miércoles, 25 de junio de 2025

Escalada de violencia política en EE.UU.


En las ciudades de Champlin y Brooklyn Park, al norte de Minneapolis, en el estado de Minnesota, un hombre disfrazado de policía y con máscara de látex atacó, con precisión militar, a dos matrimonios en sus casas, distantes 13 kilómetros una de otra. El hecho ocurrió en las últimas horas del viernes 15 o primeras del sábado 16 de junio. El sospechoso, que ya fue detenido, se llama August Vance Luther Boelter, tiene 57 años, y aparentemente utilizó un fusil de asalto tipo AK. En cuanto a las víctimas, Melisa Hortman y su esposo, Mark, perdieron la vida, en tanto John Hoffman y su esposa, Yvette, quedaron gravemente heridos. Dos hijos en el primer caso, una hija en el segundo, resultaron ilesos. Hortman y Hoffman revistan como legisladores en el Partido Demócrata. 
 En cuanto se confirmó la muerte de la legisladora, el gobernador Tim Walz salió a decir que se trató de “un asesinato político”. Ambos congresistas representaban al norte de Minnesota. Hortman, de 55 años, era la principal líder demócrata en la Legislatura estatal y colaboró en la aprobación de varias políticas sobre el derecho al aborto y la marihuana, entre 2023 y 2024. En tanto Hoffman, de 60 años, es senador por el Partido Demócrata y siempre se ha desempeñado en temas relacionados con los servicios para personas con discapacidad y las necesidades de niños y familias. 
 Vance Boelter, por su parte, el hombre detenido por los atentados, es un exfuncionario público de Minnesota, primero en la administración del gobernador Mark Dayton desde 2016, reelegido en 2019 por el gobernador Tim Walz, ambos demócratas. Su mandato terminó en enero de 2023. Está asociado con una empresa de seguridad, Praetorian Guard Security Services, donde su esposa, Jenny Boelter, figura como Directora Ejecutiva. A pesar del nombre rimbombante de la compañía y del alto cargo que opstenta la esposa de Boelter, a la agencia no se le conocen clientes y está registrada en el domicilio familiar. 
 Pero Boelter es, además, un exmilitar y pastor evangélico asociado al movimiento de Christian Nationalism y la New Apostolic Reformation. Fundó Revoformation Ministries y predicaba consignas antiaborto y anti LGTBQ, enmarcadas en una visión de “guerra espiritual”. Tras su huida, August Vance fue buscado por más de 40 horas en una cacería policial y del FBI. Lo capturaron en una zona rural de Sibley County, vestido con atuendo militar, tras ser identificado por vecinos. En el vehículo que usó para los atentados -camuflado como vehículo policial- se encontró una libreta con setenta nombres, que incluía políticos demócratas y figuras proderechos reproductivos. 
 Lejos de ser un lobo solitario, Boelter expresa un síntoma de un proceso de radicalización de la derecha político-religiosa en EE. UU., donde el nacionalismo cristiano articula odio ideológico, violencia política y utopía teocrática. El nacionalismo cristiano (Christian Nationalism) es una corriente político-religiosa que sostiene que Estados Unidos debe ser una nación explícitamente cristiana, donde las leyes, instituciones y autoridades se rijan por preceptos bíblicos. Rechaza el secularismo y propugna un “retorno” a los valores cristianos tradicionales. Es la base que utiliza la escritora canadiense Margaret Atwood para su conocida obra de ciencia ficción social, The Handmaid’s Tale (“El cuento de la criada”), trasformada en serie de televisión. Revoformation Ministries, por otra parte, el movimiento religioso fundado por Boelter, deja ver en la denominación una mixtura entre “revolución” y “reforma” para su idea religiosa en clave política (o viceversa), que deja atrás por varias vueltas a un Lutero aminorado. 
 El tiroteo tuvo lugar en medio de profundas divisiones políticas en Estados Unidos y grandes protestas contra las políticas de Trump. El trumpismo (no nos referimos solamente al movimiento político que propugna el magnate, sino a la dinámica social, en sentido amplio, que impulsa) es un crisol donde arde una miríada de episodios de violencia política. No aludimos, por caso, a confrontaciones en las calles, entre trabajadores y fuerzas policiales o la Guardia Nacional, ni siquiera a la explotación y los abusos del poder que llevaron a estas confrontaciones, como las que hemos visto en California en estos días. Hablamos, en cambio, de episodios puntuales, donde atacantes individuales o grupales -pero por fuera de la clase obrera movilizada por la agresión contra sus condiciones de vida- atacan a individuos, grupos, comunidades enteras y también infraestructura simbólica o funcional como edificios públicos, religiosos o de servicios como salud, transporte, comunicación, etcétera. Desde Lincoln, probablemente, ha habido en la historia norteamericana una cantidad considerable de este tipo de ataques, pero ciertos estudios arrojan que han aumentado en cantidad con el ascenso político de Donald Trump, donde 2017, el año de su primera asunción como presidente, parece ser un año distintivo.
 Por supuesto ha habido violencia política antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, incluso extrema, pero era menos frecuente, más marginal y menos centrada en la política partidaria inmediata que la que se registra a partir de enero de 2017, con antecedentes en 2016 (otros estudios registran el inicio del alza de atentados en ese año), y las amenazas contra funcionarios electos eran mucho menos intensas y más fáciles de controlar. Veamos algunos datos:

 Incremento de amenazas a miembros del Congreso

 En 2017 se registraron 3.939 casos investigados por la Policía del Capitolio. Para 2021, esta cifra había ascendido a 9.625 -un aumento de más del doble– y se mantuvo alta en 2022 (7.500) y 2023 (8.000) (counterterrorismgroup.com, tampabay.com).

 Más ataques terroristas motivados por razones partidarias

 Entre 2016 y abril de 2024 ocurrieron alrededor de 21 ataques o planes violentos dirigidos a funcionarios o lugares gubernamentales por motivos partidarios, frente a solo dos incidentes en los 20 años previos (csis.org). Otra fuente eleva esa cifra a 25 casos entre 2016 y 2025, con una marcada mayoría de origen extremista de derechas.

 Creciente normalización del discurso violento 

 Encuestas indican que, aunque una minoría apoya directamente la violencia política, el porcentaje subió del 7 % al 20 % desde 2017, reflejando una erosión de las normas pacíficas (reddit.com, theguardian.com). El número de amenazas procesadas por los tribunales federales pasó de un promedio de 38 por año (2013-16) a 62 por año entre 2017 y 2022 (nolabels.org). 

 Atentados de alto perfil 

 Entre 2022 y 2023 hubo múltiples episodios: intentos de asesinato contra Trump (en julio de 2024; en septiembre, un segundo intento fue abortado en un campo de golf del multimillonario, cuando un francotirador escondido entre arbustos fue interceptado sin disparar, y en julio del año siguiente fue desbaratado otro plan para matarlo, sin que llegara a la fase de intento) y Pelosi (2022); ataque incendiario a la casa del gobernador Josh Shapiro (2022); intento de toma y violencia en oficinas de campaña demócrata (Arizona 2022) (npr.org). 
 Es necesario aclarar que la gran mayoría de los ataques que estamos comentando entran en lo que el FBI y el Departamento de Justicia consideran “terrorismo doméstico”. Ahora bien, también hay que aclarar que la definición no hace hincapié en la nacionalidad del atacante, sino en la de quien lo dirige; vale decir que si un norteamericano cometiera un atentado bajo las órdenes o los planes de una organización foránea, sería considerado un acto de terrorismo internacional. Sin embargo, lo relevante en el análisis presente es que en el 95 % de los casos se trata de ataques de nativos contra nativos, en razón de violentas discrepancias políticas: supremacistas blancos contra afroamericanos, judíos, latinos o el Estado; milicias antigobierno contra funcionarios electos; antiabortistas contra clínicas; grupos de izquierda radical contra instalaciones policiales o símbolos de derecha (casos mucho menos frecuentes); etcétera. 
 Por otro lado, dejamos aparte la ocupación del Capitolio del 6 de enero de 2021, porque representó un fuerte salto cualitativo en la crisis política. Fue la primera vez en la historia moderna de EE. UU. que una turba (más de 1.200 personas fueron arrestadas: una cifra inusitada en la “democracia” norteamericana), en gran medida armada, motivada políticamente y alentada por el propio presidente en ejercicio, irrumpió en el Congreso con la intención explícita de frenar una transición democrática. Vale decir: un golpe de Estado. Trump, que no aceptaba la derrota electoral y que había incitado directamente a la sedición, no sólo no condenó el ataque en tiempo real, sino que lo minimizó después, consolidando un precedente de validación presidencial de la violencia y/o la asunción de parte de mucha gente con opinión heterogénea respecto de que la violencia explícita es un recurso legítimo, cuando no el único, para salir de contradicciones. 

 Ceferino Cruz
 23/06/2025

martes, 24 de junio de 2025

El ataque a Irán no fue sólo obra de Israel con la “ayuda” de Estados Unidos


Cómplices europeos y árabes de la escalada imperialista en Medio Oriente. 

 Hay varios indicios que dan cuenta de que el ataque israelí contra Irán contó con un armado internacional de mayor alcance. 
 En primer lugar está el claro papel de los Estados Unidos quien en los días previos le dio falsas garantías a Irán de que las negociaciones por el desarme nuclear iraní transcurrirían sin acciones bélicas por parte de Israel. Hoy muchos medios dan como un hecho que Trump, no solo no fue sorprendido por los ataques, tal como él mismo terminó admitiendo, sino que dio las ubicaciones de los negociadores para que fueran ejecutados igual que los científicos y los altos mandos iraníes. 
 Más allá de los supuestos deseos de Trump de quitarle a Estados Unidos su papel de gendarme mundial -tal como prometió en campaña- las internas al interior del gobierno y la dinámica de la crisis imperialista mundial determinan sus acciones. 
 Un papel semejante pero que no tuvo tanto protagonismo cumplieron los países árabes al establecer reuniones de supuesto acercamiento con Irán.
 Días antes de la ofensiva israelí el responsable de la Defensa saudí, Khalid bin Salman se reunió con el líder de la República Islámica de Irán, Seyed Ali Jamenei, para discutir un supuesto acuerdo bilateral de defensa, lo cual resulta inverosímil sabiendo que tanto Emiratos árabes como Arabia saudi tienen acuerdos con Israel en su conflicto con los hutíes en Yemen -conflicto proxy con Irán-. 
 Son todas maniobras que apuntaron a bajar la guardia del gobierno iraní, pero son armas de una sola bala que mellan la credibilidad de los implicados.
 A pesar de haber firmado una declaración junto con todos los países árabes “condenando el ataque israeli a una nación islámica” Jordania colabora desde el primer día directamente con el régimen genocida derribando los drones y los misiles iraníes que vuelan por su espacio aéreo.
 Por su parte, Arabia Saudita proporciona datos de radar y tolera el acceso israelí a su espacio aéreo, especialmente en la parte norte del país. 
 Bastó que Irán ejerciera su derecho a defensa atacando las bases militares norteamericanas para que se corriera aún más el velo entre los países árabes. Respaldándose en que una de esas bases está en Qatar, Jordania y Arabia Saudí repudiaron el ataque y declararon “el despliegue de todos los medios para apoyar a Qatar en todas las medidas que adopte”, en una demostración de que están impacientes de encontrar una excusa para entrar en el conflicto. Otros países árabes también repudiaron el ataque, aunque sin tanta efervescencia. Uno de los casos más lamentables es el de la Autoridad Palestina que condena el ataque a las bases militares del país que pertrecha al genocida de su propio pueblo. No se puede esperar otra cosa del guardiacárcel del gueto en que se está convirtiendo Cisjordania. 
 A todos ellos en el pasado los tuvo sin cuidado que Qatar infringiera su propia soberanía y pusiera en riesgo a la región al aceptar bases militares yanquis y británicas en su territorio, de la misma manera que también lo hicieron Emiratos árabes y Arabia Saudí. 
 Por el contrario, el que le bajó el precio al ataque fue el mismo Donald Trump quien declaró que no hubo víctimas yanquis debido a que el mismo Irán le había dado aviso previo. 

 La OIEA

 A criterio del régimen iraní, el que también cumplió su función fue el argentino Rafael Grossi, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). 
 El régimen de Teherán consideró que la reciente publicación de un informe del OIEA, en el que se detallan aspectos sensibles de su programa nuclear, fue funcional para que la comunidad internacional apoye la ofensiva israelí. Según el informe, Irán contaba con suficiente uranio enriquecido como para crear, luego de un proceso, una bomba nuclear. Ahora Grossi está de gira por los medios alertando que todo el Tratado de No Proliferación Nuclear está en peligro y aclarando que Irán no tiene armas nucleares, pero la guerra ya estalló. 

 Reino Unido

 Otro actor que tiene una actuación velada es Reino Unido. 
 La semana pasada la Armada iraní interceptó a un destructor de Reino Unido que navegada en el mar de Omán hacia el Golfo Pérsico, para apoyar a Israel, y le obligó a cambiar de rumbo con drones.
 Los aviones israelíes se abastecen y refugian en las bases militares que Reino Unido tiene en Chipre, y, para algunos analistas, el ataque de drones israelíes que salieron desde el propio territorio iraní en camiones es muy semejante al ataque que sufrieron las cuatro bases aéreas rusas desde dentro de su propio territorio, también desde camiones, -por drones que se suponen de fabricación ucraniana pero que el gobierno ruso denuncia que contaron con apoyo y planeación británicos-. 
 Por lo tanto, toda la pantomima británica previa sobre sanciones a instituciones y personas vinculadas a grupos de colonos, la suspensión de las relaciones comerciales con Israel y el llamado al embajador por una supuesta condena al genocidio palestino, solo tuvo como objetivo levantar una cohartada para llevar adelante, solapadamente, el apoyo militar pleno a Israel. 
 Escalado el conflicto, Reino Unido reforzó su presencia militar en Chipre con el envío de aviones de combate Typhoon y aviones cisterna Voyager. 
 Esta confabulación internacional contra Irán es solo un eslabón de la guerra imperialista que tuvo como escalones necesarios el cambio de régimen en Siria, el genocidio palestino y los ataques terroristas contra Hezbolla. De momento, el anhelo imperialista de cambio de régimen en Irán está siendo detenido por el rechazo popular que genera el ataque sionista y que se expresa en movilizaciones multitudinarias en Teherán a pesar de la crisis económica y el recrudecimiento de la represión interna del régimen de los ayatolá. 

 Aldana González 
 24/06/2025

Tras el ataque de Trump a las centrales iraníes


Abajo la agresión sionista e imperialista contra Irán, Palestina, Siria, Líbano y Yemen
 Estados Unidos atacó tres instalaciones del programa nuclear iraní 

El ataque de las fuerzas norteamericanas contra las instalaciones nucleares de Natanz, Fordo e Isfahan marcó un involucramiento directo de la Casa Blanca en la agresión contra Irán y agudiza el riesgo de una guerra de características regionales. Teherán respondió con una andanada de misiles sobre Israel, que había iniciado la agresión sobre territorio persa el viernes 13, y este lunes 23 atacó la estratégica base militar yanqui en Al Udeid, ubicada en Qatar. Hace apenas un mes, Trump se había llevado el compromiso de las autoridades qataríes de invertir 38 mil millones de dólares para mejorar la infraestructura de este lugar donde hay 8 mil soldados estadounidenses desplegados. 
 Tras el ataque, Trump planteó en sus redes sociales: “No es políticamente correcto utilizar el término ‘cambio de régimen’, pero si el actual régimen iraní es incapaz de hacer a Irán grande de nuevo, ¿por qué no habría un cambio de régimen?”. Pero avanzar en esa dirección podría implicar la apertura de un largo conflicto, como en Irak a comienzos de siglo. ¿Cuál sería la diferencia esta vez? El vicepresidente J.V. Vance no dejó muy tranquila a la prensa con su respuesta. “La diferencia es que entonces teníamos presidentes tontos y ahora tenemos un presidente que realmente sabe cómo cumplir los objetivos de seguridad nacional de Estados Unidos”. 
 En Estados Unidos se ha disparado otra polémica, que gira en torno a si Trump tiene facultades constitucionales para lanzar unilateralmente la guerra contra Irán, o si debería pedir autorización al Congreso. Pero fuera de esta objeción, no se conoce ninguna crítica de fondo de los popes del Partido Demócrata al ataque a las instalaciones nucleares iraníes. El líder de los demócratas en el Senado, Chuck Shumer, había respaldado públicamente los ataques israelíes del viernes 13 contra Irán. Además, recordemos, el expresidente Joe Biden fue uno de los principales soportes de la ofensiva genocida del sionismo contra el pueblo palestino. 
 El ataque estadounidense contra las centrales iraníes involucró a 125 aviones y bombas GBU-57, las llamadas “anti-búnker”, con capacidad para destruir instalaciones subterráneas, una característica con la que no cuenta la aviación israelí. Aún no es claro el daño que pudieron producir estos ataques. Las autoridades yanquis aseguran que fue demoledor, y el titular del Organismo Internacional de Argentina Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, lo calificó como “muy significativo”, aunque no faltan fuentes que relativicen esas afirmaciones. Hasta aquí, Irán había logrado enriquecer uranio al 60%.
 La Casa Blanca exige una capitulación total de Teherán: desmantelamiento completo del programa nuclear, de su plan misilístico y el cese del apoyo a Hezbollah y otros grupos armados de la región. Por ahora, el gobierno iraní dice que no se sentará a negociar si no cesan primero los ataques armados. Entre las cartas con que cuenta Teherán, más allá de los ataques militares, figura un potencial cierre del estrecho de Ormuz -una importancia vía comercial-, que según las agencias informativas podría llevar el precio del barril de petróleo por encima de los 100 dólares. 
 Los ataques contra Irán han vuelto a dejar en un segundo plano la situación en Gaza, donde decenas de personas siguen siendo asesinadas cada día a manos del ejército israelí, muchas de ellas ejecutadas a quemarropa en el intento de adquirir asistencia alimentaria, que no ingresa al territorio costero debido al bloqueo israelí iniciado en marzo.
 El ataque en curso contra Irán se inscribe en una agresión de carácter general que incluye también a Palestina, Siria, Líbano y Yemen. El sionismo y el imperialismo buscan remodelar el Medio Oriente a su conveniencia. Como en ocasión de la guerra de Irak, en 2003, necesitamos repetir las movilizaciones masivas que repudiaron la guerra imperialista. En Argentina ya se están preparando movilizaciones.

 Gustavo Montenegro

domingo, 22 de junio de 2025

Cristina Kirchner, “rigurosamente vigilada”


La guerra imperialista llega a las calles del barrio de Montserrat. 

 La cuestión de las condiciones de detención de Cristina Kirchner ha vuelto a levantar temperatura en las últimas horas. Los fiscales de la causa Vialidad, Diego Luciani y Sergio Mola, denunciaron como “improcedente” una visita de la intendenta quilmeña Mayra Mendoza a la expresidenta y apelaron el permiso otorgado por el juez Jorge Gorini para que la expresidenta se asome al balcón. El Tribunal Oral (tres jueces) ha determinado que, con excepción de algunos familiares, abogados o médicos personales, las visitas deberán contar con un permiso judicial. Es una exigencia que supera las condiciones generales de la prisión domiciliaria -los genocidas de la dictadura gozan de visitas irrestrictas e incluso de salidas-. Es una medida de incomunicación política, a despecho de una larga tradición histórica de agitación y propaganda política ejercidas desde la cárcel. Este ensañamiento fue precedido por la colocación de la tobillera electrónica a la detenida. Hay una presencia permanente de fuerzas federales en las inmediaciones del edificio de la calle San José. 

 En la picota 

Sobre la expresidenta penden varias causas judiciales; algunas en conexión directa con la de Vialidad. Es el caso de la causa Hotesur-Los Sauces, donde se pretende probar ‘retornos’ pagados por Lázaro Báez, el designado como “testaferro” de la familia Kirchner para las obras viales, a través de la contratación de servicios de los hoteles de Calafate. La otra causa, “Cuadernos”, apunta a una red de “retornos” por obras públicas realizadas por la gran “patria contratista” de la burguesía. Aquí, Cristina Kirchner se encuentra imputada como presunta jefa de una asociación ilícita. El sobreseimiento o la conversión de varios de los empresarios imputados a la condición de “colaboradores de la causa” “arrepentidos” -como Ángelo Calcaterra, el primo ‘del alma’ de Mauricio Macri-, anticipa hacia dónde se dirigirá el dedo acusador. 
 Con menos prensa, pero muy superiores implicancias políticas, se encuentra la causa que se le sigue a Cristina por la firma del “Memorándum con Irán”. Es el acta que suscribió el gobierno de CFK en 2013 con aquel país para interrogar, en Teherán, a personeros del régimen iraní presuntamente involucrados en el atentado a la AMIA. El memorándum fue aprobado por el Congreso argentino, pero nunca lo refrendó el parlamento iraní. La acusación fundamental reposa en que el Memorándum implicaría el cese de las órdenes de detención –“alertas rojas”- de Interpol contra los iraníes acusados. Pero Interpol lo desmintió y señaló que tales “alertas” nunca fueron suspendidas. La acusación de “traición a la patria” contra Cristina, que Milei refrendó en el reportaje que brindó anoche a LN, viene cruzada con la causa de la muerte del fiscal Nisman. 
 Milei ha reflotado la cuestión del memorándum en medio del agravamiento de la guerra internacional y de la escalada de Netanyahu contra Irán, con la complicidad de Trump y de la “democrática” Unión Europea. En el reportaje, el presidente argentino presentó al criminal de guerra Netanyahu como un “hidalgo”, en abierta apología del genocidio. Días antes, y a través de un comunicado oficial, el gobierno argentino respaldaba las incursiones militares de Israel contra Irán y denunciaba que uno de los oficiales iraníes mencionados en la causa AMIA acababa de ser ascendido al alto mando de la Guardia Revolucionaria iraní. El gobierno liberticida ha metido a fondo la cuestión de la guerra internacional en la crisis política interna, desmintiendo a todos aquellos para quienes la guerra es un asunto ‘exterior’, sin conexión con la guerra social y política que se libra contra las masas en Argentina. Asociando al kirchnerismo con el “eje internacional del mal”, Milei apunta a librar una lucha política abierta para crear un polo fascista en la clase media, que no tiene hoy.

 Prisión perpetua 

La seguidilla de causas, y en particular la que se relaciona con el Memorándum, puede terminar en una sumatoria de condenas que equivalga a una prisión a perpetuidad. Ese horizonte está presente en la camarilla de fiscales y jueces que le dictó la condena y que hoy administra su detención. El régimen legal vigente sobre condiciones carcelarias -desde la selección de las visitas hasta las eventuales salidas- las relaciona con el tipo de condena recibida. En ese sentido, la tobillera y las restricciones descuentan un agravamiento de las penas por venir. Con el desarrollo de la guerra internacional, una condena a Cristina por el Memorándum nunca ejecutado con Irán sería funcional a la guerra de Netanyahu y Trump, después de tres décadas de encubrimiento del Estado argentino tanto al atentado a la AMIA como al perpetrado contra la embajada de Israel. En este último caso, la intervención y responsabilidad de la Corte ha terminado archivada.
 La anunciada visita de Lula a CFK probablemente tenga que ver con este cuadro político –una extensión de la pena hasta equivaler para Cristina a una perpetua-; el brasileño, por su parte, pelea por una condena contra Bolsonaro por tentativa de golpe de estado. Pero Trump quiere la cabeza del juez Alexandre de Morais, que dirige la causa contra el golpista brasileño.
 La expresidenta no pronunció una sola palabra de condena del genocidio palestino ni de la guerra contra Irán, probablemente por los temores a un agravamiento de su situación judicial, pero ello no excusa el silencio del conjunto del kirchnerismo y del peronismo; “la tercera posición” ni se hizo ver. La cuestión judicial, en uno y otro país, así como en varias otras regiones, desde Estados Unidos a Tierra del Fuego, son una expresión de una crisis de conjunto que amenaza con explotar. Las violaciones judiciales y constitucionales en el país de Trump tienen un carácter masivo. 
 A la luz de este cuadro, es muy claro que las tobilleras, los permisos y las condiciones carcelarias no son una anécdota. Los límites del kirchnerismo y de su jefa para abordar esta crisis general son insuperables; en su discurso del miércoles, solo atinó a crear la expectativa de un estallido de la política económica, con la esperanza de que “ya me van a venir a buscar”. 

 Marcelo Ramal
 20/06/2025

miércoles, 18 de junio de 2025

martes, 17 de junio de 2025

Trump y Netanyahu lanzan una guerra para acabar con Irán y rediseñar el mapa político del Medio Oriente


El peligro de un ataque atómico ‘selectivo’. 

 El ataque salvaje, demoledor e ininterrumpido desatado por las Fuerzas Armadas de Israel contra la República Islámica de Irán no tiene el propósito exclusivo de destruir las instalaciones donde se procesa el enriquecimiento de uranio y evitar la producción de un artefacto nuclear. El bombardeo con misiles a estos refugios subterráneos ha sido hasta ahora un fracaso y conlleva el peligro de producir un contagio radioactivo generalizado. La prensa coincide en que Israel no tiene los recursos tecnológicos militares para alcanzar ese objetivo, o sea las cargas explosivas y los medios de transporte. Para eso necesitaría el concurso de los Estados Unidos, que posee esas cargas de más de 13 toneladas y los B-2 con capacidad para evitar su detección. Es precisamente esta una de las razones por las que Netanyahu ha reclamado a Trump una participación directa conjunta en el ataque. El propósito excluyente de la guerra iniciada contra Irán tiene el objetivo estratégico de imponer una rendición política y militar incondicional del régimen de los Ayatollah, y la instalación de un gobierno obediente a los objetivos del imperialismo mundial. Numerosos observadores han destacado, con absoluto realismo, que el ataque obedece a la oportunidad estratégica abierta para Israel, que ha diezmado a las direcciones de Hizbollah y Hamas; avanzado, con total impunidad, con la “limpieza étnica” en Gaza y las expulsiones de palestinos en Cisjordania; derrocado al régimen de Bashar al Assad y ocupado el sur del Líbano y la mitad de Siria; y haber destruido buena parte de la defensa aérea de Irán en los ataques ‘ensayo’ de abril y octubre del año pasado. Inversamente, el objetivo estratégico de esta escalada militar ha sido preparar las condiciones para ir por el régimen de Irán. La reducción de Irán a una impotencia política completa culminaría el objetivo estratégico perseguido por el régimen sionista. El Medio Oriente, sin embargo, no se convertirá por ello en un espacio geopolítico de estabilidad, sino de guerras más allá de las fronteras de guerra actuales. 
 La agresión de Israel ha sido combinada con el Pentágono, que ha dado el salvoconducto para esta agresión, así como el conjunto del imperialismo mundial. Las declaraciones previas al estallido de las hostilidades, a favor de negociaciones que eviten una guerra, no fueron más que parte de un operativo de decepción que cuenta con contados antecedentes en la historia. Las potencias imperialistas que lideran la Otan conocían muy bien, como lo revela ahora el diario Haaretz, que “los preparativos de esta operación duraron más de una año. Los agentes del Mossad infiltraron Irán y crearon una red de agentes, asistentes, casas seguras, talleres, vehículos, falsificaron documentos, además de tecnologías avanzadas. También metieron de contrabando componentes para drones en Irán, para luego ensamblarlos y ocultarlos en el terreno”. En la operación engaño intervino la Unión Europea: todas las naciones que se declararon en contra de una guerra, la han apoyado después de desencadenada; las amenazas de interrumpir acuerdos comerciales, como prometió Gran Bretaña, fueron encajonadas. Haaretz añade que “no menos importante ha sido el hecho de que la Inteligencia israelí diseñó una maniobra que engañó a la dirigencia militar de Irán. Irán fue llevado a creer que el ataque de Israel tendría lugar una semana más tarde, después de otra ronda de negociaciones, acerca de la cuestión nuclear, entre enviados iraníes y norteamericanos, agendada para el domingo (siguiente) en la capital del emirato de Omán”. Los éxitos de estas operaciones de engaño y el nivel de infiltración de la inteligencia israelí, ponen de manifiesto la credulidad política insuperable del liderazgo teocrático. La expectativa de una salida ‘pacífica’ a la guerra de exterminio iniciada por el Estado sionista desde hace año y media, muestra el impasse de un régimen que no tiene otra opción que la búsqueda de una autonomía relativa dentro de un sistema imperialista mundial. El autoengaño se extiende a los acuerdos diplomáticos de Arabia Saudita con Irán, mediados por China, el año pasado, o al pacto de seguridad firmado con Rusia, en enero último, que se presentaron como una valla de contención de la guerra – que se venía preparando, en realidad, con un método meticuloso. El acuerdo comercial de Trump con Bin Salman, en marzo, firmado con la expectativa de iniciar “una era de oro”, según palabras del norteamericano, aunque en realidad muy vago en sus disposiciones, ha entrado en aguas de borraja. 
 El asesinato de líderes políticos y militares, y de numerosos científicos, ha ido creciendo de día en día; entre ellos, el de Abbas Alí Shamkani, el jefe del equipo negociador de Irán con Estados Unidos. Israel ya había hecho lo mismo con el jefe negociador de Hamas, en la misma Teherán. Trump había anunciado estar “comprometido con una resolución diplomática de la cuestión nuclear”, mientras autorizaba el asesinato de la contraparte de esa salida “diplomática”. Netanyahu, por el contrario, advertía, como una amenaza, “que un acuerdo nuclear no detendría la fabricación de una bomba por parte de Irán”. La participación decisiva del imperialismo estadounidense en el desencadenamiento de la guerra contra Irán, crecerá indefinidamente. Los misiles de Estados Unidos han asistido a la “Cúpula de Hierro” de Israel a interceptar los misiles balísticos lanzados por Irán como represalia, con todos los recursos de la información satelital encriptada. También ha trasladado al Mediterráneo al portaviones Nimitz, mientras el Pentágono y la Bundeswehr (Alemania) han advertido que intervendrán junto a Israel en la destrucción operativa de Irán, en función del grado de resistencia que presente Irán. Con una claridad absoluta, Netanyahu ha declarado que la guerra continuará todo el tiempo necesario hasta que Irán ‘deponga las armas’. Las Fuerzas Armadas de Israel han anunciado que “operan libremente” en el espacio aéreo iraní “desde el oeste hasta Teherán” y que “Teherán arderá”. Prosiguen los ataques contra funcionarios de gobierno, científicos, sedes gubernamentales, bases aéreas, refinerías. El propósito es obtener la rendición oficial de Irán, mientras Irán ha respondido con la amenaza de disparar 2.000 misiles contra Israel (La Nación, 15/6). “León Ascendente o en ascenso” -el nombre del operativo de Israel- revela con claridad que la cuestión de los límites al enriquecimiento de uranio han quedado en el archivo. Una votación, en la Agencia Internacional de Energía, sobre el cumplimiento de las obligaciones contraídas por Irán en materia nuclear, reveló que 14 países sobre 33 aprobaron la conducta de Irán – un número elevado de votos en un escenario dominado por gobiernos hostiles a Teherán. El gobierno y el alto mando militar del sionismo no han bajado, entretanto, los objetivos de guerra en Gaza, Cisjordania, Siria, incluso Yemen. El objetivo asignado a la guerra, por parte del imperialismo e Israel, es decapitar al estado iraní, colonizar el territorio histórico de Palestina, someter a Libano y desmembrar a Siria, y crear una retaguardia para la guerra contra Rusia y China en cuanto a mercados, y por la esclavización del proletariado mundial. Netanyahu hizo público este objetivo contrarrevolucionario en un video en que llamó a los iraníes a “un levantamiento popular”. De nuestra parte, llamamos al proletariado de Irán a organizarse en comités de base a lo largo y ancho del país para luchar contra el imperialismo y el sionismo, y para enfrentar la impotencia del régimen nacional opresor y su tendencia a una capitulación, mediante un gobierno de obreros y soldados armados. 
 El imperialismo, sin embargo, no tiene, al menos en apariencia, un gobierno de recambio para Irán. La guerra para acabar con el régimen iraní se ejecuta cuando en Irán gobierna el ala ‘reformista’ de la República islámica, durante mucho tiempo señalada por el imperialismo como una alternativa de recambio o como detonante de una crisis política terminal. El programa del ‘reformismo’ señala el objetivo de revivir el acuerdo nuclear firmado bajo el gobierno de Obama, con el apoyo y la supervisión de la Unión Europea, Rusia y China, a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas. Estas condiciones internacionales serían el marco para ejecutar un programa de ‘ajuste’, que la burguesía local reclama con fuerza. Trump, sin embargo, aunque habría vetado el asesinato del jefe del Estado, el ayatollah Khamenei, planificada por Netanyahu, ha saboteado un acuerdo con el gobierno ‘reformista’ en funciones (incluso autorizando el asesinato, como está dicho, del jefe de la delegación negociadora iraní, Shamkani). 
 China ha vuelto a ofrecerse como mediador, pero esta vez de un cese del fuego, no en Gaza, donde sigue la masacre, sino con Irán. El acuerdo, de acuerdo a las informaciones, contemplaría también una tregua y la liberación de rehenes en Gaza, y la salida política de “dos Estados” – vetusta, agotada e inviable. Otras informaciones dicen otra cosa: ante la destrucción de los acuerdos con Irán en Medio Oriente, China replicaría con la ocupación de Taiwán. Las operaciones de infiltración de drones en Irán, como recientemente en Rusia, hasta Siberia, deben estar siendo vistas por China como una poderosa advertencia. En cuanto a Putin, una derrota en Irán, luego de haber perdido todo peso en Siria, lo deja entre la espada y la pared, en su guerra contra la Otan en Ucrania. La expansión agresiva de Israel, incluso imperialista, al menos como subrogante del imperialismo mundial, la lleva a una confrontación, si no con Turquía al menos con Erdogan y su área de control en el Cáucaso, que sigue estando siempre al sur de Ucrania, en el Mar Negro y en los estrechos navales a Europa. 
 La ocupación militar de Irak, en marzo de 2003, llevó al derrocamiento de Saddam Hussein, a la disolución del ejército iraquí y del partido Baath, al surgimiento de ISIS, a la división de facto del país y a las guerras del ejército norteamericano en Fallujah y en las regiones turcómanas. La variante de un gobierno militar extranjero en Irán luce completamente inviable. La Otan e Israel no han aclarado que clase de “cambio de régimen” están impulsando. El agudo desequilibrio político internacional desatado por la crisis capitalista mundial, la profundización de las guerras comerciales y financieras, el vuelco de Ucrania al campo de la Otan y la ocupación de Ucrania por Rusia, ha pegado un salto mayúsculo con la guerra imperialista contra Irán subrogada por el estado sionista.
 Lo que de ningún modo se puede excluir es un ataque atómico selectivo o ‘ejemplificador’ de Israel contra Irán, en caso de que la resistencia iraní haga colapsar lo que el ‘establishment’ militar sionista llama “el frente interno”, un vocablo de uso corriente en los tiempos del fascismo europeo y el falangismo español. Es lo que tenía en carpeta Margaret Thatcher contra una localidad de la provincia de Chubut para el caso de que la Fuerza Aérea de Argentina hiciera naufragar a una parte de la flota británica en el Atlántico sur en la guerra de Malvinas. El peligro nuclear ha cambiado de campo: no lo representa Irán sino el estado sionista. 
 Los partidos revolucionarios deben esmerarse en mostrar a las masas los hilos y redes que ligan y atan a los gobiernos de sus países con el imperialismo en cada una de las guerras que éste ha desatado y en la guerra mundial en su conjunto. La tarea del internacionalismo proletario es unificar la lucha contra la guerra en su dimensión concreta por medio de la propaganda, la agitación y la acción en la clase obrera. Quienes no destacan el hilo imperialista internacional de cada una de estas guerras, no tienen otra alternativa que rumiar un propagandismo abstracto. Ese hilo unificador es la Organización del Tratado del Atlántico Norte y las grandes potencias que orbitan en la geopolítica y compiten por nuevos arrebatos y nuevos mercados. 

 Jorge Altamira 
 15/06/2025