domingo, 30 de junio de 2024

El debate Trump vs. Biden


Las crónicas del debate entre los dos principales candidatos a la presidencia de EE. UU. lejos de abundar en el contenido, pusieron el énfasis en el evidente deterioro cognitivo de Joe Biden. En estos momentos todos los medios norteamericanos, claman la urgencia de cambiar al candidato oficialista. 
 En realidad se trata de una muerte largamente anunciada. El informe del fiscal que investigó a Biden por tener documentos de seguridad clasificados en su garaje particular en Delaware se basó, para negarse a llevarlo a juicio, en que era “un anciano comprensivo, bien intencionado y con mala memoría” y abundó en ejemplos sobre la senilidad del presidente, sin apuntar el diagnóstico. 
 Durante su presidencia fueron abundantes sus balbuceos y lapsus: tuvo problemas para diferenciar el himno hindú del norteamericano, protagonizó escenas dándole la mano al aire y hasta tuvo que ser llevado de la mano para salir, totalmente desorientado, de un escenario televisivo. 
 El debate deja un claro escenario favorable a Trump, cuya sarta de mentiras fue opacada por el triste papel del presidente en funciones. Los demócratas tienen una última oportunidad en la Convención partidaria que se realizará el 19 y 20 de agosto, en la que podrían dar un giro oficializando otro candidato presidencial, algo a lo que Biden se niega. 

 Las consecuencias de un gobierno de Trump 

El líder del Partido Republicano pondrá énfasis en su principal caballo de batalla, que es el ataque a los inmigrantes. 
 Se espera que les intente negar la ciudadanía por nacimiento y ya prometió deportaciones históricas. Son su coartada para implantar un estado policial. 
 Y es que el principal temor de la oposición es que avance en la represión interna, procesando a sus adversarios y militarizando con fuerzas federales los distritos gobernados por los demócratas. En ese sentido, la protección judicial de la que goza Trump al dilatarse su proceso por el asalto al capitolio– el primer intento de golpe de estado en el país y que es reivindicado por él en cada ocasión que se le presenta– es un pésimo precedente sobre los mínimos resortes democráticos que se esperarían para el “país de la libertad”. En este plan de impunidad, hay completa responsabilidad del régimen político en su conjunto. 
 Trump también anunció la retirada militar de Europa y el mar Rojo, algo que cumplió durante su anterior mandato, cuando se retiró de Afganistán. Esto generaría un giro radical en la estrategia de la OTAN de cercar a China militarmente promoviendo una guerra mundial. 
 Con el mismo enemigo en la mira —China— la estrategia de Trump es replegarse y levantar una muralla proteccionista sobre el mercado interno yanqui, teniendo, al mismo tiempo, un replanteo de la guerra con Rusia y la ofensiva contra Europa.
 Según Moody 's Analytics, estas políticas de Trump desencadenarían una recesión a mediados de 2025. El desempleo y la inflación se dispararían. 
 Moody's basó su pronóstico en el antiguo plan de Trump de imponer un arancel del 10% a todas las importaciones y del 60% a los bienes procedentes de China. Según el Instituto Peterson para la Economía Internacional, una familia promedio pagaría 1.700 dólares más al año por el aumento de los precios (El Cronista 27/06). 
 A principios de junio, Trump explicitó esta idea de sustituir completamente el impuesto a las ganancias por los derechos de importación. Esta política fiscal, propia de las 13 colonias del norte del siglo XIX, es acorde a un sentimiento antiglobalización que se hizo muy popular, pero choca de frente con la economía actual de ensamblaje global. Además, esta política inflacionaria ataca a su base que son los trabajadores más precarizados, y se sumaría a la inflación pos pandemia que provocó un vendaval de huelgas durante 2023.
 Disparar el aumento del costo de vida, al mismo tiempo que pretende deportar a la mano de obra barata de Estados Unidos, no parece una buena ecuación.
 Sobre las importaciones chinas la diferencia entre Biden y Trump son las mismas que entre el “gradualismo” y la “terapia de shock”. Mientras que Biden planteó la “reducción” de daños y así, en su intención de reducir las importaciones de fábricas chinas solo logró que estas se instalaran en México, Trump plantea la desvinculación total, pero el horizonte es el mismo. 
 La visión de Trump es corta porque la guerra comercial no se disputa solamente el mercado interno norteamericano. 
 Lo que es seguro es que la política económica del candidato conservador –ultra proteccionista, planero con el agro– no tiene visos de beneficiar al plan de Milei, tan urgido de dólares. 

 Luciana Diaz 
 29/06/2024

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