miércoles, 11 de marzo de 2009

HOY, ELLA Y TODAS LAS MUJERES


Debout, les damnés de la terre!

Debout, les forçats de la faim!

Eugene Pottier

A lo mejor hoy a alguien se le ocurre escribir un artículo luctuoso sobre Celia María, quizá porque es el Día Internacional de la Mujer, y alguien pensará que es el primer ocho de marzo que pasamos sin ella. Tiene (o tienen) todo su derecho de creerlo así. Pero entonces, hoy y cuántos días más serán tristes; tanto, que ya no parecerán ni días, ni tristes; tanto, que nos olvidaremos de ella por andar recordando lo que no es.
Es que padecemos de una cierta tendencia fúnebre, y hasta hay adictos a los actos mortuorios, esa gente con un tufillo a necrofilia, bien distante de lo que huelen las rosas, bien lejos de lo que es la vida, apartado de todo lo creado por Celia María; porque sabemos que Celia María tiene ( en presente sí, no es error de redacción), dos hijos, pero sabemos también que Celia María es un parto diario. Diariamente Celia María pare, nunca detiene nada.
Y es así, que días después del renacer de Celia María, un amigo mío muy niño, tan niño como los niños que leen “La Edad de Oro”, me dijo en el Parquecito Lindo, que a ella no se le podrá nunca (ni aun después de muerta, si ocurre, cosa que pongo muy en duda), colocarle una placa conmemorativa, “a Celia María tenemos que hacerle un alboroto, compadre”. Un alboroto diario, como los que se le desprenden de las palabras altas, inconsultas siempre, o consultadas después con la otra persona, si ve que le ha hecho daño.
Pero Celia María no se arrepiente de nada. No tiene motivos por cual arrepentirse. Tiene vergüenza, y con eso basta. Lo dice todo como empinando un papalote, camina como si fuera montada en carriola, revoluciona cuando la tildan de loca. Así lo escribo, a mí tampoco me daría pena si pensaran que estoy loco; y es que hay que tener una demasía de locuras y buenos aguaceros de mayo en la cabeza, para hacer Revolución, puesto si bien hay que andar como locos para hacer y asumir una Revolución, al menos una Revolución como la cubana no es locura enfermiza, es una locura tan rara, que, resulta contagiable por amor.
Y si verdad eso que dicen que Revolución es nombre de mujer, y si es verdad que cuando más cerca estamos de la sociedad comunista es en pleno orgasmo, entonces, cabe que vengan con nosotros hoy, mañana, otro y todos los soles y las lunas, Haydeé, Vilma, Celia, Micaela Bastidas, Manuelita Sáenz, Violeta Parra, Azucena Villaflor, Tina Modotti, Frida Kalho, Nadia Krúpskaia, Elisabeth Teixeira, Emma Goldman, María Cano, Luisa Amanda Espinoza, las trabajadoras todas, amplísimas mujeres, desde la campesinas hasta las trabajadoras sexuales, sindicalizadas, aunque le parezca esto una ofensa a quienes se dan golpes de pecho proclamándose puros.
Y si es verdad que todo eso existe, es decir, que definitivamente existe la irreverencia; y si es verdad que las mujeres existen, aunque no pocos se nieguen a reconocerlo ¡ existen, y no son fotos de revistas cromadas para pasar el tiempo! Y que en un aleteo de alegrías la rebeldía existe, entonces no es mentira que Celia María se nos fue a vivir en la Sierra Maestra, esperándonos, a ver si nos animamos a visitarla, un día de estos, cuando queramos.

Frank García Hernández

1 comentario:

Frank Partisan dijo...

Comradely greetings:

Ceilia Hart's opened many doors for real socialists.

I will link to this blog.