miércoles, 29 de abril de 2020

Resurrecciones en Cuba y otros timos




El diario español ABC hablaba de “un sistema de salud (el cubano) sostenido más sobre el discurso político del régimen que en la eficacia de sus estructuras”. ¿Quién lo escribía? Jorge Enrique Rodríguez, del equipo de “Diario de Cuba”, un medio digital que recibe 300 mil dólares anuales de la Casa Blanca.

martes, 28 de abril de 2020

Casa de las Américas expande su creación a las redes durante la Covid19

La respuesta a los desafíos de Cuba no la hallarán en la ‘Crítica del programa de Gotha’

El título de este texto pretende señalar, más que una obviedad, un problema real. En los últimos años se ha asistido en Cuba a varias iniciativas para reflexionar sobre las ciencias sociales, sus limitaciones y posibilidades actuales (Temas, Dialogar, dialogar, Casa de las Américas). Por tomar un precedente convencional, la llamada guerra de los mails (2007) y luego la consulta popular de documentos programáticos de las reformas en curso pudieron servir de motivo inmediato para tales deliberaciones. A raíz de ello, se ha advertido la extensión de mecanismos y canales de diálogos entre científicos y políticos y el incremento de demandas de investigación, con mayor impacto en el diseño de políticas.[1]
Durante tres décadas, las ciencias sociales en el país dirimieron problemas y temáticas cuya pertinencia y legitimidad hallaban fundamento en una común adscripción marxista. Si ello no supuso una homogeneidad de lo que se entendió como marxismo, a la postre prevaleció lo que sancionara como tal el aparato publicista y partidista soviético, extendido no sólo a la educación, las investigaciones y publicaciones, sino al diseño normativo e institucional, e incluso al sentido común de cubanas y cubanos.
La crisis del marxismo nos alcanzó en los noventa en toda su envergadura, como crisis de las “armas de la crítica” y de la “crítica de las armas”. La concepción del mundo, el método “dialéctico-materialista”, como el proyecto socialista y su sistema institucional, su capacidad para transformar y superar nuestro capitalismo dependiente, quedaron en entredicho. El papel y el porvenir de Cuba en el entramado mundial, como del Estado en tanto garante de las demandas de la sociedad y del proyecto revolucionario, tuvieron que ser repensados. En la práctica, los “reajustes” emprendidos desde entonces han derivado en el proceso actual de reformas del modelo cubano de sociedad.
Hubo quienes reivindicaron un marxismo original o bien determinada tradición revolucionaria (incluida la propia) para enmarcar la crisis del marxismo hegemónico y del socialismo realmente existente. Sin embargo, a la par de los nuevos vínculos institucionales, de nuevas demandas, carencias y posibilidades, y de una reorientación hacia tradiciones nacionales y latinoamericanas, las disciplinas sociales cubanas ampliaron y diversificaron sus referentes y temas, aún en ausencia de una crítica sistemática a sus comuniones precedentes y a su modo de funcionamiento dentro de la institucionalidad estatal. No han faltado, como apuntara al inicio, intervenciones y propuestas para repensar la función de las ciencias sociales respecto a la sociedad en su conjunto, al Estado y a un proyecto de país que tome nota de las circunstancias actuales.
Justo dicha función social, o más bien su expresión en un modo usual de proceder que aún se reclama “marxista” y/o se propone discernir sobre viejos y nuevos problemas de nuestra transición socialista, sirve de pretexto a estas líneas.
Existe un modo aún muy socorrido de apelar a Marx, (a Lenin, o más recientemente a Gramsci, a Luxemburgo u a otra figura dentro del variopinto arsenal marxista), bajo la forma del modelo, asumido como norma y no como heurístico indispensable. Este proceder concierne también a valoraciones de procesos revolucionarios (como Octubre de 1917) o de instituciones “revolucionarias” (como el partido bolchevique), pero importa enfatizar ahora su empleo para enjuiciar la actualidad. Pues de lo que se trata es de hacer valer determinados conceptos y principios (socialismo o construcción del socialismo, transición socialista, Estado socialista, propiedad socialista, y de sus vínculos con el mercado, el desarrollo, la democracia, etc.) como imperativos categóricos a los que la realidad debe adecuarse o aproximarse. De hecho, este modo de proceder “marxista” ha sido una forma común de encaminar la crítica (y las propuestas de solución) hacia las desviaciones en el comportamiento real de instituciones y prácticas, de documentos oficiales, de relaciones sociales.
Se trata de oponer un “deber ser” o un ideal a una realidad que no cumple con los principios por los que debería regirse, o que se descarriló de una senda asumida (a priori) como correcta. Uno se ve tentado a interpretar esta posición como un “teoricismo” que reacciona a una desvalorización (política, social) de la teoría, ante una exacerbada función diagnosticadora de las ciencias sociales. En todo caso, hablamos de una actitud “ilustrada” que pretende que el desconocimiento de los contenidos de la verdadera teoría (sea por su vulgarización, por pragmatismo institucional, o aún por intereses de grupos dominantes) se halla detrás de las carencias y deformaciones de la realidad. No importa ahora si como modelo se asume un marxismo mucho más diverso y contradictorio del que prevalece (aún si no es ya hegemónico o se ha vuelto mera envoltura formal), o si se trata de apelar a un pasado en que determinadas relaciones funcionaron “como era debido”, o bien si se postulan principios revolucionarios que fungen como trascendentales, con independencia de las circunstancias específicas y de su historia.
Lo que es común, como tendencia, a esta clase de procedimientos, es un uso de la teoría que excusa el análisis de las contradicciones concretas de la realidad, y sólo puede oponer a cierto fenómeno real unos principios normativos que la “contradicen” o la rectifican.
No menosprecio el valor estratégico y ético de determinados principios normativos. Niego que esta clase de crítica, que pretende corregir la realidad por la teoría, sea el tipo de crítica que el propio Marx preconizara. Si Marx no combate el valor de las utopías o ideales, sí denuesta, en cambio, el uso doctrinario y programático de las mismas, por no considerar el análisis de las condiciones concretas en que el cambio deseado es posible. Dicho análisis debe dar cuenta de tendencias reales que pugnan por reconfigurar tales condiciones en sentido (al menos potencial) de una subversión que supere el orden establecido. Tales contradicciones y antagonismos reales, de que la teoría debe dar cuenta, no se desprenden de principios normativos que pasan por alto el análisis crítico de la evidencia empírica, tanto como de los conceptos y representaciones que pretenden darle significado.
No fue Marx quien descubrió la lucha de clases, sino quien analizó cómo se condensan sus múltiples expresiones en la dualidad inherente al valor/trabajo en los marcos de la sociedad capitalista. No le bastó esbozar una fenomenología del trabajo enajenado (Manuscritos de 1844): inventó un sistema categorial propio, en torno a las relaciones sociales de producción capitalistas, para explicar el antagonismo entre capital y trabajo. No fue pionero en emplear la dialéctica categorial de Hegel para la crítica de la economía política; sin embargo, desde su diatriba contra Proudhon en 1847 pasaron veinte años para que comenzara a divulgar, tras muchas revisiones, su propio análisis dialéctico del movimiento de valorización del capital. Sus escritos sobre el fracaso de la revolución del 48 o sobre el sorprendente estallido de la Comuna de Paris, pero también su actividad frente a la Liga de los Comunistas o su modo de lidiar con las diversas tendencias al interior de la Internacional, muestran un apego a la enunciación teórica de antagonismos reales, más que a su “doctrina” particular. Hasta sus últimos años, el reconocimiento de un devenir múltiple y abierto a partir de contradicciones concretas, le hizo volver una y otra vez, limitar incluso, la validez de sus propias premisas y conclusiones, aún si le faltó tiempo y salud para una revisión sistemática de las mismas (cf. progreso y mundo colonial, comuna rural rusa).
Hoy, contra quienes inventariaron su pensamiento entre los modernos metarrelatos, o le exorcizan en los límites de problemas y procesos específicamente decimonónicos, o bien pretenden hacerle cómodo sitio en los predios universales de la academia, hay quienes declaran la validez actual de su desvelamiento del ADN de la dinámica capitalista, argumentan que lo que Marx advirtiera como tendencia en el siglo XIX ha asumido una actual y desquiciada universalidad, o demuestran la capacidad de sus análisis para articular con demandas ecologistas, feministas, anticoloniales. Sin embargo, a diferencia de décadas atrás (cuando el marxismo-leninismo campeaba como ideología de Estado y doctrina de partidos), sus epígonos más heterodoxos no proclaman ya un marxismo originario e impoluto contra las posteriores deformaciones doctrinarias y estratégicas. Tampoco pretenden que el estudio de la obra de Marx (cuya edición aún no acaba) o de cierta tradición marxista, por necesario que sea, basta para comprender e intervenir sobre las contradicciones contemporáneas.
Su obra, fragmentada y coyuntural, prematuramente codificada, puede ser hoy acicate y desafío, pero no atalaya ni excusa. Su legado, y el de generaciones de pensadores y luchadores que inspirara, no es meta sino punto de partida, ni acabado ni excluyente, para hacer del comunismo (cualquiera sea su forma) ese “movimiento real que aniquila y supera el orden social existente” (La ideología alemana), y no un fin último, un estado o meta inalcanzado y quizás inalcanzable. Menos aún, un programa de relaciones y etapas preestablecidas.
La actual diversidad de las ciencias sociales en Cuba es una fortaleza si supone la toma de partido para dilucidar las contradicciones y antagonismos derivados de las relaciones realmente actuantes, en el plano institucional, de las representaciones sociales, de las prácticas cotidianas. En su imbricación histórica y en su comportamiento tendencial. Esta fue una apuesta crítica (teórica y práctica) de Marx, premisa para cualquier cambio posible.

Wilder Pérez Varona | 24/04/2020
La Tizza

Nota:
[1] Rafael Hernández y Jorge I. Domínguez (coord.) Cuba, la Actualización del Modelo. Balance y perspectiva de la transición socialista, Ediciones Temas y David Rockefeller Center for Latin American Studies, 2013.

domingo, 26 de abril de 2020

Lenin, a 150 años de su nacimiento




Vladimir Illich Ulianov nació en un día como hoy, de 1870, en Simbirsk, Rusia. Fue el fundador del Partido Comunista Ruso (Bolchevique), el líder indiscutido de la primera insurrección obrero-campesina triunfante a escala nacional en la historia de la humanidad: la Revolución de Octubre en Rusia (que llevó a su término lo que la heroica Comuna de París no pudo hacer) y arquitecto y constructor del Estado Soviético.
Como si lo anterior no bastase fue también un notable intelectual, autor de numerosos y medulares escritos sobre temas tan variados como filosofía, teoría económica, ciencia política, sociología y relaciones internacionales.[1] “Práctico de la teoría y teórico de la práctica” según la brillante definición que de él propusiera György Lukács, Lenin introdujo tres aportaciones decisivas a la renovación de una teoría viviente, el marxismo, que siempre la entendió como una “guía para la acción” y no como un dogma o un conjunto esclerotizado de preceptos abstractos. Gracias a Lenin los cimientos teóricos establecidos por Karl Marx y Friedrich Engels se enriquecieron con una teoría del imperialismo que arrojaba luz sobre los desarrollos más recientes del capitalismo en la primera década del siglo veinte; con una concepción acerca de la estrategia y táctica de la conquista del poder o, dicho en otros términos, con una renovada teoría de la revolución basada en la alianza “obrero-campesina” y el papel de los intelectuales; y con sus distintas teorizaciones sobre el partido político y sus tareas en distintos momentos de la lucha social. Una herencia teórica extraordinaria, como brota de la precedente enumeración.
En este breve recordatorio del nacimiento de un personaje excepcional como el que nos ocupa quisiera llamar la atención sobre una de esas tres aportaciones: la cuestión del partido. En efecto, preocupa la nociva persistencia de un lugar común -y profundamente erróneo- consistente en hablar de “la teoría” del partido en Lenin como si éste hubiera forjado una, absolutamente imperturbable ante los cambios y los desafíos del proceso histórico. Como lo hemos demostrado en nuestro estudio introductorio en una nueva edición del ¿Qué Hacer? Lenin modificó su concepción del partido en correspondencia con las variaciones en las condiciones que caracterizaban los distintos momentos del desarrollo de la lucha revolucionaria en Rusia.[2] Es una obviedad subrayar que su sensibilidad histórica y teórica era incompatible con cualquier dogmatismo, lo que hizo que tomara rápidamente nota de las enseñanzas que dejara la revolución de 1905 y el marginal papel que en ella jugara la organización política a la que pertenecía, el Partido Obrero Social Demócrata de Rusia. Su reflexión autocrítica se volcó en el prólogo a un frustrado libro –iba a llamarse En Doce Años – que recopilaría los libros y artículos que escribiera entre 1895 y 1907. Pese a la módica liberalización que el zarismo había consentido luego del ensayo revolucionario de 1905 y la derrota que las tropas del zar habían sufrido en la guerra ruso-japonesa, lo cierto es que aquellos materiales fueron confiscados por la censura y nunca vieron la luz pública. No obstante, el prólogo quedó a salvo y deja importantes claves para comprender la evolución del pensamiento de Lenin.[3] En esa reflexión de 1907 Lenin explica que el modelo de partido propuesto en el ¿Qué Hacer? se explicaba por las durísimas condiciones impuestas por la lucha clandestina contra el zarismo y su impresionante aparato represivo. Ahora bien, una vez triunfante la Revolución de 1905 Lenin modifica su concepción del partido -que sigue siendo revolucionario pero que ya no debe actuar en la clandestinidad- y se acerca a una postura en cierto sentido similar a la de la socialdemocracia alemana (recordar que Lenin recién repudia la teorización de Karl Kautsky en 1909) que, en ese momento, era el “partido guía” de la Segunda Internacional. Dado que el partido no es una entelequia que sobrevuela las contingencias y los azares de la historia el cambio en la correlación de fuerzas entre el zarismo y las fuerzas sociales de la revolución, amén de las mutaciones operadas en el marco institucional en el que se daba la lucha política- modificaron profundamente la visión de Lenin sobre el carácter del partido, su estructura organizativa, sus tácticas y su actividad organizativa en las nuevas circunstancias históricas. La lucha por la revolución, sobre la cual Lenin jamás hizo ninguna concesión, debía apelar a un nuevo formato partidario. Y lo hizo.
No obstante, el triunfo de la revolución en Febrero de 1917 precipitó la gestación de una tercera teorización en donde la centralidad del partido en la vanguardia del proceso revolucionario fue desplazada por el arrollador protagonismo de los soviets. Con su proverbial sagacidad Lenin advirtió esta mutación, una suerte de revolución copernicana en la esfera de la política, antes que ningún otro dirigente del partido Bolchevique y la dejó impresa para la historia en su asombrosa (y para muchos camaradas, escandalosa) consigna de “¡Todo el poder a los Soviets!” Esto significó, en los hechos, una extraordinaria revalorización del poderío insurreccional de estas inéditas formaciones políticas y un cierto –y transitorio- relegamiento del partido en la “fase más caliente” de la conquista del poder, antes y poco después del triunfo de Octubre. Como veremos más abajo de ninguna manera podría argüirse que Lenin había devaluado definitivamente la importancia del partido. Pero fino observador como era no podía dejar de corroborar su transitorio eclipse en el horno incandescente de la revolución, donde la arrolladora potencia plebeya de los soviets y su condición de actores imprescindibles a la hora de lograr el triunfo definitivo de la revolución eran incuestionables. La historia se encargó de demostrar que aquella sorprendente consigna, tan discutida en su tiempo por sus propios camaradas bolcheviques, a la larga demostró ser acertada pues en el complejísimo tránsito entre la revolución democrático-burguesa de Febrero y la consumación de la revolución socialista de Octubre, el protagonismo excluyente recayó sobre los soviets y no sobre el partido. Lenin fue uno de los muy pocos que supo comprender este cambio y, también, en darse cuenta que este desplazamiento estaba lejos de ser definitivo y que más pronto que tarde el partido volvería a ocupar un lugar de preponderancia en las luchas políticas. Cosa que efectivamente ocurrió.
En efecto, la estabilización del poder soviético y los enormes desafíos de la construcción del socialismo -en un país devastado por la Primera Guerra Mundial y por la guerra civil declarada por la aristocracia terrateniente, los capitalistas y sus aliados en los gobiernos europeos- dio lugar al nacimiento de una nueva teorización sobre el partido, la cuarta. En esta nueva concepción el partido revolucionario es redefinido (y permítaseme abusar de un didáctico anacronismo) “en clave gramsciana”; es decir, el partido como el gran organizador de la dirección intelectual y moral de la revolución, como educador y concientizador de las masas y especialmente de la juventud; como el forjador de una nueva conciencia civilizatoria e instrumento imprescindible para asegurar la perdurabilidad del triunfo revolucionario. Los últimos escritos de su vida, ya consolidada la victoria de las masas obreras y campesinas rusas, marcan precisamente ese retorno del partido al centro de la escena política, resaltando su centralidad estratégica ante la inmensa tarea de dar comienzo a la construcción de la nueva sociedad comunista y de una nueva estatalidad revolucionaria que, inspirada en las enseñanzas de la Comuna de París, no debía ser remedo del estado capitalista. Y eso no sólo en el plano nacional: la creación de la Internacional Comunista en 1919 proyectó sobre el escenario mundial el papel del partido en momentos en que parecía que el capitalismo se enfrentaba a un callejón sin salida y que el triunfo de la revolución proletaria mundial parecía inminente.
Concluyo esta breve reflexión diciendo que la habitual caracterización del revolucionario ruso como un atento lector y discípulo de Marx no le hace justicia a la inmensidad de su legado. Como constructor del primer estado obrero mundial, uno de cuyos más perdurables logros civilizatorios fue su decisiva contribución a la derrota del nazismo, y como refinado pensador que aportó valiosos y necesarios desarrollos al corpus teórico del marxismo la obra de Lenin alcanza una estatura teórica que no pasó desapercibida para un atento observador de la derecha. Hablamos, claro está, de Samuel P. Huntington, quien en uno de sus más importantes libros sentencia que “Lenin no fue el discípulo de Marx; más bien, éste fue el precursor de aquél. Lenin convirtió al marxismo en una teoría política,”[4] Tesis que sin duda debe ser tomada con pinzas y abre numerosas e inquietantes preguntas, pero que contiene algunos elementos de verdad que no pueden ser simplemente desdeñados. Y hoy, cuando se cumplen 150 años del nacimiento de Lenin, el desafío que nos propone la heterodoxa tesis del estadounidense es una buena ocasión para invitar a la militancia anticapitalista a retomar el estudio de la vasta producción teórica del fundador de la Unión Soviética.

Atilio A. Boron

Notas:

[1] Las Obras Completas de Lenin, que reúne los libros, artículos, ensayos, intervenciones periodísticas, discursos y mensajes de diversos tipo, fueron publicadas por primera vez en lengua castellana por la Editorial Cartago del Partido Comunista Argentino entre 1957 y 1973. Consta de 50 tomos y dos más conteniendo los índices de la obra. Cabe recordar que Lenin muere a los 54 años, lo cual pone de relieve el extraordinario caudal de su talento como escritor, publicista y dirigente político.
[2] Para un análisis más detallado de estas cuestiones ver nuestra introducción en: V. I. Lenin, ¿Qué Hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2004), pp. 13-73.
[3] Lenin se refiere a este escrito suyo en su ¿Qué Hacer? (op. cit), pp. 75-83.
[4] Ver su Political Order in Changing Societies (New Haven: Yale University Press, 1968), p. 336.

Fidel y Cuba una vez más ante las agresiones y la Covid-19

«El personal médico que marcha a cualquier punto para salvar vidas, aun a riesgo de perder la suya, es el mayor ejemplo de solidaridad que puede ofrecer el ser humano, sobre todo cuando no está movido por interés material alguno».

Fidel, 17 de octubre del 2014

Como dice un dicho “siempre hay una primera vez para todo”, que durante épocas venideras pueden repetirse con matices similares o diferentes y que, como experiencias ya vividas, dejan de sorprendernos, no nos anonadan y, por supuesto, no nos espantan.
En más de 60 años de Revolución, el pueblo de Cuba empezó a disfrutar condiciones, beneficios y derechos que habían sido durante mucho tiempo puros sueños o aspiraciones inimaginables, o peticiones pacíficas o violentas.
El pueblo miraba de frente las tragedias naturales, sociales y políticas que arrostraba de las más variadas formas y con actitudes que oscilaban entre la rebeldía y la resignación, hasta que un día todo se transformó con el triunfo de la revolución el primero de enero de 1959, con el derrumbe de la tiranía y la abolición en saltos inexorables del sistema de explotación y corrupción capitalista imperante.
Después de los primeros días se cumplió la advertencia de Fidel de que a las puertas de los malversadores se tocaría después del triunfo de la revolución. También se hizo realidad el acontecimiento nunca visto de que por primera vez en la historia de Cuba y quizás del mundo, un pueblo juzgó a sus verdugos ajustado a leyes legítimas.
En poco tempo, en su tercer aniversario, los niños, adolescentes, los jóvenes y adultos, como expresión de todo el pueblo, libró su batalla más trascendente en el campo de la educación y la cultura, cuando se empeñó y logró convertir y declarar al país, el 22 de diciembre de 1961, como el primer país libre de analfabetismo en América. Y en poco tiempo, se crearon escuelas en ciudades y campos y se convirtieron fortalezas militares en escuelas. Todos los tipos de enseñanzas, incluyendo la universitaria, sufrieron transformaciones que permitieron incorporar al estudio a miles de estudiantes, gozando de becas y residencias estudiantiles.
Pero simultáneamente con este proceso creador y liberador de la Revolución, se iniciaron con un arrebato terrible, por todos los medios disponibles por el imperio, las brutales agresiones de los Estados Unidos, hasta desencadenar, en el mismo año que se iniciaba el año de la alfabetización, la invasión por Playa Girón (o Bahía de Cochinos), integrada por más de mil mercenarios, armados hasta los dientes, con apoyo logístico de buques y lanchas de desembarcos y de aviones. Aquel ataque injerencista, se acompañó de ataques aéreos previos a aeropuertos en La Habana y Santiago de Cuba, y con el acompañamiento más vil y falaz de cuanta propaganda y mentiras tejieron a nivel mundial y afirmaron en las Naciones Unidas. Sin embargo, todo este poderío, toda la operación traicionera y la escandalosa e impúdica propaganda, terminó empantanada y derrotada en la Ciénaga de Zapata y en Girón en menos de 72 horas con la participación heroica de todo el pueblo bajo la dirección de Fidel. Esta epopeya quedó inscripta en la historia como LA PRIMERA DERROTA DEL IMPERIALISMO EN AMÉRICA.
Mientras se disfrutaban estas victorias y se creaban las bases de las transformaciones de la enseñanza general y universitaria, en este último caso mediante la Ley de Reforma Universitaria, con la creación de nuevas Facultares y carreras universitarias, se produjo el desastre natural del Ciclón Flora, el 3 de octubre de 1963,, cuyas inundaciones provocaron mil 126 muertes de personas y grandes daños materiales. En aquellos días las instalaciones escolares se convirtieron en alojamiento de los afectados, los estudiantes y los jóvenes y todos los sectores de la población se movilizaron para salvar cosechas, instalaciones de cooperativas y desagües en puntos sensibles de las ciudades, etc. Los años siguientes, hasta estos días, exhiben las obras diversas y las estrategias sociales que han permitido enfrentar con éxitos excepcionales a estos fenómenos naturales, bajo la dirección de la Defensa Civil y los órganos integrados del Estado..
Un aspecto particular de las agresiones de los Estados Unidos lo recordó Fidel en un mensaje a los estudiantes del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”, el 17 de octubre de 2012. “Permítanme recordar que hace cinco décadas, en presencia de los primeros estudiantes de esa prestigiosa institución, los de otras carreras universitarias y los alumnos de las escuelas de enfermería en acto público, se inauguró ese centro docente en respuesta a la criminal acción del vecino imperio, para llevarse, como se llevó con promesas de visas y empleo, a la mayoría de los seis mil médicos que disponía el país.”
Y recordó más: “El Instituto…marcó el inicio de la formación masiva de médicos. Apenas iniciado el curso, vinieron los azarosos días de la Crisis de Octubre y la escuela con sus alumnos, tras un breve e intenso entrenamiento, se convirtió en una fuerte unidad de fuego antiaéreo”.
Fidel enfatizó entonces algo que hoy tiene plena vigencia cuando el gobierno de USA, a pesar de las circunstancias actuales del desarrollo trágico de la pandemia de la COVID-19 con falsas campañas contra la solidaria ayuda de miles de profesionales médicos de Cuba a países del mundo en la actualidad. Expresó entonces: “En ese espíritu nació y creció la tradición de esa institución médica que superados los días más críticos fue capaz de fraguar decenas de miles de profesionales, y llevar nuestro país a los niveles más altos la prevención y salud. Muchos de sus egresados han cumplido honrosas misiones en apartados rincones del mundo y muy difíciles condiciones. En la mayoría de los países Cuba prestó esos servicios sin costo alguno. Tal conducta le ha dado a nuestra Patria un justo prestigio.”
Por todo eso y más, ya los voceros del imperio pueden ladrar y mentir hasta la impudicia más depravada, y también su alienado dictador Donald Trump puede insultar y amenazar a instituciones y personalidades de su país y del mundo, con represalias como garrotes, que para una afrenta al pueblo estadounidense arremete, además, contra la ONU y contra la Organización Mundial de la Salud, contra otros países grandes y pequeños. Exhibe su poderío belicista y esgrime sus mentiras con un desparpajo ya risible. ¿Hasta cuando EE.UU y el mundo soportarán todos estos desatinos?
Otro 17 de octubre, esta vez del 2014, Fidel expresó la verdad esencial que deben conocer amigos y enemigos sobre la cooperación y la solidaridad médica cubana con los países del mundo, y por una casualidad histórica la declaró el mismo día con una diferencia de dos años y en una fecha en que se cumplían respectivamente 50 y 52 años de un acontecimiento tan trascendente como la Crisis de Octubre de 1962, durante la cual el gobierno estadounidense estableció el bloqueo naval y amenazó a Cuba con un demoledor ataque nuclear, sin razón legítima alguna a la luz del derecho internacional en relación con el asunto en disputa con Cuba y la Unión Soviética.
Estas son las ideas meridianas de Fidel que debían inscribirse en todas partes donde exista uno o muchos colaboradores cubanos en cualquier parte del mundo: “«El personal médico que marcha a cualquier punto para salvar vidas, aun a riesgo de perder la suya, es el mayor ejemplo de solidaridad que puede ofrecer el ser humano, sobre todo cuando no está movido por interés material alguno».

Wilkie Delgado Correa

Autoridades cubanas explican apoyos a grupos vulnerables

Protección salarial, entrega de alimentos y otras medidas de ayuda a grupos vulnerables fueron enumeradas por las autoridades como parte de las medidas de enfrentamiento a la covid-19.

Autoridades cubanas enumeraron la víspera acciones que aseguran realizar para acercarles alimentos, servicios y medicamentos a grupos vulnerables como las personas mayores de 60 años, sobre todo las que viven solas y con enfermedades crónicas, durante la pandemia del nuevo coronavirus.
En el programa televisivo Mesa Redonda Informativa, Marta Elena Feitó, ministra de Trabajo y Seguridad Social, junto a representantes de organizaciones sociales, expuso acerca de medidas para proteger a las personas y sectores más sensibles de la sociedad, así los avances y pendientes en su implementación.
Datos de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información indican que las personas adultas mayores representan 20,4 por ciento (2,2 millones) de los 11,2 millones de habitantes del país. Se estima en 221.425 las y los ancianos que viven solos.

Apoyos a grupos vulnerables

Entre las medidas adoptadas hasta el momento, que han ido escalando y ampliándose en correspondencia con las diferentes fases de la epidemia, se encuentran:
-Garantía salarial para trabajadores que, por ser adultos mayores y con padecimientos que los ubican en situación de vulnerabilidad, permanecen hoy en sus domicilios sin trabajar.
-Ampliación de las 112.000 familias protegidas por la asistencia social por bajos ingresos a unos 606.945 núcleos vulnerables, al incluirse personas adultas mayores que viven solas, con discapacidad, madres solas con hijos menores, mujeres embarazadas que no pueden salir, entre otras.
-Participación de 4.641 trabajadores sociales en visitas a grupos vulnerables. Aunque la cifra es cercana al 90 por ciento, todavía no se ha alcanzado visitar a todas las familias con desventajas.
-Priorizar las visitas y la solución de los problemas y trámites de las personas ancianas que viven solos o con discapacidad (servicios de la asistencia social, prestaciones monetarias adicionales, entre otros).
-Prevén entregar medicamentos controlados sin necesidad de acudir a las farmacias, una situación que generaba gran concentración de personas mayores en las colas, desde la madrugada.
-Pago a domicilio de las pensiones y prestaciones de la seguridad y la asistencia sociales, con el concurso de trabajadores, tanto estatales como privados, reubicados y sin actividad laboral por la pandemia, por lo que este servicio ha constituido una fuente de empleo.
-Organizaciones como los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) prestan ayuda en las comunidades a personas solas para la adquisición de los alimentos de la canasta básica y los medicamentos.
-Atención de la FMC al problema de la violencia, que puede incrementarse en condiciones de confinamiento.
-Participación de estudiantes de Ciencias Médicas en las pesquisas masivas en las comunidades.
-Incorporación de estudiantes universitarios en actividades de apoyo en las comunidades, según necesidades de los Consejos de Defensa Municipales, así como en centros de aislamiento y actividades de higienización y saneamiento.
Entre las medidas adoptadas se encuentra la garantía salarial para trabajadores que, por ser adultos mayores y con padecimientos que los ubican en situación de vulnerabilidad, están sin trabajar para evitar el contagio con el nuevo coronavirus. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
En el sistema bancario
En el caso del sistema bancario, la presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Wilson, informó:
-Pago de pensiones a 49.517 jubilados en sus casas, mediante 788 gestores pagadores, de ellos 740 trabajadores por cuenta propia y el resto, del sistema bancario.
-Durante el tiempo que dure la epidemia y el aislamiento, no se les cobrarán deudas y créditos a jubilados, para que tengan mayor liquidez. Cuando termine esta situación, no se les cobrará ni mora ni intereses.
-Se autoriza a grupos vulnerables designar a un familiar u persona autorizada para el cobro de pensiones, mediante chequeras y tarjetas magnéticas.
-Extensión del plazo del cobro a jubilados y del horario establecido solo para el pago a jubilados en las oficinas bancarias.
-Coordinación entre los bancos y la empresa Correos de Cuba para potenciar el pago a jubilados en sus oficinas y a domicilio.
-En algunas zonas de cuarentena, los trabajadores del sistema bancario y de correos prestaron los servicios en sus casas para que pudieran cobrar sin salir del aislamiento.
-Se mantiene la emisión de tarjetas magnéticas en las sucursales bancarias y la entrega de las tarjetas matriciales para facilitar el comercio electrónico.
-Se estableció una bonificación de 10 por ciento para las compras virtuales entre el 17 y el 30 de abril, para reducir aglomeraciones por alimentos en las tiendas.
-De 27.035 trabajadores del sistema, trabajan a distancia y en teletrabajo 2.338 personas, mientras 628, considerados vulnerables por sus patologías, y 354 adultos mayores, se acogen al régimen de garantía salarial para su protección.
-En un sector donde el 60 por ciento de la fuerza es femenina, 1.585 trabajadoras se han acogido a la garantía salarial para el cuidado de sus hijas e hijos, ante la paralización del curso escolar desde el 22 de marzo.

Universal, escritor y siempre cubano.




Precisamente un 24 de abril, hace ya 40 años, el pueblo y gobierno cubanos, en la base del Monumento a José Martí, en la Plaza de la Revolución, procuraron el último adiós a una figura insigne de la literatura antillana y universal, un intelectual extraordinario y genuino representante de la vanguardia estética: Alejo Carpentier Valmont (1904-1980).
“El periodista es en sí un historiador, él es el cronista de su tiempo; y el que anima con sus crónicas la gran novela del futuro”, sentenció en una entrevista concedida al periódico Granma, en 1976, el autor de obras tan notables como ¡Ecue-Yamba-O! (1934), El reino de este mundo (1949), El siglo de las luces (1962), entre otras. Y es que este novelista brillante, además de consagrarse con gloria a la narrativa –se le considera artífice de su renovación en el continente americano–, incursionó con similar resonancia en la crítica cultural periodística y el ensayo.
Acrisolado musicólogo, promotor cultural, gestor de proyectos editoriales, plásticos y musicales, este hombre nacido en Lausana, Suiza, y cubano hasta la médula, fue un teórico excelso, cuyo pensamiento radical, progresista, revolucionario y antimperialista desbordó los límites de su tiempo.
Y aunque su cultura tuvo una ascendencia europea, supo con magistral donaire impregnarse de la espiritualidad, las raíces y la cultura de nuestros pueblos de América y el Caribe para asimilar un concepto que singularizó su creación toda.
“Pocos artistas han logrado estructurar, partiendo de su sensibilidad y pensamiento estético, una categoría cultural de tan vasto alcance. Lo barroco americano y lo real maravilloso dan una imagen de tal complejidad y belleza que solo puede ser entendida por los hombres que perciben las contradicciones, paradojas, contrastes y antagonismos de la vida cultural y política del continente como algo cotidiano”, escribió hace varios años el doctor Armando Hart Dávalos para el diario Por esto!, en su edición digital.
En ello radica la universalidad de Alejo Carpentier, un creador que ha sabido narrar para todas las generaciones, con una genialidad impresionante y desde la cosmovisión del ser cubano, latinoamericano y caribeño.

Roxana Rodríguez

sábado, 25 de abril de 2020

El rechazo ideológico y derechista a los médicos cubanos favorece la pandemia




Acerca de la polémica que ha generado la llegada de profesionales de la salud desde La Habana.

La Confederación de Médicos de la República Argentina y organizaciones afines salió a rechazar la llegada de las brigadas de médicos provenientes de La Habana. Organizaron, incluso, un “cacerolazo” gorila. Los argumentos serían que la Argentina no tiene faltante de personal de salud, que los médicos cubanos implicarían un costo extraordinario y que había que “verificar la matrícula de los profesionales cubanos”.
La primera idea roza el ridículo. La dotación de personal tiene carencias urgentes. Es el resultado de décadas de descentralización y deterioro presupuestario. El personal faltante, en muchos casos, se debe a la negativa de querer asumir cargos muy mal pagos (es decir, el bajo nivel salarial), y en otros casos a que el gobierno congela directamente los nombramientos para no aumentar la planta de personal El Hospital Evita de la zona sur del Gran Buenos Aires, por ejemplo, desvinculó a 130 profesionales en 2019, aduciendo falta de fondos.
La Argentina tiene un sistema laboral fragmentado y la mayoría de quienes trabajan en el sistema sanitario sufren el “pluriempleo”, es decir, tiene que trabajar en más de un lugar a la vez, tanto de lunes a viernes como fines de semana. Ni el gobierno provincial ni el nacional han avanzado, a su vez, en la centralización y el comando único en salud, lo que deja afuera de la pelea contra la pandemia los recursos del ámbito privado.
En segundo lugar, 500 médicos provenientes de Cuba, que tendrían un salario similar a sus pares argentinos (de monto muy bajo, por cierto), serían una ayuda de excelente calidad profesional por un costo que equivale, a modo de comparación, el 2% de lo que el gobierno va a gastar en subsidiar a las patronales con plata del Anses, algo que no ha sugerido el rechazo ni de estas entidades ni de la burocracia sindical.
A su vez, la experiencia en catástrofes de las brigadas cubanas es casi incuestionable. Trabajaron en África contra el ébola, en Haití contra la catástrofe humanitaria, entre otros ejemplos, y llevaron la pelea contra el coronavirus a 18 países del mundo. El rechazo de esta entidad corporativa no es otra cosa que la defensa los intereses de las clínicas privadas contra la salud de la mayoría de la población.
A este rechazo derechista se sumó el presidente de la Asociación de Médicos Municipales, Jorge Gilardi. La burocracia sindical que no pelea contra la precarización laboral ni contra los magros salarios de Ciudad, que calla frente a los sobreprecios de los barbijos (“atados con gomita”) de Rodríguez Larreta en CABA, que no dice nada del contagio del coronavirus en hospitales como el Zubizarreta y que es cómplice del “5x1” que quiere llevar adelante el gobierno porteño, se suma a esta oleada derechista. Quienes luchamos sabemos de qué lado estar.
Lo que resulta interesante de esto es, además, observar las diferencias que explican el colapso del sistema de salud argentino en contraposición a la medicina cubana, que lleva su pelea contra la pandemia a todo el mundo.

¿Por qué Cuba “exporta” profesionales de la salud?

Las brigadas sanitarias cubanas ya se desplegaron en 18 países del mundo desde la expansión del Covid-19. Esta capacidad (en La Habana se encuentra la mayor cantidad de profesionales de salud por persona) es fruto de un servicio médico gratuito y universal de alcance casi total. No se nos escapa que el sistema de salud en la isla está sufriendo cambios; hay un proceso de privatización, como sucede con la “Comercializadora de servicios médicos cubanos S.A” que tiene clínicas de primer nivel y hotelería cinco estrellas, destinada a turistas extranjeros, los altos funcionarios del Estado cubano y el servicio diplomático extranjero. La contrapartida es que los hospitales de la isla han sido abandonados en su infraestructura y en su atención.
Así y todo contrasta con aquellos países en los cuales la inserción privada en la salud es múltiple. Según el diario estadounidense New York Times, “un bebé estadounidense tiene un 50% más de posibilidades de morir que uno cubano” (19/1/19). A su vez, un informe de la publicación Modern Healthcare indica que una cirugía de cadera que en USA tiene un costo de alrededor de los 12.500 dólares en Cuba sale alrededor de 15 como mucho, mientras que un trasplante de riñón que en La Habana puede llegar a tener 4.900 dólares de costo en EE.UU. sale casi 10 veces más.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, con cifras del 2014), Cuba tiene de gasto en salud el 11,1 % del PBI. La Argentina, en ese mismo índice, no llega al 5%, y tiene la mitad de gasto social en salud per cápita que La Habana.
Estos números están lejos de ser mágicos ni azarosos. Al margen de los debates sobre el castrismo y la revolución en la actualidad, Cuba armó una coordinación y un comando único en esta materia. Esto implicó que el sistema sanitario no tenga que “competir” contra el lucro, algo que ha llevado a muchos Estados al deterioro y a la desinversión en salud para favorecer a los privados. La Argentina y la provincia de Buenos Aires son particulares ejemplos de esto último.

Argentina, PBA y un sistema sanitario colapsado

La pandemia ha expuesto de manera sideral el vaciamiento del sistema de salud en nuestro país. La Argentina, por ejemplo, tiene siete mil respiradores para 40 millones de personas y no cuenta con las camas de internación suficientes, dos tercios de las cuales se encuentra en el sector privado. El país, fruto de la carencia de elementos de protección, ha llegado al primer puesto del ranking de mayor porcentaje de trabajadores y trabajadoras de la salud con contagio, con una tasa del 14%.
La provincia de Buenos Aires, lugar al que irían las brigadas cubanas, es un ejemplo bien concreto de esto. En 2019, el gobierno de Vidal redujo el presupuesto de salud del 6,3% al 5,5%. Kicillof (en sintonía con toda la partida nacional) extendió este presupuesto con un 55% de inflación encima, y no realizó ninguna inversión significativa desde la llegada del coronavirus. El gobernador no se guardó ningún gasto, eso sí, a la hora de pagar 250 millones de dólares de deuda y sostener los vencimientos provinciales.
Esta situación se traduce en faltante de insumos y carencia de elementos de protección. Uno de los kits entregados a fines de marzo tenía mascarillas para trabajos de pintura en lugar de barbijos. A su vez, la provincia de Buenos Aires tiene una escasa capacidad de internación, mientras que la OMS recomienda 7 camas cada mil habitantes, en el sector público (provincial y municipal) PBA cuenta con un 1. En términos salariales, la oferta de la Provincia (rechazada por la CICOP) es de llevar el básico inicial a $ 42.414, por debajo de la canasta familiar.
Como en muchos otros países del mundo, la necesidad de pedir apoyo de profesionales de Cuba, algo que defendemos absolutamente, expone una situación de colapso que marca la imposibilidad de pelear con recursos propios contra la pandemia.

Siempre con las y los trabajadoras/es

Desde el Partido Obrero y el FIT, rechazamos la campaña derechista, gorila y proyanqui de las entidades corporativas, la burocracia sindical y los medios de comunicación como La Nación e Infobae. A su vez, planteamos que las medidas a tomar contra el colapso sanitario son la triplicación del presupuesto y la centralización del sistema de salud, el pase a planta de las y los trabajadoras y trabajadores que no estén en esa condición y la contratación de concurrentes y egresados y egresadas de las distintas carreras vinculadas a la salud a nivel nacional próximos a rendir el examen de residencias. El país debe dejar de pagar la deuda y poner todos los recursos al servicio de la lucha contra la pandemia.
La pelea por la salud implica una lucha contra el lucro privado. Peleamos contra la pandemia luchando contra el capitalismo. En la Argentina y el mundo.

Emiliano Bonfiglio y Santi Nuñez

jueves, 23 de abril de 2020

¿Cómo se convirtió Estados Unidos en el centro de la pandemia mundial?




La Izquierda Diario Multimedia presenta su nuevo programa de política internacional. Todas las semanas tocaremos en profundidad diversos temas de interés y actualidad. En este primer programa buscamos la respuesta a la crisis generada en Estados Unidos al haberse convertido en el centro de la pandemia internacional.
Isabel Infanta entrevista a Tre Kwon y Mike Pappas, enfermera y médico del hospital Monte Sinaí de Nueva York y a Juan Cruz Ferre, sociólogo y editor del sitio Left Voice, analizamos las medidas tomadas por Trump y los gobernadores demócratas y republicanos, las causas profundas y estructurales de la catástrofe que se vive, el rescate multimillonario a las empresas y la industria farmacéutica, como así también las luchas de trabajadoras y trabajadores que se están extendiendo por todo el país. También analizamos el efecto de la candidatura de Bernie Sanders luego de bajarse de la carrera presidencial y las tareas de los socialistas revolucionarios en el corazón del imperialismo.

miércoles, 22 de abril de 2020

Agro cubano rescata estrategias por la pandemia




Alternativas propias de los años más duros de la crisis iniciada en 1991 se refuerzan en los campos cubanos frente a la covid-19, como cultivos de ciclo corto y tracción animal.

Esther Figueredo, una productora del municipio de Bejucal, en la occidental provincia de Mayabeque, ya siembra cultivos de ciclo corto para apoyar la alimentación en la emergencia sanitaria por la covid-19 y con vistas a la post pandemia.
“La economía es global y no vamos a tener aquella comida que viene en un barco de no sé dónde… Todos los países tenemos que producir por nosotros mismos para salir adelante”, opinó Figueredo, que atiende junto a su familia las fincas Las Piedras y El Melocotón, en el barrio rural de Cuatro Caminos.
Perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Antonio Maceo, ambas fincas obtienen en siete hectáreas sobre todo frutas como mango y aguacate, además de tomate, ají, col, habichuela, cebollino, rábanos, zanahoria y café, entre otros.
Ante el reto que la pandemia pone al agro cubano, que ya atravesaba una etapa compleja por debilidades internas y la recaída económica, Figueredo consideró que, “aunque no haya fumigación ni fertilizantes, hay que seguir sembrando: el pueblo tiene que comer todos los días”.
De acuerdo con Jesús Núñez, presidente de la cooperativa Antonio Maceo, en estos momentos, debemos sembrar más. Y Gardenia González, que preside la CCS Fernando Alfonso, en La Habana, apuntó que la estrategia es cambiar “los planes hacia cultivos de ciclo corto”.
“Quien iba a sembrar yuca, plantará quimbombó, pepino o habichuela, da menos comida pero en menor tiempo”, puso como ejemplo la representante de 68 socios.

Por más cosechas

Incrementar las cosechas representa un desafío para los agricultores cubanos, en un país donde la insuficiente producción local obliga a importar alimentos por unos 2.000 millones de dólares.
“Todavía entre lo que se produce y lo que se importa, no se satisface la demanda de la población, por ello urge producir y acopiar más”, dijo a la prensa local el ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez.
Al respecto, un llamamiento de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, que agrupa a buena parte del campesinado, exhorta a redoblar los esfuerzos para que nada se detenga y honrar las cifras contratadas en la producción agropecuaria, estimular su incremento, el aprovechamiento de toda la tierra y aumentar las siembras.
La epidemia provocada por el nuevo coronavirus ha desatado las compras e incrementado la demanda de alimentos y otros productos de primera necesidad, lo que agrava la situación de desabastecimiento e inestabilidad en la oferta vivida en el país de 11,2 millones de habitantes desde la segunda mitad de 2019.
Esther Figueredo atiende junto a su familia las fincas Las Piedras y El Melocotón, en el barrio rural de Cuatro Caminos, ubicada en el municipio de Bejucal, en la occidental provincia de Mayabeque.Foto: IPS_Cuba
En la actual etapa, el sector retoma prácticas que utilizó la agricultura cubana en la crisis económica iniciada en 1991, entre ellas, los cultivos de ciclo corto, los abonos orgánicos, la cría de ganado menor –ovino, caprino, porcino, cunícula y avícola-, y la tracción animal.
Muchas de ellas se mantienen en la actualidad, pero con menos fuerza que en los años más duros de la crisis que persiste hasta hoy.
Sin embargo, elevar las producciones requerirá más que de buena voluntad del campesinado. El sector deberá superar obstáculos considerables: limitado acceso a riego (apenas siete por ciento de la superficie agrícola dispone de sistemas de riego), equipamiento, fertilizantes, plaguicidas y otros insumos.
Un elemento adicional se suma a la crónica carencia de suministros agrícolas y tecnología, trabas y centralización de las fuerzas productivas, junto a la actual sequía.
“Tenemos las semillas garantizadas para los cultivos de ciclo corto. Como trabajamos en secano, los rendimientos serán menores y el laboreo, mayor”, comentó Lázaro Sotolongo, presidente de la cooperativa habanera Raúl Nieves.
Emilio Interián, presidente de la CCS Sabino Pupo, explicó que su cooperativa utiliza “las alternativas que se pueden en cada finca, sobretodo, sembrando cultivos de poca agua”.
“En los frutales, tenemos sistemas de riego localizado, de poco consumo y acción espaciada, lo que permite ahorrar mucha agua. En otros lugares, estamos preparando la tierra para sembrar cuando llueva”, enfatizó.
Otro de los llamados del momento es potenciar las producciones de conservas para aprovechar los picos de cosecha y no perder ni una fruta ni una hortaliza.
“Con todas las tensiones de la pandemia, no hemos parado y estamos produciendo dulce de piña para el sector de la salud. Los hospitales no paran, por ello, hay que entregarles alimentos, el enfermo está ahí y no puede salir a buscar la comida”, destaca José Hernández, de la minindustria Amanecer, de la cooperativa Orlando López, de La Lisa.

Agricultura urbana

Una parte de las esperanzas descansa en la agricultura urbana, suburbana y familiar, un sistema productivo con más de 30 años de experiencia que abarca más de dos millones de hectáreas de tierra y unas 500.000 familias.
Entre las prioridades de esta modalidad agrícola, consideró Elizabeth Peña, al frente de este programa en el Ministerio de la Agricultura, está utilizar todas las áreas disponibles para la siembra de cultivos como pepino, habichuela, berenjena, pimiento, ají chay y cachucha, quimbombó, zanahoria, rábano y chayote.
La modalidad tiene como ventaja poder autoabastecerse en semillas de los principales cultivos y utilizar biofertilizantes y bioplaguicidas, que se obtienen en los Centros de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos.
A su vez, consideró Peña, en esta agricultura las medidas higiénico-sanitarias y de distanciamiento social se pueden aplicar con facilidad ya que, en un organopónico de una hectárea, por ejemplo, trabajan de seis a 10 personas en un espacio de cien por cien metros, lo que garantiza que no haya grandes concentraciones.

IPS

Mayores, más vulnerables ante la pandemia

Tener una sociedad muy envejecida, donde más del 20, 8 por ciento de su población tiene 60 años y más y el 15 por ciento de las personas mayores viven solas, supone para Cuba desafíos crecientes en el control de la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, y la enfermedad que este genera, la COVID-19.
Si bien las autoridades sanitarias advierten que ningún grupo etario está exento de enfermar, son las personas de edad más avanzada las más proclives a desarrollar cuadros graves de la enfermedad, debido a la comorbilidad o presencia en esa etapa de la vida de varios padecimientos crónicos, como diabetes, hipertensión, asma bronquial, cáncer u otras.
Ello impone elevar la percepción de riesgo en ese segmento de la población, pero no es lo único. Las condiciones de aislamiento social, presión y estrés que la crisis sanitaria ha generado impactan en la vida cotidiana y en el manejo de las propias enfermedades de base, alertan los especialistas.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Envejecimiento de la Población 2017 (ENEP 2017), 80,6 por ciento de las personas de 60 años y más padece al menos de una enfermedad crónica. Esta proporción se eleva a 86,9 por ciento en el grupo de75 años y más.
El estudio constató que las mujeres entre 60 y 74 años y de 75 y más edad padecen más enfermedades que los hombres en esos mismos rangos etarios.
El 86 por ciento de las mujeres de más de 60 años dijo tener algún padecimiento, frente a 74, 4 por ciento de los hombres de ese grupo; mientras que ellas declararon además una mayor comorbilidad o número de enfermedades, proporción que aumenta después de los 75 años.
Al menos 10 por ciento de la población cubana padece diabetes, 30, 9 por ciento hipertensión arterial y 23, 7 por ciento asma bronquial, que pueden ser factores de riesgo para desarrollar cuadros graves de la COVID-19 si esas personas enferman con el nuevo coronavirus, alertó en conferencia de prensa el director nacional de Epidemiología, el doctor Francisco Durán García.
Nueve de las 10 primeras causas de muerte en Cuba, dijo, se deben a enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, cerebrovasculares, los tumores malignos, las enfermedades renales, entre otras.

Mirada a la salud de las mujeres

Según el Anuario Estadístico de Salud publicado en 2019, tanto para la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, como para el asma bronquial, las tasas de prevalencia a partir de los 60 años son mayores en el sexo femenino que en sus pares masculinos. En el caso de la diabetes, ellas tienen exceso de mortalidad.
La diferencia entre sexos aumenta a partir de los 65 años, dejándolas en desventaja.
Desde la detección el 11 de marzo de los primeros casos de la COVID-19 en Cuba, hasta el 16 de abril, el 50,6 por ciento de las 923 personas diagnosticadas en el país eran mujeres, de acuerdo con el Ministerio de Salud Pública.
Aunque ellas enferman más que los hombres, no ocurre igual con los fallecimientos: de los 34 reportados hasta el 18 de abril, 11 eran mujeres, para 32,4 por ciento.
Entre los indicadores más notables se encuentran que todas eran adultas mayores, aunque el rango de mayor letalidad se presenta entre 71 y 80 años de edad, con seis de los 11 casos; de 60 a 70 hay dos y tres con más de 81 años.
Ocho tenían antecedentes de enfermedades crónicas y, de ellas, seis con más de una enfermedad crónica a la vez. Las comorbilidades más frecuentes fueron diabetes mellitus (5), hipertensión arterial (4), cardiopatía isquémica (4) y el fallo renal crónico (3). La mayoría de las mujeres fallecidas en este periodo residía en la capital cubana.

Desafíos del aislamiento

Aleida Díaz vive en el municipio del Cerro, en La Habana, la tercera de las provincias con mayor tasa de incidencia del nuevo coronavirus (17,7 por cada 100 000 habitantes) y el territorio con mayor número de casos, con 376 personas contagiadas.
Es jubilada, vive sola, tiene 68 años y se define como «diabética, hipertensa y asmática». Desde que alertaron de la necesidad de autoaislarse en los hogares, ella ha permanecido en casa.
Pero le preocupan sus padecimientos en medio de esta situación. «No he recibido ayuda de otras personas que no sean mis amigos y, aparte de los estudiantes de Medicina que vienen a la pesquisa, tampoco he tenido seguimiento médico de otro tipo», comentó a SEMlac.
«Está muy bien que los muchachos vengan y me pregunten, pero yo podría estar escondiendo los síntomas o simplemente requerir de una atención diferenciada por mi diabetes e hipertensión, y por vivir sola», comentó.
El acceso a los fármacos y otros insumos es una preocupación en este grupo etario, por estos días. Aliet Arzola comentaba en su perfil de Facebook la situación de sus abuelos, quienes viven solos en Mantilla, una comunidad del municipio capitalino Arroyo Naranjo.
«No pueden acceder a los medicamentos necesarios para tratar sus enfermedades crónicas, pues además de las colas, en la farmacia existe una política de no venderles a mayores de 60 años en esta etapa donde se les ha pedido se mantengan en casa», reflejaba Arzola en su comentario.
Debido a la suspensión del transporte público y las medidas de aislamiento, ni Aliet ni su madre podían asistir a sus abuelos, pero en el momento de su publicación ninguno de los representantes de las organizaciones comunitarias y tampoco los gubernamentales, como la delegada de circunscripción, se habían ocupado de conocer las necesidades de ancianos solos, como ellos.
Luego de su publicación, las autoridades del municipio de Arroyo Naranjo contactaron con el joven para comunicarle que habían encontrado vías de solución: «la delegada fue a la casa con el jefe de sector a buscar los tarjetones de mis abuelos para comprarles los medicamentos. Ojalá de ahora en adelante todo fluya sin problemas y, sobre todo, ojalá que casos como estos sirvan para entender que, si no actuamos todos de conjunto, nos costará mucho trabajo sobrepasar este momento tan incómodo», añadía en la red social.

Otros desafíos para ellas

Para Laura Sánchez Pérez, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, no pueden olvidarse otros desafíos más allá de la salud, en este contexto.
«Las mujeres mayores constituyen un grupo vulnerable en sociedades con vestigios de patriarcado. Ellas son muchas veces receptáculo de categorías socialmente estigmatizadas, aspecto que las condena a la discriminación y exclusión. Esta es una vulnerabilidad construida históricamente y que debemos atender ahora más que nunca», explicó a SEMlac.
Ante las condiciones de aislamiento necesario, se acrecienta también su sobrecarga, pues muchas veces recae sobre ellas el sostenimiento del espacio privado-familiar.
«Las actividades domésticas, de cuidado, de protección, entre otras, son asumidas por adultas mayores dentro del hogar, quienes vivencian con malestar y a veces hasta con sentimientos de culpa el no desempeñar a cabalidad este cúmulo de tareas», explicó a SEMlac la también integrante del consejo técnico asesor de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor.
«El ser-hacer para otros, más que para sí mismas, se convierte en punto de quiebre que puede llevarlas a deponer la satisfacción de necesidades propias y ser generador de estados emocionales negativos», sostuvo.
A la par, coexisten otras expresiones del buen vivir y el bien-estar en mujeres mayores durante el aislamiento, agregó.
«Son aquellas que han ganado espacio y tiempo para sí mismas, han aprendido a auto-cuidarse física y mentalmente, que ejercen la abuelidad de manera responsable pero no sacrificial, han logrado ser asertivas y conocer sus límites, que han reorganizado sus recursos y fortalezas para afrontar la crisis, y sobre todo han detentado el derecho a la auto-protección y a una calidad de vida adecuada y satisfactoria».
No obstante, insistió, ante el esfuerzo humano de transitar lo mejor posible por esta pandemia, las mujeres mayores deben tener responsabilidad propia en su autocuidado, preservar la salud física y psicológica tratando ser activas.
Con ella coincide Jesús Menéndez, especialista del Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (Cited), al partir de que padecer de varias enfermedades crónicas predispone a que la COVID-19 sea más severa.
El especialista sugiere no perder de vista que las cuidadoras, dedicadas a cuidar a otros, se olvidan de cuidarse a sí misma muchas veces.
«Lidiar diariamente con la ayuda que tradicionalmente brindan, más afrontar ansiedades y estrés propios del confinamiento y el temor a la enfermedad, tanto propios como de los seres queridos, puede generar una sobrecarga adicional importante», dijo.

SEMlac

lunes, 20 de abril de 2020

El año en que conocí al Che




Corría el año 1962, las Fuerzas Armadas habían dado un golpe derrocando al presidente Arturo Frondizi y desconocían el resultado de las elecciones que le habían dado el triunfo al peronismo en alrededor de siete provincias, entre ellas la de Buenos Aires, en las que se había impuesto la fórmula Framini-Anglada.
El año anterior se habían producido grandes movilizaciones e importantes huelgas obreras; la más representativa, la de los trabajadores ferroviarios que se oponían al llamado Plan Larkin, que apuntaba al cierre de numerosos talleres y a la privatización del servicio.
Yo estudiaba en Santa Fe y militaba en una organización integrada por jóvenes peronistas y marxistas revolucionarios que acompañaron a Rodolfo Puiggrós en una escisión del Partido Comunista en 1948. El sastre Guido Agnellini y el pintor de brocha gorda Crescencio Gutiérrez eran los principales referentes.
Simpatizábamos con la Revolución Cubana y logramos que en la plataforma que levantara el Frente Justicialista para las elecciones de 1961 hubiera un claro pronunciamiento a favor de la misma. Pensábamos que la única forma de liberarnos del imperialismo norteamericano y lograr una sociedad más justa era mediante la lucha armada y, por eso, cuando recibimos una invitación para trasladarnos a Montevideo de Alicia Eguren, la compañera de John William Cooke, no dudamos en concurrir. Ya sabíamos que ella y su compañero se habían radicado en la isla del largo lagarto verde .
Para nosotros, Alicia era una mezcla de Simone de Beauvoir la compañera de Sartre y Rosa Luxemburgo. Brillante, apasionada y de una gran belleza, nos recibió en la capital uruguaya en el hotel Liberty. Habíamos ido el Gringo y yo, en representación del grupo, y en ese lugar nos encontramos con un abogado Miranda de Rosario, que luego sería nuestro compañero de viaje.
La Flaca nos hizo un análisis de la situación nacional e internacional y de los cambios que en América latina se producían a partir del triunfo revolucionario en Cuba. Insistió en que empezaban a aparecer diferentes grupos armados en todo el continente y, en particular, en Centroamérica. Los embriones del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua y del Ejército Guerrillero de los Pobres en Guatemala eran una muestra de ello.
Por otra parte, el avance de los revolucionarios en Argelia y Vietnam, la segura derrota de los franceses en esos dos países, la revolución en el Congo liderada por Patrice Lumumba y los movimientos emancipadores en el Medio Oriente que tenían a Ben Barka como uno de sus máximos dirigentes eran una muestra de que el Tercer Mundo vivía un momento histórico especial.
En ese marco, el Bebe Cooke y Ernesto Guevara el Che convocaban a diferentes organizaciones que en nuestro país adherían a la lucha revolucionaria a concurrir a Cuba para forjar un Frente de Liberación.
Aceptamos el convite y empezamos a prepararnos para viajar. Cada uno lo hacía por diferentes rutas para evitar la acción de la CIA y de los servicios de inteligencia nacionales.
Tenía 21 años, por lo que tuve que conseguir la autorización de mi madre para salir del país. Le dije, además, que no le podía decir a qué lugar iba y que no le escribiría por un largo año. A la Vieja le costó firmar el permiso, pero la ayuda de Susana, que empezaba a militar en Palabra Obrera, fue clave.
Luego de un largo viaje, de múltiples desencuentros, de situaciones tragicómicas, llegué a La Habana. Cuando viajaba desde México a la capital cubana pensaba cómo sería. Me imaginaba una ciudad de casas bajas, muchas palmeras y mucho calor. Grande fue mi sorpresa al encontrarme con una metrópoli de más de un millón de habitantes, con grandes avenidas, edificios altos y una zona colonial muy extendida, la llamada hasta hoy Habana Vieja.
De sorpresa en sorpresa llegué al Hotel Riviera. Una construcción imponente realizada por la mafia de Al Capone cuando esa ciudad era el refugio del juego, de la prostitución y de la droga manejada por los Estados Unidos con la complicidad de políticos corruptos y de Batista, el dictador depuesto por el Movimiento Revolucionario que encabezaba Fidel Castro.
En el hall me esperaba el Bebe, con uniforme verde oliva, un cigarrillo en la boca y una gran sonrisa. Me dijo que esa noche quedaría alojado en el hotel pero que, a la mañana siguiente, me trasladarían al campamento donde estaban los otros compañeros.
Hice un paseo por el Malecón habanero. Al otro día, con las luces del alba pasaron a buscarme dos cubanos en un destartalado jeep. En la finca me encontré con diferentes compatriotas, provenientes de distintas organizaciones. Allí estaba Elías Semán, abogado y dirigente de una fracción del Partido Socialista que encabezaban los hermanos Massi; el Vasco Bengochea, de Palabra Obrera; integrantes de un Frente que dirigía el Gallego Guillén y numerosos militantes de la resistencia peronista que habían conformado los comandos Coronel Perón organizados por Cooke y Alicia en 1955.
A los pocos días llegó ella al lugar y nos planteó que debíamos ser pacientes ya que había numerosos grupos en la misma situación que nosotros y que los instructores no daban abasto. Permanecíamos en el lugar discutiendo, conversando, jugando largas partidas de ajedrez o leyendo. Las diferentes concepciones salían a flote y mostraban lo difícil que iba a ser confluir en un sólido frente que iniciara la lucha revolucionaria en la Argentina.
Una noche llegó al lugar el Che con un pequeño grupos de cubanos. Me impresionó tanto que me quedé sin habla y lo escuché con una mezcla de admiración y devoción. El explicó cómo se había desarrollado la guerra revolucionaria en Cuba; insistió en la necesidad de converger, admitiendo la unidad en la diversidad y consideraba que el centro o la dirección debían estar en el monte, priorizando la lucha en el campo. El único que se atrevió a discrepar con él fue Angel Bengochea. Sostuvo que nuestro país era diferente, ya que tenía una clase obrera muy organizada; una identidad política común, que era el peronismo, y su composición geográfica grandes ciudades y más de dos millones de kilómetros cuadrados de superficie hacía que, sin duda, las grandes batallas se librarían en las ciudades.
Siguió la charla hasta la madrugada, el Che había revalorizado el papel del peronismo por su estrecha relación con el Bebe y la Flaca y entendía que pese a los vaivenes y su política pendular, había que contar con el respaldo del General Perón para cualquier intento organizativo.
La intolerancia, muy común en la política nacional, la incapacidad de unirnos a pesar de las diferencias, hizo que ese intento naufragara. Un grupo pequeño nos integramos a la organización que armara Cooke, denominada luego ARP (Acción Revolucionaria Peronista). Seguimos hasta nuestro regreso compartiendo muchos momentos con el Che. La austeridad, el rechazo a todo privilegio, la fuerza en las convicciones lo hacían el Hombre nuevo por el que luchábamos.
Recuerdo en especial una anécdota que lo retrata absolutamente. Estando en su casa, desayunando con la compañía de su madre Celia a la que habíamos conocido en Santa Fe en 1961 y varios compañeros más, llegó un cubano integrante de su custodia. Muy contento le dijo: Comandante, he traído un costillar de vaca para que usted agasaje a sus compañeros argentinos, que sabemos les gusta el asado. El Che lo miró perplejo y con voz serena y firme le respondió: A usted le parece que mis amigos van a comer esa carne mientras en nuestros hospitales, los enfermos almuerzan y cenan moros y cristianos frijoles negros y arroz . No, de ninguna manera, lleve al Hospital Calixto García esa carne para que la repartan entre los internados.

Manuel Justo Gaggero
Abogado y director de Diciembre 20

Cuba en tiempos de Trump




El rumbo continúa a pesar de la agresión imperialista

Tras una década de presidencia de Raúl Castro (2008-2018) que no dejó a nadie indiferente, Cuba entra en la tercera década del siglo XXI en un contexto sumamente complejo, ya que tiene que compaginar la aplicación concreta de su nueva ruta económica con políticas de resistencia frente a la intensificación de la agresión de EE.UU.
Una vez debatidos y aprobados los ‘Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución’, reformada y refrendada la Constitución y materializado el relevo generacional, Cuba afronta una nueva etapa en la que se prevé una producción legislativa intensa que aterrice las grandes decisiones que se tomaron en los años previos. Esto en un contexto de ataque por parte de la administración Trump que recuerda a épocas de la guerra fría.
Agresión imperialista. Los avances históricos logrados durante el gobierno de Obama han sido desmontados en poco tiempo por el actual inquilino de la Casa Blanca, que está aplicando un plan bien definido para estrangular económicamente a la isla, golpeando a los principales sectores de la economía (turismo, remesas y servicios médicos).
Por un lado, se han aprobado una batería de sanciones para afectar a la industria turística cubana, un sector estratégico para el país. Destaca la prohibición de viajar a compañías navieras, (especialmente cruceros) y a aerolíneas (permitiendo sólo trayectos a La Habana). A esto hay que agregar la inclusión en una lista negra de las principales empresas cubanas de turismo (Gaviota, Habaguanex…). A su vez, la aerolínea estatal Cubana de Aviación ha tenido que suspender un buen número de vuelos internacionales porque algunas compañías aéreas extranjeras han cancelado sus contratos de arrendamiento de aviones, producto de las amenazas de sanción por parte de Washington.
Todo esto se ha traducido en una caída de más de un 8% del flujo turístico internacional hacia la isla, pasando de 4,7 millones de turistas aproximadamente en 2018 a 4,3 en 2019. La caída del turismo procedente de EE.UU. es mucho más marcada, ya que se ubica en un 20% y quiebra además una tendencia al alza que venía dándose desde el inicio –en 2014- del proceso de normalización de relaciones entre los 2 países.
Por otro lado, se han puesto importantes obstáculos migratorios y fuertes restricciones a las remesas. La Visa que EE.UU. otorgaba a cubanos que querían viajar a su territorio tenía una vigencia de 5 años y ahora se reduce a solo 3 meses y un único viaje. Además, el cierre de los servicios consulares en Cuba obliga a todo aquel que quiera solicitar una Visa a desplazarse a un tercer país, lo cual es económicamente inviable para una mayoría de la población. El endurecimiento para la obtención de una Visa no solo se da para visitas familiares sino también para viajes de tipo científico, médico, cultural y deportivo.
Paralelamente, Trump también ha decidido golpear las remesas, una de las principales fuentes de ingresos de la isla. Las remesas de dólares de los emigrados residentes en EE.UU. hacia Cuba han sido restringidas, fijando un límite máximo de 1.000 $ por trimestre. Una medida que las y los ciudadanos inmigrantes de otros países no sufren.
Otro flanco donde el bloqueo se ha intensificado es el energético. El Departamento del Tesoro de EE.UU., desde mediados de 2019, empezó a aplicar sanciones a empresas proveedoras de combustible de diferentes países e incluso a los barcos que lo transportan. A fines de febrero se vivió una situación tan extrema como surrealista, ya que el gobierno cubano tuvo que comprar directamente un barco que transportaba combustible para la isla, debido a que el armador de la nave había decidido finalmente no desembarcar la carga tras la amenaza yanki de ser sancionado.
El efecto más visible de este endurecimiento del bloqueo energético se percibe en las gasolineras, donde proliferan las colas de vehículos y, en el transporte público, incapaz ahora de garantizar un servicio continuo y regular. Pero el efecto más preocupante se está sintiendo en el ámbito productivo, ya que muchas empresas han tenido que reducir sus horarios de trabajo debido a la escasez energética. De hecho, parece que el Estado cubano ha decidido priorizar el suministro eléctrico doméstico y sacrificar relativamente la productividad, para evitar cualquier imagen que recuerde los apagones del Periodo Especial.
Washington también ha operado para golpear los servicios médicos cubanos en el exterior, actualmente la principal fuente de ingresos del país. En septiembre pasado lanzó un comunicado exigiendo a todos los países que disfrutan de asistencia médica cubana para que suspendan dicha relación. A su vez, ha logrado que tres antiguos aliados de la isla hayan cancelado sus programas de cooperación sanitaria: el Brasil de Bolsonaro a fines de 2018, el Ecuador de Moreno en octubre de 2019 y el gobierno golpista boliviano más recientemente. A todo esto, se suma la reactivación del programa para incitar a médicos a desertar del país, ofreciéndoles un contrato en EE.UU.
El círculo del bloqueo se cierra con la activación del Título III de la Ley Helms-Burton, que permite denunciar en tribunales norteamericanos a cualquier empresa del mundo que haga negocios en Cuba en propiedades de ciudadanos estadounidenses de antes de la Revolución del 59. A pesar de que dicha ley lleva un cuarto de siglo vigente, el Título III nunca se activó, en gran medida por la presión europea e internacional. Ahora, Trump quiere pasar a la historia activándola. Sin embargo, esta es la medida que menos impacto ha tenido, ya que las demandas que se han puesto hasta el momento en tribunales no han tenido recorrido jurídico.
Hoja de ruta cubana. La intensificación del asedio imperial no ha facilitado que el gobierno cubano pudiera desplegar con la amplitud y la velocidad necesarias una serie de medidas económicas que son parte sustancial de su hoja de ruta. De hecho, el propio presidente Miguel Díaz-Canel señalaba recientemente que el 2019 fue un año muy duro porque sentimientos del ‘Periodo Especial’ volvieron a planear sobre la conciencia colectiva: “tanto el recuerdo de los momentos duros como un sentir colectivo en defensa de la soberanía nacional”.
El presidente se mostró orgulloso por haber evitado los apagones, a pesar del ataque energético, pero a continuación fijo los retos a corto y medio plazo que tiene el país: ser más efectivos en la “batalla diaria contra la corrupción y el robo de combustible” y reducir la dependencia del diésel incrementando la generación de energías renovables.
Una de las medidas más populares que se tomó en julio de 2019 fue el incremento salarial en el denominado ‘sector presupuestado’, es decir, el de las y los empleados públicos de los sectores ‘no productivos’ (sanidad, educación, cultura, burocracia, etc.). El incremento fue de un 68% y benefició a millón y medio de personas, el 50% del total del empleo estatal y aproximadamente 1/3 del total de trabajadores, ya que el otro tercio restante trabaja a día de hoy en el sector no estatal (privado y cooperativo). El aumento fue considerable ya que el gobierno era consciente del aumento sostenido de los precios de alimentos y transporte, en gran medida debido a procesos de especulación.
Otra medida relevante como consecuencia de la falta de divisas -producto de la intensificación del bloqueo- ha sido la apertura, a fines de año, de tiendas que permiten el pago en dólares. El Estado necesita moneda fuerte y esta es una vía directa de adquisición.
La anunciada unificación monetaria y cambiaria, que se ha ido retrasando de manera recurrente, ya tenía fechas para inicios de 2020 pero con el inicio de la crisis del Coronavirus se volverá a posponer un tiempo. De cualquier manera, la inminencia de la medida se empezó a sentir en la calle en diversos comportamientos cotidianos. Por un lado, la población que tiene en efectivo mucha moneda convertible (CUC) está comprando dólares o mercancías para su reventa. Por otro lado, en algunos establecimientos de gastronomía del Estado no se acepta el CUC y solo se recibe el peso convencional, el CUP, que será finalmente la moneda única que operará en el país.
Junto a la unificación de moneda se espera que se unifique también la tasa de cambio, ya que en la actualidad coexisten varias, la de la población (1 dólar = 25 pesos) y la que disfrutan algunas empresas a tasa preferencial (1 = 10 y en algunos casos 1 = 1). Esto último sigue impidiendo comparar la eficiencia de las empresas y dificulta identificar a las deficitarias. Por ello, el gobierno se lo ha fijado como reto ineludible, en coherencia con la directriz del ‘socialismo sostenible’ que guía la actual etapa histórica.
Mientras tanto, el Coronavirus llegó también a Cuba y las autoridades activaron los primeros protocolos de cierre parcial de fronteras y exámenes médicos preventivos a miles de personas. Pero lo más impactante ha sido la reacción del país en clave internacionalista, ya que la frágil coyuntura económica agravada por la agresión estadounidense no ha impedido que el gobierno haya decidido apoyar a otros países en la lucha contra esta pandemia.
Cuba ha vuelto a ser reconocida en todo el mundo por su avanzado sistema de investigación farmacéutico público, gracias al uso del ‘Interferon Alfa 2B’ para combatir la enfermedad. A su vez, el país aceptó la solicitud del gobierno británico para que un crucero de esta nacionalidad con afectados por coronavirus pudiera desembarcar en la isla, después de que varios países del entorno se habían negado a recibirlos. Cuba, además de abrirles las puertas decidió tratar a los enfermos en sus hospitales. Por último, Cuba ha enviado personal médico a varios países latinoamericanos y a la zona de mayor infección, por el momento, de todo el planeta: Lombardía (Italia).
El ex presidente brasileño Lula en una carta reciente dirigida al presidente cubano Díaz-Canel sintetizaba magistralmente el aporte cubano en esta crisis mundial: “es en los momentos de crisis que conocemos a los verdaderamente grandes”.

Luismi Uharte. Grupo Investigación Parte Hartuz. Universidad del País Vasco

domingo, 19 de abril de 2020

El interferón salva vidas

El interferón cubano está salvando vidas de pacientes del coronavirus en la isla cercada por Estados Unidos, que también alista vacunas contra el mal, como será explicado más adelante. Mientras, Donald Trump sume a su propio pueblo en una tragedia de proporciones bíblicas debido a su negligencia en el enfrentamiento a la COVID-19. Y, crimen de lesa humanidad, corta los fondos a la Organización Mundial de la Salud, bloquea y amenaza a países como Venezuela y se desentiende de cooperar en el esfuerzo internacional contra la pandemia como lo hacen Rusia, China y Cuba.
Al estratégico recurso del aislamiento social, la comunidad científica de la isla suma la máxima puesta en tensión de sus potentes instituciones para proporcionar la mejor protección al pueblo con una vacuna inespecífica durante esta fase y trabaja también para lograr una vacuna específica a mediano plazo. Fiel a su tradición solidaria, de inspiración martiana y fidelista, la isla, como lo viene haciendo desde el inicio de la epidemia, siempre pondrá a disposición de otros pueblos sus recursos humanos y hallazgos científicos.
El interferón es un producto que actúa directamente para que el sistema inmunológico responda y active los mecanismos de inhibición viral. En epidemias anteriores se había empleado, afirma el doctor Eduardo Martínez Díaz, presidente del gran conglomerado científico-empresarial BioCubaFarma (véanse mis dos artículos “El interferón cubano en China”, La Jornada, 5 y 12 de marzo de 2020). Normalmente -prosigue- el número de pacientes de covid-19 que pasa a estado grave o crítico es el 20 %. En Cuba el número que llega a ese estado es la mitad en comparación con los indicadores a nivel internacional. La letalidad de nuestro país está en 2,7 %, lo que indica que la forma en que los médicos cubanos tratan a los pacientes, así como nuestros protocolos, están teniendo una efectividad en el tratamiento de la enfermedad. Pensamos que el interferón (INF) es responsable de lo que estamos viendo en la práctica. Puntualiza que Cuba produce el INF necesario para uso local además del dedicado a los múltiples pedidos internacionales.
Por su parte el doctor Vicente Vérez Bencomo, director del Instituto Finlay de Vacunas afirma que todos soñamos con una vacuna específica que resuelva el problema de la covid-19 de un solo golpe, pero no es una solución para este año. Mientras tanto, afirma, hay una transitoria que no inmuniza contra el coronavirus pero proporciona la llamada inmunidad natural o innata, que todos tenemos aunque no con la misma competencia. El virus no nos mata, lo que mata es la reacción inmune excesiva que se provoca a partir de esto, afirma. Parte del cuestionamiento que estamos haciendo es quién es responsable del equilibrio presentado en el paciente asintomático, que logra controlar el virus. Por lo tanto, es importante entender de qué depende ese equilibrio.
En esa misma línea de pensamiento, el doctor Gerardo Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) explica los pasos que ya se dan para el desarrollo inmediato en Cuba de una vacuna capaz de activar la inmunidad innata. Aclara que no es solo un proyecto del CIGB y que ejemplifica la capacidad de cooperación e integración de los centros de investigación cubanos. Detalla que, en conjunto con el Ministerio de Salud Pública y sus agencias reguladoras, el 26 de marzo de aprobó el estudio clínico de la vacuna y el 27 ya se disponía de los primeros voluntarios para probarla. Se trata de una vacuna de aplicación nasal y sublingual que permite estimular la inmunidad a nivel local, donde se encuentra la entrada del virus al organismo. “Ya en las muestras de sangre y de raspado de amígdalas y sublingual hemos visto cómo se estimulan las moléculas de la superficie celular que marcan la activación del sistema inmune innato relacionado con los virus”.
El doctor Guillén Nieto aseguró que en estos momentos se trabaja en 16 líneas de investigación para magnificar el éxito y poder contribuir al control de la epidemia.
Según el doctor Martínez Díaz los pacientes asintomáticos son la causa fundamental de la expansión del virus. De ahí la importancia de hacer pesquisaje masivo para detectarlos, aislarlos y frenar la propagación. Es en ese caso cuando las llamadas pruebas rápidas pueden hacer una importante contribución pues actúan como indicador de zonas infectadas, cuya evaluación se consigue afinar con las más fiable PCR y la encuesta de carácter clínico en la comunidad.
Mientras terminaba de escribir estas líneas Prensa Latina reporta la llegada a Catar de una brigada de 200 médicos y personal sanitario cubano que reforzarán en el combate al coronavirus de los 500 galenos connacionales que se encuentran permanentemente en el emirato desde 2012. Ascienden a más de 16 los países a donde ha llegado en las últimas semanas la solidaridad cubana para enfrentar el covid 19 .

Ángel Guerra Cabrera
@aguerraguerra

Los trabajadores de la salud del mundo, en pie de lucha




Informe especial

Cómo se organizan contra el Covid-19 y el ajuste de los gobiernos

Los trabajadores de la salud han sido elogiados por diferentes gobiernos del mundo como aquellos que están en la primera línea de batalla contra el coronavirus. Y no cabe ninguna duda de que esto es así. El extraordinario mérito de ayudar a aliviar el dolor ajeno, en las circunstancias más extremas, ha sido correspondido por los pueblos del mundo con aplausazos y reconocimientos.
Pero hay una trampa en el endulzamiento oficial. Los cumplidos y las promesas de reforzamiento presupuestario no son más que una cortina de humo para esconder el desfinanciamiento sistemático de la salud pública, las tendencias a la privatización, la superexplotación obrera y la ausencia de medidas elementales de protección.
Esto empieza por el llamado “primer mundo”. Con un fuerte desarrollo de la medicina privada, y sistemas públicos destruidos por una década de ajustes presupuestarios, Estados Unidos y algunos países europeos (como el Reino Unido e Italia) encabezan el listado de países afectados por la falta de insumos y medidas de protección frente a la pandemia, lo que ha provocado la muerte evitable de decenas de trabajadores de la salud. En el resto del mundo, la escena se repite. En la lógica de considerar a la salud como una mercancía, los gobiernos capitalistas han expuesto a toda la población trabajadora.
Al igual que otros sectores obreros, el personal sanitario ha salido a la lucha en numerosos países por sus reivindicaciones. A continuación, presentamos un relevamiento de algunos de esos casos.

En las barbas de Trump

El miércoles pasado, tuvo lugar en Estados Unidos una nueva jornada de lucha de las enfermeras. Incluyó medidas en ocho hospitales de Filadelfia (Pennsylvania), en Chicago, Brooklyn y otros distritos. Estuvo organizada por una red de activistas y se inspira en jornadas previas de protestas en hospitales de Nueva York. Las enfermeras reclamaron el fin de las muertes evitables de trabajadores de salud (hay cerca de 30 fallecidos y más de 10 mil trabajadores infectados), mayor personal, insumos, equipos de protección, seguro médico para los norteamericanos que no lo poseen (más de 27 millones) y la nacionalización de todos los hospitales del país “para coordinar la distribución de recursos” (Labor Notes, 16/4).
Como antecedentes, el 11 de marzo pasado se había desarrollado una jornada nacional impulsada por el sindicato de enfermeras (NNU), que en una conferencia de prensa había denunciado que el sistema de salud no estaba preparado para afrontar la pandemia. El 9 de abril, hubo otra jornada a nivel nacional.
En contraste con la cordura de los trabajadores, el gobierno de Trump subestimó la gravedad de los hechos y resistió todo lo posible la aplicación de medidas de aislamiento social, en función de los intereses de las grandes empresas. A modo de ejemplo, sólo la organización de los trabajadores logró la aplicación de la cuarentena en las fábricas automotrices de Detroit.

El viejo continente

Del otro lado del Atlántico, en el Reino Unido, el gobierno de Boris Johnson protagonizó otro de los bochornos frente a la pandemia. Tras abordar la cuestión del coronavirus con displicencia, terminó él mismo infectado. Pero se trata de una anécdota en relación a la completa falta de preparación frente al virus, que denunció amargamente el director de la revista médica The Lancet. El planteo de no aplicar medidas de cuarentena, en nombre de crear una supuesta “inmunidad de grupo”, debió ser abandonado sobre la marcha porque amenazaba con agravar una situación ya de por sí calamitosa.
En el Reino Unido han muerto más de 60 trabajadores de la salud. Muchas de esas muertes obedecen a la desidia oficial. Los Equipos de Protección Personal (EPP) se entregaron tardíamente y son escasos. Los sitios de la izquierda de ese país denuncian que personal del sector ha debido cubrirse, en algunos casos, con bolsas de basura. Trabajadores de algunos hospitales denuncian que las máscaras de calidad (FFP3) que recomienda la Organización Mundial de la Salud no abundan, lo que los obliga a usar otras que no son herméticas. También ha trascendido un memo oficial que recomienda al personal reutilizar la ropa de trabajo, entre otras medidas de “ahorro”, ante la indisimulable falta de recursos.
En este escenario, en algunos nosocomios de Londres los trabajadores han conquistado la entrega de equipos de protección bajo la amenaza de medidas de fuerza. Esta semana, a su vez, hubo una jornada de protestas en reclamo de dichos equipos y de testeos masivos de la población. Pese al gran malestar con el gobierno, en especial con el secretario de salud, los sindicatos mantienen su parsimonia.
El mal abordaje frente a la pandemia es el corolario de décadas de desfinanciamiento y privatización del sistema de salud (NHS), por parte de gobiernos laboristas y conservadores. Hoy, ese sistema está en la mira de los empresarios norteamericanos, que apuestan a su copamiento capitalista.
En el sur europeo, donde las políticas de “austeridad” de la Unión Europea han hecho estragos, los trabajadores de la salud han desarrollado medidas de lucha en Italia y en Grecia. En el primer caso, participaron simbólicamente -con un minuto de silencio- del masivo paro del 25 de marzo convocado por la Unión Sindical de Base (USB), en reclamo de condiciones de seguridad e higiene y de la imposición de medidas de cuarentena. En el país del Pireo, una jornada nacional de lucha con participación de 28 hospitales (de Atenas, Tesalónica, Alejandrópolis, y otras ciudades) reclamó mayor presupuesto, más personal, y el testeo masivo de la población. La dramática falta de insumos en el país tiene una explicación: los gobiernos del partido socialista (Pasok), Syriza y la derechista Nueva Democracia se sometieron por igual a las políticas de ajuste de la Troika (FMI, Banco Central Europeo, Comisión Europea).
La península italiana presenta uno de los mayores niveles de trabajadores infectados. Constituían el 10% de los casos hasta hace unas semanas (un registro similar al de España). El suicidio de Daniela Trezzi, una enfermera de terapia intensiva que se había infectado y temía haber propagado la enfermedad, conmovió al país, e ilustró el nivel de precariedad y estrés bajo el que trabaja el personal.

América Latina

América Latina ha conocido protestas y paros en Perú, Colombia, Honduras, México y Brasil. Los trabajadores de la salud peruanos han salido a las calles en reclamo de mayor presupuesto para salud y en demanda de camillas, respiradores y elementos de seguridad, con las enfermeras en la primera línea. En tanto, unos 300 enfermeros y enfermeras del Hospital Loayza, de Lima, protestaron porque se encuentran tercerizados y no tienen acceso a un seguro de vida o de salud.
En nuestro país, que ostenta la mayor tasa de trabajadores de la salud contagiados (14% del total), comienza a desarrollarse un proceso de asambleas y medidas de lucha como el corte en el Hospital Belgrano, en el conurbano bonaerense.
El “sirenazo” que protagonizaron los profesionales de la salud en Colombia mostró otra cara bochornosa de los estados. En medio de la pandemia, los trabajadores debieron salir a protestar porque no les habían pagado los sueldos. Una situación análoga se repitió en la lejana Nigeria, en el continente africano, donde los trabajadores del estado de Nasarawa protestaron bajo la misma demanda.
México también ha sido territorio de protestas. El corresponsal de la agencia France 24 (15/4) refiere que “se ven a diario protestas del personal clínico por la falta del equipo necesario para atender a los pacientes infectados” en varias zonas del país. En uno de los casos, el del Hospital 1 de Octubre, fue con cortes de calle, en el norte del Distrito Federal.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue otro de los ejemplos de subestimación de la pandemia, llamando a la población a seguir su vida con normalidad hasta bien entrado marzo. Algo que combinó con apelaciones a tréboles de la suerte y símbolos religiosos como respuestas a la enfermedad.
En el caso de Brasil, los trabajadores del hospital municipal de primeros auxilios de Belém, en el estado de Pará, realizaron una protesta con corte de calle en reclamo de equipos de protección y otras medidas de seguridad, así como de mayor personal para enfrentar la pandemia. El presidente de ese país, Jair Bolsonaro, es un cruzado contra las medidas de cuarentena. Los gobernadores, en tanto, han impulsado medidas de aislamiento social, pero de características completamente limitadas.
Honduras vivió un paro parcial (se atendieron urgencias y áreas críticas) la última semana en demanda de insumos y equipos de protección, convocado por los sindicatos médicos.
Pero se trata de una excepción. La tónica que vemos en América Latina es que las conducciones sindicales burocráticas, totalmente adaptadas al Estado y a las corporaciones de la salud privada, cuando no parte de ellas, boicotean la organización de los trabajadores frente a la pandemia.

Africa y Asia

Africa y Asia también han vivido sus propios procesos organizativos en el curso del Covid-19.
En Sudáfrica, la protesta de las enfermeras por condiciones de seguridad fue respondida por el gobierno con una represión con balas de goma. En la vecina Zimbawe, los trabajadores fueron al paro a fines de marzo en reclamo de insumos y ropa de protección, que el gobierno respondió con despidos. En Malawi, país ubicado un poco más al norte, decenas de trabajadores llevaron a cabo una sentada en la ciudad de Blantyre, ante la escasez de equipos de protección. Según la agencia qatarí Al Jazeera (14/4), se produjo contra la voluntad del sindicato, que había llamado a regresar al trabajo tras una medida de fuerza realizada en los días previos.
En Pakistán, en el continente asiático, los trabajadores de la salud salieron a las calles en la ciudad de Quetta, capital del estado de Baluchistán, el 6 de abril. Exigían equipos de protección personal, pero la policía los reprimió y detuvo a 150 de ellos. Ante esta situación, la Asociación de Médicos Jóvenes de la provincia entró en huelga en todos los pabellones no críticos. Como resultado, consiguieron los equipos y la extensión del contrato de varios centenares de trabajadores. Un ejemplo de lucha en un país donde los militares conservan un enorme poder político.
La lucha que liberan los trabajadores contra la desidia gubernamental y patronal, que busca abrirse paso frente a la política desmovilizadora de las conducciones sindicales burocráticas, refuerza la necesidad de un programa frente a la crisis, que parta de la centralización de todo el sistema de salud y el no pago de la deuda externa, volcando esos recursos a enfrentar la pandemia y a una reorganización social. Al mismo tiempo, deben atenderse los imperiosos reclamos del personal sanitario. Equipos de protección, mayor personal, insumos, etc.
Esos reclamos, como hemos visto, están planteados en el mundo entero.

Gustavo Montenegro

sábado, 18 de abril de 2020

Cuba frente a la COVID-19




Los Ministros de Salud Pública, Educación y Educación Superior comparecerán este viernes en la Mesa Redonda para brindar información actualizada sobre el cuadro epidemiológico del país con la COVID-19 y la implementación de las decisiones tomadas en la educación general y las universidades cubanas.

viernes, 17 de abril de 2020

Trump y su cataclismo económico-sanitario




La obstinación y poca visión del presidente estadounidense Donald Trump por tratar de salvar a la economía por encima de las vidas de los ciudadanos, ha provocado un cataclismo en el país como no había sucedido antes en su historia moderna.
El 21 de enero se diagnosticó la presencia del Covid-19 en Estados Unidos y sus primeras declaraciones fueron que la economía no se debía detener por una pequeña gripe o una influenza pasajera.
Dos meses y medio después, Trump se vio obligado a decretar en los 50 Estados de la nación la situación de desastre, tras aparecer el virus en el estado de Wyoming. También pasaron a esa fase las Islas Vírgenes estadounidenses, Islas Marianas del Norte, el Distrito de Columbia, Guam y Puerto Rico.
Al ofrecer la información, el subsecretario de prensa de la Casa Blanca, Judd Deere, dijo que resultaba la primera vez en la historia de Estados Unidos que sus 50 Estados se encuentran bajo proclamación de desastre federal de manera simultánea.
Alrededor de 650 000 contagiados y más de 28 000 muertos han sido las alarmantes cifras hasta el 16 de abril, las que seguirán en aumento porque como expresa la mayoría de las autoridades sanitarias y especialistas, al gigante norteamericano le será difícil controlar la transmisión por las enormes deficiencias y dificultades que ha presentado el sistema de salud.
El magnate ha enfatizado en casi todas sus comparecencias diarias en la Casa Blanca ante los medios de comunicación que le son afines (los que no lo apoyan no son invitados), que “muy, muy pronto” con fecha primero de mayo, abriría las puertas a la economía nacional, lo que ha sido refutado por numerosos científicos como Anthony Fauci quien aseguró que sería un gravísimo problema tratar de abrir puestos de trabajo pues la contaminación podría ser imparable.
Un artículo del doctor Eric Topol, publicado en Medscape, principal sitio de referencia en línea para médicos y profesionales de la salud en todo el mundo, expresa que Estados Unidos traicionó al personal sanitario en el desastre del coronavirus.
Topol hace referencia que en primer lugar, tras detectarse el virus el 21 de enero, la Casa Blanca rehusó utilizar la prueba de la OMS, y optó por desarrollar una propia a través del Centers for Disease Control and Prevention que resultó fallida lo que representó uno de los múltiples tropiezos del gobierno. A la par, quedaron en las calles muchos contaminados asintomáticos al no realizárseles el estudio.
Segundo, se encontró un país con pocos recursos de protección personal para médicos y pacientes que debieron reutilizar días y días las mismas mascarillas y los enfermos compartir un respirador en las salas de cuidados intensivos lo que motivó la infección y propagación.
Como tercer punto, el doctor Topol señaló que el personal sanitario al estar expuesto a los pacientes más graves sin buen resguardo, médicos y profesionales clínicos están sucumbiendo ante el virus lo que es más que una tragedia por los fiascos de omisión de pruebas y falta de equipos de protección.
Concluye Topol: Tal vez lo que recordaremos más en la comunidad médica es cómo nuestro país nos dio la espalda en el momento en que más se necesitaban nuestros esfuerzos.
Ahora podríamos preguntarnos, ¿podrá Trump con esta serie de errores estratégicos detener la caída temporal de la economía? El premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz daba datos interesantes un mes antes de aparecer el covid-19 donde analizaba que la economía en tiempos de Trump era deficiente.
El crecimiento, indicó, en el último trimestre de 2019 fue de 2,1 %, mucho menos que el 4 %, 5 % o el 6 % que prometió el presidente, y menos que el 2,4 % promedio del segundo mandato de Barack Obama.
Y puntualizó Stiglitz: “es un desempeño notoriamente malo si se tiene en cuenta el estímulo suministrado por el billón de dólares de déficit y los bajísimos tipos de interés. No es casualidad, ni cuestión de mala suerte, porque las características distintivas de Trump son la incertidumbre, la volatilidad y la ambigüedad, mientras que para el crecimiento se necesitan confianza, estabilidad, certeza y también igualdad. Así que además de fallar en asignaturas esenciales como defender la democracia y proteger el planeta, también se merece un “desaprobado” en economía”.
En las últimas semanas, 16 millones de personas perdieron sus empleos lo que representa una cifra sin precedentes, que cobra fuerza con el cierre constante de restaurantes, cines, estadios deportivos, aeropuertos y oficinas lo que augura que el declive económico inicial será más agudo y doloroso que durante el ocurrido en 2008.
El banco de inversiones Goldman Sachs y la Universidad de Harvard aseguran que una recesión económica mundial durante el primer y parte del segundo semestre es inminente y que la estadounidense se contraerá entre 35 y 25 %.
A esta desfavorable situación se une que la desigualdad se incrementará en Estados Unidos pues los sectores adinerados podrán resistir los embates financieros pero la mayoría de la población que ha perdido sus empleos también tendrá mayores deudas por lo cual la pobreza se extenderá por todos sus Estados.
Cierto que la economía del país es fuerte y podrá a mediano plazo equilibrarse pero las malas gestiones del presidente ante la pandemia quedarán grabada en forma nefasta en la mayoría de la población estadounidense. ¿Lo tendrán presente el próximo noviembre? Esperemos.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.