jueves, 28 de enero de 2016

No juzgue el libro por su portada




El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert McNamara, explica a la prensa los detalles del supuesto ataque norvietnamita contra buques estadounidenses en el Golfo de Tonkin.Años más tarde reconocería que aquellla agresión nunca existió.

Las operaciones de falsa bandera han integrado la política de muchos países en diferentes periodos de la historia

¿Resulta difícil entender la dinámica de las relaciones internacionales? Un examen somero a los acontecimientos de cada día confirma esta interrogante, más aun cuando están en juego los intereses de los centros de poder en un contexto caracterizado por el lento, pero evidente, tránsito hacia la multipolaridad.
En estas circunstancias afloran las operaciones de falsa bandera que han sido ridiculizadas y tachadas de conspirativas por muchos medios, a pesar de la gran cantidad de casos documentados desde los tiempos antiguos hasta la actualidad.
Estos procedimientos constituyen acciones encubiertas por parte de países, corporaciones u otras organizaciones con el propósito manifiesto de inculpar a otros. La expresión está asociada a la terminología militar, donde en movimientos navales o terrestres, se iza una bandera diferente a la del país representado.
A diferencia de eventos asociados a la modernidad, las falsas banderas tienen antecedentes bien distantes en el tiempo, pues ya desde la antigüedad numerosos historiadores le adjudicaron a Nerón el incendio de Roma (19 de julio del 64 de nuestra era), basados en la negativa que este recibiera por parte del Senado romano para la construcción de un palacio.
Tras ello, el emperador logró construir el local en un área consumida por el siniestro, no sin antes inculpar y castigar a los cristianos.

ESCALADAS EN LA PASADA CENTURIA

En el transcurso de los años muchos fueron los chivos expiatorios en eventos de características similares, pero en el siglo XX, dada la naturaleza de los conflictos entre los bloques capitalista y socialista, estas acciones se incrementarían considerablemente, aunque muchas no se han reconocido oficialmente.
El 31 de agosto de 1939 y como preludio de la Segunda Gue­rra Mundial, cuadrillas de las SS (Escuadras de Defensa de la Alemania nazi) vestidas con uniformes polacos, atacaron una estación de radio alemana y atribuyeron el ataque a las tropas polacas para justificar la invasión de Polonia.
Justo al concluir la contienda, los altos mandos de Gran Bretaña y Estados Unidos diseñaron la Operación Impensable (Operation Unthinkable), promovida por Winston Churchill. Como parte de ella se planeó atacar diversas posiciones estratégicas de la Unión Soviética con armas atómicas. Pos­te­rior­mente, Estados Unidos escalaría sus planes para aniquilar al primer Estado socialista del mundo en base a su potencial nuclear.
La CIA también fue responsable de numerosas operaciones. La agencia admitió su participación en la contratación de iraníes en la década de 1950 para hacerse pasar por comunistas y realizar atentados con bombas en Irán contra líderes religiosos iraníes, con el objetivo de conseguir la revuelta de la comunidad religiosa y poner a todo el pueblo en contra de su primer ministro, Mohammad Mo­saddeq, que pretendía nacionalizar el petróleo.
En paralelo al Pentágono y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), la agencia de inteligencia norteamericana estuvo involucrada en los atentados terroristas en Italia y otros países europeos durante la década de 1950. Pos­te­riormente serían inculpados numerosos militantes de izquierda, para lograr el apoyo de la población europea hacia sus respectivos estados en la lucha de estos contra el comunismo.
Otras de las agencias del gobierno norteamericano, la NSA (National Security Agency o Agencia de Seguridad Nacional) admitió sus mentiras sobre lo sucedido en el golfo de Tonkin en el incidente de 1964, al manipular los datos con el fin de simular que barcos de Vietnam del Norte dispararon contra un barco estadounidense, pretexto empleado para iniciar la guerra contra Vietnam.
Un comité del Congreso estadounidense admitió que, como parte de su campaña “COINTELPRO” (Counter Intelligence Program o Programa de Contrainteligencia), el Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) había utilizado a muchos provocadores entre 1950 y 1970 para llevar a cabo actos violentos y culpar falsamente a numerosos activistas políticos, con tal de justificar la represión hacia estos.

CUBA EN LA MIRA

Cuba no ha estado exenta de ser víctima de estas tácticas. Desde el muy discutido hundimiento del Maine hasta el triunfo de la Revolución, las excusas promovidas por las sucesivas administraciones norteamericanas para adueñarse de la Isla son abrumadoras. Aunque no todas se efectuaron, sí ha quedado constancia de las mismas.
En 1962, la Junta de Jefes del Estado Mayor estadounidenses firmó un plan para hacer estallar aviones norteamericanos (utilizando un elaborado plan que implicaba el cambio de los aviones y la realización de actos terroristas en Estados Unidos), para culpar al gobierno de la Isla y justificar una invasión. La conspiración, que nunca llegó a realizarse, recibió el nombre en clave de Operación Northwoods.
Además, como parte de la conocida Operación Mangosta en 1963, el Departamento de Defensa escribió un documento promoviendo ataques a las naciones que formaban parte de la Organización de Estados Americanos para adjudicarlos a Cuba.

EN EL ACTUAL MILENIO

Llegado el siglo XXI y ante la supuesta distención de los conflictos mundiales con la desaparición de la URSS, muchos teóricos profetizaron un clima de paz; sin embargo, como lo demostraron las incursiones norteamericanas en Europa del Este y Kuwait, la hegemonía del imperialismo estadounidense no cesaría de buscar dividendos ante la nueva situación.
En este punto los falsos e invencibles enemigos desempeñaron un papel primordial. Aunque el FBI admitió que los ataques con ántrax del año 2001 fueron llevados a cabo por uno o más científicos gubernamentales, un directivo del organismo constató que fueron instruidos por la Casa Blanca, para culpar a Al Qaeda de los ataques biológicos. Los funcionarios confirmaron que el gobierno estadounidense trató de vincular el ántrax a Irak como una justificación para el derrocamiento del régimen en ese país.
Igualmente, Estados Unidos culpó a la nación árabe por el supuesto papel en los ataques del 11 de septiembre y, de hecho, altos funcionarios ahora corroboran que la guerra en Irak fue realmente iniciada por el petróleo y no por las armas de destrucción masiva ni los atentados a las Torres Gemelas. No obstante a ello, este hecho sirvió como excusa para la invasión de Afganistán.
En relación con estos ataques existen muchas divergencias e incongruencias respecto a la versión oficial de las autoridades. Las dudas están particularmente referidas al posible choque de un avión en el Pentágono y a la misteriosa caída de las torres luego del impacto de los aviones, hecho que hizo dudar a ingenieros debido a la integridad estructural de las mismas.
Este tema ha sido silenciado por el gobierno norteamericano; sin embargo, la versión oficial —tengan o no razón los que afirman la falsa bandera— está muy demeritada.
En los años recientes otros acontecimientos confirmaron el uso sistemático de estas operaciones en la política gubernamental de varios países.
Más cercano en el tiempo se hallan los atentados al semanario satírico francés Charlie Hebdó, causantes de la repulsa mundial, pero tras los cuales se impulsó una agenda antiterrorista (antislamista) para; supuestamente frenar al autodenominado Estado Islámico mediante la intervención de los países de la OTAN en Siria e Irak.
Por tanto, al tratar de entender las causas de muchos acontecimientos a nivel mundial, piense dos veces y no juzgue el libro por su portada.

Lázaro Hernández Rey, estudiante de Periodismo | internet@granma.cu

Fuentes
Documentos: Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Red Voltaire.
Proyecto Censurado, 2012.

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