martes, 27 de junio de 2017

Estados Unidos - Cuba: Regreso a la política de confrontación




La Casa Blanca anunció el regreso a una política hostil respecto a Cuba, suscitando la incomprensión de la opinión pública estadounidense

El 16 de junio de 2017, en el teatro Manuel Artime de Miami, el Presidente de Estados Unidos anunció un cambio de la política exterior respecto a Cuba. En presencia de un público compuesto de veteranos de Bahía de Cochinos a quienes rindió homenaje, Donald Trump pronunció un discurso de una hostilidad sin precedentes. Usando una retórica de la Guerra Fría dejó presagiar un futuro sombrío para las relaciones bilaterales entre ambos países. [1]

Retórica de la Guerra Fría

Mientras el mundo entero aclamó el diálogo constructivo que estableció Barack Obama en diciembre de 2014, así como el levantamiento de algunas restricciones, Donald Trump puso término al proceso de normalización de las relaciones. “Pongo fin al acuerdo desequilibrado que firmó la precedente Administración con Cuba”, declaró. Denunció “la flexibilización de las restricciones de viaje y comercio [que] no ayuda al pueblo de Cuba”. El Presidente estadounidense afirmó que se mantendrán las sanciones y se reforzarán las medidas destinadas a prohibir el turismo estadounidense en Cuba, exigiendo el “respeto de los derechos humanos”. “Reforzaremos el embargo”, concluyó. [2]
El discurso de Trump no estuvo exento de contradicciones. Por una parte reconoció que Cuba es un país independiente: “Aceptamos todos que todas las naciones tienen el derecho a elegir su propia vía. […] Respetaremos entonces la soberanía de Cuba”. Por otra parte exigió cambios de orden interno, como una evolución del sistema político y del modelo social cubanos, en contradicción con los principios del derecho internacional. [3]
Las medidas anunciadas no cancelan todos los acuerdos conseguidos bajo la precedente Administración. Washington no pondrá en tela de juicio las relaciones diplomáticas ni los acuerdos migratorios establecidos. Del mismo modo se mantendrán los vuelos directos y los cruceros entre ambos países, así como los viajes de los cubanoestadounidenses y las remesas.
La Casa Blanca publicó un documento listando los cambios enunciados por el Presidente Trump. Así, el turismo ordinario de los ciudadanos estadounidenses a Cuba seguirá prohibido y se limitarán los viajes que autorizó la Administración Obama. Los ciudadanos estadounidenses ya no podrán realizar viajes de modo individual. Tendrán que pasar por una institución habilitada para ello con licencia de las autoridades. Se prohibirán las transacciones comerciales con las empresas del Estado. Se mantendrán las sanciones económicas y Washington defenderá su política en la escena internacional, particularmente en las Naciones Unidas donde por primera vez, en 2016, Washington se abstuvo en la votación para el levantamiento del bloqueo impuesto a Cuba [4] .
Desde un punto de vista formal, el tono agresivo y autoritario de Donald Trump marcó una ruptura con la política de diálogo que adoptó Barack Obama. Mal asesorado, el Presidente estadounidense eligió un lugar dedicado a un veterano de Bahía de Cochinos para anunciar el cambio de política. [5] Incluso rindió un vibrante homenaje a Bonifacio Haza, antiguo capitán de la policía de la dictadura de Fulgencio Batista, responsable de múltiples crímenes contra opositores, entre ellos el asesinato de Frank País, figura histórica de la Revolución Cubana. [6]

Respuesta de La Habana

El Gobierno cubano lamentó la vuelta a “métodos coercitivos del pasado”. El reforzamiento de las sanciones que afectan a la economía cubana y a las categorías más vulnerables de la población sólo incrementará los sufrimientos de una población que vive bajo estado de sitio desde hace más de medio siglo. [7] Las autoridades también recordaron que no negociaban bajo presión. “Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba […] estará condenada al fracaso”, enfatizó la declaración oficial.
Cuba respondió al Presidente Trump sobre los derechos humanos. Denunció “la manipulación con fines políticos y el doble rasero” en el tratamiento del tema. La Habana recordó que los derechos a la salud, a la educación, a la seguridad social y a un salario igual son una realidad en la isla, así como los derechos de los niños, el derecho a la alimentación, a la paz y al desarrollo. “Con sus modestos recursos Cuba ha contribuido también a la mejoría de los derechos humanos en muchos lugares del mundo, a pesar de las limitaciones que le impone su condición de país bloqueado”, enfatizó. [8]
Cuba afirmó que Washington no tenía autoridad moral para disertar sobre el tema:
“Los Estados Unidos no están en condiciones de darnos lecciones. Tenemos serias preocupaciones por el respeto y las garantías de los derechos humanos en ese país, donde hay numerosos casos de asesinatos, brutalidad y abusos policiales, en particular contra la población afroamericana se viola el derecho a la vida como resultado de las muertes por armas de fuego; se explota el trabajo infantil y existen graves manifestaciones de discriminación racial; se amenaza con imponer más restricciones a los servicios de salud, que dejarían a 23 millones de personas sin seguro médico; existe la desigualdad salarial entre hombres y mujeres; se margina a emigrantes y refugiados, en particular los procedentes de países islámicos; se pretende levantar muros que denigran a vecinos; y se abandonan los compromisos internacionales para preservar el medio ambiente y enfrentar el cambio climático”. [9]
Las autoridades cubanas también recordaron las detenciones arbitrarias de decenas de presos en la base naval de Guantánamo, los actos de tortura, las ejecuciones extrajudiciales y los bombardeos de poblaciones civiles, particularmente en Irak. La Habana enfatizó que formaba parte de 44 instrumentos internacionales sobre los derechos humanos contra sólo 18 para Estados Unidos. [10]
Cuba se negó a toda concesión relativa a “su soberanía e independencia”. No obstante, el gobierno de Raúl Castro declaró su “voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo” con Estados Unidos, a pesar de las divergencias. Bruno Rodríguez, Ministro cubano de Relaciones Exteriores, recordó los avances conseguidos con la Administración Obama: “Cuba y Estados Unidos pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando las profundas diferencias entre sus gobiernos y promoviendo todo aquello que beneficie a ambas naciones y pueblos”. [11]

Condena unánime

La decisión de la Administración Trump suscitó muchas reacciones de rechazo en Estados Unidos. Numerosas voces se alzaron en el partido republicano para denunciar unas medidas contraproducentes. Para Jeff Flake, senador republicano de Arizona, “toda política que reduce las posibilidades de los estadounidenses de viajar libremente a Cuba no está en los mejores intereses de Estados Unidos o del pueblo cubano”. [12] Jeff Flake es el autor de un proyecto de ley destinado a eliminar las restricciones a los viajes a Cuba, el cual consiguió la firma de 55 senadores sobre 100.
Por su parte Mark Sanford, congresista republicano de Carolina del Sur, recordó que varios republicanos estaban favorables a la normalización completa de las relaciones con Cuba y citó proyectos de ley con este objetivo. “Son medidas republicanas, son leyes republicanas. Intentamos el mismo enfoque durante 50 años y no funcionó”, agregó. [13]
Jerry Moran, senador republicano de Kansas, también expresó su oposición a las medidas, recordando que Cuba era “un mercado natural para los agricultores de nuestra nación”. “Cuando no le vendemos a Cuba, otro país lo hace”, enfatizó para insistir en el carácter contraproducente de una política de sanciones. “Dar la prioridad a Estados Unidos significa exportar lo que produce en el mundo”, concluyó, en referencia al lema de campaña de Donald Trump. [14]
Justin Amash, congresista de Michigan, fustigó la posición de Donald Trump sobre los derechos humanos. “La política del Presidente de Estados Unidos hacia Cuba no tiene nada que ver con los derechos humanos o la seguridad. Si fuera el caso ¿por qué fue a bailar con los sauditas y venderles armas?”, preguntó. [15]
Del lado demócrata, el senador Patrick Leahy de Vermont condenó la nueva política. La Casa Blancha “volvió a declarar la guerra al pueblo cubano”, lamentó. “Se trata de un retroceso irrisorio de la política de normalización que afecta la libertad de los estadounidenses a viajar, nuestros intereses nacionales y al pueblo de Cuba que aspira a retomar el contacto con nosotros”, insistió. [16]
Nancy Pelosi, Presidenta del grupo demócrata en el Congreso, fustigó “una política que destruye empleos y que rompe lazos comerciales crecientes y vitales entre Estados Unidos y Cuba”. [17]
Por su parte, Jim McGovern, congresista demócrata de Massachusetts favorable al diálogo con Cuba, denunció un retroceso que no aportará “ninguna ayuda al pueblo cubano”. “Sólo afectará a Estados Unidos y a los estadounidenses”, subrayando que la ruptura de las relaciones costaría 6,6 mil millones de dólares a la economía estadounidense y destruiría 12.000 empleos. [18] “Estos cambios que adoptó el Presidente Trump sólo nos volverán a llevar a la política de la Guerra Fría que fue un fracaso patente y que mantuvo nuestro país en el pasado durante más de 50 años”, agregó. [19]
La Cámara de Comercio de Estados Unidos, que agrupa a más de 3 millones de empresas, condenó la decisión de la Administración Trump: “Lamentablemente, las decisiones tomadas este día limitan las posibilidades para un cambio positivo en la isla y otros países disfrutarán de las oportunidades de crecimiento […]. Estamos dispuestos a trabajar con todas las partes para eliminar las políticas obsoletas que entorpecen la emancipación de los pueblos estadounidense y cubano”. [20]
James Williams, de la coalición Engage Cuba que agrupa empresas estadounidenses favorables al levantamiento de las sanciones, deploró las medidas adoptadas por Donald Trump. “La apertura del comercio con Cuba permitió a empresarios estadounidenses integrar un mercado en pleno crecimiento a 90 millas de nuestras costas y crear empleos en todo Estados Unidos”, enfatizó. Ello perjudica los intereses de Estados Unidos: “Dadas las características de la economía cubana, las nuevas restricciones impuestas a las empresas estadounidenses entorpecerán este progreso, lo que podría costar miles de millones de dólares a la economía estadounidense y afectar miles de empleos”. [21]
El mundo de los negocios expresó su preocupación. Zippy Duval, Presidente de un grupo de intereses agrícolas llamado American Farm Bureau, expresó su punto de vista: “Mientras que enfrentamos la mayor caída de precios de las materias primas alimenticias en décadas, tenemos que abrir mercados para los productos agrícolas estadounidenses, y no mandar señales que cierran esas oportunidades”. [22]
El sector religioso también condenó el regreso a una política de confrontación. La Conferencia Americana de Obispos Católicos expresó su oposición, recordando que “los derechos humanos y las libertades religiosas se reforzarán con más relaciones entre los pueblos estadounidense y cubano, y no menos”. La Alianza de Baptistas compartió el mismo punto de vista: “Como hombres de fe, expresamos nuestro desacuerdo con la nueva política y mantenemos nuestros compromisos con nuestros socios en Cuba. Reafirmamos nuestro apoyo a las solicitaciones del Congreso para poner término a todas las restricciones opresivas de comercio y viaje”. [23]
La Organización Mundial de Turismo expresó su “fuerte rechazo” al nuevo enfoque estadounidense: “Constituye un retroceso y un importante atentado contra la libertad de viajar”. La entidad enfatizó el carácter contraproducente de estas medidas: “Esta decisión tendrá un impacto limitado sobre el desarrollo del turismo en Cuba, pero afectará de modo sustancial a la economía estadounidense y sus empleos. Muchas empresas estadounidenses ya tienen inversiones en Cuba y hacen negocios dado el inmenso potencial del turismo cubano, y otros países seguirán beneficiándose de las oportunidades”. [24]
El New York Times también criticó la nueva política de Donald Trump en un editorial titulado “Un retroceso cínico sobre Cuba”. “Los estadounidenses que desean pasar unas vacaciones en Cuba o hacer negocio allí verán todo complicarse a causa de la desafortunada decisión del Presidente Trump de poner fin a una apertura diplomática de dos años con la isla”, apunta el diario neoyorquino. Las razones que esgrimió la Casa Blanca no convencieron a la prensa estadounidense: “El repentino interés del Señor Trump por los derechos humanos es particularmente difícil de tragar. Ningún presidente reciente ha despreciado tanto esos derechos o abrazado con tanta pasión a regímenes autoritarios que maltratan a sus pueblos”. [25]
Las nuevas medidas se oponen también a la opinión pública estadounidense, la cual está a favor en su gran mayoría la normalización de las relaciones con Cuba. Según un sondeo realizado por el Pew Research Center en diciembre de 2016, el 75 % de los ciudadanos estadounidenses quieren mantener las relaciones con Cuba y el 73 % desean el fin de las sanciones económicas. En efecto, no entienden por qué Cuba es el único país del mundo que no pueden visitar como turistas ordinarios. Los cubanoestadounidenses también están a favor de relaciones cordiales y pacíficas con La Habana. [26]
El establecimiento de una política de diálogo por el Presidente Obama tuvo un impacto positivo en el acercamiento entre ambos pueblos. En 2016, 284.000 ciudadanos estadounidenses visitaron Cuba en el marco de lo que representó un incremento del 74 % con respecto a 2015. En 2017, para el periodo de enero a mayo, cerca de 285.000 viajaron a Cuba, un incremento del 145 % con respecto a 2016, en el marco de una de las doce categorías permitidas por Washington (viajes educaciones, culturales, religiosos, profesionales, científicos, etc.) [27] .
La comunidad internacional también se opone a toda política de sanciones contra Cuba. En octubre de 2016, por vigesimoquinto año consecutivo, 191 países de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre 193 condenaron el estado de sitio económico, comercial y financiero contra La Habana. [28]

El llamado de las personalidades militares ignorado

El 20 de abril de 2017, dieciséis militares retirados de alto rango mandaron una carta al Teniente-General H.R. MacMaster, asesor para la seguridad nacional del Presidente Trump, exhortándolo a preservar las relaciones con Cuba:
“La normalización de las relaciones con Cuba es importante para la seguridad nacional de Estados Unidos y la estabilidad de las relaciones con el hemisferio occidental. La situación geográfica de Cuba en el Caribe y su proximidad con Estados Unidos la convierten en un socio natural y de alto valor estratégico sobre los temas de inmediata prioridad como el terrorismo, el control de las fronteras, la prevención del tráfico de drogas, la protección del medioambiente y la respuesta a las situaciones de emergencia. En efecto, sustanciales progresos se realizaron durante los últimos dos años, desembocando en la firma de 22 acuerdos entre Estados Unidos y Cuba y una coordinación práctica con nuestro ejército y las otras agencias. Debemos proseguir y ampliar estos esfuerzos. Asegurar la estabilidad económica de Cuba servirá los intereses de seguridad de Estados Unidos en el hemisferio occidental, particularmente dados los retos que enfrentan nuestros vecinos en América Latina. Al desarrollar el comercio y el flujo de información daremos al pueblo cubano los recursos para determinar mejor su propio futuro […] En nombre de la seguridad nacional, llamamos a nuestros líderes elegidos a proseguir el proceso de normalización con Cuba”. [29]

Una política condenada al fracaso

La política hostil del Presidente Trump está condenada al fracaso. Desde el advenimiento de la Revolución Cubana en 1959 La Habana nunca ha hecho la menor concesión bajo presión o amenaza. En el espacio de dos años, Barack Obama tuvo más resultados con Cuba al adoptar una política basada en el diálogo respetuoso que todos sus predecesores en más de cincuenta años que optaron por una política de agresión.
Hay una razón para ello. Los cubanos no son sensibles al lenguaje de la coerción, del chantaje o de la intimidación. Forma parte de su idiosincrasia. Cuba siempre ha expresado su disposición a resolver pacíficamente todos los diferendos con Estados Unidos, siempre que se respeten tres principios fundamentales y no negociables: la igualdad soberana, la reciprocidad y la no injerencia en los asuntos internos. En una palabra, el sistema político, el modelo social y la política exterior de Cuba son competencias exclusivas del pueblo soberano de la isla.
Por otra parte conviene recordar una vez más el carácter asimétrico del conflicto que opone Washington y La Habana. Es Estados Unidos el que impone sanciones económicas a Cuba desde hace más de medio siglo, afectando gravemente el bienestar de los cubanos e imponiendo un obstáculo mayor al desarrollo del país. Washington ocupa todavía de modo ilegítimo la base naval de Guantánamo contra la voluntad del pueblo cubano. La Ley de Ajuste Cubano adoptada en 1966 estimula aún la emigración ilegal y peligrosa, favorece el tráfico de seres humanos y el robo de cerebros. Finalmente, la política de “cambio de régimen” vigente viola los principios fundamentales del derecho internacional.
La política hostil de la Casa Blanca aislará a Estados Unidos en el continente americano y en el mundo. No conseguirá ningún resultado tangible. Reducirá los intercambios entre ambos países, afectará a la vez los intereses cubanos y estadounidenses y erigirá otro obstáculo entre ambos pueblos que aspiran a mantener lazos cordiales, pacíficos y respetuosos.

Salim Lamrani

Notas:

[1] Donald Trump, «Remarks by President Trump on the Policy of the United States Towards Cuba», 16 de junio de 2017. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2017/06/16/remarks-president-trump-policy-united-states-towards-cuba (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] The White House , «Fact Sheet on Cuba Policy», 16 de junio de 2017. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2017/06/16/fact-sheet-cuba-policy (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[5] Ibid.
[6] Cubadebate , «El padre del violinista que Trump exaltó fue uno de los asesinos de Frank País», 17 de junio de 2017.
[7] Gobierno Revolucionario de Cuba , «Declaración», 16 de junio de 2017. http://www.granma.cu/cuba/2017-06-16/declaracion-del-gobierno-revolucionario-video (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[8] Ibid.
[9] Ibid.
[10] Ibid.
[11] Bruno Rodríguez, « Bruno Rodríguez ofrece conferencia de prensa: Cuba no realizará concesiones », Cubadebate, 19 de junio de 2017.
[12] Alex Daugherty, « Trump Defies Congressional Republicans Who Want Closer Relations With Cuba », The News & Observer, 16 de junio de 2017.
[13] Ibid.
[14] Ibid.
[15] Alex Daugherty, « Trump Defies Congressional Republicans Who Want Closer Relations With Cuba », op. cit.
[16] Ibid.
[17] Ibid.
[18] Jim McGovern, « Twitter », 16 de junio de 2017. https://twitter.com/RepMcGovern/status/875775474907185152 (sitio consultado el 23 de junio de 2017).
[19] USA Today , « Trump Outines New Cuba Policy in Speech in Miami’s Little Havane », 16 de junio de 2017.
[20] U.S. Chamber of Commerce, « U.S. Chamber Statement on Administration’s Cuba Policy Announcement », 16 de junio de 2017. https://www.uschamber.com/press-release/us-chamber-statement-administration-s-cuba-policy-announcement (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[21] James Williams, « Engage Cuba Statement on President Trump’s Cuba Directive », Engage Cuba, 16 de junio de 2017. https://www.engagecuba.org/press-releases/2017/6/16/engage-cuba-statement-on-trumps-cuba-directive (site consulté le 22 juin 2017).
[22] Sofia Lotto Persio, New U.S. Cuba Policy Is Unpopular, Just Like President Trump», Newsweek, 21 de junio de 2017.
[23] Ibid.
[24] Ibid.
[25] The New York Times , «A Cynical Reversal on Cuba», 16 de junio de 2017.
[26] Alec Tyson, «Americans Still Favor Ties With Cuba After Castro’s Death, U.S. Election», Pew Research Center, 13 de diciembre de 2016. http://www.pewresearch.org/fact-tank/2016/12/13/americans-still-favor-ties-with-cuba-after-castros-death-u-s-election/ (sitio consultado el 24 de junio de 2017).
[27] Telesur , «Incrementa 145% los visitantes de EE.UU. a Cuba en 2017», 14 de junio de 2017. http://www.telesurtv.net/news/Incrementa-145--los-visitantes-de-EE.UU.-a-Cuba-en-2017-20170614-0053.html (sitio consultado el 24 de junio de 2017).
[28] Nations unies, «ONU aprueba resolución contra bloqueo a Cuba sin votos en contra por primera vez en la historia», 26 de octubre de 2016. http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=36140#.WUwBTWdds_Y (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[29] American Security Project , «Letter to Lieutenant General H.R. McMaster, National Security Adviser to the President», 20 de abril de 2017. https://static1.squarespace.com/static/55806c54e4b0651373f7968a/t/58f8dc14ebbd1aed9edd0360/1492704289283/Cuba+Security+Letter (sitio consultado el 22 de junio de 2017).

*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016. http://www.tiendaeditorialhiru.com/informe/336-cuba-palabra-a-la-defensa.html Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

`Cuba es uno de los países más poblados del mundo, si unimos a todas las personas que nos quieren´




Con mucho humor e ironía cerró Eugenio Martínez Enríquez, actual Embajador de la República de Cuba ante el Reino de España, el XIV Encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba, celebrado en Bilbao del, 9 al 11 de junio de 2017.


lunes, 26 de junio de 2017

Hija de Fulgencio Batista desahuciada en la Florida




Carmela Batista con su hija Ana Batista viven en el parque Stranahan, frente a la biblioteca pública de Fort Lauderdale. Foto: The Miami Herald

Entre las decenas de personas sin hogar que viven en el Stranahan Park en el centro de Fort Lauderdale se encuentra la octogenaria Fermina Lázara Carmela de las Mercedes Batista Estévez, hija del ex dictador cubano Fulgencio Batista, derrocado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 1959.(1)
Un reportaje del canal 10 de la TV de Fort Lauderdale, descubrió a Carmela que cumplirá 82 años en julio próximo, junto a su hija adoptiva Ana, un gato y sus maletas y bolsas en el nuevo “hogar” a la intemperie. Lleva consigo entre sus pertenencias además, un libro de fotos que incluye una junto a su padre que en la parte de atrás dice: “besos”.
Carmela ha quedado en la calle tras perder con el tiempo la millonaria herencia y propiedades que heredó de Batista, gracias a que este huyó de Cuba con una fortuna que robó al pueblo.
Fulgencio Batista tuvo nueve hijos, ocho en sus dos matrimonios.Tres en el primero de ellos con Elisa Godínez (1900-1993): Mirtha Caridad (1927-2010), Elisa Aleida (1933) y Fulgencio Rubén Batista (1933-2007). Con Marta Fernández Miranda (1923-2006) nacieron otros cinco: Jorge Luis (1942), Roberto Francisco (1947), Carlos Manuel (1950-1969), José Fulgencio (1953) y Marta María (1957).
Carmela nació en 1935 del romance extramatrimonial de Batista con su madre Marina Estévez.
En un arqueo a las llamadas “bóvedas de Batista”, llevado a cabo por el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados creado por Fidel en enero de 1959, se ocupó un testamento ológrafo del ex dictador en que se nombran entre los beneficiarios directos, en caso de su fallecimiento, a sus hijos Fulgencio, Rubén y Jorge Luis, y a su hija extramatrimonial, Carmela, que en ese entonces tenía 23 años.
“Es una larga historia. Siempre he dicho que tengo una vida perfecta. Es por eso que estar aquí, ahora, es como un shock “respondió al ser entrevistada en el parque donde duerme cada noche.
Luego que Fulgencio Batista abandonó Cuba abruptamente en la madrugada del 1 de enero de 1959 junto a su familia y varias decenas de millones de dólares, voló a un hotel en Nueva York con un tío y un sobrino.
Carmela cuenta que cuando su padre le preguntó dónde ella quería vivir, le dijo que en Fort Lauderdale. Sin preocupaciones financieras debido a lo que su padre se llevó de la Isla, se dedicó a dar clases de piano y a ejercer como secretaria en una oficina médica.
Cuando el otrora dictador murió en 1973, todos sus hijos fueron convocados a NuevaYork para la lectura del testamento y Carmela confirmó que a ella le tocó más de un millón de dólares de ilegal fortuna, sin revelar el monto exacto.
Compró una casa en el exclusivo barrio de Coral Ridge y un apartamento en Galt Ocean Mile y tuvo un breve matrimonio y a los 53 años adoptó a Ana recién nacida, a la que luego enviaría a las mejores escuelas privadas.
“Perdí mi dinero con el mercado de valores y tal vez tenía demasiado mano abierta,” dijo Carmela.
Acumuló 17 mil dólares en gastos de tarjetas de créditos que no pagó a pesar de hipotecar la casa y fue llevada a juicio. Igual le sucedió con la factura del agua. En una ejecución hipotecaria perdió su casa que fue vendida el pasado año en 830 mil dólares.
Por dos años Carmela, su hija y el gato, han estado sin hogar viviendo en vehículos sin uso, ocasionalmente en moteles cuando tienen algún dinero y por meses en los bancos de las paradas de ómnibus a lo largo de Oakland Park Boulevard, antes de instalarse en Stranahan Park.
Ahora duermen ante la puerta techada de la Biblioteca del Condado de Broward. “A veces lloro, es difícil. Es muy duro”, cuenta.
Ana dijo que le han prometido un trabajo en Orlando, que Carmela llama “el lugar de Mickey Mouse”, a partir del 8 de julio, pero no tienen dinero para llegar hasta allí.
“Es como si Dios me quiere enseñar algo,” dijo Carmela. “La próxima vez no va a suceder. Es una lección dura, pero se aprende” opinó la hija del dictador Fulgencia Batista al canal 10 de Fort Lauderdale.

Cubadebate

Nota de la Redacción:

(1) Fulgencio Batista fue gobernante de facto. Dirigió un Golpe Militar el 10 de marzo de 1952 y se erigió en dictador durante siete años. En ese periodo se cometieron miles de crímenes en Cuba y el país fue entregado al capital y la mafia estadounidense. Huyó de la Isla en la madrugada del 1 de enero de 1959 ante el inevitable triunfo de la Revolución encabezada por Fidel Castro Ruz.

“Centrismo” y “Tercera vía”, ¿sólo etiquetas?

Un artículo del historiador Elier Ramírez Cañedo titulado “Centrismo y tercera vía en Cuba” ha despertado variadas reacciones. Pero a veces ilustra, o complementa un poco, dar la palabra a los protagonistas, algunos de los cuales Raúl Antonio Capote ha señalado con nombres y apelidos en su artículo “Tercera opción en Cuba: El drama de los equilibristas” y otros han recibido una descripción bastante elocuente:
“un conocido profesor universitario, hoy devenido además en “reformador constitucional”, “propulsor” de cambios constitucionales, etc., incluso de una nueva Constitución”
Hay quien arguye que “centrismo” es una etiqueta, una creación artificial. Sin embargo los delata el lenguaje equidistante de quienes citan a Gramsci pero niegan lo que este afirmaba cuando decía “vivir quiere decir tomar partido”, o peor, creen que no es evidente el partido que toman:
“Otro aspecto que, según muchos, parece interponerse en el camino de las negociaciones es el de Alan Gross, el contratista norteamericano preso en Cuba por ejecutar acciones no permitidas por las leyes, y los tres cubanos que cumplen sanciones severas en Estados Unidos por trabajar para entidades de la seguridad cubana.” (“Cuba Posible: pensar el futuro de la Isla (II)“, en OnCuba Magazine, 11 de noviembre de 2014)
Para los centristas, Alan Gross era “el contratista norteamericano preso en Cuba por ejecutar acciones no permitidas por las leyes” -se puede interpretar que se llevó una luz roja o un cartel de “Pare” y no que trabajaba para las políticas subversivas de Estados Unidos contra Cuba -, sin embargo nuestros héroes cumplían “sanciones severas” -nunca injustas- “por trabajar para entidades de la seguridad cubana”.
O este otro equidistante ejemplo, firmado por la persona que en 2011, a través de la influyente New America Foundation (NAF) -la mayor beneficiaria de fondos de la USAID en sus programas de “promoción de la democracia en Cuba”- intentaba responder “¿De qué manera estas tendencias –se relacionan con los intereses estratégicos de la política norteamericana y su objetivo declarado de promover una transición pacífica a una Cuba democrática y orientada al mercado?”. Con “tendencias” se refiere, en sus palabras para la NAF, a “la liberalización política y el surgimiento de una Cuba más abierta hacia el mundo exterior”. Decía el colaborador de la NAF:
“La política del embargo es una política imperial porque pretende imponer a través de la coerción el tipo de gobierno que a ellos les gustaría en Cuba, con las políticas que a ellos les gustarían desde Cuba. Es posible que esa política sea suplantada por una política de proyección hegemónica que lo que procura es persuadir al otro actor, a partir de dinámicas de información, dinámicas de incentivos, de que es mejor, para el actor más débil, adoptar cambios que lo hagan caber o entrar en un rompecabezas mayor donde predomina el liderazgo norteamericano.
“Esto es algo que Cuba no parece aceptar y eso ya es un conflicto de Cuba no solo con Estados Unidos sino con un sistema internacional donde la primacía norteamericana es una realidad. El actual sistema político cubano y la dirección cubana no se sienten cómodos con el mundo de esa manera y hacen todo lo posible por cambiarlo. ¿Es posible que Cuba modere esa manera de ser? Yo creo que sí. ¿Es posible que Estados Unidos asuma la búsqueda de sus mismos objetivos por un método más persuasivo y menos coercitivo?”. (Arturo López-Levy: “En la medida en que la reforma económica cubana abra los apetitos empresariales, el lobby pro embargo tiene que retroceder”, Progreso Semanal, 14 de Marzo, 2014)
Hay “un conflicto de Cuba no solo con Estados Unidos sino con un sistema internacional donde la primacía norteamericana es una realidad” y la causa es es que “el actual sistema político cubano y la dirección cubana no se sienten cómodos con el mundo de esa manera y hacen todo lo posible por cambiarlo”. Para el ideólogo de la NAF Cuba debe moderarse en su manera de ser pero EEUU no, Washington sólo debe perseguir los mismos objetivos de modo distinto, recomendación que Obama puso en marcha a partir de 2014. Para entender por qué, hay que leer la definición de la New América Foundation que dio Julian Assange a Ignacio Ramonet:
“La New America Foundation, por ejemplo, en Washington, ¿quién la financia? La respuesta es: Eric Schmidt personalmente, y Google como compañía, y el Departamento de Estado, y Radio Free Asia, y varias entidades más, pero las que he mencionado son las principales patrocinadoras. Y su directora general, Anne-Marie Slaughter, había trabajado anteriormente como asesora muy cercana a Hillary Clinton en el Departamento de Estado, y sigue siendo una asesora actual del Departamento de Estado. Y es profesora en Princeton, al mismo tiempo. Por lo tanto, aquí los tenemos a todos juntos: Eric Schmidt como individuo, Google como compañía, el Departamento de Estado como parte del Ejecutivo de EE.UU. Igual ocurre con Radio Free Asia, y con el mundo académico representado, en parte, por Anne-Marie Slaughter.” (Ramonet entrevista a Assange: “Google nos espía e informa a EEUU”, Cubadebate, Noviembre de 2014)
Lo mismo sucede con el término “Tercera vía”, otra “etiqueta inventada”. Un llamado a Miami, publicado en El Nuevo Herald el 21 de marzo con el título “Miami, La Habana, Europa: hoja de ruta” desde la “socialista” Fundación Alternativas -vinculada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y con el ex jefe del gobierno ibérico Felipe González y el ex Ministro de Cultura y luego Exteriores, además de ex Secretario General de la OTAN, y fundador de la revista Encuentro de la cultura cubana, Javier Solana, en su nómina– arroja algunas luces y explica cómo sincronizar la estrategia hacia La Habana entre Europa y EE.UU., buscando una “tercera vía” para influir en Cuba:
“En este proceso, tan malo sería ir muy deprisa como muy despacio; tan malo sería focalizar exclusivamente en los avances económicos, como exclusivamente en los políticos. No hay que saltarse ningún paso. Asimismo, es preciso sincronizar la sociedad de dentro, con la de fuera –la diáspora de Miami. Ello exige un cambio en la estrategia de aproximación. Las dos vías ensayadas hasta ahora por españoles y europeos no han funcionado. Una era la vía “oficialista” de contactos con el régimen, con limitaciones obvias. La otra vía era el contacto con unos disidentes que no han contado con un respaldo significativo en la isla, y que a menudo han maniobrado, o bien aisladamente, o bien torpemente, siempre bajo la sospecha de la financiación “subversiva” de Miami (las Damas de Blanco, por ejemplo).
“Precisamente la tercera vía que Europa y EEUU deberían poner encima de la mesa negociadora, el núcleo del deal, no son grandes exigencias a priori en libertades y pluralismo político por parte del régimen cubano –pues eso ha de llegar en el proceso negociador– sino tener pleno acceso a la incipiente sociedad civil, tanto la “opositora” como la “no opositora” y la aún “no posicionada”, fortaleciendo sus bases económicas y favoreciendo su movilidad interna y exterior, mientras se va cimentando progresivamente una clase media.”
(…)
“En Europa, países como la República Checa, Polonia, Suecia o Finlandia, van dejando atrás sus reticencias, mientras se confirma el giro de Francia o Alemania. España y Europa pueden resultar útiles también como escenarios de encuentros orientados a la reconciliación y al desarrollo, en un proceso transparente, y con el conocimiento de las autoridades cubanas. Por ejemplo, recientemente, grupos de opositores cubanos se reunían en Madrid en torno a la articulación de un consenso mínimo que incluye movimientos políticos, ley de asociaciones, ley electoral o Cuba 3.0. (Internet).”
Cualquier semejanza de ese “consenso mínimo” con el programa tercerista ratificado a propósito de los anuncios anticubanos de Donald Trump por quienes antes hacían equilibrios entre Alan Gross y Los Cinco, ¿es casualidad?
Knut Fleckenstein, vocero internacional de los socialdemócratas en el Parlamento Europeo, ha dicho sobre la política de la socialdemocracia europea hacia Cuba después de las declaraciones de Trump en el teatro Artime de Miami:
“Nuestros esfuerzos por respaldar a los cubanos comienzan sabiendo que en Cuba no se respetan los derechos humanos. Y la única forma de que los cubanos logren lo que quieren es dialogar con su Gobierno y no dejar sola a la sociedad civil.
(…)
“Primero: que las ganancias del turismo no vayan a parar a los consorcios estatales, sino que sean utilizadas para apoyar a todos los pequeños empresarios que abren sus negocios y aportan a la formación de una economía. Segundo: el intercambio comercial debe ser atractivo para ambas partes. Tercero: sin reformas básicas hacia una democratización las relaciones no pueden funcionar a largo plazo.”
En el evento sobre “Cuba y sus desafíos actuales” realizado por Cuba Posible en la sede neoyorkina de la Open Society Foundation del multimillonario, el Señor Uwe Optenhogel, director de la Oficina de la Fundación Friedrich Ebert de la socialdemocracia alemana en Bruselas, coordinó un panel en que hizo las preguntas a los panelistas, otorgó la palabra y también opinó, destacando, y ofreciendo para Cuba, su “experiencia asistiendo a algunas sociedades en transición” según su propia expresión. Aunque el Señor Optenhogel con esas palabras se refería explícitamente a la “asistencia” de su organización en las transiciones al capitalismo de los países de Europa del Este -que como ha documentado la académica británica Emily Morris no se pueden calificar de exitosas y mucho menos ejemplares para Cuba-, no mencionó el papel de la Fundación Friedrich Ebert en “algunas sociedades en transición” sobre el que el ex agente de la CIA Philip Agee declaró en marzo de 1987 en una entrevista a la revista Zona Cero, citada por Alfredo Grimaldos en la página 150 de su libro de 2006 La CIA en España y publicado en Cuba en 2007:
“Dentro del Programa Democracia, elaborado por la Agencia, se cuida con especial atención a las fundaciones de los partidos políticos alemanes, principalmente a la Friedrich Ebert Stiftung, del Partido Socialdemócrata, y la Konrad Adenauer Stiftung, de los democristianos. Estas fundaciones habían sido establecidas por los partidos alemanes en los años cincuenta y se utilizaron para canalizar el dinero de la CIA hacia esas organizaciones, como parte de las operaciones de ‘construcción de la democracia’, tras la Segunda Guerra Mundial. Después, en los sesenta, las fundaciones alemanas empezaron a apoyar a los partidos hermanos y a otras organizaciones en el exterior y crearon nuevos canales para el dinero de la CIA. Hacia 1980, las fundaciones alemanas tienen programas en funcionamiento en unos sesenta países y están gastando cerca de 150 millones de dólares. Operan en un secreto casi total… Las operaciones de la Friedrich Ebert Stiftung (Fundación), del SPD, fascina a los norteamericanos, especialmente sus programas de formación y las subvenciones que hicieron llegar a los socialdemócratas de Grecia, España y Portugal, poco antes de que cayeran las dictaduras en esos países e inmediatamente después… En Portugal, por ejemplo, cuando el régimen de Salazar, que había durado cincuenta años, fue derrocado en 1974, el Partido Socialista completo apenas habría bastado para una partida de póker y se localizaba en París, sin seguidores en Portugal. Pero con más de 10 millones de dólares de la Ebert Stiftung, y algunas otras remesas de la CIA, el Partido Socialista Portugués creció rápidamente y en poco tiempo se convirtió en el partido gobernante.”
En la página 152 de su libro, Alfredo Grimaldos cita a Justo de la Cueva, miembro de la comisión mixta de reunificación del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Madrid y proveniente del sector histórico del PSOE, que “deja desalentado la militancia” en 1979 declarando a la revista Tricolor:
“el PSOE va donde diga la CIA a través de Willy Brandt. Hasta en el propio Bundestag alemán se acaba de denunciar que la Fundación Friedrich Ebert del SPD recibe dinero directamente de la CIA”
Un artículo de Agee publicado en el número de verano-otoño de 2003 de Socialism and Democracy titulado “Terrorism and Civil Society as Instruments of U.S. Policy in Cuba”, y traducido por el sitio La Haine dice:
“Los éxitos de los movimientos revolucionarios de Etiopía, Angola, Namibia, Zimbabue, Grenada, Nicaragua y otros países reunieron a veteranos de la guerra fría del Partido Demócrata y a “internacionalistas” del Partido Republicano en la creación, en 1979, de la American Political Foundation (APF). La fundación tenía por función estudiar la viabilidad de establecer una fundación legal financiada por el gobierno para subvencionar las operaciones en las sociedades civiles de otros países por intermedio de organizaciones no gubernamentales estadounidenses.
“En el seno de la APF se crearon cuatro grupos especializados –task forces— para llevar a cabo el estudio: uno de los demócratas, uno de los republicanos, uno de la Cámara de Comercio de EE UU y uno de la gran confederación sindical estadounidense AFL-CIO. El trabajo conjunto recibió el nombre de Democacy Program. Estos grupos consultaron una amplia serie de organizaciones nacionales y extranjeras, y las que más les llamaron la atención fueron las fundaciones de los principales partidos políticos de Alemania Occidental, financiadas con fondos públicos: la Fundación Friedrich Ebert, del Partido Socialdemócrata (SPD); y la Fundación Konrad Adenauer, del Partido Cristianodemócrata (CDU/CSU). Cuando se crearon estas fundaciones, en la década de 1950, su tarea consistía en construir una (…) sociedad civil basada en el modelo parlamentario occidental, a la vez que utilizar su fuerza para reprimir los movimientos políticos comunista y otros de izquierda.
“Desde muy pronto, la CIA canalizó fondos a través de estas fundaciones para las organizaciones y grupos no gubernamentales de Alemania. Luego, a partir de 1960 estas fundaciones comenzaron a apoyar a los partidos políticos y otras organizaciones afines de otros países, a la vez que canalizaban dinero de la CIA con este fin. En la década de 1980, estas dos organizaciones tenían programas en funcionamiento en cerca de 60 países y gastaban alrededor de 150 millones de dólares al año. Y lo que es más interesante, operaban en un secretismo casi total.
“Una de las operaciones desarrolladas por la Fundación Friedrich Ebert demuestra el alto grado de efectividad que pueden alcanzar. En 1974, después de 50 años en el poder, el régimen fascista de Portugal (país miembro de la OTAN) fue derrocado, y un puñado de oficiales militares comunistas y de izquierda se hicieron cargo del gobierno. En ese momento, el número de socialdemócratas portugueses, encuadrados en el Partido Socialista, a duras penas daba para formar un equipo de fútbol, y vivían todos en París sin ningún tipo de seguidores en Portugal. Gracias a no menos de diez millones de dólares provenientes de la Fundación Friedrich Ebert, además de otros fondos de la CIA, los socialdemócratas regresaron a Portugal, crearon un partido de la noche a la mañana, lo hicieron crecer como los hongos y en pocos años el Partido Socialista fue el partido gobernante en Portugal. La izquierda, en plena confusión, se vio relegada a un segundo plano.”
Ver a los “centristas” cubanos aprovechando a Trump para relanzar su programa tercerista recuerda cómo en 1954, la misma CIA que organizó el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala le orientaba a los integrantes de su Congreso por la Libertad de la Cultura (CLC) en América Latina hacer una declaración condenando el golpe de estado en el país centroamericano, como se explica en el libro de Olga Glondys El exilio republicano español y la guerra fría cultural. La CIA –dice Glondys- “vio una excelente oportunidad para intentar vencer la desconfianza de los intelectuales latinoamericanos, presentando una genuina cara izquierdista y prodemocrática del CLC”. Incluso el jefe del CLC –al igual que su miembro cubano Jorge Mañach- criticó el comunicado finalmente emitido porque tenía una mención al “totalitarismo soviético”, lo que era perjudicial para el organismo, dadas las acusaciones que se le hacían de estar pagado por el Departamento de Estado. (Ver página 92, de La CIA y el exilio republicano español, Olga Glondys, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 2012.)
El representante del CLC para América Latina, Julián Gorkin, un “revolucionario prosestadounidense” según Glondys, pasó de disidente del Partido Comunista de España y fundador de un Partido Obrero de Unidad Marxista, para terminar en los años 70 del siglo XX en la socialdemocracia del PSOE de González y Solana.
Acerca del PSOE, González y Solana he escrito antes. Con la ayuda de EE.UU. y la socialdemocracia alemana, desde una élite que era “poco más que una sigla”, surgieron allí y en Portugal, prácticamente de la nada, un “socialismo” y una “izquierda” listas para vender en el momento de la “transición”:
“En el libro La CIA en España, del investigador Alfredo Grimaldos, se documentan varios hechos de la trayectoria de quien fuera uno de los principales beneficiarios de la llamada “transición” española. Se relata su asistencia al congreso del PSOE de 1974 en Suresnes, Francia, con pasaporte confeccionado por el SECED (servicio de información franquista) y escoltado por oficiales de esa institución. Es en ese evento, donde -según se testimonia en la investigación- había más oficiales franquitas que participantes, en el que el entonces joven abogado sevillano es electo Secretario General. Cuenta en el libro un capitán del CESED que después de volver González de Francia un comisario de Sevilla que lo detuvo “se llevó una bronca tremenda y tuvo que soltarle enseguida”. Otro ex oficial franquista relata: “la dictadura propició el resurgir del PSOE para ahogar al PCE” (Partido Comunista de España). El Congreso de Suresnes se había celebrado sólo seis meses después de estallar la “Revolución de los Claveles” en Portugal, con un marcado protagonismo del Partido Comunista, hecho que había disparado las alarmas de los norteamericanos, que no estaban dispuestos a permitir una situación similar en España.
“Afirma Grimaldos en su obra: “Los delegados que asisten al Congreso de Suresnes representan, oficialmente, a tres mil militantes del interior, pero, en realidad, esa cifra es menos de la mitad. Durante los últimos años del franquismo, el PSOE es poco más que una sigla. El mayor peso de la resistencia lo han llevado los comunistas. En definitiva, lo que ocurre en Suresnes es una refundación del partido creado por Pablo Iglesias, con el modelo portugués como telón de fondo. En el país vecino no existía ni un partido socialista histórico y hubo que inventar uno.”
“González, ya en la dirección del PSOE, con el apoyo de los norteamericanos y la socialdemocracia alemana logra aislar a los comunistas en las negociaciones de la “transición”. En el XXVII congreso de 1979, impone que se elimine el término “marxismo” de los estatutos del partido. En 1983 -luego de ser electo en 1982 jefe del gobierno- apoya la estrategia de despliegue de misiles en Europa impulsada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y en 1986 promueve la adhesión española a la OTAN. Esto último constituía un cambio radical en las posiciones del PSOE, que, en su XVII Congreso de 1976, había proclamado “a la OTAN, de entrada no”.
“En relación con la OTAN, Javier Solana, cercano colaborador de González, quien fue sucesivamente, Ministro de Cultura, portavoz del gobierno y Ministro de Asuntos Exteriores, acumula el vuelco más espectacular. Solana pasó del “a la OTAN de entrada, no”, a ser el secretario general de la Alianza Atlántica durante la agresión a Yugoslavia, por lo cual fue declarado unánimemente por el parlamento ruso, en 1997, “criminal de guerra”. En el año 2006, como alto representante para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea, justificó los más de mil vuelos ilegales de la CIA en Europa como parte de la “guerra contra el terrorismo”–asociados a torturas y ejecuciones extrajudiciales- con estas palabras: “Con nuestros aliados norteamericanos compartimos la convicción de que se necesita una acción dura”. Fue Javier Solana el que coordinó en su origen una de las operaciones de propaganda anticubana a las que más recursos ha dedicado el gobierno norteamericano, la revista Encuentro de la cultura cubana; la presidenta de la fundación del mismo nombre, Anabelle Rodríguez, ha relatado en una entrevista cómo Solana la llamó desde su despacho para proponerle el “trabajo”.”
A pesar de quienes se niegan a aprender de ella, la historia es una buena maestra. Tras ver caer en Guatemala al gobierno de Jacobo Árbenz a manos de la CIA, un joven escribió a su madre que “los términos medios no pueden significar otra cosa que la antesala de la traición”, su nombre: Ernesto Che Guevara.

Iroel Sánchez

viernes, 23 de junio de 2017

Cuba, EE.UU. y España: entre esclavos y guerras




Los Estados Unidos y la Corona española se disputaban Cuba como un botín de guerra. El 23 de junio de 1898 desembarcaban los norteamericanos en el Caribe. Aquí reseñamos el inicio de su dominio.

Hija directa de la llegada de Colón a América, la isla estuvo marcada por los grilletes en los pies del esclavo, el látigo, la zafra, la caña de azúcar y el tabaco; pero también por las ideas insurgentes. Pues con los barcos españoles no solo anclaban años de saqueo, sino tambien hacia mediados del siglo XIX, desembarcaban los primeros anarquistas, que fundarían las primeras organizaciones del movimiento obrero.
La economía cubana estaba basada en el trabajo esclavo, literalmente hasta la muerte de los negros traídos como ganado, en los infectados barcos desde el Africa.
Este sistema comenzó a agotarse porque el régimen esclavista convivía con la comercialización y el avance de la tecnología capitalista. Si a este cuadro le sumamos la caída de los precios del azúcar; se fue gestando la crisis que posibilitaría la entrada del capital británico y norteamericano en la isla. De esta manera, los EEUU no solo tendría cada vez más participación en la industria azucarera sino que comenzaría una lenta y cada vez más agresiva intervención en la isla.
En su primera guerra de independencia del periodo 1868-1878, fueron los propios hacendados quienes dieron la libertad a sus esclavos para luchar contra los españoles, pero fracasaron antes la superioridad militar colonial.
Mientras tanto Cuba se afirmaba en el capitalismo mundial, especializando su industria azucarera y el tabaco.
Esta lucha tardía por su independencia, se explica por el temor de la burguesía azucarera y los terratenientes a impulsar las fuerzas revolucionarias que habían marcado a fuego al Caribe con la Revolución Negra Haitiana. Tales recuerdos, alejaban los ánimos independentistas de la oligarquía local.
En 1895, Cuba vuelve a la guerra de independencia contra España. El poeta José Martí, quien fuera el fundador del Partido Revolucionario Cubano, estará entre sus principales inspiradores y combatientes. La pequeña burguesía liberal encabeza el movimiento confluyendo con el movimiento obrero –influenciado por el anarquismo- que lucha junto al PRC, los afrocubanos, peones rurales, campesinos tabacaleros y la pequeñoburguesía urbana. La lucidez de José Martí lo lleva a comprender que el carácter de esta lucha es anti-imperialista, agudizando su visión y solidaridad de los pueblos oprimidos del continente como se ve reflejado en su obra. Sin embargo, su visión de la lucha que se libraba era policlasista y, luego de su temprana muerte en combate, el PRC subordinó al movimiento a la dirección de la burguesía y los terratenientes. Estos últimos actores son los que pedirán la intervención de los EEUU en la lucha contra los españoles.
El 15 de febrero de 1898, una explosión del acorazado “Maine” enviado a La Habana por los EEUU para custodiar sus propiedades, fue hundido con un saldo de más de 260 muertos (entre tripulantes y oficiales). La causa de la explosión sigue siendo una incógnita. Sucedió por la noche cuando todos dormían y nunca se supo si en verdad fue un ataque de los españoles (aunque la pericias de la época indicarían que no) o si en verdad la explosión había sido provocada -desde adentro del barco- por los propios norteamericanos para encontrar “la excusa” perfecta para declarar la guerra a España. Y así sucedió.
En un clima de ferviente patriotismo yankee, y en uno igual de reaccionario se inició la contienda bélica.
El 23 de junio de 1898 desembarcan en territorio cubano las tropas voluntarias de caballería norteamericanas llamadas Rough Riders (Jinetes Duros). Si bien por vía terrestre no eran muy fuertes, contaban con el apoyo de la población local que querían sacarse de encima a los españoles. Uno de los comandantes era Theodore Roosvelt, quien pocos años más tarde seria presidente de los EEUU. Su mision era apoderarse del bastión de los españoles en la ciudad de Santiago y ganan su primera batalla en San Juan, asestando un duro golpe al colonialismo.
Mientras aumentan las bajas españolas, el 3 de julio la flota intenta escapar del sitio del puerto de Santiago. Pero a la salida del mismo lo esperaba formando una media luna la poderosa armada norteamericana. La superioridad militar yankee fue notable.
En poco más de dos horas la derrota de la flota española estaba hundida. Es llamativo que el barco insignia de los españoles en ser derrotado, el mas importante, se llamaba “Cristóbal Colón”.
El 13 de agosto la bandera española es bajada del mástil de la ciudad. Pero en su lugar no se iza la bandera cubana, sino la de EEUU.
Así terminaban cuatro siglos del saqueo y colonialismo español. Sin embargo, comenzaba el dominio de los EEUU en la región. Bajo la tutela del naciente imperialismo yankee se declara la “independencia” formal de Cuba.
El 12 de junio de 1901 la Asamblea Constituyente cubana redacta su propia Constitución. Pero el senador de EEUU llamado Edward Platt le impone una cláusula, que pasará a conocerse con el nombre de la “enmienda Platt” que impone claramente el “precio” de la “libertad” y las nuevas condiciones: “Cuba reconoce el derecho de EE.UU. a intervenir en sus asuntos internos; siempre que este último país lo estime necesario para la conservación de la independencia cubana, y para el mantenimiento de un gobierno adecuado para la protección de la vida, propiedad y libertad individual (…) Para poner en condiciones a los EE.UU. de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como de su propia defensa, Cuba arrendará o venderá tierras a los EE.UU.; destinadas al establecimiento de bases carboneras y navales”.
Hasta el día de hoy el símbolo de aquélla injerencia es la base militar de Guantánamo, reconocida mundialmente por las torturas y crímenes de lesa humanidad y todo tipo de violaciones a los más elementales DDHH.
Toda la lucha de clases desatada en la isla en el siglo XX, incluso mediando la Revolución Cubana de 1959, tuvo como blanco de todo su odio y desprecio a esta imposición del imperialismo yankee. Desprecio que, al día de hoy, continúa incrementándose.

Daniel Lencina

Trump: truenos y trampas

Mucho se ha dicho y se dirá sobre el grotesco show que tuvo lugar en Miami el 16 de junio y las mentiras y amenazas contra Cuba allí proferidas. El discurso de Trump, incoherente y torpe como todos los suyos, dejó en claro al menos dos cosas: que hará todo lo que pueda para endurecer la política contra Cuba, anulando los tímidos pasos que había dado su predecesor y que el actual Presidente es un mentiroso irremediable.
Es costumbre allá en el Norte mezclar la política con el espectáculo, la información con el divertimiento, aunque sea, como en este caso, de pésimo gusto. Para quien lo observa desde fuera es recomendable una buena dosis de duda cartesiana y la prudencia necesaria para no dejarse confundir. Sobre todo si se trata de lo que diga alguien como el estrafalario ocupante de la Casa Blanca.
Con razón la congresista federal Barbara Lee, incansable luchadora por la justicia y los derechos civiles, al rechazar el discurso de Trump, subrayó la importancia de pelear por evitar que las regulaciones específicas para traducir en normas obligatorias la directiva presidencial sean aun más perjudiciales para los pueblos de los dos países. Allí mismo ese día se dio una prueba evidente de la justeza de su preocupación.
En su perorata Trump anunció que iba a emitir una nueva orden ejecutiva para reemplazar la ya derogada que había orientado la política de Obama en sus últimos dos años. Allí delante de todos, estampó su firma en el documento que aparece en el sitio oficial de la Casa Blanca pero que nadie leyó.
Lo que dijo no corresponde exactamente con lo que suscribió y esto último es lo que vale, lo que tiene fuerza legal y guiará la conducta de su Administración. El contraste es evidente, por ejemplo, en el caso de las remesas que reciben muchos cubanos en la isla de sus familiares residentes en Estados Unidos. Según el que habló en Miami tales remesas continuarían y no serían afectadas.
Pero allí mismo, en el mismo acto, sin esconderse, firmó una orden que dice exactamente lo contrario. A esta cuestión de las remesas dedica varios párrafos el documento titulado “Memorandum Presidencial para el Fortalecimiento de la Política de Estados Unidos hacia Cuba”, que firmado por Trump publicó la Casa Blanca y con todas las letras establece que serían millones los cubanos residentes en la isla a quienes no se les permitiría recibir remesas.
En la Sección III, inciso (D) la definición de “funcionarios prohibidos del gobierno de Cuba” se amplía ahora para abarcar más allá de los dirigentes del Estado y el Gobierno cubanos a sus funcionarios y empleados y a los miembros y empleados de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, a los cuadros de la CTC y a los de los sindicatos y los Comités de Defensa de la Revolución locales. El profesor William M. Leogrande calcula que se trataría de más de un millón de familias.
Trump alardeó de que echaría abajo todas las medidas adoptadas por Obama y probablemente se propone hacerlo. Pero sabe que ello contradice los intereses y opiniones de algunos sectores empresariales vinculados al Partido Republicano y por eso se escudó tras su retórica agresiva y su jerga a menudo indescifrable. Respecto al tema de los cubanos y las remesas no le quedó otro remedio que emplear su arma favorita: la mentira.
Habrá que ver ahora como redactan y aplican esta nueva orden que pretende castigar al conjunto de la población cubana.

Ricardo Alarcón de Quesada

martes, 20 de junio de 2017

`Cuando un pueblo se une no hay imperialismo que lo pueda derrotar: el ejemplo de Cuba´: A. Guevara




En el XIV Encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba (Bilbao, 9 al 11 de junio de 2017) Aleida Guevara March, medica pediatra, miembro del Centro de Estudios Che Guevara de La Habana e hija del Che, desarrolló el panel “El Che, la Revolución cubana y la lucha permanente frente a la desinformación”.

lunes, 19 de junio de 2017

Conferencia de Prensa Bruno Rodríguez, Canciller de Cuba




Transmisión íntegra de la Conferencia de Prensa ofrecida en Viena, Austria, por el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla donde responde a los pronunciamientos y medidas de Trump sobre Cuba

Hemingway está en La Habana




La certeza de que el autor de El viejo y el mar no ha muerto fue una tesis cabalmente defendida por el investigador cubano Walfrido López al exponerla en su ponencia con la que se inició la segunda jornada del 16 Coloquio Internacional Ernest Hemingway, acaecida ayer en el hotel Ambos Mundos de La Habana, centro donde se respira la presencia del escritor norteamericano.
Muchas razones ofreció el ponente para demostrar esa verdad de Perogrullo que es la supervivencia del escritor insigne que no pasa de tiempo, autor de diez novelas, 12 libros de cuentos, relatos excelentes y periodista excepcional.
Entre las claves sostenidas está su condición de héroe, el que participó en la Primera Guerra Mundial y que fue herido en ella; el héroe de su país; el galardonado; corresponsal en la Guerra Civil Española; el galán y el valiente; el cazador de búfalos; el pescador de los mares de Cuba, y del Caribe; el cazador africano capaz de enfrentarse a un elefante, el sobreviviente de accidentes aéreos, aunque a intervalos pequeños.
Otros referentes son su estancia durante tantos años en Cuba, donde creó un mundo hemingwayano; sus gestos generosos como el de «entregar» la medalla del Premio Nobel a la Virgen de la Caridad; y el carácter de santuarios, que adoptan sus viviendas, como la propia Finca Vigía y el Ambos Mundos.
El argentino Ricardo A. Koon, miembro de la Cátedra Ernest Hemingway del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, es biógrafo del autor de Por quién doblan las campanas. «Lo estudio hace 40 años y ya presenté mi libro aquí –expresó a Granma–. Vengo al coloquio porque me encanta aportar sobre la vida de Hemingway. Mi ponencia tratará de la filmación de El viejo y el mar; para ello el escritor pidió a los productores de Hollywood que el rodaje se llevara a cabo en escenarios originales».
Desde su correspondencia el escritor revela múltiples aristas. La profesora norteamericana Sandra Spanier lleva la avanzada en esta zona de la escritura de Hemingway. «Vengo al coloquio desde que se fundó. En mi ponencia hablo sobre el tercer tomo, que está ya en muchas partes del mundo. Pero ya en meses sale el cuarto tomo. Las cartas son muy reveladoras. Dejan ver lo mismo su humor, su sensibilidad que su pasión por la escritura de turno, reveló a Granma.
Como este evento que concluirá mañana, se celebran muchos en el mundo. Cada vez son más los estudiosos de su vida y obra. La concurrencia de los llamados «similares» –seres con asombroso parecido al escritor–; competencias de pesca deportiva; actividades en bares donde bebió un trago o donde besó a una mujer son, entre otras patentes, muestra de la vida eterna de Hemingway, que por estos días revisita sus sitios predilectos en la Isla desde la voz y de la mano de los participantes del foro, que ya se preparan para su próxima edición prevista del 20 al 23 de junio del 2019.

Madeleine Sautié | madeleine@granma.cu

LCB: La otra guerra




Los actores Osvaldo Doimeadiós y Fernando Echeverría en los roles de Mongo Castillo y el teniente El Gallo.

La otra guerra, por tanto, es, de una parte, historia viva, pero, de otra a la vez, entrega artística. No es un relato documental ni testimonial aunque se tenga como punto de partida documentos y testimonios...

El último capítulo de La otra guerra se transmitió cuando todavía estaban frescos los ecos de la intervención del Presidente de los Estados Unidos en el teatro Manuel Artime –nombre de un traidor- donde anunció un patético y ridículo cambio de política de su gobierno hacia Cuba, que refrendó la hostilidad y el bloqueo como principios de la tradicional conducta de Washington hacia la Isla.
En el auditorio, aplaudiendo a rabiar, se hallaban los fracasados expedicionarios de la Brigada 2506, derrotada en las arenas de Playa Girón en abril de 1961. Para el caso que nos ocupa, la presencia de estos y la propia alocución del mandatario emiten dos señales: la persistencia de uno y los otros en anclarse en la decrepitud del pasado, y la pertinencia de recordar a quienes vivieron esa etapa, pero sobre todo transmitir a las nuevas generaciones, el costo en vidas y sacrificio de los hombres, mujeres y familias por librar la Patria de los impulsos criminales de los mismos que alentaron la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos.
La otra guerra, por tanto, es, de una parte, historia viva, pero, de otra a la vez, entrega artística. No es un relato documental ni testimonial aunque se tenga como punto de partida documentos y testimonios. Sabemos que sus protagonistas se inspiran en personas reales pero a fin de cuentas el espectador se halla frente a una obra de ficción, con las reglas propias de esa manera de crear una realidad diversa a lo real.
La serie debe alentar, y de hecho lo ha logrado, la búsqueda de referencias históricas y la avidez por conocer quiénes fueron Puro Villalobos y Gustavo Castellón, el Caballo de Mayaguara, Obdulio Morales, Mongo Treto y Andrés Hurtado, el Capitán Descalzo, y esos jefes que no debemos olvidar, pienso en Tomasevich, Proenza, Pineo, Piti, Denis y en los agentes clandestinos que tipificamos en Alberto Delgado.
Pero a quienes nos enfrentamos es a Mongo Castillo (Osvaldo Doimeadiós) y Porfirio (Félix Beatón), al teniente que nombran El Gallo encarnado por Fernando Echevarría y esa madre tremenda, Fila, que asume Yailín Coppola. A gente de a pie, que intuyen por primera vez en su existencia que son dueños de sus destinos, guajiros de pura cepa, milicianos voluntarios, experimentados y bisoños combatientes, hermanos y novias, y en la acera opuesta, asesinos y cobardes, desclasados y confundidos, oportunistas y judas.
El espectador se ve atrapado por conflictos marcados por la violencia, en los que no hay término medio, aunque sí suficientes angustias, sentimientos encontrados y terribles decisiones, en medio de una geografía escarpada y agreste, de abruptos contrastes sociales, cacicazgos y clientelas políticas, poblada por muchas personas sujetas a cadenas de falsas lealtades y erróneas percepciones sobre lo que significaba el cambio revolucionario.
Eduardo Vázquez, el guionista de la serie, optó por contar y no teorizar, es decir, por darle protagonismo a la narración y no al discurso conclusivo. El director Alberto Luberta, en consecuencia, se inclinó por la sobriedad épica, la contención, el pulso dramático, sin dejarse ganar por los excesos. Sabía que tenía que lidiar con la huella dejada en el imaginario del espectador por una obra fílmica paradigmática, El hombre de Maisinicú, de Manolo Pérez, y, más que todo, por evitar la tentación del tono grandilocuente y el panfleto. Halló complicidad en las soluciones visuales del director de fotografía Alexander Escobar y en una banda sonora admirable por su economía expresiva.
Hay que lamentar, eso sí, su emisión una vez a la semana (con una repetición).
De sábado a sábado fue difícil reconstruir el hilo de los acontecimientos y guardar en la memoria los avatares que llevaban de uno a otro capítulo la continuidad narrativa.
Tal vez el mayor elogio a la eficacia de la serie provenga de quienes se molestaron con ella, los mismos que aplaudieron el discurso del presidente de Estados Unidos en Miami. Para uno de ellos resulta que La otra guerra «distorsiona» la historia del Escambray, puesto que aquello fue «una respuesta democrática». No es un invento mío, se puede leer en cierta prensa de ese país.

Pedro de la Hoz | pedro@granma.cu

domingo, 18 de junio de 2017

Declaración del Gobierno Revolucionario de Cuba




Declaración del Gobierno Revolucionario

El 16 de junio de 2017, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en un discurso cargado de una retórica hostil, que rememoró los tiempos de la confrontación abierta con nuestro país, pronunciado en un teatro de Miami, anunció la política de su gobierno hacia Cuba que revierte avances alcanzados en los dos últimos años, después que el 17 de diciembre de 2014 los presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama dieran a conocer la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas e iniciar un proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales.
En lo que constituye un retroceso en las relaciones entre los dos países, Trump pronunció un discurso y firmó en el propio acto una directiva de política denominada “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba” disponiendo la eliminación de los intercambios educacionales “pueblo a pueblo” a título individual y una mayor fiscalización de los viajeros estadounidenses a Cuba, así como la prohibición de las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías norteamericanas con empresas cubanas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad, todo ello con el pretendido objetivo de privarnos de ingresos. El mandatario estadounidense justificó esta política con supuestas preocupaciones sobre la situación de los derechos humanos en Cuba y la necesidad de aplicar rigurosamente las leyes del bloqueo, condicionando su levantamiento, así como cualquier mejoría en las relaciones bilaterales, a que nuestro país realice cambios inherentes a su ordenamiento constitucional.
Trump derogó asimismo la Directiva Presidencial de Política “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, emitida por el presidente Obama el 14 de octubre de 2016, la cual aunque no ocultaba el carácter injerencista de la política estadounidense, ni el objetivo de hacer avanzar sus intereses en la consecución de cambios en el orden económico, político y social de nuestro país, había reconocido la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba y al gobierno cubano como un interlocutor legítimo e igual, así como los beneficios que reportaría a ambos países y pueblos una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos gobiernos. También admitía que el bloqueo era una política obsoleta y que debía ser eliminado.
Nuevamente el Gobierno de los Estados Unidos recurre a métodos coercitivos del pasado, al adoptar medidas de recrudecimiento del bloqueo, en vigor desde febrero de 1962, que no solo provoca daños y privaciones al pueblo cubano y constituye un innegable obstáculo al desarrollo de nuestra economía, sino que afecta también la soberanía y los intereses de otros países, concitando el rechazo internacional.
Las medidas anunciadas imponen trabas adicionales a las muy restringidas oportunidades que el sector empresarial estadounidense tenía para comerciar e invertir en Cuba.
A su vez, restringen aún más el derecho de los ciudadanos estadounidenses de visitar nuestro país, ya limitado por la obligación de usar licencias discriminatorias, en momentos en que el Congreso de los Estados Unidos, como reflejo del sentir de amplios sectores de esa sociedad, reclama no solo que se ponga fin a la prohibición de viajar, sino también que se eliminen las restricciones al comercio con Cuba.
Los anuncios del presidente Trump contradicen el apoyo mayoritario de la opinión pública estadounidense, incluyendo el de la emigración cubana en ese país, al levantamiento total del bloqueo y a las relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos.
En su lugar, el Presidente estadounidense, otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por ejercer el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino.
Posteriormente haremos un análisis más profundo del alcance y las implicaciones de este anuncio.
El Gobierno de Cuba denuncia las nuevas medidas de endurecimiento del bloqueo, que están destinadas a fracasar como se ha demostrado repetidamente en el pasado, y que no lograrán su propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, cuya resistencia a las agresiones de cualquier tipo y origen ha sido probada a lo largo de casi seis décadas.
El Gobierno de Cuba rechaza la manipulación con fines políticos y el doble rasero en el tratamiento del tema de los derechos humanos. El pueblo cubano disfruta de derechos y libertades fundamentales, y exhibe logros de los que se siente orgulloso y que son una quimera para muchos países del mundo, incluyendo a los propios Estados Unidos, como el derecho a la salud, la educación, la seguridad social, el salario igual por trabajo igual, los derechos de los niños, y el derecho a la alimentación, la paz y al desarrollo. Con sus modestos recursos, Cuba ha contribuido también a la mejoría de los derechos humanos en muchos lugares del mundo, a pesar de las limitaciones que le impone su condición de país bloqueado.
Los Estados Unidos no están en condiciones de darnos lecciones. Tenemos serias preocupaciones por el respeto y las garantías de los derechos humanos en ese país, donde hay numerosos casos de asesinatos, brutalidad y abusos policiales, en particular contra la población afroamericana; se viola el derecho a la vida como resultado de las muertes por armas de fuego; se explota el trabajo infantil y existen graves manifestaciones de discriminación racial; se amenaza con imponer más restricciones a los servicios de salud, que dejarían a 23 millones de personas sin seguro médico; existe la desigualdad salarial entre hombres y mujeres; se margina a emigrantes y refugiados, en particular los procedentes de países islámicos; se pretende levantar muros que denigran a vecinos; y se abandonan los compromisos internacionales para preservar el medio ambiente y enfrentar el cambio climático.
Asimismo, son motivo de preocupación las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado; las ejecuciones extrajudiciales y las muertes de civiles causadas por bombas y el empleo de drones; y las guerras desatadas contra diversos países como Irak, sustentadas en mentiras sobre la posesión de armas de exterminio masivo, con consecuencias nefastas para la paz, la seguridad y la estabilidad de la región del Medio Oriente.
Recordamos que Cuba es Estado Parte de 44 instrumentos internacionales sobre los derechos humanos, mientras que los Estados Unidos lo es solo de 18, por lo que tenemos mucho que mostrar, opinar, y defender.
Al confirmar la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, Cuba y los Estados Unidos ratificaron la intención de desarrollar vínculos respetuosos y de cooperación entre ambos pueblos y gobiernos, basados en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. En su Declaración, emitida el 1 de julio de 2015, el Gobierno Revolucionario de Cuba reafirmó que “estas relaciones deberán cimentarse en el respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma; y la igualdad soberana y la reciprocidad, que constituyen principios irrenunciables del Derecho Internacional”, tal como refrendó la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en su II Cumbre, en La Habana. Cuba no ha renunciado a estos principios ni renunciará jamás.
El Gobierno de Cuba reitera su voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo, así como la negociación de los asuntos bilaterales pendientes con el Gobierno de los Estados Unidos. En los dos últimos años se ha demostrado que los dos países, como ha expresado reiteradamente el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambas naciones y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, ni acepte condicionamientos de ninguna índole.
Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso.
Los cambios que sean necesarios en Cuba, como los realizados desde 1959 y los que estamos acometiendo ahora como parte del proceso de actualización de nuestro modelo económico y social, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano.
Como hemos hecho desde el triunfo del 1ro. de enero de 1959, asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.

La Habana, 16 de junio de 2017.

“Continuaremos firmes y seguros”




Tras la interrupción de una política más flexible hacia Cuba y la reivindicación de las invasiones a la isla, el gobierno de Raúl Castro dijo que “como desde 1959, asumiremos cualquier riesgo”.

Los Estados Unidos “no están en condiciones de darnos lecciones”, sostuvo el gobierno de Cuba en respuesta al endurecimiento anunciado el viernes por el presidente norteamericano Donald Trump. Granma, el diario del Partido Comunista Cubano, publicó el extenso documento de respuesta que termina así: “Como hemos hecho desde el triunfo del 1° de enero de 1959, asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible”.
El gobierno del presidente Raúl Castro, quien concluirá su mandato en febrero del año que viene y según su promesa no buscará la reelección, replicó así tanto al discurso beligerante pronunciado por Trump en Miami como la firma de una directiva llamada “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba”.
De acuerdo con el texto cubano las nuevas medidas de endurecimiento del bloqueo, vigente desde 1962, “están destinadas a fracasar, como se ha demostrado repetidamente en el pasado”.
Esas medidas “no lograrán su propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, cuya resistencia a las agresiones de cualquier tipo y origen ha sido probada a lo largo de casi seis décadas”.
Si Trump y la realidad cumplen con las medidas anunciadas, algo es seguro: habrá contramarchas en la flexibilización entre Cuba y los Estados Unidos iniciada en diciembre de 2014, y que incluyó una visita de Barack Obama a Cuba y la reapertura de embajadas.
Ya con una Cuba sin Fidel Castro, muerto el 25 de diciembre, pero a la vez estable, el viernes último Trump refirmó el bloqueo como política de fondo.
Prometió oponerse a toda convocatoria de las Naciones Unidas o de cualquier otro foro que pida el fin del bloqueo.
El turismo y la educación serán más controlados. En los anuncios de Miami el tono fue que, incluso permitiendo los viajes, quedarán restringidos los traslados individuales que Obama había autorizado. Los viajes con fines educativos no académicos deberán ser en grupo. También los turísticos.

Símbolos

El acto de Trump en Miami estuvo plagado de referencias a los peores momentos de la relación entre los Estados Unidos y Cuba.
“Estamos muy honrados de que nos acompañen los asombrosos veteranos de la Bahía de Cochinos”, dijo. Fue una alusión al intento de invasión ejecutado por la CIA y mercenarios anti Fidel Castro en 1961. Fracasó. Antes de las elecciones Trump había sido distinguido con el Premio Bahía de Cochinos por la comunidad ultraderechista de Miami.
“Es un honor estar en un teatro que lleva el nombre de un verdadero héroe del pueblo cubano”, dijo también en referencia a Manuel Artime.
Artime fue el jefe civil de la Brigada 2506, uno de los comandos que intentó desembarcar en Playa Girón dentro de la Operación Pluto que desde 1960 buscaba entrar a la Cuba revolucionaria por Bahía Cochinos. Miembro de las fuerzas de Fidel que desertó luego hacia los Estados Unidos, Artime fue una de las caras elegidas por la CIA para presentar el denominado Frente Revolucionario Democrático, una máscara urdida en la base de operaciones de Guatemala para que el desembarco no fuera mundialmente visto como una simple operación de sabotaje.
Fue detenido y enviado a los Estados Unidos tras el pago de una indemnización. Se mantuvo en actividad durante el gobierno de John Kennedy y pasó a la actividad comercial privada luego de que, asesinado Kennedy, el sucesor Lyndon Johnson le transmitiera que cesarían las incursiones al estilo Cochinos.
En otro momento de su discurso Trump agradeció a los miembros de la Operación Peter Pan. “Ustedes saben de qué hablo”, dijo. A comienzos de los ’60 la CIA y la Oficina Católica de Bienestar a cargo del sacerdote Brian Walsh desplegó una campaña de temor y logró forzar la salida de 14 mil chicos desde Cuba porque supuestamente serían quitados a sus madres.
En el acto estaban el senador Marco Rubio y el representante (diputado) Mario Díaz-Balart. Rubio es uno de los mayores activistas contra el gobierno de Cuba. Nacido en los Estados Unidos en 1961, Díaz-Balart pertenece a una familia que, curiosamente, fue pariente de la primera esposa del líder cubano. “Trump no está con los que reprimen al pueblo cubano como estaba Obama”, dijo el diputado por Florida el jueves, un día antes del acto y de la firma de la directiva.
Rubio viene también de familia cubana y del ultraconservador Tea Party. En 2014 fue muy agresivo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. “Es probable que tengamos una crisis económica pronto en la Argentina”, dijo el senador republicano. Tildó al país de ser “el aliado más peculiar en el mundo, porque no paga sus deudas y no coopera militarmente”.
Aquellas declaraciones de Rubio sonaron no solo a cuestionamiento sino a programa para el futuro. Las deudas con los buitres quedarían pagas a comienzos del gobierno de Mauricio Macri. La cooperación militar formaría parte del primer memorándum de entendimiento firmado con Obama el 24 de marzo de 1976.
En el discurso del salón Artime Trump ligó el pasado con el presente, y lo hizo a escala de todo el continente. Usó varias veces la palabra “hemisferio”, que en la geopolítica estadounidense es sinónimo de América. “Ahora que soy presidente los Estados Unidos expondrán los crímenes del régimen de Castro y se pondrán junto al pueblo cubano en la lucha por la libertad”, dijo. “Sabemos que lo mejor para los Estados Unidos es tener libertad en nuestro hemisferio, sea en Cuba o en Venezuela, y asegurar un futuro en el que los pueblos de cada país puedan regirse por sí mismos”, agregó el jefe de la Casa Blanca.

Letra chica

Hay algunos acuerdos logrados entre los Estados Unidos y Cuba que no cambian. Al menos por el momento. Los cubano-americanos podrán seguir visitando Cuba. También podrán seguir enviando remesas a sus parientes en la isla.
Entidades de los Estados Unidos podrán seguir manteniendo vínculos con el sector cuentapropista cubano.
Quedan limitadas las actividades económicas con empresas relacionadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que en Cuba forman parte importante del sector público.
En 30 días más quedará claro el alcance de las medidas comerciales. Ése es el plazo que Trump dio a los ministerios del Tesoro y de Comercio para emitir nuevas regulaciones.
El sitio web Cubadebate, que suele expresar la visión oficial, resaltó dos elementos que Trump no cambió.
El primero es el mantenimiento de los acuerdos migratorios.
El segundo es que “Cuba NO regresa a la controvertida lista estadounidenses de países que financian el terrorismo”. La palabra “no” en mayúsculas es textual. Antes de dejar la Casa Blanca Obama había alcanzado a quitar a Cuba de esa lista. Integrarla o no determina mayor o menor dificultad crediticia y comercial. Formar parte de ella hace que el país en cuestión califique mejor como blanco.
La declaración del gobierno cubano otorga importancia a la derogación por parte de Trump de una directiva de Obama llamada “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba” firmada por Obama el 14 de octubre de 2016. Analiza el gobierno de Castro que esa directiva “no ocultaba el carácter injerencista de la política estadounidense” ni la búsqueda de cambios económicos y políticos en Cuba, pero al mismo tiempo significaba un reconocimiento de “la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba”. También operaba como un reconocimiento del gobierno cubano “como un interlocutor legítimo e igual, así como de los beneficios que reportaría a ambos países y pueblos una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos gobiernos”.
“El Presidente estadounidense, otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del Estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino”.
Obama había suavizado las relaciones con Cuba tranquilo porque las encuestas revelaban que la normalización progresiva con La Habana tenía el apoyo mayoritario incluso de la comunidad hispana y hasta de los norteamericanos de origen cubano. Por eso el documento del gobierno cubano dice que Trump está “mal asesorado”.
Al polemizar sobre derechos humanos, sostiene la declaración que Cuba es Estado parte en 44 instrumentos internacionales, mientras que los Estados Unidos son signatarios de solo 18.
“Asimismo son motivo de preocupación las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado”, dice otro párrafo del documento cubano.
El territorio de Guantánamo fue arrebatado a Cuba mucho antes de la Guerra Fría. La Revolución Rusa de 1917 ni siquiera se había producido cuando en 1903 el flamante Estado independiente cubano fue obligado forzosamente a alquilar una porción de Guantánamo para alojar una base naval. Firmaron el acuerdo el presidente cubano Tomás Estrada Palma y norteamericano Theodore Roosevelt, el constructor del nuevo imperio. Washington se había involucrado en la guerra de independencia de Cuba, a finales del siglo XIX, solo para emerger de esa guerra como un tutor inamovible.
Después de cuestionar la prisión establecida en Guantánamo, la declaración cubana publicada en el Granma critica como violaciones a los derechos humanos “las ejecuciones extrajudiciales y las muertes de civiles causadas por bombas y el empleo de drones, y las guerras desatadas contra diversos países como Irak, sustentadas en mentiras sobre la posesión de armas de exterminio masivo, con consecuencias nefastas para la paz, la seguridad y la estabilidad de la región del Medio Oriente”.

Martin Granovsky
martin.granovsky@gmail.com

sábado, 17 de junio de 2017

Che Guevara conversa en francés con la Televisión suiza




El 11 abril de 1964, el equipo de la emisión “Punto” de la Radio y Televisión Suiza (RTS), a cargo del periodista Jean Dumur, sostuvo un encuentro con el Comandante Ernesto Che Guevara en el Hotel Intercontinental, en Ginebra, en el que el Comandante Guevara respondió todas las preguntas en idioma francés y abordó temas como las relaciones de Cuba con Estados Unidos y América Latina, entre otros asuntos de actualidad.

Diario español “El País” gana el premio a medio más mentiroso contra Cuba




Reunidos en Bilbao, más de medio centenar de organizaciones de amistad con Cuba confirieron al diario español El País el Premio al Medio de Comunicación más Mentiroso contra esa nación caribeña.

`Hablando de sexualidad y diversidad sexual en Cuba hablo de la Revolución y de sus valores´




Cubainformación TV les presenta el conversatorio del comunicador Eneko Calle, colaborador de nuestro medio, socio de Euskadi-Cuba, miembro de la ONG Paz con Dignidad y activista solidario con Palestina y el Sahara, con Mariela Castro Espín, diputada cubana y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), titulado “Estrategias de comunicación frente a la desinformación sobre la diversidad sexual en Cuba”. La diputada también respondió preguntas del público y de personas que visionaron la transmisión en directo vía Facebook. Video: Lázaro Oramas, Ana Gil, Carlos Fiallos - Fotos: Txema Esteban, Eduardo Camino.

La epopeya de Angola


miércoles, 14 de junio de 2017

La Revolución Cubana en el siglo XXI




Último análisis de Martínez Heredia sobre el presente de Cuba y América Latina

En la madrugada de este lunes falleció Fernando Martínez Heredia, profesor, ensayista e historiador cubano y uno de los principales pensadores latinoamericanos. A modo de homenaje, publicamos por primera vez online el artículo que enviara en marzo pasado para el libro “América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista”, compilado por Pablo Solana y Gerardo Szalkowicz y editado por Sudestada en Argentina y La Fogata en Colombia. Allí elabora un agudo análisis de la etapa y los desafíos que atraviesa el proceso cubano en el marco del escenario continental.

La Revolución Cubana en el siglo XXI

Como todos saben, Cuba es un país realmente singular. Solo mencionaré los cambios colosales de la vida de las personas, las relaciones sociales y las instituciones generadas por el proceso revolucionario, conquistadas y desarrolladas con la participación decisiva de las mayorías, codificadas por las leyes y convertidas en costumbres. El consenso por parte de las mayorías de que el poder político ha gozado durante más de medio siglo tiene bases muy firmes en el imperio de la justicia social, la redistribución sistemática de la riqueza del país en beneficio de esas mayorías, la identificación general del gobierno como servidor de los altos fines de la sociedad y administrador honesto -y no como una sucesión de grupos corrompidos que medran, engañan y lucran- y la defensa intransigente de la soberanía nacional plena.
La sociedad de justicia, bienestar y oportunidades para todos que se logró como saldo del proceso hasta 1990 ha sufrido deterioros y reducciones de esos rasgos en los últimos 25 años. No me detengo en la profunda crisis que vivió Cuba en la primera mitad de los años ´90, que originó esa tendencia negativa, solamente añado dos constantes que operan siempre y sistemáticamente en contra: la agresión permanente de Estados Unidos, desde 1959, que incluye el funesto estado de guerra económica del bloqueo; y las profundas y abarcadoras desventajas económicas que sufrimos, como la mayor parte de los pueblos del planeta, causadas por el sistema de financiarización, centralización, robo de recursos y exacciones parasitarias del gran capital.
La crisis pudo ser enfrentada y remontada porque se produjo la conjunción de una gran sagacidad, decisión de resistir, valentía y un apego estricto a los principios socialistas, combinados con una enorme flexibilidad táctica y con la abnegación, la combatividad y la pericia de las mayorías, franqueada por el extraordinario desarrollo que habían experimentado sus capacidades y su conciencia política en las décadas previas. Fue mucho más que el mantenimiento de un gran pacto social. No hubo ninguna rendición, ni apelación al repertorio neoliberal que era usual: la política social ejemplar cubana se mantuvo, aun en los peores momentos. La maestría y la firmeza de Fidel y la sabiduría política del pueblo, unidos, impidieron la caída del socialismo cubano.
Pero los efectos de la profunda contracción de la actividad económica y la calidad de la vida, y los de una parte de las medidas que fue necesario tomar, se hicieron sentir de manera aguda primero y, aunque pronto fueron atenuados, comenzaron a tener consecuencias que se han vuelto en parte crónicas, y que han recibido impactos muy diversos en las dos décadas que siguen hasta hoy.
En la actualidad se puede apreciar la consolidación de desigualdades ante el ingreso que percibe la población, que eran desconocidas antes de la crisis. Hay sectores empobrecidos, y esto es más agudo en grupos sociales que estaban en desventaja por razones históricas y/o territoriales, o a los que la evolución de la situación fue llevando a ese estado. De un nivel ínfimo de pobreza y cero pobreza extrema hace 30 años, hemos pasado a tasas de pobreza que para Cuba son notablemente altas. Las deficiencias más significativas se encuentran en vivienda, remuneración del trabajo, situación de comunidades y acceso a una parte de los consumos necesarios o deseados. De una sociedad en la que las relaciones entre los esfuerzos laborales y los consumos y la calidad de la vida eran muy indirectas, hemos pasado a una situación en la que los ingresos directos que se obtienen desempeñan un papel grande en esos consumos y en la calidad de la vida. El papel del dinero ha crecido muy sensiblemente en un gran número de campos.
Las remesas desde el exterior, importantes para la macroeconomía, pueden erosionar también las ideas socialistas. Es probable que una parte de ellas esté sirviendo para crear empresas pequeñas, pero privilegiadas en cuanto a operar y sostenerse.
Junto a esas realidades han sido impactadas las representaciones, los valores, la conciencia y las ideas, de manera paulatina pero que no puede subestimarse. Entre sus efectos está la existencia de una franja de población que es ajena a la Revolución, privilegia los asuntos personales y las relaciones familiares y de pequeños grupos, y suele creerse ajena a militancias y contaminaciones políticas. Ese apoliticismo convive en paralelo con las convicciones políticas y las costumbres socialistas arraigadas, como conviven en paralelo en nuestra sociedad un enorme número de relaciones sociales, representaciones y valores socialistas y capitalistas. Se está librando una guerra cultural abierta entre el socialismo y el capitalismo.
Agrego aún otro rasgo negativo que ha crecido: la conservatización de la vida social. Parece ser aún más neutra que la despolitización, y pudiera verse solamente como una portadora de modas, comportamientos, satisfacciones y normas que tienen su referente en algo que porta el aura de lo intemporal. Como una “vuelta a la normalidad” de la sociedad. Pero en realidad es un enemigo peligroso del socialismo, porque es una forma efectiva de desarmar la actividad política y promover la simpatía por soluciones conservadoras a los problemas de la sociedad.

¿Avanzará el desarme ideológico? ¿Llegaremos a ser un país “normal”?

Frente a esas realidades adversas, Cuba conserva fuerzas profundas y enormes para mantener su revolución socialista de liberación nacional, y un sólido potencial para desarrollarla hacia nuevas metas, ambiciosas pero necesarias. Ante todo, se ha mantenido la mayor parte de una política social que asigna recursos, brinda un enorme número de servicios sobre bases socialistas de gratuidad y universalidad, sostiene sistemas como los de salud, educación, seguridad social y cultura, y protege a los grupos humanos con necesidades especiales.
El acumulado con el que contamos es impresionante a nivel mundial. Un buen ejemplo de ello son los datos sobre las mujeres cubanas brindados por el presidente Raúl Castro en su discurso ante la Conferencia sobre Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres de la ONU, el 27 de septiembre de 2015. Las enormes capacidades de formación general, técnica y científica, que fueron un factor tan relevante para enfrentar la crisis, siguen siendo una gran ventaja permanente. La pacificación de la existencia personal y familiar garantizó y elevó la calidad de la vida, las posibilidades, los derechos, los nuevos problemas y los proyectos de las mujeres, los hombres, los niños y los ancianos. En Cuba no existen, desde hace más de 50 años, la violencia en la política, las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzosas ni las torturas a detenidos. Las tasas de homicidios y de consumo de drogas son bajas. No existe como problema de alguna entidad la seguridad de la población.
Tenemos, desgraciadamente, barrios marginales, pero no tenemos seres humanos marginales que hayan interiorizado su inferioridad y su destino. Nuestros investigadores estudian la pobreza en el país, pero no tenemos clases subalternas. No se ha producido, ni permitiremos que llegue a producirse, esa victoria de la dominación que es la naturalización de las relaciones sociales que producen la desigualdad, la explotación del trabajo, la exclusión, la opresión. Un escamoteo de lo esencial que es básico para la hegemonía del capitalismo.
Frente a los desafíos cruciales de la actualidad y el futuro cercano, es imprescindible conocer lo mejor posible los problemas, los límites y los retrocesos, identificar lo que nos perjudica, además de los enemigos externos y las insuficiencias estructurales, como son el burocratismo y la inercia, males muy graves, la falta de cumplimiento o el mal ejercicio de tareas que son indispensables, los errores, la formación de grupos conservadores o de intereses materiales y de poder social, y los manejos corruptos. Es decir, ganar conciencia de lo que necesitamos cambiar en nuestro propio campo.
Una forma eficaz de oponerse a la expansión de las desventajas y exclusiones, por ejemplo, es discutir y encontrar los modos acertados de combatir la reproducción de las desventajas de determinados grupos y áreas, incluyendo desatar las fuerzas unidas de especialistas y masas de población que poseen cualidades suficientes para hacerlo, y hacer los cambios institucionales que sean necesarios.
Desde 1959 hasta hoy Estados Unidos ha mantenido su objetivo estratégico de destruir el socialismo cubano y socavar nuestra soberanía nacional. A partir de diciembre de 2014 comenzó una etapa diferente dentro de la misma estrategia, mediante lentas y astutas negociaciones, gestos formales, algunas medidas según sus intereses y una “ofensiva de paz” que erróneamente nos supone ingenuos. Pero mantiene incólume el sistema ilegal y criminal de agresiones sistemáticas contra Cuba, a la espera de recibir concesiones y que nos dividamos, mientras intenta seducir a una suerte de nueva clase media con comercio, inversiones, consumos y “tecnologías”, y esperanzar a sectores menos conscientes de la franja de pobreza existente. Sin prescindir, naturalmente, de todas las formas de subversión que estén a su alcance. Así fue durante la presidencia de Obama. Es una incógnita –al momento de escribir estas líneas- si Donald Trump continuará esa fase o si le introducirá cambios.
Nadie puede ni podrá imponerle a Cuba cambios que no sean los que las cubanas y los cubanos quieran darse libremente, en el ejercicio de su cultura, sus intereses, sus ideales, sus proyectos y su soberanía.
No podemos separar las respuestas a la política imperialista de las acciones dirigidas a defender y profundizar nuestro socialismo: en realidad, estas últimas serán lo decisivo. La sociedad pasa al centro del combate político, y ella necesita que entre todos hagamos política social, y hagamos política. Un requisito básico será la activación de muchos medios organizados que no están siendo eficaces ni atractivos, y la creación de nuevos espacios y mecanismos para fomentar la actuación y la creatividad populares. Son innumerables los asuntos, los retos, las necesidades, los campos en los que podrían ejercitar su participación quienes sientan que deben hacerlo.
La economía es una dimensión estratégica que no tengo espacio para abordar aquí. Las referencias a ella han tenido un lugar central en los últimos años. Pero las relaciones y los problemas económicos son algo demasiado importante para reducirlos a invocaciones pragmáticas y medidas que involucren a unos pocos: tienen que ser campo de debates y de labores de todos. Por otra parte, necesitamos que la educación escolar se renueve y se desarrolle, pero ese objetivo es completamente factible, por el intenso amor a la educación que caracteriza a nuestra cultura, la multitud de personas muy capacitadas que hay en todas partes del país y la gigantesca cultura institucional que existe en ese campo.
Necesitamos más rescate en términos ideales y materiales de las relaciones y la manera de vivir socialista; mayor socialización dentro del ámbito y la gestión estatales; un impulso cierto de la municipalización y otras formas de descentralización que beneficien a empeños de colectivos, a las comunidades y al país, y no al individualismo y el afán de lucro; enfoques integrales de los problemas.
Se está produciendo un aumento de la politización en sectores amplios de población, que estimula al nivel inmenso de conciencia política que posee el pueblo cubano. Emergen sectores de jóvenes expresamente anticapitalistas. Ha crecido la expresión pública de críticas y criterios diferentes hechos por cubanos socialistas y dirigidos a fortalecer el socialismo. El pueblo cubano ha ejercido la justicia social, la libertad, la solidaridad y el pensar con su propia cabeza, y se ha acostumbrado a hacerlo. Tenemos conciencia política del momento histórico en que vivimos y lo que se juega en él.

“Yo soy Fidel”

Aquella consigna que salió a enfrentar su muerte fue inventada por la gente, no fue orientada por nadie, y se convirtió en la expresión nacional por excelencia, porque contiene homenaje, orgullo del que la pronuncia y determinación personal de continuar la causa revolucionaria, encarnada en el líder mayor y más amado. Fidel dio muchas lecciones en los nueve días del duelo, y ganó su primera batalla póstuma. El pueblo mostró abiertamente qué es realmente, y demostró que está dispuesto.
Durante más de 30 años, Cuba se vio prácticamente privada de tener relaciones económicas y estatales con la región. Pero en los últimos 25 esa situación se transformó radicalmente. Existe hoy una masa enorme de vínculos sociales, económicos, políticos y estatales, y por sus posiciones y su alto nivel de actividades internacionales, Cuba goza de gran prestigio en todo el ámbito regional. Al mismo tiempo, casi 60 años de solidaridad en ambos sentidos entre los pueblos del continente y el nuestro, y el ejemplo permanente constituido por la sociedad de justicia y libertad creada por la Revolución en la isla, su soberanía nacional plena y su antimperialismo e internacionalismo, configuran un hecho muy relevante entre las realidades latinoamericanas.
Eventos recientes adversos en Venezuela y algunos otros países latinoamericanos nos preocupan a todos y podrían indicar que el tipo de proceso que tuvo muchos logros en una parte de la región y generó tantas esperanzas está chocando con sus límites, y el imperialismo y sectores capitalistas locales han pasado a la ofensiva con el fin de liquidarlo y esparcir el derrotismo. Cuba mantiene su apoyo y acompañamiento a esos procesos, y lo expresa muy claramente. Si la tendencia actual avanza y se consolida, sin duda tendremos más dificultades y menos compañía, pero, como siempre, haremos causa común con nuestros pueblos hermanos y el país mantendrá la política de apoyo a las coordinaciones de América Latina y el Caribe, y al horizonte integracionista.

Fernando Martínez Heredia