miércoles, 22 de noviembre de 2017

Fragua en el modelo académico de la medicina

Victoria de Girón, símbolo de la enseñanza de medicina al erigirse en rectora de la atención metodológica de las diferentes asignaturas del modelo académico cubano

La Universidad de Ciencias Médicas de la Habana actualmente presenta vigente 9 Proyectos con 7 países y 3 Universidades implicadas, además de llevar a cabo 22 convenios con 14 países y 22 universidades

«Y la Revolución tiene hoy fuerzas y tiene recursos y tiene organización y tiene hombres —¡hombres!, que es lo más importante— para comenzar un plan de formación de médicos en las cantidades que sean necesarias», Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, al dejar inaugurado el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón, el 17 de octubre de 1962.
La dermatóloga Fernanda Pastrana Fundora, recuerda muy bien el 17 de octubre de 1962 y la presencia del Comandante en Jefe en el acto inaugural del Victoria de Girón. Ella estudió en ese primer curso al responder a un llamado formulado por el gobierno revolucionario ante la carencia de profesionales para dar cobertura asistencial al ciento por ciento de la población.
Antes del 1ro. de enero de 1959, Cuba contaba con 6286 médicos y en los años posteriores emigraron más de 3000, alentados por el gobierno de Estados Unidos para tratar de destruir el justo sistema político naciente.
Al proceder del municipio matancero de Cárdenas, la doctora se acogió al sistema de becas creado en aquel momento con un internamiento total para los estudiantes, en una de las lujosas mansiones abandonadas por la burguesía criolla. Por tales razones en varias ocasiones compartió con Fidel, asiduo visitante al Instituto.
«Un día le dijeron al Comandante que yo estaba muy mal en los estudios porque me ausenté a las clases de educación física, una asignatura obligatoria dentro del currículo docente. Él se sentó conmigo y me dio una explicación de lo necesario del ejercicio físico para la salud. Cuando concluyó, con mucha pena le dije que lo entendía pero que no me gustaba la materia. Entonces me pidió ir donde el profesor y decirle que la Revolución no podía darse el lujo de perder a un médico por la falta de asistencia a la educación física y por tanto, yo debía convencer al docente para recuperar las clases en el menor tiempo posible. Así mismo hice hasta que aprobé y me gradué.
«Creo que Fidel me ayudó dos veces, primero con la facilidad de estudiar medicina y luego por darme un consejo necesario para la vida. Me enseñó que debemos asumir tareas aunque no sean totalmente de nuestro agrado en aras de construir un proyecto social humanista», cuenta Fernanda.
El doctor Ernesto Bravo Matarazo, integró el claustro docente fundacional y también relata otra anécdota: «La asignatura de bioquímica siempre fue muy compleja para su aprendizaje y los estudiantes la rechazaban. En realidad se necesitaba de un conocimiento previo en química para entenderla. En una de las visitas de Fidel, los estudiantes trataron de que él intercediera con los profesores para que fueran más flexibles. Él les preguntó por la fecha del examen y en los días previos se puso a estudiar junto a los alumnos. Los profesores pensamos que él nos iba a decir que bajáramos la presión académica, pero él sólo dijo: “¡Qué hermosa es la bioquímica!”. Elogió los contenidos de la asignatura como un conocimiento muy necesario para la sociedad. Esas palabras le dio más entusiasmo a los muchachos, ellos estudiaron con seriedad y nunca se bajó el rigor académico en los exámenes».
El profesor, oriundo de Argentina, piensa que Victoria de Girón nació en un momento muy convulso de la Revolución, después de derrotar a mercenarios enviados por Estados Unidos a las arenas de Playa Girón en abril de 1961 y luego de finalizada la campaña de alfabetización. Además, el país estaba viviendo los días de lo que fuera conocido como la crisis de los misiles.
El también profesor consultante agrega: «Pusimos en práctica varias premisas de la Reforma Universitaria aprobada en la ciudad argentina de Córdoba en 1918 en cuanto a formar círculos científicos y alumnos ayudantes para que los jóvenes se integraran a las investigaciones y a la docencia. Nuestra principal tarea ha sido fomentar hábitos de estudio a partir de bibliografía actualizada para responder a las exigencias académicas y elevar el conocimiento».
Considera que Victoria de Girón compone un laboratorio para ensayar los programas docentes a generalizar en todo el país y asegura que en aquellos años 60 del siglo pasado, nunca pudo imaginar que contarían con un claustro docente, altamente formado a través de cursos de maestrías y doctorados.
Hoy conoce a directivos de prestigiosas universidades médicas del mundo que se asombran ante la existencia en Cuba de una facultad dedicada a las ciencias básicas y preclínicas, porque la carrera se concibe internacionalmente como una formación teórica desde el primero hasta el quinto año, con poco margen para la práctica con el paciente.

Atención académica internacional

De esa primera etapa, Bravo Matarazo recuerda la llegada de los estudiantes vietnamitas, víctimas de la guerra con Estados Unidos y de la partida del primer grupo de médicos internacionalistas que prestaron servicios en Argelia. «Hoy enseñamos a centenares de estudiantes extranjeros dentro de la institución y en facultades radicadas en otros países», puntualizó.
Este tema lo corrobora la máster en ciencias de la salud María Elena Fernández Roque, Directora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, y señala que en estos momentos más de 6000 jóvenes de otras naciones cursan las carreras de medicina, estomatología, licenciatura en enfermería y tecnología de la salud. Además, algunos estudian en el nivel medio de estas profesiones.
Ellos acceden a los estudios por diferentes vías de ingreso, como son autofinanciados (pagando su carrera), financiados por el gobierno (convenio entre países) y por becas gratuitas otorgadas por Cuba. «A todos se les aplica un mismo plan de estudio, se acogen a los mismos deberes y derechos que los estudiantes cubanos e incluso visten igual uniforme», señaló la también profesora asistente.
«Estos estudiantes se sienten muy a gusto con nosotros» y rememoró las palabras de Fidel cuando vaticinó que Victoria de Girón formaría a médicos para Cuba y para el mundo. «En nuestras aulas convergen estudiantes de decenas de naciones y ello ayuda a la integración, prestándose ayuda entre ellos mismos. Decimos que con nosotros está representada desde la A de Angola hasta la Z de Zimbabue», acotó.
Ella comenta que los estudiantes extranjeros llevan una atención especializada y esmerada, pero nunca privilegiada por encima de los cubanos. Son atendidos por profesores guías, que los ayudan a incorporar el modo de vida de la Isla caribeña. Los jóvenes no hispanohablantes cursan la facultad preparatoria para aprender español y nivelar su conocimiento para que puedan asimilar un contenido académico universitario.
«Estos estudiantes se vinculan a los proyectos de investigación aprobados en nuestro país, concurren a las jornadas científicas, pueden optar por la condición de alumnos ayudantes, e incluso participar en las competencias deportivas de la universidad y en el festival de artistas aficionados. Igualmente se integran voluntariamente a la Federación Estudiantil Universitaria y asumen cargos dentro de la organización», añadió.
La doctora Nidia Márquez Morales, vicerrectora de la Universidad de Ciencias Médicas, especificó que esos estudiantes mantienen sus costumbres y tradiciones culturales. «Varios están asociados a la Unión Africana y realizan encuentros interculturales donde se visten con sus trajes típicos, hacen comidas y exhiben su arte nacional. Ahí se mezclan todos, incluso los cubanos».

Particularidades de las ciencias médicas

Victoria de Girón constituye la facultad insigne en la enseñanza de las ciencias médicas porque se erige en rectora de la atención metodológica y de conducción de las diferentes asignaturas del modelo académico cubano, aseguró la doctora Nidia.
Esta facultad se incluye dentro de las trece que integra la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana con una matrícula de casi 17 000 estudiantes y 21 perfil de la enseñanza técnica, con dos vías de ingreso: al concluir la secundaria básica o el 12 grado, por tanto existe un politécnico de la salud.
Ello se complementa con postgrados de amplio espectro, la formación de más de 4000 residentes en 62 especialidades y 37 programas de maestría. «Esta universidad está insertada en la certificación de la calidad, un proceso que conduce y dirige el Ministerio de Educación Superior mediante su agencia reguladora que es la Junta de Acreditación Nacional», explicó la vicerrectora.
«Nuestra universidad tiene acreditado todas las carreras de medicinas y de ellas un 50 % de excelencia. Aquí se incluyen 17 programas de maestría, de ellos, once son de excelencia. Ahora estamos inmersos en el proceso de acreditación de las especialidades», agregó.
El principal escenario docente de la universidad son los 54 hospitales con que cuenta la capital y se vinculan a la docencia 7443 profesionales, un 80 % de ellos prestan servicios a los pacientes, es decir son médicos, enfermeros, tecnólogos que laboran en las instituciones y desde ahí, participan en el proceso docente-educativo.
En los últimos dos cursos se ha hecho una revitalización de las edificaciones y sus áreas interiores. En las 13 facultades se cuentan con laboratorios de ciencias básicas, algunos de ellos con espacios más desarrollados como las aulas multipropósito. Además se abastecieron con microscopios, laminarios y piezas frescas para el estudio de la anatomía.
«Exigimos –advirtió la directiva- el uso del uniforme para el porte y el aspecto personal como premisa para prestar servicios médicos. Se insiste mucho en la actividad ética de nuestros estudiantes porque desde el primer año se relacionan con los pacientes, en los consultorios, policlínicos y hospitales. Ellos interactúan con las familias y la sociedad para adquirir las habilidades y competencias para el buen desempeño en la profesión».
Así lo atestigua el residente en bioquímica clínica Javier González Argote, mejor graduado en docencia, investigaciones e historia del año 2017 con varios premios científicos e investigador de las neurociencias, principalmente en los trastornos causados por la diabetes mellitus en el embarazo.
Estudios similares los realiza Alexis Alejandro García Rivero, estudiante de quinto año de medicina, quien se desempeña como alumno ayudante en la asignatura de Fisiología. Él asegura: «Ser estudiante de ciencias médicas, y en específico de la facultad Victoria de Girón es un privilegio. Siento mucho orgullo por estudiar en este recinto universitario».

Nuria Barbosa León

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