sábado, 31 de agosto de 2019

América Latina : Zona Ardiente.




Los incendios en la Amazonía brasileña y en bosques bolivianos, la agresión imperial contra Venezuela, la fragilidad del proceso de paz en Colombia y las campañas electorales en Argentina, Uruguay y Bolivia son partes del candente panorama de la región.

viernes, 30 de agosto de 2019

La Nueva Escuela




«Esta es la nueva escuela,
esta es la nueva casa,
casa y escuela nueva
como cuna de nueva raza».
La concepción educativa que revolucionó la enseñanza en Cuba de la mano de Fidel Castro.

jueves, 29 de agosto de 2019

Inicio del curso escolar en la educación ( parte final)




La Ministra de Educación y otros directivos del MINED y del Ministerio de Comercio Interior responderán este jueves en la Mesa Redonda a las opiniones y preguntas de la población sobre temas relativos al inicio del curso escolar.

La política de precios en Cuba, el bloqueo y el modelo hiper-centralizado

La siguiente nota es un comentario al texto del estimado colega Silvio Gutiérrez, del Ministerio de Finanzas y Precios, titulada “Política de precios y bloqueo económico en Cuba”, divulgado en Facebook el 23 de agosto de 2019. https://www.facebook.com/silvio.gutierrez.12532/posts/756622588104843
He leído con detenimiento el texto “Política de precios y bloqueo económico en Cuba y tengo una duda de forma, dos discrepancias esenciales y cinco observaciones puntuales.
El planteamiento formal del debate que intenta hacerse parecería estar dirigido a economistas cubanos que se considera que se limitan a hacer una “oposición formal” al bloqueo y entiendo que se reclama que esos economistas debieran ser activos en cuanto a “proponer las medidas para su enfrentamiento más efectivo”.
Sobre este punto, creo que deben cuidarse dos cosas: en primer lugar, sería conveniente que se identificara a quienes pudiera estar haciéndose referencia porque no es difícil comprobar que la mayoría de los economistas involucrados en los debates actuales no se limitan a tener lo que se ha llamado una “oposición formal” al bloqueo y de hecho esos economistas tienen enfoques propositivos sobre el tema, aún en los casos en los que el centro de atención de sus trabajos pudiera no ser el bloqueo.
En segundo lugar, hay muchas propuestas sobre la economía cubana, realizadas en ámbitos aparentemente no conectados directamente con el bloqueo, que, si se aplicasen, servirían para enfrentar los impactos del bloqueo. Tómese el caso, por ejemplo, de las propuestas para aumentar la producción agropecuaria mediante un apoyo más efectivo al sector privado y mediante una modificación del actual enfoque de comercialización.
Mi primera discrepancia esencial consiste en la causalidad que establece el colega Silvio en cuanto a la relación entre el bloqueo y la política de precios en Cuba. Considero que no es una explicación suficientemente argumentada. Se acude a problemas puntuales -que son ciertos- para hacer una conclusión general sobre la política de precios que, sin embargo, no considera otros factores que son más relevantes para la política de precios que los problemas puntuales del bloqueo que han sido identificados en el texto.
No hay dudas de que el bloqueo tiene un impacto negativo en diversos ordenes-no solamente el económico- y Silvio Gutiérrez señala algunos de los mecanismos de afectación, siendo los mayores precios uno de ellos, así como también las limitaciones de oferta vinculadas al bloqueo, las cuales -por la vía de la escasez- pueden incidir en los precios.
Sin embargo, el argumento planteado en el texto trata de ir más allá, al intentar explicarse una relación de causa- efecto entre el bloqueo y tres áreas de lo que el autor ha definido como política de precios. Se señalan tres posibles efectos: a) desplazamiento forzoso hacia el método de formación de precios que se considera menos conveniente (enfoque de gastos), b) mayor costo administrativo y lentitud burocrática debido a lo que se considera como una necesaria centralización de decisiones resultantes de la necesidad de hacer frente al bloqueo, y c) restricciones en el acceso a los medios necesarios para hacer un control eficiente de precios.
Mi objeción parte de la definición de política de precios que se utiliza en el texto. No es esencialmente, como se expresa, un conjunto de objetivo, principios, métodos de formación, niveles de aprobación y mecanismos de control.
Esos son los componentes de la política de precios, pero ellos no son suficientes para definir sustantivamente el tipo específico de política pública que es la política de precios. La política de precios se define esencialmente como un curso de acción controlado por el gobierno que, mediante la regulación de los precios, permite influir en el crecimiento económico, la eficiencia, la asignación de recursos, la distribución de ingresos, y la función fiscal, entre otros ámbitos de la economía.
La política pública de precios lo que hace es crear un marco en el que una parte de la asignación de recursos pudiera estar orientada por precios “de mercado” y otra parte de la asignación se orientaría por precios que de manera consciente se encontrarían “desviados” respecto al mercado. Es una de las políticas más antiguas y más ampliamente utilizadas en la economía y esa regulación pública de precios adopta muy diversas modalidades. Siempre aclaro que la mayoría de los economistas que actualmente criticamos los actuales topes y congelamientos de precios no nos oponemos a los controles de precios en general, sino a algunas modalidades específicas que estos han adoptado recientemente en Cuba.
Lo anterior es importante porque permite hacer una precisión en lo que se dice en el texto acerca de la relación intrínseca de la política de precios con el sistema económico social.
En mi opinión, no creo que sea polémico considerar que la política de precios en Cuba está determinada fundamentalmente por la existencia de un sistema de propiedad predominantemente estatal y por un modelo centralizado de planificación. Otro importante factor de contexto sería la característica de Cuba como pequeña economía subdesarrollada e insular.
Esos elementos, por sí mismos, determinan ineficiencias en la política de precios, en cada uno de los ámbitos que se mencionan en el texto: rigidez de los métodos de formación de precios, ineficiencia de la centralización de decisiones, y deficiente control.
El bloqueo le agrega ineficiencias a la política de precios -que en el texto se afirma que no son posibles cuantificar-, pero esas son ineficiencias causadas principalmente por el sistema económico y social que condicionan el contexto en el que funciona la política de precios. Han existido, de manera permanente, con independencia respecto a las fluctuaciones en el rigor del bloqueo.
Las disfuncionalidades de la política de precios en modelos de planificación altamente centralizada es un tema sobre el que existen suficientes análisis en el caso cubano y muchísimos más estudios para el caso de los países exsocialistas de Europa, y para los procesos de transformación en China y Vietnam.
Mi segunda discrepancia esencial se refiere a la visión restrictiva que se utiliza en el texto respecto al proceso de formación de precios pues se limita a los dos métodos que se utilizan en Cuba (correlación y gastos). Aquí vale aclarar que no estaríamos hablando de una formación descentralizada de precios a nivel de empresas, sino de un proceso de formación de precios (por cualquiera de esos dos métodos) que es decidido centralizadamente como política pública, a nivel ministerial, para ser aplicado obligatoriamente en las empresas estatales y en entidades no estatales (con algunas excepciones).
El principal inconveniente de esa visión restrictiva es que tiende a minimizar (no digo desconocer) el efecto de la relación entre oferta y demanda en la formación de precios.
Son dos cosas muy distintas considerar que la relación oferta- demanda no deba “determinar” todos los precios en un modelo socialista, a adoptar enfoques normativos de formación anticipada de precios (por cualquiera de los dos métodos) que no son lo suficientemente flexibles para reflejar los cambios en la relación oferta-demanda, que usualmente se producen de manera súbita e inesperada.
Esa falta de flexibilidad en la determinación de precios introduce disfuncionalidades en el proceso de generación de la oferta y en procesos como la llamada inflación reprimida, fenómenos sobre los que existe una considerable cantidad de estudios.
Finalmente, anoto cinco observaciones puntuales:
Los dos métodos que se mencionan son los que se utilizan en Cuba, pero no son los únicos que pudieran emplearse. Por ejemplo, los precios bursátiles de materias primas tradicionalmente han sido cruciales para Cuba, tanto para las exportaciones (azúcar, níquel) como para las importaciones (combustibles y cereales). No son precios formados por el método de correlación. No se aplica a productos “similares” sino a productos relativamente homogéneos cotizados en bolsas. Son precios fundamentalmente determinados en mercados en los que Cuba es un “tomador” de precios.
El método de gastos es engorroso y caro en un esquema de planificación altamente centralizado, pero no lo es tanto en un esquema de planificación descentralizada. El bloqueo no implica necesariamente tener que hacer una regulación directa de los precios de un amplio surtido de bienes afectados. Pudiera limitarse a un grupo de estos, los que tuvieran mayor impacto “transversal”.
El método de correlación también es problemático, no solamente por las razones que se apuntan en el texto (dumping, especulación), sino porque dada la limitada oferta nacional, los productos extranjeros “similares” pudieran serlos “físicamente” -de manera aproximada- pero reflejarían precios derivados de condiciones de monopolio (p.ej. el caso del software).
La hiper- centralización de decisiones de precios es intrínseca del modelo actual de planificación. El problema no es tanto la variación en el número de productos afectados por el bloqueo que haya que sustituir, sino el enfoque centralizado o descentralizado que se utilice para asignar precios. Puede que la burocracia no vea ese trabajo “extra” como un problema sino como una oportunidad para fortalecer su posición en el sistema económico.
La justificación del control popular sobre los precios como una forma de mitigar la falta de acceso -por el bloqueo- a las tecnologías de control de precios, no es una explicación convincente. En Cuba, el control popular de precios -a raíz de las medidas recientes- es de naturaleza política y no técnica. Se ha explicado oficialmente como una cuestión de moral y de poder.
Resumiendo, el bloqueo es muy importante y ciertamente tiene un impacto negativo en la esfera de los precios, pero la determinación esencial de la política pública de precios en Cuba se ubica en un modelo económico con propiedad estatal predominante y con un enfoque altamente centralizado de planificación. Ese modelo determina problemas en ámbitos de la política de precios que el bloqueo amplifica. Como el texto considera que ese efecto específico no puede ser cuantificado, es problemático derivar generalizaciones respecto al efecto que tiene el bloqueo en cuanto a métodos de determinación de precios, nivel de decisión y medios de control.
Lo que se discute no es la existencia del efecto negativo del bloqueo en los precios y en muchas otras cosas, sino el grado de impacto del bloqueo hasta un punto que permitiría arribar a la conclusión general de que el bloqueo “decide” de forma relevante la política de precios en Cuba. Como hipótesis preliminar esa idea es aceptable, pero su verificación requiere un tipo de evidencia que no ha sido aportada y una explicación de causalidad convincente que no se encuentra en el texto.

Pedro Monreal
El Estado como tal (Blog)

POLITICA DE PRECIOS Y BLOQUEO ECONÓMICO EN CUBA.

Existen varios factores que deciden de forma relevante en la política de precios en Cuba: el bloqueo económico, la dualidad cambiaria y monetaria, la estructura organizativa de la economía, entre otros. Analicemos el impacto del bloqueo económico.
Un economista cubano no debe limitarse a denunciar o expresar su indignación por el inhumano bloqueo económico que ejerce Estados Unidos hacia nuestro país. No puede constituir esta actitud de un momento o una posición que se debe definir, corresponde también estudiar las implicaciones que en el orden estructural que afectan a la economía, así como proponer las medidas para su enfrentamiento más efectivo.
El impacto del bloqueo económico del gobierno de Estados Unidos en nuestra economía se identifica con más de 933 mil millones de dólares de daños que ocasiona esta guerra económica y financiera por el incremento de las tasas de interés en los créditos otorgados, encarecimiento de los productos, las agresiones al país por diferentes vías y otros conceptos que conformarían una lista interminable por su diversidad y constante renovación. El elemento común en cada una de ellas es la determinación cuantificable de la afectación.
Existen otras afectaciones del bloqueo que según mi criterio, son mucho más perjudiciales a la economía, tienen una expresión indirecta y no permiten su medición tan precisa porque están relacionadas con decisiones macroeconómicas y de políticas que determinan las medidas que deben adoptarse con el sistema empresarial o a las personas naturales e influyen en sus resultados económicos y también, como consecuencia, en los comportamientos políticos e ideológicos. En esta oportunidad el análisis se limita al ámbito de la política de precios en nuestro país, pero es aplicable a otros conceptos.
Identificamos por Política de Precios los objetivos, principios, métodos de formación de precios, niveles de aprobación y el control de lo establecido en esta materia . Como se conoce los objetivos y principios de la política de precios son intrínsecos al sistema social por lo que no tienen una relación directa su identificación con las medidas aplicadas por el bloqueo económico. El impacto es identificable en la formación, niveles de aprobación y control de los precios.

Métodos de formación de precios y bloqueo económico.

Se identifica como métodos de formación de precios los procedimientos que se utilizan para elaborar una propuesta de precios. Cuando los precios se forman comparando el producto con similares que están en el mercado se aplica el método de Correlación y cuando se forman agregando los gastos de las materias primas, los salarios, gastos indirectos y una norma de utilidad es el método de Gastos.
De ambos métodos el más objetivo, donde participa en menor medida la acción del hombre y por tanto, se ajusta mejor al hecho económico es el método de correlación. El de gastos requiere de cientos de acciones contables y de agregación de datos que tienen implícito el error humano y también alteraciones para responder a sus intereses económicos.
El asunto medular en Política de Precios no es aplicar el mejor método, sino aquel que se corresponda con las condiciones económicas concretas en las que se debe adoptar la decisión de aprobar el precio. Esta es la razón porque se ha repetido que no hay prioridad de un método en relación con otro, sino identificar la adecuada correspondencia.
Uno de los efectos peores que puede ocurrir es que se forme un precio por método de Correlación y la referencia a considerar no es sólida, porque existe insuficiente oferta en el mercado y está determinado por la especulación o el efecto dumping, lo que genera excesivas utilidades injustificadas.
También el método de gastos resulta innecesario en un ambiente donde el mercado lo regula la demanda y los precios tienen que ajustarse al mínimo de utilidades necesarias para poder competir.
En este último concepto es donde se identifica la relación con los efectos del bloqueo porque su fin es reducir hasta el agotamiento los productos en el mercado, estableciéndose entonces la imperiosa necesidad de aplicar el método de gastos para la formación de los precios.
El agotamiento de los productos en el mercado no se limita a la prohibición de importaciones de mercancías, también incluye acceso a créditos, conocimientos, tecnologías, equipamiento y en general inversiones en el país. No es posible aplicar el método que se basa en las tendencias del mercado cuando no existe libertad de factores para la producción y comercialización de un producto.
Al aplicar el método de gastos en la formación de los precios como alternativa al de correlación puede incrementar la ineficiencia en el funcionamiento de la economía, veamos algunos ejemplos:
1) Se introducen reservas y excesivas utilidades en la formación del costo que afectan la cadena de valor de un producto aumentando sus precios con afectación a la población, el consumo social y los subsidios. 2) Es necesario más gastos en la contabilidad y las finanzas, además de crear un grupo de especialistas para proponer la formación de los precios. 3) Es imprescindible crear un equipo de inspectores y controladores de lo establecido.
Como se señalaba anteriormente estos gastos no es posible identificarlos para sumarlos al impacto total del bloqueo, pero son relevantes en la economía.

Niveles de aprobación de precios y bloqueo económico.

La cantidad de productos y servicios que sus precios son de aprobación del nivel máximo de dirección del país depende de la importancia que tengan para la economía y el nivel de vida de la población. En esta pirámide el Ministerio de Finanzas y Precios, las empresas y los Consejos de la Administración del Poder Popular asumen esta responsabilidad para otros productos relevantes en el país y los territorios.
En la misma medida que el bloqueo económico reduce la cantidad de productos y su diversidad es necesario aprobar los precios de nuevos que lo sustituyan.
El incremento de productos con precios centralizados aumenta los gastos de financiamiento de los equipos para evaluar y aprobar los precios, pero esto no es lo más importante.
En la medida que se eleva el nivel de aprobación de un producto más tiempo transcurre entre la necesidad de su definición y su fijación, porque más entidades y personas tienen que evaluarlos y someterlo a la burocracia de estos procesos.
En economía el tiempo es oro. Mas demora en la aprobación y la recuperación de los gastos se tarda aún más, los trabajadores no reciben oportunamente la remuneración de su esfuerzo laboral y el beneficio que pudiera recibir el resto de la economía también.
Las personas que participan en la producción y comercialización pueden interpretar falta de reconocimiento a su trabajo y por tanto manifestar apatía y desilusión por lo que es necesario aclarar oportunamente las verdaderas causas de esta situación.
Como en el análisis anterior estos gastos no se identifican como pérdidas ni suman al impacto, pero son relevantes, en este caso con un impacto político ideológico.

Control de los precios y bloqueo económico

Ante la inexorable necesidad de aprobar más precios por el método de gastos e incrementar los productos que requieren de aprobación centralizada por el impacto del bloqueo económico se requiere aumentar los recursos humanos y financieros dirigidos a este objetivo.
La tendencia en los mercados minoristas para el control de los precios se basa fundamentalmente en la informática con el perfeccionamiento de los controles a través de tarjetas bancarias, aplicaciones de internet, cámaras de televisión y otros. El acceso a este tipo de recurso es limitado por nuestro país no solo por otra prioridad que es necesario otorgarles a las divisas, también porque no se permite se adquisición en los propios Estados Unidos, donde los precios deben ser inferiores.
Ante esta situación la solución que se ha encontrado se basa en la participación de las masas en el control de los precios creando vías más expeditas para atención, así como convocar a los comerciantes al análisis de la necesidad de mantener precios ante las nuevas situaciones complejas que puede vivir el país.
En resumen, entre los factores que afectan estructuralmente la economía de nuestro país se encuentra el bloqueo económico y no debe limitarse a su oposición formal, además se requiere identificar e incorporar este efecto adverso a las condiciones que determinan las soluciones más de la actividad económica, en este caso la política de precios, encomienda en que trabajan directivos y funcionarios en todo el país.

Silvio Gutiérrez Pérez

miércoles, 28 de agosto de 2019

Inicio del curso escolar en la educación (II parte)




Viceministros y otros directivos del Ministerio de Educación comparecen este miércoles en la Mesa Redonda para informar sobre el plan de mantenimiento constructivo e inversiones en el sector educacional, el estado técnico de los equipos audiovisuales y de computación, el trabajo preventivo en las escuelas, la estimulación al personal docente y otros temas de interés.

Inicio del Curso Escolar en la Educación




La Ministra de Educación, Dra. Ena Elsa Velázquez, y otros directivos de ese Ministerio comparecerán este martes en la Mesa Redonda para informar sobre la situación del país para el inicio del curso escolar, la base material de estudio y de vida con que se cuenta en las instituciones escolares y el proceso de formación del Personal Docente.

Diez frentes de combate de la nueva cultura

Intervención en el Taller Cultura y Liberación de los Pueblos del XXV Foro de Sao Paolo, Caracas, 26 de julio de 2019

“La cultura es lo primero que hay que salvar”, alertaba Fidel. No hablaba solo del arte y la literatura. La nueva sociedad exige un individuo “nuevo”, es decir, una mujer y un hombre que participen conscientemente en su construcción. La cultura que llamamos socialista es de hecho una cultura de tránsito. No existe como meta, sino como proceso, en franca guerra contra la cultura dominante. Una Revolución en el poder debe luchar contra la cultura global hegemónica (modo de vida, modelo de éxito) que es la capitalista, en todos los ámbitos de su reproducción. Pero los revolucionarios no pueden esperar a tener el poder, o el gobierno (en el peor pero más probable de los casos) para iniciar esa lucha, que es vital. Lo que comúnmente identificamos como concientización de las masas, es un hecho cultural. La cultura dominante en el mundo es la de la clase dominante, y la nueva cultura avanza y retrocede, su éxito siempre es parcial.
“El socialismo no es un problema de cuchillo y tenedor. Es un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo”, decía Rosa Luxemburgo. Para alcanzar esa nueva cultura se necesita una base material que la sustente —algo que con frecuencia se olvida—, pero la tarea no puede postergarse. Las revoluciones auténticas, cuando se producen, impulsan esa nueva mirada colectiva. Un millón de personas en la Plaza de la Revolución no son una masa sin rostro, son un millón de protagonistas individuales. Pero la guerra cultural entre los dos modos de vida, incluso en una Revolución que ha alcanzado el poder, no cesa. Abordaré algunos aspectos de la batalla por la cultura que me parecen importantes, desde la experiencia revolucionaria cubana.

Romper los tabiques que separan lo “culto” de lo “popular”. Integración de saberes.

Debe procurarse una integración de saberes, que desdibuje las fronteras de las culturas etiquetadas con los adjetivos de “alta” y “popular”. En Palabras a los intelectuales (1961) Fidel le dice a los más importantes escritores y artistas cubanos de entonces: “En días recientes nosotros tuvimos la experiencia de encontrarnos con una anciana de 106 años que había acabado de aprender a leer y a escribir, y nosotros le propusimos que escribiera un libro. Había sido esclava, y nosotros queríamos saber cómo un esclavo vio el mundo cuando era esclavo, cuáles fueron sus primeras impresiones de la vida, de sus amos, de sus compañeros. Creo que puede escribir una cosa tan interesante que ninguno de nosotros la podemos escribir”. Uno de los más jóvenes oyentes de ese discurso escribió algunos años después un libro emblemático de la literatura de la Revolución: Biografía de un cimarrón (1967). La vida de un hombre sencillo se convertía en literatura clásica.
En sentido inverso, el primer libro que publicó la Revolución en su recién creada Imprenta Nacional, a un precio casi simbólico y en una tirada millonaria, fue la obra de Cervantes, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Una obra clásica, la más representativa de la cultura hispana, se puso al alcance de las mujeres y los hombres de pueblo. Por otra parte, la Revolución cubana creó un amplio sistema de escuelas de arte en todo el territorio nacional y abrió sus puertas a los “hijos más humildes del pueblo”.
Hugo Chávez manejaba dos conceptos prácticos de cultura: la que se entiende como tradición, hogar, hábitat, territorio, alma colectiva de cada pueblo, una visión en la que no hay jerarquías, cualquier cultura es tan importante como la otra, no hay cultura desarrollada y cultura no desarrollada y que vista en un proceso evolutivo y de enriquecimiento constantes puede definirse como identidad cultural; y la que responde al sentido martiano de “ser cultos para ser libres”, como instrumento de liberación, de superación, de crecimiento espiritual, como manejo de información, de comprensión del mundo.
Las revoluciones necesitan integrar los saberes, eliminar las barreras culturales y espaciales que separan a las clases sociales.

Saber y participación social

La “nueva” cultura en construcción no es pasiva. Su rasgo principal es que existe solo si la sociedad y el individuo la asumen conscientemente. No se consume, se protagoniza. Es, más claramente que cualquier otra, un modo de vida. El primer acto de una revolución tercermundista es la alfabetización masiva de su población. El conocimiento es indispensable, porque determina la capacidad crítica del individuo. La relación entre saber académico y saber participativo es mutuamente enriquecedora en una Revolución. No puede cultivarse un saber desentendido de los problemas sociales, ni pueden abordarse esos problemas sin una integración de saberes.
En Cuba miles de adolescentes y jóvenes, citadinos de clase media, partieron a las zonas rurales del país; muchos se separaban por primera vez de sus padres, y se hospedaban en los humildes hogares de los que serían alfabetizados. La alfabetización era doble: el joven enseñaba a su alumno –por lo general mucho mayor en edad–, a leer y a escribir, y su presencia era también una lección del significado de la Revolución. Por otra parte, el alfabetizador se alfabetizaba; su aprendizaje, abrupto, era de otro tipo: conocía otro mundo inimaginado antes por él, e interactuaba con sus habitantes. En meses, la alfabetización concientizaba al maestro y al alumno, era una intensiva escuela política.
El método empleado en Venezuela (“Yo sí puedo”) se apoya en la tecnología y no requiere la movilización masiva de jóvenes de la ciudad, pero introduce una perspectiva nueva. El propio alumno se convierte en su maestro, auxiliado por videos y cuadernos especialmente concebidos para ello. Existe un “facilitador”, un miembro de la comunidad, un “alumno ayudante” un poco más avanzado que sus compañeros, pero el sujeto activo es el que se alfabetiza, el que se convierte en “vencedor”, en protagonista de su propio crecimiento.
Las misiones bolivarianas son mecanismos de inserción y empoderamiento de las masas en la transformación del país. El triunfo de una Revolución es convertir a las masas en colectividades de individuos conscientes. El mayor peligro es crear, con la masividad de la educación, jóvenes informados de libros, y analfabetos de vivencias sociales y políticas. José Martí, lector voraz y erudito, recelaba de la “falsa erudición”, la que se oponía a la naturaleza humana y a las particularidades de nuestra región.

Reconstrucción de la historia

La interpretación de la historia depende del proyecto de futuro que se tenga. La historia oficial de un país selecciona hechos y personajes, evade o silencia otros. La obra del historiador estadounidense Howard Zinn es elocuente: con su libro La otra historia de los Estados Unidos demuestra que esta puede ser narrada desde la perspectiva de los humildes, desde las luchas obreras. No es, por supuesto, la historia que se enseña en las escuelas de ese país. En Cuba, con la Revolución, adquirieron relevancia los protagonistas de las luchas obreras y campesinas y los combatientes revolucionarios. La historiografía contrarrevolucionaria se esfuerza en descalificar a esos héroes de la nueva Cuba: presenta al Che Guevara, por ejemplo, como un criminal, y trata de reivindicar al tirano Fulgencio Batista. Por otra parte, la industria del entretenimiento complementa la labor de la educación burguesa y despliega una amplia gama de recursos “correctores”: banaliza la historia nacional de los pueblos del Sur, convierte en héroes a los invasores y en villanos a los patriotas, reafirma el mito de la superioridad y la invencibilidad de los imperialistas. Todo ello llega empaquetado en video juegos, series de televisión, películas, redes sociales.
El enemigo, que es el mismo para todos, nos divide desde la ignorancia. Los que compartimos fronteras nacionales y episodios esenciales de la historia (con frecuencia incluso hasta una lengua), ignoramos las vivencias del vecino y desconocemos a sus héroes, que son nuestros también. Es imprescindible, para nuestra mejor defensa, que aprendamos la historia de Nuestra América, que hagamos nuestros a sus héroes populares. “La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia”, pedía José Martí en 1891.

La fragmentación y reunificación de sentidos

La izquierda debe reconocer el hecho de que la violencia de género, la racial o étnica, y la ecológica (también se ejerce violencia sobre la naturaleza) y cualquiera de las multiplicadas fobias sociales, si bien no están adecuadamente expuestas, como alguna vez se pensó, en la crítica a la violencia de clase, tampoco son ajenas a ella, ni pueden ser pensadas como fenómenos autónomos, capaces de ser solucionados por sí mismos. Las contradicciones de la sociedad capitalista actual no pueden reducirse a las contradicciones entre clases, pero estas no pueden ignorarse o subestimarse. La violencia imperialista expresa la esencia de un sistema que nació y creció de la explotación del mundo colonial y neocolonial, y de sus propios trabajadores. La estrategia de los defensores de la violencia, es fragmentar su comprensión, hacer que nuestros jóvenes la combatan en sus manifestaciones no estructurales. Es necesario construir vasos comunicantes entre los frentes de lucha porque todos son importantes, y la izquierda no puede darle la espalda a ninguno de ellos, pero tampoco puede detenerse o aislarse en alguno de ellos. El enemigo final siempre es el capitalismo;

Identidad cultural

La identidad cultural no es estática. Está en permanente proceso de construcción, de ensanchamiento, aunque conserve sus matrices esenciales. América Latina es poseedora de una gran riqueza cultural: esa diversidad es una ventaja, siempre que conservemos o abramos sus vasos comunicantes. El imperialismo necesita detener y diluir las identidades que se expresan al interior de una nación y la que representa a la nación misma, así como la regional, por motivos mercantiles que funcionan también como ideológicos, porque facilitan la dominación. La estrategia revolucionaria debe ser proteger y consolidar toda manifestación de unidad y de diversidad culturales. Frente a la estrategia imperialista de dividirnos, los revolucionarios tenemos la obligación de promover y defender la identidad “nuestroamericana”, sin desconocer o relegar su diversidad.
En una Revolución, la identidad nacional empieza a integrar elementos nuevos que surgen del proceso de transformaciones. La contrarrevolución celebra el trabajo diluyente de la industria del entretenimiento yanqui, pero a la vez, pretende paralizar el movimiento de la historia, con el pretexto de que defiende sus tradiciones. En realidad, se niega a aceptar la existencia de las nuevas tradiciones creadas por la Revolución. Cuando un contrarrevolucionario despliega hoy la bandera nacional de Cuba, produce una contradicción de sentidos, más allá de su voluntad y de su comprensión: esa bandera ha incorporado al entramado simbólico de sus formas y colores, los nuevos hitos y héroes de la Revolución. Es por ello que los revolucionarios de cualquier país o región del mundo pueden enarbolarla como propia. Cuba ya no es y no podrá volver a ser, el país que existía antes de 1959.

La cultura de la solidaridad

La Revolución es generadora de solidaridad entre países y pueblos (a lo interno y a lo externo), porque no puede hacerse sin el concurso de todos, y porque su fin inmediato son los más humildes. No se concibe tampoco como un hecho aislado, inconexo con otras realidades. La Revolución cubana se autoproclamaba “primer territorio libre de América”, precisamente porque aspiraba a la liberación de los restantes, porque se asumía como un eslabón en el proceso emancipatorio de todos los pueblos. La cultura de la solidaridad, la que se recibe y la que se da, no se concibe como un favor que se dispensa, sino como un deber insoslayable. Desde los primeros momentos la Revolución cubana cultivó la solidaridad en todos los ámbitos posibles, y educó al pueblo en ella. La campaña mediática que se empeña en desacreditar e incluso criminalizar la solidaridad médica de Cuba en el mundo, pretende desarticularla, porque su sola existencia, es una escuela política que no se propone ni necesita “formar” a nadie. Los movimientos sociales y los partidos políticos no pueden desentenderse de las causas justas, para hacer avanzar la suya; se traiciona a sí misma la causa justa que evade su responsabilidad con la justicia de los otros. “Patria es Humanidad”, sentenciaba José Martí.

Los símbolos y los paradigmas del éxito

Las revoluciones no pueden subestimar la guerra de los símbolos. La industria del entretenimiento se apoya en el mercado para difundir los del capitalismo. Las páginas “sociales” de la prensa burguesa, narran historias de vida de sus hombres y mujeres de éxito: banqueros y empresarios, deportistas y estrellas del arte, y también duques, príncipes y reyes, es decir, de los famosos y ricos. Ser como ellos, es la consigna implícita; en sentido inverso los niños cubanos repiten cada mañana en sus escuelas, “seremos como el Che”. En el capitalismo no importa el cómo: se triunfa si se consigue acceder al nivel más alto de consumo, por una herencia, por un “buen” matrimonio, por el robo de cuello blanco o a mano armada, por la lotería, etc. La cultura del tener, asentada sobre el consumismo depredador del medio ambiente, se presenta de manera atractiva, como el único camino hacia la felicidad.

Apropiación de las formas

Hoy el imperialismo pretende apropiarse de las formas tradicionales de la izquierda. Subrayo “de las formas”, porque el procedimiento conlleva un vaciamiento de sus contenidos revolucionarios. Ello incluye la utilización y a veces el secuestro de términos y conceptos tradicionales de la izquierda. En Cuba hemos visto la aplicación de ese procedimiento en “huelgas de hambre” y en marchas de “madres” vestidas de blanco como las de la Plaza de Mayo. Se utiliza el término de “Revolución de colores” y símbolos como el puño cerrado para aludir a movimientos reaccionarios monitoreados por la CIA. Por otra parte, nos induce a desechar e incluso a repudiar palabras que son imprescindibles en nuestro léxico, como comunismo o imperialismo.

Las nuevas tecnologías

Todos los aspectos antes descritos alcanzan mayor intensidad en las redes de Internet. La izquierda debe aprender a usar esta herramienta, lo que implica conocer sus ventajas y sus peligros. La guerra por el poder desecha por inservible la verdad, y las redes compulsan al elector a decisiones que pueden atentar contra sus propios intereses. Es un medio que suele utilizarse para aislar y desmovilizar al individuo (especialmente al joven), y reagruparlo en colectivos “rebeldes” pero inocuos. Los revolucionarios no podemos desechar la verdad, aun cuando avancemos en el terreno movedizo del mercado electoral. Una experiencia positiva son las redes de redes, que permiten la movilización horizontal y trasversal, en aspectos compartidos, entre personas y movimientos no siempre afines. Un ejemplo es la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad.

El político revolucionario

Es indispensable que el pueblo aprecie la diferencia entre los políticos tradicionales y los revolucionarios. Es una diferencia que debe sustentarse en la ética de su conducta y en los procedimientos que emplea. La participación en los mecanismos de la democracia burguesa no puede desdibujar la identidad de un revolucionario. El fin no justifica los medios. Un revolucionario no puede mentir jamás, y debe estar siempre en la primera línea de combate, allí donde pide que estén los otros.

Enrique Ubieta Gómez
jiri

martes, 27 de agosto de 2019

Médicos cubanos, verdades añejas

En unas declaraciones absurdas, increíbles y claramente demenciales, el secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, acusó al gobierno de Cuba de obligar a los médicos cubanos en misiones de auxilio en diversos países a prestar esos esenciales servicios humanitarios en malas condiciones de trabajo.
Como era de esperar, la calumnia no tiene más fuente que algunas ONG a sueldo de Washington. Y con ese nulo bagaje acusatorio califica a los trabajadores cubanos de la salud de esclavos y de ser víctimas del crimen de trata de personas.
A pesar de lo absurdo e inverosímil de las calumniosas imputaciones, el asunto tiene su miga. Tales acusaciones, sin probanza alguna, podrían derivar en la aplicación de sanciones a la isla, como, por ejemplo, negarle u obstaculizarle el acceso a créditos internacionales. O apretar aún más el bloqueo económico, comercial y financiero que sufre Cuba desde hace décadas.
Pero hay algo todavía más ominoso. Washington ha amenazado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) con aplicar sanciones a los funcionarios de ambas instituciones de la ONU por su vinculación con Cuba en programas de salud internacionales.
Contra esos infundios mediáticos Cuba ofrece a la opinión pública mundial los datos duros de la muy añeja colaboración médica cubana. A lo largo de 56 años la isla ha cumplido más de 600 mil misiones internacionalistas en 164 naciones en las que han participado más de 400 mil trabajadores de la salud.
Los médicos cubanos justamente apreciados en todo el planeta por su sabiduría, alta capacidad de trabajo y elevada calidad humana son voluntarios. Y consideran un honor ser convocados para participar en una de estas misiones. Y mientras más difíciles sean las condiciones naturales y sociales a que deban enfrentarse, más grande es el sentimiento de honor que implica la dura tarea.
Los médicos cubanos han combatido exitosamente al ébola en África, la ceguera en América Latina y el Caribe y el cólera en Haiti. Y en esta noble labor de ayuda al prójimo ocupan un destacado lugar las 26 brigadas del Contingente Internacional Henry Reeve de médicos especializados en auxilio en desastres y grandes epidemias en Paquistán, Indonesia, México, Ecuador, Perú, Chile y Venezuela entre otros muchos países.
Ante el infundio Cuba presenta verdades añejas y actuales. Una loable y agradecible historia que comenzó en Argelia hace 56 años y que hoy continúa ofreciendo salud y vida donde más se necesita.

Miguel Ángel Ferrer

lunes, 26 de agosto de 2019

Fidel Castro advierte del desastre ecológico de Brasil en 1992




Hace 27 años, el líder cubano Fidel Castro pronunció su discurso en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que acogió Río de Janeiro (Brasil). Sus palabras provocan escalofríos si se tiene en cuenta la destrucción de la Amazonía hoy en día.

Fidel Castro conmovió al mundo en su discurso ante la ONU en 1979




En 1979 el comandante cubano Fidel Castro pronunció uno de sus discurso más famosos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU). En esa ocasión trató el tema de la pobreza, la desigualdad y los desprotegidos.

domingo, 25 de agosto de 2019

Maestra: Cómo Cuba alfabetizó a todo su pueblo en solo un año.




“Cuántas cosas ya puedo decirte/ porque al fin he aprendido a escribir,/ ahora puedo decirlo en mis cartas,/ ahora empieza mi amor a vivir./ Ya la Patria me ha dado un tesoro,/ he aprendido a leer y a escribir”. Con estos versos de la canción “Despertar”, del compositor cubano Eduardo Saborit, que cantara como nadie la gran Esther Borja, comenzamos nuestro viaje en #LaPupilaTV

El Directorio Revolucionario, brazo armado de la FEU




Faure Chomón, uno de sus fundadores, ofrece su testimonio sobre esta organización revolucionaria

A 50 años de la proclamación del Directorio Revolucionario, Faure Chomón, combatiente contra la tiranía desde la asonada traidora del 10 de marzo de 1952, uno de sus fundadores y su jefe de acción, primero, y secretario general, posteriormente, rememora para BOHEMIA aquellos días.
"Cuando Batista dio el golpe de Estado –afirma–, la dirección de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) estaba en manos claudicantes, salvo algunas excepciones. Eran elementos deformados en los anteriores gobiernos auténticos y buscaban hacerse de una base o plataforma politiquera, con vistas a convertirse en representantes, senadores.
"El estudiantado revolucionario que se enfrentaba a la tiranía se dedicó a rescatar la dirección de la FEU. Formamos una candidatura que se llamó Superación Integral, para llevar a la presidencia de la Federación a un candidato revolucionario, pero no tuvimos éxito a pesar de que se ganó en varias facultades. De todo esto quedó una estructura en las 13 escuelas universitarias, compañeros ya organizados. Ese movimiento no se perdió. Pero nos hacía falta un líder. Y ese líder fue José Antonio Echeverría."

En primera fila

José Antonio comenzó a destacarse desde el mismo 10 de marzo en la Facultad de Arquitectura, donde estudiaba. "Su primera acción –recuerda Faure–, fue el cuestionamiento a un grupo de estudiantes que con mucha ligereza habían aceptado ir a un evento deportivo con pasajes pagados por la tiranía."
Por aquellos días, se produjo la profanación al busto de Julio Antonio Mella. "Una manifestación avanzó hacia la zona capitalina de L y 23, allí se colgó un muñeco alegórico a Batista, la policía llegó y comenzó la represión. Nos replegamos a L y 27, hasta allí llegó el coronel Martín Pérez y otros altos oficiales intentando dialogar, se les rechazó a gritos de ¡Abajo la tiranía! Desde 23 comenzaron a disparar sobre nosotros, tuvimos cinco heridos.
"Esto desbordó nuestros sentimientos de rebeldía y comenzamos a reclamar acción, lo cual presionó a la dirección claudicante de la FEU. Salimos en manifestación, se nos fue sumando pueblo, los vecinos de San Lázaro nos aplaudían, nos gritaban su solidaridad. Llegamos al Parque Maceo y los tramitados querían desviarnos por la calle Belascoaín, pero a las consignas de: ¡Revolución, Revolución! y ¡La cabeza de Batista!, ¡La cabeza de Batista!, agregamos: ¡A Palacio a Palacio! Y enrumbamos por San Lázaro hacia Prado.
"Los dirigentes tramitados de la FEU se fueron retrasando y se retiraron. Y en el curso de aquella manifestación, José Antonio fue ocupando la primera fila, el vacío que habían dejado los tramitados. Cerca de Prado tuvimos un encontronazo gigantesco con la policía y esta comenzó a disparar. Ahí hieren mortalmente a Rubén Batista. Nosotros no dejamos caer la bandera que llevábamos, a pesar de los fuertes chorros de agua... José Antonio me haló hacia una cafetería y me dijo: ‘Te van a matar’, porque él había visto a un policía apuntándome."

Conquistar la FEU

Empezaron los contactos de Faure con José Antonio y otros compañeros revolucionarios. "A medida que pasan los días, nos percatamos de que él era el líder que andábamos buscando. Nuestro objetivo inmediato era limpiar la dirección de la FEU de elementos claudicantes, para promover la acción revolucionaria."
A José Antonio lo eligieron presidente de la Facultad de Arquitectura y secretario de la FEU a nivel de Universidad. "Todavía la vanguardia no tenía fuerzas en todas las escuelas, hay dos tendencias más: los claudicantes, que querían poner una figura controlable por ellos; y otra de elementos muy cercanos a la Triple A de Sánchez Arango, controlado por políticos profesionales del Partido Auténtico que les temían a la juventud.
"En este período hubo dos presidentes que renunciaron, vencidos por las presiones, ante la situación de violencia de los elementos que querían reimplantar el bonchismo (gangsterismo estudiantil). Le correspondía la presidencia, por sustitución reglamentaria, a José Antonio y hay un intento de elegir a alguien manipulable. Entonces Fructuoso Rodríguez lo proclama presidente en un acto estudiantil el 30 de septiembre de 1954, para salirles al paso a los bonchistas.
"Con Echeverría se acaban las tramitaciones, ahora hay que poner a la FEU en combate, tomar las banderas del Moncada y alzarlas, en momentos en que Fidel y sus compañeros aún guardan prisión. Y ya José Antonio tenía pensado que hay que preparar la FEU para la etapa de lucha armada, porque no es un organismo concebido para la clandestinidad. Su idea es crear el brazo armado de la FEU. Y nos cita a Fructuoso y a mí a una reunión en casa de Anillo, en la calle L, y aprovecha que en La Habana están Jorge Ibarra Cuesta, de la FEU oriental, y José Luis Varona, del Instituto de Camagüey. Eso fue a inicios de 1955.
"Se aprecia en el pensamiento de José Antonio una idea constante de radicalización, él plantea que en la próxima elección de la FEU tenemos que estar preparados con este aparato fundado, que debe tomar el nombre de Directorio, un nombre muy vinculado a las luchas estudiantiles desde la dirección de la FEU de Mella y los Directorios de 1927 y 1930. Y decidimos que no llevara la palabra estudiantil sino Revolucionario, porque incluye también a los obreros y a todos los sectores populares. Dejamos constituida lo que llamamos entre nosotros la ‘célula central’. José Antonio era el secretario general, Fructuoso como vicepresidente y como jefe de acción, Faure Chomón.
"Nos dimos a la tarea de constituir los distintos frentes. Para el del estudiantado de la Segunda Enseñanza designamos a Joe Westbrook. En el de Acción, desarrollamos una rama externa, formada por obreros; se escoge para dirigirla a Rubén Aldama, quien era trabajador del Transporte, hombre muy humilde que tuvo que padecer la discriminación por ser pobre y por ser negro, sería nuestro primer mártir del Directorio. Y una rama interna, que a partir de cierto momento sería dirigida por José El Moro Assef. Desde el inicio estuvo en Acción, Mary Pumpido; luego se irían incorporando Julio García Oliveras, Pepe Wangüemert...
"Esta etapa, a inicios de 1955, es totalmente secreta, no va a divulgarse la existencia de la organización, es por ello que el frente de Propaganda no es inmediatamente cubierto, no queríamos que se supiera qué estaba pasando en la Universidad. Estábamos adquiriendo armas, preparando casas, grupos de acción que se foguean en las manifestaciones. La célula central ya ampliada comienza a reunirse en una casa de las avenidas 19 de Mayo y Aranguren. Éramos el brazo armado de la FEU, y nos convertimos además en la dirección secreta de esa organización.
"La radicalización de la lucha, José Antonio también la entiende en lo interno, lo universitario, incluyendo los centros de la Segunda Enseñanza, en el combate contra toda inmoralidad, los vestigios bonchistas de exigir buenas notas a profesores débiles mediante la violencia, el rechazo a que se reduzcan los programas de estudio sino que estos se cumplan y en ocasiones se amplíen, se completen; es decir la lucha contra todo lo mal hecho.
"A la vez, se incrementan las actividades culturales de la Universidad, auspiciando eventos de distintos tipos, las llamadas semanas con Alicia Alonso y el Ballet, los recitales con directores de orquestas como González Mantici, los conversatorios con intelectuales notables, como Marinello, Bernal del Riesgo, el Teatro Universitario, ciclos de cine con José Manuel Valdés Rodríguez."

Elecciones FEU 1955

Elementos oportunistas logran confeccionar una candidatura para oponerse a José Antonio, incluso confunden a muchos. "Así se forman dos bloques: el de José Antonio, a quien apoyan seis facultades, y el de un tipejo, Leonel Alonso, quien trató de resucitar el bonchismo bajo un disfraz seudorrevolucionario y controlaba otras seis escuelas. Solo quedaba la candidatura de Farmacia, donde salió presidente Ñico Guevara, un hombre de tremendas cualidades, quien apoyaba también a Echeverría. El oportunista llegó a secuestrar a dos vicepresidentes de Farmacia, amenazando con matarlos y el día de las elecciones llamó a unos gángsteres, tal vez para secuestrar a Ñico. Pero una masa estudiantil lo acompañó a votar y José Antonio salió presidente."
Durante toda esta etapa, el Directorio se amplió por toda Cuba. "En la provincia de Pinar del Río, el coordinador fue primero Ormani Arenado, caído en el ataque a Palacio, aunque inmediatamente después se quedó Carlos Lugo. Alberto García se desempeñó en la ciudad de Camagüey casi todo el tiempo. En el territorio de Las Villas, Chiqui Gómez Lubián; luego asumió Ramón Pando Ferrer, ambos cayeron en la lucha, y en Oriente, Félix Pena (fallecido después del triunfo)."

La riposta armada

En toda esa trayectoria, la tesis de José Antonio era radicalizar la acción de masas mediante manifestaciones, enfrentamientos a las fuerzas represivas. "Hemos ganado la dirección de la FEU, ya no hay componendas ni tramitaciones, ahora hay que ganar la calle y levantar los ánimos del pueblo, para incorporarlo a la lucha contra Batista y a la idea de que la única salida posible para derrocar a la tiranía era la vía armada. Y en el enfrentamiento con la policía, José Antonio y la dirección de la FEU en primera fila, los grupos de acción iban en la línea siguiente, para ir fogueando los compañeros.
"En el seno de la FEU, José Antonio a fines de 1955 reveló la existencia del Directorio y demandó su aprobación, lo que fue aceptado por la mayoría. A partir de entonces se aplicaría la riposta armada, con el plan de liquidar el llamado Diálogo Cívico entre la tiranía y la oposición burguesa, y se radicalizaba la acción de masas a favor de la lucha armada.
"Se decidió poner en ejecución esta táctica en la manifestación del 2 de diciembre de 1955 –anunciada en solidaridad con el estudiantado santiaguero violentamente reprimido el 27 de noviembre último–. José Antonio le entregaría una carta al coronel mambí Cosme de la Torriente, gestor del Diálogo Cívico, en la cual invocaba que la única salida era recorrer el mismo camino escogido por el propio Don Cosme y los cubanos en el 95: la lucha armada; y que el Directorio sería consecuente con esa tradición, por lo que ese día, tras el enfrentamiento violento entre estudiantes y policías, un comando nuestro abrió fuego y hubo dos oficiales y una docena de policías heridos.
"A partir de aquel 2 de diciembre, nuestra táctica será la de la riposta armada y esta opera como un detonador que desata un torrente de acciones en el mes de diciembre, como la del estadio del Cerro, que tiene la particularidad de que cuando la policía reprime al comando que se ha lanzado al terreno, las cámaras de la TV siguieron la golpiza y toda Cuba fue testigo deaquella salvajada. Y aunque José Antonio estaba preso, seguía dirigiéndonos desde la cárcel, desde donde nos enviaba sus orientaciones y le consultábamos."
El 7 de diciembre fue el homenaje a Maceo. "Por el Directorio habló René Anillo, quien pronunció un magnífico discurso, un llamamiento a la lucha. Cuando terminó el acto, se formó una manifestación espontánea desde la calle San Lázaro a la Universidad, encabezada por Ñico Guevara y otros compañeros, y la policía, tan estúpida, decidió reprimirla en la esquina de Infanta y hubo gran cantidad de heridos, entre ellos Camilo Cienfuegos y Juan Pedro Carbó Serviá." Ese mismo día, en Ciego de Ávila, cae mortalmente herido el joven Raúl Cervantes, cuyo sepelio fue multitudinario. La Universidad de La Habana le organizó un entierro simbólico, manifestación reprimida por la policía y porristas infiltrados.
"Días después, la FEU llamó públicamente al movimiento obrero revolucionario a que en solidaridad con el estudiantado convocara a un paro de cinco minutos, que se realizó a lo largo de todo el país. Muchos líderes sindicales fueron detenidos y remitidos a la Cárcel del Príncipe, lo que les permitió reunirse con Echeverría. Al ser puesto en libertad, José Antonio declararía: ‘A partir de ahora, el movimiento estudiantil marchará del brazo con el movimiento obrero’."

La huelga azucarera de 1955

El movimiento obrero revolucionario había convocado a una huelga azucarera a fines de 1955 y le pidió a José Antonio el apoyo del estudiantado por medio del dirigente azucarero avileño Isidoro Salas. "Elaboramos un plan con estos compañeros para que la huelga saliera de los centrales y se extendiera hacia las ciudades cercanas, para con la táctica estudiantil de lucha de calle convertirla en una huelga política.
"José Antonio orientó a los compañeros a dirigirse a diferentes lugares del país. Él partió a un recorrido por toda la Isla que culminó en Santiago, en donde se entrevistó con Frank País. Fructuoso marchó a la zona azucarera de Santo Domingo (Villa Clara), en donde era muy querido. A mí me correspondió Placetas; Carbó, Zulueta; el Moro Assef, Ciego de Ávila; Machadito, Manzanillo; Osmel Francis, Guantánamo."
En esta huelga también participaron el M-26-7, el Partido Socialista Popular, la sección obrera de la Ortodoxia, todo un acontecimiento de unidad en aquellos tiempos. "La idea de llevar el paro a las ciudades fue de José Antonio, el líder político de esta huelga."

La Carta de México

Febrero de 1956 fue el mes de la proclamación del Directorio. "Habíamos crecido, seguimos en la táctica de la riposta armada como lo demostramos en la manifestación del 13 de febrero de ese año, cuando esta fue reprimida, un comando armado ocasionó una docena de policías heridos. Y el 24 de febrero de 1956, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, José Antonio hizo pública la existencia del Directorio y comenzó nuestra campaña pública, se creó el frente de propaganda.
"Ya habíamos llegado al máximo de radicalización. El paso inmediato y superior es ir hacia Fidel, con quien firmó José Antonio la Carta de México (suscrita el 31 de agosto de 1956), la declaración de guerra de la Juventud cubana contra la tiranía. Nosotros teníamos una concepción de la vía armada, la lucha de calle, que no era la que iba a desarrollar Fidel, la guerra de guerrillas. Y él nos unió: en todos nuestros encuentros nos dijo que todas las tácticas son necesarias, hablamos de nuestras coincidencias en las cuestiones estratégicas: lucha armada a muerte contra la tiranía, denuncia al trujillismo, reconocimiento a los militares puros, la unidad de las dos organizaciones que representan a la nueva generación para llevar a cabo la Revolución.
"José Antonio, al regresar a Cuba (1956), echó a andar el plan militar del Directorio. La incorporación de Evelio Prieto Guillama y Eduardo García Lavandero y el precioso arsenal que ellos aportaron, nos convoca a un plan gigantesco, comenzamos a analizar el ataque y toma de alguna instalación importante y llegamos a reconsiderar el viejo plan de atacar el Palacio Presidencial.
"En medio del levantamiento armado, alguien debía hablarles al pueblo y los demás sectores revolucionarios y quien debía hacerlo era José Antonio. Costó trabajo convencerlo, él quería estar en la acción armada, pero él era el idóneo para dirigirse a la población. Es bueno aclarar una vez más que lo de Palacio no se hace con el propósito de ajusticiar a Batista, eso es un elemento secundario, queríamos detenerlo, juzgarlo ante el pueblo, e iniciar una sublevación armada, con una participación popular activa.
"Así llegamos al 13 de marzo de 1957. Entre el ataque al Palacio Presidencial y la Operación Radio Reloj, perdimos una treintena de compañeros, entre ellos nuestro jefe, José Antonio. Y falló el plan por la traidora inactividad de los responsables de la segunda operación, que concentraba la mayor parte del armamento. Como no había confianza en ellos, Echeverría tenía pensado comandarla, una vez cumplida su misión en Radio Reloj, pero cayó en combate al enfrentar a un patrullero que se interpuso en su camino."

El Frente guerrillero

Tras la muerte de José Antonio, Fructuoso Rodríguez asumió como secretario general del Directorio. "Acordamos mantener la lucha urbana en La Habana, con acciones que puedan desembocar en una huelga general con apoyo armado, y abrir un frente guerrillero en la zona montañosa del Escambray." El 20 de abril, la organización sufrió otro duro golpe al ser asesinados junto con Fructuoso otros tres valiosos combatientes: Juan Pedro Carbó, José Machado y Joe Westbrook.
Faure marchó al extranjero, ya como secretario general del Directorio, y preparó una expedición con la que llegó a Cuba en febrero de 1958. "A la llegada de la columna del Che, nos pusimos bajo sus órdenes y desarrollamos toda la Campaña de Las Villas con él. En La Habana, nuestros grupos de acción continuaron las acciones, entre ellas, el ataque a la 15ta. Estación de policía, por parte de un comando encabezado por Tavo Machín y Raúl Díaz Argüelles.
"Tras el triunfo del Primero de Enero, el Directorio Revolucionario de la FEU de José Antonio se incorporó a las tareas de la Revolución en el poder, bajo las órdenes de Fidel. Y en 1961 se fusionó con el Movimiento 26 de Julio y el Partido Socialista Popular en las Organizaciones Revolucionarias Integradas, antecesor de nuestro actual Partido Comunista de Cuba."

Pedro Antonio García
Revista Bohemia

El tirano Machado en fuga




Gerardo Machado

La huída de Machado probablemente le hubiera sido casi imposible de no haberla emprendido desde su finca de recreo La Nenita, en los alrededores de Santiago de las Vegas, al sur de la capital, y a menos de 4 kilómetros del aeropuerto

En las primeras horas de la tarde del 12 de agosto de 1933, el presidente Gerardo Machado llegó en su auto blindado, seguido por varios vehículos atestados de policías y personajes de la dictadura, a la pista del aeropuerto de Rancho Boyeros y abordó un avión anfibio Sikorsky N. M, color negro de la Pan American Airways, pero sólo con sus tres colaboradores más cercanos y dos escoltas.
El dictador trató de mantener la compostura y mostrarse sereno al entrar en la incómoda nave que en pocos minutos despegó rumbo a Las Bahamas, mientras sus acompañantes que quedaron en tierra se enfrentaron a la difícil disyuntiva de poder escapar a la ira popular que a esas horas ya comenzaba a tomarse la justicia por su mano.
La huída de Machado probablemente le hubiera sido casi imposible de no haberla emprendido desde su finca de recreo La Nenita, en los alrededores de Santiago de las Vegas, al sur de la capital, y a menos de 4 kilómetros del aeropuerto, todavía bajo su control, después de que los propios oficiales de la fuerza aérea del campamento de Columbia y el ejército no le ratificaron su apoyo.
Ese día la Revolución del 33 entraba en su etapa culminante después de ocho años de represión, asesinatos, violaciones de la Constitución, entreguismo a Estados Unidos y corrupción, que conllevaron a que emergiera como enemigo del régimen machadista un frente único, que incluía a la izquierda, movimientos obreros, los estudiantes, los partidos tradicionales y sectores de la burguesía.
En medio de la crisis EE.UU. nombró como enviado especial en 1933 a Benjamin Sumner Welles, diplomático muy cercano al entonces presidente Franklin Delano Roosevelt, para aplicar la fórmula de la mediación entre el Gobierno y la oposición de los partidos burgueses.
Esa estrategia excluía en el diálogo a los comunistas y sectores más radicales, con el fin de dividir e impedir el auge del movimiento revolucionario antiimperialista y salvar el sistema de dominación instaurado con la república neocolonial fundada el 20 de mayo de 1902.
Pero el estado insurreccional del pueblo no se podía controlar fácilmente en las componendas que se realizaban desde la embajada estadounidense, y a inicios de julio se inició un paro dirigido por el Partido Comunista en el sector del transporte, el cual sería el detonante para la huelga general que determinaría la crisis final de la dictadura.
Ante esa situación estaba claro para los intereses del vecino del Norte que la única salida era el abandono del poder por parte del dictador Machado, a pesar de las muestras de su total sumisión al poder imperial y su anticomunismo visceral, por lo cual Sumner Welles le garantizó su seguridad y la fuga en el mencionado avión de la Pan American.
Era la hora de jugar la carta del ejército y de los partidos tradicionales, que tras la huída del dictador asumieron el poder para garantizar la estabilidad del sistema burgués ante los peligros revolucionarios.
Posteriormente, se anunció el 13 de agosto de 1933 la designación como presidente del inocuo Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, hijo del iniciador de la independencia cubana en 1868, figura aceptable para los EE.UU y apoyado por el general Alberto Herrera, jefe del ejército.
Céspedes pudo acceder a la presidencia solo pocos días, al ser depuesto el cuatro de septiembre de 1933 por el alzamiento de sargentos y soldados dirigidos por el entonces sargento Fulgencio Batista, quien acabaría con el gobierno diseñado por la mediación.
El desconocido sargento se ganó la confianza de Washington con la traición al movimiento revolucionario y se erigió como el hombre fuerte de Cuba para los próximos 25 años, periodo en el cual desde el mando del ejército o en la presidencia garantizó los intereses imperialistas hasta que su historia acabó el primero de enero de 1959, cuando huyó de forma similar a Machado, pero esta vez ante una Revolución definitiva.

Jorge Wejebe Cobo

sábado, 24 de agosto de 2019

Conspiración anticubana, agosto 1959: Dios los cría, la CIA los junta




Invasores detenidos en Trinidad durante la operación, entre ellos, el hijo del alcalde batistiano de La Habana.

Esta conjura, protagonizada por el sátrapa dominicano, politiqueros cubanos y exmilitares batistianos, contó con el beneplácito y apoyo de la agencia estadounidense

El avión C-47, tras sobrevolar nerviosamente durante varios minutos sobre la zona, se había dignado aterrizar en el aeropuerto de la ciudad de Trinidad. Aun así, todavía sus tripulantes, cautelosos, no apagaron los motores. Al abrirse la portezuela de la nave, descendió el sacerdote católico español Ricardo Velazco Ordóñez. Enviado especial del sátrapa dominicano Rafael Leónidas Trujillo, traía la encomienda de coordinar acciones y precisar el lugar, día y hora del desembarco de la Legión Extranjera que se organizaba en Quisqueya para reforzar a las fuerzas anticastristas en una sublevación contra el Gobierno Revolucionario.
Al emisario lo recibió en la pista Filiberto Olivera, quien, según ciertos rumores, encabezaba un levantamiento contrarrevolucionario en el territorio. Un grupo de campesinos armados asistía al encuentro. “Tengo tomada la carretera de Guao hasta Trinidad y por la de Trinidad a Sancti Spíritus llego a Banao para poder dividir la república en dos y avanzar sobre Santa Clara y La Habana”, informó el cubano, quien pidió ayuda en asesores y armas. En ese momento, las comunicaciones radiales de su tropa con el régimen trujillista tenían como fondo el ruido de explosiones y disparos de lo que parecía un combate que se desarrollaba en las cercanías.
El cura sonrió complacido: “Bueno, me voy para Santo Domingo, después te daré respuesta”. Por lo pronto, le entregó a Olivera un alijo de armas y pertrechos, entre los que se incluían 10 bazucas, 3 000 pistolas y abundante parque. Lo que ignoraba Velazco era que, a escasos 200 metros de él, se ocultaban en una caseta Fidel, Camilo, Almeida, Celia y otros altos jefes rebeldes. Por órdenes del líder de la Revolución, varias ametralladoras de calibre 50, enmascaradas en la maleza, apuntaban hacia el avión.
Antes de partir, Velazco repartió entre los presentes rosarios y medallas. La tropa comenzó a aplaudir y dar vivas a Trujillo. Con esta dramaturgia ideada por Fidel –y actuada magistralmente por Olivera y los supuestos campesinos traidores a la Revolución–, se arribaba a los capítulos finales de la llamada Conspiración Trujillista, la primera gran conjura contrarrevolucionaria para derrocar al gobierno del pueblo y para el pueblo, protagonizada por el sátrapa dominicano, politiqueros cubanos y exmilitares batistianos, con el beneplácito y apoyo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos. Porque como bien dice el proverbio: Dios los cría…

Los inicios de la conjura

Con la toma de posesión de Fidel como primer ministro, el 16 de febrero de 1959, comenzaron a promulgarse aceleradamente las leyes revolucionarias que se habían anunciado en el Programa del Moncada. Una de ellas, la 122 del 3 de marzo, que anulaba las concesiones hechas por la tiranía batistiana a la Cuban Telephone Co., y disponía la intervención de esa empresa, afectaba particularmente a una de las transnacionales estadounidenses más influyentes en Washington.
No es de extrañar que, 23 días después, en la reunión 400 del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), la representación de la CIA alertara sobre el “peligro cubano”. Por uno de esos azares concurrentes, ese mismo 26 de marzo se creaba en La Habana el Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde (DIER), antecesor de los órganos de seguridad de la Isla.
De acuerdo con documentos localizados por los historiadores Andrés Zaldívar y Pedro Etcheverry, el 14 de abril, en la embajada de Estados Unidos en Cuba se elaboró un plan que tenía como objetivos impedir la radicalización del proceso revolucionario en la mayor de las Antillas y fortalecer los elementos anticomunistas en el Gobierno, fuerzas armadas, sindicatos, la prensa, escritores, radio y TV, la Iglesia y los estudiantes.
Según estos dos investigadores, “esta estrategia tuvo incidencia directa en la creación de una contrarrevolución en Cuba. A la vez el proselitismo anticomunista realizado en el seno del Gobierno Revolucionario y el Ejército Rebelde por el jefe militar de Camagüey, comandante Huber Matos, estuvo a todas luces bajo la dirección de la CIA”.

El caso Morgan

También por aquellos días, mafiosos italo-norteamericanos inversionistas en la Isla propiciaron los primeros contactos de funcionarios de la embajada trujillista en La Habana con el comandante rebelde de origen estadounidense Willian Alexander Morgan. Fuentes allegadas a la Contrainteligencia (CI) cubana aseguran que desde febrero de 1958 este personaje trabajaba activamente para la CIA, “la cual lo utilizó para penetrar y convertir la jefatura del Segundo Frente Nacional Escambray (SFNE), grupo insurreccional que operaba en esta región montañosa, en punta de lanza contra el Ejército Rebelde. Habilidoso y astuto, devino mano derecha y eminencia gris del jefe de esa organización, Eloy Gutiérrez Menoyo”.
A Morgan sus empleadores le habían fabricado una historia de vida donde se entremezclaban hechos reales (había combatido en el ejército de su país durante la Segunda Guerra Mundial, estuvo acantonado en Japón tras el término de la contienda) con otros probablemente apócrifos (el amigo suyo asesinado por la Policía batistiana en 1957). Incluso sus biógrafos afirman que en su juventud tuvo problemas con la justicia y que en 1948 fue sometido a corte marcial que lo sentenció a baja deshonrosa de las fuerzas armadas y dos años de cárcel en una prisión federal.
Zaldívar y Etcheverry aseveran que en dos viajes realizados a Miami en abril y mayo de 1959, Morgan coordinó los planes con el cónsul dominicano, coronel Augusto Ferrando, y con el sacerdote Ricardo Velazco Ordóñez. Este último viajó a Cuba en junio para ajustar la participación en la conjura de un grupo de representantes de la alta burguesía criolla, políticos tradicionales y exmilitares batistianos en servicio activo en esos momentos, con fuertes vínculos con la embajada norteamericana. Pero las idas y venidas del comandante yanqui y sus frecuentes encuentros con elementos desafectos suscitaron la suspicacia de los agentes del DIER.
Ante el temor de haber sido descubierto, Morgan dio un giro de 180 grados y decidió informar al Estado Mayor Rebelde de la conjura en curso. A partir de entonces, la Dirección Revolucionaria asumiría secretamente el control de aquellos planes. Distintos combatientes, como el joven Manuel Cisneros Castro, mantendrían las comunicaciones radiales de forma permanente con Trujillo; otros compañeros del naciente DIER cumplirían importantes tareas en la penetración y control de los complotados en Cuba.
Al regresar de un tercer viaje a Miami, a finales de julio, Morgan recibió en alta mar un yate con un valioso cargamento de armas, momento en que la Dirección de la Revolución decidió neutralizar los planes de acciones paramilitares.

El fin de la conjura

Un titular del periódico Revolución, en su edición del 10 de agosto de 1959, reportaba el arresto en todo el país, desde tres días antes, de numerosos contrarrevolucionarios, entre los que se encontraban cerca de un millar de miembros de los antiguos Ejército y Policía batistianos. Llamaba la atención que entre los conspiradores estaban varios latifundistas afectados por la ley de Reforma Agraria. A uno de ellos, el politiquero camagüeyano Arturo Hernández Tellaeheche, la CIA le había obsequiado el cargo de “presidente provisional” del futuro gobierno contrarrevolucionario.
Entretanto, las operaciones para neutralizar la conjura se trasladaron hacia la ciudad de Trinidad, en cuyos alrededores ya se encontraban desplegadas las Fuerzas Tácticas de Combate del Centro, al mando del comandante Filiberto Olivera y otros grupos del SFNE leales a la Revolución, dirigidos por el comandante Lázaro Artola. El tirano Trujillo, desinformado por la dramaturgia ideada por Fidel, continuó sus planes intervencionistas y envió el 13 de agosto a Trinidad otro avión de la fuerza aérea dominicana con once asesores y un gran cargamento de armas. Lamentablemente se originó un tiroteo en el que perdieron la vida, además de dos trujillistas, tres revolucionarios: Eliope Paz, Frank Hidalgo Gato y Oscar Reytor. Cuentan que uno de los asesores del sátrapa, al ver en el teatro de operaciones a Fidel, Camilo, Almeida y Celia, se desmayó.
En la noche del 14 de agosto, Fidel explicó por televisión al pueblo todos los detalles de la conjura y alertó que no solo Trujillo estaba involucrado en ella, sino también grandes intereses económicos foráneos junto con los elementos batistianos desplazados del poder por la Revolución.
Incluso, subrayó que, extrañamente, la programada sublevación de los conspiradores coincidía con la reunión continental de cancilleres que entonces se celebraba en Chile, en cuyo marco la tiranía trujillista pretendía acusar a Cuba de promover insurrecciones y guerrillas en América Latina.
La dirección de la Revolución decidió que Fidel no asistiera a ese evento en el país austral. Raúl viajó allí y la delegación de Cuba mostró ante el cónclave y el mundo las pruebas documentales de la participación de tirano Trujillo en la conjura. De esta forma la naciente Revolución redondeó en el campo diplomático su primera gran victoria contra la Inteligencia yanqui y demostró que había aprendido a defenderse de las agresiones foráneas, las que, no obstante, continuaron sucediéndose a lo largo de seis décadas. Y no han cesado.

Pedro Antonio García

Fuentes consultadas:
Los libros Una fascinante historia. La conspiración trujillista, y Otros pasos del Gobierno revolucionario cubano, de Luis M. Buch y Reinaldo Suárez. Los textos periodísticos La historia real y el desafío de los periodistas cubanos, de Fidel Castro Ruz (Cubadebate, 4 de julio del 2008), A Fighter with Castro (s/a, The New York Times agosto 15, 1959), The Yankee Comandante, de David Graan (The New Yorker, 2014) y una serie de reportajes de Michael Sallah aparecidos en The Toledo Blade, entre el 3 y el 5 de marzo de 2002.

El puñal enclavado




Trampolín de agresiones contra nuestro país, desde las postas estadounidenses partieron los disparos que segaron la vida, hace 55 años, del guardafrontera cubano Ramón López Peña

En julio de 1964 comenzó a desarrollarse en las unidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas el proceso de construcción de la UJC. No fue una excepción la Brigada de la Frontera –que custodia el límite entre el territorio cubano y la Base Naval de Guantánamo, territorio ilegalmente ocupado por los Estados Unidos–, donde a mediados de ese mes se efectuaron las asambleas de ejemplares para seleccionar a los futuros ingresos a la organización juvenil.
El joven tunero Ramón López Peña fue uno de los escogidos por la masa. Según consta en su expediente, la votación fue unánime y no le hicieron señalamiento alguno: para todos era un ejemplo como joven revolucionario y existía el consenso de que alcanzaría sin contratiempos la categoría de militante. Además, lo avalaba su trayectoria: a los 15 años había ingresado en las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) con las que participó activamente en la lucha contra las bandas de alzados; por su disciplina y méritos le destinaron a la Brigada de la Frontera.
Alrededor de la cuatro de la tarde del 19 de julio de 1964, el dúo que realizaba el proceso para el otorgamiento de la militancia se entrevistó con López Peña. “Quiero ser comunista”, él había estampado en su autobiografía. En sus conclusiones, el dúo consignó cómo les había impresionado aquel joven por su fuerte carácter, sobre el cual se imponía la nobleza del campesino. En los testimonios recogidos entre sus compañeros lo describían como un muchacho alegre que participaba con su guitarra en las actividades, entonando canciones mexicanas, y un combatiente muy disciplinado, dispuesto a cumplir cualquier misión por arriesgada que fuera.

Breve historia de una usurpación

Una vez alcanzada la independencia formal, el 20 de mayo de 1902, Washington presionó al Gobierno de Estrada Palma para la firma de los tratados que la Enmienda Platt estipulaba como obligatorios. El 16 de febrero de 1903 en La Habana y el 23 del propio mes en la capital estadounidense, se suscribía el acuerdo para el arriendo de tierras en Guantánamo y Bahía Honda.
Nueve años después el convenio sobre los terrenos de Bahía Honda fue rescindido pues a Estados Unidos le interesaba más ampliar el área de la base de Guantánamo, a la cual llamaron entonces “estación naval”. En 1943 cambió su denominación a “base naval de operaciones”; desde 1952 su nombre oficial es “base naval”. Su extensión es de poco más de 117 kilómetros cuadrados, casi la mitad de tierra firme y una cuarta parte de pantanos. La línea costera se extiende por unos 17 kilómetros.
Cuentan que aquella tarde, unos minutos después de concluida la entrevista con el dúo de la UJC, López Peña les había confesado a sus compañeros de la unidad: “Hoy es el día más feliz de mi vida”. Su gran ilusión era llevarles a sus padres el carné de militante. Había tensión entonces en la brigada. Desde las primeras horas las postas estadounidenses no cesaban de rastrillar sus fusiles y apuntar a los combatientes cubanos. Eran sus usuales provocaciones.
A las 5:37 p.m. dos soldados yanquis reiniciaron su hostigamiento y lanzaron piedras, además de proferir ofensas verbales. Incluso volvieron a rastrillar sus armas. Minutos más tarde del cambio de guardia en la posta cubana, exactamente a las 7:07 p.m., la soldadesca del imperio disparó una ráfaga contra los miembros de la Brigada de la Frontera Héctor Pupo Sucarno y Ramón López Peña. Este último resultó herido de gravedad en el cuello. Poco después falleció. Póstumamente recibió la militancia de la UJC, convirtiéndose así en el primer militante de esa organización en las FAR. El entonces Comandante Raúl Castro, en su condición de ministro de las Fuerzas Armadas, les hizo entrega del carné acreditativo a los padres del guardafrontera.

¿Proteger al pueblo cubano?

Nunca la actual base naval ha servido para preservar la independencia cubana, como cínicamente desde su instauración han proclamado las sucesivas administraciones estadounidenses, más bien ha constituido “un trampolín de agresiones”, como le califica el historiador René González Barrios.
Pocos días después del estallido de la protesta armada de los Independientes de Color (mayo de 1912), 750 marines desembarcaron en la Base. Desde allí 250 marcharon a Daiquirí y otros 50 a El Cobre para proteger las propiedades yanquis. Luego arribaron más efectivos y cerca de 2 500 se desplegaron, desde el enclave militar, a lo largo de la línea férrea guantanamera, que obviamente pertenecía a una compañía norteña.
Cinco años más tarde, durante la sublevación de los liberales, más conocida como “la guerrita de La Chambelona”, miles de marines y soldados usaron la estación naval como escala para dislocar tropas por Camagüey y Oriente. Todavía en 1918 quedaban 30 000 de ellos custodiando las propiedades yanquis.
A la vez, la base devino antro de corrupción y miseria para muchachos y muchachas de la zona. Varias fueron las pandemias que proliferaron en los poblados vecinos con motivo de la cercanía del enclave militar: juego, prostitución, drogadicción, contrabando de todo tipo, pedofilia… Según los historiadores locales, 27 prostíbulos funcionaban en la zona, los que albergaban más de medio millar de meretrices, sin contar las cuarterías clandestinas, casi siempre destinadas a rameras negras, porque ningún burdel podía incluirlas en su nómina, de acuerdo a una ley nunca escrita.
Tres médicos atendían la salud en esos establecimientos para que ellas “no enfermaran” a los efectivos yanquis. En cambio, Caimanera, el pueblo más cercano, solo contaba con un médico que venía semanalmente de otra localidad a la Casa de Socorros. Hoy día, gracias a la Revolución, funciona allí un policlínico integral, una instalación materno-infantil y 13 consultorios del médico de la familia, atendidos por 30 trabajadores de la Salud.

No fue el único mártir

La base militar yanqui tiene en su haber varios crímenes contra el pueblo cubano después del triunfo revolucionario de 1959. El 30 de septiembre de 1961 fue asesinado el obrero Rubén López Sabariego. En abril del siguiente año, personal de la instalación militar ultimaron al pescador Rodolfo Rosell Salas.
En 1964, durante meses, se sucedieron las provocaciones. El 9 de junio de ese año, 40 días antes del asesinato de Ramón López Peña, infantes de marina yanquis de la Base Naval de Guantánamo dispararon contra las postas cubanas e hirieron de gravedad a uno de sus soldados guardafronteras, quien gracias a la labor de médicos cubanos pudo salvar la vida.
Por desgracia, Ramón López Peña tampoco fue el último mártir. El 21 de mayo de 1966, en otra alevosa y artera provocación, fue ultimado por los marines yanquis Luis Ramírez López. El Gobierno de los Estados Unidos, en el colmo de la hipocresía, trató de justificar el crimen alegando que el soldado cubano había traspasado los límites de la base naval y se había internado dentro de ella.
Cuba invitó a la prensa extranjera acreditada en el país a visitar a la Brigada de la Frontera y ver en el mismo sitio de los hechos si tal aseveración podía tomarse con seriedad. Hasta los propios corresponsales de publicaciones estadounidenses tuvieron que reconocer cuán falaz era dicha declaración.

Reclamo cubano

Por el arriendo de la base, Estados Unidos paga una ridícula suma, que de poco más de 3 millones de dólares anuales (1934) fue elevada a unos 4 millones, que es lo que se pretende sufragar hoy. A partir de febrero de 1959, cuando Fidel asumió como primer ministro, Cuba dejó de cobrar ese dinero, pues lo que reclama desde entonces es la devolución de ese territorio como lo ha manifestado en diversos organismos y foros internacionales.
En los últimos años la Base Naval de Guantánamo, totalmente obsoleta desde un punto de vista militar, solo ha servido para las provocaciones contra nuestro país y, más recientemente, como campo de concentración para emigrados cubanos y haitianos ilegales, y de prisioneros de las guerras emprendidas en los últimos años por Washington.
Cuba no cesará de reclamar la devolución de ese territorio hasta recuperar la soberanía total sobre ella. Como dijera Fidel: “la base naval es un puñal enclavado en el corazón de la tierra cubana… base que no le vamos a quitar por la fuerza, pero pedazo de tierra al que no renunciaremos jamás”.

Pedro Antonio García

Fuentes consultadas:
Los libros Historia de la Enmienda Platt, de Emilio Roig de Leuchsenring, y Un Maine detenido en el tiempo, de René González Barrios.

Jacinto Torras




Ejemplo de economista revolucionario. A propósito del 110 aniversario de su nacimiento y 56 de su muerte.

Hurgar en las raíces de las ideas que han servido de base filosófica, histórica o política a la obra de la Revolución Cubana, ha sido una de las tareas que la Dirección del país ha mantenido en lugar priorizado.
El peculiar status de la república cubana, signada por el subdesarrollo y la aguda dependencia a Estados Unidos, elevó a los primeros planos la lucha económica en el país, lo que tributó al caudal de la teoría económica en el pensamiento de los revolucionarios cubanos.
En el caso de Jacinto Torras no se trata de un líder político que encabeza la dirección revolucionaria, pero sí de un intelectual militante del partido marxista leninista que desarrolla una actividad periodística combativa desde las posiciones del marxismo, en función de los intereses de los obreros y los campesinos.
Jacinto Torras de la Luz (6 de agosto de 1909 al 24 de agosto de 1963), se inicia en la lucha desde las filas estudiantiles contra la tiranía de Machado y a la caída de este ingresa en el Ala Izquierda Estudiantil y en la Liga Comunista.
El estudio de su pensamiento económico nos permite comprobar el carácter ininterrumpido de la lucha de los revolucionarios contra el imperialismo yanqui y el capitalismo en general. Torras nos muestra una interpretación dialéctica del marxismo leninismo en las condiciones del subdesarrollo en Cuba, enfocando sus análisis hacia las causas más esenciales de los problemas del país. En este sentido, resulta paradigmática su visión y proyección antimperialista como intelectual del socialismo.
Economista de profesión, consagra su talento a la defensa de los trabajadores. Para ello escribe regularmente en la sección económica del periódico Noticias de Hoy, y otras publicaciones del Partido Comunista. Esta labor lo vincula estrechamente con las masas trabajadoras, con las que mantiene estable comunicación, personal y por correspondencia pues, además, fungió como asesor económico de diferentes organizaciones, como la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA), la Asociación Nacional Campesina, y otras relacionadas con sectores de pequeños comerciantes.
No se dedicó a escribir tratados teóricos para fundamentar desde la ciencia, las posiciones del Partido, sino que desarrolló un periodismo cotidiano dirigido a armar ideológicamente a la población, sobre todo a los trabajadores. El contenido y la forma de sus artículos constituyen una expresión muy especial de comunicación con sus lectores, una población con bajos niveles de escolaridad, a la que había que llegar de manera clara y profunda. Aquí radica lo que consideramos como didactismo revolucionario, uno de los grandes méritos intelectuales y políticos de Jacinto Torras.
En un artículo escrito en 1939 bajo el título “La industria azucarera y su verdadera significación para Cuba en el momento actual”, muestra cómo el capital norteamericano se ha ido apoderando de la industria azucarera cubana. Para ello utiliza la imagen gráfica de mapas de Cuba, cuyo territorio se va ocupando progresivamente por las inversiones de Estados Unidos desde 1860 hasta 1936, destacando en seis mapas los por cientos que representaba el capital norteamericano, llegando en la última fecha al 79 %. De esta forma es evidente que el mensaje llega más completo y más asequible, por tanto más eficaz.
Es interesante el manejo de las categorías costo, ganancia, rentabilidad, que hace Torras para la educación económica y política del pueblo. Sobre esta base defiende los aumentos de salarios a los obreros, explicándoles cuestiones teóricas, como la diferencia entre salario nominal y salario real, para que el trabajador no se deje engañar. Dice que: “En Cuba, por falta de suficiente educación económica, se habla siempre del salario en forma nominal, es decir, en su valor absoluto en dinero, sin tener en cuenta su verdadero valor o valor real, que mide su poder de compra para satisfacer las necesidades del trabajador”.
De ahí que el aumento de los precios sea objeto de su atención constante, mostrando con datos estadísticos prolíficos el aumento de las ganancias mientras que los salarios nominales no suben o lo hacen por debajo de los aumentos de los precios, lo que produce “una disminución de las mercancías adquiridas por los consumidores”. Como conclusión de esos estudios, señala ―en un artículo de octubre de 1943― que los precios aumentaron 68,7% en 1943 respecto a 1940 y que cualquier aumento en el salario nominal no llega a cubrir el aumento de los precios pues el máximo alcanzado (en obreros de la industria azucarera) de 50%, sólo cubre el 89% de las mercancías, por lo que presenta una disminución adquisitiva de 11%.
En la zafra de 1944, Torras aboga porque el salario de los trabajadores azucareros se fije de acuerdo con el alza del costo de la vida. En diciembre de 1946, ante la nueva zafra, se aprecia un aumento del precio del azúcar y se ocupa de preparar a los trabajadores para que conozcan sus derechos a reclamar aumentos salariales, para lo que se apoya en datos estadísticos que demuestran la justeza del reclamo.
Su preocupación por los trabajadores abarcaba todos los sectores. Así lo hace por ejemplo, con los cosecheros de café que sufren las consecuencias de la especulación y el abuso con los precios de compra, donde “el 80 por ciento de estos no reciben en ninguna ocasión el precio mínimo que marca la ley”.
El fenómeno de la especulación es atacado por Torras, ya que rebaja el salario de los trabajadores. En julio de 1943 expone datos concretos, para demostrar que se aumenta en un 64% el costo de la vida, por la pérdida de poder adquisitivo del dinero en 39,2% y una subida del costo de los alimentos en 145 millones de pesos. Torras localiza los especuladores en los grandes almacenistas importadores de la Lonja del Comercio, o como él también los llama, los “tiburones de la Lonja”, epíteto que consta en el repertorio del cubano desde el gobierno de Miguel Mariano Gómez (“Tiburón se baña, pero salpica”). De manera regular, estos datos eran acompañados de gráficas e imágenes que hacían más comprensible su significado.
Su confianza en el pueblo se traduce en convocatoria; por eso plantea la necesidad de señalar a las masas objetivos concretos y certeros que permitan a la acción popular hacer blanco en el propio corazón de la especulación. De ahí su interés por la educación y la movilización de estas, considerando que, aun en las condiciones del capitalismo, existían en ese momento en Cuba reservas políticas para resolver algunos problemas presionando al Estado mediante la acción popular. Arengaba al respecto: “Cuando el pueblo se organice y luche: en cada esquina, en cada barrio, en cada ciudad, en cada central, se remediarán los defectos existentes en el control de los precios.” Por lo que se encarga de publicar regularmente la lista oficial de precios de los productos de primera necesidad, como paso inicial en esa lucha En ese proceso de incorporación de las masas en la lucha económica, mantiene una vigilia constante para poder informar al pueblo, al que considera como “un ejército que espera sólo por los generales para echar a andar.”
Así vemos cómo demuestra estadísticamente que de 1939 a 1944 los precios de productos de primera necesidad aumentan en un 102,9%, reduciendo el poder adquisitivo de cada peso a 49 centavos al relacionarlo con 1944. Así lo hace también en octubre de 1948 al demostrar la disminución adquisitiva a 33 centavos comparado con 1940, cuestión muy sensible para la familia cubana que ―según sus estudios―, dedica el 60% del presupuesto familiar a la alimentación y la vivienda.
Al abordar los problemas fiscales, el insistente economista señala que los trabajadores llevan la carga mayor de los impuestos, cuestión que califica como “enorme injusticia en la distribución de los impuestos”, pues debían ser las clases ricas las llamadas a cubrir los gastos públicos en proporción a sus bienes.
De igual manera, la situación de los retiros o jubilaciones no le fue ajena. Veía este tema como algo esencial en la vida de los trabajadores y una preocupación latente que se sumaba a los grandes trastornos del capitalismo dependiente: “la angustia de una vejez desamparada, que va creciendo a medida que el trabajador va acercándose al final de su vida”, por lo que llama a luchar para obtener alguna conquista bajo el régimen imperante pues aunque, como él mismo afirmaba, “dentro del sistema capitalista no podrá llegarse nunca a una garantía de tranquilidad para la vejez […] aún dentro de estos obstáculos puede avanzar mucho para mejorar estos problemas que confrontan los hombres de trabajo”, destacándose de este modo su visión dialéctica de la política, en función de aprovechar todas las reservas de la democracia burguesa que pudiera ser utilizada en beneficio del pueblo en condiciones concretas.
Una de las grandes batallas de los trabajadores azucareros, liderados por Jesús Menéndez, fue el pago del diferencial azucarero de las zafras de 1946 y 1947. Papel decisivo jugó el talento y la vigilancia de Torras, capaz de demostrar ―y explicarlo a los obreros―, que los procesos inflacionarios que se producían en Estados Unidos aumentaban los precios de las mercancías que exportaban a Cuba en virtud de convenios comerciales y, de esta manera, se exportaba también la inflación a Cuba. Mientras el azúcar que se vendía de Cuba a Estados Unidos estaba fijado en precios acordados previamente por convenio, ya en el momento de la exportación estos precios habían subido, por lo que se imponía exigir el pago de la diferencia entre lo que se había pagado a los obreros (tomando como base los precios en los momentos del convenio) y lo que debía pagarse al aumentar el precio del azúcar.
En cuanto Prío llega al poder Torras lo califica inmediatamente como un gran desconocedor de los problemas económicos del país y político reaccionario enemigo del pueblo, preconizador de una política que lo sitúa “dentro del pensamiento más reaccionario” y seguidor “de la tesis imperialista del monocultivo y la dependencia del azúcar”.
El gobierno dictatorial de Batista es criticado por Torras a partir de la naturaleza de este, cuyo ejecutivo de facto se ha dado la facilidad de gobernar por decretos convirtiéndose en una “máquina de crear impuestos, a diestro y siniestro”.
Al revisar toda la obra de Jacinto Torras, vemos como una constante la tarea de trasmitir conciencia de clase al pueblo trabajador, desenmascarar sus enemigos de adentro y de afuera y señalar el camino de la lucha para obtener las conquistas inmediatas y futuras. Nos deja además, una imagen viva de aquella república neocolonial, impuesta por la mano interventora del imperialismo yanqui, y que tanto se empeñan los enemigos del pueblo, por enaltecer y presentárnosla en vidriera como verdadera democracia. En ese escenario, la práctica revolucionaria se nutre de experiencias tácticas que exigen dinamismo y cohesión con las masas y el periodismo cotidiano de Torras cumplía ese cometido.
Viene a la medida la valoración que sobre él hace un especialista como Ernesto Molina en su libro, El pensamiento económico en la Nación cubana: “La obra económica de Torras merece ser reconocida, no solo por su valor teórico, sino por su inmediatez práctica, pues iba pisándole los talones a la toma de decisiones que el movimiento obrero y los pequeños colonos, aliados naturales, debían realizar en cada coyuntura difícil de nuestra economía subdesarrollada”.
A partir de 1959, Jacinto Torras se pone en función de la defensa de la Revolución. En sus escritos de 1959 a 1963 se destacan por lo menos cuatro aspectos significativos:
No hay una diferencia esencial en cuanto al enfoque y el contenido político de los problemas, aunque se notan apreciaciones teóricas más profundas, sin dudas como respuestas a exigencias del momento y posibilidades brindadas por un proceso revolucionario y de promoción cultural y política por demás. Sigue asumiendo una actitud antimperialista y atacando a la burguesía nacional traidora. Igual Continúa defendiendo las relaciones con los países socialistas y la URSS.
Hay un reforzamiento del trabajo educativo a las masas desde la óptica de un proceso revolucionario popular, en virtud de la unidad indisoluble entre pueblo y Revolución.
La lucha por el desenmascaramiento de las calumnias del enemigo yanqui y las posiciones contrarrevolucionarias de la burguesía, junto a la demostración al pueblo acerca del carácter humano y popular de la Revolución Cubana.
La lucha en el plano externo, defendiendo la política de la Revolución y demostrando la justeza de la misma.
Como parte de la preparación ideológica del pueblo, está esclareciendo ideas; desenmascarando las patrañas imperialistas y mostrando el carácter popular y de honda raíz martiana de la Revolución. Así, puede encontrarse en sus escritos el llamado a “consumir productos cubanos” como una primera forma de defender el país. Al respecto escribe el 8 de marzo de 1959 y demuestra matemáticamente que dado que a la sazón se gastaba en productos extranjeros 0.28 de cada 100 pesos, si se disminuye a 0.20, el ingreso nacional aumentaría un 30 %.
Considera muy importante trasladar al pueblo la idea de la necesidad de restringir la importación de determinados artículos suntuarios en los momentos en que el país está luchando por conquistar la independencia económica y el pueblo debe adquirir conciencia de ello.
Al revisar toda la obra de Jacinto Torras, vemos como una constante, la tarea de elevar la cultura económica y política del pueblo trabajador, desarrollarle la conciencia de clase, desenmascarar sus enemigos de adentro y de afuera y señalar el camino de la lucha para obtener las conquistas inmediatas y futuras. Nos deja además, una imagen viva de aquella república neocolonial, impuesta por la mano interventora del imperialismo yanqui, y que tanto se empeñan los enemigos del pueblo, por enaltecer y presentárnosla en vidriera como verdadera democracia.
El día 24 de Agosto de 1963, víctima de una dolencia cardíaca, dejaba de existir Jacinto Torras de la Luz, a la temprana edad de 54 años y en pleno fragor del trabajo y la lucha, dos componentes que integraron su vida como cerebro y corazón. Ocupaba en ese momento el cargo de vice ministro del comercio exterior de Cuba.

Orlando Benítez Víctores
Investigador del Instituto de Historia de Cuba