domingo, 21 de abril de 2024

Con fake news, Milei busca echar lastre para desactivar la rebelión universitaria


Este 23 de abril, copemos Plaza de Mayo. Milei y su tropa buscan desactivar la rebelión universitaria que se viene abriendo paso a todo vapor. 

El gobierno divulgó una fake news al anunciar que habría llegado a un acuerdo con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), el organismo que nuclea a las casas de estudio del país y del cual participan sus rectores, para aumentar un 70 por ciento los gastos de funcionamiento de las universidades. “Queremos sentarnos a dialogar, pero la propuesta sigue siendo insuficiente”, dijeron desde el CIN. El movimiento educativo tiene la tarea de profundizar la lucha en defensa de la educación pública. 
 La propuesta se sumaría al incremento del 70 por ciento que el Ejecutivo anunció el 14 de marzo con el propósito de golpear el paro docente universitario y aminorar las tensiones en el movimiento educativo. Ese dinero nunca apareció. Los gastos de funcionamiento de las universidades representan un 10 por ciento del presupuesto –el 90 por ciento se utiliza para pagar los salarios. Para los sueldos, el gobierno propone un miserable aumento del 8%. Este 140 por ciento de aumento total, que todavía no se otorgó, está muy por debajo de la inflación interanual de marzo, la cual ascendió a un 287,9%. 
 El gobierno de Milei echa lastre porque sabe que la marcha federal educativa, que tendrá lugar el martes 23 de abril, será masiva y también un factor de agudización de la lucha de clases en general. Durante estas últimas semanas se han realizado paros de profesores universitarios, asambleas docentes-estudiantiles, clases públicas, ruidazos y otras acciones de lucha en distintas universidades del país. Y ese proceso empezó a replicarse en otros lugares de estudio, como los institutos terciarios, cuyos estudiantes y docentes nutrirán las filas de la movilización al igual que los del nivel secundario. 
 El movimiento educativo argentino se puso de pie y tiene el desafío de ir a fondo hacia un plan de lucha cuyo norte sea quebrar la política del gobierno, que quiere liquidar la educación pública. El paso de la motosierra libertaria sobre el presupuesto universitario ya ha provocado que algunas casas de estudio deban reducir el consumo de luz y la utilización de algunas de sus instalaciones (Medicina, Farmacia, Económicas, etc.). 
 Además, el gobierno ataca el salario del gremio y se apresta a cercenar la organización de los estudiantes y los docentes a la cual presenta como una fuente de adoctrinamiento. Derrotar a Milei es condición sine qua non para evitar que la educación pública se derrumbe completamente y caigan junto a ella sus estudiantes y trabajadores, así como para conquistar todos los reclamos del movimiento educativo: aumento real del presupuesto, suba de los salarios docentes, becas y boleto para los estudiantes, etc. 
 Por otro lado, la posición del CIN debe alertarnos. Los rectores reproducen la política dialoguista que los partidos capitalistas a los cuales responden desarrollan en el Congreso o desde las propias oficinas gubernamentales. Se ha montado un espectáculo en el que todo tipo de personajes aparecen para hacer demagogia: Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA miembro de la UCR –partido que integra el gobierno nacional y está a favor de la reaccionaria Ley Ómnibus– y quien desde su lugar como autoridad universitaria avaló el robo de Massa a los jubilados, ahora “denuncia” los números del ajuste.
 Los rectores quieren llegar a un acuerdo con el gobierno para sostener una educación pública ajustada y sometida a los negocios capitalistas, y para preservar su condición de funcionarios millonarios y privilegiados. Estos elementos acompañaron a todos los gobiernos enemigos de la educación, defienden el régimen educativo impuesto por el menemismo (Ley Federal de Educación, Ley de Educación Superior), promueven la introducción de posgrados arancelados y convenios que colocan a las universidades al servicio de las empresas, etc. Al igual que las burocracias sindicales, los rectores buscan contener al movimiento de lucha y garantizar la gobernabilidad. Ya lo hicieron en 2018, cuando pactaron con el gobierno de Macri, jugándosela por la derrota de una rebelión educativa que tuvo expresión en tomas de universidades y escuelas y en una movilización masiva. 
 Por eso es muy importante que el movimiento de lucha adopte una posición política independiente y no deposite ninguna confianza en los rectores ni en los sectores ligados a los partidos patronales responsables tanto del ascenso de Milei al poder como de la situación crítica en la que se encuentra la educación pública. Hay que seguir impulsando asambleas, clases públicas, paros e instancias de acción. El 23 debemos copar Plaza de Mayo, con la mira puesta en seguir luchando hasta propinarle una derrota al gobierno derechista. 

 Nazareno Suozzi

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