martes, 22 de abril de 2014

Casa de las Américas da su adiós al Gabo




Gabriel García Márquez y Haydée Santamaría en Casa de las Américas.

Declaración emitida por Casa de las Américas ante la muerte de Gabriel García Márquez. Esta será publicada, también, como un anexo al número 274 de la revista Casa que ya se halla en proceso de impresión.

Cuando a finales de 1936 falleció Miguel de Unamuno, Jorge Luis Borges dijo que el primer escritor de nuestro idioma acababa de morir. Hoy, ante la desaparición de Gabriel García Márquez, debe repetirse la sentencia. Solo que García Márquez era, además (y es), uno de los mayores escritores en la historia de la literatura.
Lo conocimos cuando en 1959, a raíz del triunfo de la Revolución Cubana, estuvo en La Habana junto a otros brillantes periodistas como Rodolfo Walsh, quienes, con la conducción de Ricardo Masetti, llevaban adelante el proyecto de la Agencia Prensa Latina. Gabo ya era un gran periodista, y lo seguiría siendo toda la vida. Le gustaba repetir que el periodismo era el mejor trabajo del mundo. En este orden, estuvo a la altura de autores como José Martí o Alejo Carpentier. Pero además, como se sabe de sobra, fue un narrador de primer orden. Todo el planeta lo supo cuando en 1967 publicó Cien años de soledad. Para entonces, ya había dado a conocer la pequeña gran obra maestra que es El coronel no tiene quien le escriba, y otros libros de gran belleza. En todos ellos se anunciaba lo que irrumpió con toda la orquesta en Cien años…Como era relativamente joven entonces (y también al recibir el Premio Nobel de literatura), se le planteó el problema de cómo no sucumbir al hechizo de una obra tan plena. Pero Gabo no sucumbió, y escribió nuevos libros admirables, como El amor en los tiempos del cólera y Vivir para contarla, el primer tomo de una autobiografía que ha quedado trunca.
Los cubanos admiramos en Gabo, junto a su genio literario, su constante defensa de la Revolución Cubana y su amistad fraternal con Fidel. En el ejercicio de aquella defensa Gabo prestó grandes servicios dando muestras de valor y desinterés. En general, se identificó con causas nobles a lo largo de su vida. Esa vida acaba de ser interrumpida, pero de él puede decirse lo que Auden escribió a la muerte del gran poeta Yeats: “se convirtió en sus admiradores”. Los numerosísimos y crecientes admiradores de Gabriel García Márquez no lo dejarán morir.

La Habana, 17 de abril de 2014

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