sábado, 4 de enero de 2025

Campaña internacional por la libertad inmediata del pediatra Abu Safiya, director del hospital Kamal Adwan


Israel ejecuta el mayor infanticidio del siglo 

 El viernes pasado el ejército israelí dio el asalto final al hospital Kamal Adwan, de Beit Lahia, en el norte de Gaza, donde se encontraban cientos de personas entre el personal, pacientes y refugiados en el momento del ataque. 
 Entre los detenidos se cuenta el director del hospital, el pediatra Hussam Abu Safiya, una autoridad científica y símbolo de la resistencia palestina contra la brutalidad sionista, a quien Israel acusa de ser “un terrorista de Hamas”. La Organización Mundial de la Salud y una campaña internacional de médicos y trabajadores de salud en todo el mundo reclama su urgente liberación. 
 El hospital, que lleva el nombre de un dirigente de Al Fatah asesinado en 1973, era el único gran centro médico que aún operaba parcialmente en el norte de Gaza. Antes de la invasión sionista, atendía a más de 400.000 personas. 
 Un editorial del diario israelí Haaretz calificó el asalto y destrucción de los hospitales en el norte de Gaza como una parte fundamental de la "limpieza étnica" contra los palestinos y se burló de los intentos del gobierno de Benjamín Netanyahu de justificar la masacre con fotos de dos pistolas y un cuchillo supuestamente encontrados en Kamal Adwan. 
 Hace ya más de 80 días, los médicos del hospital lanzaron un dramático llamamiento a la comunidad internacional para que actuara. Manifestaron un compromiso heroico: ningún médico iba a abandonar el hospital hasta que estuviera garantizado el traslado del último de sus pacientes. 
 Kamal Adwan se ha convertido en un símbolo de resistencia ante la brutalidad de la ofensiva israelí. Durante 80 días, drones, tanques y francotiradores fueron arrasando con servicios enteros, incluida la terapia intensiva y quemaron exprofeso los archivos médicos. 
 “Estamos siendo asesinados a diario en el hospital y enfrentamos bombardeos directos sin previo aviso. No tenemos electricidad, agua ni oxígeno”, dijo el 15 de diciembre Abu Safiya. Además, informó haber visto "cientos de cuerpos" esparcidos justo más allá de los terrenos del hospital, con decenas de nuevos heridos que abruman al ya devastado equipo médico. 
 El 23 de diciembre, NBC News volvió a citarlo: "Las balas han penetrado en la unidad de cuidados intensivos, el departamento de maternidad y la sección de cirugía especializada. Utilizan todo tipo de armas, incluyendo disparos de francotiradores, proyectiles de tanques y drones para atacar la sala de neonatología, la maternidad y otros departamentos." 
 El jueves, Safiya publicó en X un doloroso mensaje: “Hay aproximadamente 50 mártires, entre ellos tres miembros del personal médico, bajo los escombros de un edificio frente al hospital tras el bombardeo de aviones de guerra”. Y siguió: “Ahmad Samour, pediatra, trabajaba en el hospital y salió a la torre donde vive con su familia. El ejército bombardeó la torre. En cuanto a Israa, la técnica de laboratorio, fue a llevar comida a su padre y a su hermano que viven en el mismo edificio. Cuando Fares, el técnico de mantenimiento, vio la escena, corrió a intentar ayudarla. Los aviones también le apuntaron a él, lo que provocó el martirio de los tres, junto con más de 50 miembros de nuestro personal bajo los escombros”, describió. 
 El viernes, los israelíes incendiaron múltiples secciones del hospital, ubicado en el norte de Gaza, mientras evacuaban por la fuerza las instalaciones. 
 El domingo, un comunicado del ejército sionista informó que de los 940 palestinos que pasaron por un puesto de control del ejército frente al hospital, 240 fueron detenidos por ser presuntos miembros de grupos terroristas. En total, unos 600 civiles y otros 95 pacientes, cuidadores y varias decenas de médicos habrían sido evacuados con destino desconocido. 
 Las trabajadoras del hospital denunciaron que los soldados las obligaron a desnudarse y que las golpearon si se negaban.
 Recién el lunes, la CNN informó que Abu Safiya y medio centenar de médicos “habían sido trasladado a la tristemente célebre prisión de Sde Teiman”, conocida por someter a sus prisioneros a todo tipo de torturas con el beneplácito del gabinete de Netanyahu, que llamó héroes nacionales a los asesinos y a los torturadores.
 “Los hospitales de Gaza se han convertido de nuevo en campos de batalla y el sistema de salud está gravemente amenazado”, escribió en X el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Y agregó que los pacientes en estado crítico de Kamal Adwan habían sido trasladados al Hospital Indonesio, “que a su vez está fuera de servicio”. 
 El asedio a Kamal Adwan fue sistemático. El 25 de octubre, el ejército israelí bombardearon el tercer piso del hospital, destruyendo el generador de oxígeno, lo que provocó la muerte de dos recién nacidos en la unidad de cuidados intensivos. Poco después, las tropas israelíes invadieron el hospital, sacaron a los pacientes de sus camas y los concentraron en el patio central, mientras arrestaban a cientos de personas, incluidos casi todos los médicos. 
 Abu Safiya fue detenido e interrogado, pero se plantó ante los invasores y se negó a evacuar a los pacientes. En represalia, Israel asesinó con un dron a su hijo de 15 años, quien, junto con su familia, se refugiaba en las instalaciones del hospital, como cientos de otros palestinos desplazados.
 “Me negué a abandonar el hospital y a sacrificar a mis pacientes, así que el ejército me castigó matando a mi hijo. Lo vi morir en la puerta de entrada, fue un gran shock. Le encontré una tumba cerca de uno de los muros del hospital, para que pudiera estar cerca de mí”, dijo entonces.
 Israel está ejecutando el infanticidio más brutal del siglo. Abu Safiya es un pediatra que se levantó contra los asesinos de niños. A los miles de niños asesinados y mutilados por las bombas sionistas. A las decenas de niños que han muerto de hambre, se suman ahora las lluvias y el frío. Solo ayer murieron congelados tres bebés. El hermano gemelo de uno de ellos tiene daños cerebrales irreversible por el frío. Su madre “dijo que había hecho todo lo posible, pero que necesitaba más ayuda”. “Lo envolví en muchas capas, pero fue en vano. No hay ningún lugar protegido. No hay calefacción. No hay ropa ni mantas suficientes” (NYT 31/12). 
 La Oxford Union, una reconocida sociedad de debate estudiantil de Oxford, celebró el jueves 28 de noviembre un acalorado debate que resultó en la aprobación de la moción que considera a Israel como un Estado de apartheid responsable de genocidio, con una abrumadora mayoría de 278 votos a favor y de 59 en contra.
 La poeta palestina Susan Abulhawa fue una de las oradoras. Terminó su alegato con las siguientes palabras: “Algún día, su impunidad y arrogancia terminarán. Palestina será libre; recuperará su gloria pluralista, multirreligiosa y multiétnica; restauraremos y ampliaremos los trenes que van de El Cairo a Gaza, a Jerusalén, Haifa, Trípoli, Beirut, Damasco, Ammán, Kuwait, Saná, etc.; acabaremos con la máquina de guerra sionista estadounidense de dominación, expansión, extracción, contaminación y saqueo. …y o bien te irás, o bien finalmente aprenderás a vivir con los demás como iguales”. Más temprano que tarde la clase obrera pedirá cuentas a los infanticidas. 
 Libertad inmediata a Abu Safiya y todos los presos políticos palestinos. 

 Olga Cristóbal 
 31/12/2024

 Notas:

 https://contrahegemoniaweb.com.ar/2024/12/04/palabras-de-susan-abulhawa-en-el-debate-de-oxford-union/

Elon Musk y la MAGA se enfrentan por la “inmigración de privilegio”


Una división en los círculos de simpatizantes del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, fue revelada esta semana. En el centro de la pelea se encuentra el magnate Elon Musk, dueño de Tesla, la red X, Space X y principal contratista del Estado norteamericano. El núcleo duro del trumpismo agrupado en lo que llaman MAGA (Make America Great Again) comenzó un debate por diferentes medios con foco en los dueños de las empresas de Silicon Valley. 
 La furia explotó cuando Elon Musk colocó en un tweet el problema de la falta de ingenieros con talento y motivación en los Estados Unidos. En medios como el Financial Times, marcan este episodio sobre la inmigración como parte de una fractura entre la base de la derecha radicalizada y esta camada de nuevos asesores del Partido Republicano.
 El problema central pasa por cual será la política para las visas a trabajadores extranjeros altamente calificados llamadas H-1B -un ítem crítico para las empresas de tecnología estadounidenses. El recientemente nombrado asesor en Inteligencia Artificial, Andreessen Horowitz, incorporó a su equipo a varios especialistas extranjeros vía la visa H-1B. Despues de esto algunos de ellos empezaron a “agitar” para que se remuevan los cupos a las Green Cards (tarjetas de residencia permanente) y así “destrabar la inmigración de expertos”. Un choque contra la política xenófoba del trumpismo.

 MAGA

 La referente de la extrema derecha y parte de MAGA, Laura Loomer señalo “es alarmante ver el número de izquierdistas de carrera que están siendo citados para trabajar en la administración Trump” que “tienen miradas directamente opuestas a la agenda de America First de Trump”, señalando un desvío en los criterios contra los inmigrantes planteados en campaña y de contratación de mano de obra estadounidense sin excepción. 
 Está sobre la mesa un “plan de emergencia nacional” para expulsar a 11 millones de inmigrantes irregulares o sin papeles al comienzo del gobierno, una deportación que, aseguran, requerirá un reforzamiento histórico en la represión interna del país que podría incluir a las Fuerzas Armadas y la construcción de campos de concentración. “El primer día lanzaré el mayor programa de deportación de criminales en la historia de Estados Unidos”, afirmó Trump post elección, prometiendo nuevamente terminar el muro en la frontera con México. Económicamente los migrantes sin papeles, latinos y de todo el mundo, en EE.UU. son la base del trabajo con salarios de pobreza en rubros como la construcción, el trabajo en casa particular y la limpieza.
 Loomer abrió el juego a que todo el entorno se sume a un debate abierto, donde la derecha se agrupó alrededor de sus opiniones, extendiendo las divergencias hacia otros nuevos asesores dueños de empresas de tecnología como David Sacks, que trabajará en un nuevo marco legal para las cryptomonedas. Musk, de origen sudafricano, que se posicionó a favor de contratar a expertos extranjeros, profundizó en la Red X: “todo se resume a esto ¿querés que América gane o que América pierda? Si fuerzas a que el mejor talento del mundo juegue para el otro bando, América va a perder”.
 Hoy la derecha antimigrantes se siente desplazada del entorno presidencial por los tecnológicos. “Los ejecutivos de las Big Tech manejan las cosas ahora” apuntó Loomer y amenazó “un día un roce malo entre ellos y Trump escalará, la explosión entre MAGA y los tech-bros será gloriosa”. Este cisma entre los diferentes aliados del nuevo gobierno despierta en la prensa yanqui dudas respecto a como logrará Donald Trump que coexistan. 
 Lo cierto es que los dueños de las tecnológicas, que históricamente tuvieron con Trump rechazos y desencuentros, pasaron a ser importantes aportistas de campaña y habitués en las cenas de su finca en Mar-a-Lago. El propio Trump se colocó del lado de las visas de privilegio, a través de una entrevista en el New York Post, donde explicó que siempre las usó para aquellos trabajadores capacitados en sus propias empresas y que le gusta el mecanismo: “tengo muchas visas H-1B en mis propiedades”.

 Musk 

Esto vuelve a poner el foco en Musk, que estará a cargo de DOGE, una oficina de recorte del gasto del Estado, que cada vez más toma el rol de orientador y confidente de Trump. Algunos medios caracterizan esta etapa de Elon Musk directamente de “chearleader” (porrista usado de manera peyorativa) del magnate inmobiliario.
 Ante las críticas crecientes a su posición, Musk ensayó una explicación en términos deportivos: “Me estoy refiriendo a que traer a través de la migración legal el 0.1 o menos de ingenieros en el tope de talento es esencial para que America siga ganando” y lo relacionó con los equipos de básquet de la NBA que compran jugadores extranjeros para ganar la liga con equipos con plantel mayoritariamente de jugadores norteamericanos. 
 Más allá de toda esta puja, las visas de privilegio del programa del H-1B han sido claves para el desarrollo de Silicon Valley y son las que dan sostenibilidad al sector. El gobierno de Estados Unidos permite unos 85.000 de esas al año. Incluso aquellas que fueron denegadas durante la anterior administración Trump fueron luego llevadas a la Corte que declaró ilegal la negativa del gobierno. Especialistas en migración de corte derechista se quejan de que es demasiado laxa, ya que no tiene límites sobre de que países pueden provenir los migrantes y que además no tienen que necesariamente trabajar en las dependencias extranjeras de la empresa que pide la visa, levantando preocupación sobre los migrantes chinos irregulares y su filiación política. 

 Leonardo Perna
 02/01/2025

jueves, 2 de enero de 2025

Triunfo de la Revolución


No glorifiquemos a Jimmy Carter


Una vez fuera de su cargo [de presidente de EE.UU.], Jimmy Carter tuvo el valor de denunciar la “abominable opresión y persecución” y la “estricta segregación” del pueblo palestino en Cisjordania y Gaza en su libro de 2006 “Palestina: Paz, no apartheid”. 

 Dedicó su tiempo a supervisar elecciones, entre ellas hizo una polémica defensa de la elección de Hugo Chávez en Venezuela en 2006, y a defender los derechos humanos por todo el planeta. Arremetió contra el proceso político estadounidense, calificándolo de ser una “oligarquía” en la que el “soborno político ilimitado” crea “una subversión completa de nuestro sistema político como pago a los grandes contribuyentes”.
 Pero los años de Carter como expresidente no deben ocultar su tenaz servicio al imperio, su afición a fomentar desastrosas guerras por delegación, su traición a los palestinos, su adopción de nefastas políticas neoliberales y su servilismo a las grandes empresas cuando era presidente. 
 Carter desempeñó un significativo papel en el desmantelamiento de las leyes del New Deal con la desregulación de las grandes industrias, incluyendo las aerolíneas, la banca, el transporte por carretera, las telecomunicaciones, el gas natural y los ferrocarriles. Puso a Paul Vocker a cargo de la Reserva Federal, quien, en un intento por combatir la inflación, subió las tasas de interés y llevó a EE.UU. a la mayor recesión desde la Gran Depresión, lo que dio inicio a un periodo de austeridad y rigurosos recortes. Carter es el padrino del expolio conocido como neoliberalismo, un saqueo que su compañero, el demócrata Bill Clinton, pondría en modo turbo. 
 Carter cayó bajo la desastrosa influencia de su asesor de seguridad nacional, Zbigniew Brzezinski, un polaco exiliado que objetaba la confianza de Nixon y Kissinger en la distensión con la Unión Soviética. La misión vital de Brzezinski, que veía el mundo en blanco y negro, era enfrentarse a la Unión Soviética y destruirla, al igual que a cualquier gobierno o movimiento que considerara bajo influencia comunista o simpatizante de ésta. 
 Bajo la influencia de Brzezinski, Carter abandonó las Conversaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas (Acuerdo SALT II) con la Unión Soviética, que pretendía frenar el despliegue de armas nucleares. Aumentó el gasto militar. Envió ayuda militar al gobierno indonesio del Nuevo Orden durante la invasión y ocupación indonesia de Timor Oriental, que muchos han calificado de genocidio. Apoyó, junto con el Estado sudafricano del apartheid, al sanguinario grupo contrarrevolucionario Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), dirigido por Jonas Savimbi. Proporcionó ayuda al brutal dictador zaireño Mobutu Sese Seko. Apoyó a los Jemeres Rojos. 
 Dio instrucciones a la CIA para apoyar a los grupos y partidos políticos opositores que intentaban derribar al gobierno sandinista de Nicaragua cuando tomó el poder en 1979, lo que posteriormente, con la Administración Reagan, dio lugar a la formación de los Contras y a una insurrección sangrienta e insensata respaldada por EE.UU. Proporcionó ayuda militar a la dictadura de El Salvador, ignorando el llamamiento del arzobispo Oscar Romero –asesinado posteriormente– a interrumpir los envíos de armas. 
 Envenenó las relaciones de EE.UU. con Irán al dar respaldo al régimen represivo del Shah Mohammad Reza Palaví hasta el último minuto y permitir luego, una vez depuesto, que buscara tratamiento médico en Nueva York, lo que desencadenó la ocupación de la embajada estadounidense en Teherán y la “crisis de los rehenes”, que se prolongó durante 444 días. La beligerancia de Carter –que congeló los activos iraníes, dejó de importar su petróleo y expulsó a 183 diplomáticos iraníes de Estados Unidos– contribuyó a la demonización de Estados Unidos por parte del ayatolá Jomeini y a sus llamamientos a un gobierno islámico. Destruyó la credibilidad de la oposición iraní laica. 
 Carter concedió al presidente filipino Ferdinand Marcos miles de millones en asistencia militar, a pesar de que gobernaba bajo la ley marcial. Armó a los muyahidines en Afganistán tras la intervención soviética en 1979, una decisión que costó a Estados Unidos 3.000 millones de dólares, supuso la muerte de un millón y medio de afganos y dio lugar al nacimiento de los talibanes y de Al Qaeda. Las consecuencias de esta política exterior de Carter han sido catastróficas. 
 Asimismo, apoyó al ejército surcoreano en 1980 cuando sitió la ciudad de Gwangju, donde los manifestantes habían formado una milicia, lo que provocó la masacre de unas 2.000 personas. 
 Por último, traicionó a los palestinos cuando en 1979 negoció un tratado de paz entre el presidente egipcio Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menájem Begín, conocido como los Acuerdos de Camp David. Dicho acuerdo excluía de las conversaciones a la Organización para la Liberación de Palestina. A pesar de lo prometido a Carter, Israel nunca intentó resolver la cuestión palestina con la participación de Jordania y Egipto. No permitió el autogobierno palestino en Cisjordania y Gaza en un plazo de cinco años. No puso fin a los asentamientos israelíes, una negativa que llevó a Carter a afirmar más tarde que Begín le había mentido. Pero como el acuerdo no incluía ningún mecanismo para su aplicación, y como Carter no estaba dispuesto a desafiar al lobby israelí para imponer sanciones a Israel, los palestinos se encontraron, una vez más, impotentes y abandonados. 
 En su haber, Carter tiene haber nombrado a la activista por los derechos civiles Patricia Derian como Subsecretaria de Estado para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios, lo que condujo al bloqueo de préstamos y a la reducción de la ayuda a la junta militar en Argentina durante la Guerra Sucia, restricciones que la administración Reagan eliminó. El compromiso de Derian con los derechos humanos era auténtico. Apoyó al líder filipino Benigno S. Aquino Jr. y al disidente y ex presidente surcoreano Kim Dae-jung. Carter le permitió enfadar a algunos de nuestros aliados más represivos. Pero su política de derechos humanos estaba destinada principalmente a respaldar a los disidentes democráticos y a los movimientos obreros de Europa Central y Oriental, especialmente Polonia, en un esfuerzo por debilitar a la Unión Soviética.
 Carter tenía una decencia de la que carecen la mayoría de los políticos, pero da la impresión de que las cruzadas morales que emprendió una vez fuera de la presidencia fueran una forma de penitencia. Su historial como presidente es sangriento y funesto, aunque no tan sangriento y funesto como el de los presidentes que le sucedieron. Eso es lo mejor que podemos decir de él. 

 Chris Hedges | 02/01/2025 | EE.UU. 
 Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

miércoles, 1 de enero de 2025

¿’Nueva’ derecha latinoamericana?


No es sólo “pensamiento” lo que de derecha escurre desde sus iglesias añejas o recientes. No es sólo “pensamiento” de derecha lo que supura el conservadurismo de algunas sectas moralistas que reglamentan conductas sociales para defender negocios familiares. No son sólo “ideas” de derecha lo que, algunos títeres disfrazados de “políticos”, exhiben con sus artes domadoras reformistas para venderse como mercancía reaccionaria contra los cambios históricos impulsados por las organizaciones de las bases. La derecha vive una crisis intelectual y eso las lleva a la acción violenta, intervención, secuestro arrebato a punta de sangre y postergación para los pueblos. El atole ideológico de la derecha no es un cuadrilátero democrático donde se enfrentan deportivamente “opiniones distintas”. Ellos se arman hasta los dientes.
 Entre Bolsonaro, Milei, Boluarte, Lacalle, Peña, Bukele… y todos sus adláteres, se configura una nómina de derechistas, santiguados incluso por la extrema derecha española, que impúdicamente celebraron un encuentro en Madrid, con miras puestas en el negocio de las elecciones europeas. Así y todo, las nóminas con los apellidos son insuficientes para explicar la dimensión de la amenaza que implica la desnutrición intelectual de la derecha y sus instintos mercantiles violentos como etapa tóxica en que se encuentra el capitalismo, con sus crisis y contradicciones internas, con sus desesperaciones y odios, con sus ambiciones y codicias. Por ejemplo, algunos líderes de izquierdas, que no dejan de defender al capitalismo, advierten para su país (y acaso para toda la región) que la derecha se organiza para convertirnos en territorio consagrado al saqueo de recursos naturales o “materia prima”, con salarios aplastados y mínima expresión, con Estados achicados dedicados recaudar impuestos y orquestar represión actualizada tecnológicamente. 
 Mientras las izquierdas no logran consolidar una corriente de unidad las derechas están rentabilizando todas las formas del repudio y queja sociales. Cada palabra que articulan, en forma de campaña política o ideario “justiciero”, es una emboscada ideológica fabricada por expertos en manipulación de “malestares”. Usan en su favor las penurias sociales (de las que son realmente causantes históricos y beneficiarios mercachifles) para disfrazarse de Mesías del cambio, de “lo nuevo” y de la “salida democrática”. Contratan propagandistas de la anti política se presentan como inmaculados en el mercado de los votos (síndrome de Estocolmo electoral) como salvadores de sus propias víctimas. Guerra ideológica que disfraza de clamor popular el ideario de los verdugos. En el corazón de tal asalto una escalada neonazifascista. Inteligencia paupérrima. 
 Pero todo eso nada tiene de nuevo porque es una muy añeja tradición perversa de la democracia burguesa. Se victimizan para exorcizar sus canalladas contra los pueblos. Y por colmo, suele funcionarles bien gracias a una desmemoria lábil de raíz mediática apuntalada con entretenimiento y fútbol. Entre otras jugarretas mercantilizadas, también. No es una calamidad que sorprenda por su novedad, ni una sorpresiva maldición trágica del destino causada por fuerzas extraterrestres. Es el capitalismo que ensaya todo género de argucias para desorganizar a la clase trabajadora, deprimirla en todas sus fuerzas transformadoras y desfigurar las tesis históricas emancipadoras, convirtiéndolas en espasmos libertarios y eructos de falsa rebeldía tramposa. 
 Su negocio es lucrar con el escepticismo, y la decepción, aprovechando la desigualdad bochornosa que abofetea con sueldos miserables y jornadas laborales esclavistas. Infraestructuras abandonadas, fallas de energía eléctrica, abastecimiento irregular del agua, educación maltratada, salud lenta y cara… Mientras, la derecha secuestra la economía y se enriquece hasta la obscenidad, y se ofrece como el único futuro posible, con poder de dinero como única respuesta razonable. Imponen la idea de que ellos pueden “limpiar” la política y que todo concepto de pueblo organizado es sinónimo de fracaso. Que el mejor plan es confiar en los empresarios, porque sólo así hay posibilidades de riqueza y bienestar que algún día escurrirán hacia abajo. Los paladines de la corrupción burguesa se ofrecen como personas impolutas apasionadas por la honradez. 
 Tienen por ejes semánticos los dolores sociales más hondos que ellos mismos han propinado a los pueblos. No tienen vergüenza en denunciar la inflación, que es unos de sus grandes negocios. No les ruboriza hablar de la pobreza fabricada por ellos mismos para enriquecerse. No les tiembla el pulso para desplegar su política con banderas de antipolítica contra la corrupción, que ellos mismos han permitido en la democracia falaz de sus sectas privilegiadas. Dicen amar a los pueblos, a la patria y a la República, mientras desgarran sus vestiduras empresariales con palabrerío dogmático y fanático. Sueñan con seducir a la juventud con disfraces de rebeldía, secretamente diseñados para que los jefes no se asusten. El plan es blandir el malestar social con engaños demagógicos para legitimar sus placeres de represión contra sus votantes.
 Mientras, algunas “izquierdas”, que no le tocan un pelo al capitalismo, no trabajan por la unidad del proletariado, tal como lo recomendó Marx en el último renglón del Manifiesto. Eso podría frenarse inmediatamente si las fuerzas sociales emancipadoras se unieran para modificar y controlar toda instancia jurídico-política de los procesos electorales. Arrebatarle a la burguesía los controles tramposos que ha ideado contra la voluntad democrática de los pueblos. Y no contentarse con eso. Revisar hasta el tuétano la propiedad privada. La guerra ideológica burguesa no es otra cosa que el despliegue de ataques para garantizarse dominio eterno en la relación capital-trabajo. 
 Nada nuevo. Y por eso más irritante. En el circo electoral pagado por las oligarquías, brillan hoy peleles entrenados para atraer adeptos, o adictos, a la cultura del show, con cualquier payasada efectista: cortes de pelo o ausencia de ellos; vociferaciones o susurros; altanerias o palabrerío a destajo… como si eso fuese garantía de ideas claras o de consensos verificados. Circo con muchas pistas, operando en simultáneo sobre la confusión y con “fake news”, cada día más espectaculares, publicitadas a destajo con todos los altavoces monopólicos disfrazados como medios de comunicación que son, en realidad, armas de guerra ideológica. La libertad de mercado disfrazada como libertad de expresión. Con odio e ignorancia pueden ganar elecciones. La mentira de unos cuantos como verdad de todos. Eso no es poco peligro.

 Fernando Buen Abad Domínguez, filósofo, semiólogo y científico mexicano (CDMX 1956) Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Máster en Filosofía Política. Doctor en Filosofía. Es Rector Internacional de la Universidad Internacional de las Comunicaciones y Fundador del Proyecto Universidad de la Filosofía.