martes, 10 de mayo de 2016

Cuba y la revolución socialista




Balance de la etapa precedente

Cuando la revolución proletaria triunfante en Rusia degeneró burocráticamente en un sentido de clase pequeño burgués, después de la muerte de Lenin en 1924, al quedar aislada luego de la derrota de la revolución alemana, señaló el fin de la ola revolucionaria que produjo la primera guerra mundial. Las fuertes razones nacionalistas que proyectó la derrota de aquella “cárcel de naciones” del Imperio Zarista, alimentó la falsa teoría del socialismo en un solo país. Dentro de las fronteras nacionales la estatización de la economía anuló la actividad económica de la burguesía, pero el campesinado y sectores medios que llenaron la administración del Estado y del partido encontraron en la burguesía mundial de los países capitalistas metropolitanos una guía económica para atesorar y enriquecerse y una guía política para coexistir con ella.
Después de los primeros siete años de la revolución rusa de 1917, el protagonismo social del proletariado y su voto en los lugares de trabajo cedió al protagonismo del campesinado y de los estratos medios. Los cambios zigzagueantes de la burocracia de Stalin consagraron este nuevo protagonismo social con la reforma constitucional de 1936 que estableció el voto universal. Mientras el proletariado era reprimido y desorganizado con el stajanovismo.
Luego de la segunda guerra mundial sucedieron los treinta años gloriosos del capitalismo,1945-1975, que conocieron un boom de la economía norteamericana y de Europa metropolitana reconstruida con el Plan Marshall. Ese crecimiento fue acompañado por la más grande y vigorosa revolución colonial mundial que conmovió los tres continentes atrasados: Asia, África y América Latina.
Lo que tratamos de explicar es el surgimiento de regímenes que expropiaron a la burguesía, estatizaron la economía, bajo el dominio de sectores medios de la sociedad. Contrariando la sentencia de los maestros que excluían la capacidad de la pequeña burguesía y del campesinado de una política propia. El ascenso del Estado soviético bajo el régimen estalinista pequeño burgués, su triunfo en la segunda guerra, le abrieron el camino a nuevas revoluciones campesinas y pequeño burguesas nacionalistas, China Popular, Corea, Cuba, Vietnam, por citar las más destacadas, pero hubo incontables movimientos nacionales antimperialistas que quedaron a mitad de camino: Argelia, Ghana, Angola, Yemen, Etiopía.
Siguiendo las sentencias de los maestros, confusamente, los marxistas seguimos caracterizando al régimen soviético de Stalin como Estado obrero, aunque degenerado. Luego siguieron otras caracterizaciones de los Estados de los países de Europa Oriental, ocupada por el Ejército Rojo, donde la burocracia soviética dirigida por Stalin expropió a la burguesía y estatizo sus economías. La “academia” marxista desorientada llamaba a estos Estados glacis soviético. A la China surgida de la revolución campesina del 49 lo llamábamos Estado obrero. Algunos le agregaban “no formado”. A Cuba cuando se hizo socialista y expropió a las empresas norteamericanas Estado Obrero sui generis.
En ninguno de estos países ni en sus partidos “comunistas” de gobierno, el proletariado como clase, era su clase dominante. Después de sus derrotas europeas que alimentaron la derrota obrera en la URSS y la instalación autocrática de Stalin en los años veinte y después de la disolución de la Internacional por Stalin en 1943, como dice muy bien Trotsky, el proscenio histórico lo ocupó la pequeña burguesía. No obstante los marxistas seguimos hablando de Estados obreros, tan errados como hoy llaman al partido de gobierno de la gran potencia capitalista de China Popular, comunista. Con notables diferencias del chino, tampoco los partidos del Vietnam actual o el de Cuba pueden caracterizarse como comunistas. El “socialismo” chino, vietnamita o el cubano no están en el camino de la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista.
León Trotsky, el gran analista de la derrota de los años veinte, de la degeneración burocrática stalinista de la Unión Soviética, del fascismo y el nazismo, el gran teórico continuador de Lenin al servicio del proletariado cerró su comprensión cuando decía: Puesto que la pequeña burguesía es incapaz de darse una política independiente (por eso, también, la "dictadura democrática" pequeñoburguesa es irrealizable) no le queda otra alternativa que la de optar por la burguesía o por el proletariado. Lo reafirmaba indirectamente en 1937 cuando ridiculizaba a Burnham y Carter con su texto: ¿Ni un Estado Obrero ni un Estado Burgués? Excluyendo la posibilidad histórica de un Estado campesino o pequeño burgués.
Stalin lo asesinó en México en 1940 y Trotsky no pudo ver cómo, luego de la derrota proletaria de los años veinte y treinta, el triunfo posterior de la Unión Soviética en la segunda guerra derrotando al régimen nazi y ocupando media Europa, crearon condiciones de un doble poder mundial entre la burguesía imperialista encabezada por EE.UU. y la Unión Soviética. Y este doble poder mundial hizo posibles los países de Europa Oriental donde el Ejército Soviético estatizo burocráticamente la economía y los nuevos países donde fue derrotada la burguesía por revoluciones campesinas y pequeño burguesas en China, Corea, Cuba, Vietnam. Durante la llamada guerra fría revoluciones nacionales articularon la cuestión nacional con la social y expropiaron la burguesía por décadas bajo regímenes dominados por el campesinado y la pequeño burguesía.
Desde la segunda mitad de los años setenta, el gran triunfo mundial histórico de la burguesía con las dictaduras terroristas genocidas de América Latina, con el triunfo de la nueva derecha metropolitana de Reagan, Tatcher, Chirac, apoyada en las derrotas de la revolución colonial, atrajo a una parte decisiva de los sectores medios y aún de la clase obrera. Apuraron la vuelta al capitalismo en China, en Europa Oriental y luego en la Unión Soviética. Fue una derrota esencialmente política, más allá de las permanentes operaciones militares del imperialismo. Los regímenes pequeño burgueses nacionalistas, que habían expropiado a la burguesía y estatizado la economía, que se llamaban estados obreros cuando gobernaban sostenidos por el campesinado y los sectores medios, volvieron al capitalismo en el marco de la derrota y el reflujo. No habrá jamás transformación socialista dentro de las fronteras nacionales. La transformación comienza dentro del país pero solo puede mantenerse como dictadura proletaria a la espera de la mundialización de la revolución. Por eso la necesidad del partido mundial de la clase obrera y por eso también todos los movimientos nacionalistas que llegaron a expropiar a la burguesía en un país refluyeron al capitalismo. Incluido el régimen de Stalin cuya disolución de la III Internacional en 1943 no fue una anécdota. Era el triunfo del nacionalismo que potenció el triunfo en la guerra.
El régimen chino o el vietnamita se incorporaron a la economía capitalista mundial vendiendo trabajo barato y contribuyeron a bajar el precio del trabajo en todo el mundo. Construyen un “socialismo” nacional chino o vietnamita explotando trabajadores junto a las corporaciones imperialistas. Los partidos comunistas de esos países son hoy totalmente ajenos a la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista imperialista. Totalmente ajenos a la necesaria reorganización del partido proletario, de la Internacional Comunista disuelta por Stalin en 1943.
No obstante, los regímenes derrotados por la contrarrevolución burguesa, que fueron y siguen siendo vilipendiados por la burguesía mundial y su clientela clase mediera, comenzando por la satanización del régimen de la URSS, fueron superiores al régimen burgués. Todos esos regímenes de economía estatizada fueron socialmente y económicamente superiores a todos los regímenes esclavistas y asesinos del sistema capitalista imperialistas del mundo. Tengo necesidad de decir aquí, antes de precisar la crítica histórica a Cuba, que la superioridad social en educación, en salud, en relaciones humanas de Cuba, más allá de lo que ocurra con las reformas actuales, serán una conquista que todos debemos alcanzar.
En este punto conviene establecer que la revolución social contra el régimen burgués comenzó en Europa como revolución proletaria con sus jalones destacados en Francia 1848/1851, luego en la Comuna de París de 1871 y terminó con la revolución de Octubre en el reino de los Zares: imperio y semicolonia. Desde entonces el centro revolucionario mundial contra el sistema capitalista imperialista se trasladó al mundo colonial.
Cuando el capitalismo entró en su etapa imperialista, en el último cuarto del siglo XIX, con la renta que transfiere de los países coloniales seleccionó una aristocracia obrera en las metrópolis en la que se asienta la descomposición definitiva de la social democracia y el euro comunismo, en sindicatos y partidos, ahogando las sublevaciones obreras. Después de la primera guerra y al final de la segunda guerra en Francia y en Italia.
Cuba fue el último de los países latinoamericanos en liberarse de la dominación del Imperio Español. La derrota definitiva de España en 1898 en la guerra de los patriotas cubanos se hizo con la intervención de Estados Unidos que se convertiría en la nueva potencia colonialista. De esa circunstancia surgió el acendrado y heroico patriotismo de los cubanos por conquistar un gobierno democrático e independiente. Las banderas del Movimiento guerrillero 26 de Julio eran nacionales y democráticas. En su seno, militaban, marxistas, comunistas ajenos al partido oficial (PSP) y también trotskistas. https://www.dropbox.com/s/txpo4skife9lz6h/13%2007%2028%20%20Los%20trotskistas%20cubanos%20de%20los%20a%C3%B1os%2030%20a%2059.docx?dl=0
El poder conquistado por el 26 de Julio el 1º de enero de 1959 fue el triunfo de todas las masas cubanas. En Cuba los medios de producción en su casi totalidad eran propiedad norteamericana. La burguesía cubana era casi inexistente. Cuando el gobierno de Fidel Castro le abrió los diques de contención las masas cubanas se lanzaron a apropiarse de las empresas y a presionar al gobierno para expropiar al imperialismo. Sin una burguesía nacional con entidad y tras la fuga a la Florida (EE.UU.) de los débiles “gusanos” que usufructuaban de la dominación imperialista y de la dictadura de Batista, Cuba, se distanció totalmente del imperialismo y fue atacada por los Estados Unidos en 1961 en Bahía de Cochinos. Invasión que fue derrotada heroicamente por el pueblo y ejército cubano. Cuba se declaró socialista y necesitó del apoyo de la Unión Soviética para defenderse de los ataques del imperialismo. En octubre de 1962, el mundo estuvo al borde de la guerra mundial cuando el imperialismo descubrió la instalación en Cuba de una base de cohetes soviéticos con ojivas nucleares.
La burocracia soviética, en todos los países coloniales en lucha contra el imperialismo, contribuía a sostener la lucha antimperialista. Cuba y Vietnam fueron dos ejemplos emblemáticos de esta política. Pero abusaba de su posición dominante para imponerles su política de coexistencia y competencia pacífica con el imperialismo, sin excluir enfrentamientos armados como en Vietnam o en Angola. En ningún caso apostaba al desarrollo de revoluciones proletarias. Su política de frentes populares sin hegemonía revolucionaria de la clase obrera, que ahogó la revolución socialista en España, 1036/1939, se acentuó durante la segunda guerra con su alianza con el imperialismo democrático contra el Eje y los nazis. La participación del PC argentino en la Unión Democrática fue emblemática.
De resultas de esta situación internacional la dirección de la revolución cubana, que era crítica de esta política impuesta por la burocracia soviética a los partidos comunistas, alcanzaba también al Partido Socialista Popular (PSP) PC cubano. Por la necesidad de su alianza con la URSS y por su avance del socialismo utópico declarado de Fidel a una posición comunista, refundaron el Partido Comunista de Cuba como partido de gobierno, instalando en su seno una lucha de tendencias histórica entre los viejos cuadros del PSP alimentados por la URSS y la corriente creada por el Che Guevara.
El subjetivismo y la condición revolucionaria del Che se diferenciaban de los acuerdos del gobierno cubano y el soviético en dos direcciones fundamentales. Su lucha por la industrialización de Cuba en contra de la división internacional del trabajo que le imponía a Cuba el monocultivo del azúcar -que la URSS compraba a buenos precios- y la provisión de manufacturas de la industria soviética que mantenía el atraso de la economía cubana. La otra abismal diferencia era la visión del Che de la revolución mundial. Los Estados “socialistas” como China y la URSS debían tener, para el Che, como objetivo fundamental la extensión de la revolución mundial.
En el ascenso social de los años sesenta la revolución cubana fue un parte aguas en América Latina. Especialmente en la pequeña burguesía culta y revolucionaria que intentó generalizar, de la mano de Ernesto Guevara y de FC, la táctica y la estrategia de la guerrilla rural como método de organización política para asaltar el poder. Como había triunfado en Cuba. Esta política fue derrotada por dos razones. El imperialismo norteamericano, que fue casi sorprendido por la evolución socialista de los guerrilleros cubanos de 1959, emprendió luego la penetración en las fuerzas armadas de todos los países de la región y enfrento a la guerrilla con gobiernos militares asesinos. La segunda razón fue que en los países más importantes el conflicto social y los movimientos nacionalistas pasaban por las ciudades, los sindicatos y la clase obrera. Como en Argentina, Brasil, Chile, Bolivia o Uruguay. La muerte del Comandante Segundo (Masetti) en los montes de Salta en 1963 y el asesinato de Ernesto Guevara en Ñancahuazú el 9 de octubre de 1967 fueron el comienzo del fin del Ejército Guerrillero del Pueblo de Argentina creado alrededor de la figura del Che. La historia posterior es la de la entronización del guerrillero heroico, del mito, desprendido de las ideas revolucionarias e internacionalistas por las que luchó.
Las ideas revolucionarias internacionalistas de Ernesto Guevara intentaron ser continuadas por un grupo de intelectuales revolucionarios cubanos que publicaron la revista Pensamiento Crítico, hasta que el aparato del partido y del gobierno cubano lo prohibió en 1971. Fernando Martinez Heredia (FMH) que era uno de los cuadros principales, siguió escribiendo sobre temas diversos pero con evidente limitación del pensamiento crítico. Algunas cosas sueltas, con ideas importantes, mientras la relación con la burocracia soviética del gobierno cubano hacía más cerrada y oculta la vida política del gobierno y del partido en los años setenta. En 1987 FMH prologó el libro de Carlos Tablada Perez Che Guevara, hombre y Sociedad, el pensamiento económico del Che, que entonces fue premio Casa de las Américas de 1987 y Fidel Castro recomendó leer.
En 1986 la prensa mundial recogió una declaración de Fidel Castro que decía: “Hay una nueva burguesía en Cuba, la revolución la aplastará”. Se inició un período llamado de rectificación de errores. Este discurso http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1986/esp/f021286e.html de Fidel Castro, con el que cierra las sesiones del III Congreso del PC cubano da una idea precisa de la situación. Una posición muy crítica a desviaciones burguesas en el seno del gobierno y del partido.
La aparición en la misma época del Informe Gorbachov al 27º Congreso del PCUS en febrero de 1986 que se mundializó en 1987, haciendo público el programa de la perestroika, dejó en el olvido el libro de Tablada y el proceso de rectificación de errores. Hasta que se hiciera pública la posición de Fidel Castro opuesta a la perestroika, la mayoría de los comités centrales de los partidos comunistas de América Latina la apoyaban.
En 1987, en oportunidad del 70º Aniversario de la Revolución Rusa, Gorbachov, instalado hacia unos años en el gobierno de la URSS y en pleno apogeo de la perestroika usó la ceremonia del 7 de noviembre para embanderar a todos los PPCC con ella. Fidel Castro faltó a la ceremonia del 7 de noviembre despertando gran preocupación en Moscú. Tres días después se hizo una reunión de los partidos comunistas del mundo, también en Moscú, y Fidel Castro dijo que la esperanza que Gorbachov había expresado en el discurso del 7 de noviembre, de que el imperialismo se desprendiera del militarismo para una nueva etapa de paz y progreso en el mundo, no podía ser compartida por los cubanos. Pertenecemos al mundo colonial y explotado y sabemos que mientras subsistan las diferencias y la explotación del imperialismo habrá guerra, dijo.
FC criticó reiteradamente al sindicato Solidaridad de Polonia alentado por el Papa Juan Pablo II y a los movimientos que en Europa Oriental se movilizaban para volver al capitalismo, usados como masa de maniobras por la burocracia de Gorbachov contra los burócratas del partido que se oponían. Ligachev, jefe del PCUS y el Nº 2 del poder, en minoría en el parlamento denuncio el objetivo contrarrevolucionario de Gorbachov y se fue a su casa. Otros secuestraron a Gorbachov y lo llevaron a Siberia y al quedar en minoría en el ejército lo devolvieron al Kremlin donde los tanques con Yeltsin decidieron la caída de la URSS, Varios de los militares que habían secuestrado a Gorbachov, bajo el peso de su responsabilidad en esa derrota histórica se suicidaron. Citamos estos dos casos para corregir la interpretación de la burocracia soviética como ajena a la lucha de clases que, como a todas las organizaciones, la atravesaba y determinó su historia y su final. Para volver al capitalismo la burocracia soviética necesitó de la más grande derrota mundial y del reflujo. La intelectualidad posmoderna que habla de la “implosión” soviética, lo hace bajo la influencia de la triunfante burguesía mundial imperialista que tiene interés en explicar la caída de la URSS, únicamente, por las contradicciones de un régimen de economía estatizada. Para que a nadie se le ocurra volver a intentar la utopía de transformar esta sociedad dividida en clases.
La caída de la Unión Soviética en 1991 le planteó a Cuba un problema de supervivencia económica al perder las condiciones particularmente favorables de su comercio con la URSS y la necesidad de luchar contra el aislamiento político frente a un mundo donde el triunfo de la contrarrevolución burguesa imperialista se mundializaba.
El discurso cerrando el hermético IV Congreso del partido que estableció el llamado período especial http://www.granma.cu/file/pdf/PCC/4congreso/DISCURSO%20PRONUNCIADO%20POR%20EL%20COMANDANTE%20EN%20JEFE%20FIDEL%20CASTRO%20RUZ.pdf fue otra de las decisiones revolucionarias de FC. Si lo leen encontrarán allí las apelaciones heroicas a las masas cubanas apoyadas en el ejemplo de los próceres de la lucha por la independencia en el siglo XIX y de los próceres de la revolución de 1959 para asegurar que Cuba no retrocedería de la tarea de construcción del socialismo, Pero los años 90 del siglo pasado fueron durísimos para la economía cubana.
El triunfo electoral de Hugo Chávez (HCH) como presidente de Venezuela en 1998 y la alianza que construyó de Venezuela con Cuba y los países de la región en la alianza ALBA, abrieron un nuevo período donde la historia pondría a prueba la capacidad de la vieja dirección política de la revolución cubana de reanimarse como dirección de este nuevo proceso antimperialista que se abrió en América Latina o dejar avanzar los elementos conservadores dentro del país.
Cuando la burguesía venezolana, la embajada de EE.UU., la de España, el Arzobispado y una minúscula parte de la cúpula militar dieron el golpe de Estado el 11 de abril del 2002, deteniendo y secuestrando a HCH hasta que la movilización popular y la base del ejército lo devolvieron al poder. Cuando en diciembre del 2002 iniciaron una “huelga petrolera” hasta marzo del 2003 que Chávez y los trabajadores petroleros abortaron asaltando armas en mano los centros de control informático de PDVSA que la derecha y el imperialismo mantenían secretamente, Chávez comprendió que la independencia y autonomía de Venezuela era imposible con la burguesía nacional.
Chávez leyó y recomendó leer La Revolución permanente de Trotsky. Más tarde se declaró del linaje de Trotsky, de la teoría de la revolución permanente. Luego del golpe de Honduras contra Mel Zelaya y del intento de golpe contra Rafael Correa en Ecuador, en un discurso de siete horas frente a 50 partidos nacionalistas antimperialistas Chávez demostró que todos esos golpes fueron protagonizados por la burguesía de esos mismos países aliadas al imperialismo. Que a él lo trataba de derrocar la burguesía venezolana aliada al imperialismo y su sistema mundial de medios. Como dijimos entonces nosotros, más por la necesidad que tenía Venezuela de defenderse del imperialismo que por la posibilidad política social concreta, HCH hizo la historia de las cuatro internacionales obreras, comunistas, y propuso la organización de la V Internacional. Por alguna razón a desentrañar, no encontramos registro de aquel histórico discurso.
HCH estaba enfrentado a la necesidad de profundizar la revolución bolivariana estatizando el comercio exterior, la banca, la industria. Comprendía que si apostaba a una etapa de desarrollo capitalista la revolución bolivariana se estancaría y la derecha y el imperialismo haría lo que está haciendo ahora. Comprendía la necesidad de tomar medidas transitorias por fuera de la economía capitalista, que la etapa nacional y democrática debía ser sucedida por la etapa socialista sin un plazo histórico intermedio. Por eso se había declarado del linaje de la revolución permanente.
Personalmente recorrí todas las publicaciones cubanas durante dos años buscando un pronunciamiento del gobierno o del partido sobre estas manifestaciones de Chávez que contradecían la histórica tesis del stalinismo de la revolución por etapas separadas entre sí por un período histórico. No encontré una sola referencia.
La oposición del gobierno cubano a una profundización socialista de la revolución bolivariana se hizo más lógica cuando el VI Congreso del PC Cubano resolvió las reformas económicas que lanzaban 600 o 700 mil cubanos a la disputa del mercado de trabajo independiente como artesanos y pequeños comerciantes al tiempo que se liberalizaba la entrada de capitales extranjeros al mercado turístico. Mientras Chávez estuvo vivo en el gobierno su protagonismo opacaba la influencia cubana y la oposición de Partido Comunista Venezolano que se resistió a incorporarse al PSUVE.
Modesto Guerrero refirió una anécdota de la discusión sobre el control obrero en las fábricas estatizadas en la cuenca del Orinoco delante de Chávez. Un cubano, un ministro pro control, otro anti control y un dirigente obrero pro control. El cubano se pronunció contra el control obrero. Después de todas las exposiciones Chávez les dijo a todos que escribieran sus ponencias para seguir la discusión. Finalmente HCH lo decidió en un acto de masas con l a Corporación Venezolana de Guayana (CVG) que engloba 15 empresas con más de de 18.000 trabajadores aprobando el control obrero y diciendo que él quedaba en las manos de los trabajadores que debían comprender que con la gestión de las empresas del Estado bajo control obrero se ponía en juego todo el destino de la revolución bolivariana.
Hugo Chávez hizo de la necesidad virtud. Sin Internacional Obrera, en un mundo que salía de la más grande derrota mundial, su dinamismo y su capacidad como agitador ganaron prestigio y apoyo popular en todo el mundo. Las masas árabes de Medio Oriente, mil veces invadidas y asesinadas por el imperialismo, desfilaban con su figura en el pecho. El cáncer y la historia de la lucha de clases en Latinoamérica no le dieron el plazo necesario para completar la tarea. Su avance político vertiginoso no alcanzó a completarse y homogeneizarse con su equipo de gobierno, con el partido de gobierno y con las fuerzas armadas venezolanas. El Partido Comunista de Venezuela se opuso a Chávez y no entró al Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUVE). En marzo del año 2007 lo denunció Chávez como opositor. https://www.dropbox.com/s/nlzeskazws0m3e1/07%2003%2019%20%20%20Venezuela%20Ch%C3%A1vez%20considera%20en%20la%20oposici%C3%B3n%20a%20Podemos%20PCV%20y%20PPT%20Aporrea.htm?dl=0 Esta política fue la de todos los partidos comunistas de Latinoamérica que se referenciaban en Cuba luego de la caída de la URSS. Mientras Chávez, además de cubrir la revolución venezolana aliada con todos los países víctimas del imperialismo, repetía la imposibilidad de la liberación nacional con las burguesías de esos países y no dejaba de hacer la propaganda del socialismo, los partidos comunistas solamente apoyaban a los gobiernos populares de la región. En los vertiginosos quince años de la presidencia de Chávez en Venezuela ni el partido ni el gobierno cubano hicieron ninguna propuesta para el triunfo definitivo de la revolución venezolana.
Celia Hart, hija de padre y madre héroes de la revolución cubana proponía a la revolución bolivariana como centro de un proyecto de reanimación de la revolución mundial, no a Cuba. Amaba a Cuba, al Che y a Fidel, pero repetía con Trotsky que si la revolución no se extendía internacionalmente su regreso al capitalismo era inevitable. Tuve la suerte de conocerla, de mantener correspondencia con ella y de mantener largas conversaciones en los tres días que estuvo en Córdoba presentando sus escritos. El relato personal que me hizo de cuando el PC cubano, después de exigirle optar entre la política y la docencia universitaria le exigió la devolución del carnet de afiliación al partido y ella les pedía mantenerlo porque se lo había dado Fidel cuando tenía nueve años, con lágrimas en los ojos me decía que la querían separar de la vida política de Cuba. El desgraciado accidente donde se mató nos ha dejado sin una revolucionaria de un valor personal admirable. Podemos estar seguros de que la valiente y revolucionaria Celia Hart no era una mosca blanca en Cuba. Los próximos años sabremos de una legión de marxistas que pelearán las reformas del V y del VI Congreso que apuestan al interés individual como motor de la economía y volverán a apostar al interés social y político colectivo del socialismo.
A la muerte de Chávez, a pesar de la designación de Maduro como su candidato a presidente, cuando este gano por poco las elecciones de abril del 2013 y la derecha intentó desconocer la elección y planteó una conato de guerra civil, la prensa del sistema denunciaba que el poder lo controlaba Diosdado Cabello, entonces presidente de la Asamblea Popular y representante del ejército en el gobierno alentando un recambio en el gobierno. Es en el ejército donde la influencia de la política cubana de la revolución por etapas tuvo mayor penetración.
Escribimos este largo trabajo con el propósito de dar una opinión sobre las reformas económicas en Cuba y el sentido con que el presidente de los EE.UU. visita Cuba. Cuando el canciller y por siete años presidente de PDVSA Rafael Ramírez contesta las sanciones de EE.UU a funcionarios venezolanos en diciembre de 2014 diciendo: “La razón fundamental por la cual sanciona a Venezuela es por el socialismo. Es porque hemos continuado, luego de la partida del comandante Hugo Chávez, con las banderas del socialismo, la soberanía, la independencia, nuestra nueva doctrina militar bolivariana, nuestra doctrina petrolera soberana”... Y el artículo que Clarín publicó el sábado 20 y borró luego de su archivo, continúa... Además (Rafael Ramírez) sostuvo que Washington se contradice en sus políticas, ya que mientras avanza en la reconciliación con Cuba, atenta contra Venezuela. “Obama tendría que explicar por qué está sumido en ese mundo de contradicción. Si es el lobby de la extrema derecha que presiona. Es evidente que los EE.UU. tienen una dinámica de violencia contra todo el planeta”, concluyó. Unos días después Rafael Ramírez fue destituido como canciller y enviado a la ONU.
Ramírez destaca la contradicción de los EE.UU. sancionando a Venezuela y avanzando en la reconciliación con Cuba pero no define por qué. La intención del imperialismo, aún disfrazado con su presidente medio negro que visita Cuba, es clarísima. Trata de repetir la hazaña de 1970/72 de los campeonatos de ping pong de EE.UU. con China, las visitas de Kissinger y Nixon, la incorporación de China a la ONU y a la Otan, que le abrieron el camino a la contrarrevolución. Por eso Fidel Castro después de la visita editorializa diciendo que Cuba no necesita de los Estados Unidos. Si Cuba abre su economía a la inversión externa como con el puerto de aguas profundas de Mariel y no reorganiza su partido y su gobierno con un proyecto revolucionario, por lo menos para América Latina, tendrá el destino de China o de Vietnam.

Héctor Menéndez

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