lunes, 28 de enero de 2019

Fidel en su obra: la Revolucion, la Ciencia y el Pensamiento.


Cuba encara un complejo y preocupante frente externo

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel enfrenta en 2019 nuevos retos internacionales que podrían obstaculizar sus esfuerzos por superar las urgencias económicas del país y avanzar en el aún inconcluso programa de reformas.
Con una economía marcada por tensiones financieras e índices de crecimiento muy inferiores a los requeridos para su desarrollo, la decisión de Washington de mantener por solo 45 días la suspensión de la aplicación del Título III de la ley Helms-Burton, que en 1996 codificó en una sola norma el embargo contra Cuba, encierra un riesgo adicional para el país.
De otra parte, el entorno regional se enrareció para La Habana tras el atentado con explosivos del 17 de este mes en la Escuela de Policía General Santander, en Bogotá, que causó la muerte de una veintena de cadetes.
El gobierno colombiano dio por concluido el diálogo de paz en la Habana con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que reconoció en Bogotá la autoría del ataque, y demandó al gobierno cubano la extradición de los negociadores de esa guerrilla.
“No podemos estar seguros de los riesgos que todavía tengamos que correr, pero, sin embargo, nosotros estamos seguros de una cosa: que cualquiera que sea ese futuro, fácil o duro, la victoria será de nuestro pueblo…”, afirmó Díaz-Canel el domingo 20 en su cuenta de Twitter, sin especificar el origen ni naturaleza de esos peligros.
Más claro fue el expresidente Raúl Castro (2008-abril de 2018), cuando el 1 de enero fustigó la política adversa de Estados Unidos hacia Venezuela y Nicaragua y afirmó que la “región se asemeja a una gran pradera en tiempos de sequía. Una chispa pudiera generar un incontrolable incendio que dañaría los intereses nacionales de todos”.
Este lunes 21, Pablo Beltrán, uno de los principales negociadores del ELN en el diálogo con el gobierno colombiano que se desarrollaba en La Habana, desmarcó a la delegación guerrillera del ataque con autobomba, en declaraciones a la agencia cubana Prensa Latina.
“La tarea nuestra en Cuba es sacar adelante la agenda de conversaciones, los hechos que ocurren en Colombia ni los conocemos ni tenemos injerencia o algo que ver con ellos”, afirmó el jefe guerrillero. Las negociaciones entre el ELN y el gobierno colombiano reanudaron en La Habana el 10 de mayo de 2018, luego que Ecuador desistió de albergarlas.
En sus declaraciones, Beltrán insistió en que al llegar entonces a La Habana, el gobierno cubano ofreció su ayuda como garante y sede de la mesa de diálogo, pero a la vez pidió al grupo negociador del ELN limitarse exclusivamente a los diálogos de paz. “Nosotros hemos cumplido al pie de la letra eso”, afirmó.
A su vez, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, reiteró nuevamente, también a través de Twiter, que Cuba jamás ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado para la organización de acto terroristas con otros Estados y ha cumplido estrictamente con su papel como garante y sede de la mesa de diálogo entre el gobierno de Colombia y el ELN.
A la exigencia a La Habana del presidente colombiano, Iván Duque, de que los negociadores del ELN sean extraditados a su país, Rodríguez insistió en otro tuit que Cuba actuará con estricto respeto de los protocolos de paz. de esos protocolos, rubricado también por los otros dos garantes del diálogo, Chile y Noruega, establece que en caso de interrupción del diálogo, Colombia debe garantizar el regreso a su territorio de los negociadores rebeldes.
Al respecto, el alto comisionado colombiano para La Paz, Miguel Ceballos, dijo en Bogotá que desde que comenzó su mandato en agosto, Duque no reactivó el diálogo con el ELN, que las políticas públicas de paz son del gobierno y no del Estado, por lo que los acuerdos previos no son vinculantes para el gobierno.
Añadió que los protocolos “de ninguna manera fueron asumidos ni reconocidos” por el gobierno actual. En un comunicado hecho llegar IPS en La Habana desde su oficina, agregó que la cooperación judicial entre Cuba y Colombia incluye la extradición como una vía “para llevar a la justicia a los responsables de este crimen”.
En las redes sociales, algunos foristas expresaron preocupación de que esta situación sirva al gobierno estadounidense de Donald Trump para aplicar nuevas medidas contra Cuba.
La anterior administración de Barack Obama (2009-2017) retiró en mayo de 2015 a Cuba de la lista estadounidense de patrocinadores de terrorismo.
“Tengamos o no razón en no entregar a estas personas (negociadores del ELN), dirán que estamos protegiendo terroristas”, comentó el usuario Leandro en el medio digital Cubadebate. “(Esto) nos va a traer graves consecuencias en un momento político muy desfavorable en Latinoamérica para Cuba”, agregó otro.
La amenaza de que Washington pueda aplicar el Título III de la ley Helms Burton podría desestimular las inversiones extranjeras que Cuba necesita para su crecimiento y desarrollo.
Desde que esa norma entró en vigor, todas las administraciones estadounidenses, incluida la de Trump, en 2017 y 2018, suspendían esa cláusula que se revisa cada seis meses y autoriza a ciudadanos estadounidenses a demandar desde su país a todo extranjero que negocie con propiedades de Estados Unidos nacionalizadas en Cuba.
En una declaración, el canciller Rodríguez calificó como una de las “aberraciones más significativas” la extensión de esa autorización a propietarios que no eran ciudadanos de Estados Unidos al momento de producirse las nacionalizaciones y cuyas supuestas propiedades nadie ha certificado.
Durante el gobierno de Obama y luego del restablecimiento en 2015 de las relaciones diplomáticas La Habana-Washington, se realizaron tres reuniones bilaterales para buscar solución al tema de las compensaciones por las empresas nacionalizadas en la década de 1960.
Unas 6.000 personas y empresas estadounidenses tienen reclamos registrados por expropiaciones en esa época.
Investigadores consultados por IPS coincidieron en que la aplicación de esta cláusula podría generar tensiones en las inversiones extranjeras en Cuba. “Tratan sin duda de crear una sensación de riesgo en potenciales inversionistas”, dijo el economista Luis René Fernández.
“Aunque la mayor parte de las inversiones extranjeras se han construido en lugares nuevos, o en el caso del turismo, que son en zonas nuevas de la costa norte del país”, señaló el especialista Omar Everleny Pérez Villanueva.
El gobierno cubano lleva a cabo una fuerte ofensiva para promover negocios en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, inaugurada en 2014. Hasta el momento ha captado 2. 130 millones de dólares en inversión extranjera y cuenta con 17 proyectos ya en operación.
“Algunos inversionistas internacionales quizás consideren sus planes para ver qué hace Washington en los próximos meses. Querrán saber si esto es meramente retórica o un cambio real en la política de los Estados Unidos”, indicó John A. Gronbeck-Tedesco, profesor de Ramapo College, una institución educativa privada de ese país, desde la ciudad de New Jersey.
En opinión de este académico, existe incertidumbre acerca de cómo se aplicaría realmente el Título III, en caso de que la administración trate de hacerlo.
“Esto podría ser una apuesta que el presidente Trump no querría seguir porque podría consumir mucho tiempo y ser políticamente costosa, con poco beneficio al final”, señaló.

Patricia Grogg
IPS

Conversando con Martí sobre Cuba, América y Europa

Maestro José Martí, como un homenaje y juramento en este 166 aniversario de su natalicio, renovamos estas palabras suyas: “La lucha no ha cesado… La nueva generación es digna de sus padres… Sólo con la vida cesará entre nosotros la batalla por la libertad.”
Maestro, permítame que le llame de esta forma tan conocida por el pueblo cubano y que refleja un aspecto cardinal de su misión en vida y la siemprevida de estos 166 años que se celebran en estos momentos, y permítame también que, viviendo en Santiago de Cuba, muy cerca, apenas a unos minutos, de donde Ud. reposa y lucha, acompañado de Céspedes, Fidel, Mariana y una pléyade de héroes y mártires de nuestro pueblo, en el cementerio de Santa Ifigenia, intente conversarle en espíritu sobre asuntos que en su tiempo fueron desvelos y ocupación suyos, porque lo eran de su patria y de nuestra América, y que hoy permanecen vigentes, claro que con sus variantes de épocas y circunstancias, y rondan en nuestras existencias y en el destino de nuestras naciones, como si hubieran cambiado poco, en este largo lapso, la filosofía política, ideológica, cultural y social.
Así que, Maestro, su grito estentóreo de recién nacido fue la confirmación de que había nacido el primogénito hijo de Mariano Martí y Navarro, sargento primero del Real Cuerpo de Artillería, natural de Valencia, y de Leonor Pérez y Cabrera, natural de Santa Cruz de Tenerife. Era el viernes 28 de enero de 1853, en la casa No. 41 de la calle Paula en La Habana, Cuba.
Maestro, años después Ud. escribiría en sus apuntes: "A la calle de Paula se le llamó antes de San Francisco de Paula, por el hospital de ese mismo nombre que había en el extremo de ella".
Maestro, estos fueron algunos hechos importantes de aquel año de 1853: murió Félix Varela en San Agustín, La Florida, Estados Unidos, de quien se dijo que fue "el primero que nos enseñó a pensar". Y para aumentar el despojo a México, los Estados Unidos compró parte del territorio mejicano.
Maestro, también los Estados Unidos hicieron su primera proposición a España de compra de Puerto Rico, ¡Qué triste y qué indignante!, que también el primero de enero de 1899, 46 años después de su natalicio, la nación calificada por Ud. como “la Roma americana”, obtuviera de España a nuestra hermana isla, como botín de guerra y por derecho de conquista rapaz, que dura hasta hoy.
Maestro, en este mundo actual y en este momento particular de la historia, la comunicación entre los hombres de uno a otro confín se realiza con una prontitud y fidelidad antes insospechadas a pesar de que aún no esté al alcance y se halle, hasta vedada, a una parte mayoritaria de la humanidad que es víctima de la pobreza, la marginación y la incultura.
En este mundo que vivimos, extenso y disímil, con grandes contrastes en la distribución de sus riquezas materiales y espiri­tuales, con extraordinarios desafíos para el alcance de su pleno desarrollo y felicidad, nos corresponde actuar y contribuir con una obra nacida de lo mejor de nosotros mismos, como Ud. lo hiciera en su época, a que, paso a paso, la humanidad se conozca mejor, se empeñe en convertir en realidad viejos y nuevos sueños, se transforme en protagonista de su propio destino y viva al fin liberada del miedo y la mise­ria en un clima de prosperidad y paz. Por un mundo mejor vale la pena luchar un día y otro y hasta toda la vida. Es parte del deber desinteresado que todos los hombres tenemos con esta huma­nidad que constituye la patria común de todos. Para suerte de Ud., Maestro, su frase “Patria es humanidad”, es esencia de la política cubana.
Por una consecuencia de su legado, Maestro, la vida y la obra buena de todos los hombres y, en especial, la de los grandes hombres que han descollado por su consagración y aportes al desarrollo de las mejores causas de los hombres y de los pueblos, debe ser el cimiento sólido sobre el cual se erija la construcción de una humanidad más plena, unida y feliz.
Maestro, nuestra Patria de hoy, la suya, acosada todavía por el mismo “vecino hostil”, que Ud. denunciara, se rige por esta idea esencial: “La Revolución ha venido a enseñar, a Cuba, cómo está constituida, y qué puede esperar o temer del porvenir”.
Y para esos trasnochados, Maestro, para aquellos que odian y pretenden aún deshacer el fruto alcanzado gracias a la Revolución Cubana, la obra más acabada y trascendente de nuestro pueblo a lo largo de sus duras batallas por la felicidad, cabe ponerles enfrente el valladar de sus palabras: ”Cuba reclama su independencia a que tiene derecho por la vida propia que sabe que posee, por la enérgica constancia de sus hijos, por la riqueza de su territorio, por la natural independencia de éste, y, más que por todo, y esta razón está sobre todas las razones, porque así es la voluntad firme y unánime del pueblo cubano”.
Y, Maestro, Ud. que les conocía por dentro las mezquindades y codicias a las grandes potencias, y las influencias nefastas de las oligarquías vendepatrias, señaló que no reconocerían esas grandes naciones a los pueblos menores, pues “esas grandes naciones solamente reconocen .los hechos consumados, por monstruosos que ellos sean”.
Hoy Venezuela sufre las embestidas de una coalición miserable encabezada por los Estados Unidos, ¿cuándo cambiará ese “vecino avieso”, “ese Norte brutal que nos desprecia”, y secundado esta vez por países de la Unión Europea,, que son seguidos como arria sumisa por algunos gobiernos de nuestra América?
¡Qué bién Ud. lo supo expresar, Maestro, con aquella frase lapidaria en una coyuntura similar respecto a Cuba: “Bribones”, les calificó, y ante sus estupideces era necesario castigarlos como se merecían. Porque era su convicción de que República es el mundo: de muchos, el valor de todos, igual mérito; ódiese la bajeza, el disimulo, la hipocresía, la falsa virtud, la vileza que suele enmascararse con frases llameantes y hasta simpáticas. ¿Cuánta bajeza y cuanta sinrazón esgrimieron los países que pretendieron condenar a Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU?
Por el contrario, ¿cuánta hidalguía y cuánta verdad en voz del Canciller de Venezuela, y en los discursos de las naciones grandes y pequeñas que desnudaron las intenciones malévolas de los Estados Unidos y sus marionetas grandes y pequeñas?
Porque allí se debatía algo similar a lo que le llevó a escribir el 27 de abril de 1876, cuando Ud. tenía 23 años de edad, o sea, una cuestión que dependía “en gran parte en los Estados Unidos de la imponente y tenaz voluntad de un número no pequeño ni despreciable de afortunados agiotistas que son los dueños naturales de un país en que todo se sacrifica al logro de una riqueza material”.
Y en lo que respecta a todos esos gobiernos coaligados con la traición, la injerencia, la violación de los principios vigentes del derecho internacional, son atinadas y aplicables, y resultan contundentes estas ideas suyas: “Podrán los gobiernos desconocernos (añado: gobiernos infames), los pueblos tendrán siempre que amarnos y admirarnos”.
Y a modo de conclusión para esta era que es una prolongación del pasado vivido por Ud,, Maestro José Martí, como un homenaje y juramento en este 166 aniversario de su natalicio, renovamos estas palabras suyas: “La lucha no ha cesado… La nueva generación es digna de sus padres… Sólo con la vida cesará entre nosotros la batalla por la libertad.”

Wilkie Delgado Correa

domingo, 27 de enero de 2019

Volver a Nuestra América




A 166 años del natalicio de José Martí

Hay que leer una y otra vez Nuestra América, sobre todo en estos tiempos, para sorprendernos con ideas tan elocuentes y actuales como esta: «La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales (…) con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia».
José Martí también nos deslumbra con la sabiduría de un visionario que ya en el siglo XIX advertía: «(…) el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas».
A la luz de estos tiempos «nuestras dolorosas repúblicas americanas» —como las llamara Martí en el ensayo del que fueron tomados los fragmentos anteriores— padecen, con nombres nuevos, los viejos males que les legaron cuatro siglos de colonialismo.
El repunte de las fuerzas de derecha en América Latina no solo coloca a los pueblos originarios en el umbral de la exclusión social, discriminando a negros, mujeres, campesinos, homosexuales, obreros, extranjeros, pobres, nativos; exacerbando el odio y el temor al otro; también los despoja de sus recursos naturales, convenientemente colocados en manos de compañías transnacionales.
Desde finales de la década pasada hasta la fecha, en el contexto latinoamericano más de un presidente progresista, con maniobras parlamentarias y mediáticas, ha sido sustituido por representantes de las oligarquías y las élites nacionales o ha sido procesado para desaparecer la posibilidad de reelegirlo.
El paso siguiente ha sido eliminar las políticas sociales que beneficiaban a las mayorías, privarlas de derechos que una vez ganaron y descabezar movimientos populares. Mientras, por miles se desplazan en fila rumbo al «sueño americano» y se dan de bruces con un muro de marginación y xenofobia. «Peca contra la humanidad — señala Martí— el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas», pero lamentablemente muchos hacen oídos sordos ante esta verdad.
El concepto martiano de Nuestra América tiene 128 años (el ensayo homónimo se publicó en enero de 1891 en Nueva York y en México). En ese momento antiguas colonias españolas ya habían alcanzado su independencia y las jóvenes repúblicas despertaban los apetitos del imperio que se gestaba en América del Norte.
Martí, por su parte, ya había sufrido prisión en Cuba y destierro en España; había vivido y trabajado en varios países de América (México, Guatemala, Honduras, Venezuela, de ahí su identificación y empatía con el destino de estos pueblos), había estado en Francia, conocía Estados Unidos y había alcanzado la madurez política suficiente para comprender la necesidad imperiosa de la unidad de los cubanos en su lucha por la independencia, esfuerzo que cristalizaría en la fundación del Partido Revolucionario Cubano.
Esa misma unidad la quería El Apóstol para las naciones del subcontinente americano que, aunque se habían desprendido de la dominación española, estaban expuestas al dominio estadounidense. «El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América», dijo Martí en Nuestra América.
Desde la publicación del ensayo martiano o incluso antes, salvo las honrosas excepciones de alianzas estratégicas a favor de la integración regional —que no siempre han sido perdurables— y de personalidades que han sabido calibrar el valor de la unidad, ha sido la falta de esta un obstáculo importante en el desarrollo de sus pueblos, debilidad hábilmente utilizada por los grupos de poder para afianzar su posición hegemónica.
En los últimos años grupos como el ALBA y Unasur han visto amenazada o reducida su membresía (y con esto su fuerza aglutinadora), al tiempo que aparecen o resurgen formaciones de derecha, abiertamente contrarias a las posiciones progresistas de las primeras y con una agenda que apuntala el vínculo con las políticas imperiales en un intento de echar por tierra la cooperación Sur – Sur o el contacto con los grupos más avanzados de las economías emergentes como BRICS para, en última instancia, dejar a América Latina y todo su potencial económico y natural a merced de la potencia del norte.
A tenor con las nuevas tecnologías, las formas de fragmentar esa unidad tan necesaria han sido renovadas, por eso la inmediatez y la inocuidad aparente del mundo digital llega a imponer una imagen de nuestros pueblos que no deja espacio para lo autóctono de estas tierras.
Salvando la distancia de más de un siglo, las palabras de Martí no han perdido actualidad: «El deber urgente de Nuestra América es enseñarse como es».
Al inicio del milenio más de un estadista señalaba que América Latina no estaba viviendo una época de cambio, sino un cambio de época. Con 100 años de antelación, cuando las colonias americanas empezaban a ganar su condición de repúblicas, el Héroe Nacional de Cuba escribía: «El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu».
Más que un llamado a la unidad —«Con los oprimidos había (hay) que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores»—, a la ética —«No hay odio de razas, porque no hay razas»— y a la defensa de nuestras raíces —«Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban (dan) la clave del enigma hispanoamericano»—, Nuestra América es la confirmación de que no es poco lo que falta por hacer.
Por fortuna permanece la resistencia, en el pensamiento de los intelectuales comprometidos, en las manifestaciones de los estudiantes en las calles, en los pueblos que buscan unirse como forma de sobrevivir y en los líderes que no han perdido la brújula de la construcción colectiva del bien de todos.
Hay que leer una y otra vez Nuestra América y convencernos de que «Estos países se salvarán, porque (…) le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real».

Yenia Silva Correa | internet@granma.cu

Cimex y su Comercio Minorista : Calidad, Desarrollo e Inversiones


El Referendo Constitucional del 24 de Febrero


ICRT: Por donde Cuba se escucha y se ve. Parte Final


viernes, 25 de enero de 2019

Patria es humanidad, Martí por la América Nueva




«La Patria es dicha, dolor y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie»...Con José Julián Martí, con el hermano Fidel y con el testimonio de Salustiano Leyva recogido por Santiago Álvarez partimos hoy desde La Pupila Asombrada

Nos solidarizamos con Mariela Castro y con los colectivos de activistas LGBTIQ

Comunicado de la Asamblea Feminista

Como parte de la campaña contra la legalización del derecho al matrimonio para parejas del mismo sexo, circula en las redes una fotografía de Mariela Castro Espín —promotora más visible de ese derecho en la Asamblea Nacional del Poder Popular—intervenida por un letrero superpuesto que reza: “Condenada por los cubanos por traer ideologías ajenas a nuestra tradición. Tus pensamientos no son mis pensamientos ni tus caminos mis caminos”.
Es una vergüenza que esa torpe campaña de acoso ocupe las redes sociales y el espacio público cubano. Esto no es otra cosa que la continuidad de una cruzada–liderada por ciertas iglesias– contra el matrimonio igualitario, y también contra el feminismo y los derechos de las mujeres en Cuba. Es preocupante que estas y otras acciones cuenten con el beneplácito, o al menos la indiferencia, de un sector de nuestras autoridades.
Creemos que el acuerdo de la Asamblea Nacional del Poder Popular de remitir la discusión de ese derecho el debate del Código de Familia y su aprobación por referéndum popular, es una decisión errónea que resta impulso a la justicia a la cual el proyecto constitucional estaba obligado. Reclamamos la declaración legal de todos los derechos que demanda la comunidad LGTBIQ en Cuba, entre ellos el matrimonio igualitario.
Nos solidarizamos con Mariela Castro y con los colectivos de activistas LGBTIQ. Estos ataques que hoy se dirigen a una persona y una comunidad serán extendidos a quienes apostamos por la justicia de género en el país. Aprendamos, asimismo, que las exigencias deben ser colectivas y públicas, no ceñirse a la voz de un representante específico ni al espacio cerrado de una asamblea, así sea la Asamblea Nacional.
No hay que desfallecer. Seguimos en la lucha.

Zaida Capote Cruz, Lirians Gordillo Piña, Helen Hernández Hormilla

Venezuela: la jauría mediática y el bucle golpista




Ya no se cortan. Los medios corporativos legitiman de manera abierta un golpe de estado contra Nicolás Maduro. Igual que hicieron en abril de 2002 contra Hugo Chávez. ¿Recuerdan aquel editorial del diario español “El País” titulado “Golpe a un caudillo”?

miércoles, 23 de enero de 2019

ICRT: Por donde Cuba se escucha y se ve.


¿Qué ha pasado con el polémico decreto 349 en Cuba?

Según las autoridades, la medida no modifica la relación de los artistas con las instituciones del Estado, sean graduados o autodidactas

Para contrarrestar lo que consideran una campaña mediática contra el decreto 349 y explicitar su esencia y alcance, autoridades del sector cultural en Cuba mantienen desde finales de diciembre reuniones con el gremio de artistas y literatos del país.
Asimismo, la revista cultural La Jiribilla publicó un tercer dosier sobre el tema, el cual agrupa textos entre los que sobresale Veinte aclaraciones sobre el Decreto para la protección de la cultura en los espacios públicos.
Desde su publicación en julio de 2018, la medida suscitó una intensa polémica en las redes sociales, medios alternativos e incluso la prensa oficial, debido a preocupaciones sobre la posibilidad de que fuera utilizada para coartar la libertad de creación artística y literaria e implementar mecanismos de censura.
El anuncio de la redacción y discusión de una norma complementaria para aplicar de forma progresiva el decreto 349, fue interpretado por parte del gremio artístico como una rectificación de las autoridades ante un documento que no fue consultado con los artistas, pero otro segmento se mantiene escéptico.
Alina Estévez, directora de Recursos Humanos del Ministerio de Cultura reconoció la existencia del temor “de que puesto en manos de funcionarios sin preparación, o de alguien extremista, el decreto se convierta en una herramienta de censura”.
Igualmente, en una intervención televisiva, el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, afirmó que “la creación artística y su libertad están consagradas en la Constitución de la República” y el proyecto de nueva Carta Magna que será sometida a referendo el 24 de febrero.
A continuación, la Redacción IPS Cuba resume aspectos relevantes del decreto y algunas de las reacciones que suscitó.
-¿Cuándo se publicó?
Fue firmado el 20 de abril de 2018 por el presidente Miguel Díaz-Canel y publicado el 10 de julio, entre múltiples disposiciones contenidas en más de un centenar de páginas de la Gaceta Oficial extraordinaria No.35.
-¿Cuándo entró en vigor?
El 7 de diciembre, aunque se aplicará de forma progresiva. Por ahora no regulará aquellos servicios culturales y espacios de promoción del arte –como galerías privadas, estudios de grabación y otras- que carecen de amparo legal, pero para los cuales se trabaja en el diseño de políticas para regular su funcionamiento en consonancia con la política cultural del Estado.
-¿Cuál es la esencia del decreto?
Establece las contravenciones en materia de política cultural y de prestación de servicios artísticos establecidas por el Ministerio de Cultura en las diferentes manifestaciones artísticas, cometidas por personas naturales o jurídicas en lugares o instalaciones públicos estatales o no. Faculta al ministro del ramo para que dicte las disposiciones complementarias necesarias. Tiene sus antecedentes en el decreto 226/1997 firmado por el entonces presidente Fidel Castro (1926-2016).
–¿Cuáles fueron las principales preocupaciones y dudas?
Se relacionaron con el impacto en el arte independiente y la libertad artística, vínculos de los artistas con las instituciones culturales, el grado de potestad conferido a los inspectores, los criterios a seguir para aplicar las contravenciones, el riesgo de crear un sistema de vigilancia sobre los contenidos de la cultura artística y los límites imprecisos de algunas partes de decreto que pueden dar margen a la censura en su aplicación.
-¿Qué se propone en la norma complementaria?
Se concentrará en contravenciones muy específicas. El carácter obviamente lesivo a los intereses públicos de tales contravenciones no requiere un ejercicio de interpretación de ningún inspector. Se aplicarán, por ejemplo, cuando se utilicen, exhiban o difundan producciones nacionales o foráneas con el empleo de pornografía, se promueva o exalte de forma injustificada la violencia, el lenguaje sexista, vulgar, obsceno y discriminatorio por el color de la piel, género, orientación sexual, discapacidad o cualquier otro lesivo a la dignidad humana.
Según funcionarios, la norma enfatizará en el ejercicio colectivo, que debe preceder a la actuación del inspector, liderado por las instituciones culturales a cada nivel y con la participación de los artistas y escritores. El inspector siempre trabajará en representación de la institución del arte.
–¿Quiénes la discuten?
La Jiribilla publicó que, hasta enero, más de 1.000 personas habían participado en los debates, en más de 10 provincias cubanas. Trascendió que los análisis se realizan a través de organizaciones como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la Asociación Hermanos Saíz, el sindicato de Trabajadores de la Cultura, la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas, otras organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la cultura, promotores culturales y la Universidad de las Artes.
-¿Cuáles han sido las principales acciones de rechazo?
En Facebook, se creó la página Artistas Cubanxs en Contra del Decreto 349 al igual que la etiqueta #Noaldecreto349.
El 8 de agosto, fue publicada una carta abierta al presidente cubano Miguel Díaz-Canel y a Alpidio Alonso, ministro de Cultura, “en nombre de artistas cubanos e internacionales” donde se solicita “un diálogo entre los profesionales del arte y el gobierno y una reconsideración de la medida”.
El 21 de julio, el artista Luis Manuel Otero planeó una performance frente al Capitolio Nacional, en la capital cubana, pero fue detenido en el lugar por la policía, cuando embadurnado de excremento intentó enarbolar un cartel con la frase: “Arte Libre. No al decreto 349”. La acción fue completada por su pareja, la curadora Yanelys Núñez, como reflejó un video colgado en Youtube.
Durante la primera semana de diciembre, artistas independientes como Tania Bruguera, Luis Manuel Otero, Yanelys Núñez, Michel Matos y Amaury Pacheco, entre otros, intentaron realizar varias sentadas frente a la sede del Ministerio de Cultura con el objetivo de exigir la derogación del decreto, pero la acción fue impedida por las autoridades, según medios de prensa alternativos.
La Jiribilla reportó sobre “otra carta enviada al Ministro (de cultura) por cerca de 20 artistas de mucho prestigio y algunos promotores”. Y también han manifestado críticas personalidades como el cantautor Silvio Rodríguez, el actor Luis Alberto García y el músico X Alfonso.

IPS

martes, 22 de enero de 2019

Grillos en La Habana: entre la ciencia y la prensa




Los supuestos “ataques sónicos” contra personal diplomático estadounidense en Cuba no fueron más que el chirrido estridente de los grillos en su fase de apareamiento. Lo dice una investigación de la Universidad de Berkeley (California) y de Lincoln (Reino Unido), que ha sido noticia internacional. Hace un año un comité de expertos en temas acústicos de Cuba llegó a la misma conclusión, pero ¿creen que alguno de los medios prestó la menor atención al equipo científico de una pequeña isla del Tercer Mundo?

60 años defendiendo la soberanía de Cuba




Cuando Fidel Castro anunció la victoria del pueblo cubano el 1º de enero de 1959, habían pasado tan sólo 15 años desde el salvaje bombardeo de Hiroshima y Nagasaki por Estados Unidos. Esta atrocidad marcó el paso a esa potencia de la barbarie inhumana de la Segunda Guerra Mundial: a partir de aquel bombardeo atómico se ha documentado que, en su insaciable codicia por lograr la dominación del mundo, ha asesinado a más de 20 millones de personas en 37 países. Innumerables invasiones criminales han tenido lugar alrededor del mundo, como sucedió en Corea y Vietnam, y en la intervención militar de Playa Girón, derrotada por Cuba en menos de 72 horas. Tales actos imperialistas constituyen reminiscencias de la política exterior incivilizada de la crueldad de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué habría ocurrido en Cuba y América Latina si la revolución dirigida por Fidel Castro no hubiese derrotado la incursión de Estados Unidos en Girón?
Así como Washington aumenta continuamente su extralimitación imperial económica y militar, su actual diplomacia internacional de cañonera está respaldada por más de 800 bases militares (de la gigante “Pequeña América” a estaciones de radar menores), prácticamente en todo el mundo, incluyendo Guantánamo. Esta política exterior y mucho más, incluido el creciente uso de Internet como un nuevo camino hacia cambios de régimen (por ejemplo, en Cuba, particularmente desde 2014), es el alimento diario básico de arrogantes amenazas, de una agresión criminal y de una cínica injerencia por parte de Estados Unidos. Ello ocurre a diario, en muchas ocasiones por medio de los estados aliados, como el continuo y lento genocidio contra el pueblo palestino por parte de Israel. La violación de la soberanía de los países y el derecho internacional establecido en la postguerra ocurre prácticamente sin ninguna protección, en medio de la crisis de Naciones Unidas. El bloqueo contra Cuba es un caso de impunidad flagrante. Los pueblos del mundo, como el cubano, sólo pueden apoyarse en sus propias fuerzas y en pueblos y naciones progresistas del mundo que luchan por mantener un mundo multipolar y resistir a la dominación estadounidense.
La Revolución cubana ha frenado los Estados Unidos durante 60 de los 75 años transcurridos desde la inauguración de la “nueva era”, de la barbárica época posterior a la Segunda Guerra Mundial. Este período, de una crueldad extrema, pasó de Europa y Asia oriental a Estados Unidos, a sólo 90 millas de las costas de Cuba. Pensar en esta realidad histórica y geopolítica mientras pueblos en cada rincón del planeta, refleja hoy la importancia histórica del 60º aniversario.

Bloqueo genocida

Se puede afirmar que la Revolución Cubana ha resistido al Imperio durante casi todo el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, y que el Imperio es el sucesor de la crueldad incomparable presenciada durante dicha contienda, la que, de una u otra forma, siempre ha estado presente en las puertas de Cuba. Este orden mundial histórico posterior a la Segunda Guerra Mundial acarrea consecuencias adicionales en la medida que éstas conciernen a América Latina y el Caribe. Las características adicionales provienen de la pesadilla estadounidense que consiste en percibir una amenaza constante de rebelión latinoamericana en contra del colonialismo y del imperialismo, en la senda abierta desde los tiempos de Bolívar y Martí, en el siglo XIX. Así, Estados Unidos ha montado un garrote particularmente cruel en contra de Cuba −dirigido también por su influencia no sólo en toda la región al sur del Río Grande, sino en el mismo corazón de las entrañas del monstruo, como llamó Martí a Estados Unidos, país donde vivió gran parte de su exilio político, y trabajó. Las draconianas medidas adicionales, impuestas a Cuba apenas un año después del triunfo de 1959, sólo pueden calificarse de genocidas. Genocidio es el bloqueo estadounidense como lo es EE.UU. en sí mismo, que lo ha definido como tal, aun cuando por supuesto no utiliza la palabra “genocidio”. Mientras su bloqueo busca involucrar a todas las naciones, su objetivo explícito fue establecido en 1960 con el fin de doblegar al pueblo cubano con la práctica de “provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria.”
Los efectos del despiadado bloqueo, especialmente desde la implosión de los aliados cubanos (el bloque soviético) hace cerca de 30 años −casi la mitad de la vida de la revolución–, han sido devastadores. Por encima de los problemas derivados de las lagunas propias de Cuba, cada día en la vida de la familia cubana o de los individuos es afectado por el bloqueo como principal obstáculo para lo que debería ser su desarrollo económico normal.
El transporte recuerda a diario el bloqueo. La adquisición y la preparación de alimentos constituyen otros desafíos para la inmensa mayoría del pueblo cubano. Las drásticas limitaciones a las renovaciones de vivienda, incluyendo a menudo frustrantes y anticuadas instalaciones de plomería y electricidad, son otras expresiones del bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Los servicios de salud se encuentran privados de productos farmacéuticos y de equipos hospitalarios estadounidenses. Incluso la educación, que puede ser vista como un bien “no material”, se ve afectada, por ejemplo, por la necesidad de importar de tierras lejanas el papel necesario para los materiales escolares, como libros.
Sin embargo, la inmensa mayoría de los cubanos no se ha entregado −y no se rinde− ante Estados Unidos, ante el guion de Washington. A los 60 años, la Revolución cubana permanece tan firme como lo fue en su infancia, en el período 1959-1961.

Venezuela en el punto de mira de EE.UU.

Sin embargo, en este 1º de enero de 2019, día histórico para el mundo, se debe reconocer que nunca podrá descartarse una política más agresiva de Estados Unidos contra la Revolución Cubana. ¿Habría que descartar acciones militares abiertas? Tras la caída del bloque soviético y del endurecimiento planificado del bloqueo de Estados Unidos, que también lo hizo extraterritorial en Europa, en los años 90 Estados Unidos lanzó un ataque decisivo.
Poco después, y con la esperanza de derrotar a Cuba de una vez por todas, Estados Unidos puso en su punto de mira al más cercano e importante aliado de Cuba, Venezuela. La Revolución Bolivariana, encabezada por Hugo Chávez, emergió al final de 1998 después de la derrota de 1989-1991 del socialismo europeo, como la mayor repuesta en América Latina, y de hecho, en el mundo. Esto sucedió además en lo que Estados Unidos considera su “patio trasero”. Cuando el socialismo y la revolución debían fenómenos obsoletos, en diciembre de 1998 Chávez completó el primer paso de una larga lucha, en una Venezuela resiliente hacia la revolución. Podría decirse metafóricamente que el periodo 1998-1999 constituye “el 1º de enero de 1959” de Venezuela. Estados Unidos nunca aceptó la nueva revolución bolivariana de Caracas, puesto que nunca se tragó la píldora, amarga para él, de la Revolución cubana. Este fue aún más el caso dado que, inmediatamente después de 1989, Venezuela se convirtió en un estrecho aliado político y económico de Cuba, con base en el beneficio y el respeto mutuos.
En su cinismo político extremo, mientras Estados Unidos tramaba una “apertura” hacia Cuba durante un año y medio antes de hacerla pública en diciembre de 2014, tan sólo tres meses más tarde, en marzo de 2015, el mismo Washington declaró a Venezuela “una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Esta desdeñosa política maquiavélica, característica de su centenaria crueldad, dio lugar a la imposición de sanciones a los aliados de Cuba, diseñadas para obstaculizar y, por supuesto, para estrujar a Cuba con el afán de someterla. Esta política de 2015 de Estados Unidos hacia Venezuela preparó además el camino para justificar una posible intervención militar de Estados Unidos con el propósito de poner fin a la “pesadilla latinoamericana” hecha realidad en la Revolución Bolivariana.
No obstante, Cuba ha sido −y sigue siendo− heroicamente resistente, incluso bajo estas nuevas condiciones desfavorables, mientras además viene desarrollando nuevas relaciones económicas y comerciales con otros países. Se niega a arrodillarse ante la nación más poderosa de la tierra, y ha mantenido esa actitud durante 60 años. Es un hecho universalmente reconocido que Cuba, Fidel Castro, su legado y seguidores de hoy han enfrentado a Estados Unidos en defensa de la soberanía nacional. Ya sea que se ame o que se odie, no hay forma de escapar a este hecho histórico. Los revolucionarios cubanos se han ganado su buena reputación con sangre, sudor y lágrimas y merecen por tanto el pleno apoyo de todas las personas amantes de la justicia en el mundo. A Cuba le hacen faltan muchos bienes materiales. Sin embargo, la gran mayoría del pueblo cubano, tanto individual como colectivamente, se beneficia de la bendición obtenida por su ardua lucha, de algo que nos hace falta en los países capitalistas: ¡dignidad! El honor no puede florecer en el occidente capitalista e imperialista que propugna la guerra, la agresión y la injerencia en nombre de los derechos humanos, mientras niega la democracia a estos países. La dignidad en el occidente capitalista se construye tan sólo de abajo hacia arriba, en el desafío al capital y al Imperio, cuyas guerras llevan vergüenza y deshonor a los pueblos de las naciones asediadas.
Como resultado de mantener su soberanía a toda costa, Cuba puede elaborar sus propios planes políticos, económicos, sociales, culturales y en otras esferas, sobre la base de sus propias necesidades y sus criterios. Desde 1959 y durante seis décadas, a lo largo de vueltas y revueltas, decepciones y éxitos, esto es lo que Cuba ha venido haciendo. Cada paso importante hacia el cambio de políticas lo hace con la plena participación del pueblo. A pesar del estereotipo proyectado en Occidente, no hay ningún país en el mundo comparable con Cuba, si se trata de caracterizarlo a través del debate.

La cultura política del debate

Esta cultura política del debate está tan arraigada en la sociedad cubana que forma parte inseparable del paisaje político. Los cubanos hablan y debaten abiertamente acerca de la vida política. Es una forma de vida en la isla. Esta tradición se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, cuando los cubanos, bajo la ocupación española, discutían y votaban por los miembros de las cuatro asambleas constituyentes, que dieron lugar a cuatro Constituciones de una Cuba en combate armado por su independencia. Ello comenzó hace más de 150 años, al mismo tiempo que Estados Unidos −principal detractor de la actual reforma constitucional de Cuba− tenía aún una Constitución del siglo XVIII, escrita a puertas cerradas por un puñado de esclavistas y unos cuantos ricos.
Cuando, el 1º de enero, hace sesenta años, ganó la Revolución, Fidel apareció en un histórico balcón de la ciudad de Santiago de Cuba para dirigirse a la multitud de manera interactiva. De hecho, desde aquel día, Fidel ha contribuido a la resurrección de la cultura política del debate, mantenido hasta entonces en gran medida en el fundo de la dominación colonial estadounidense, aparte de algunos períodos cortos, por ejemplo, cuando tuvo lugar el levantamiento revolucionario en la década de 1930 y cuando se aprobó la Constitución de 1940.
La cultura política del debate, tal como ha sido mutuamente promovida desde 1959 por los nuevos dirigentes y los humildes a favor de estos últimos, fue muy bien captada por el Che Guevara:
“En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones, cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor”. Destacando cómo el pueblo participaba en la toma de decisiones, Guevara recuerda además: “Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto (...)”. Admite que “para quien no viva la experiencia de la Revolución”, es algo “difícil de entender”, refiriéndose a “esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan”. Fiel a la valoración del desempeño del individuo, Guevara concluye que “la masa, como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes”.
El más reciente ejemplo de esta cultura política del debate, quizá uno de los más extraordinarios desde 1959 (aun cuando eso nunca se sabe al apoyarse en la prensa corporativa de Occidente), acaba de ocurrir. Los debates tuvieron lugar del 13 de agosto al 15 de noviembre de 2018, con el fin de revisar el Proyecto de renovación de la Constitución cubana de 1976. En todos los centros de trabajo, instituciones educativas y barrios se sugirieron cambios importantes. Uno de los más significativos para muchos cubanos es la cuestión del término “comunismo”. Éste fue originalmente contenido en la Carta Magna de 1976 como meta del proceso revolucionario, pero fue eliminado en el nuevo Proyecto. Vino otra vez como resultado de la discusión pública, como una expresión colorida de la cultura del debate político de Cuba, tan arraigada que ninguna fuerza puede sofocar. La batalla de ideas fue librada fundamentalmente por blogueros y escritores revolucionarios y, sobre todo, por las masas, en la base de la sociedad.

¿De la Democracia Participativa hacia la Protagónica

Resumiendo los cambios, la Constitución de 1976 fue así redactada: Los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista. El Proyecto presentado al pueblo para su debate y aportes, después de la reunión del Parlamento en julio de 2018 fue redactado así: Organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia la construcción del socialismo. El final fue adaptado así en diciembre de 2018, teniendo en cuenta el debate y los aportes de los ciudadanos: hacia la sociedad socialista y comunista.
Este último cambio en el artículo 5º no es un asunto menor. Cuando el pasado mes de julio de 2018 se dio a conocer la noticia, en cuanto a que el Proyecto había eliminado la palabra “comunismo”, la prensa internacional en Occidente gritó victoria: “¡Cuba elimina la palabra comunismo!” Sin embargo, la idiosincrasia de la cultura política del debate de Cuba apagó la euforia y, a la vez, voló en pedazos el continuo terrorismo mediático, a saber, que “el comunismo es impuesto desde arriba”. Como un vuelco poético del destino, llegó desde la base. Mientras que los debates se organizaron desde ella y brindaron la posibilidad a cada ciudadano de expresar y argumentar sus respectivas opiniones, se tenía que ser muy pro-activo para elevar la controversia del “comunismo”. Después de todo, el Proyecto fue propuesto por todo el liderazgo y el Parlamento cubano. Así, esta última experiencia en la democracia cubana pasó de la democracia participativa a la democracia protagonista que, en mi opinión, es una forma cualitativamente superior de democracia participativa. No es la primera vez que, en la experiencia única de consulta de Cuba, los cambios radicales provienen de los sectores populares. Sin embargo, este debate acerca del “comunismo”, observado en todo el mundo, forma parte de una clase propia. Así, muy convenientemente, en vísperas de la celebración del 60º aniversario de la Revolución Cubana, tiene lugar un homenaje a la Revolución y a su arquitecto, Fidel.
Ahora que, con el legado de Fidel, la Revolución cubana ha recargado las baterías del debate e intercambios, está preparada para confrontar todos los intentos actuales por parte de la barbarie del Norte y sus aliados para dividir al pueblo y a los dirigentes de los Consejos de Estado y Ministros, y denigrar del Presidente Díaz-Canel. Este desesperado intento de saboteo del movimiento de renovación, basado en principios, será derrotado por un Sí rotundo en el referéndum del 24 de febrero y por un voto de confianza hacia el nuevo liderazgo cubano de Miguel Díaz-Canel.
No hay fuerza en la Tierra capaz de sofocar la cultura de debate político de Cuba. Ésta puede derrotar cualquier campaña de desinformación y de división liderada por Estados Unidos.

Arnold August
Trabajadores

Arnold August, periodista y conferencista canadiense, es el autor de los libros Democracy in Cuba and the 1997–98 Elections (1999), Cuba y sus vecinos: Democracia en movimiento (2014) y Relaciones Cuba-EE.UU.: ¿Que ha cambiado? (2018). Como periodista es colaborador de sitios web en América Latina y el Caribe, América del Norte y Europa.

domingo, 20 de enero de 2019

Cuba respetará protocolos del diálogo entre gobierno colombiano y ELN




El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, afirmó que #Cuba respetará el protocolo de las conversaciones de paz que adelantan el gobierno de #Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). #Paz

La campaña de EEUU contra el referéndum constitucional en Cuba

Como parte del “fortalecimiento de la política de los Estados Unidos hacia Cuba”, promover a través de internet “el flujo de información libre y sin regulaciones dentro de la isla”, que propone el Grupo de Tarea o Task Force, ha sido lanzada la campaña #YoVotoNo para tratar de influenciar en los resultados del referéndum de la Constitución que tendrá lugar en la Isla el próximo 24 de febrero.
Según un despacho de la emisora oficialista estadounidense Radio Martí: #YoVotoNo tiene un propósito puntual: rechazar el próximo 24 de febrero el referendo constitucional al responder la pregunta “¿Ratifica usted la nueva Constitución de la República?”.
De acuerdo con dicha emisora, parte de la Oficina de Transmisiones a Cuba y uno de los más influyentes integrantes del Task Force, según quedó demostrado en la última reunión de ese grupo efectuada el pasado 6 de diciembre en Washington:
“Muchos cubanos se han animado a compartir en redes sociales las etiquetas #YoVotoNo y #Ni1+ en un intento por demostrar el descontento con el régimen cubano y el poder de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel”.
Con una política editorial basada fundamentalmente en la emisión de “fake news” con el fin de subvertir la realidad de la Isla, no es muy difícil dejar al descubierto la nueva estrategia desinformativa en las redes sociales de dicha emisora con respecto al referendum de la Constitución en Cuba.
En los documentos presupuestarios para los años fiscales 2018 y 2019 de la Junta de Gobernadores de Radiodifusión de los Estados Unidos, hechos públicos recientemente, se proponía usar cuentas cubanas de Facebook «nativas» y «sin marca» para difundir contenido creado por el gobierno de EEUU sin informar a los usuarios cubanos de Facebook:
“Debido al bloqueo web de la Radio y TV Martí en la isla, la estrategia digital de la OCB ha cambiado a las redes sociales consistente con las prácticas que ubican a YouTube, Google y Facebook entre los sitios más visitados en Cuba. Con el uso de la tecnología AVRA, los programas de Radio Martí se transformaron en radio visual y se transmitieron a través de Facebook Live junto con la programación de TV Martí. Esto proporciona a la OCB una distribución adicional eficiente y rentable, tanto para su radio (radio visual) como para el contenido de TV.
En el año fiscal 2018, la OCB está creando en la isla equipos digitales para que creen cuentas de Facebook ficticias para diseminar información. Las páginas abiertas en Cuba aumentan las posibilidades de aparecer en las noticias de los usuarios cubanos de Facebook”.
La estrategia de inventar supuestos usuarios (los “muchos cubanos”) que desde la Isla dejan constancia en las redes no es nada nueva. La misma práctica fue utilizada durante la llamada Ola Verde contra Irán durante las elecciones de 2009. En un trabajo publicado en este mismo blog el 12 de junio de 2010 apuntábamos:
En el caso cubano -sin obviar la falta de conectividad a la red debido al bloqueo económico que sufre la Isla-, se trata de replicar experimentos similares a los realizados recientemente por el gobierno de Estados Unidos contra Venezuela e Irán.
Durante la llamada Ola Verde –donde twitter jugó un papel tan importante que hasta la Secretaria de Estado ordenó posponer un mantenimiento programado a los servidores para Irán de esta red social-, la mayor parte de los activistas que supuestamente denunciaban el fraude de las elecciones, las manifestaciones y la represión en ese país del medio oriente, no estaban allí como se quería hacer creer, sino en territorio norteamericano. ¿Podría decirse que sucede otro tanto en el caso de Cuba? Sin dudas muchos de los twitteros cuya misión consiste en denigrar a la Revolución se encuentran en EE.UU . u otros países, pero no todos. Algunos realizan su labor propagandística desde la propia Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Por supuesto que, además de los robots y trolles que los servicios de inteligencia suelen poner en funcionamiento en casos como el referéndum a punto de celebrarse, no faltan actualmente en Cuba algunos personajes reales, que twitean su descontento desde la Isla como es el caso de algunos mercenarios entre los que destaca la bloguera Yoani Sánchez.
A propósito también en el blog Cambios en Cuba, se publicó en julio de 2009 las declaraciones de dicho personaje sobre la posible realización de una Ola Verde en Cuba. Cuando se le preguntó en una entrevista sobre la situación que se vivía entonces en Irán y la similitud con Cuba y sobre la posibilidad de una reacción similar en Cuba, la “influyente” bloguera respondió:
“Creo que estamos un poco lejos de eso. La sociedad civil todavía está un poco fragmentada, los puntos de encuentros, las maneras de conectarnos los unos a los otros muy débiles, pero no creo que sea muy remota la posibilidad. Es posible que en un par de años podamos reaccionar de esa manera. Para ese entonces habrá tecnologías más sofisticadas y quizás la ola verde cubana sea incluso más intensa”.
¿A qué se refería con una Ola Verde más intensa? Según Wikipedia, el experimento realizado por el Departamento de Estado durante las protestas de la también llamada Revolución de Facebook y Twitter en Irán provocó la cifra de veinte muertos. ¿Será la campaña #yovotono, que ahora impulsa Estados Unidos contra Cuba, al igual que en el caso iraní, otro llamado a sembrar la violencia y la muerte?

ZonaFranK

sábado, 19 de enero de 2019

De los ataques sónicos de Putin a los grillos de la CIA




Esta tertulia de TV es, a su vez, un fragmento del programa semanal de Cubainformación Radio: ¿Qué tendrá Maduro que no cae? Y más temas (programa 505)

viernes, 18 de enero de 2019

Cuba rechaza enérgicamente la amenaza de activación del Título III de la Ley Helms Burton

Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores

El 16 de enero de 2019, el Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció la decisión de suspender solo por 45 días la aplicación del título III de la Ley Helms-Burton, “para realizar una cuidadosa revisión… a la luz de los intereses nacionales de los Estados Unidos y los esfuerzos por acelerar una transición hacia la democracia en Cuba, e incluir elementos tales como la brutal opresión del régimen contra los derechos humanos y las libertades fundamentales y su inexcusable apoyo a los regímenes cada vez más autoritarios y corruptos de Venezuela y Nicaragua”.
El gobierno del Presidente Donald Trump amenaza con dar un nuevo paso que reforzaría, de manera peligrosa, el bloqueo contra Cuba, violaría flagrantemente el Derecho Internacional y atacaría directamente la soberanía y los intereses de terceros países.
Cuba rechaza esa amenaza del modo más enérgico, firme y categórico. La asume como un acto hostil de extrema arrogancia e irresponsabilidad, a la vez que repudia el lenguaje irrespetuoso y calumnioso del mensaje público del Departamento de Estado.
La Ley Helms-Burton entró en vigor en 1996. Se concibió para codificar y endurecer la política de bloqueo económico, comercial y financiero impuesta oficialmente en 1962, con el objetivo de subvertir y derrocar al gobierno de Cuba e imponer un régimen del agrado del gobierno de los Estados Unidos.
Consta de cuatro títulos y se aplica desde su promulgación. Se caracteriza por su extremo alcance extraterritorial, por ser violatoria de las normas y principios del Derecho Internacional, contravenir las reglas del comercio y las relaciones económicas internacionales y por ser lesiva a la soberanía de otros Estados, principalmente por la aplicación de sus disposiciones contra las compañías y personas establecidas en el territorio de estos.
Ha sido rechazada por la comunidad internacional casi unánimemente en las Naciones Unidas, en organismos internacionales especializados y en organizaciones regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Africana. Varios países cuentan con leyes nacionales para enfrentar los efectos extraterritoriales de esta ley.
Entre los objetivos centrales de la ley Helms-Burton ha estado entorpecer las relaciones económicas, comerciales y financieras de Cuba con terceros países y afectar su capacidad de atraer inversión directa de capital extranjero para su desarrollo. A ese propósito se dedican expresamente los títulos III y IV de la ley.
El título III establece la autorización a nacionales estadounidenses a presentar ante tribunales de los Estados Unidos demandas contra todo extranjero que “trafique” con propiedades estadounidenses que fueron nacionalizadas en Cuba en la década de 1960, en un proceso legítimo, como reconoció la Corte Suprema de los Estados Unidos, llevado a cabo por el gobierno cubano con pleno apego a la ley nacional y al Derecho Internacional.
Entre las aberraciones más significativas, dicho título extiende esta autorización a propietarios que no eran ciudadanos de los Estados Unidos al momento de producirse las nacionalizaciones y cuyas supuestas propiedades nadie ha certificado.
En virtud de lo dispuesto en la propia ley Helms-Burton, todos los Presidentes estadounidenses desde 1996, incluido Trump en 2017 y 2018, han hecho uso consecutivamente de la facultad ejecutiva de suspender la aplicación del título III cada seis meses con motivo de reconocer que consiste en el aspecto más burdo e inaceptable de esta contra el Derecho Internacional y la soberanía de otros Estados. También por comprender que su aplicación provocaría obstáculos insuperables para cualquier perspectiva de solución de las reclamaciones y compensaciones a los propietarios estadounidenses legítimos.
Por su parte, el Tribunal Popular Provincial de La Habana, el 2 de noviembre de 1999, declaró Con Lugar la Demanda contra el Gobierno de los Estados Unidos por Daños Humanos y lo sancionó a reparar e indemnizar al pueblo cubano en la cuantía de $181 100 millones de dólares y, el 5 de mayo de 2000, también por Daños Económicos ocasionados a Cuba y lo sentenció por valor de $121 000 millones de dólares.
El Ministerio de Relaciones Exteriores ha reiterado la disposición de Cuba de hallar una solución a las reclamaciones y compensaciones mutuas.
Esta decisión que el gobierno de los Estados Unidos amenaza con adoptar, implicaría que, contrario a lo que establece el Derecho Internacional y la práctica de las relaciones internacionales, individuos y entidades extranjeras con negocios legítimos en Cuba, puedan verse ante la amenaza de afrontar reclamaciones infundadas y carentes de legitimidad ante tribunales de los Estados Unidos. Es conocida la conducta políticamente motivada y venal de algunas cortes de La Florida, frecuentemente utilizadas como un arma contra Cuba.
Para nuestro pueblo, implica encarar una vez más, de manera firme, consciente y contundente, el empeño del imperialismo estadounidense en someter a su dominio y tutelaje los destinos de la Nación cubana.
Si el título III se aplicara como establece esta ley y amenaza el anuncio del Departamento de Estado, cualquier cubano y cada comunidad del país verían cómo se presentan ante tribunales de los Estados Unidos demandas por la propiedad de la vivienda que ocupan, el centro de trabajo donde laboran, la escuela a la que asisten sus hijos, el policlínico donde reciben atención médica, los terrenos sobre los que se edifican sus barrios; y podrán constatar la pretensión de usurparnos a los cubanos la riqueza del país, la infraestructura, las tierras cultivables, las industrias, los recursos mineros, el potencial energético y las bases sobre las que se desarrollan la ciencia y la tecnología y se prestan los servicios a la población.
Todos deberíamos recordar los aberrantes contenidos del Plan Bush que describe e instrumenta detalladamente la forma en que las familias cubanas y el país serían despojados prácticamente de todo.
Durante más de veinte años, la Ley Helms Burton ha guiado los esfuerzos intervencionistas de los sectores anticubanos en los Estados Unidos para agredir a la nación cubana y menoscabar su soberanía. En virtud de su aplicación, se han aprobado cientos de millones de dólares para subvertir el orden interno en Cuba y se han dispuesto innumerables medidas para intentar provocar un cambio de régimen. Su efecto económico ha implicado un alto costo para los esfuerzos de desarrollo del país y para el bienestar de la población, con un impacto humanitario que no es mayor gracias al régimen de justica social que impera en Cuba.
La pretensión de aplicar plenamente el título III se promueve en contra del criterio de importantes agencias gubernamentales de los Estados Unidos y como consecuencia del poder e influencia que han alcanzado en el gobierno, personas cuya carrera política ha estado marcada por el resentimiento impotente contra Cuba y ha descansado en el uso de la mentira y el chantaje.
La mayoría de la opinión pública de los Estados Unidos se opone consistentemente al bloqueo económico, según reconocen las encuestas más calificadas.
La historia registra con suficiente claridad que la política de bloqueo económico y los problemas bilaterales entre Cuba y los Estados Unidos no tienen su origen en las justas nacionalizaciones que, conforme a la ley y con derecho legítimo, llevó a cabo el gobierno revolucionario. Las agresiones militares, económicas y terroristas del gobierno de los Estados Unidos comenzaron contra Cuba antes de que se produjeran los actos fundamentales de nacionalización de propiedades estadounidenses.
Es sabido que todas las nacionalizaciones de propiedades extranjeras, incluidas las estadounidenses, contemplaron en ley un compromiso de compensación, que el gobierno de los Estados Unidos se negó incluso a discutir, mientras sí fue asumido por los gobiernos de los reclamantes de otros países, todos los cuales disfrutaron de debida compensación.
El Ministerio de Relaciones Exteriores reitera los postulados de la Ley de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas (Ley No. 80), y enfatiza que la Ley Helms-Burton es ilícita, inaplicable, y sin valor ni efecto jurídico. Consecuentemente, considerará nula toda reclamación amparada en ella de persona natural o jurídica, cualquiera que fuere su ciudadanía o nacionalidad.
El gobierno de Cuba se reserva el derecho de responder oportunamente a esta nueva agresión.

La Habana, 17 de enero de 2019

jueves, 17 de enero de 2019

Honduras o la hipótesis de una Cuba capitalista




Cubainformación TV – Basado en un texto de Arthur González – Blog “Heraldo cubano”.- Uno de los sucesos más mediáticos de este año ha sido la caravana con decenas de miles de personas migrantes, procedentes la mayoría de Honduras, camino a EEUU.

miércoles, 16 de enero de 2019

John Bolton y la escuela de psicópatas del intervencionismo




Hace unas semanas, el presidente venezolano Nicolás Maduro denunciaba un nuevo plan para asesinarlo. Y apuntaba a John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Cubainformación TV – Basado en un texto de “Misión Verdad”.

martes, 15 de enero de 2019

Cuba feminista: Una revolución dentro de la revolución

Para el comandante Fidel Castro, los cambios a nivel social que se estaban dando, gracias a la Revolución cubana y en diferentes aspectos, no eran suficientes a la hora de pensar en la igualdad entre hombres y mujeres, pues para él la mitad de la población tenía derechos específicos, esto es, ameritaba otro tipo de oportunidades. Por esta razón, la educación de los hombres era importante para que estos apoyaran a las mujeres a la hora de su empoderamiento y su inclusión social.
En su primer discurso, el primero de enero de 1959, Fidel Castro demostró que para que la Revolución triunfara de verdad, era importante la emancipación de las mujeres: “Es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en otros aspectos de la vida… Cuando se juzgue a nuestra revolución en los años futuros, una de las cuestiones por las cuales nos juzgarán será la forma en que hayamos resuelto, en nuestra sociedad y en nuestra patria, los problemas de la mujer, aunque se trate de uno de los problemas de la Revolución que requieren más tenacidad, más firmeza, más constancia y esfuerzo”.

Pelotón Mariana Grajales

Pero, antes de pensar en los cambios sociales que favorecieran a las mujeres, estas ya habían decidido participar en la lucha insurreccional.
Fue así como algunas mujeres, entusiasmadas por la idea de liberación de su pueblo, formaron una guerrilla rebelde en contra de todos los prejuicios sociales de la época y en contra del cruel régimen de Batista.
Apoyadas por Fidel Castro, estas mujeres obtuvieron el derecho de empuñar las armas y él mismo había considerado en su momento, que ellas en las filas podían llegar a ser más disciplinadas que los hombres y, finalmente, contó con el apoyo de estos para que hicieran parte del ejército rebelde. También contó con el importante apoyo de la heroína Celia Sánchez.
Luego de un encuentro para discutir la idea de las mujeres en las filas, el 4 de septiembre de 1958 se dirigieron a Radio Rebelde, y allí quedó constituido el pelotón de mujeres del Ejército Rebelde Mariana Grajales o Las Marianas de la Sierra. Mariana Grajales en homenaje a Mariana Grajales, la heroica madre de los Maceo que resaltó por su firmeza en los campos de Cuba durante la guerra por la independencia en el siglo XIX. Al final de la guerra, las mujeres que formaron el ejército pasaron a realizar diferentes labores sociales para contribuir con el desarrollo del país y la defensa de la Revolución. Hicieron parte de este: Haydée Santamaría, Melba Hernández, Vilma Espín, Elvira Díaz Vallina o Zaida Trimiño, entre otras.

Revolución y derechos

Según el programa: Cuba: erradicar la discriminación, fin de casas de orientación a mujeres, de Telesur [1], el triunfo de la Revolución implicó un cambio económico y sociopolítico colocando en el centro también la importancia de la emancipación de las mujeres Hoy en día, existen las casas de orientación que vienen a ser un resultado de la Revolución, y su objetivo principal es erradicar la discriminación hacia las mujeres y brindarles más espacios de participación en la sociedad. Desde la Federación de Mujeres Cubanas se prepara a las mujeres en oficios tradicionales y no tradicionales con el fin de que ocupen espacios importantes en el sector estatal, con el fin de representar a la población femenina. Asimismo, advierte el informe, que los programas de estas casas de orientación permiten también a las mujeres estar preparadas en el emergente sector no estatal que está compuesto actualmente por un 32 por ciento de estas.
Según cifras que ofrece el medio sobre empoderamiento de las mujeres, estas ocupan el 48 por ciento de los escaños del parlamento, 13 son miembros del Consejo de Estado y 10 dirigen los gobiernos provinciales. Asimismo, según Osmaida Hernández, miembro de la Federación Cubana de Mujeres, en entrevista para Telesur, estas “representan más del 66 por ciento de profesionales en Cuba y hay sectores de la comunidad que están prácticamente feminizados, por ejemplo, el sector de la comunicación, el sector de la salud, los jueces y fiscales, es decir, más del 70 por ciento de estos sectores están representados por las mujeres”.
En materia de igualdad, se destaca en la isla el acceso de estas a la educación, la salud, el empleo digno, el mismo salario que los hombres al realizar los mismos oficios y el respeto a los derechos sexuales y reproductivos, por eso, Cuba fue el primer país en firmar la convención para eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres y el segundo en ratificarla.
A raíz de las políticas de Estado, el aborto es legal, seguro y gratuito, hay educación sexual en todas las escuelas, además, más del 50% del conjunto de estudiantes en las universidades está integrado por mujeres. Los derechos por los que aún luchan las mujeres en América Latina, están garantizados en Cuba desde hace sesenta años.

Renata Cabrales
Semanario Voz

Nota:

[1] https://www.youtube.com/watch?v=h6VkjHtrvy4

Denuncia Cuba intentos de reimponer programa imperial para robo de médicos

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, denunció hoy los intentos de imponer el Programa de Parole para Médicos Cubanos, establecido por el Gobierno estadounidense de George W. Bush (2001-2009) y derogado por el de Barack Obama (2009-2017).
‘Tratan de imponer un perverso recurso para estimular el robo de cerebros. Una campaña anticubana más, que manifiesta la impotencia imperial ante las conquistas revolucionarias. Sus promotores son incapaces de favorecer una relación civilizada, les ciega la soberbia #SomosCuba’, escribó el jefe de Estado en su cuenta @DiazCanelB.
El jueves último, los senadores de origen cubano Marco Rubio y Bob Menéndez, introdujeron un recurso en el Congreso de Washington para exigir a la actual administración restablecer el programa de robo de cerebros dirigido a los profesionales de la salud que cumplen misión en el exterior.
La víspera, el director general para Estados Unidos de la cancillería e la isla, Carlos Fernández de Cossio, manifestó en Twiter que el resentimiento impotente contra Cuba no tiene límites.
‘Incapaces impedir reconocido desarrollo profesional humano, calidad del beisbol y potenciales inversion. Bob Menéndez y Marco Rubio quieren restaurar programa de robo de cerebros contra médicos cubanos’,escribio el diplomático en su cuenta @CarlosFdeCossio.

Bohemia

lunes, 14 de enero de 2019

La realidad de Venezuela y la manipulación política




Sergio Alejandro Gómez, periodista de Cubadebate y analistas de temas internacionales, analiza el contexto de la toma de posesión de Nicolás Maduro en Venezuela para el periodo 2019-2025

domingo, 13 de enero de 2019

Paco Urondo: «Empuñé un arma porque busco la palabra justa»




«Después de mi muerte
¿cuáles serán tus versiones del amor,
de estas afinidades tan desencontradas?»
En #LaPupilaTv nos infiltramos entre las inquietudes que despiertan estos versos salimos a buscar a su poeta; una aventura de la que se sale siempre siendo otro ser, mucho mejor, pues la buena poesía… o simplemente la poesía –sin apellidos-… es la manera de llegar más hondo en el tiempo, en las almas.
Hacia el argentino Paco Urondo emprendemos esta aventura espiritual que lleva por santo y seña La Pupila Asombrada

Los debates de la década de los 60 en Cuba

Este ensayo pretende comentar los grandes debates de la década de los 60 en Cuba y reflexionar sobre su impacto en las políticas públicas. No se busca hacer un análisis exhaustivo de su contenido, sino más bien dar cuenta del perfil de los actores que participaron y ubicarlos a ellos y a los propios debates en el contexto nacional y la lucha dentro de la Revolución, así como relacionarlos con la situación internacional en la cual se desarrollaron.
Las confrontaciones se realizan impulsadas por el propio gobierno o por ciertos actores políticos, con la intención de influir en determinadas decisiones; en este sentido resulta relevante analizar su impacto. Aquí se considera que los debates son mecanismos, formales o informales, impulsados desde la autoridad para dar voz a los diferentes sectores sociales, y evaluar así el nivel de consenso o disenso de ciertas decisiones o incluso del mapa de fuerzas en juego, y de esta manera pesar los costos políticos y sociales.
En Cuba, los debates han sido un mecanismo usado, de manera recurrente, tanto por las autoridades como por algunos sectores sociales; sin embargo, su intensidad, los temas, y los protagonistas han cambiado y, de algún modo, el nivel de influencia en la definición de las políticas públicas también lo ha hecho. En la década de los 60, los debates influyeron de forma decisiva en definiciones centrales del rumbo de la Revolución.

El contexto internacional

La caracterización de esa década, a nivel mundial, llevaría más espacio del posible para este ensayo; baste mencionar que ha sido caracterizada por Immanuel Wallerstein como la época más importante del surgimiento de movimientos antisistémicos: guerras de liberación nacional, movimientos nacionalistas y revolucionarios en América Latina, sociales y de derechos humanos en los Estados Unidos, estudiantiles en casi todo el mundo.1 
El impacto de estos movimientos sobre el pensamiento de izquierda es muy importante, y genera dentro de él una profunda reflexión sobre el rumbo del socialismo, así como sus tareas sustantivas. Esta se inicia a finales de la década de los 50 —a partir del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (1956)—, con una crítica muy severa al modelo socialista soviético, por dos motivos centrales: la ausencia de mecanismos de participación de la sociedad en el gobierno, con las consecuentes censuras a cualquier crítica; y una política que restringía las posibilidades del avance del socialismo internacional y, por lo tanto, ayudaba a mantener el estatus bipolar impuesto después de la Segunda guerra mundial.
Las divergencias entre el modelo chino y el soviético avivaron aún más las reflexiones en torno a la construcción del socialismo, y el carácter revolucionario de clases sociales que no habían sido consideradas en el marxismo clásico, como sería el caso de los campesinos. Se generaron entonces, a nivel mundial, profundas divisiones de la izquierda,2 y el surgimiento, dentro del marxismo, de diferentes posturas, algunas reformistas, supuestamente inspiradas en las aportaciones de Antonio Gramsci, del cual solo se recupera su propuesta de la guerra de posiciones y no la visión integral de la unidad entre la economía y la política. También la lectura de Louis Althusser y de los estructuralistas desvió, en el mismo sentido, la atención de la izquierda, sobre todo la europea, orientada hacia lo que se denominó el eurocomunismo. Ese mismo debate fortaleció también, en el otro extremo, las interpretaciones marxistas más radicales como el troskismo y la «línea de masas», esta última inspirada en Mao y la Revolución china, las cuales alimentaron ideológicamente a las guerrillas latinoamericanas en la década de los 60 y, sobre todo, en los 70.
El conjunto de movimientos sociales en América Latina culminó, a finales de los 60, con una dramática derrota, que permitió la instauración de dictaduras en casi todo el continente, las que se explican, en parte, por errores de la estrategia revolucionaria propiciada por esas profundas divisiones de la izquierda; aunque es importante reconocer que el poderío norteamericano y su estrategia de intervención armada constituyeron el elemento central en estas derrotas, así como también la política internacional de la Unión Soviética antes descrita.
En este contexto mundial, Cuba inicia su proceso de construcción del socialismo, y es justamente tal escenario el que permite tener un primer nivel de explicación sobre el carácter de los debates en los primeros años de la Revolución. Es más, se podría afirmar que Cuba y su construcción del socialismo formaron parte del debate mundial de las izquierdas.

El contexto nacional

La Revolución cubana no fue resultado de una sola fuerza política, ni siquiera de una sola corriente político-ideológica. Tres grupos, claramente identificados (dentro de cada uno de ellos convergen una multitud de posiciones) confluyeron en la gestión revolucionaria.3  Por un lado, una organización ciertamente significativa fue el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) comandado por Fidel Castro desde el asalto al Cuartel Moncada en 1953 y en el cual había posturas ideológicas divergentes, desde anticomunistas, como Hubert Matos y Pedro Díaz Lanz, hasta marxistas radicales como Ernesto Guevara. Otro grupo importante fue el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, heredero de las luchas estudiantiles de las décadas anteriores y responsable del ataque al Palacio presidencial en 1957.4  Finalmente, confluyó en este movimiento el Partido Socialista Popular (PSP). Este tuvo una actuación destacada, sobre todo en el frente obrero, a través del cual mantuvo una lucha frontal con el gobierno hasta finales de la década de los 30. Posteriormente, se opuso al golpe de Estado de Batista en 1952, aunque tampoco estuvo de acuerdo con el asalto al cuartel Moncada.5 
La evaluación sobre el papel de cada uno de los grupos en el triunfo de la Revolución es muy compleja y deberá hacerse en el marco de una explicación sobre la Revolución misma y sobre el carácter de la crisis que la antecedió; sin embargo, este no es el objeto de este ensayo. Lo que sí resulta relevante para tener más elementos en la explicación de los debates de la década, son las percepciones que los sujetos tenían sobre el nivel de participación de cada uno de los grupos, y las rivalidades que estas provocaron entre ellos. En ese momento existían recelos sobre el nivel de las acciones insurreccionales de los militantes comunistas y por lo tanto sobre su derecho o no de integrar el gobierno revolucionario.
Así, el debate en esta década tiene una doble dimensión. Por un lado es parte de las luchas dentro de los propios grupos revolucionarios, primero por definir el carácter mismo de la Revolución y, después, el tipo de socialismo que se buscaba. La segunda entra en consonancia con el debate compartido internacionalmente, y que en Cuba se refleja como la construcción del socialismo en un país con bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y con una dependencia externa muy fuerte, en tanto exportador de materias primas, particularmente azúcar.

El primer debate de la década

La radicalización de la Revolución casi desde sus inicios fue produciendo rupturas incluso dentro del propio M-26-7; es el caso de los liberales constitucionalistas que la apoyaron, pero que no compartieron el giro hacia un nacionalismo radical, y luego hacia el socialismo. Es importante destacar el anticomunismo reinante tanto en la prensa como en una parte significativa de la población, sobre todo a principios de la década de los 60.6 
Como destaca claramente Yadira García Rodríguez, la prensa, antes de la Revolución, tuvo dos comportamientos: una parte de ella, particularmente la revista Bohemia, mantuvo una postura ambivalente, aparecía como revolucionaria, pero era claramente anticomunista, mientras otros medios, como Diario de la Marina, Información y Prensa Libre, mantuvieron posiciones de franca derecha.7  En tanto Bohemia luchó durante los primeros años de la Revolución por evitar la radicalización hacia el socialismo, el resto de las publicaciones mencionadas presumió, desde el principio, su carácter comunista.
De esta manera el primer debate de los 60 gira alrededor del carácter de la Revolución. Los propios dirigentes y algunos intelectuales de izquierda lo definen de modo muy vago. Fidel declara una revolución «verde como las palmas», Che Guevara la considera un nacionalismo de izquierda,8 y Jean Paul Sartre afirma que es una revolución sin ideología.9 
La definición del carácter socialista de la Revolución, el 16 de abril de 1961, justo antes del ataque a Playa Girón y posterior a los bombardeos norteamericanos a los aeropuertos de La Habana, fue el principio del fin de este primer debate. Antes, la derecha sale de él cuando los propietarios de los medios de comunicación abandonan la Isla, entre enero y junio de 1960.10  El director de Bohemia es el último en hacerlo, pero la publicación continúa, pues los trabajadores toman la administración. Sin embargo, en realidad, la polémica no termina hasta después del conflicto con el periódico Revolución y, particularmente, con su suplemento Lunes de Revolución.11 
En este primer debate la agenda es precisada por la derecha, particularmente por los propietarios de los medios de comunicación y, por tanto, es en ellos donde se realiza. Los interlocutores son, por un lado, los dueños, a través de los editoriales, así como algunos periodistas en los artículos de opinión; por el otro, los defensores de la Revolución que publicaban, en algunos casos, en Bohemia, pero, sobre todo, en los periódicos Revolución y Noticias de Hoy.12 
La agenda de la discusión es puesta en escena por la derecha, como se señaló, pero se convierte en una arena de enfrentamiento ideológico también entre los participantes en la Revolución, al no haber entre ellos homogeneidad ideológica. Para complicar aún más el asunto, el debate se desarrolla en un contexto político internacional complejo. La permanente agresión de los Estados Unidos —aun desde antes de la definición del carácter socialista de la Revolución—, en buena medida por las políticas nacionalistas y antimperialistas que exigía el cumplimiento del Programa del Moncada,13 obliga al Gobierno revolucionario a un acercamiento relativo, muy cuidadoso, pero acercamiento al fin, con la Unión Soviética; primero con la presentación de la Exposición tecnológica industrial de ese país, y luego con la normalización de relaciones diplomáticas, en mayo de 1960.
En este contexto y frente a la ausencia o debilidad de una burguesía nacional —cuyas limitaciones habían sido evidentes en todas las guerras de independencia—, el nacionalismo del pueblo cubano y su respaldo al proceso,14  más la postura ideológica de los dirigentes más importantes del gobierno, fueron elementos decisivos para la definición del carácter socialista de la Revolución cubana. En este sentido, la derecha perdió el debate y abandonó el país, como muchos combatientes revolucionarios no socialistas.
Dos meses después del intento norteamericano de impedir, por la vía armada, la consolidación de la Revolución, mediante la invasión por Playa Girón, se realizaron varias reuniones entre artistas y escritores, en la Biblioteca Nacional, que culminaron el 30 de junio de 1961 con el discurso de Fidel «Palabras a los intelectuales». Las discusiones allí mantenidas ponen fin, de forma evidente, a la confrontación sobre el carácter de la Revolución y abren la segunda polémica de la década: el que tiene que ver con el tipo de socialismo que se ha de construir.

El segundo debate

El tema central de los debates que culminaron el 30 de junio fue la libertad de creación —a propósito de la censura del documental PM,15  producido y difundido por la televisión cubana, por los directores de Revolución y de su suplemento cultural Lunes—, y el temor que existía entre algunos escritores de que se implantara el realismo socialista soviético y la censura en el arte cubano. Este temor estaba asociado al nombramiento de algunos militantes o ex militantes del PSP en puestos de responsabilidad en el recientemente creado Consejo Nacional de Cultura, así como en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Algunos autores asumen que la declaración del carácter socialista de la Revolución y la relación, cada vez más fuerte, con la Unión Soviética, dieron al PSP un nuevo y mayor papel en la política cubana.16  Este criterio, sin embargo, carece de un análisis puntual sobre el peso relativo de los tres grupos convergentes en ella.17 
Lo seguramente cierto es que, entre los artistas y escritores, la presencia de militantes o ex militantes del PSP en el ámbito de la cultura no fue bien recibida, como es el caso particular de Carlos Franqui y Guillermo Cabrera Infante quienes tenían rencillas personales y diferencias políticas y estéticas con algunos de ellos, desde por lo menos la década de los 50.
Entre 1959 y 1961, el conflicto entre los intelectuales estaba fuertemente polarizado, por lo menos entre los participantes en Lunes de Revolución y Alfredo Guevara, primero a propósito de las diferentes corrientes del cine y después por la producción de PM.
Los conflictos de Lunes trascendieron sus polémicas con Alfredo Guevara. Se pronunciaron también contra el grupo Orígenes —conformado por José Lezama Lima y otros escritores—, por lo que sus editores definieron como diferencias estéticas; sin embargo, el tono de las críticas más que literarias o artísticas eran políticas. Sus dardos alcanzaron a intelectuales como Alicia Alonso, José Antonio Portuondo, René Portocarrero y otros, alegando la necesidad de cerrar lo viejo, y abrir el espacio para un nuevo estilo y una nueva estética en el campo del arte. Las reuniones entre los artistas y los políticos, de junio de 1961, tratan de dirimir estas diferencias; Carlos Franqui, director de Revolución y promotor del documental, defendió su criterio en la segunda sesión; pero al no sentir el respaldo de Fidel Castro, salió rumbo a Europa unos días después.18  Finalmente, el último número de Lunes fue publicado el 6 de noviembre de 1961. En 1965 se fusionaron como parte del proceso unitario de los revolucionarios los periódicos Hoy, del PSP, y Revolución, del M-26-7, en un solo diario, el Granma.
Con el caso PM y la desaparición de Lunes, se cierra el debate en torno al carácter socialista de la Revolución. Ciertamente, las diferencias de Franqui, Cabrera Infante y los otros artistas eran no solo estéticas: eran luchas ideológicas por el poder político y por la definición del camino que tomaría el país, que algunos esperaban que fuera nacionalista y antimperialista, pero no comunista, y otros descubrían que, en el caso de Cuba, esta combinación era imposible.19 
El conflicto en torno a este documental tuvo muchas aristas. Alfredo Guevara era el presidente del ICAIC y, como tal, responsable de la producción cinematográfica; PM, de alguna manera, se filtró en su espacio de poder. Por otra parte, los conflictos entre los miembros del M-26-7, del cual Revolución se asumía como el órgano oficial, y el PSP, al que perteneció Guevara antes de ingresar a las filas del 26, hablan también de una pugna entre grupos por prevalecer en las alturas del poder en el mundo cultural. Además, y quizás lo más importante, este conflicto entre actores revolucionarios se da justo en el momento en que el gobierno de la Revolución inicia una ofensiva por unir a los tres grupos participantes en la formación de un nuevo partido político. Todos estos elementos seguramente influyeron para decidir el cierre de Lunes.
La famosa frase de Fidel Castro «dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada», ha sido frecuentemente usada tanto por los defensores de la pluralidad del Gobierno revolucionario como por aquellos que lo califican de autoritario; lo cierto es que la frase forma parte de un discurso muy complejo y lo suficientemente amplio como para albergar muchas interpretaciones.
El texto completo permite destacar varios aspectos centrales que de alguna manera puntualizan la posición del gobierno y esbozan su política cultural.20  La primera parte se centra en el tema de la libertad de creación. Fidel Castro considera que es una inquietud entre los no revolucionarios; y sopesa la importancia de asumir que la Revolución misma está en peligro y esa debe ser la preocupación central. De igual manera, afirma que esta se debe al pueblo y «la expresión artística debe servir al pueblo».
En el discurso se legitima la existencia de un organismo nacional de cultura como un deber de la Revolución y del Estado, así como «revisar las películas que vayan a exhibirse ante el pueblo. Y creo que ese es un derecho que no se discute». Se afirma también que la libertad de creación no será comprometida; pero, al mismo tiempo, expone el derecho del Estado revolucionario:
Que cada cual escriba lo que quiera [...] que cada cual se exprese en la forma que estime pertinente, y que exprese libremente el tema que desea expresar. Nosotros apreciaremos su creación siempre a través del prisma y del cristal revolucionario: ese también es un derecho del Gobierno revolucionario, tan respetable como el derecho de cada cual a expresar lo que desee expresar.
Finalmente, también se deslinda de los conflictos entre los artistas y manifiesta una postura plural: «La Revolución no les puede dar armas a unos contra otros. Nosotros creemos que los escritores y artistas deben tener todos oportunidad de manifestarse; nosotros creemos [...] que los escritores y artistas, a través de su asociación, deben tener un magazine cultural amplio, al que todos tengan acceso». Estos puntos resumen mejor el contenido del discurso que la famosa frase, pues se perfilan las líneas de lo que sería la política cultural, además de tomar cierta distancia en los conflictos entre los artistas, impulsando el debate entre ellos, pero garantizando a todos las mismas oportunidades.
Es justamente en este sentido que estas reuniones abren el segundo debate, considerado por algunos autores cubanos como varios debates, por lo menos cuatro,21 sin embargo, en este texto se asume que, aunque participan diferentes actores y se utilizan diversos medios, en realidad es un mismo tema el que está en la palestra de la reflexión: el tipo de socialismo que se pretende construir. Por este motivo las posturas se agrupan, quizá de manera un tanto burda, como la de quienes piensan en que habría que recuperar la experiencia soviética o se pronuncian por un socialismo a lo cubano.
Este debate se inicia en 1963, y se puede quizás alargar hasta 1972.22 Los actores se enfrentan en tres grandes planos o ámbitos; la economía política, la política cultural, y el tipo de marxismo y su difusión. El contexto internacional es similar al anterior, pero el local ha cambiado de manera significativa. En términos políticos, los debates coinciden con problemas importantes para unir a las tres grandes fuerzas que confluyeron en la Revolución. Aunque la política sectaria había desaparecido formalmente y se había creado ya el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), lo cierto es que el sectarismo penetró en lo más hondo del partido, en las diferentes regiones y en las organizaciones de masas, y volvió a aparecer en 1968 aunque ahora como Microfracción, que aunque era expresión del mismo problema, no adquiere el mismo nivel pues ya no se ejercía desde el Estado, sino desde un grupo paralelo.23  De igual manera, en este período, el gobierno de la Revolución enfrenta un movimiento armado en la sierra del Escambray (1960-1965), parcialmente financiado por los Estados Unidos, al que se sumaron algunos ex militantes revolucionarios.
A diferencia del primer debate de la década, donde la agenda fue definida por la derecha, en este no solo es definida por la izquierda, sino por miembros prominentes del Gobierno revolucionario, y los participantes ya no son los periodistas y dueños o directores de medios de comunicación, sino artistas, académicos y algunos funcionarios públicos. Al igual que el primero, este también termina, en 1971, con un Congreso y un discurso de Fidel Castro.
Los temas de los debates son profundos y no es posible reproducirlos en este espacio, solo se mencionarán algunos aspectos que puedan dimensionar su importancia. En el debate de economía política, realizado entre Ernesto Guevara y Alberto Mora y Joaquín Infante Ugarte,24  participaron ciertos intelectuales de la izquierda europea, que manifestaron también sus puntos de vista.25  Dos elementos son notorios, la calidad académica de la discusión y su complejidad. En realidad, se discute el proceso mismo de la construcción del socialismo, y el tipo que se pretende construir. Aunque aparece como una discusión en términos del funcionamiento o no de la teoría del valor en el proceso de tránsito y, por lo tanto, la necesidad o no de usar herramientas del capitalismo —por ejemplo, el dinero en tanto mercancía—, y entre dos formas de organizar y contabilizar el valor de la producción, la autogestión o cálculo económico (modelo utilizado en la Unión Soviética) y el Sistema Presupuestario de Financiamiento, propuesto por Ernesto Guevara, quien posteriormente lo profundiza en 1965, en «El socialismo y el hombre en Cuba».26 En él insiste en la relación entre economía y política, pues los tipos de estímulos económicos, por ejemplo, son mensajes culturales que forman o deforman al hombre nuevo que el socialismo pretende crear.
La parte económica del debate, sobre la vigencia de la teoría del valor y los dos sistemas de control, fue muy técnica y compleja y no trascendió mucho socialmente; lo que sí penetró en la sociedad fue la idea del tipo de estímulos que deberían ser distribuidos entre los trabajadores para mejorar la disciplina laboral y aumentar la productividad; así como las ventajas y desventajas de la centralización o el autofinanciamiento. Guevara proponía que los estímulos morales fueran los más importantes, pues si los monetarios ocupan un papel central, como en el capitalismo, se convierten en una forma de reproducción de la cultura burguesa, individualista y consumista, mientras que, si los estímulos morales son los fundamentales, se inicia el proceso de construcción del hombre nuevo, socialista, no individualista y no consumista. De igual manera, insistía en la pertinencia de la centralización presupuestaria. Así el dilema de los estímulos se vincula a la necesidad o no de mercados.
Así, en el planteamiento de Guevara hay dos dimensiones complejas: la discusión en torno a la existencia o no de un período de tránsito entre el capitalismo y el socialismo y la consecuente vigencia o no de la teoría del valor en ese período, y por otro lado, el uso o no de las técnicas del capitalismo, estímulos monetarios, «armas melladas del capitalismo».
Este primer ámbito del debate impactó la política gubernamental aunque de manera contradictoria: en relación con el modelo de organización de la producción, se resolvió que algunas empresas —las que dependían del Ministerio de Industria— tuvieran este sistema, y el resto, el modelo de cálculo económico.27  La resultante fue, en términos contables, no muy afortunada, pero permitió que el gobierno probara los dos métodos. En el momento en que Cuba ingresa al CAME, en 1972, se ve obligada a cambiar hacia el cálculo económico, pues uno de los problemas fundamentales del modelo de Guevara era la determinación de los precios para el intercambio internacional.
Otro impacto del debate, en cuanto a política gubernamental, fue el proceso denominado Ofensiva revolucionaria, en 1968, que significó la estatización de miles de pequeños establecimientos, tanto comerciales como artesanales, argumentando que la propiedad privada no debe existir, pues es la única manera de evitar las relaciones mercantiles. La medida se mantuvo, aunque a finales de los 70 permitieron licencias a pequeños propietarios de micro talleres para algunos giros.28 
Otra medida aplicada bajo esta óptica es la práctica desaparición de los sindicatos, a partir de 1966, como se percibe claramente en los documentos del XII Congreso de la CTC. Aunque se corrige en el XIII Congreso, en 1973, el daño estaba hecho y la debilidad de los sindicatos y, en general, de la CTC, estaba asociada a esta idea de que en el comunismo los sindicatos no deben existir, porque no hay patrón contra el cual luchar. Evidentemente esto es cierto, pero nuevamente el problema se planteaba en el sentido de si a seis años de revolución, la sociedad cubana ya era comunista.29 
Es difícil, pero posible, asegurar que la propuesta de establecer las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) haya estado permeada por la reflexión en torno a la creación de una nueva moral socialista. A pesar de que estas Unidades fueron desvirtuadas y finalmente canceladas por el Gobierno revolucionario, mantuvieron su vigencia entre 1965 y 1967 y fueron severamente criticadas, sobre todo en el espacio internacional.
El debate, no hay dudas, influyó en la sociedad y en la política pública, aunque las medidas adoptadas no hayan sido las más afortunadas, y en algunos casos incluso contradictorias. En el ámbito cultural, este segundo debate asumió la forma de una crítica a la visión del arte solo como reflejo de la realidad, postura de los que sostienen la pertinencia del realismo socialista como la expresión de los artistas realmente revolucionarios. Enfrentada a esta posición, se desarrolla otra que proclama que el arte es también realidad objetiva, y que las formas estéticas adquieren una autonomía relativa. Esta corriente de pensamiento no acepta que exista una cultura burguesa y otra proletaria, en tanto estilos formales o corrientes estéticas. El carácter de clase lo aporta el autor. El debate se traslada a la literatura con José Antonio Portuondo en uno de los polos y Ambrosio Fornet en el otro (julio a octubre de 1964); al cine, entre Blas Roca y Alfredo Guevara (diciembre de 1963), y al arte en su conjunto entre un grupo de cineastas y Mirta Aguirre y Edith García Buchaca (agosto de 1963 a marzo de 1964).
El contenido del debate es muy extenso. Recientemente Graziella Pogolotti compiló y prologó un conjunto de artículos que, en buena medida, nos permiten acercarnos al corazón de la confrontación.30  Ciertamente, sería necesario hacer una reflexión profunda sobre el debate mismo, sobre sus formas y sobre los grupos que aparecen detrás de las posturas esgrimidas; sin embargo, eso deberá ser realizado en otro espacio y por especialistas en el tema. Aquí solo es prudente mencionar algunos elementos que permitan ponderar su importancia política y entender el contexto en el cual se realiza, para finalmente analizar su papel en la definición de la política pública.
Del mismo modo que en la discusión sobre economía política, los actores son funcionarios públicos, artistas y, en este caso, funcionarios del Partido también. De forma tal que lo que está en cuestionamiento es básicamente la posibilidad de imponer una corriente estética en el desarrollo de la cultura en Cuba. Las innumerables veces que se cita tanto el discurso de Fidel Castro conocido como «Palabras a los intelectuales» —sobre todo en el caso de las películas que deben ser vistas por los cubanos—, y las miles de referencias a Marx y Lenin cuando se discute sobre la cultura en general, demuestran la necesidad de ambos lados de legitimar su postura como de izquierda, revolucionaria y socialista.
Parece, sin embargo, que en el debate están en juego también diferencias políticas de largo aliento. La fuerte reacción de los cineastas, y de Alfredo Guevara en particular, a los comentarios, evidentemente intencionados de Blas Roca —a partir de opiniones de unos trabajadores sobre las películas exhibidas, y que él asume como correctas—, en su origen parece desmedida; sin embargo, en el transcurso del debate se muestra que se pretende evitar que el PURSC, y particularmente aquellos que impulsan el realismo socialista, se involucren en la definición del tipo de películas que el ICAIC debe promover y difundir en Cuba.
Ya en el conflicto antes mencionado entre Alfredo Guevara y Carlos Franqui, a propósito del documental PM, se mostró que una de sus aristas fue precisamente la competencia o no de hacer cine fuera del ICAIC; ahora el asunto es sobre quién tiene injerencia en las decisiones de ese organismo, o lo que es lo mismo: la relación de poder entre el Partido y el gobierno.
Es interesante notar que los actores de este segundo ámbito de debates son, por un lado, los directores y productores vinculados con Guevara en el ICAIC y un conjunto de escritores, y por el otro funcionarios del PURSC, todos ellos provenientes del antiguo PSP. Esto nos permite afirmar que esta polémica es expresión del sectarismo; pero también, y sobre todo, es parte del primer debate, no resuelto años antes; pues, como es evidente, las palabras de Fidel Castro a los intelectuales permiten las dos interpretaciones. La esencia del problema es definir qué significa «dentro de la Revolución».
Como en el ámbito anterior, nadie gana ni pierde totalmente; las políticas culturales son un claro-oscuro. En principio, el realismo socialista no se impuso como una corriente estética dominante ni en la plástica ni en la literatura ni en el cine; muestra de ello es la producción cultural de esa época. Sin embargo, los censores se atribuyeron la potestad para definir lo que queda «dentro de la Revolución», y los parámetros nunca fueron totalmente claros, por lo menos hasta el discurso de Fidel Castro en 1971. La censura más importante, o quizá la que trascendió a nivel internacional fue a propósito de dos premios entregados por la UNEAC en 1968; uno, el de Poesía a Heberto Padilla, por Fuera de juego, y el de Teatro a Antón Arrufat, por Los siete contra Tebas. Las obras premiadas se publicaron, pero con un prólogo donde se declaraba que eran contrarrevolucionarias.31 
La relación entre el Gobierno y el arte atravesó tensiones desde el inicio de la Revolución, sin embargo se fue decantando y llegó a finales de la década con una postura clara: la producción cultural puede ser revolucionaria o contrarrevolucionaria, y el gobierno es el que determina esta diferencia. La imprecisión de los parámetros en buena medida es una política cultural en el sentido de que permite actuar en términos casuísticos y así se hizo; tanto Fidel Castro como Ernesto Guevara compartieron posiciones en contra de los manuales; y en relación con lo que debía ser publicado mantenían posturas también similares y claras en cuanto al derecho del Estado revolucionario a censurar.
Se transita de un discurso sobre la libertad de expresión, pero claro en relación con el derecho del Estado a definir lo revolucionario de la producción cultural, a uno de Ernesto Guevara —donde los artistas no formados por la Revolución tienen un pecado de origen—, hasta llegar a las afirmaciones de Fidel Castro en su discurso de 1971 en el que califica a algunos escritores y artistas como «un grupito de hechiceros que son los que conocen las artes y las mañas de la cultura», además de ser portadores de una nueva forma de colonialismo cultural; y concluye con que el gobierno revolucionario valora «las creaciones culturales y artísticas en función de la utilidad para el pueblo, en función de lo que aporten al hombre, en función de lo que aporten a la reivindicación del hombre, a la liberación del hombre, a la felicidad del hombre».
Este cambio de matiz puede ser explicado por los vínculos entre Heberto Padilla y Cabrera Infante,32  pero en realidad trasciende a los sujetos y emerge como el inicio de una política cultural mucho más estricta, aunque no fue nunca un triunfo de los defensores del realismo socialista. Esta política cultural es también resultado de un cambio en la correlación de fuerzas a nivel internacional. La muerte de Che Guevara en 1967 anuncia la derrota de los movimientos sociales alternativos en América Latina; la efervescencia de 1968 expira en junio con la derrota del mayo francés; la posibilidad de un socialismo más humano que el soviético llegó a su fin en agosto de ese año con la invasión soviética a Checoslovaquia. El premio de la UNEAC fue entregado dos meses después de la invasión. En el contexto internacional, parecían terminadas las condiciones para un ejercicio de poder autónomo y para realizar experiencias innovadoras en la construcción del socialismo; para inicios de la década de los 70 esto era ya una realidad.33 
Después del fracaso de la zafra de 1970, el espacio de libertad para la reflexión y crítica sobre el tipo de política cultural que demanda un socialismo diferente al soviético había terminado, porque la libertad requería de un desarrollo productivo, industrial y tecnológico que Cuba no había logrado en los diez años transcurridos, lo cual obliga al Gobierno revolucionario a un acercamiento con la URSS.
En 1971, se nombra a Luis Pavón Tamayo34 presidente del Consejo Nacional de Cultura y con él se inicia una época de fuertes censuras en todas las artes. Esta política cambia, en alguna medida, en 1976 cuando se crea el Ministerio de Cultura y se pone a la cabeza a Armando Hart, un hombre inteligente, no dogmático y más proclive al diálogo, que permite un respiro al mundo de la cultura en Cuba.
El tercer ámbito de este segundo debate es sobre el tipo de marxismo que se requiere para la construcción del socialismo cubano, y los mecanismos de difusión masiva de esta corriente. De igual manera que en los debates precedentes, la discusión central volvía a ser la posibilidad de un socialismo original. Al igual que en los anteriores, participaron figuras importantes del gobierno y académicos que defendían una u otra postura, y también tuvo un fuerte impacto en la política educativa, pero en este caso sí hubo sectores ganadores y perdedores. Este es el último del período; con él se cierra no solo una década sino también el primer intento experimental de construcción de un socialismo diferente.
En este debate, el tema que aparece es el manualismo; sin embargo, el verdadero asunto está relacionado con la enseñanza del marxismo y las formas de que esto no conduzca al pensamiento dogmático sino a la reflexión permanente y a la emergencia de un pensamiento crítico capaz de entender y aplicar el marxismo en la realidad concreta cubana. La polémica en torno al uso de los manuales ocurre entre 1965 y 1972.
Durante 1966 se desarrolla el debate, propiamente dicho, entre Aurelio Alonso y dos profesores de la Escuela Superior del Partido, Humberto Pérez y Félix de la Uz, con el apoyo explícito del dirigente a cargo de esas escuelas, Lionel Soto; sin embargo, desde 1965 tanto Ernesto Guevara como el propio Fidel Castro hicieron alusión al problema del manualismo en la enseñanza del marxismo en Cuba.35  Se podría afirmar que era un debate dentro del propio gobierno. A diferencia de los otros ámbitos, en este caso la polémica aparece en dos niveles de discusión; mientras los defensores de los manuales argumentan sus ventajas en función del número y perfil de los estudiantes que se pretendía formar, los otros lo hacen sobre los riesgos de cancelar la creatividad y el desarrollo del pensamiento científico, si la enseñanza del marxismo se hace a través de manuales que, además de tener errores importantes, daban la impresión de ser recetas para ser aplicadas.
El último texto en contra de estos —escrito por Aurelio Alonso en 1972, aunque solo publicado recientemente—, es muy claro sobre esta asimetría en la discusión. Alude a un manual específico, al cual le critica, básicamente, dos cuestiones; una visión ahistórica del marxismo, llena de categorías y esquemas que si bien sintetizan el pensamiento de los clásicos, evitan entender su desarrollo como parte de un proceso histórico y propician su aplicación también de manera ahistórica. La segunda valoración es igualmente fuerte, Alonso argumenta que el marxismo es resultado de una polémica permanente, que buena parte de los textos de Marx y Engels, así como de los marxistas posteriores, como Lenin, Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci, son construidos sobre la polémica. Eliminarlas de la enseñanza del marxismo, así como a los autores con los cuales debatieron es destruir, en opinión de Alonso, la riqueza misma del marxismo. Además, y quizás lo más importante: enseñarlo como un cuerpo teórico acabado y no en permanente construcción a través del debate es sugerir a los estudiantes que este no permite creación de nuevos pensamientos en función de nuevas realidades.
Los defensores de los manuales no responden en este mismo nivel de análisis; incluso aceptan errores en ellos, pero aluden a los problemas prácticos que la Revolución enfrenta en términos de la formación marxista de una cantidad importante de militantes, la mayor parte de ellos con niveles de escolaridad apenas de primaria.36  El segundo elemento esgrimido se refiere al papel de los instructores y no a la debilidad de los manuales, los cuales pueden ser complementados con lecturas adicionales.
Como se observa, ambos discursos corren de manera paralela y, por lo tanto, la posibilidad de encontrar un punto de convergencia es estrictamente imposible; mientras los segundos buscaban soluciones pedagógicas masivas para socializar el marxismo de manera popular, los primeros pensaban en formar marxistas con pensamiento crítico y reflexivo. En un primer momento, como el debate se produce entre profesores de la Escuela de cuadros del Partido y Aurelio Alonso —y, de alguna manera, Fidel Castro y Ernesto Guevara—, parecería que nuevamente es entre miembros del ex PSP y los militantes del M-26-7; sin embargo, en este ámbito, el debate desdibuja las filiaciones y más bien enfrenta dos posturas teóricas y metodológicas sobre el marxismo. El último texto de Alonso es muy claro en relación con esto, mientras para unos el soviético representaba el único marxismo, para otros incluía las aportaciones de lo que se ha llamado el marxismo de Occidente y, por tanto, había la necesidad de hacer una reflexión ciertamente crítica de sus aportaciones después de Marx, Engels y Lenin. Todo esto con la clara intención de encontrar respuestas sobre la construcción del socialismo en un país subdesarrollado, monoproductor y latinoamericano, en medio de una Guerra fría altamente riesgosa por la posición geográfica de Cuba.
El impacto de esta polémica en la política educativa está, como en los ámbitos anteriores, llena de contradicciones. Las Escuelas de Instrucción Revolucionaria (EIR), creadas a finales de 1960 con la intención de formar en el marxismo al mayor número de participantes en la Revolución, fueron las principales usuarias de los manuales. Estas se clausuraron en 1968, cuando más de un millón de estudiantes habían pasado por ellas.
Por otra parte, desde 1962, con la reforma universitaria, se volvió obligatorio el estudio del marxismo para los estudiantes de todas las carreras. El Departamento de Filosofía, creado en 1963, se convirtió en el responsable de esta enseñanza en la Universidad de La Habana. Con este propósito editó Lecturas de Filosofía, antología que incluía desde clásicos del marxismo, hasta textos escritos por cubanos sobre la Revolución. Recogía, además, reflexiones a favor y en contra del manualismo. Esta antología alcanzó una edición de 28 000 ejemplares.37  Es decir, desde el Departamento se impulsó una forma diferente para la enseñanza del marxismo, pero solamente para estudiantes universitarios, lo cual representa un nivel de influencia significativamente menor al de las EIR.
El mismo Departamento de Filosofía editó la revista Pensamiento Crítico, entre 1967 y 1971, con una tirada mensual de hasta quince mil ejemplares. En ella se difundían traducciones del pensamiento marxista occidental que, sin duda, servían de apoyo a la enseñanza del marxismo en las aulas universitarias. El número de ejemplares es notablemente importante, incluso comparado con el de revistas actuales de este tipo, en Cuba y en el mundo. Sin embargo, el Departamento y la Revista fueron clausurados en 1971 y, como en los otros ámbitos del debate de esta década, se terminó con este esfuerzo masivo de formar marxistas no tan orientados por el soviético.
Ahora sí, al inicio de la década de los 70, varias de las ideas defendidas por Fidel Castro y Ernesto Guevara en los años 60, tuvieron que ceder, así como las de los marxistas que apostaron por el estudio de los aportes de occidente y combatieron el marxismo soviético, y el grupo de artistas y escritores críticos.
El primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en 1975, declara como equivocado todo el idealismo de la época anterior, básicamente en la economía y en la política. Vinculado con el primer aspecto, se considera como error no haber tomado la experiencia de otros países en la construcción del proceso cubano, haber asumido que las leyes objetivas de la Historia pueden ser superadas por la voluntad de los individuos. Se reconoció una conducción idealista de la economía, tanto en términos de los modelos de gestión, en relación con la política de gratuidad y de eliminación de impuestos, como en la eliminación de los mecanismos mercantiles entre las empresas y en la sociedad; y, finalmente, el impulso, no deseado, a la indisciplina laboral propiciada por la desconexión entre el salario y el trabajo. Considerando el ámbito político se entienden como errores el decaimiento del estudio del marxismo a partir de 1966, la confusión entre las funciones del Estado y el Partido, y la sustitución de los sindicatos por el movimiento de avanzada.

Conclusiones

Los 60 son años de definición en Cuba; los debates forman parte fundamental de este proceso. El carácter mismo de la Revolución estuvo en el centro de la polémica, y las presiones para desestabilizarla y comprimirla estuvieron presentes durante toda la década, no solo por la presión internacional, que aisló a la Isla casi totalmente a partir de 1962, sino también por el conjunto de fuerzas internas que, de un modo u otro, se oponía al carácter socialista de la Revolución.
El primer debate al respecto se realizó en los medios de comunicación, la mayor parte de ellos privados y contrarios a la Revolución y mucho más a la orientación socialista que se perfilaba, sobre todo después del segundo año del triunfo. La derrota de la postura contraria al proceso revolucionario fue contundente y relativamente sencilla, pues la burguesía local mostró incapacidad para organizar un frente liberal y, de igual manera, su carácter parasitario a la burguesía trasnacional y particularmente norteamericana, siempre en espera de su ayuda, para tomar lo que en realidad no eran capaces de ganar en la arena política. Los dueños de los medios de comunicación abandonaron sus propiedades, no fueron expropiadas. Sus activos fueron recuperados y convertidos en Imprenta Nacional y posteriormente, en algunos casos, en publicaciones nacionales de propiedad estatal.
El segundo debate, en torno al tipo de socialismo que habría que crear, fue complejo, innovador y exaltó la creatividad cubana; pero las condiciones objetivas económicas y políticas no permitieron la consolidación de un socialismo a la cubana en ese momento; se perdió una batalla, pero la guerra no tiene aún perdedores ni ganadores.
Quizá el elemento más importante de esta confrontación es que fue impulsada desde la autoridad, para encontrar respuestas distintas a preguntas diferentes. En las democracias capitalistas, las polémicas existen, pero tienen una diferencia fundamental: se realizan para justificar una política ya definida por el gobierno de turno, o son impulsados desde la oposición para restarle apoyo. En el caso de Cuba, el debate se realiza para encontrar soluciones, y los que deben ceder pueden ser incluso figuras importantes de la Revolución.
Esta característica le imprime a la reflexión una importancia significativa, sobre todo en la actualidad, cuando en Cuba se ha regresado a esta práctica de los debates, a partir del denominado Período de rectificación de errores. La Cuba supuestamente autoritaria da nuevamente un ejemplo de democracia participativa y llama a debate a toda la población, a buscar soluciones consensuadas. Quizás por este tipo de práctica, el socialismo cubano no se derrumbó cuando lo hizo el soviético. El tema central de este debate tiene además vigencia: qué tipo de socialismo se puede y se quiere construir en Cuba hoy. Ciertamente, las condiciones económicas y políticas son diferentes, pero la pregunta sigue siendo pertinente.

Martagloria Morales
Temas

Notas

1. Casi todos fueron derrotados a finales del decenio, y los triunfantes, como el caso de la Revolución cubana, quedaron aislados en un mundo hegemonizado por los Estados Unidos.
2. Las luchas entre las diferentes corrientes de la izquierda fueron realmente feroces, casi como si fueran posturas antagónicas, al extremo de aliarse en ocasiones con sectores de la derecha para derrocar posiciones de ciertos grupos de izquierda. Esta práctica estuvo presente en los grupos trotskistas en Europa y América Latina.
3. Después del golpe de Estado de Batista, en 1952, la resistencia fue múltiple aunque aislada; los tres grupos mencionados son los más importantes, pero no los únicos. En 1956 se inicia el proceso de unidad, tanto por los acuerdos firmados por el M-26-7 con el Directorio Revolucionario, el 31 de agosto de 1956 (Carta de México), como por las resoluciones tomadas por el Comité Central del Partido Socialista Popular (Comunista) en 1958, en relación con el apoyo al movimiento armado de Fidel Castro. Véase Francisca López Civeira et al., Cuba y su Historia, Editorial Félix Varela, La Habana, 2003.
4. El origen del Directorio parece ser una decisión de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) para crear un brazo armado. Aunque la FEU fue creada, en 1923, por Julio Antonio Mella y este tenía vínculos orgánicos con el entonces Partido Comunista, lo cierto es que las tendencias ideológicas de los miembros del Directorio son tan amplias como las que prevalecían en el M-26-7. Véase María López Vigil, Ni paraíso ni infierno. Cuba, Envío, Nicaragua, 1999.
5. La participación del PSP en la Revolución es compleja; algunos autores refieren que no es sino hasta mediados de 1958 cuando Carlos Rafael Rodríguez es enviado por el Partido a la Sierra Maestra y es autorizado el levantamiento armado de Félix Torres en Las Villas. Véase Julio César Guanche, «El continente de lo posible. Política y cultura en Cuba. 1951-1968», Ponencia presentada en el Diplomado Diálogo con la cultura cubana en el período revolucionario, Instituto de Historia de Cuba, La Habana, 6 de diciembre de 2007. Sin embargo, otras versiones mencionan que antes del desembarco del Granma, el Partido, después de un largo debate del Comité Central decide apoyar la insurrección a través de dos mecanismos: por un lado, envía emisarios a México a hablar con Fidel Castro y por el otro permite a sus militantes a vincularse con el M-26-7.
6. El contexto de la Guerra fría y la influencia de los Estados Unidos, sobre todo en la burguesía y la clase media cubana, explican el anticomunismo de la época, pero también las diferencias entre algunos grupos de izquierda que no eran partidarios de las posturas del PSP. Véase Julio César Guanche, ob. cit.
7. Véase Yadira García Rodríguez, «1959-1960: crónica de una polémica ideológica en torno al rumbo de la Revolución cubana», en Rafael Pla León y Mely González Aróstegui, coords., Marxismo y Revolución, Editorial de Ciencias Sociales y Centro Juan Marinello, La Habana, 2006.
8. Véase Julio César Guanche, ob. cit.
9. Véase Jean Paul Sartre, Sartre visita Cuba; Ideología y Revolución; Una entrevista con los escritores cubanos; Huracán sobre el azúcar, Ediciones R, La Habana, 1960.
10. Después de enero de 1959 solo fueron clausurados tres medios impresos, cuyos directores y dueños habían actuado como represores del pueblo, y solo tres radiodifusoras dejaron de trasmitir, dos de ellas propiedad de Batista y otra de Eusebio Mujal, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), quien, vinculado a la dictadura, se dedicó a reprimir el movimiento obrero en la Isla. El resto de los medios siguió funcionando hasta que sus dueños dejaron Cuba. Esta actitud constituye un elemento que muestra la debilidad de la burguesía local. Véase Juan Marrero et al., «El periodismo en la Revolución cubana», Ponencia presentada al Encuentro Internacional de Historia, Instituto de Historia de Cuba, La Habana, 25 de noviembre de 2004, www.cubaperiodistas.cu.
11. El periódico Revolución nace como órgano oficial del M-26-7. Incluso circula en la clandestinidad durante las luchas del Ejército Rebelde. Después del 1º de enero de 1959, es dirigido por Calos Franqui, y el suplemento Lunes de Revolución, que aparece del 23 marzo de 1959 al 6 de noviembre de 1961, fue dirigido por Guillermo Cabrera Infante, ambos con fuertes diferencias político-ideológicas con los militantes del PSP del ámbito artístico, por el conflicto en la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, algunos años antes del triunfo de la Revolución.
12. Órgano de difusión del PSP.
13. Existen diferentes opiniones en torno a si las acciones de los dos primeros años de la Revolución solo cumplen el Programa del Moncada o si van más allá. En este artículo, se asume lo primero. Véase María del Pilar Díaz Castañón, Ideología y Revolución. Cuba 1959-1962, Editorial de Ciencias Sociales, 2004.
14. En junio de 1959 se publicó en Bohemia la encuesta realizada por la publicitaria OTPLA, en la cual se reporta que 90% de la población está de acuerdo con todas las acciones del Gobierno revolucionario. En septiembre de 1960 se aprueba, con un respaldo popular muy amplio, la primera Declaración de La Habana.
15. PM fue un documental breve sobre la vida nocturna cubana. Fue trasmitido por la televisión cubana en el espacio del periódico Revolución, pero fue suspendido, en buena medida, por la intervención de Alfredo Guevara en aquel momento presidente del ICAIC. El argumento fue que, según PM, en pleno ataque norteamericano, los cubanos se divertían, como si no se tomaran en serio la defensa de la Revolución.
16. Como Julio César Guanche, ob. cit.
17. Hasta donde pude investigar, no existe un análisis de la fuerza de cada uno de estos grupos en las diferentes posiciones de poder del Gobierno revolucionario.
18. Se mantuvo ligado al Gobierno revolucionario hasta 1968, cuando sale definitivamente del país y se lleva a su familia a vivir a Italia. Rompe con el gobierno, según él, por la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia. La respuesta a la crítica de Alfredo Guevara, así como la percepción de Franqui sobre el deslinde de Fidel Castro, se publican en «Castro y los escritores», Vuelta, n. 54, México, DF, mayo de 1981.
19. En el caso específico de Carlos Franqui, en una entrevista reciente él afirma: «Revolución representaba la corriente revolucionaria no comunista, frente a la corriente marxista-leninista, y de alguna manera estaba dando una batalla en la cultura». Véase Ricardo Cayuela Gall, «Entrevista con Carlos Franqui», Letras Libres, México, DF, noviembre de 2004.
20. Fidel Castro, «Palabras a los intelectuales», discurso pronunciado por Fidel Castro como conclusión de las reuniones con los intelectuales y artistas cubanos efectuadas en la Biblioteca Nacional los días 16, 23 y 30 de junio de 1961, www.granma.cubaweb.cu.
21. Julio César Guanche, ob. cit.
22. Las fechas corresponden al conjunto de publicaciones de uno y otro bando en relación con la política económica, las películas que deben ser exhibidas, el tipo de expresión artística que requiere el pueblo, y la enseñanza del marxismo. El último texto, no publicado en la época, pero recuperado recientemente, es de 1972. Su autor es Aurelio Alonso y se proyecta en contra del manualismo. Véase Rafael Pla León y Mely González Aróstegui, ob. cit.
23. Aunque desde enero de 1959 las tres organizaciones tenían reuniones para definir aspectos organizacionales de las tareas del gobierno de la Revolución, no fue hasta mayo-junio de 1961 cuando se inicia la formación de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). Este proceso se vio afectado por el sectarismo de las tres organizaciones. Aníbal Escalante, secretario de organización de las ORI, permitió e incluso fomentó que los miembros del PSP fueran los integrantes mayoritarios de esta nueva organización y se relegó a los militantes del M-26-7 y del Directorio. Posteriormente, fue retirado de su función y las ORI desaparecieron; se inició entonces el proceso de fundación del PURSC.
24. En el momento del debate Ernesto Guevara era ministro de Industria; Alberto Mora, de Comercio Exterior y Joaquín Infante Ugarte, director de finanzas del Instituto Nacional de la Reforma Agraria, del cual era presidente Carlos Rafael Rodríguez.
25. Véase Ernesto Che Guevara, El gran debate sobre la economía en Cuba. 1963-1964, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004.
26. Ernesto Che Guevara, «El socialismo y el hombre en Cuba», Escritos y discursos, t. 8, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977.
27. Dos textos permiten afirmar que los dos modelos fueron parcialmente implantados en Cuba: por un lado, el Informe Central del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba (1975), en donde se afirma lo anterior, y en segundo lugar, Ernesto Che Guevara, «Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento», El gran debate, Ocean Press, Nueva York, 2006, pp. 68-96.
28. En 1976 se aprobó el Decreto-ley 14 que autorizaba la existencia de un muy pequeño sector privado por cuenta propia. Véase Aymara Hernández Morales, «Reformas descentralizadoras cubanas de los años 90. Diseño, implementación y resultado», en Alain Basail Rodríguez, comp., Ensayos de sociología joven, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006, p. 45.
29. En 1966 llegaron al XII Congreso de la CTC solo 14 sindicatos nacionales de los 25 existentes, pues la mayor parte de ellos fueron sustituidos por Comisiones, y también por Grupos de avanzada. En 1973, en el XIII Congreso se restablece la importancia de los sindicatos y se pide que el Partido no sustituye los sindicatos; sin embargo, todavía hay imprecisiones sobre el papel de estos en la industria nacionalizada.
30. Véase Graziella Pogolotti, selección y prólogo, Polémicas culturales de los 60, Letras Cubanas, La Habana, 2006.
31. Según uno de los jurados, el gobierno trato de convencerlos de no otorgar los premios a estos autores; sin embargo, ellos se mantuvieron en su posición y los otorgaron por unanimidad. En 1971, por presiones del gobierno, Heberto Padilla manifestó una disculpa pública. Posteriormente, solicita su salida del país, pero esta no se materializa sino hasta la década de los 80. Este incidente motivó que algunos intelectuales del medio internacional, que originariamente apoyaron la Revolución, como Jean Paul Sartre, escribieran una carta repudiando la acción.
32. Ya fuera del país y declaradamente contrarrevolucionario.
33. Todavía en enero de 1968 en el discurso de Fidel en el Congreso Cultural de La Habana (Internacional) se muestra optimista de la respuesta de los movimientos sociales frente al avance del imperialismo norteamericano, por el asunto de Viet Nam; con el papel de los intelectuales en la Revolución, incluso asume que en ocasiones el marxismo es más dogmático que la propia religión. Pero para agosto de 1968, se produce la invasión soviética a Checoslovaquia. Incluso en el discurso donde Fidel Castro respalda la política soviética y del Pacto de Varsovia en relación con Checoslovaquia, se manifiesta un margen de distancia con la Unión Soviética, pues el respaldo es político pero no jurídico y de paso se pregunta si la misma política sería aplicada en Viet Nam o en Cuba. Véase Rafael Hernández, «Andar sin muletas. Cultura, política y pensamiento crítico en Cuba», Casa de las Américas, n. 249, La Habana, octubre-diciembre de 2007.
34. En aquel entonces era director de la revista Verde Olivo, de las Fuerzas Armadas. Se dice que de él provinieron todas las acusaciones de contrarrevolucionarios para los artistas y escritores de la época, junto con Jorge Serguera, quien fue nombrado director del Instituto Cubano de Radiodifusión y de Armando Quesada, responsable de teatro del propio Consejo. En opinión de los artistas estas fueron las áreas de la cultura más afectadas. Sin embargo, se mantiene a Alfredo Guevara al frente del ICAIC, lo cual permite que en él se refugien algunos de los desplazados de la radio y el teatro. Eso explica la trayectoria del cine cubano incluso en esa época, aunque evidentemente fue menos rica que en la década anterior. Véase La política cultural del período revolucionario: memoria y reflexión, Editorial Criterios, La Habana, 2007.
35. Véase Rafael Hernández, ob. cit. Este artículo explica de manera puntual la posición de Fidel Castro y de Che Guevara en relación con la enseñanza del marxismo.
36. Se estima que de más de un millón de estudiantes que pasaron por esta escuela y la básica, menos de 20% tenían una escolaridad superior al sexto grado, lo cual sin duda generaba dos problemas prácticos: la disposición de materiales publicados para el estudio y el tipo de materiales disponibles dada la escolaridad de los participantes.
37. Véase Néstor Kohan, «Pensamiento Crítico y el debate por las ciencias sociales en el seno de la revolución cubana», en Néstor Kohan et al., Crítica y teoría en el pensamiento social latinoamericano, CLACSO, Buenos Aires, 2006. Cifra nada despreciable, pero no comparable con los datos proporcionados por Julio César Guanche de que solo en 1962 se distribuyeron cerca de un millón de publicaciones, cuadernos y folletos para el estudio del marxismo.

Fuente: http://www.temas.cult.cu/articulo/2330/los-debates-de-la-decada-de-los-60-en-cuba