jueves, 31 de diciembre de 2020

La agencia EFE ensalza la primer gran fake new contra Cuba: la Operación Peter Pan


Estados Unidos: una transición turbulenta


Biden al rescate del capital. 

 El nuevo paquete de rescate pandémico, que acaba de aprobar el Congreso, es un adelanto de cuál es la política que va a tener el gobierno de Joe Biden. El paquete contó con el guiño del presidente entrante y el apoyo de la bancada demócrata, tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.
 Por más que se ha pretendido maquillar el proyecto, lo cierto es que está lejos de satisfacer las necesidades apremiantes de la población, en momentos en que los contagios y muertes por Covid-19 se encuentran en sus niveles más elevados y siguen creciendo; hay 11 millones de desocupados nuevos desde que comenzó la pandemia, millones de familias han visto reducir sensiblemente sus ingresos en la peor crisis económica desde la Gran Depresión, y se encuentran agobiadas por las deudas y la amenaza de desalojos. 
 El proyecto de ley de alivio aprobado otorga un pago por única vez de 600 dólares a los adultos que ganaron menos de 75.000 en 2019, junto con cheques por cada hijo. Importa señalar que esto es la mitad de los 1.200 dólares incluidos en la ley Cares, aprobada en marzo y cuyo pago se extendió por varios meses. Luego de casi cinco meses sin beneficios, los desocupados de más largo aliento recibirán 300 dólares por semana, lo que se limitará a once semanas, expirando a mediados de marzo. Una suma miserable. 
 La nueva ley prorrogó por apenas un mes la suspensión de desalojos que había sido aprobada a comienzos de año, lo cual coloca a millones de familias en una situación dramática. Los desalojos comenzarían en febrero en lugar de enero. Casi seis millones de estadounidenses tienen previsto ser desalojados o sufrir ejecuciones hipotecarias en los próximos meses. 
 La nueva ley contempla 25 mil millones de dólares en subsidios para al pago de alquileres, una suma superexigua si la comparamos con aproximadamente 12 millones de inquilinos que acumulan una deuda promedio de casi 6.000 dólares por atrasos en alquileres y servicios públicos, que totalizan, según estimaciones, unos 70 mil millones. No hay previsto ninguna condonación de alquileres atrasados ni siquiera por los servicios o impuestos. El subsidio de 600 dólares ni siquiera cubre el alquiler promedio mensual, estimado en 1.000 dólares que, por otra parte, los hogares tienen destinado para subsistir y comprar alimentos y productos de primera necesidad. 
 El carácter de la asistencia a la población trabajadora contrasta con el multimillonario rescate estatal a la clase capitalista. Tanto el Tesoro como la Reserva Federal han destinado sumas sin precedentes en auxilio y respaldo de la banca y de las empresas, empezando por la grandes corporaciones. Un cálculo incluso conservador nos permite hablar de 7 billones de dólares destinados en esta dirección, lo cual habla del abismo con la ayuda asignada a sectores más vulnerables y necesitados. Ha pasado relativamente desapercibido en los medios que el gasto aprobado por el Congreso; en realidad, alcanza a 1,4 billones, por encima de los 900.000 millones que se presenta como monto del paquete y que, por supuesto, es una fuente para nuevos subsidios al capital. En los 900.000 millones, por otra parte, hay partidas que no tienen que ver con la ayuda a los sectores de menores recursos. La legislación de “rescate” asigna fondos en beneficio de los empresarios, comprendiendo 284 mil millones de dólares en préstamos para el mal llamado «Programa de Protección de Salarios» (una caja negra para las corporaciones maquilladas como pequeñas empresas), 20 mil millones en entregas de emergencia para empresas, 15 mil millones para las aerolíneas y otro tanto para las cadenas de cines. 
 Viene al caso señalar que la nueva ley suprime la ayuda a las ciudades y estados con problemas financieros que sí contemplaba el ley anterior. Esto es un golpe, pues los estados cuyas finanzas están seriamente afectadas, estarían forzadas a recortar asistencia, servicios e incluso personal. Los republicanos se opusieron a cualquier ayuda financiera para los gobiernos estatales o locales, que ya ha eliminado 1,3 millones de empleos públicos. Los demócratas abandonaron un auxilio por ese concepto a cambio de una ayuda mínima para las escuelas y los servicios de salud pública. 

 Demócratas junto a Wall Street 

La aprobación por el Congreso del paquete de 900 mil millones de dólares destinado a “ayudas” para enfrentar las consecuencias de la pandemia de Covid-19 pasó por una pequeña, pero significativa crisis política. Trump se negó a apoyarlo y amenazó con vetarlo. Consideró que era una “vergüenza” dar un subsidio de 600 dólares a cada adulto y planteó, en cambio, que se entregara un cheque de 2.000 dólares. Por este planteo crítico fue acusado de “socialista” por sectores derechistas. Según Clarín (29/12), legisladores de la “izquierda” demócrata, como el senador Bernie Sanders y la congresista Alexandra Ocasio Cortez, vieron con “beneplácito” esta propuesta de Trump. Se trató de vulgar demagogia de Trump para quedar bien parado ante la población desocupada con vistas a su futuro político, que sobre el límite retiró acatando al Congreso y a las corporaciones. El incidente sirvió, sin embargo, para mostrar que la “lucha contra el populismo” de Trump por parte de Biden, no es democrática, sino claramente antiobrera y ajustadora. 
 Los demócratas debutan, aún antes de asumir, con un paquete absolutamente distanciado de las necesidades populares. La necesidad de buscar un compromiso con los republicanos e incluso el hecho de que Trump sigue todavía al frente del Ejecutivo le vienen como anillo al dedo y excusa para hacer pasar esta ayuda a cuentagotas, mientras se sostiene un rescate sin precedentes al capital en crisis y no tan en crisis. Se trata una política compartida por ambos partidos, pues responde al interés de la burguesía norteamericana, de la cual ambos son tributarios y defensores. 
 Incluso, los demócratas han revelado un celo especial en la materia, yendo más lejos, en ciertos casos, que los republicanos. La bancada demócrata ha jugado un papel determinante para impedir que prosperara un proyecto presentado por los republicanos, que contaban con el aliento del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, del actual gabinete de Trump, dirigido a restringir la operatoria de la Reserva Federal en beneficio de las corporaciones. Las autoridades de la FED venían planteando reparos para avanzar en esta dirección, en medio de un gran lobby empresarial y presiones provenientes de Wall Street. 
 Es necesario tener presente que las empresas estadounidenses han pedido prestado un récord de 2,5 billones de dólares en el mercado de bonos este año. Esto ha significado una fuente no solo para la sobrevivencia de muchas empresas, muchas de las cuales son zombis (que vienen obteniendo beneficios exiguos o pérdidas), sino que ha sido una fuente para la especulación y grandes negociados, apelando a un apalancamiento récord, aprovechando el crédito barato con costos financieros cercanos a cero. La FED ha jugado un rol crucial para lubricar esta operatoria al tomar la decisión sin precedentes de comprar bonos corporativos de alto riesgo, así como de comprar fondos negociados en Bolsa, incluidos los que rastreaban activos basura. A la par de las compras de bonos del Tesoro y de valores respaldados por hipotecas, que constituyen la columna vertebral de la intervención de la FED en el mercado -que actualmente asciende a 120.000 millones de dólares al mes, más de 1,4 billones al año-, la FED comenzó con las adquisiciones de bonos corporativos que para poder efectivizarse necesitó del respaldo del Tesoro de Estados Unidos. El proyecto impulsado por los republicanos apuntó a restringir esta operatoria. 
 Este respaldo conjunto del Tesoro y la FED está en la base del boom operado en Wall Street, tanto en el mercado accionario como de bonos. Y eso que explica la paradoja de un ascenso exponencial de la Bolsa, cuando enfrentamos un retroceso y parate económico brutal que está lejos de haberse revertido. 
 Naturalmente, el hecho de que esta expansión haya alcanzado esta altura, habla al mismo tiempo, de su alcance explosivo, pues tiene bases absolutamente precarias. Un número récord de empresas ha sido calificado este año como triple C, uno de los niveles más bajos, y casi el doble que el año pasado. Una interrupción en el ciclo de préstamos prepara un derrumbe de mayores dimensiones que el vivido con el estallido del coronavirus, que iría de la mano de una cadena de quiebras y despidos. La capacidad de emisión no es ilimitada y una señal ya la tenemos con el debilitamiento del dólar, que ya perdió un 10 por ciento en relación con otras monedas como el euro.

 Independencia política 

El establishment respiró aliviado, pues se venía retrasando la aprobación del paquete en el Congreso y, encima, Trump fue demorando su promulgación. Existía un temor fundado en las filas de la clase capitalista y los círculos de poder que una demora en la llegada de la ayuda pudiera provocar una estallido social. Los ecos de las gigantescas protestas que conmovieron al país desatadas este año están demasiado frescos. La nueva gestión demócrata nace condicionada por el fuego cruzado de la bancarrota capitalista y de la pandemia, que está lejos de ser un capítulo cerrado y, por el otro lado, de la rebelión popular que sigue latente. La gestión de Biden no va a ser una réplica de la de Obama. Las condiciones son muy distintas. Se pondrá a prueba con extrema rapidez si es capaz de pilotear una transición turbulenta como la que se viene, atravesada por tantos frentes de tormenta al mismo tiempo.
 Frente este escenario, es necesario defender e impulsar la independencia política de los trabajadores. La subordinación al nuevo gobierno conduce a una encerrona y una frustración de los reclamos de la población, que han adquirido un carácter apremiante. La experiencia que se acaba de recorrer en relación al comportamiento de la izquierda demócrata respecto del paquete de rescate aprobado por el Congreso es aleccionadora. Bernie Sanders y Elizabeth Warren votaron a favor de la nueva ley en el Senado. Lo mismo ocurrió con la miembro de DSA (Socialistas Demócratas de Estados Unidos). Es necesario romper las ataduras con el Partido Demócrata y avanzar en la estructuración de una fuerza independiente, que sea un portavoz y un motor de las luchas y demandas de los trabajadores y abra paso a un nuevo horizonte político en el país. Por el lugar estratégico que ocupa Estados Unidos, esto significaría un paso adelante crucial en el apuntalamiento de las tendencias revolucionarias a escala internacional. 

 Pablo Heller

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Miseria moral del “periodismo independiente”


El autocalificado “periodismo independiente” no es otra cosa que una organización criminal porque, como lo recordara Gilbert K. Chesterton en tiempos de la Primera Guerra Mundial, “los periódicos comenzaron para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad sea dicha.” 
 Revisando algunos viejos apuntes acumulados en el disco duro de mi computadora encontré una serie de declaraciones de la Academia Nacional de Periodismo de la Argentina manifestando su preocupación por la libertad de expresión y el ataque a “periodistas” como Luis Majul y Daniel Santoro. La institución de marras la preside Joaquín Morales Solá, un señor que finge ignorar la diferencia entre informar y -sobre la base de información confiable y chequeada opinar- y utilizar los medios de comunicación en los que se desempeña para operaciones propagandísticas presentadas ante su indefensa audiencia como si fueran “periodismo independiente”.
 En una reciente emisión de su programa Desde El Llano el presidente de la ANP “entrevistó” a la señora Elisa Carrió quien se despachó con una serie interminable de disparates ¡sin que el supuesto periodista atinara a balbucear una sola repregunta! No fue una entrevista periodística sino un caso de propaganda política subliminal, probablemente remunerada. Es decir, una estafa a la teleaudiencia. Lo mismo había hecho unos días antes Carlos Pagni, otro representante del “periodismo serio” en la Argentina, cuando “entrevistó” durante poco más de media hora a Juan Guaidó que, como lo haría Carrió después con Morales Solá, derramó enormes cantidades de “bullshit” ante un impasible Pagni, que no hizo el menor comentario o formuló pregunta alguna para poner a prueba los dichos de Guaidó. El objetivo, claro está, era brindarle al esperpento venezolano una plataforma para difundir su proyecto político. En ambos casos un espacio supuestamente periodístico parecería haber sido alquilado para promover la agenda política de una autoproclamada candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, retornada a las lides políticas pocos meses después de haber anunciado su definitivo retiro; o la de un pelele orgulloso de haber sido designado “presidente encargado” de su país por Donald Trump. Todo esto, repito, ante la actitud complaciente de los aquiescentes “entrevistadores.” En resumen, gran parte de eso que llaman “periodismo independiente” no es otra cosa que una tapadera para que algunos mercaderes trafiquen con su espacio comunicacional y lo subasten (ellos o sus patronos) al mejor postor. ¡Y encima se dan el lujo de pontificar sobre la libertad de expresión, la república y la democracia! 
 En fin, esta es la dura realidad del periodismo que en nuestro tiempo se autocalifica como “serio y profesional”, y no sólo en la Argentina y Latinoamérica. Europa o Estados Unidos tampoco están a salvo de este flagelo que es una de las mayores amenazas que acecha a la democracia en el mundo moderno. La ANP salió en defensa de dos personajes de la cloaca mediática como Luis Majul y Daniel Santoro cuyo “periodismo de investigación” es producido por un singular equipo cuyos puntales son los servicios de inteligencia y un manojo de jueces y fiscales corruptos, unos y otros en abierta violación a las leyes de este país. Esta operación no tiene nada que ver con el periodismo. Su objetivo es obtener instrumentos y supuestas pruebas para perseguir, acosar y eventualmente extorsionar a rivales políticos y sectores ligados en este caso al oficialismo.
 Lo de la ANP no es una excepción; tampoco lo son los grandes conglomerados mediáticos argentinos (que incluyen prensa gráfica, radio AM y FM, televisión abierta y por cable, granja de bots, etc.) como Clarín, La Nación o Infobae. Pero por su gravitación mundial el diario El País de España se lleva los laureles en lo que hace a la prostitución del periodismo convertido en un nauseabundo house organ al servicio de los ricos y poderosos de todo el mundo. Por eso no sorprendió que a mediados del año pasado Antonio Caño, exdirector de aquel diario entre 2014 y 2018, publicara una nota titulada nada menos que “El error de llamar a Assange periodista.”[1] En ella arguye que el fundador de Wikileaks es un “impostor” porque, según él, “los periodistas no roban información legalmente protegida, no violan las leyes de los Estados democráticos, no distribuyen los documentos que les facilitan los servicios secretos sin haberlos verificado” tarea que Caño confía, corporativamente, al buen saber y entender de periodistas profesionales. ¿Periodistas profesionales, como quiénes? Puede ser, en algunos poquísimos casos, pero ¿por qué no confiar en gente con mayor formación específica para evaluar los datos divulgados por Assange como politólogos, sociólogos, internacionalistas, historiadores, semiólogos y expertos en materias militares o en inteligencia? Pero además, muchos de los amigos y colegas latinoamericanos de Caño lo que hacen es justamente eso: roban información que “debería” estar legalmente protegida, violan a destajo las leyes de los estados democráticos, y distribuyen los documentos que les facilitan los servicios secretos o funcionarios corruptos del poder judicial para acosar y/o destruir a sus adversarios políticos. En su angelical candor, o diabólico cinismo (cuestión que las y los lectores deberán discernir), el ex director de El País dice que los periodistas profesionales “cuidan de no causar daños innecesarios con su trabajo, les dan a las personas aludidas la ocasión de defenderse, buscan la opinión contraria a la que sostiene la fuente principal de una información, no actúan con motivación política para perjudicar a un Gobierno, un partido o un individuo. Los periodistas no defienden más causa en una sociedad democrática que la del ejercicio de su trabajo en libertad.”
 Releo estas líneas de Caño y me rectifico: no creo que sea el suyo un caso de infantil ingenuidad. Digámoslo con todas las letras: es la sutil estratagema discursiva de un impostor de alta gama que sabe que en el ejercicio del periodismo hegemónico, ese que él llama “profesional”, aquellas reglas tan prístinas que él enunciara son violadas con premeditación y alevosía; que los autodenominados “periodistas independientes” causan intencionalmente daños a las personas o instituciones víctimas de su persecución; que no les dan ocasión de defenderse; que jamás buscan una opinión contraria a la línea que les bajan sus jefes o patronos y nunca aceptan debatir con quienes sostienen puntos de vista contrarios; y siempre actúan con motivación política para perjudicar a un gobierno, partido o individuo. El caso de Agustín Edwards Eastman, dueño de El Mercurio de Chile es una muestra paradigmática de lo que hacen los periodistas defendidos por Antonio Caño y por el presidente de la ANP, Joaquín Morales Solá. Por eso después más de cincuenta años de prostitución periodística en buena hora el Colegio de Periodistas de Chile lo expulsó de sus filas, precisamente por haber hecho exactamente eso que Caño dice que los periodistas profesionales no hacen.[2] Si en la Argentina existiera una institución con los mismos valores y valentía de sus colegas chilenos la cantidad de operadores políticos disfrazados de periodistas que serían expulsados de sus filas llegaría fácilmente a medio centenar.
 Justamente a causa de esta degradación moral es que no sorprende el estruendoso silencio de la ANP ante caso de Julian Assange, injustamente encarcelado por haber informado al público sobre los crímenes de guerra, la corrupción y el espionaje global del gobierno de Estados Unidos. Ni una palabra en defensa de un verdadero campeón de la lucha por la libertad de expresión, que mentirosamente la ANP dice defender; ni un gesto de solidaridad ante un periodista retenido en una cárcel de máxima seguridad, en confinamiento absoluto, sin contacto con nadie, sin ver sino por unos minutos la luz del sol una vez a la semana, sometido a maltratos físicos y psicológicos de todo orden pese a la precaria condición de su salud. Pero al haber revelado los secretos del imperio y sus mandantes -que el sicariato mediático oculta bajo siete llaves- para la ANP Assange es un traidor, un “impostor” como dice Caño, que no merece solidaridad alguna. El próximo 4 de enero la jueza Vanessa Baraitser dará a conocer su sentencia en el juicio por la extradición del australiano a Estados Unidos. Pese a la debilidad de las pruebas aportadas por el querellante el acusado fue privado de su libertad y enviado a la cárcel. Cunde la indignación entre los periodistas de verdad de todo el mundo, advierte el laureado cineasta y periodista británico John Pilger, quien asegura jamás haber visto una farsa tan grotesca como el juicio celebrado en Londres. El lawfare se extiende como una mancha de aceite, y de la Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Ecuador ya arribó a Europa y Estados Unidos. Pero la ANP no cree que exista tal cosa porque, según sus dirigentes, el lawfare es una maligna invención de una izquierda totalitaria, populista, chavista, castrista, y por lo tanto desestima olímpicamente la denuncia de Pilger.[3] La inmoralidad de esa institución no tiene límites.
 Este negacionismo también se revela en relación a la situación de los periodistas en Estados Unidos. Desde el estallido de las protestas del Black Lives Matters con motivo del asesinato a sangre fría de George Floyd por la policía de Minneapolis, 322 periodistas fueron agredidos (salvo contadas excepciones, por las “fuerzas del orden”); 121 fueron detenidos, a 76 les destruyeron sus equipos (cámaras fotográficas o de video, teléfonos celulares) o instalaciones (salas de prensa) y 13 fueron querellados y sometidos a proceso judicial.[4] La misma fuente informa que en 2018 cinco periodistas fueron muertos a balazos en Estados Unidos. Pero esto no fue ni jamás será noticia en los medios hegemónicos, apropiadamente caracterizados por sus críticos como la Bullshit News Corporation porque la mayoría de la información que difunden es eso, basura; mucho menos será motivo de preocupación o denuncia para la ANP, obediente hasta la ignominia antes los menores deseos del amo imperial. La institución defiende a sus mercachifles de la comunicación, no a estos pobres diablos acosados por el poder en Estados Unidos que pagan con sus vidas su lealtad a la profesión que eligieran. En cambio si un periodista, ¡aunque sea sólo uno!, hubiera sido detenido en Venezuela o sufrido la destrucción de su equipo de trabajo la gritería del sicariato mediático mundial habría sido ensordecedora. Su doble estándar moral los convierte en sujetos despreciables.
 Conclusión: el autocalificado “periodismo independiente” no es otra cosa que una organización criminal porque, como lo recordara Gilbert K. Chesterton en tiempos de la Primera Guerra Mundial, “los periódicos comenzaron para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad sea dicha.” Para ello cuentan con cuatro armas principales: promover la “posverdad”; mentir y usar las fake news a destajo; utilizar el blindaje informativo (por ejemplo, no decir jamás nada sobre la interminable matanza que a diario desangra Colombia o sobre las revelaciones de los Panamá Papers que involucran al ex presidente argentino Mauricio Macri) para proteger a socios y/o amigos; y el linchamiento mediático de líderes “molestos” a las cuales es preciso satanizar para que luego jueces y fiscales culminen el proceso enviándolos a la cárcel o inhabilitándolos para competir por cargos públicos. Por eso hoy esa prensa, así de corrupta, constituye una de las principales amenazas a la democracia, y si la sociedad no reacciona a tiempo probablemente acabe no sólo con lo poco que resta de libertad de expresión sino que acentúe aún más la asimetría entre una prensa hegemónica que domina sin contrapesos el espacio mediático y el periodismo verdaderamente independiente, que sobrevive a duras penas ante tan desigual competencia. Pero lo que está en juego no sólo es la libertad de expresión; también el derecho de los pueblos a acceder a información verídica y comprobable, legalmente obtenida. Y por supuesto, la democracia también está en peligro porque para sobrevivir requiere que el espacio mediático sobre el que reposa sea efectivamente democrático y plural y no esté amordazado por la dictadura del pensamiento único. La democracia se vacía de contenidos, se degrada y finalmente sucumbe cuando el sustrato comunicacional sobre el que se apoya es una tiranía informativa. Evitar que esto suceda será una de las grandes e impostergables batallas que deberemos librar una vez derrotada la pandemia.

Atilio A. Boron | 30/12/2020

 Notas: 

 [1] Su nota se puede encontrar en: https://elpais.com/elpais/2019/05/15/eps/1557937168_850658.html 
 [2] Toda le info puede verse en https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/04/21/el-fin-de-un-intocable-colegio-de-periodistas-decide-expulsar-a-agustin-edwards/
 [3] https://independentaustralia.net/life/life-display/john-pilger-eyewitness-to-the-agony-of-julian-assange,14374 [4] Datos de la U.S. Press Freedom Tracker, en https://pressfreedomtracker.us/ y también en https://www.worldpoliticsreview.com/articles/28908/more-journalists-are-being-assaulted-in-the-u-s-tarnishing-america-s-image

La zafra solidaria de Cuba


Cubainformación se solidariza con periodistas saharauis y agradece premio


lunes, 28 de diciembre de 2020

¿Qué está pasando con la nueva mutación del coronavirus?


¿Qué está pasando con la nueva mutación del coronavirus? 
En los últimos días, se detectó un aumento significativo en el número de casos de Covid-19 en Londres y el sudeste de Inglaterra que sugería la existencia de una nueva cepa del virus con mayor tasa de transmisión, es decir, que se contagiaba más rápido. Al analizar el genoma (ARN) de muestras de pacientes, se confirmó que el virus circulante presentaba mutaciones respecto al virus que venía circulando en esa zona.
 ¿Qué implica esta mutación?
 Si bien todos los datos son preliminares (y en ese sentido hay que evaluarlos con cautela), la variante detectada en Reino Unido, llamada B117, presentaría un R0 o tasa de reproducción superior. El R0 estima la cantidad media de personas que se contagiarían a partir de una persona infectada y da idea del potencial de transmisión de una enfermedad. Es decir, que la nueva cepa se transmitiría más fácilmente que otras anteriores. Sin embargo, al no haber aún estudios moleculares no se conoce el mecanismo por el cual esto ocurre. No se puede descartar, sin embargo, que haya también otras variables epidemiológicas que hayan aumentado el número de contagios. En principio, no parecería que la nueva cepa provoque síntomas más graves o mayor mortalidad.
 ¿Es la primera mutación del virus causante de Covid-19 que se conoce? 
No. Ya se detectaron más de 4.000 mutaciones en cepas circulantes de SARS-CoV-2, el virus causante de Covid-19. Lo que ocurre es que no todas las mutaciones tienen consecuencias directas en la capacidad de transmisión u otras variables epidemiológicas. Muchas mutaciones no tienen ningún efecto sobre la performance del virus, lo que se conoce como mutaciones neutras. 
 ¿Por qué tiene tantas mutaciones este virus?
 El SARS-CoV-2 es un virus formado por ARN, uno de los dos tipos de material genético existentes (el otro es el ADN). La enzima encargada de copiar ese material genético para reproducirse es la ARN polimerasa que, a diferencia de la que copia el ADN, tiene una tasa de error muy alta. Es decir, cuando va copiando el material genético se equivoca pero no tiene un mecanismo de corrección como sí ocurre con los virus formados por ADN. Las mutaciones que van apareciendo son los errores que va cometiendo la ARN polimerasa. 
 ¿Podría ocurrir que las vacunas disponibles no protejan contra esta cepa?
 Se cree que no pero se sabrá con certeza cuando se completen los estudios a nivel molecular que nos muestren qué modificaciones concretas en la partícula viral presenta esta nueva cepa respecto de las anteriores. Las vacunas contra Covid-19 están diseñadas para generar anticuerpos contra la proteína viral S (spike) que es la que interactúa con el receptor celular ACE-2 para ingresar las células del sistema respiratorio. Al vacunarse, la persona desarrolla anticuerpos y células de memoria del sistema inmune que logran unirse a esta proteína viral, neutralizándola e impidiendo que infecte a las células. La clave estará en ver si las mutaciones afectan esta proteína y si esas potenciales modificaciones implicarían que los anticuerpos desarrollados contra ella dejan de ser efectivos. Por ahora, no parece un escenario probable. 

 Lucía Maffey Bióloga.

sábado, 26 de diciembre de 2020

ICAP, 60 años: argamasa y coherencia para la solidaridad con Cuba


¿Cuánto cuesta el Movimiento San Isidro?


Con Cuba no te metas


Hoy es la víspera de siempre (Entrevista)


 

 Entrevista de Raquel González a Silvio Rodríguez en vísperas de su 70 cumpleaños, el 26 de octubre de 2016.

Héctor Celano y la poesía contra el bloqueo


Héctor Celano es un destacado intelectual argentino-cubano, que ha publicado decenas de libros. Uno de su poemas aparece en la antología Poesía contra el bloqueo, publicada ahora en digital en trés países, en el día del asesinado del Che: en Italia (editor Argolibri), en Venezuela (Vadell hermanos) y en Cuba con el patrocinio de la Red en Defensa de la Humanidad, del Festival Internacional de Poesía de la Habana, representante de la editorial Colección Su, y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. 
 Una antología de 130 poetas cubanos, italianos, venezolanos, ideada en Italia para decir ya basta de medidas coercitivas unilaterales contra los pueblos que han decidido ser libres.
 Así escriben las y los coordinadores: “Con muchas voces diferentes, la poesía italiana se posiciona a favor de una postura fuerte y radical contra el bloqueo económico, mantenido incluso en plena emergencia Covid, impuesto a naciones como Venezuela y Cuba simplemente porque no corresponden a los parámetros del capitalismo sin salida en el que nos encontramos sumergidos, y del cual ahora corremos el riesgo de morir. Por el contrario, el encuentro con la poesía cubana y venezolana hace de este eBook, un ejemplo de lo que debe ser el diálogo entre los pueblos”. 
 Héctor Celano figura en la antología con el poema “Isla hembra”. Lo agradecemos por dedicarnos un poco de su tiempo por esta entrevista.
 –En tu muy rico currículum como intelectual argentino-cubano, la publicación de libros y antologías comienza a principios de los años 80. ¿Qué te pasó primero? ¿Qué hiciste durante la dictadura cívico-militar? ¿Cuál fue tu historia política?
 -Soy el hijo menor de un matrimonio de trabajadores. Mi madre costurera y mi padre transitó diversos oficios. Comencé a laborar a los 11 años como aprendiz de “Tallador Artístico de Cristales” en un taller donde compartía algunas horas luego de las mañanas de escolaridad. Ese oficio (rudo, pero de hermoso producido) hizo que me ganara el sustento por bastante tiempo. Mientras, fui jugador de fútbol semi-profesional, estudiante de filosofía, economía y teatro -en distintos momentos de esa etapa- Antes de los 20 años de edad me vinculé con el Partido Comunista Argentino, ingresando primero a la Federación Juvenil Comunista. Junto con esas labores, además de practicar con fruición la amistad y transcurrir una vida amatoria como todo joven, la poesía y la escritura en general, pujaban dentro mío por ocupar un espacio en la superficie e intentar descubrir zonas de relaciones existenciales con esa llave hermosa que ha desarrollado lo mejor del ser humano. En importantes sectores de la juventud, los años 60 y gran parte de los 70 tanto en Argentina, como en otras regiones de Latinoamérica, los encuentros se concretaban en peñas, guitarreadas, bailes caseros y, allí, despuntaba la música de nuestro país y del continente. Yo escribía desde la infancia y a su vez comenzaba a desplegar la labor de Recitador, entonces, en aquellas citas, dejaba mis incipientes poemas. 
 La última Dictadura Cívico Militar (en Argentina fueron varias desde la primera de 1930) tramada en lamentable contubernio con importantes líderes políticos, se instaló, entre varios objetivos atroces, para decapitar aquellos fuertes movimientos que se habían arraigado especialmente en las barriadas populares. Antes de instaurarse la Dictadura, ya la Triple A -Alianza Anticomunista Argentina- dirigida por quien fuera el último secretario de Perón y su esposa Isabel Martínez, había asesinado cerca de tres mil militantes del campo popular. Todos quienes mantuvimos nuestras convicciones, de una u otra forma, padecimos aquel tiempo plagado de crueldad. La cifra de 30.000 quizás quede corta. El daño fue hasta la urdimbre del tejido social.
 –¿Cómo comenzó tu relación con Cuba y cómo se desarrolló?
 -Mi relación con Cuba Socialista, comenzó en los primeros tiempos de actividad en la “Fede” (F. J. C.) cuando el Partido Comunista lanzó la campaña por conseguir dinero para enviarle uno o varios tractores al archipiélago revolucionario. Luego en 1997 recibí la convocatoria de un concurso en Santa Clara referido al 70 aniversario del nacimiento del Che. El poema “Sol de Polen” obtuvo el primer premio y fui a recibirlo junto a mi hija Violeta Libertad que contaba con 20 años. La UNEAC -Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba- me entregó el galardón en la cima del Escambray, exactamente el 14 de Junio de 1998, día que el Che hubiese brindado por sus siete décadas.
 –¿Cuáles fueron las etapas e influencias culturales de tu carrera artística y profesional?
 -Pudiera decir que cada década de mi vida significó un escalón. La adolescencia, compartiendo trabajo y estudio, me fue nutriendo de conocimientos porque la lectura siempre ocupó un espacio destacado. Luego, pasados los 20 años, entre facultad y estudio teatral se fue forjando mi amor por el hecho artístico y la escritura comenzó a imponer condiciones a mi gula creativa. Trascendiendo los 30, en ciernes de publicarse mi primer libro -“Identidad”- conozco a grandes escritores y artistas en general. Participé de diversos Movimientos que se fueron creando en la medida que muchos de ellos regresaban del exilio y otros volvían a tener algunos resquicios para expresarse. 
 Allí, aunque no abandoné la prosa, mi poesía encontró el ámbito propicio para los primeros espectáculos poético-musicales. La profunda amistad con Armando Tejada Gómez y otras/os creadoras/es de gran valor, colaboró a afianzar la convicción que el arte, la cultura, la educación, son elementos imprescindibles para los cambios profundos que necesitan nuestras sociedades y para que una vez ocurridos se consoliden definitivamente. 
 Recuerdo con enorme nitidez las acciones que desplegamos para que se concretara la primer visita a la Argentina de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés (sus canciones se escuchaban de modo clandestino) El abrazo en el Aeropuerto y las actuaciones que debieron prolongarse por muchos días, fue motivo de gran felicidad para quienes comenzábamos a amar el arte de ambos.
 –Cuéntenos cómo surgieron los libros que considera más importantes para usted.
 -Creo que ningún escritor podrá olvidar la emoción que acontece cuando llega a sus manos el primer libro. En mi caso “Identidad” -Ediciones Amaru, Buenos Aires, 1984
 Luego todos, los individuales y los que he compartido con otras/os escritores, poseen un lugar destacado en mi conciencia. Aunque debo decir que, “Umbral de la Palabra” publicado por el Ministerio de Cultura de Cuba -florilegio reunido de 11 libros-, con el prólogo de un ser que me honró con su amistad, Jesús Orta Ruiz “El Indio Naborí”, ocupa en mi memoria un sitio de enorme privilegio. 
 –También eres periodista, actividad que los comunistas practicaron a menudo durante el gran siglo XX, casi como un complemento evidente a la actividad de un cuadro político dirigente. Fidel fue uno de los mayores ejemplos, pero tampoco faltan ejemplos en Argentina. ¿Qué significó esta actividad para usted y qué cambió después de la caída del campo socialista y la expansión del posmodernismo en los países capitalistas desarrollados?
 -Comencé a desplegar el Periodismo Cultural a partir de algunas publicaciones barriales, pero fundamentalmente cuando di forma a mis programas radiales: “Contraseña Cultural” y “Secretos del cordón de la vereda”. Pasé por distintas emisoras hasta dar con Radio Argentina que, repentinamente, el gobierno de Menem privatizó, digamos “regaló” hasta que le quitaron el lugar de privilegio en el dial y la hicieron prácticamente desaparecer. Radio Argentina fue la primera emisora en el mundo en difundir un programa radial con la Ópera Parsifal de Wagner.
 –¿Cómo se desarrolla hoy tu compromiso político-cultural? 
 -Pienso que las personas de buena madera que de jóvenes adhieren al marxismo jamás abandonan la concepción dialéctica de análisis a partir de este hallazgo filosófico, tan joven en la historia de la humanidad, pero que representa un punto de inflexión imprescindible para cualquier abordaje del pensamiento, sea histórico, contemporáneo o con proyección hacia el futuro. 
 El compromiso que asumo jamás se aparta de mi origen: barrios de trabajadores humildes como mis padres, gente solidaria… Allí di con el Partido Comunista, que a pesar de haber cometido importantes errores en Argentina, ha sido señero en la lucha y dejado mucha sangre en el camino a partir del 6 de enero de 1918. Siendo el primer PC de América sigue enarbolando la hoz y el martillo que es símbolo de lucha y sabrá enmendar circunstanciales falencias. 
 Entonces, los brazos de Cuba, distintos países de América y Europa, donde mi poesía fue convocada, tal vez hayan absorbido un pedacito de todo lo que sueño política, social y artísticamente. Reflexiono: si el ser humano se encuentra moliendo los granos seculares de la vida desde la caverna cuando vivía comunitariamente hasta hoy, aunque parezca utópico ¿porqué no puede volver al estadio comunitario con un desarrollo de conciencia que haga placentero su tránsito, por ahora muy fugaz, sobre el planeta? El imperio se encargó en instalar en amplios sectores el resquemor por el término COMUNISTA, que en esencia es una palabra que encierra algo tan noble: ¡vivir en COMUNIDAD!
 –¿Cuál es tu análisis del momento que vive América Latina en esta pandemia y el papel de Cuba?
 -Desde abajo: se desnuda cada vez más la desigualdad y la injusticia. Desde arriba: La ONU es inoperante, endeble, debe mejorar muchísimo, pero es la entidad que puede ser el germen de un futuro donde existan auténticos acuerdos entre los distintos continentes. 
 América Latina es uno de los territorios más castigados, pero que posee en su seno signos de rebeldía y dignidad. Estados Unidos aprovecha cierta situación donde los traidores de sus pueblos se encaramaron en el poder para volver con mucho ímpetu intentando dominar a su antojo nuevamente este territorio pletórico de riquezas materiales y culturales y bastante puro aún. 
 Cuba sigue siendo la bandera de los seres que aman la soberanía y la dignidad. 
Enfrenta no solo las amenazas sino los hechos concretos que intenta “goliat” para desestabilizarla. A la vez continúa brindando hermandad y ejemplo. 
 –Cuba sigue siendo un faro de resistencia y solidaridad, y la propuesta al Premio Nobel de la Brigada Médica es un reconocimiento que no alcanza a todo lo que ha logrado hacer también por aquellos países que no se han movido lo suficiente contra el feroz bloqueo económico que el imperialismo le impuso. Sin embargo, la propaganda de los medios imperialistas intenta menospreciar el valor de esta solidaridad, y Trump ha venido a revivir la ley que incita a los médicos cubanos a traicionar. ¿Cuál es tu análisis? 
 -Ninguna potencia capitalista puede estimular a las personas que trabajan en el ejido de la salud a que abandonen semejante impulso de genuina entrega. La formación socialista, comunitaria, desde la infancia, es capaz de lograr semejante gesta. En ella, quien labora para sanar, adquiere la conciencia de curar o redimir en cualquier circunstancia. El Nobel a la Medicina Cubana es un pedido de amplios sectores que debiera tener un reconocimiento exitoso. El odio del poder hacia la auténtica solidaridad es constitutivo del desenfreno de la propiedad privada contra la propiedad comunitaria.
 –¿Qué cree que podría pasar antes y después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos para países atacados como Cuba y Venezuela?
 -A riesgo de equivocarme, creo que el verdadero poder en el imperio no lo tiene un hombre o una mujer. Las multinacionales con sus tentáculos generan personajes que a veces cumplen roles patéticos, pero son simples marionetas de los intereses concentrados en manos macabras que solo quieren apropiarse de bienes, haciendas y gentes. Los cambios profundos en las entrañas del monstruo los dará su propio pueblo que se está manifestando en ciertos bolsones con llamativa contundencia. Hasta creo que intuitivamente el ser humano común mira las elecciones con indiferencia porque sabe, en su inconsciente colectivo, que es un escenario plagado de utilería. 
 –¿Cuál es tu opinión sobre el socialismo bolivariano en Venezuela?
 -Opino que el Socialismo es un sitio a llegar donde la igualdad de oportunidades y el reparto equitativo devienen premisas basales de una nación. Existen varios caminos para arribar a ese lugar. La dirección del gobierno venezolano en consuno con gran parte del pueblo ha elegido uno. No debe ser muy errática esa senda para que los gobiernos yanquis y sus acólitos busquen denodadamente truncarla. 
 “Al imperialismo ni un tantico así” dijo uno de los más grandes patriotas latinoamericanos. Hay una correlación de fuerzas difíciles para sostener la revolución; hasta gobiernos que se dicen progresistas cuando los amos aprietan se tornan peligrosamente “indecisos”. 
 Enfrentar al imperio más cruel y poderoso de la humanidad es una tarea del pueblo bolivariano que debe justipreciarse con honestidad. A mí me emociona. 

 Geraldina Colotti. 
Resumen Latinoamericano, 8 octubre 2020.

Silvio Rodríguez - Jugábamos a Dios (Banda sonora del filme Afinidades)


Silvio Rodríguez - Noche sin fin y mar - El necio


Silvio Rodríguez - Danzón para la Espera


Cine Fake


La cultura de las falacias es una pandemia... también 

 Abunda en la industria cinematográfica la tendencia “Fake”, no pocas veces disfrazada de “ficción” e incluso de “documental”. “Todos mienten” dice el Dr. House en la “teleserie” con el mismo nombre. Eso incluye a la catarata de “series televisivas” de moda. Si hubiese una auditoría ética para la producción cinematográfica, en la que primara el […] 
 Abunda en la industria cinematográfica la tendencia “Fake”, no pocas veces disfrazada de “ficción” e incluso de “documental”. “Todos mienten” dice el Dr. House en la “teleserie” con el mismo nombre. Eso incluye a la catarata de “series televisivas” de moda. Si hubiese una auditoría ética para la producción cinematográfica, en la que primara el rigor de la verdad, basado en evidencias y documentos certificados, quedarían en pie muy pocas “realizaciones” industriales o “independientes”. No caben aquí los nombres de los productores y directores cómplices de esta pachanga. Manipulación simbólica en pantalla. Sálvense todas las excepciones, que las hay y muy honrosas. 
 Buena parte del negocio basado en hacer películas pertenece a la maquinaria de guerra ideológica responsable de infestar audiencias con el “sentido común” de la mentalidad burguesa. A esa identidad pertenece casi toda la producción de cine bélico, las historias fílmicas de “vaqueros contra indios”, cierta retahíla de “biografías fílmicas” y, desde luego, el “american way of life” en comedias, relatos románticos o “trillers” con su siempre “Fake” de idolatría por la “justicia”, los tribunales, los detectives y la policía. Sin faltar la industria del “porno”. 
 No se cometerá aquí el improperio de reducir todo cine (o toda realización artística) a un amasijo de falsedades condenando la imaginación libre a una pataleta “conspiranoica”. Muy lejos de esa emboscada. Todo lo contrario, es necesaria una reivindicación emancipadora de las herramientas de producción creativa y de las relaciones de producción para la imaginación, sin la dictadura semántica de la ideología dominante. Tampoco se perpetrará aquí la insolencia de culpar a las víctimas que “consumen” la industria cinematográfica “Fake”, sin tener a mano los dispositivos críticos necesarios que la Educación Pública debe proveer y que hasta hoy, dicho con suavidad, es escandalosamente insuficiente. 
 Se trata de poner al desnudo el andamiaje ideológico, subordinado por la lógica mercantil, para adulterar toda relación con la realidad -desde los procesos del conocimiento hasta su enunciación- en los soportes de la “cultura de masas”. Y ahí reina la mentira. Hay que recordar siempre que el capitalismo es un sistema económico e ideológico basado en mentirle a los trabajadores sobre la producción de la riqueza. La plusvalía es una realidad pasteurizada por la lógica “Fake” del sistema. El reformismo es una “fake” sistematizada para esconder la lucha de clases que es “el motor de la historia” y la madre de todas las batallas.
 Son unos cuantos los dueños de la industria cinematográfica dominante. (“…Algunos empresarios, como Adolf Zukor y Marcus Loew (fundadores de la Paramount), comenzaron su carrera explotando salas de exhibición, antes de volverse productores. Los que siguieron absorbieron simultáneamente las redes de distribución y de explotación. Esta combinación entre el star system y la integración vertical dio nacimiento a los grandes estudios de Hollywood (Metro Goldwyn Mayer, Warner Bros., 20th Century Fox, Paramount, United Artists, RKO, etc.).”[1] Añádase Netflix y sucedáneas. De sus “modelos de negocio”’ salen los “guiones” que filmarán escenas de todo género, adaptadas a los intereses del negocio y del “sistema”. Ahí se decide cómo se tratará el amor y el desamor, la riqueza y la pobreza, la justicia y el delito. Ahí se eligen -e imponen- los estereotipos “raciales”, laborales, religiosos y sexuales. Quién gana y quién pierde. Ahí se estudian las “audiencias” o “target”, y también los ritmos de la circulación de la obra en las salas cinematográficas que están monopolizadas. Ahí se decide la “verdad” y la mentira. Sus disfraces y sus retruécanos. Mientras comemos “pop corn” o “nachos”. Un cantante mexicano, paladín de la cursilería, de quien aquí no se hará publicidad, compungía la voz para decir melodiosamente: “miénteme más que me hace tu maldad feliz”.
 No diremos que la “pandemia” de “Fake” ocurrió sin darnos cuenta. Ha sido un proceso largo. Hace tiempo que se ensayan los mecanismos de infiltración y se han desarrollado todas las estrategias, que el talento opresor ha tenido, para sembrarnos en la cabeza falacias que se hicieron “verdades” a fuerza de repetirlas e invisibilizarlas. Muchas de ellas llegaron a nuestras vidas en forma de “entretenimiento”. Aceptamos los dichos de las “autoridades” (religiosas, gubernamentales, militares y académicas) como verdades; aceptamos que nadie somos para poner en duda el relato hegemónico y que más nos vale ser dóciles ante el discurso del poder si queremos llevar “la fiesta en paz”. Entramos a la era de la “pos-verdad” arriados por los perros pastores mediáticos. Entramos al campo del disfrute por el engaño porque interpelar a “la voz del amo” exige esfuerzos, compromisos e incomodidades ajenas, sensiblemente, al confort del rebaño. Y nos derrotaron, a punta de falacias, también. “Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza”[2] dijo Simón Bolivar. 
 Llegamos al punto, necesario, de tener que generar un movimiento planetario para frenar a pandemia de falsedades generadas por la industria de las mentiras. En todas sus modalidades. Pero lo asimétrica que es la batalla contra las “Fake” no impide advertir sobre su necesidad en los terrenos más patentes y más latentes. En lo que se ve y en lo que no se ve. En las superficies y en las profundidades. En la diversidad de todo engaño y en la abundancia de técnicas desplegadas para eso. La lucha no es sólo contra casos aislados, la lucha es contra una sistema de mentiras diseñado para dominar la economía y la ideología. En su tratado de Semiótica General, Umberto Eco la define como “la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir” pero necesitamos, además de estudiar las falacias, combatirlas. No podemos dedicarnos sólo a desactivar casos específicos, hay que ir a las fuentes teóricas y prácticas de los fabricantes de “Fakes”. Y no hay punto de reposo. De verdad. 

 Fernando Buen Abad Domínguez | 02/06/2020 

 [1] https://www.insumisos.com/diplo/NODE/686.HTM
 [2] http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/buscador/spip.php?article9987

La nueva cepa del coronavirus impacta en una Europa en estado crítico


La “segunda ola” arrecia junto con crisis políticas y económicas. 

 Cuando la llamada segunda ola del coronavirus aun no encontró sus límites en los estragos que está causando entre los europeos, el descubrimiento de una nueva cepa del virus, que tendría su epicentro en Inglaterra, encendió todavía más las alarmas en el viejo continente. 
 Es que la nueva variante tendría una tasa de contagio más elevada (de hasta un 70% mayor que las existentes hasta el momento), lo que sin embargo es motivo aun de debate entre los especialistas ya que muchos aducen que los mayores contagios se deben al mayor movimiento y concentración de la población por la cercanía con la navidad y el año nuevo. 
 Empero, once países europeos cerraron sus fronteras con el Reino Unido y otro tanto solo permite el retorno de los naturales de cada país con un testeo previo. El impedimento para salir o ingresar a la isla de Gran Bretaña sin contar con un test negativo provocó un verdadero descalabro a ambas orillas del Canal de la Mancha con miles de camiones varados durante días y una crisis política en regla. El aislamiento sanitario que Europa dispuso respecto al territorio británico se da en el contexto de las tensas negociaciones sobre el Brexit y ha sido visto como una represalia, así como un anticipo, de la política que dispondría Bruselas ante una salida intempestiva de Londres de la Unión Europea. 
 El gobierno de Johnson ha debido dar marcha atrás con la liberalización irresponsable de su política de contención de la pandemia y ha decretado para la capital y otras regiones del sureste una cuarentena estricta, lo que conlleva la imposibilidad de las reuniones para el festejo de la navidad. Las autoridades del Servicio Nacional de Salud han solicitado que se conserve un trabajo común con las autoridades sanitarias de la UE para combatir al coronavirus, habida cuenta que, con 19 mil internados, la situación es similar al peor momento de la «primera ola» (Deutsche Welle, 23/12). El Reino Unido ha sufrido más de 68 mil muertos por la pandemia. 
 En el continente la situación dista de ser mejor. Alemania, país que hasta el momento era mostrado como ejemplar en su manejo del virus, se encuentra en su peor momento, registrando hasta 30 mil casos diarios nuevos. El fracaso se debe a la política orquestada por los distintos gobiernos, tanto nacional como a nivel estadual, de buscar no poner obstáculos a la «recuperación» económica así como a no querer enfrentar a los movimiento anti cuarentena. La pandemia ha vuelto a mostrar la diferenciación social al interior del estado germano y la naturaleza parasitaria de la reunificación de la que se cumplen 30 años: las regiones orientales como Turingia o Sajonia duplican la tasa de incidencia del promedio nacional (La Nación, 18/12).
 En Francia, a pesar de llevar más de un mes de toque de queda (imposibilidad de transitar pasadas las 20 horas), la pandemia está lejos de estar bajo control, con lo que las medidas de aislamiento social que incluyen el cierre de las actividades culturales así como bares y restaurantes permanecerán durante las fiestas. En el país galo, cuyo presidente Emmanuel Macron se encuentra enfermo por coronavirus, la pandemia se ha cobrado hasta el momento más de 60 mil víctimas. En Italia, el gobierno de Conte ha dispuesto un confinamiento «duro», pero solo para los días de las festividades, cuando los informes arrojan la escalofriante cifra de 600 fallecidos diarios. España atravesará las fiestas con un toque de queda nocturno y un limite de diez personas para las reuniones sociales, en un contexto de fracaso de la política del gobierno PSOE-Podemos de cierres y cuarentenas parciales, habida cuenta que los nuevos contagios diarios superan en promedio los 15 mil. 
 Las bolsas del continente sufrieron un retroceso general a raíz del cuadro descripto y de la llegada de la nueva cepa; las previsiones que indicaban un cierre del 2020 con un 10% de desempleo a nivel continental en el caso de una contención del covid-19 deberán ser recalculadas al alza. El fin de los programas de sostenimiento estatal a las empresas provocará un número ingente de quiebras (eleconomista.es, 15/10). 
 A la espera aun del comienzo de la distribución de la vacuna (cuya creación y producción se dio a través de la competencia capitalista, es decir con el objetivo de la ganancia), el manejo de la pandemia por parte de los gobiernos burgueses de Europa arroja como balance un fracaso rotundo. El continente es la región del mundo con más fallecidos a la fecha superando los 500 mil, lo que es la consecuencia de años de «austeridad» y destrucción de los sistemas de salud, así como de la no afectación de los intereses empresariales para hacer frente a la enfermedad. Las medidas de cuarentena en curso en este periodo en ningún caso suponen la suspensión de las actividades económicas no esenciales ni la centralización de los recursos sanitarios de cada país. 
 Los trabajadores de Europa mediante su intervención independiente deberán hacer que los gobiernos y los capitalistas rindan cuentas ante el verdadero crimen social que constituyen las muertes por coronavirus.

 Leandro Morgan

martes, 22 de diciembre de 2020

No odio


Semiótica de ciertas bajas pasiones. Campaña mundial para erradicar la cultura del odio en los medios de comunicación. 

 Entre las muchas emociones retrógradas, con que convivimos obligadamente, el odio despunta por su irracionalidad y estulticia. Para la especia humana es una emboscada inútil, es siempre contraproducente y degradante. Quien odia desciende drásticamente los niveles de humanización, acepta una condición de vida social mutilada y pacta, de modo tácito y explícito, una esclavitud perversa e intensa de la que suele no haber escapatoria. Algunos la disfrutan mucho. 
 Odiar es, principalmente, una herida moral que nos propina la lucha de clases cuando nos desorientamos y perdemos vista el lado al que pertenecemos, objetiva y subjetivamente. En el odio se expresa la pulsión de impotencia que empuja a destruirlo todo para simplificar las contiendas por la fuerza de la peor negación. Quien odia trueca el modo de la lucha por espejismos con soluciones mágicas. Siempre es más fácil embriagarse en odio -y obrar aturdido- aunque resulte más riesgoso y más costoso. 
 Bajo la presión de la lucha de clases se producen muchas distorsiones si se carece de método científico y consensuado. Una fragilidad teórica y práctica deriva fácilmente en odio porque se renuncia a la razón argumental y organizativa a cambio de catarsis negacionistas en extremo infectadas por violencia estúpida, silogismos “viscerales” y derrumbes éticos bañados en sangre. Pura inutilidad para la especie humana. Algunos “progresismos” reivindican un odio al que suponen con fuerza aglutinante y movilizante. Viven de un error teórico y práctico que no sólo no permite avanzar sino que es sospechoso porque desplaza de su eje la formación humanista que permite organizar fuerzas para superar los odios con las armas de la crítica. 
 Hay tantos tipos de odio como distorsiones en el método transformador. Tal variedad nace y se reproduce en los vacíos que deja la ignorancia y la falta de rigor para la praxis, en todos los niveles y en todos los frentes de la lucha. Sea de nuestro lado o del otro. Nadie está a salvo, aquel que se siente dueño de objetos, personas o conceptos (como botines de su “propiedad privada”) comete un error (a veces voluntario) que lo conducirá a odiar tarde o temprano. Es ingrediente del odio sentir que se ha sido despojado de alguna propiedad. Y hay tantas mezclas de despojo, combinadas con aprehensión propietaria, que ha ido multiplicándose y profundizándose la complejidad del repertorio de los odios. En el odio de la clase opresora se coagulan -y sinceran- todas las patologías del capitalismo. Es uno de sus espejos más nítidos. Es odio “refinado”, que se ha sofisticado, instrumentalizado y maquillado hasta parecer, incluso, “amor al prójimo” o filantropía para anestesiar insurrecciones populares. Mientras los odiadores ponen cara de “buenos”.
 Por eso, odian más quienes más roban. Odian por lo creen que pierden, o por la simple sospecha de ser expropiados. Odian a sus expropiadores pero más odian la idea y la práctica que convierten lo expropiado en posesión colectiva. Existen odiadores expertos que han cultivado extensiones enormes de odio y las atienden con esmero como si se tratara de “nuevas propiedades”. Han hecho escuelas de odio muy refinadas. Cuentan con estructuras jurídico-políticas a granel. Tienen religiones, universidades y entretenimientos donde se perfecciona el odio de clase, se lo esparce como “sentido común” (y como identidad) y se le reconoce valor de uso y valor de cambio en el mercado del control social, del monopolio del poder político y del poder militar. Odio miserable pero, eso sí, muy rentable. En el relato de las burguesías el “odio” reviste récords de época muy convenientes para la apropiación del producto del trabajo ajeno. Con el beneplácito de algunos “expertos” y de sus jefes, convierten el odio en una corriente desenfrenada, cargada con “nuevas clasificaciones”, donde reina -sin tapujos- la idea de que odiar es condición de los seres humanos capaces, incluso, de odiarse a sí mismos con odio funcional y contra su propia clase… y por cuenta propia. Determinismo del odio que no tiene horarios. No permitas que los noticieros burgueses te convenzan de odiar a tu propio pueblo. No te tragues el odio oligarca como si fuese tuyo.
 Odiar implica desaparecer al oponente, exterminarlo. Incluso con violencia ignota. Con odio se cancela el debate, los diferendo, el “agón” griego. Se suprime el trabajo de argumentar racionalmente para convencer con evidencias. Se suprime la contrastación de criterios o experiencias y se impone el individualismo aberrante de “la razón soy yo”, aunque para eso haya que usar palos y plomo, cárcel y persecución. El odio cancela la igualdad, la libertad, la tolerancia, el respeto a la dignidad y a la autonomía del otro. Es impensable una sociedad igualitaria y digna mientras haya gente produciendo odio y vendiéndolo como uno de los más grandes negocios de la Historia. Propagar odio debería ser considerado Delito de Lesa Humanidad.
 Hay víctimas del odio que no devuelven odio. Víctimas que han sabido dignificar su dolor sin permitir que se degrade en odio. Espíritus y luchas ejemplares que, por el contrario, han ascendido a la praxis de las batallas reivindicatorias, apasionadamente y a salvo de los odios. Es imprescindible entender la naturaleza del odio, sus raíces, causas y efectos… combatirlo en sus más diversas facetas e impacto en las visiones y conductas deformadas por las ideologías del odio y con odio (racistas, sexistas, integristas que la fomentan) Es una tarea central derrotarlo… en y con todo lo que tengamos a mano, incluyendo la literatura, las artes, el cine y los “mass media”. Hay que llamar a todos los frentes dignos, y en pie de lucha, a frenar la propagación del discurso del odio contra migrantes y contra todos los grupos llamados “minoritarios”. Desterrar el odio a los líderes sociales, a los movimientos emancipadores, a los mandatarios de las naciones progresistas o revolucionarias. Combatir el odio desatado y cultivado en las “redes sociales”. Frenar el odio generalizado para amenazar a la voluntad democrática de los pueblos. Desterrar el odio creado para sofocar el disentimiento legítimo, la libre expresión popular, el derecho a vivir sin violencia… y, además, exigir que cesen los caminos por donde transita el odio de clase y la violencia burguesa disfrazada, también, de “libertad de expresión”. 

 Dr. Fernando Buen Abad Domínguez. Director del Instituto de Cultura y Comunicación y del Centro Sean MacBride, Universidad Nacional de Lanús. Miembro de la Red en Defensa de la Humanidad. Miembro de la Internacional Progresista. Miembro de REDS (Red de Estudios para el Desarrollo Social)

domingo, 20 de diciembre de 2020

90 años de la Visita de Albert Einstein a La Habana


Eligen diputados a Gerardo Hernández como Miembro del Consejo de Estado de Cuba


Falleció en Cuba el General de Brigada de la Reserva Lorenzo García Frías


Cuba, el impacto de la unificación monetaria


El presidente cubano Miguel Díaz Canel anunció el jueves 10, escoltado por Raúl Castro, la unificación monetaria en la isla a partir del 1 de enero de 2021. El peso convertible con el dólar (CUC) dejará de circular y en su lugar sólo quedará el otro peso (CUP), en una tasa de cambio de 24 a 1 con la divisa norteamericana. 
 La medida supone una enorme devaluación de la moneda y tendrá un fuerte impacto en las masas cubanas. El gobierno recurre a esta decisión para tratar de fomentar las exportaciones y captar divisas, que están en caída libre como resultado del derrumbe del turismo (a causa de la pandemia), la cancelación por parte de algunos países del programa de envío de médicos y la merma en la recepción de remesas, a raíz de la agudización de sanciones por parte del gobierno de Donald Trump. En este marco, el CUC ya se venía devaluando, cotizando en el mercado paralelo a 1,5 por dólar. 
 Una de las consecuencias de la unificación monetaria será un salto inflacionario, que el gobierno da por descontado, y que no podrá compensar el aumento de salarios que se anunció junto a la nueva política cambiaria. La otra cuestión es que se producirá una liquidación masiva de empresas públicas, dado que se pone fin al régimen especial por el cual accedían a dólares para la importación a 1 a 1. Esto puede dejar a miles de cubanos desocupados.
 Las medidas del gobierno vienen precedidas de la instauración de tiendas donde se pueden comprar productos en dólares (no en efectivo, sino a través de tarjetas magnéticas), y que están mejor abastecidas que las otras. Todos estos cambios acentúan la diferenciación social en la isla entre quienes tienen acceso a la moneda norteamericana y quienes no. 
 Hay otras medidas de ajuste en carpeta, como la eliminación de la libreta de racionamiento, que asegura el acceso a productos básicos, y que por ahora no se toca porque sería una decisión sumamente impopular (Sin Permiso, 8/11).

 Apertura 

 El gobierno cubano viene avanzando en un paquete de reformas para seducir la inversión extranjera. En estos días, eliminó el requisito de la participación mayoritaria del Estado en las empresas mixtas (excepto para extracción de recursos naturales y para brindar servicios públicos). Hace ya algunos años, habilitó la zona económica especial del puerto de Mariel para el desarrollo de negocios privados. 
 Al mismo tiempo, viene de habilitar al sector no estatal a exportar e importar (con la intermediación de empresas públicas especializadas en el tema, que actúan como asesoras), lo que supone una flexibilización del monopolio estatal del comercio exterior. También se modificó el Código de Trabajo, posibilitando el despido sin causa y flexibilizando la jornada de 8 horas hasta 9 horas (aunque hay jornadas de hasta 12 horas en el sector privado). 
 Actualmente, el 30% de la fuerza laboral cubana se desempeña en el sector cuentapropista. Esta categoría engloba tanto trabajadores por cuenta propia como microempresas. Pero no se descarta que se extiendan las actividades privadas permitidas y la formación de compañías privadas de una mucho mayor cantidad de empleados. En opinión del politólogo Samuel Farber, los gerentes de empresas industriales estatales, que ahora gozan de mayor autonomía, junto a cuadros empresariales de las Fuerzas Armadas (titulares del emporio empresario Gaesa), podrían verse favorecidos por esto último y poner en pie sus propios emprendimientos. Son -dice- “el núcleo de una burguesía capitalista cubana en desarrollo que está emergiendo desde dentro del propio aparato comunista” (ídem, 15/11). 

 Bloqueo 

 El bloqueo económico contra Cuba recrudeció bajo la administración de Trump, quien dio marcha atrás con los contactos establecidos por Obama. Uno de los aspectos claves fue la activación del título III de la ley Helms-Burton, de la época de Bill Clinton, que establece sanciones para aquellas empresas que hagan negocios con bienes expropiados a ciudadanos estadounidenses por la Revolución Cubana. Esto ha derivado en juicios contra compañías europeas, que vienen ganando posiciones en la isla a expensas de los yanquis (lo mismo ocurre con Rusia y China).
 Pero la agudización del bloqueo ha sido considerada por Joe Biden durante la campaña electoral como “un desastre inefectivo” (ABC Internacional, 2/5). Esto plantea la posibilidad de un cambio de táctica en el imperialismo, que retome una política de alivio de ciertas sanciones a cambio de un rumbo de restauración capitalista más decidido. Que el gobierno cubano adopte la decisión de acelerar las reformas cuando se acerca la asunción de Biden seguramente no es casualidad, y apunte a anudar ese acercamiento. 
 La creciente libertad que se la va concediendo en Cuba al sector privado no va acompañada de la libertad de organización para la clase obrera. Esta organización es una tarea planteada, lo mismo que el desarrollo de una fuerza revolucionaria y socialista que desplace a la burocracia restauracionista y abra paso a un gobierno de trabajadores. Es necesario, también, el repudio más enérgico al bloqueo norteamericano.

 Gustavo Montenegro

sábado, 19 de diciembre de 2020

viernes, 18 de diciembre de 2020

Vacunas: una disputa capitalista en una crisis humanitaria

Si la pandemia, el derrumbe social y el hipotecamiento financiero parecían suficientes para dejar al gobierno de Fernández prematuramente envejecido, la crisis que se está desarrollando en torno de las vacunas amenaza con superar a todas las anteriores. Aunque la cuestión de las vacunas tiene un alcance mundial, como un capitulo excepcional de la opresión sobre las naciones atrasadas, el gobierno FF le ha dado su propia impronta: Argentina, que ha sido en estos meses un terreno de experimentación de los laboratorios internacionales, ahora se convierte en un campo de batalla entre esas mismas corporaciones. El resultado de esta puja adelanta una nueva catástrofe sanitaria.

 Rusia, Pfizer, Zeneca

 El episodio más abyecto -y todavía con final abierto- ha tenido lugar con la corporación Pfizer, a quien el gobierno cedió los recursos del Hospital Militar y todo un equipo de investigadores para llevar adelante los ensayos clínicos que involucraron a 5.000 voluntarios. Además, y según relata el periodista Roman Lejman, el presidente “envió y forzó la rápida aprobación de una ley de vacunas a la medida de las exigencias jurídicas de Pfizer” (Infobae, 16/12). Aunque el congreso votó esa ley ´con nombre y apellido´, sus normas condicionan ahora al aprovisionamiento de vacunas de cualquier otro origen. La ley votada exime a los laboratorios de cualquier resarcimiento por daños, al tiempo que traslada los eventuales litigios a tribunales del exterior. Pero el país también queda obligado a respetar acuerdos especiales de confidencialidad respecto de las formulaciones de las vacunas, pasando por arriba de leyes locales y -como veremos enseguida- hasta de la legislación internacional en materia de emergencias sanitarias.
 Después de este verdadero “estatuto de rendición”, Pfizer, sin embargo, fue por más. Reclama la ´indemnidad´ para cualquier inconveniente que se produjera en el traslado de las vacunas, teniendo en cuenta las bajísimas temperaturas exigidas para su conservación. Una ruptura masiva de la cadena de frío dejaría al Estado argentino expuesto a un tendal de juicios. Esto ha abierto un choque, con final abierto, entre Pfizer y el gobierno. 
 La situación de la vacuna de Astra Zeneca (AZ) es todavía más compleja, pues en los ensayos de la ´fase 3´ se han registrado situaciones clínicas irregulares. En este caso, la corporación farmacéutica esta asociada a un empresario afín al gobierno, Hugo Sigman, para su fraccionamiento en la Argentina. Aunque AZ asegura que producirá “sin lucro durante la pandemia”, se ha encargado de autodeterminar el fin de la pandemia para julio de 2021, anticipando así que luego de esa fecha impulsará un aumento sustancial de su precio. Finalmente, y respecto de la única vacuna hasta ahora asegurada para Argentina, la Sputnik V, se afirma ahora que no estaría garantizado su empleo para mayores de 60 años. Esta impugnación a la vacuna rusa podría usarse como excusa para que el gobierno termine echándose “en los brazos de Pfizer”, tal como lo sugieren ahora todos los medios derechistas.

 Confiscación mundial 

El caso argentino forma parte de un escenario de confiscación internacional, que tiene como eje precisamente a la vacuna. De las actuales producciones de vacunas en curso, menos del 20% tendrá como destino a las (mal) llamadas naciones “emergentes”. Los contratos de las grandes potencias industriales con los laboratorios superan en muchos casos a la propia población. La cuestión de la vacuna se ha metido en la médula de las guerras comerciales y políticas en el planeta, porque los contratos de provisión se presentan como una garantía segura de que sus países beneficiarios controlarán al virus y, por lo tanto, alcanzarán más rápido una reactivación económica. En contrapartida, ese acaparamiento de vacunas condena al 80% de la población mundial al virus y a la muerte. 
 En este cuadro, y hace un mes atrás, la India y Sudáfrica solicitaron en la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se disponga la suspensión del derecho de patentes sobre las vacunas en desarrollo, para permitir su libre reproducción por parte de los países que la necesiten. Aunque la OMC reforzó decididamente los derechos de propiedad sobre medicamentos, admite como única excepción a los casos de “emergencia sanitaria”. Fue lo que ocurrió al final de los 90, cuando Brasil y la India lograron producir libremente los ´antirretrovirales´ para el tratamiento del HIV. En esta oportunidad, el reclamo de la liberación de las vacunas para el Covid fue firmemente enfrentado por Estados Unidos, el Reino Unido y toda la Unión Europea, en defensa de Pfizer, Astra, Moderna y otras. 
 El argumento de los países imperialistas –“hay que amortizar las inversiones en innovación- encubre cuál es el origen real de los desarrollos tecnológicos en vacunas : los institutos y fondos del Estado y las universidades públicas. Moderna recibió 2,5 billones de dólares de subsidios y exenciones en Estados Unidos; Astra Zeneca, 2 billones; Pfizer, medio billón por parte de Alemania. El derecho de patentes, en definitiva, legaliza la apropiación de estos fondos públicos por parte de un puñado de laboratorios controlados accionariamente por fondos internacionales. (BlackRock controla casi el 10% de Pfizer). La “escasez” premeditada de vacunas, y su alto precio, empujan a la muerte a millones de personas y aseguran la lucratividad de los mismos vampiros que usufructúan la deuda externa argentina. 

 Un sometimiento “patente” 

En América Latina, los fondos de “estímulo” previstos para la compra de vacunas sólo podrán abastecer las necesidades del 20% de la población. Pero los gobiernos del continente permanecen imperturbables ante la crisis planteada. En la OMC, los países que pidieron la suspensión de las patentes se limitaron al deber diplomático de “levantar la mano”, mientras cada uno, por su lado, arreglaba sus asuntos con los laboratorios internacionales. Es el caso del gobierno de los Fernández, que asoció a su “burguesía nacional” con Astra Zeneca y está suplicando ahora los términos de un acuerdo extorsivo con Pfizer. No se escucha a un solo “nacional y popular” impugnar al régimen colonial -y criminal- de patentes sobre las vacunas. Es muy claro que el sólo reclamo del derecho a la producción sin regalías ni represalias levantaría la ira de los fondos internacionales amigos de Caputo-Macri y, ahora, de Martín Guzmán. La crisis de vacunas es una consecuencia de este sometimiento. Es necesaria una enérgica campaña de alcance internacional por la abolición de las patentes sobre las vacunas; por la publicación de todos sus protocolos y formulaciones, y su producción bajo control de trabajadores y técnicos, en el marco de una centralización de todos los recursos -publicos y privados- del sistema de salud.  

Marcelo Ramal 
 17/12/2020

La gota de rocío - Silvio Rodríguez


miércoles, 16 de diciembre de 2020

La guerra en Etiopía y el riesgo de una desintegración nacional


Desde hace algo más de un mes, la situación política etíope viene estando sacudida por un violento conflicto armado entre las autoridades federales del país y el gobierno local de la norteña región de Tigray que se encuentra en manos del Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT). Los últimos días, los funcionarios del primer ministro Abiy Ahmed informaron la finalización del conflicto con la captura, por parte del ejército nacional, de la ciudad de Mekele, la capital regional. Sin embargo, grupos guerrilleros que responden al gobierno tigrayense siguen actuando en el interior, con lo que la crisis estaría lejos de haber sido superada. El disparador inmediato del choque ha sido el desconocimiento, por parte del gobierno de Ahmed, de los comicios legislativos celebrados en Tigray en contra de la ordenanza general que suspendía todo acto eleccionario por la pandemia. Por su parte, el FLPT acusa al gobierno central de ilegitimidad al no haber convocado elecciones a nivel federal en el momento correspondiente. Con todo, los motivos de fondo del conflicto, que se ha cobrado un indeterminado número de víctimas (pero se supone que se contarían de a miles), 1 millón de desplazados y 40 mil refugiados son más profundas que este diferendo sobre las disposiciones electorales. 

 El rompecabezas etíope 

 Etiopía, que cuenta con 110 millones de habitantes y 82 etnias fue gobernada históricamente de manera centralista por parte del poder político que residiera en Adís Adeba, la capital. La república federal, vigente en la actualidad, se constituyó en 1991 tras el derrocamiento del gobierno del Derg, un régimen de partido único alineado con la Unión Soviética. La caída del Derg, desplazado por la acción de grupos guerrilleros regionales sustentados por las ansias de mayor autonomía de cada etnia, en el cuadro del final de la URSS, dio paso al régimen vigente. 
 El Frente de Liberación Popular de Tigray, a pesar de basarse en una región que concentra solo el 6 por ciento de la población, jugó un papel determinante en la caída del gobierno prosoviético y, sobre la base de coaliciones con otros partidos locales, ha sido el agrupamiento político hegemónico en el país hasta 2018. Empero, lejos de la apariencia que buscaba transmitir el gobierno del FLPT, sus opositores denuncian que durante su gobierno la región y la etnia tigrayense fue beneficiada en demérito del resto del país. Etiopía conserva buena parte de su economía en el sector público, con lo que quien gobierna el país puede disponer de los recursos nacionales, de los beneficios obtenidos de los productos exportables (fundamentalmente café y gas natural) y de las ayudas financieras provenientes del exterior.

 El gobierno de Ahmed 

 El nombramiento de Abiy Ahmed en 2018 como primer ministro fue precedido por la destitución, en el marco de importantes protestas y actos de descontento étnico, por parte del parlamento, de su predecesor Hailemariam Dessalegn. Ahmed, de etnia oromo, la más numerosa del país, vino a romper con el esquema de poder previo desplazando de la coalición gobernante al FLPT. A la vez, puso fin al conflicto bélico con el vecino país de Eritrea, lo que le valió el premio Nobel de la paz, reconociendo la soberanía del mismo sobre la región de Badme, adyacente a Tigray por lo que los tigrayenses consideran el armisticio como una traición. El actual primer ministro, que contó con el apoyo de Estados Unidos en su asunción, se encuentra orquestando una política de mayor apertura y privatización económica. Si bien los EEUU buscan contar con un socio en una región en la que viene progresando la penetración china, su política ha oscilado, colocándose en el bando de Egipto y Sudán en el conflicto que sostienen con Etiopía alrededor de la construcción de una faraónica represa en el origen del río Nilo, habida cuenta las consecuencias que acarrearía sobre el cauce del mismo. En la actual crisis, el secretario norteamericano para África, Tibor Nagy, ha respaldado la acción del gobierno central contra Tigray. El gobierno del FLPT, por su parte, era un importante aliado del gigante asiático en el cuerno de África. Para China, Etiopía es un escenario clave en su expansión económica, siendo el cuarto país del continente en cuanto a capitales chinos invertidos (La Vanguardia 15/4). Incluso, el país asiático financia el 30% de la mencionada represa. 
 Si bien Ahmed podía ostentar hasta iniciada la pandemia números “positivos” en materia económica, como un crecimiento del PBI de un 7%, las contradicciones económicas en un país atravesado por una miseria estructural extendida, no pararon de acrecentarse, dando sustento a la profundización de las rivalidades étnicas. Desde el año pasado, el país viene siendo asolado por la peor plaga de langostas en décadas, aumentando el hambre en forma dramática. Solo en Tigray, más de 600.000 personas sobreviven gracias a la asistencia alimentaria. El FLPT acusa a Ahmed de desarrollar una persecución política, así como una orientación opresora contra las etnias minoritarias en lo que sería la búsqueda de conformar un gobierno autoritario. El descontento étnico no ha aflojado, sino que en distintas regiones se vienen realizando manifestaciones. La ofensiva militar del gobierno se explica, en cierto modo, por el temor a que el desafío del Tigray abra un efecto cascada. 
 La posibilidad de la disgregación nacional de Etiopía impulsada por las elites locales aliadas a uno u otro poder foráneo, en una suerte de analogía con el caso yugoslavo, está latente. La escisión de Eritrea en 1993 puede considerarse un anticipo de esta perspectiva.

 Poner fin a la miseria y al odio étnico

 En una de las regiones más pobres del mundo, arrasada por la expoliación de sus riquezas naturales por parte del imperialismo, solo el desarrollo de una organización de los trabajadores y campesinos, con un programa de independencia de clase y de pelea por un gobierno obrero puede superar los odios étnicos y dirigir las energías populares en contra de los responsables de la miseria y el saqueo: el imperialismo y sus socios locales.

 Leandro Morgan

Estética de las “Fake News”

Los placeres del engaño

 “Quizá me haya acostumbrado tanto a las mentiras, que la verdad me suena indecentemente falsa” . (Trainspotting, Danny Boyle, 1996, basada en la novela homónima escrita por Irvine Welsh) 

 A la mentalidad burguesa, patrocinadora de la más brutal metástasis de miedos rentables, le repugna vivir sin certezas negociables, cuando no las posee las inventa (o le paga a alguien para que se las invente) así sea de forma placentera o efímera, como en la publicidad o como en las iglesias, por ejemplo. Fabrican toneladas de angustia reflejada ante la realidad, (como en la caverna de Platón) y con tal angustia pavimenta el camino de todas las negaciones y las resignaciones. Si el mundo es (como lo presentan desde la moral judeocristiana) un amasijo de amenazas que aterrorizan, la única verdad es la alegría del engaño que consiste en aceptarlo todo tal como nos lo representan y defender, fanáticamente, lo que ofrezca algo de seguridad. Eso facilita asumir el engaño como la mejor realidad, como el mejor escudo que es mucho más placentero y fácil. La otra realidad es imposible enfrentarla porque nos muestra vulnerables, impotentes, frágiles… y para eso, mejor vivimos de ilusiones convencidos de que somos una humanidad creada para el engaño y por el engaño… en la vida “privada”, en la política, en la educación, en el arte… vivir de ilusiones sabrosas. Así es la cosa desde Adan y Eva.
 Un cantante de poca monta, y relativa fama en México, decía en uno de sus “éxitos”: “miénteme más que me hace tu maldad feliz”. ¿Por qué les gusta a algunos la mentira, qué placer produce la falsificación de lo que estamos viendo y viviendo? ¿Reina la “pereza mental”, la flojera de saber la verdad y asumirla? Freud conocía bien estas estrategias psicológicas a las que denominó “mecanismos de defensa” y que permiten alejar la realidad mientras no estamos preparados para enfrentarla. Existe una manía inducida de negar lo existente, que no es ignorancia (ni error) sino negación de conocer la realidad… y hacerla amable. 
 ¿Qué es lo que nos hace disfrutar del engaño? Son múltiples las causas asociadas a lo doloroso y a lo irremediable. El final de la felicidad, de los amores… de la vida misma. En la Historia de la Filosofía se contabilizan cientos de corrientes idealistas acostumbradas a sembrar la idea de que de la realidad provienen todas las desgracias. De esos idealismos han vivido muchos filósofos, padres o padrastros del subjetivismo, el escapismo, el irracionalismo y los idealismos escolásticos seriales. Si la realidad es amenazante, incomprensible e incognocible… un vertedero demoníaco de miedos y pavores… más nos vale huir y resguardarnos en alguna ficción, fantasma o falacia confortables como el vientre de una madre. El placer uterino por el engaño. Aquella canción del mal cantante con relativa audiencia, dice: “Voy viviendo ya de tus mentiras…”, “… más si das a mi vivir la dicha con tu amor fingido, miénteme una eternidad que me hace tu maldad, feliz. Y qué más da, la vida es una mentira, miénteme más, que me hace tu maldad feliz”. (Autor: Armando Domínguez Borrás) 
 Ha gastado el capitalismo millonadas de millonadas en convertir las falacias en placeres, y esa es una realidad abrumadora. Pero el disfrute del engaño comporta un grado de aberración que requiere tratamientos semióticos, sociológicos y psiquiátricos, entre muchas otras herramientas, para desentrañar el embrollo ideológico que nos ha fabricado la ideología dominante. ¿Cómo combatir el masoquismo que se expide como goce por el engaño perpetrado por cualquier político mediocre, que promete cambios y paraísos, magia feliz en abundancia? ¿Cómo creerle, con placer, a la publicidad de jabones, tarjetas de crédito, automóviles o medicamentos milagrosos…? ¿Cómo creer que con dinero se puede comprar todo lo que nos salva de la realidad y de la lucha de clases?. Han invertido fortunas en enseñarnos a amar los estereotipos y las jerarquías de las mentiras, desde las “piadosas” hasta las “altas traiciones”. Así, la mentira hecha placer, ha intoxicado a las Repúblicas y a las Democracias con falacias que no salvaguardan los derechos de todos, falacias (incluso jurídicas) que enmascaran la pobreza de las mayorías, que toleran los salarios míseros, que aceptan la intemperie para las familias, que reglan al poder al “crimen organizado”, que simplemente son incapaces de garantizar la salud pública… la vida institucional reducida a farsa bajo el yugo del Capital encaramado en los lomos de la especie humana. La gran farsa de que el capitalismo es una civilización en construcción. Que hay un capitalismo bueno: “Happytalism”.
 No hemos completado las independencias, las revoluciones ni las modernizaciones. El “progreso” ha sido reducido a una inmensa “Fake News” para anestesiar electorados. Mintieron rentablemente los que saquean fortunas al Estado (dinero del pueblo) Aquí se miente sabrosamente. Se miente encarnizadamente, con talento de rufianes y cultura de autocomplacencia. Se miente sin necesidad y por placer, se miente a otros, y a uno mismo, como si la verdad fuese insuficiente e intrascendente, de poca monta y despreciable. Como si fuese siempre “terrible” y siempre “aburrida”. Se miente cuando se promete y cuando se roba, se miente en los presupuestos y en la efemérides, en las anécdotas y en las bitácoras. El gran problema es que la mentira, convertida en placer de masas, ha creado la atmósfera de desconfianza que a la burguesía le conviene, en un mercado de sospechas ominosas efectivas para descreer de todo. Vivimos una pandemia de falacias recíprocas para hacer posible el sueño de la dominación perfecta, el control de las emociones, los sentimientos y los deseos. Falacias para forjar un totalitarismo y vivir la impunidad de falsificarlo todo anulando la conciencia y la voluntad de los pueblos. ¿Es una exageración? El uso de la mentira se ha relativizado; es una arma de guerra ideológica para asegurar el acatamiento disciplinado de las órdenes de manera rápida, ubicua y acrítica. 
 Guerra ideológica en situaciones de estrés, guerra para someter a un enemigo y que disfrute de su esclavitud sin presentar batalla. Campos minados con falacias que paralizan, regulan, anulan y confunden la voluntad y la capacidad de comprensión. Convierte a algunas personas en autómatas, sin habilidades críticas, sin conciencia de la realidad y con vergüenza de mostrar sus dudas. Está en marcha el rediseño, a escala mundial, de los aparatos de fabricación de falacias placenteras. Aparatos de colecta y diseminación de “Fake News” con el don de la ubicuidad y la velocidad para crear “consensos”. Cuando todos creen en la misma falacia todo parece más real. Trabajan en esto los más diversos “think tanks” obsesionados en destruir la capacidad crítica y la voluntad de emancipatoria de los pueblos para mover al mundo hacia un “Nuevo Orden” burgués al ritmo que conviene a los mercados y con una especie humana consumista convencida de que eso es vivir en “libertad”. Y disfrutarlo. 

 Dr. Fernando Buen Abad Domínguez. Director del Instituto de Cultura y Comunicación y Centro Sean MacBride, Universidad Nacional de Lanús. Miembro de la Red en Defensa de la Humanidad. Miembro de la Internacional Progresista. Miembro de REDS (Red de Estudios para el Desarrollo Social).

lunes, 14 de diciembre de 2020

Un doble golpe contra el pueblo palestino y el pueblo saharaui


Benjamin Netanyahu (izq.), Donald Trump y Mohamed VI (der.) 

 La normalización de relaciones entre Marruecos e Israel. 

 La normalización de relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel, en la que jugó un rol clave el gobierno norteamericano, es una afrenta contra el pueblo palestino y el pueblo saharaui. Esto por dos motivos: por un lado, porque la monarquía alauita reconoce a un Estado sionista que no cesa en su colonización y en sus crímenes. Por otro, porque para destrabar el acuerdo, Donald Trump legitimó la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, territorio ocupado desde 1976, a expensas de un pueblo que lucha por su independencia. 
 Los acuerdos se fueron tejiendo en los últimos años con la participación de emisarios del gobierno yanqui, como Jared Kushner (yerno de Trump) y Mike Pompeo. Marruecos se transforma en el cuarto país árabe en anunciar el restablecimiento de vínculos diplomáticos con el sionismo (que en su caso, estaban rotos desde la segunda intifada palestina, en el 2000). Ya lo habían hecho previamente Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán, si bien en este último caso el acuerdo “está aún en el aire” (El País, 11/12), dado que la nación africana reclama el levantamiento de sanciones norteamericanas como parte del trato. 
 Todos estos pactos, sin embargo, serían solo el preludio del premio mayor para el gobierno de Benjamin Netanyahu: una normalización con Arabia Saudita. Lo notable del caso es que la cascada de reaproximaciones se produce el mismo año en que Israel y Estados Unidos anunciaron el “acuerdo del siglo”, una iniciativa que representa un salto en la colonización del territorio palestino. Las burguesías árabes coronan un largo camino de traiciones y alineamiento con el imperialismo. 
 A través de estos acuerdos, Estados Unidos e Israel procuran no sólo afianzar la opresión del pueblo palestino, sino también aislar a Irán en la región. Sin embargo, la situación es compleja para ambos. El “acuerdo del siglo” debió ser puesto en el freezer como resultado del impacto del coronavirus en Israel y de la crisis política, en la que las dos cabezas del gobierno, Benjamin Netanyahu y Benny Gantz, se enfrentan violentamente, en lo que podría derivar en la convocatoria a una nueva elección (la cuarta en pocos años). El oxígeno que estos acuerdos suponen no compensan la magnitud de la crisis. Ni hablar para Estados Unidos, enfrascado en una transición tortuosa y devastado por la pandemia y la crisis económica.
 En Marruecos, queda por verse el impacto del restablecimiento a nivel popular. Se trata de un país con una fuerte tradición de solidaridad con el pueblo palestino, a través de manifestaciones masivas. Las últimas de ellas, precisamente, fueron para rechazar el “acuerdo del siglo”. A raíz de este punto, se generó una controversia en el parlamento, donde el ministro del exterior dijo que no se puede ser “más palestinos que los palestinos”, para justificar la falta de una condena a dicho tratado. Movilización en Rabat, la capital marroquí, contra el «acuerdo del siglo»
 El actual gobierno marroquí es un gobierno de coalición liderado por el Partido Justicia y Desarrollo (PJD), un grupo que se suele caracterizar como islamista moderado. Sin embargo, varios ministros responden directamente al rey, quien posee además el control total de la política exterior, y fue por tanto uno de los artífices del pacto. Tras las movilizaciones de 2011, durante la Primavera Árabe, Mohamed VI cedió algunas atribuciones, pero sus prerrogativas siguen siendo enormes. Aún tiene la potestad de designar y destituir al primer ministro (lo que hizo en 2017) y a otros funcionarios. La corona es el baluarte de un régimen reaccionario que oprime a los trabajadores, a las mujeres y las diversidades.
 El pueblo saharaui viene de protagonizar en noviembre un bloqueo de tres semanas sobre el paso de Guerguerat, en la frontera con Mauritania. El Ejército marroquí lo reprimió y desalojó brutalmente. La ocupación que efectúa Marruecos cuenta con la complicidad de España y de otras potencias, que se benefician del saqueo de los recursos naturales en la región. Además, la monarquía marroquí es un factor de contención de migrantes africanos que buscan escapar hacia el continente. A tal efecto, recibe financiamiento del gobierno español. 
 Frente a las conspiraciones de la diplomacia imperialista, redoblemos el apoyo al pueblo palestino y al pueblo saharaui. Abajo el sionismo y la monarquía marroquí. 

 Gustavo Montenegro