domingo, 11 de agosto de 2019

Un hombre llamado ‘Guatemala’ en la memoria de Cuba y su lucha




Augusto Carranza Rivera, el único guatemalteco que luchó en la Sierra Maestra bajo el mando de Fidel y este 26 de Julio pudo estar entre hermanos.

Sentado entre amigos que festejaban en Guatemala el 26 de Julio, Día de la Rebeldía Nacional en Cuba, un hombre de pequeña estatura y frágil apariencia llamó de repente la atención del auditorio.
Anunciaron su nombre entre los invitados y la foto de un barbudo apareció en una gran pantalla junto al líder cubano Fidel Castro en medio de la euforia del triunfo popular del 1 de enero.
‘No me esperaba esa ovación, me sorprendió’, contó con modestia a Prensa Latina Mario Augusto Carranza Rivera, el único guatemalteco que luchó en la Sierra Maestra bajo el mando de Fidel y este 26 de Julio pudo estar entre hermanos.
De paso unos meses por la tierra que le vio nacer, Carranza aprovecha cada vez que tiene una oportunidad para volver a sus orígenes, aunque la mayor parte de su vida se halla ligada a la Cuba que le acogió un 13 de noviembre de 1949 para estar un tiempo como becario y perfeccionar conocimientos.
‘Yo estudiaba en el Instituto Industrial de Quetzaltenango cuando llegó la posibilidad de continuar mi preparación en compañía de otro guatemalteco’, cuenta en un breve repaso por su larga trayectoria, ya que la Isla fue su segunda patria y le cambió hasta el acento.
Tenía 14 años -asegura- y explica que comenzó las clases en una Escuela Politécnica ubicada en Ceiba del Agua, donde se graduó en 1953. Se inscribió entonces en la Escuela Superior de Arte y Oficios, de donde salió un año después como mecánico automovilístico.
‘Por mis notas en Ceiba me dieron una beca en la base aérea de San Julián, en Pinar del Río, y allí me hice técnico de aviación, otra de mis pasiones’, afirma.
Sus títulos le permitieron emplearse en una refinería de la compañía Shell, en la capital, pero la lucha revolucionaria ya le había calado hondo.
‘Desde el alzamiento del 30 de noviembre en Santiago y se puede decir que desde el Moncada, yo simpatizaba con el movimiento 26 de Julio y en uno de mis viajes tuve la suerte de hacer contacto con uno de sus líderes.
‘Me propuso la clandestinidad, pero yo le dije que quería subir a la Sierra y fue así que integré el tercer refuerzo que se envió Santiago, el 17 de noviembre de 1957; éramos 29 hombres, y nos encontramos con Fidel días después.
‘Estuve en la columna 1 hasta el final, participé en varios combates importantes y se me nombró como segundo auditor de la zona sur de la Sierra, donde terminé con los grados de primer teniente’, detalla.
‘Cuando triunfamos, el 1 de enero de 1959, tenía 24 años. Fui el único guatemalteco combatiente’. De aquella época, que atesora en su memoria, proviene su apodo.
Días después de integrarme a la guerrilla y a punto de realizar una acción combativa, Fidel se acercó caminando, saludando a todos. Al verme, me preguntó si era de Santiago. Le dije, no, soy de Guatemala y con asombro repitió el nombre de mi país. A partir de entonces todos me apodaron Guatemala.
A esta tierra, Carranza llegó barbudo meses después del triunfo revolucionario y radioemisoras y periódicos como Prensa Libre contó su experiencia combativa.
Al director de la Policía, coronel Marciano Casado, no le agradó lo que hizo y le dio 24 horas para abandonar su patria. ‘Guatemala’ lo denunció en los tribunales, pues días atrás el presidente de turno Miguel Ydígoras Fuentes lo había recibido en su despacho sin objetarle nada.
El militar tuvo que retractarse pero ante el complicado panorama, Carranza se refugió en la embajada cubana y un mes y medio después regresó a La Habana. Pasaron 38 años, hasta que en 1997 reanudó sus visitas.
Este 26 de julio, el auditorio homenajeó con fuertes aplausos al barbudo guatemalteco que estuvo cerca de Fidel (fue parte de su escolta) y siempre llevó bordados en su uniforme y boina la palabra Guatemala y su bandera azul y blanca.

Maitte Marrero Canda

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