lunes, 22 de febrero de 2021

Vacunación VIP: todo un régimen de privilegios contra el pueblo en Argentina


Despiden a Gines González García. 

 La revelación, por parte de Horacio Verbitsky, de que recibió la vacuna en el Ministerio de Salud luego de llamar a su “viejo amigo” Ginés González García, junto a altos funcionarios gubernamentales, de una forma totalmente irregular, puso de nuevo de manifiesto un régimen de privilegios y atropellos contra el pueblo. Se vacunaron en el Ministerio, a escondidas, junto con Eduardo Valdez, Jorge Taiana, y otros funcionarios kirchneristas, en un operativo que arrancó con el desvío de dosis de vacunas del Hospital Posadas. Luego de las revelaciones de Verbitsky, salió a la luz la denuncia de que Hugo Moyano, su mujer y su hijo también se habrían dado la vacuna. Antes, Beatriz Sarlo había denunciado el ofrecimiento que le realizaron de dársela antes de que le correspondiera. Posteriormente, se dio a conocer la información sobre el diputado nacional por Santa Cruz, Juan Vázquez, y una lista de intendentes, concejales, una jueza de paz, un comisario de policía, vinculados al oficialismo. 
 Esta manipulación de la influencia política por parte del Estado, en favor de una camarilla de funcionarios, no es un caso aislado. Ocurre luego de que en diciembre se anunciara la llegada de millones de dosis en enero, algo que nunca ocurrió. En un momento en el cual los laboratorios son incapaces de abastecer la demanda mundial, pero se conserva estrictamente el secretismo y el derecho a las patentes que impiden masificar la fabricación. En un momento en el cual los países del primer mundo acaparan la parte del león de las dosis, dejando a ciudades, países, e incluso continentes enteros sin acceso a la vacuna.
 Mientras se producía la vacunación VIP, hay todavía trabajadores de la salud que no han podido acceder a la vacuna. Colapsa el sistema de la Ciudad de pedido de turnos para adultos mayores, y no se ha vacunado a prácticamente ningún docente mientras se fuerza el regreso a las clases presenciales. 
 Lo que estalla con el escándalo de Ginés no es solamente un régimen de privilegios o un tráfico de influencia. Es una manifestación, particularmente visible, del manejo capitalista de la pandemia, que distribuye el acceso a la inmunidad de acuerdo con los mismos parámetros que rigen el conjunto de la vida social: en función del poder del capital y su Estado. Entre los millones sin acceso a la vacuna, de un lado, y el Estado y los laboratorios que la manejan, por otro, hay un abismo. Y hay que recordar que la mayoría de las vacunas fueron financiadas con patrimonio público. Los Verbitsky y Ginés, el “progresismo” nacional y popular, como también los Moyano y la burocracia sindical mostraron de nuevo blanco sobre negro su carácter de clase. 
 La oposición de Cambiemos denuncia la manipulación, pero sólo para defender las manipulaciones en gran escala que realizan los grandes laboratorios, los Pfizer, junto a las potencias imperialistas que los han financiado y pretenden acaparar las vacunas e imponer condiciones prohibitivas para los países atrasados. 

 Crisis política 

El destape de este escándalo terminó con el pedido de renuncia al Ministro de Salud. Se coló en esto la interna gubernamental. Muchos atribuyen a Verbitsky una operación para voltear al Ministro. Clarín había accedido a información sobre la vacunación clandestina antes de que Verbitsky la revelara, y estaba investigando el tema. Los choques entre Carla Vizzotti y Ginés González García fueron públicos durante meses. Todo el episodio va a agravar los choques al interior del oficialismo. 
 El Ministerio de Ginés concluye con datos demoledores. Mas de dos millones de infectados, 50.000 muertos, un sistema de salud con los trabajadores en pie de lucha contra el ajuste salarial y la falta de condiciones para enfrentar la pandemia. Este fracaso se explica, por un lado, por la subordinación del Estado a los lobbys empresariales y clericales de la medicina privada y los laboratorios, que lucran además con las obras sociales. Estos intereses bloquearon sistemáticamente la centralización del sistema de salud que permitiría concentrar los recursos para el combate a la pandemia. Por otro lado, por los requisitos del ajuste, que condenó, durante esta emergencia, a miles de trabajadores de la salud a seguir precarizados, con salarios congelados y sin condiciones de trabajo adecuadas. 
 El escándalo de la vacuna es la gota que colma el vaso de esta situación. 

 Juan García

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