jueves, 22 de julio de 2021

Colombia: lo que dejó la jornada nacional del 20


Este martes 20 se desarrolló una nueva jornada de movilizaciones en Colombia, que coincidió con el día de la independencia y la apertura de sesiones en el parlamento. 

En Bogotá, marcharon por un lado las organizaciones nucleadas en el Comité Nacional de Paro (CUT, CGT, CTC) y por otro la juventud de la “primera línea”, que confluyó con la Minga Indígena que había arribado a la capital desde el interior del país. Algunas concentraciones fueron reprimidas por la policía.
 En el Congreso, el presidente Iván Duque defendió el accionar criminal de las fuerzas de seguridad contra la rebelión popular, que ya ha dejado más de 50 muertos. Dijo que “nuestra fuerza pública está sujeta a los más altos estándares en materia de derechos humanos”. La jornada de lucha estuvo precedida por otras provocaciones oficiales, como la detención de jóvenes de la “primera línea”. 
 Tras levantar en junio las movilizaciones y el único paro efectivo (el de los maestros de la Fecode), el CNP volvió a convocar una jornada de protestas, pero con el eje puesto en la presentación de una batería de proyectos parlamentarios, inspirados en su pliego de emergencia (renta básica y gratuidad universitaria, entre otros). 
 Al revés que esta orientación, lo que está planteado es retomar los niveles de movilización que marcaron el comienzo de la rebelión, bajo la perspectiva de echar al gobierno de Duque. 
 En el movimiento de lucha colombiano se está procesando un debate sobre los pasos a seguir. El fin de semana pasado se desarrolló en Cali la segunda Asamblea Popular Nacional, con varios cientos de delegados, pese al hostigamiento policial. A su vez, se reunieron en algunas ciudades los Cosoles (comités de solidaridad sindical, que reúnen sectores que se reclaman del movimiento obrero combativo). En estos últimos, un grupo de dirigentes presentó un texto que advierte que “los triunfos parciales que obtuvo el pueblo colombiano, como detener la reforma tributaria (…) se diluirán rápidamente si el movimiento entra en un ciclo prolongado de dispersión; dando tiempo al gobierno para recuperarse de los golpes recibidos”. Plantea la necesidad de una centralización de la lucha para “derrotar los planes del gobierno de Duque y su régimen corrupto y asesino”. En esa dirección, propone un encuentro sindical de bases con delegados democráticamente electos y postula como consignas la disolución del Esmad (el Escuadrón Móvil Antidisturbios, responsable de varias muertes), la libertad de los detenidos, la cárcel a los responsables de los asesinatos de manifestantes y la aparición con vida de los desaparecidos durante el proceso de lucha. 
 Viva la rebelión colombiana. 

 Gustavo Montenegro

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