domingo, 27 de diciembre de 2015

Cuba: Reverencia a Profesionales de la Salud




La huella de los Galenos de la Mayor de las Antillas sobrepasa con crece la obra en nuestro archipiélago nacional, elemento suficiente para sentir orgullo por su quehacer

Cada tres de Diciembre, tiene lugar festejos por el Día de la Medicina Latinoamericana en homenaje al nacimiento del científico cubano Carlos J. Finlay (Camagüey, 1833 – La Habana, 1915), descubridor del mosquito Aedes Aegypti como agente transmisor de la fiebre amarrilla; al paso que en el Caimán Verde la efeméride se inscribe en la Jornada de Homenaje al Trabajador de la Salud. Para este particular, a modo de adelanto, significo el Reconocimiento de la OPS a los logros de este sector en la Isla, apenas un par de meses atrás —un porqué de mi humilde inclinación, especialmente, ante Galenos del patio.
El Reconocimiento de la Organización Panamericana de la Salud deviene continuidad de cómo la Organización Mundial del mismo sector nos enalteció en Abril del año pasado, porque Cuba se hizo acreedora del honor de presidir, por primera vez, la Asamblea Mundial de la Salud que en su 67 edición sesionó en el siguiente Mayo en Ginebra, Suiza, a partir de los resultados y la gran repercusión de acciones sanitarias en el país y otros pueblos a escala planetaria. A modo de ilustración, significo algunos datos.
¿Qué decir del hecho que muestra que el Paludismo se erradicó prácticamente en nuestros predios desde los años sesenta del siglo XX, o que hemos controlado la epidemia de SIDA cuyos pacientes reciben gratis medicamentos antirretrovirales genéricos de factura nacional y que somos el primer país del mundo sin transmisión de madre a hijo del VIH/SIDA, o que la Tuberculosis habitualmente está invisibilidad en nuestros contornos?
¿Será que mienten las organizaciones internacionales de la Salud cuando certifican que las campañas de vacunación que realizamos desde los primeros momentos del Gran Enero de 1959 han traído consigo la erradicación de amarguras como la Poliomielitis, la Difteria, la Tosferina, el Tétanos neonatal y la Rubeola gracias a un programa de vacunación a través del cual nuestra infancia queda protegida de 13 enfermedades?
¿Quién con un mínimo de conocimiento de causa niega que la nación cubana exhibe logros inimaginables para un número abultado de países del Tercer Mundo y hasta del Primer Mundo, a saber: la mortalidad infantil en el 2014 se mantuvo en 4,2 por mil nacidos vivos, la menor en toda América —incluso, mejor que la de Canadá (4,71) y Estados Unidos (6,17); al tiempo que la tasa de mortalidad materna está en 21 por 100 mil, según datos del 2013, un verdadero lujo de cara a América Latina y el Caribe?
No obstante, a continuación resalto lo que quizás constituya el dato más representativo de la proeza del tema de marras: ¡En los últimos 25 años, el Consejo Popular Cinco Palmas, al Este de Cuba, escenario del reencuentro histórico de Fidel y Raúl el 18 de Diciembre de 1956, ha mantenido en cero la mortalidad infantil y materna!
En este orden de pensamiento, asimismo deseo significarles a mis lectores/as que José Luis Di Fabio, representante en Cuba de la OPS/OMS ha elogiado nuestra colaboración que abarca a 60 países con alrededor de 39 mil cooperantes; ha calificado de invaluable la preparación de los recursos humanos, no solo para el pueblo cubano, sino también en aras de contribuir al desarrollo sanitario en naciones necesitadas; y ha ponderado la formación gratuita en la Escuela Latinoamericana de Medicina de más de 15 mil médicos provenientes de las poblaciones más vulnerables de diversas latitudes, quienes luego retornan a sus estados para servir a las comunidades.
Relacionado con lo que acabo de significar, destaco mi propia experiencia que he podido constatar en el extranjero: una Pediatra cubana sufrió grandemente por verse imposibilitada de evitar la muerte de un niño que, sin lugar a dudas, ella hubiera salvado si estuviera en Cuba; y un Clínico contó que vivió un martirio por ver que se le escapaba de sus manos un paciente con una enfermedad curable, algo que él hubiera podido impedir en nuestra Patria —por solo aludir a este par de ejemplos.
Así, no abuso más de su paciencia/tiempo. Apenas acredito a modo de resumen que la huella de los Galenos de la Mayor de las Antillas sobrepasa con crece la obra en nuestro archipiélago nacional, elemento más que suficiente para sentir orgullo por un quehacer que lleva la impronta del Socialismo en Cuba. Así, hago Reverencia a nuestros Profesionales de la Salud.

Noel Manzanares Blanco

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