martes, 31 de enero de 2017

Ena Elsa Velázquez: Para Fidel, el primer pensamiento y la primera palabra




Estimados delegados e invitados que nos honran y estimulan con su participación:

En esta decimoquinta edición del congreso Pedagogía, como maestra revolucionaria que soy, permítanme, para Fidel, el primer pensamiento y la primera palabra.
A él, maestro de nuestra pedagogía revolucionaria, quien desde su histórico alegato La historia me absolverá, cuando más oscura fue la noche, avizoró el futuro de la educación después del derrocamiento de la oprobiosa tiranía que sufríamos; a él, gestor y dirigente de la histórica Campaña de Alfabetización cuya culminación exitosa arribó el pasado diciembre a su aniversario 55; a él, quien dio todo su apoyo a los planes de seguimiento y superación obrera y campesina; quien concibió el plan de becas e hizo realidad la existencia de escuelas y maestros a todo lo largo y ancho del país; quien nos enseñó con su ejemplo a enfrentarnos a las dificultades y a no estar nunca satisfechos con los resultados del trabajo por estimulantes que estos fueran; quien con su conducción hizo realidad la plena escolarización de nuestros niños a la vez que pensó en concepciones revolucionarias para la formación del personal docente; quien con su mirada de largo alcance nos enseñó a compartir nuestras modestas experiencias educacionales con otros pueblos hermanos, a la luz de la concepción de nuestro Héroe Nacional José Martí de que patria es humanidad.
A él, quien forjó en nuestro pueblo un acerado sentimiento de dignidad y la actitud de no claudicar nunca ante las adversidades por grandes que estas fueran, sembrando siempre optimismo y fe en la victoria; por enseñarnos que el ser humano es el centro de toda nuestra obra pedagógica; por legarnos su concepto de Revolución como guía para nuestro presente y futuro; por ser, con su pensamiento estratégico, piedra angular de la educación en la Revolución; por demostrarnos con la ejemplaridad de sus actos hasta su último instante y para siempre, la convicción martiana de que “la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
Ahora, lo que nos corresponde es saber transformar la tristeza por su partida física en energía creadora, para que el espíritu de lucha que nos legó nuestro invicto Comandante en Jefe, permanezca en la conciencia y la acción de las presentes y futuras generaciones.
Sean pues, estas primeras palabras, ante ustedes que son personas de bien y representantes de los valores del espíritu, el sagrado compromiso de sus hermanos los educadores cubanos.
Treinta años nos separan de aquel 1986 cuando nos dimos cita por vez primera para conocernos, aprender los unos de los otros, intercambiar experiencias y trabajar tesoneramente por la unidad de los educadores, que es lo mismo que decir, el fervoroso quehacer de cultivar la esperanza.
Entonces se pensó hacerlos cada cuatro años, pero en el de 1990, todos estuvieron de acuerdo en la necesidad de acortar los plazos. Así, desde 1993, Pedagogía es punto de encuentro cada dos años. Por eso ahora arribamos a la edición 15 de estos eventos que siempre han dejado un saldo muy edificante, porque desde el diálogo, los debates, las polémicas, la expresión de la diversidad dentro de la unidad, hemos salido ganando todos.
En esta oportunidad quisiera, sin intención de historiar, ni teorizar, exponer algunas ideas sobre lo que me ha llamado la atención en la evolución de estas aportadoras posibilidades de intercambio a través de los años, ahora que más allá de la participación latinoamericana y caribeña, contamos con educadores de todo el mundo.
El primer congreso Pedagogía, celebrado en 1986, propició un acercamiento entre los educadores latinoamericanos y la realidad educativa y social de la Revolución Cubana, en medio del aislamiento al que habíamos sido sometidos por considerarnos “diferentes” y en un momento de debilitamiento de las fuerzas de izquierda en la región.
Los intercambios directos de los delegados extranjeros con directivos de las escuelas, con docentes, estudiantes, investigadores, trabajadores de la educación y también de la salud, la cultura y la ciencia, desde este primer momento, y en todos los realizados con posterioridad, han permitido dar a conocer mucho mejor la obra social y educativa de la Revolución.
En el congreso Pedagogía 90 surgió la propuesta de crear una asociación que uniera a los educadores de la región para intercambiar sistemáticamente, trabajar juntos, influir en la superación de los docentes y colaborar en el desarrollo de la educación en los países respectivos, además de fundar un instituto pedagógico que contribuyera a lograrlo.
En la última sesión se acordó crear ambas instituciones y en sus palabras de clausura, el Comandante en Jefe Fidel Castro, expresó: “Está clarísimo que tenemos que luchar por unirnos. Creo que estas actividades ayudan. Me alegró, por eso, mucho la idea de ustedes de crear una asociación de pedagogos latinoamericanos. Me parece una idea muy buena, es muy importante esa decisión”.[1]
Añadió que la idea de fundar un instituto pedagógico también era muy importante y que Cuba ofrecía su cooperación gustosamente. Así surgieron la Asociación de Educadores de Latinoamérica y el Caribe (AELAC) y el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC), hijos muy legítimos de ese congreso.
No quisiera pasar por alto que también al calor de estos cónclaves surgieron otras instituciones que han favorecido la unidad latinoamericana y el intercambio de experiencias científicas, como son el Centro de Referencia para la Educación Especial (CELAEE) en 1992 y el Centro de Referencia para la Educación Preescolar (CELEP) en 1995.
En los debates sostenidos en el Pedagogía 90, los enfoques de numerosos participantes se caracterizaron, principalmente, por centrar el proceso de enseñanza-aprendizaje en la formación del pensamiento, con un predominio de trabajos dedicados al desarrollo de las habilidades intelectuales; haciendo patente la visión de este proceso desde las posiciones del constructivismo, fundamentadas esencialmente en la psicología de Jean Piaget, aunque con cierta tendencia a la deformación de aspectos esenciales de su pensamiento y con un fuerte eclecticismo.
El marco histórico de entonces era particularmente difícil para las ideas progresistas. Debemos recordar que el derrumbe del campo socialista y especialmente la desintegración de la Unión Soviética impactó en las esperanzas de los humildes. El neoliberalismo se impuso en la región y extendió su concepción de la globalización y de la “integración” al preconizar la diversidad y el pluralismo indiferenciado de ideas.
En los encuentros de 1990, 1993 y 1995 se reflejó un intento de sistematización en el pensamiento educativo imperante, como respuesta de los educadores progresistas ante la posición supuestamente integradora de corte neoliberal, que paradójicamente llevaba a la desarticulación de todo discurso integrador por su consecuente enfoque posmoderno y existencialista. Pero aquellos esfuerzos por sistematizar sucumbieron ante el empuje de la ideología del neoliberalismo, por lo que se fortaleció entonces en las ciencias sociales las posiciones del escepticismo, el subjetivismo y el existencialismo.
En los eventos celebrados en 1997 y 1999, en pleno auge de la globalización neoliberal en América Latina y el Caribe, se apreciaron claramente los efectos desintegradores de las teorías pedagógicas o educativas al uso, y se reflejaba en muchas ponencias e intervenciones el no reconocimiento de la pedagogía como ciencia, así como la introducción en el discurso educativo de términos pertenecientes a las teorías del mercado, tales como: desempeño, competencias, agencias educativas, gestión del conocimiento, entre otros. Es necesario aclarar que la validez de su uso en la actualidad, depende del contenido que le han ido confiriendo las ciencias de la educación a estos términos.
Otra característica, también presente en esos años, fue la exacerbación de la didáctica como tecnología educativa y el predominio de una concepción exagerada de la investigación microsocial, activa y participativa, de corte cualitativo, como la más apropiada para la investigación educativa.
Por otra parte, tuvo lugar un acercamiento entre la teoría educativa escolarizada y la no escolarizada, con la utilización de las técnicas participativas en la escuela.
En esos momentos, la pedagogía como ciencia experimentó un atraso, restándole solidez y método científico a las ideas; aunque es necesario aquilatar que la intención de retomar esta ciencia para encauzar la educación, resultó un paso ganado progresivamente por el magisterio latinoamericano y caribeño, a pesar de la persistencia de las condiciones y posiciones impuestas por el neoliberalismo.
Finalizando el siglo, se denuncian con fuerza las consecuencias devastadoras del neoliberalismo para los pueblos subdesarrollados y claramente son criticadas sus posiciones teóricas. Se aprecia un interés marcado por precisar el carácter de ciencia de la pedagogía, la asunción de enfoques más integrales en la investigación y abundaron reflexiones que apuntaban a nuevas tendencias educativas, entre las cuales pueden destacarse la educación democrática, la pedagogía de las diferencias y las teorías curriculares como campo para diferentes tendencias pedagógicas.
A su vez, el enfoque ético-axiológico comienza a tener una mayor presencia en el creciente número de ponencias que tienen como objeto la educación en valores, lo cual apunta a la necesidad de una educación más integral, humanista y ciudadana para una convivencia armónica y de paz.
Este contexto también fue propicio para que, en el congreso de 1999, se abriera un espacio al foro de las organizaciones, donde los participantes, miembros de los gremios, sindicatos, asociaciones y de las organizaciones estudiantiles, presentaran las experiencias sobre sus acciones en apoyo al desarrollo y profesionalización de los docentes y la calidad de la educación.
En los cinco congresos efectuados entre el 2001 y el 2009 se produjo un intento de volver a los grandes sistemas teóricos que habían sido abandonados total o parcialmente y se destaca el retorno a un enfoque sociológico de la educación, desde posiciones diferentes a periodos anteriores.
Por otra parte, hay un retomar del carácter de ciencia de la pedagogía y de la dirección de los procesos educativos por parte de los gobiernos, sobre todo en los países que integran el ALBA.
En cuanto a la investigación científica, se apreció que, de cierta manera, se produjo el cambio del paradigma cuantitativo de carácter macrosocial al cualitativo, microsocial.
En la delegación cubana, aunque había estado predominando el paradigma cuantitativo, ya desde antes se venía produciendo una toma de conciencia acerca de la necesidad de utilizar también, el paradigma cualitativo. Los intercambios sostenidos con los colegas del área, unido al análisis crítico realizado en nuestras instituciones científicas, influyeron en que se comprendiera la necesidad de investigar con un enfoque tal, que permitiera conjugar la dialéctica entre lo cualitativo y lo cuantitativo, considerando posible tanto la investigación macrosocial como micro social, y el carácter activo y participativo de todo proceso de investigación científica en esta área del conocimiento.
Por otra parte, se puso énfasis en que la investigación sobre la escuela no fuera solo realizada por expertos, sino por los propios maestros que de una manera sencilla y sin grandes complicaciones metodológicas asumieran investigaciones sobre las problemáticas del proceso de enseñanza-aprendizaje.
El panorama en los congresos de 2011 y 2013 fue diferente. En los trabajos presentados por los delegados latinoamericanos se expresa conscientemente la necesidad de organizar la educación a partir de un paradigma teórico-filosófico, aunque sin llegar a precisar claramente cuál era el necesario, lo que se evidenciaba en una gama de trabajos que reflejaban tendencias diferentes y repetidas en la búsqueda de una orientación apropiada para la educación, tal y como se había apreciado en el siglo XX, en otras condiciones históricas.
En el de 2015, los trabajos de los delegados de los diferentes países enfatizaron en la pedagogía crítica, como paradigma teórico, pues quizás encontraron en las llamadas teorías emergentes un nuevo camino, más seguro. La presencia de una gama de, aproximadamente, diez variantes de dicha concepción, quizás revele la ausencia de un criterio firme acerca de la significación de esa forma de asumir la ciencia pedagógica.
La delegación cubana hizo énfasis en la teoría de la diversidad y las problemáticas relacionadas con el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los cambios en el contexto internacional y nacional reforzaron la necesidad de realizar un nuevo perfeccionamiento de la educación. En el país, también se comenzó a considerar el carácter electivo de la teoría educativa, lo que condujo necesariamente a flexibilizar las ideas, para poner la educación en correspondencia con las exigencias de los nuevos tiempos, sin que ello significara renunciar a nuestro paradigma educativo.
Para ser consecuente con la intención inicialmente declarada, no he teorizado sobre las aportaciones que han resultado de estos congresos, he tratado de no perder la oportunidad de compartir, en este importante escenario, que los temas abordados, las discusiones suscitadas y las sugerencias a las problemáticas que se han presentado, son el fruto de la experiencia de la práctica educativa de los directivos y docentes probadas en el laboratorio natural: en el aula, en la escuela, entre todos los involucrados en el proceso docente-educativo allí donde la ciencia pedagógica sube de precio ante el valor agregado de la inteligencia colectiva, como genuina expresión dialéctica de la imprescindible vinculación entre la teoría y la práctica.
En otra dimensión del análisis, no pudiera dejar de referirme a lo que han representado estos congresos para nosotros los cubanos. Junto a su condición de fuentes nutricias de aprendizaje, una característica sobresale: la solidaridad, la amistad, el afecto y el cariño hacia nuestros educadores como expresión del reconocimiento y el respeto hacia la obra de la Revolución en la educación.
Nunca olvidaremos cuando en los momentos más difíciles de la década de los años 90, cuando como consecuencia del derrumbe del socialismo en Europa y la desintegración de la Unión Soviética, Cuba perdió el 85 % de sus importaciones, a lo que se sumaba el histórico, criminal y arreciado bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, los educadores que venían a estos congresos nos decían, como todas las personas progresistas del mundo: resistan, que estamos con ustedes y no los abandonaremos.
A no dudarlo, estos congresos han sido también una expresión de lo que advirtiera José Martí en su luminoso ensayo “Nuestra América” de 1891, cuando nos dijo que: “Los pueblos que no se conocen, han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos”.[2] Y de eso se trata, de conocernos cada vez más y mejor, para cerrar filas en la contienda de las ideas; por la defensa de la identidad, de la soberanía, de la justicia social; por la defensa de la memoria histórica de nuestros pueblos y en la educación en los valores más auténticos.
Los desafíos que tiene la educación, como ustedes saben muy bien, son enormes.
Ya Fidel había alertado al respecto en la clausura de Pedagogía 99, cuando dijo: “[…] ahora más que nunca se necesita de estos congresos, porque el mundo que nos están organizando parece que no tiene nada de mejor para nosotros. Estos congresos son más necesarios que nunca, porque forman parte de una lucha por la educación, por la supervivencia, por la humanidad, por la integración de nuestros países, para salvar nuestra identidad. Es una lucha por el mundo, ya ni siquiera por nuestro continente”.[3]
Pedagogía 2017 tiene lugar en un momento histórico muy importante para los cubanos, porque acabamos de conmemorar el pasado 22 de diciembre el cincuenta y cinco aniversario de la declaración de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo, lo que pudimos lograr gracias al apoyo y participación masiva de todos los sectores de nuestra sociedad. Y ese apoyo y participación en términos de masividad se hizo realidad porque en este país había triunfado una Revolución desde 1959.
¿Qué importancia tiene para nuestros pueblos la erradicación del analfabetismo?
Por supuesto que la liberación de millones de seres humanos que ya ven la vida de otra manera; que ya descubren mejor el mundo que les rodea, pues como señalara Fidel al explicar nuestra experiencia de 1961 en Pedagogía 2005 donde se desarrolló simultáneamente el I Congreso Mundial de Alfabetización: “[…] enseñar a leer y a escribir a todo el mundo era la única forma de liquidar el otro analfabetismo terrible, el analfabetismo político, pues solo un mundo alfabetizado podía ser capaz de adquirir esa cultura política, sin la cual ningún mundo mejor sería posible”.[4]
En Cuba, a la alfabetización dieron continuidad los programas educacionales que, como el seguimiento, las batallas por el sexto y el noveno grados, el plan de becas nacional y en el extranjero, entre otros, contribuyeron a desencadenar los trascendentales cambios sociales que han tenido lugar en nuestra patria.
Con mucho amor y esperanzas hemos compartido nuestras modestas experiencias sobre alfabetización con pueblos hermanos. Hemos podido constatar con mucha alegría como Venezuela, Bolivia y Nicaragua han podido triunfar en sus nobles empeños de enseñar a leer y escribir a millones de personas gracias a las políticas de sus gobiernos revolucionarios.
Cerca de diez millones de ciudadanos del mundo que abandonaron las tinieblas del analfabetismo y los muchos hombres y mujeres que en 30 países lo van logrando actualmente, también han contado con la contribución de los métodos “Yo, sí puedo”, “Yo, sí puedo seguir” y la ayuda desinteresada de nuestros docentes, método que al decir de la Dra. Leonela Relys …el verdadero autor intelectual fue Fidel, quien dedicó tiempo de sus responsabilidades presidenciales para transmitir ideas y sugerencias a lo que se hizo desde los inicios.
Cabe destacar que este método, reconocido como el más rápido y económico para enseñar a leer y escribir a cualquier persona analfabeta, en el año 2006, fue distinguido con el premio Rey Sejong por la UNESCO, organización a la que Cuba ingresó en agosto de 1947, hace 70 años.
También nos llena de orgullo que muchos educadores de la región hayan realizado estudios de posgrado, e incluso, alcanzado el título académico de Máster en diferentes áreas de las ciencias pedagógicas y el grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas, bajo la conducción de instituciones, creadas en anteriores ediciones de este mismo congreso, tales como el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño, el Centro de Referencia Latinoamericano para la Educación Especial y el Centro de Referencia Latinoamericano para la Educación Preescolar. Además de haber contado con el decisivo aporte del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas y de las universidades de ciencias pedagógicas del país, para hacer posible entre todas estas prestigiosas instituciones la permanente superación y elevación del nivel profesional de los educadores que entienden el valor del conocimiento como principal baluarte para su desempeño.
A lo largo de los 58 años de Revolución, la educación cubana ha trabajado y trabaja intensamente para dar respuesta a las necesidades existentes en cada momento; de ahí que durante el trabajo que se desarrollará en los simposios y foros, conferencias especiales, mesas redondas y talleres, así como en las visitas que hagan a las instituciones educacionales, podrán conocer con más detalles cómo se afronta la complejidad del momento que viven la sociedad y la educación cubanas.
Algunos datos muestran lo alcanzado en los años transcurridos desde que triunfó la Revolución: el grado de escolaridad de la población, que de 3 grados promedio en 1958, se elevó a más de 10 grados en general y en la actualidad asciende a 11,5 grados, en los ciudadanos de más de 25 años, con bastante similitud entre la población de las zonas rurales y urbanas en todas las provincias del país. De igual manera, la equidad de género de 1.0, revela la igualdad entre las niñas y niños en el acceso y tránsito por el Sistema de Educación y la alta retención en el ciclo normal, en todos los niveles educativos.
Como resultado de la política del Estado cubano se ha logrado la estructuración y funcionamiento de un Sistema Nacional de Educación que abarca todos los tipos y niveles para la atención educativa a los niños, adolescentes, jóvenes y adultos, a lo largo de la vida, incluyendo aquellos con necesidades educativas especiales, sin distinción de sexo, edad, color de la piel, religión o lugar de residencia.
Su objetivo es la formación de las nuevas generaciones de cubanos, como hombres y mujeres integralmente desarrollados, para vivir plenamente en una sociedad diferente, comprometidos con su construcción y avance ulterior porque se concibe: “[…] con todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana” como se establece en el artículo primero de la Constitución de la República de Cuba[5] y en la búsqueda por alcanzar una sociedad socialista próspera y sostenible.
La sociedad cubana es una gran escuela. Por el carácter democrático y popular de la educación, el pueblo participa en su realización, su control y en la garantía de su exitoso desarrollo; la acción y apoyo de todas las organizaciones e instituciones sociales y no gubernamentales, constituye una condición básica de la estrategia para garantizar los niveles alcanzados y para elevar la calidad de la educación.
Eso no significa, como le decía Fidel a los participantes en el congreso Pedagogía 97, que nos consideremos perfectos, somos autocríticos con la propia obra de la Revolución, y todo pudiéramos haberlo hecho mejor.
Por ello, compartimos con ustedes las ideas esenciales que caracterizan la nueva etapa de perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, de modo que el mismo pueda dar respuesta a un conjunto de cambios fundamentales que han tenido lugar en la ciencia, los conocimientos, las tecnologías, en el planeta y en la vida de las personas, que nos impactan sin excepción.
Constituye un reto lograr que todos, y cada uno de los educandos, aprenda a participar en un proyecto de bienestar que le produzca felicidad, pero no solo a él, sino a los demás, que lo enseñe a elegir los valores con los que se identifica, y que lo distingan por su responsabilidad, decencia, honradez y solidaridad humana, sobre la base de una cultura del diálogo, respeto y comprensión. Solo de esa manera se logrará formar al patriota que Cuba necesita para preservar los logros alcanzados con el sacrificio de generaciones.
Alcanzar las metas de Educación para Todos, en su perspectiva hacia el año 2030, también constituye una guía para el tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, basado en resultados científicos.
La nueva concepción curricular se caracteriza por ser flexible, integral, contextualizada y participativa. Está conformada por un componente general (currículo común y obligatorio) que garantiza la unidad del sistema y un componente institucional que permite a la institución educativa construir su currículo, de acuerdo con sus condiciones socioeducativas, las particularidades territoriales y los recursos al alcance de la localidad.
La propuesta del fin de la educación y de los planes y programas de estudio, que ya hoy han sido consultados con más de cuarenta mil docentes y funcionarios, expresan que los estudiantes deben tener una participación consciente y creadora en la transformación de la sociedad. Todo ello encuentra la derivación gradual en el sistema de objetivos de los diferentes niveles, grados y disciplinas o asignaturas.
Estamos conscientes de que la piedra angular de todo esfuerzo encaminado a elevar la calidad de la educación es la preparación y superación del personal docente, quien con su inteligencia, sensibilidad, humanismo y compromiso dirige los complejos procesos de la educación en las instituciones educativas.
De ahí que continuaremos perfeccionando la formación inicial del personal docente y las formas de su superación, sobre la base de una ética y profesionalidad, que Fidel caracterizó cuando nos dijo que en las condiciones de la revolución científico- técnica contemporánea el maestro se concibe: “[…] como un activo investigador, como un intelectual revolucionario que toma partido ante los problemas y plantea soluciones desde el punto de vista de la ciencia y de nuestros intereses de clase. Todo ello requiere mucho estudio, un alto nivel ideológico, de un alto nivel de conocimientos y del desarrollo de habilidades profesionales”.[6]
Por otra parte, atender a los educadores es un deber, no solo por lo que necesitamos de ellos, sino ante todo, porque son seres especiales que laboran en favor del mejoramiento humano y de la cultura; son personas admirables que tienen, en hacer el bien y servir a los demás, la razón de ser de sus vidas.
No pudiéramos dejar de referirnos al reflexionar sobre estos congresos a las luchas de los maestros por defender sus derechos, flagrantemente violados como resultado de políticas neoliberales que tanto dañan a la educación de nuestros pueblos; en sus gigantescos esfuerzos por estudiar, superarse e investigar cada problema y encontrarle soluciones viables, muchas veces sin el respaldo de las autoridades responsables.
¡Cuántas barreras han tenido que romper nuestros educadores! Hablamos de mujeres y hombres inteligentes y valerosos, en su mayoría de extracción humilde, que con mucho sacrificio se abrieron paso para hacerse maestros y llegar incluso a las aulas universitarias. ¡Cuántas luchas han librado para llevar adelante la educación en sus países, por defender las ideas más justas!
También con los participantes en estos congresos, hemos podido analizar nuestras insatisfacciones sobre problemas que aún no hemos podido resolver al nivel deseado y hemos escuchado sus observaciones, que han sido un estímulo para buscar soluciones y avanzar más.
A propósito de ello, ustedes tendrán la posibilidad de visitar durante la semana, centros docentes de diferentes niveles educativos. Hemos seleccionado una muestra representativa de los que están más cerca al Palacio de Convenciones, les aseguro que llegarán a escuelas martianas, fidelistas, humildes pero organizadas, con sus estudiantes uniformados, con los materiales imprescindibles para su formación, con maestros y profesores frutos de la Revolución, conscientes de su alta y honrosa responsabilidad y con el apoyo incondicional de las familias y la comunidad.
Sepan, una vez más, que Cuba los recibe con los brazos abiertos; que nuestra invitación es a compartir la alegría de reunirnos a pensar juntos, con la lógica diversidad de criterios que puede y debe caracterizar a todo colectivo humano; pero que nos fortalecen y nos unen el amor por nuestros educandos, la vocación de servicio que nos mueve, nuestro compromiso con la cultura, con el porvenir y con el deber.
A todos ustedes, por existir, soñar y luchar, ¡GRACIAS!

lunes, 30 de enero de 2017

El muro




De entre todas las formas posibles de “sanción”, “crítica” o “disciplinamiento” con que un imperio gusta de “castigar”, Donald Trump escogió un Muro y no lo hizo por estúpido (como dicen algunos de sus detractores) tampoco lo hizo sólo por “negocio”, como suponen algunas de las constructoras que sueñan con el proyecto… se trata de una operación ideológica que tiene raíces profundas en una disputa territorial de latifundistas, que es también simbólica, por reafirmarse en la usurpación y delimitando “sus” tierras. Trump sueña con un Muro de 1600 km. Lógica Old fashion como en China. De los 3.200 kilómetros de frontera entre USA y México, casi un tercio ya tiene tramos de concreto, rejas electrificadas y cámaras de vigilancia.
Poner un Muro en un territorio que tiene historia de ocupación, corrupción y crimen sin límites, es coherente con la lógica de la burguesía empeñada en convertir en amenaza todo lo que le es ajeno. Especialmente si eso incluye color de piel, idioma y cultura hartos de la humillación. En el Muro de Trump se coagulan todas las perversiones del racismo y todas las locuras del imperialismo. Su prototipo más claro está en Israel. Costará 25.000 millones de dólares. Y quieren que lo pague el pueblo mexicano. Ahí está el verdadero “castigo”.
Es la lógica de los “barrios privados” que tanto encantan a la pequeña burguesía. El magnate inmobiliario lo sabe bien. Ese Muro da relieve a las ideas más acariciadas por la burguesía: “esto es mío”. Reafirma la “propiedad privada” y el distanciamiento de “lo otro”. Configura la caracterización de “lo distinto” como “peligroso” y se entroniza como correctivo simbólico indeleble para que el mundo entienda de qué lado está “el poder”. Cuando el poder verdadero está del lado del pueblo… aunque los pueblos (por ahora) eso no lo vean muy claro.
Parece una antigualla de magnate petulante, parece un berrinche de “niño rico” empeñado en castigarnos con su ego desaforado. Parece una idiotez… parece mil cosas en un mundo donde nada es lo que parece. Aunque pudo tomar mil medidas arancelarias, impositivas, tecnológicas… exhibir a sus “Rambos”, sus soldados y sus armas. Aunque pudo sembrar paramilitares (como en Venezuela), pudo financiar Ku Klux Klanes, drones, perros, rayos laser… pudo imponer leyes más “duras”, prensa más amarillista, Border Patroll más fascista… pudo mil cosas pero eligió el Muro. Y eso no es inocente.
El Muro de Trump es un bálsamo mediático para las angustias endógenas del imperio. Es un bálsamo oportunista de larga duración y de efectos incontables. Es un espejo ideológico de ladrillos y concreto en el que se refleja, desde adentro, la monstruosidad del capitalismo y su lógica del avasallamiento. Cada vez que Trump lo menciona, despliega un drama histórico infestado con la humillación del saqueo y la esclavitud añejos a que han sido sometidos los inmigrantes más desposeídos y maltratados. Mientras tanto las jaurías neoliberales, serviles al imperio en México, no hacen más que acarrear “another brick in the wall”. (Otro ladrillo al muro). El Muro es una forma de la Guerra Ideológica.
Por ahora, la sola mención de completar el Muro ya atrajo simpatías de clase y solidaridades ideológicas. En ambos lados del Muro. Ya no somos tan ingenuos como para creer que la iniciativa de una aberración así nació sólo en un lado. Se han edificado muros (comerciales, políticos, raciales, educativos…) de igual o peor envergadura y siempre han contado con la complicidad voluntarista de sectores serviles. Y así nos ha ido. El muro es, pues, una forma de tortura como le gusta a Trump.
Mencionar al Muro (completar su construcción) ha servido también para alebrestar corifeos intermediarios que se dicen capaces de inspirar moral y método en la tarea de arrodillarse ante el muro. Con argumentos como “la seguridad”, “la estabilidad económica”, “el bien común” y bla bla bla a los “cuatro vientos” vociferan recetarios diplomáticos para quedar bien entre ellos. Los pueblos no tienen lugar en la mesa de sus repartijas. Unos ya tienen el presupuesto para completar el Muro, otros ya tienen el discurso para inaugurarlo, algunos más tienen los “periodistas” idóneos para desarrollar la crónica de la construcción, minuto a minuto… en fin, todos quieren una tajada material y política con que ampliar sus negocios y sus simpatías con el imperio.
El trabajo de los inmigrantes no es una dádiva del imperio. Hay que poner bien clarito que cada dólar ganado es acumulación de riqueza para los yanquis aprovechándose del trabajo esclavizado. Los trabajadores pagan un precio muy alto (no sólo por lo que recolectan las empresas parásitos que cobran por los envíos de las remesas) sino porque la mayoría inmigrante pone el lomo a diario, y debe ahorrar, aunque viva con todas las limitaciones, bajo el peso de la distancia, la soledad frecuente, la condición de “ilegal, la marginación, el racismo, el miedo, las desconfianza sistemática y el mal trato consuetudinario. Y todo eso en tierras que fueron robadas por el imperio yanqui. Eso también lo hace visible el Muro que quieren financiar también sobre las remesas de los paisanos.
Ese Muro es un acto de provocación inaceptable e inhumano. Contiene la amenaza de matar y reprimir a miles de personas. Es un Muro ideado para acentuar la injusticia que padecen los inmigrantes tratados como “ilegales” y es una trampa contra todas esas personas que, para sobrevivir, buscan cualquier fuente de “empleo”. La frontera con USA, y no sólo, es fuente permanente de abusos, explotación e ignominia y el proyecto para completar ese Muro es una afrenta de tal calibre que uno no puede no prepararse para las consecuencias. Quienes provocan el desempleo, quienes generan la miseria toman ahora medidas de “control” para poner “orden” en la frontera. Sin dejar de beneficiarse con las remesas, ¡claro!
Lo que el Muro no tapará es el drama del desempleo, la barbarie de la humillación, el infierno del hambre y la monstruosidad del despojo. Todo lo contrario. Deja a la vista la barbarie, la aberración y la bofetada auspiciadas por la burguesía que no tiene límites ni frenos en la fase depredadora en que se encuentra el imperio. El Muro es su espejo.
Ellos ponen el Muro para callarnos y para acallar toda rebeldía, nosotros (todos) podemos poner el ejemplo y transformar al mundo. Que reviente el Muro con las luchas indígenas, campesinas y obreras… desde abajo y hasta el cielo. Que reviente el Muro antes, durante y después de que lo completen. Que reviente el Muro por obra y gracia de los trabajadores, de aquí́ de allá, inmigrantes y no inmigrantes… unidos esta vez para siempre.

Fernando Buen Abad

¿Qué municipio queremos?

Algunas de mis ideas relacionadas con nuestros municipios, la descentralización y el desarrollo local se vieron apoyadas en la más reciente jornada de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), y en las decisiones que en ese espacio se tomaron relacionadas con el experimento que se desarrolla en las provincias de Artemisa y Mayabeque.
Además, estuvo el hecho de que durante la presentación de la Ley del Presupuesto para 2017 se anunciara que esta permitirá a los municipios disponer de hasta el 50% de los ingresos originados por la Contribución Territorial al Desarrollo Local.
Dicho tributo es uno de los que está recogido en la Ley No. 113 (Ley del Sistema Tributario) que se adoptó en 2012 para que las empresas y sociedades mercantiles estatales, entre otras entidades, ayuden al financiamiento de proyectos de desarrollo territorial a través de los consejos de administración municipal.
Lo que pudiera catalogarse como novedoso es el hecho de que la ANPP haya aprobado que la mitad de ese dinero se quede a nivel municipal, algo que la propia Ley No. 113 permite al establecer que en cada ley presupuestaria se fije la forma y los términos para el pago de esta contribución.
Sobre el experimento de Artemisa y Mayabeque creo que a muchos nos quedó claro en las palabras centrales de la mencionada sesión de trabajo a cargo de Raúl Castro, que es necesario, de una buena vez y por todas, la solución de las problemáticas vinculadas con este experimento. En él se han centrado grandes esperanzas para la necesaria reconfiguración de las funciones administrativas y empresariales a nivel local, así como la imprescindible descentralización, algo a lo que Cuba, en mi opinión, debe dirigirse.
Con el término descentralización no pretendo hacer un llamado a la desunión nacional ni mucho menos, pero sí creo que debemos ver este concepto como premisa para la autonomía municipal, entendida esta como un principio de organización y funcionamiento administrativo, que potencia el desarrollo local dentro del marco de los intereses nacionales. Al unísono, debemos comprender que resulta imposible la configuración de estos intereses sin tener en cuenta las necesidades de nuestras comunidades.
Si algo positivo, entre otras cosas, nos dejó la reforma constitucional de 1992, es que se definió a la provincia y al municipio. En su artículo 102 estableció que ambos tienen personalidad jurídica, y en el caso del último se preceptúo que tenía capacidad para satisfacer las necesidades mínimas locales.
No obstante, este precepto no ha tenido el respaldo material para promover el desarrollo de los municipios cubanos. Si estos tienen personalidad jurídica, lo cual supone la capacidad para ser titular de derechos y obligaciones, no se tomaron las previsiones, en el orden económico y administrativo además del jurídico, para que pudieran desarrollar a fondo sus capacidades.
Es por ello que me parece necesaria una Ley Orgánica de Municipios, y más lejos aún, una visión diferente sobre lo local, y las potencialidades que tenemos en esos espacios.
Entendamos que todos los municipios de Cuba no son iguales, de ahí que uno de sus rasgos distintivos sea la heterogeneidad en cuanto a los niveles de desarrollo. También debemos considerar la relativa homogeneidad que en el orden social contiene el país. La descentralización y la autonomía municipal no necesariamente suponen un peligro para la integridad nacional.
Es obvio que no es lo mismo Cárdenas, que tiene dentro de su demarcación territorial el polo turístico de Varadero y además posee petróleo, que Marianao, en la capital del país. Sencillamente son escenarios diferentes con un desenvolvimiento económico en cada caso distinto, de ahí que su peso en la economía nacional también lo sea
Por otro lado, ambos deberían poder satisfacer las necesidades de sus comunidades de acuerdo a sus capacidades. Para ello sería necesario definir, por ejemplo, qué servicios públicos deberían brindar las administraciones municipales, considerando sus posibilidades y permitiendo alianzas entre ellas.
De igual forma el sector privado de la economía podría beneficiar el desarrollo a nivel municipal. Por regla general se piensa en la vía de los tributos para lograr esto, idea que apoyo y que la actual Contribución Territorial al Desarrollo Local concibió solo en el caso de las cooperativas, pero no es esta la única vía.
En el futuro y cuando finalmente caigan los dogmas que no nos dejan llamar a las cosas por su nombre; las PYMES cubanas también deberán pagar tributos para el beneficio de los municipios. No obstante, habrá que darles margen para que se asocien de todas las formas posibles con nuestras empresas locales, esas que hoy tienen altos niveles de descapitalización, y con las instituciones sociales.
Nadie me ha convencido que el patrocinio de una pequeña empresa privada a una escuela de oficios, bajo un esquema de mutuo beneficio (la primera repara el centro escolar y la segunda le brinda mano de obra calificada) sea contrario a los principios del proyecto cubano.
En adición, sería beneficioso que nuestras autoridades municipales posean la capacidad de gestionar pequeños proyectos de inversión extranjera, si contamos con que el capital foráneo también puede ser motor impulsor de las economías locales. Mucho podría significar el desarrollo de procesos inversionistas y alianzas económicas entre las empresas de subordinación municipal e inversores con poco capital que contribuirían a nuestro progreso en menor escala.
Pensemos que Cuba tiene actualmente 168 municipios, y que cada uno de ellos pudiera contar con la inversión de 1 000 000 de dólares provenientes de alianzas con pequeños empresarios extranjeros. Hagan números y verán que las cifras no son despreciables para un país con nuestros problemas económicos, muchos de ellos asociados a la descapitalización de su base productiva.
Es cierto que estas medidas pueden contribuir a la corrupción y el desvío de recursos, pero hasta hoy esos fenómenos se han manifestado y de se manifiestan sin haber logrado tales niveles de descentralización. Por el contrario, el día que estas medidas —propuestas ya por varios especialistas— puedan avanzar en su ejecución, los hoy inoperantes mecanismos de control tendrán algo que controlar.
Por su parte, los ciudadanos y las entidades, ambos contribuyentes, deberán exigir la información sobre cómo y en qué se invierten sus aportes.
Los representantes de la localidad y la administración dejarán de ser meras poleas de trasmisión. Si las autoridades locales cobran tributos, incentivan proyectos de patrocinio y reciben capital foráneo, entonces nadie podrá ir y decirle a los vecinos que no hay presupuesto para solucionar tal o más cual problema. Está claro que siempre habrá determinadas necesidades que solo podrán proveer los niveles centrales, pero hay muchas que se pueden solventar desde abajo y sin muchos recursos.
El reconocimiento constitucional está puesto sobre la mesa hace casi 25 años; la necesidad de una ley para su complementación también; la lenta evolución de un experimento que sigue sin dar resultados es algo con lo se cuenta igualmente. Pero más allá de todo eso hay algo que necesitamos consolidar en la psiquis de muchos decisores: la necesidad de descentrar capacidad de mando, liderazgo, gestión e iniciativa junto con los conceptos de responsabilidad y participación.

Raudiel F. Peña Barrios
Progreso semanal

¿Por qué los intelectuales y políticos pertenecientes al 1% de población son hostiles hacia Cuba?

La muerte de Fidel Castro ha suscitado un intento de descalificar a la izquierda: los intelectuales y políticos pertenecientes al 1 % se han entregado a ello alborozados. Cualquiera que no participe en esta fobia anticubana corre el riesgo de ser marginado. Así pues, ¿por qué esta pequeña isla está en el punto de mira de la derecha (extrema)?
Como preámbulo: arrastrar a Cuba por el fango es un deporte eminentemente “occidental”. Resulta curioso constatar que cuanto más rico es un país, más negativamente se posiciona respecto a la revolución. Los países del Sur ven la isla de una manera completamente diferente. Se admira cómo este pequeño y vulnerable país ha logrado mantener un rumbo personal y autónomo respecto a Occidente y cómo sus mediocres recursos económicos han producido excelentes resultados en el plano social y se ha convertido en un modelo de la solidaridad internacional. Con ocasión de la muerte de Fidel, Narendra Modi, primer ministro de “la democracia más grande del mundo”, le citó como una de las figuras más icónicas del siglo XX. Cuba fue elegida por mayoría de dos terceras partes para la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y ha presidido varias veces el Movimiento de Países No Alienados, que representa aproximadamente a tres cuartas partes de la población mundial.
¿Por qué la revolución cubana sufre las iras de los intelectuales y políticos pertenecientes al 1% en nuestros países? Encuentro al menos cuatro razones importantes, todas ellas tienen relación con el hecho de que Cuba destroza las premisas de la supremacía occidental. Las clasifico de la siguiente manera:

1. Los pobres deben aceptar su suerte y ser intachables

Si los países del sur se ponen a seguir su propia vía, ¿a dónde iremos a parar? Gran parte de la prosperidad del primer mundo se basa en unas relaciones norte-sur ventajosas para nosotros. Se debe mantener el orden del mundo a cualquier precio. Más vale eliminar o neutralizar a actores como Cuba que son los precursores de otro orden mundial.
Desde principios del siglo XIX Estados Unidos ha considerado que América Latina es su feudo, lo que suscitó mucha resistencia, aunque las numerosas revueltas fueron ahogadas en sangre. El Pentágono formaba a los militares sudamericanos y no dudaban en organizar un golpe de Estado para mantener a la población bajo su bota. Cualquier persona que se opusiera era abatida sin piedad. Ninguna salida parecía factible.
Hasta 1959. Lo que nadie consideraba posible se realizó en Cuba. Se expulsó a los norteamericanos y se abolió su dominación. A partir de entonces el país seguirá una línea independiente de la del hermano mayor. Si un país pequeño y vulnerable podía hacerlo, sin duda países más grandes de la zona también podrían lograrlo. En otras palabras, Cuba creaba un precedente peligroso en la zona. Podía ser el primer caso de una larga serie. En ese escenario Estados Unidos podía perder su control sobre todo el continente.
En 1964 el Departamento de Estado (el ministerio de Asuntos Exteriores) estadounidense lanzaba el siguiente aviso: “El primer peligro al que nos expone […] reside en el impacto que tiene la simple existencia de su régimen sobre el movimiento de izquierda en muchos países latinoamericanos. El simple hecho de que Castro logre desafiar a Estados Unidos es una negación de toda nuestra política en el hemisferio occidental desde hace casi medio siglo”. Esa es la razón por la que Cuba se ha convertido en la obsesión de todos los presidentes que se han sucedido en la Casa Blanca. El país ha sido el objetivo de decenas de atentados terroristas y de intentos de asesinato (a menudo con el apoyo de la CIA), de una intervención militar y del embargo más largo de la historia mundial.
Todo en vano. Los cubanos han aguantado. Más aún, con Venezuela crearon el ALBA (la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Esta alianza ha desempeñado un papel clave en la integración de América Latina y en la formación de un bloque anti-Estados Unidos en los diez últimos años. Así es como la influencia de Washington en la zona ha caído a su nivel más bajo desde principios del siglo XIX. En menor medida ocurre lo mismo con Europa.

2. “There Is No Alternative” *

La dominación de un 1 % de la población en detrimento del 99 % restante se basa en la vieja cantinela de que, después de todo, el capitalismo es la mejor forma de sociedad y que no existe alternativa. Si una mayoría crítica deja de creerlo, todo el sistema se desmorona. Por eso hay que sancionar sin piedad a cualquier país que demuestre lo contrario o al menos lo ponga en entredicho. En Bélgica un hogar de cada 10 pospone un tratamiento médico por razones financieras. Un alumno de cada 8 abandona la enseñanza secundaria sin sacar el título. En total, un belga de cada cinco está en riesgo de pobreza. E incluso en estas condiciones la elite política considera que tenemos que ahorrar en gastos sociales porque “no hay alternativa”.
Estas situaciones son impensables en Cuba. Es cierto que el poder adquisitivo ahí es mucho menor que en nuestro país, pero tanto la sanidad como la educación son gratuitas. Los salarios son bajos, pero no hay paro y según la ONU el porcentaje de personas bajo el “umbral de pobreza humana”, esto es, entre un 4 y un 5 %, es uno de los más bajos del mundo. (1) En los planos de la esperanza de vida, de la mortandad infantil, del nivel de instrucción, etc., Cuba obtiene una clasificación cercana a la de la OCDE, el club de los países ricos.
A fuerza de acierto y error Cuba ha logrado elaborar otro proyecto de sociedad donde lo más importante no es el beneficio, sino el desarrollo social, intelectual y cultural de la población. Si América del Sur ofreciera la misma atención sanitaria y el mismo marco social que Cuba, cada año morirían 130.000 niños menos. (2)
Actualmente unos 50.000 trabajadores sanitarios cubanos, la mitad de los cuales son médicos, actúan en más de 60 países. Desde 1998 se ha formado gratuitamente a 20.000 médicos de 123 países. Si Estados Unidos y Europa hicieran lo mismo que Cuba, juntos enviaría 2 millones de médicos por el mundo y habrían formado a más de un millón de médicos en los últimos quince años. Habrían remediado la carencia de trabajadores sanitarios en el sur.
Según los últimos cálculos del Banco Mundial, se necesitan 160.000 millones de dólares al año para remediar la pobreza más grave del mundo. Esto representa un 0,5 % de lo que se oculta en los paraísos fiscales. Cuba realiza sus logros sociales con unos ingresos por habitante al menos cinco veces menor que los nuestros. Si Cuba es capaz de hacerlo con tan pocos medios, ¿qué podríamos lograr nosotros? Simplemente, había que tomar otras decisiones de orden social, que es de lo que el 1 % no quiere ni oír hablar. Los logros cubanos hacen enrojecer a los países ricos. No se puede tolerar que Cuba nos dé lecciones.
Lo mismo ocurre en el plano ecológico. El capitalismo es incapaz de gestionar eficazmente el calentamiento del planeta. Cuba demuestra que es posible y sin perjudicar sus logros sociales. Según World Wildlife Fund (WWF) y el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), Cuba es el único país que combina un desarrollo muy grande con una huella ecológica muy pequeña.

3. Dejar la política a los políticos

“Tenemos el mejor Congreso que se puede comprar con dinero” , dijo un día el humorista estadounidense Rogers. En efecto, nuestro sistema de democracia representativa está hecho a medida de la elite, al menos en los periodos de estabilidad económica. (3) El ritual minuciosamente elaborado de unas elecciones sobre la base de diferentes partidos confiere al sistema la legitimidad necesaria, mientras que en realidad convierte a los electores en un pasivo ganado electoral. Cada determinados años pueden colorear un circulito en una papeleta electoral. No están implicados en las decisiones importantes ni se les consulta sobre ellas, sino que se dejan en manos de los políticos profesionales.
No se vota tanto por una gestión o un programa político ya que los diferentes programas apenas difieren entre sí. Lo que nosotros elegimos es el personal político que implementará la política preprogramada por el 1 %. Como dice muy acertadamente el profesor Jan Blommaert, “con nuestras ‘elecciones libres’ no tenemos un Estado con un partido único, no. Pero quizá sí un ‘Estado con un régimen único’, en el que se elija lo que se elija en las elecciones, el resultado será el mismo a grandes líneas. Personas diferentes, una política idéntica”.
En Cuba la decisión política está muy simplificada, demasiado según nuestros criterios. No es en absoluto un gobierno donde todos riñen, todo lo contrario. Pero lo que es menos sabido, lo que callan completamente los medios occidentales, es que los cubanos han elaborado un sistema de consultas populares único, además de elecciones legislativas cada cinco años. Se consulta ampliamente a la población sobre todas las decisiones importantes en busca de un consenso. Este consenso es lo que determina si una medida se aplica o no.
Así, en la década de 1990 se consultó durante meses a la población en los “parlamentos obreros” respecto a importantes reformas económicas: autorizar o no el turismo masivo, legalizar el dólar, introducir impuestos, reducir el déficit público, reformar la agricultura en profundidad, etc. Lo mismo ha ocurrido en estos últimos años con ocasión de “la actualización de la economía”. En Cuba no se toma ninguna medida sin una amplia base favorable. Esto es lo que explica que el gobierno cubano pueda contar con un amplio apoyo de la población a pesar de unas circunstancias que a veces son muy difíciles. (4)
Si tuviéramos un sistema semejante en Bélgica se aplicaría desde hace mucho tiempo la tasa de los millonarios, no se habría recurrido al salto del índice (5) y la edad de jubilación no se había aumentado a 67 años. Y sin duda ya tendríamos una semana laboral de unas 30 horas. Son unas medidas que apoya una gran mayoría de la población, pero que, curiosamente, no obtienen un apoyo mayoritario en los parlamentos, si es que se abordan.
En cierto modo el sistema cubano es la imagen inversa del nuestro. Aquí se introduce toda una serie de filtros para impedir que la población que trabaja opine en el parlamento (basta con pensar en el porcentaje ridículamente bajo de “obreros” en los parlamentos occidentales). (6) En Cuba ocurre exactamente lo contrario, en el parlamento se encuentra un reflejo de la población. Nuestra economía y nuestro sistema político están dominados por las multinacionales y los grandes grupos capitalistas. En Cuba se ha roto esta potencia y ha sido sustituida por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), que reagrupa a los diferentes sindicatos. Una verdadera pesadilla para la derecha…

4. Dejen debatir a los grandes medios

En todas partes las elites en el poder tratan de obtener el consentimiento activo de la mayoría de la población, si es necesario con violencia, si es posible bajo presión ideológica. La fabricación de este consentimiento, también calificado de “pensamiento único”, (7) requiere hoy más medios y energía que nunca. Es tanto más necesario cuanto que actualmente la población está mucho más instruida y es mucho más capaz de informarse. Los medios de comunicación de masas se han vuelto cruciales para este pensamiento único.
En los países occidentales el debate público se lleva a cabo principalmente en los medios de comunicación. Pero sería mas justo afirmar que el debate lo llevan a cabo los medios de comunicación. Ellos son quienes fijan las orientaciones de este debate. (8) La mayoría de estos medios están en manos de grandes grupos de capital. (9) Sus móviles son en primer lugar comerciales, aunque cumplen al mismo tiempo una importante función ideológica.
La industria cultural, que tiene un volumen de negocios anual de 3.000.000 millones de dólares, ha adquirido unas proporciones gigantescas. El capital gasta en bombardear nuestras mentes lo mismo que el mundo entero consagra a la enseñanza, es decir, casi el doble de lo que se gasta en armamento. (10)
Tanto en el continente americano como en nuestro país todos los medios importantes están en manos de grandes grupos de capital, pero además casi todos son claramente pro-Estados Unidos o están en manos de capital estadounidense. Imaginen que nuestros principales medios de comunicación estuvieran controlados por Rusia. Nos parecería un horror. Y, sin embargo, esa es prácticamente la situación de América del Sur con los medios de comunicación estadounidenses. Además, Estados Unidos incluye cada año en su presupuesto millones de dolares que deben servir para difamar la revolución a través de unos subsidios a periodistas, redactores, cadenas de televisión, etc. (11)
Cuba ha acabado con el dominio de la industria cultural y sus medios de comunicación de masas están en manos de organizaciones sociales o de las autoridades, lo que no impide, por ejemplo, que la Iglesia católica edite varias revistas y publicaciones al tiempo que tiene sus propias páginas web, donde se encuentran visiones muy diferentes de los puntos de vista oficiales. Sin duda se puede preguntar si Cuba no debería organizar en la televisión o en los periódicos más debates que contradigan el punto de vista oficial. Pero hay que tener en cuenta que allí el debate social no está orquestado en los medios sino que se lleva a cabo en los barrios, en los puestos de trabajo, en los sindicatos, en las asociaciones de mujeres y de jóvenes.
En todo caso, en Cuba la industria cultural occidental tiene poco o nada de influencia sobre la población y, por lo tanto, tampoco tiene ingresos publicitarios ni impacto ideológico. Si otros países de la zona siguieran este ejemplo, tendría graves consecuencias para esta industria, pero también para el control ideológico de las poblaciones del Sur. Por consiguiente, last but not least**, es la cuarta razón por la que el 1 % es tan hostil con la revolución cubana.

Marc Vandepitte
Investig' Action
Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos
Traducido del neerlandés al francés por Anne Meert, Investig’Action.

Notas:

(1) Los últimos cálculos del PNUD al respecto fuguran en un informe de 2009, UNDP, Human Development Report 2009, Washington 2009, p. 176.
(*) “No hay alternativa”, en inglés. (N. de la t.)
(2) Cálculo sobre la base de UNICEF, “The State of the World’s Children 2016”, Nueva York 2016.
(3) En los periodos de fuerte represión económica o de regresión social se ve que el sistema de representación democrática está en crisis y que el nivel demócrático da paso a tendencias populistas, como ocurre hoy en Hongría, Polonia, Turquía etc. https://www.socialeurope.eu/2016/11/crisis-representation-not-constitution/. Además, en caso de necesidad la elite no duda en protegerse por medio de dictaduras brutales, como fue el caso en Europa occidental en la década de 1930 y en América Latinas en las de 1960-80.
(4) Varios sondeos de opinión independientes, sobre todo de Gallup, así como una nota del Pentágono señalan que más de 3/4 partes de los cubanos se identifican con el sistema político, solo un 5 % desearía otro sistema. Fuente: http://www.mo.be/sites/default/files/fileadmin/pdf/MO-paper40_cuba.pdf
(5) En Bélgica los salarios están más o menos indexados al coste de la vida. Con una inflación del 2 % los salarios y los subsidios también aumentan un 2 %. El gobierno actual ha abandonado uno de estos saltos de indexación.
(6) El porcentaje de “obreros” que ocupa un escaño en los parlamentos occidentales es irrisorio.
(7) El pensamiento único es “el único autorizado por una policía de opinión invisible y omnipresente”, Ramonet I., “La pensée unique”, Le Monde Diplomatique, enero de 1995, https://www.monde-diplomatique.fr/1995/01/RAMONET/6069 .
(8) Los medios sociales no han cambiado nada esencial de esta realidad. La mayor parte de las noticias de los medios sociales provienen de los medios tradicionales. Los medios sociales son un especie de multiplicador de los medios tradicionales. Los contraejemplos en los que los medios sociales desempeñan un papel motor son más bien raros y, por lo tanto, confirman la regla.
(9) Así, actualmente en Estados Unidos el 90 % de los medios de comunicación están controlados por seis conglomerados, http://www.businessinsider.com/these-6-corporations-control-90-of-the-media-in-america-2012-6?IR=T. Lo mismo ocurre en Europa. Seis de los principales capitales de Francia son propietarios de grupos de prensa. Halimi S., “Faire sauter le verrou médiatique”, octubre de 2015, http://www.monde-diplomatique.fr/2015/10/HALIMI/53932. Un 70 % de la prensa escrita está en manos de la industria del armamento. Una concentración análoga se observa en otros países europeos.
(10) El mercado de la prensa y del entretenimiento vale 2.000.000 millones de dólares, http://www.statista.com/statistics/237749/value-of-the-global-entertainment-and-media-market/. Los gastos en marketing ascienden a aproximandamente 1.000.000 millones de dólares, http://www.campaignlive.co.uk/article/global-marketing-spend-set-exceed-1tn-2017-says-group-m/1404223. En el mundo entero se consagra a la enseñanza un 4,5 % de PNB. De un total de 74.000.000 millones de dólares esto supone 3.300.000 millones de dólares, http://statisticstimes.com/economy/countries-by-projected-gdp.php; http://data.worldbank.org/indicator/SE.XPD.TOTL.GD.ZS. Los gastos militares ascienden a unos 1.700.000 millones de dólares, http://books.sipri.org/files/FS/SIPRIFS1604.pdf .
(11) http://www.nytimes.com/2014/11/10/opinion/in-cuba-misadventures-in-regime-change.html?_r=1 ; http://www.counterpunch.org/2015/07/15/us-cuba-relations-what-would-constitute-normal/ ; http://www.mintpressnews.com/MyMPN/u-s-subversion-of-cuba-continues-uninterrupted-despite-normalization/ ; http://www.cubadebate.cu/especiales/2016/03/07/ningun-analista-serio-en-eeuu-apoya-los-programas-de-promocion-de-la-democracia-para-cuba/#.VuG8bfnhDcs.
** “Por último pero no menos importante”, en inglés. (N. de la t.)

Marc Vandepitte es un filósofo y economista. Su último libro publicado en castellano, escrito junto con Katrien Demuynck, es El factor Fidel. El pensamiento político del Comandante, 2016, publicado en papel por Boltxe Liburuak http://www.boltxe.eus/producto/el-factor-fidel/ y en edición digital por Editorial Dyskolo, http://www.dyskolo.cc/cat%C3%A1logo/lib025/

domingo, 29 de enero de 2017

Con José Martí contra la colonización cultural.

Próximo a cumplir dieciséis años, trazó José Martí en el periódico El Diablo Cojuelo la disyuntiva, “¡O Yara o Madrid!”, ante la cual había tomado resueltamente su opción, que se fortaleció y se enriqueció hasta su muerte en combate el 19 de mayo de 1895. Sin “eso que los franceses llamarían afrentosa hésitation” abrazó la lucha anticolonialista, representada en Yara. Su actitud la iluminaba desde temprano un creciente conocimiento del mundo. Lo muestra el texto con la referencia hecha a la lengua francesa y al título de la publicación, que, quizás tomado por él, reproduce el de la novela del español Luis Vélez de Guevara.
Más de una vez enfiló Martí contra el pensamiento colonizado fuentes en que bebían quienes se supeditaban al colonialismo, lo ensalzaban o medraban con él. A inicios de 1891, en “Nuestra América”, sostuvo que no eran tiempos “para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos”. Aludía con ello a la Elegía de varones ilustres de Indias, que ese autor español escribió en honor de los conquistadores, lo que el revolucionario cubano subvirtió al citarla para animar con ella el espíritu de lucha necesario contra la herencia de la conquista.
Sin aislarse del mundo —como el “aldeano vanidoso”, quien “cree que el mundo entero es su aldea”, y con tal de que a él lo beneficie “ya da por bueno el orden universal”— sabía necesario partir de un profundo conocimiento de la realidad propia: “Resolver el problema después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin conocerlos […] Conocer es resolver”. Y el conocimiento debía servir a la práctica: “Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia”. La conjunción aunque indica prioridad, no resignada promoción de la ignorancia.
En lo que sigue: “Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria”, no solo se debe percibir el peso de la prioridad reclamada, sino también la convocatoria a estudiar el conjunto mundial para encarar con ese conocimiento las necesidades de lo propio: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”.
Ante esa orgánica combinación —de raíz ética— de autoctonía y universalidad se recuerda uno de sus apuntes de 1881: “Ni será escritor inmortal en América, y como el Dante, el Lutero, el Shakespeare o el Cervantes de los americanos, sino aquel que refleje en sí las condiciones múltiples y confusas de esta época, condensadas, desprosadas, ameduladas, informadas por sumo genio artístico”. He aquí su aspiración: “Lenguaje que del propio materno reciba el molde, y de las lenguas que hoy influyen en la América soporte el necesario influjo, con antejuicio suficiente para grabar lo que ha de quedar fijo de esta época de génesis, y desdeñar [de] lo que en ella se anda usando lo que no tiene condiciones de fijeza, ni se acomoda a la índole esencial de nuestra lengua madre, harto bella y por tanto poderosa, sobre serlo por su sólida estructura, para ejercer a la postre, luego del acrisolamiento, dominio sumo—tal ha de ser el lenguaje que nuestro Dante hable”.
Puesto que apreciaba la interrelación entre la actitud patriótica y la anchura universal de la realidad, en una de las notas del 26 de enero de 1895 de la sección “En casa” del periódico Patria no se limitó a escribir: “Patria es humanidad”, como suele citarse fuera de contexto. A eso añadió inmediatamente: “es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer;—y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca”.
En el mismo periódico elogió el 20 de agosto de 1892 a la pianista puertorriqueña Ana Otero: “No le viene de indiferencia su variedad, sino de la condición, rara aun en músicos y poetas ilustres, de hallar la beldad, calce zueco o chapín, dondequiera que el hombre, risueño o tenebroso, ha sentido un golpe de luz en los ojos, o un golpe de sangre en el corazón”. Él apreciaba y disfrutaba el arte de una bailarina española —“¿Cómo dicen que es gallega?/ Pues dicen mal: es divina”—, sin someterse, como hacían y hacen otros, a símbolos de la metrópoli: “Han hecho bien en quitar/ El banderón de la acera;/ Porque si está la bandera,/ No sé, yo no puedo entrar”, declaró en el poema X de Versos sencillos.
En 1882, en su texto sobre el autor irlandés Oscar Wilde, escribió: “Vivimos, los que hablamos lengua castellana, llenos todos de Horacio y de Virgilio, y parece que las fronteras de nuestro espíritu son las de nuestro lenguaje. ¿Por qué nos han de ser fruta casi vedada las literaturas extranjeras, tan sobradas hoy de ese ambiente natural, fuerza sincera y espíritu actual que falta en la moderna literatura española?”. Con esa perspectiva hizo una generalización que, a salvo de cosmopolitismos nubáceos, remite a su anticolonialismo y a su extraordinario aporte a la fundación de una nueva literatura en español: “Conocer diversas literaturas es el medio mejor de libertarse de la tiranía de algunas de ellas”.
Abonadas por su conocimiento de las letras españolas, esas ideas se afianzarán todavía más con su conocimiento de la nación donde crecía la potencia que se aprestaba a ser la nueva metrópoli —neocolonialista, imperialista— no solo de Cuba. En “La verdad sobre los Estados Unidos”, texto con que el 23 de marzo de 1894 anunció el inicio en Patria de una sección dedicada tratar la vida en aquel país, sostuvo: “Lo malo se ha de aborrecer aunque sea nuestro; y aun cuando no lo sea. Lo bueno no se ha de desamar solo porque no sea nuestro”, pero también repudió, como “aspiración irracional y nula, cobarde aspiración de gente segundona e ineficaz”, la de imitar a los Estados Unidos.
Al respecto expresó en el discurso conocido como Madre América: “En unos es el excesivo amor al Norte la expresión, explicable e imprudente, de un deseo de progreso tan vivaz y fogoso, que no ve que las ideas, como los árboles, han de venir de larga raíz, y de ser de suelo afín, para que prendan y prosperen, y que al recién nacido no se le da la razón de la madurez porque se le cuelguen al rostro blando los bigotes y patillas de la edad mayor. Monstruos se crean así, y no pueblos: hay que vivir de sí, y sudar la calentura”. El día antes de su muerte ratificará lo que de distintos modos había expresado durante años: todo cuanto había hecho, y haría, tenía el propósito de impedir la expansión del entonces naciente imperialismo estadounidense.
Pronunció aquel discurso el 19 de diciembre de 1889 ante delegados hispanoamericanos a la Conferencia Internacional que entre ese año y el siguiente sesionó en Washington y —a pesar de lo dicho en The Evening Post, uno de los diarios que en marzo de 1889 habían propalado los insultos que él refutó con su Vindicación de Cuba— fue cuna institucional del panamericanismo imperialista. Refiriéndose a James G. Blaine, secretario de Estado y artífice del foro, aquel periódico declaró que, aunque The Tribune, vocero del venal político, aseguraba lo contrario, se había dado “la victoria patente y completa del pensamiento hispanoamericano sobre arbitraje, marcadamente opuesto al pensamiento de los Estados Unidos”. Este lo representaba Blaine, cabecilla de la diplomacia yanqui, regida —apunta Martí— por intereses “que quieren atar por la espalda, con lazos políticos, las manos de los pueblos compradores para llenarles los bolsillos indefensos de cotones a medio pintar y jabones de Colgate”.
Pero los gobernantes de esa nación seguirían buscando en el comercio caminos para someter política y culturalmente a nuestra América, y Martí, refutando, inquiere: “¿A qué ir de aliados, en lo mejor de la juventud, en la batalla que los Estados Unidos se preparan a librar con el resto del mundo? ¿Por qué han de pelear sobre las repúblicas de América sus batallas con Europa, y ensayar en pueblos libres su sistema de colonización?” Para denunciar lo que se trama, desmonta la prensa del país. De The New York Herald cita: “Es un tanto curiosa la idea de echar a andar en ferrocarril, para que vean cómo machacamos el hierro y hacemos zapatos, a veintisiete diplomáticos, y hombres de marca, de países donde no se acaba de nacer”; del Tribune, esto: “ha llegado la hora de hacer sentir nuestra influencia en América: el aplauso de los delegados al discurso de Blaine fue una oración”.
Esas son algunas de las citas que Martí emplea para poner en claro el plan imperialista. Sabe que The Tribune ensalza dolosamente el discurso de Blaine, pero también sabe que no todos los delegados hispanoamericanos al foro son conscientes de lo que se urde. Algunos aceptan deslumbrados. En Madre América dice: “A unos nos ha echado aquí la tormenta; a otros, la leyenda; a otros, el comercio; a otros, la determinación de escribir, en una tierra que no es libre todavía, la última estrofa del poema de 1810; a otros les mandan vivir aquí, como su grato imperio, dos ojos azules. Pero por grande que esta tierra sea, y por ungida que esté para los hombres libres la América en que nació Lincoln, para nosotros, en el secreto de nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal, es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la América en que nació Juárez”.
El proyecto martiano de independencia para Cuba tenía entre sus fines contribuir a salvar a nuestra América toda de la voracidad estadounidense, y asegurar el equilibrio del mundo. Pero sus afanes, truncos tras su muerte, no empezarían a consumarse hasta el triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Se lograría también desafiando la hegemonía de un imperio con poderosos recursos comerciales y bélicos, y con una astuta difusión de sus valores o desvalores culturales, que encontraba y encuentra apoyo en cómplices y en desprevenidos.
Ocurre hoy, ostensiblemente, lo que Martí denunció en el ensayo de 1891 ya citado: “¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios y va de más a menos!” Aludiendo a franceses promonárquicos de modales afectados, y célebres por repetir la frase “Eso es increíble, mi palabra de honor”, expresó asimismo rechazo a ciertos latinoamericanos: “¡Estos ‘increíbles’ del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero, como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose, arrastraban las erres!”. Actualmente, en medio de una globalización coyundeada por los Estados Unidos, se imponen o se intenta imponer —como si fuera obra natural, no fruto de maniobras— lo que le conviene a ese país. El inglés ha devenido lingua franca, para ganancia del imperio que, OTAN mediante, despliega por vías militares las campañas de dominación que constantemente lleva al terreno económico y al cultural.
¿Es en Cuba necesario llamar, a un festival celebrado en su capital, Havana World Music? ¿Resulta imprescindible que una empresa cubana y destinada a promover música cubana se nombre Bis Music? Con el fin de fomentar citas culturales habaneras, ¿hay que hablar de Havana Night? En nombres de grupos artísticos cubanos, ¿es acaso insoslayable dance en lugar de danza? Para mencionar a los asesores de un programa televisual dirigido a mantener viva en Cuba su música, ¿es forzoso usar el término coach, que luego locutores y promotores ni siquiera saben que tiene un plural, coaches? Si se quiere difundir lo cubano en ámbitos anglohablantes, que ni remotamente son los únicos en el mundo, ¿no vale confiar en que sus pobladores tienen la inteligencia necesaria para suponer que música equivale a music y danza a dance? Los hispanohablantes, aun sin saber inglés, ¿no infieren la equivalencia inversa? ¿Por qué promover en Cuba la noción de very important persons y las aberraciones que acarrea? ¿Es más elegante un coffee break que un receso?
La ingenuidad nada disculpa. Tener conceptos culturales claros, y actuar de acuerdo con ellos, sería también un recurso eficaz y digno para honrar al Martí que, refiriéndose a un artista y pedagogo patriota, el cubano Emilio Agramonte, quien triunfaba en Nueva York, dijo que debía verlo “todo el caído que crea que nuestras tierras valen para poco; que tenemos que beberles el aliento a los rubios del mundo”. Sabía bien lo que decía y hacía en “La verdad sobre los Estados Unidos”, artículo ya citado, al impugnar a aquellos a quienes “no les parece que haya elegancia mayor que la de beberle al extranjero los pantalones y las ideas, e ir por el mundo erguidos, como el faldero acariciado el pompón de la cola”.

Luis Toledo Sande

viernes, 27 de enero de 2017

Guerra fría, tibia y caliente




El jueves 22 de diciembre en #LaPupilaTv “Guerra fría, tibia y caliente“ Durante la Guerra Fría, la CIA tejió una tupida red de fundaciones, revistas, editoriales y productoras que poco a poco han ido revelándose en su verdadera misión y en algunos casos hasta han resurgido bajo nuevos ropajes...

Obama, Trump y los emigrantes cubanos

Justo al final de su mandato, Barack Obama derogó la política de “pies secos, pies mojados” que facilitaba la regularización de los cubanos que llegaban ilegalmente a territorio estadounidense.
La disposición fue celebrada por el gobierno de la Isla y considerada en una declaración conjunta como “un importante paso en el avance de las relaciones bilaterales”. Sin embargo, dentro y fuera de Cuba muchos condenaron a Obama por razones políticas o personales, mientras cientos de cubanos fueron sorprendidos por la noticia en su tránsito hacia los Estados Unidos.
El mandatario saliente se convirtió así en el héroe o el villano, según el punto de vista de quien valorara la medida.
Hay, no obstante, un hecho irrefutable: cifras que confirman que durante la presidencia de Obama emigraron o intentaron llegar a suelo norteamericano más personas naturales de Cuba que en cualquier otro momento de la historia reciente de la Isla.
Un cálculo del canal Telemundo 51, basado en estadísticas del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Departamento de Estado, revela que más de 366 mil cubanos salieron del país con destino a la nación estadounidense entre 2009 y 2016.
Este número, sin dudas significativo, incluye unos 185 mil emigrantes que lograron entrar a los Estados Unidos de manera irregular tanto por mar como por la frontera mexicana, y a los más de 20 mil que fueron interceptados antes de llegar a las costas norteamericanas.
A ellos habría que agregar los cubanos que emigraron legalmente, como parte de los programas de 20 mil visas anuales y de reunificación familiar que otorga a Cuba el gobierno estadounidense.
De esta forma, la oleada migratoria en los dos períodos presidenciales de Obama superó otros momentos climáticos en esta dirección, como la primera década de la Revolución Cubana, el éxodo del Mariel en 1980 y los años noventa.
Un dato sumamente ilustrativo apunta que solo por la estación migratoria de Laredo, Texas, en 2016 llegaron cerca de 36 mil cubanos, una cifra similar a los que arribaron a los Estados Unidos durante la llamada crisis de los balseros de 1994.
Otra estadística reveladora confirma que el punto climático de la ola migratoria tuvo lugar desde 2013, año en que el gobierno de La Habana flexibilizó su política migratoria. En solo cuatro años fiscales (2013-2016), la entrada irregular de cubanos por la frontera mexicana y por el mar superó los 141 mil, el 76 por ciento del total de los que llegaron desde 2009.
La reforma migratoria posibilitó que los cubanos no necesiten permiso de salida ni carta de invitación para viajar al extranjero y puedan estar hasta dos años fuera del país sin perder su residencia en Cuba.
El abogado y analista Sergio Comas, citado por Telemundo 51, considera que la reforma “fue “un operativo estratégico desde La Habana, permitiendo que la gente pudiera venir a los Estados Unidos buscando beneficios y mejoras económicas, sin mentalidad de asentarse, con la idea de retornar pronto dinero hacia la Isla”.
Esta interpretación es apoyada por el dato de que de los 617 mil cubanos que viajaron al exterior por los últimos cuatro años, el 55 por ciento se encuentra aún dentro del plazo de 24 meses que permite el retorno regular al país. Buena parte de ellos tomaron rumbo a los Estados Unidos.
Ello ha sido posible por el otorgamiento de visas de turismo o negocios y el incremento de los intercambios académicos y culturales durante la administración pasada, así como por la ampliación de las opciones para visitas familiares, con visados de cinco años de validez.
Solo hasta 2015 el gobierno de Obama concedió más de 175 mil visas de no inmigrante a cubanos, muchos de los cuales no regresaron a la Isla y se acogieron a la Ley de Ajuste para solicitar su residencia permanente.
Y aunque la ley sigue vigente, la eliminación de la política de “pies secos, pies mojados” supone un cambio importante en el panorama migratorio. Los inmigrantes cubanos han perdido ahora gran parte de los beneficios (legales, financieros) que tenían a su llegada a los Estados Unidos y que los privilegiaban sobre los emigrados de otros países.
En los últimos años, estas concesiones, unidas al temor de que desaparecieran por el restablecimiento de las relaciones entre ambas naciones, fueron el detonante para crisis migratorias de cubanos en varios países de la región, en especial de Centroamérica.
Todavía hoy cientos de cubanos se aglomeran en la frontera entre México y los Estados Unidos, o pretenden seguir su camino hacia ella, con la esperanza que el gobierno de Donald Trump restablezca la política derogada o, al menos, haga una excepción con ellos.
Cumpliendo acuerdos bilaterales con Cuba, México comenzó la deportación de inmigrantes de la Isla, y al grupo de 91 personas repatriadas el pasado fin se semana se unió este miércoles un segundo grupo de 70 cubanos.
Se trata de 22 mujeres y 48 hombres devueltos a Cuba desde Tapachula, Chiapas, en un avión de la Policía Federal, como sucedió con el grupo anterior.
Ello sucede a la par de la firma por Donald Trump de una orden ejecutiva para iniciar la construcción del muro fronterizo con México que prometió durante su campaña electoral. La orden dispone, además, la creación de nuevos centros para detener inmigrantes no autorizados en la frontera sur y la reactivación de un programa federal para agilizar deportaciones.
“Una nación sin fronteras no es una nación”, señaló el mandatario, quien prometió lograr “el control absoluto” de los límites estadounidenses y discutir con México la mejor forma para “hacer frente a la inmigración desde Centroamérica”.
Sobre los cubanos, en cambio, no dijo este miércoles ni una sola palabra. El muro, al menos hasta ahora, es también para ellos.

OnCuba

jueves, 26 de enero de 2017

Si el mundo fuese como Cuba, ¿sería más o menos democrático?


Fabián Escalante, ex Jefe de los servicios de seguridad cubanos


Operación 40 (Parte II)

Proyecto terrorista creado en los 60 por el jefe de la CIA Alan Dulles

Tras la publicación de la primera parte de este trabajo, un lector, nos hizo llegar la información que señalaba a José Joaquín Sanjenis Perdomo, el jefe de la Operación 40, como el portero del edificio Dakota de Nueva York, en el momento (1980) en que fue asesinado John Lennon. Según otras fuentes consultadas, Sanjenis o José Perdomo, como se hacía llamar entonces, era en efecto el portero de la mencionada edificación y quien disparó al inmortal del rock, ocasionando su muerte.
Como se recordará en mi anterior trabajo concluía con la pregunta: Entonces, ¿la operación 40 se extinguió en la fecha que formalmente señaló la CIA o en una metamorfosis infinita, aún vive y actúa?.
Motivado por la inquietud del lector y la pregunta antes referida, reexaminé archivos, accedí a nuevas fuentes y tras consultar personas que en su momento conocieron informaciones relativas a este operativo, obtuve los siguientes resultados.
La operación 40 -cuyo criptónimo era AM/OT- fue creada en los comienzos de 1960 a propuesta del jefe de la CIA Alan Dulles y la supervisión de Richard Nixon, entonces vicepresidente de Estados Unidos. A sugerencia de George Bush padre, para sustentar el operativo se designó a Félix Rodríguez Mendigutía como recaudador de fondos, entre las empresas norteamericanas que habían sido afectadas por la Revolución cubana.
Más tarde, como ya se mencionó, fue la policía secreta de la CIA en la comunidad cubana exilada, destacamento encargado de la limpieza de “comunistas” en los territorios que ocuparan los brigadistas y luego grupo de operaciones especiales que se encargaban desde la organización de “protestas públicas” en consulados y embajadas con relaciones con Cuba, hasta el asesinato de personas calificadas por la CIA como peligrosas.
Desactivada formalmente en 1974 al calor del escándalo de “Watergate” y las investigaciones del comité del senador Frank Church, que conoció sobre los complots de la CIA para asesinar líderes políticos extranjeros, experimentó una metamorfosis que dio origen a dos grupos, uno en la DEA al mando del coronel Lucien Conein que tenía como finalidad “operaciones especiales” y el otro liderado por Orlando Bosh y sus asociados responsabilizados con las campañas terroristas que por entonces se planeaba incrementar, no solo contra Cuba, sino a escala continental y que adicionalmente les posibilitó a estos matarifes eliminar a varios de sus competidores dentro Estados Unidos.
El grupo destinado a la DEA se organizó en una unidad operativa denominada Deacon I al mando del susodicho Conein, mercenario y veterano agente de la OSS y la CIA, quien había dirigido en 1963 el asesinato de los hermanos Ngo Diem, entonces gobernantes en Vietnam del Sur, y a partir de 1975, se dedicó asesinar a jefes de los carteles latinoamericanos que dirigían el contrabando de drogas hacia Estados Unidos, infiltrando a sus hombres, que luego actuando de mediadores cobraban comisiones para hacer fluir la droga, de manera que ésta llegara puntualmente a Estados Unidos. Después, en 1982 fue parte del grupo organizado por el Teniente coronel Oliver North, asesor de seguridad nacional, para dirigir la guerra contra la Nicaragua Sandinista y entonces, dada su vasta experiencia en el contrabando de drogas, junto a Félix Rodríguez Mendigutía, Luis Posada Carriles y Rafael “Chichi” Quintero, organizó la red de narcotráfico más grande hasta entonces y que luego fue conocida por el escándalo del “Irán-Contra”. En 1989 este “eximio patriota” murió plácidamente en su cama a los 79 años.
El grupo de Bosh, en los inicios de los setenta, encabezando a los exilados más recalcitrantes, con la anuencia de las autoridades norteamericanas y la CIA recrudecieron las acciones terroristas contra personal e instituciones cubanas radicadas en terceros países. Entre ellos, Poder Cubano, Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria, Movimiento Nacionalista Cubano, Acción Cubana, Frente de Liberación Nacional, Omega 7 y RECE, fueron las más notables y agresivas.
En 1976 en República Dominicana se fundó, a instancias de la CIA, el Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), que agrupó a las mencionadas organizaciones y líderes, encabezados por Orlando Bosch, Felipe Rivero, Alvin Ross, José Dionisio Suárez, Luis Posada Carriles, los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampol y otros.
El hecho significó la integración, por primera vez en esta historia de agresiones, de una red de terrorismo internacional que se proponía llevar la guerra contra Cuba a cualquier rincón del universo. Ellos mismos la denominaron “la guerra por los caminos del mundo”.
El secuestro de pescadores en aguas jurisdiccionales cubanas se hizo una práctica habitual. Durante el primer semestre de 1971, los guardacostas norteamericanos secuestraron en diferentes ocasiones a pesqueros cubanos con decenas de tripulantes y los condujeron a Miami para inducir su deserción, sabotear su trabajo y aterrorizar a sus familiares. A finales de ese mismo año, comandos terroristas bombardearon el puerto oriental cubano de Boca de Samá, donde resultaron muertas dos personas y cuatro heridas, entre ellas una niña.
Pequeñas lanchas, barcos de ferrocemento o embarcaciones de mayor calado fueron atacados por lanchas piratas que se aproximaron a nuestras costas durante todo el decenio.
El 4 de abril de 1972 explotó una bomba en el consulado cubano en Montreal, Canadá, hiriendo de muerte a uno de sus diplomáticos; el año siguiente se caracterizó por el envío de cartas explosivas a las embajadas de Cuba en España, Perú y Argentina, entre otras. Se colocaron bombas o se lanzaron artefactos explosivos contra las sedes diplomáticas cubanas en México, Canadá, Jamaica, España y Francia.
En 1974, tras colocar dos bombas en Caracas, Venezuela, Bosch y varios de sus secuaces visitaron a dictador chileno Augusto Pinochet en Chile y les ofrecieron su concurso para el asesinato de los líderes políticos disidentes a los golpistas, a cambio de un reconocimiento internacional. Para ello coordinaron con el Gral. Manuel Contreras, jefe de la DINA[1] y coordinador de la Operación Cóndor, que por entonces comenzaba -guiado de la mano de la CIA- a dar sus primeros pasos para aunar los servicios policíacos de las dictaduras suramericanas en su lucha contrarrevolucionaria.
En los propios Estados Unidos, se realizaron numerosas acciones terroristas. Entre 1973 y 1976 el FBI investigó 103 atentados dinamiteros y seis asesinatos cometidos por estos grupos en los Estados Unidos. Consideró que constituían “la red terrorista más peligrosa de cuantas operaban en esa nación”.[2] La ola de atentados y crímenes se generalizó en este decenio. Ni la prensa ni el gobierno de los Estados Unidos pudieron ignorar el descontrol que permitía moverse a esos grupos. Guerras intestinas, delaciones, antagonismos de grupos extremistas contra los conciliadores, amenazas de muerte a figuras del exilio y a periodistas, alianzas que se enfrentaban, antiguos ajustes de cuenta entre gánsteres y batistianos, escapaban a los dispositivos policiales y políticos.
El 12 de abril de 1974, a las 9:25 de la noche, cuatro disparos acabaron con la vida de José Elías de la Torriente Ajuria, acusado de incumplir sus promesas de “liberar a Cuba” y de embolsarse los dineros recogidos para ello; unas semanas después colocaron una bomba en el auto de Ricardo Morales Navarrete, alias El Mono, considerado el autor del atentado al ex capitán del Ejército Rebelde devenido contrarrevolucionario miamense, Juan Constanzo Palau. Por esas fechas apareció muerto Ernesto Rodríguez Díaz, cabecilla del Movimiento Demócrata Cristiano. El 21 de febrero de 1975 fue asesinado Luciano Nieves, propugnador de una corriente de coexistencia, y el 31 de octubre voló por los aires el auto del gángster, ex senador batistiano y torturador, Rolando Masferrer Rojas.
En abril de 1976 Emilio Milián, un comentarista político radial, perdió ambas piernas en un atentado. El día 13 fue asesinado Ramón Donestévez, partidario de cambiar la hostilidad con Cuba, quien ya había sufrido otros atentados. El 23, Rafael Betancourt, activista por la reanudación de las relaciones, detectó una falsa bomba bajo el asiento de su auto. El 14 de mayo fue ultimado frente a su casa Héctor Soto; un francotirador liquidó al emigrado Andrés Purriños, vinculado a Alpha 66, y el 29 apareció asesinado en los pantanos de los Everglades Jesús González Cartas, El Extraño, gángster, asesino y extorsionador.
Juan José Peruyero, un veterano dirigente de la Brigada 2506 dedicado al tráfico y la venta de drogas, fue ultimado a tiros. En ese propio año el CORU planificaba liquidar a Miguel Ángel Peraza, quien había testimoniado contra la organización en un juicio celebrado en Miami. En 1975 se hizo frecuente el empleo de artefactos explosivos; aparecieron colocados en el aeropuerto internacional de Miami, en dos oficinas de correos del condado Dade, en la oficina de Seguridad Social, en un edificio del gobierno federal, y en un banco.
A pesar del interés del gobierno de los Estados Unidos para lograr que estas organizaciones actuaran fuera de su territorio, no alcanzaron a escapar a esa vorágine de terrorismo y asesinatos. En realidad, las organizaciones contrarrevolucionarias en el exterior nunca quisieron limitar su accionar en territorio norteamericano; además tenían cuentas pendientes que ajustar entre ellos mismos.
En 1976 colocaron una bomba en la Academia de Música y otra en el Palladium Theatre, ambos en Nueva York; en abril, otra bomba explotó en la Universidad de Miami, donde hablaría la activista afronorteamericana Angela Davis. Organizaciones terroristas como el Frente de Liberación Cubano, Comandos 0 y Poder Cubano se responsabilizaron con estos hechos.
La ola de asesinatos y atentados aterró a los turistas y a los residentes de Miami. Se hizo necesario que el equipo del FBI se reforzara con agentes de las oficinas centrales en Washington; pero los crímenes no se detuvieron. En julio de 1977, un extenso plan de actividades terroristas a desarrollarse en Miami fue descubierto por las autoridades cubanas e informado a sus homólogos estadounidenses mediante nuestros diplomáticos ante la ONU. Ni a uno solo de los terroristas mencionados en el informe se le molestó. Siguieron actuando con toda impunidad. Más tarde fue asesinado, en Queens Boulevard y calle 53, en el barrio de Queens, Nueva York, el diplomático cubano Félix García; le hicieron cuatro disparos desde una motocicleta al lado de su auto. En 1979 asesinaron a Carlos Muñiz Varela, joven dirigente de la Brigada Antonio Maceo que propiciaba los viajes a Cuba y el acercamiento de la comunidad cubana con la Isla. Estos crímenes han quedado impunes.
Aquella ofensiva no era sólo contra Cuba. Estaba inscrita en la estrategia terrorista desplegada por los Estados Unidos en América Latina.
Así pudieron cometerse con impunidad los asesinatos del general chileno Carlos Prats y su esposa, en Argentina; el intento de asesinato, en Roma, Italia, de Bernardo Leighton, líder demócrata-cristiano y su esposa; y el asesinato en Washington en 1976 del ex canciller Orlando Letelier y su secretaria Ronny Moffit, con la participación directa de contrarrevolucionarios cubanos.[3]
Esta “guerra por los caminos del mundo” realmente no conoció fronteras ni coberturas diplomáticas. Las embajadas cubanas fueron un objetivo preferido de los ataques terroristas.
El 23 de julio 1976 intentaron secuestrar al Cónsul cubano en Mérida y asesinaron a su acompañante, el técnico de la pesca Artañán Díaz; secuestraron y desaparecieron —en contubernio con las autoridades argentinas— a dos diplomáticos cubanos en ese país; ametrallaron la sede diplomática en Colombia; llevaron a cabo un atentado con explosivos en la embajada guyanesa en Trinidad y Tobago. Estas acciones terroristas contra nuestros funcionarios y sedes diplomáticas tuvieron como uno de sus momentos culminantes la destrucción total, en abril de 1976, a causa de una potente bomba, de los locales de la embajada cubana en Portugal. Murieron dos diplomáticos: Adriana Corcho y Efrén Monteagudo´..
La Misión Cubana ante la ONU ha sido quizás la representación diplomática más afectada por las acciones de los terroristas de origen cubano radicados en los Estados Unidos: en siete ocasiones la atacaron con artefactos explosivos. El 6 de junio de 1976 una potente bomba estalló en la puerta del edificio, escapando milagrosamente con vida el personal. Amenazas de agresión, planes de secuestro contra funcionarios cubanos ante la ONU, un plan en 1977 para asesinar al propio Embajador y a dos secretarios que fue neutralizado, y una bomba que no llegó a explotar bajo el automóvil de aquel, son algunas de las principales acciones contra esa sede.
En julio de 1976 elementos contrarrevolucionarios colocaron una bomba en el equipaje de un avión de pasajeros de la aerolínea Cubana de Aviación en Jamaica, que hizo explosión en tierra; colocaron artefactos explosivos en una oficina de la British West Indian Airlines que tenía negocios con Cuba y en el auto del gerente de Cubana de Aviación en Barbados; pusieron una bomba en Air Panamá, en Colombia, y en el vehículo del funcionario colombiano encargado de las relaciones con Cuba; ubicaron otra en el aeropuerto de Panamá y una más en las oficinas de Cubana de Aviación, y la atroz voladura en pleno vuelo de un avión comercial cubano el 6 de octubre de 1976, que costara la vida a 73 personas inocentes. Solo unos meses después, en 1977, fue denunciado un plan terrorista que pretendía atacar aviones de Cubana de Aviación e Iberia, en los aeropuertos de Madrid, Caracas y Republica Dominicana.
En resumen, en ese aterrador decenio se ejecutaron un total de 377 acciones terroristas de todo tipo: asesinatos de diplomáticos y otros funcionarios, bombas en embajadas y otras instalaciones cubanas, secuestro de pescadores, ataques piratas, incursiones armadas contra objetivos costeros, asesinatos de líderes del exilio que propiciaban un acercamiento con su patria.
Por otra parte, un recuento de los asesinatos selectivos y conocidos realizados contra líderes políticos por la operación 40 o sus ramificaciones muestran los siguientes: intentos de envenenamientos durante los años 60 y 61 contra Fidel Castro en Nueva York y la Habana respectivamente; el asesinato en 1963 del presidente norteamericano John F. Kennedy; atentado con bazuca en 1964 en la sede de la ONU en Nueva York contra el comandante Ernesto Guevara y su posterior asesinato a finales de 1967 en Bolivia; asesinato en 1968 del candidato presidencial Robert. F. Kennedy; cinco intentos homicidas contra Fidel, durante su viaje a Chile en 1971; el asesinato al siguiente año del general chileno Carlos Pratts y su esposa, en Argentina; el atentado en 1975 al chileno Bernardo Leighton en Roma, asesinato en 1976 del ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington; el derribo en 1976 de un avión cubano en pleno vuelo, que provocó la muerte de 73 personas; el asesinato de John Lennon en Nueva York durante 1980 y quien sabe cuántos crímenes más todavía desconocidos.
La guerra que Estados Unidos desató contra Nicaragua durante la década de los ochentas hizo modificar la estrategia terrorista de la CIA y los servicios de inteligencia norteamericanos, que hasta entonces se fundamentaba en las “operaciones autónomas” es decir, ejecutarlas fuera de su territorio, que le posibilitara “negar plausiblemente” los dramáticos y terribles resultados.
Las guerras de finales de siglo contra Yugoslavia e Irak y más tarde, a comienzos del Siglo XXI contra Libia, Irak, Afganistán, Siria, Palestina, los territorios del Kurdistán, les posibilitó comprender que no era necesario ocultarse tras las espaldas de otros, que había que organizar sus propios ejércitos paramilitares y privados que hicieran el trabajo sucio, incluso, asesinar -de manera aséptica- desde un avioncito sin piloto; pero además y lo más importante, difundirlo públicamente al mundo, exaltar en los medios masivos a sus “asesinos” disfrazados de libertadores, esa era y ha sido la nueva estrategia. Las cárceles privadas, los centros de tortura clandestinos, en fin, todo lo execrable del Imperio, puesto en colores para el gran cine y la televisión con sus interminables series.
La Operación 40 fue el balón de ensayo, el instrumento que sirvió para que Estados Unidos y las demás potencias imperiales, elevaran el terrorismo de estado a una nueva dimensión, en la cual todo aquel que disienta puede ser asesinado y desacreditado, en su mal llamado “Mundo Libre” y “democrático”.

Fabián Escalante Font
La pupila insomne

Notas:

[1] DINA, Dirección de Inteligencia Nacional
[2] Citado por José Luis Méndez Méndez: Los años del terror, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
[3] Los hermanos Ignacio y Guillermo Novo Sampol fueron condenados por estos crímenes a cadena perpetua y liberados más tarde por las propias autoridades norteamericanas.

Los profetas de la Cuba postCastro

Hace 60 años que los medios de prensa estadounidenses se colman de especulaciones sobre la caída a corto plazo del proceso revolucionario cubano por efecto de las penurias económicas que derivan del bloqueo impuesto por Estados Unidos a la Isla.
Surgieron después pronósticos de todo tipo acerca del próximo fin de la revolución en Cuba a causa del derrumbe de la Unión Soviética. Más tarde vinieron presagios de un trágico destino para la independencia de los cubanos cuando faltara Fidel Castro en la conducción del proceso revolucionario.
En la actualidad tales ilusos vaticinios se han transformado en ridículas profecías de que el Armagedón sobrevendrá cuando no gobierne Raúl Castro en Cuba.
Sin embargo, la espontaneidad, vitalidad y solidez del apoyo popular a la revolución en Cuba y la solidaridad mundial con la causa de los cubanos en ocasión del fallecimiento de Fidel ha puesto a pensar seriamente a los profetas. Ahora se acercan cada vez más a la probabilidad de que la continuidad de la revolución es inevitable y que lo que habrá de cambiar es su contexto antagónico.
Habría que cuantificar lo que ha costado al poder hegemónico la manipulación de la conciencia de sus ciudadanos respecto a su vecino del mar Caribe por medio del control sobre los medios de comunicación durante más de medio siglo.
Sin dudas, han fracasado estruendosamente, pero hay que admitir que algo han logrado: desde intelectuales muy competentes en sus complejas especialidades hasta mucha gente común en Estados Unidos, se muestran permeados por los efectos de la propaganda más negativa acerca de todo lo que ha ocurrido en Cuba en los últimos 58 años.
Basta repasar cualquier periódico, revista, libro u otro medio de prensa estadounidense, cualquier programa de televisión, de radio, o película hollywoodense, para advertir que cada día durante más de medio siglo el ciudadano medio usamericano ha sido sometido a un barraje sistemático de diabólicas calumnias sobre Cuba.
Lo verdaderamente increíble es que en Estados Unidos haya subsistido una cantidad tan notable de gente que haya resistido la embestida de propaganda y presiones, y que hoy exista un crecido número de personas con capacidad de discernir lo cierto de lo falso y se muestre capaz de resistir las presiones que su gobierno les ha impuesto a la formación de su propio juicio acerca de la decisión de los vecinos cubanos de seguir el curso político independiente para el que la revolución victoriosa desde 1959 le ha creado condiciones.
La arribazón de ciudadanos estadounidenses a Cuba luego de los acuerdos que acompañaron al anuncio del restablecimiento de los nexos diplomáticos el 17 de diciembre de 2014, fue resultado de un resquicio que se abrió en la prohibición de los viajes a Cuba de los ciudadanos USAmericanos al aprobarse que lo pudieran hacer con licencias especiales para diferentes propósitos (familiares, de salud, religiosos, de estudios, investigativos y otros) que permiten eludir ciertas exigencias del rígido bloqueo legislado por el Congreso de Washington en 1962.
Estos viajeros excepcionalmente autorizados para viajar a la Isla prohibida no clasifican como turistas por exigencia de las leyes de un “embargo”, que tampoco quieren que sea llamado “bloqueo” dada la eufemística voluntad estadounidense de minimizar su alcance en la semántica, pero no en su objetivo ni su contenido.
Una vez en la Isla, los viajeros autorizados no pueden alojarse en los lugares creados, adaptados o destinados preferentemente para turistas como suelen ser las playas, islotes y montañas. Por tal motivo, solo pueden alojarse en las urbes y por ello provocan gran concentración de extranjeros de extranjeros en La Habana y otros lugares donde, como regla general, se alojan quienes visitan el país por cuestiones de negocios u otras misiones de trabajo propias de las áreas de concentración urbana.
Pero, en el caso de los estadounidenses, les está prohibido por su gobierno sostener relaciones comerciales con Cuba y ello genera una distorsión que afecta tanto al turismo como a la vida cotidiana de los citadinos.
Las características de la Cuba “postCastro” que tanto interés despiertan en los cubanólogos de otros países, dependerán siempre de los propios cubanos que, gracias a la revolución se han armado de todos los recursos materiales y legales para asumir por sí mismos, su destino. En cuanto a sus vínculos con el poderoso vecino del Norte, ese futuro dependerá, en buena medida, de la libertad de que dispongan los estadounidenses para relacionarse con Cuba en pie de igualdad y de solidaridad, sin la interferencia de Wall Street y de los intereses de las corporaciones y consorcios multinacionales que, desde Estados Unidos, imponen tensiones derivadas de sus ambiciones hegemónicas que nada tienen que ver con los reales intereses ciudadanos de esa nación.
Este enfoque es válido no sólo para el turismo.

Manuel E. Yepe