jueves, 11 de septiembre de 2025

A las calles para quebrar al gobierno de Milei y sus vetos


El 12 a Plaza de Mayo y el 17 a Congreso cuando el Parlamento los trate. 
 Los trabajadores del Garrahan salen a enfrentar el veto. 

Cuando pasaron menos de tres días de la paliza electoral que el gobierno recibió en las elecciones de la provincia de Buenos Aires, Milei decidió vetar dos leyes que tienen un indiscutible apoyo popular: la de financiamiento universitario y la de emergencia pediátrica -para volcar fondos al hospital Garrahan-, dos reclamos que fueron y son acompañados con masivas movilizaciones y miles de pronunciamientos. Los trabajadores del Garrahan han convocado a paro y movilización este viernes 12 y los docentes universitarios que están en paro están discutiendo profundizar junto a estudiantes las medidas de lucha. Confluirán con la marcha que el plenario de los sindicatos combativos, el movimiento de lucha de los jubilados y los piqueteros convocó para este viernes 12 en todo el país y en Buenos Aires de Congreso a Plaza de Mayo. 
 El 17 el Congreso debería tratar los vetos; hay que garantizar el rechazo legislativo ganado las calles masivamente, no puede quedar en manos de una oposición que acaba de hacer pasar el veto a las jubilaciones y que no está dispuesta a quebrar la política del gobierno y ha declarado su disposición de sostener a Milei hasta el fin de su mandato. 
 El resultado de las elecciones bonaerenses ha mostrado lo que ya era una tendencia en las provinciales desdobladas previas que es que Milei y su gobierno vienen perdiendo apoyo popular a menos de dos años de haber arrasado en el balotaje. En el medio Milei se comió al PRO, y el domingo pasado juntos perdieron 1.500.000 de votos comparados con la elección de 2021, y más del doble si tomamos el balotaje de 2023. La elección mostró otros datos significativos, se verificó lo que ya había anticipado la elección en CABA: La Libertad Avanza perdió el apoyo de los sectores más empobrecidos que preponderantemente lo habían votado en 2023 y trasladó su dominio a los barrios de la clase media alta; el resultado del 7/9 muestra que aunque en esos sectores ganó lo hizo menos votos, por eso pierde sin discusión en la primera sección electoral donde hay municipios de predominio de una clase media alta; también perdió en la cuarta y donde gana -que es la quinta y la sexta- lo hace por mucho menos; el dato es importante porque se trata de las secciones donde domina el capital agrario.

 El significado de la derrota electoral 

La derrota electoral golpea a un gobierno que carece de raíces profundas y que su principal apoyo era el abrumador triunfo electoral del 2023 -expresión del rechazo a los partidos históricos- y el apoyo que la burguesía y el imperialismo, en particular, le dieron para que fuera a fondo en el ataque a los trabajadores, que hiciera el trabajo sucio de hundir salarios y jubilaciones, de reventar los derechos laborales, de recortar drásticamente la asistencia en salud, educación, etc., las que el Estado debe garantizar. El “experimento Milei” que el mundo capitalista tiene en observación -y que Milei propagandiza- es la capacidad de hacer “el ajuste más grande la humanidad” sin perder el apoyo popular. El resultado del 7 en Buenos Aires y las elecciones previas lo han desmentido.
 La derrota electoral de Milei adquiere un cariz dramático, porque él colocó su triunfo en las elecciones –primero las bonaerenses y luego las nacionales de octubre- como la condición indispensable para avanzar en las “reformas estructurales” –laboral, previsional e impositiva- que sacarían al país de la bancarrota y abrirían el paso a un desarrollo sostenido, y que debía ser obtenido con un ataque histórico a los trabajadores, un objetivo al cual no renuncia ni Milei ni el conjunto de la burguesía y sus partidos. La derrota parece como la conclusión obligada de la política económica del gobierno que llevó hasta la exasperación la deuda pública a la par que crecía la fuga de capitales, montó una bicicleta financiera -a punto de estallar- con la deuda en pesos, apeló a elevar la tasas de interés a niveles exorbitantes con el solo objeto de impedir que los pesos se trasladen al dólar –y por ende a los precios, y con al ello al índice inflacionario-, terminó poniendo una suerte de corralito a los bancos aumentando los encajes. Las consecuencias de todo son el derrumbe del ingreso de los trabajadores, la caída del consumo, la recesión y el aumento de las presiones para proceder a una devaluación que el gobierno quiere postergar para después de octubre pero que solo se puede contener con un desangre mayor. 
 Muchos analistas y periodistas que aplaudían el “necesario” ajuste para lograr el “imprescindible” equilibrio fiscal le recuerdan ahora al gobierno que Menem y Macri pagaron electoralmente las consecuencias de los planes de “estabilización económica”. Lo cierto es que Milei-Caputo no han provocado una estabilización sino por el contrario han armado las condiciones para una profunda desestabilización, han alejado aún más al gobierno y a los capitalistas del mercado de capitales –uno de los principales mandatos que tenían- y abren las perspectivas de un desenlace de características convulsivas en un menú que incluye variantes como una fuerte devaluación impuesta por los mercados, una hiperinflación, una corrida bancaria, un "rodrigazo", o un default; mientras, se profundiza la recesión, sigue cayendo el consumo y el deterioro de las condiciones de vida se acentúan. La reconfiguración de la Argentina que Milei, el capital financiero internacional y el imperialismo persiguen, es decir, una proveedora de energía, granos y minerales a las naciones desarrolladas, ha quedado atravesada por esta crisis. 
 Milei apuesta al salvataje de “occidente” para llegar a octubre sin que la bomba estalle antes. El apoyo que le hizo llegar el FMI no parece venir acompañado de los dólares que el gobierno necesita disponer para enfrentar una corrida cambiaria, hay demasiados pesos que buscan dólares y lo que el gobierno dispone no alcanza. En estos días se recordó al secretario del Tesoro norteamericano Bessent que prometió luego del acuerdo con el FMI en abril que acudiría en ayuda sin fuera necesario, ¿sigue vigente la oferta?, ¿de cuánto estamos hablando? Es decir que la derrota electoral de Milei acelera todas las crisis, ha quedado al desnudo muy fuertemente la improvisación de la “experiencia” que el mundo observa con curiosidad. La crisis de Milei es la expresión de la crisis nacional resultante del sometimiento (y asociación) de la burguesía argentina y de todos sus gobiernos desde la dictadura en adelante a los requerimientos y necesidades del capital financiero, al FMI, al pago y sostenimiento de la deuda usuraria, al saqueo del país. 

 El papel de la oposición 

Esa improvisación también sacude a la oposición que lo que pretende es que la derrota obligue a Milei a negociar, a compartir el gobierno, es decir, a que deje de ser Milei. El que más claro lo planteó fue Kicillof en su discurso como ganador de las elecciones cuando le pidió que lo llame, que se junte con él y los gobernadores para armar una salida, a la par que ratificó su compromiso de sostenerlo hasta 2027. En la propuesta de Kicillof aparecen claramente dos problemas, uno, el más importante, es el compromiso del peronismo en el sostenimiento de un gobierno profundamente antiobrero y antipopular; ninguna novedad hasta acá: es lo que hicieron sus gobernadores aplicando el ajuste en sus provincias, los parlamentarios peronistas sosteniendo la ley Bases, el decreto 70/23 y varios vetos y sobre todo el papel de la burocracia sindical, es decir todo ellos actuaron como cómplices de Milei. El otro problema es que Kicillof y el resultado electoral que lo colocó como vencedor –sosteniendo su votación de 2021 más un 10%- no es la expresión de un armado de recambio, él mismo ganó como resultado de una maniobra –que a Jorge Macri le salió mal- que fue beneficiada por el creciente deterioro del gobierno nacional. Mientras Kicillof le pedía a Milei que lo llame, los gobernadores rechazaron el convite del gobierno del gobierno a una mesa de diálogo, conscientes de que se iban ir con las manos vacías e iban a terminar debilitando la performance de sus listas en octubre frente al mileísmo que los ataca en sus territorios. Las elecciones de octubre pueden parir nuevos vencedores que pretenderán terciar frente al derrumbe del oficialismo. 
 Hay un gobierno golpeado y en crisis. En concreto la situación política argentina es de una gran precariedad, ha entrado en un franco escenario convulsivo en todos los aspectos, el económico, el político. La oposición pretende que el repudio electoral al gobierno no se convierta en una intervención directa de las masas explotadas como ha sucedido en las grandes crisis nacionales, y la burocracia sindical agudiza su complicidad con el ajuste de los gobiernos y las exigencias patronales para no abrir un rendija porque donde se cuelen los trabajadores reclamando por el salario, contra los despidos y la defensa de sus derechos laborales. 

 Las tareas de la izquierda 

La elección ha mostrado el fuerte rechazo popular a Milei, y ha puesto de manifiesto una disconformidad también con el oficialismo: en la elección bonaerense más 5.600.000 electores (sobre un 14,3 millones) no fueron a votar, y casi 700.000 lo hicieron en blanco. En este cuadro el Frente de Izquierda –aunque que con menos votos que en 2021- renovó los dos diputados y fue la tercera fuerza en las dos principales secciones, que encabezaron Del Caño y nuestra compañera Romina Del Plá. Es una elección importante porque aparece con nitidez una expresión de izquierda e independiente del peronismo que pretenderá explotar su triunfo con la línea de “hay 2027”. 
 La derrota electoral del 7 de septiembre ha desnudado la precariedad del gobierno libertario y dado más fuerza a las luchas, por eso en defensa del Garrahan, de las universidades, de los jubilados, la conclusión es que hay ganar las calles, quebrar los vetos y abrir el camino para que irrumpan los reclamos populares que nacen del ajuste que impuso Milei. Es un impulso para la tarea central que tiene la izquierda que es organizar la intervención de los trabajadores y derrotar al gobierno y sus ataques, por eso ahora hay que ganar las calles en la lucha contra los vetos. Hay que desnudar y rechazar de plano la política de la oposición patronal, y sobre todo del peronismo, que maniobrará para que Milei siga haciendo su trabajo sucio. Es decir hay que preparar las condiciones de una rebelión popular frente al intento de descargar una vez más sobre los trabajadores el derrumbe nacional. 
 Y hay que ir a fondo en el llamado a votar al FIT-U en todo el país porque significa un reagrupamiento en torno a la única salida, una salida obrera y socialista, que parta del desconocimiento de la deuda usuraria y la ruptura con el FMI lo que significa terminar con el saqueo y sometimiento de décadas que han llevado a la Argentina a una crisis costosísima para la inmensa mayoría del pueblo; que significa nacionalizar la banca para impedir la fuga de capitales y utilizar el ahorro nacional en un plan de desarrollo de acuerdo a los intereses de la población trabajadora y no de la burguesía parasitaria; llevar los salarios al valor de la canasta familiar y las jubilaciones al 82% de la misma, prohibir los despidos y suspensiones y establecer el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, es decir, dar paso a los reclamos populares y terminar con el saqueo capitalista. 

 Eduardo Salas

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