jueves, 4 de julio de 2024

Bolivia: Milei se suma al golpismo


En Argentina, el presidente acusa de golpistas a quienes se manifiestan contra sus políticas antiobreras.

 El cruce de acusaciones entre diferentes sectores del gobierno y de la oposición en Bolivia respecto al intento golpista del miércoles 26 de junio se parece, por momentos, a una comedia de enredos. Como se sabe, el jefe del Ejército, Juan José Zuñiga, concentró en la Plaza Murillo frente a la Casa de Gobierno, con tanquetas y personal militar armado, rompió la puerta para entrar y dispersó con gases a sectores de la población que se acercaban. Dijo que lo hacía para impedir que Evo Morales, dirigente de una de las fracciones del oficialista MAS, pudiera presentarse el año que viene como candidato a las elecciones presidenciales. Preguntado, si esto implicaba, la destitución del presidente Luis Arce, contestó “por ahora no”, titubeando . 
 Finalmente, la asonada golpista fue contenida y las tropas se retiraron en forma desordenada de la Plaza, siendo hostilizadas por sectores populares que estaban confluyendo. 
 Pero… el golpista Zuñiga –que fue destituido por Arce y detenido- declaró que había sacado las tropas a la calle a sugerencia del propio presidente que quería aparecer como “un salvador de la patria” contra el golpe. 
 Sea cierto o no, la intentona golpista apareció como aventurera e improvisada. Esto, probablemente, hizo que la casi totalidad del arco político boliviano, incluyendo a la expresidenta golpista, Jeanine Añez, desde la cárcel, saliera a repudiar el mismo, para no verse implicada y acusada.
 El llamado de Evo Morales y de organizaciones de masas (COB, centrales campesinas, etc.) a la huelga general y el corte de rutas jugaron un papel importante, seguramente, para que no se unieran nuevas unidades militares a la asonada (la policía y diversos regimientos permanecieron acantonados viendo la marcha de los acontecimientos y esperando). 
 Al momento hay más de 20 detenidos, en su gran mayoría militares de alto rango. Pero es de notar que el gobierno norteamericano no se pronunció, en su momento, en forma abierta en contra del golpe, e instó a la “calma y moderación”, mientras aseguraba que estaba “siguiendo de cerca” la situación. El gobierno argentino fue uno de los últimos en pronunciarse. Lo hizo a través de la canciller, Mondino, cuando ya estaba la situación resuelta, quien afirmó que estaba en contra de los golpes. 
 Pero esto duro poco. La presidencia de Milei sacó un comunicado calificando el golpe de una “farsa” montada por el propio gobierno, al que denuncio que marchaba invariablemente a establecer una dictadura comunista. 
 ¿Milei actúa como un adelantado del imperialismo yanqui? La asonada estalló pocos días después de la vuelta del presidente Arce de un viaje a Rusia, donde llegó a acuerdos con Putin para ser abastecido de los combustibles que faltan en Bolivia. En esta tierra se está desarrollando una fuerte lucha intercapitalista por el dominio de la explotación minera del litio y de las llamadas “tierras raras”, tan necesaria para la moderna industria electrónica (autos eléctricos, etc.). 
 Mientras estaba en la Plaza, Zuñiga hizo público su reclamo de la libertad de la expresidenta golpista Añez, del exgobernador, también golpista, Camacho, y de los otros golpistas detenidos y juzgados. 
 Milei salió de punta a declarar que en Bolivia hay centenares de presos políticos, pidiendo la libertad de Añez y cía. Se trata de golpistas y asesinos del pueblo que impusieron por las armas y la represión una dictadura, volteada meses más tarde por la movilización popular.
 ¿Milei es un agente iniciador de una campaña golpista en Bolivia, alentada por un eventual retorno de Trump al gobierno yanqui? 
 Milei y su ministra de seguridad, Patrica Bullrich, acusaron de golpistas y terroristas a los manifestantes del 12 de mayo que salieron a protestar contra la votación de leyes antiobreras y reaccionarias en la Argentina. La gran mayoría fue liberada (aunque sigue procesada), quedando aún 5 compañeros en esa situación con acusaciones inconsistentes.
 Dos varas. En Argentina, una manifestación es considerada como un intento de golpe de Estado. En Bolivia, sacar a los tanques y al Ejército y tomar por asalto la casa de gobierno es un reclamo democrático para liberar presos políticos (golpistas). 

 Rafael Santos

miércoles, 3 de julio de 2024

lunes, 1 de julio de 2024

Capitalismo esclavista


El presidente de Argentina Javier Milei, actual abanderado de la política económica ultraliberal impuesta a las colonias del Sur desde el siglo XVIII y desde su púlpito X celebra, sin temor a repetirse como un bot, la caída de la inflación a un 2,5 por ciento. Obviamente, la inflación de un país no explota y luego se desploma en solo seis meses por ningún plan económico de «austeridad responsable» (esa que nunca tienen los centros imperiales pero que le recomiendan a punta de cañón a sus colonias), menos por el éxito de ninguna fórmula mágica, ni siquiera por la inundación de millones de dólares que solía descargar Washington sobre las dictaduras amigas, sino por una profunda crisis social y económica que está destruyendo la trama social y productiva del país. Un fenómeno que en su última fase había comenzado con el gobierno de Mauricio Macri y los mismos economistas que hoy reinan sin restricciones. Ya no lo llaman «sinceramiento de la economía» pero recomiendan privarse de productos y servicios básicos como ocho años atrás recomendaban no usar agua, gas y electricidad para calentarse en invierno. 
 No es necesario aclarar que esas recomendaciones, como las políticas de ajuste, siempre se refiere a la clase trabajadora antes, durante o después de su vida productiva. Los ricos no caminan de rodillas para agradecerle a la Virgen ni se revuelcan en el suelo de una iglesia pentecostal para exorcizar a los demonios. La obligación de sufrir es siempre cosa de pobres. 
 Ahora se continúa desde los medios privados del oficialismo (los mismos medios, los mismos políticos, los mismos economistas, los mismos intereses) la recomendación a dejar de consumir café, chocolates, alfajores, agua en botella de medio litro y cualquier otro producto prescindible. A los capitalistas salvajes y sus caricaturas neoliberales nunca les importó las externalidades derivadas del consumismo irracional y suicida, pero ahora ni siquiera les importa destruir su propio principio de consumo irracional y hasta la base misma de la economía: la producción y el consumo de la clase trabajadora. En otras palabras, un retorno a la logica de la esclavitud decimonónica: cuanto menos consuman los esclavos, mejor. 
 ¿Cómo? Promoviendo la reducción del consumo de productos básicos de las clases media y baja (es decir, de la clase trabajadora) mientras, a un costo millonario, el presidente y la primera dama viajan una vez cada pocas semanas a los centros imperiales para que el Narcisista en jefe que pusieron los argentinos en la Casa Rosada reciba alguna medallita adulatoria o llore emocionado ante un gigantesco cuadro de sí mismo. Ahora ni siquiera les importa destruir su propio principio de consumo ilimitado como base de crecimiento del PIB ni les importa destruir la base misma de la economía llevando a la quiebra a los pequeños y medianos empresarios aniquilando la producción y el consumo de la clase trabajadora. 
 ¿Por qué? Esta paradoja es una política «temporalmente anticapitalista» y se explica por la misma lógica el capitalismo depredador: las crisis cíclicas no son sólo parte de su naturaleza, parte de la lógica que ha divorciado primero producción de economía y, más recientemente, economía de finanzas, sino que es parte de la estrategia de acumulación capitalista, de la cual el imperialismo es su máxima expresión: cada vez que un país entra en crisis, quienes tienen dinero compran todo por nada y los centros financieros consolidan y expanden endeudados, es decir, esclavos modernos. Cuando la economía argentina inevitablemente se recupere para volver a producir para volver a pagar una nueva deuda faraónica, su pueblo será más dependiente que antes de la implantación del Plan Negrero–irónicamente, en el país más blanco de América después de Uruguay. 
 En otras palabras, están en fase retorno a la logica de la esclavitud decimonónica: cuanto menos consuman los esclavos, mejor. A los esclavistas no les importaba destruir la producción que no fuera la de sus propias haciendas porque siempre estaba la opción de importar productos de los centros industriales y éstos estaban felices de vender sus productos manufacturados caros y de comprar materias primas baratas gracias a la bestialización de los esclavos negros y de los esclavos asalariados. Cuanto menos educados, más dóciles, más fanáticos defensores del sistema que los explotaba y, por si fuese poco, más baratos. 
 Esta regresión incluso va más allá de 1833, año en que los británicos habían entendido que el sistema esclavista ya no les era un beneficio sino un estorbo a su nuevo producto de exportación, el dogma del libre mercado. Para decretar la abolición de la esclavitud de grilletes en sus posesiones de ultramar, comenzaron a promover un tipo de esclavitud deseada por los nuevos esclavos. El 10 de junio de 1833, un miembro del Parliament, Rigby Watson declaró: “Para hacerlos trabajar y crearles el gusto por los lujos y las comodidades, primero se les debe enseñar, poco a poco, a desear aquellos objetos que pueden alcanzarse mediante el trabajo. Existe un progreso que va desde la posesión de lo necesario hasta el deseo de los lujos; una vez alcanzados estos lujos, se volverán necesidades en todas las clases sociales. Este es el tipo de progreso por el que deben pasar los negros, y este es el tipo de educación al que deben estar sujetos”. 
 En Argentina han decidido volver aún más atrás en la historia, algo que, por otra parte, es una fascinación clásica del fascismo y del mesianismo: el pasado. 
 La historia sigue rimando y en cada verso deja un tendal de víctimas listas para el olvido. 

 Jorge Majfud | 25/06/2024

Venezuela: Elecciones, Guyana y el petróleo, y el juicio de expropiación de la sucursal de PDVSA en Estados Unidos


La semana pasada, el tribunal norteamericano de Delaware determinó la venta de la mayor empresa estatal venezolana en el extranjero con el objetivo de liquidar deudas del Estado venezolano, sin que este pudiera presentarse en la defensa puesto que el gobierno de Maduro no es reconocido por Biden. Se trata ni más ni menos que una apropiación ilegal en el ‘paraíso’ del Estado de derecho. 
 La empresa es Citgo, perteneciente a PDVSA, cuenta con tres refinerías con una capacidad de trabajo de 807.000 barriles por día, 38 terminales, 6 oleoductos y 4.200 estaciones de servicios, todo valorado entre 11.000 y 13.000 millones de dólares. 
 Anteriormente, otro tribunal yanqui se había negado al pedido de los acreedores dando lugar al hecho de que PDVSA no es el “alter ego”, o sea parte del Estado venezolano. Pero reinstaladas las sanciones contra Venezuela, el contexto cambió. 
 El conflicto se remonta a las expropiaciones realizadas por el chavismo entre 2007 y 2012. 
 En 2008, la empresa minera canadiense Crystalex querelló al Estado venezolano por la nacionalización del yacimiento de oro Las Cristinas y después un fondo buitre le compró los derechos para litigar, un reclamo que no supera los 1.400 millones de dólares, y que el gobierno de Maduro había empezado a pagar en cuotas. Dejó de pagar cuando se declaró insolvente. Desde entonces, los colmillos se abalanzan sobre Citgo. Bajo el ‘gobierno’ alternativo del golpista Guaido, los tribunales norteamericanos pusieron a sus representantes en el directorio de esta filial norteamericana.
 La deuda que reconoce el tribunal para disponer la venta de la empresa, sin embargo, es mucho mayor: 21 mil millones. Ahí los relatos se bifurcan. Para la prensa de centroderecha los reclamantes son bonistas de deuda venezolana que renegociaron con Maduro con Citgo como garantía. Para Maduro se trata de deuda contraída por Juan Guaidó, quien fue considerado presidente interino de Venezuela en el exilio por Estados Unidos y compañía desde 2019 a 2023. Las dos cosas son ciertas. Además, José Ignacio Hernández, el que hubiera sido nombrado "procurador" de un gobierno real de Guaidó, formó parte del equipo jurídico de la canadiense Crystalex. Tanto Guaidó -como personero del imperialismo-- como Maduro y su régimen de corrupción, contribuyeron a desangrar a Venezuela. 

 La persecución y el olor a fraude

 Ana Corina Machado, en su gira electoral por el país -promocionando a Edmundo González Urrutia, candidato de la mayor coalición opositora, Plataforma Unitaria Democrática (PUD), puesto que ella está inhabilitada como candidata- recibió agravios personales y amenazas de muerte en pintadas que son atribuidas al Tren del Llano, un brazo del crimen organizado asociado al Tren de Aragua, que nació en cárceles venezolanas y se expandió en todo el continente, desde Chile hasta los Estados Unidos. Maduro está en conflicto diplomático con Boric por negarse a extraditar a los sospechosos del asesinato -miembros del tren de Aragua, según la justicia trasandina- de un ex militar venezolano refugiado con asilo político en Chile. 
 Además, ya suman 14 los detenidos del partido “Vente Venezuela" de Machado, por parte de la justicia madurista a través de causas armadas, como parte de la persecución política. 
 A esto se suma que la semana pasada, Maduro instó a todos los candidatos a firmar un compromiso de reconocimiento de los resultados electorales, a lo cual González Urrutia se negó, argumentando que ese compromiso ya había sido asumido en los acuerdos de Barbados que fueron incumplidos por el gobierno. El llamado de Maduro fue interpretado por la oposición como un indicio de un futuro fraude electoral.
 Para empiojar aún más el clima preelectoral, un diputado que se autodenomina antichavista pidió ante el Tribunal Supremo Electoral la suspensión de las elecciones hasta que Estados Unidos levanté las sanciones a Venezuela. La suspensión de las elecciones es una maniobra, por parte de Maduro, que la oposición viene previendo desde el año pasado. 
 Venezuela es un gran botín petrolero para los pulpos internacionales y un mercado en disputa entre China y Estados Unidos, mucho más ahora que Guyana, un estado limítrofe que Venezuela reclama como soberano, se ha convertido en un enclave petrolero extraordinario. La Nº 1, Exxon, lo ha convertido en el centro de sus inversiones internacionales. Por eso desea la victoria del candidato de la Milei venezolana, Maria Corina Machado, aunque un triunfo de Maduro no pondría en riesgo la hoja de negocios del capital financierio en el país.

 Luciana Diaz 
 27/06/2024