miércoles, 30 de abril de 2025

El apagón masivo en el Estado Español, más allá de las “fake news”


El corte se extendió durante varias horas 

Un sorpresivo apagón dejó sin energía eléctrica a casi todo el Estado Español y Portugal durante varias horas del lunes 28. Pese a que, inicialmente, algunos sectores políticos alentaron la teoría de un “ciberataque” (como el titular de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, del Partido Popular), y el gobierno de Pedro Sánchez aún no la descarta del todo, esa hipótesis fue perdiendo fuerza con el correr de las horas. Red Eléctrica, la operadora del mercado, la descartó por completo. 
 En su lugar, se ha instalado una agria disputa entre el gobierno y la oposición de derecha. Mientras que el PP y Vox apuntan al Ejecutivo, y algunos de sus referentes hacen críticas a las energías renovables y lobby por las centrales nucleares, el PSOE acusó a sus contrincantes de buscar un rédito político. En su tercera aparición pública desde el apagón, en tanto, Sánchez se refirió a una posible responsabilidad de los “operadores privados”, pero enseguida puso paños fríos, reuniéndose con ellos y agradeciéndoles su colaboración en la recuperación del servicio. 
 Ensartados en una disputa faccional y de negocios, ni el gobierno ni la derecha ponen en cuestionamiento la gestión privada del mercado energético. Red Eléctrica, la operadora del sector, fue sometida a un proceso de privatización desde 1988, cuando el gobierno de Felipe González (PSOE) abrió las puertas al capital privado. Sucesivas administraciones fueron profundizando ese proceso. En la actualidad, el 80% del holding eléctrico está en manos de grandes compañías y fondos de inversión como Blackrock. A su vez, según informó el programa La Base, las compañías energéticas privadas que cotizan en la bolsa (Iberdrola, Endesa, Naturgy y Repsol) registraron beneficios récord en 2024.
 El gobierno anunció la creación de una comisión investigadora, y la Unión Europea haría lo propio, pero no se puede esperar nada de estos sectores que gobiernan para los grandes conglomerados capitalistas. 
 El apagón replantea la importancia estratégica del sector energético y, por tanto, de su nacionalización integral bajo control de los trabajadores. 

 Prensa Obrera

domingo, 27 de abril de 2025

Marx desde el Sur global | con Néstor Kohan


Bernie Sanders defiende al “Estado de Israel”


“¡Free Palestine!”

 En un reciente acto del senador Bernie Sanders en Idaho se produjo un hecho muy significativo. Sanders, junto a la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, de los “Socialistas Democráticos” que integran el ala izquierda del Partido Demócrata, impulsan una campaña nacional realizando actos “contra la oligarquía”. La asistencia de miles de personas a cada una de estas acciones en distintos puntos del país, muestran la voluntad de lucha de sectores del movimiento obrero y la juventud contra el régimen bonapartista de Trump. La complicidad demócrata con el régimen trumpista genera bronca creciente a nivel popular. El PD ha votado el presupuesto de la motosierra de Trump y Musk, y varios senadores y representantes votaron también leyes migratorias reaccionarias, dando aval así a la persecución fascista de los inmigrantes. 
 El eje de los actos de Sanders y Ocasio-Cortez, la denuncia de la minoría de mil millonarios que ha tomado control del gobierno, apunta a fortalecer este ala izquierda dentro del PD y al PD como un todo. Para Sanders no sería una novedad el crecimiento, el peso y el poder de la oligarquía bajo gobiernos de uno y otro partido imperialista, es decir, no es una novedad introducida por Donald Trump. “El Partido Demócrata está fuertemente dominado por la clase multimillonaria”, afirmó el Senador por el estado de Vermont. Esto no ha impedido que Bernie Sanders y los “socialistas democráticos” hayan dado su apoyo una y otra vez a Obama, Hillary Clinton, Joe Biden y Kamala Harris, es decir, a los representantes de esos oligarcas. Sanders rechazó la posibilidad de presentarse como candidato independiente -tanto contra Trump como contra Clinton- en las elecciones de 2016, en un contexto en que algunas encuestas mostraban que tenía posibilidades de vencer en un escenario de tres candidatos. Ahora aparecen algunas pancartas impulsando a Ocasio-Cortez para sustituir en el senado al Demócrata Chuck Shumer e incluso para competir por la presidencia. De antemano está planteado, según el discurso de Sanders, la defensa de la unidad del PD, que incluye la defensa del Estado sionista y de la guerra en Ucrania. 
 En el acto en Nampa (Idaho) el 14 de abril, en el que participaron más de 12.000 personas, la cuestión del genocidio en Palestina se convirtió en un eje de diferenciación con el propio Sanders. Mientras Sanders declaraba que “Israel tiene derecho a defenderse”, el despliegue de una bandera palestina detrás del estrado propició una reacción inmediata de los participantes del acto, aplaudiendo y gritando a favor del pueblo masacrado por Netanyahu y Trump. La policía fue de inmediato, por orden de los organizadores, a retirar la bandera palestina. Ante la protesta del público, Sanders intentó acallar los gritos. La respuesta de “su base” fue exactamente la contraria, ya que el grito de “¡Free Palestine!” (Palestina libre) se extendió masivamente. El hecho puede visualizarse en las redes sociales, donde el acto está publicado en su totalidad, así como este momento clave.
 El creciente apoyo a la resistencia palestina, en especial entre buena parte de los jóvenes de ascendencia judía, se ha puesto de manifiesto una y otra vez durante el genocidio que se desarrolla en Gaza, confrontando contra el gobierno de Biden primero y ahora contra el de Trump. En todo este proceso, los “Socialistas Democráticos” al estilo de Sanders y Ocasio-Cortez han defendido una y otra vez al Estado de Israel, defendiendo su derecho a “exterminar al terrorismo” pero reclamando que lo hagan sin bombardear indiscriminadamente a los civiles. Las escenas registradas en Idaho muestran lo desarrollada que está esta diferenciación política entre los sectores de base de la izquierda con sus supuestos “representantes” de la izquierda del Partido Demócrata. Las movilizaciones masivas del 5 y del 19 de abril muestran, por otra parte, que un sector cada vez más militante de los explotados intenta superar a estas direcciones para luchar ahora contra el trumpismo, sin esperar a las próximas elecciones. 

 Rafael Fernández - Partido de los Trabajadores (Uruguay) 
 26/04/2025

viernes, 25 de abril de 2025

Milei, 500 días de robarle a los trabajadores para engordar a los capitalistas


Los ingresos populares caen mientras las principales empresas mejoraron su rentabilidad.
 Un gobierno patronal y antiobrero. 

A contramano del relato oficial, las estadísticas revelan que los ingresos populares cayeron en lo que va del gobierno libertario. En contraste, las principales empresas mejoraron su rentabilidad, mostrando una enorme vocación por parte de Milei en transferir recursos desde el bolsillo de los trabajadores hacia el de los capitalistas. 
 Algunos datos publicados por la Celag ilustran la pérdida de poder adquisitivo de salarios durante los primeros 500 días de gobierno de Milei. Por ejemplo, al inicio de su mandato, el consumo de leche per cápita equivalía a 192,8 litros anuales, y, en la actualidad, se redujo a 171 litros. Asimismo, el consumo de carne bovina descendió de 53,3 kg anuales por habitante a 44,8 kg. Por otro lado, en diciembre 2023, el salario mínimo alcanzaba para costear 2.757 boletos de colectivos del Amba, ahora apenas cubre 696. A su vez, el pago de tarifas pasó de representar el 5,9% del salario promedio registrado al 10,3%. 
 En ese sentido, según un informe de la consultora Macro View, entre diciembre 2023 y febrero 2025 (no incluye la disparada inflacionaria de marzo), se produjeron aumentos del 467% en las tarifas de gas y electricidad, del 360% en el alquiler, del 358% en el transporte público, del 265% en combustibles y del 257% en telefonía. En el mismo período, los ingresos populares evolucionaron por detrás de esos aumentos: 168% el salario formal, 176% la jubilación mínima con bono y 238% la jubilación promedio. 
 Por otra parte, los cálculos de Cifra arrojan que, entre noviembre 2023 y enero 2025, el salario del sector privado registrado y el del sector público perdieron 3 puntos y 19,5 puntos, respectivamente, en comparación al índice de inflación reponderado, es decir, aquel que utiliza la canasta de consumos más representativa en la actualidad, donde los servicios tienen un peso mayor. 
 Finalmente, la devaluación primordial de la gestión libertaria y los tarifazos subsiguientes, combinados con los techos salariales a la baja -promovidos por el gobierno y acatados por las burocracias sindicales-, erosionaron los ingresos de la población trabajadora. A su turno, el cambio de fórmula de cálculo para la movilidad previsional, que impide recuperar lo perdido, provocó un derrumbe en las jubilaciones. 
 La caída salarial, junto con la pérdida de puestos de trabajo -hay 100 mil trabajadores asalariados registrados menos que cuando asumió Milei, según la Celag-, dio lugar a que la participación de los asalariados en el PBI cayera 1,5 puntos en los primeros tres trimestres del 2024, en comparación interanual. Como contrapartida, la utilidad neta sobre las ventas de las principales 12 empresas que cotizan en la Bolsa mejoró 19,4% el año pasado, según los datos de Cifra.
 Estas patronales se beneficiaron de la desvalorización del salario y el aumento de los ritmos de trabajo y contrataciones precarias que siguieron a los despidos. También amasaron fortunas con los tarifazos y naftazos que habilitó el gobierno, como es el caso de Pampa Energía (cuya rentabilidad aumentó 34,4%), Transportadora de Gas del Sur (+30,5%), Telecom (+25%) y Tecpetrol (+23,9%). Incluso, los pulpos alimenticios compensaron la caída del consumo con rendimientos extraordinarios en la bicicleta financiera montada por Caputo; por eso crecieron un 21,0% las utilidades de Arcor y 4% las de Mastellone. 
 La pauta salarial del 1% cuando la inflación se recalienta; los nuevos tarifazos y ataques a las jubilaciones inmanentes al plan fondomonetarista; y el horizonte de despidos fruto del agravamiento de la recesión industrial (por el atraso cambiario y la apertura importadora) prefiguran un sendero de más penurias para las mayorías. Por lo tanto, la lucha por paritarias libres y aumento de emergencia de salarios y jubilaciones está a la orden del día. 
 No obstante, la CGT y las CTA ahogan la iniciativa de los trabajadores en medidas aisladas y sin continuidad como parte de su pacto colaboracionista con el gobierno. Corresponde, entonces, construir desde las bases el camino hacia la huelga general para derrotar la ofensiva antiobrera de Milei y los capitalistas. Es la perspectiva que va a plantear el sindicalismo combativo en la movilización del 30 de abril, en una columna independiente de la burocracia sindical. Luego, colmar la Plaza de Mayo en el Día Internacional de los Trabajadores nos refuerza como clase para llevar adelante esas tareas. Fuera Milei y el FMI. 

 Sofía Hart

jueves, 24 de abril de 2025

El “legado” de Bergoglio


Pocos personajes en la historia suelen despertar la opinión unánime de los gobiernos del mundo. El recientemente fallecido “Papa Francisco”, nombre pontificio elegido por Jorge Bergoglio en marzo de 2013, lo ha logrado con creces. En medio de una escalada histórica de la guerra mundial y de enfrentamiento entre Estados a nivel militar y comercial, han lamentado al unísono la muerte de Bergoglio, tanto Zelenski y Putin, Maduro y Milei, Pedro Sánchez y Meloni, Trump y Sheinbaum, Erdogan y Pezeshkian, Ursula von der Leyen y Carlos III de Inglaterra. Todos han unido sus oraciones para despedir del obispo de Roma. 
 Su pontificado es destacado en todos los medios del mundo por sus políticas de reformas y trasformaciones dentro y fuera de la Iglesia Católica. Al cabo de los once años que duró su papado, sin embargo, la institución no ha salido de la crisis que llevó a la renuncia del predecesor de Bergoglio.
 La intempestiva salida de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) fue catalizada por una gigantesca crisis que atravesaba la Iglesia a raíz de la creciente denuncia de abusos sexuales y sus consecuentes encubrimientos, escándalos de corrupción y desfalcos de las finanzas del Banco del Vaticano; y una merma persistente de los fieles y de las vocaciones sacerdotales en todo el mundo. El diario The Independent sostuvo entonces que la renuncia de Benedicto XVI “fue meramente oportunista; ya no puede afrontar la situación. Habría sido sorprendente y valiente, hace unos años, si se hubiera ofrecido como expiación por la atrocidad ante la que había hecho la vista gorda durante 30 años: la violación, la sodomía y el abuso sexual de decenas de miles de niños pequeños bajo la tutela sacerdotal”. 
 El día de la asunción de Jorge Bergoglio como Papa, el diario El País titulaba: “La Iglesia, en espera de una revolución tranquila. Reformar el Gobierno vaticano y recuperar el prestigio, desafíos del nuevo papa”. Es que en 2012 había estallado el escándalo de los Vatileaks, a partir de la filtración de una serie de documentos secretos de la Santa Sede que involucraban al Vaticano en casos de corrupción y lavado de dinero. El alemán Ratzinger, representante del ala derechista del clero, fracasó en el intento de superar la crisis de la iglesia. Bergoglio, llegado desde “el fin del mundo”, fue ungido para cambiar el rostro, convirtiéndose en el primer papa jesuita y no europeo de su historia. Se presentó, entre otras cosas, como un cruzado contra la corrupción. Para El País, iba a ser “algo así como una revolución moderada, sin sangre ni levantamientos violentos, que salve a esta institución de la actual postración”. El fracaso del recientemente fallecido Papa Francisco es notorio en todos los ámbitos. 
Algunos han destacado como su mayor mérito detener el derrumbe de la Iglesia, aunque no revertirlo. Diversos analistas han señalado que el Papa de la “paz” y del “diálogo”, que supo sentarse a conversar con todos los jefes de Estado y con las principales figuras de otras religiones del mundo, encontró a sus principales enemigos adentro del Vaticano.
 Por caso, los escándalos financieros no tardaron en volver a aparecer bajo su pontificado. El periodista Gianluigi Nuzzi reveló, en 2019, que la mayor parte del Óbolo de San Pedro, las donaciones de fieles de todo el mundo al Papa para los pobres, era usado en operaciones financieras secretas, especialmente inmobiliarias, en lugar de ir a parar a los parias de la Tierra. Nuzzi era un defensor de Bergoglio y aseguraba que el Papa “quiere invertir la tendencia actual, que no es una herida sino una hemorragia”. Sin embargo, aseguró que “los instrumentos que tiene a disposición son insuficientes”. La conclusión de este defensor de Bergoglio, que denunciaba “un sabotaje continuo de la acción del Papa para cambiar las cosas”, era que luego de seis años de papado de Bergoglio, “la situación vaticana ha empeorado respecto de cuando Ratzinger decidió dar un paso atrás y renunciar, en febrero de 2013”. 
 Otra cruz con la que carga la Iglesia es el encubrimiento de una extensa red de pedofilia en todo el mundo, con miles de denuncias sobre clérigos y sobre aquellos que los han encubierto. Bergoglio, tras asumir el pontificado, anunció una política de “tolerancia cero” con la pedofilia y los abusos sexuales en la Iglesia. Pero la Comisión Pontificia para la Protección de Menores que creó un año después de asumir el cargo de Sumo Pontífice aseguró, en octubre el año pasado, que la Iglesia siguen sin garantizar que los abusos sexuales cometidos por clérigos se denuncien adecuadamente, a partir de un examen de protocolos en 17 partes del mundo, asegurando que encontró “una preocupante falta de estructuras de denuncia y de servicios de acompañamiento a víctimas y supervivientes” y una falta de transparencia “en los procedimientos y procesos jurídicos de la Curia Romana”. Es decir, toda la estructura sigue intacta y la impunidad sigue garantizada.
 Un tercer pilar de la crisis del catolicismo se centra en la tendencia persistentemente decreciente de la cantidad de fieles, que cae un nuevo escalón año a año. El principal declive se produjo en Europa. El cardenal Christoph Schönborn aseguró que allí “la Iglesia es vista casi como un cuerpo extraño”. En América viene perdiendo terreno con las religiones evangélicas. Bergoglio tenía intenciones de “modernizar” la Iglesia con diferentes reformas de sus tradiciones más conservadoras para que las puertas de la institución se abrieran a más fieles, sobre todo entre la juventud. Así, en los sínodos de 2023 y 2024 en Roma se otorgó el derecho a voto a las delegadas por primera vez y luego autorizó el bautismo de personas transgénero. Pero las reformas no fueron más allá. Bergoglio le negó a los obispos la posibilidad de nombrar diaconisas, no pudo avanzar en una reforma para facilitar la comunión a los divorciados vueltos a casar, ni permitir que hubiera sacerdotes casados y mantuvo la oposición de la Iglesia al matrimonio igualitario. 
 Durante su pontificado, Bergoglio trató de mostrar a la Iglesia por encima de la crisis mundial y las guerras, y aparecer como mediadora entre los diferentes bandos de cada foco de conflicto. Así lo hizo entre Cuba y Estados Unidos, entre Israel y Palestina, entre el Estado colombiano y la guerrilla del país, entre las dos Coreas, etc. Incluso llegó a forjar un acuerdo “histórico” con Pekín para nombrar conjuntamente obispos en China. Hasta hace algunos años, ciertos analistas creían que este rol de mediación y de tender puentes con Estados y religiones no occidentales era un éxito que dejaría como legado Bergoglio para las generaciones siguientes. Al momento de su muerte, sin embargo, era claro para todos que la Iglesia Católica no sólo no logró resolver ninguno de los grandes conflictos mundiales. La propia “casa de Dios” no se encuentra por encima de la crisis, sino que estaba atravesada por ella. 
 La Santa Sede es el escenario de choques entre diferentes camarillas y grupos que se disputan el poder y las finanzas, en una crisis estructural que parece no tener fin. Esas camarillas representan diferentes actores de la guerra mundial, que tiene su expresión dentro del Vaticano. Bergoglio llamó a combatir el cambio climático y a hablar en favor de los migrantes y refugiados del mundo, pero sin ir más allá de declamaciones. Eso no impidió que el papa Francisco fuera catalogado como “woke”, cuando no como “rojo” o “comunista”, por los representantes de las tendencias fascistizantes que tienen expresión dentro de la Iglesia Católica. 
 El “legado” de Bergoglio será motivo de discusiones y disputas. Entre aquellos que más han combatido su papado (y, según algunos opinadores, los que impidieron que el Papa realizara cualquier reforma real y profunda), hoy se encuentran entre los favoritos para sucederlo, como el alemán ultraconservador Gerhard Müller y el norteamericano trumpista Raymond Burke, a pesar de que Francisco nombró a la mayoría de los obispos que integran el cónclave electoral. El nombre de Burke es el que suena con más fuerza. Es decir, la próxima etapa podría encontrarnos con Trump poniendo un pie en el Vaticano. Otra ala de la Santa Sede, en cambio, se inclina por buscar al sucesor entre los aspirantes africanos y asiáticos. La estrategia de este sector para salir de la crisis seguiría siendo buscar un pontífice “en el fin del mundo”. 

 El Be 
 22/04/2025

miércoles, 23 de abril de 2025

CON FILO | ¿Con Dios o con el Diablo?


De la guerra arancelaria a la crisis monetaria y financiera


Trump y el jefe de la Reserva Federal, Jerome Powell, enfrentados
 La caída del dólar en el ojo de la tormenta. 

 Si hay algo que ha despertado especial preocupación en los círculos de negocios y de poder mundiales, mayor incluso que el derrumbe bursátil, es la depreciación que han sufrido los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Normalmente, cuando se produce un cataclismo como el actual, los inversores se deprenden de sus acciones e invierten en bonos. El título de renta fija aparece como una alternativa más estable frente a la elevada volatilidad que se produce en los mercados. En este contexto, las letras del Tesoro norteamericanas históricamente han sido la opción preferida entre los inversores, considerado el refugio más seguro para atravesar las tormentas financieras. Pero esta vez, no ha ocurrido lo mismo. El desplome accionario ha ido unido a una caída del valor de los bonos y en la volteada ni siquiera han escapado los bonos del Tesoro de Estados Unidos. 
 La guerra comercial ha terminado por agudizar algo que ya estaba latente y es el declive de la divisa norteamericana como medio de pago y moneda de reserva internacional. La economía mundial, el comercio y el sistema monetario internacional desde la posguerra, o sea desde hace ochenta años, ha girado en torno a la confianza y dependencia global del dólar. La primacía del dólar le otorga a Estados Unidos un sitial privilegiado para ejercer un dominio del mercado mundial, presionar al resto de las naciones del planeta y financiar a un costo menor su propia actividad económica y productiva. 
 Desde mediados de enero, o sea, incluso antes de los anuncios del magnate, el dólar ha caído un 9% frente a una canasta de divisas, una caída inusual y pronunciada, hasta su nivel más bajo en tres años.

 Crisis de la deuda 

Como telón de fondo de esta caída del dólar está el declive de Estados Unidos, que ha pasado de representar casi la mitad del PBI mundial en los años dorados posteriores a la segunda guerra al 25 del PBI mundial en la actualidad, lo que ha ido de la mano de un creciente proceso de desindustrialización. Estados Unidos consume mucho más de lo que produce y este desfasaje se cubre con importaciones, lo que ha llevado a un déficit comercial cada vez mayor que asciende en el presente a 1 billón de dólares y que coexiste con un déficit fiscal en ascenso. Estos déficits gemelos son financiados a través de un endeudamiento que ha ido creciendo como una bola de nieve. La deuda representa un 120% del PBI y su ritmo de crecimiento se viene acelerando. Esta situación ha puesto en duda la capacidad de pago de la deuda norteamericana y explica que las principales consultoras internacionales hayan bajado su calificación de triple A que históricamente ostentaban los bonos del Tesoro estadounidense. No debe sorprender que, en este contexto, haya una tendencia de los tenedores locales, pero por sobre todo internacionales de los bonos, a desprenderse de los activos en dólares y a comprar oro, que ha superado sus máximos históricos y ya supera la barrera de los 3.400 dólares. Entretanto, han ido creciendo las transacciones comerciales que sortean al dólar como medio de pago. 
 China lleva años negociando acuerdos comerciales exclusivamente en yuanes con Brasil para productos agrícolas, Rusia para petróleo y Corea del Sur para otros bienes. También ha otorgado préstamos en yuanes a bancos centrales necesitados de liquidez en Argentina, Pakistán y otros países, reemplazando al dólar como fuente de financiación de emergencia. 
 “Las propiedades de refugio seguro del dólar se están erosionando”, declaró el Deutsche Bank en una nota a sus clientes a principios de este mes, advirtiendo sobre una “crisis de confianza”. Un informe más cauto de Capital Economices añadió: “Ya no es exagerado decir que el estatus de reserva del dólar y su rol dominante en general están, al menos en cierta medida, en tela de juicio”. 
 Un dólar más débil está llamado a echar más leña al fuego a las tendencias inflacionarias que se han avivado a partir de los anuncios de Trump. Los productos que se comercializan en Estados Unidos podrían encarecerse, no solo por los aranceles, sino también por la depreciación de la moneda. Esto representa un coctel explosivo. 
 La desconfianza en el dólar afecta, asimismo, a la población norteamericana como consecuencia de tasas más altas para hipotecas y financiación de automóviles, ya que los prestamistas exigen más intereses para compensar el auge del riesgo país. Ni qué hablar del impacto que esto provoca en la deuda norteamericana, cuya formación extra está llamada a encarecerse como resultado de una suba de las tasas de interés. Por lo pronto, los anuncios de Trump redundaron en un aumento de la tasa de interés implícita de los bonos del Tesoro como consecuencia del bajón registrado en sus cotizaciones.
 Es necesario no olvidarse que una parte de los títulos de la deuda pública (no solo en Estados Unidos sino en las principales economías capitalistas) está en poder de los bancos. Una desvalorización de los mismos puede terminar provocando una crisis de liquidez en el caso de que los ahorristas pretendan retirar los fondos que tenían depositados en sus cuentas. Un registro de ello lo tenemos en la crisis bancaria del 2023 del Silicon Valley y el Signature Bank que obligó al socorro de la Reserva Federal. Al mismo tiempo, los activos públicos ofician como garantía de los préstamos. Esto va vale especialmente en la llamada banca en la sombra que alimenta un circuito altamente especulativo, cuyas transacciones reposan en un gran apalancamiento. El activo público más importante que actúa como garantía son los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Al producirse un descenso de su cotización, quienes pidieron prestado (fondos de cobertura, de inversión, capital privado, etc.) están obligados a cubrir con efectivo la desvalorización que se registra en esos títulos y ello opera forzando a deshacerse de más letras del Tesoro en el mercado de bonos, acelerando más su caída. 
 Hay quienes señalan que es la propia Casa Blanca la que alienta un debilitamiento del dólar. El magnate republicano, asistido por sus principales colaboradores, sostiene que eso permitirá abaratar los productos norteamericanos frente a los productos extranjeros y mejorar la competitividad estadounidense. Este recurso junto con los aranceles permitiría, según sus defensores, reducir el rojo de la balanza comercial. Pero contradictoriamente, haría más oneroso y pesado financiar la deuda pública. Los ahorros, por un lado, se verían contrarrestados por una erogación mayor de intereses. Basta señalar que hoy en día el déficit fiscal llega al 7% del PBI y que solamente por intereses de la deuda pública el Estado abona 2 billones de dólares, una cifra superior al presupuesto que se destina a cualquier otra partida del mismo.
 Aquí se constata la contradicción entre el rol del dólar como moneda nacional y el dólar como moneda mundial. “Es que, en tanto moneda nacional, y según los patrones clásicos del comercio internacional, debería depreciarse, dado el déficit en la cuenta corriente. Pero en su rol de dinero mundial, es imprescindible que encarne valor y sea medio de atesoramiento. Agregando que ese rol explica la entrada de capitales y el consiguiente financiamiento del déficit” (Dólar, déficit y crisis, Rolando Astarita, Sin Permiso, 15/4). Para que la divisa norteamericana funcione como medio de pago y reserva de valor internacional requiere una estabilidad que resulta incompatible con los desequilibrios cada vez más pronunciados de la economía norteamericana. Esta inestabilidad que se viene profundizando y la acumulación de deudas cada vez más insostenibles están en la base de la desconfianza de los inversores. No obstante, no se nos escapa que el dólar, a pesar de su declinación, aún sigue siendo dominante en las transacciones internacionales. Ninguna moneda ha podido rivalizar cumpliendo este rol en el pasado y tampoco en el presente. Pero, precisamente, el hecho de que no haya sustituto hace más dramática la crisis capitalista en curso. Y potencia los riegos de un descalabro a nivel global.
 Este escenario convulsivo es el que explica los choques que están escalando entre Trump y la Reserva Federal (FED). El magnate está presionando, y más ahora luego del tsunami que ha desatado el alza de los aranceles, para que la FED reduzca la tasa de interés y flexibilice las restricciones monetarias que hoy están en vigencia. La Reserva Federal ha ido en una dirección contraria a ese rumbo y ha tomado la decisión de postergar por ahora las sucesivas bajas de la tasa de interés que tenía prevista en su esquema de este año, en tanto la amenaza de un repunte de la inflación asoma con más fuerza. Viene al caso señalar que el 77% de la deuda total está en manos de residentes de Estados Unidos (la Reserva Federal es el mayor tenedor, U$S5,2 billones, el 15% del total). El 23% es deuda externa (los acreedores son bancos centrales y otras entidades estatales, inversores y empresas extranjeros). 
 La política monetaria expansiva por la que aboga Trump permitiría que la FED compre más bonos del Tesoro y amplíe sus tenencias, y por esta vía neutralizar su caída en momentos en que se refuerzan la salida de capitales invertidos en dólares y hay una tendencia ascendente a desprenderse de los títulos de la deuda norteamericana. Importa señalar que en lugar de comprar la FED, en la actualidad, se está deshaciendo de los bonos. Trump exige un volantazo antes de que la sangre llegue al río frente al temor, por cierto fundado, de que esta tendencia se generalice y el contagio se traslade a los residentes locales. Las autoridades de la FED se encuentran cada vez más ante el dilema de ceder y rebajar la tasa de interés, aunque esto provoque un rebrote inflacionario, o persistir con la política actual, con lo que se corre el riesgo de que se pueda desatar una crisis financiera y potenciarse los aprietos financieros (no solo tropieza el sector público sino las corporaciones y la propia población, en la que también se registra un elevado endeudamiento). Una elevada tasa de interés, por otra parte, alimenta las tendencias recesivas que ya se están abriendo paso. El caos y la dislocación de la economía y el comercio mundial creados por la guerra arancelaria y la retracción del consumo de la población norteamericana (que se vaticina como resultado del encarecimiento de los bienes y servicios a partir de los aranceles) están provocando un freno de la economía de modo tal que los analistas coinciden en pronosticar un decrecimiento de la economía norteamericana, que hasta ahora había escapado al estancamiento que se venía registrando en las principales economías capitalistas. 

 La etapa que se abre 

La tensión entre el presidente republicano y la FED ha llegado a punto tal de que Trump pretende remover de su cargo al presidente de la FED y, como parte de ello, está reclamando que la Corte Suprema avale esa decisión. En caso de que esto se produzca, se afianzarían las tendencias a un régimen de excepción. Asistimos a la tentativa de imponer un régimen de poder personal, por encima de las instituciones republicanas. Estos giros de la política norteamericana se compadecen con la ofensiva en curso del imperialismo norteamericano dirigida a revertir su declinación histórica, lo que plantea rediseñar el planeta a medida de sus necesidades e intereses. A esto se resume el Maga, que es la bandera que preside la cruzada del magnate. 
 La declaración de guerra lanzada por Trump contra el mundo, incluidos sus históricos aliados occidentales -que alimenta los choques interimperialistas y por lo tanto las tendencia a una guerra mundial-, solo se puede abrir paso a través de un régimen interno de reacción y regimentación política, de disciplinamiento de todas las clases sociales. Al servicio de esto está la ola de deportaciones masivas y el reforzamiento de un Estado policial. Pero este ensayo bonapartista con características fascistoides está obligado a demostrar que puede pilotear los profundas desequilibrios provocados por la bancarrota capitalista .Por lo pronto, los anuncios tropezaron con obstáculos, incluida la amenaza de una crisis financiera que no estaba prevista en los cálculos de la Casa Blanca, y el magnate tuvo que dar marcha atrás parcialmente con los anuncios. 
 Los primeros pasos de Trump han despertado una fricción y choques no solo con sus enemigos sino hasta en las filas del campo republicano, en la propia clase capitalista que salió a apoyarlo, incluidos los referentes de las empresas líderes de Estados Unidos. Estamos en presencia de un conflicto de poderes desde el momento en que vienen creciendo las voces en el Congreso, incluido dentro de la bancada republicana, que plantean apartar a Trump del manejo de los aranceles y devolverle esa facultad al parlamento. Esto pone de relieve que las contradicciones han llegado a un punto muy agudo que excede holgadamente la capacidad de arbitraje del Estado capitalista. De todos modos, aunque se le haga cuesta arriba, el imperialismo yanqui no tiene más remedio que insistir en su escalada porque está en juego su hegemonía y, en esa medida, su propia sobrevivencia.
 Dicho esto, la prueba fundamental que deberá pasar Trump y su ensayo es la propia lucha de clases nacional e internacional. El descontento se está apoderando de la población norteamericana, incluso de aquella que lo votó, que explica la caída de los índices de popularidad con que arrancó su mandato -mientras se están extendiendo las protestas populares. El recrudecimiento de la inflación y la incertidumbre económica están provocando disconformidad en los hogares estadounidenses y el rechazo también aumenta frente a las deportaciones masivas. Hasta la Corte Suprema, en su mayoría conservadora, se ha visto obligada a desautorizar algunos de los operativos realizados por el gobierno. Una reacción popular más generalizada, reeditando la rebelión popular que se desató en 2020, representaría un golpe muy fuerte al gobierno de Trump y en esa medida un golpe al auge internacional de la derecha que tiene al magnate como su principal referente. Estados Unidos y el mundo ingresan una etapa más convulsiva. 

 Pablo Heller

martes, 22 de abril de 2025

Lenin y el Socialismo


Jorge Bergoglio: el Vaticano en la crisis y la guerra mundial


Los diarios de todo el mundo han despedido a Jorge Bergoglio como un “reformador” e incluso como un “revolucionario” dentro de la Iglesia. Su papado estuvo precedido por la aguda crisis del clero católico, atravesado por denuncias de brutales de abusos sexuales y paidofilia en todo el mundo, escándalos financieros y de corrupción y una sensible disminución de su feligresía .
Bergoglio se vio encumbrado al frente del Vaticano luego de la inédita renuncia de su antecesor, el alemán Joseph Ratzinger (Benedicto XVI). Eligió su nombre, Francisco, en homenaje a San Francisco de Asís, para resumir sus pretensiones de inaugurar una nueva etapa de ´austeridad´ y cercanía con los pobres. Desde los primeros meses de su papado, Bergoglio/Francisco debió arbitrar en el ´saneamiento´ de las financas vaticanas, caracterizadas como “una selva” por periodistas especializados, para dar cuenta del descontrol y la corruptela reinantes.
 Jesuita y peronista, cercano a la ´ortodoxa´ Guardia de Hierro, Bergoglio se ordenó sacerdote en 1969. En 1973, a los 36 años, fue designado al frente de la orden jesuítica. En los años 90 fue promovido por el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, caracterizado por su complicidad con la dictadura militar y enemigo recalcitrante de los homosexuales. 
Bergoglio lo reemplazaría al frente de la diócesis porteña en 1998 y continuaría en esa misma veta ideológica. Enemigo del derecho al aborto y al matrimonio igualitario, protagonizó un incidente destacado, en 2004, cuando despotricó contra una muestra del artista León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta, a la que tachó de ´blasfema´, agitó contra ella. Algunos de sus seguidores irrumpieron en la exhibición y atacaron las obras. Entre otras piezas, se exhibía la icónica “La civilización occidental y cristiana” (1965), que representa a Cristo crucificado en una réplica de avión bombardero norteamericano. Bergoglio asumió al frente de la Iglesia católica con la misión de recomponer su acusada despomposición. Su nombramiento fue inesperado -nunca antes un latinoamericano había llegado al cargo-, aunque su potencia ´renovadora´ no pasó de las palabras. Más que a un revolucionario, el papado de Francisco se asimiló al “gatopardismo”, resumido por el escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa en la máxima “cambiar todo para que nada cambie”. 
 Al poco tiempo de asumir como Papa, Bergoglio desplazó al entonces secretario de Estado, Tarcisio Bertone, para reponer a los hombres de Ángelo Sodano, cuyo nombre está inevitablemente asociado a los desmanejos y enjuagues del Instituto para las Obras de Religión, IOR, llamado el “banco del Vaticano”. El IOR fue objeto de numerosas denuncias por lavado de dinero proveniente de la mafia y el narcotráfico. El cambio de nombres al frente del banco fue una exigencia del JP Morgan y el Deutsche Bank, como condición para su rescate. 
 En 2019, Bergoglio-Francisco convocó a un ´histórico´ coloquio para tratar la cuestión de los abusos de menores. Sin embargo, las conclusiones de aquella cumbre apuntaron a sellar su tratamiento interno en la Iglesia, basándose en el derecho canónico. Pidió “perdón” a todas las víctimas, pero Bergoglio estuvo personalmente involucrado en el encubrimiento de varios curas acusados de pedófilos, aunque el caso más resonante fue su apoyo a Julio César Grassi, el monstruo que habitaba la fundación “Felices los niños”. En este caso, promovió la distribución de un pseudoinforme sobre Grassi que repetía las mismas mentiras de sus defensores. Grassi fue condenado finalmente por la justicia penal argentina. 
 Bergoglio también promovió a los llamados ´curas villeros´ y a los movimientos sociales referenciados en Juan Grabois; el frente entre la UTEP de Grabois, el Movimiento Evita y la CCC era conocido como “los vaticanos”. En el escenario de la crisis capitalista mundial, su ´opción por los pobres´ era enteramente conservadora. Promovía ´la inclusión´ a través de las cooperativas truchas y la socialización de la miseria. Un referente del movimiento de los ´curas villeros´, el padre Pepe, fue un destacado expositor en el Congreso contra el derecho al aborto. Bergoglio se mostró coherente, nuevamente, con su denodada oposición a la Teología de la Liberación en los años 60 y 70 del siglo pasado. 
 Su estilo demagógico y el desplazamiento de ciertas camarillas le granjearon enemigos ´unltraconservadores´ dentro de la Iglesia. Fuera de esta, algunos ´progres´ se manifestaron ´deslumbrados´ por la inclusión de mujeres en ciertos cargos religiosos, la ´comprensión´ hacia los homosexuales y la aceptación de ´algunos´ divorciados, en el marco de una institución completamente reaccionaria, como si esto pudiera ser considerado seriamente un ´progreso´. El papado de Francisco se caracterizó por abrazar la agenda ´woke´, hoy en crisis frente al ascenso de gobiernos de ultraderecha del tipo Trump y Milei. 
 Jorge Bergoglio, el papa Francisco, fue un dirigente políticamente hábil y, por lo tanto, un conservador adaptado a los tiempos que corren, al cual se le asignó la misión imposible de recomponer a la Iglesia de su irrecuperable decadencia. 

 Jacyn 
 21/04/2025

lunes, 21 de abril de 2025

Nuevos bombardeos criminales de Estados Unidos contra Yemen


El verdadero rostro de Trump el “pacificador”

 Los ataques contra el puerto de Ras Isa dejaron más de 70 muertos En la noche del 17 de abril, Estados Unidos llevó a cabo el ataque aéreo más brutal contra Yemen desde que Trump ordenara a mediados de marzo iniciar ataques contra los hutíes, quienes sostienen un boicot naval contra Israel y el imperialismo en solidaridad con el pueblo palestino. 
El ataque estadounidense se concentró sobre el puerto de Ras Isa, en la gobernación de Hodeida, sobre el mar Rojo, y arrojó por ahora el saldo de 74 muertos y 171 heridos. 
 De acuerdo al comunicado del Comando Central de Estados Unidos (Centcom), el ataque tuvo por objetivo la destrucción de este puerto petrolero de Yemen, ello a fin de cortar el ingreso de combustible proveniente de Irán que reporta grandes ganancias a los hutíes para financiar sus operaciones militares y gobernar el territorio del país que controlan, que es el mayoritario. 
 Los hutíes, por su parte, señalaron que Estados Unidos acometió un “crimen de guerra”. “Esta agresión completamente injustificada representa una flagrante violación de la soberanía y la independencia del Yemen y un ataque directo a todo el pueblo yemení”, afirmaron en un comunicado (El País 18/4). 
 El golpe de EEUU es durísimo para Yemen, más allá de las víctimas civiles del ataque. “Ras Issa, junto con los puertos de Al Hudeida y Salif, recibe alrededor del 70 por ciento de todas las importaciones y el 80 por ciento de la ayuda humanitaria que entra a Yemen, de acuerdo con cifras de Naciones Unidas. En cambio, Estados Unidos y otros países denuncian que es utilizado por los hutíes para importar y exportar petróleo de forma ilícita.”
 Por su parte, lejos de condenar el ataque criminal de Trump, el ministro de Información del Gobierno del Yemen internacionalmente reconocido por EEUU, la Unión Europea y las monarquías saudíes, Muamar al Eryani, responsabilizó a los hutíes del ataque por “haber transformado esta instalación vital de una salida económica al servicio de los yemeníes en un centro de contrabando de armas y combustible iraníes, y en una fuente de financiación de sus actividades terroristas” (EFE, 18/4).
 La campaña de bombardeos de Trump ha superado en un mes a los de Biden en un año, tanto en cantidad de bombazos, como en muertes y destrucción.
 Los ataques no solo recayeron sobre objetivos civiles, sino que se aprecia una deliberada intención de impactar en zonas cercanas a las líneas del frente de la guerra civil yemení, ello a fin de facilitar una eventual ofensiva contra las posiciones de los hutíes en la capital, Sana y en la costa del Mar Rojo.
 En este cuadro, “facciones yemeníes aliadas con el Gobierno sopesan aprovechar la ocasión para lanzar una operación militar terrestre e intentar retomar parte de los territorios bajo control hutí, según han asegurado recientemente fuentes yemeníes y estadounidenses a medios de Washington” (El País, ídem). 
 Que tome fuerza una ofensiva en Yemen contra los hutíes, habrá que verlo. Por lo pronto, no se reportan concentraciones enemigas ni tampoco está claro que los ataques de EEUU hayan afectado la capacidad operativa hutí.
  Además, los golpes infringidos por los hutíes a EEUU son de importancia. Atacaron los portaaviones USS Harry S. Truman y USS Carl Vinson, junto con sus escoltas en el mar Rojo y el mar Arábigo. EEUU tiene 11 portaaviones operativos de este tipo, su valor oscila entre 12 mil y 14 mil millones de dólares. Además, derribaron dos docenas de drones estadounidenses MQ-9, cuyo valor es de 30 millones de dólares. 
 Los hutíes habían detenido sus ataques en el mar Rojo mientras Israel no había roto la tregua con Hamas. Ahora, básicamente, están incrementando sus acciones en ese mar y han atacado Israel con misiles, ello en la medida que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu intensifica la masacre, la destrucción y la ocupación de Gaza. 
 Claramente, Estados Unidos tiene los medios para desarrollar una campaña de bombardeos aún mayor sobre Yemen, pero lo limitan sus otros frentes de conflicto –abiertos o potenciales-, como Ucrania y el Pacífico. 
 Por ello, los comandantes estadounidenses “que planean un posible conflicto con China están cada vez más preocupados de que el Pentágono pronto tendrá que trasladar armas de precisión de largo alcance desde sus arsenales en la región Asia-Pacífico a Medio Oriente (…)”. Esto se debe a la gran cantidad de municiones que Estados Unidos está utilizando en una campaña de bombardeos en Yemen ordenada por el presidente Trump” (New York Times, 8/4). 
 En ese contexto de discusiones en las altas esferas de EEUU sobre la conveniencia y oportunidad de las operaciones en Yemen, es que hay que ponderar las declaraciones de la administración norteamericana respecto a la transferencia de información satelital de la empresa china CGST a los hutíes, para que estos ataquen a la marina de guerra de EEUU. 
 La empresa desmintió las acusaciones del Departamento de Estado de EEUU. En una nota del 18 de abril publicada en el periódico Global Times, ligado al Partido Comunista de China, se recogen las declaraciones de la compañía y se cita a un experto que afirma que resulta imposible que la tecnología de dicha empresa suministre coordenadas de embarcaciones en tiempo real. 
 Además, el citado experto dijo que los “hutíes cuentan con sus propias capacidades de drones, que constituyen el medio más práctico y eficaz de vigilancia y reconocimiento en tiempo real contra objetivos móviles en aguas estrechas como el Mar Rojo. En cambio, los satélites de reconocimiento ofrecen una utilidad muy limitada en tales escenarios”.
 El señalamiento contra China viene precedido de las acusaciones contra Irán en el mes de marzo. Trump llegó a decir que consideraría cualquier ataque de los hutíes como una agresión patrocinada por Teherán. Con estas declaraciones, claro, la Casa Blanca se reserva la posibilidad de represalias. 
 Los bombardeos en Yemen desmienten el pregonado carácter “pacificador” que el magnate se atribuye por sus gestiones en Ucrania. El “Make America Great Again” es sinónimo de guerra y barbarie. 

 Facundo Miño

Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, un símbolo de solidaridad entre los pueblos


sábado, 19 de abril de 2025

‼️ Estreno | De Moscú a La Habana: Aranceles de Trump, fraude en Ecuador y la cosmonáutica rusa


El ejército de Estados Unidos desembarca en Panamá


Mulino firma una cesión de soberanía. 

 Trump amenazó en diciembre pasado con recuperar el canal de Panamá y está cumpliendo. Ha logrado que se pusiera fin a los acuerdos con China, aunque todavía no se ha firmado la venta de 23 puertos a un consorcio liderado por BlackRock que incluye a los puertos ubicados a ambos lados del Canal. El gobierno de China está presionando al consorcio de Hong Kong, Hutchison, a que revea la carta de intención de la venta. 
 Pero el último 10 de abril, Trump dio el zarpazo, al imponer la autorización a Panamá de la instalacion de bases para militares norteamericanas en la zona. 
 De acuerdo al memorando firmado por el gobierno de Mulino, Panamá habilita, por un plazo inicial de tres años -renovables- el despliegue de militares y contratistas norteamericanos en territorio nacional panameño, en particular en la geoestratégica zona del Canal. “Contratistas” es un eufemismo para referirse a los mercenarios de las compañías de seguridad privada. La infraestructura comprendida en el acuerdo incluye al Aeropuerto Internacional y varias instalaciones militares como bases aéreas, navales, aeronavales, y edificios costeros. Algunas organizaciones anticipan que los panameños van a tener vedado el acceso a algunas playas, algo que ya pasó durante la ocupación norteamericana anterior.
 El memorándum permite que buques de guerra estadounidenses transiten por el Canal sin autorización previa ni restricciones de ningún tipo, le otorga un trato preferencial y un privilegio militar a los Estados Unidos que echa por tierra la neutralidad del país y da permiso a Trump para intervenir en las telecomunicaciones y la ciberseguridad de Panamá. 
 El documento también establece que, si “ocurre un accidente” con el personal norteamericano, la autoridad encargada de dirimir cualquier conflicto sea la Secretaría de Defensa estadounidense, no la justicia local, lo que equivale a inmunidad e impunidad y socava la soberanía panameña. 
 El acuerdo se implementó de inmediato y ya hay en el istmo una compañía de la Marina estadounidense, dos patrulleros de la guardia costera y aviones F18 que ocupan el Aeropuerto Internacional Pacífico. 
 El documento está plagado de eufemismos como “ubicaciones autorizadas”, e “instalaciones de seguridad” para evitar hablar de “bases militares” y “ocupación militar permanente” a pedido del Presidente Mulino, quien, según sus propias palabras, teme que se “prenda fuego el país”.
 Peter Hegseth, Secretario de Defensa de los Estados Unidos, se jactó ante Trump de que “Hemos trasladado a muchas tropas a Panamá y hemos ocupado algunas zonas que ya no teníamos, pero ahora sí", en referencia a los lugares que controlaban antes de 1999. 
 Además, en la versión en inglés de la declaración conjunta emitida por ambos países, el gobierno estadounidense decidió omitir la parte en que reconocía “la soberanía irrenunciable de Panamá sobre el Canal de Panamá y sus áreas adyacentes".
 Así, Trump y sus personeros torpedean todos los intentos de Mulino por ocultar la entrega y la violacion flagrante de la Constitución panameña. 
 De momento, no hubo todavía una respuesta popular ante estos hechos pero la lucha por la soberanía está presente en la conciencia colectiva. La soberanía del Canal fue la principal reivindicación popular y nacional histórica, la cual fue defendida en las calles y cobró sangre de trabajadores y estudiantes. 
 Estados Unidos tuvo el control del canal desde su creación hasta 1999 y, en 1989, invadió el país centroamericano para capturar al entonces dictador Manuel Antonio Noriega, acusado de narcotráfico. En la invasión fueron asesinados más de 5.000 panameños, por lo cual el sentimiento antinorteamericano no es mero material de slogan en en el país.
 Sin embargo, para Trump y su guerra comercial, el control del canal es igualmente crucial. El 40 % del tráfico estadounidense que navega por el mundo atraviesa el canal. 
 El fascista del norte pretende el paso gratuito o subsidiado de sus mercantes, pero eso haría insolvente al canal, ya que la mayor parte del tránsito es yanqui. Un sólo buque tipo Neopanamax puede pagar hasta 1.5 millones de dólares por atravesar el paso bioceánico, y los ingresos derivados del Canal representan el 23 % de los ingresos anuales del país centroamericano. 
 Además de toda la injerencia imperialista ya mencionada, Mulino acaba de implantar una segunda “Guantánamo” en la selva del Darién, donde son llevados los inmigrantes deportados de Estados Unidos; está a punto de reactivar la mina de cobre Panamá -que había sido cerrada por el reclamo popular contra la contaminación- con capitales mixtos; y acaba de aprobar una reforma previsional a la medida de la motosierra. 
 Es un verdadero plan de guerra contra los trabajadores de Panamá que los encorseta en un estatus colonial. Como ensayo, es el ejemplo actual más acabado de ocupación militar en un país soberano de América Latina -dejando de lado Haití- si bien Trump viene avanzando con la excusa de la guerra al narcotráfico y con el eufemismo siempre presente de “operaciones conjuntas”. 
 Esto profundiza en exceso una senda que ya estaba trazada en Panamá por 20 acuerdos bilaterales anteriores, firmados por diferentes gobiernos. 
 Por eso, la lucha por la soberanía panameña solo puede llegar a la victoria si es parte de la lucha independiente de los trabajadores por mejorar sus condiciones de vida.

 Aldana González 
 17/04/2025

viernes, 18 de abril de 2025

Ecuador: Noboa se impone en un balotaje militarizado


González denuncia fraude, pero sin convocar a movilizarse. 

 La segunda vuelta electoral para la presidencia de Ecuador despertó las sospechas largamente anunciadas de un fraude electoral por parte del gobierno de Daniel Noboa. Todas las encuestas, incluidas dos bocas de urna “oficiales” el día de la votación, otorgaban una ínfima diferencia para cualquiera de los dos candidatos en pugna -Noboa, actual presidente, y Luisa González de Revolución Ciudadana, la formación del expresidente Rafael Correa-. Contrario a todo esto, la Comisión Nacional Electoral (CNE) anunció a las 23 horas del domingo -solo 4 horas después de cerradas las urnas- que la tendencia era irreversible en favor de Noboa, quien con el 97 % de las actas escrutadas se ubica en un 55,65 % de los votos frente a un 44,35 % de la candidata del correísmo. 
 El fraude electoral orquestado por Noboa se retrotrae a la primera vuelta, cuando sin fundamentos denunció alteraciones en diversas provincias que se habían volcado en favor de González por una mayor diferencia de lo que sus conteos previos habían calculado. La diferencia inexistente entre ambos de 17.000 votos había hecho suponer un ajustado resultado en esta segunda vuelta. El único candidato con un porcentaje considerable (5 %), Leonidas Iza del movimiento indígena Pachakutik, había convocado a votar por González. La diferencia final ofrece una distancia superior al millón de votos y 10 puntos porcentuales, algo que no estaba previsto en ningún relevamiento previo o encuesta de opinión. La presidenta del CNE, Diana Atamaint, colaboró en el afán de sostener el resultado al asegurar: “Los resultados son fieles a la intención de los votantes” (La Nación, 14/04). 
 Durante la campaña, Noboa esgrimía intentos de fraude contra él y buscaba asociar a la candidata del correísmo con las bandas narcos que operan en diversas provincias costeras del país. Esto llevó a prohibir el uso de celulares en los centros de votación, asegurando que los narcos exigían fotos de las boletas a los vecinos amenazados. Esta medida fue acompañada por la declaración de “estado de excepción” a siete provincias. En todas esas provincias se había impuesto González en la primera vuelta, por una buena diferencia a su favor. En la segunda vuelta, de manera misteriosa, Noboa se ha impuesto en Guayas, Orellana y El Oro. En las otras cuatro provincias quedó a tiro, no bajando del 40 % en ninguna de ellas. En un artículo de la revista Nueva Sociedad, se recupera el informe preliminar de la Organización de Estados Americanos (OEA) que señala como una gran irregularidad que las Fuerzas Armadas fotografíen las actas, siendo un exceso en sus funciones que solo incluyen la custodia de las mismas. El autor del artículo incluye la preocupación esgrimida por la misión de la Unión Europea (UE) sobre la transparencia de los comicios. 
 La militarización de las elecciones por parte de Noboa se hace bajo el manto de la lucha contra los narcos. El día previo a la veda electoral, el presidente anunció que incrementará en 72 millones de dólares el presupuesto de la policía y las fuerzas armadas, que son quienes realmente controlan el territorio. La policía se ha convertido en una fuerza auxiliar, mientras los índices de asesinatos callejeros alcanzan el promedio aterrador de un muerto por hora. 
 Noboa ha enviado un proyecto de ley para reformar la Constitución y permitir que existan bases militares extranjeras en el territorio del país: este gesto está en función de su relación con Trump para recolonizar América Latina. Trump no ha escondido sus intenciones de utilizar fuerza letal contra las bandas narco, a las cuales ha incluido en la lista de “terroristas”. Es lo que se debate al día de hoy para una intervención de la CIA sobre México. La instalación en Ecuador de bases militares ampliaría la frontera estadounidense hasta Perú y Colombia. 
 El libreto de Noboa sigue lo realizado por Bukele en Nicaragua y la pretensión de Milei-Bullrich para imponer un Estado policial en la Argentina. Los principales medios no han tomado el dato más interesante de la elección. una consulta popular para eliminar derechos laborales, incluidos los fueros sindicales, fue derrotada ampliamente. “La verdadera fiesta democrática”, que auspició la presidenta del CNE ecuatoriano, por la participación superior al 80 %, busca esconder que la confrontación política desatada -un programa trumpista y otro “woke”- adquiere las formas de una guerra civil en las condiciones actuales del país.
 González y su mentor Rafael Correa son plenamente conscientes de este escenario. Es lo que ha decidido a la candidata a rechazar una convocatoria a movilizarse masivamente para desconocer los resultados. En su lugar, ha optado por la defensa de las instituciones, “un recuento y apertura de urnas”. Sin embargo, estas instituciones se han complotado para asegurar la victoria de Noboa. Lo curioso del caso es que el presidente ultraderechista ha utilizado los métodos del chavismo, al cual denuncia como una dictadura.
 El gobierno no cuenta con una mayoría propia en la Asamblea Legislativa. Las reformas constitucionales serán introducidas por plebiscito. Noboa cuenta con la diputada más votada, la madre del propio Noboa, que por ley tiene derecho a la presidencia del Congreso. Además, Pachakutik se encuentra fragmentado en diversas camarillas regionales, por lo que se descuenta la compra de diputados y cabecillas. De todas maneras, la situación financiera del país es explosiva, el temor a un default recorre casi cotidianamente la bolsa de Guayaquil y Quito.
 La situación social y política de Ecuador es un hervidero. La élite agroexportadora y bursátil ha hecho el negocio de su vida con el sostenimiento de la dolarización y la destrucción de casi todos los derechos laborales, beneficios otorgados por el correísmo. Ahora, está dispuesto a desarrollar una guerra de supervivencia contra una población arrojada a la miseria social más aberrante. Las rebeliones populares de los últimos años han mandado al fracaso a todos los gobiernos sucesores del correísmo. El resultado electoral traerá nuevas crisis, cuando la burguesía busca una salida. 

 Joaquín Antúnez 
 14/04/2025

En Estados Unidos y en Argentina, al ritmo del desmantelamiento del sistema de salud, aumentan los casos de sarampión


Otro niño murió a causa del sarampión en Texas la semana del 6 de abril, la segunda muerte provocada por esa enfermedad en dicho estado. Ninguno de los dos niños estaba vacunado ni presentaban ninguna enfermedad subyacente conocida. Hay una tercera muerte de un adulto en Nuevo México, en investigación. Son las primeras por esta enfermedad en Estados Unidos en una década, que se consideraba “libre” de sarampión. Los casos aumentan al ritmo del desmantelamiento del sistema de salud por parte del gobierno de Trump, como el de su imitador Milei. 

 Estados Unidos

 La situación en Estados Unidos es alarmante: al 10 de abril de 2025, se notificaron un total de 712 casos confirmados de sarampión, distribuidos en 25 jurisdicciones. Solamente en Texas se han confirmado 561 casos desde finales de enero (Texas Health and Human Services, 15/04). El número más alto de casos se concentra en el condado de Gaines (364 al 15 de abril). Por su parte, cincuenta y seis pacientes han sido hospitalizados. Según los Centros para el Control y Prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), debido a la naturaleza altamente contagiosa de esta enfermedad, es probable que se produzcan casos adicionales en el área del brote y en las comunidades circundantes. Es decir, la situación en Estados Unidos, especialmente en Texas, es alarmante. 

 Desmantelamiento de la salud pública 

Robert F. Kennedy Jr, Secretario de salud y Servicios Humanos, quien días antes declaró que la aplicación de la vacuna es una decisión personal, realizó una publicación en la red X en la que resaltó que "la forma más efectiva de prevenir la propagación del sarampión es la vacuna MMR". Y expresó que estaba trabajando con funcionarios de salud de Texas para “controlar el brote de sarampión”. El secretario declaradamente “antivacunas” asistió a dar las condolencias a la familia de la víctima, desligándose de la responsabilidad estatal y de su propia campaña por desinformar acerca del método más efectivo para prevenir los brotes de la enfermedad. En lugar de reforzar el sistema de salud para hacerle frente a esta situación alarmante, el gobierno avanza en un brutal ajuste: En todas las agencias del departamento de salud y servicios humanos (HHS, por sus siglas en inglés), como por ejemplo en los CDC, la FDA (Food and Drug Administration, que regula la producción de alimentos y medicamentos) y los NIH (National Institutes of Health – Institutos Nacionales de Salud) se han producido despidos masivos sin precedentes de más de 10.000 trabajadores de la salud pública (WSWS, 10/4). Días atrás, se producía el desplazamiento de Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA. Su retiro fue acompañado por una fuerte denuncia a la política que impulsa el departamento de salud y servicios humanos y su secretario. 

 Argentina

 En nuestro país, la propagación del sarampión también es motivo de preocupación. Al 1 de abril, fueron confirmados 17 casos, de los cuales 9 pertenecen a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y 8 a la provincia de Buenos Aires. Del total de casos, 3 son importados, 8 son contactos relacionados a los casos importados y 3 se consideran de transmisión comunitaria debido a que no se pudo identificar contacto directo con los confirmados. Los últimos tres continúan bajo investigación epidemiológica para establecer su posible nexo (Ministerio de Salud, 1/04). El Ministerio de Salud lanzó una campaña de vacunación focalizada en el AMBA, aunque la entrega de vacunas llegó con demora. En el interior del país, como Córdoba, Santa Fe y el NOA, denuncian la falta de vacunas en general y escasez de insumos debido al recorte presupuestario en el Ministerio de Salud, que significó una caída del 52% en comparación con el 2024. 

 La defensa de la salud pública, una lucha necesaria 

Este brutal ajuste está teniendo una valiente respuesta por parte de la clase obrera. “Hands off” (“Quiten las manos”) agitaron multitudes en Estados Unidos rechazando el ataque a las diversidades y el recorte de programas de asistencia social y salud. En Argentina la marcha antifascista convocó a miles, mientras que se defiende el derecho a movilizarse en las calles cada miércoles junto a los jubilados. El lunes 14, manifestaron personas con discapacidad y trabajadores, residentes de hospitales de todo el país pararon este martes contra el recorte de cupos de la RISAM (Residencia Interdisciplinaria de Salud Mental). Para la clase obrera, cada vez más pauperizada, la defensa de la salud pública se hace sumamente necesaria. A la tendencia mundial de desmantelamiento y privatización, opongámosle la organización y la lucha de la clase obrera en todo el mundo. 

 Daniela Magoc 
 17/04/2025

miércoles, 16 de abril de 2025

Vargas Llosa, el cronista de la revolución extraviada


Los periódicos conservadores de todo el mundo han lamentado como una pérdida propia a la muerte de Mario Vargas Llosa, uno de los escritores latinoamericanos más sobresalientes del último medio siglo. No les falta razón, porque Vargas Llosa también fue, al menos en las últimas tres décadas, una referencia de la derecha liberal del continente. Los que lo recuerdan de este modo dejan de lado, sin embargo, un hilo conductor que atraviesa a su obra: de un lado, aparece la insubordinación de los oprimidos del continente; del otro, la prepotencia del Estado y de los opresores. Pero en la prosa de Vargas Llosa, la victoria de éstos últimos se convierte en una realidad inexorable. El gran escritor peruano ha sido el cronista de las rebeliones fracasadas, a las cuales, sin embargo, ha vuelto una y otra vez. 
 Ya en la “Ciudad y los Perros”, su primera novela consagratoria, la brutal coacción del Estado toma forma en el despotismo de los oficiales del colegio militar contra sus jóvenes cadetes, entre los que el propio Vargas Llosa se encontraba. “Conversación en la Catedral”, su novela posterior, recrea a la insurgencia estudiantil contra la dictadura militar de Odría, en los años 50. El libro traza un retrato implacable sobre los círculos del poder económico y político, sin dejar de lado a la corrupción y la descomposición personal -que el protagonista descubre con espanto en la figura de su padre. En el círculo del activismo comunista, Vargas Llosa guarda un lugar para el personaje que representa al frío burócrata estalinista, que con su “fina corbata morada” mueve los hilos que van desde los conciliábulos clandestinos a la traición política. En “Conversación..”, aparecen los trazos de la desilusión política del autor para con el comunismo oficial, que signaría a toda una generación de intelectuales del continente. En el caso de Vargas Llosa, esa decepción lo volcó sin reservas a la derecha, y no solamente en el plano literario. 
 La obsesión de Vargas Llosa por las rebeliones continentales tuvo su punto más alto en “La Guerra del fin del Mundo”. Esta monumental obra relata la rebelión de Canudos, donde el campesinado liderado por Antonio Conselheiro enfrentó a un ejército de 10.000 hombres que defendía a los terratenientes del nordeste brasileño, a fines del siglo XIX. Para escribir esta novela, Vargas Llosa realizó una rigurosa investigación histórica. Entre los personajes que el peruano indaga y caracteriza magistralmente, se destaca el anarquista escocés Galileo Gall. Este libertario frecuentaba los círculos intelectuales progresistas de Bahía, que juzgaban de brutal y atrasada a la rebelión campesina de Canudos. Pero Galileo abandona a estos “socialistas de salón” con una determinación revolucionaria: entre los oprimidos y los opresores, señala Gall en la novela, estoy del lado de los oprimidos. Y con esa convicción se une al ejército de desarrapados que lidera Conselheiro. 
 Algunos años después, Vargas Llosa retoma su obsesión, y relata la “Historia de Mayta”, es decir, la vida del trotskysta Antonio Mayta. La novela, incluso atravesada por la decepción política de Vargas Llosa, refleja la determinación revolucionaria de toda una camada de militantes, donde también aparece Hugo Blanco -quien se erigió en un líder del campesinado peruano en los años 80. En las entrevistas que el propio Vargas Llosa realiza para componer su historia, emergen los otros personajes -los que abandonaron la militancia y se dedicaron al carrerismo de la academia o la burocracia estatal. El relato de la opresión política tendría otro capítulo extraordinario en “La Fiesta del Chivo”, que hurga en el régimen policiaco del dictador dominicano Trujillo y las circunstancias de su asesinato.
 En el plano político, Vargas Llosa llegará a encabezar una candidatura presidencial por el “Frente Democrático”, perdiendo la elección en segunda vuelta con el fascista Fujimori. En el continente, la declaración de guerra a la clase obrera siguió de largo del liberalismo derechista de Vargas Llosa, y se encarnó principalmente en las dictaduras militares o los gobiernos de poder personal. La prédica derechista de Vargas Llosa, desde entonces, se confinó a las columnas de opinión de la “gran” prensa del mundo. 
 El derrotero novelístico de Vargas Llosa es, en su conjunto, un gran panegírico contra la revolución social. Pero por eso mismo, es un reconocimiento de esa revolución como tendencia histórica inexorable, aún para los que tienen que lidiar con ella. Como dijo otro creador, “La mato y aparece otra mayor”. Vargas Llosa fue un cronista de la insurgencia continental, incluso a su pesar. 

 Marcelo Ramal 
 15/04/2025

lunes, 14 de abril de 2025

Diario Granma | Mauricio Claver-Carone | ¿ Y ahora qué? Contra el discurso hegemónico


Elon Musk y los daños de la guerra comercial a los "ensambladores" norteamericanos


El magnate se peleó públicamente con funcionarios trumpistas que promueven los aumentos de aranceles. 

 La ofensiva arancelaria del presidente norteamericano, Donald Trump, tiene paradójicamente entre sus damnificados a su funcionario y magnate Elon Musk. Es que la guerra comercial no es indolora para los capitalistas yanquis, cuyos negocios son fuertemente dependientes de las cadenas globales de suministros y de sus negocios fronteras afuera. Tesla, la empresa automotriz de Musk, recibió un nuevo sacudón tras la imposición de aranceles a las importaciones en Estados Unidos: sus acciones cotizan a la mitad de su máximo de 52 semanas atrás y sus ventas cayeron fuertemente. Además, la figura de Musk empieza a concentrar un extendido repudio, cuando empiezan a aflorar las movilizaciones contra el gobierno derechista. 
 Musk se peleó públicamente con Peter Navarro, hombre de confianza de Trump en materia comercial y enemigo declarado de China. El dueño de Tesla y X viene de pronunciarse a favor de un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Europa que incluya aranceles cero. Una orientación que se opone por el vértice a la que viene desarrollando Trump. Salió con los tapones de punta contra Navarro, tildándolo de inútil en la red social X. Este lunes, en diálogo con la CNBC, Navarro recogió el guante y señaló que “todos en la Casa Blanca y el pueblo estadounidense entendemos que Elon es un fabricante de automóviles. Pero no es un fabricante de automóviles, es un ensamblador. Nosotros queremos que los neumáticos se fabriquen aquí (en Estados Unidos)”. Los choques continuaron escalando con el correr de los días. 
 Según medios como Político y ABC, Trump habría tomado la decisión de apartar a Musk del gobierno manteniéndolo como un asesor secundario. El empresario sudafricano está al frente de Doge, organismo desde el cual ha impulsado despidos de empleados públicos y un ajuste sobre áreas como Seguridad Social y Educación. Estos encontronazos muestran las disensiones que atraviesan a la clase dominante estadounidense. Es que la política arancelaria de Trump ha perjudicado a muchas compañías norteamericanas que producen y tienen negocios fuera de Estados Unidos. Por ejemplo, Tesla posee su planta más importante en China –allí genera más del 20% de sus ingresos totales–, algunos de sus motores son japoneses o chinos, varios de los componentes electrónicos que utiliza se producen en Taiwán y también usa insumos de procedencia europea. Sus ventas en Europa, donde compite con coches chinos y europeos, se han desplomado en enero y febrero un 49% (El País, 25/3). 
 Las acciones de Tesla perdieron casi la mitad de su valor desde mediados de diciembre (la caída equivale a unos 750.000 millones de dólares) y sus ventas se derrumbaron un 13%. Algunos inversores han dicho que el precio al que cotiza Tesla es “excesivo, propio de una burbuja, e injustificable solo con las previsiones de ventas futuras y por comparación con el precio de cotización de sus competidores”. Space X y Starlink, las otras dos compañías que están en manos de Musk, también podrían verse perjudicadas por los cimbronazos arancelarios del presidente republicano. Además de Musk, otros magnates como Larry Fink (Black Rock) y James Demon (JP Morgan) salieron a cuestionar el rumbo trumpista. 
 Trump provocó un descalabro económico mundial con derrumbes bursátiles y pérdidas millonarias para muchísimas empresas capitalistas. El presidente sostiene que con los aranceles hará repuntar los negocios de la industria norteamericana al aumentar el coste de los bienes extranjeros. Pero lo más probable es que solo empeore el estancamiento en el que ha ingresado la economía de Estados Unidos, alimentando sus tendencias inflacionarias y recesivas –la industria yanqui, por ejemplo, pagará más caros los suministros que utiliza para producir.
 En este contexto, el gobierno de Trump fue enfrentado por movilizaciones multitudinarias protagonizadas por sectores de trabajadores en varias ciudades de Estados Unidos, y Musk es un personaje que se está ganando el odio de sectores cada vez más amplios del pueblo, como lo demostraron las protestas que hubo frente a locales comerciales y sedes de Tesla. En Londres, la capital de Reino Unido, un grupo de activistas que promueven la campaña “Todos Odian a Elon” destruyó a garrotazos un auto de Tesla. En Alemania también ha habido ataques contra autos Tesla y también protestas masivas contra el auge de la ultraderecha filonazi que es respaldada por Musk. El repudio a Musk también se expresó en las calles de Francia y Países Bajos. 
 La movilización popular es el camino.

 Nazareno Suozzi

domingo, 13 de abril de 2025

FMI y devaluación, un volantazo con pronóstico reservado en Argentina


Para la clase obrera, el desafío de tomar la iniciativa política.

 No es de buen augurio para Caputo la decisión de devaluar el peso en una Semana Santa, aunque los feriados bancarios del jueves y viernes próximos le podrían servir para evitar una crucificación del Gobierno. A breve plazo quizás no pueda repetir el apotegma de Alfonsín: “La casa está en orden”, quien logró apagar el fuego pero dejando focos de llamas adentro. 
 La ‘autorización’ para que el Banco Central deje que el dólar llegue a los 1400 pesos tiene lugar cuando el índice de inflación de marzo llegó al 3.7 % y dejó una curva empinada para abril. Un traslado ‘liviano’ de la devaluación a los precios podría llevar la tasa al 5 % mensual para abril y para mayo, en especial porque la economía se encuentra indexada (alquileres, servicios, combustibles). El escenario de los precios volvería al de los últimos días de la gestión de Massa, cuando, según los liberticidas, Argentina habría estado al borde de la hiperinflación. La devaluación es precedida también por un elevado “riesgo-país” –alrededor de 900 puntos básicos sobre la tasa del Tesoro de Estados Unidos-. Esto señala una ola de ventas de títulos de la deuda de Argentina y una fuerte señal de fuga de capitales. En medio de un desplome del mercado de deuda pública de Estados Unidos y una guerra comercial sin precedentes, no se ven las razones que habría para que esta tendencia se dé vuelta. El 9 de julio próximo, nuestro “Día de la Liberación”, Caputo deberá pagar capital e intereses por 4500 millones de dólares por vencimiento de Bonares y bonos Globales, más allá de los vencimientos repetidos de la deuda doméstica que se ajusta por inflación o dólar. La devaluación significa algo importante, como es la pérdida de valor del llamado superávit fiscal en pesos. El gobierno se ha adelantado en asegurar que lo subirá del 1.1 % al 1.6 % del PBI, revelando al mismo tiempo que espera un impacto inflacionario del orden del 50 por ciento. Esta tasa devora las ventajas competitivas de la devaluación en un tiempo muy rápido. 
 Más allá de los enormes negociados que han hecho quienes estaban informados de la devaluación, el acuerdo con el FMI comporta una transferencia de ingresos extraordinaria de los contribuyentes al capital financiero. Los 15 o 20 mil millones de dólares que el préstamo pone en cabeza del Tesoro y por lo tanto de los contribuyentes, irán a las arcas del Banco Central. No financiarán el gasto público, aunque su devolución recaiga en ese público, sino que financiará las operaciones en el mercado de cambios y la salida de capitales. Se trata de un ajuste adicional del 5 % del PBI sobre el 15 % que presume haber realizado el mismo Milei –o sea unos 700 mil millones de dólares-. Esta confiscación brutal, lo es todavía más con los préstamos que anuncian el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo, o el que otorgaría el Tesoro de Estados Unidos. Los pone también a cargo del Tesoro, pero irán al Central en calidad de fondos de “libre disponibilidad”. Suponiendo que representan una suma similar a la del FMI, la carga fiscal sobre los contribuyentes alcanzaría otro 5 % del PBI, y superaría los 100 mil millones de dólares largamente. Entre el impuesto inflacionario –que el 3.7 % marzo lleva al 100 % anual– y los 30 mil millones de dólares que entrega el Tesoro al Banco Central, los liberticidas expropian a los trabajadores casi el 40 % del PBI, lo cual explica su odio al socialismo y el comunismo. 
 La repetida afirmación de que la estabilidad cambiaria se encuentra asegurada cuando las reservas disponibles emparejan la base monetaria amplia, es un falacia que delata la mediocridad de quienes la sostienen. Simplemente, si la base cancelara por completo las reservas, se tendría una economía dolarizada, en el marco de una fuga monetaria. Para que esa reserva de valor se convierta de nuevo en medio de circulación es necesario superar la causa subyacente de esa fuga, que es el default interno y la ruptura de contratos. Siempre hay salida a una crisis, lo que no se puede de ningún modo es evitarla. Los liberticidas no aprendieron nada un cuarto de siglo después del derrumbe de la convertibilidad. 
 La extensión, por otro año, del canje de monedas, 5 mil millones de disponibilidad inmediata, concedido por el Banco Central de China al Banco Central de Argentina, es una muestra definitiva de que la economía de Milei y Caputo se encuentra en llamas. Lo mismo ocurre con la decisión de Estados Unidos de abrir un crédito directo al BCRA por otros 5 mil millones de dólares. En este caso, Trump recula de la exigencia a Milei de que no renueve el canje con China, y que inicie, en cambio, una ofensiva contra las inversiones de China en el país. Mauricio Claver-Carone, enviado de Trump a América Latina, lo reclamó en forma explícita, al igual que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, cuya presencia en Argentina está prevista para los próximos días. Este giro político de parte de la Administración estadounidense ocurre cuando la guerra comercial lanzada contra China alcanza proporciones superlativas. 
 Significativamente, la devaluación viene acompañada con el mantenimiento del ‘cepo’, incluso su profundización. Los importadores no recibirán dólares sino otra tanda de bonos. La única ‘liberación’ es para personas humanas, con cuentas bancarias, algo que los bancos han advertido que no ocurrirá de inmediato, porque necesitan ‘resetear’ sus operaciones. Un índice del estado de la crisis lo mostrará el grado de adhesión que tengan las licitaciones de renovación de deudas y los plazos que se suscriban. El tope de 1400 pesos el dólar podría ser superado a corto plazo. El dueño de Puente advierte de un “overshooting”, o sea disparada, mientras el kirchnerista Vanoli, ex presidente del Banco Central, pone al dólar de ‘equilibrio’ en 1557 pesos. Martín Redrado, quien busca empleo en la institución, ha llamado a ilusionarse “con fórmulas mágicas”. 
 El sismo financiero ha repercutido en el Congreso, donde la oposición ‘dialoguista’ busca cambiar de campo; un cambio de gabinete, no inmediato, ya se encuentra planteado. Los gobernadores de Córdoba y Catamarca, Llaryora y Jalil, han impulsado la investigación del $Libragate, desbaratando el bloqueo oficial. Caputo reconoce el desastre sin disimulo, cuando lo adjudica al intento de que el acuerdo con el FMI fuera discutido antes por el Congreso. Esto no ocurrió tampoco en 2018, sin por ello evitar el derrumbe. 
 El oficialismo liberticida se defiende, por último, definiendo a la devaluación como un puente hasta la llegada de los dólares de la soja, el aceite y la energía. Los dueños de estos rubros esperan, a su vez, que se levante el ‘cepo’ para traer las divisas del exterior o acelerar importaciones. Todos “esperan a Godot”, mientras la economía mundial se disloca todos los días más y obliga al charlatán de los charlatanes a recular a los tropezones.
 El gobierno de Milei ha llegado al estadio recorrido por muchos otros antes, como la dictadura en 1981; Alfonsín en noviembre-febrero de 1988/9; Menem en 1994 y de la Rua en el 2000; el kirchnerismo en 2007 y a partir de 2011; Macri desde abril de 2018; y los Fernández a la salida de la pandemia. Es el estadio del inmovilismo político, cuando las iniciativas son reemplazadas por los golpes de mano y los volantazos. 
 Es sobre la base de esta caracterización que estamos discutiendo y seguiremos discutiendo la política de la clase obrera, incluido el escenario electoral. 

 Jorge Altamira 
 12/04/2025

sábado, 12 de abril de 2025

Francia: la condena a Le Pen es parte del cordón sanitario erigido por la Unión Europea


Sólo la organización independiente de los trabajadores puede hacer frente a la extrema derecha. 

 Le Pen fue declarada culpable de malversación de fondos públicos del Parlamento Europeo. Esto la deja inhabilitada y fuera de la pelea electoral presidencial en 2027. La líder de la extrema derecha francesa fue sentenciada por el Tribunal Penal de París a cuatro años de prisión -dos de prisión efectiva qué será domiciliaria con brazalete electrónico- y cinco de inhabilitación. La extrema derecha se movilizó en París contra la sentencia y contra los jueces a quienes acusa de llevar a cabo una sentencia política solo para proscribirla, pero la convocatoria fue un fiasco, superado ampliamente por las movilizaciones llamadas por el gobierno y la izquierda en defensa de los jueces y el “estado de derecho”. Le Pen -que tiene al racismo como una de sus directrices principales- tuvo el descaro de compararse con Martin Luther King, en su lucha “pacífica” y “democrática” por los “derechos civiles de los franceses”. 
 La sentencia es un golpe para la extrema derecha. Le Pen usó fondos públicos de la UE, destinados a financiar el trabajo en el parlamento europeo, para un uso partidario. RN (Agrupación Nacional), primera en las encuestas, tiene un plan B, y es presentar a Jordan Bardella como candidato, que es el protegido de Le Pen, con solo 29 años. 
 La sentencia inaugura una nueva estrategia que el establishment de la Unión Europea tiene planeada para establecer el cordón sanitario, no tanto contra la extrema derecha como tal, sino contra los que define como agentes de Putin - la proscripción a través de las causas judiciales. En Rumania procedió directamente a desconocer las elecciones para no consagrar a un outsider derechista, pro ruso. El ‘lawfare', en este caso, es una expresión de la guerra interimperialista. La izquierda francesa se ha unido a Macron ‘contra el fascismo’, mientras la inglesa (SWP) se embandera en la defensa de los derechos democráticos 
 Pero el cordón sanitario lo levantan los mismos gobiernos que sentaron todas las condiciones para el fortalecimiento de la extrema derecha y que legitimaron la xenofobia metiendo a los migrantes asiáticos en seudos campos de concentración, permitieron que miles de africanos mueran ahogados en el Mediterráneo y acompañaron las invasiones bélicas de Estados Unidos en Medio Oriente, África, Ucrania y Haití que obligan a esas mismas poblaciones al éxodo. Son los responsables de crisis humanitarias en todo el mundo y del empobrecimiento del proletariado europeo. 
 El establishment de la UE reacciona desesperado ante el accionar disolvente de Trump, quien, siendo la cabeza del sistema capitalista, está poniendo en cuestión a toda la superestructura que sostenía hasta ahora a ese mismo sistema capitalista: la Organización Mundial de Comercio, las Naciones Unidas, el Tribunal de la Haya, la misma OTAN. Acuciado por la deuda externa más grande del mundo, acorralado por el déficit comercial, Trump avanza, como dicen algunos medios, como un elefante en un bazar, rompiendo al mundo tal como lo conocíamos hasta ahora, y prometiendo desastres humanitarios aún mayores. 
 La acción desesperada de la UE pasa por tratar de abortar cualquier surgimiento de vestigios trumpistas en el continente en pos de mantener en su sitio algo del mundo conocido. Pero este mundo es el de la desigualdad que no para de crecer, el que tiene a un 50% de la población en la pobreza. Es un mundo en donde hay guerras y genocidios. 
 El surgimiento de la ultraderecha es una de las consecuencias del fracaso y del ocaso del sistema que la UE se empeña en mantener con pulmotor. Por lo tanto, cada paso de la UE en este sentido le da mayor entidad a Le Pen y compañía. 
 Para acabar con la ultraderecha, los trabajadores tienen que organizarse en forma independiente contra la guerra y sus gobiernos, falsamente ‘democráticos’. El Poder Judicial no es un medio para derrotar al fascismo, en especial cuando ni siquiera condena a ese fascismo. 

Aldana González
10/04/2025

viernes, 11 de abril de 2025

La crisis financiera fuerza el recule de Trump


Una “pausa” que no pausa ni la crisis ni las guerras. 

 La “guerra relámpago” desatada por Donald Trump hace un par de semanas contra el ‘resto del mundo’ ha tenido un resultado catastrófico. En la mañana del miércoles, Trump se vio forzado a “pausar” por noventa días la aplicación de los abusivos impuestos arancelarios a las importaciones de otros países, decretado poco tiempo antes. Exceptuó de la tregua a China, a la cual se los subió a un 125%, equivalente a un cierre completo del comercio recíproco. Trump convirtió a la ‘blitzkrieg’ que le atribuyeron en sus primeros días de gobierno los habituales a la frase impresionista, en un estruendoso recule. Lo que motivó esta retirada en chancletas fue el estallido de una crisis de la deuda del Tesoro que amenazaba paralizar el sistema financiero de Estados Unidos e internacional. El día anterior habíamos escrito en estas páginas, con motivo del derrumbe de la Bolsa de Nueva York, que esa perspectiva estaba fuertemente colocada sobre el tablero, pero que no era inminente. Fue inminente. De la corrida contra las compañías y bancos se pasó, al cabo de menos de una semana, a una corrida contra los títulos de la deuda pública norteamericana, que es el centro de las finanzas internacionales. Cuando todos los especialistas esperaban lo contrario, o sea que los bonos del Tesoro estadounidense se convirtieran en un refugio para quienes liquidaban activos financieros a diestra y siniestra, el derrumbe se extendió al sector público e incluso al oro (otro refugio de capital para los días sombríos). Lo único que valía era el dinero contante y sonante, para hacer frente a la emergencia, al precio incluso de incurrir en otro desengaño – la devaluación del dólar. La Casa Blanca se convirtió en un escenario tormentoso: mientras el asesor de Trump, Peter Navarro, se declaraba en contra de pestañear, Elon Musk y el ministro de Economía, Scott Bessent, urgieron a levantar las velas. El capital financiero acababa de dar “un golpe de mercado” al recién nato segundo período de Trump. Con dos años de diferencia, el mandamás de la primera potencia imperialista del mundo corría el riesgo de terminar como la ex primera ministra de Gran Bretaña, Liz Truss, que fue volteada por la Bolsa de Londres cuando su gestión amenazó con un derrumbe inminente de la deuda pública (los llamados “gilts”). Truss cayó a los 45 días de asumir – Trump estaba probando suerte a los tres meses.
 El detonante de la crisis, aunque no su causa, ha sido la guerra arancelaria desatada por Trump, que apunta en apariencia re-equilibrar el balance comercial de Estados Unidos, que alcanza al billón de dólares al año. Esta política le ha valido a Trump la acusación de “proteccionista” o, peor, de “mercantilista” – algo así como una injuria en el lenguaje cifrado de los economistas del sistema. El propósito de la guerra en cuestión, sin embargo, que no es solamente arancelaria: es la promoción de un cambio de régimen económico y, eventualmente, político, en los actores principales del escenario mundial. Este es el sentido de la demanda, a los demás países, de poner fin a las trabas paraarancelarias y cambiar la legislación comercial interna, en cuanto a subsidios y participación libre en las licitaciones públicas e incluso el gasto en la asistencia social o, como en Sudáfrica, la promoción de la propiedad de la burguesía negra. Hemos señalado, desde estas páginas, que el atropello multidireccional de Trump provocó las protestas de AmCham, la cámara de las grandes firmas norteamericanas, en Vietnam y, eventualmente, la sede central en Washington. La urgencia de revertir la declinación del imperialismo norteamericano no permite largas tratativas comerciales, ni éstas, por su alcance, pueden ser impuestas por medio de la diplomacia económica. Aplicada a China, la intención de imponer un cambio de régimen lleva a una extensión final de la guerra mundial en desarrollo. El mundo asiste al despliegue, cada vez más explosivo, de todas las contradicciones irreconciliables del capitalismo. 
 Es claro para cualquiera, y más que nadie para la reacción política que encarna el trumpismo, que al cabo de la ‘pausa’ de 90 días, las cosas no volverán al punto de partida. El imperialismo está forzado a producir, en el entretiempo, un cambio del escenario. El más importante tiene que ver con los propios Estados Unidos. La deuda pública norteamericana crece a partir de los 34 billones de dólares, que representa un 120% del PBI, pero involucra a otros centenares de billones de dólares, como consecuencia de los apalancamientos financieros que se hacen con los bonos, en especial los derivados, que forman una cadena de capitales ficticios encima de un activo real que representa una milésima parte del montaje financiero final. Es este sistema el que llevó a la pirámide de la deuda pública a la posibilidad del colapso en los días que corren y a dejar de ser un refugio para convertirse en descampado. En torno al mercado de futuros de la deuda del Tesoro, se ha desarrollado un “rulo” que haría la envidia de un especulador porteño. El contrato de un futuro de títulos, financiado en un 90%, es vendido para comprar bonos al contado, muy poco más baratos, que son usados como colateral o garantía de nuevas operaciones de futuro, en una operación que, según los especialistas, se repite de 50 a 100 veces y permite ganancias fabulosas, a pesar de los márgenes estrechos de cada operación. En una cuenta de balance que diversifica inversiones, digamos entre 50 en Bolsa y 50 en obligaciones públicas, el hundimiento del valor de la primera ha obligado a la venta masiva de la segunda, para pagar deudas. El mercado público se derrumbó enseguida después del privado. La tormenta perfecta. Por aquello de que “quien avisa no traiciona”, en las semanas previas al derrumbe, la licitación de títulos públicos no tuvo compradores – algo que los Caputo, Massa, Guzmán e ‘tutti altri’ conocen de memoria. El crédito, una variable fundamental para la acumulación del capital, alcanza en el curso de un ciclo niveles catastróficos que desatan los desplomes y derrumbes. La perspectiva de inflaciones y recesiones, desatadas por una guerra comercial llevada al extremo, fue el marco perfecto para la tormenta del mismo nombre. 
 Para reanudar la guerra político-comercial internacional, la burguesía norteamericana necesita cerrar el grifo de un mercado financiero fuera de control. Es así que Trump haya hablado de declarar la perpetuidad de la deuda pública, de modo de pagar solamente los intereses. Pero el 30% de los acreedores de esta deuda son actores internacionales: bancos centrales extranjeros y fondos de cobertura o inversión, e incluso los fondos de fondos (que llevan la sigla ETF y que invierten en índices de una multitud de negocios fuera del radar de este fondo de fondos). La separación entre la crisis financiera nacional y la internacional es ella misma un causal de más crisis y guerras. De la deuda perpetua se ha pasado, en apariencia, a una propuesta de “swaps (canje) de deuda”, es decir a una reestructuración, que implica fuertes quitas. La crisis mundial convierte a EEUU, en este caso, en un clásico país emergente que pide el salvataje del FMI. Para uno de los observadores más importantes del Financial Times, ese “swap” ya está descontado (“price in), en los mercados internacionales.
 Trump no ha incluido en la ‘pausa’ a China; la guerra abierta deberá continuar contra el principal rival internacional. Trump propone abandonar por tiempo breve el campo de juego para cagarse a piñas con China en el vestuario. Todo sigue en la cuerda floja. China ha cerrado por completo las exportaciones de tierras raras a EEU, e incluso estaría retirando capital de la deuda del Tesoro norteamericana. China enfrenta la alternativa de crear su propia zona comercial, más allá del Sudeste de Asia a Japón y Corea del Sur, una región que ha sufrido el peor derrumbe financiero desde la crisis de los años 90, para lo cual deberá defender el valor de su moneda. Las contradicciones, probablemente insalvables, de este objetivo, la forzarían, por el contrario, a devaluar, en medio de una crisis inmobiliaria no resuelta y una manifiesta caída de su tasa de crecimiento. Cruje todo el sistema de relaciones internacionales creado luego de la restauración capitalista en China y Rusia. 
 El cambio de escenario necesario para reanudar la guerra multidireccional pasa por sobre todo por un cambio de régimen político en Estados Unidos. Ese cambio exige un ajuste violentísimo contra las masas. Es lo que están haciendo Trump y Musk, con la colaboración del Congreso y de la Corte Suprema. Es necesario una abolición, en la práctica al menos, del llamado “estado de derecho”; en este marco debe entenderse la lucha contra la población migrante, porque ha dado paso al secuestro de personas por parte de la policía, incluso si son residentes o cuentan con permisos de trabajo. Esto mismo ocurre en la Academia, donde la persecución y la deportación contra quienes protestan contra el estado sionista y la limpeza étnica en Palestina se ha convertido en una cruzada fascista sin fronteras. De ahí la importancia de las manifestaciones masivas contra Trump y Musk, que han tenido lugar en miles de ciudades de Estados Unidos. 
 El ‘alivio’ con que los medios de comunicación han recibido a la “pausa” es una engaña pichanga. Se ingresa a 90 días convulsivos, en especial porque no hay un día 91 ‘pacífico’. La cuestión del internacionalismo proletario se ha convertido en apremiante. Aunque los revolucionarios no superen en número, en la actualidad, a poco más de los que “entran en un sillón”, según el famoso aforismo de Rosa Luxemburgo, ese internacionalismo se construye, en primer lugar, por medio de un programa y enseguida por medio del impulso y el apoyo a todas las acciones colectivas contra las guerras imperialistas y el imperialismo. La superación de la crisis histórica de la humanidad pasa por el desarrollo de una dirección revolucionaria en un período de catástrofes. 

 Jorge Altamira 
 10/04/2025