jueves, 3 de mayo de 2018

Opción cubana al desarrollo

El mundo observa el modelo cubano de salud pública en busca de claves para expandir la asistencia universal de salud. A la par que garantiza un derecho social, la medicina se ha convertido en el sector que más ingresos aporta a Cuba en moneda dura.
Cuba ha logrado el milagro casi bíblico de dar a la medicina un protagonismo de expresión múltiple, desde ángulos aparentemente incompatibles entre sí. Sin renunciar al perfil humanitario que entraña la asistencia médica, este país ha hecho de estos servicios su negocio más redituable. La III Convención Internacional Cuba-Salud 2018 confirma por estos días en La Habana por qué la medicina se ha convertido en signo de identidad de Cuba en los mercados del orbe, a la vez que generoso símbolo de desarrollo científico y social y escudo político del socialismo cubano.
El ensalmo comenzó hace casi 60 años, cuando la Revolución Cubana hizo de la salud un principio y derecho básico gratuito de sus ciudadanos, en respuesta al escamoteo por Estados Unidos de gran parte de los pocos médicos con que contaba el país. La formación masiva de profesionales de la salud comenzó entonces, a la par del progreso científico de la medicina nacional, que ha ganado renombre en los foros especializados más exigentes del mundo.
Atraídos por su prestigio internacional, acudieron la Convención Cuba-Salud 2018, y a la XIV Feria Comercial Salud para Todos, 2.865 especialistas y expertos de 93 países (http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/04/24/director-general-de-la-oms-elogia-sistema-sanitario-cubano/#.WuJRk0YTDiA), incluidas más de 150 personalidades del ámbito mundial de la salud, 190 firmas de 32 naciones y 56 delegaciones de alto nivel de África, América Latina y el Caribe, Europa y Asia, 44 de ellas presididas por ministros.
Presentes también, los directores respectivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Tedros Adhanom Ghebreyesus y Carissa Etienne, elogiaron los indicadores de salud de Cuba. Se deben, explicó el primero, al “sólido sistema de salud del país”.
“Quiero felicitar a la Isla, especialmente por validar la eliminación de la transmisión materno-infantil del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y la sífilis congénita, lo cual no es accidental, sino que responde al excelente desarrollo de la atención primaria”, dijo Ghebreyesus.
¿Con qué financiamiento sostiene Cuba tal desarrollo? ¿De dónde salen los recursos?
Desde hace varios años la salud es el sector presupuestado que más recursos absorbe en el país. Este año el Presupuesto Nacional le ha destinado 10.394 millones de pesos a la salud pública y la asistencia social, el 27 por ciento de todos los gastos de la actividad presupuestada, y un monto equivalente al 11 por ciento del producto interno bruto (PIB). Le sigue la educación, con el 21 por ciento del Presupuesto.
Estos gastos engloban también los egresos del Estado para importar medicamentos, tecnologías de la salud y materiales afines, pero aunque hablamos de divisas quedan registrados todos de acuerdo con la tasa oficial de cambio, de 1 peso cubano (CUP) igual a 1 dólar. Esta unificación del cálculo hace poco transparente la magnitud real de los gastos cubanos en salud, y conduce a numerosos medios de prensa y a “analistas” de intención disímil al disparate de calcular la conversión de esos pesos a dólares tomando como referencia la tasa de cambio que rige solo en el comercio minorista -1 CUP igual a 25 pesos cubanos convertibles (CUC)-. Las cifras finales de tales cuentas son tan bajas que moverían a risa de no tratarse muchas veces de una artimaña para pintar en ruinas y distorsionar el desarrollo real del sistema cubano de salud.
Más inteligente, el Director General de la OMS evitó enredarse con matemáticas monetarias, al asegurar que “el dinero no hace la diferencia”. Ghebreyesus manifestó que la experiencia cubana prueba que la salud en cada país puede prosperar con independencia de su desarrollo económico. En su opinión, los avances dependen en gran medida de la voluntad política. Cuba lo ha logrado, dijo, no porque sea rica, sino porque se lo ha propuesto como compromiso.
“Este país es un ejemplo de esfuerzos en mejoras para la salud, que no solo se limitan al espacio nacional sino que han sabido expandirse por el mundo como guía ineludible para los restantes países”, dijo Carissa Etienne. Tanto ella como Ghebreyesus resaltaron que Cuba es un modelo para el mundo porque brinda, además, sus conocimientos y colaboración internacional y entrena a muchos médicos de otros países desde la Escuela Latinoamericana de Medicina, a fin de apoyar la cobertura de salud en América y en otras regiones.
Según el Director General de la OMS, actualmente más de 48.000 profesionales cubanos, entre médicos, enfermeras y técnicos de la salud, ofrecen servicios en el exterior, en planes de cooperación. Otros informes indican que se encuentran en 67 países. A 32 de ellos han viajado en misión humanitaria, sobre todo para atender a la población en lugares maltratados por la pobreza o catástrofes naturales, o sin capacidad económica para costear servicios elementales de salud. El Contingente Internacional Henry Reeve ha ganado renombre al salvar la vida de cientos de personas en lugares dañados por desastres o epidemias como el virus del Ébola en África.
El prestigio de la medicina y los médicos cubanos le ha servido mejor que una campaña de promoción comercial para franquearle a Cuba el camino hacia acuerdos gubernamentales con más de 30 países que pagan tales servicios.
Esta actividad es la que más divisas ofrece a Cuba desde hace varios años. Según estimados del economista José Luis Rodríguez, Cuba ingresó 11.543 millones de dólares como promedio anual del 2011 al 2015, de lo cual corresponde el grueso a la medicina. Triplica los ingresos del turismo, que es el sector líder en la mayor de las Antillas por su crecimiento y la oportunidad comercial que ofrece a otras industrias del país. En 2017 el turismo le aportó a Cuba unos 3.000 millones de dólares.
A la par de los servicios médicos ha crecido la exportación de medicamentos, algunos concebidos en laboratorios biotecnológicos cubanos. El Director General de la OMS reconoció que este país tiene ya más de 160 patentes de sus medicamentos en otros países y produce ocho de las 13 vacunas que aplica a su población, entre otros fármacos.
Los medicamentos también han escalado al abanico de principales exportaciones cubanas, con varios cientos de millones por año.
Las estrategias de desarrollo en Cuba apuestan a la medicina, en cualquiera de sus variantes –conocimientos, servicios, producciones-, como garantía social y oportunidad económica. No es casual el entusiasmo con que las instituciones defensores de las teorías del desarrollo sostenible, como OMS/OPS, señalan a esta pequeña nación del Caribe como modelo para hacer posible la asistencia universal de salud.

Ariel Terrero
IPS

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