miércoles, 28 de febrero de 2024

“Tractoradas”: guerra, crisis del capital y de la UE


La ola de movilizaciones de los productores agrarios en toda Europa ha estallado en febrero también en España, donde el día 21 los productores convocados por Unión de Uniones, la cuarta organización en importancia han protagonizado el colapso de Madrid. En el resto del país a esta jornada de lucha confluyen agricultores convocados por las tres principales agrupaciones agrarias como ASAJA, COAG Y AUPA, y organizaciones menores y grupos autoconvocados agrupados por fuera de las organizaciones existentes como la plataforma 6 de Febrero. Los grupos autoconvocados fueron los primeros en sacar los tractores a las carreteras, acusando a las organizaciones institucionales de actuar con retraso frente a la crisis agraria. 
 Las tractoradas en las capitales de provincias y puertos y mercados estratégicos tienen por objetivo protestar contra la reducción de las subvenciones para los combustibles, contra los acuerdos comerciales que permiten la entrada sin recargos desde terceros países de productos exentos en origen de las normas aplicadas por la Unión Europea para su producción interior, entre otros cosas. Parte de los reclamos se dirigen a la venta a pérdida, es decir por debajo de los costes de producción. También contra la carga administrativa a la que se ven obligados para poner su producción en el mercado. De conjunto se trata de un amplio movimiento de propietarios de tierras, y no de obreros agrarios, dedicados a la producción primaria desde la frontera de Ucrania hasta la península ibérica que delata en primer lugar las consecuencias de la escalada de los precios de los insumos agrarios tras iniciarse la guerra de la OTAN en Ucrania.
 La subida de los precios de los combustibles y la energía está directamente vinculada a la guerra en el Este europeo, con la suspensión de la entrada del gas ruso y su sustitución por otros proveedores alternativos más caros, en particular Estados Unidos y emiratos del Oriente Próximo. El estallido de las movilizaciones se produjo inicialmente en Polonia, Hungría y Eslovenia con la entrada al mercado europeo a través de la frontera polaco-ucraniana de los cereales y semillas oleaginosas producidas en Ucrania tras el bloqueo ruso del puerto de Odessa y el fracaso de la apertura de un pasillo marítimo seguro para la salida del cereal por mar. Una de las condiciones exigidas por Rusia, el levantamiento de las sanciones a sus fertilizantes, jamás fue aceptada por la coalición de naciones que responden a la OTAN y a Estados Unidos. Este es el principal motivo de los precios internacionales desbocados de los fertilizantes. La entrada del cereal y otros productos agrarios ucranianos a través de Polonia provocó una verdadera sublevación de productores polacos y otros países del Este de Europa afectados por los menores precios de esa producción. 
 La reacción inmediata de los gobiernos de Varsovia y Budapest fue exigir a la UE que impidiera la comercialización de los productos agrarios ucranianos en sus países o compensara a los agricultores por la caída de los precios del mercado ocasionada por esas importaciones. Eslovenia se unió a esa resistencia y exigió otro tanto. Mientras, Polonia amenazó con retirar el apoyo en armamento a Kiev. Esta situación es una consecuencia directa de la guerra de la OTAN en Ucrania. Entre otras cosas porque abrir rutas para la salida del cereal ucraniano por ferrocarril y camión a través de la frontera con Polonia es clave para asegurar a los capitales agrarios ucranianos y al Gobierno de ese país de un lado, los beneficios económicos de su actividad y del otro, los ingresos fiscales para la economía de guerra del país. Pero, mientras los productores agrarios europeos se movilizan en defensa de sus ingresos, quienes realmente pagan de forma masiva el encarecimiento de la producción agraria son los trabajadores de las ciudades de toda Europa expulsados de sus tierras por el desarrollo capitalista desde el siglo 17. 

 Concentración del suelo, PAC y distribuidoras 

En marzo de 2022 se acabó en Ucrania una moratoria sobre la venta del suelo agrario. La moratoria había sido sorteada de forma eficaz por magnates de Ucrania, Rusia y fondos de inversión de todo el mundo, que ya tenían el control real de la tierra arable del país mediante arrendamiento a los pequeños propietarios beneficiados por la privatización del suelo del estado y las cooperativas tras la independencia de Ucrania en 1991. La concentración de esa vasta extensión de tierras productivas, 32 millones de hectáreas arables, en manos de grandes capitales que aplican medios mecánicos y recursos bioquímicos modernos les permite un alto rendimiento del suelo y una producción a costes difíciles de igualar para la mayoría de los productores agrarios del resto de Europa. En 30 años esa concentración de tierras y capital logró lo que la UE no pudo desde el tratado de Roma de 1956, la eliminación de los pequeños productores y su sustitución por grandes conglomerados.
 En España, el 50 % de la producción agraria está en manos de entre el 6 % y el 7 % de los propietarios de explotaciones. La Comunidad Económica Europea en un principio y la Unión Europea (UE) más adelante diseñaron una política de apoyo a los productores agrarios para protegerlos de la competencia internacional por los altos costes de producción europeos comparados con otras regiones por diversos motivos, que van desde la productividad del suelo hasta el coste de la mano de obra y de los insumos. El apoyo a los productores agrarios para sostener lo que en un principio se definió como la Europa Verde se plasmó en la denominada Política Agraria Común (PAC). El objetivo de esa PAC era subsidiar esa producción agraria más costosa. Durante décadas la UE ha retrasado la concentración del suelo en manos de los conglomerados que combinan la producción con la industrialización de los alimentos, con el objetivo de evitar un proceso de pauperización de los pequeños productores agrarios y su abandono de la tierra y los consiguientes conflictos políticos que eso supondría. 
 Aunque numéricamente esa población no es significativa, su peso político si lo es y puede convertirse en un elemento adverso en la estabilidad política de los países de la UE. Sin embargo, la precariedad de las finanzas europeas, que se ven sobrecargadas por la necesidad de financiar la parte que les toca de la guerra de la OTAN en Ucrania, ha hecho difícil de sostener una PAC al gusto de todos. En particular de los pequeños productores. La realidad es que los principales beneficiarios de la política agraria de la UE son las grandes explotaciones que son las principales destinatarias de esos recursos por su volumen de producción. Con lo cual, en los hechos, los grandes capitales absorben la mayor parte de la renta cedida por los países miembros a los subsidios agrarios. El malestar que ocasiona en el sector de los pequeños productores agrarios esta situación convierte a estos propietarios de suelo en base potencial de la extrema derecha ante una izquierda sin respuesta ante una crisis propia del capital. 
 A este cuadro se suman los bajos precios pagados a los pequeños productores que carecen de una escala de producción rentable. Las grandes cadenas de distribución y las grandes superficies compran a precio vil el producto de esas explotaciones que no pueden competir con la producción de los grandes propietarios de suelo con sus intereses estrechamente vinculados a la agroindustria y a los fondos de inversión. Esto empuja a la quiebra a las pequeñas explotaciones. En este cuadro los trabajadores agrarios, que venden su fuerza de trabajo a los pequeños y medianos productores, resultan los obreros peor pagados en toda la estructura europea, sea en la Italia de la primera ministro Giorgia Meloni o en la España de Pedro Sánchez. Las condiciones de explotación de los trabajadores agrarios, en su mayoría personas migrantes, son extremas y carecen casi por completo de protección por parte del estado o de los sindicatos burocráticos. Ninguno de los grandes sindicatos se ha ocupado realmente de la defensa de los trabajadores agrarios.
 La PAC virtualmente no ha sido modificada desde el tratado de Roma de 1957. Su futuro ha sido objeto de debates y presiones internas dentro de la UE relacionadas con el papel que juega en cada nación el campesino. Existe dentro de la UE una fuerte corriente en favor de la reforma de la PAC para acelerar la concentración agraria y reducir los costes presupuestarios. En las condiciones actuales en las que rige un cuadro de guerra mundial en desarrollo, los costes de los insumos tenderán a subir, mientras la propia UE no es capaz de lograr un presupuesto que pueda atender a sus compromisos bélicos frente a Kiev de un lado, a la OTAN del otro que exige un mínimo gasto militar del 2 % del PIB a los estados miembros. La quiebra de las pequeñas explotaciones va a redoblar la despoblación del campo y aumentará el paro agrario con un incremento de la conflictividad social y el encarecimiento de los alimentos. La concentración monopólica de la tierra, de la agroindustria, de las cadenas de distribución, de las grandes superficies, se reflejará de forma creciente en precios cada vez más altos. 

 Pequeños campesinos y obreros

 La política belicista de la UE obligará a un gasto militar creciente en el cuadro de guerra mundial en desarrollo. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyden abogó el 15 de febrero en favor de subsidios para la industria europea del armamento ante la posibilidad de que la ayuda estadounidense decaiga (https://www.ft.com/content/66606e2c-0b5a-493e-af59-d24436d0fd72). Las naciones de Europa enfrentan una crisis económica significativa, como manifiesta claramente la recesión en Alemania y el escaso crecimiento en el conjunto de la región. España se incorpora con mayor lentitud a este periodo de crisis, pero lo hace con paso firme. Las peleas para el incremento del presupuesto de la UE adquieren un perfil cada vez más tenso. Las corrientes euroescépticas se han reforzado en los últimos dos años. La tendencia hacia un empobrecimiento creciente de los pequeños productores agrarios es una realidad palpable. En este cuadro el campesinado es pasto de las formaciones políticas de extrema derecha, que mientras critican a la UE son fieles esbirros del capital y no harán más que bregar por la derrota de los trabajadores para disciplinarlos a la explotación capitalista. Su aspiración es atraer como base a las pequeño burguesías, dentro de ellas los campesinos empobrecidos, como base social para atacar al proletariado europeo a sus luchas y reivindicaciones.
 España fracasó bajo la segunda república en su intento de una reforma agraria, no solo por la resistencia de los grandes y medianos propietarios de tierras y sus aliados de la banca, sino además por la profunda desconfianza de los pequeños propietarios, los campesinos pobres, hacia esa reforma. Vale la pena anotar por cierto que la Reforma Agraria se proponía parcelar y distribuir entre los obreros agrarios los grandes latifundios de Andalucía, Extremadura y La Mancha. Por el contrario el proletariado del campo manifestó una clara tendencia a la explotación colectiva del suelo con sus invasiones de tierras, como en 1933 y 34 y finalmente en 1936. La república no se privó de someter al movimiento de los obreros del campo a una feroz represión. La tarea histórica de la expropiación de los grandes capitalistas agrarios y la cooperativización de la producción de los pequeños productores es ahora más aguda que entonces. Pero requiere de la solidaridad de los obreros de la ciudad, y para triunfar en un sentido histórico necesita la expropiación de la industria, la banca y el comercio exterior.
 La única opción para los pequeños productores es organizarse junto con los trabajadores del campo y de la ciudad para luchar contra el dominio del capital, por un gobierno obrero y el socialismo. Sólo bajo un régimen social que expropie al capital los pequeños productores y los trabajadores del campo podrán organizarse en cooperativas de trabajo proveedoras de las necesidades del proletariado de las ciudades y los centros industriales al amparo de un gobierno de la clase obrera. La única fuerza social que puede ofrecer a los pequeños productores agrarios un futuro es el proletariado agrario y urbano organizado en un partido obrero que luche por el socialismo.
 Por una huelga general contra la carestía Por un salario mínimo de 1400 euros para los trabajadores del campo y la ciudad 
 Por la expropiación de las grandes producciones agrarias y su puesta en producción bajo control obrero 
 Por la cooperativización de los pequeños productores agrarios bajo un gobierno obrero 
 Por la nacionalización del comercio exterior y la expropiación de la banca
 Abajo la guerra imperialista 

 Grupo Independencia Obrera
 23/02/2024

martes, 27 de febrero de 2024

Soldado de EE.UU. se suicidó a lo bonzo frente a la embajada israelí en Washington


Aaron Bushnell, un soldado estadounidense en actividad, de 25 años, ingeniero de la Fuerza Aérea, se quemó a lo bonzo la tarde del domingo frente a la embajada de Israel en Washington como protesta por la guerra contra Gaza. Un vídeo lo muestra rociándose el uniforme militar con líquido inflamable, quedando envuelto en llamas mientras grita varias veces "Palestina libre" frente a la embajada. 
 "Ya no seré cómplice del genocidio. Estoy a punto de participar en un acto de protesta extremo, pero en comparación con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es nada extremo. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que será normal", gritó antes de rociarse. 
 Bushnell transmitió su protesta en vivo antes de prenderse fuego. Fue hospitalizado en estado crítico, pero murió a las pocas horas. 
 Antes había escrito en sus redes sociales: "A muchos de nosotros nos gusta preguntarnos: '¿Qué hubiese hecho si hubiera vivido durante la esclavitud? ¿O el sur de Jim Crow? ¿O el apartheid? ¿Qué haría si mi país estuviera cometiendo genocidio?”. "La respuesta es lo estás haciendo. Ahora mismo", agregó. 
 Bushnell es "el niño más amable, gentil y tonto de la Fuerza Aérea" y "uno de los camaradas con más principios" que sus amigos han conocido, compartió en X la periodista Talia Jane después de entrevistar a sus amigos. "Siempre está tratando de pensar en cómo podemos lograr la liberación para todos con una sonrisa en su rostro", dijo uno. 
 La portavoz de la Fuerza Aérea Rose M. Riley confirmó en un correo electrónico que “un aviador en servicio activo estuvo involucrado en el incidente de hoy”. Aunque el servicio secreto llegó al lugar antes que los bomberos, no dieron más detalles. 
 Bushnell no es el primer norteamericano que decide inmolarse contra la política de Estados Unidos en Gaza. En diciembre, una manifestante se prendió fuego frente al consulado de Israel en Atlanta, envuelta en una bandera palestina. 
 El Ejército israelí lleva asesinados más de 30.000 personas y herido unas 70.000 en Gaza, desplazado al 85% de la población y destruido por lo menos el 60% de la infraestructura escolar y sanitaria, según la ONU. 
 Aunque un fallo en la Corte Internacional de Justicia calificó de genocidio la invasión israelí y le ordenó detener el ataque y garantizar que se proporcione asistencia humanitaria a los civiles en Gaza, Israel continuó su guerra de exterminio y bloqueado el ingreso de la ayuda por el paso de Rafa. 
 Estados Unidos vetó el 20 de febrero un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad presentado por Argelia en nombre de los Estados árabes, en el que se exigía "un alto el fuego humanitario inmediato que debe ser respetado por todas las partes". El texto recibió 13 votos a favor, uno en contra (Estados Unidos) y una abstención (Reino Unido).
 Israel ejecuta la solución final del “problema palestino” con la más activa complicidad del imperialismo mundial. Esa complicidad, sin embargo, ha conmovido profundamente a los jóvenes norteamericanos de universidades y escuelas, y disminuyó drásticamente el apoyo a Biden entre la juventud. La indignación parece haber llegado al Ejército. 
 ¡Honor al soldado Bushnell! La clase obrera internacional es la única fuerza capaz de frenar el genocidio palestino y la política de guerra y destrucción imperialista. 

 Olga Cristóbal 
 26/02/2024

Conferencia de Ignacio Ramonet sobre las estrategias de la nueva extrema derecha


lunes, 26 de febrero de 2024

domingo, 25 de febrero de 2024

Las amenazas de Israel contra Rafah agitan Medio Oriente


Desplazados palestinos 

Por tercera vez consecutiva, Estados Unidos vetó este martes 20 una propuesta de resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas –presentada por Argelia- que demandaba un cese al fuego en Palestina. De este modo, Washington reafirmó su respaldo a una operación de características genocidas que ya dejó casi 30 mil muertos (12 mil de ellos, menores de edad) y 70 mil heridos en Gaza. A la par, casi 400 personas fueron asesinadas en Cisjordania y nueve prisioneros políticos murieron en las mazmorras sionistas. 
 La cuestión que ahora está en discusión es si el gobierno de Benjamin Netanyahu avanzará en una invasión terrestre de Rafah, que antes del 7 de octubre contaba con 300 mil habitantes, pero donde ahora se apiñan más de un millón de personas que huyeron de la devastación israelí en el resto del enclave costero. 
 Un asalto sobre Rafah, ubicada en la frontera con Egipto, amenaza con una escalada dramática en términos humanitarios y con un recalentamiento de la situación regional. El gobierno de al-Sisi se opone a esta posibilidad, que plantea el riesgo de un desplazamiento de cientos de miles de personas hacia su territorio. Hasta el momento, Rafah ha sufrido varios bombardeos. 
 La expulsión de los palestinos de Gaza es alentada explícitamente desde un ala del gobierno israelí formada por el Partido Sionista Religioso y Poder Judío. Recientemente, un acto organizado por los colonos en Jerusalén, con la presencia de más de una decena de ministros y legisladores, planteó esta perspectiva y la recolonización del área. Netanyahu no se pronunció sobre dicha variante, pero dice que su propósito es mantener el control total de la seguridad cuando finalicen las operaciones en curso. Egipto está desplazando cada vez más efectivos militares al cruce de Rafah y, según algunas versiones, está construyendo un muro y una zona de seguridad. Paralelamente, funcionarios egipcios e israelíes protagonizaron fuertes contrapuntos diplomáticos. Es importante detenerse en esta crisis de las relaciones egipcio-israelíes. 
Egipto fue el primer país del mundo árabe en normalizar relaciones con el Estado sionista, en 1979, a cambio de la devolución de la península del Sinaí, apropiada por Israel durante la guerra de 1967. Desde 2007, El Cairo –que es también un aliado norteamericano- colabora con Tel Aviv en el férreo bloqueo sobre Gaza, llevado al extremo desde octubre pasado. Aun hoy, a pesar de los cortocircuitos, las áreas de seguridad de ambos países siguen cooperando estrechamente.
 Sin embargo, el carácter potencialmente incendiario que implica la ofensiva sobre Rafah pone en riesgo la continuidad del tratado. A partir de la invasión de Gaza, además, se frenó el proceso de normalización de relaciones entre Israel y los Estados árabes que había empezado algunos años antes, con Marruecos, Emiratos Arabes y Bahrein como puntos de largada. Arabia Saudita debió meter en el congelador las tratativas ante el repudio que despiertan en las masas de la región las atrocidades cometidas contra el hermano pueblo palestino. 
 La ofensiva sionista tiene un carácter desestabilizador en el Medio Oriente. Tel Aviv intercambia cotidianamente bombardeos con Hezbollah en la frontera con el Líbano y ataca también a Siria. Paralelamente, los hutíes de Yemen sostienen un exitoso bloqueo naval en el Mar Rojo en solidaridad con Palestina. 
 Los preparativos sobre Rafah dificultan las negociaciones para una tregua y un intercambio de los rehenes israelíes por prisioneros políticos palestinos. Al interior de Israel, esto es motivo de tensiones. Mientras los familiares reclaman mayores esfuerzos por un acuerdo, el ministro de Finanzas, Benjamin Smotrich (Partido Sionista Religioso), sostuvo que la prioridad no es la liberación de los capturados sino “destruir a Hamas”. 
 La barbarie sin fin del sionismo exige continuar la movilización internacional en solidaridad con el pueblo palestino. 

 Gustavo Montenegro

Los trabajadores tenemos que cerrar nuestro propio “grifo” con una huelga general en Argentina


La crisis de poder que sacude a la Argentina. 

 Como ocurre con las grandes crisis de poder, la herida putrefacta del “ajuste” libertario terminó estallando en la cima. Nada menos que un gobernador macrista colocó en pie de guerra a los mandatarios de casi todo el país contra Milei, después de haberle sido amputada la tercera parte de los fondos coparticipables a su provincia. La decisión del chubutense Torres de ‘cerrar los grifos del petróleo y el gas’ si el gobierno no se retrotrae, recibió la solidaridad de sus pares del PRO, incluyendo al ‘primo’ Macri de CABA. La movida de Torres, por lo tanto, ha sido, al menos, tolerada por Mauricio, que acaba de descartar un gobierno de coalición con Milei. Bullrich y Petri deberían renunciar al gabinete, o romper definitivamente con el PRO. Torres lanzó su desafío desde una movilización masiva en Comodoro Rivadavia, convocada por la burocracia local de Petroleros y la UOCRA. Afirmó, además, que el cierre de válvulas ha sido ‘conversado’ con las patronales petroleras, incluyendo a las autoridades ypefianas de la zona. 
Torres es el mascarón de proa de una fractura que envuelve al propio gobierno y al gran capital, y no sólo al radicado en la Patagonia. En la escalada de apoyos de gobernadores macristas y peronistas -con la excepción del tucumano Jaldo- han ingresado en la discusión los recortes al subsidio del transporte y los aportes docentes, que ahora se dirimen en varios juzgados federales del país. En cuestión de semanas, el hombre de las “Bases” alberdianas ha recreado el paisaje de la desintegración nacional.

 Porqué ahora 

El bloque que se rebela contra los recortes de Milei es el mismo que, hace unas semanas atrás, apoyó casi incondicionalmente a la ley ómnibus en el Congreso, y el que se ofrecía como ‘número puesto’ para sostener al DNU en su trámite parlamentario. ¿Por qué ahora estalla esta crisis, más allá de la provocación puntual sobre los fondos chubutenses? La razón hay que buscarla en el escenario de conjunto, y en lo que sucede “por abajo”: el día lunes, tendrá lugar una huelga nacional docente. Llega después de un paro nacional ferroviario, otro en la sanidad y, en la misma jornada del lunes, de los estibadores del puerto. El viernes, el país fue sacudido por una jornada de cortes y manifestaciones por el desabastecimiento de los comedores populares. Argentina ha ingresado en estado de “asamblea permanente”, aun cuando los aparatos burocráticos que han convocado a los paros parciales le temen más a una irrupción obrera a fondo que a los zarpazos de Milei. Ese ‘estado de asamblea’ es el que motivó la visita de Gopinath, la segunda del FMI. Es lo que los gobernadores advierten al decir que los recortes "agreden al pueblo de las provincias, no a sus mandatarios” – y no mienten, porque cada uno de ellos se ha ocupado de transferirle brutalmente las costas del ajuste a “sus” maestros o trabajadores de la salud. Pero el torniquete ha llegado demasiado lejos: su consecuencia inevitable es la rebelión popular que, de una u otra manera, asoma en el horizonte político. Es estrecho, por lo tanto, llamar a este choque “federal” una mera crisis “por arriba” – su telón de fondo es el movimiento de los “de abajo”, que todavía no ha dicho sus palabras mayores. El desenlace derechista de la perinola del balotaje ha sido, efectivamente, la transición a una situación prerrevolucionaria. 

 El capital financiero y la disolución nacional

 Los gobernadores que en estas horas han salido a reivindicar al federalismo y los ‘pactos fundacionales de la república’ han apoyado sin reservas, como lo hizo toda la gran burguesía argentina, al coloniaje de los fondos financieros internacionales que está en el fondo de la presente crisis. El gobierno de Milei es sólo la expresión extrema de esa tendencia: bajo las órdenes de Caputo, el Tesoro nacional ha pagado los intereses de la deuda pública indexada y dolarizada -estallados por la megadevaluación y las elevadas inflaciones- a costa de licuar jubilaciones, gastos educativos, asistencia social y transferencias a las provincias. Con esos recursos, el Tesoro también ha recomprado parte de la deuda que tenía con el Banco Central, con el único propósito de pavimentar una eventual dolarización. Esa operación de vampirismo social tendrá que acentuarse, bajo el peso de una deuda que asciende a los 600.000 millones de dólares. Lo que revela la crisis de poder que estalla en estas horas es que la confiscación en curso es incompatible, no con la “organización federal”, sino con la supervivencia misma de los explotados del país, los cuales son empujados a barrer con el orden existente. El ‘revival’ federalista de macristas y pejotistas no es sólo improvisado sino tardío: con el concurso de todos ellos, las autonomías provinciales han sido largamente arrasadas por el gran capital que acaparó recursos petroleros, mineros o agrícolas sin dejar otra cosa en el camino que miseria social, por un lado, y desequilibrios ambientales del otro. 
 Los gobernadores, y las fuerzas sociales que representan, están históricamente descartados para una reorganización armónica de las fuerzas productivas de Argentina. Esa tarea le está reservada a la clase trabajadora en el poder político, como punto de partida de una unidad socialista continental.

 Lo que viene 

La crisis de poder que ha estallado con los gobernadores ha tocado al gobierno Milei en la línea de flotación. Si retrocede ante el ultimátum de Torres, tendrá por delante la exigencia de iguales recules en los subsidios para el transporte o la educación. Ello, en medio de las huelgas docentes y la conmoción popular creadas por los tarifazos intolerables. El paso siguiente a esos recules será el pulgar para abajo de los fondos especulativos, y un nuevo derrumbe de los títulos de deuda. Si Milei se mantiene en sus trece, puede iniciarse el derrotero de un aislamiento terminal: primero, un voto “no positivo” del DNU en el Congreso; después, el juicio político. La coalición de “unidad nacional” que debería reemplazar a Milei, sin embargo, aún no ha sido delineada. Sus eventuales integrantes cargan con el peso de las recientes bancarrotas nacionales. 
 Para los trabajadores y los explotados, esta crisis debe servir para abrirle paso a todos los reclamos en curso; para organizar plenarios y autoconvocatorias en todos los lados, por el salario, las jubilaciones, por los alimentos, contra los despidos. Las amenazas de Torres de “cerrar el grifo” y las proclamas de otros gobernadores procuran un acuerdo con Milei, a costa de los trabajadores de sus provincias. Para derrotar a Milei-Caputo, los trabajadores tenemos que cerrar nuestro propio “grifo”: paralizar el país con una huelga general por nuestras reivindicaciones. Es el camino para que la presente crisis terminal lleve al poder político a la clase obrera. 

 Marcelo Ramal 
 24/02/2024

jueves, 22 de febrero de 2024

Dos años de guerra en Ucrania


Cuando se están por cumplir dos años de guerra en Ucrania, no hay un final a la vista. Aunque no hay coincidencia sobre el número de muertos, el total de víctimas supera holgadamente las 500.000 bajas, a las que se unen varios centenares de miles de heridos. En pleno continente europeo se reproducen las escenas propias de la segunda guerra mundial. Lejos de lo que prometían los apologistas del capitalismo, que con la caída del comunismo se abriría paso una era de paz y cooperación entre las naciones, asistimos a un agravamiento del choque entre los Estados y a una multiplicación de los conflictos bélicos de carácter regionales pero que tienen un alcance internacional. Del mundo de posguerra dominado por la guerra fría hemos pasado al mundo actual atravesado por guerras calientes, que pavimentan la tendencia a una conflagración mundial. 
 En el marco de un empantanamiento general y una guerra de trincheras desgastante, uno de los datos relevantes es que Moscú estaría sacando una ventaja que de todos modos no es suficiente para provocar un vuelco decisivo de las hostilidades. Las tropas rusas han logrado reconquistar la ciudad de Avdiivka, que es el logro militar más importante del Kremlin desde la toma de Bajmut en mayo. El alto mando occidental ha debido reconsiderar la capacidad militar del régimen de Putin. Rusia fabricó 4 millones de proyectiles de artillería y varios centenares de tanques durante el año pasado, a una velocidad que muchos occidentales habían considerado imposible. Este año reclutará otros 400.000 hombres sin recurrir a una movilización masiva, según prevén las autoridades ucranianas. 
 Por otro lado, las sanciones económicas no han logrado hacer la mella que se esperaba. Rusia ha logrado sortear las represalias y condicionamientos a través de un intercambio comercial con China e India. Y hay un consenso en Occidente de que no hay demasiadas balas más en el ámbito económico a las que se pueda apelar.
 La contracara es el fracaso de la contraofensiva ucraniana y la caída de las expectativas que abrigaban un giro favorable de la guerra a favor de Kiev. Desde el verano de 2023, Ucrania se enfrenta con unas tropas rusas a la ofensiva, escasez de hombres, armas y municiones. 
 Esto ha ido de la mano con un desinfle de la adhesión a la causa ucraniana tanto en el plano internacional como interno. Las potencias occidentales han empezado a retacear su apoyo, en primer lugar el propio Estados Unidos, donde sigue trabado el envío de una nueva partida de 60.000 millones de dólares. En las actuales condiciones, el suspenso en la continuación de la ayuda estadounidense podría precipitar un derrumbe. El instituto de investigación alemán Kiel Institute afirmó que la Unión Europea deberá “al menos duplicar su ayuda militar” a Ucrania para compensar la inacción de Estados Unidos. “Es altamente incierto que Estados Unidos envíe ayuda militar adicional en 2024″, indicó el instituto, que recopila informaciones sobre la ayuda militar, financiera y humanitaria prometida y entregada a Ucrania desde la invasión rusa de 2022. Es muy dudoso, sin embargo, que Europa esté en condiciones de cubrir ese vacío, atravesada por choques y contradicciones internas y con sus propias economías entre las cuerdas.

 Fracaso militar y salidas en danza 

Este panorama está dejando sus huellas en Ucrania. El triunfalismo inicial ha ido cediendo su lugar a un malestar ascendente a medida que la guerra y sus penurias se prolongan en el tiempo. El gobierno de Zelensky tiene cada vez más dificultades en reclutar tropas y lo que impera es la deserción, en especial en la juventud. La conflagración está también extenuando a Ucrania en el frente económico. La deuda pública se habrá duplicado para fin de este año con respecto a la invasión, según datos del FMI. 
 No nos debe sorprender que esto haya desencadenado una severa crisis política, como lo revela la decisión del presidente ucraniano de reemplazar al comandante en jefe de las fuerzas armadas, Valeri Zaluzhny, quien no sólo cuenta con un predicamento entre los militares y en la propia población sino un fuerte reconocimiento en políticos opositores de corte nacionalista. El jefe del ejército destituido se perfilaba como el principal rival de Zelensky en las elecciones presidenciales que estaban previstas próximamente. Un síntoma de que la crisis está lejos de haberse cerrado es la decisión de Zelensky de suspender los comicios. No hay que olvidar que este cuadro se ve amplificado por los escándalos de corrupción dentro de las fuerzas armadas, donde se descubrieron casos de sobornos a cambio de no cumplir con el servicio; también se conoció en enero la compra ficticia de armas por hasta 40 millones de dólares. 
 Pero más allá del desgaste que provoca la guerra, lo que está en juego detrás del relevo de Zaluzhny es un replanteo de la estrategia política y militar en el conflicto. El jefe destituido estaría en la misma sintonía que el jefe del ejército estadounidense, Mark Milley, para quien no es viable una derrota de Rusia. Lo cierto es que en los círculos imperialistas está levantando cabeza la idea de bucear un acuerdo haciendo concesiones territoriales, cediendo las regiones del este ucraniano ocupadas por Rusia, y el establecimiento de algún tipo de salvaguardas a Moscú en cuanto a la presencia de la Otan en Ucrania a cambio del ingreso de Ucrania a la Unión Europea. Recordemos que este era el planteo que sostuviera el extinto Henry Kissinger y que recibió en su momento un rechazo mayoritario de las potencias occidentales. En esta línea, se ubican también la propuesta delineada por China quien ofreció sus buenos oficios como mediador y que fue desechada por la Otan. 
 De todos modos, es muy poco probable que este acuerdo cuente con el visto bueno de Moscú quien, a partir de los avances militares estaría más inclinado en endurecer sus exigencias. Pero además, porque especula con una vuelta de Trump, quien estaría más predispuesto a un arreglo. Por lo pronto, la respuesta inmediata de Putin ha sido una intensificación de sus bombardeos sobre Kiev y en todo el territorio ucraniano. Se espera que Rusia lance una intensa serie de ataques contra las infraestructuras ucranianas con la esperanza de paralizar el suministro eléctrico y la calefacción invernal del país. Moscú intentó lo mismo el invierno pasado y fracasó. Pero los rusos tienen ahora muchos más drones y misiles, gracias a Irán, Corea del Norte y el aumento de la producción nacional. Las defensas aéreas ucranianas parecen debilitadas en algunos puntos y podrían verse superadas. 

 Desmoronamiento del orden imperialista mundial 

Hasta el propio futuro de la Otan se ha puesto en duda ante la perspectiva de un triunfo de Trump a la Casa Blanca. Hace unas semanas, Trump dijo que “animaría” a Rusia a atacar a cualquier miembro de la Otan que no alcanzara el objetivo de gasto en defensa de la alianza de 2% del PBI. 
 Lo que está como telón de fondo es la propia crisis política de Estados Unidos y el desmoronamiento del orden mundial. La división política y la agitación interna socavan el liderazgo estadounidense en el exterior. Financial Times (5/12/23) se interroga sobre la capacidad de lidiar con tantos frentes de tormenta internacionales al mismo tiempo “¿Cuántos conflictos internacionales puede manejar una superpotencia al mismo tiempo? Actualmente, la administración Biden está intentando lidiar con guerras en Medio Oriente y Europa, mientras se prepara para un aumento de las tensiones entre China y Taiwán”. A lo que se agrega, según el diario inglés, la creciente sombra de Donald Trump. Su posible regreso a la Casa Blanca plantea profundos interrogantes sobre el futuro de la democracia estadounidense y el papel del país en el mundo”. 
 Esto viene horadando la figura de Joe Biden, que encima carga con el cuestionamiento sobre su lucidez mental para postularse para un segundo mandato. La administración demócrata está pagando un alto precio político, dentro y fuera de su país, por su apoyo a Israel. Ahora Estados Unidos está presionando públicamente a Israel para que cambie sus tácticas militares en Gaza. Pero la preocupación de EE.UU. va mucho más allá de Gaza. Existe la amenaza de una guerra en Medio Oriente más amplia que arrastraría a EE.UU. 
 Existe un cauto optimismo en que la respuesta inicial de Beijing luego del triunfo de Lai Ching-te en Taiwán, a quien el gobierno chino considera un peligroso separatista, se concentrará en la presión económica y política. Pero, en el transcurso del año, China podría llevar una respuesta a nuevos niveles, sobre todo si EE.UU. parece debilitado por los acontecimientos en Ucrania y el Medio Oriente.

 Guerra y objetivos estratégicos 

Cualesquiera sean las vicisitudes, las elecciones estadounidenses contribuirán poderosamente a la debilidad y declive de EE.UU. Trazado este panorama de conjunto, la mesa de negociaciones es una perspectiva por ahora que no está a la vista. Por lo tanto, va a continuar el baño de sangre y, en un marco tan explosivo, el riesgo de una extensión de la guerra es una amenaza latente. Incluso si se llegara a acuerdo, eso no augura una paz duradera. Eso ya ocurrió con los acuerdos de Minsk, que fueron la antesala de nuevas hostilidades. El imperialismo no ha renunciado a su propósito estratégico de colonizar el ex espacio soviético y eso incluye a la propia Rusia. El objetivo es apuntar a un cambio del régimen político de Rusia o un eventual desmembramiento como en el pasado se consumó en Yugoslavia. Los países europeos de la Otan han aumentado su gasto en defensa en torno a un tercio en la última década, y algunos de ellos de forma significativa desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022. El rearme está en función de este objetico estratégico, aunque las potencias europeas no se privan de presentarlo al revés, a saber, como un recurso defensivo frente a la amenaza rusa. 
 Los funcionarios de defensa occidentales han lanzado en las últimas semanas un número sin precedentes de advertencias públicas sobre la posibilidad de un conflicto más amplio en Europa con una Rusia más confiada y rearmada. El ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, dijo hace dos semanas que Rusia podría poner a prueba la cláusula de defensa mutua de la Otan “en un plazo de tres a cinco años”. Esta declaración sigue a las advertencias similares realizadas por funcionarios de Suecia, Reino Unido, Rumania, Alemania y altos cargos de la propia Otan desde principios de año. 
 Los funcionarios dijeron que una de las razones de las advertencias funestas era preparar a las sociedades para el peligro potencial y garantizar que la infraestructura civil estuviera preparada para las posibles consecuencias. Un centro de mando de la alianza con sede en la ciudad de Ulm, al sur de Alemania, está elaborando planes sobre cómo se desplegarían las fuerzas militares de la Otan por Europa y cómo se sostendrían y reforzarían en caso de conflicto, según informaron fuentes oficiales. 
 Esta histeria antirrusa, sin embargo, tiene poco asidero hasta el punto que otros funcionarios de la alianza militar salieron a pinchar el globo que se estaba creando, planteado que Rusia no tiene ningún interés en entrar en guerra con la Otan, partiendo del artículo 5 de esta alianza militar que establece que un ataque a un miembro representa un ataque a todos los países de la organización.

 Reforcemos la movilización internacional

 Llegando al segundo aniversario, está claro y más visible que nunca la atrocidad que representa para los pueblos la guerra de Ucrania, que tiene a Zelensky, como peón de la Otan, y a Putin, como responsables. Se trata de una guerra reaccionaria. Pasada la euforia inicial está a la vista que no hay ningún interés popular en juego sino el interés de rapiña de sus promotores. A la atrocidad ucraniana ahora se suma el genocidio palestino. Ambos conflictos tienen un hilo conductor pues son eslabones de una misma escalada destinada a defender el orden imperialista mundial. 
 No se puede disociar una cosa de la otra como ha terminado haciendo gran parte de la izquierda mundial que condena al imperialismo y a la Otan (y al sionismo) en Palestina pero se ha alineado con ambos en la guerra de Ucrania. Este lineamiento es lo que explica la pobre movilización que ha tenido lugar en Europa y mundialmente contra la guerra de Ucrania. La reacción internacional contra la masacre al pueblo palestino ha hecho que resoplen nuevos vientos y dio un envión para que se reactive una movilización internacional contra la guerra. En este contexto, es necesario valorar la jornada internacionalista que tendrá lugar este 24 de febrero, segundo aniversario de la guerra de Ucrania en la que habrá movilizaciones en todo el mundo en rechazo de la guerra imperialista y de los gobiernos que la generaron y la promueven. Guerra a la guerra. El enemigo está dentro de nuestras propias fronteras. Abajo los gobiernos capitalistas y el Estado genocida de Israel. Todo el apoyo al pueblo palestino. Por la unidad internacional de los trabajadores. Por gobiernos de trabajadores y el socialismo.
 En el caso de Argentina, la movilización que se hará ese día frente a la Cancillería será una oportunidad también para denunciar el alineamiento del gobierno de Milei con el imperialismo, la Otan y el sionismo y su respaldo al baño de sangre en Ucrania y el genocidio del pueblo palestino. 

 Pablo Heller

miércoles, 21 de febrero de 2024

No a la extradición de Julián Assange


Cientos de personas rodean esta mañana el imponente edificio de los Tribunales Reales de Justicia, en Londres. “Todo el mundo nos está mirando”, ha dicho Stella Assange, la esposa del cofundador del portal de filtraciones Wikileaks, Julián Assange. Es la legendaria frase coreada en 1968 por los manifestantes que protestaban en Chicago contra la guerra de Vietnam. 
 Este 20 de febrero comienza la audiencia de dos días convocada por la Justicia británica para definir el destino de Assange, preso desde 2019. Assange no se presentó porque, informaron sus abogados, está muy debilitado y enfermo. 
 “La acusación tiene motivaciones políticas. Assange expuso una criminalidad grave. Está siendo procesado por realizar una práctica periodística ordinaria, de obtener y publicar información clasificada, información que es a la vez verdadera y de evidente e importante interés público”, adujo su defensor. 
 Los defensores afirman que todo el aparato de seguridad norteamericano, principalmente la CIA, presiona a todos los estamentos políticos y judiciales contra Assange. La apelación es el último recurso que le queda para evitar la extradición a Estados Unidos, donde lo espera una condena de por lo menos un siglo y medio por la comisión de 18 “delitos”.
 Si los jueces lo autorizan a recurrir las partes de su caso que hasta ahora la defensa no había abordado -lo que iniciaría un nuevo juicio- permanecerá en Gran Bretaña. Si coinciden con el juez anterior en prohibírselo, se activará el mecanismo de entrega a EE.UU. 
 Los abogados apelarán al Tribunal Europeo de Recursos Humanos para frenar la extradición, pero Gran Bretaña está apurando una legislación que la releve de obedecerlo. Los ingleses, socios de Estados Unidos en la guerra de Ucrania y en el genocidio palestino, extreman sus esfuerzos para condenar a Assange. 
 Wikileaks publicó entre 2010 y 2011, 700.000 documentos secretos que prueban todo tipo de crímenes de guerra, asesinatos, bombardeos de civiles en Irak, de Estados Unidos y sus aliados, y la complicidad de gobiernos y empresas en estos hechos. 
 Esas revelaciones lo convirtieron en un enemigo público del imperialismo que ha fraguado acusaciones y burlado sus propias leyes para mantenerlo como un rehén en cárceles de máxima seguridad británicas, totalmente aislado, al precio de un gran deterioro psíquico y físico. Es la primera vez en la historia que Estados Unidos aplica la Ley de Espionaje de 1917 contra un periodista. 
 Las estratagemas incluyeron una falsa denuncia de abuso sexual de Suecia: la acusadora después dijo que fue instigada por la CIA y se retractó, pero para entonces ya Assange estaba tras las rejas. (La malversación de la lucha contra el abuso de las mujeres para los fines más espurios es exasperante.)
 La primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos garantiza la libertad de prensa. Entonces, Joe Biden, como antes Donald Trump, como antes Obama, arguyen que Assange no es un periodista sino un pirata informático que puso en riesgo la vida de sus informantes. 
 El trato hacia Assange es de una crueldad implacable. Chelsea Mannig, la experta en inteligencia del ejército yanky que sustrajo la información fue detenida en 2010 y sentenciada a 35 años de prisión en 2013 por “una de las mayores filtraciones de información clasificada en la historia de EE.UU.". Pero siete años después Barak Obama le concedió un perdón presidencial. Volvió a la cárcel años porque rehusó testificar contra Assange: "No participaré en un proceso secreto al que me opongo moralmente, en concreto, uno que ha sido usado para atrapar y perseguir a activistas por su discurso político", dijo entonces. Pero volvió a ser liberada después de un intento de suicidio. 
 El quebranto psíquico de Assange, en cambio, no ha sido tomado en cuenta ni siquiera para aliviar las horribles condiciones de detención. Las solicitudes para que se retiren los cargos contra Assange y se detenga la extradición son prácticamente universales. No sólo lo pidieron legisladores de EE.UU. sino también los principales organismos de derechos humanos del mundo y las organizaciones de periodistas más relevantes. 
 Wikileaks difundió los cables en acuerdo con los principales medios del mundo, como The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel o El País, garantizando un proceso de edición riguroso y seguro. Esos mismos medios advirtieron que una condena a Assange sentaría un peligroso precedente para la libertad de prensa y se propone disuadir a los medios de publicar información en el futuro. 
 La libertad de prensa es prácticamente una quimera, pero la labor de los periodistas muchas veces ha desnudado las mentiras de los poderosos. Los medios independientes han sido expulsados de Gaza, donde solo ingresan aquellos que aceptan que la información sea filtrada por el ejército de Israel. Más de un centenar de periodistas ha sido asesinado, en general junto con su familia, por el sionismo desde octubre a la fecha. 
 Assange fue el gran develador de los crímenes de guerra de sus carceleros. Por eso lo quieren encerrado y enmudecido. El derecho a la información, el derecho de los explotados a conocer esos crímenes también está amordazado. 
 Defendamos la vida de Julián Assange. Exijamos su libertad. 
 Los explotados tenemos derecho a apelar a todos los métodos para conocer -y castigar- los crímenes de los explotadores.

 Olga Cristóbal 
 20/02/2024

martes, 20 de febrero de 2024

Decenas de personas apoyaron a Cubainformación y Euskadi-Cuba en Madrid: quedó visto para sentencia


La Argentina de Milei con 27 millones de pobres


Devaluación, inflación y ajuste entre las causas del informe de la UCA sobre la pobreza en el 57,4%.

 Un reciente informe de la UCA dio a conocer los números de un salto en la pobreza y la indigencia que ya se palpita en las calles: se estima que para enero del 2024 el 57,4% de la población del país es pobre, unas 27 millones de personas, de los cuales 7 millones (15% de la población) son indigentes. Devaluación, liberación de precios y ajuste en salarios, jubilaciones e ingresos populares son las principales causas de algo que se ha convertido en una política de Estado. 
 Se trata del informe “Estimación de los efectos del Impacto Inflacionario postdevaluación. Escenario a diciembre 2023 y enero 2024”, elaborado por el Observatorio Social de la UCA (Universidad Católica Argentina), que da cuenta de un fuerte crecimiento en los indicadores de pobreza e indigencia en los meses de diciembre y enero pasados. 
 Según la UCA la pobreza pasó del 44,7% en el tercer trimestre de 2023 a 49,5% en diciembre y 57,4% en enero; mientras que la indigencia saltó del 9,6% al 14,2% y se ubicó en el 15% en enero. 
 Entre las principales causas de este deterioro social se encuentran las consecuencias de la devaluación abrupta ni bien asumido el gobierno de Javier Milei –en línea con la devaluación precedente de Sergio Massa y el frente de Todos-, junto a la liberalización de los precios y un fuerte aumento en los valores de los bienes de consumo masivo que integran la canasta alimentaria y la canasta básica. 
 Como contraposición a estos números tenemos un cuasi congelamiento de los ingresos salariales –con cuotas paritarias muy por detrás de la inflación de diciembre y enero- y con una pérdida considerable en el poder adquisitivo de los trabajadores, con una pérdida salarial promedio del 13,7% para el mes de diciembre. Y un estancamiento total de las jubilaciones (en niveles de ultraindigencia), el salario mínimo y los programas sociales.
 Es lo que el presidente Javier Milei supo denominar una política de “licuación” de los salarios e ingresos populares, lo que implica una transferencia descomunal de recursos hacia los capitalistas. 
 Con estos indicadores de pobreza el país se acerca a los indicadores sociales de la crisis social del 2001, superando el 54%de pobres del 2004, cuando el propio presidente de la Nación reconoce que lo peor aún está por venir. 
 La proyección de la UCA se realiza en base a los datos publicados por el Indec respecto a la Canasta Básica Alimentaria y Canasta Básica Total, calculando la incidencia de los aumentos paritarios previstos para los asalariados registrados y los aumentos y/o actualizaciones previstas para el resto de los ingresos, tanto jubilatorios como asistenciales. 
 Un dato que revela las características criminales del actual ajuste es lo referente a las estadísticas de los hogares dependientes de la asistencia social, donde la indigencia pasó del tercer trimestre del 2023 en 19,7% a 28,8% en diciembre, bajando levemente a 23,8 en enero (por los aumentos insuficiente en la AUH y Tarjeta Alimentar). Para el caso de los indicadores de pobreza en estos sectores, se pasó de un 76,5% al 85,5% en enero. 
 En este marco donde las familia obreras no acceden a cubrir una canasta básica de alimentos y/o de bienes esenciales para la supervivencia (sin integrar otros ítems como alquileres o vivienda) el gobierno ha optado por suprimir la entrega de alimentos a los miles de comedores populares y merenderos que en todo el país atienden a millones de trabajadores y sus familias que no llegan a fin de mes. 
 Este gobierno es un gobierno del hambre, el ajuste y la miseria, profundizando la línea y el curso de acción emprendido por sus predecesores, con el cumplimiento de las metas trazadas por el FMI y las demandas de las patronales y capitalistas que buscan aceitar sus negocios al costo de la miseria de la mayor parte de la sociedad. 

 Marcelo Mache

lunes, 19 de febrero de 2024

Cómo rescataron el cerebro de Lenin


Se sabe que la momia de Lenin lleva un siglo en el mausoleo hasta que los rusos lo quieran. Vladimir Putin así lo ha dicho. Pero apenas se conocen los detalles de cómo le dispararon a boca de jarro tres tiros con balas envenenadas, la atención médica que tuvo, las secuelas de esos balazos: los cuatro infartos cerebrales que le provocaron, su muerte, la operación comando secreta para esconder su cuerpo embalsamado. Y mucho menos se conoce cómo su autopsia comenzó una investigación acerca de su cerebro. Conózcalo a cien años exactos de su muerte 

 Aunque compañeros de lucha, sus escoltas, sus amigos íntimos y su querida esposa le dijeron que no fuera a la fábrica Michelson a pronunciar un discurso —noticia dada el día anterior por Pravda— Lenin acudió a conversar con los obreros. 
 En las afueras de Moscú, el 30 de agosto de 1918, una mujer traidora de su género femenino, eserista, anarquista y contrarrevolucionaria, Feiga Jaimova Roitman, alias “Kaplán”, al salir el hombre que en diez días estremeció el mundo mediante la célebre Revolución de Octubre de 1917, le disparó por la espalda tres tiros de una pistola Browning calibre 25. 
 De tal felonía, organizada y financiada por los enemigos del socialismo de Rusia y del exterior, no murió enseguida. Duró tres años de gradual agonía con intervalos de lucidez y trabajo. Un total de 27 médicos atendieron al líder revolucionario, hasta su fallecimiento. 
 Cuatro infartos o isquemias cerebrales golpearon el cuerpo y la mente de Lenin, pese al abnegado quehacer de los médicos. El primero en mayo de 1922. Los facultativos le pidieron que no escribiera, no leyera y que hablara lo necesario solamente. Él respondió: “Pero no me pueden prohibir que piense”. El segundo fue en diciembre de ese mismo año, que le paralizó el lado derecho de su anatomía y tuvo que retirarse de la vida pública. El tercero en marzo de 1923 quedó postrado en cama sin poder escribir, ni leer, ni hablar. El cuarto y definitivo tuvo lugar a las 18:50 del 21 de enero de 1924. 

 La autopsia 

Cinco horas necesitaron los médicos para realizar la autopsia del cadáver de Lenin. Sus vísceras se enterraron al pie de las murallas del Kremlin. Su cerebro era una reliquia demasiado valiosa para ser enterrada sin investigación alguna. 
 Distintas versiones rodaron por aquellas horas de dolor de toda Rusia y en otras latitudes del planeta. Unos malintencionados, otros enemigos natos, juzgaron a la ligera las causas reales de su muerte y dijeron que una enfermedad venerea contraída con una mujer de amor libre le había “pegado” una infección que devino en “neurosífilis” o sífilis cerebral. Otros expresaron que falleció por el tratamiento de ese mal con arsénico en elevadas dosis. Sin embargo, algunos especialistas comentaron que había muerto por un factor genético: “la mutación irreversible del gen NT5E de la ruta metabólica del calcio, que le provocó una excesiva calcificación y le convirtió su masa cerebral en una piedra”. 
 Aquella trascendental y secreta autopsia que fue firmada por solo 8 de los 27 médicos que lo atendieron, perseguía fundamentalmente comprobar las verdaderas causas de la muerte de Vladimir Ilich y, algo no menos importante: indagar acerca de indicios físicos de su reconocida genialidad.
 Participaron en la autopsia el anatomopatólogo ruso Alexei Ivanovich Abríkosov; el Comisario de Salud de la URSS, “Semashko”; el doctor Filímonov, jefe del Departamento de Patología del Instituto del Cerebro de Moscú y otros neurocirujanos; el Jefe del Equipo, Oskar Vogt, alemán, y sus ayudantes; el médico “Minor”, y el Capitán del KGB “Most”.
 El jefe del equipo médico que efectuó la autopsia tal vez más importante de la historia humana, no fue un galeno cualquiera, sino el alemán Oskar Vogt, un especialista de las neurociencias, entonces considerado uno de los mejores del mundo, quien a partir del atentado a Lenin visitó Moscú durante los años 1920 y 1930. 
 Ese neurofisiólogo y neurocirujano reunió a los más encapotados especialistas en enfermedades y accidentes del cerebro, entre ellos a prominentes profesionales de la Medicina de la URSS y de otras naciones como los académicos E.V. Schmidt, A.I. Strukov, S. Sarkissov, L. Van Bogaert y A. Dewull.
 Apenas es necesario aclarar que la autopsia se realizó con la fiscalización de autoridades de la Salud Pública y la presencia de un representante de los servicios secretos de la Unión Soviética.
 Según el propio Oskar Vogt “El cerebro de Lenin era distinto. Tenía algo peculiar. Las células piramidales o las neuronas de la III capa de su cerebro evidenciaban su genio, tal vez por ser más gruesas, de mayor tamaño y estar presentes en más elevada cantidad que lo normal. Y en la capa IV eran células o neuronas más finas que en la mayoría de los demás cerebros humanos de algunas personalidades de relieve mundial que integraban lo que Vogt denominó El Panteón de los Cerebros, fundado inmediatamente después de morir el artífice de la Revolución de Octubre de 1917.   
 Vogt comentó, en síntesis, que el famoso dirigente soviético tenía una mente muy ágil, con gran sentido de la realidad y de la imaginación, capaz de relacionar ideas con una notable rapidez. 
 En este equipo élite se coleccionaron las masas cerebrales de personas que según el especialista alemán componían “una peculiar y extraordinaria fuente de la genialidad humana”. Integraban el ilustre grupo Máximo Gorki, Konstantín Stanislaski, Serguei Einsenstein, Iwa Pavlov y Andrej Sajarov, este último físico eminente y Premio Nobel de la Paz de 1975.

 Operación comando secreta para proteger la momia de Lenin 

Los dos especialistas belgas L. Van Bogaert y A. Dewull (mencionados hace varios párrafos), informaron que la URSS, cuando el KGB conoció de una posible invasión alemana al país, emprendió una Operación Comando confidencial que solo conocían cuatro jefes soviéticos para esconder la momia de Lenin del mausoleo y llevarla con urgencia a un sitio lejano de la Siberia oriental. En su lugar dejaron un cuerpo de goma que era una reproducción exacta, ante la cual las tropas del Ejército Rojo, sin saberlo, se despedían para partir rumbo al frente de combate durante la histórica Gran Guerra Patria cuando 14 ejércitos atacaron la tierra de Lenin. 
 Todo esto lo conocimos en lo fundamental gracias al Informe gestionado por el agregado de prensa y cultura de la Embajada de la Federación Rusa en La Habana en 2013, Serguei Oboznov, conseguido por historiadores de Moscú, a su vez autorizado en la Oficina de Vladimir Putin en la capital rusa. Por esa misma vía obtuvimos información fidedigna de la investigación que el equipo dirigido por Oskar Vogt hizo durante varios años con la participación de una veintena de especialistas del cerebro que estudiaron las miles de láminas en que dividieron la masa cerebral de Lenin. Con ese fin cada uno firmó la fecha de la devolución de ellas. Tales médicos recibieron del gobierno soviético 30 000 pesos oro per cápita. 
 Todos los investigadores de distintos países cumplieron a pie juntilla el compromiso, menos el mismísimo Oskar Vogt, que se negaba a devolver su parte. Ante esa traidora negativa, el KGB envió a cinco agentes seleccionados por su audacia e inteligencia (cuatro hombres y una bella mujer) quienes por vía fluvial secreta entraron en Berlín; tocaron a la puerta del famoso médico y lograron rescatar a inicios de 1945 la última porción de láminas que hizo posible armar el rompecabezas del cerebro de Vladimir Ilich Uliánov, “Lenin”. 
 El redactor de estas líneas vio en el Instituto del Cerebro de Moscú, en el frío invierno de 1979 (en unión del fotógrafo Reinaldo González, ya fallecido) el bello cerebro rosado brillante de Lenin, dentro de un pomo blanco transparente, ya armado como un rompecabezas, allí cuidado por dos agentes del KGB con armas largas. 

 Luis Hernández Serrano 
enero 21, 2024 
Bohemia, Cuba 

 Fuentes consultadas 

 Libro “Salud y Poder” de Eugene Chazov, ex ministro de salud de la Unión Soviética; Informe del titular de Salud Pública de la URSS en 1970, B.V. Petrovsky, autorizado entonces por Mijail Suslov, miembro del Buró Político del PCUS, encargado del centenario del natalicio de Lenin, traducido en La Habana por Jorge Díaz López y el libro inéditoYo vi el cerebro de Lenin, del autor de este trabajo.

Racismo en EUA, la marcha del retroceso.


domingo, 18 de febrero de 2024

Lo que está en juego en las elecciones presidenciales de Estados Unidos


¿Vuelve Trump?

  Las elecciones presidenciales estadounidenses que tendrán lugar el 5 de noviembre condicionan todo el panorama político mundial. Aunque todavía es muy prematuro para pronosticar un resultado, de acuerdo con los sondeos, Trump le estaría sacando una ventaja a Biden. Todo parece indicar, más luego de los triunfos del magnate inmobiliario en las primarias republicanas, que ambos casi con seguridad serán los candidatos que dirimirán las elecciones presidenciales. Las encuestas indican a Trump como ganador en distritos clave, que son los que tradicionalmente inclinan la balanza para uno u otro contendiente. 
 El hecho de que Trump pueda llegar a ganar los comicios es, por sí mismo, una medida del fracaso de la gestión demócrata. La esperanza de que Biden pudiera volver a recrear la adhesión y el entusiasmo generados por Obama, su antecesor demócrata, quedó sepultada. Biden podría quedar en la historia como una de las pocas excepciones de presidentes en ejercicio que no pueden revalidar su mandato.
 La percepción mayoritaria que reina en la población es que existe un desmadre en la economía y un pesimismo respecto de sus perspectivas de vida futura. Hay quienes sostienen, en particular en las filas de ideólogos y economistas que apoyan la gestión demócrata, que ese estado de ánimo no se compadece con la realidad económica. Estados Unidos creció un 2,5% en 2023, pese a los vaticinios que auguraban un aterrizaje incluso severo de la economía para el año pasado; la inflación se desplomó al 3,4% anual y en descenso, y se mantuvieron niveles de empleo de los más elevados de las últimas décadas.
 Sin embargo, la paradoja no es tal cuando se escarba un poco más. “Los precios de los alimentos siguen aumentando. Aunque en el supermercado se gasta menos de una décima parte del presupuesto de un hogar promedio, los precios pagados allí dominan la percepción de inflación del consumidor. El resultado es, otra vez, que los consumidores perciben la inflación como más alta de lo que realmente es” (Clarín, 6/2). 
 El incremento de la ocupación no nos puede hacer perder de vista el carácter precario y con salarios a la baja de los nuevos puestos de trabajo que han forzado a quienes los detentan a conseguir dos empleos para sostener a sus familias. Esa circunstancia explicaría la montaña de deuda que acumulan los consumidores. En este marco, no puede sorprender que el 81% de los habitantes estadounidenses denuncia condiciones de pobreza o mucha pobreza, y una desigualdad entre ricos y pobres en ascenso.

 Crisis migratoria

 La cuestión migratoria ha terminado de explotarle en la cara a la Casa Blanca. Solo en diciembre, más de 300.000 personas cruzaron la frontera sur, una cifra récord. Casi 2,5 millones de personas cruzaron la frontera sur en el año fiscal 2023, más de las que viven en la mayoría de las ciudades estadounidenses.
 Biden ha manifestado su voluntad de endurecer su estrategia en materia migratoria, lo que supone avanzar en una política expulsiva de los migrantes. Incluso propuso un acuerdo parlamentario que incorpora muchas de las críticas y objeciones de la bancada opositora, pero la posibilidad de que sea aprobado en el Congreso ha sido dinamitada por el propio Trump, quien prefiere que la crisis se siga prolongando y que los demócratas sean quienes carguen con su costo. Viene al caso señalar que, de todos modos, la dureza que reivindica Trump, cuya expresión emblemática fue la construcción del muro fronterizo con México, no sirvió para revertir el aluvión de migrantes. 

 El frente externo 

Otro frente de crisis del gobierno es en el plano internacional. Los demócratas tenían una/la expectativa de que podrían obtener logros en materia de política exterior que hicieran recobrar el prestigio y el liderazgo que Estados Unidos perdió en el concierto internacional bajo la gestión de su antecesor. Pero en esa esfera, la gestión de Biden está a los tumbos. La guerra de Ucrania está empantanada y eso está erosionando la corriente de apoyo internacional que contaba Zelensky al inicio de la guerra. En el caso de Estados Unidos, las nuevas partidas para el auxilio económico están trabadas en el Congreso y el descontento se expande en la población estadounidense que ve con desagrado que los recursos sean derivados al extranjero en lugar de priorizar las necesidades internas.
 La gota que rebalsó el vaso es el estallido del conflicto en Gaza. El apoyo a la masacre de los palestinos perpetrada por Israel, que tiene a Estados Unidos como su principal sostén, ha provocado un repudio generalizado en grandes capas de la población. De acuerdo con los sondeos, el 70% de la juventud norteamericana condena el apoyo del gobierno, que ha sido acusado de cómplice del genocidio. Los demócratas han ido más lejos que los republicanos en el belicismo. Trump se ha dado el gusto de explotar demagógicamente el tema planteando que Estados Unidos debía dejar de involucrarse en conflictos externos y, en esa medida, propone cortar el apoyo económico a Ucrania y activar las negociaciones que apunten a un acuerdo con Rusia para poner fin a la guerra. Naturalmente, habrá que ver qué es lo que termina ocurriendo, pues en torno del conflicto de Ucrania hay en juego intereses estratégicos de la burguesía norteamericana y mundial, que no podrán ignorarse a la hora de tomar decisiones.
 Que el magnate inmobiliario esté corriendo con ventaja en la carrera presidencial no debe ocultar el hecho de que hay una franja del electorado que toma distancia con Biden, pero también con Trump. Un dato que no puede pasar desapercibido es la caída del número de votantes en las primarias republicanas respecto a cuatro años atrás.

 Crisis de fondo 

Este panorama de crisis, que salpica a los dos candidatos principales, retrata la descomposición y derrumbe del sistema político norteamericano, que se está llevando puesto a los dos partidos históricos de Estados Unidos.
 Un fenómeno disruptivo como el de Trump tampoco permanece inmune a este contexto. Ya su postulación no es una “novedad” sino que carga sobre sus espaldas con su desempeño en sus cuatro años de gobierno, incluida la frustrada toma del Capitolio, en torno de la cual Trump está entrampado en causas judiciales que podrían desembocar en su inhabilitación para ser candidato. Ni qué hablar que, en caso que se diera esta variante, el escenario de crisis política que ya existe podría tener un salto explosivo. 
 La promesa de hacer a “América grande nuevamente” -su slogan de campaña- no sirvió para un relanzamiento y un nuevo florecimiento económico norteamericano. La política proteccionista no logró mejorar la competitividad comercial ni impedir el ingreso de los productos extranjeros. El déficit comercial se incrementó, incluso con China, que creció de modo significativo pese a las represalias económicas y las barreras arancelarias. 
 Lo que está como telón de fondo son las tendencias de la crisis capitalista, cuyo epicentro, tratándose de la primera potencia del mundo, se concentra en Estados Unidos. El salvataje económico por parte del Estado, que alentó tanto Trump como ahora, Biden, no sacó al país de la anemia en su crecimiento, pero sí fue suficiente para aumentar la deuda y los déficits gemelos, tanto el fiscal como el comercial. El aumento de la tasa de interés, poniendo fin a la política monetaria expansiva, está provocando quiebras empresariales y bancarias, como la ocurrida con el Silicon Bank o el Signature Bank. Pero esto es apenas la punta del iceberg. La crisis de la deuda se extiende tanto a la deuda pública como a la corporativa y a la del público. Los bancos tienen una parte de sus carteras incobrables con títulos, cuyos valores se han depreciado y con préstamos e hipotecas cuyos beneficiarios -empresas particulares- no los pueden devolver. Se habla de un aterrizaje suave de la economía, pero no se perciben las derivaciones de estos frentes de tormenta que plantean un escenario convulsivo de bancarrotas, quiebras y defaults, incluso soberanos. Hasta la propia capacidad de repago de la deuda pública estadounidense, sobre la cual nadie dudaba, ahora ha sido puesta bajo la lupa y es lo que explica la desvalorización de los títulos del Tesoro norteamericano, cuya nota ha sido bajada por las principales calificadoras. No hay que olvidar que un estallido de la burbuja bursátil, que está en máximos históricos, podría precipitar una depresión. 
 La marcha de la bancarrota capitalista potencia, a su vez, la decadencia norteamericana. Estados Unidos ha ido perdiendo posiciones y gravitación en la economía mundial. La crisis capitalista está horadando las democracias imperialistas, incluida la de Estados Unidos. La adhesión del pueblo al régimen se va extinguiendo cuando ve que éste no da satisfacción ni resuelve sus principales necesidades, empezando por las más elementales. 

 Transición tormentosa 

No vamos a asistir a una réplica del pasado sino a una nueva transición. Tengamos presente que muchas de las cosas sobre las que avanzó Trump, Biden las mantuvo y siguen estando vigentes. 
 Biden ha conservado muchos de los aranceles del gobierno de Trump. Ha restringido la venta de cierta tecnología a China y está considerando nuevas medidas proteccionistas para ayudar a las empresas estadounidenses a competir con Beijing. Trump ha propuesto políticas comerciales de mucho mayor alcance, como poner un arancel del diez por ciento a todas las importaciones, pero tengamos presente que esas barreras no redundaron en una mejora en los términos de intercambio y, en cambio, encarecieron los costos industriales internos, como consecuencia del aumento de los insumos importados. 
 Naturalmente, una cuestión clave son los conflictos internacionales. Habrá que ver el derrotero para Ucrania. Pero un gobierno republicano va a continuar con su respaldo a Israel. Y en lo que se refiere al Pacífico, hay una coincidencia de ambos partidos en la escalada que ya se está desarrollando contra China y que tiene en el futuro de Taiwán uno de los centros de disputa. 

 Independencia política 

De lo aquí expuesto, salta a la vista que el avance de Trump está lejos de ser arrollador. Tiene características contradictorias y lo que sí no ofrece dudas es que se nutre de la política rabiosamente reaccionaria y belicista de los demócratas. Uno de los factores mayores que podría facilitar el triunfo del magnate republicano es el distanciamiento y la desmoralización que provoca la política demócrata entre su propia base. 
 El ala izquierda del Partido Demócrata, empezando por los Demócratas Socialistas, liderados por Alejandra Ocasio Cortez, esta vez, a diferencia de lo ocurrido cuatro años atrás cuando postularon en las primarias a Sanders, ni siquiera ha insinuado una candidatura rival a la de Biden. Es necesario advertir que la adaptación de esta corriente ha llegado muy lejos hasta el punto de votar el apoyo económico y de armas a Ucrania. Ya entrando en el cuarto año de mandato, está a la vista que el Partido Demócrata es uno de los pilares del sistema imperialista y que las ataduras a éste solo pueden llevar a una encerrona. El respaldo a los demócratas no es una salida sino una fuente de nuevas frustraciones. Es necesario apoyarse en la legítima desconfianza que Biden despierta entre los trabajadores y la juventud para desenvolver una ruptura con el Partido Demócrata y abrir paso a una fuerza política independiente y revolucionaria comprometida con una lucha estratégica por un gobierno de trabajadores y el socialismo.

 Pablo Heller

sábado, 17 de febrero de 2024

El primer presidente del Gobierno Revolucionario


Ejerció tras el triunfo de la Revolución, pero renunció a los pocos meses porque no estuvo a la altura de las transformaciones necesarias 

 Manuel Urrutia Lleó fue el primer presidente que tuvo Cuba tras la victoria del Ejército Rebelde. Sin embargo, poco a poco fue entrando en contradicción con el poder revolucionario que, paradójicamente, él representaba. Esta situación lo llevó a la renuncia en julio de 1959.
 Nació el 8 de diciembre de 1901 en Yaguajay, Las Villas. Jurista de profesión, participó en la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado y se opuso a la de Fulgencio Batista. 
 Como juez en la entonces provincia de Oriente asumió una digna postura cuando en marzo de 1957, en el juicio contra individuos relacionados con la insurrección antibatistiana, emitió un voto absolutorio. Argumentó que la insurgencia contra un gobierno inconstitucional era lícita. 
Esta actitud lo condujo al camino del exilio y le propició cierto prestigio entre los grupos opositores del tirano. De ahí que a finales de 1957 se convirtiera en el candidato del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) para ocupar la presidencia de la República una vez la dictadura fuera derrotada. Así, en carta desde la Sierra Maestra a los dirigentes de varias organizaciones antibatistianas, Fidel Castro, jefe del Ejército Rebelde, explicó que Urrutia era el más indicado para equilibrar los distintos intereses, por su condición de juez y por no pertenecer a ninguna agrupación política.
 La propuesta del M-26-7 fue aprobada por la mayoría de la oposición. A finales de la guerra, en un avión con armas enviado desde Venezuela, Urrutia desembarcó en las montañas de Oriente. 

 Luces y sombras 

Tras la huida de Batista, el Gobierno Revolucionario comenzó a funcionar en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba. Allí Urrutia presidió la reunión fundacional del Consejo de Ministros el 3 de enero de 1959. 
 En esa ocasión también tuvo lugar lo que ha trascendido a la Historia como la primera polémica asociada al ejercicio presidencial del exmagistrado. Sucedió que, al momento de juramentar su cargo al frente de la República, se opuso terminantemente a incluir en el texto la frase “Así Dios me ayude”, que se expresaba en los juramentos de los mandatarios y otros funcionarios de la nación. 
 De acuerdo con las memorias escritas del revolucionario Luis Buch, hacer esa omisión era algo innecesario en aquel momento y en nada reñía con los principios: 
 “Tal negativa fue utilizada por los enemigos para tratar de indisponer a los creyentes cristianos contra la Revolución. 
Los ecos de esa campaña llegaron hasta el Senado norteamericano y a Fidel se le imputó ser el autor de esa supresión, cuando en realidad no tuvo nada que ver”.
En los inicios de su gestión, Urrutia rubricaba las leyes tan pronto como el Consejo de Ministros las ponía a su consideración. Más adelante, cuando las contradicciones con el gabinete se volvieron manifiestas, se le acusó de retardar su firma dolosamente, lo cual, según explicó a la opinión pública el líder de la Revolución, llegó a ocasionar problemas políticos.
 Así ocurrió, por ejemplo, cuando el Consejo de Ministros redactó la norma jurídica que disponía el traspaso de la jurisdicción de los delitos contrarrevolucionarios, asumidos en los primeros días por los tribunales militares, a los tribunales civiles. 
 O sea, la nueva ley buscaba solucionar el delicado tema de los juicios a los criminales de guerra, que había sido aprovechado para ensuciar la imagen de la Revolución. Además, con la disposición se restablecería el derecho al habeas corpus y se tipificarían nuevos delitos de carácter contrarrevolucionario. Sin embargo, Urrutia retuvo la ley para “hacer patente sus atribuciones”, de acuerdo con declaraciones de Fidel Castro a la prensa el 17 de julio de 1959. 
 Otra polémica estuvo relacionada con la entrega de salvoconductos a quienes habían solicitado asilo en embajadas. Al parecer, el presidente demoró la entrega de varios, aunque, atendiendo a los testimonios de Buch, tuvo que someterse a la mayoría y autorizar la salida de los asilados. Su actitud iba contra la Convención de Derecho de Asilo, de la que Cuba era signataria, y puso en peligro las relaciones diplomáticas con varios países latinoamericanos. 
 Como aspecto positivo vale mencionar su intento de cerrar rápidamente todos los prostíbulos, casinos y loterías. Esto no se logró ejecutar con la celeridad que previó, por las protestas de los empleados de aquellos negocios, quienes se vieron en el riesgo de perder sus vínculos laborales de un momento a otro.
 En general, la postura política de Urrutia fue moderada. Presidió un gabinete de composición heterogénea, en una primera etapa con José Miró Cardona como primer ministro (5 de enero-16 de febrero) y en un segundo momento con Fidel Castro al frente del ejecutivo (16 de febrero-17 de julio). Ello propició el rápido reconocimiento de Estados Unidos y cierto entendimiento con la burguesía nacional, que aspiraba a no perder los beneficios en el nuevo status quo. Oficialmente, el gobierno se autotitulaba como revolucionario; en la práctica no se podía hablar de un proceso radical.

 El fin de una presidencia

 Al parecer, al principio de las contradicciones entre Urrutia y el Consejo de Ministros hubo un intento de ambas partes de mantenerlas fuera del radar de la opinión pública. Tanto el presidente como Fidel Castro, en su rol de primer ministro, dieron a entender que no existían discrepancias. Pero estas terminaron por agudizarse, a la par de que la imagen del jefe de Estado se deterioraba para determinados segmentos de la ciudadanía.
 Urrutia fue objeto de denuncias periodísticas por haber adquirido una casa que, según el relato de Times of Havana y Avance, le habría costado 40 000 pesos y otros 8 000 los muebles. Tras dichas publicaciones, el presidente presentó una querella criminal contra los periodistas ante la Audiencia de La Habana. 
 Se ha dicho que el nivel de vida de Urrutia contrastaba con las prácticas de austeridad de los principales líderes del proceso. Lo cierto es que el primer presidente de la Revolución mantuvo el mismo sueldo que devengaba el dictador Batista. Mientras el Consejo de Ministros se había autoimpuesto una reducción de su salario, el mandatario continuó recibiendo la misma remuneración que su antecesor, 100 000 pesos al año, así como disfrutando de otras prebendas a cuenta del presupuesto del Palacio Presidencial, según consta en las memorias de Buch. 
 Una situación climática sobrevino tras la deserción, en junio, de Pedro Díaz Lanz, jefe de la Fuerza Aérea. Este, al arribar a Estados Unidos, afirmó que el comunismo estaba penetrando el gobierno y declaró contra el rumbo de la Revolución. Poco después Urrutia, de quien varios historiadores han referido una postura anticomunista, dio una entrevista. En ella criticó la actitud desertora de Díaz Lanz, pero le dio la razón en cuanto a la infiltración. Como reprocharía el Comandante en Jefe días después: “no desmiente, no defiende a la Revolución, de los planteamientos del señor Díaz Lanz”. 
 La situación se precipitó. Los historiadores Eugenio Suárez y Acela Caner cuentan que el viernes 17 de julio, en la primera página del diario Revolución, apareció un titular de dos palabras: “Renuncia Fidel”. El líder del Ejército Rebelde optó por abandonar su cargo de primer ministro ante el agravamiento de las contradicciones con Urrutia. 
 Según relatan los mencionados historiadores, el pueblo se conmovió tras la noticia. Hubo congregaciones alrededor del Palacio Presidencial. Se confeccionaron carteles con frases tales como “Fidel: Contigo hasta la muerte”, “Que se vaya el otro”. El Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo también hicieron público su apoyo al primer ministro. 
 La noche de ese mismo día el líder de la Revolución ofreció una conferencia de prensa en la que pormenorizó las causas que lo llevaron a la decisión. Dejó claro que renunciar a un cargo no significaba renunciar a la Revolución. Expuso los que, desde el punto de vista del Consejo de Ministros, habían sido los desaciertos y vacilaciones de Urrutia. Antes de que finalizara la comparecencia de Fidel, el presidente, prácticamente sin apoyo, renunció. 
 Una vez fuera del cargo, viajó a Estados Unidos. Murió a los 79 años en el hospital Saint John, de Nueva York. 

 Ariel Pazos Ortiz
 Bohemia enero 
17, 2024

viernes, 16 de febrero de 2024

Ucrania: el despido de Zaluzhny y el frente de Adviivka


La prensa imperialista vaticina un nuevo “baño de sangre”

 Otra vez, Ucrania estaría quemando reservas estratégicas en objetivos tácticos, creando las condiciones para un nuevo “baño de sangre”. 

 Finalmente, y tal como lo previmos hace un mes en el artículo “Balance y Perspectivas de una guerra reaccionaria”, publicado el 11 de febrero pasado en la revista En Defensa del Marxismo, Zelensky ejecutó el despido del comandante en jefe del Ejército Ucraniano, General Valery Zaluzhny. 
 Este había reclamado una leva nacional de 500 mil nuevos soldados. En parte, para rotar a aquellos que hace dos años están en el frente de guerra, ya que los familiares se vienen movilizando crecientemente reclamando que los “muchachos vuelvan ya a casa”. Zelensky se ha opuesto, hasta ahora, a ese pedido. 
 En su lugar, nombró a Oleksandr Syrsky, comandante de las fuerzas terrestres de Ucrania desde el inicio de la invasión rusa. ¿Qué implica este cambio de caballo en medio del río y quién es Syrsky? 
 Este comandante ucraniano, nacido y con familia en Rusia, tiene para exhibir ciertos éxitos, correspondientes a una etapa ya perimida de la guerra cuando todavía no existían problemas con el reclutamiento y se contaba con pertrechos abundantes. Se le endilga la responsabilidad de la defensa de Kiev, al principio de la guerra, y la exitosa ofensiva ucraniana de septiembre de 2022 sobre Kharkiv. 
 Sin embargo, el Washington Post (8/2/24) afirma que “se espera que la decisión de nombrar a Syrsky comandante en jefe provoque una reacción violenta entre las tropas sobre el terreno. Entre los soldados rasos, Syrsky es especialmente desagradable, considerado por muchos como un comandante al estilo soviético que mantuvo las fuerzas bajo fuego durante demasiado tiempo en la ciudad oriental de Bakhmut que finalmente cayó bajo control ruso. Miles de soldados ucranianos murieron y muchos más resultaron heridos defendiendo la ciudad, que tenía un valor estratégico limitado.”
 Entrevistando a personal militar ucraniano, el Washington Post agrega que “algunos soldados ucranianos se refieren a Syrsky como ‘carnicero’. ‘Sólo sé lo que he oído de mis subordinados’, dijo un oficial militar de alto rango que, como otros, habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hacerlo públicamente. ‘El cien por ciento de ellos no lo respetan porque no creen que él cuente las vidas de los soldados. En comparación con Zaluzhny, recibe un apoyo mucho menor’, añadió la persona”.
 En ese entendimiento, el Washington Post dice que “el personal militar ucraniano en el campo, dijo que desconfían especialmente de Syrsky exactamente porque se lo considera más cercano y leal a Zelensky y al jefe de su administración, Andriy Yermak”. Agrega otra fuente, un comandante que estaría luchando en el este que “en un par de meses probablemente habrá algunos intentos de realizar acciones de asalto o algo así. Porque Syrsky seguirá a Zelensky. Y Zelensky quiere grandes victorias”. “Creo que habrá más ataques irreflexivos”, añadió. “Y aferrarse a territorios que no deberían conservarse. Por ejemplo, Bakhmut, en lugar de crear una defensa normal, algunas estructuras de fortificación, trincheras, simplemente metieron a la gente en la picadora de carne para detener los ataques. Creo que veremos más de esta m—”. 
 Otro comandante fue más directo y utilizó un insulto para decir que los soldados ucranianos estarían en peor situación como resultado del cambio: “porque va a cumplir con todas las exigencias políticas al tomar decisiones militares”. 

 Syrsky, Adviivka y un remake de Bakhmut 

En sus primeros comentarios públicos desde su nombramiento, el general Syrsky dijo que su prioridad inmediata sería “la distribución y entrega más rápida y racional de todo lo necesario para las unidades de combate” para contrarrestar los ataques rusos. Prometió poner la “vida y la salud” de las tropas al frente de las decisiones en el campo de batalla, trabajando para mantener “un equilibrio entre el cumplimiento de las misiones de combate y la restauración de las unidades” (New York Times, 9/2). 
 El NYT agrega, en base a analistas propios bien informados, que “las fuerzas rusas están arrasando la ya maltrecha ciudad de Avdiivka en el este de Ucrania y enviando oleadas de unidades de asalto para abrumar a las tropas ucranianas superadas en armamento. Después de meses de brutales combates, el ejército ruso amenaza con cortar una línea de suministro vital a la ciudad, lo que podría imposibilitar una mayor defensa”. 
 En ese contexto, y más aún teniendo el cuadro general del frente donde Ucrania registra escasez de munición, armamento y personal, era de esperar que la situación de Bakhmut, donde bajo la comandancia de Syrsky se dilapidó innecesariamente una gran cantidad de mano de obra, no vuelva a repetirse. 
 Sin embargo, “Ucrania está reforzando Avdiivka. Y hay buenas razones para creer que está reforzando la ciudad oriental (actualmente el lugar de la ofensiva invernal de Rusia) con una de las mejores brigadas del ejército ucraniano” (Forbes, 11/2).
 Forbes, que responsabiliza al Partido Republicano del avance ruso sobre Adviivka, dice respecto del cambio de mando y lo que tuvo que ver la situación de este frente que, “Zaluzhny tiene fama, merecida o no, de adoptar una defensa móvil para minimizar las bajas ucranianas. Syrskyi, por el contrario, tiene la reputación (una vez más, merecida o no) de aceptar un gran número de bajas en luchas obstinadas y estáticas”. “Es posible que, al promover a Syrskyi, Zelensky haya manifestado su intención de luchar por Avdiivka. Incluso a un alto costo”. 
 Pero más allá de un envío ucraniano de tropas de reserva, y más allá de la importancia relativa de este frente, que está tremendamente fortificado desde 2014 y que es la puerta de entrada a Donetz, el ejército ruso estaría “a punto de tomar” Avdeevka (The Telegraph, 9/2).
 La falta de misiles antiaéreos de parte de Ucrania habría posibilitado que Rusia realice ataques tácticos aéreos a repetición destruyendo una posición fortificada tras otra. Este problema, junto al de la abundancia de artillería rusa, frente a la escasez de Ucrania, no se resuelve saturando las trincheras con tropas de infantería. Por el contrario, es el camino para un mayor agotamiento del potencial del ejército ucraniano. 
 Rusia tiene, por ahora, una amplia superioridad frente a Ucrania en este frente. Si logra expulsar a las tropas ucranianas, éstas deberán retirarse unos 20 kilómetros, a nuevas fortificaciones que se encuentran en construcción. Una victoria de este tipo permitiría aliviar fuertemente los bombardeos sobre la ciudad de Donetz, que se suceden asiduamente desde 2014. 
 Así las cosas, si efectivamente los planes de Syrsky y Zelenzky son resistir la defensa de la ciudad, “cuando ya no quede munición, no importará si hay una o dos brigadas ucranianas en Avdiivka. Y la decisión de los comandantes ucranianos de reforzar la ciudad será, en el mejor de los casos, discutible. En el peor de los casos, podría resultar en un baño de sangre para las tropas ucranianas que intentan huir hacia el oeste de una ciudad que ya no pueden defender” (Forbes, ídem). 
 En esta última afirmación hay una alta dosis de aversión a Trump y al Partido Republicano por vetar la asistencia de EEUU a Ucrania (que ya fue votada afirmativamente por el Senado). Pero lo cierto es que luego de que el ejército ruso molió las defensas de Adviivka con ataques aéreos masivos, de que pasó a controlar las principales rutas de suministro de la ciudad, que hizo colapsar las zonas fortificadas del sur a partir de utilizar un oleoducto soviético que le permitió sacar 200 tropas de fuerzas especiales detrás de las líneas enemigas y rodearlas, y que dividió virtualmente la ciudad en 3 calderos, la alusión a “un baño de sangre” de Forbes es bastante realista. 
 Para peor, mientras se espera la llegada de reservas a Adviivka, y como si el mando ucraniano trabajase para el Kremlin, “para reforzar las unidades de infantería después de grandes pérdidas, Ucrania ha transferido soldados de unidades especializadas en artillería o logística a posiciones de infantería, según los soldados entrevistados por el Kyiv Independent. Esto significa que es posible que los soldados desplegados en la primera línea defensiva ni siquiera conozcan las habilidades básicas de supervivencia de un soldado de infantería, lo que provoca aún más bajas” (Kiev Independent, 10/1). 
 Y agrega que entrevistó a un artillero “Serhii, de 20 años del 59º”, que “dijo que su grupo de artillería originalmente de 64 hombres había enviado 15 hombres al frente. Dijo que la mayoría de ellos habían sido asesinados en sus primeros días allí. Lo atribuye al hecho de que ‘no sabían casi nada’ acerca de estar en la infantería. Sólo cuatro de 15 sobrevivieron”. 

 Guerra a la guerra 

Así, a punto de cumplirse dos años de esta guerra reaccionaria en Ucrania, cada vez se ve más nítidamente la necesidad de parar esta matanza luchando, con independencia de clase, por la derrota de los gobiernos de la guerra imperialista. Derrocando a los Putin y Zelenskys, los revolucionarios deben pelear por la creación de gobiernos de trabajadores que unan a la clase obrera de Rusia y Ucrania.
 La perspectiva es meridianamente clara: socialismo o “baño de sangre”. 

 Facundo Miño