viernes, 5 de enero de 2024

Periodismo inverosímil: ¿cómo que "paquetazo neoliberal" en Cuba?


El uso del terror en la formación del Estado de Israel


Cuando los padres del sionismo lo consideraban legítimo método de “resistencia y liberación”. 

 A partir del desmembramiento del imperio otomano al finalizar la Primera Guerra Mundial, los británicos tomaron bajo su dominio gran parte del territorio que ampliamente se conoce como Palestina (el territorio que hoy ocupa Israel, Jordania y parte del sur del Líbano. Por supuesto, también la zona de Gaza y la actual Cisjordania). Al norte, Francia dominaba la zona de Siria-Líbano, de modo que los “aliados” Gran Bretaña y Francia se recelaban mutuamente por sus áreas de influencia y la dominación de una zona que es una llave (y más hace un siglo atrás) del comercio con Oriente. 
 De esas negociaciones y recelos surgió lo que se conoce como la Declaración Balfour, que “se transformó en la piedra basal de la política contrarrevolucionaria de colonización sionista de Palestina” ya que “Los británicos, preocupados por el control del Canal de Suez, querían sacar de Palestina a los franceses: entonces idearon el Hogar Judío con los sionistas para actuar como Protectorado. Al mismo tiempo traicionaban las promesas de independencia nacional hechas a los árabes que fueron llevados a levantarse contra los turcos. En el esfuerzo de guerra el ministerio de Relaciones Exteriores intentó con la Declaración Balfour ganarse el apoyo del conjunto de la comunidad judía mundial” (Prensa Obrera, 14/11/2017, por Rafael Santos). 
 Es como parte de los intereses contrarrevolucionarios del imperialismo británico, y no como un movimiento de liberación nacional, que el sionismo llega al territorio en Palestina. 

 El Irgun y otras organizaciones sionistas 

El Irgun se fundó como la expresión armada y más radical de la ideología del naciente sionismo revisionista, fundado por Zeev (Vladimir) Jabotinsky, quien fue su comandante militar. 
 La ocupación británica y sus intereses sobre la zona hizo que existieran, además de Irgun, otras organizaciones con distintas posiciones políticas, algunas más abiertamente probritánicas (en función de asegurar la política de expulsión de los pueblos que ocupaban Palestina) y otras como Stern, más proclives a luchar contra las limitaciones que Inglaterra colocaba a la emigración de judíos a Palestina. Pero todas con el objetivo común de expulsar mediante el terror a la población preexistente. 
 Todas ellas apelaron en sus acciones contra los británicos (previas al inicio de la Segunda Guerra Mundial) como contra los pueblos que poblaban Palestina en todo momento, acciones y atentados que merecieron que se las calificara a esas organizaciones como “terroristas” por parte de organismos oficiales, medios de comunicación y personas relevantes de origen judío como Albert Einstein, Hannah Arendt y hasta el mismísimo Winston Churchill. 
 Alcanzado el objetivo de la expulsión de los pueblos de la zona, sus milicias se incorporaron al ejército oficial y políticamente se reciclaron en diversos partidos que formaron parte de la ultraderecha israelí y algunos de sus principales líderes, como Menachem Begin y Yitzhak Shamir, llegaron a ser primeros ministros de Israel, marcando la impronta del origen de dicho estado. 

 La situación en origen 

Cuando a fines de 1947 la ONU emite la resolución 181, por creciente presión de EEUU, ponía fecha concreta para el retiro de los británicos y la constitución de “dos estados”: uno árabe y otro judío.
 Este último se quedaba con un 55% del territorio, que incluía la mayor parte de la costa sobre el Mediterráneo y acceso por el sur (golfo de Akaba) hacia el océano Indico y zonas estratégicas como el curso superior del río Jordán. Dejando para el “estado árabe” un territorio menor y fragmentado en tres partes. 
 Sobre esta “repartición” se inició la limpieza étnica de parte de Israel. En solo dos años, a través de terribles matanzas a sangre fría de poblaciones enteras y arrasar con aldeas ejecutando a su población, más de 700.000 palestinos fueron desalojados. 
 Las acciones de terror que antes se ejecutaban a través de organizaciones paraestatales, luego se realizaron y realizan como parte de una política genocida estatal, abiertamente. Hay un hilo de continuidad desde su origen. 
 Lo cierto es que hay un gran ocultamiento prosionista respecto a aquellas organizaciones que utilizaron como método el terror para avanzar en la limpieza étnica de un territorio en el cual se creó artificialmente, con el impulso del imperialismo, el Estado de Israel. 
 Por lo tanto, rechazar la campaña sionista, derechista y reaccionaria contra las organizaciones que reivindicamos los reclamos históricos del pueblo palestino y su derecho a resistir y liberarse con las herramientas y métodos que tengan a su alcance, es parte de una lucha más general contra la barbarie social y política del imperialismo. 

 Norberto E. Calducci

miércoles, 3 de enero de 2024

La ´democrática´ Holanda vigiló durante 50 años a los herederos de Ana Frank


“Holanda espió a los sobrevivientes judíos del Holocausto al considerarlos un peligro para la democracia”, revelan documentos históricos desclasificados “que muestran que los miembros del Comité Holandés de Auschwitz fueron vigilados por el servicio secreto” de la potencia imperialista hasta fines de los años 80 (El País, 26/12). 
 O sea que entre el Servicio de Seguridad Interior holandés de la ´democracia´ y su predecesor bajo el Estado fascista durante la ocupación alemana de los Países Bajos, hubo una continuidad de hecho. Es lo que indican estos documentos de los Archivos Nacionales, reunidos entre 1945 y 1998, analizados por el medio holandés Het Parool que revelan que el Comité Holandés de Auschwitz estaba clasificado como organización “extremista” de carácter “comunista”. Los documentos -71.000 expedientes desclasificados- son accesibles al público desde 2022 y “reflejan la amplia vigilancia llevada a cabo por los servicios de inteligencia” que denuncia “los perfiles de las personas espiadas que van desde políticos, periodistas y abogados hasta intelectuales, activistas, artistas y otros representantes de la sociedad civil de Ámsterdam” (ídem).
 De los 140.000 judíos que residían en los Países Bajos en 1940, sólo quedaron 35.000. De los 107.000 deportados a los campos de exterminio, 102.000 murieron. Según el Comité holandés de Auschwitz, también murieron 220 miembros de las comunidades romaní y sinti. 
 Instituciones hoy asociadas al sionismo como la Casa de Ana Frank en Amsterdam -como su homónima de Buenos Aires- callan sobre esta complicidad y se asocian en cambio al exterminio de los judíos de nuestros días: el pueblo palestino. 

 Norberto Malaj 
 02/01/2024

martes, 2 de enero de 2024

Netanyahu-Pinochet: estadios como centros de detención


Palestinos detenidos. 

Medios periodísticos israelíes publicaron como cientos de palestinos son alojados en una cancha de fútbol del club Al Yar, de la ciudad de Gaza. 
 “En las escenas aparecen largas filas de prisioneros arrodillados en el suelo con las manos atadas a la espalda y la cabeza gacha, mientras son vigilados por soldados. ‘Nos secuestraron, nos esposaron, nos vendaron los ojos y nos golpearon constantemente dentro de los campos de detención militares de Israel. Si decía una palabra o te movías, te golpeaban’ señaló Saquer Al-Jamal, uno de los prisioneros que fue liberado, en un video con varios testimonios difundido por Al Jazeera” (Página 12, 28/12). 
 Dentro de los retenidos y torturados se visualizan niños menores de edad, adultos mayores, mujeres embarazadas y discapacitados. 
 “Pasé 18 días allí con ellos, cada hora parecía una semana entera (…) Le estaba diciendo al que me dolía la pierna. Buscó el hematoma y me golpeó con una porra. Solo dios sabe cuánto nos humillaron”, declaró Naif Ali, otro de los liberados. Testimonio que en nada se diferencia a los publicados por la Conadep en la Argentina, como parte de la investigación de la última dictadura cívico-militar (1976-1983). 
 De este modo, el régimen sionista, con el apoyo del imperialismo yanqui, repite las atrocidades de la historia. Tomando las metodologías de vejación utilizadas en regímenes fascistas, como por ejemplo Chile, a cargo de Augusto “el carnicero” Pinochet, quien desde 1973, y por 17 años, utilizó el Estadio nacional como centro de detención y torturas a detenidos desaparecidos. A 50 años el gobierno de Benjamin Netanyahu copia la historia más cruel.
 Esto se enmarca en una nueva avanzada criminal, con bombardeos a campamentos de refugiados de Burej y Maghazi del centro de Gaza y en el sur de Jan Yunis y Rafah. Incrementando la cantidad de víctimas (más de 20 mil asesinados, en su mayoría mujeres y niños, y por encima de 55 mil heridos).
 Accionar aplaudido por el nuevo gobierno argentino de Javier Milei, quien busca declarar a Hamas como grupo terrorista, decisión acompañada por su opositor peronista, Sergio Massa, verificado en los debates de candidatos, en campaña electoral. Accionar que conlleva un fuerte ataque represivo a las organizaciones políticas, sociales, estudiantiles, sindicales y de derechos humanos que vienen apoyando la resistencia palestina. 
 Es urgente el desarrollo de una fuerte campaña internacionalista de denuncia de estos atropellos a los derechos humanos, y en apoyo a la lucha del pueblo palestino. Fuera el sionismo y el imperialismo. Por una Palestina libre y socialista.

 Maxi Robes

Primero de enero