La dirigente del Movimiento de Participación Popular (MPP), corriente del Frente Amplio, aseguró en la entrevista que “hay gente que miente en las declaraciones” de juicios sobre los crímenes de la dictadura para lograr determinadas condenas. Consciente de la vaguedad de esa afirmación, a renglón seguido agregó: “Nosotros sabemos quiénes son los que mintieron dentro de la izquierda. Pero no lo vamos a decir porque no somos traidores ni botones” (sic). El expresidente José “Pepe” Mujica, que es esposo de Topolansky y fue su compañero en la organización guerrillera Tupamaros, respaldó estas declaraciones casi con la misma liviandad de criterio. “No leí el libro, ni lo que dijo Lucía, no leo los libros sobre nosotros, es muy aburrido. Ahora, esas cosas nos constan, sí. No voy a decir que fuera generalizado, pero había gente que salió con mucho rencor y encontraba que era justo eso, por las que pasó. No todos, eh, pero sé que hubo casos”.
Las organizaciones de derechos humanos salieron al cruce del matrimonio. La Asociación de Madres y Familiares expresó su “máximo repudio ante este tipo de afirmaciones, que ponen en tela de juicio un proceso de muchos años de búsqueda y construcción de justicia”.
Y abundó: “Al decir que ‘hay gente que miente en las declaraciones’ sobre crímenes de lesa humanidad vinculados al accionar de la última dictadura cívico militar, se socava la legitimidad de los procesamientos y condenas realizadas en el marco de los debidos procesos (…) Son las víctimas de tortura, de abusos sexuales y tratos inhumanos, las que han tenido el coraje de denunciar y decir su verdad ante la justicia, a pesar de la revictimización que se sufre en estos procesos y del asedio constante de los abogados defensores de los militares y civiles acusados (…) Entre miles de denuncias y denunciantes, quizá pueda haber existido un falso testimonio pero es algo que no nos consta ni tampoco a la justicia. Esta posibilidad, sin embargo, no avala poner en tela de juicio a decenas y decenas que han podido hablar a pesar del dolor y de la angustia”.
Finalmente, señala que “el falso testimonio, conforme a la normativa de nuestro país, es un delito (…) la Senadora electa y ex vicepresidenta (conforme al rol que reviste y en su calidad de funcionaria pública) ante el conocimiento de la situación debiera denunciarlo en la justicia y no en una entrevista. Bueno sería retractarse o, de no ser así, quizá sea mejor llamarse a silencio”.
Cuando, aquí en Argentina, desde el gobierno negacionista de Milei-Villarruel se ha emprendido una furibunda campaña para desacreditar a las víctimas y familiares de las víctimas del terrorismo de Estado, poniendo en duda la existencia de 30 mil desaparecidos, e insinuando que se mintió en los juicios con el objetivo de cobrar indemnizaciones (el llamado “curro” de los derechos humanos que agita la vice), las palabras de Topolansky-Mujica se vuelven aún más sorprendentes e indigeribles.
¿Cuál es su sentido político? En las recientes elecciones presidenciales uruguayas, el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, que pertenece a la misma corriente interna que Mujica-Topolansky, ganó por estrecho margen el ballotage y se consagró como nuevo presidente, poniendo fin al gobierno derechista de Luis Lacalle Pou. En la primera vuelta, sin embargo, el resultado de las parlamentarias arrojó una composición muy pareja del parlamento. El FA ganó 48 bancas, contra 49 de la suma del Partido Nacional (29), el Partido Colorado (17), el Partido Independiente (1) y Cabildo Abierto (2), la alianza que llevó a la derecha al poder en las elecciones de 2019. El grupo del abogado Gustavo Salle (Identidad Soberana) obtuvo las dos bancas restantes.
Tras los comicios, Cabildo Abierto, dirigido por el militar retirado Guido Manini Ríos, puso en duda la continuidad de la alianza derechista, con lo cual dejó abierta una puerta a la colaboración con el Frente Amplio. Según el diario Clarín (18/12), Mujica, a pesar de su delicado estado de salud, está interviniendo activamente para asegurar una mayoría para Orsi en el parlamento. Y, en tal sentido, recibió a Manini Ríos, quien le transmitió su preocupación por militares detenidos en la cárcel de Domingo Arenas. En declaraciones públicas posteriores, Mujica se pronunció abiertamente por la liberación de represores, argumentando su edad avanzada (el mismo pretexto que en nuestro país usan la derecha y los editorialistas de La Nación), o bien como recompensa si alguno de los condenados presta información acerca de los desaparecidos.
Las declaraciones de Mujica-Topolansky son especialmente dañinas para la causa de los derechos humanos debido al origen político del matrimonio. El exmandatario, que gusta de los refranes populares, habrá escuchado decir que “no hay peor astilla que la del propio palo”.
Repudiamos los dichos de ambos.
Gustavo Montenegro
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