jueves, 28 de noviembre de 2019

"Fidel Castro, un hombre de gran sonrisa y muy distinto a los líderes soviéticos"




Entrevista con Gueorgui Petrov, participante en la Crisis del Caribe

El 27 de octubre 1962 fue uno de los días más tensos durante la Crisis del Caribe, el momento en el que el mundo estuvo más cerca de una tercera guerra mundial. En Entrevista, de RT, Gueorgui Petrov, uno de los soldados soviéticos que estaban en Cuba entonces, revela por qué no tuvo miedo esa noche, por qué Kennedy decidió ignorar el derribo de un U-2 por los soviéticos y quién venció en esa crisis. También cuenta de qué hablaba con Fidel Castro y por qué le gustaría quedarse en Cuba.

José Daniel Ferrer, preso en Cuba: ¿agresor o mercenario?




Apoyar la guerra económica de una potencia extranjera, en cualquier país del mundo, es un delito duramente penado. Pero no. José Daniel Ferrer no fue detenido por esa razón. Lo fue por el secuestro y las lesiones causadas por una paliza, el 20 de septiembre, al ciudadano cubano Sergio García, denunciante de los hechos.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

"Por el bloqueo muchas iniciativas en Cuba se encuentran con la limitación de la provisión de insumos"

Entrevista al economista político Julio Gambina

M.H.: Estuviste en Cuba. ¿Qué nos podes decir acerca de la realidad cubana?
J.G.: Participé en el Seminario sobre asuntos estratégicos del centro de investigación de política internacional de Cuba, que todos los años para esta época convoca a intelectuales y especialistas de países de todas partes del mundo. Hubo europeos, estadounidenses, chinos, vietnamitas y latinoamericanos de todos los países. Un debate para discutir la coyuntura mundial y cómo impacta en los distintos países que intervienen, especialmente América Latina.
Uno de los temas más importantes que se discutió ahí tiene que ver con Cuba hoy, es cómo está afectando el bloqueo que ahora ya no es solamente contra Cuba, sino también contra Venezuela y que afecta las relaciones entre Venezuela y Cuba. Hay una relación de intercambio muy importante entre ambos países, históricamente todos sabemos lo que significa en cuanto a la educación y la salud desde Cuba a Venezuela pero también de la provisión de petróleo que es un tema estratégico para Cuba.
Por imperio de esta situación de bloqueo, en el mes de septiembre, Cuba se manejó con un 35% de la energía necesaria para funcionar, no se está sintiendo en los hogares familiares pero sí en la actividad productiva. En el mes de octubre mejoró un poco la situación pero están en un 65/70% del aprovechamiento de la potencialidad energética de Cuba. Hay una situación complicada como siempre proveniente del bloqueo que ahora se agudiza con el bloqueo a Venezuela.
Esto que estoy comentando es una de las características principales para conciliar asuntos estratégicos a nivel mundial, es la impunidad con la que se maneja EE UU provocando un desorden del sistema mundial. Porque a veces lo que sobresale es la guerra comercial declarada por EE UU contra China, que ha provocado que los organismos financieros internacionales digan que hay un proceso de desaceleración de la economía mundial y ponen como primer asunto la complicación en el comercio internacional que supone la guerra entre China y EE UU.
Y hay que agregar que EE UU se maneja con impunidad en la aplicación de sanciones económicas a distintos países, no solo a Cuba, a Venezuela, Irán, Rusia y China, sino que lo hace con cualquier país del mundo desarticulando todos los mecanismos diplomáticos y políticos del sistema mundial sea Naciones Unidas o cualquier otro organismo internacional. Con lo cual la primera consideración sobre Cuba es el impacto económico y social que genera el bloqueo múltiple y las sanciones unilaterales que aplica EE UU sobre varios países.
La segunda es que Cuba está en un proceso de reforma política y económica muy importante al que hay que añadirle impactos culturales en la sociedad cubana. Hace muy poquito se llevó adelante la reforma de la Constitución y eso generó procesos de renovación de la forma de gobierno. Hay una nueva conducción del gobierno en Cuba. Ahora se está procesando por primera vez la elección de un primer ministro, un tema que tiene que estar resuelto hacia fines de año, comienzos del próximo año.
Por primera vez va a haber Jefe de Gabinete, la propuesta del Presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, es el primer Presidente que no surge del proceso histórico de la revolución cubana en origen, es una generación nueva de conducción del proceso cubano. Díaz Canel es más chico que la historia de la revolución, tiene 60 años, nace en el momento en el que surge el proceso de la revolución. Me pongo en la cabeza del Presidente de Cuba porque es expresión de una nueva generación que está llevando adelante el proceso de gestión institucional en provincias, municipios y a todo el nivel de la economía, la ciencia y la técnica; hay una nueva camada, hay algo así como una transición de la camada originaria que procesó la revolución, de la cual el más representativo de todos es Raúl Castro y un conjunto de dirigentes que vienen protagonizando el proceso de revolución desde el origen. Hoy hay un cambio muy profundo en ese sentido.
Y en la economía avanza muy lento, usando palabras que se usan oficialmente, el proceso de cambio económico que se discutió en 2011. Ya van 8 años de que se plantearon esos lineamientos de cambio económico en Cuba, donde entre otras cuestiones está creciendo un sector privado, no en aspectos estratégicos de la economía cubana, pero sí hay una cantidad de actividades de la vida cotidiana, uno puede verlo más claramente en el tema de establecimientos de comida y recreación, o aspectos profesionales, donde empieza a desarrollarse un sector privado que como en todos los ámbitos modifica la cultura cubana, tradicionalmente acostumbrada a una organización de la fuerza de trabajo en torno del Estado.
Ese es todo un cambio en la economía, que está lento respecto de lo que se propusieron desde 2011 en adelante, pero hay una creciente población cubana que vincula su actividad de reproducción de la vida cotidiana en el sector privado, pequeñas y medianas empresas, lo que supone un cambio cultural muy grande, de quienes actúan en ese sector privado, de parte del Estado que tiene que ejercer supervisión y regulación al respecto.
Eso supone cambios muy importantes que todavía puede resultar prematuro poner en consideración. En ese sentido, golpea mucho el tema del bloqueo porque muchas iniciativas en desarrollo se encuentran con la limitación de la provisión de insumos para avanzar en el despliegue de cualquier tipo de iniciativa.
Una de las novedades asumidas en las últimas semanas tiene que ver con lo financiero, que es que además de la doble moneda incorporaron la compra en dólares con tarjetas sobre determinados bienes de consumo. Es una medida a través de la cual el Estado se hace de dólares necesarios para resolver sus intercambios internacionales. La cuestión ya normal, instalada del bloqueo afecta la cotidianeidad de la vida en Cuba y limita la posibilidad de un desarrollo alternativo muy necesario en esta época de hegemonía capitalista, con un EE UU que defiende con uñas y dientes su carácter hegemónico en el sistema mundial capitalista y que actúa de esta forma impune para generar el desorden de la economía, la política y la diplomacia a escala global.
Yo diría que lo que se ve en Cuba es un gran debate instalado en la sociedad, lo ves en la calle, en distintos ámbitos, con cambios como la generalización del uso de internet, por ejemplo, donde vos ves los distintos puntos de existencia de conexión a wifi, con cantidad de jóvenes mayoritariamente que están en un proceso de comunicación muy importante. Sabiendo que hay límites para el desarrollo de internet también producto del bloqueo.
El tema del bloqueo está muy presente, y obviamente la convicción de avanzar con el proyecto de transformación, de construir el socialismo con todos los límites que hay en el sistema mundial e incluso en la región latinoamericana avanza con mucha fuerza.
Hay una población cubana muy educada y conocedora de la realidad latinoamericana, más allá de los amigos intelectuales, se nota en conversaciones callejeras, donde hay un conocimiento muy detallado de la realidad latinoamericana. Yo estuve justo en la semana previa a las elecciones en Argentina y había una importante expectativa por que se confirmara el cambio de gobierno en nuestro país. Eso es una constatación que los y las cubanas son personas muy bien informadas y que miran la realidad latinoamericana en sintonía con la emancipación para el pueblo cubano. Hay una correlación y un compromiso entre la realidad latinoamericana, caribeña y mundial.

ALCA, al carajo

M.H.: Hace 14 años el ALCA era derrotada en Mar del Plata.
J.G.: Sí, un 5 de noviembre en una confluencia muy importante que se dio en el movimiento popular continental, digo continental desde EE UU hasta el sur de América, en una Cumbre de los pueblos, pero que confluyó en una voluntad de los presidentes del Mercosur que le dijeron firmemente al Presidente de EE UU, George Bush, que no estaban de acuerdo con incluir en la cumbre de debate presidencial el tema del ALCA.
La cumbre fue citada con una agenda y George W. Bush propuso que había que retomar la agenda del ALCA que había sido discontinuada en la cumbre previa, en el 2001 en Canadá, donde por la movilización popular, los debates del ALCA habían dejado de ser secretos, pasaron a ser públicos y, por primera vez, con la voz de Venezuela se planteó una disidencia en el documento final. Disidencias que tenían que ver con la nueva dinámica del cambio político que había en la región latinoamericana y caribeña hacia el 2001. Que luego, con la conformación del ALBA entre Venezuela y Cuba a fin de 2004, desde Venezuela aparece la voz de Hugo Chávez que dice que no hay que esperar soluciones en América Latina desde el capitalismo, que había que ensayar nuevas formas de desarrollo socialista y por eso se formula el tema del “socialismo del Siglo XXI”, en diciembre de 2004.
En noviembre de 2005 en la Cumbre de Presidentes confluye la movilización popular con la Cumbre de los Pueblos y una voluntad muy fuerte de los presidentes del Mercosur y de Venezuela que no estaba todavía en el Mercosur, para confrontar con la estrategia de EE UU. No acompañó ningún otro país pero esos 5 países pudieron resolver una sintonía común. Ya estaba gobernando Kirchner en Argentina, Lula en Brasil y el Frente Amplio en Uruguay y por lo tanto esa sintonía se creó en los gobiernos y con un movimiento popular en las calles de Mar del Plata con una movilización muy importante con una iniciativa como un tren que partió de Buenos Aires a Mar del Plata con Maradona encabezando esa movilización, con presencias muy destacadas, dio un marco más que interesante a una movilización popular que fue favorecida por esa articulación de gobiernos populares.
Ese “No al ALCA” es una decisión que se fue trabajando en luchas populares muy importantes. La discusión del No al Alca comenzó a debatirse en los Foros Sociales Mundiales que se desarrollaron desde enero del 2001 en adelante, a partir de esos encuentros se desarrollaron conferencias hemisféricas, que todos los comienzos anuales se realizaban después del Foro Social Mundial para hacer un balance y evaluación de la campaña continental contra el ALCA, que se realizaban en La Habana, Cuba.
Y se llevó adelante un movimiento tan grande que en Argentina en 2003 se hizo una consulta popular donde más de 2 millones de personas se pronunciaron contra el ALCA, contra la militarización y contra el endeudamiento que eran las tres preguntas que se hacían. Recuerdo que la pregunta más fuertemente contestada por el No era el no a la militarización, en segundo lugar el No al ALCA y en tercer lugar el No al endeudamiento. Más del 85% de 2 millones de votantes se pronunciaron por el no pago a la deuda. En torno del 96% en contra del ALCA y cerca del 98% de más de 2 millones de votantes, contra la militarización y las bases militares en la región.
Por eso el No al ALCA fue un proceso popular vinculado con proyectos políticos gobernantes en la región que le plantaron un No a Bush que salió derrotado de la Argentina. Y ahí, Hugo Chávez formuló en el estadio de fútbol en Mar del Plata, luego de una gran movilización bajo la lluvia, de miles de personas movilizadas, la iniciativa del ALBA.
Hoy en el año 2019 existe el ALBA. En este mismo momento esta sesionando un seminario en Caracas organizado por el Banco del ALBA, y te anticipo, tenés la primicia de que compañeros que están allá protagonizando, vienen con el mandato de abrir cátedras populares sobre el Banco del Alba y la iniciativa de integración alternativa aquí en la Argentina.
El ALBA, la Alternativa bolivariana de los pueblos de América existe y el ALCA no, aunque intentó diagramarse por otros lados como los Tratados de libre comercio, los tratados bilaterales de inversión y todos estos mecanismos que atan a la Argentina y a todos los países latinoamericanos a la estrategia de las transnacionales para estimular la libre circulación de capitales, servicios y mercancías.
Es muy importante recuperar esta lucha de 14 años porque de no haber existido esa iniciativa política popular hoy tendríamos un nivel de subordinación y dependencia mucho mayor a la que existe, a la política exterior de EE UU.

La derecha continental y mundial ha aprendido y se organiza para obstaculizar cualquier proceso de cambio

M.H.: Hace 49 asumía el gobierno Salvador Allende.
J.G.: Otra efemérides muy importante por muchas razones. En estas horas nos toca a muchos valorar lo que está aconteciendo en Chile, algunos creyeron que fue una protesta estudiantil contra la suba del transporte público, y resulta que no eran los 30 pesos del transporte sino los 30 años de la Constitución pinochetista y ni siquiera 30 años de esa Constitución sino los 46 años del golpe de Estado de Pinochet que tuvo un impacto global. Chile fue el primer territorio en donde se ensayaron las políticas neoliberales que hoy hegemonizan el sistema mundial y las dictaduras militares del cono sur.
Los Chicago Boys gobernaron en la dictadura militar de Pinochet, en la dictadura genocida de la Argentina del 76 en adelante, el Plan Cóndor como expresión necesaria de una violencia disciplinadora de los pueblos para instalar las políticas liberalizadoras que hoy son parte del sistema mundial. Se aplicaron originariamente en Chile y luego Thatcher y Reagan en el 79 y el 80 las generalizaron en las principales potencias del capitalismo mundial. La socialdemocracia europea, Felipe González en España, FranÇois Mitterrand en Francia instalan esas políticas neoliberales en los 80 y con la caída del Muro de Berlín, de la que se cumplieron 30 años el 9 de noviembre y la desarticulación de la URSS en 1991, el desarme de los países socialistas del Este de Europa generó territorios ideales para el aliento y el desarrollo de políticas neoliberales que incluso en el plano político incluyen propuestas conservadoras, de derecha, muy reaccionarias, algunos las pueden calificar de neo fascistas, pienso en Polonia, Hungría, la propia unificación alemana; se acaba de cumplir un aniversario de la unificación alemana que ha significado la absorción de la Alemania del Este a la hegemonía de las transnacionales de origen alemán y al gobierno conservador de Alemania.
Todo ese proceso encontró a América Latina en una segunda ronda de neoliberalismo en los 90. Aquí podemos ver que estamos terminando estos cuatro años de gestión que asume el ideario del neoliberalismo de los 90, de las políticas neoliberales de Martínez de Hoz y la dictadura genocida del 76.
Por eso hay que valorar mucho el despertar del pueblo chileno, porque muestra que muchos temas que estaban tapados emergen a la luz y discuten un sentido común que afirmaba Chile era el modelo a seguir, tal es así que en el último debate presidencial, uno de los candidatos, Espert, mencionó como modelo a seguir al chileno, en el mismo momento estaban aconteciendo las movilizaciones, todavía no tenían la magnitud que están teniendo ahora cuando hablamos de más de 1.2 millón de personas movilizadas y hoy la dinámica popular movilizada continúa, el debate ideológico se ha profundizado y es muy importante pensar que si el neoliberalismo que hoy es hegemónico como política del capitalismo contemporáneo en todo el mundo, eso se ensayó en Sud América, especialmente en Chile y que haya una impugnación popular tan grande nos muestra que aquellos que creen que tienen subordinada a la población desde un sentido común de lo que hay que hacer y, sobre todo, con el miedo, cuando los pueblos deciden estallar generan expectativas.
Nadie puede decir cómo va a terminar la situación chilena, pero lo que podemos saber a través de intercambios que tenemos con dirigentes sociales y populares, el entusiasmo que hay en Chile por generar una situación de cambio político y arrimar a Chile a experiencias de cambio político en la región es más que interesante. Y al mismo tiempo llamar la atención de cómo la derecha continental y mundial ha aprendido de este proceso y se organiza para obstaculizar cualquier proceso de cambio. La persistencia del bloqueo sobre Cuba, la agudización del bloqueo Cuba-Venezuela, la intervención de la política exterior de EE UU y las clases dominantes en Bolivia para impedir que una votación cercana al 50% para el nuevo período de gobierno de Evo Morales está siendo obstaculizado con un golpe de Estado para desconocer los procesos democráticos.
Y aquí en Argentina no hay que subestimar el 40% de votos logrado por Juntos por el Cambio y si a eso se le suman otras propuestas de derecha que disputaron en las elecciones, tenemos un caudal de consenso electoral social más que importante y que nos tiene que llamar la atención sobre el difícil momento que vivimos.
Por eso es para destacar la revuelta popular chilena y el espíritu que eso genera para no tener miedo y animarse a desarrollar iniciativas contra la hegemonía del capitalismo contemporáneo que son estas políticas neoliberales.
M.H.: A fines de este mes tendremos la presencia en nuestro país de Eric Toussaint.
J.G.: Lo que va a haber es una conferencia internacional del Comité por la anulación de la deuda del Tercer mundo, para decirlo de la forma tradicional, hoy es “Comité de anulación de las deudas ilegítimas”. Un movimiento que se configuró principalmente con movimientos populares que impugnaban la cuestión del endeudamiento en América Latina, África, Asia e incluso en el capitalismo desarrollado, que ha tenido algunos episodios interesantes en el último tiempo como la investigación y auditoria de la deuda en Ecuador, donde referentes del CADTM protagonizaron y participaron, lo mismo que el proceso de investigación y auditoría de la deuda en Grecia, más reciente, y una producción intelectual muy importante sobre la problemática del FMI, Banco Mundial, los organismos internacionales, lo que representa el endeudamiento externo.
América Latina tiene una tradición muy importante de crítica al tema del endeudamiento, hay que recordar en 1985 una convocatoria de Fidel Castro en Cuba, para generar un movimiento latinoamericano caribeño y del sur del mundo para generar algo así como un club de deudores contra el club de acreedores que coordina el FMI.
El Comité por la anulación de las deudas ilegítimas va a hacer su reunión aquí en Buenos Aires el 27, 28 y 29 de noviembre y van a confluir compañeros de distintos países de América Latina y de Europa, especialmente Eric Toussaint, que es el vocero de este movimiento.
La idea es hacer conversatorios, algunos paneles de debates, vamos a funcionar en la Facultad de Ciencias Sociales. La idea es hacer alguna audiencia en el Parlamento para intercambiar con legisladores de distintas organizaciones políticas en un tema que va a ser fuertemente condicionante de la política futura de la Argentina, el acuerdo con el FMI, el elevadísimo endeudamiento externo generado en estos 4 años de gestión de Mauricio Macri, los condicionantes que quedan con el FMI, más allá de la deuda y los pagos, como esa condicionalidad por hacer reaccionarias reformas laborales, previsionales y tributarias y, por lo tanto, queremos generar un acontecimiento de mucho debate en el que no se quede nadie afuera, que todos aquellos que son conscientes de la necesaria crítica a lo que representa como hipoteca para la mayoría del pueblo argentino el fenómeno del endeudamiento y el condicionante del FMI pueda expresarse en esos 3 días de debates.

Mario Hernandez

lunes, 25 de noviembre de 2019

Pueblo y gente incluyen mucha gente

Mi generación siempre tiene hambre. Nacimos en el Período Especial y la cultura que lo acompañaba hizo entrada silenciosa en nuestra conciencia. A mí, me marcaron en los años de pañoleta el yogurt de soya, el masa real y el pan de gloria. Esas imágenes, no se borran, para triunfar o para perder.
La otra etapa oscura, fue el servicio militar. En mi unidad las neveras estaban rotas. Un buchito de comida, y a marchar. Las gastritis inició su puesta en escena para solo hacer intermedios de descanso. Lo curioso, es que nunca me dio por querer matar, saquear, sabotear. Aunque pensándolo bien, quizá sí, un poco con el abusivo teniente-coronel que nos dejaba parados media hora justo cuando el sol queda encima. Solo eso.
Aun así, no encuentro explicación en ese egocéntrico órgano que es el estómago cubano, que me indique que a este le dio una pulsión para ordenar a sus respectivos cuerpos abordar una tienda -como corsarios de tierra firme. No, no fue una necesidad del estómago la que llevó a las hordas de Cuatro Caminos. Lo ahí sucedido se hace corresponder con un modelo de crisis humanitaria que aquí no tenemos.
La cosa está mala. Más bien, malísima –aunque hay quien dice que así estuvo siempre. A la escasez ya ni el triunfalista discurso la puede negar -está ahí, y no es que late, es que se mueve, la escasez ya hasta vibra. ¿Pero eso justifica las hordas de Cuatro Caminos? ¿Quién es el responsable, el gobierno por la mala gestión, o la gente por su falta de civismo?
Si nos fijamos, la dicotomía no deja de girar alrededor de una exaltación de respuestas agresivas por parte de los cubanos. Por un lado, una postura donde el gobierno con su centralismo burocrático -no es una ofensa- ha creado un desabastecimiento sostenido que hizo que la ciudadanía perdiera la paciencia. Por el otro, que es una falta de civismo, de educación que llevan a las actitudes vandálicas, ocasionadas por un acto de voluntad.
Al parecer, se debate entre una suerte de racionalismo determinista donde se exime al sujeto de responsabilidad, frente a un engendro de filosofía personalista que pone el peso en la voluntad. Todo termina, en que, ¿la violencia es un producto de la propia racionalidad que genera el sistema, o un mero acto de voluntad?
En realidad, en una sociedad sin escasez, las hordas no hubiesen tenido mucho sentido -eso no se puede negar. Ahí hay su cuota de responsabilidad –al menos, a nivel teórico. También, la palabras pueblo y gente incluyen mucha gente. Le sumo que nunca me ha gustado la leyenda negra del cubano, como para seguir agregándole cosas. Por eso, una pregunta más útil puede ser, ¿le es propia la violencia al pueblo cubano?
Aunque se pase mucho trabajo, no son los que más lo sufren las personas las indisciplinas en las colas y en las comprar. No es el médico, el profesional que no llega al día 10, el obrero que ahorra peso a peso, el técnico, ni siquiera aquel que se sostiene en la lucha en su trabajo, no son ninguna de las personas con escaseces materiales, pero trabajadoras, las que generan el desorden en los espacios públicos de compra y venta.
Sí, mucha gente así está obstiná, molesta; y a veces basta con que se les dé oportunidad para que digan par de nombres que no se deben decir en mal tono. Pero ese siempre encuentra de qué o quién reírse, y no reacciona queriendo crear desorden –tendencialmente, claro.
Quien esté acostumbrado a hacer colas en Cuba -aunque sea la de las papas-, sabrá que los problemas y las broncas siempre ocurren por alguien que se quiere colar o que está tramando alguna trampa. Ese, suele ser un colero, o un personaje que está inventando para sacar dinero muy poco digno. Esos sujetos, son los que uno se encuentra en mercados como 23 y 10, en Carlos III, y los que dan origen a los conflictos -de hecho, la contradicción se desata cuando ese pueblo que está obstinao se enfrenta con ellos. No, no es la naturaleza del cubano la conflictividad; en cambio, sí es el comportamiento de un determinado grupo de personas cuya decisión es generada en aquellos puntos desde donde no pudo subvertirse la cultura del vago, del vándalo de esquina. Son estos, los que atentan contra el orden y básicamente deben ser contenido de trabajo de la policía.
Al gobierno, lo de siempre: sean menos torpes, y tomen nota que la racionalidad de los agentes de una economía no es la de un soldado. El pueblo puede estar obstinao –que sí, que las colas cansan y producen tensión-, pero no reacciona queriendo crear desorden. El desorden lo generan un grupo de personas a conciencia, y cuya sanción es bien merecida. No confundamos al pueblo con la tasa de delincuencia que de él inevitablemente sale, ni se le señale de lo que no es. Pueblo y gente incluye mucha gente, los responsables tienen nombre y apellido.

Miguel Alejandro Hayes
La Trinchera

Un Nobel para la fidelidad

25 de noviembre de 2016. A Fidel, 3 años después.

O no lo oyeron o no quisieron oírlo, de lo contrario hubieran tenido que obsequiarle, sin chistar, el Premio Nobel de Economía. Vaticinó con una precisión de espanto lo que nadie vio, y además se dio el lujo de precisar casi hasta la fecha y la hora de una de las mayores crisis a la que se ha enfrentado el capitalismo en toda su historia de más de 200 años. Hoy que tenemos a las puertas otra crisis más devastadora que la del 2008, seguimos en las mismas, y todo parece indicar que no hay forma de detenerla.
Los que lo oyeron no podían dar crédito a sus palabras. Tanta clarividencia no podía ser natural, pero todo se basaba en un razonamiento riguroso y extenso, sazonado con una experiencia descomunal, y un deseo de escudriñar los fenómenos desde una óptica científica fuertemente anclada en la teoría marxista, y empujada hacia adelante por una convicción de reivindicación social a toda prueba. Solo un hombre con las ideas en su sitio podía lograr el milagro de la “adivinación”, por la que hubieran dado toda su fortuna los más encumbrados economistas y políticos del mundo.
Oportunidades no les faltaron, pues por si fuera poco tiene el don de la conversación, y no hubo tribuna en que escondiera sus pensamientos más íntimos o sus descubrimientos más deslumbrantes, con razonamientos kilométricos y precisión matemática dirigida a quien quisiera escucharlo, desde un joven universitario en Caracas, hasta los empresarios europeos, quienes no se dieron cuenta de que les estaba dando la receta de su salvación, gratis.
Grande y encendida ha sido la polémica hasta hoy. Se tiran las culpas a la cara, los que no la vieron venir por soberbia o estrechez de miras, o simplemente porque no querían asustarse cuando estaban en la cresta de la ola. La señora crisis estaba a un palmo de sus narices, y los indicios yacían en las frías oficinas de los grandes bancos, las transnacionales y los FMI, Banco Central Europeo, Troikas, o como se llamen, sordas al clamor de un tercer mundo que había escogido como su vocero, a un hombre ideal para la tarea de largo aliento que tenía por delante.
¿Cómo creerle a un incendiario anticapitalista convencido con argumentos tan inquietantes?¿Quiere amedrentarnos?, decían algunos en sus corrillos intelectuales. ¿Pretende sembrar el pánico?, comentaban otros, conscientes de lo peligrosos que son los contagios pesimistas en las bolsas de valores de Londres o Nueva York, que viven de la creencia incólume en la seguridad de su sistema, imposible de poner en entredicho por algún bárbaro del sur por muy carismático que sea.
Les argumentó de arriba abajo y de abajo a arriba que la fiesta del derroche no podía ser eterna; les habló de los desequilibrios en las finanzas, de los déficits presupuestarios, de las guerras sin impuestos nuevos, de las trampas de Nixon, de lo injusto de los acuerdos de Bretton Woods, de los precios exorbitantes del oro, de la inestabilidad del dólar, de que estaban metidos en una burbuja que estallaría en mil pedazos, de la concentración de la riqueza y la depauperación de cada vez más cantidad de gentes, ultima y verdadera causa de todas las crisis del mundo. Pero muchos lo miraron desdeñosos: no sabe lo que dice, dijeron. Y siguieron en lo suyo.
En un discurso memorable en la Universidad Central de Venezuela, en ocasión de la toma de posesión de su amigo Hugo Chávez, casi diez años antes del bombazo detonante de la crisis inmobiliaria en Estados Unidos que contagió al mundo, describió con detalles lo que estaba pasando y hacia donde conduciría la locura de los neos de moda, una mezcla explosiva de neoliberales y neoconservadores que no iban a detenerse ante nada —menos ahora que tenían el mundo a sus pies—, embriagados como estaban de una euforia brutal basada en la creencia absoluta de que los demás, simples mortales, nunca llegarían a entender el significado de un derivado financiero, y que las palabras hipotecas subprime, no estaban al alcance del entendimiento de las mayorías. Sus finanzas caminaban con un paso triunfal tan arrollador, que no podían ni imaginar que alguien podría descubrir sus trampas.
Él no solo se les adelantó, sino que puso sus ideas en órbita, los desnudó de pies a cabeza y los denunció como estafadores de magnitudes siderales, además de demostrarles con números irrebatibles que sus políticas estaban destinadas al fracaso y arrastrarían a la humanidad a la catástrofe.
Estamos todos en peligro, les dijo, ustedes y nosotros, los ricos y los pobres, y hasta les arrancó aplausos aquel día en Río cuando les advirtió que la especie humana, si seguía por ese derrotero, estaría en peligro de extinción antes que nos diéramos cuenta.
Y otra vez hicieron oídos sordos. Pero él siguió incansable en su prédica y llenó miles de cuartillas con argumentos, mientras otros se repartían los Nobels, lo mismo por descubrir la secuencia del genoma humano, que por bombardear gente inocente con drones de guerra. Es la paradoja siniestra de una época que no sabe qué hacer con sus genialidades tecnológicas, si despedazarnos o repartir entre todos las mieles de la fortuna.

Felipe Bulnes

sábado, 23 de noviembre de 2019

Ryszard Kapuściński, la voz de los sencillos




Ryszard Kapuscinski, el periodista que nunca fue neutral, y su visi'on honesta e implicda en la guerra de Angola

Gobierno electrónico a la cubana




Desde la #LaPupilaTV les damos la bienvenida a este acercamiento a algunas herramientas cubanas para el gobierno electrónico.

viernes, 22 de noviembre de 2019

Otros caen pero Cuba se mantiene ¿Por qué?

La primera mitad del siglo XX, llegando hasta la década de los 70, estuvo marcada por grandes luchas populares contra el sistema capitalista. En ese marco de movilización social, pudieron darse varios procesos revolucionarios: las ya clásicas revoluciones obrero-campesinas de Rusia en 1917, China en 1949, Cuba en 1959, Nicaragua en 1979, las que comenzaron a construir modelos sociales alternativos al libre mercado; léase: socialismo, con logros espectaculares en todos los casos.
Junto a ello, a lo largo del siglo XX se registran otros alzamientos populares y revolucionarios victoriosos, con características particulares, enmarcados en largas guerras de liberación nacional, luchas antiimperialistas y populares como Corea, Vietnam, Laos, Camboya, numerosos países africanos (Angola, Mozambique, Libia, Etiopía, República Popular del Congo, Benín, Mali, Tanzania, Ghana, Guinea). Todos ellos, también, se enfilaron hacia la construcción de alternativas socialistas. Es decir: sociedades no regidas por la empresa privada, la cual busca como fin último el lucro personal, no importando a qué precio (destruyendo al ser humano y a la naturaleza).
Vale introducir también para el análisis que aquí pretendemos al bloque de países de Europa del Este, posteriormente signatarios de lo que se conoció como Pacto de Varsovia (Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Alemania Oriental, Albania, Rumania, Bulgaria), que desarrollaron un modelo de sociedad no capitalista, en este caso bajo la égida de Moscú, que los transformó en sus satélites luego de la Segunda Guerra Mundial. Aunque allí ese socialismo no surgió como producto de una revolución popular obrero-campesina sino a partir del triunfo del Ejército Rojo sobre los nazis, el paradigma reinante no era, hasta su caída alrededor de los años 90 del pasado siglo, capitalista. A lo sumo, era un capitalismo de Estado manejado por una burocracia que hablaba un lenguaje “marxista”.
Incluso para el análisis que aquí pretendemos, debería incluirse una serie de procesos socializantes que, sin salirse en sentido estricto de los marcos del libre mercado y la empresa privada, por la derecha fueron vistos como “socialistas” y, por tanto, peligrosos para su lógica. Nos referimos a todos los progresismos que se dieron para inicios del siglo XXI en Latinoamérica, impulsados en muy buena medida por la Revolución Bolivariana de Venezuela y el carisma de su conductor: Hugo Chávez, procesos siempre ligados de forma consustancial con sus líderes: Brasil y el PT de Lula, Bolivia con Evo Morales a la cabeza, Ecuador y la Revolución Ciudadana de Rafael Correa, Argentina y el matrimonio Kirchner-Fernández, Uruguay y el carisma de Pepe Mujica.
En los países socialistas, incluso con esta camada de progresismos de estos últimos años a los que podría designarse como “socialdemócratas”, redistribucionistas (“populismos” los llama la derecha), con marcadas diferencias entre sí incluso, todos presentan elementos básicos que los distancian de planteos capitalistas salvajes. En aquellos procesos históricos en que, alzamiento popular mediante, claramente sí se construyó el socialismo, hay elementos comunes bastante evidentes: las clases dominantes tradicionales (oligarquías terratenientes, gran empresariado industrial y comercial) perdieron sus privilegios (teniendo que marchar fuera del país en muchos casos) así como sus fuerzas armadas, las que fueron transformadas en otra cosa, no al servicio de los tradicionales propietarios sino a favor del nuevo Estado socialista.
En todos estos procesos, con las grandes diferencias que pueden darse entre sí inclusive, se comenzó a hablar un nuevo lenguaje popular, se intentó edificar, en mayor o menor medida, una nueva ideología superadora de la anterior. Está claro, y es imperioso marcarlo desde el inicio, que todos estos procesos presentan marcadas diferencias. A veces, abismales. ¿Son todos socialistas? Ello lleva a definir con claridad qué estamos entendiendo por “socialismo”. Pero -y esto es lo que se quiere remarcar ahora- para la perspectiva capitalista más amplia, cualquiera de estas iniciativas huele a peligro. Para esta visión conservadora, la sola presencia de gente en la calle, la sola mención de reforma agraria, de programas sociales, de pago proporcional de impuestos (quien más tiene más paga) o de elevación del salario mínimo, enciende las alarmas. Suena a “comunismo”, en otros términos. Y, por tanto: ¡peligro!
Es difícil establecer con precisión cuál de todas estas experiencias es la más “pura” en tanto socialismo. En realidad, no hay “pureza” posible; cada experiencia hace lo que puede, siendo incomparable. El apego a los textos de Marx y Engels no es, necesariamente, una garantía de nada. En los países de Europa del Este el materialismo histórico era catecismo obligado, pero eso no constituyó una verdadera revolución socialista. La prueba está que fue la misma población la que pidió a gritos el regreso del capitalismo, viviendo esas burocracias pro soviéticas como “dictaduras”. Libia, con la conducción de Muamar Gadafi y su Revolución Verde, sin hablar un lenguaje estrictamente marxista, era el país con el mayor ingreso per capita de toda África y con el menor porcentaje de pobreza del continente. Otro tanto podría decirse de Bolivia, con el gobierno del MAS y la presidencia de Evo Morales, la nación latinoamericana que más creció (y más equitativamente repartió la renta) en los últimos años en toda la región, nacionalizando los recursos naturales mineros. Era un socialismo por vía democrática enarbolado por un indígena, que no tocó a la oligarquía tradicional, visceralmente racista y despreciativa de los pueblos originarios.
Por supuesto no pueden compararse la Unión Soviética con Nicaragua, o la República Popular China (hoy una economía monumental que está eclipsando a Estados Unidos) con, por ejemplo, Etiopía, o Albania, o con el Ecuador de Rafael Correa, que nunca se dijo abiertamente “socialista”. Son procesos distintos, con historias muy diversas, con poblaciones totalmente disímiles. Si algo une a toda esa masa difusa de sociedades es su declaración de “populares”, de preocupación por lo social. El sistema capitalista, donde quiera que se dé, en una potencia como Alemania o Japón, o en un país periférico como Pakistán o Perú, por ejemplo, no tiene ninguna preocupación real por los oprimidos. Sucede que, en las potencias capitalistas, esos oprimidos son su clase trabajadora, con un altísimo nivel de consumo y de confort (con salarios mínimos mensuales de 1,500 o 2,000 dólares), por lo que no se sienten, precisamente, golpeados por el sistema. Hacen parte, en todo caso, del 10% de la población mundial que se beneficia del mercado capitalista. En la gran mayoría del planeta, también capitalista, los beneficios son para una escasísima clase dominante, que en muchos casos se mantiene a fuerza de bayonetas. Para las grandes masas populares, la subsistencia diaria es una aventura: no hay consumismo, y ni siquiera satisfacciones mínimas.
Mucho cambió en el mundo en estas últimas décadas. Lo que parecía un camino casi expedito hacia una sociedad socialista cada vez más amplia, no está, no existe más. No es objetivo del presente opúsculo analizar esos profundos cambios, pero no podemos menos que ver que, en la actualidad, solo muy pocos países, apenas un puñado, se reivindican como socialistas. China lo es, con un bastante raro, llamativo y a veces incomprensible “socialismo de mercado”, manejado férreamente por su Partido Comunista con planes a un siglo-plazo, pero que sin ningún lugar a dudas le funciona en tanto unidad nacional, pues así construyó un modelo que sacó de la pobreza a enormes cantidades de población y la elevó a la categoría de superpotencia, con un crecimiento que no se detiene.
¿Qué pasó con todos los progresismos latinoamericanos de inicios del milenio? No están, o están en situación crítica. Venezuela, producto del ataque despiadado del gobierno de Estados Unidos (pero habrá que anotar también: producto de numerosos errores propios) resiste como puede, con un “socialismo del siglo XXI” que cada vez hace más agua. Bolivia acaba de ser víctima de un golpe de Estado visceralmente racista, que en pocos días está intentando revertir todos los avances sociales obtenidos en una década y media (y, seguramente, volviendo a poner los recursos mineros a disposición del capital transnacional). Los demás países latinoamericanos, firmantes hace unos años de interesantes tratados de unión y cooperación regional, como el ALBA, UNASUR o Petrocaribe, son hoy gobernados por la derecha más recalcitrante, neoliberal y alineada con Washington (Bolsonaro, Macri, Lenín Moreno).
México y Nicaragua tienen un talante progresista. Pero, analizando fría y objetivamente sus situaciones, en ninguno de ellos ni remotamente se está cerca del socialismo: capitalismo neoliberal despiadado en el país azteca, con un mandatario que, a lo sumo, llega a “buena gente”; y un capitalismo descarado propiedad, en muy buena medida, de un ex comandante guerrillero en el país pinolero, que no pasa de programas asistencialistas (con un discurso antiimperialista en lo público, pero hipócrita en verdad). Fuera de los espejismos que nos ofrecen estos ejemplos, la pregunta sigue en pie en relación a los socialismos. El zapatismo, encerrado en la selva lacandona, no prospera como proyecto alternativo para todo el país mexicano, por lo que su modelo quizá no es el camino a seguir por las grandes masas empobrecidas.
El único bastión que reivindica claramente el socialismo y se mantiene como país socialista con innumerables logros a la vista es Cuba. De más está enumerarlos aquí, porque no es ese el sentido del presente escrito. Solo a título de ejemplo demostrativo: más allá de todas las insolentes críticas que la derecha hace de continuo, la isla es la única nación de toda Latinoamérica libre de desnutrición infantil y de analfabetismo, presentando índices de desarrollo humano similares (o superiores) a muchas de las potencias capitalistas. “ Hay 200 millones de niños de la calle en el mundo ”, pudo decir orgulloso Fidel Castro: “ Ninguno de ellos vive en Cuba ”.
¿Por qué, mientras los progresismos de América Latina caen o languidecen, o se transforman en experiencias impresentables, como Nicaragua, Cuba se mantiene firme? Por dos motivos: 1) tiene una población realmente socialista, y 2) tiene unas fuerzas armadas realmente alineadas con la revolución.
He ahí los dos elementos vitales, básicos, indispensables para construir el socialismo. O, si se quiere, para transformar efectivamente una sociedad capitalista. He ahí, entonces, el mensaje que todas las fuerzas de izquierda deben visualizar y valorar en profundidad. Si no se dan, no es posible mantener efectivamente un proceso de transformación real, de beneficio efectivo y sostenible para la población. Es, como dijera Rosa Luxemburgo analizando la revolución bolchevique de 1917: “ No se puede mantener el “justo medio” en ninguna revolución. La ley de su naturaleza exige una decisión rápida: o la locomotora avanza a todo vapor hasta la cima de la montaña de la historia, o cae arrastrada por su propio peso nuevamente al punto de partida. Y arrollará en su caída a aquellos que quieren, con sus débiles fuerzas, mantenerla a mitad de camino, arrojándolos al abismo ”.
En otros términos: los procesos a medias, reformistas, que tocan lo superficial pero no cambian la raíz del asunto, están condenados al fracaso. La experiencia lo demuestra. ¿Qué es el socialismo? El producto de una transformación radical que tiene como presupuesto a la gente, la población de a pie, el pobrerío en su conjunto (trabajadores varios, obreros, campesinos, amas de casa, estudiantes, desocupados, intelectuales y artistas comprometidos con el proceso de cambio) “haciendo fuerza” en la calle. O, lo que podría decirse de otro modo: poder popular, real y efectivo poder popular, emanado de la gente de carne y hueso, y no de acuerdos cupulares, de “buenas intenciones” de autoridades con mayor o menor dosis de mesianismo.
Ningún proceso popular de cambio puede darse sin la población. Por eso, los progresismos que aparecen como producto de una elección en los marcos de la democracia fijada por el sistema capitalista no pueden ir más allá. Guatemala en los años 1940/50 con un interesante proceso nacionalista modernizador, Chile en la década de 1970 con importantes avances político-sociales hacia la izquierda, cuando intentaron tensar/romper el marco capitalista en que se movían, aún con grandes avances sociales para sus respectivas clases trabajadoras, fueron detenidos sangrientamente (cruentos golpes de Estado al viejo estilo, con tanques de guerra, muertos y mucha sangre). Otro tanto puede decirse del MAS en Bolivia actualmente (con un golpe de Estado con técnicas más sofisticadas, pero que no deja de apelar a la fuerza bruta cuando las clases dominantes y el imperialismo lo necesitan). Si no se cuenta con la fuerza de las armas, no es posible el cambio. “ El poder nace del fusil ”, expresó acertadamente Mao Tse Tung. La experiencia lo evidencia.
Y si el cambio se da, no se puede mantener si no es con ambas cosas mencionadas: con unas fuerzas armadas realmente alineadas con la revolución, como pasa en Venezuela y en Cuba, y con una población efectivamente preparada en la ética socialista (como solo Cuba la tiene). Por eso, el único país que combina ambos factores es Cuba; de ahí que puede seguir victorioso.
Prepararse para el socialismo significa impulsar una fuerte, muy fuerte concientización ideológico-cultural novedosa, que rompa los esquemas capitalistas (consumistas, individualistas, no-solidarios, entronizadores de la banalidad). Es fomentar nuevos valores, una nueva ética, una nueva manera de entender y construir el mundo. Ningún progresismo de los que se han visto estos últimos años puso especial énfasis en eso: sin tocar hondamente la efectiva propiedad de los medios de producción, se siguió apelando al consumismo, no se atacó en profundidad todo el legado histórico de una ideología individualista y patriarcal (en Venezuela todavía se ponderan las Miss Universo, por ejemplo, o se vanagloria la renta petrolera; o en Argentina el próximo mandatario Alberto Fernández pide no salir a la calle a manifestar (¿el voto alcanza para la protesta?), mientras Juan Domingo Perón, figura intocable del progresismo del país, pedía en su momento ir “ De la casa al trabajo y del trabajo a su casa ”).
¿Por qué Cuba, pese a décadas de agresiones infinitas y bloqueo inmisericorde, se mantiene y su población realmente obtiene beneficios del socialismo? Porque se cumplen ambas condiciones: defensa del proceso asegurada con las armas (fuerzas armadas y población en su conjunto) y ética revolucionaria con población siempre movilizada en todo sentido. Si no, la caída de las experiencias reformadoras está asegurada.

Marcelo Colussi

La Habana está de fiesta con su obra e historia de 500 años

La Habana de hoy en día celebró este sábado 16 de noviembre de 2019 el 500 aniversario de su fundación y ha esperado tal acontecimiento con una efervescencia especial, signada por la creación, pertinencia y pasión de sus habitantes. Engrandecer y embellecer a La Habana ha sido el propósito de los esfuerzos de todos o de la mayoría de sus más de dos millones de habitantes, convencidos que con ello se contribuirá a construir un espacio citadino para recrear la felicidad de los habaneros, de los cubanos en general y de los extranjeros residentes o visitantes.
Una mirada a La Habana puede descubrir todo el mundo físico y espiritual acumulado durante los años y siglos sucesivos, su imagen cambiante con las épocas y de los habitantes asentados en su territorio o de los simples viajeros circunstanciales que la recorren y visitan con objetivos multifacéticos.
La villa de La Habana aún después de más de quinientos años de iniciado el proceso de colonización de Cuba a partir de la fundación de la villa de Baracoa en 1511, aún guarda misterios sobre sus posibles nacimientos, aunque mejor sería decir que los hitos anteriores fueron abortos fundacionales o asentamientos transitorios, cuyas fechas precisas y los hallazgos de restos arqueológicos forman parte de las disquisiciones históricas. Algo más distintivo, el patronímico de San Cristóbal fue una herencia de la cultura religiosa aportado por los colonizadores, pero sobre el nombre verdaderamente autóctono de La Habana, lo más probable fue una huella lingüística aportada por nuestros aborígenes, y que ha sido, por lo tanto, más legítimamente perdurable.
Un hecho que se recuerde o no en el acto oficial de la fundación de la villa, ¡tanto puede lograr la extinción de una raza y su lengua!, es que tales asentamientos españoles nunca se hicieron en un páramo desierto, sino que siempre se construyeron en sitios con determinadas condiciones naturales de vida para los humanos y para la explotación de las riquezas variadas de sus territorios. Por eso, generalmente en esos lugares residían desde tiempos inmemorables los aborígenes o indios autóctonos en sus aldeas formadas por bohíos construidos con distintos rangos o características. Por tanto, los colonizadores se asentaron siempre en la cercanía de las poblaciones indias que eran como pobladores muchos más numerosos que las decenas o centenas que componían las tropas de los conquistadores, que en todas partes actuaron con engaño, opresión, explotación o muerte contra los nativos. La primera riqueza conquistada era precisamente la posesión de los indios o encomiendas, para utilizarlos en la servidumbre o el trabajo esclavo. Una escritora recogiendo el relato de habaneros, afirmó a principios del siglo XIX,: “La sangre de sus inofensivos aborígenes masacrados clama todavía desde la tierra, pero sus voces son una bella melodía, y han bautizado el más hermoso valle de Cuba con el nombre de “Yumurí”.
El río o los ríos, entre ellos el Almendares, eran la fuente de la vida para los nativos ya asentados en su cercanía, y también para los colonizadores recién llegados y obligados a una exploración acelerada de los territorios. Los ríos se derraman desde sus orígenes y corren traviesos entre las rocas, los barrancos y la tupida vegetación hasta desembocar en el mar. Las aguas traían un rumor de voces ancestrales y telúricas. La gente dice que en las desembocaduras el río muere en el mar. Pero también puede afirmarse que en este lugar transcurre una ceremonia natural de metamorfosis, en la que el río se transforma en mar. Y la ciudad conoce estos secretos, y las aguas del río y del mar son espejos que reflejan la imagen añosa de la ciudad, que no se cansa de vivir y aspira a eternizarse en sus pequeñas y grandes cosas.
El mar está frente a la ciudad. Gracias al mar nació en forma definitiva la villa en aquel recodo norte del litoral del territorio, cuyo hecho fundacional ocurrió alrededor de una ceiba, que todavía es símbolo que conserva un importante mito cultural. Hace cinco siglos la villa era una casa, después varias. Muchos años después obtuvo la condición de ciudad y poco después la de capital de la Isla de Cuba y residencia del Gobernador. Con el transcurso de los siglos le nacieron casas y más casas a la naciente ciudad. Y se afirma que sesenta y cinco años después de su fundación solo tenía cuatro calles y en 1840 solo existían unas quince dentro de las murallas.

El mar está presente como un testigo sempiterno. El mar siempre es el mismo. Verde o azul plomizo, sereno o encrespado, acariciador o azotador de playas y arrecifes, abrazando al cielo en el horizonte lejano, ancho y enorme. El mar también engrandece a la ciudad. Pero también le abre una puerta hacia el mundo. Es su liberación. El mar mira a la ciudad como a una hija que acuna en su regazo. La ciudad se lanza hacia el mar y otea el horizonte en busca de aventuras. El mar también permite tejer los mitos y leyendas, que persisten más allá de las rutas conocidas, de las idas y vueltas tocando cada puerto, de cansarse de mirar, quizás de decir adiós, parte de un rito petrificado, al litoral. Insistencia de alejarse hasta ver transformada la tierra en un recuerdo, en una confusión entre lo vivido y lo soñado o imaginado. ¡Cuánto puede el tiempo que pasa! Mar y los misterios que rondan a los personajes del drama que no tiene fin. Siempre se podrá hablar del hecho real y del mito que aparecen representados en la figura emblemática de la Giraldilla de La Habana, con sus atributos.
Los castillos coloniales parecen centinelas en sitios escogidos para la defensa de la ciudad. Unos se alzan en promontorios que destacan la imagen altiva y solitaria sobre el nivel del mar y los arrecifes. Sus vetustas paredes, a pesar de retoques y restauraciones, muestran las cicatrices dejadas por las guerras, las huellas de los hombres y las tormentas durante siglos. Sus murallas, almenas y cañones vigilaron el mar y contuvieron las arremetidas de los corsarios, piratas e invasiones de naciones extranjeras contra la ciudad. En sus fosos, celdas y pasadizos se derramó a ríos la sangre de criminales e inocentes, de gente mala y buena, que se precipitaron a la muerte en un tiempo detenido entre sus muros. Constituye un enigma que hoy no se aparezcan fantasmas en los pasadizos y torreones de la fortaleza, y prime en estas fortificaciones la tradición salvable y las memorias culturales de los tiempos idos, pero vinculados al hoy y mañana de la nación eterna.
La gente habita la ciudad. Si la ciudad respira, vive y crece es por su gente. No se concibe la una sin la otra, ambas se procrean y amamantan, forman una unión indisoluble más allá de la muerte. En realidad cada ser es como si fuera una parte vital de la ciudad. Historia y memoria de la ciudad y la gente, que se suceden desde los momentos mismos en que las primeras manos alzaron la pared o el muro de la primera casa, fortaleza o templo, para dar vida a la ciudad. La gente talla con su obra la imagen definitiva de la ciudad y ésta imprime su sello distintivo para configurar la imagen de su gente. El tiempo, con su magia telúrica, siembra de pasado, presente y futuro tanto a la ciudad como a su gente.
Cuando la gente, habitantes ya transformados por ideas de libertad e independencia de una nación que aspiraba a separarse de la potencia colonial, empezaron sus afanes para sacudir para siempre el yugo de España. Pensaban que si España reconocía sus derechos, tendría en Cuba una hija cariñosa, pero si persistía en subyugarlos, estarían dispuestos a morir antes que someterse a su dominación. Había surgido así la época de la revolución que se prolongaría durante casi todo el siglo XIX. Después de un largo proceso de frustraciones durante una república independiente pero neocolonial, el pueblo y su revolución retomaron nuevamente los caminos de la lucha hasta alcanzar la victoria definitiva el primero de enero de 1959, que inició las transformaciones necesarias para cambiar el destino de Cuba y de su capital, La Habana.
Suman cientos o miles los extranjeros que forman parte, quizás muy raigalmente, de la nación cubana, incorporados al cuerpo y alma del pueblo cubano, de tal modo que forman parte de nuestro ser y razón de ser de la identidad cubana. Miles de visitantes, que han formado parte de millones más, han establecido con Cuba relaciones que pueden calificarse como filiales o fraternas, en que lazos y sentimientos de simpatía, amistad, convivencia, solidaridad, compañerismo, identificación, valores compartidos, etc., han signado el prodigio y el misterio de lealtades y compromisos capaces de resistir todas las pruebas.
Uno de estos ejemplos, se conserva en forma de tarja humilde en la Avenida del Puerto frente a la bahía de La Habana y a la fortaleza Morros-Cabaña. Desde el muro que la sostiene, se divisa al frente, más allá de las aguas de la bahía, las vetustas fortalezas y la escultura monumental, de mármol blanco de Carrara, El Cristo de La Habana de la escultora Dilma Madera, inaugurada el 25 de diciembre de 1958 y que se eleva a 151 metros sobre el nivel del mar. Pero en fin, en las aceras de la Avenida del Puerto cercana al mar, ubicados en un sitio donde es posible observar el paso de buques de gran porte pero también de las pequeñas lanchas de pasajeros que transportan a los vecinos a ambos lados de la bahía, se encuentra la tarja que brinda testimonio de un hecho trascendente por su simbolismo. En ella están inscritos los detalles sobre su protagonista y su acción: “GEORGUI GEORGUIEV 1976- DIC 20 -1977. Este Capitán de la Marina búlgara, fue un navegante intrépido que en gesto de amistad con Cuba escogió La Habana como principio y fin de un viaje en solitario de un año alrededor del mundo. Partió el 20 de diciembre de 1976 a bordo de su yate de vela Cor Caroli. y tras recorrer los océanos en solitario, en el largo viaje de unas 18 000 millas náuticas, regresó a la bahía de La Habana 20 de diciembre de 1977, cumpliendo así su periplo justo en un año. Es algo para recordar este acto noble y altruista, expresión de un infinito amor, que merece perdurar y ser recordado en el porvenir
El enemigo siempre ha acechado a La Habana. Y lograron tomarla un pirata y una potencia extranjera en un tiempo relativamente corto. Pero el tiempo pasó y, con él, el fortalecimiento invencible de la ciudad hasta nuestros días. Así que en esas circunstancias para tomarla tendrían que acabar con toda su gente. Esto afirman todos sus habitantes, y nadie puede pensar que mienten, porque sus vidas son parte inseparables de la ciudad. Esta resolución individual y colectiva es la mayor fuerza con que cuenta la resistencia de la ciudad. Es su escudo protector frente a toda conquista imaginable que la amenace.
La ciudad de La Habana de hoy, en su quinto centenario, ha sido rejuvenecida de cierta manera, según ha podido ser posible ante las situaciones imperantes durante siglos, en que riquezas y pobrezas ancestrales fueron acuñando su sello como algo consustancial a su propia existencia. Hoy con más de dos millones de habitantes, residentes provenientes de todas partes del territorio nacional y de muchos países del mundo, la ciudad tiene muchos desafíos en el futuro: que su pueblo sepa preservar todo lo material y espiritual que debe inmortalizarla, como ciudad maravilla y patrimonio de la humanidad, para todas las épocas y generaciones, y para ello debe respaldar con conciencia y actuación este pensamiento educativo, previsor y creador de José Martí: “…una ciudad es culpable mientras no es toda ella una escuela. La calle que no lo es, es una afrenta para la ciudad”. Y entonces se impondrá su sentencia de que “siglos tarda en crearse lo que ha de durar siglos”., como se ha demostrado en las recientes celebraciones de este primer medio milenio de la ciudad de La Habana.

Wilkie Delgado Correa

martes, 19 de noviembre de 2019

Bolivia: un golpe que no se consolida




El pueblo sigue en la calle y pone en crisis a los golpistas

Los golpistas bolivianos seguramente no esperaban encontrarse ante el escenario actual, dominado por la movilización popular y la incapacidad de dar rienda libre a una transición hacia un nuevo gobierno en Bolivia.
Jeanine Áñez asumió en el marco de una sucesión presidencial cuestionable y ante una Asamblea Legislativa totalmente vacía. El pueblo boliviano no reconoce a este como su legítimo gobierno, y son casi inexistentes las movilizaciones y manifestaciones de apoyo al golpe en el territorio andino.
El gobierno provisional sufre ahora un nuevo traspié respecto a la designación de las autoridades del Tribunal Supremo Electoral y los términos de la convocatoria a nuevas elecciones.
El hecho que predomina en el actual escenario boliviano es la permanencia de trabajadores y campesinos manifestándose en las calles. A pesar de todos los intentos por encarrilar el golpe, la rebelión se extiende y ya en estas horas acarrea serias dificultades de abastecimiento. Los golpistas se han hecho con el control del gobierno, y sus endebles instituciones, pero lejos están aún de detentar el poder, cuyo dominio se encuentra objetado por la población sublevada.
Esto es lo que ha puesto en crisis las negociaciones del MAS con el gobierno transitorio. Los asambleístas del MAS terminaron suspendiendo la realización de una sesión prevista para este día martes donde se proponían tratar la renuncia de Evo -la renuncia del presidente debe ser aprobada o rechazada por la Asamblea Legislativa- y el proceso para convocar a nuevas elecciones. Mientras que por el lado de los golpistas, el senador Óscar Ortiz señaló que impugnarán todo lo obrado por la mayoría masista y que no debe haber ninguna sesión hasta que no se haya concertado la conformación del TSE y la convocatoria a nuevas elecciones. Esto ha llevado a que Áñez, y su gobierno, exploren la idea de avanzar a nuevas elecciones por medio de un decreto, lo cual sumaria una nueva violación institucional a esta “cruzada democrática”.
Por su parte, Luis Fernando Camacho (uno de los líderes del golpe) manifestó haber arribado a un acuerdo con la Central Obrera Boliviana (COB) y la Asociación de Productores de Coca de La Paz, para que se constituya, con fecha tope para este jueves, el TSE y se convoque a elecciones el 19 de enero del 2020, tres días antes de que finalice el mandato oficial de Evo Morales. No está claro si el MAS sería proscripto o podría participar en ese proceso electoral.

Se profundiza la crisis

La extensión en el tiempo y la amplitud de las movilizaciones empiezan a poner en crisis al gobierno provisional.
Las multitudinarias movilizaciones no cesan a pesar de que el gobierno ya se ha cobrado la vida de 23 manifestantes y detenido a más de dos centenares de estos. El decreto reaccionario que exime de responsabilidad a las fuerzas represivas ha impactado inclusive en las propias filas de las fuerzas armadas. En el Regimiento Escuela Policial N° SAAVEDRA, 62 soldados solicitaron su baja para no reprimir a sus pares. Tambien han circulado imágenes donde algunos efectivos del ejército se suman a la marcha del Sindicato de Copacabana en la carretera Oruro con rumbo a La Paz.
A inversa de lo que propone Áñez, en distintos puntos, el ejército busca disuadir a los manifestantes sin apelar al uso de la fuerza. El gobierno sigue de cerca la evolución de este fenómeno que aún se expresa a aisladamente y a cuentagotas. Es lo que manifiesta una circular del ejército donde se ordena el control interno de las propias filas.
Mientras tanto el pueblo continúa en pie de movilización. El Cabildo Abierto de las juntas vecinales de El Alto y representantes campesinos de las 20 provincias de La Paz resolvió impulsar nuevos cortes y bloqueos, así como intensificar el cerco a la ciudad de La Paz. Algo similar ocurre en la ciudad de Cochabamba. La perdurabilidad de estas medidas empieza a manifestarse en el desabastecimiento de combustibles y alimentos en las principales ciudades. El gobierno tuvo que trasladar de emergencia a La Paz 35 toneladas de carne y 25 toneladas de pollo desde Santa Cruz de la Sierra, para evitar el colapso de la ciudad. Las filas en los mercados se extienden durante todo el día y los precios se han disparado debido a la escasez de productos.
El gobierno de Áñez acaba de desalojar el bloqueo de la planta abastecedora de combustible de Senkata, en El Alto, en un operativo represivo con fuerzas del ejército y la policía, donde terminó muerto un manifestante. Se trata de una medida de emergencia para desafectar el suministro de combustible en un país donde se multiplican los bloqueos.

Momentos decisivos

El golpe en Bolivia se ha valido de las estructuras del Estado, el ejército, y del apoyo del imperialismo para sostenerse durante estos días, sin embargo enfrenta una inflexible movilización del pueblo boliviano que revalida sus métodos de lucha día a día.
La transición hacia un nuevo gobierno se encuentra objetada por el carácter de la rebelión en curso. A tal punto es así que ahora Evo solicita que se lo deje volver para terminar su mandato. Está claro que los golpistas intentan edificar su poder sobre arenas movedizas. El pueblo aun puede derrotar el golpe.
Para que el golpe triunfe en sus objetivos y aspiraciones deberá ir a fondo en la derrota de las masas sublevada. El reciente decreto autorizando el accionar letal de las FFAA va en la dirección de quebrar la movilización popular antigolpista. Pero los límites de esa represión han hecho entrar en crisis el golpe y ha colocado la iniciativa en manos del pueblo boliviano y sus organizaciones de base.
Es el momento de impulsar a fondo la lucha para quebrar a los golpistas: con el pueblo boliviano en la calle y con una contundente acción de las centrales obreras de Latinoamérica, que sepulten las pretensiones del imperialismo, y sus aliados, en la región.

Marcelo Mache

lunes, 18 de noviembre de 2019

“En Cuba manda el 99 %”: Gloria La Riva




Gloria La Riva, del Partido Socialismo y Liberación, ha sido varias veces candidata a la presidencia de EEUU, a la que ahora se presentará junto al preso político indígena Leonard Peltier.

La Habana de Eusebio Leal Spengler, ¿una utopía que resucita?




Alejo Carpentier, en un vibrante homenaje a su ciudad natal, la apodaba “la Ciudad de las columnas”, por la magia de sus innumerables pilares y columnas de esencia barroca que hacen de La Habana un lugar único en América Latina. Con su destino tan singular en la historia del continente, la ciudad natal de José Martí es un espacio mítico que no puede dejar indiferente al alma humana, en virtud de su extraordinario poder de encantamiento. Fruto de una mezcla de estilos arquitectónicos diversos de origen árabe, español, francés, italiano, griego y romano, la capital cubana se define ante todo por su sincretismo tan peculiar (1).
La excelencia del barroco cubano se encuentra en la Plaza de la Catedral, el estilo neoclásico en el Palacio de Aldama, el neogótico en la Iglesia de Reina, el Art Nouveau en la Estación Central, la Universidad o el Capitolio, el Art Deco en el edificio Barcardí, una combinación de esencia colonial y soviética en el Palacio de Convenciones, la presencia del modernismo en el impresionante edificio Focsa o la influencia bizantina en la Catedral Ortodoxa.
Al respecto, Carpentier escribía:
“La vieja ciudad, antaño llamada de intramuros, ciudad en sombra, hecha para la explotación de las sombras, sombra, ella misma, cuando se la piensa en contraste con todo lo que fue germinando, creciendo, hacia el oeste, desde los comienzos de este siglo, en que la superposición de estilos, la innovación de estilos, buenos y malos, más malos que buenos, fueron creando en La Habana ese estilo sin estilo que a la larga, por proceso de simbiosis, se amalgama, se erige en un barroquismo peculiar que hace las veces de estilo, inscribiéndose en la historia de los comportamientos urbanísticos. Porque, poco a poco, de lo abigarrado, de lo entremezclado, de lo encajado entre realidades distintas, han ido surgiendo las constantes de un empaque general que distingue a La Habana de otras ciudades del continente (2)”.

Un poco de historia

Fundada el 16 de noviembre de 1519 por el conquistador español Diego Velásquez de Cuéllar, La Habana, atravesada por los ríos Almendares, Martín Pérez, Quibú, Cojímar y Bacuranao, se extiende en la actualidad sobre más de 720 kilómetros cuadrados, acoge a más de dos millones de almas y se divide en quince municipios. La figura de San Cristóbal, patrón de la ciudad, vela por la mayor metrópoli del archipiélago, que alberga también el principal puerto nacional y constituye el centro político, económico y cultural de Cuba (3).
Según los historiadores, el cacique taíno Habaguanex dio su nombre a la capital cubana, y a la sexta ciudad que fundó la Corona española en la Isla. En la Plaza de Armas, centro político de la época colonial, el monumento El Templete celebra la fundación de la ciudad. Se puede leer en su columna conmemorativa que erigió el gobernador Francisco Cajigal de la Vega en 1754 una inscripción en latín:
“Detén el paso, caminante, adorna este sitio con un árbol, una ceiba frondosa, más bien diré signo memorable de la prudencia y antigua religión de la joven ciudad, pues ciertamente bajo su sombra fue inmolado solemnemente en esta ciudad el autor de la salud. Fue tenida por primera vez la reunión de los prudentes concejales hace ya más de dos siglos: era conservado por una tradición perpetua: sin embargo, cedió al tiempo. Verás una imagen hecha hoy en la piedra, es decir el último de noviembre en el año 1754” (4).
Contra viento y marea La Habana supo preservar su autenticidad, a pesar de los ataques de piratas y corsarios franceses que la redujeron a cenizas muchas veces durante la primera mitad del siglo XVI, más precisamente en 1538 y 1555. En 1556, gracias a la creación del sistema de flotas para el comercio entre la Península Ibérica y América Latina, La Habana se convirtió en el primer puerto del continente. En 1561, la Corona española decidió hacer de la ciudad el centro del Nuevo Mundo y concentró allí las naves cargadas de oro, lana, esmeraldas, cueros, especias y materias primas alimenticias. Para proteger esas fabulosas riquezas, edificó defensas militares en la entrada de la Bahía de La Habana en sitios estratégicos, con la construcción de los majestuosos castillos de la Real Fuerza, la Punta y los Tres Reyes del Morro. La Habana se convirtió en la ciudad más protegida del continente, en “la Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales” (5).
Cuando Felipe II confirió a La Habana el título de ciudad el 20 de diciembre de 1592, ya se habían edificado varias iglesias y conventos que daban un aspecto ciudadano a la futura capital. El gobernador de Cuba ya había instalado su residencia oficial allí desde hacía casi treinta años abandonando Santiago de Cuba, sede histórica del gobierno de la Isla. Conscientes de su importancia estratégica, los sucesivos reyes de España no se dieron tregua para fortificarla a lo largo del siglo XVII para disuadir a las potencias extranjeras de apoderarse de ella. Finalmente, en 1607, La Habana fue designada capital de la Isla por una Orden Real que dividió el país en dos gobiernos: uno en La Habana y el otro en Santiago, subordinando el segundo al primero (6).
Al mismo tiempo se edificó la ciudad usando madera, material disponible en abundancia en la Isla, el cual se mezcló con los diferentes estilos importados de España y más precisamente de las Islas Canarias, creando así un sincretismo arquitectónico de una excepcional riqueza y de una rara belleza, que sería la marca de fábrica de la capital cubana.
Cuando en 1648 una epidemia de peste procedente de Cartagena de Indias en Colombia exterminó a una tercera parte de su población, La Habana, cual fénix, supo hacer frente a la tragedia y renacer de sus cenizas. Pudo enarbolar de nuevo su blasón –el cual la reina Mariana de Austria, viuda de Felipe IV oficializó el 30 de noviembre de 1665– con sus emblemas heráldicos, los tres primeros castillos de la ciudad La Real Fuerza, los Tres Santos y San Salvador de la Punta en forma de torres de plata en un fondo azul y una llave de oro que simboliza la puerta del Nuevo Mundo (7).
En el siglo XVII, La Habana extendió su territorio con la construcción de numerosos edificios civiles, militares y religiosos como el Hospital San Lázaro, el castillo El Morro o el Convento San Agustín, sin olvidar la Fuente de la Dorotea de la Luna en La Chorrera, el Monasterio Santa Teresa, el Convento San Felipe Neri o la ermita del Humilladero.
Cuando el 6 de junio de 1762 el impresionante ejército naval británico de George Pocock con sus cincuenta barcos de guerra y catorce mil soldados atacó La Habana, los habitantes de la ciudad opusieron una heroica resistencia durante dos meses de encarnizados combates. Pero frente a la superioridad militar de Inglaterra, La Habana cayó en las manos de la Corona inglesa, que la ocupó durante once meses. En 1763, una negociación entre Madrid y Londres desembocó en la liberación de la ciudad a cambio de La Florida. Ese mismo año, después de la salida de los británicos, empezó la construcción de la fortaleza San Carlos de la Cabaña –la más importante que edificó España en América Latina– que duraría once años, con el fin de preservar la ciudad de los futuros ataques y hacer de la bahía de La Habana un baluarte inexpugnable (8).
En el siglo XIX, la ciudad se modernizó con la creación del primer ferrocarril en 1837 entre La Habana y Güines, de 51 kilómetros, construido principalmente por la laboriosa y discreta comunidad china que cuenta en la actualidad con 100.000 almas. Cuba se convirtió así en el quinto país del mundo que disponía de ferrocarril y el primero de la zona hispana. La edificación de múltiples centros culturales como el teatro Tacón, el teatro Coliseo o el Liceo Artístico y Literario transformó la ciudad en una de las referencias artísticas e intelectuales del continente. El desarrollo de la industria azucarera y del tabaco hizo de La Habana un lugar sumamente próspero, hasta el punto de que en 1863 se destruyeron las murallas de la ciudad con el fin de extender su superficie y construir nuevos edificios de toda índole. Fue en ese periodo, en 1854 exactamente, cuando se erigió el cementerio Colón, museo a cielo abierto de una riqueza arquitectónica única y la mayor necrópolis del mundo después del cementerio Staglieno de Génova (9).
En 1898, Estados Unidos aprovechó la explosión del acorazado Maine en la Bahía de La Habana para intervenir en la Segunda Guerra de Independencia de Cuba y frustrar los anhelos de emancipación de la Isla. La ocupó hasta 1902 y la transformó en un protectorado después de instalar al frente de la nación a Tomás Estrada Palma, ciudadano estadounidense y anexionista convencido que aceptó la infame enmienda Platt (10).
Durante el periodo republicano, y más concretamente en los años 30, innumerables construcciones emergieron en La Habana, con la aparición de suntuosos hoteles de lujo, flamígeros casinos y clubes nocturnos, a cual más rutilante, todos controlados por la mafia de Meyer Lansky y de Lucky Luciano con la bendición del dictador Fulgencio Batista. Basta mencionar el Hotel Nacional, una joya arquitectónica, edificado en 1930 en pleno barrio del Vedado, a unos pasos del legendario Malecón, que da a La Habana su silueta tan femenina. Monumento nacional, es uno de los símbolos de la historia, de la cultura y de la identidad cubanas. El Focsa y el hotel Habana Libre también son vestigios de la época en que La Habana era la capital continental del placer y la ociosidad, frecuentada por los grandes del mundo, de Winston Churchill a Frank Sinatra (11).
Desde el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba ha conocido la más importante transformación política, económica y social de la historia de América Latina. No obstante, a nivel topográfico y arquitectónico han surgido pocos cambios, salvo la construcción de edificios públicos como el imponente Hospital Ameijeras en el centro de la ciudad, u hoteles como el Meliá Cohíba a partir de los años 1990, con la revitalización de la industria turística.

La obra de Eusebio Leal Spengler y el “Período Especial”

Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana, personaje de una excepcional cultura y de un optimismo a toda prueba, autor prolífico, galardonado con las más altas distinciones en el mundo entero, siempre ha tenido una fe inquebrantable en el ser humano, en su pueblo y en su capacidad de realizar las utopías más locas. Nacido en 1942 en la “Ciudad de las columnas”, este doctor en Ciencias Históricas de la Universidad de La Habana es un estudioso de las ciencias arqueológicas. Discípulo del fundador de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el legendario Emilio Roig de Leusehnring, tomó la dirección de esta institución en 1967. Su misión consiste en contribuir a la difusión de la historia y la cultura cubanas “ a través de la preservación de los símbolos y expresiones materiales y espirituales de la nacionalidad […] y de la memoria histórica-cultural de la ciudad y especialmente de su Centro Histórico ” (12), el mayor centro colonial de América Latina.
También es el Presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, embajador de Buena Voluntad de las Naciones Unidas y diputado del Parlamento unicameral cubano. Eusebio Leal es un ciudadano comprometido que ha hecho suyo el lema de José Martí: “A la Patria no se le ha de servir por el beneficio que se pueda sacar de ella, sea de gloria o de cualquier otro interés, sino por el placer desinteresado de serle útil” (13). También comparte esa otra convicción de esencia martiana de que “sin cultura no hay libertad posible” (14).
En 1968 Eusebio Leal inauguró las primeras salas de exposición del Museo de la Ciudad en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales. En 1981 emprendió la obra de restauración del Centro Histórico, monumento nacional desde 1976 y Patrimonio de la Humanidad desde 1982, con la creación de un Departamento de Arquitectura. Desde 1981 a 1990, se restauraron totalmente ocho edificios gracias al ingenio de Eusebio Leal y sus colaboradores y a la relación especial con la Unión Soviética que garantizaba cierta estabilidad económica, llevando a doce el número de dependencias culturales de la Oficina del Historiador. El Museo de la Ciudad se articuló alrededor de un peculiar sistema de galerías, centros culturales de formación artística y de investigación para todos los sectores de la población (15).
El desmoronamiento de la Unión Soviética en 1991 tuvo un impacto dramático en la economía cubana, que perdió a su principal socio comercial. De 1989 a 1993, el PIB cayó un 33% y Cuba tuvo que enfrentarse a la peor crisis de su historia. Cerca del 85% del comercio internacional de Cuba se realizaba con la Unión soviética. Las importaciones pasaron de 8.100 millones de dólares a 1.200 millones de dólares y las exportaciones bajaron un 75%. El consumo total disminuyó un 27% y el de la gente un 33%. La formación del capital pasó de un 25% a menos de un 5% del PIB y el déficit fiscal se elevó de un 7% a un 30% del PIB. El ingreso de la balanza de pagos pasó de 4.122 millones de dólares a 356 millones de dólares. El salario real bajó un 25% y el coeficiente de liberalización de la economía cubana (valor del comercio internacional en el PIB) cayó de un 70,2% a un 25,9% (16).
Las especulaciones sobre el porvenir de la Revolución Cubana iban a buen ritmo. Estados Unidos se preparaba para asestar el golpe de gracia, al adoptar las leyes Torricelli en 1992 y Helms-Burton en 1996, legislaciones extraterritoriales y retroactivas que agravan las sanciones contra una población agobiada por las dificultades y vicisitudes cotidianas. En medio de este panorama apocalíptico, Eusebio Leal desafió la realidad, rechazó los pronósticos dantescos y se decidió a realizar lo imposible: perseguir la obra de restauración del Centro Histórico, cuando la nación se encontraba sin recursos y abandonada por todos (17).
Eusebio Leal se sintió investido de una misión, más, de un sacerdocio: salvar la ciudad de la desintegración, con esa abnegación y valentía tan características de la idiosincrasia cubana. De fe cristiana, antiguo miembro de Juventud Acción Católica , de hecho Eusebio Leal habría podido elegir la vía religiosa si no hubiera sentido un amor apasionado por las mujeres, particularmente por su esposa Anita. Humilde, Leal inscribe su obra en una toma de conciencia colectiva y no la disocia de la colaboración de su equipo de historiadores, arquitectos y profesionales de la construcción y restauración: “Creo que todos hemos recibido un llamado: trabajamos contra el tiempo, pendientes de la lluvia, el ciclón y la crisis económica. Tenemos la percepción íntima de que si logramos entregar a la comunidad esta zona antigua de la capital, habremos vencido” (18).
Para responder al desafío titánico de la conservación de la herencia arquitectónica y cultural de la nación en un contexto de grave crisis económica en el que la consigna era “resistir”, en 1993 Eusebio Leal, a la cabeza de la Dirección del Patrimonio Cultural, nueva institución creada a tal efecto, consiguió cierta autonomía en la gestión de la Oficina del Historiador por parte de las autoridades (19).Gracias a su talento personal y su perseverancia, ha transformado la institución en una verdadera red económica y cultural con hoteles, restaurantes, tiendas, museos y talleres de construcción y restauración, capaces de generar los fondos necesarios para la preservación del Centro Histórico. Los resultados han sido espectaculares y le han valido una fama mundial. En total, cerca de cien edificaciones antiguas, de estructura compleja y de gran importancia histórica para la mayoría, han sido restauradas alrededor de Plaza de Armas, Plaza de San Francisco, Plaza Vieja, Alameda de Paula, Plaza de Cristo, Plaza de la Catedral, el Prado y el Malecón, sin olvidar la fortaleza San Carlos de la Cabaña (20).
Eusebio Leal también ha reanimado la vida cultural y social de La Habana Vieja con una multitud de actividades, exposiciones, encuentros, debates culturales, científicos, sociales y comerciales que tienen lugar cada mes en los veintisiete museos, casas y salas especializadas, los once centros culturales del Centro Histórico, las catorce bibliotecas, los cinco laboratorios de investigación, los tres gabinetes de estudios centrales, el centro de archivos históricos y en la fototeca. Eusebio Leal es el ejemplo vivo de que la salvaguardia patrimonial era posible en condiciones económicas de una extrema adversidad. Sus cualidades de excelente administrador y su condición de amante de La Habana han hecho de su obra un innegable éxito económico y cultural (21).
Eusebio Leal puede sentirse satisfecho de su obra:
“Hemos devuelto la vida a cada recinto en todas sus manifestaciones, como digno hábitat en que proliferan escuelas, instituciones culturales y de salud. Llamar la resurrección de lo que parecía como muerto, resultaría a miradas pueriles una cruzada romántica. Y si así fuera no nos desentendemos ni nos avergonzamos de ser románticos en tiempos señalados por acontecimientos apocalípticos. Nuestros menesteres proyectan otras formas de la esperanza: aquélla que nace de la recuperación de la memoria, del sueño compartido por muchos de crear un nuevo orden” (22).
En el Parque Central de La Habana, bajo la mirada azul del cielo, José Martí, el Apóstol cubano, el héroe nacional, el de “por Cuba y para Cuba”, el que unió su “destino al de los pobres del mundo”, el de “la edad de oro”, el de “nuestra América”, el que sabe que “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”, el de “Patria es humanidad”, el que alberga la convicción profunda que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, el autor intelectual de la Revolución Cubana, el que supo ser un hombre de su tiempo, el que advierte del peligro que representa “el Norte revuelto y brutal que nos desprecia”, el que se inmoló “cara al sol” en la batalla de Dos Ríos por la independencia de su Patria, el que señala que “en los andes puede estar el pedestal de nuestra libertad, pero el corazón de nuestra libertad está en nuestras mujeres”, éste, levanta el brazo e indica el camino a seguir para preservar la independencia y la identidad nacionales. Al mismo tiempo rinde homenaje a la obra de Don Eusebio Leal, Ulises de los tiempos modernos, incansable trabajador que, como Antonio Machado, sabe que “no hay camino, se hace el camino al andar” y se alcanza la utopía. “Patria y fe” siempre ha sido su divisa personal (23).

Salim Lamrani

Notas

(1) Alejo Carpentier, La ciudad de las columnas. Editorial Letras Cubanas. La Habana, Cuba, 1982.
(2) Ibid., pp. 13-14.
(3) Eusebio Leal Spengler, «Historia de La Habana», Nuevo Fénix. http://www.fenix.co.cu/villa/VhistoriaH.htm (site consulté le 2 juin 2011)
(4) Eusebio Leal, La Habana, ciudad antigua, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1988, p. 7.
(5) José Martín Félix de Arrate y Acosta, Llave del Nuevo Mundo: antemural de las Indias Occidentales. La Habana descripta: noticias de su fundación, aumentos y estados, Comisión Nacional Cubana de la Unesco, 1964.
(6) Eusebio Leal, La Habana, ciudad antigua, op.cit.
(7) Luis Suárez & Demetrio Ramos Pérez, Historial general de España y América, Madrid, RIALP Ediciones, Tomo IX, p. 199.
(8) Francisca López Civeira, Oscar Loyola Vega & Arnaldo Silva León, Cuba y su historia, La Habana, Editorial Gente Nueva, 2005, pp. 28-30.
(9) Josefina Ortega, «La ciudad de los muertos», La Jiribilla, 2006. http://www.lajiribilla.cu/2006/n287_11/memoria.html (sitio consultado el 2 de junio de 2011).
(10) Jorge Ibarra, Cuba: 1898-1921. Partidos políticos y clases sociales, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1992, p. 225.
(11) Enrique Cirules, El imperio de La Habana, La Habana, Editorial José Martí, 2003.
(12) Dirección de Patrimonio Cultural, «Oficina del Historiador», http://www.ohch.cu/patrimonio/patrimonio.php (sitio consultado el 2 de junio de 2011).
(13) José Martí, Obras completas, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1963, tomo I, p. 196.
(14) Fidel Castro Ruz, «Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz, en la inauguración del XVIII Festival Internacional de Ballet de La Habana», 1º de octubre de 2002. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2002/esp/f191002e.html (sitio consultado el 2 de junio de 2011).
(15) Dirección de Patrimonio Cultural, «Eusebio Leal», http://www.ohch.cu/patrimonio/leal.php#conferencias (sitio consultado el 2 de junio de 2011).
(16) Salim Lamrani, Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006), p. 140.
(17) Cuban Democracy Act, 1992. http://www.state.gov/www/regions/wha/cuba/democ_act_1992.html (sitio consultado el 2 de junio de 2011); Helms-Burton Act, 1996. http://www.state.gov/www/regions/wha/cuba/helms-burton-act.html (sitio consultado el 2 de junio de 2011).
(18) Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, « Para no olvidar», http://www.ohch.cu/para-no-olvidar/info.php?id_Cat=12&cat=Hostal%20Valencia (sitio consultado el 2 de junio de 2011).
(19) Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, «La Oficina del Historiador de La Habana», http://www.ohch.cu/patrimonio/oficina.php (sitio consultado el 31 de mayo de 2011).
(20) Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, «Para no olvidar», http://www.ohch.cu/para-no-olvidar/portada.php (sitio consultado el 31 de mayo de 2011).
(21) Bertrand Vannière, «Patrimoine: Eusebio Leal Spengler, historien de La Havane», Cubanía, 2009.
(22) Eusebio Leal, «Habana patrimonial », Dirección de Patrimonio Cultural. http://www.ohch.cu/ (sitio consultado el 2 de junio de 2011).
(23) Eusebio Leal, «Patria y fe ha sido mi divisa personal», Cubadebate, 9 de noviembre de 2010.

Salim Lamrani. Universidad de La Réunion.

Concepciones económicas que deben atenderse en la realidad cubana

Durante los últimos tiempos se escucha decir a las autoridades cubanas que el país no solo necesita inversiones sino que sean eficientes. También que una regla de oro consiste en vigilar que sean rentables y den los resultados esperados.
Se supone que cuando las autoridades de planificación hablan de esta regla de oro no solo se estén refiriendo a los resultados esperados respecto a medidas concretas como toneladas, metros cuadrados u otras unidades de producción, sino también a los resultados monetarios que cada inversión debe dar al dueño o al inversionista que colocó los recursos en esa inversión, en vez de ponerlos en otro proyecto.
Si es así, estaríamos en presencia de un nuevo lenguaje, similar al de años atrás, cuando las autoridades del Banco Central de Cuba (BCC) abogaban porque los préstamos de los bancos se concedieran cuando se estimara que habría un retorno casi seguro o garantías suficientes de devolución de los préstamos, entendiéndose la conveniencia de no otorgar financiación simplemente por indicaciones de gobierno o de cualquier órgano ajeno a un Comité de Crédito o de Riesgos de la institución bancaria.
Analizando esos ejemplos, ocurre que se han aplicado muchas concepciones económicas heredadas del antiguo modelo soviético de dirección de la economía. Es necesario, al menos, cuestionarlas si se pretende que la economía cubana avance hacia el desarrollo en el año 2030.
Hay regularidades que deben tenerse en cuenta, independientemente de a quién pertenece la propiedad de los medios de producción, o de qué sistema social tiene cada país, o sin necesidad de abandonar el criterio –esencial para el modelo– de la propiedad estatal sobre los medios fundamentales de producción.
Además de la regla de oro ya señalada se pudieran identificar algunas otras. Casi todas están entrelazadas entre sí basado en la preminencia de la propiedad social. Pudieran enunciarse así:
Se invierte para obtener beneficios, no solo para producir productos o servicios.
Cuando se invierte en una industria, también hay que garantizar el suministro estable de materias primas y los mantenimientos periódicos establecidos por los fabricantes de los bienes de producción.
La regulación de los precios o la intromisión del Estado en el mecanismo de fijación de los precios debe ser mínima.
Los salarios en cada empresa deben estar vinculados a los resultados reales de esa empresa.
Las empresas rentables deben ser capaces de reinvertir utilidades u obtener financiación para seguir creando nuevos valores.
Los nuevos valores creados en una empresa no necesariamente tienen que ser bienes materiales.
La propiedad social de los bienes de producción es para que el Estado se apropie de las utilidades que brinde esa propiedad y la distribuya en el bien de todos; no es para gestionar y administrar la propiedad.
La planificación no debe convertirse en una camisa de fuerza para las entidades económicas.
El monopolio del comercio exterior daña la economía, como cualquier otro monopolio.
Hay que definir que nivel de concentración de riqueza es intolerable.
La concesión de tierras en usufructo, o la propiedad, o cualquier otra medida aislada, no resuelve el tema fundamental de la producción agropecuaria.[1]
En el sistema de economías de mercado, si escasea un producto demandado, teóricamente crecería la posibilidad de que aumentara la rentabilidad del que arriesgara dinero para producirlo, y a la larga se puede restablecer el equilibrio.
En Cuba ha prevalecido la idea de que es necesario fabricar unidades de producción para el pueblo sin tener siempre en cuenta el costo de producción, la reproducción ampliada o la ganancia por los fondos invertidos. A la larga, para mantener la producción de esas mismas unidades, el Estado muchas veces necesita canalizar cada vez más fondos de otras fuentes y cuesta trabajo sostener la producción en los mismos niveles iniciales. O no se hacen los mantenimientos y se deja deteriorar una industria por falta de inversiones y después hay que volverla a levantar partiendo de cero. O no se garantiza el suministro estable de materias primas e insumos para la producción.
Cuba hoy padece innumerables problemas de descapitalización de sus entidades. No se cumple la utilización de las capacidades de diseño de una industria o están quebradas por no tener capital de trabajo. La rentabilidad no se analiza de acuerdo con la teoría. Si no se utiliza la teoría existente, se tendrán unidades productivas, pero sin competencia internacional y sin trabajar para la demanda. Será una oferta sin calidad.
Los economistas y otros analistas expresan, con razón, que hace falta invertir para reactivar la economía. Analizan el índice de nuevas inversiones entre el total del PIB (PRODUCTO INTERNO BRUTO) y concluyen que si no se invierte más no puede aspirarse al desarrollo. Hoy Cuba invierte por debajo de todos los países de América Latina, como promedio un 10 % del PIB.
Sin embargo, hay algo tan nocivo como dejar de invertir, y es destinar recursos a una inversión y después permitir que esa industria funcione a media capacidad o tenga problemas para funcionar porque no hay recursos para adquirir las materias primas necesarias a fin de que la nueva inversión funcione, se amortice y dé resultados. Ello equivale a un despilfarro de recursos financieros utilizados en la inversión inicial.
La preocupación sobre el consumo de las mayorías no tiene por que resolverse regulando los precios. Existen otras salidas:
Mayor estimulación e incentivos para producir (por parte de todos).
Otorgar incentivos fiscales.
Mayor competencia.
Participación más activa del Estado en la oferta de los productos deficitarios y a precios que guíen al resto de los productores (sin que signifiquen pérdidas para el Estado).
Mejores salarios para los que producen valores y riquezas, etc.
Es decir, se trata de emplear métodos económicos para obtener los resultados apetecidos y no medidas coercitivas como el control de precios. Cuba tiene que pasar de tener una posición de control directa de la vida económica de la nación, a una posición indirecta a través de los múltiples mecanismos existentes, entre ellos los impuestos.
Las empresas cubanas se enfrentan al control de las divisas que generan. Esto hace que las empresas exportadoras, o que producen para el mercado interno en CUC (PESOS CUBANOS CONVERTIBLES), no puedan contar con esas divisas o apenas puedan retener una parte, en el mejor de los casos suficiente solo para pagar la materia prima. El mecanismo de asignación de los llamados Certificado de Liquidez o liquidez externa del país, se ha alargado en el tiempo y no ha permitido a las empresas disponer, controlar o al menos planificar mejor el uso de los recursos en divisas que ellas mismas generan.
En Cuba se ha convertido la planificación en una camisa de fuerza muchas veces ajena a la realidad.
Durante todos estos años se ha visto a empresas gastando más porque “hay que gastar lo aprobado en el plan para que el año que viene no nos lo quiten”.
O donaciones ofrecidas por entidades extranjeras no recibidas simplemente porque no estaban en el plan (sin antes analizar si nos convenían o no).
O ideas surgidas que no se pueden llevar a cabo porque, de entrada, no estaban en el plan (sin considerar los otros problemas que puede haber para llevarlas a vías de hecho).
O planes que quedaban desactualizados porque la vida es más rica y siempre es difícil prever cómo se comportarán los mercados internacionales (pero el plan queda inamovible o resulta extremadamente difícil alcanzar su revisión).
O se pierde una cantidad inmensa de tiempo y recursos para justificar las distorsiones de la realidad sobre el plan o para culpar de las deficiencias a una mala preparación del plan en vez de solucionar los problemas que crea el día a día.
O la estimulación a trabajadores en empresas que han sobre cumplido el plan, pero que apenas producen utilidades en comparación con la falta de estimulación en empresas que no alcanzaron el cumplimiento del plan, pero que sistemáticamente brindan al Estado una utilidad sobre los recursos invertidos.
Las propuestas antes enunciadas pueden parecer no atractivas a los decisores o ser cuestionadas por otros analistas. Pero la práctica es el criterio de la verdad, y la práctica seguida muchas veces no trajo para Cuba los resultados económicos esperados durante más de sesenta años de su modelo socialista. ¿Entonces es tan difícil estudiar/analizar otras variantes o estilo de manejo económico? Se sabe que no hay un modelo rígido de socialismo. Cada país construye el suyo propio y no hay un patrón a seguir. Entonces, de nuevo, ¿por qué no pensar entre todos cómo debe construirse el modelo cubano o el socialismo cubano?
¿Por qué no poner en práctica los documentos aprobados por el Congreso del Partido o el Parlamento cubano, entre los que se encuentran los Lineamientos, la Conceptualización del modelo o el Plan estratégico hasta 2030? ¿Qué falta? ¿O será que aún no hay voluntad política para asumir esos retos?

Omar Everleny Pérez Villanueva
Horizonte Cubano

Nota:

[1] Todas las reglas enumeradas se analizan de manera detallada en un trabajo más amplio que será publicado en un futuro, ya que son necesarias que se atiendan en un periodo corto o mediano de tiempo.

El Ministerio de la Agricultura trabaja por garantizar el bienestar de los animales

Nota oficial del organismo

En las últimas semanas la protección y cuidado de los animales ha generado preocupación y debate, reflejado fundamentalmente en redes sociales. Durante el proceso de Consulta Popular para la creación de la nueva Constitución de la República se generaron múltiples opiniones con relación a la protección y cuidado de los animales.
A partir de ello, y como expresión de esa voluntad popular, se reforzó la obligación del Estado en la protección y conservación de un medio ambiente sano, lo cual incluye la responsabilidad en el cuidado y bienestar de los animales en su relación directa con las personas.
La Carta Magna reflejó así mismo en su artículo 90 (inciso j), que entre los deberes de todo ciudadano cubano, se encuentra el de proteger la fauna y velar por la conservación de un medio ambiente sano.
Atendiendo a ese mandato, actualmente el país trabaja en la elaboración de disposiciones jurídicas dirigidas a garantizar el bienestar de los animales. El Código Sanitario para los Animales Terrestres, aprobado por la Organización Mundial de Sanidad Animal, designa al bienestar, como el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere.
El animal experimenta un buen bienestar si está sano, cómodo, bien alimentado, en seguridad, y si no padece sensaciones desagradables como dolor, miedo o desasosiego, y es capaz de expresar comportamientos importantes para su estado de bienestar físico y mental. Las disposiciones normativas en las que actualmente se trabaja en Cuba acogerán, como esencias y premisas, tales formulaciones.
Es necesario tener en cuenta, del mismo modo, que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, actualmente el 75 por ciento de los agentes patógenos emergentes que afectan al ser humano, son de origen animal. Veinte mil personas son lesionadas por animales cada año en el país, de ellas el 80 por ciento causadas por perros.
En Cuba existe un programa de vigilancia, prevención y control de estas enfermedades, que ha permitido mantener bajas tasas de morbilidad asociadas a la rabia, leptospirosis, toxoplasmosis, entre otras.
La sanidad del medio ambiente seguirá siendo una prioridad estatal, y en ella se incluye el bienestar de los animales. En una sociedad como la nuestra, el centro es el hombre y las garantías para su desarrollo individual y colectivo; para ello se seguirá avanzando en lograr una relación armónica con el medio ambiente y cada uno de los componentes que lo integran.

Ministerio de la Agricultura