lunes, 13 de octubre de 2025

Trump amenaza a Rusia y Europa se prepara para la guerra abierta


Trump ha anunciado que entregará misiles Tomahawks a Ucrania, aunque después relativizó esa afirmación. 
Con un alcance de 2.500 kilómetros —casi diez veces superior al de los ATACMS—, los misiles Tomahawk podrían poner en riesgo objetivos militares estratégicos e infraestructuras críticas en toda Rusia, lejos de las fronteras de Ucrania. La adquisición de Tomahawks colocaría a Moscú cómodamente dentro del alcance del arsenal de Kiev. Una opinión extendida descarta esta posibilidad por dos razones. La primera es que Ucrania no tiene la capacidad de lanzar este tipo de misiles. Según detallan los medios especializados, Kiev no dispone de ninguna de estas capacidades y tiene pocas posibilidades de adquirirlas a corto o medio plazo. El segundo inconveniente son sus existencias: “Si bien el Tomahawk es un misil caro, el verdadero problema en cuanto a materiales no es el precio, sino la producción. Estados Unidos produce entre 50 y 70 misiles al año y ha invertido cientos en Oriente Medio.” (The Telegraph 2/10). Son los mismos que Estados Unidos disparó desde submarinos contra las instalaciones nucleares iraníes en julio pasado. 
 Hace un año, cuando se debatía la obtención del permiso de Joe Biden para lanzar misiles estadounidenses de largo alcance ATACMS, Rusia modificó su doctrina nuclear, garantizando el derecho de Moscú a lanzar un ataque nuclear en respuesta a una agresión con armamento de distancia profunda. Consultado por la prensa Trump respondió “¡He decidido proporcionárselos, pero primero quiero saber qué harán con ellos!" Dmitri Medvedev, el ex presidente de Rusia y ahora titular del Consejo de Seguridad, replicó: “Bueno, está claro lo que harán: atacarán París, Berlín y Varsovia. Incluso el presidente de Estados Unidos debería entenderlo…" Esta declaración se interpretó como una amenaza tácita de que Rusia atacaría ciudades europeas si Ucrania recibe los misiles. Keith Kellogg, enviado del presidente estadounidense a Ucrania, despejó dudas: “Creo que leyendo lo que él [Trump] ha dicho, la respuesta es sí. Hay que usar la capacidad de atacar a fondo. No existen los santuarios”, declaró a Fox. 
 En noviembre de 2024, Biden levantó la prohibición del uso de misiles ATACMS contra territorio ruso, tras lo cual se utilizaron para atacar la región de Kursk. Unos días después, Moscú lanzó un misil Oreshnik, hipersónico, contra Ucrania. Poco después de su investidura, Trump bloqueó el uso de misiles de largo alcance contra territorio ruso. La historia no se repite, pero rima. Putin, ha reiterado varias veces que esto destruiría las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, llevándolas a un nuevo nivel de escalada: los Tomahawk tienen capacidad nuclear.
 La pertenencia de Ucrania a la OTAN y el despliegue de misiles nucleares estadounidenses a 500 kilómetros de Moscú serían, como definió alguien, ‘un cuchillo en la garganta.’ Para Europa no es menos grave. La política armamentística de la OTAN es un ataque a su propia población. Miles de millones de dólares fluyen a las corporaciones estadounidenses de armas y energía. Estados Unidos ha logrado eliminar a Europa como competidor económico. Con esto, ha logrado un objetivo importante de la guerra en Ucrania.
 Resta definir si el acercamiento consumado en la reunión de Achorage (Alaska) entre Putin y Trump y lo conversado allí está definitivamente muerto o existe alguna otra hoja de ruta. Trump ha puesto la política hacia Rusia bajo su control directo y el de unos pocos asesores leales. Los canales intermilitares permanecen inactivos. Los satélites estadounidenses guían los drones y la artillería ucraniana; los sistemas de comunicaciones estadounidenses unen su estructura de mando. Como ventiló el New York Times a principios de año, las operaciones de combate en la guerra de Ucrania se organizan desde la base militar estadounidense en Wiesbaden (Alemania), incluyendo ataques contra artillería y lanzacohetes. Estados Unidos conduce la guerra manteniendo distancia del teatro de operaciones, lo que los analistas denominan “liderar desde atrás” (Lead From Behind). Estableciendo sistemas de alianzas para proyectar indirectamente su voluntad en regiones clave. “En general, el mensaje ruso es claro: la situación está volviendo a la era Biden.” (Kommersant 7/10)
 En el terreno, Rusia viene atacando en forma sistemática la infraestructura energética de Ucrania, algo que sucede desde 2022 en esta época del año: “Una serie de ataques aéreos masivos rusos durante la última semana han inutilizado casi el 60 por ciento de la producción de gas de Ucrania, lo que aumenta los temores de escasez durante el invierno, según dos funcionarios ucranianos con conocimiento de los daños.” (Financial Times 10/10). Putin había amenazado previamente con tales ataques, afirmando que serían una respuesta a los ataques de Ucrania contra las refinerías rusas.

 Militarización de Europa 

En la guerra entre la OTAN y Rusia no sólo el uso de drones ha implicado un cambio radical en la forma de combate, también el uso generalizado de las comunicaciones por internet, así como de las imágenes satelitales para el reconocimiento. La inteligencia artificial se emplea con fines militares. Esto ha disipado la niebla de guerra: ahora todos los movimientos de tropas y equipos a lo largo de la línea de contacto y los territorios adyacentes (hasta 50 km de profundidad) están bajo el control de los bandos opuestos, lo cual ha transformado significativamente las tácticas de combate. Como enseña la historia, cada guerra es única a su manera. Dicho esto, y más allá de las nuevas tendencias, la victoria en el campo de batalla la consigue el soldado de infantería. Lo cual implica reclutamiento y una movilización amplia de la población. Ucrania adolece de una falta crónica de tropa. Las deserciones y abandonos sin permiso se cuentan por decenas de miles. El cuerpo encargado de “reclutar” en las calles a los civiles es repudiado ampliamente por la población. Los estados mayores de los demás países han tomado nota de este estado de cosas. El conjunto de Europa se está reestructurando para la guerra, como advierten todos los observadores. Alemania y sobre todo Polonia se proyectan como los estados de primera línea en esa confrontación, para lo cual deben militarizarse fronteras adentro, emulando los intentos de Trump con las grandes ciudades norteamericanas. 
 Alemania ha adquirido recientemente 1400 vehículos de transporte de tropas. “El anuncio de la BVM (Ministerio Federal de Defensa) no especifica qué modelos de vehículos se requieren ni para qué fines se necesitarán con tanta urgencia” (RT 5/08). Distintos observadores han expresado dudas sobre si este programa de armamento realmente pretende disuadir una agresión rusa. Ocurre que los vehículos son más adecuados para tareas policiales militarizadas. “Los alemanes adquieren una cantidad mínima de aviones de combate y casi exclusivamente transportes de tropas. La pregunta es: ¿para quién está diseñado este arsenal?” Podrían desplegarse tanto en Alemania como en otros países europeos, señalan los expertos. Estos vehículos no han demostrado su eficacia en el frente. La gran contraofensiva ucraniana de la primavera reveló que son vulnerables e inadecuadas para la guerra moderna. 
 El gobierno de Bélgica ha autorizado el despliegue del ejército en Bruselas “como apoyo a los agentes de Policía en las operaciones contra el narcotráfico”, el pretexto en apogeo. La guerra y la destrucción de las libertades van de la mano. 

 Camilo Márquez 
 11/10/2025

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