viernes, 23 de junio de 2017

Cuba, EE.UU. y España: entre esclavos y guerras




Los Estados Unidos y la Corona española se disputaban Cuba como un botín de guerra. El 23 de junio de 1898 desembarcaban los norteamericanos en el Caribe. Aquí reseñamos el inicio de su dominio.

Hija directa de la llegada de Colón a América, la isla estuvo marcada por los grilletes en los pies del esclavo, el látigo, la zafra, la caña de azúcar y el tabaco; pero también por las ideas insurgentes. Pues con los barcos españoles no solo anclaban años de saqueo, sino tambien hacia mediados del siglo XIX, desembarcaban los primeros anarquistas, que fundarían las primeras organizaciones del movimiento obrero.
La economía cubana estaba basada en el trabajo esclavo, literalmente hasta la muerte de los negros traídos como ganado, en los infectados barcos desde el Africa.
Este sistema comenzó a agotarse porque el régimen esclavista convivía con la comercialización y el avance de la tecnología capitalista. Si a este cuadro le sumamos la caída de los precios del azúcar; se fue gestando la crisis que posibilitaría la entrada del capital británico y norteamericano en la isla. De esta manera, los EEUU no solo tendría cada vez más participación en la industria azucarera sino que comenzaría una lenta y cada vez más agresiva intervención en la isla.
En su primera guerra de independencia del periodo 1868-1878, fueron los propios hacendados quienes dieron la libertad a sus esclavos para luchar contra los españoles, pero fracasaron antes la superioridad militar colonial.
Mientras tanto Cuba se afirmaba en el capitalismo mundial, especializando su industria azucarera y el tabaco.
Esta lucha tardía por su independencia, se explica por el temor de la burguesía azucarera y los terratenientes a impulsar las fuerzas revolucionarias que habían marcado a fuego al Caribe con la Revolución Negra Haitiana. Tales recuerdos, alejaban los ánimos independentistas de la oligarquía local.
En 1895, Cuba vuelve a la guerra de independencia contra España. El poeta José Martí, quien fuera el fundador del Partido Revolucionario Cubano, estará entre sus principales inspiradores y combatientes. La pequeña burguesía liberal encabeza el movimiento confluyendo con el movimiento obrero –influenciado por el anarquismo- que lucha junto al PRC, los afrocubanos, peones rurales, campesinos tabacaleros y la pequeñoburguesía urbana. La lucidez de José Martí lo lleva a comprender que el carácter de esta lucha es anti-imperialista, agudizando su visión y solidaridad de los pueblos oprimidos del continente como se ve reflejado en su obra. Sin embargo, su visión de la lucha que se libraba era policlasista y, luego de su temprana muerte en combate, el PRC subordinó al movimiento a la dirección de la burguesía y los terratenientes. Estos últimos actores son los que pedirán la intervención de los EEUU en la lucha contra los españoles.
El 15 de febrero de 1898, una explosión del acorazado “Maine” enviado a La Habana por los EEUU para custodiar sus propiedades, fue hundido con un saldo de más de 260 muertos (entre tripulantes y oficiales). La causa de la explosión sigue siendo una incógnita. Sucedió por la noche cuando todos dormían y nunca se supo si en verdad fue un ataque de los españoles (aunque la pericias de la época indicarían que no) o si en verdad la explosión había sido provocada -desde adentro del barco- por los propios norteamericanos para encontrar “la excusa” perfecta para declarar la guerra a España. Y así sucedió.
En un clima de ferviente patriotismo yankee, y en uno igual de reaccionario se inició la contienda bélica.
El 23 de junio de 1898 desembarcan en territorio cubano las tropas voluntarias de caballería norteamericanas llamadas Rough Riders (Jinetes Duros). Si bien por vía terrestre no eran muy fuertes, contaban con el apoyo de la población local que querían sacarse de encima a los españoles. Uno de los comandantes era Theodore Roosvelt, quien pocos años más tarde seria presidente de los EEUU. Su mision era apoderarse del bastión de los españoles en la ciudad de Santiago y ganan su primera batalla en San Juan, asestando un duro golpe al colonialismo.
Mientras aumentan las bajas españolas, el 3 de julio la flota intenta escapar del sitio del puerto de Santiago. Pero a la salida del mismo lo esperaba formando una media luna la poderosa armada norteamericana. La superioridad militar yankee fue notable.
En poco más de dos horas la derrota de la flota española estaba hundida. Es llamativo que el barco insignia de los españoles en ser derrotado, el mas importante, se llamaba “Cristóbal Colón”.
El 13 de agosto la bandera española es bajada del mástil de la ciudad. Pero en su lugar no se iza la bandera cubana, sino la de EEUU.
Así terminaban cuatro siglos del saqueo y colonialismo español. Sin embargo, comenzaba el dominio de los EEUU en la región. Bajo la tutela del naciente imperialismo yankee se declara la “independencia” formal de Cuba.
El 12 de junio de 1901 la Asamblea Constituyente cubana redacta su propia Constitución. Pero el senador de EEUU llamado Edward Platt le impone una cláusula, que pasará a conocerse con el nombre de la “enmienda Platt” que impone claramente el “precio” de la “libertad” y las nuevas condiciones: “Cuba reconoce el derecho de EE.UU. a intervenir en sus asuntos internos; siempre que este último país lo estime necesario para la conservación de la independencia cubana, y para el mantenimiento de un gobierno adecuado para la protección de la vida, propiedad y libertad individual (…) Para poner en condiciones a los EE.UU. de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como de su propia defensa, Cuba arrendará o venderá tierras a los EE.UU.; destinadas al establecimiento de bases carboneras y navales”.
Hasta el día de hoy el símbolo de aquélla injerencia es la base militar de Guantánamo, reconocida mundialmente por las torturas y crímenes de lesa humanidad y todo tipo de violaciones a los más elementales DDHH.
Toda la lucha de clases desatada en la isla en el siglo XX, incluso mediando la Revolución Cubana de 1959, tuvo como blanco de todo su odio y desprecio a esta imposición del imperialismo yankee. Desprecio que, al día de hoy, continúa incrementándose.

Daniel Lencina

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