También solicitó a su fiscal general Pam Bondi que publique todos los testimonios "relevantes" del proceso judicial relacionado con Epstein. La fiscal confirmó que está preparada para solicitar a un tribunal el levantamiento del secreto sobre testimonios prestados ante un gran jurado en este caso. (Perfil 18/07) Trump, que desde que asumió está amenazando con destituir a los jueces que fallan en su contra y los acusa de “odiar a los Estados Unidos”, ahora dice estar dispuesto a acatar lo que digan los tribunales y ha pedido que la divulgación de los testimonios del gran jurado relacionados con Epstein esté “sujeta a la aprobación” de la Corte. Como para dar muestra de lo endeble que este escándalo está dejando a su gobierno.
La amistad entre Trump y Epstein durante las décadas 80’ y 90’ es conocida, pero la nota del WSJ sale a luz en un momento sensible para los militantes de MAGA (Make America Great Again). Entre los presuntos clientes de Epstein siempre trascendieron nombres prominentes de Hollywood y del Partido Demócrata, entre otros muchos sectores de élite, razón por la cual, el caso Epstein fue tema recurrente de agitación, durante años, de los seguidores de Trump, quienes lo utilizaban como ariete contra “el estado profundo”.
Por esto los fascistas de MAGA se indignaron cuando el 7 de julio el Departamento de Justicia y el FBI anunciaron que Epstein no había chantajeado a ninguna figura prominente ni mantenía una "lista de clientes". Asimismo, en el mismo memorándum conjunto, declararon que Epstein se había suicidado en la cárcel a pesar de que la revista The Wired, por ejemplo, reveló que el video publicado sobre los momentos previos al suicidio de Epstein fue editado con el software de edición de Adobe Premier, le faltan tres minutos, y que no funcionaban la mitad de las 150 cámaras de vigilancia del centro de reclusión de Manhattan, las cuales no se pudieron arreglar el día anterior al “suicidio” porque, debido al cambio de guardia, ningún vigilante pudo atender al técnico.
Por el caso, la única que cumple una condena de 20 años de prisión es la socialité británica Ghislaine Maxwell, antigua novia y asistente de Epstein, sentenciada en 2021 en Nueva York por tráfico sexual de menores.
El Mossad
Otra escalada la protagonizó el comentarista conservador Tucker Carlson cuando en un discurso el viernes en un evento de Turning Point USA insinuó que Jeffrey Epstein estaba trabajando para los servicios de inteligencia de Israel. En el mismo acto, Carlson dijo que “El encubrimiento ha estado ocurriendo desde 2007, casi 20 años” (Jerusalem Post, 13/07). Luego, cuando Naftali Bennett, exprimer ministro israelí, lo desmintió, Carlson lo retó a que le diera una entrevista, reafirmando lo dicho.
La versión de que Epstein trabajaba para el Mossad y que todo se trató de una red de pedofilia para después poder extorsionar a sus clientes -entre los que se encontraban según declaraciones de las mismas denunciantes desde Bill Clinton hasta el príncipe Andrés-, está ampliamente difundida y cuenta con varios indicios. El exoficial de inteligencia israelí Ari Ben-Menashe ya había hecho pública una denuncia al respecto. La denunciante Victoria Giuffre señaló haber sido forzada a mantener relaciones sexuales con el exprimer ministro de Israel, Ehud Barak, cuando era menor de edad. Las listas también incluían al abogado Alan Dershowitz, quien fue el designado por Benjamín Netanyahu para defender al Estado de Israel ante la Corte Internacional de La Haya.
Para otros analistas, Epstein era un agente doble. Cuando Alexander Acosta, nombrado secretario de Trabajo, fue interrogado acerca de la razón por la que, como fiscal de La Florida, había hecho un acuerdo judicial con Epstein que lo había liberado de pasar varios años en la cárcel por haber explotado 36 menores, respondió que “alguien de arriba le dijo que lo hiciera” porque el banquero “trabajaba para los servicios de inteligencia”. El periodista británico Nigel Rosser informó en enero de 2001 en el Evening Standard que Epstein había afirmado que él había trabajado para la CIA durante los años 80 y 90. “Epstein tiene licencia para portar un arma oculta, alguna vez afirmó haber trabajado para la CIA, aunque ahora lo niega, y posee propiedades en todo Estados Unidos”.
Según The Washington Post, el padre de su esposa, Robert Maxwell, propietario de grandes pulpos mediáticos, como el Mirror y Pergamon Press, fue enterrado con honores, en 1991 en el cementerio del Monte de los Olivos de Jerusalén, frente al Muro de las Lamentos, con la presencia de los por entonces primer ministro, Yitzhak Shamir, el presidente Chaim Herzog y Ariel Sharon. La nota se tituló: “Israel le da a Maxwell una despedida digna de un héroe”. Maxwell, fue señalado por el periodista Seymour Hersh de colaborar con el Mossad en el secuestro del técnico nuclear Mordecai Vanunu, responsable de revelar el programa nuclear de Tel Aviv. También ha sido acusado de comercializar el software Promis, sobre el que pesan sospechas de haber sido utilizado por Israel para espiar a los países compradores. Antes había colaborado con los servicios de inteligencia británicos durante la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los funcionarios más repudiados por la base de MAGA junto con la Fiscal Federal, es el jefe del FBI, Kash Patel, quien, antes de asumir el cargo, había dicho que si “el FBI protegía al mayor pederasta de la historia era por quién estaba en su lista de clientes". En línea, surgió la acusación de que su cambio de postura respecto al caso tenía que ver con su relación con Alexis Wilkins, una cantante country de 26 años, que forma parte de la empresa de medios conservadora Prager, liderada por Marissa Streit, exoficial de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Según New York Times, el segundo en el FBI, el subsecretario Dan Bongino -quién durante la campaña actuaba como una especie de “Gordo Dan” de Trump- está cerca de renunciar después de enfrentarse con la fiscal Pam Bondi en una reunión cerrada en la Casa Blanca a principio de la semana pasada. Bondi acusó a Bongino, uno de los principales promotores de las teorías alrededor de Epstein, de filtrar información de la investigación sobre el caso a los medios de extrema derecha del mundo trumpista. El propio Trump tuvo que desmentir la renuncia de Bongino y calificó el caso Epstein como una teoría de la conspiración creada por Hillary Clinton y Barack Obama, argumento que no tuvo que ser desmentido por los demócratas ya que fue objeto de burla por sus propios seguidores fascistas.
Como la lista de Epstein abarca todo el arco político y más allá de las fronteras, el encubrimiento cuenta con todos los apoyos y los demócratas observan impasibles al trumpismo implosionar por su propia lengua.
Mientras, en otros frentes, desesperado por una deuda externa que no puede cubrir, Trump se enfrenta al consorcio de bancos que integran la Reserva Federal y que a través de Jerome Powell se niegan a bajar las tasas de interés, acepta mandar unos misiles a una guerra que ya había dada por terminada en Ucrania, y observa impávido como Israel le bombardea al yihadista que la CIA entrenó en Guantánamo para que le hiciera de gobierno títere en Siria.
Aldana González
20/07/2025
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