jueves, 26 de noviembre de 2020

Se fue el fútbol


Muy joven, nada más que a los 60 años, se fue Diego. Su sufrido cuerpo no pudo soportar más la inmensa carga de desarreglos personales que quebrantaron definitivamente su salud. Las exigencias de la competencia deportiva, sumadas a las que atravesó -ya fuera de la cancha- de la mano del entorno empresario y mafioso que rodea al futbol mundial, agotaron prematuramente su corazón. Los que amamos el futbol tuvimos un anticipo de lo que ese cuerpo arrastraba al verlo en su último cumpleaños en la cancha de Gimnasia, casi sin poder articular palabras y con dificultades para caminar. 
 La muerte de Diego ha sacado a la luz la “ficha médica” que muchos silenciaban: hace casi una década que orillaba la muerte. Pero había que guardar esa realidad bajo siete llaves, para seguir usufructuando de su figura. 
 Aun así, con su cuerpo a cuestas, Maradona desde su vuelta al futbol argentino como técnico fundió su imagen con la leyenda. Los hinchas rivales de todos los estadios de la Argentina, casi sin saberlo, comenzaron a rendirle un homenaje en vida. Se fue haciendo carne para todos que Diego ya era “bronce”. Quedó atrás su pasado extra-futbolístico y fue ganando el corazón de los hinchas sólo la admiración por su fútbol, una inmensa gratitud y el respeto de los logros obtenidos que se fueron agigantando con el paso del tiempo. Porque después de Maradona el fútbol argentino, ya no fue el mismo en el orden mundial. 
 Maradona sin dudas fue el mejor futbolista del mundo. Desde Fiorito hasta la pisada de la última cancha del Lobo de La Plata, corrió mucha agua bajo los puentes. En sus 60 años dejó escenas imborrables. Su gol a los ingleses, un monumento a la habilidad, al coraje y la desfachatez y el campeonato mundial del 86 mostraron al mundo entero un tipo de jugador y un estilo que estaba fuera de lo previsible y, hasta hoy, irrepetible. El verdadero crack es siempre el que rompe con el esquema establecido. Es por esto que Diego fue un revolucionario, pero entiéndase bien, del fútbol. Sólo del fútbol. El año 1986 fue el comienzo de su figura como leyenda y un idilio con los hinchas que nunca se pudo opacar. Maradona, más que Gardel, quedará para los argentinos en la historia como el inventor de la ciencia de mantenerse primero. 
 El homenaje que hoy el pueblo argentino le está brindando a Diego se inscribe entre los más grandes de la historia argentina. En su despedida se quebrará verdaderamente el “distanciamiento social”. Estarán en las calles y en la Plaza de Mayo los reos, los tenebrosos barras bravas, los hinchas genuinos de todos los clubes, y muchos desposeídos que estarán junto a él en su último adiós. Tambien estarán los poderosos empresarios del futbol y también muchos políticos patronales que darán su presente, y que se sirvieron de Maradona y su popularidad para sus propios fines, de derecha a “izquierda”. La búsqueda desesperada del abrazo de Diego, de Macri a AF, pasando por Menem, es otra prueba de la completa falta de autoridad propia de los políticos de la burguesía. 
 Refiriéndose a Diego, un escritor amante del fútbol como pocos, como lo fue el gran Eduardo Galeano, escribió en su libro “Cerrado por fútbol” que “los dioses no se jubilan, por muy humanos que sean”.
 Maradona nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, también lo hizo prisionero. Accedió a la riqueza, se codeó con reyes y gobernantes, pero nunca zafò de un entorno que lucró con su esplendor y con su decadencia, y que pretenderá seguir lucrando aún después de su muerte. 
 Los trabajadores, los oprimidos, los jóvenes, despiden al otro Diego – el del talento inconmensurable de los 90 minutos, a lo largo y a lo ancho de todas las canchas del mundo. 

 Juan Ferro 
 26/11/2020

El pueblo saharaui refuerza la lucha por su independencia


Marruecos rompe el cese al fuego decretado desde 1991.

 Con una protesta y un piquete sostenido durante 3 semanas en el paso internacional de Guerguerat, que conecta el territorio ocupado de Sahara Occidental con Mauritania, el pueblo saharaui dio una muestra de que está en preparación un reforzamiento de la lucha por la independencia de este territorio que desde 1976 se encuentra ocupado por Marruecos y sus fuerzas armadas. Se trató de una acción estratégica ya que por el paso se trasladan buena parte de las riquezas saharauies expoliadas, como lo producido por la industria pesquera, fosfatos, hierro, gas y arena. El 13 de noviembre, haciendo uso del ejército de ocupación, Marruecos reprimió violentamente el piquete, lo que fue considerado por el Frente Polisario como la ruptura del alto el fuego vigente entre los ocupantes y quienes luchan por la independencia. 
 La ocupación marroquí de este árido territorio, el último resabio del imperio colonial español, fue la consecuencia de un acuerdo entre la monarquía borbónica, el régimen monárquico marroquí, Arabia Saudita y los Estados Unidos. España buscaba mantener un lugar privilegiado para sus empresas en la explotación de los recursos naturales y el imperialismo yanqui quería apuntalar a la monarquía marroquí como un aliado regional frente a otros países, como Argelia, que en el periodo orbitaban alrededor de la Unión Soviética. La nueva ocupación desplegada por Marruecos se dio sobre la base de reprimir la autodeterminación nacional del pueblo autóctono de la región, los saharauis, que dieron una enorme lucha por conseguir su independencia. El Frente Polisario, un partido – ejército favorable a la autodeterminación pero que no tiene como norte el gobierno de trabajadores, declaró en 1976 la independencia de la (parcialmente reconocida) República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y desde ese momento hasta 1991 estuvo en conflicto armado con las fuerzas de ocupación. El alto al fuego determinado por la ONU suponía la realización de un plebiscito para determinar el status que adquiriría el territorio, votación que no fue nunca llevada a cabo. 
 Así, se da un proceso que muestra a las claras la naturaleza del orden imperialista dispuesto en la “comunidad internacional” así como de la democracia española, ya que mientras la ONU debía garantizar el plebiscito, en la realidad se dedica a defender un status quo de pauperización y expoliación de los saharauis. España, por su parte, se dedica a reforzar sistemáticamente sus estrechos lazos con la monarquía marroquí de Mohamed VI. Además de ser un socio a la hora de anudar acuerdos económicos beneficiosos (en 2018 el 80% de los barcos pesqueros que operaron en aguas saharauies fueron de bandera española), Marruecos es un aliado de España en el “combate” contra la inmigración ilegal, lo que incluye jugosos subsidios para las fuerzas represivas marroquíes. Esta política está siendo continuada sin miramientos por el gobierno “progresista” del PSOE y Podemos.
 Por lo tanto, el conjunto de las estructuras políticas internacionales organizadas por el imperialismo son las garantes de la difícil situación de cientos de miles de saharauis que viven en condiciones dramáticas, en campamentos instalados en un ambiente inhóspito, y, cerca de 200 mil, en una franja de territorio que Argelia les concedió y en donde residen las autoridades de la RASD. Del total del territorio saharaui solo una parte es controlada por el gobierno del Frente Polisario, encontrándose separada del resto por un muro de 2700 kilómetros, el más largo del mundo, construido por Marruecos y defendido por sus fuerzas armadas, junto con búnkeres y campos minados.
 Desde la ruptura del cese al fuego hecha por Marruecos el 13 de noviembre, el Frente Polisario viene informando la realización de bombardeos de artillería hechos por sus fuerzas contra las instalaciones del ejército marroquí, lo que incluiría bajas y cuantiosas pérdidas materiales, no confirmadas por Marruecos e imposibles de confirmar para la prensa internacional ya que el acceso está vedado.
 La pelea por la autodeterminación y la independencia del Sahara Occidental y de su población autóctona es una justa causa que debe ser apoyada por la clase obrera de todo el mundo. De lo que se trata es no solo de apoyar las acciones de lucha de los saharauis sino de llamar a una lucha común por este objetivo a los trabajadores y la juventud marroquí que tienen sus propios motivos para enfrentar a su reaccionario gobierno, lo mismo vale para la clase obrera española que debe enfrentar al principal sostén del rey Mohamed VI. Las recientes movilizaciones en apoyo a la causa saharaui realizadas en decenas de ciudades españolas son un fuerte aliciente en ese sentido. 
 El destino del Sahara Occidental se juega en el tablero más general del mundo árabe. Este viene siendo sacudido por importantes levantamientos en los últimos años (Argelia, Líbano, Sudán, Irak e Irán). Una nueva oleada crearía condiciones más propicias para la independencia. Esa oleada debe culminar con gobiernos de trabajadores y con el final de la dominación imperialista en la región. 

 Leandro Morgan

Guatemala se suma a las rebeliones continentales


Abajo el presupuesto del ajuste. Libertad a todos los detenidos.

 Las protestas contra el presupuesto 2021 de ajuste en Guatemala, el país más grande de Centroamérica, llegaron a la retina de todos los luchadores del continente por la firmeza de sus animadores. El sábado, decenas de miles se congregaron en las inmediaciones del Congreso, siguiendo la convocatoria de organizaciones sociales, estudiantiles, de mujeres y de derechos humanos. Lo más impactante fue el repudio a los símbolos del régimen, como el cinemático ingreso al recinto parlamentario -vitoreado por la multitud- que posteriormente derivó en el descuelgue de cuadros y retratos de los corrompidos mandatarios guatemaltecos. Mientras tanto, en las calles aledañas, miles saldaban sus cuentas con las insignias burguesas de la herencia colonial.

 “Algo no anda bien”

 La reacción gubernamental optó por una feroz represión policial, que derivó en una cacería -prolongada hasta la madrugada del domingo. La Policía Nacional Civil, el corrupto organismo armado con los resabios del pasado militar, se ensañó con los manifestantes, y no vaciló en violentar a periodistas, ancianos y niños. El saldo oficial contabiliza 37 detenidos, pero las organizaciones de derechos humanos denuncian muchos más: varios manifestantes se encontrarían aún desaparecidos, mientras que a otros, heridos de gravedad y en riesgo de vida, se les estaría negando la atención médica adecuada. 
 Guatemala está inmersa en una prolongada crisis, que la asunción del actual presidente Alejandro Giammattei, hace escasos diez meses, no ha logrado zanjar. El regreso de la derecha conservadora y militarista al gobierno se produjo luego del descrédito del ex presidente Jimmy Morales, un conductor televisivo que se presentaba como “outsider” de manos limpias, pero que terminó sus días envuelto en nuevos escándalos de corrupción y protestas sociales. Giammattei es un hombre de Estado. Anteriormente, había encabezado la candidatura máxima con diferentes sellos y armados políticos, siempre ligados al núcleo concéntrico de la burguesía guatemalteca. 
 Pero es en el Congreso donde la crisis se manifiesta con mayor intensidad. Pocas semanas atrás, la derecha tradicional, haciendo gala de acuerdos y prebendas, imponía nuevamente la mayoría en la constitución interna del cuerpo. Justo cuando el gobierno se aprestaba a erguirse como garante del orden, la entrada en escena de protestas masivas, anticipadas por las valerosas luchas de campesinos y originarios contra las consecuencias devastadoras de los huracanes Iota y Eta, está trastocando todos sus planes.
 Es en este marco que el vicepresidente Guillermo Castillo, en una disputa de camarillas con el primer mandatario, declaró a la prensa mundial que las cosas no estaban bien y que, atendiendo al malestar general, lo correcto era que ambos renunciaran para entregar el poder a una comisión de notables conformada por el parlamento. Esta maniobra, que el presidente Giammattei puede verse forzado a acatar, apunta a ensanchar la base de sustentación del gobierno, copado por figuras del riñón presidencial. El presupuesto 2021, con números dibujados, un tercio de su gasto solventado por deuda, erogaciones siderales para los capitalistas amigos y un recorte criminal a los fondos sociales, se ha demostrado inviable. La catástrofe económica y social está dando lugar a una nueva crisis política.

 Por una Segunda Conferencia Latinoamericana 

 Al calor de las luchas contra el ajuste y la pandemia, está surgiendo un nuevo activismo juvenil y obrero en Guatemala que, en los últimos meses, ha dado pequeños pasos al conformar frentes de lucha universitarios y sindicales. Como en los aguerridos cortes de ruta contra el acuerdo con el FMI en Costa Rica, o las sendas manifestaciones contra el presidente Juan Orlando Hernández en Honduras, se presenta una contradicción entre la combatividad de estos movimientos y sus direcciones políticas, en las cuales aún prima la intervención sin fronteras de clase. 
 El llamamiento a una segunda Conferencia Latinoamericana y de los Estados Unidos, que acaba de realizar nuestra corriente, está dirigido a las organizaciones revolucionarias, obreras y antiimperialistas que acuerden con la necesidad de constituir un fuerte polo de independencia política, cuyo objetivo sea contribuir al triunfo de la nueva tanda de rebeliones. 

 Luciano Arienti

Fidel Castro y Diego Armando Maradona, dos grandes amigos


EE.UU: La elección interminable, hoy en la Mesa Redonda


miércoles, 25 de noviembre de 2020

Jornada por la libertad del fotógrafo argentino detenido en Bolivia


Hubo una movilización por Facundo Molares de la Embajada a la Cancillería. 

 Este martes 24 se realizó una concentración frente a la embajada boliviana y seguidamente una movilización a la Cancillería en reclamo de la liberación de Facundo Molares, fotógrafo que lleva alrededor de un año detenido en el país hermano.
 Molares se encontraba en Santa Cruz de la Sierra cuando debió ser hospitalizado en el Hospital Japonés debido a una descompensación, en noviembre de 2019 -mes en que se produjo el golpe de Estado contra Evo Morales. Aún en terapia intensiva, Molares fue imputado en una causa fabricada por el gobierno golpista, que lo acusó de incitación a la violencia por su presunta participación en un bloqueo en el puente La Amistad. A fines de noviembre, fue trasladado al penal de Palmasola y posteriormente al de Chonchocoro en La Paz. 
 Recientemente, Molares contrajo Covid-19 y debió ser trasladado a un hospital. El ensañamiento de la justicia boliviana se revela en que fue esposado a su cama. Todo el proceso se caracteriza por serias irregularidades. El padre de Facundo, Hugo, juez de Paz en Trevelin (Chubut), viajó en noviembre pasado y apenas le permitieron ver a su hijo. Fue maltratado y amenazado de muerte. 
 Por estos días, circulan versiones de negociaciones entre el gobierno argentino y el nuevo gobierno boliviano a efectos de lograr la libertad de Molares. 
 En la actividad realizada en Buenos Aires participó una delegación de la Agrupación de Trabajadores Bolivianos (Atrabol), el Partido Obrero, Quebracho, la CTD Aníbal Verón y la Coordinadora de Unidad Barrial (Cuba), entre otras organizaciones. 
 Reclamamos la libertad inmediata y la repatriación para Facundo Molares. Juicio y castigo a todos los responsables del golpe.

Prensa Obrera

martes, 24 de noviembre de 2020

lunes, 23 de noviembre de 2020

domingo, 22 de noviembre de 2020

Un heroísmo imborrable, clandestinos 1958


Angel Ameijeiras, Rogelio Perea, Pedro Gutiérrez, héroes clandestinos 1958 

 Nunca aceptaron la rendición a que fueron conminados entre el polvo y la metralla que le disparaban, y solo cuando se le acabaron sus escasas reservas de armas y parque, cesó el enfrentamiento 
 El ocho de noviembre de 1958 cayeron heroicamente los combatientes clandestinos Angel Ameijeiras, Pedro Gutiérrez y Rogelio Perea librando la más connotada batalla urbana del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, desde el confinamiento de un pequeño apartamento donde se refugiaban en la barriada capitalina de Santos Suárez. 
 En la corajuda lucha, comenzada desde la madrugada, también colaboró con valentía la joven Norma Porras, miembro del M-26-7 y esposa de Ángel, más conocido por el mote cariñoso de Machaco, única sobreviviente de los sucesos y quien se encontraba en estado de gestación. Ángel Machaco Ameijeiras, con 33 años al morir, ocupaba el cargo de Jefe de Acción y Sabotaje en La Habana, desde el asesinato de Sergio González, el Curita, en 1957. Sus dos hermanos de lucha, ultimados con él, no llegaban a la treintena de edad, y tenían un probado historial de entrega patriótica. 
 Ameijeiras había ganado el puesto por su sobresaliente arrojo, entrega total a la causa y dotes organizativas. La rendición, como lo probó junto a sus compañeros en la última hora, nunca estuvo ni en la más peregrina de las posibilidades. Antes de llegar al final combate de noviembre, su hermano Efigenio, el cual se distinguía como soldado y jefe rebelde en la Sierra Maestra, le había propuesto sin conseguir su anuencia, cambiar la lucha clandestina por el combate en las montañas, debido a que el dictador Fulgencio Batista había puesto precio a su cabeza y sus esbirros lo perseguían con saña. 
 El pueblo cubano ya sufría las consecuencias de los crímenes atroces, desapariciones y torturas de esos desmanes acrecentados por el tirano, ya acorralado psicológicamente por el auge indetenible de la ofensiva rebelde de Oriente a Occidente, comandada por orden de Fidel Castro por Camilo Cienfuegos y Che Guevara. Machaco pensaba y así respondió a Efigenio, que la lucha clandestina en pueblos y ciudades era de decisiva importancia en apoyo a la guerra armada de la Sierra. Además, pertenecía a una estirpe familiar, también formada por los caídos por la causa Gustavo y Juan Manuel, de valentía a toda prueba y estricta fidelidad a los principios. 
 Salvo Efigenio, fallecido en fechas recientes, después de una extensa trayectoria de servicios a la Patria, los otros tres hermanos Ameijeiras no pudieron disfrutar del triunfo por el cual entregaron sus vidas, casi a punto de ocurrir cuando se desencadenó la atroz masacre que mató a Machaco y sus compañeros Pedro y Rogito (Rogelio).
 Testigos de la vil acción de los sicarios asaltantes de la vivienda han revelado que a pesar de ser solo tres hombres, apoyados por una mujer embarazada, los revolucionarios resistieron la embestida de los numerosos esbirros durante más de cuatro horas, lograron quemar un carro patrullero y herir a algunos soldados. Nunca aceptaron la rendición a que fueron conminados entre el polvo y la metralla que le disparaban, y solo cuando se le acabaron sus escasas reservas de armas y parque, cesó el enfrentamiento. También hay testimonios de la barriada que aseguraron que todos los clandestinos fueron capturados vivos, pero los tres hombres aparecieron poco después muertos y monstruosamente masacrados.
 Al conocer las noticias del trágico suceso y las muertes, dadas a conocer falsamente por el Ejército batistiano como bajas en combate, el líder Fidel Castro, desde la Comandancia de La Plata, emitió el día nueve de noviembre la orden que dictaba el ascenso póstumo de Ángel Ameijeiras Delgado como Comandante del Ejército Rebelde. 
 La hazaña conmocionó a la nación y sus consecuencias no arredraron a los patriotas en combate y al pueblo, los confirmaron en la lucha. Ángel Ameijeiras había nacido el dos de agosto de 1925 en la localidad rural cercana al central azucarero Chaparra, hoy de la provincia de Las Tunas. Fue un niño y adolescente muy activo, travieso, alegre y preocupado por cumplir sus deberes filiales y amorosos con toda la familia. 
Ya residente en La Habana, se incorporó con rapidez al movimiento revolucionario. Las tareas organizativas y de propaganda se le daban muy bien, por lo que fue uno de los más eficaces promotores y distribuidores de la primera edición impresa de La Historia me Absolverá. 
 Llegó a llevar el trascendente documento, convertido más tarde en programa guía de la Revolución triunfante, en un viaje de La Habana a Santiago de Cuba, junto a Haydée Santamaría y conduciendo un carro alquilado él mismo y sin apenas dinero para comer y pernoctar. 
 Fue apresado el 16 de julio de 1957 y guardó prisión en las mazmorras del Castillo del Príncipe, donde conoció a otros valiosos revolucionarios con los cuales sostuvo una relación de hermandad y de lucha. Entre estos estaba el legendario Sergio González.
 Al ser liberado a principios del 58 se reincorpora a los preparativos de la huelga del nueve de abril, con el cumplimiento de múltiples tareas, todas audaces y riesgosas. 
 Su vida intensa y plena de acción no cabe en estas breves líneas. Pero su huella es imperecedera, hoy más que nunca.

 Martha Gómez Ferrals

Armando Acosta Cordero: Una vida dedicada a la Revolución


Al lado del Che, su jefe en la etapa insurreccional. 

 Hace 100 años nació este luchador por las ideas del socialismo en Cuba y destacado guerrillero durante la etapa insurreccional, como lo calificó Fidel .
 Solía afirmar que fue una decisión propia la de marchar a la Sierra Maestra. No lo hizo en representación del Partido Socialista Popular (PSP, comunista) –al cual pertenecía–, como algunos han aseverado erróneamente. Un amigo de la infancia, quien ostentaba grados en el Ejército batistiano, le alertó unos días después de la Huelga del 9 de Abril que su nombre aparecía en una lista de opositores al régimen, enviada por altas esferas gubernamentales con la orden expresa de asesinarlos. Desde su natal Sancti Spíritus, marchó precipitadamente hacia La Habana. 
 A la casa de la madre de su primogénito, en Guanabacoa, acudió a detenerlo el jefe de la Policía, el sanguinario Pilar García, pero no lo encontró. Convenientemente disfrazado, Armando Acosta viajó hacia Manzanillo, donde halló refugio, según testimonio familiar, en casa de su amigo, el poeta Manuel Navarro Luna. Militantes comunistas, partidarios de la lucha armada, contactaron con el Movimiento 26 de Julio y el espirituano pudo enrumbar hacia el lomerío.
 A través de Teté Puebla logró entrevistarse con Fidel, a quien no le ocultó su ideología y afiliación política. El Comandante en Jefe lo envió donde el Che. El argentino le sugirió que ocultara su identidad bajo un nombre de guerra. Al respecto, Acosta le aclararía a un periodista: “Te podrás imaginar que la propaganda contra el comunismo era muy fuerte y una gran parte de la población lo veía como un imponente y terrible fantasma, por tanto yo no podía aparecer con mi nombre y esa es la causa por la que llego a la provincia de Las Villas en la invasión con el de Erasmo Rodríguez”. 
 El Guerrillero Heroico, al hablarle sobre el plan delineado por Fidel acerca de enviar columnas rebeldes a la región central del país cuando se dieran las condiciones, le subrayó al espirituano la necesidad de enrolarlo en una de ellas, debido a sus estrechas relaciones con el movimiento obrero de la mencionada región. Por ello, cada vez que se incorporaba un miembro del PSP de ese territorio, como fue el caso de tres villareños a finales de julio de1958, Acosta se lo presentaba al Che. Uno de ellos, Medardo Cabrera, relataría años después: “El Comandante Guevara tomó la decisión de enviar a Borrell y a mi hermano para la Escuela de Reclutas de Minas de Frío y, conociendo de mi preparación militar por haber estado en el otro Ejército, me incorpora directamente a un pelotón de la Columna”.

 Excelente orador 

Armando Acosta, a la dereha, durante una visita con Fidel al Pico Turquino en los años 60. Celia puede verse al fondo. Durante una visita con Fidel al Pico Turquino en los años 60. Celia puede verse al fondo. Armando Acosta Cordero nació en Taguasco, entonces perteneciente al municipio de Sancti Spíritus, en la antigua provincia de Las Villas, el 15 de noviembre de 1920. A los ocho años abandonó la escuela y se puso a trabajar en las escogidas tabacaleras. Niño aún se vinculó con el movimiento obrero y participó en huelgas. En 1938 ingresó en el Partido Comunista. El líder sindical Jesús Menéndez pronto se fijó en él por su inteligencia y combatividad, y comenzó a darle responsabilidades. Entre ambos se forjó una estrecha amistad.
 Dicen que una vez a Menéndez lo cogió la noche en Taguasco y Armando lo llevó a su casa. Sus padres rechazaron al dirigente proletario porque era negro. “Si Jesús no puede entrar en la casa yo también me voy”, dijo a sus progenitores, quienes se vieron obligados a admitirlo. Con el tiempo el General de las Cañas se ganó el respeto y afecto de ellos. 
 Aseguraba mi padre, el periodista radial Pedro García Yanes, quien ejerció parte de su carrera en Santa Clara, que Acosta era un excelente orador: “Y para que sepas, creo que ni aprobó el tercer grado”. Coincidente con él, Enrique Acevedo ha relatado que, ya la Revolución en el poder, ante una multitud manipulada por contrarrevolucionarios solapados, “Armando comienza suavemente, se inspira y con una brillante pieza oratoria llama a la cordura, a tener fe en la Revolución, a tener confianza en Fidel. Hace un recuento de las medidas tomadas en favor de los desposeídos. Hay un silencio total en la plaza, el mensaje va llegando, ya algunos bajan los cartelones más agresivos. Al final clama por lo que debe ser la palabra de orden en esos momentos: la unidad. Al oír la salva de aplausos, suelto un suspiro de alivio”.

 Hacia Las Villas

 Acosta partió de El Jíbaro como soldado de la columna invasora número 8 Ciro Redondo comandada por el Che. Lo asignaron al pelotón #5 bajo el mando del capitán José Ramón Silva. De acuerdo con el testimonio de César Alba, también integrante de esa tropa, en tierras camagüeyanas lo ascendieron a teniente y le entregaron el mando de una escuadra. En el homenaje que le brindaron los CDR (2005) –por su destacada labor en los años 80 al frente de la organización–, junto a Raúl, Guillermo García, Machado Ventura y el entonces coordinador de esta organización, Juan José Rabilero. Armando Acosta, en el homenaje que le brindaron los CDR (2005) –por su destacada labor en los años 80 al frente de la organización–, junto a Raúl, Guillermo García, Machado Ventura y el entonces coordinador de esta organización, Juan José Rabilero. 
 El paso de la columna por suelo agramontino fue lento y penoso, no solo por el hostigamiento continuo del Ejército batistiano, sino porque la dirección provincial del M-26-7, incumpliendo las orientaciones de Fidel, no los aprovisionó durante el recorrido ni siquiera les proporcionó guias ni información sobre los movimientos del enemigo. 
 Al llegar la tropa a la zona del central Baraguá, las fuerzas gubernamentales intentaron cercarla aprovechando la línea del ferrocarril que va desde la fábrica de azúcar a Júcaro. Los revolucionarios necesitaban urgentemente un práctico que los sacara de la zona. El Comandante Guevara consultó con sus oficiales acerca de aquién enviar a Ciego de Ávila a contactar con el PSP. Acosta Cordero le propuso a Medardo Cabrera, quien conocía a militantes en esa ciudad y tenía una larga experiencia en el clandestinaje. La vida le dio la razón. Cabrerita no solo halló un guia y provisiones conseguidas por sus correligionarios, sino que logró dialogar con la dirección de su partido en Las Villas, que se preparó para la llegada de la columna.
 El 12 de octubre el Che y sus hombres atravesaron el río Jatibonico, entonces el límite entre las dos provincias. Los invasores habían cumplido la encomienda de Fidel de llegar a la región central. 

 El comandante 

Ya en territorio espirituano, de acuerdo con el testimonio de César Alba, Acosta fue ascendido a capitán por el Guerrillero Heroico, quien le ordenó operar en la zona de Taguasco. El 19 de diciembre el argentino le asignó una misión más compleja: atacar la ciudad de Sancti Spíritus con unos 120 efectivos, la mitad mal armados. Armando Acosta en un juego de pelota con el Comandante en Jefe, Augusto Martínez Sánchez y José Llanusa. En un juego de pelota con el Comandante en Jefe, Augusto Martínez Sánchez y José Llanusa. 
 “Organicé la tropa, efectué una operación envolvente y tomé la ciudad –contaría a un periodista. Cuando culminé la acción, fui hasta Placetas, que el Che recientemente había tomado. Él se entusiasmó mucho y fuimos juntos para Sancti Spíritus donde pronunció un discurso y entonces me dijo: ‘Creo que te puedo ascender a comandante’. 
 “Yo no le dije nada porque me cogió de sorpresa, pero cuando terminó la guerra me mandó a llamar y fui con los grados de capitán. Conversó conmigo y dijo: ‘Yo creo que eres el único hombre en esta Revolución que no quiere ser comandante’. Mandó a buscar a su ayudante y me entregó las estrellas”.

 Revolución en el poder 

Tras el triunfo del 1º de enero de 1959, se le encomendaron diversas responsabilidades: segundo al mando de las fuerzas acantonadas en La Cabaña; la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, en el Caney de las Mercedes, hoy provincia de Granma; la jefatura de las fuerzas tácticas del Ejército Rebelde en la región central del país; el cargo de primer secretario del Partido en la antigua provincia de Oriente. Miembro fundador del Primer Comité Central del PCC constituido en 1965; en los años 70 se le designó la dirección del Departamento de Organizaciones de Masas de ese organismo.
 Fue electo diputado a la Asamblea Nacional, integrante del Consejo de Estado y miembro suplente del Buró Político. En 1980 asumió como Coordinador Nacional de los CDR. 
 Falleció el 6 de octubre del 2009 y sus restos fueron depositados en el panteón del Frente Norte de las Villas, al pie del Mausoleo del Comandante Ernesto Che Guevara. En una ocasión, al designarle al frente de una delegación cubana a Laos, Fidel lo calificó de “veterano luchador por las ideas del socialismo en nuestro país, dirigente de los obreros azucareros en las grandes luchas que precedieron al proceso revolucionario, combatiente en nuestras guerrillas de la Sierra Maestra y compañero que, a las órdenes de nuestro inolvidable Comandante Ernesto Che Guevara realizó con él la invasión de oriente al centro de nuestra Isla”. 

 Pedro Antonio García 

 Fuentes consultadas:

 Los libros Una mancha azul hacia el occidente, de Luis Rosado y Felipa Suárez; Guajiro, de Enrique Acevedo; y Del cerco de Baraguá al monte Hilario, de Roberto Yera y Alexis Pérez. 
El texto periodístico Cuanta historia acumulada, de Yolainis Cárdenas.
 Testimonios de familiares y compañeros de lucha recogidos por el autor de este trabajo.
 Documentos y testimonios localizados y gentilmente cedidos por Rafael Alcántara.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Estados Unidos: la tragedia y la farsa


La negativa de Donald Trump a reconocer la victoria de Joe Biden, ha sido, desde el principio, una farsa.
 El demócrata le sacó una ventaja de seis millones de votos al cacique republicano, aunque mitigada porque el 70% de la diferencia obedece a California, el principal estado de la Unión. En el Colegio Electoral la distancia es de casi cien delegados. Trump, sin embargo, no reconoce su derrota, con la sola compañía del mexicano López Obrador, con quien tiene un pacto de complicidad con el narcotráfico, y el brasileño Bolsonaro. El magnate inmobiliario espera ganar la segunda vuelta en las legislativas de Georgia, para quedarse con la mayoría de un voto en el Senado nacional, aunque un resultado adverso otorgaría el arbitraje en esa Cámara a la vicepresidenta electa, Kamala Harris. Las protestas de fraude, por parte de Trump, ya enfrentan el rechazo de su propia Corte Suprema. 
 El arrastre de Trump en el partido Republicano ha sido señalado como la evidencia del derrumbe de la Democracia en América, una tendencia que tiene larga data, como lo mostró la conquista de ese partido por el Tea Party, una camarilla fascista, hace dos décadas, y las guerras a repetición en que se embarcó Estados Unidos desde la que desató contra Irak en 1991. Trump ha reaccionado mediante el despido del secretario del Defensa, por el desplante que éste le hizo cuando rechazó la intervención del ejército para reprimir la rebelión contra la brutalidad policial, y está colocando a sus topos en la planta permanente de la Administración, para que ejerzan el espionaje e incluso torpedeen acciones de gobierno. Todo sumado, la tentativa autoritaria o fascistoide concluye en una farsa. Trump no ha superado la categoría de dictadorzuelo – lo cual habla montones de la decadencia de Estados Unidos. 
 De otro lado, la tragedia. Ocurre que Trump pretende usar el tiempo que va hasta la transmisión del mando al sucesor, para continuar su política criminal frente a la pandemia y sabotear los esfuerzos que pudieran realizar las autoridades locales de distintos ámbitos. Esto ocurre cuando la pandemia se encuentra fuera de control en el país, con cerca de doce millones de contagios y más de un cuarto de millón de muertos. La directiva política es que la economía no debe cerrar bajo ninguna circunstancia; que el ‘lockdown’ al capital supera cualquier daño que el virus pueda causar a la vida humana. Es un planteo fascista hasta el tuétano, no bajo la máscara comunitaria de Hitler o la demagogia garibaldiana de Mussolini, sino de la libre empresa del pionero norteamericano. 
 Los opositores no comulgan con esta virulencia, pero se empeñan en ir todo lo posible por esa misma vía hasta que chocan con los datos que muestran el descontrol más completo de la enfermedad. La ciudad de Nueva York ha cerrado las escuelas, luego de rechazar todas las advertencias contra su reapertura, sólo cuando la transmisión del contagio llegó a R3 – un índice fulminante. Trump se niega a interiorizar a los equipos de Biden en los asuntos de gobierno, en una transición paulatina, lo que deja un vacío de poder en el pasaje de mando de gobierno. La poderosa institucionalidad estadounidense se muestra, sin embargo, impotente en poner a Trump en el redil, y la razón no menos importante de ello es que la Bolsa sube, incluso ‘rota’ de las tecnológicas a las compañías capitalistas más convencionales. A nadie se le escapa, con todo, que el PBI anual de EEUU ha retrocedido en forma espectacular mientras el de China crece, con una pandemia controlada. Un acuerdo comercial que acaba de firmar China con los principales países del sudeste asiático y Oceanía, que reduce a cero el 90% de los aranceles, ha sido señalado como la evidencia de un desplazamiento del poder mundial de Occidente a Oriente. Si Trump se propuso revertir la decadencia de EEUU, el empeño ha dado el resultado contrario. La prensa japonesa asegura que la instalación de contingentes militares rusos para asegurar la tregua entre Armenia y Azerbaijan, firmada hace pocos días, ha alejado por largo tiempo a USA y la Unión Europea del Cáucaso. La dominación de esta región fue considerada la llave para la penetración del capital internacional en Rusia y el desmantelamiento de la oligarquía encabezada por Putin. 
 Quienes al comienzo de la pandemia advirtieron que las cuarentenas y los aislamientos sociales establecerían ‘estados de excepción’ e incluso militarizados (el grupo de intelectuales de la Sopa de Wuhan), no solamente se equivocaron, sino que la bandera de la lucha contra la dictadura sanitaria o ‘infectadura’ ha sido tomada por la derecha y el fascismo, en nombre de la libertad de empresa. El estado, en cuanto tal, ha fracasado en mediar entre el derrumbe sanitario, de un lado, y el derrumbe social, del otro, y se ha visto obligado a pasar de un polo al otro de la restricción de movimientos, como consecuencia de los aislamientos fallidos y las reaperturas fracasadas. Todo esto ha mostrado el carácter esencial de la contradicción entre el interés privado y el interés colectivo, o sea humano, en las condiciones capitalistas. 
 Los giros violentos que se han producido a nivel del estado y la sociedad, muestran una ruptura del equilibrio histórico mundial sin precedentes: geopolítico, pero por sobre todo social. Esto se manifiesta por sobre todo en Estados Unidos, o sea en la lucha de clases y la rebelión popular en la principal metrópoli del capital. El desequilibrio mundial se encuentra internalizado, si se puede decir así, en cada país. Ahora es Biden quien quiere hacer a América ‘great again’, sin mentar la consigna, claro. Lo muestra la decisión de revertir el proyecto de Trump de retirar las tropas norteamericanas de Afganistan. El nuevo gobierno estadounidense va por la revitalización de la OTAN, es decir, a una ofensiva política y económica contra Rusia y contra las aventuras del turco Erdogan en Medio Oriente. La pelea contra el ascenso de China cambiará de forma, en primer lugar con un reforzamiento militar en el los mares contiguos a China, y una intervención en la crisis de Hong Kong y la militarización de Taiwan. Junto con la experimentación de la vacuna contra el Covid-19 se desarrolla una tendencia más fuerte a la guerra. 
 La farsa política de la sucesión presidencial en Estados Unidos, es la cobertura de una tendencia a revoluciones y contrarrevoluciones. Los procesos parlamentarios y electorales cambiarán, en un cierto punto, de carácter, pues se convertirán de expresiones del equilibrio político, en lo contrario – en expresiones de desequilibrio político, de desplazamientos de fuerzas hacia los polos históricos. 

 Jorge Altamira
 19/11/2020

jueves, 19 de noviembre de 2020

Kissinger advierte sobre el peligro de una situación similar a la I Guerra Mundial


La llegada de Biden y las tensiones EE.UU.-China. Henry Kissinger es una de las voces más autorizadas en lo que se refiere a la política exterior norteamericana. Recordemos que en su condición de secretario de Estado de Richard Nixon, fue en su momento el artífice del acercamiento entre Estados y China, lo que abrió paso a la integración del gigante asiático al proceso de acumulación capitalista mundial.
 Su pronóstico apocalíptico acerca de una situación similar a la de la Primera Guerra Mundial, a raíz de las tensiones entre Estados Unidos y China, fue ratificado apenas un mes atrás, cuando estábamos en la recta final de la campaña presidencial de EE.UU., al advertir que “si se permite que el conflicto se desarrolle sin restricciones, el resultado podría ser aún peor de lo que fue en Europa. La Primera Guerra Mundial estalló debido a una crisis relativamente menor…, y hoy las armas son más poderosas” (HispanTV, 8/10). 
 John Mearsheimer, otro de los analistas internacionales más reconocidos junto con el ex secretario de Estado, advierte también sobre ese riesgo: “es una posibilidad real. No creo que sea inevitable. Hay que recordar que Estados Unidos y la Unión Soviética tuvieron una intensa competición de seguridad durante 45 años en la Guerra Fría. Y estuvieron cerca de enfrentarse en la crisis de los misiles cubanos. Pero nunca hubo una guerra caliente en la que estuvieran directamente involucrados. Hubo guerras a través de proxies (…) Pero es posible que haya un conflicto armado, mucho más entre EE.UU. y China que entre EE.UU. y la URSS en la Guerra Fría” (ídem). 
 Mearsheimer no descarta un guerra limitada. “Si partimos de los puntos más elevados de fricción son el Mar del Sur de China, el Mar de China Oriental, Taiwán, y la península coreana. Allí es más fácil imaginar una guerra limitada entre China y Estados Unidos. No me sorprendería si se involucraran en un conflicto armado en algún momento del año que viene. No digo que sea probable que suceda, digo que es un escenario posible, porque implicaría una guerra en el agua que no llevaría a una escalada automática”.
 Ambos analistas coinciden que bajo Joe Biden no se va a alterar la política de confrontación estadounidense con China. Mearsheimer llama la atención que, en realidad, la escalada yanqui no arrancó con Trump sino en 2011 cuando Barack Obama era presidente y Hillary Clinton secretaria de Estado. Los demócratas consideran a China como una amenaza seria que debe ser contenida.
 El militarismo y la guerra comercial obedecen a una tendencia de fondo y responde a un interés común de la clase capitalista norteamericana.

 La política exterior de Biden

 La llegada de Biden al gobierno ha reavivado la deliberación interna de la burguesía sobre la hoja de ruta a seguir. 
 Los cuatro años de Trump indican un fracaso, de un modo general, del objetivo del por devolver a EE.UU. la vitalidad y el liderazgo perdido, sintetizada en la premisa de «America first». La intensificación de la guerra comercial no redundó en el crecimiento de la participación de EE.UU. en la economía y comercio mundial. La escaldada diplomática y militar con Corea del Norte no logró hacer retroceder al régimen norcoreano en su plan nuclear. EE.UU. tampoco pudo reconquistar una hegemonía en Medio Oriente. Tanto Rusia como Irán siguen manteniendo un protagonismo en la región. Un alineamiento mayor con Arabia Saudita e Israel, apostando a que jueguen un papel más determinante en Medio Oriente, no pudo compensar la pérdida de presencia con el retiro de sus tropas de Siria y su aislamiento en Irak, con el retiro de tropas aliadas europeas y el pedido del parlamento de ese país de que EE.UU. retire sus bases. No ha logrado avances significativos en la política de colonización económica y restauración capitalista en Rusia y China. Por el contrario, la escalda comercial terminó convirtiéndose en un bumerán, y convirtiéndose en un factor de fractura y división interna de la burguesía norteamericana. 
 Su política en Latinoamérica tampoco ha tenido avances. No lograron consumar el golpe en Venezuela a partir de la promoción internacional de Juan Guaidó y en Bolivia, el golpe consumado a fines de 2019 con apoyo de Bolsonaro y de la Casa Blanca no pudo consolidarse y tuvo que convocar elecciones, en las cuales fueron derrotados. 
 La agenda que empieza a discutirse apunta a revertir esta situación. Una de las apuestas es tratar de recauchutar una alianza con sus socios europeos y revitalizar la Otan, seriamente deteriorada bajo el gobierno de Trump. “Estados Unidos básicamente tiene que formar una coalición balanceadora para contener a China, muy parecida a lo que hizo en la Guerra Fría para contener a la Unión Soviética. Necesita una alianza militar en Asia similar a la Otan para contener el ascenso de China. La administración de Donald Trump hizo un trabajo pésimo al tratar que nuestros aliados se integrasen en una formidable alianza militar” (ídem). 
 De todos modos, es muy difícil restablecer un equilibrio en momentos en que avanza la depresión y por lo tanto la competencia entre los estados y las corporaciones por la sobrevivencia, lo cual solamente puede abrirse paso a expensas de sus rivales, trasladándole los costos de la crisis. Es una ilusión infundada restablecer un status anterior -una normalización, como la que proclama la administración demócrata entrante- en medio de un mundo convulsionado y la evolución que ha tenido la bancarrota capitalista. 
 En cuanto a Rusia, la política de Biden de retomar confrontaciones en los puntos de cruce de intereses entre ambos (Libia, Venezuela, Siria) podría forzar a Moscú a un alineamiento más decidido hacia China.

 Nuevo bloque comercial y el desafío norteamericano

 La segunda cuestión que está en debate es dar pasos más determinantes para neutralizar la incursión y desarrollo de China en las tecnologías más sofisticadas, en particular en Inteligencia Artificial, y 5G, lo cual implicaría que bajo Biden, marchamos a una política más agresiva. 
 Acaba de conformarse, bajo la égida de China, el mayor bloque comercial a escala global. El acuerdo, que lleva el nombre de RCEP (siglas en inglés de Regional Comprehensive Economic Partnership, Alianza Integradora Económica Regional), será mayor que el de T-MEC (Estados Unidos, México y Canadá) y que la Unión Europea. Incluye a los diez miembros de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (Asean) además de China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Entre todos los miembros suman casi un tercio de la población mundial y el 29% del Producto Interno Bruto del planeta. El RCEP eliminará aranceles a las importaciones por los próximos 20 años e incluye provisiones respecto a propiedad intelectual, telecomunicaciones, servicios financieros, comercio electrónico y servicios profesionales. 
El RCEP fue concebido por China como una forma de contrarrestar la influencia que Estados Unidos estaba tomando en Asia-Pacífico bajo el gobierno de Barack Obama. El mismo había promovido el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (Trans-Pacific Partnership o TPP), del que formaban parte México, Chile y Perú, y no China. Trump, una vez asumida la presidencia, se retiró del TPP, haciendo que entre en agonía. Ahora se invierten los papeles y EE.UU. es el que ha quedado excluido, lo cual constituye un golpe a Washington. 
 Todavía no está claro cuál va ser la política de Biden, aunque ya hay voces que descartan que se vuelva a relanzar el TPP. El presidente entrante choca con tendencias existentes en sindicatos y sectores que respaldaron la elección de Biden y que están presentes en su equipo de transición que han expresado su recelo sobre los acuerdos de libre comercio. Entre esas tendencias proteccionistas figuran industrias vulnerables como el acero y el aluminio. 

 Crisis política y rebelión popular 

Pero, además, no se nos puede escapar que la capacidad del gobierno demócrata para implementar esta ofensiva está condicionada por la crisis política interna, que ha pegado un nuevo salto con el conflicto que estalló en el desarrollo de las elecciones y el cuestionamiento de Trump de los resultados. La política exterior –como suele decirse- es una prolongación de la política interna. Desde un punto de vista general, la derrota de Trump revela el fracaso de una tentativa bonapartista por forjar un régimen fuerte de poder personal, que permita pilotear la crisis dictada por la decadencia histórica de Estados Unidos y el impacto de la bancarrota capitalista en desarrollo.
 El revés del magnate constituye un golpe a los esfuerzos del imperialismo por apuntalar su lugar de gendarme mundial. Es necesario, por otra parte, tener presente que la rebelión popular norteamericana ha estremecido los cimientos del sistema político norteamericano, sus partidos y sus instituciones y ha abierto un nuevo escenario internacional. No sólo ha terminado por acelerar el derrumbe de Trump, que ya andaba a los tumbos, sino que está llamada a condicionar la gestión de su sucesor.
 Estamos frente a un escenario contradictorio: la guerra comercial y las tendencias a la guerra misma, obedecen a una necesidad estratégica pero van a tener que pasar por la prueba y el filtro de la lucha de clases dentro de las fronteras de EE.UU. y a escala internacional.
 Las depresiones anteriores condujeron a la Primera y Segunda Guerra Mundial, pero también a crisis y levantamientos revolucionarios. La guerra no es un accidente, al igual que la revolución, son dos manifestaciones extremas del estallido de las contradicciones irreprimibles e insuperables del orden social vigente. 

 Pablo Heller

martes, 17 de noviembre de 2020

Mesa Redonda - "Estados Unidos, incertidumbres tras la contienda electoral"






Las maniobras aéreas conjuntas entre Estados Unidos y Colombia


Nuevo capítulo de la injerencia imperialista en la región. 

 Fuerzas militares norteamericanas y colombianas vienen realizando en los últimos meses ejercicios aéreos conjuntos en el país sudamericano. El 8 de noviembre, según la página de la Fuerza Aérea Colombiana, hubo una operación común de aeronaves Kfir con los B-52 yanquis. 
 Esto corona un año con muchas operaciones conjuntas. A su vez, alrededor de 800 soldados yanquis arribaron al país en junio, con el pretexto del combate al narcotráfico. Pero, antes con Donald Trump o ahora con Joe Biden, está claro que, en realidad, Estados Unidos busca afianzar su dominación política a lo largo de todo el continente. 
 Las tareas de estas últimas tropas se habilitaron por un decreto del presidente Iván Duque. La injerencia imperialista en Colombia es indisociable de las tentativas golpistas contra Venezuela, que han incluido el despliegue de buques militares en las costas venezolanas y el Operativo Gedeón de desembarco de mercenarios. Duque fue uno de los primeros mandatarios en reconocer a Juan Guaidó como presidente.
 Las organizaciones sociales colombianas denuncian que cuando aumenta la actividad militar, aumenta también el nivel de violencia dentro del país: la ofensiva sistemática para desalojar tierras indígenas (que luego pasan a manos de empresas multinacionales); la represión contra las manifestaciones populares, etc. 
 Según el último informe del Instituto para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), unos 200 activistas resultaron asesinados en lo que va de 2020. En las últimas semanas, además, un niño de 13 años fue asesinado durante un operativo del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios) en Cauca, donde supuestamente funcionaba una célula guerrillera, y fue amenazado el célebre rapero Camilo Álvarez, acérrimo detractor del gobierno en sus líricas. 
 Las masas colombianas se sublevaron contra este régimen criminal en noviembre pasado y volvieron a las calles en septiembre, tras el crimen a manos de la policía del taxista y abogado Javier Ordoñez. El 21 de octubre, miles se movilizaron en todo el país contra las políticas de ajuste del gobierno y un desempleo creciente que bordea el 20%. 
 Fuera las tropas yanquis de Colombia. Abajo el golpismo contra Venezuela. Por un paro efectivo y un plan de lucha de las centrales obreras contra el gobierno de Duque, en la perspectiva de la huelga general.

 Álvaro Chust

sábado, 14 de noviembre de 2020

Operación Carlota


Raúl Díaz Arguelles

El final del apartheid 

Gracias a la ayuda solidaria cubana, se consolidó la independencia de Angola, se logró la de Namibia y se le dio el tiro de gracia al régimen racista sudafricano Tras el derrocamiento de la dictadura fascista que hasta 1974 oprimía al pueblo portugués, el nuevo Gobierno de ese país se comprometió a desarrollar un proceso de descolonización en sus posesiones africanas, que incluía el otorgamiento de la independencia a Angola en noviembre de 1975. 
 Para ello, proyectó integrar un Gobierno provisional con las tres fuerzas que reclamaban entonces ser los genuinos representantes de esa nación africana: el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), dirigido por Agostinho Neto, el cual prácticamente había llevado el peso de la insurrección contra el colonialismo lusitano; el Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA), encabezado por Holden Roberto, con estrechos nexos con el sátrapa zairense (Congo Kinhasa) Mobutu Sese Seko y círculos de poder estadounidenses; y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), liderada por Jonas Savimbi, un personaje apoyado por Pretoria (Sudáfrica). 
 Estas dos últimas organizaciones, siguiendo orientaciones de potencias foráneas, boicotearon al Gobierno provisional, rompieron relaciones con el MPLA, torpedearon la convocatoria a comicios con vistas a elegir el gabinete que asumiría el poder tras la retirada de las autoridades portuguesas y comenzaron a prepararse militarmente, con el apoyo de Zaire y el régimen del apartheid, para enfrascarse en una guerra civil contra los partidarios de Agostinho Neto. Además, ya habían comenzado las incursiones de tropas regulares sudafricanas en el sur del país que presagiaban una inminente agresión armada. Ante la situación, este patriota solicitó a Cuba la ayuda solidaria. 
El primer comandante Raúl Díaz Argüelles (héroe de la sierra y el llano durante la insurrección contra la tiranía batistiana y, en 1975, jefe de la Décima Dirección del Minfar) marchó a Luanda, la capital del país, para asumir la jefatura de la Misión Militar cubana, con la tarea de organizar, preparar y armar unas 50 unidades de las Fapla (Fuerzas Armadas Populares para la Liberación de Angola), entre batallones de infantería y baterías de artillería, en escuelas que él ayudó a fundar. 
 Tres buques se encargaron de transportar a la mayoría de los instructores y sus jefes; los otros hicieron el viaje por avión. De acuerdo con lo convenido entre Díaz Argüelles y Neto, partieron hacia la nación africana unos 480 efectivos, entre el 5 y el 11 de octubre de 1975, además de 12 000 fusiles checos R-52, piezas de mortero, antiaéreas y cañones antitanques, así como otros pertrechos. 

 Cuatro centros de entrenamiento 

Para los reclutas de las Fapla se acondicionaron cuatro centros de entrenamiento: uno en N’Dalatando, a 300 km al este de Luanda; otro cerca del puerto de Benguela, a orillas del Océano Atlántico; el de Saurimo, ubicado en la provincia de Lunda Sul, al nordeste de la nación; y el del enclave norteño de Cabinda, territorio separado del resto del país por el río Congo y un corredor zairense de 64 kilómetros de ancho. Entretanto, tropas de Pretoria penetraban en el sur del territorio angolano desde Namibia y avanzaban hacia Luanda. Simultáneamente, elementos del FNLA y soldados zairenses, en el norte, intentaban en dos oportunidades romper la defensa de las Fapla en Quifangondo, situado a 22 kilómetros de la capital. El 2 de noviembre, en Catengue, un grupo de instructores militares cubanos y sus alumnos enfrentaron la ofensiva de tropas regulares del régimen del apartheid, quienes, gracias a su superioridad en hombres y medios, lograron continuar su avance. La contienda “comenzaba a parecerse más sudafricana que angolana”, como afirmaría años después el historiador del país agresor, F.J. du Toit Spies, y por primera vez en ella se derramaban juntas sangre cubana y africana. 

 En homenaje a una esclava rebelde 

Ante esa evidente injerencia extranjera, Fidel, Raúl y la dirección de la Revolución Cubana accedieron a enviar las primeras tropas regulares de nuestro país para enfrentar a los invasores. De esta forma, se inicia la Operación Carlota, que toma su nombre de una lucumí, figura relevante en la formidable sublevación de esclavos acaecida en noviembre de 1843 en Matanzas. Rápidamente los internacionalistas cubanos entraron en acción reforzando a los defensores de Quifangondo, angolanos y cubanos propinaron una aplastante derrota allí a los atacantes el 10 de noviembre de 1975. Luanda estaba salvada. Pasado un minuto de las 12 de la noche de ese mismo día, el presidente Neto proclamó en un mitin multitudinario el nacimiento de la República Popular de Angola (RPA). 
 En Cabinda también se combatía. El 8 de noviembre, a las 11 de la mañana, el sátrapa zairense Mobutu Sese Seko lanzó dos batallones de sus fuerzas regulares apoyados por unos 150 mercenarios blancos y unidades del llamado Frente de Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC), aupado y entrenado por Mobutu, en dirección al este de aquella ciudad. Los agresores cayeron en un campo de minas, por lo que detuvieron su ofensiva. Tropas del Frente Sur se trasladan hacia la frontera con Namibia. Al día siguiente reanudaron el avance, pero un pelotón con cuatro bocas 14.5 bien emplazadas, operadas por cubanos, y la Compañía Fapla de personal fronterizo, apoyados por lanzacohetes GRAP-1P acabados de llegar de Cuba, abrieron fuego a ras de tierra y les causaron grandes pérdidas al enemigo, el cual se vio imposibilitado de continuar su ataque. 

 La batalla de Cabinda 

Tras rechazar un intento de desembarco naval de las tropas zairenses que pretendía sorprender por la retaguardia a los defensores del enclave, el comandante Ramón Espinosa, jefe del Centro de Instrucción Revolucionaria de Cabinda, agrupó a más de 1 000 efectivos Faplas, 191 asesores cubanos y unos 40 artilleros de la Isla, para lanzar una contraofensiva el 12 de noviembre, la cual expulsó de ese territorio a las fuerzas invasoras. De ese modo finalizó la batalla de Cabinda, donde en solo 90 horas el enemigo tuvo más de 1 600 bajas. Los racistas sudafricanos, entretanto, no cejaban en su empeño de apoderarse de Luanda. El 10 de noviembre tropas regulares del régimen del apartheid, junto con efectivos del FNLA y la Unita, comenzaron a avanzar desde Lobito hacia Novo Redondo. A pesar de la heroica resistencia del destacamento Fapla y sus asesores cubanos, Novo Redondo cayó en poder de los invasores, por lo que quedó abierto el camino hacia Porto Amboim y la capital. 

 Ebo 

A milla y media al norte de Ebo, en el camino a Gabela, en un puentecito de madera que cruzaba el río Mabasa (estrecho y profundo), la avanzada sudafricana cayó en una emboscada en la mañana del 23 de noviembre. Los RPG-7 de los aliados cubano-angolanos inutilizaron seis blindados del enemigo. La infantería invasora fue diezmada por los certeros disparos de los morteros 120. Las BM-21 abrieron fuego sobre parte de la columna y destruyeron otros dos blindados y un camión. En medio de un aguacero el enemigo se replegó. Las fuerzas revolucionarias lamentaron la muerte del cubano Juan Tamayo Castro; otros cinco habían sido heridos. Las Fapla no tuvieron bajas. Las huestes de Pretoria sufrieron alrededor de 80 o 90 muertos y heridos, y siete u ocho blindados inutilizados, según fuentes sudafricanas. 
 Sorprendidos por esta derrota, el régimen racista decidió hacer una pausa en su ofensiva, lo que aprovecharon los aliados FAR-Fapla para aumentar sus fuerzas y recibir a los buques Vietnam Heroico, Imías y Océano Pacífico, que con 1 253 hombres y armas pesadas arribaron a la nación africana entre el 27 de noviembre y el 1º de diciembre. Estos refuerzos, en opinión del historiador Piero Gleijeses, fueron decisivos para cambiar la correlación de fuerzas en el teatro de operaciones militares y la posterior expulsión de los invasores del sur de Angola. 
 Transcurridos 20 años de la batalla de Ebo, Iko Carreira, quien fuera ministro de Defensa de la RPA, afirmaría: “Resultó decisiva y la victoria se debió, sobre todo, a Díaz Argüelles, quien pasó a ser una leyenda en la historia moderna de Angola”.

 Retrospectiva desde 2020

 Lamentablemente, por limitaciones de espacio no podremos abordar los sucesos que acaecieron después de que en 1976 se retiraran de Angola las tropas regulares de Sudáfrica, aunque en los años siguientes, Pretoria emprendió una guerra sucia contra ese país y su Ejército volvió a hollar el suelo de esa nación. La Operación Carlota en realidad no finalizó hasta 1991, después de que el régimen del apartheid admitiera su fracaso tras la derrota contundente, desde el punto de vista militar, en la batalla de Cuito Cuanavale. 
 Al referirse a ella, Nelson Mandela aseguró: “marca el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid”. A partir de esta acción combativa, se puso fin al régimen racista en Sudáfrica, se logró la independencia de Namibia y se sentaron las bases para el proceso de paz y reunificación del Estado angolano. 

 Unos 360 000 cubanos

 Entre 1975 y 1991, unos 360 000 cubanos (más de 300 000 como combatientes) prestaron ayuda solidaria en la guerra de este hermano pueblo por consolidar su independencia. De ellos, 2 016 cayeron en combate o fallecieron por otras causas. Y la cooperación no fue únicamente militar. En 1977 había más de 1 000 colaboradores cubanos entre médicos, constructores y técnicos. Ese año la representación del país africano a la Asamblea Mundial de la Salud declaró: “la contribución más importante en el campo de la salud ha venido de Cuba sin que nos pidiera nada a cambio. Teníamos solo 14 médicos, ahora tenemos más de 200”. 
 No es de extrañar que en una reunión de líderes africanos, a finales de los 80, se oyeran declaraciones como esta: “Los combatientes cubanos están dispuestos a sacrificar sus vidas por la liberación de nuestros países y, a cambio de esa ayuda a nuestra libertad y el progreso de nuestra población, lo único que se llevarán de nosotros son sus combatientes que cayeron luchando por la libertad”. 

 Pedro A. García 

 Fuentes consultadas: 

Los libros Misiones en conflicto, de Piero Gleijeses, y Secretos de generales, de Luis Báez. Los textos periodísticos Operación Carlota, de Gabriel García Márquez (Tricontinental, 1977); Nace la Operación Carlota, Los rostros de la guerra sucia y Epopeya de millones, todos de María Julia Mayoral (Granma, ediciones del 31 de octubre, 1º de noviembre y 2 de noviembre de 2005, respectivamente); y Angola rinde tributo al internacionalista cubano Raúl Díaz-Argüelles, de Armando Reyes (Prensa Latina, 15 de diciembre de 2008).

Aumentan tensiones en EE.UU., siguen las protestas de la extrema derecha


Una amplia gama de grupos de extrema derecha y partidarios de Trump planean descender a la capital de la nación este sábado en medio de las crecientes tensiones por los resultados de las elecciones presidenciales, informó hoy el diario The Hill. continúan protestas grupos de derecha en Estados Unidos. 

 Las protestas que hoy realizarán en Washington grupos de extrema derecha partidarios del presidente Donald Trump incrementan las tensiones en el país, opinan analistas.
 Una amplia gama de grupos de extrema derecha y partidarios de Trump planean descender a la capital de la nación este sábado en medio de las crecientes tensiones por los resultados de las elecciones presidenciales, informó hoy el diario The Hill.
 A principios de esta semana, el líder de la milicia de los Guardianes del Juramento, Stewart Rhodes, dijo a integrantes de Infowar que sus miembros están ‘armados’ y posicionados alrededor del área metropolitana de Washington para evitar que le ‘roben’ la presidencia a Trump. 
 Explica The Hill que la mezcla de manifestantes reunidos en el centro de la capital estadounidense donde se verán las caras con contramanifestantes, hace temer que los acontecimientos se vuelvan violentos. 
 La manifestación principal, conocida por varios nombres no oficiales como la Marcha del Millón de MAGA, Stop the Steal DC y la Marcha por Trump, parece estar centrada en mostrar un gran apoyo al mandatario perdedor, quien se niega a reconocer la victoria de su rival citando afirmaciones infundadas de fraude electoral generalizado. 
 Pese a que puede ser detonante de más violencia en la nación, organizadores y medios de comunicación de derecha, junto con los funcionarios de la Casa Blanca, predicen una gran concurrencia. El presentador de Fox News Sean Hannity, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, y Trump, promueven la cita de sus simpatizantes. 
 ‘Es reconfortante ver todo el tremendo apoyo que hay, especialmente los mítines orgánicos que están surgiendo en todo el país, incluyendo uno grande el sábado en D.C.’, escribió el presidente en Twitter el viernes por la tarde. 
 ‘Puede que incluso intente pasar a saludar. ¡Esta elección fue amañada, desde arriba y abajo!’, dijo Trump. El clima de tensión es mayor luego que grupos armados afines a Trump insistieron en estar presente en la protesta de Washington. 
 Los investigadores citados por The Hill advierten que hay elevados riesgos de violencia en la concentración, especialmente dada la inclinación de esos grupos a las peleas y las amenazas de milicianos, aunque grupos como los Guardianes del Juramento no han cumplido con las amenazas anteriores.
 Algunos de los grupos más extremos que participarán hablaron recientemente de golpes de estado y guerras civiles, lo que despertó alarmas en el país. 

Prensa Latina

viernes, 13 de noviembre de 2020

Un día como hoy falleció Celia Hart, revolucionaria cubana


Un día 07 de septiembre y domingo, en el año 2008 falleció Celia Hart Santamaría, dinámica activista política y escritora cubana, defensora de la revolución y de la lucha antiimperialista de su país, pero con posiciones críticas en el marco de una visión socialista revolucionaria. 

El lamentable hecho ocurrió luego de que el vehículo que conducía con su hermano de copiloto (también fallecido con el mismo suceso) se estrelló contra un árbol, según lo informó el diario Granma, de Cuba. Fue un absurdo e inexplicable accidente, en una vía de escaso tránsito y a baja velocidad en su vehículo. 
Tanto Celia como su hermano Abel Hart Santamaría, eran hijos de los connotados dirigentes históricos de la Revolución Cubana, Armando Hart y Haydée Santamaría; el primero, ex Ministro de Cultura de Fidel y la segunda, figura femenina del Asalto al Cuartel Moncada. Celia Hart tenía 45 años, era Física, formada en la RDA, y una entusiasta admiradora de Fidel Castro y del Che Guevara, estudiosa de sus escritos y devota de su ejemplo moral. Junto con sus actividades internacionalistas de solidaridad con los procesos revolucionarios en todo el mundo y particularmente con la revolución bolivariana en tiempos de Chávez, fue ferviente defensora de la Revolución Cubana, sin por ello dejar de lado su percepción y crítica antiburocrática. 
Su enfoque marxista-leninista estaba impregnado por las enseñanzas de León Trotsky, el revolucionario ruso que escribió «La Revolución Traicionada», asesinado por sus batallas contra el régimen autocrático impuesto en la ex URSS por la burocracia «soviética» bajo el mando de José Stalin. Aparentemente, esta simpatía por las ideas y por la lucha de Trotsky, la hizo «merecedora» de su expulsión del Partido Comunista Cubano, en el 2005, reflejando la supeditación de la dirección política cubana al estalinismo, cuya diplomacia y organismos de seguridad, según sus propias confidencias, le marcaban el paso cuando para sus actividades revolucionarias e invitaciones a eventos académicos o políticos, ella salía afuera de Cuba, sometida a una incómoda actitud de vigilancia. Hart era una apasionada del proceso revolucionario venezolano encabezado por Hugo Chávez, protagonizado por su clase trabajadora y movimientos populares. 
Fue por varios años una prolífica columnista de Aporrea en cuyo registro de autores dejó una abultada y rica colección de artículos, disponibles en http://www.aporrea.org/autores/hartc/. 
Como lo reseñó Aporrea en la noticia sobre su fallecimiento, Celia Hart era una voraz lectora de los materiales de esta página Web de comunicación popular y alternativa, y constantemente enviaba sus muy leídos y cualificados escritos: «Me exaspera mandar mi artículo a Aporrea y no verlo publicado prontamente, porque siempre quiero verlo primero en Aporrea antes que en otros medios,» dijo Hart a miembros del Equipo Publicador de Aporrea, a propósito de un mensaje por el 6to Aniversario de este portal (celebrado mayo de 2008 en Venezuela). 

Aporrea

Pino Solanas y sus décadas de cine


De "La hora de los hornos" hasta sus últimos documentales. Cine liberación, la izquierda peronista y la postdictadura. 

 Recorrer el camino que trazó el recientemente fallecido Fernando Ezequiel «Pino» Solanas dentro del quehacer cinematográfico conduce ineludiblemente hacia una miríada de nombres propios que, con improntas estéticas diversas, ocupan lugares destacados en la historia de la cultura argentina. 
 Al igual que Leonardo Favio, Adolfo Aristarain o el chileno Lautaro Murúa, estuvo entre quienes acompañaron al director José Martínez Suárez en las actuaciones de una película que con el transcurso del tiempo se reveló como un auténtico semillero de futuros realizadores. Se trató de Dar la cara, estrenada en 1962 y cuya idea original para el guion el escritor David Viñas convirtió, a renglón seguido y con idéntico título, en una novela.
 Efectuó sus primeros ejercicios detrás de la cámara gracias a la publicidad, de la que también procedieron, por ejemplo, Ricardo Becher, Rodolfo Kuhn y Néstor Paternostro. Estos dos últimos no desaprovecharon la oportunidad de incluir en Los jóvenes viejos (1962) y Mosaico, la vida de una modelo (1968), respectivamente, paneos de esa bulliciosa actividad creativa, destinada al consumo de masas. 
 Como es el caso también de la impactante Hermógenes Cayo (1969) de Jorge Prelorán, el modo novedoso de tratamiento del material fílmico -obtenido de primera mano o a través del trabajo de archivo- que encarnó La hora de los hornos, la que Solanas culminó en 1968 junto a su compañero del Grupo Cine Liberación Octavio Getino, tuvo un antecedente inmediato en la Escuela Documental de Santa Fe, inaugurada por Fernando Birri. Prueba de ello fue la incorporación, dentro de la monumental película, de un pasaje, hoy legendario, del ya mítico cortometraje Tire dié, fruto de una tarea de estudiantes de la Universidad Nacional del Litoral coordinada por Birri en 1959 -aquel en el que unos niños andrajosos corretean a un tren en movimiento mientras les piden a gritos a las personas que se trasladan a bordo que avienten una chirola. 
 A su vez, el propio Fernando Birri reconoció a Pino Solanas y a Octavio Getino como integrantes de una generación de cineastas que promovían una ruptura con el sentido ideológico que guiaba la manera inveterada de filmar. En su experimental Org (1979), amalgamó la prédica de esta dupla de directores con las del brasileño Glauber Rocha, del cubano Julio García Espinosa, del estadounidense de origen lituano Jonas Mekas, del italiano Roberto Rossellini, del galo Jean-Luc Godard y del checo Jan Nemec.

 De La hora de los hornos a la Actualización doctrinaria 

Proyectada en forma clandestina bajo el Onganiato, y pletórica de tópicos programáticos, La hora de los hornos explicitó un enconado rechazo a toda mercancía cultural que provocase la colonización de las subjetividades; culpabilizó a las instituciones educativas oficiales de inocular una tilinguería alienante, alejada del urgente contexto nacional. Así se entiende que exhibiese como un testimonio de tal podredumbre del pensamiento las respuestas ofrecidas por el escritor Manuel Mujica Láinez, entrevistado durante la presentación de su libro Crónicas reales en un salón llamado «Pepsi-Cola». Una metáfora de la decisión de rescatar del vertedero de la industria los elementos que la cosmovisión aristocrática del arte consideraba desperdicios, puede ubicarse en la banda sonora de La hora de los hornos. A cargo del percusionista Domingo Cura, éste la interpretó valiéndose de unos tambores de 200 litros para gasoil. Construida con un lenguaje con intenciones de ruptura, que sin embargo no se priva de elementos “de impacto” aprendidos en el recorrido publicitario de Solanas, La hora de los hornos aparece guiada por un confuso planteo de “liberación nacional” propio de la izquierda peronista, en el que conviven la cita a los procesos revolucionarios del período con la loa a la gestión de Juan Domingo Perón, que concluyó con su rendición sin lucha ante los militares en 1955. 
 El propio Perón reconocería que esa retirada, que abrió el camino de largos años de dictaduras, fue un “grave error”, que debió haber convocado a una “gran movilización” y fusilar a los golpistas y que “esa gente llegó para hacer el más grave daño que se le pudo haber hecho al país”. Es este contexto el que inspira Los hijos de Fierro, film de 1972 en que Solanas alegoriza la resistencia que se organizó en el movimiento obrero tras la autodenominada «Revolución Libertadora» del 16 de septiembre de 1955 y las réplicas con represión y tortura perpetradas por los gobiernos de facto. Abrevando en la tradición cinematográfica del drama con ambientación de época y de ribetes naturalistas, que forjaron, entre otros, Leopoldo Torres Nilsson, Lucas Demare, Mario Soffici y Catrano Catrani, Pino Solanas buscó imprimirle una nueva vuelta de tuerca al género de la gauchesca, y para eso recurrió al poema de José Hernández, canonizado como su exponente más acabado. Julio Troxler, militante peronista y sobreviviente de los fusilamientos de 1956 en los basurales de José León Suárez, representó a uno de los vástagos de la descendencia perseguida (Y no sería esta su única colaboración para la pantalla grande, dado que el director Jorge Cedrón lo convocó a participar en la adaptación que llevó a cabo, entre 1970 y 1972, del texto de 1957 de Rodolfo Walsh, Operación Masacre, la investigación periodística sobre dichas ejecuciones arbitrarias de las que se salvó). Avizorando quizá el ostracismo al que lo condenaría la dictadura cívico-militar en su país, el uruguayo Alfredo Zitarrosa le puso voz a los candombes que musicalizaron las peripecias del destierro. 
 El citado reconocimiento de su “grave error” lo realiza Perón justamente en una larga entrevista realizada por Solanas y Getino en 1971, que se conociese como Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder. En el material, que formaba parte de la agitación para su vuelta al gobierno de la Argentina, el general que años antes se había declarado un fiel defensor del capital ante la Bolsa de Comercio esgrimía un lenguaje combativo, buscando acomodarse al proceso de izquierdización y radicalización política abierto por el Cordobazo. Discursos aparte, la vuelta de Perón tendría como objetivo principal cerrar ese proceso, como quedaría definitivamente demostrado con el accionar criminal de la Triple A –que se cobraría entre tantas vidas la del mencionado Troxler. El propio Solanas, que había fomentado ese retorno, sufriría las amenazas de la organización paramilitar del gobierno peronista y se exiliaría finalmente en 1976.

 El exilio y la postdictadura 

Tangos, el exilio de Gardel (1985) y Sur (1988), ambas producidas por su amigo el riocuartense Envar «Cacho» El Kadri (antiguo líder de las Fuerzas Armadas Peronistas), son las dos partes en que se desdobla una misma estructura argumental: la partida forzosa y el regreso a la patria de los recuerdos. Cual los pliegues del bandoneón, en ellas se expande y se contrae el dolor irrestañable de las pérdidas. Pero los pronunciamientos políticos de otrora se diluyeron en aras de un tono sensiblero. Como si en el reverso de las desilusiones Pino Solanas hubiese hallado una esperanza abstracta, exaltándola a través de los versos de «Vuelvo al Sur», una canción del film Sur que inmortalizaron Astor Piazzolla y Roberto Goyeneche. 
 Sus dos últimas incursiones en el terreno de la ficción fueron El viaje (1992) y La nube (1998). 
 La primera, con una ambiciosa puesta en escena, gira en torno al periplo plagado de revelaciones que protagoniza un adolescente ávido de saldar cuentas con el legado familiar. El impostergable realce de las raíces se hermana con un necesario destino latinoamericano, concluye el desvaído mensaje que se insinúa entre las rezongonas denuncias de la corrupción menemista. 
 La segunda, basada en la obra Rojos globos rojos del dramaturgo y psicodramatista Eduardo «Tato» Pavlovsky, retrata cómo un espacio que alberga los sueños de una compañía de teatro independiente sufre el asedio de las lógicas neoliberales del espectáculo, apañado por las traiciones y complicidades que se adueñaron de los ministerios de la República. Por momentos remeda el absurdo y el grotesco fellinianos, impresión que acentúan los fragmentos sonoros que compuso el pianista Gerardo Gandini. Sin embargo, una amonestación quejumbrosa por los valores que el vaciamiento rapiñó tiñe casi toda la trama.
 A continuación se encuentra el período ocupado por una serie de documentales, mediante los cuales rubricó en algunas ocasiones su maestría técnica en el oficio (la sobriedad con que registró el funeral de la longko mapuche de la comunidad Gelay-Ko Cristina Lincopán, víctima directa del saqueador método del fracking en la provincia de Neuquén, habla de una ética innegable en el aspecto formal). En forma general, el tema de estas producciones sería el vaciamiento de los recursos nacionales y los conflictos abiertos en torno a ello. Memorias del saqueo, estrenada a comienzos del kirchnerismo (2004), se centraba en los procesos de privatización y la corrupción durante el menemismo, sin mención de la participación en los mismos del propio Néstor Kirchner –que presentaría el film de forma entusiasta en el Festival de Mar del Plata. Su posterior crítica a los Kirchner aparecería registrada en otros documentales de temáticas afines, con denuncias sobre el accionar de los pulpos vaciadores, pero guiados por planteos de tipo nacionalista que ya habían demostrado su fracaso en el pasado. Así, por ejemplo, Oro impuro esgrimía un planteo de explotación mixta entre el Estado y las corporaciones mineras expoliadoras e históricamente beneficiadas por el mismo. 
 Las más de las veces, estos films le sirvieron de pretexto para lanzar las erráticas alianzas partidarias que motorizó en la veintena de años que ya se han ido de este siglo XXI, del que Pino Solanas se despidió el reciente sábado 7 de noviembre. 

 Gastón Rama

jueves, 12 de noviembre de 2020

Estados Unidos, hacia una transición turbulenta

Las denuncias de fraude y la judicialización de los comicios por parte de Donald Trump preanuncian una transición turbulenta en Estados Unidos, donde Joe Biden debería asumir el mando el próximo 20 de enero. 
 Hay un gran operativo de presión en marcha de los grandes medios y sectores de la clase capitalista para que Trump admita la derrota y posibilite una transición ordenada, pero el magnate se resiste y no descarta recurrir a la Corte Suprema. El clima álgido posterior a los comicios se comprobó en los partidarios de Trump que marcharon con rifles y armas cortas hacia algunos centros de recuento. Mientras tanto, Andrew Bates, vocero de Biden, declaraba que “el gobierno de Estados Unidos es perfectamente capaz de desalojar a los intrusos de la Casa Blanca” (La Nación, 9/11). 
 A pesar de que algunas figuras del Partido Republicano, como el expresidente George Bush y el excandidato presidencial Mitt Romney, felicitaron a Biden por su triunfo, Trump todavía cuenta con el respaldo de un sector importante del partido. El jefe del Senado, Mitch McConell, defendió el derecho de Trump a las impugnaciones. 
 La transición podría quedar empantanada como mínimo hasta el 14 de diciembre, cuando se reúna el Colegio Electoral (encargado de elegir al nuevo presidente), si la Administración de Servicios Generales (liderada por una funcionaria trumpista) no emite previamente una declaración que reconozca a Biden como ganador y permita que los equipos de ambos mandatarios puedan iniciar el traspaso. 
 Los analistas recuerdan pocos antecedentes de una transición tan conflictiva. Las elecciones norteamericanas han sido el síntoma de una gran crisis política.

 Biden también 

 Aunque Biden lograra encarrilar el traspaso, su gobierno contará con una mayoría estrecha en la Cámara de Representantes y no tiene asegurado el control del Senado, cuya composición se terminará de definir en las elecciones de desempate de enero en Georgia. Ganando allí, Biden apenas alcanzaría la misma cantidad de escaños que los republicanos y debería recurrir al voto de desempate de la futura vicepresidenta y titular del cuerpo, la senadora Kamala Harris. Biden también tendrá en contra la Corte Suprema, donde los republicanos han logrado imponer una mayoría afín. 
 Este panorama le puede complicar a Biden tanto las designaciones del gabinete, que el Senado debe convalidar, como cualquier tentativa de aprobar proyectos que disgusten a los republicanos, por ejemplo, la reversión de ciertas eximiciones impositivas a empresas por parte del gobierno de Trump.
 Biden deberá apelar durante su mandato a acuerdos con los republicanos o bien gobernar por decreto -es decir, el mismo método al que ha recurrido el vilipendiado Trump, que tiene a la Cámara de Representantes en contra. En este sentido, algunos medios indican que Biden prepara una primera batería de decretos con los que buscará diferenciarse de su predecesor (regreso a la OMS y al Acuerdo de París, entre otros).
 Biden continuará, en cambio, la línea de confrontación con China, un asunto estratégico. El reforzamiento del militarismo y la guerra comercial responden a una tendencia de fondo de la burguesía norteamericana. Hay menos precisiones respecto de otras cuestiones de la agenda exterior, pero sí un dato altamente ilustrativo: se mantendrá la Embajada en Jerusalén y el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los altos del Golán, y con ello, la alianza con el sionismo que masacra al pueblo palestino.

 La crisis 

 Biden hereda las tres problemáticas que marcaron el último período de Trump: la pandemia, la crisis capitalista y una rebelión popular que cedió ante los comicios pero que continúa latente. 
 El Covid-19, que ya se cobró más de 230 mil vidas en Estados Unidos, ingresa en una nueva etapa crítica por el invierno y las fiestas. Incluso si se aprueba, la vacuna no estará disponible hasta dentro de varios meses. Albert Ko, un investigador de la universidad de Yale, asegura que “podríamos ver otras 100.000 muertes para enero” (ídem, 10/11). Trump tiene una enorme responsabilidad en el desmadre sanitario que ha vivido Estados Unidos, pero no debemos olvidar que los gobernadores demócratas también han privilegiado los intereses empresarios por sobre la salud de las masas, evitando las medidas de aislamiento necesarias. 
 En cuanto a la situación económica, el repunte económico del 7,4% del tercer trimestre no compensa el derrumbe del período precedente. De acuerdo con datos del economista Michael Roberts, “el PIB real de Estados Unidos sólo se ha recuperado hasta niveles cercanos al punto más bajo de la última caída de la Gran Recesión de 2008-2009. Y de los más de 22 millones de puestos de trabajo perdidos en marzo y abril durante los cierres, hasta ahora solo se han recuperado alrededor de 11,3 millones” (Sin Permiso, 7/11). 
 Biden promueve una reactivación económica por medio de un mayor gasto público, que compense la falta de inversión privada. Pero ese gasto público no sería suficiente para impulsar una recuperación de fondo y encuentra un enorme obstáculo en la deuda, que equivaldrá a casi el 110% del PBI cuando asuma el nuevo presidente. El ya citado Roberts afirma que “a medida que aumente la deuda pública y el coste de su servicio, aumentará la presión sobre la administración de Biden para ‘equilibrar el presupuesto’, frenar los planes de gasto y/o aplicar más aumentos de impuestos en general” (ídem). Sobre este último punto, recordemos que la composición del Congreso le hará difícil al nuevo presidente avanzar en ciertos cambios tributarios. En el Senado, la bancada republicana que podría llegar a retener una mayoría en dicha Cámara, viene defendiendo una línea de austeridad, incluso frente a ciertos reclamos del propio Trump. Por lo pronto, los anuncios de Biden de gravar con tasas más elevadas los altos ingresos chocan con esa barrera. El hecho de que el Partido Demócrata quizá no concentre la mayoría en las dos cámaras es bien visto por Wall Street y los mercados, pues ayuda a marcarle la cancha al gobierno de entrada y evitar que prosperen medidas que puedan lesionar los intereses corporativos y de los grandes capitalistas. 
 La rebelión popular que estalló en mayo, tras el crimen de George Floyd, también operará como un condicionante del gobierno de Biden. Muchos de los que se movilizaron han votado por él, pero más que nada para sacarse a Trump de encima. Biden no suscita un entusiasmo popular y las demandas contra la represión y por mejores condiciones de vida están llamadas a reemerger bajo su mandato. 
 En resumen, Biden deberá pilotear una profunda crisis. 
 La izquierda demócrata se adaptó a la candidatura conservadora de Biden y ha jugado un rol decisivo para enchalecar a una importante franja de trabajadores y movimientos de lucha dentro de dicho partido. Los límites insalvables de esta política van a quedar rápidamente expuestos en el marco de esta transición convulsiva que se inicia. La enorme crisis norteamericana requiere el desarrollo de una fuerza independiente de los trabajadores. 

 Gustavo Montenegro

martes, 10 de noviembre de 2020

Joe Biden, un defensor de la guerra imperialista


La trayectoria del nuevo presidente norteamericano. 

 La calamitosa presidencia de Donald Trump ha oscurecido hasta cierto punto la trayectoria del nuevo presidente norteamericano. ¿Quién es Joe Biden? 
 Biden es, antes que nada, un hombre de la “partidocracia” norteamericana. Fue senador de Delaware por el Partido Demócrata entre 1973 y 2009, es decir, por más de 30 años consecutivos. El elogio que recibe por su capacidad de buscar consensos es un embellecimiento de la rosca política entre los dos grandes partidos estadounidenses. 
 En su paso por el Senado, Biden fue durante mucho tiempo el presidente de la comisión de relaciones exteriores. Desde allí, convalidó los bombardeos de la Otan en la ex Yugoslavia, la invasión de Afganistán y la invasión de Irak en 2003, parte de la infame “guerra contra el terrorismo” que incluyó la instalación de centros de detención y tortura como Guantánamo, Abu Ghraib o Bagram. Más atrás en el tiempo, en 1982, apoyó al Reino Unido en la guerra de Malvinas señalando en una entrevista televisiva que “es claro que el agresor es Argentina y es claro que Inglaterra tiene razón, y debería ser claro para todo el mundo a quién apoya Estados Unidos”. 
 También fue presidente de la comisión de justicia del Senado. Desde allí, en 1994, impulsó una ley de endurecimiento de penas que provocó un salto extraordinario en las detenciones de negros y migrantes. Biden probó suerte como precandidato presidencial en 1988, pero no tuvo éxito. Volvió a intentarlo en 2008, pero abandonó tras las primarias del Partido Demócrata de Iowa. Barack Obama, el ganador de aquella interna demócrata, lo sumó como candidato a vicepresidente. 
 Joe fue el vice de una gestión que se encargó de transferir la factura de la crisis de 2008 sobre las masas, mientras rescataba al capital, y cuyo presidente fue calificado -para envidia de Donald Trump- como “deportador en jefe” debido a las millones de expulsiones de migrantes. Ese gobierno participó de la invasión contra Libia, que condujo a la desintegración del país y a la actual guerra civil. 
 En simultáneo con la carrera política de Joe, el clan Biden fue desarrollando negocios, algunos de los cuales se mezclan con la Argentina. James, hermano del nuevo presidente, asumió la titularidad de un fondo de cobertura llamado Paradigm Global Advisors. “Ese fondo sirvió para que los Biden amasaran -o intentaran amasar- fortunas. Por ejemplo, al ofrecer sus supuestas influencias a tenedores de la deuda soberana argentina, como el fondo de inversión Gramercy”, informa el periodista Hugo Alconada Mon en La Nación (8/11). James también trabajó junto a José Luis Manzano -empresario y funcionario menemista- en el auxilio de dos empresas locales endeudadas. Algunos de los socios del clan Biden aparecen involucrados en fraudes multimillonarios y uno de ellos en el soborno de un juez (ídem). 
 En el caso de Hunter, hijo del mandatario, obtuvo un cargo en la dirección de una empresa energética ucraniana (Burisma) desde el que hizo negocios multimillonarios mientras su padre era vicepresidente. Fue designado poco después de que éste ofreciera ayuda para que el país europeo incrementara su producción de gas natural. Los republicanos hicieron una campaña política, denunciando el aprovechamiento de la posición de poder para fines personales. Trump sostuvo una conversación que se hizo pública en que reclamaba insistentemente al presidente ucraniano Volodímir Zelensky que investigara a Hunter, motivo por el cual los demócratas iniciaron el fallido impeachment contra Trump por abuso de poder.
 Bien mirado, lo que tiene en común el comportamiento de los Biden y Trump respecto a Ucrania es el modo imperialista de relacionarse con este país. Unos, con el desarrollo de negocios ligados a la restauración capitalista en el este europeo (el propietario de Burisma es un connotado oligarca). El otro, por medio del apriete liso y llano y la injerencia en asuntos internos de ese país. 
 Biden llega a la presidencia con un fuerte respaldo de Wall Street y será un continuador de la política imperialista que caracteriza a los Estados Unidos, lo que vuelve infundada cualquier expectativa en una mejora de las condiciones de vida del pueblo norteamericano o en una situación más favorable para América Latina. 

 Prensa Obrera