domingo, 17 de agosto de 2025

El primer Partido Comunista de Cuba


Sus fundadores pretendían dar continuidad a los sueños de independencia, libertad y soberanía de los precursores de la Patria
 Los militantes del primer Partido Comunista de Cuba se entregaron a la defensa de los trabajadores, de los oprimidos y discriminados. 

El 16 de agosto de 1925, en un congreso que por su composición cuantitativa parecía más bien la reunión ordinaria de una organización partidista, un pequeño grupo de comunistas decidió organizarse para continuar la batalla iniciada en 1868, conscientes de las amenazas y las dificultades que tendrían que superar. Ese día quedó oficialmente constituido el primer Partido Comunista de Cuba. Han transcurrido cien años. 
 A lo largo de sus 36 años de existencia, el Partido, denominado más tarde Unión Revolucionaria Comunista y, con posterioridad, Partido Socialista Popular, se planteó como objetivo estratégico el logro de la independencia nacional y la construcción de una sociedad socialista.
 Entre los 18 participantes concurrían representantes del Partido Comunista Mexicano, las agrupaciones comunistas de La Habana, Manzanillo, Guanabacoa y San Antonio de los Baños; del grupo de comunistas hebreos y un delegado fraternal de la juventud hebrea. Por su estructura social, prevalecían los de procedencia obrera, seguidos por un estudiante, dos maestros, un empleado público y tres intelectuales, previamente seleccionados en sus respectivas organizaciones, las cuales, según lo reglamentado, enviaron un delegado por cada diez militantes.
 De los 13 integrantes de su primer Comité Central, siete eran líderes obreros de prestigio y autoridad. Los comunistas no pasaban de cien en el país, agrupados en nueve núcleos; entre ellos se encontraban Carlos Baliño, enlace directo entre el Partido Revolucionario de José Martí, y cofundador de ambos partidos, y Julio Antonio Mella, proveniente de las filas universitarias, destacado intelectual y hombre de acción vinculado con la lucha antimachadista, y reconocido líder de la Liga Antimperialista a nivel continental.
 Fruto de un largo y complejo camino de luchas y de acumulación de fuerzas, voluntades y aspiraciones de la vanguardia política cubana, surgió el Partido, cuyas raíces primarias se encuentran en la segunda mitad de la centuria decimonónica, alimentadas por el desarrollo de la incipiente clase obrera cubana, la presencia de las ideas marxistas y la radicalización de las luchas por la independencia de Cuba. 
 En 1923, la Agrupación Socialista de La Habana, tras romper con la Segunda Internacional y apoyar la Tercera Internacional, se había convertido en la Agrupación Comunista de La Habana, dirigida por Baliño. En ella inicia su vida revolucionaria Julio Antonio Mella. El triunfo de la Revolución de Octubre de 1917 en la Rusia zarista les trasmitió inspiración y les aportó experiencias; y las doctrinas marxistas se enriquecieron con la interpretación, la práctica y el desarrollo leninista. 
 Hacia lo interior, la situación resultaba en extremo compleja. Cuba era una república mediatizada y posesión neocolonial de Estados Unidos, tres meses antes había sido elegido presidente de la República Gerardo Machado, quien inició una de las épocas más sombrías de nuestra historia. 
 A pesar de que las condiciones no estaban creadas para aprobar un programa, el congreso tomó un grupo de acuerdos que le permitiría ejercer su trabajo con las masas; aprobó sus estatutos y estableció la obligación de trabajar en los sindicatos y en otras organizaciones, de organizar a los campesinos y luchar por los derechos de la mujer y la juventud. 
 Uno de los acuerdos más relevantes fue afiliarse a la Internacional Comunista, fundada por Lenin en 1919; así quedó vinculado con el movimiento comunista en lo político e ideológico y también, orgánicamente. 

 *** 

 Debido a su decisión de dar respuesta a la apremiante necesidad histórica de fusionar la lucha por la liberación nacional con la lucha por la liberación social, el surgimiento del Partido fue visto con preocupación por el Gobierno de Estados Unidos; la política de persecución no tardó en agudizarse, se les negó su inscripción en el registro de asociaciones; y su secretario fue detenido y expulsado del país junto a otros inmigrantes. 
 Mella es apresado y acusado de terrorista y, tras la heroica huelga de hambre protagonizada para obtener su libertad, se le obliga, bajo amenaza de muerte, a salir del territorio. En el propio año 1925 se inició la primera causa judicial contra su dirección, lo que se repitió en 1927; los militantes fueron sometidos a todo tipo de atropellos, con el fin de apartarlos de las masas. 
 La salida de esos dirigentes, más la muerte de Carlos Baliño en 1926, resultaron sensibles pérdidas. Sin embargo, no afectaron el funcionamiento del Partido, dado el liderazgo en ascenso de Rubén Martínez Villena; quien, sin pertenecer al Partido, desde su puesto en la Confederación Nacional Obrera de Cuba era considerado el principal dirigente de la clase obrera y de otros trabajadores. Ingresó a sus filas 18 meses después de la fundación del Partido; más tarde fue cooptado para el Comité Central y se convirtió en su principal dirigente, aun cuando nunca aceptó el cargo de secretario general.
 El análisis de la actividad del Partido nos conduce a la conclusión de que, como precisara Fidel, realizó una extraordinaria labor de concientización de la clase obrera y del pueblo cubano; impulsó las organizaciones sindicales, campesinas, femeninas y juveniles; trabajó incansablemente por los derechos de los obreros y los campesinos y contra los salarios de hambre, los desalojos, y la discriminación racial y de la mujer.
 Luchó también contra el dominio imperialista en el país y por la vinculación del movimiento revolucionario de Cuba al del resto del mundo; movilizó unos mil combatientes voluntarios a las brigadas internacionales en defensa de la República Española; laboró por la defensa de la Unión Soviética y aplicó en la práctica, en forma consecuente, los principios del marxismo-leninismo. Pablo de la Torriente Brau simboliza la expresión más elevada de aquellos que en tierra hispana hicieron valederos los elevados principios del internacionalismo. 
 Para el Partido, el periodo 1938-1944 fue significativo. Después de 13 años en la clandestinidad, en 1938 obtuvo, por la presión obrera y popular, su legalización. De inmediato se publica el periódico Noticias de Hoy, su órgano oficial, y la revista teórica Fundamentos, y gracias a una contribución popular salió al aire la emisora radial Mil Diez; tres importantes medios para la divulgación de las ideas marxista-leninistas.
 Significativa connotación tuvo la creación de la Confederación de Trabajadores de Cuba y la elección de Lázaro Peña como su secretario general. En ese marco se realizó la promulgación de la Constitución de 1940, en cuya elaboración el Partido desempeñó un importante papel.

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 El periodo de posguerra y la política de guerra fría trajo un cambio radical en la situación nacional e internacional. Comenzó una etapa turbulenta, la situación reinante se tornó sombría y dramática como consecuencia del golpe reaccionario y traidor del 10 de marzo de 1952. Las fuerzas políticas se definieron con absoluta transparencia. En los años siguientes, las organizaciones revolucionarias, dígase Movimiento 26 de Julio, Partido Socialista Popular y Directorio Revolucionario 13 de Marzo, coincidentes en objetivos estratégicos, emplearon procedimientos tácticos que las desunían en el enfrentamiento diario a la tiranía; no obstante, con el tiempo y la propia obra de la revolución en proceso, encabezada por la Generación del Centenario, con Fidel al frente, se fueron eliminando esas diferencias y juntas dieron la batalla final. Así se unieron las organizaciones revolucionarias para enfrentar los nuevos retos de la Revolución, primero reconociéndose como tales cada una, después coordinando acciones y, por último, unidas en ideales y objetivos. 
 Si Baliño y Mella poseen el mérito histórico de ser los fundadores del Partido, a Blas Roca, como señalara Raúl, le corresponde también el respeto por haber conducido al Partido desde 1934, sorteando los peores obstáculos en la consecución de los nobles objetivos de la emancipación plena de la Patria y del hombre; y porque con patriotismo y seguridad en el futuro puso en manos de Fidel la bandera del Partido después del triunfo de la Revolución, evidenciando la honestidad revolucionaria y el desinterés sin par propios de los hombres de excepcional conciencia política y estatura moral. 
 En estos cien años no poco se ha escrito sobre el primer Partido Comunista de Cuba con diferentes posiciones ideológicas y objetivos. Reconocer sus desaciertos en uno u otro momento no le resta valor a la labor realizada, porque en definitiva fue el propio Partido quien asumió con profundo espíritu crítico su obra; en el balance general de su existencia no hay comparación posible entre los equívocos y los aciertos. Su actividad se caracterizó por la fidelidad a la clase obrera, al pueblo, para alcanzar la victoria sobre el capitalismo. 
 Como explicara Fidel, un día dejaron de existir el Movimiento 26 de Julio, el Partido Socialista Popular, y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, para constituir todos la base del Partido Comunista de hoy. Un único partido, un Partido como el Partido de la Independencia de José Martí. 

 Elvis R. Rodríguez R.* | internet@granma.cu 
 15 de agosto de 2025 20:08:51 
* Vicepresidente del Instituto de Historia de Cuba

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