Pocas cosas ilustran de manera más contundente el rol que la OTAN le asignó a Ucrania como carne de cañón en la guerra contra Rusia que comparar la pobrísima política del gobierno Zelensky contra el COVID con las transferencias de armamento y apoyo militar activo que ha recibido.
Hasta el día anterior al comienzo de la invasión rusa, Ucrania había aplicado dos dosis al 35% de la población (1). El gobierno de Kiev nunca ordenó medidas de distanciamiento social, ni cuarentenas o campañas de testeo masivo, esto último sólo los primeros cuatro meses de la pandemia. No debería sorprender entonces que las cifras de contagios registrados en Ucrania estén por arriba de la media de otros países europeos. Para julio del año pasado, Ucrania había recibido unas escasas dos millones de dosis de vacunas por parte de EEUU (2). En comparación, desde el 24 de febrero los estadounidenses por sí mismos han transferido armas a Ucrania por un valor de 1.700 millones de dólares (2.400 en total desde que Biden asumió como presidente) (3). Al momento de escribir estas líneas, la Casa Blanca anunció otro paquete de armas por 800 millones. Queda claro que para ´combatir a los rusos hasta el último ucraniano´, la OTAN no necesita que la población esté particularmente sana.
El volumen de transferencia de armas de la OTAN a Ucrania no tiene precedentes. A modo de ejemplo, EEUU ha dado a Ucrania más de 5.000 misiles antitanque guiados ´Javelin´ (contra el que los modelos de tanque rusos en servicio no tienen protección alguna), mientras que EEUU no compra más de 700-800 de esos misiles para uso propio por año. Se estima que EEUU ha transferido a Ucrania alrededor de un tercio de la totalidad de su propio arsenal y le tomará muchos años volver a completarlo (4). Las acciones de los fabricantes del Javelin (Raytheon y Lockheed Martin) están por las nubes.
Sin embargo, las pérdidas de material han sido tan cuantiosas (dependiendo de la categoría de armas, los rusos declaran haber destruido entre un 50 y 90 % del inventario ucraniano) que Kiev demanda de todo: aviones, tanques, artillería. La alemana Rheinmetall ha declarado que tiene en stock viejos tanques Leopard 1 y vehículos de combate de infantería Marder disponibles para Ucrania (5) y el Reino Unido anunció la donación de un lote de artillería y vehículos blindados (The Guardian, 7/4). Ni lentos ni perezosos los estadounidenses iniciaron hace unas semanas un verdadero rally por Europa para convencer a los países con armas soviéticas a donarlas para Ucrania, que los soldados ucranianos no necesitan ser re-entrenados para operarlas. Polonia, por ejemplo, decidió el año pasado hacer un pedido enorme de 250 tanques del modelo más nuevo del Abrams (SEPv3) por la friolera de más de cuatro mil millones de dólares para reemplazar T-72 soviéticos, que comenzaron a ser transferidos a Ucrania. EEUU busca repetir este esquema en otros países – vaciar el arsenal soviético para reemplazarlo por el de la OTAN.
No obstante, la OTAN no sólo asiste a Ucrania con armas, mercenarios (La Razón, 10/4) y entrenamiento. Más importante es la colaboración en inteligencia (The Intercept 17/3). La vasta infraestructura estadounidense ha sido puesta a disponibilidad de los ucranianos para que estos sepan la ubicación y movimientos de las tropas rusas en tiempo real, con la dificultad extra para Moscú de que no puede atacar los sistemas norteamericanos (de lo que es técnicamente capaz) a menos de que quiera comenzar otra nueva escalada. A modo de ejemplo, en todo momento EEUU tiene varios aviones AWACS volando en la frontera ucraniana con países de la OTAN, sobre todo Polonia. Estos aviones, que son básicamente aviones de pasajeros con una gigantesca antena de radar montada sobre ellos, permiten a los norteamericanos saber con mucha precisión qué tipo de aviones rusos despegan y hacia dónde se dirigen; su alcance de detección excede la propia extensión territorial de Ucrania. De esta manera, los estadounidenses alertan y coordinan los sistemas de defensa aérea ucranianos, los cuales pueden evitar encender sus propios radares de alerta temprana (lo que los haría fácilmente detectables para los rusos).
Que el pueblo ucraniano sea tratado como descartable en la guerra no debería sorprender a nadie que siga el desarrollo de las hostilidades. Incluso hasta el último momento antes de que Putin enviara a sus tropas a cruzar la frontera, ningún organismo ucraniano tomó medida alguna para preservar las vidas de los civiles, ni siquiera una evacuación. Días antes, los rusos ya habían comenzado a evacuar a civiles de Donetsk y Lugansk. Esto tiene un sentido militar a la luz de la estrategia general ucraniana: lejos de salir a buscar a los rusos a campo abierto, la regla general ha sido que frente a las columnas de blindados rusos, las unidades ucranianas reaccionaron replegándose hacia adentro de las ciudades y los poblados para continuar la lucha entremezclados con los civiles, sabiendo perfectamente que los rusos no pueden desatar ni siquiera una fracción de su poder de fuego en esas condiciones (Washington Post, 28/3).
Cuando las organizaciones armadas palestinas hacen exactamente lo mismo, los ´patrocinadores´ de Ucrania ponen el grito en el cielo contra el uso de escudos humanos. Esta estrategia ha sido particularmente evidente en Mariupol, y los que han logrado escapar de allí cuentan historias de cómo las unidades regulares ucranianas y más aún los nazis del Regimiento Azov usaron todos los medios a disposición para impedir a los civiles evacuar de la ciudad. En los últimos días, un misil balístico con cabeza de racimo (esto es, el tipo de explosivo más efectivo contra personal y no contra instalaciones o vehículos) ha impactado sobre una numerosa multitud de civiles que esperaban tomar un tren para evacuar Kramatorsk (ciudad que será uno de los objetivos principales en la inminente batalla por el Donbás). Las autoridades ucranianas en su momento declararon varias decenas de muertos y múltiples veces más de heridos, mientras que sus primeros reportes apuntaron a que sería un misil de tipo 9K270 Iskander. De por sí, no cerraría mucho la lógica de que los rusos hagan algo que no puede sino disuadir a la población civil de evacuar aquella ciudad, dificultando enormemente su toma. Un análisis visual de los restos del misil en la zona permitieron identificarlo fácilmente como un 9K79 Tochka-U, actualmente sólo en uso en Ucrania, la estimación de la trayectoria indica que ha sido disparado desde territorio controlado por el ejército ucraniano y su número de serie (cada misil tiene un número identificatorio) también indica que era parte del inventario ucraniano. A mediados de marzo, otro misil Tochka-U había sido lanzado al centro de la ciudad de Donetsk, matando al menos a 30 civiles, sin que ningún medio occidental se preocupara por ello. A la luz de estas revelaciones (cualquiera con un mínimo de conocimiento puede diferenciar ese misil de los que están usando los rusos), la historia de la masacre de Kramatorsk ha desaparecido misteriosamente de la prensa pro ucraniana.
En una entrevista en 2019, el asesor presidencial de Zelensky, Oleksy Arestovych, declaró textualmente y sin pudor alguno que su intención no era ingresar a la OTAN para prevenir una guerra contra Rusia, sino que una guerra con Rusia era el precio de la entrada a la OTAN (5). Este precio en sangre lo paga el pueblo ucraniano a cuenta de la burguesía antinacional ucraniana, a cambio de promesas, humo y ´espejitos de colores´.
Leib Erlej
13/04/2022
Notas:
(1) https://graphics.reuters.com/world-coronavirus-tracker-and-maps/countries-and-territories/ukraine/
(2) https://www.unicef.org/ukraine/en/press-releases/ukraine-receives-2-million-doses-moderna-vaccine-donated-usa-through-covax
(3) https://www.defense.gov/News/Releases/Release/Article/2992414/fact-sheet-us-security-assistance-to-ukraine/
(
4) https://www.csis.org/analysis/will-united-states-run-out-javelins-russia-runs-out-tanks
(5) https://intellinews.com/former-ukrainian-presidential-advisor-perfectly-predicted-russian-invasion-in-2019-238183/
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