miércoles, 23 de agosto de 2017

Cuba, una economía en apuros

Cuba intenta mantener a flote su economía en un contexto de incertidumbre por la honda crisis de Venezuela, el recrudecimiento del embargo estadounidense y dificultades financieras, aunque expertos señalan que hay recursos para elevar el ritmo de su bajo crecimiento.
Tras un decrecimiento de 0,9 por ciento en 2016, el producto interno bruto (PIB) aumentó en 1,1 por ciento durante el primer semestre de este año, fundamentalmente gracias a buenos desempeños del turismo, construcción, transporte y comunicaciones, además del sector de la caña de azúcar, según los informes oficiales.
El incremento fue interpretado como señal positiva y alentadora, pero su nivel resulta insuficiente y sin impacto en el nivel de vida de la población cubana, que se queja del bajo poder adquisitivo de sus salarios, altos precios de la canasta alimentaria, desabastecimiento inclusive de medicamentos y transporte público ineficiente.
El comportamiento positivo del PIB representa “un paso en avance” respecto a su caída del año pasado, pero el “escenario para el segundo semestre sigue siendo complicado, para nada está segura aún la salida definitiva de la recesión”, advirtió a IPS el economista cubano Pavel Vidal, profesor de la Universidad Javeriana, en la universidad colombiana de Cali.
Ese panorama podría tornarse más difícil, ante la eventual profundización de la crisis en Venezuela, el principal socio económico y comercial de Cuba, así como el recrudecimiento del embargo de Estados Unidos y una merma considerable de los viajes desde ese país, entre otras medidas anunciadas por Washington para entrar en vigor desde septiembre.
“La dinámica del sector de la construcción, el turismo y la evolución de los vínculos con Venezuela van a ser claves para el resultado del año”, indicó Vidal. El anunciado aumento de las restricciones a viajeros estadounidenses amenazan la aspiración de superar con creces los cuatro millones de visitantes en 2017.
Expertos descartan equiparar la situación actual con la recesión de los años 90, tras la extinción de la Unión Soviética, que suministraba a esta isla caribeña la totalidad del combustible que consumía. De hecho, hasta ahora no se han registrado dificultades con el suministro doméstico de electricidad, una de las expresiones más temidas de aquella época.
Actualmente, “tanto por el proceso inversionista nacional como extranjero, Cuba produce el 50 por ciento del combustible que necesita, ya ese es un rasgo distintivo”, señaló a IPS el economista Omar Everleny Pérez Villanueva, quien recordó además que el país realiza “un fuerte proceso de inversiones” para desarrollar las energías renovables.
“Evidentemente la situación que atraviesa Venezuela ha afectado en alguna magnitud, pero Cuba tiene otros proveedores a los cuales acudir en caso de disminución de volúmenes provenientes de ese país, estamos hablando de Rusia, precisamente, Angola, Argelia, y otros proveedores de la región caribeña”, agregó.
Fuentes internacionales aseguran que La Habana debió comprar en Argelia una partida de 515.000 barriles (159 litros) de petróleo equivalente para compensar parcialmente el déficit de suministro venezolano. En marzo, se informó de una adquisición de 250. 000 toneladas métricas de derivados a Rusia.
A su vez, medios oficiales cubanos confirmaron que el incumplimiento del suministro de petróleo desde Caracas supuso para Cuba el gasto adicional de casi 100 millones de dólares en combustibles durante 2016, lo que agravó el déficit de ingresos externos del país en 417 millones de dólares.
En materia comercial, China desplazó del primer lugar a Venezuela en el intercambio de bienes con Cuba. En 2016, la balanza comercial con la potencia asiática totalizó 2.585 millones de dólares, casi 361 millones de dólares más de la suma de las transacciones con la nación sudamericana.
Pese a sus tensiones financieras, La Habana ha desembolsado en el primer semestre de este año 2.306 millones de dólares como parte del reordenamiento de la deuda externa con sus principales acreedores, aunque aún debe ponerse al día en los pagos corrientes a los proveedores.
El gobierno ha ratificado “su voluntad de honrar todas y cada una de las cuentas vencidas”.
En opinión de Pérez Villanueva, “los acuerdos de renegociación de la deuda cubana no solo con el Club de Paris (de acreedores y deudores oficiales), sino con otros acreedores también, fueron una buena señal de que el país estaba interesado en recomponer sus relaciones
externas, es decir honrar lo que se debía”, lo cual propició la reapertura de garantías a los exportadores de Cuba.
“A la vez han mejorado los indicadores de confianza a Cuba para los inversionistas. Pero esto es un enorme reto, ya que ha tenido que erogar muchos miles de millones de dólares, para cumplir sus compromisos, en medio de una aguda escasez de liquidez financiera”, agregó.
Entre las causas de esta iliquidez figura la caída de la producción de níquel, el principal rubro de exportación actualmente en Cuba, a lo que se une la baja de su precio en el mercado internacional.
La última zafra azucarera también resultó inferior en 300.000 toneladas, lo que se traduce en 98 millones de dólares menos a lo planificado por sus ventas externas.
Las inversiones extranjeras, un factor clave para impulsar el crecimiento, siguen esquivas.
Desde la aprobación en 2014 de la nueva legislación que ofrece mayores garantías y considera este sector parte del desarrollo se han aprobado reinversiones en dos negocios en ejecución y 11 nuevos, de ellos cinco en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y seis fuera de ella.
Estos nuevos proyectos totalizan montos superiores a los 1. 346 millones de dólares, de acuerdo a informes oficiales.
Pero funcionarios gubernamentales han reiterado que el país necesita un flujo anual de capital foráneo de unos 2.500 millones de dólares para aspirar a un crecimiento de seis por ciento del PIB, meta fijada para lograr el ansiado desarrollo.
Vidal y Pérez Villanueva no niegan el impacto extraterritorial del nuevo endurecimiento del embargo estadounidense en los negocios con este país, pero también resaltan que hay trabas burocráticas internas que representan un desestimulo a la inversión.
“Conozco inversionistas que quieren hacer negocios con Cuba y se quejan de lo dilatado del proceso interno”, comentó Pérez Villanueva.
Estos expertos también coinciden en que Cuba tiene aún muchas reservas de eficiencia a explotar. “El modelo económico debe poder combinar eficientemente capital humano con capital físico y tecnologías, algo que no ha logrado por décadas. Para ello deben aplicarse la reforma estructural que se prometió”, consideró Vidal.
Entre las transformaciones pendientes figura el reconocimiento de pequeñas y medianas empresas privadas, que según algunos especialistas podría ser una opción favorable para integrar al sector profesional en el trabajo no estatal.
Tal perspectiva no parece cercana en medio del reordenamiento del trabajo por cuenta propia (privado) iniciado a principios de agosto.
Ese reordenamiento aún en marcha, incluye “paralización provisional” en la entrega de nuevas licencias para 27 de las 201 actividades que en 2010 el gobierno abrió al ejercicio laboral autónomo, así como la suspensión definitiva de autorizaciones para otras cinco.
El sector cuentapropista involucra hasta el momento a más de medio millón de personas, en un país con una población de 11,2 millones.

Patricia Grogg
IPS

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