miércoles, 31 de mayo de 2017

Crisis política en Brasil y la Cumbre del G-7 a debate.




LA crisis política en Brasil marcada por los escándalos de corrupción y los resultados de la recién concluida cumbre del G-7, son los temas principales de esta Mesa Redonda Comenzando la Semana, que también cuenta con la habitual sección La Esquina.

A seis meses de la partida física de Fidel

Mensaje escrito en el libro de visitantes del Cementerio de Santa Ifigenia, el pasado 25 de marzo, por el Dr. Fidel Castro Smirnov, profesor titular de la UCI, nieto del líder histórico de la Revolución Cubana

Querido abuelo:

Ante todo quiero expresarte que esto no es una despedida. Junto a millones de cubanos, de revolucionarios dentro y fuera de Cuba, junto a tu familia, como nieto agradecido, nunca querré dejar ir al Comandante en Jefe, ni al padre de la Revolución, ni al más universal de todos los cubanos del siglo XX y XXI, ni al guerrillero, ni al entrañable amigo, ni al educador, ni al científico. ni al creador, ni al compañero, ni al invicto y eterno Fidel, ni a mi abuelo.Serás siempre mi guía, quien a diario me inspira y me motiva.
Escribiendo en este libro breves ideas, cumplo hoy un compromiso con el excelente colectivo de trabajo de Santa Ifigenia, con los compañeros de las FAR y el batallón de ceremonias. Todos ellos, quienes considero como mi familia, cumplen a diario con el esmerado deber de cuidarte y rendirte merecido homenaje. Mucho me reporta saber que continúas muy bien cuidado y rodeado de amor.
En cada visita, como bien sabes, no solo traigo la flor y el sentido homenaje de todos los que quisieron y no me pudieron acompañar; me sumo también a los miles que a diario vienen a presentarte un profundo respeto, infinita admiración y especial cariño. En cada visita a este lugar sagrado, me lleno de fuerza para enfrentar cada nuevo desafío, y uno de los principales (que cada vez me resulta más difícil): paliar el dolor indescriptible que me causa no poder estrechar tu mano, de no poder besarte, abrazarte, buscar y encontrar tu mirada, acompañarte, compartir peligros y desvelos, velar tus sueños, ayudarte en lo posible e imposible, preguntarte, cuidarte, bromear y sonreír juntos, de brindar contigo, de atenuar la ansiedad de verte en cada encuentro; de leer una nueva reflexión encendida, una oportuna llamada de atención, un nuevo y merecido jaque al adversario; de aprender de ti, de saber de ti; de escuchar tu susurro conspirativo, tus discursos apasionados, tus recuerdos e ilusiones, tus tiernos halagos ante cada modesto logro personal que con devoción te dedicaba, te dedico y te dedicaré.
Estas líneas constituyen un nuevo intento de abrazo y caricia escrita, un nuevo intento de expresar sentimientos inefables que brotan en mi desde que aprendí siendo muy niño a quererte, un franco desafío a la irreversibilidad de los procesos al acompañarte en tu reciente travesía, un nuevo intento consciente de disfrutar tu presencia, de llamarte, buscarte y encontrarte.
Hasta la próxima, hasta siempre,
Te abraza, te extraña, te besa, te acompaña, te cuida, te quiere, quien no se suelta de tu mano, tu nieto y amigo

Fidel Antonio Castro Smirnov
Santiago de Cuba 25 de marzo de 2017

lunes, 29 de mayo de 2017

CIA, Kennedy y Fidel




En #LAPupilaTv De la mano de Fabián Escalante, ex jefe de la Seguridad del Estado cubana, La pupila asombrada analiza la trama que involucró a la CIA, Kennedy y Fidel y terminó con la vida de la periodista norteamericana Lisa Howard.

Los símbolos

Contribución a un debate necesario

Un símbolo es la expresión materializada de uno o muchos valores. Cuando se trata de los pueblos, es la representación del imaginario colectivo de aquellos atributos éticos, políticos y morales a los que se aspira y por los que se lucha. La elevada significación ideológica de los símbolos se expresa en que representan uno de los pocos objetos por los que las personas están dispuestas a ofrendar su vida.
Por eso los símbolos son bien precisos y definidos. Una bandera, que es el caso que nos ocupa, tiene una estructura, proporciones, colores y emblemas situados en lugares específicos, que no pueden ser alterados. Los cambios introducidos después de la Segunda Guerra Mundial por los partidos comunistas en las banderas y otros símbolos nacionales de los antiguos países socialistas de Europa Oriental nunca fueron asimilados por la consciencia popular y se convirtieron en elementos de movilización en el combate de las fuerzas regresivas por el restablecimiento del anterior orden social. En Cuba, el patriotismo de la masa fundamental del Partido y sobre todo la clarividencia de Fidel impidieron que se cometieran errores semejantes. Recuerdo alguna que otra idea peregrina manejada al respecto por determinados compañeros a raíz de los cambios que introdujo en nuestro país el proceso de institucionalización, que concluyó con la aprobación de la primera Constitución en 1977. Esto significa que ni si quiera dentro de nuestras filas han estado ausentes las personas que subestiman la verdadera significación de los símbolos.
Cualquier pedazo de tela, un pantalón, una camisa, un zapato, no son símbolos, ni banderas, aunque reflejen los colores y otros atributos, porque en ningún caso cumplen, ni pueden cumplir el resto de los requisitos, necesarios para ello.
La relación de estos objetos de consumo con los símbolos en la mayoría de los casos es más bien como la que tienen el eco con la voz o las sombras con los objetos. Se trata de una alegoría derivada de la existencia del símbolo Otra cosa es cuando éste se estampa directamente sobre una prenda, como en el caso de algunos uniformes, donde quien los porta actúa y habla en nombre del Estado.
El uso de prendas alegóricas a símbolos es una moda, no solo en Cuba, sino en todo el mundo. Las modas son obras del mercado y éste por naturaleza es capitalista. A su vez los comunistas somos, también por naturaleza, anticapitalistas. Producto de ello, en situaciones como las de nuestro país, surge una relación amor-odio muy compleja y contradictoria que obliga a amplios debates y profundas reflexiones que nos permitan adoptar una estrategia inteligente de lucha ideológica, donde además se potencialicen las posibilidades revolucionantes de nuestros símbolos y se les permita seguir influyendo con su mensaje no solo dentro, sino también fuera del país.
Es cierto que en Cuba las prendas con alegorías a nuestros símbolos se usan mucho menos que las que lo tienen con símbolos extranjeros. Nuestra juventud, como regla no compra esas prendas en Cuba, sino que las recibe como regalo de mercados, donde cuestan una bagatela, mientras que aquí, un pullover con una alegoría a nuestros símbolos vale el equivalente al salario de un mes. Eso crea la imagen posiblemente errónea de que nuestra juventud tiene preferencia por las prendas extranjeras. Pero yo recuerdo cómo los jóvenes de mi familia me disputaban un cinto alegórico a la bandera cubana, que compré en un mercado chino en el exterior.
En nuestras reflexiones sobre el papel de los símbolos no podemos pasar por alto que, en contraste con lo que pasa en nuestro país, fuera de Cuba, las alegorías a nuestros símbolos y los símbolos mismos sí se mantienen de moda y con un mensaje revolucionario. Basta ver las manifestaciones de protesta en cualquier lugar del mundo para constatarlo. En Serbia, donde estuve trabajando hasta el 2005, había tantos lugares privados con alegorías cubanas o incluso con símbolos, como en la Habana. La diferencia es que los de aquí estaban en instituciones oficiales y los de allá no. ¿Y en Barcelona, en cuantos lugares no hay banderas cubanas? Incluso a su bandera independentista le dicen la cubanita.
Nuestros símbolos representan valores totalmente contrapuestos a aquellos que las élites estadounidenses han impuesto a los suyos, pero en materia de estética, nuestros colores y sus atributos no son tan diferentes: azul, blanco, rojo y la estrella. El problema está en que, como ya expresé, las modas las impone un mercado donde ellos mandan y nosotros no siempre hemos tenido la necesaria habilidad para actuar.
Los símbolos hay que protegerlos, pero no basta con eso. Hay que divulgar más el significado de cada uno de los elementos que lo componen, educar más sobre todo a los jóvenes y niños en el respeto y el amor a cada uno de sus atributos, porque éstos son los que se utilizan en las alegorías y cualquier referencia a un símbolo nuestro debe estar llena de amor y respeto. Tal vez las leyes deban ser renovadas en algo, pero en lo fundamental pienso que son correctas. Lo que hay que combatir es su irrespeto por las instituciones oficiales: las banderas izadas las 24 horas a agua sol y sereno, los escudos sucios, sin limpiar, ni pulir durante meses o años, las estatuas de los próceres sin fregar, los lugares históricos ultrajados y sin reparar. Estas no pueden ser cuestiones administrativas. ¿Qué estructura del aparato ideológico tiene que velar por esto?
Los símbolos son los portadores del legado histórico. Ellos nos traen el mensaje de los padres fundadores, enriquecido con el aporte de todos los que han ofrendado sus vidas por la Patria. La educación de los cubanos en el amor y el respeto hacia ellos es la mayor contribución que puede hacer el Partido a la consolidación y fortalecimiento de la nación cubana.

Juan Sánchez Monroe, Doctor en Ciencias Históricas, Profesor Titular.

sábado, 27 de mayo de 2017

Por una Cuba negra




Palabras leídas durante la presentación de mi libro Por una Cuba Negra. Literatura, raza y modernidad en el XIX, en la Universidad de Claremont, California y en el Centro Malcon X de University of Massachusetts at Amherst

Buenas Tardes:

Quiero dar las gracias a Claremont Graduate University y en especial a David Luis-Brown por su invitación y el entusiasmo con que desde el primer momento acogieron mi visita.
Como intelectual afrocubano y activista contra la discriminación racial y la homofobia en Cuba, me siento muy honrado con esta invitación.
Les confieso que este encuentro tiene para mí significaciones muy especiales. Primero, porque al acogerme no sólo reciben a un escritor cubano -autor de varios libros sobre aquellos capítulos de la historia intelectual y cultural cubana silenciados o censurados por la historia oficial-, sino porque también simbólicamente, al recibirme, reciben a una parte del Movimiento Afrocubano y de los activistas que dentro de la naciente sociedad civil cubana luchamos contra todo tipo de discriminación. En segundo lugar, este encuentro me ofrece la posibilidad de conversar, discutir e intercambiar con ustedes algunas ideas que he venido exponiendo en varios artículos y fórum sobre la realidad de los negros y negras en Cuba, sobre sus luchas a través de siglos para que sean reconocidas sus decisivas contribuciones a la formación de la nación y la nacionalidad cubana. Hablo de hombres y mujeres que, como todos sabemos, fueron arrancados violentamente de África y traídos a este lado del continente en condiciones verdaderamente inhumanas para trabajar como esclavos, que protagonizaron innumerables rebeliones para conseguir su libertad y finalmente se fueron a la manigua, junto con el criollo blanco, a combatir contra el colonialismo español por la independencia de mi país. Una historia de cimarronaje y resistencia, silenciada y tergiversada por la historia oficial -escrita por letrados blancos- y en una nación que desde sus orígenes padeció del miedo al negro.
En tercer lugar, porque es la primera vez que voy a presentar en público, mi libro: Por una Cuba Negra. Literatura, raza y modernidad en el XIX y lo hago fuera del país donde se escribió y de las circunstancias históricas, culturales, sociales y políticas que motivaron su escritura. Por razones, que más tarde entenderán este libro acaba de ser publicado en España por la Editorial Hypermedia.
Todavía hoy en Cuba, hablar de discriminación racial y asumir con plena conciencia tu identidad como negro o negra sigue considerándose como una especie de disidencia política. Un acto que pone en peligro la unidad política de la nación y de la Revolución Cubana.
Desde su llegada al poder en enero de 1959, la Revolución dictó leyes que establecían la igualdad de derechos entre blancos y negros. Enarboló el paradigma de una nación mestiza y de un sujeto nacional homogéneo. La voluntad política de construir “el hombre nuevo del socialismo” trajo consigo que se reprimiera cualquier intento por parte de negros y mulatos de reivindicar su identidad racial o de manifestar su orgullo negro. El nuevo sujeto revolucionario, legitimado por el canon literario, cultural y estético de la Revolución terminó siendo un sujeto viril, blanco, ateo y marxista.
No sólo el arte, la literatura, sino también la crítica, el discurso académico e historiográfico estimularon y legitimaron a la construcción de este sujeto. Al tiempo, que desde una politización extrema del arte y la literatura se ponían en práctica los paradigmas teóricos y estético del realismo socialista, y el marxismo más dogmático. Así se tildaron de enemigas de la Revolución muchas autores y obras que no se ajustaban a esos cánones estrechos como pasó, en la década del sesenta, con los jóvenes escritores en su mayoría afrocubanos nucleados en torno a las Ediciones El Puente, o con el movimiento que conocido como el Black Power Cubano. Integrado por intelectuales, poetas, cineastas y dramaturgos quienes a partir de sus conversaciones con los líderes del Black Power y de los Panteras Negras -exiliados o de visita en Cuba- comenzaron expresar en sus vestimentas y obras su “orgullo negro”.
Esto explica por qué en casi totalidad de las obras producidas por la literatura cubana entre la década del sesenta y hasta el ochenta del pasado siglo no existen personajes negros o negras. Siempre sus autores describen la piel, los ojos, el pelo de personajes blancos.
La década del noventa se inicia con la caída el campo socialista. Cuba perdía no sólo sus principales aliados políticos y económicos en el mundo. Comienza así, la crisis económica más fuerte que ha vivido mi país conocida como Período Especial, y de la cual todavía hoy no se ha recuperado.
La necesidad de buscar nueva salidas económicas y políticas a ésta crisis llevó al Estado cubano a realizar ciertas aperturas como: el reconocimiento del derecho que tienen sus ciudadanos a practicar la religión que deseen, la despenalización del dólar. Cuba se abrió al mercado internacional fundamentalmente, el turístico. Por otra parte, se incrementaron las visitas de los cubanoamericanos al país y remesas que ellos enviaban a sus familiares en Cuba. Se les dio permiso a los cubanos para que pudieran viajar al extranjero y regresar nuevamente a su país natal. Fue el comienzo de lo que con el tiempo ha devenido en la formación de una clase social económicamente privilegiada conocidas “como los nuevos ricos”.
Toda esta situación provocó que resurgieran en el imaginario popular, social y político prácticas discriminatorias y racistas contra la población afrocubana. La presencia de actores y actrices negras en la televisión cubana es escasa. Cuando aparecen solamente lo hacen para representar personajes negativos, que reproducen estereotipos denigrantes como: el negro como buen músico y deportista, pero no está apto para la producción de un saber. Se nos representa como delincuentes, carente de buenos modales para conducirnos en público, mal vestido, viviendo en solares y otros sitios marginales, con un ardor sexual superior al de los blancos, sexualmente bien dotado sexualmente, como jineteros (así se le denomina en Cuba a los que se dedican a la prostitución para el turismo extranjero, tanto masculina como femenina).
En los poster destinados a la promoción de muchos productos turísticos cubanos, la mulata aparece como un objeto sexual y la cultura del negro como un elemento exótico, salvaje a los ojos del europeo. A ello hay que sumarles la escasa presencia de negros y negras como trabajadores en el sector turístico donde una camarera o maletero está salarialmente mejor remunerado que un médico, un ingeniero u otro profesional. Muchos empresarios extranjeros y de otras corporaciones mixtas que trabajan en mi país a la hora de contratar trabajadores privilegiaban casi siempre al hombre y la mujer blanca.
En los libros dedicados a la enseñanza de la historia de Cuba apenas se hablar el rol protagónico que desempeñaron nuestros antepasados en los procesos formativos de nuestra nacionalidad. En este sentido, la enseñanza de la historia de mi país reproduce estos paradigmas colonialistas.
También, por cuestiones históricas, somos los negros los que menos remesas recibimos del extranjero, el grupo social con peores vivienda. Somos mayoría en las prisiones y minoría en las universidades de un país donde la educación es gratuita. Todo esto cristaliza en la expresión que con frecuencia emplean muchas personas cuando nos dicen: “Ustedes no se pueden quejar de la Revolución, porque la Revolución los ha hecho persona”.
Desde comienzo del siglo XXI es evidente la existencia en Cuba de un Movimiento Afrocubano que lucha contra el racismo antinegro e integrado por más de 25 grupos, además de artistas provenientes de la cultura hip hop, el teatro, así como escritores, académicos, religiosos, líderes y lideresas que trabajan en las comunidades y barrios de población negra con altos niveles de pobreza, sin embargo, el activismo contra la discriminación racial en Cuba, es sinónimo de disidencia política. El debate la problemática racial está reducido a los espacios de internet, donde la mayoría de la población cubana no tiene acceso, o al ámbito académico que es un espacio totalmente condicionado por el campo político que establece una frontera entre lo permisible y no permisible, entre cuáles enfoques y temas que son políticamente correcto abordar y cuáles no.
De ahí, la reticencia del campo académico cubano a los nuevos enfoques provenientes del campo de los estudios culturales latinoamericanos, a los paradigmas teóricos de los estudios decoloniales y subalternos o a conceptos que estratégicamente empleamos los activistas como: afrodescendientes, afrocubano, empoderamiento, acciones afirmativas, etc. bajo el pretexto que son conceptos copiados de la academia norteamericana y de que no responden a la realidad cubana. Es decir, en Cuba existe un divorcio entre academia y activismo.
No hay que sorprenderse entonces, ante el hecho que durante todos estos años, el activismo antirracista cubano haya producido un saber otro, diferente al de la academia, que opera como un contradiscurso de la misma. Un saber que nace de una realidad concreta: el contacto directo del activista con estos sujetos y su dura realidad. Por esto, considero que la deconstrucción del racismo antinegro cubano exige de espacios en la academia, en la docencia, además del debate público y de un proyecto y programa gubernamental.
Hago este recuento para que conozcan el contexto en que se genera la escritura de mi libro, las preocupaciones e interrogantes que de una u otra forma lo recorren. Por una Cuba Negra. Literatura raza y modernidad en el siglo XIX, nació de estas circunstancias, pero sobre todo de mi desconfianza hacia los textos, documentos y toda la genealogía de patricios ilustres sacralizados por la historiografía oficial cubana y tenidos como padres fundadores de la nación y de la identidad nacional cubana.
Escribir Por una Cuba negra… constituyó una aventura que duró aproximadamente siete años. Fueron años de intensas lecturas y largas discusiones con colegas, de búsquedas de materiales no siempre disponibles en las bibliotecas y archivos cubanos. Pero de un verdadero aprendizaje.
Recuerdo que algunos colegas, desconfiados, me preguntaban: ¿por qué re-visitar el siglo XIX cubano?, ¿por qué te afanas en desempolvar documentos, episodios y prácticas intelectuales sobre los que ya se ha dicho todo?
Los motivos eran varios. El primero tiene que ver con la vocación de estos documentos para el diálogo con el presente. En este punto, concuerdo con Hugo Achugar cuando estima que volver sobre aquellos textos que en el siglo XIX expresaron la búsqueda de la identidad nacional americana; no es hurgar en el basural de la historia, sino que se asemeja a la labor del augur que, a la luz del presente, intenta esclarecer los signos de un proyecto aún no consolidado. La segunda razón responde a un sentimiento de incredulidad frente a los archivos de historiografía oficial:las grietas, tachaduras, silencios que revelan el texto y el sujeto colonial cuando son confrontados por los paradigmas interpretativos que proponen los estudios culturales, subalternos y decoloniales en sus deconstruciones de los ejes tradición-modernidad, lo culto-lo popular; hegemonía-subalternidad, escritura-oralidad, etc. El último motivo, es más bien personal, tiene que ver con mi fascinación como investigador hacia ese objeto de estudio que Bourdieu llama: “una simple cantidad despreciable”, refiriéndose no sólo al sujeto subalterno, sino también a aquellos imaginarios, escrituras y prácticas simbólicas que el canon y las normas vigentes dentro del campo literario cubano asumen como un excedente o desecho.
Como toda colonia, el criollo blanco cubano padeció de un complejo de inferioridad que lo hacía mirar a Europa como lo más avanzado, a querer entrar en su Historia mientras la esclavitud, el negro significaban lo bárbaro, lo iletrado, el recuerdo maldito que había que suprimir por el bien de la futura nación. La nacionalidad cubana se forjó de espaldas a ellos, no fue una nación racialmemente inclusiva.
Lo que explica el espacio marginal y deshistoriado que tiene la identidad negra y mulata dentro de esos relatos maestros que dan cuenta de los procesos formativos de nuestras literaturas nacionales y regionales. Por otra parte, poco o nada se ha dicho sobre cómo los esclavos, los mulatos y negros libres expresaron estas nociones primarias de patria las cuales, por razones obvias, eran diferentes a la del blanco, pero estaban dotadas de un sentido de pertenencia al territorio donde habían nacido y vivían. Y se manifestaban a través de la defensa del suelo patrio frente a las agresiones extranjeras, la voluntad por adquirir un lugar social y económico respetable a partir de sus talentos en los oficios, la búsqueda de un status de ciudadanía evidente en el gran cúmulo de reclamaciones legales presentando ante las autoridades, y la decisión por llevar un modelo de vida comunitaria relativamente independiente de las ordenanzas y prescripciones de la sociedad blanca.
En los barrios marginales donde socialmente habían sido confinados, no sólo podían compartir aspiraciones de realización social y derroteros comunes, sino también tomar conciencia de la exclusión social y étnica que enfrentaban.[1]
La literatura producida por los negros y mulatos criollos (esclavos o libres) durante el siglo XIX cubano ilustra este fenómeno. Por esta razón, considero que los ejercicios de olvido y tachadura que ha hecho el canon fundacional hispanoamericano de estas voces es lamentable, pues resulta difícil aislar el nacimiento de la literatura en América Latina de los múltiples eventos políticos, sociales y económicos que rodean la consolidación de estos proyectos nacionales, entre los cuales ocupa un lugar significativo los tópicos de la raza y del racismo.
Los autores que examino en algunos capítulos de este libro, por su identidad racial, son sujetos literarios subalternos. Lo que explica el espacio problemático que, todavía hoy, en los albores del nuevo milenio, siguen teniendo dentro del pensamiento crítico-literario y el discurso historiográfico cubano.
De sus escrituras me interesan esos momentos donde la herida colonial se torna más visible, y donde las narrativas de la ilustración, con sus imaginarios sobre el progreso, se vuelven disfuncionales, pierden su capacidad explicativa universal.
Estos autores constituyen para los significados aceptados por el pensamiento historiográfico occidental, un lugar epistemológico ininteligible: la negación, el enigma. Sus subjetividades se muestran ubicuas, elusivas y completamente irrecuperables frente a las políticas interpretativas occidentales, porque carecen de los privilegios necesarios para acceder a esas instancias de poder donde la historia se construye y legitima como verdad. Por estas razones, las perspectivas de análisis que asumo en este libro marchan a contrapelo, a la manera de una lectura en reversa del aparato cultural ilustrado. Mis análisis de estas obras y autores enfatizan lo perturbador y lo inviolable; los momentos donde en que sus escrituras se levantan como objetos sediciosos, irreductibles frente al saber letrado y el discurso académico.
No perdamos de vista que estos sujetos literarios incorporan costumbres, memorias, comportamientos lingüísticos derivados de otra racionalidad, y de los sistemas de comunicación predominantemente orales; sobre tales instancias descansan sus peculiares modos de comprenderse a sí mismos, de explicar a los otros y al mundo que los rodea.
Hasta aquí, mi exposición. He tratado de ser breve para poder responder a las preguntas de ustedes y cederle el camino al diálogo.
En fin los invito a leer mi libro y les doy nuevamente las gracias por esta invitación.

Alberto Abreu
Afromodernidades

Asume Noruega tareas de Estados Unidos para la subversión

Increíble pero cierto, Noruega país escandinavo bien distante del Caribe, aceptó desde hace algún tiempo ejecutar acciones subversivas contra Cuba por solicitud de Estados Unidos.
En ese sentido, sus diplomáticos y funcionarios ejecutan tareas en favor de la política hostil fabricada por Estados Unidos desde el propio año 1959 contra la Revolución cubana. Una prueba de eso son las frecuentes invitaciones cursadas a elementos contrarrevolucionarios a conferencias en diferentes conferencias que planifican especialmente con ese fin.
El pasado mes de marzo, sesionó nuevamente el Foro de Oslo, al cual invitaron a la “refugiada política” Rosa María Payá Acevedo, quien, a pesar de disfrutar de ese estatus migratorio en Estados Unidos, tiene residencia oficial en La Habana y la visita frecuentemente sin la menor represalia o persecución política.
Otro de los beneficiados con la ayuda financiera y política noruega para incrementar matrices de opinión contra Cuba, es el “artista grafitero” Danilo Maldonado, construido a la carrera por la propaganda yanqui, pues no tiene obra de valor artístico que mostrar.
Ambos asalariados y empleados de la mafia terrorista anticubana de Miami, volvieron con el mismo canturreo de la inventada falta de libertades en la Isla, algo que se contradice con la reciente provocación efectuada por Rosa María en su vivienda de La Habana, en la cual reunió a varios contrarrevolucionarios y diplomáticos estadounidenses y europeos para hablar mal del gobierno cubano, sin que fuera reprimida por la policía cubana.
La cubana Yoani Sánchez y el polaco Lech Walesa, han participado en esos eventos.
El hecho más reciente llevado a cabo es la invitación al Foro de Oslo, del también asalariado Guillermo Fariñas, personaje desprestigiado que ha dejado mal parados a europarlamentarios quienes le brindaron apoyo en sus falsas huelgas de hambre, extremadamente manipuladas por la prensa al servicio de las acciones subversivas contra Cuba.
Fariñas apodado El Coco, por su carencia de cabellos y vellos en su cuerpo, fue convocado para cacarear en el Foro de Libertad Oslo 2017, el pasado 24 de mayo, con el propósito de hablar sobre la “La vida de un contrarrevolucionario”, siendo presentado por la abogada norteamericana al servicio del Departamento de Estado, Kimberley Motley, la misma que violando las leyes cubanas e incluso la prohibición de viajar a Cuba como turista, arribó a La Habana en diciembre 2016 con ese tipo de visa, para participar en una provocación mediática junto a Danilo Maldonado.
Por esa acción fue reembarcada hacia los Estados Unidos, sin ser sometida a un juicio por la comisión de delitos, algo que premeditaron los oficiales que le ordenaron viajar a Cuba, sin que las autoridades de la Isla se dejaran arrastrar con sus provocaciones, dada la experiencia acumulada a lo largo de 58 años de enfrentar ese tipo de provocaciones.
Para sellar las acciones subversivas diseñadas por especialistas de agencias de inteligencia yanqui, intervino el secretario general de la OEA, Luis Almagro, lo que reafirma la patraña organizada desde Washington.
No caben dudas, el citado Foro es presidido por Thor Leonardo Halvorssen Mendoza, venezolano con ascendencia noruega radicado en Estados Unidos, y la cara publica de la Fundación de los Derechos Humanos, con sede en New York y es además miembro de la junta directiva de la Fundación Armando Valladares, terrorista y miembro de las fuerzas armadas del dictador Fulgencio Batista.
El más reciente diseño de planes contra Cuba está centrado en el próximo proceso electoral y en la continuación de las campañas contra los derechos humanos, algo que en más de 50 años no le han dado resultado debido a las mentiras y falsedades creadas.
En el celebrado Diálogo sobre Derechos Humanos, llevado a cabo en Bruselas el pasado 22/05/2017, primero desde la firma del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación UE-Cuba en diciembre 2016, el representante especial de la UE para los derechos humanos, Stavros Lambrinidis y Rodolfo Reyes de la cancillería cubana, abordaron el tema de la participación de los ciudadanos en la vida pública, tanto en la UE como en Cuba, lo que no es casual teniendo en cuenta las próximas elecciones en 2018, donde los cubanos elegirán un nuevo presidente.
Para continuar con las acciones mediáticas de interés de EE.UU., la UE pidió el cumplimiento de los estándares electorales internacionales en materia de “libertades de expresión, asociación y reunión, para que las voces de diferentes partes del espectro político puedan ser escuchadas y participar”.
La doble moral en ese punto radica precisamente en que mientras le exigen a Cuba, se olvidan del bajo nivel de participación ciudadana en los procesos electorales europeos, lo que refleja la crisis de confianza de sus ciudadanos en el sistema político-económico que padecen.
Ante esta guerra psicológica padecida por Cuba desde el mismo año 1959, cabe preguntarse: ¿La UE no tiene ojos ni oídos para preocuparse por las permanentes violaciones de los Derechos Humanos que sufre el pueblo mexicano, ante la creciente violencia, los asesinatos de periodistas y estudiantes, unido a la corrupción generalizada entre altos funcionarios gubernamentales, enriquecidos en pocos años?
Cuba, sometida a una criminal guerra económica es reconocida por la ONU por su sistema de salud y educación gratuita, sus programas sociales, la cultura su desarrollo científico técnico alcanzado, como no poseen los Estados Unidos y muchos países en el mundo, los que por tener un sistema capitalista no son señalados ni cuestionados por la UE.
Cuánta razón hay en las palabras de José Martí cuando aseguró: “Son algunos los vendidos, y muchos los venales; pero de un bufido del honor puede echarse atrás a los que, por hábitos de rebaño, o el apetito de las lentejas, se salen de las filas en cuanto oyen el látigo que los convoca, o ven el plato servido”.

Arthur González
Martianos

Arthur González, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Cuba avanza más rápido contra la homofobia por sus políticas de Estado




Creo que esta vez los camaradas se equivocan, a la revolución cubana actualmente en el tema de la homosexualidad no se le ataca con el argumento de que es homofobica, al contrario, los thinks tanks liberales atacan la revolución cubana con el argumento de estar propagando la ideología de género, la homosexualidad y la destrucción del núcleo familiar, esta es la nueva estrategia de los think tanks liberales anticomunistas, pues para ellos pasamos de ahorcar homosexuales a ser propagandistas del homosexualismo y querer destruir los valores del núcleo familiar. Ver por ejemplo El libro negro de la nueva izquierda, un panfleto anticomunista que retrata al Che con la bandera multicolor del LGBT tras suyo, la nueva estrategia anticomunista no consiste en hacernos ver como homofobicos o esconder por ejemplo los logros de Cuba respecto a la inclusión social del LGBT, en esto se equivoca el camarada Lázaro, la nueva estrategia anticomunista consiste en hacernos ver como hacedores y promotores de la comunidad Gay, porque odiamos tanto a la humanidad que queremos subvertir su biología, somos muy pero muy malvados los comunistas. El encargado de este think tank liberal es el Liberto Agustín laje, escuchenlo y entenderan por donde se nos ataca en este momento, básicamente para este Liberto los comunistas somos represores de los Gay si no los aceptamos, pero si los aceptamos o se nos hace indiferente el tema pasamos a ser sus propagandistas, jejejeje

lunes, 22 de mayo de 2017

Cineasta francés rodará una película sobre la historia de “Los Cinco”




Hace dos años escribimos en este blog sobre la posibilidad de una película basada en el libro Los últimos soldados de la Guerra Fría, del escritor brasileño Fernando Morais, y que cuenta la historia de Los Cinco, los héroes antiterroristas cubanos condenados injustamente a largas penas de cárcel en Estados Unidos y que regresaran a la Isla el 17 de diciembre de 2014 después de una prolongada lucha por su liberación encabezada por Fidel.
Pues acaba de darse a conocer que el cineasta francés Olivier Assayas, ganador del Premio a la mejor dirección en el Festival de Cannes de 2016 por Personal Shopper, va a filmar con el título Wasp Network (Red Avispa) la saga de Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González, René González y Ramón Labañino, los Cinco Héroes cubanos protagonistas de esa historia real.
Según la revista brasileña Moderna, la productora A RT Features de ese país va a producir la película junto a la empresa francesa CG Cinema.

Iroel Sánchez

Gracias por provocar




En una nación que fue primero pensada, soñada, antes de institucionalizarse, sabido es que las banderas que nos representaron en los albores no fueron adquiridas en una tienda sino cosidas en el hogar por manos de mujeres cubanas.

Tampoco fue por vía comercial como llegaron las escarapelas a los sombreros de los mambises que muchas veces semidesnudos combatieron en desiguales condiciones frente al colonialismo español. Al igual que las pequeñas banderas construidas alrededor de las chapillas de los soldados que regresaban a la Isla después de combatir contra el apartheid en África, fueron elaboradas motu propio.
A pesar de su escasez de vestuario, no hay noticias de un mambí vestido con uniforme español, arropado en la bandera peninsular o utilizando la rayada indumentaria con que vestían los cubanos que combatían al lado de las tropas coloniales.
Siempre me ha llamado la atención cómo el naciente Ejército Rebelde se empeñó en poseer, desde los momentos en que aún era un pequeño núcleo nómada, sus propios uniformes, brazaletes y bandera que eran trasladados hacia la Sierra Maestra, junto a las municiones y medicamentos, pasando enormes vicisitudes, luego de ser elaborados en la más absoluta clandestinidad. Eran los mismos con que salieron a las calles de Santiago de Cuba los combatientes liderados por Frank País el 30 de noviembre de 1956.
O cómo en momentos de gran escasez, los alfabetizadores que en número de cien mil recorrieron Cuba, contaron con un único tipo de farol, uniforme, bandera y hasta himno que ahora es revisitado de forma burlona por algún reguetonero de efímera recordación, a lo que agregaría que en los años más duros del Período Especial los niños y adolescentes cubanos, muchas veces apoyados en la solidaridad de una familia hacia otra, no dejaron de asistir a sus escuelas uniformados.
Pero igualmente, es notable la ausencia entre nosotros, incluso en momentos económicos más boyantes, de lo que mi amigo Omar Valiño suele llamar “la industria de la mierdita” y que tan importante es como reproductora en la vida cotidiana de elementos simbólicos. Omar suele asociarla al espectáculo del beisbol, que en el nuevo contexto ha perdido su carácter masivo y recreativo para estudiantes y trabajadores, al realizarse la mayor parte de los juegos en horario laboral y no nocturno por razones de ahorro energético mientras en los mismos horarios la energía en forma de agua, electricidad y gas manufacturado se paga con tarifas domésticas subsidiadas por quienes practican actividades algo menos sanas y sustancialmente menos populares, por caras y exclusivistas, en los cada vez más numerosos bares privados de la capital. Es absurdo oponerse a los bares, incluyendo los privados, pero no es fácil comprender la lógica de restringir la energía de la recreación para muchos mientras la reciben subsidiada quienes lucran con ella en beneficio de unos pocos.
Teniendo el privilegio de una rica cultura e historia y una industria audiovisual que logró décadas atrás construir imágenes icónicas, incluyendo las dirigidas a la niñez, la presencia de nuestra identidad en la visualidad cotidiana es extremadamente pobre. Más cuando esta no se limita a los símbolos nacionales, y tiene que ver con la disponibilidad y asequibilidad de productos que en determinada época lograron proyectos como Telarte, poniendo en la calle elementos portadores de cubanía con elevado nivel estético. En ese sentido, la viabilidad económica de casos exitosos como el de las sombrillas ilustradas con obras del Museo Nacional de Belllas Artes, comercializadas por ArTex con un amplio diapasón estético, merece estudio; es el único producto industrial portador de cubanía que ha logrado ser hegemónico entre nosotros.
Creo que es en la memorable serie de Rudy Mora Doble juego donde hay un momento en el que la maestra invita a sus alumnos a ver el Ballet Nacional en el Gran Teatro de La Habana. Todos llegan con sus mejores galas, pues nunca han acudido a semejante lugar, y van reuniéndose en las afueras del coliseo, hasta que llega el último -un adolescente que suele tener un comportamiento muy negativo, abusador e insensible- y vemos cómo todos se miran entre el asombro y la burla hasta que la cámara nos muestra por qué: el recién llegado viste de pies a cabeza con la bandera estadounidense.
De entonces acá no he vuelto a ver en el audiovisual cubano un tratamiento semejante -por intencionado e inteligente- que sí ha sido más sistemático en asociar la guayabera -prenda nacional cubana- a la corrupción y el dogmatismo.
Sin embargo, el pasado Primero de Mayo, al conocer de la ejecución de una provocación política con la bandera norteamericana, previa al multitudinario desfile de los trabajadores, por un individuo que según el diario Granma “está desvinculado laboralmente, que en el año 2002 fue sancionado a cinco años de prisión por un delito de robo con fuerza, y en este momento se encuentra pendiente de juicio por un delito de receptación agravada” pensé en cómo la realidad, en hecho que recuerda cuando la congresista norteamericana Ileana Ros-Lehtinen envolvió al niño Elián González en la enseña de las barras y las estrellas, adelanta y supera a la ficción hasta colocar las cosas en su lugar.
Esta vez, el sistema de publicaciones financiado desde el exterior para promover el regreso de Cuba al capitalismo reaccionó de un modo que supera al de la congresista cubanoamericana: uniendo su voz a la “preocupación” expresada sobre el ex convicto por el State Department y lo más recalcitrante de la mediocracia miamense, convirtiendo en víctima heroica de la “guerra ideológica” del gobierno cubano al delincuente que en pueril y romántico alarde logró explicitar con su provocación la conexión entre delincuencia común, anexionismo y contrarrevolución.
Tal vez hubiera sido pertinente, al igual que sucedió con el brillante aporte de la congresista de ultraderecha que recientemente anunciara su retiro, llevar a un spot televisivo el performance del payaso de turno, o convertirlo en un personaje humorístico que encarne los valores que quiso representar.
Pero aun sin esas acciones es de agradecer la contribución del abanderado imperial si nos pone a pensar cómo, más allá de los actos políticos y las fechas históricas, el orgullo de ser cubanos se muestra en nuestras calles y plazas. Porque una vez más, lo decisivo no es lo que hagan nuestros adversarios sino lo que hagamos nosotros.

Iroel Sánchez

domingo, 21 de mayo de 2017

Dos ríos el enigma




Uno de los mejores documentales que abordan el tema de la muerte de José Martí, del realizador Roly Peña.

La Patria es… Santa Ifigenia




Este 19 de mayo la Mesa Redonda acude a Santa Ifigenia, el cementerio santiaguero; el lugar de reposo definitivo de Martí y Fidel, de Céspedes y Mariana, de Frank y los mártires del 26 de Julio. Con el concurso de investigadores y de la directora del camposanto, se recreará la historia y el simbolismo de este lugar.

sábado, 20 de mayo de 2017

56 años de la ANAP




El Presidente Nacional de la ANAP y otros dirigentes de la organización en diferentes niveles informan sobre el trabajo actual, los retos y perspectivas de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, en víspera del aniversario 56 de la organización campesina.

La retirada de Ileana: El fin de un ciclo

La congresista floridana, Ileana Ros-Lehtinen, anunció que no buscará su reelección en las próximas elecciones parciales de 2018. Su retiro vale por el fin de un ciclo, caracterizado por el acceso de la primera generación de inmigrantes cubanos a la vida política norteamericana.
Joven, mujer, cubana de ascendencia judía, maestra, contrarrevolucionaria de pura cepa, Ileana ofrecía una combinación simbólica perfecta para proyectar los intereses de un grupo político que ganaba influencia en las estructuras de poder de Estados Unidos, de la mano de los sectores más conservadores de ese país.
Emergió en la época en que los inmigrantes cubanos evolucionaban para convertirse en “norteamericanos de origen cubano”, dígase “cubanoamericanos”, y los republicanos los necesitaban para consolidar el poder de ese partido en el sur de la Florida y contribuir con las políticas más agresivas hacia Centroamérica y el Caribe.
Su padre, ducho en la política cubana, se ocupó de proyectar su imagen, y Jorge Más Canosa, el chairman de la entonces poderosa Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), la adoptó como padrino político.
En 1982 fue electa a la Cámara estadual de la Florida y, en 1989, ganó unas elecciones extraordinarias, para reemplazar al recién fallecido congresista demócrata Claude Pepper. La campaña la dirigió Jeb Bush, el cual iniciaba una carrera que lo llevó hasta la gobernación de la Florida. Incluso las autoridades demócratas del área apoyaron la candidatura de Ileana, que se convirtió en la primera hispana en ocupar un escaño en el Congreso de esa nación.
Se dice que cuida a sus electores, especialmente los de la tercera edad, los cuales “adoran a Ileanita”. A pesar de su firme alianza con los conservadores republicanos en otras áreas, se ha mostrado favorable al mantenimiento de los programas de asistencia social, en contra de las políticas abusivas contra los inmigrantes y por el respeto a los derechos de los homosexuales.
En política exterior es otra cosa. Ha votado a favor de todas las guerras emprendidas por Estados Unidos, apoyado golpes de Estado, como el caso de Honduras, y su gestión al frente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara se tradujo en un esfuerzo por integrar a la derecha latinoamericana en un frente común contra los gobiernos progresistas.
En Cuba la denominan “la loba feroz”, lo que ella considera más un elogio que un agravio, y efectivamente se ha distinguido por instigar y apoyar las políticas más agresivas, en varias ocasiones se declaró a favor del asesinato de Fidel Castro, y su respaldo a los terroristas de origen cubano ha sido público y notorio.
Ileana formó parte de una generación de personeros de la derecha cubanoamericana que entraban sin tocar en la Casa Blanca, amenazaban sin recato a sus contrincantes, por muy poderosos que fuesen, o volaban en pedazos el establecimiento de un comerciante que se negaba a cooperar con “la causa”. De esa estirpe solo queda Ileana.
Los políticos cubanoamericanos actuales se quieren parecer a Ileana, pero no es lo mismo, simplemente porque han cambiado las condiciones que la hicieron posible.
La mayoría ya no arrastra el legado de haber nacido en Cuba, ni participado en las actividades contrarrevolucionaria de los primeros años, ni haber trabajado para la CIA, al menos de la manera que lo hicieron sus antecesores, los cuales tenían vínculos orgánicos y relaciones personales con personas que llegaron a ser jefes de esa institución. Eran piezas activas en el tablero de la “Guerra fría”.
Por otro lado, ni siquiera Ileana Ros cuenta hoy con el respaldo monolítico de los electores cubanoamericanos ni puede ganar, a veces sin contrincante, las elecciones de su distrito.
Aparte de que la estructura demográfica del sur de la Florida ha cambiado como resultado del incremento de otros residentes latinos, se ha modificado la propia composición social y los intereses políticos del electorado cubanoamericano.
Los descendientes y los nuevos inmigrantes hoy día conforman la mayoría de los votantes cubanos y ellos no eligen igual que antes, en especial respecto al tema de Cuba. La extrema derecha cubanoamericana ha perdido esa guerra y ya no basta el cariño de abuelitos y abuelitas para ganar las elecciones. Ileana lo sabe y con seguridad ello ha influido en su decisión de retirarse.
Las elecciones de 2018 van a resultar muy importantes en Estados Unidos y de manera particular para la composición de los representantes cubanoamericanos en el Congreso.
Por lo pronto, el escaño de Ileana queda abierto a la competencia y resultará difícil que otro republicano vuelva a ganar en un distrito que acaba de votar de manera abrumadora a favor de Hillary Clinton. A ello se suma que difícilmente el senador Bob Menéndez, demócrata por New Jersey, el cual está sujeto a una investigación por cargos de fraude, pueda reelegirse. También congresistas como Mario Díaz Balart y Carlos Curbelo la tendrán mucho más difícil que hasta ahora.
En cualquier caso, la retirada de Ileana nos está anunciando el comienzo de nuevo ciclo en la política cubanoamericana y con seguridad emergerán candidatos diciendo cosas que hubiesen puesto en peligro sus vidas en 1980.

Jesús Arboleya
Progreso semanal

viernes, 19 de mayo de 2017

La historia cubana en la pantalla

El investigador José Bell Lara valora la representación de los temas históricos en la TV

“Los temas históricos cubanos han sido abordados en nuestros medios de un modo convencional. En mi opinión se sigue el patrón de las conmemoraciones, o sea, se realiza una campaña sobre determinada fecha o hecho y esto ha marcado una forma de hacer con respecto a las fechas históricas”, afirma José Bell Lara, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
A juicio del también sociólogo e investigador, la etapa de Cuba más insuficientemente abordada ha sido la del protectorado y la República neocolonial:
“Prácticamente hay un salto de las luchas por la independencia a la lucha contra la dictadura de Batista. Sin embargo, en el intervalo histórico entre una y otra etapa se dieron acontecimientos y luchas importantes en nuestro país.
“Menciono al paso la Revolución del 30, que no se fue a bolina, hay episodios de ese proceso que dan para una epopeya; pienso en la resistencia del capitán del Pino, la actividad de los Grupos de Acción, diversas anécdotas de Pablo de la Torriente Brau, etcétera.
“También están las luchas estudiantiles, las luchas campesinas como la del Realengo 18 o la de Las Maboas, las luchas de los trabajadores azucareros, en fin, como se dice, hay tela por donde cortar. Estos procesos pueden ser abordados en la TV desde la ficción y la realidad histórica”.
Para el entrevistado existe un universo de personajes cubanos que pudieran nutrir muchas series de aventuras, como Manuel García, el rey de los campos de Cuba, quien inspiró en la década del 30 del pasado siglo una importante película cubana.
Esta y otras figuras históricas forman parte del capital simbólico y cultural de los cubanos, que tienen el derecho y el deber de conocerlo y preservarlo.
“Puedo mencionar algunas figuras que vale la pena recuperar, como Juan Gualberto Gómez, Antonio Guiteras, Eduardo Chibás, por solo citar tres. La vida de Guiteras por ejemplo, da para una serie de aventuras. Hasta ahora solo conozco sobre él un documental de hace muchos años: Muerte y vida en el Morrillo.
“Nuestra historia es rica y no la sabemos aprovechar y, sobre todo, no la sabemos transmitir a las nuevas generaciones utilizando el lenguaje actual de los medios, sin la papilla ideológica que no forma conciencia, sino todo lo contrario.
“Se puede utilizar la ficción para recrear figuras y hechos históricos de forma tal que contribuyan a la formación de la conciencia y el orgullo nacional. En esta cuerda se encuentran personajes de ficción, como Juan Quin Quin, del que pueden hacerse nuevas aventuras para no quedarnos solo con Elpidio Valdés”, señaló Bell Lara.
Entre los espacios que el entrevistado citó como buenos ejemplos en el tratamiento del tema se encuentran: la serie Duaba, la odisea del honor, que combina ficción e historia con un alto nivel de calidad, los documentales de Milton Díaz Canter sobre Angola y la telenovela Al compás del son, la cual marcó un hito en el abordaje de la historia de este género musical.
“En mis investigaciones sobre la lucha insurreccional me asombro de lo mucho que se desconoce sobre el heroísmo presente en ella. Este es un filón que no se aprovecha.
“Otra etapa que tiene mucho que aportar es la lucha contra el espionaje y la labor subversiva del imperialismo, en ella hay todavía muchos héroes anónimos”, acotó el especialista.
Para el también autor de múltiples libros, la recreación de la historia demanda cuantiosos recursos. Por ello lo primero es valorar si la inversión en este tipo de producto televisivo vale la pena en función de objetivos ideológicos.
En su opinión sería muy útil, además, crear en nuestra pantalla espacios que permitan el análisis y el desmontaje de algunas series históricas extranjeras, de gran aceptación en el público cubano, y en las cuales existen elementos técnicos y artísticos que se pueden aprender o transformar.

Anette Jiménez Marata
TV cubana

Se despide Guillermo Rodríguez Rivera, amigo entrañable

La cultura cubana de luto

La tarde del 17 de mayo se tornó gris para intelectuales y artistas. Con profundo pesar se despidió para siempre a quien fuera una de las figuras más ilustres de las letras cubanas: Guillermo Rodríguez Rivera, quien dejó al pueblo que tanto amó una vasta obra literaria y una vida entera de acciones a favor de la cultura autóctona. De esa estirpe están hechos los grandes hombres y mujeres que saben honrar a la patria con su impronta.
Desde joven se sumó a la lucha contra el dictador Fulgencio Batista y participó activamente en la obra cultural de la naciente Revolución.
Doctor en Ciencias Filológicas por la Universidad de La Habana, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y colaborador de la Fundación Nicolás Guillén, apostó siempre por la universalización de la cultura, de ahí su apoyo al programa Universidad para todos.
Publicó en 1966 su primer libro de poemas, Cambio de impresiones, y participó en la fundación de la revista cultural El Caimán Barbudo, donde sería el primer jefe de redacción.
En 1970 resultó finalista del Premio Casa de las Américas en poesía con El libro rojo, y en 1976 escribió junto a Luis Rogelio Nogueras la exitosa novela policial El cuarto círculo.
En 2003 publicó Canta, antología personal de su obra poética, que le valió el Premio de la Crítica. Dos años después lanza la primera versión de Nosotros, los cubanos, libro que fue un acontecimiento literario y que ha sido calificado como una de las más entrañables aproximaciones contemporáneas a las esencias de nuestra idiosincrasia.
Escribió también los ensayos Exploración de la poesía (1981, en colaboración con la doctora Mirta Aguirre), Sobre la historia del tropo poético (1984) y Crónicas del relámpago (2008).
Como buen santiaguero orgulloso, Guillermo Rodríguez dedicó a su ciudad natal disímiles escritos. Luchó siempre por que se reconocieran los grandes aportes de esa ciudad a la conformación de la cultura y la identidad nacional.
Gran defensor de la trova cubana y amigo de Silvio Rodríguez, no tardó en colaborar en el blog del trovador, Segunda Cita. Recientemente se presentó en la pasada Feria del Libro una recopilación de sus crónicas realizadas en este espacio, cuya edición corrió a cargo del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Este volumen, titulado Las crónicas de Segunda Cita, sirvió como una suerte de homenaje a la valiosa obra del ensayista santiaguero.
A propósito de la presentación del libro, Rivera expresó:
"Desde los días de mi adolescencia, pensé que me gustaría seguir diversas profesiones.
Cuando escuchaba a Benny Moré, al primer Elvis Presley, a Miguelito Cuní o a Johnny Mathis, habría querido ser cantante. Pero la naturaleza, que me dio el gusto por la música, me negó la voz para cantar.
Después pensé ser abogado y hasta director de cine. No me hice periodista porque me di cuenta que la del periodista es una habilidad que se adquiere escribiendo y leyendo a los maestros sobre la base de una formación humanística. El mayor de los periodistas cubanos, nunca estudió periodismo: José Martí fue abogado y doctor en Filosofía y Letras.
Al fin, estudié Letras y me hice escritor y profesor. Sin embargo, los primeros trabajos que tuve fueron de periodista: la revista Mella, Radio Reloj Nacional, la revista Cuba.
En Mella hice grandes amistades: Víctor Casaus, Carlos Quintela, Silvio Rodríguez, Norberto Fuentes. La vida se encargó de separarme de algunos y unirme más a otros.
Intervine en la fundación de El Caimán Barbudo y a los viejos amigos se unieron otros: Jesús Díaz, Luis Rogelio Nogueras, Orlando Alomá, Aurelio Alonso.
Quien lea lo que escribo, aunque sea un poema de amor, advertirá que del periodista mantengo el gusto por la realidad de todos los días, por esa historia que irá a los libros pero que ahora transcurre ante nuestros ojos junto a lo menos trascendente, y mi espíritu polémico ante lo que creo que no está bien (los dogmáticos de los años setenta le pusieron el nombrete de diversionista) acaso sea la supervivencia litigante del abogado que nunca llegué a ser".
El Centro Pablo expresa sus más profundas condolencias a familiares y amigos. No es un adiós cuando se ha vivido con honra, cuando se ha regalado a todo un pueblo tan valiosa obra. La cultura cubana está de luto, pero bien se sabe que quedará en sus páginas la huella de este intelectual, pues su aporte es, desde hace mucho, imborrable. ¡Hasta siempre amigo, sirva la historia de esta nación como refugio para tu eternidad!

Karla Esquivel Báez

jueves, 18 de mayo de 2017

martes, 16 de mayo de 2017

¿Cómo que Cuba aceptó ceder la Base de Guantánamo? Distorsión de Historia convertida en información.


Cuba Hoy: un equipo de jóvenes periodistas que combaten la guerra mediática


Intenta la CIA cambiar el sistema electoral cubano

58 años de fracasos en sus planes de acciones encubiertas, no le son suficientes a la CIA para admitir que Cuba tiene un sistema político, económico y social escogido por su pueblo y tienen que respetarlo.
Ahora intentan derrocar el sistema socialista mediante una nueva Operación subversiva, con el empleo de algunos de sus agentes entrenados para enturbiar el proceso electoral del año 2018, cuando el actual presidente de los Consejos de Estado y de Ministro, Raúl Castro Ruz, deje su cargo.
Para ejecutarlo instruyen a sus asalariados, a quienes preparan durante sus continuos viajes a Estados Unidos, aprovechando la nueva ley migratoria cubana.
El pasado 10/08/2015 sus jornaleros presentaron ante la prensa extranjera, la denominada Mesa de Unidad de Acción Democrática (MUAD), con la finalidad de dar los primeros pasos para recabar el apoyo de varios de los grupúsculos contrarrevolucionarios que sostienen financieramente en la Isla.
El agente CIA Carlos Alberto Montaner imparte las instrucciones
En el diseño de esta Operación, incluyen en la MUAD a grupúsculos radicados en Cuba y en Miami, como la llamada “Unión Patriótica de Cuba” (UNPACU), encabezada por el santiaguero José Daniel Ferrer, el desconocido “Frente Anti totalitario Unido”, a cargo del villaclareño Guillermo Fariñas, el nuevo engendro “Cuba Decide”, de la residente en Miami bajo el visado de refugiada política, Rosa María Payá Acevedo y la artista Tania Bruguera.
Realmente poner de acuerdo a estos asalariados es tarea bien difícil, por las características egocéntricas de los personajes y el interés desmedido por el dinero; no obstante, la CIA insiste en manejarlos bajo la promesa de apoyo en un futuro gobierno sin Castro.
Para alcanzar sus objetivos, preparan a varios contrarrevolucionarios para postularlos como delegados de base en las elecciones del Poder Popular del próximo año.
Igualmente, fue fabricada la llamada plataforma “Otro 18”, la cual desea ejecutar una hipotética consulta pública sobre las elecciones cubanas del próximo año 2018, bajo el supuesto de conformar una oposición interna con los divididos y enfrentados grupúsculos “disidentes”.
Ese conato de organización sueña con postular sus candidatos a las elecciones municipales del presente años 2017, como si el pueblo cubano, mayoritariamente comprometido con la Revolución, acepte que los peones de Estados Unidos desprestigiados por ser construidos por una potencia extranjera, los representen ante las autoridades del Gobierno. Para eso, preparan a algunos para que se auto propongan en municipios como Boyeros y Santa Cruz del Norte en la provincia de Mayabeque.
La Operación subversiva tiene entre sus tareas proponer una nueva ley electoral, otra de asociaciones e incluso una para la creación de partidos políticos.
Otros puntos son: realizar un plebiscito que legitímese esas propuestas, todo lo cual tiene el olor característico de los planes Made in USA y algo que los cubanos conocen muy bien, desde la maniobra de proponer en la naciente República en 1902, a un único candidato a Presidente, Tomás Estrada Palma, quien disolvió el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí, liquidó el ejército mambí y entregó la Isla a los yanquis con la execrable Enmienda Platt.
Desde esa fecha hasta 1958 Cuba contó con una veintena de partidos políticos que nada resolvieron.
Una encuesta de 1957, respecto al nivel de vida de los obreros agrícolas cubanos, realizada por una de las agrupaciones religiosas existentes, arrojó que:
▪ El 60 % de ellos vivía en bohíos con techos de pencas de palma real, piso de tierra, sin baños, ni agua.
▪ El 44 % no asistía a la escuela.
▪ El 90 % de esas viviendas no tenía electricidad.
▪ No existían servicios médicos.
▪ El 14% de esa población padecía de tuberculosis.
▪ El 36 % sufría de parásitos intestinales.
▪ 200 mil familias no tenían una vara de tierra donde cultivar.
Todo hace indicar que los asalariados de la CIA olvidaron que, en 1958 la tasa de mortalidad infantil en Cuba era de 60 por mil nacidos vivos y hoy a pesar de las dificultades causadas por la guerra económica impuesta por Estados Unidos, es de 4,2 por mil niños nacidos vivos y que existía un solo hospital rural en toda la isla con 10 camas y sin médicos.
Gracias a la Revolución socialista que pretenden destruir para reinstalar el capitalismo, Cuba posee un médico por cada 133 habitantes y es reconocida por la Organización Mundial de la Salud, la nación mejor dotada en este sector.
La Casa Blanca en su comunicado oficial del 17/12/2014 aseguró:
“Los cambios introducidos en nuestra nueva política potenciarán aún más nuestro objetivo de empoderar al pueblo cubano. […] El Congreso de EE.UU. financia la programación de la democracia en Cuba para proporcionar asistencia humanitaria, promocionar derechos humanos y libertades fundamentales […] La administración continuará implementando programas de EE.UU. enfocados en promover el cambio positivo en Cuba…Al final, los cubanos conducirán las reformas económicas y políticas”.
Repitiendo las indicaciones recibidas en Estados Unidos, uno de los afiliados al invento “CubaDecide”, declaró a la prensa extranjera:
“El cambio en Cuba no va a venir de fuera, ni lo traerá el papa, ni la Unión Europea, sino que lo tienen que hacer los cubanos, quienes deben movilizarse para reivindicar pacíficamente sus derechos, el cambio que se quiere potenciar desde la MUAD”
La Operación Subversiva pretende confundir a los jóvenes que no conocieron el pasado en Cuba, e incluso muchos desconocen el sistema electoral estadounidense, donde el pueblo no elige al Presidente.
Para edulcorar sus pretensiones, la CIA entregó encargos a cada uno de los grupúsculos. A Guillermo Fariñas le orientaron proponer un proyecto titulado “Urna Transparente”, a Cuba Decide la realización del “Plebiscito”. Además, quieren introducir otros temas como:
“AlternativaCuba2018”, el cual contempla los principios rectores del nuevo marco jurídico-electoral, entre ellos el supuesto pluralismo político, igualdad de condiciones y transparencia.
“Candidatos por el Cambio”, donde se exponen varias propuestas legales, entre ellas modificar la Constitución para excluir a los miembros de los cuerpos armados de las listas de votantes y la capacidad de ser elegidos a cualquier nivel de gobierno.
Para no dejar lugar a las dudas de quien esta tras esas propuestas, el grupúsculo de Rosa María Payá Acevedo propone iniciar la llamada “Transición a la Democracia”, la misma que propuso el ex presidente George W. Bush en el año 2014.
Esta asalariada que disfruta de los beneficios de haber viajado a Estados Unidos con un visado de “perseguida política”, y a la vez continua con residencia en La Habana, ejecuta una encuesta a través de las redes sociales, donde pregunta:
“¿Está usted de acuerdo con que se convoque a elecciones libres, justas y plurales, ejerciendo la libertad de expresión y de prensa; y organizándose libremente en partidos políticos y organizaciones sociales con total pluralidad? ¿Sí o No?”.
Y como no puede faltar el negocio de obtener dinero fácil, este grupúsculo solicita “donaciones”, para seguir engañando a la gente como han hecho los del mal llamado “exilio cubano” en Miami, aclarándole a los futuros donantes que el dinero que envíen está exento de impuestos, bajo la Sección 501 (c) (3) del Servicio de Impuestos Internos (IRS), concedida a “Fundación para la Democracia Panamericana”, y aclaran que igualmente se puede enviar un cheque a La Fundación para la Democracia con referencia a “CubaDecide”.
Las solicitudes van desde 25 usd para recargarle los teléfonos móviles a los contrarrevolucionarios en Cuba, hasta 10 mil usd para las actividades de promoción de la campaña a todos los niveles.
Es la misma historia de los años 60, 70 y 80, que a nadie confunde ni engaña en la Isla, pues como aseguró José Martí: “…en el pueblo cubano es tan grande la inteligencia como el valor”.

Arthur González, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

lunes, 15 de mayo de 2017

Eduardo Galeano: el amigo de Cuba que la criticó de frente y la elogió por la espalda


Balseros de República Dominicana ya son mayoría ¿Por qué lo ocultan?


¿Se puede tapar un desfile de miles de personas en Cuba con un infeliz y una bandera?




Los medios desenfocan a miles de personas que defienden la Revolución cubana un Primero de Mayo, para enfocar a un infeliz, expreso por delitos de robo, que ya se ha ganado el expediente necesario para obtener visa y asilo político en EEUU. Ahora que, derogada la política de “pies secos pies mojados”, emigrar al Norte desde Cuba se ha puesto… tan difícil.
Edición: Esther Jávega.

El ambivalente, los yanquis y el “extremista de izquierda”

En noviembre de 1933 un gobierno no reconocido por Estados Unidos se tambaleaba en Cuba. A la cabeza estaba el profesor universitario Ramón Grau San Martín, que había llegado al poder tras el derrocamiento del dictador Gerardo Machado, y se debatía entre varias tendencias políticas . A la jefatura del ejército había ascendido Fulgencio Batista, quien se convertiría en el hombre fuerte de los norteamericanos en la Isla y como Ministro de Gobernación, Guerra y Marina se desempeñaba Antonio Guiteras, a quien el embajador norteamericano Caffery coincidía con su antecesor Sumner Welles en calificar de “extrema izquierda”.
El Partido Comunista cubano de entonces, presa de un sectarismo originado en el seguidismo moscovita de la Internacional, no comprendió a Guiteras, pero el imperialismo norteamericano sí. Varias de las fuerzas involucradas en el que quedaría en la historia como “Gobierno de los Cien Días” detectaron las visitas de Batista a la embajada norteamericana y las presentaron al presidente, acordando un juicio sumario con la intención de destituirlo y ajusticiarlo. El juicio no llegó a realizarse porque Grau –atrapado en sus miedos- dio por válidas las balbuceantes justificaciones del antiguo sargento que pocas semanas después lo derrocaría. “Los que se perdonan hoy, nos matarán mañana” cuentan que dijo Antonio Guiteras, quien luego de la caída del “Gobierno de los Cien Días” fundó la organización armada TNT y posteriormente La Joven Cuba que proclamó “como esencial el credo antiimperialista” y se proponía en su programa la conversión de Cuba en un Estado socialista.
La historia dio la razón a Guiteras, Fulgencio Batista no sólo asesinó a quien el Che llamó “el más puro luchador antiimperialista” sino a miles de cubanos, dejando un saldo de sangre y corrupción que superaría al de Gerardo Machado.
Y es que los cubanos nos hemos movido siempre entre los discursos del radical (Guiteras), el ambivalente (Grau) y quienes desde el Norte acusan de “extremismo” al radical pero alimentan la traición del verdadero extremista (Batista). Cada vez que leo el cantinfleo equidistante sobre Guiteras de quien asiste a menudo a la embajada yanqui en La Habana y critica el internacionalismo de la Revolución que envía médicos a los refugiados saharahuis mientras él va con fondos del imperio a cenar de lujo en Marruecos… sonrío, solo sonrío pensando en lo que haría el líder de La Joven Cuba con él.

Iroel Sánchez
La pupila insomne

domingo, 14 de mayo de 2017

La OEA: Un cadáver viviente




La paz y la democracia están amenazadas en América Latina. De eso no cabe la menor duda. El riesgo real de que la región se convierta en una zona políticamente inestable y socialmente convulsiva no procede de grupos subversivos como los llamaría el establishment estadounidense, sino de las acciones adoptadas -sin el menor apego a los fines formalmente establecidos ni a su larga institucionalidad construida, pero si congruente con su larga historia-, por la Organización de Estados Americanos (OEA) y su actual Secretario General, Luis Almagro.
La decisión de la República Bolivariana de Venezuela de salirse de la OEA no es la confirmación de la “tendencia autoritaria” del gobierno de ese país, al que se lo acusa de haber violado hasta su propia Constitución, sino más bien es una demostración de lo mal que está el organismo regional constituido en la pos guerra, en 1948, como una expresión muy clara de la hegemonía conquistada por el imperialismo estadounidense.La OEA se está inhabilitando –aún dentro de sus estrechos márgenes históricamente formulados- como espacio de concertación y de resolución de conflictos. Y quizá sea esto último –la hegemonía- lo que nuevamente está en juego en la región, donde desde 1998 se ha agudizado la contradicción entre emancipación y dominación.
La naturaleza de la OEA se ha puesto en evidencia en varios momentos de la historia del continente: ser un instrumento de los intereses imperiales en la región o, como dijo el canciller cubano Raúl Roa García, un Ministerio de Colonias de los Estados Unidos. Pero, los niveles a los que ha llegado estos dos últimos años, en pleno siglo XXI, es algo que no se le habría ocurrido ni al mejor de los futurólogos o al más grande de los pesimistas.
Y si bien los individuos no cambian, por sí mismos, el carácter de las instituciones, si pueden desnudar, ocultar o matizar la naturaleza de las mismas. Y esto es lo que hace su actual Secretario General, quien desvela con claridad las razones geopolíticas y políticas que tiene la burguesía imperial y la derecha continental para destruir la revolución venezolana y cualquier intento de proyecto reformista o emancipador en América Latina. El matiz que le agrega a la línea formulada en Washington, es la obsesión personal –que tampoco puede descuidarse al momento del análisis político- que el uruguayo tiene acumulado contra el presidente Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana, a pesar de que de Venezuela se sirvió para llegar al organismo regional. De manera ya grosera, Almagro no desaprovecha ningún hecho político ni renuncia a ningún espacio para lograr respaldo a su propuesta de activar la Carta Democrática Interamericana, que en lenguaje común es un llamado a que Estados Unidos intervenga en la nación sudamericana.
Almagro quiere que el debate se focalice entorno a Venezuela, cuando en realidad la situación es mucho más compleja y peligrosa para la región. La “toma de partido” del uruguayo –un otrora izquierdista al que le se atribuye como sus mayores debilidades la búsqueda permanente del poder y la fama, además de su tendencia por el alcohol-, no da lugar a las dudas cuando se trata de hechos objetivamente verificables. La OEA bajo su mando hizo todo lo que está a su alcance, a pesar de las resistencias de varios países (Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, El Salvador y otros), por bajar de intensidad informativa y política a la denuncia de “golpe congresal” contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en 2016. Almagro tampoco impulsó ninguna comisión ni pronuncio ningún criterio luego que la realidad comprobara que detrás del golpe en Brasil estaba una verdadera redde corrupción del ahora presidente Temer. Pero si de inacción se habla, es el silencio cómplice del Secretario General de la OEA sobre la situación de la democracia en El Salvador, donde si hay más de una decena de sentencias que confirman el papel golpista de la Sala Constitucional contra el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén.
Por eso, Venezuela no puede quedar aislada. Eso es lo que busca el Secretario General de la OEA. La reacción de los países contra ese plan no solo debe estar motivada por la solidaridad con un país que ha contribuido mucho al renacimiento del espíritu latinoamericanista, cuya única expresión hasta antes del triunfo de Chávez a fines del siglo XX solo se mantenía viva a nivel de estados a través de Cuba, una revolución que resiste heroicamente desde hace 57 años un criminal bloqueo estadounidense, a pesar que durante veinticuatro veces consecutivas la Asamblea General de la ONU ha aprobado resoluciones que piden el fin del denominado embargo comercial y financiero.
Los países de América Latina deben reaccionar antes que sea tarde. Lo que está en peligro no es solamente los gobiernos progresistas y revolucionarios (pues no es serio hablar de fin del ciclo progresista, como no fue serio hablar del fin de la historia o de las ideologías tras el colapso de la URSS y el campo socialista). Lo que se está poniendo en peligro es la democracia –con sus diferentes tonos- y a la propia América Latina como zona de paz.
Lejos de expresar fortaleza, lo que hace Almagro con sus torpes y obsesivas acciones es poner en evidencia la crisis de hegemonía de los Estados Unidos y el agotamiento del Sistema Interamericano de la Organización de Estados Americanos (OEA). Desde su fundación en 1948, al influjo de la “Doctrina Monroe” (América para los Americanos), la OEA nunca ha dejado de ser el instrumento por el cual Estados Unidos ha pretendido “camuflar” sus poderosos intereses en la región: en la década de los 60 a través de la Alianza para el Progreso y la expulsión de Cuba por razones ideológicas, en los 80 con el consenso de Washington y en los 90 con el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y los Tratados de Libre Comercio (TLC). Un mecanismo creado para darle oxígeno a la deteriorada hegemonía de los Estados Unidos en la región ha sido “La Cumbre de las Américas” impulsada por Clinton en 1994 en Miami.
Si bien quedan en el recuerdo el silencio cómplice de la OEA ante las invasiones militares estadounidenses a Guatemala (1954), República Dominicana (1965), Granada (1983), Panamá (1989) y Haití (1994), hay otros hechos que confirman el agotamiento de la OEA y el Sistema Interamericano: la violación de territorio ecuatoriano por las fuerzas armadas de Colombia con el objetivo, logrado, de asesinar el jefe rebelde de las FARC en marzo de 2008; los golpes de estado contra el presidente Manuel Zelaya de Honduras en junio de 2009 y contra Fernando Lugo del Paraguay en 2012; los fracasados golpes de estado contra Hugo Chávez en Venezuela (2002), Evo Morales de Bolivia en 2009 y Rafael Correa de Ecuador de 2010. A esta larga lista se pueden sumar más hechos, como la inutilidad que tuvo ese organismo regional y su mecanismo el TIAR para defender a la Argentina en la guerra de las Malvinas en 1982.

Hugo Moldiz Mercado

Diálogo con Walter Martínez y Alida Sanoja: “Botar la máquina y agarrar la metralleta”




Walter Martínez y Alida Sanoja, con el destacado historiador cubano Rolando Rodríguez.

De visita en Cuba, el periodista Walter Martínez concertó una cita con el presidente del Instituto Cubano del Libro (ICL), Juan Rodríguez Cabrera, para conversar acerca de la posible publicación de 76 domingos, Premio Nacional de Periodismo en la Prensa venezolana. De intermediario sirve Rolando Rodríguez, historiador, presidente fundador del ICL (institución que cumple 50 años), amigo personal de Walter y colaborador estrecho del Comandante en Jefe, Fidel Castro. La casualidad hace que La Jiribilla se entere del asunto y busque la manera de “colarse” en la cita, como una chaperona que no quiere perder la oportunidad de escuchar, de buena tinta, los criterios de tan relevante periodista acerca de la situación en Venezuela, en su relación con el contexto latinoamericano inmediato.
Esperamos a Walter en el lobby del hotel donde se hospeda con su esposa, la abogada laboralista y Licenciada en música, Alida Sanoja Maneiro. Su aparición se ve secundada inmediatamente por personas que le hacen patente la calidad y el valor de su programa Dossier, que los cubanos vemos a través de Telesur. De manos de Rodríguez Cabrera, Walter recibe una pequeña bolsa, timbrada con el lema “Leer es crecer”, con varias novedades editoriales cubanas que le arrancan espontáneas frases de agradecimiento e inmediatos anuncios de promoción en su programa. Interpelaciones de visitantes, camareras y empleados lo siguen hasta la cafetería, donde nos sentamos a compartir los temas de orden y un café. Responde incluso a una llamada telefónica de un joven de 17 años de edad que sabía que su padre estaría en ese momento con el visitante. De magnífico humor bromea con el joven y le agradece, con amabilidad humilde, la deferencia de sintonizarlo. “El cariño aquí es tan espontáneo —añade Walter, reconociendo que tanto intercambio no le produce tensión—, allá a veces no sé con quién estoy hablando: ¡hay tanto facho!”.
Al hablar de Dossier, Martínez revela que diseñó cada detalle, desde el uso del mapa, que compró a la NASA mucho antes de que existiera el programa, hasta la mesa de plexiglás transparente, y el propio concepto de visualidad y respeto por la información y el análisis periodístico, con las frases que le sirven de slogan y que tan bien lo identifican.
Nuestra conversación, luego de haber aceptado la encerrona de La Jiribilla, tiene un tema obligado de partida: el papel de Luis Almagro en la agresión a Venezuela a través de la OEA. Los memes, la sátira con las variaciones del apellido y su vinculación con el Frente Amplio uruguayo, sospechosa ante su conducta presente en la presidencia de la OEA, son el camino a una conclusión inmediata: es el caballo de Troya del neoliberalismo político en el continente. El objetivo es recuperar los niveles de incidencia injerencista que la OEA había perdido con el surgimiento del ALBA y los avances sociales de gobiernos como los de Bolivia, Ecuador, el Brasil de Lula, Nicaragua, Argentina, y la Venezuela de Chávez y Maduro, por supuesto. Y han atacado al sector de la clase media, acota Alida, en Argentina, Brasil, Venezuela… Han conseguido que la de México deje de luchar y se declare perdida.
Alguien pregunta si no se ha arreciado la agresión con el triunfo de Alianza País en Ecuador y ambos visitantes responden al unísono que sí, que el triunfo de Lenín Moreno pone una nota alta en la confrontación y, sobre todo, en las estrategias de injerencia e invasión que desde los Estados Unidos se proyectan. El triunfo de Alianza País ha arreciado la presión sobre Venezuela, agrega ella, y se impulsa enseguida en su enumeración, y el anuncio de candidatura de Lula en Brasil, y el posible regreso de Cristina Fernández. La formación militar de Walter Martínez define con frecuencia el modo de ilustrar su explicación, acudiendo a analogías que den fe del panorama.
El tema de la Constituyente a la que ha convocado la República Bolivariana de Venezuela, a través de su presidente, legítimamente electo, hace que Walter deje el batón en manos de Alida, como especialista en temas legales. La Constituyente es un golazo de Maduro, como lo es el modo en que enfrenta los ataques a través de las redes sociales las redes sociales, donde más fuerte lo asedian con tergiversaciones de imágenes y creaciones de falsos positivos, sobre todo en Instagram. Usan, por ejemplo —agrega con indignación palpable—, la foto de un guardia bolivariano que ayuda a un herido como expresión de un guardia que maltrata a un ciudadano indefenso. No hay palabras, sino una imagen que luego va a ser manipulada a voluntad, sin la menor ética periodística o política. Reproducen el esquema de la Plaza china de Tiananmen para crear un patrón de equilibrio comparativo entre lo que allí ocurrió y lo que ocurre en Venezuela. El objetivo es simple: hacer creer que Venezuela es Tiananmen.
Alida se exalta mientras habla. Acuden varios ejemplos, tanto de los usados hoy con Venezuela como de los que se emplearon para desacreditar a China en el caso Tiananmen. Los paralelos responden a un patrón único de construcción de la noticia y, sobre todo, de las consecuencias que esa noticia ha de traer.
Como un chispazo, aparece el zunzuneo con su libreto que ‒asegura Alida‒, parte de estudios hechos por los gringos para trabajar en la psicometría, a partir del comportamiento en las redes sociales. Cada like, cada interacción en las redes, va a una base de datos que suministra información para conseguir la penetración cultural, amenaza permanente que no deberíamos subestimar. Una vez más compartimos los ejemplos, que a veces son simples alusiones, aunque Alida no ceja, arrecha, como se manifiesta en contra de tanta manipulación.
En los sectores más pobres de la población, añade, a los que solo la Revolución Bolivariana ha favorecido, influyen a través de medios como la televisión y la radio. Tergiversan el desabastecimiento y la guerra económica, y no son pocos los medios que todo el tiempo atacan en esas zonas pobres donde la radio y la televisión son importantes. De ahí que Fidel creara aquí Radio Rebelde, para tener su propia voz.
Trataron de convertir el Concierto por la paz que se efectuó en La Habana en un golpe abierto contra Chávez, desde la frontera colombiana. Logramos contrarrestarlo con las redes sociales y la interacción online. Crean una especie de diplomacia cultural espuria, que es puro ejercicio de intervención política. En ese trabajo consiguen incluso la colaboración de personas que han recibido financiamiento y recursos de la propia Revolución Bolivariana, para que sean parte de la manipulación, y apoyen indirectamente el golpe continuado. En Cuba, asegura, pasando la mirada de uno en otro, la agresión va más por la vía cultural que por las redes.
Otra interpelación de un visitante a Walter nos lleva a recordar a El Nacional, “que una vez fue prensa”, se lamenta el periodista. Mientras pateaba los cerros, continúa Walter, esperar por El Nacional era obligatorio. No comenzaban si los de El Nacional no habíamos llegado. No existe ese Nacional, se lamenta con furia. A Miguel Otero Silva le negaron la posibilidad real de dirigirlo, aunque lo mantuvieron en la nómina, para emplear su prestigio. Hoy El Nacional es un servil instrumento del golpe continuado.
La Constituyente vuelve a ganar protagonismo en el análisis de Alida. La Constitución necesita protección contra golpes como el del Carmonazo ‒explica‒, la soberanía sobre la industria petrolera y la defensa jurídica del presidente legítimo de la nación. Lo mismo sucede con la protección de los nuevos actores que ha creado el chavismo, invirtiendo numerosos recursos y atención ciudadana y colocando nuevos poderes en manos de esa ciudadanía.
La reacción de la derecha y el shock de los gringos con el lanzamiento de la Constituyente demuestran, en opinión de ambos, el valor que puede tener para la Revolución su aprobación. Es importante hacer saber que no se tocan los derechos ganados, porque son evolutivos, insiste Alida, sino que se busca garantizar la permanencia de derechos creados por la Revolución Bolivariana. Se necesita refrendar constitucionalmente esta nueva correlación de fuerzas, muy diferente a la imperante cuando se rotaban el poder dos partidos muy similares entre sí.
Walter Martínez pide “cinco minutos de micrófono” para referirse a este aspecto: La tradición venezolana rotaba dos poderes: Acción Democrática y COPEI. Idealizábamos lo que hacía COPEI como algo progresista y de los desposeídos. Sin embargo, la realidad que yo percibí al llegar a Venezuela fue que no les interesaba ese discurso, pues lo consideraban un discurso “de ñángaras”, o sea, de comunistas. A mi llegada desde Uruguay, encontré un respiro en Venezuela, pero la tesis era que la izquierda no jugaba. Los dos Partidos terminan aliándose para mantener el estatus que nadie quiere. En aquel entonces yo recorría de punta a cabo los cerros y veía la situación, que a ninguno de ellos importaba, lo cual me provocaba botar la máquina de escribir y agarrar la metralleta. Así lo escribí y así me lo publicó El Nacional de entonces.
En estos momentos, pretenden resolver el problema de la impunidad que existe en Venezuela con el ejercicio de la violencia. Es un punto de quiebre: Venezuela, mayor reservorio del planeta, petróleo, agua, recursos naturales al alcance de la mano. Chávez se niega a las bases militares, Ecuador las expulsa y Estados Unidos consigue plantar siete enclaves en Colombia, con leyes totalmente abusivas, al punto de que, ante cualquier delito que cometan los soldados extranjeros, tienen que ser entregados al mando militar. Dicho en otras palabras, en Colombia les han entregado la soberanía nacional a las bases militares gringas.
El silencio momentáneo que sigue a la contundente frase, se rompe con el elogio del programa televisivo Mesa redonda, que era una luz en Telesur y hemos dejado de verlo aparecer. Luego se examinan los roles de Telesur, otra vez las bases militares en Colombia y de ahí se pasa a los peligros que afronta la guerrilla en desarme y la posibilidad de que se vaya de un solo lado la correlación de fuerzas, razonamiento que se enlaza, inevitablemente, con una invocación de Walter a Luis Carlos Galán, el líder asesinado en 1989. El tiempo cierra la conversación y gira el tema hacia el asunto de 76 domingos, título que bien podría ser uno de los más demandados de la próxima Feria Internacional del Libro de La Habana.
Walter recuerda, con ese mismo orgullo con que asegura ser su propio productor y haber diseñado cada mínimo detalle de Dossier, cómo el trabajo que concluyó en este libro, que cuenta ya con varias ediciones, vino a entregarle la triple corona de Premios Nacionales de Periodismo en Venezuela: TV, radio y prensa impresa. Fueron 76 semanas en las que mi esposa y yo no supimos más que de trabajo intenso y dedicado ‒concluye Walter.
Nos despedimos junto a la puerta del Meliá Cohíba, sorteando otra interpelación de cariñoso reconocimiento al afamado visitante, ese responsable del programa televisivo que da sustancia informativa a las noches y autor del libro que esperaremos en la próxima Feria.

Jorge Angel Hernández

sábado, 13 de mayo de 2017

Todas las estatuas de Fidel Castro que caben... en un grano de maíz




Basado en un texto de Arnold August* - Prensa Latina.- ¿Qué es lo que hizo que Fidel Castro fuera víctima de más de 600 intentos de asesinato por parte de la CIA, mientras millones de personas del mundo, hoy, lo consideran un héroe de la Historia?.
Edición: Ana Gil.

Antonio Guiteras, un fundador del comunismo cubano




Dos veces escogió el sistema de dominación existente en Cuba tener un gran crecimiento económico con gran explotación social, y sin revolución. La primera vez fue en el primer cuarto del siglo XIX: convertirse en el primer exportador de azúcar del mundo, y seguir siendo colonia de España mientras la América ibérica se independizaba. La opción fue muy criminal y le duró bastante, pero no pudo evitar que en el último tercio del siglo sucedieran dos revoluciones, que conquistaron la identidad nacional y el Estado y una cultura nacionales.
La segunda vez que los dominantes tomaron esa alternativa fue en el primer cuarto del siglo XX: abandonar los objetivos radicales de la Revolución del 95 y lograr otro gran crecimiento económico con gran explotación social, y sometida a la relación neocolonial con Estados Unidos. Pero esta vez solo le duró ese primer cuarto de siglo, porque a fines de los años veinte se combinaron los graves límites de aquella estructura económica y la deslegitimación del sistema político en 1927 con el alto nivel y la profundidad de oposición activa al régimen dictatorial que permitían el gran desarrollo previo que habían tenido la conciencia política y las experiencias prácticas revolucionarias a escala masiva en la sociedad cubana.
Entonces sucedió la tercera revolución cubana, la Revolución del 30. Fue muy profunda y abarcadora, y generó transformaciones muy importantes, pero no pudo acabar con el sistema de dominación y crear un orden nuevo liberado. En cuanto a conciencia política y experiencias prácticas, en la Revolución del 95 la vertiente radical dentro de los independentistas avanzó mucho más de lo que parecía posible, planteó la república democrática con liberación nacional y justicia social, y produjo el proyecto de José Martí. El radicalismo dentro de la Revolución del 30 partió de aquellos avances y de la cultura política más avanzada, y planteó que en Cuba era obligatorio ser antimperialista para ser revolucionario y que el carácter del proceso debía ser socialista de liberación nacional.
Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras fueron los dos líderes principales en aquella época. Mella logró ser el pionero de esa nueva posición en Cuba, cuando no estaba todavía entre los pensamientos posibles ni entre las opciones prácticas. Aunque fue asesinado a los veinticinco años de edad, abrió el nuevo camino y se ganó ser el símbolo del joven rebelde. Antonio Guiteras sí llegó a vivir la etapa de la crisis revolucionaria –de los primeros meses de 1933 a marzo de 1935–, en que esa solución más radical era planteable, y se lanzó a tratar de hacerla realidad.
Primero fundó y dirigió una organización política insurreccional independiente de toda política burguesa, Unión Revolucionaria, en 1932-1933, que combatió sobre todo en Oriente, con un proyecto de liberación nacional y social. Después encabezó una gestión práctica formidable, como ministro principal del Gobierno Revolucionario Provisional que existió entre septiembre de 1933 y enero de 1934, bajo el ataque incesante de Estados Unidos y de la contrarrevolución cubana. Guiteras implantó medidas y emprendió actuaciones muy radicales de justicia social, soberanía nacional, pelea frontal contra el imperialismo y sus cómplices nativos, tratando de darle bases al socialismo de liberación nacional en Cuba, mediante el ejemplo de los hechos y la creación de motivaciones que llevaran al pueblo a grados altos de movilización y de conciencia. Y en una tercera fase, otra vez en la clandestinidad, creó y dirigió una gran organización política de lucha armada a escala nacional, la Joven Cuba, que intentaba tomar el poder mediante la insurrección armada, y desde él liberar a Cuba e implantar el socialismo.
Los enemigos de esa revolución tuvieron muchas fuerzas a su favor, y los grados de conciencia y organización independientes del pueblo de Cuba eran todavía muy insuficientes para que se pudiese llevar a cabo aquella tarea. El viejo nacionalismo era patriótico, pero los límites puestos a la Revolución del 95 y tres décadas de desgaste liberal-conservador ya no le permitían enfrentar nuevos desafíos y vencerlos. El liberalismo democrático tenía la enfermedad incurable de temerle a los Estados Unidos y requerir su tutoría, y de no ver más allá de un buen ordenamiento burgués.
Entre las ideologías y los movimientos del siglo XX, el comunismo nacido de la expansión internacional del bolchevismo y de la influencia de la Unión Soviética era lo más prometedor para las revoluciones que comenzaban a necesitar las colonias y neocolonias del mundo para liberarse realmente. Pero lo que sucedió desde la segunda mitad de los años veinte, sobre todo a partir de 1928, resultó negativo en la práctica para la comprensión acertada, la estrategia y la táctica de las organizaciones, y las ideas de los seguidores de la Internacional Comunista. El caso cubano fue un ejemplo claro de esto. La teoría de Marx y las ideas y la práctica política de Lenin, el ejemplo y la esperanza de una gran revolución triunfante, la llegada del marxismo como un instrumento de potencialidades muy superiores, propiciaron un gran salto hacia delante de la cultura de liberación en Cuba. Pero fue una paradoja trágica que los comunistas cubanos obedecieran orientaciones y tuvieran creencias emanadas de una cultura política manifiestamente inferior a la que había ganado Cuba en los sesenta años previos.
Por su parte, Guiteras ya pudo asumir el socialismo anticapitalista y utilizar las ideas más avanzadas sin pertenecer a aquel movimiento comunista. A fines de 1932, escribió el manifiesto programa de Unión Revolucionaria, en el que reconocía que había varias ideologías entre los opositores a Machado y aspiraba a que unieran sus esfuerzos, al mismo tiempo que presentaba una propuesta “que sirva de aspiración común al pueblo de Cuba”. Pero al explicar con muchos detalles todo lo que pretendía la organización, queda claro que llevarlo a cabo exigía todo el poder para los revolucionarios, y que, aunque no usara la palabra socialismo, por su alcance no cabía dentro del capitalismo neocolonial, y daría lugar a una revolución socialista de liberación nacional. Este revolucionario iba a la raíz de los males de Cuba y proponía el único remedio eficaz a ellos, que implicaba que los cubanos se apoderaran de su país, liquidaran la explotación y se fueran transformando a sí mismos.1
La actuación de Guiteras lo ratificaba como un valiente y un ser humano fraternal y muy austero, pero sus ideas iban mucho más allá de lo que parecía posible hacer en Cuba, inclusive podían parecerle una locura a las personas más juiciosas. Ya estaba compartiendo las cualidades y el destino de Céspedes, Maceo, Martí, Mella, y el que tendrían después Fidel y el Che.
Hay muchas expresiones de su posición socialista cubana antimperialista durante los cuatro meses en que formó parte del gobierno revolucionario. Añado lo que expresa según el acta de una reunión del Gobierno Revolucionario: “Que en distintas ocasiones había hablado de tal necesidad, de que el gobierno se trazara un programa y que ese programa fuese explicado ampliamente al Ejército y al pueblo, para que supieran qué era lo que estaban defendiendo, pues de lo contrario iban a creer que todo se reducía a cambiar un gobierno por otro”.2
A la caída de aquel gobierno, Guiteras declaró desde la clandestinidad: “Actualmente estoy en la oposición y lucharé por el establecimiento de un Gobierno donde los derechos de los Obreros y Campesinos estén por encima de los deseos de lucro de los Capitalistas Nacionales y extranjeros.”3
Estudiar su artículo “Septembrismo” es fundamental para conocer sus ideas. Son marxistas su análisis de los acontecimientos y las fuerzas en pugna, y los instrumentos de acción política que propone; pero el punto de partida de Guiteras y su lenguaje es su país, neocolonizado pero dueño de una maravillosa epopeya nacional y presa de un ansia inmensa de justicia social. Es decir, Guiteras parte del potencial revolucionario de la cultura nacional. Logra hacer la valoración más atinada de una revolución que no ha terminado todavía: “mostró un mundo de posibilidades al pueblo de Cuba (…) esa posición erguida mostró a los revolucionarios el camino”. Concluye con una profecía que es a la vez una definición: “Esa fase de nuestra Historia es la génesis de la revolución que se prepara, que no constituirá un movimiento político con más o menos disparos de cañón, sino una profunda transformación de nuestra estructura económico-político-social”. La revolución será el gran cambio de todas las estructuras fundamentales del país, implicará liquidar todo el poder de la burguesía y el imperialismo, y las relaciones sociales en las que ese poder se basa. Menos, no sería suficiente. Y se despide con la profesión de fe del revolucionario comunista, en la lengua nacional: “espero confiado el momento oportuno para nuestra liberación absoluta, que es la que responde al clamor de las masas que todo lo sufren, que todo lo padecen”.4
El fundamentado y extenso Programa de Joven Cuba, publicado en el diario Ahora en agosto de 1934, es uno de los documentos políticos trascendentales del siglo XX en Cuba. En él se afirma que Cuba tendrá que asumir el socialismo para lograr completarse como nación.
Guiteras se comporta como un comunista, aunque no se identifique como tal. En aquellos tiempos, en Cuba ese apelativo sólo se aplicaba a los miembros del Partido Comunista. Si hoy puede resultar inusual llamarle así es solamente porque después que la revolución socialista de liberación nacional triunfante en Cuba en 1959 convirtió en algo natural comprender qué es un comunista y cómo este proviene de una lucha y unas ideas comunistas, y no de una organización determinada, la cuestión volvió a oscurecerse en la ideología estructurada durante una etapa prolongada, y sus efectos se sienten todavía.
El pensamiento y la actuación de Antonio Guiteras configuraron el tipo de comunismo cubano procedente del encuentro de las luchas de liberación nacional con el socialismo, en las nuevas condiciones creadas por la crisis de la primera república y por la Revolución del 30. Guiteras fue de los que más aportó al legado revolucionario que ella dejó, y además le añadió un símbolo y un ingrediente sintetizador de ideologías, y de las necesidades cubanas que padecieron abandonos o anduvieron muy discordes durante las dos décadas siguientes: la personalidad más trascendente de aquel evento resultó ser un joven combatiente, valeroso y carismático, dueño de ideas claras y muy radicales, antimperialista, socialista e insurreccionalista. No es asombroso que el movimiento de jóvenes del centenario martiano que desató la insurrección de los humildes, por los humildes y para los humildes en los años cincuenta se encomendara también a Antonio Guiteras cuando fue al asalto del Moncada.

Fernando Martínez Heredia
La pupila insomne

Notas:

1 Ver Fernando Martínez Heredia, La revolución cubana del 30. Ensayos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, pp. 55-58.
2 Ramiro Capablanca, Acta del Consejo de Secretarios de 15 de noviembre de 1933. En Olga Cabrera, Guiteras, la época, el hombre, Arte y Literatura, La Habana, 1974, p. 355.
3 Antonio Guiteras, diario Luz, 20 de enero de 1934. En Pensamiento Crítico núm. 39 (especial), La Habana, abril de 1970, p. 284.
4 Bohemia, La Habana, 1º de abril de 1934, págs. 20 y 22.