de recepción hasta el remoto comedor.
El primer cuarto era el de mis padres. La luna de la cómoda me dejaba ver cuando Dagoberto estaba echado, casi siempre leyendo, lo que me permitía no molestarle y tomar por el patio, si tenía que ir a mi cuarto, que era el segundo de la casa.
La tercera habitación era la de mi tío Angelito, el ser que me llevaba al cine, a ver películas de aventuras, y después a cenar a los chinos de Cuatro Caminos. La misma persona que me hizo probar los ostiones y aficionarme para siempre.
Mi abuela Isabel vivía al fondo, aún más allá de la cocina, en el cuartico de criados, con su catre revuelto, su reloj de pared y su Biblia –prendas, las dos últimas, que todavía conservo.
Era La Habana de 1953, una ciudad coronada por anuncios lumínicos, repleta de vidrieras ilusorias que mi madre y muchas otras amas de casa solían repasar. “Vamos a ver las tiendas”, decía Argelia al anochecer, y siempre era el mismo recorrido por la deslumbrante Belascoaín hasta el parque Maceo, para luego cruzar al Malecón y sentarse un ratico allí, “cogiendo fresco”, mientras mi hermanita María y yo correteábamos.
Hace sesenta años, quizá un par de semanas después de un día como hoy, en el cesto del baño de aquel apartamento de la calle San Miguel, hallé, sumergida bajo un montón de ropa sucia, una revista Bohemia que decía: “Sin censura”. Primero me extrañó encontrar allí una revista, pero en cuanto la abrí me di cuenta de que la habían escondido de mis ojos, porque sus páginas estaban llenas de fotos de cuerpos yacentes, irreconocibles bajo tanta sangre, bajo un título que anunciaba: “Los sucesos de Santiago de Cuba”.
No me atreví a continuar mirando o a leer mucho más, confundido por el hallazgo y por la conciencia de estar violando la voluntad de mis mayores, pero más que nada por la impresión profunda que me causaron aquellas imágenes que todavía me estremecen.
Muchos años después comprendí que aquellos cuerpos eran los mártires del Moncada.

Silvio Rodríguez

"Esta seguirá siendo la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes proclamada por Fidel"




Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto de conmemoración del 60 Aniversario del ataque a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en la Plaza Mariana Grajales, en Santiago de Cuba, el 26 de Julio de 2013, “Año 55 de la Revolución”.

Queridos amigos y amigas: No se sorprendan de que sobre este uniforme verde olivo y el grado de General de Ejército, teniendo en cuenta que el mismo nació del ejército mambí, me ponga un sombrero mambí (Aplausos) y unos espejuelos oscuros, aunque me gusta mirar con claridad los ojos de mis interlocutores.
Distinguidos invitados;

Santiagueras y Santiagueros;

Orientales;

Pueblo de Cuba:

Hemos escuchado con profunda atención las palabras solidarias y generosas de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, y también del Presidente de Uruguay, quien se encuentra en Cuba (en visita oficial) de visita una vez más, José Mujica, que estuvo aquí, por allá por el año 1960, cuando esta fortaleza fue convertida en escuela. Era un joven soñador igual que hoy, pero sin reumatismo (Risas y aplausos).
Llegue asimismo nuestra gratitud a las destacadas personalidades de otros países que nos acompañan.
Saludamos al propio tiempo a los integrantes de la vigésimo cuarta Caravana de la Amistad Estados Unidos-Cuba (Aplausos), organizada por la agrupación interreligiosa Pastores por la Paz (Aplausos), continuadora del esfuerzo solidario del inolvidable Reverendo Lucius Walker.
La presencia de todos ellos en este acto, en que conmemoramos el 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, constituye una manifestación fehaciente de apoyo y solidaridad con la Revolución Cubana y demuestra cuánto ha cambiado Nuestra América desde los días difíciles y oscuros del año 1953.
Ya entonces nosotros, y sobre todo Fidel, habíamos leído sobre las hazañas de Bolívar y otros próceres de la independencia americana y percibíamos la importancia de una región latinoamericana y caribeña independiente y unida.
En el trascendental alegato de autodefensa de Fidel, conocido como “La Historia me Absolverá”, se anticipaba cito: “… la política cubana en América sería de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente y que los perseguidos políticos de las sangrientas tiranías que oprimen a las naciones hermanas, encontrarían en la patria de Martí, no persecución, hambre y traición, sino asilo generoso, hermandad y pan. Cuba debía ser baluarte de libertad y no eslabón vergonzoso de despotismo”, fin de la cita.
La muerte prematura de Martí en combate había frustrado el anhelo que expresó en su carta inconclusa al mexicano Manuel Mercado, “… de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
La Revolución Cubana ha sido solidaria y fiel a ese legado, aun en los momentos más difíciles, cuando se pretendió aislarla, rendirla por hambre mediante un bloqueo criminal que ya dura más de medio siglo y destruirla con todo tipo de agresiones.
Nunca olvidaremos que México, tras la prisión, nos dio albergue y después del triunfo fue el único gobierno de América Latina que se negó a dejarnos solos.
Jamás nos ha faltado el respaldo y la solidaridad de los pueblos de todos los continentes, en particular los de esta región, que siempre vieron a Cuba como parte indisoluble de Nuestra América, que unida en su diversidad avanza con determinación hacia su segunda y definitiva independencia.
Veinte años después del triunfo del Primero de Enero, se produjo la victoria de la Revolución Sandinista, que Nicaragua, llena de juventud, celebró hace una semana, con su Comandante Daniel Ortega al frente (Aplausos).
Pasadas otras dos décadas el entrañable hermano Hugo Chávez encarnó los ideales de Bolívar y multiplicado en su pueblo avanza hoy junto a su Revolución, conducida firmemente por el compañero Presidente Nicolás Maduro (Aplausos).
Marchan indetenibles los procesos de la Revolución Democrática y Cultural de Bolivia, encabezada por Evo Morales y que es símbolo de la reivindicación de los pueblos originarios (Aplausos) ; la triunfante Revolución Ciudadana, que lidera con amplio apoyo popular en Ecuador el Presidente Rafael Correa (Aplausos), representado hoy aquí por el Canciller Ricardo Patiño; los avances sociales como los de Uruguay que conduce el compañero José Mujica (Aplausos), guerrillero tupamaro, encarcelado por catorce años; los que se producen en el Caribe que lucha por el desarrollo sostenible, la justicia y la igualdad soberana, cuyos destacados líderes, los primeros ministros Rooselvelt Skerrit, de Dominica; Baldwin Spencer, de Antigua y Barbuda; Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas, y Kenny Anthony, de Santa Lucía, están aquí con nosotros (Aplausos).
Pese a los intentos por dividirnos para seguirnos saqueando, continúa su curso ascendente la integración de nuestros países en el ALBA, CARICOM, MERCOSUR, UNASUR, entre otros.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que Cuba se honra en presidir, prosigue su consolidación.
Aprovecho esta ocasión para, en nombre de los cubanos y en particular de los damnificados por el huracán Sandy en las provincias de Guantánamo, Holguín y Santiago de Cuba, expresar el más profundo agradecimiento a todos los gobiernos y pueblos que generosamente nos apoyaron y apoyan en las labores de reconstrucción (Aplausos).
Hace nueve meses dicho huracán penetró al territorio nacional por esta ciudad. La furia de los vientos alcanzó aproximadamente 200 kilómetros por hora y azotó a las provincias de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo, por espacio de cinco horas, provocando la muerte de 11 ciudadanos.
Los efectos de este fenómeno meteorológico también se hicieron sentir en las provincias centrales con intensas lluvias e inundaciones.
Las pérdidas económicas totales ascendieron, después de un riguroso estudio, a casi 7 000 millones de pesos. La mayor parte correspondió a las viviendas e inmuebles, aunque se produjeron considerables daños a la agricultura e infraestructuras vitales, como la electricidad, las comunicaciones y los viales.
Considerando la trayectoria del citado huracán, la provincia de Santiago de Cuba y en especial su capital sufrieron el mayor impacto, afectándose el 50% de su fondo habitacional, colapsó el sistema de distribución de la energía eléctrica y el telefónico. Los árboles derribados y todo tipo de escombros obstaculizaron durante días el tránsito en las calles de la segunda ciudad del país, con medio millón de habitantes.
En Holguín sufrieron en mayor medida los embates de Sandy los municipios ubicados al noreste de esa provincia, coincidentemente los mismos que soportaron el azote del fuerte huracán Ike a su entrada a Cuba, cuatro años antes, en septiembre de 2008. Resultó dañado el 19,3% de las viviendas y buena parte de los cultivos agrícolas y cañeros. Hasta el momento se ha dado solución al 52% de los hogares afectados.
En los municipios al oeste de la provincia de Guantánamo también se sintieron las consecuencias de este huracán, aunque los perjuicios tuvieron menor envergadura y a estas alturas ya han sido recuperados.
Regresando a Santiago de Cuba, con el concurso, en primer lugar de los propios santiagueros y el apoyo decidido del resto del país, incluyendo el aporte de los combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, así como contingentes de trabajadores eléctricos y telefónicos de todas las provincias, en pocos días se restablecieron las condiciones mínimas para la vida. No se hizo esperar, y fue de los primeros en llegar, el mayor de los aportes a la situación de Santiago de Cuba, que fue enviada personalmente por el compañero Hugo Chávez (Aplausos).
En los meses transcurridos desde entonces no se ha dejado de trabajar en las labores de recuperación y como resultado de ello se ha solucionado el 42% de las viviendas afectadas. Se encuentra hoy en ejecución un programa de construcción en toda la provincia, que permitirá aliviar perspectivamente la tensa situación existente en esta materia.
Por otra parte, el gobierno decidió bonificar el 50% del precio de los materiales de construcción destinados al restablecimiento de las viviendas dañadas, otorgar con igual propósito créditos bancarios con menores tasas de interés y mayores plazos de pagos y en los casos de derrumbes totales asumir por el Presupuesto del Estado el pago de los citados intereses, así como subsidiar a aquellos núcleos familiares de menores ingresos.
Al propio tiempo se ha avanzado en la recuperación de las instalaciones del sistema de salud pública, de educación, cultura y transporte.
Igualmente se mantiene la ejecución del proceso inversionista iniciado en el año 2004 para la rehabilitación y ampliación del acueducto de la capital provincial, que ha permitido el abasto estable de agua, con frecuencia diaria, a 30 de los 32 sectores hidrométricos de la ciudad, restando garantizar el servicio diario a las zonas de Altamira y Litoral, que hoy lo reciben en días alternos. Corresponde a las autoridades provinciales y empresas asegurar la sostenibilidad del sistema.
Estas tareas, que están siendo controladas sistemáticamente por el Gobierno Central, no han culminado y a las santiagueras y santiagueros les ratifico que edificaremos, en primer lugar con su participación directa, una ciudad cada vez más bella, higiénica, ordenada y disciplinada (Aplausos), a la altura de su condición de Ciudad Heroína, cuna de la Revolución. Además, que nadie se olvide de que Santiago (Exclamaciones de: “Sigue siendo Santiago”) sigue siendo Santiago.
Parecería un milagro que a 60 años de aquel 26 de julio estemos vivos todavía varios de los participantes en aquellos acontecimientos, tras los cuales se desató la sed de venganza de la dictadura y fueron torturados y asesinados muchos de los combatientes capturados.
También nosotros quisimos tomar el cielo por asalto, era un sueño, lo intentamos, no pudo ser; pero exactamente cinco años, cinco meses y cinco días después, el Primero de Enero de 1959, estábamos entrando por esta puerta principal a exigir, en nombre de Fidel, el rendimiento incondicional de la guarnición de la ciudad, que pasaba de 5 000 hombres (Aplausos).
La firmeza y el decoro de Fidel, que de acusado se convirtió en acusador en el juicio a que fuimos sometidos, constituyó nuestra primera victoria.
Luego vino la prisión fecunda, el exilio en México, la recomposición de las fuerzas revolucionarias, los preparativos para la expedición del yate Granma, cuyo demorado arribo a costas cubanas impidió la sincronización prevista con el heroico alzamiento de Santiago de Cuba, organizado por el joven dirigente Frank País, el 30 de noviembre de 1956 —todavía no había cumplido 22 años, y al año siguiente, sin haber cumplido los 23, fue vilmente asesinado por los esbirros de la dictadura—; el revés de Alegría de Pio; el reencuentro con Fidel dos semanas después en Cinco Palmas, la guerra de liberación, primero en la Sierra Maestra y más tarde extendida a otras regiones montañosas; la decisiva victoria en 74 días de incesante e intenso batallar sobre la gran ofensiva de las tropas batistianas contra el territorio del Primer Frente de la Sierra Maestra donde se encontraba la Comandancia General del Ejército Rebelde, hecho de enorme significación que, como dijo el Ché, “le quebró a la tiranía el espinazo”, y dio inicio a la contraofensiva estratégica del movimiento insurreccional.
Comenzaba así, en el verano de 1958 el viraje irreversible de la guerra que con las operaciones de las columnas invasoras, salidas de la Sierra Maestra, y las acciones de los combatientes clandestinos, condujeron al colapso militar del régimen, a la toma del poder por la Revolución triunfante y la constitución del primer Gobierno Revolucionario en la Universidad de esta ciudad. Con la huelga general —a la que llamó Fidel desde Palma Soriano, antes de entrar a Santiago— de la clase obrera y todo el pueblo se derrotó la maniobra de la Embajada Norteamericana para escamotear la victoria, mientras Fidel avanzaba hacia La Habana. Esto es una apretada síntesis de una intensa historia.
Empezaría entonces una etapa mucho más difícil, que estremeció los cimientos de toda la sociedad. A cuatro meses y medio del triunfo, en la propia Sierra Maestra y en el Puesto de Mando que utilizó Fidel en los últimos meses de la guerra, en cumplimiento del Programa del Moncada, se promulgó la primera Ley de Reforma Agraria, que enfrentó a la Revolución con los poderosos intereses económicos extranjeros y de la burguesía criolla, que financiaron y estimularon por espacio de varios años el accionar de bandas armadas, el asesinato de jóvenes alfabetizadores, adolescentes muchos de ellos; el sabotaje y el terrorismo en todo el país; la invasión por Playa Girón en abril de 1961, en vísperas de la cual se proclamó el carácter Socialista de la Revolución; la Crisis de los misiles, cuando ya Estados Unidos estaba preparando una invasión directa con sus tropas a Cuba, en Octubre de 1962 y las incesantes agresiones y crímenes contra nuestro pueblo durante décadas.
Han pasado los años, pero esta sigue siendo una revolución de jóvenes (Aplausos), como lo éramos el 26 de julio de 1953; los que combatieron y cayeron en las calles de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956. Jóvenes fueron en su inmensa mayoría quienes participaron en la lucha contra bandidos durante cinco años, desde 1960 hasta enero de 1965, aproximadamente, que en dos ocasiones, durante ese tiempo, llegaron a tener bandas activas de diferentes tamaños en todas las provincias del país, incluyendo el sur de la capital; jóvenes eran también los que derrotaron a los mercenarios en Playa Girón; los que se sumaron, incluso adolescentes, a la campaña de alfabetización, la mayoría estudiantes; los que se incorporaron masivamente a las Milicias, a las nacientes Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior; los cientos de miles de compatriotas que cumplieron misiones internacionalistas en otras tierras del mundo, el grueso de los mismos fue en Angola, como se refería uno de nuestros invitados; los que hoy prestan servicios de salud y educación —la mayoría también son jóvenes y además mujeres— en diferentes naciones; los científicos, intelectuales, artistas y deportistas que tantas glorias han cosechado; los que al llamado de la patria cumplen su servicio militar, entre ellos las muchachas que por propia voluntad se suman a esta tarea; los estudiantes de la enseñanza media; nuestros universitarios que protagonizaron con éxito el último censo de población y vivienda; los obreros y campesinos que generan en la producción y los servicios ingresos a la economía; nuestros maestros y profesores.
Esta seguirá siendo la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes proclamada por Fidel el 16 de abril de 1961, en el entierro de las víctimas de los bombardeos previos a la invasión de Playa Girón. Esta, repito, porque se (lo) ha demostrado en 60 años, seguirá siendo una Revolución de los jóvenes (Aplausos).
Hoy más del 70% de los cubanos nació después del triunfo de la Revolución. Podría decirse que convivimos en suelo patrio varias generaciones, cada una de ellas con historia y méritos propios, en correspondencia con el momento que les tocó vivir.
La Generación Histórica va cediendo su lugar a los “pinos nuevos” con tranquilidad y serena confianza, basados en la preparación y capacidad demostradas de mantener en alto las banderas de la Revolución y el Socialismo, por las que entregaron sus vidas innumerables patriotas y revolucionarios, desde los indios y esclavos que se rebelaron contra la opresión hasta nuestros días.
Como ya se ha informado, está en marcha el proceso de transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades de dirección en la nación.
Para asegurar el éxito en este empeño jamás podrá descuidarse la importancia estratégica que tiene, como nos enseñó Fidel, preservar por encima de todo —repito— ¡preservar por encima de todo! la unidad de todos los cubanos dignos (Aplausos).

Compañeras y compañeros:

La ocasión es propicia para rendir merecido homenaje a los caídos a lo largo de siglos de gesta redentora.
También a Fidel, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana (Aplausos), que con su inconmovible optimismo y junto al pueblo —capaz de resistir tantos sacrificios y verdadero protagonista de esta epopeya—, nos guió a la victoria y situó en el mapamundi a nuestra pequeña isla como un baluarte de la justicia social y el respeto a la dignidad humana.
Rindamos honor a la mujer cubana (Aplausos), madre, combatiente, compañera de sacrificios, alegrías y luchas (Aplausos); a las nuevas generaciones que continuarán defendiendo por siempre los ideales revolucionarios.
Enviamos desde este histórico lugar un abrazo fraternal a los valerosos luchadores antiterroristas (Aplausos) injustamente encarcelados hace 15 años en Estados Unidos, por cuyo regreso a la Patria seguiremos batallando sin descanso.
No puede faltar en esta hora el más sentido homenaje al invicto Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana de la hermana Venezuela, el querido compañero Hugo Chávez Frías, discípulo aventajado de los próceres de la independencia latinoamericana y caribeña (Aplausos).

¡Gloria eterna a los mártires de la Patria! (Exclamaciones de: “¡Gloria!”)

¡Viva la Revolución Socialista! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva Cuba libre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Hasta la Victoria siempre! (Exclamaciones de: “¡Viva, viva!”)

viernes, 26 de julio de 2013

Fidel Castro rememora el Asalto al Cuartel Moncada




Intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro en la Mesa Redonda el 24 de julio de 2000, en la que rememora los acontecimientos del 26 de Julio de 1953, los preparativos de la acción, la estrategia trazada y los acontecimientos posteriores. Un testimonio para la historia.

El 26 cambió la historia




Hace 60 años un acontecimiento marcaba un antes y un después en la historia de Cuba y de toda América Latina. Un grupo de hombres y mujeres con Fidel Castro a la cabeza asaltaba el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, comenzaba así la Revolución Cubana.

Podría haber sido una escaramuza más en la larga historia de enfrentamientos entre grupos insurgentes y Fuerzas Armadas en América Latina. Un grupo de rebeldes que se oponían a una dictadura sangrienta intentó dar un golpe asaltando un cuartel, fueron derrotados y en los días siguientes torturados y asesinados. El 26 de julio de 1953 podría haber quedado en eso.
Pero la historia fue otra. Los y las combatientes de aquella jornada fueron, como predijo su dirigente y más lúcido revolucionario latinoamericano, absueltos por la historia. Pero para comprender el asalto al Moncada es necesario ir un poco más atrás para entender los motivos que llevaron a esos jóvenes a iniciar el proceso que luego sería conocido mundialmente como la Revolución Cubana.

La independencia se ahoga en las entrañas del monstruo

En 1898 Cuba logra su independencia de España luego de tres años de lucha que en realidad tenían sus orígenes en el primer levantamiento de 1868. Sin embargo, poco antes de que la isla se declare liberada del colonialismo europeo, Estados Unidos declara la guerra a España y establece una democracia tutelada que alternó con gobiernos dictatoriales e intervenciones de los marines.
Así quedaba truncado rápidamente el sueño de José Martí (que falleció durante la guerra en 1895). El poeta y revolucionario cubano había escrito poco antes de su muerte que luchaba para “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”. Y agregaba: “Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas”.

Martí prepara el asalto al Moncada

El 10 de marzo de 1952 el sargento Fulgencio Batista había dado un golpe de Estado pocos meses antes de las elecciones. Se había roto así un frágil pero continuado orden constitucional generando descontento en amplios sectores de la población. 1953, se perfiló entonces como un año especial. Era, ni más ni menos, que el año del centenario del natalicio de José Martí.
El 15 de enero el estudiante Rubén Batista Rubio fue asesinado durante una represión a una manifestación estudiantil. Los universitarios se habían movilizado por la profanación que se había hecho al busto del líder revolucionario asesinado en los años ’20, Julio Antonio Mella.
Dos días después de la muerte de Rubio una enorme manifestación estudiantil llenó las calles de La Habana. Entre la multitud se encontraban los hombres y mujeres que meses después conmocionaron al país. Como alegó Fidel Castro, el ideólogo de ese plan fue el mismo José Martí.

De Siboney al cuartel

A 17 kilómetros del cuartel Moncada, en el centro de Santiago de Cuba, se encontraba la granja Siboney. Allí, los combatientes alquilaron una pequeña chacra a la que le dieron la fachada de establecimiento avícola. Primero llevaron las armas y luego los combatientes que eran, todos menos uno, de otras ciudades del país. Nadie, salvo la dirección del movimiento, cuál era el objetivo de ese traslado Siboney hasta el momento en que llegaron.
El 26 de julio de 1953 fue domingo. Desde la noche del sábado hombres y mujeres se preparaban en una casa a 17 kilómetros de su objetivo. No tenían bazookas, ni morteros. Tenían unos cuantos fusiles, casi todos comprados en armerías ya que muchos combatientes se hicieron pasar por cazadores de animales. Tenían carnets que los habilitaban a comprar y les fue tan bien que las últimas armas las adquirieron a crédito. Además habían obtenido uniformes del ejército. El factor sorpresa era la clave.
Sin embargo algo falló. Por ser época de carnavales la guardia del cuartel había sido reforzada y existían postas “cosacas” (que se movían de un lado a otro) en las afueras que rodeaban el regimiento. Los vehículos que transportaban a los combatientes chocaron con esta guardia y entonces “el resultado fue que el combate se empieza a desarrollar fuera del cuartel, y el combate tenía que desarrollarse dentro del cuartel” explicó Fidel en una entrevista de 1978.
De hecho, en la misma entrevista el líder cubano explicó que “si no llega a ocurrir el incidente de la pasta cosaca, nosotros tomamos el cuartel, porque la sorpresa era total. El plan era un buen plan. Y si fuera necesario hacer un plan ahora, con la experiencia que ya tenemos, haríamos un plan más o menos igual”. Pero no fue así.
Si bien en el combate murieron más soldados que revolucionarios, la dictadura desató durante los 4 días posteriores la tortura y el asesinato a prisioneros y heridos.

Una derrota militar que se convierte en victoria política

Como los hechos del Moncada tomaron notoriedad pública muy rápidamente, Fidel junto a otro grupo de combatientes esquivó la muerte. A cambio fueron enjuiciados y encarcelados en la Isla de Pinos. En el alegato de aquel histórico juicio Fidel expuso el programa y las motivaciones del movimiento. Ese discurso concluyó con el ya famoso “la historia me absolverá”.
Sin embargo la presión popular obligó a Batista a declarar una amnistía a los presos del Moncada que se exiliarían en México. Allí prepararían un nuevo grupo que adoptaría el nombre de esa fecha que pasaría a la historia: 26 de julio. Un médico argentino se incorporaría al grupo sin saber que ese sería su primer paso a la inmortalidad.
Fidel volvió a pisar Santiago varios años después. El 1 de enero de 1959, con Batista huyendo del país y al frente de un ejército rebelde que se extendía por todo el territorio de Cuba.
Este 26 de julio se cumplen 60 años desde que, en palabras de Fidel, comenzó “la última y definitiva etapa de la contienda por la independencia nacional”.

Marcha

martes, 23 de julio de 2013

Espionaje masivo de EEUU deja corta la película `La vida de los otros´




La película alemana "La vida de los otros", Oscar a la mejor película extranjera en 2006, tiene como argumento la vida de un agente de la STASI, policía de la antigua República Democrática Alemana, dedicado a espiar comunicaciones telefónicas. Cuando en 2007 se estrenó en Cuba, varios medios acreditados en La Habana aprovecharon para establecer paralelismos entre la historia del filme y la realidad cubana.

El Che en Pakistán: entre lo real y el imaginario




Esta es la única imagen que se conserva de la visita de Ernesto Guevara a Karachi en 1959, publicada por primera vez en el libro Pakistán Chronicle, en abril de 2010. En el centro, el General Ayub Khan y en el extremo derecho, Mr. Manzur Qadir, Ministro de Asuntos Exteriores. Foto: Archivo de Cubadebate

Sus botas aún guardaban el lodo de la Sierra Maestra cuando anduvo por estas tierras. Eso lo sabía. Sin embargo, nunca pensé que su nombre despertara tantas pasiones en el lejano Pakistán. Mucho menos creí encontrar a alguien que murmurara en un inglés que es casi urdú: “Él es de aquí” y que luego confesara desconocer dónde nació o cuándo llegó a la zona el joven que es su inspiración.
En Pakistán cohabitan dos CHE: uno que persiguen historiadores y periodistas, pues llegó aquí a solo siete meses del Triunfo de la Revolución Cubana y se marchó sin apenas dejar huellas, aparentemente; y otro, que no pocos suelen idealizar como un héroe nacional que naciera al sudoeste del país.
Esta es la única imagen que se conserva de la visita de Ernesto Guevara a Karachi en 1959, publicada por primera vez en el libro Pakistán Chronicle, en abril de 2010. En el centro, el General Ayub Khan y en el extremo derecho, Mr. Manzur Qadir, Ministro de Asuntos Exteriores. Foto: Archivo de Cubadebate

UN JOVEN GUAPO Y CASI DESCONOCIDO….

El Comandante en Jefe fue a despedirlo al Aeropuerto de Rancho Boyeros. El 12 de junio de 1959, diez días después de su boda con Aleida March, Ernesto Che Guevara partió de Cuba, al frente de una delegación oficial del gobierno revolucionario.
El viaje, que el mismo Che denominó “de buena voluntad”, tenía como fin el establecimiento de relaciones comerciales, políticas, culturales, técnicas… con varios países de África, Asia y Europa.
El 8 de agosto de 1959 “con los ojos pegados” como él mismo reconociera, debido a largas jornadas de trabajo y al desgaste físico del recorrido, llegó a Karachi, la entonces capital de Pakistán, “un joven guapo y casi desconocido, con uniforme de combate y botas del ejército, como si acabara de salir de la selva”, describió la prensa de la época.
La estancia fue breve. Durante aquellas horas de intenso verano, se reunió con los secretarios de Estado y de Comercio y Alimentación y con el jefe de Gobierno, General Mahomed Ayub Khan. Recorrió además varias industrias e institutos científicos.
Muy pocos testimonios de aquellos días sobrevivieron al paso del tiempo. El doctor M. Altaf Hussain escribió sobre su encuentro con el revolucionario de apenas 31 años: “Mi supervisor inmediato en ese momento era el Sr. M. Afzal, Comisionado de Agricultura, me pidió que guiara al Sr. Che en una visita por las granjas vecinas. Lo llevé a Malir, donde había una granja experimental que era dirigida por el Ministerio de Agricultura con la ayuda de Mian Shafi, un comerciante y en ese momento también Vicepresidente Honorario del Comité del Algodón de Pakistán, del cual yo fui Secretario.
“También me dijeron que a la hora del té, en la tarde, lo llevara a la residencia privada de la Comisaria de Agricultura para el té. Yo lo hice. Pasamos unos 40 minutos tomando el té y luego lo llevé al aeropuerto de Karachi para la salida”.
En febrero de 1965, Ernesto Guevara regresó a Pakistán. Iba rumbo a Beijing para mediar en las contradicciones sino-soviéticas e hizo una escala técnica en la capital pakistaní. De aquella visita no quedó ningún testimonio gráfico, solo un comentario que José Armando Guerra Menchero, Cónsul General de Cuba en Karachi en ese momento, le hiciera a miembros del Partido Nacional Awami (NAP): “Camaradas, me alegra decir que el Che Guevara estuvo en Karachi ayer. Se sentó en el sofá que ahora están sentados ustedes. Visitó brevemente la playa de Clifton y disfrutó de un paseo en camello. Ayer por la noche se fue a China”.
Esta es la historial real de la presencia del Ernesto Che Guevara en Pakistán hace más de medio siglo. Sin embargo, algunos pakistaníes nunca lo han dejado ir, hay un Che que perdura en las luchas y crónicas cotidianas de un pueblo que se aferra tanto a los héroes como a la fe.

¿CHE DE BALOCHISTÁN?

Al llegar a estas tierras de Asia sur jámas imaginé que los baluchis tuvieran un CHE y que “increíblemente” su guerrillero mostrara la misma imagen que el mío.
La provincia más extensa y menos poblada del país es Balochistán. Una región bastante distante geográficamente de Latinoamérica, pero donde las historias de Ernesto Guevara también forman parte del imaginario popular.
En tierra del pueblo baloch, a veces su rostro grita desde un muro, engalana una boina, anda en pechos de jóvenes que se jactan de estar a la moda o aparece entre las pinturas y adornos típicos de un camión de carga que recorre todo el país.
El Dr. Che, como suelen llamarlo, en ocasiones luce una fisonomía muy distinta, una expresión de furia que agrede e impresiona. Creo que hay quienes sacrifican la Historia en nombre de causas o las causas en nombre de la Historia.
He leído en las memorias y blogs de veteranos baluchis la expresión “en mis días como Che Guevara…” para referirse a una época de guerrilla o instantes donde parafrasearon las ideas del Argentino como acto de plena rebeldía. Otros transgreden circunstancias: “El Che Guevara de la lucha por la libertad Baloch puede estar muerto, pero hay miles de Che Guevara para mantener la lucha”.
Es impresionante cómo especulan sobre si el Che es de por esos lares: “El secreto finalmente ha sido descubierto: Che Guevara fue Baloch (The secret is finally out: Che Guevara was Baloch)”.
Entre lo real y lo ficticio, más allá de la razón o las causas, nadie dude que el Che Guevara anda por el sudoeste de Pakistán, despertando sueños en unos, siendo traicionado por otros, pero con una imagen de gigante que traspasa fronteras y realidades.

Dianet Doimeadiós

domingo, 21 de julio de 2013

Entrevista a René González, el primero de los Cinco en regresar a Cuba






El antiterrorista cubano, recientemente liberado por EEUU, es entrevistado en Russia Today

Cuadernos Papiro




Un pequeño reportaje sobre un proyecto editorial muy singular [7:22 min]

La sencilla y humilde casa editorial "Cuadernos Papiro" de Holguín (Cuba), no es un pequeño proyecto más que trate de poner sus libros en el mercado de la cultura. Su objetivo es confeccionar "libros-arte" utilizando para ello papeles hechos a mano, y proponiendo a artistas de la isla el diseño de cada uno de las obras.
Contra lo que pueda parecer, esta idea del siglo XXI se sirve de antiguas máquinas, del siglo XIX y del XX, y gracias a lo cual Cuadernos Papiro se constituyó en el primer museo vivo de la imprenta en Cuba. Merced a estas tecnologías pueden usar en sus libros tipografías y viñetas originales del siglo XVIII y elaborar el papel con fibras naturales y autóctonas como el arroz, el tabaco o el maíz.
El resultado son obras de arte que al abrirlas te transportan a las primeras épocas del mundo editorial, como ocurre con el siguiente reportaje que es más bien un pequeño viaje en el tiempo.

viernes, 19 de julio de 2013

Simuladores en nuestra historia




Ramón Grau San Martín, Carlos Prío, Fulgencio Batista.

Los interesados en la vuelta al pasado quieren imponer la moda de reivindicar algunas figuras históricas que tuvieron una funesta trayectoria en la Cuba anterior a 1959.
Algunos quieren hacer ver que Fulgencio Batista no sabía que en su gobierno – (1952-1958) – se estaba asesinando a mansalva a la juventud cubana, ni conocía de las vinculaciones de la mafia estadounidense con sus funcionarios; que Carlos Prío no estuvo involucrado con la droga,el robo y la deshonestidad presente en su mandato;o que el Doctor Ramón Grau San Martín era tan honrado que no tuvo responsabilidad con la vergonzosa y generalizada corrupción administrativa que caracterizó su gestión de 1944 a 1948, ni con el desarrollo y florecimiento del gansterismo, ejemplarizado con los crímenes del reparto Orfila.
También se trata de minimizar la obra de la revolución y de hacer ver que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, como el libro sobre la Historia de Cuba de Uva de Aragón – Profesora de la Universidad Internacional de la Florida – , donde relata que en la década del 50 el país estaba poblado de televisores, Cadillacs, no había hambre y casi no existía el analfabetismo, rememorando sus noches en Tropicana, sus visitas al Vedado Tennis y a la tienda El Encanto. En fin, un panorama totalmente tergiversado y desmentido por Fidel Castro en su alegato al juicio del Moncada conocido como “La Historia me Absolverá”.
La mayoría de los que se entregan a este esfuerzo suelen ser afligidos encubiertos que a nuestro lado hacen uso de la historia para sus velados fines, o adversos declarados cuya nostalgia del pasado es tan fuerte que les hace cambiar las realidades e imitando a la corriente del Golfo impulsan desde el norte sus ímpetus académicos para tratar de enfriar este archipiélago. Sin embargo, sus caminos finalmente se encuentran al tratar de levantar a contrapelo de la realidad una placentera república habitada por idílicas figuras gubernamentales,negando sin escrúpulos todo lo que vivó y sufrió la mayor parte de este pueblo, que lo impulsó a comprometerse con un proceso revolucionario como el nuestro.
Por lo común, el mecanismo que utilizan es burdo. Omitiendo los esfuerzos historiográficos que se han hecho hasta el momento sobre la etapa, ignoran, ocultan o tergiversan hechos, hacen lecturas triviales de documentos, acontecimientos o figuras, apartándolos de su entorno y exaltando sólo aquellos rasgos que sirvan a sus intereses y para finalizar,los edulcoran con lecciones mediocres de moralidad o profesionalidad.Desconocen que la dosis de justicia que puede corresponderle al historiador, es la de explicar con la mayor honradez y veracidad posible su objeto y que la historia es un “profundo y trascendental esfuerzo de comprensión del papel de los hombres en el tiempo”[1]como lo han demostrado muchos de nuestros más consagrados académicos.
Acabo de leer un libro valioso, necesario y bien fundamentado del Doctor en Ciencias Históricas Humberto Vázquez García sobre la administración de Ramón Grau San Martínen la década del 40.El Gobierno de la Kubanidad[2]constituye un gran esfuerzo de síntesis sobre esta etapa aún reciente de nuestra historia, en la que el autor explica el mito de Grau como “redentor del pueblo cubano y la enorme popularidad que alcanzó en el país”,además de demostrar cómo la gran esperanza que significó para el pueblo su exaltación a la presidencia en 1944, devino una de las mayores frustraciones de nuestra historia.
Su lectura pone en evidencia los atributos de una personalidad que hizo a sus contemporáneos tildarlo de “Equilibrista”, por sus posiciones intermedias entre la reacción y la revolución, de“Divino Galimatías”, por sus expresiones cantinflescas en el tratamiento de los problemas, o de “Falso Profeta” cuando se hicieron evidentes sus brumas. Sin embargo, Grau fue sin lugar a dudas una figura política singular. Resulta difícil entender cómo el hombre que capitalizó el impulso de grandes núcleos revolucionarios de la oposición a Machado y que dirigió, estimulado por Antonio Guiteras, el único gobierno de aquella República que se atrevió a desafiar abiertamente al imperialismo yanqui,fuera el mismo que presidiera en la década del 40 uno de los gobiernos más corruptos que recuerda nuestro pueblo.
El libro de Vázquez García puede ayudarnos a comprender con profundidad tal paradoja. Sin embargo hubo una realidad que resulta imposible de negar, la responsabilidad y complicidad del Primer Mandatario con la impunidad, la corrupción, el gansterismo y la masacre[3], al proteger y respaldar desde el poder a los más connotados representantes de estas lacras que resultaron ser sus más allegados colaboradores.
El caso de José Manuel Alemán, alias El bicho, fue el más sonado y escandaloso.[4] Figura que hizo carrera a la sombra de su padre el General mambí José Braulio Alemán, fue Secretario de Instrucción Pública en el gobierno de Machado y posteriormente se afilió al ABC para conservar su puesto; en el gobierno de Batista – de 1940 a 1944- se convirtió en la eminencia gris de Anselmo Alliegro, Ministro de Educación, gracias a los fraudes y robos que cometió a cuenta del famoso inciso K[5]. Tras el triunfo de Grau se pasó al autenticismo y se hizo favorito de palacio, en especial de la Primera Dama, Paulina Alsina de Grau.
Era conocido por todos en la época, que Paulina se beneficiaba de los negocios sucios de Alemán y de Florentino Martínez. El hermano del ex jefe del Servicio Secreto del Palacio Presidencial Armando Enríquez Rávena, comentó años después ante el órgano de Instrucción de la Seguridad del Estado[6] el modus operandi.
El Ministro de Educación Alemán lo utilizaba para enviarle mensualmente a la Primera Dama unos 300 000 pesos en efectivo por concepto de botellas y más de un millón todos los fines de año. Por su parte, Florentino Martínez le remitía cada semana entre ochenta y cien mil pesos mientras estuvo frente a la Renta de la Lotería, cuando pasó al Ministerio de Hacienda, la cifra oscilaba entre cincuenta y ochenta mil, sin contar los regalos de fin de año que ascendían a más de medio millón. Todo este “negocio” le permitió a Enríquez hacerse de una fortuna que, al finalizar el gobierno de la cubanidad, era superior a los cuatro millones de pesos, por lo cual –según su cálculo- la amasada por Paulina debió ser superior a los veinte millones.
El Congreso de la República hizo varios intentos por pedir explicaciones de sus actos a los Ministros que se sospechaba defraudaban al Estado. El 29 de octubre de 1946, Florentino Martínez tuvo que responder a la interpelación del Senado por sus turbios manejos en la Lotería y en los fondos del Ministerio de Hacienda destinados a obras públicas y el 20 de noviembre de ese año, tocaba el turno al corrupto José Manuel Alemán, pero esta no llegó a discutirse ese día porque algunos funcionarios y empleados cercanos del Ministro, concurrieron al Capitolio armados de ametralladoras y pistolas. Días después, la cúpula del Partido Republicano – coaligada en el poder con el Partido Auténtico – se puso de acuerdo con Grau y le garantizó que sus senadores no apoyarían la moción contra Alemán. Fue así que el 3 de diciembre de 1946 esta iniciativa fue rechazada por 22 votos contra 19.
Cuatro meses más tarde, el clamor popular contra los desfalcos del Ministro Alemán y el de Comercio, César Casas, se hizo tan generalizado que los partidos políticos, por diferentes razones, hicieron suyo el reclamo. El 7 de abril de 1947 el Senado votó a favor de dos mociones presentadas interpelando a ambos funcionarios. El 21 de abril grupos gansteriles del Ministerio de Educación la emprendieron a tiros contra el local del Senado.
Ante la no presentación de César Casas al Congreso y la segura ausencia de José Manuel Alemán, Eduardo Chibás y otros senadores presentaron otra moción firmada por la mayoría, de condena al Gobierno y de desconfianza contra todo el Gabinete de Grau San Martín, cuya dimisión se demandaba en un plazo de 48 horas; pero esta no llegó a discutirse. Una jugada de Grau lo impidió, el 30 de abril de 1947 -fecha indicada para que Alemán se presentase ante el Senado-, el Consejo de Ministros renunció en pleno, tras lo cual el Presidente designó como titulares a los subsecretarios de cada departamento. La renuncia del gobierno fue una argucia política y constitucional del alto mandatario para impedir que se ventilaran públicamente las acusaciones contra sus ministros más cuestionados y contra su propia actuación como presidente.Sus maniobras posteriores lo delatarían. Utilizando un subterfugio constitucional, Grau se propuso reincorporar a sus carteras a algunos de los dimitentes y en fecha tan temprana como el 5 de mayo de 1947, comenzó el rescate de sus colaboradores predilectos, nombrando de nuevo el 17 de junio a José Manuel Alemán como Ministro de Educación.
El 1 de octubre de 1947 el Senado aprobó por 31 votos contra 12 una moción de desconfianza contra el Ministro de Educación Alemán, pero esa noche presentó su renuncia a Ramón Grau San Martín, quien lo nombró inmediatamente Ministro sin Cartera denotando su desprecio por la voluntad parlamentaria y popular. Para levantar la imagen de Alemán las huestes del BAGA[7] convocaron a un acto público el 9 de octubre para homenajearlo, los estudiantes se lanzaron a la calle en protesta y fue muerto el joven de 24 años Carlos Martínez Junco. Finalizado el acto, los principales asistentes fueron invitados por Grau al Palacio Presidencial donde en su elogio calificó a Alemán como colaborador probo, eficiente y abnegado.
La Causa 82, abierta por el Senador Pelayo Cuervo en 1949, explicaba que el monto total de las defraudaciones hechas al Estado por el gobierno sumaban un total de 174 millones 241 840, 14 pesos y culpaba a José Manuel Alemán como el principal estafador y a Grau San Martín como el máximo responsable.[8]
Varias denuncias, investigaciones y nuevas pruebas vieron la luz a raíz de esta acusación. Ramón Grau San Martín confesó que hizo uso de los fondos del Estado para la campaña electoral de Prío Socarrás: “Me siento responsable de la elección de Prío (…) y no declino la responsabilidad de lo que hubo de realizarse, aun en detrimento de la Hacienda Pública, para que Prío fuera elegido, porque Prío es el continuador de la idea política del autenticismo”[9].
José Manuel Alemán pregonó, en una entrevista a Mario Kuchilán, el ser el único que sabía cómo utilizar el inciso K, “(…) Yo he sido Ministro de Educación por arriba, por abajo, por detrás y por delante…Cuando no lo era nominalmente actuaba igual, y todo lo que se hizo, se hizo de acuerdo con mis instrucciones y yo le aseguro que en forma muy legal… Se me acusa, y sin embargo no hay un solo papel firmado por mí. Cuando era ministro delegué las facultades en el Subsecretario, de manera que no hay por dónde cogerme (…)” [10]
Un reportaje de Bohemia, reveló que de simple funcionario del Ministerio de Educación, Alemán se hizo en pocos años de las siguientes propiedades: Il Mio Castello, su fastuosa residencia en Miami Beach; la Ansan Corporation, una sociedad poseedora de numerosos edificios de apartamentos y hoteles en la Florida, así como el Stadium de Miami y el Cayo Byscaine, cercano a esa ciudad; La Canoga, una empresa inmobiliaria con varias propiedades en la Florida; la línea Cuba Aeropostal; una compañía urbanizadora con grandes extensiones de terreno en lo que sería el reparto Bahía, al Este de La Habana; el Central Portugalete; varias fincas de cultivo en la antigua provincia de Pinar del Río y en las proximidades de Güines; el Club Marianao de la Liga Profesional de Beisbol de Cuba; una residencia en el reparto Kholy de La Habana y la finca América en Calabazar.[11]
Dentro del sin número de balances que se hicieron en la época sobre el gobierno de Grau, el de Jorge Mañach resumió el sentir de su generación:
“ (…) Toda esa venalidad increíble, cuyos resortes maestros el comentario público sitúa muy cerca del Presidente; toda esa incuria hacia los menesteres esenciales de la Nación (…) toda esa indiferencia criminal hacia una gran oportunidad histórica de echar a Cuba hacia adelante; todo ese abandono de autoridad con que Grau se hizo tolerar por los suyos una avidez morbosa de poderes decisivos y un providencialismo espurio; toda esa anarquía presidida de discursos caóticos y de maquiavelismos melifluos; toda esa demagogia a costa del trabajo responsable; todo el descoco de los trueques y la frivolidad inaudita de la invasión a Santo Domingo, todo ese concurso de favoritismos y de inepcias, todo lo que la nación ha perdido durante estos cuatro años en tono general de decoro –¡Eso es lo que no le podemos perdonar al Doctor Grau San Martín!.[12]
A lo que Eduardo Chibás adicionó: “El Dr. Grau San Martín por quien nos jugamos muchas veces la vida, nos ha engañado inicuamente (…). Creíamos que era el apóstol de la revolución cubana y resultó el apóstol de la simulación, del robo y de la bolsa negra”.[13]
El libro de Humberto Vázquez resulta una herramienta crucial para conocer con franqueza esta etapa en la vida de nuestro país, aunque algunos se empeñen en tratar de “limpiar” a los que quedaron estigmatizados por el propio curso de la historia.

Latvia Gaspe Álvarez *

[1]Bloch, Marc. Apología de la historia. Editora Ciencias Sociales, La Habana, 1971.
[2] Vázquez García, Humberto. El Gobierno de la Kubanidad. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2005.
[3] Un reciente libro publicado por el Doctor en Ciencias Históricas Jorge Renato Ibarra Guitartadvierte, teniendo en cuenta documentación oficial, la implicación de Grau y del gobierno cubano en la traición a la expedición de Cayo Confites y la relación que tuvo este hecho con la matanza de Orfila. Ver Ibarra Guitart, Jorge Renato. Relaciones cubano-dominicanas, su escenario hemisférico (1944-1948). Editora Búho, S.R.I, República Dominicana, 2011.
[4] Todos los ejemplos citados fueron extraídos del libro de Humberto Vázquez García.
[5] Inciso K de la Ley No.7 de abril de 1943 o de Ampliación Tributaria cuyo texto estipulaba la asignación de una parte importante de las recaudaciones fiscales obtenidas mediante esa legislación a la creación de nuevas plazas para maestros.
[6]Torreira Crespo, Ramón y BuajasánMarrawi, José. Operación Peter Pan. Un caso de guerra psicológica contra Cuba. Editora Política, La Habana, 2000, pp190-191.
[7] Bloque Alemán-GrauAlsina, creado para elegir a este último, pariente de Ramón Grau San Martín, para Senador de la República.
[8] El juicio por la Causa 82/49 nunca se celebró y sobre ninguno de los acusados cayó el peso de la justicia.
[9] Citado en el testimonio de Pelayo Cuervo Navarro al Tribunal Supremo de Justicia. Archivo del Instituto de Historia de Cuba, Causa 82/49, Caja 52, p. 23.
[10]Kuchilán Sol, Mario. “Grafo entrevista exclusiva a José Manuel Alemán” en Bohemia, 26 de diciembre de 1948, Año 40, No.52.
[11] Extraído de Vignier, Enrique y Guillermo Alonso. La corrupción política y administrativa en Cuba: 1944-1952, Editora Ciencias Sociales, La Habana, 1973, pp119-129 .
[12]Mañach, Jorge. “Saldo y crédito para el 10 de octubre” en Bohemia, 10 de octubre de 1948, Año40, No.41.
[13]Bohemia, 11 de julio de 1948, Año 40, no.29.
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* Historiadora, autora del libro La Colonia en los cimientos de la república : (1899-1908), entre otras obras.

domingo, 14 de julio de 2013

El caso de los Cinco es un crimen que se comete frente a toda la humanidad




Intervención de René González Sehwerert en el Primer Período Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 6 de julio de 2013, «Año 55 de la Revolución»

Ante todo, buenos días, y un caluroso saludo no solamente a esta Asamblea, sino a todos los otros períodos de la Asamblea Nacional, que ha sido un puntal en la lucha por la liberación de los Cinco.
Para nosotros, el recibir el título de Héroe de la República de Cuba, en sesión de esta Asamblea, primero, por la manera en que se hizo, fue una sorpresa; segundo, fue uno de los momentos más emotivos y que más nos honró durante el cumplimiento de esta misión. Y también es un compromiso, un compromiso con ustedes y con el pueblo de Cuba.
No podemos mencionar el apoyo que hemos recibido de esta Asamblea, sin mencionar el nombre del compañero Ricardo Alarcón, quien durante todos estos años la dirigió y ha sido un puntal en la lucha por la liberación de los Cinco (Aplausos).
El caso de los Cinco es un crimen que se comete frente a toda la humanidad, es un crimen que se comete cada día del año y se está cometiendo ya durante 15 años; es un crimen que se comete con la misma impunidad con que se miente al mundo para destruir a Iraq y apropiarse de sus recursos, o con la misma impunidad con la que se hace arrodillar a un continente para que le impida al Presidente de un país latinoamericano sobrevolar su espacio aéreo.
El caso de los Cinco es un crimen deliberado, calculado, metódico, no es un caso de justicia equivocada; no es el caso del personaje aquel de Los Miserables que, por su celo con la Ley, le hacía la vida imposible a una persona que no lo merecía. Este es el caso de quienes, representando la Ley, representando la justicia de un país, decidieron utilizarla para proteger a sus terroristas. Y, en este caso, quienes levantaron cargos falsos, saben que levantaron cargos falsos; quienes mintieron en el estrado, sabían que estaban mintiendo en el estrado; quienes chantajearon y amenazaron a los testigos, sabían que estaban chantajeando y amenazando a los testigos del juicio; quienes se burlaban de las órdenes de la jueza, sabían lo que estaban haciendo; quienes arruinaron evidencias en el caso, sabían que estaban arruinándolas; quienes aceptaron falsos testimonios, sabían que los estaban aceptando, y quienes malinterpretaron e ignoraron las leyes que habían jurado sostener, sabían que lo estaban haciendo.
Yo estoy aquí porque pudimos arrancarles —y repito, ¡arrancarles!— a los fiscales y a los jueces un año y medio de mi libertad supervisada, y fue una batalla dura, difícil, en la que —hay que decirlo, porque es triste— tuvo que morir mi padre para que yo pudiera dar la última estocada en esa batalla, y tuve que renunciar al derecho natural de una persona a tener la ciudadanía de su país de nacimiento, solamente así fue que se pudo ganar esta batalla. Pero esto nos indica la obcecación del Gobierno norteamericano con el caso de los Cinco: ellos están comprometidos a que Gerardo Hernández muera en la cárcel, y si no lo sacamos antes de que cumpla la sentencia, lo devolverán aquí como cadáver. Esa es la realidad dura y eso es lo que el Gobierno norteamericano quiere hacer con los otros cuatro compañeros, que cada uno de ellos cumpla sentencia hasta el último día.
Para nosotros está claro que no serán consideraciones legales las que hagan que el Gobierno norteamericano corrija esta injusticia. Esto fue un caso político, las leyes han sido solamente el adorno que se ha utilizado para llevar a cabo una venganza: para vengarse de Cuba, para vengarse de nuestro pueblo en el cuerpo de los Cinco. No va a ser la Ley la que resuelva este caso, tiene que ser la presión internacional sobre el Gobierno norteamericano. Hay que hacerles insostenible el continuar con esta injusticia; hay que hacer que sientan todos los días el peso de lo que están haciendo; hay que hacer que ese concepto que ellos usan tanto del costo-beneficio los lleve a la conclusión de que es mejor que resuelvan este caso; cuando ellos lleguen a esta conclusión, el espacio legal se abrirá y yo supongo que harán lo que les sería más fácil, que sería aplicar las leyes, que es, en definitiva, lo que hemos estado exigiendo. No hemos exigido otra cosa que no sea la aplicación de las leyes norteamericanas que ellos, una y otra vez, se han negado a aplicar. Pero va a ser una decisión política del Gobierno norteamericano y ellos se las arreglarán para corregir este crimen.
Frente a tal obcecación los caminos trillados no van a ser los que nos lleven a la justicia. Y quiero poner un ejemplo de algo que vi en Pinar del Río y que para mí simboliza el espíritu de lo que debe ser la lucha por los Cinco.
En un lugar histórico en Pinar del Río, a unas pocas yardas del Mural de la Prehistoria, vive una compañera campesina, es una gente humilde, en un pequeño bohío. Por esas cosas que se producen cuando un turista visita un sitio como el Mural de la Prehistoria, a veces ellos se dan su vuelta y se llegan a ese bohío. Esta compañera, Raiza, quien es una campesina humilde, a la que nadie le asignó ninguna tarea, a la que nadie le dio un plan de trabajo, ella solita un día se sentó y dijo: «Bueno, y si los turistas vienen aquí, ¿por qué este bohío no se convierte en un lugar por los Cinco?» Y la compañera puso en su bohío el sitio de los Cinco y recibe a los turistas y les habla de los Cinco.
Yo creo que ese es el espíritu que todos tenemos que mostrar si queremos arrancarle a mis hermanos de las garras al imperio; tenemos que innovar, tenemos que atrevernos, y esa es una vocación que requiere, más allá de la jornada de trabajo, de sentimientos, requiere de que vayamos un poquitico más allá de la tarea y de que cada vez que tengamos una oportunidad hagamos llegar a quien podamos el conocimiento del caso de los Cinco, porque hasta que este caso no resuene en el centro de poder en el que esta injusticia se cocinó, mis cuatro hermanos van a continuar presos. Es hacia ahí hacia donde debemos dirigir nuestros esfuerzos.
Yo les puedo decir, a nombre de mis hermanos —y ustedes seguro que lo saben— que la dignidad de ellos nunca va a ser comprometida; si hemos resistido hasta ahora ha sido porque llevamos esta lucha hasta un plano moral que los fiscales norteamericanos jamás podrán alcanzar, no lo entienden, no lo pueden comprender, no llegan a ese plano y nunca nos alcanzarán en ese plano, que, en definitiva, es el plano que representa la lucha moral que todo el pueblo cubano, durante 50 años, ha estado librando contra el imperialismo que les paga a esos fiscales.
Pero, dicho eso, no es suficiente, tenemos que traerlos, tenemos que hacer que estén con sus familias, como estoy yo, con sus esposas, con sus hijos, con sus madres y con su pueblo. Necesitamos que esa moral que los ha sostenido sea también parte del refuerzo que requiere la Revolución en estos momentos, y para eso tenemos que seguir trabajando.
Hace ya varios años que Fidel nos dijo: «¡Volverán!», pero cuando Fidel dijo eso no estaba haciendo una premonición en el vacío, nos estaba invitando, nos estaba conminando a que lucháramos por traerlos, porque si no los traemos no pueden volver, y eso es lo que tenemos que hacer.
Nosotros necesitamos que estén aquí con su pueblo, con su familia y que estén ya.

Muchas gracias.

Presentarán libro Ciro Redondo, capitán del pueblo




Una obra de gran valor documental es el libro titulado Ciro Redondo, capitán del pueblo, que será presentado el próximo viernes día 12, en el circulo social del poblado de Pina, en la central provincia cubana de Ciego de Ávila. El texto estructurado en 14 capítulos y testimonios gráficos, constituye una auténtica biografía del destacado revolucionario oriundo de Artemisa, asaltante al Cuartel Moncada, expedicionario del Granma y combatiente del Ejército Rebelde. En 247 páginas, el material publicado por la Editorial de Ciencias Sociales, del Instituto Cubano del Libro, se destaca la trayectoria de Ciro Redondo García, a quien el Che llamara Capitán del pueblo porque combatió en todos los frentes de las batallas por la independencia nacional, y sobresalió por su coraje, sencillez y bondad. Confirmó su asistencia a la ceremonia de presentación de la publicación uno de sus autores, Mario Lazo Atala (La Habana, 1960), Master en Ciencias Políticas, quien le dio terminación al libro que es fruto de una investigación de más de 15 años, realizada junto con su padre ya fallecido, Mario Lazo Pérez, coterráneo y compañero de lucha de Ciro. En el prólogo de la obra, se enfatiza: “Fidel no solo corresponde a la petición del Che de ascender de manera póstuma al grado de comandante al destacado revolucionario artemiseño, sino que meses más tarde, al ordenar la invasión a occidente, nombra a la columna número 8 Ciro Redondo, en honor al joven que había entregado su vida sin haber cumplido los 26 años”. La promoción y venta de varios ejemplares estará a cargo de los trabajadores de las instituciones culturales del municipio de Ciro Redondo, cuyo nombre del mártir lleva también el central azucarero y centros laborales de esa localidad, ubicada entre las ciudades de Ciego de Ávila y Morón.

José Luis Martínez

Celia Hart: solo digo compañera.



Siempre sintió gran responsabilidad por ser cubana, revolucionaria e hija de Haydée Santamaría y Armando Hart. Muchas veces conversamos con ella sobre el significado que tiene para quienes actúan en política, tratar de mantener intacto el legado de las personas que le precedieron. Sólo leyendo alguno de sus brillantes artículos dedicados a su madre, puede entenderse cuánto y cómo colaboró el ejemplo intachable y la moral combatiente de Haydée en esta joven rebelde que se llama Celia. De ella, sin duda heredó la idea de que para militar se necesitaba comulgar con tres elementos insustituibles: una voluntad férrea, una ideología clara y una audacia sin límites.
Celia se fue formando en esta escuela de referencias tan marcadas, a las que agregó el compromiso martiano de su padre, ­otro dirigente histórico y fundacional, el ejemplo permanente del Che y la dirección estratégica (llena de responsabilidad y sentido común) de Fidel. De esa argamasa salió un bloque sólido que la parió dura como el hierro y tierna como la risa de un pionerito o una pionerita cubana.
Cuando pienso que ya no la tenemos físicamente prefiero detenerme en sus gestos característicos, en sus rabietas cargadas de audacia para expresar un pensamiento crítico, mezcla de correntada pasional y fanatismo maravilloso (no es malo ser fanáticos cuando creemos a rajatabla en que a esta sociedad hay que darla vuelta por completo). Nunca tuvo problemas (¿por qué los iba a tener en Cuba Socialista?) para reivindicarse trotskista, pero enseguida, para que nadie tuviera dudas, agregaba su adhesión incondicional a Fidel y la Revolución.
Escritora impenitente, lanzaba párrafos como el tableteo de una ametralladora y casi siempre daba en la clave de lo que cualquiera de los que no suelen tener espacio para "borronear cuartillas", podría expresar sobre la lucha de los de abajo y la construcción de un espacio revolucionario. Desde esas definiciones, abogaba por la unidad de los que luchan, y un día elogiaba el avance del proceso bolivariano, otro escribía loas a los combatientes de las FARC (desafiando abiertamente a quienes preferían ningunearlos por "inoportunos") o se sumaba a las lógicas críticas a los "progresistas" que sólo tienen el ojo puesto en sus propios bolsillos.
Quienes no tuvimos ninguna duda a la hora de invitarla a escribir en nuestros periódicos ­prestigió con sus artículos a Resumen Latinoamericano ni a que discurseara en los espacios que nos quedan, debemos confesar ahora que siempre aprendíamos algo más, a través de sus dichos, sobre la Revolución Cubana y otros procesos que ella abrazaba con igual simpatía.
No era partidaria de endiosar a líderes sino a sus ideas, pero vale también decir, que por la magnitud de su obra, y el gigantesco camino revolucionario
construido para toda la humanidad, Fidel fue dentro del pensamiento de Celia, una excepción que no dudó en poner en la cima de sus afectos de rebelde indoblegable.
Párrafo aparte ocupa en el compromiso de Celia, la lucha contra el sionismo y la solidaridad hacia Palestina ocupada. En muchas ocasiones la escuchamos indignarse hasta enrojecer por los muros que construyen los opresores para dividir a los pueblos, y despotricar contra los tibios que, en nombre de “no complicarse” con un tema tan espinoso, terminaron apuntalando a ese Estado criminal sostenido por Washington y un lobby económico muy poderoso.
Pero a la hora de hablar de los enemigos que impulsaron ­para denostarlos sus mejores trabajos periodísticos y literarios, Celia nunca tuvo dudas sobre en qué territorios pone sus pies el imperialismo yanqui. A ellos dirigió toda su andanada verbal y lo mejor de su praxis militante, por todo lo malo que le han hecho al pueblo cubano y por ­entre otras acciones criminales- mantener prisioneros y aislados a los 5 héroes cubanos de quienes en estos días recordamos el décimo aniversario de semejante atropello.
Cuando nos llegó la noticia de su muerte nos dimos cuenta al instante que indudablemente vamos a extrañar a Celia Hart, como se hace con una hermana muy querida y necesaria, con la que se habla francamente y sin ningún tipo de especulaciones ni gestos hipócritas. Ella era visceral en sus definiciones y eso hizo que muchos que nunca se preocuparon en entenderla la calificaran de "desprolija" o "excesivamente polémica". Sin embargo, dentro de su cortedad de mira, hasta sus propios enemigos y detractores, tuvieron que coincidir en más de una ocasión, que Celia iba de frente, sin dobleces ni falsedades. Y eso en una revolucionaria, como diría el Che, es un doble mérito que no se compra con dinero ni livianas prebendas.
Celia vivió como quiso, revolucionaria en la mejor de las Revoluciones, y murió como ni ella misma se lo hubiera imaginado jamás. En las paradoja de un destino marcado por reivindicar a los suyos, su cuerpo abrazó violentamente su suelo habanero y sus ideas siguen y seguirán desafiando bloqueos, atentados terroristas y hasta huracanes que el imperialismo intente seguir lanzando sobre su querida Cuba Socialista.

Carlos Aznárez / Foto: Bill Hackwell | 21-10-2008

viernes, 12 de julio de 2013

Conferencia de Abel Prieto en el Centro Cultural de la Cooperación




El revolucionario cubano, que fuera durante muchos años ministro de Cultura, estuvo en Argentina, donde dio una conferencia sobre la situación en América latina.
Abel Prieto: Se graduó en 1973 como Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Escuela de Artes y Letras de la Universidad de la Habana. Actualmente es Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. En 1997 es designado Ministro de Cultura, cargo que ocupó hasta 2012. En 1988 fue elegido presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Milita en el Partido Comunista de Cuba desde 1978. Fue miembro del Comité Central y de su Buró Político entre 1993 y 2011.

miércoles, 10 de julio de 2013

26 de Julio: Una fecha que consolida el presente y trasciende al futuro




Reflexiones a los 60 años del 26 de Julio de 1953…

Existen acontecimientos que son punto de referencia en el decursar de los pueblos. Ni se atrasan, ni se adelantan. Tienen lugar en un momento preciso. En la gesta del 26 de julio de 1953 coinciden estas consideraciones.
En Cuba había tenido lugar el golpe militar del 10 de marzo de 1952. Se había derribado un presidente, suplantado el ordenamiento constitucional y jurídico del país, a solo 82 días de unas elecciones generales señaladas para el primero de junio de 1952. El golpe militar agudizó todas las contradicciones existentes en el país. Prevalecía un vacío de dirección nacional frente a la dictadura. Partidos políticos, en inútiles divergencias, sin visión histórica de aquel momento crucial. Su programa volver al 9 de marzo.
El año 1953 estaba marcado por fechas significativas en el mes de enero, era el centenario del natalicio de nuestro José Martí cuya presencia va a estar latente como ideólogo, y motor impulsor de todo aquel proceso. La colina universitaria bajo su conocida tradición de lucha había tenido su primer mártir, el estudiante Rubén Batista Rubio herido de muerte el 15 de enero de 1953 en la manifestación que tuvo lugar ante la profanación del busto del inolvidable líder estudiantil Julio Antonio Mella.
Un día antes del natalicio de José Martí el 28 de enero en horas de la noche desde su pedestal el Alma Mater vería a cientos de cubanos bajar la escalinata en manifestación organizada por la FEU, empuñando una antorcha encendida y dirigirse hacia la Fragua Martiana donde tan solo con 17 años el apóstol cumplió condena en el año 1870. Era la marcha de las antorchas, el homenaje sincero del estudiantado y del pueblo al centenario de nuestro José Martí frente a los sombríos y hipócritas actos de la dictadura. Las llamas de aquellas antorchas eran la luz entre las tinieblas imperantes.
Dentro de aquella imponente multitud había un grupo que se distinguía y llamaba la atención por su organización y disciplina. Tiempos después Fidel Castro expresaba “Esos hombres desfilaron por las calles de La Habana con la manifestación estudiantil en ocasión de conmemorarse el Centenario de Martí y llenaron 6 cuadras“ 1. Parte de esos participantes seis meses después atravesaron la Isla de oriente a occidente unos se quedaron en Bayamo, otros llegaron a la granja Siboney a solo 17 km de Santiago de Cuba y con magistral exactitud y compartimentación clandestina atacaron los cuarteles de ambas ciudades sincronizadamente sin que nadie supiera de su preparación y su traslado . Era la madrugada del 26 de julio de 1953, había trascurrido 16 meses del golpe militar.
En el cuartel Moncada en Santiago de Cuba se conocería de la acción cuando se escucharon los primeros disparos luego de la fatiga del tradicional carnaval de Santa Ana así como también el dictador Fulgencio Batista, mientras dormía dentro de su yate Marta, en la playa Varadero sin que los servicios de inteligencia, seguridad y represión detectaran los pormenores de aquel audaz asalto.
En la capital de la antigua provincia de oriente se encontraba el cuartel Moncada, fortaleza militar, sede del regimiento 1 “Antonio Maceo “que alza su estructura militar prácticamente en el centro de la ciudad. Aunque equipado con todos los medios y efectivos de guerra nunca se previó un ataque, pues su función fundamental era garantizar el poder político cualquiera que fuera su procedencia. La represión y el orden era su objetivo. Había que tener en cuenta que la provincia de oriente posee como característica especial su tradición e lucha, desde la guerra de Independencia, y rebelde siempre. Situación que era conocido por los combatientes.
En el combate fundamental existieron más bajas de soldados que de asaltantes. Fue después de terminada la misma, en que su odio feroz la dictadura desató durante 4 días después el asesinato a prisioneros y heridos así como sus torturas. A pesar del recio control de la dictadura, no se logró ocultar estos crímenes y atrocidades.
La noticia de aquellos hechos llegó pronto desde la región oriental a toda la nación. Se conoció que el dirigente de aquellas acciones era Fidel Castro un conocido líder estudiantil recién graduado de derecho de la Universidad de la Habana que con gallarda dignidad asumía la responsabilidad de los hechos , denunciaba los crímenes perpetrados y señalaba a José Martí como autor intelectual de aquellas acciones. Todo un acontecimiento.
Pero si de acuerdo a estas realidades en el orden militar no lograron su objetivo, meses más tarde se convirtió en victoria, cuando el propio Fidel Castro en su autodefensa desde un pequeño local de un hospital de Santiago de Cuba, en su penúltima vista de juicio sobre aquellos acontecimientos el 16 de octubre de 1953, como acusado en su alegato se convierte en acusador, denuncia los crímenes y precisa los contornos ideológicos de la acción.
Aquellas palabras conocidas como La Historia me Absolverá, al principio una publicación clandestina se convierte en el documento raigal del programa de la revolución y un texto indispensable en el pensamiento político, nacional y latinoamericano. El asalto al cuartel Moncada, no termino cuando se escucharon los últimos disparos , todo lo contrario , comenzó: los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes fijó la necesidad irreversible de la lucha armada; enarbolo un programa ;cerró una etapa y abrió otra.
El pueblo de Cuba sintió de nuevo la presencia de José Martí, galopando en su caballo blanco, pistola en ristre disparando contra los males heredados del colonialismo, la politiquería, la injerencia política, izando la bandera de nuestra verdadera independencia y identidad.
Las acciones del 26 de julio de 1953continuaron con fuertes ráfagas e indoblegable espíritu en: el desembarco del Granma, montañas y ciudades en la fuerza de su unidad, rompiendo esquemas. Continuo combatiendo no sólo contra un cuartel, sino contra muchos cuarteles, frente a un poderoso ejército de tierra , mar y aire en hazañas que asombro al mundo. Y un día 1 de enero, comenzando el año 1959 en un amanecer de victoria , entraron los rebeldes con sus simbólicas barbas , Fidel al frente, precisamente donde comenzó aquella batalla hacia cinco años y cinco meses ,en Santiago de Cuba !cuanto simbolismo! ..
Resultaría interesante como colofón de todo lo expresado repasar y analizar lo manifestado por el dirigente de aquella gesta Fidel Castro, en el noveno aniversario de aquellas acciones cuando expreso: “El 26 de julio comenzó la última y definitiva etapa de la contienda por la independencia nacional que había librado nuestro pueblo desde 1868”. Así como lo manifestado al año siguiente en el próximo aniversario” Esta fecha tiene el valor no como hecho que se proyecta en el pasado, sino como un hecho que se proyecta hacia el porvenir “.
Por la profundidad de estas reflexiones que precisan dos de los rasgos fundamentales de aquel histórico acontecimiento, su punto de partida presencia y continuidad se desprende la vigencia de estos acontecimientos como un canto de esperanza tanto nacional como internacional.

Juan Nuiry Sánchez
Cubadebate

1. Lo que está entre comillas pertenece a La Historia me Absolverá. Sobre este particular el líder de la revolución cubana habla en su último libro Guerrillero del Tiempo con la periodista Katiuska Blanco p120 primera parte del Tomo 2.

domingo, 7 de julio de 2013

Celia Hart Santamaría. Intelectual de su tiempo



No dudamos en escoger esta fecha, que nos aproxima al 20 de octubre Día de la Cultura Cubana, ni pensamos en otra, que no fuera la Casa Museo que lleva el nombre de Abel Santamaría, para dedicar unos minutos de recordación a quien fue una permanente participante con la acción y con la palabra en las actividades programadas en este histórico recinto.
Celia Hart Santamaría es una mujer de la cultura cubana; de la nueva generación. Se elevó a la altura de su tiempo para hacer y crear.
Graduada de Física en la Universidad de Dresden, de la desaparecida República Democrática Alemana, ejerció como profesora de esa materia en la Universidad de La Habana, Investigó y escribió acerca del magnetismo y de la superconductibilidad. Se adentró en las teorías políticas, y decidió su vocación por ésta. Fue colaboradora del Comité de Solidaridad con Palestina y participó activamente en la lucha por la libertad de los Cinco Héroes antiterroristas cubanos, presos injustamente en los Estados Unidos. Celia, estuvo presente en varios Congresos y eventos, en Italia, Brasil, Argentina, Canadá y Venezuela, entre otros países donde siempre se escuchó su voz apasionada en defensa del Socialismo y de la Revolución Cubana.
Dotada del arte y adecuado uso de la palabra dejó escrito su pensamiento diáfano, pleno del ideal martiano, marxista leninista de Fidel y Abel. Fue una discípula del pensamiento de los moncadistas, sin que ello opacara los conocimientos adquiridos en los estudios que realizó de las ideas filosóficas y políticas de los hombres y mujeres del siglo pasado. Evocaba con maestría el pensamiento de José Martí, Julio Antonio Mella, Ernesto Guevara, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, León Trotski, Albert Einstein, José Carlos Mariátegui, Augusto César Sandino y otros. Provocaba los más sorprendentes debates encaminados a la reflexión, los disfrutaba tanto que a veces parecía divertirse.
Sus palabras despiertan el razonamiento y la polémica, y sin dudas, obligan a voltear sobre las teorías filosóficas de todas las épocas
Es autora del libro APUNTES REVOLUCIONARIOS, compilación de 36 de sus artículos sobre ideología y política, en los que expuso su firme posición antiimperialista, editado por la Fundación Federico Engels de Madrid. Divulgó en su obra los análisis sobre el pensamiento político de la Revolución Cubana, el proceso bolivariano en Venezuela, y la desaparición del Socialismo en Europa del Este.
¿Cómo olvidar lo inolvidable?
¿Borrar lo imborrable?
¿Desaparecer lo perdurable?
Nadie lo ha pensado, nadie podría.
Celia Hart Santamaría es parte inseparable de la vanguardia intelectual de los hombres y mujeres que luchan por el Socialismo.
Entre sus escritos queremos destacar las emotivas crónicas del quehacer revolucionario de su Patria y de América. Nos admira su puntual narrativa al tratar el origen del Día de la Cultura, en el artículo EL HOMBRE DE LAS ZANCADAS LARGAS, dedicado al compañero Fidel, a quien describe, con afecto, en ese y en otros, como el titulado FIDEL DERROTÓ A IVÁN.
Escribía ágil, bien y pronto, la información en tiempo y forma, con la vigencia propia de la noticia periodística, poniendo el alma a cada palabra, testimonio fiel de la historia actual. Crónicas plenas de inmenso humanismo, ternura y juicioso análisis de los acontecimientos políticos, sociales, o catástrofes de la naturaleza, u hechos que ella consideraba injustos.
Su artículo UN COMUNISTA ITALIANO EN SEMANA SANTA es una excelente crítica al indebido enfoque y uso contradictorio de la rebeldía y humanismo de Cristo; y a la escasa información que trasmiten los medios en el mundo sobre las vidas ejemplares de comunistas como el italiano Gastone Sozzi.
Profunda y entrañable, en el más alto grado de sensibilidad se nos aparece en el análisis que hace en Canto íntimo XV, titulado MENSAJE DE AMOR A DESTIEMPO, dedicado a la Heroína Vilma Espín. ¡Qué agudeza!, para dejar planteada la unidad a través de tres grandes mujeres cubanas, de la ideología y de la cultura, a quien agradece la firmeza de su pensamiento patriótico, párrafos que la retratan en su esencia revolucionaria.
Por la importancia humana que merece este artículo, hemos escogido el siguiente fragmento, citamos:
"El tiempo siempre nos deja espacio para retomar la historia. Miren no más a tres de esas mujeres fundadoras: Celia, Haydeé y Vilma. Las primeras dos se fueron en 1980. Cada una a su modo y con la irreverencia de ambas. Celia fue la campesina que supo descubrir la belleza espléndida de la revolución, sin separarse de Fidel un solo instante, formando parte sustancial de sus reflexiones incluso los de hoy. Haydeé le desbordaba la pasión y convulsa, supo entregar a los intelectuales y artistas esos caminos de lucha a contramano. Vilma fue entonces la más serena, fue el alma de la familia cubana".
"En momentos difíciles, la Federación de Mujeres Cubanas se dedicó a atender esos espacios que tan solo la familia sabe tocar, la incipiente prostitución, la conducta social y moral".
"Forjó una gran familia al lado de aquel... aquel 'príncipe azul' del Segundo Frente Oriental. Ese mismo que trémulo condujo sus cenizas tan sólo con una rosa roja. Ese mismo que hoy atiende casa con tino y oficio, mientras Fidel se nos repone… con una pluma en la mano, pues no deja de escribir".
"Entre esas tres mujeres distintas y complementarias se sentó la mujer cubana en el sitio que descubrió más acertado. Vilma fue tal vez la que tuvo mayor cadencia. Miren no más: Celia no tuvo hijos, su labor fue acompañar a Fidel en su labor militante. En este Fidel que reduce a la muerte y sigue desde una provocadora distancia asechando nuestra impertinencia por verle… está Celia Sánchez, más que nadie, cuidando incluso sus últimos años. Haydeé no conoció a sus escasos nietos y dejó a sus dos hijos plantados en plena adolescencia…por voluntad y conciencia propia. Su misión fue recurrir a la prisa para convertir al arte en arma de combate... lo logró sin dudas".
"En este arte contestatario y revolucionario que salpica por todos lados en Cuba y el mundo, está el alma enredada de Yeyé, con su ironía y sus bromas. Vilma murió sin embargo envuelta de una prodigiosa familia de hijos y nietos jóvenes ya. Representó el corazón de la familia cubana, de los espacios de la mujer, de hacer coincidir la maternidad y la estabilidad familiar con los domingos de trabajo voluntario, de hacer que no fuera incompatible el hogar y la revolución. También lo logró... con su ejemplo inequívoco por delante".
"En aquellos días del llamado Período Especial, a lo que significo como Comunismo de Guerra, Vilma estuvo presente ayudando a la mujer cubana a buscar fórmulas de mantener unida a la familia. Lo sé muy bien porque estuve de secretaria de la FMC en mi barrio. Allí diseñamos mil estrategias de resistencia… donde quiera estaban los señuelos de Vilma".
"Mi revolución está escarchada por esas figuras maravillosas. Vilma es una de ellas… de aquellas mujeres que tuvieron el privilegio que difícilmente tendremos nosotras: Armar un cambio de época con la plenitud de Fidel y del Che. Dudo que vuelva a repetirse…al menos hoy cuando me embargan las lágrimas de lo irremediable".
"Por último un agradecimiento a ella que le hice saber en su momento: Ya estaba enferma y yo le dije sin darle demasiado importancia que en una carta mi madre Haydeé Santamaría deseaba haber sido enterrada en Santa Ifigenia, el Cementerio de Santiago de Cuba. Para el que me conoce un poco, sabe que son irrelevantes esas cosas... Pero Vilma lo tomó como asunto personal. Recuerdo estar en su oficina, ella planeando punto a punto la actividad, diseñando personalmente el cartel que coronaría la actividad, contratando cualquier cantidad de girasoles (flor de Haydeé) que pudiese cortarse, para hacer el nuevo entierro de Haydeé, el verdadero: Allí al lado de sus camaradas muertos en el Moncada, allí al lado de su hermano Abel y sobre todo al lado de Martí. Bastó que yo le mencionara la carta y ella hizo suya esa grandiosa obra. Al principio no la entendí bien... Más después de aquel día no he llorado más los 28 de julio, día del suicidio de mi madre.
"Eso sí sabía Vilma: arrullar a las niñas como yo…niñas de cuarenta años. Hoy que lloro porque se fue, no puedo dejar de recordar su sonrisa encendida en la calle San Jerónimo, cuando me contaba las aventuras de mis padres recién casados en la clandestinidad, cuando todo parecía música y color. Creo que ella sabría que yo no lloraría más los 28 de julio. A ella le agradezco esa misión psicoanalista…de no llorar más ese día. Por eso no le diremos adios a la revolucionaria más hermosa de Cuba. Aquella que prefirió una flor de la Sierra frente a las perlas a que tenía derecho por nacimiento. No le quiero decir adios para siempre a la que me llenó de ternura en aquella casa de San Jerónimo, a la madre de mi entrañable y herética siempre Mariela".
"A ella como a Celia, como a mi madre le decimos envueltos siempre en misterioso conjuro... y con la prisa de no equivocarnos demasiado... "

"¡Hasta la Victoria Siempre!"

El 26 de Julio en la actividad del parque de la Librería Centenario de José Martí, Celia rememoró la epopeya de 1953 junto a los vecinos e invitados; actividades que eran parte de su vida con la comunidad. Ese encuentro fue la inspiración para su artículo: LA TIERRA NECESITA SU MONCADA.
Celia Hart Santamaría, siempre se nos aparece niña, con la misma madurez con que sabía ser madre, con la actitud consecuente de ser hija de dos combatientes por la definitiva independencia de Cuba, constructora ella misma del Socialismo, apasionada en la lucha por los derechos de los humildes de América, llamándonos a la solidaridad y al combate contra la indiferencia, hipocresía, la doble moral, el egoísmo y la insensibilidad.
A ella, en este día, y desde esta trinchera de ideas que es el Museo Abel Santamaría.

¡Hasta la Victoria Siempre!

Adys M. Cupull Reyes — Froilán González

15/10/2008

sábado, 6 de julio de 2013

Intelectuales en revolución. La isla de lo real maravilloso




A días de un nuevo aniversario de la revolución cubana, iniciamos una serie de notas mensuales dedicadas al desarrollo del proceso cultural en la isla y a los debates en torno al rol del intelectual desde la llegada al poder de los revolucionarios en 1959 hasta el inicio del denominado quinquenio gris, en 1971.

La etapa del proceso revolucionario cubano iniciada el 1 de enero de 1959 con la entrada aLa Habanade los combatientes provenientes dela Sierra Maestra liderados por Fidel Castro generó una transformación radical no sólo de los parámetros políticos y económicos de la isla, sino también de las prácticas culturales.
La nacionalización de empresas, la liquidación del aparato político y militar de la dictadura de Fulgencio Batista, la reforma agraria, entre otras medidas, tuvieron su correlato en el plano cultural tanto en términos pedagógicos y periodísticos como en los planteos estéticos.
Si los años sesenta fueron, en términos generales, una época de indisciplina, rebelión y ruptura, Cuba se convirtió en la concretización en nuestra América de tales aspiraciones, las cuales no se detuvieron –y de modo alguno podían hacerlo- en esenciales modificaciones político-económicas. Una simple enumeración de las instituciones y espacios culturales originados en torno de la revolución permiten graficar claramente esta observación.
Sólo en los primeros años se fundaron en Cuba la agencia periodística Prensa Latina y el diario Granma, el espacio cultural y la revista Casa de las Américas, las publicaciones El Caimán Barbudo, Verde Olivo, La Gaceta de Cuba y Pensamiento Crítico (por nombrar solamente a las más reconocidas), se estableció un concurso literario que pasó rápidamente a ser considerado como el más relevante de América Latina (organizado justamente por Casa de las Américas), se crearon el Instituto del Libro,la Imprenta Nacional, el Instituto de Etnología y Folklore,la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC),la Academia Nacional de Arte, se diseminaron por todo el territorio, y con un carácter comunitario, decenas de grupos de teatro, música y danza para aficionados.
Asimismo, se cumplió exitosamente con la campaña contra el analfabetismo, se promulgó la ley de Reforma Universitaria que garantizaba la gratuidad de los estudios en todos los niveles, se desarrolló fuertemente la nueva trova, nació el género narrativo denominado testimonio producto de las innovaciones literarias que se gestaron con la revolución, se organizaron congresos culturales y educativos nacionales e internacionales, se repensó radicalmente la pedagogía (no solamente la burguesa, sino también la soviética), se multiplicaron los festivales de cine y de música popular, se abrieron escuelas de arte en las ciudades y en el campo. En fin, podríamos poblar páginas enteras puntualizando medidas en la misma dirección. El hecho concreto es que, como señala Néstor Kohan: “La revolución cubana produjo una extensión inaudita de los circuitos de producción y consumo cultural, creando un público ampliado completamente nuevo”.
Difícil es hoy imaginarse, desdela Argentinay a más de medio siglo de distancia, la tremenda renovación cultural generada al interior de Cuba entonces. Todos estos proyectos se llevaron adelante gracias a una profusa participación ciudadana y a una, hasta el momento, inédita colaboración estatal para el desarrollo de una cultura nacional y popular en la isla.
El surgimiento de estos espacios lejos estuvo de ser la consecuencia de decretos burocráticos de un estado que pretendiera controlar y homogeneizar la creación; por eso no se convirtieron en cáscaras vacías para mantener funcionarios dóciles, sino en usinas de pensamiento, de producción y discusión cultural e ideológica. Fueron la materialización en el campo intelectual del nuevo espíritu revolucionario y del proceso de socialización que se estaba gestando en el país.
Tal situación generó que Cuba se convirtiera en un faro para artistas del mundo entero. Esta pequeña isla abría sus puertas a los intelectuales y les otorgaba un lugar real en los debates sobre la construcción de una nueva cultura socialista, generando una corriente de simpatía y solidaridad internacional que a su vez le permitió en una primera instancia quebrar parcialmente el aislamiento y el cerco provocados desde los Estados Unidos y que tuvieron en la expulsión de Cuba dela OEAen 1962 y en el bloqueo económico que aún persiste dos de sus más evidentes plasmaciones.
No es casual, por lo tanto, que sea en estos primeros años de revolución cuando cobre particular ímpetu la noción de “hombre nuevo” sostenida fundamentalmente por Ernesto Guevara.
Esta verdadera refundación cultural del ser humano en todo un territorio que hasta entonces era poco más que un garito yanqui obviamente que no se circunscribió solamente al plano estético, a las ciencias sociales o a la “academia”, sino que se dio en el marco de –y se entrelazó con- profundos debates –públicos y muchos de ellos de masas- de índole económica, política y social en todos los ámbitos de la vida y que abarcaron integralmente el rumbo estratégico de la revolución en su conjunto.
En medio de estas discusiones, y recorriendo gran parte de las mismas, se encuentra un debate que marcó el campo cultural de la época referido al lugar del intelectual en un período revolucionario, momento en el que las utopías más profundas de todo un pueblo se convertían día a día en algo tangible y cotidiano; como si de pronto lo que para muchos resultaba inverosímil fuese, a la vez, una concreta realidad; como si todo Cuba, desde el Turquino hasta el malecón, retomase aquellas palabras de Alejo Carpentier en el prólogo a El reino de este mundo, diez años antes del ingreso triunfante del ejército rebelde aLa Habana: “¿Qué es la historia de América Latina sino una crónica de lo maravilloso en lo real?”, algo tan maravilloso –y real- como una revolución socialista victoriosa a90 millas de los Estados Unidos.
Por esto, con esta mirada general del proceso comenzamos hoy, en la semana en la que se cumplen 54 años de la revolución cubana, una serie de artículos que se publicarán el primer viernes de cada mes dedicados a detenernos en momentos clave en los que la problematización del rol del intelectual y el debate respecto del campo cultural fueron abordados en Cuba, desde las “Palabras a los intelectuales” de Fidel Castro de 1961 hasta el Caso Padilla y el advenimiento del denominado quinquenio gris diez años después, pasando por las palabras de Guevara en El socialismo y el hombre en Cuba y por el Congreso Cultural de 1968. Pero eso quedará para las próximas entregas…

Leonardo Candiano

Fidel dio el impulso: “Palabras a los intelectuales”




En esta segunda entrega de la serie de notas mensuales respecto del proceso cultural cubano a partir de 1959, analizamos el emblemático texto de Fidel Castro “Palabras a los intelectuales”.

La crítica especializada coincide en proponer al propio Fidel Castro como aquel que, a través de sus hoy célebres “Palabras a los intelectuales”, logra establecer las bases de la discusión respecto del rol de los intelectuales en el proceso cubano y de una política cultural para la propia revolución.
El elemento disparador de aquel texto fue la denuncia de un caso de censura sobre el cortometraje de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal titulado PM. Si bien la película se emitió por televisión en toda la isla, la prohibición de su proyección en las salas cinematográficas motivó la crítica -y el temor- de una serie de artistas que veían en este acto el posible comienzo de una regimentación del hecho estético al estilo soviético.
Ante esto, la dirigencia cubana -comandada por el propio Fidel Castro, el Presidente Osvaldo Dorticós y el por entonces Ministro de Educación, Armando Hart- participó de tres reuniones colectivas con artistas y escritores en la Biblioteca Nacional de La Habana los días 16, 23 y 30 de junio de 1961, con el fin de debatir la problemática cultural y la producción intelectual en Cuba.
“Palabras a los intelectuales” es el discurso de cierre de esas jornadas en donde los artistas cubanos plantearon opiniones, dudas, temores o críticas ante los dirigentes políticos de la revolución. Los ejes que recorren el texto son la defensa de la libertad y el pluralismo en la creación artística, la búsqueda de estrechar los vínculos entre los intelectuales y su comunidad, un llamado a evitar el dogmatismo y el sectarismo, el intento por inculcar la necesidad de la promoción del arte y la literatura entre las grandes masas de la población garantizando el pleno acceso del pueblo a los bienes y servicios culturales, la pretensión de mantener abierto a futuro el diálogo con los intelectuales y artistas locales, el respaldo a todo aquel que apoye el proceso en curso, haga lo que haga artísticamente, y a la vez, establecer la primacía de la revolución frente a cualquier problema particular concreto y, por lo tanto, el derecho del Estado revolucionario a fiscalizar la actividad artística o intelectual en un contexto de grave conflictividad política.
Cabe destacar que estos encuentros del gobierno con los intelectuales se desarrollaron sólo dos meses después de la invasión mercenaria de exiliados cubanos -dirigidos y armados por la CIA- en Playa Girón, de las últimas reformas que completaron la nacionalización de los resortes fundamentales de economía cubana y de la declaración oficial del carácter socialista del proceso en curso, hechos que profundizaron las transformaciones y los alcances de la revolución cubana, y a la vez unificaron a la inmensa mayoría de su pueblo bajo las mismas banderas de lucha, aunque también motivaron la huida de un grupo de profesionales y sectores medios y altos de la sociedad. Todo lo cual indica que en aquel entonces nos encontrábamos ante un nuevo pico en la radicalización del conflicto social en Cuba luego de los primeros momentos de la revolución, y ante una latente amenaza de ataques imperialistas contra la isla.
Mientras la riqueza social se repartía entre los miembros de la sociedad y el pueblo se abocaba a la defensa de los logros revolucionarios, mientras eran asiduas las caídas de bombas en la capital del país, el asesinato de milicianos, el surgimiento de guerrillas contrarrevolucionarias en el Escambray atacando al gobierno constituido, el autoexilio de sectores medios que dejaba a la construcción de la nueva sociedad sin los aportes de gran parte de aquellos técnicamente mejor formados para llevarla a cabo, ante las primeras insinuaciones de una posible regimentación cultural orientada por planteos sectarios y dogmáticos (que habían tenido un antecedente en el plano periodístico a inicios del mismo año 61 en Prensa Latina que motivó la renuncia de Jorge Ricardo Massetti a la agencia ante las presiones de un sector ligado al antiguo Partido Socialista Popular -PSP-, de corte stalinista), Fidel declara: “¿Quiere decir que vamos a decir aquí a la gente lo que tiene que escribir? No. Que cada cual escriba lo que quiera, y si lo que escribe no sirve, allá él. Si lo que pinta no sirve, allá él. Nosotros no le prohibimos a nadie que escriba sobre el tema que prefiera. Al contrario. Y que cada cual se exprese en la forma que estime pertinente y que exprese libremente la idea que desea expresar”.
Este pasaje ubica a la política de la revolución cubana en las antípodas de los postulados de los defensores del modelo cultural soviético -dentro y fuera de la isla- y crea las condiciones para un mayor desarrollo cultural y artístico en Cuba.
Es una propuesta orientada hacia el pluralismo en un momento en el que un pueblo entero se abocaba fundamentalmente a la defensa de su territorio liberado y en el que se trataban de establecer los parámetros generales de la revolución no sólo en términos estéticos, sino también políticos y económicos, en cuanto a la forma concreta que iba a adquirir la organización socialista de Cuba. Es decir, si Cuba iba a convertirse en una versión caribeña de la URSS o iba a intentar desandar un camino revolucionario propio, amparándose en sus tradiciones, teniendo en cuenta sus especificidades y retomando los planteos marxistas desde sus propias interpretaciones.
Para aquellos que venían de la sierra la discusión ya estaba saldada: Cuba iba a avanzar al socialismo de manera autónoma, Cuba era de los cubanos y la lucha por el socialismo era también la lucha por la liberación nacional. La revolución debía ampliar y defender las libertades de todo el pueblo, lo cual incluía al campo cultural.
Pero la posibilidad de cercenamiento de derechos, el avance en la regimentación no sólo del arte sino de la vida política y pública, la burocratización del Estado y la cristalización de una casta política eran amenazas reales, ya que las líneas internas del proceso revolucionario que se manifestaban abiertamente prosoviéticas parecían dirigirse hacia esa dirección.
Es por eso que Fidel sintetiza las ideas del gobierno con un llamado a la amplitud de la ideología revolucionaria cubana a través de la, a esta altura, repetida frase “Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho”, que no señala ningún tipo de cuestionamiento a forma estética alguna, da libertad al desarrollo artístico e intelectual y a toda clase de producción cultural, siempre y cuando no vaya en detrimento concreto de una revolución que estaba siendo asediada en ese preciso momento nada más y nada menos que desde los Estados Unidos.
Al respecto, Aurelio Alonso señala que así: “quedó plasmada, en una expresión sencilla, inequívoca, una postura que devendría paradigmática. Cimentada en un principio -tal vez sin precedente en la tradición socialista- que previniera, al mismo tiempo, los riesgos de dos dogmas extremos: de un lado, el de aplastar las libertades y, del otro, el de tolerarlas en detrimento, incluso, del proyecto revolucionario”.
Asimismo, en estas palabras de Fidel está en ciernes la constitución de un nuevo tipo de intelectual. Ante todo, el intelectual aquí no cumple el rol de escriba del dirigente político de turno. Su tarea no consta en traspolar a un lenguaje refinado las nociones del gobierno. No estamos ante un propagandista, ni un funcionario estatal, ni un burócrata de la tinta y el papel. El intelectual debe poseer autonomía para desarrollar creativamente su producción cultural, sea o no sea revolucionario.
Pero de las “Palabras a los intelectuales” se extrae también que la revolución no sólo admite, sino que reivindica y pretende producir intelectuales que se alejen de la noción de “especialistas” o “técnicos”, hegemónica en las sociedades occidentales modernas, cuyos saberes se limitan a los compartimentos estancos de una disciplina particular en detrimento de una comprensión de la totalidad en la que está inmerso su pensamiento y su acción práctica.
Dentro de la búsqueda por establecer nuevos parámetros éticos y morales en la sociedad -y nuevos patrones de conducta-, la revolución cubana procura y necesita intelectuales apegados a su comunidad e involucrados en su desarrollo socio-cultural. Fidel inicia con este discurso la pretensión de generar un nexo sólido entre intelectuales y pueblo, por eso es que también dedica gran parte del mismo a mencionar el proceso de alfabetización, la creación de escuelas artísticas en pleno campo y en distintas ciudades, la función estratégica de los instructores de arte y la labor que empezará a llevar adelante la Imprenta Nacional en lo que concierne a la edición y publicación de libros. En “Palabras a los intelectuales” se observa una búsqueda por sumar a los allí presentes al proceso de culturalización de las masas, más allá de sus prácticas artísticas concretas.
“Palabras a los intelectuales” otorga perspectivas generales a la producción estética, aún en situaciones de conmoción política, sin caer en dogmatismos, reglas o recetas. Se distancia así de cualquier tipo de autoritarismo o burocratización cultural; a la vez que pretende establecer las bases para un acercamiento cada vez más estrecho entre lo que era en ese entonces la “elite cultural” de Cuba -la minoría profesional y artística que se había quedado en la isla- y el pueblo que recién estaba comenzando a alfabetizarse. De lo que se trata, por lo tanto, es de generar políticas que establezcan un acercamiento paulatino entre ambos sectores que vaya aboliendo la separación entre el cerebro que piensa y la mano que trabaja.
Ese es el impulso que dio Fidel en esta problemática. Un impulso que generó un desarrollo cultural en la isla durante los años 60 con pocos precedentes a nivel mundial y junto al cual Guevara comenzará a preparar la arcilla del hombre nuevo en diversos escritos y que expresará de manera certera en “El socialismo y el hombre en Cuba”, texto al que nos referiremos en la próxima entrega.

Leonardo Candiano