lunes, 20 de junio de 2011

Vilma Espín, la revolucionaria mas bonita


Vilma, la revolucionaria más bonita.



Este artículo fue escrito hace 4 años por Celia Hart Santamaría, hija de Haydeé Santamaría y Armando Hart, cuando Vilma Espín murió, el 19 de junio de 2007. Ni quien inspiró estas palabras ni quien las escribió están físicamente con nosotros, pero igual las palabras y los hechos que las hicieron posibles nos siguen inspirando. Cubadebate recuerda hoy el nacimiento de Vilma. Habría cumplido 81 años.

MENSAJE DE AMOR A DESTIEMPO

A Vilma, la revolucionaria más bonita

Yo no estaba en Cuba cuando nos dejó para siempre la sonrisa más bonita de la Revolución. Vilma Espín fallecía después de estar enferma mucho tiempo. Aun así la consternación de lo inevitable se apodera del alma. Por frágiles instantes la muerte se convierte en una burlona sentencia de la propia vida. Vilma nació rica, hermosa e inteligente Todas las categorías de las clásicas princesas de los cuentos de hadas. Pero su palacio encantado fue la lucha revolucionaria, y su príncipe azul un pequeño rebelde con rostro adolescente.
Aun así, nunca dejó de ser princesa. Si miramos otra vez aquella imagen con camisa de cuadros, un fusil y una sonrisa, nos arrodillaremos todos palpitantes ante la princesa. Su piel, sus cabellos y su figura espigada recuerdan la azucena llena de olor. Eso es Vilma: una espigada azucena.
Ahí está el material de estudio para aquellos que tratan de acomodar el nacimiento de los líderes en estrecha camiseta manualista: pequeñoburguesa, nacional revolucionaria, etcétera.
Si algo no era la hermosa Vilma, era ser pequeña. Era grande en todo, y sobre todo en su confianza en el futuro.
Hasta que ellos no entiendan los resortes últimos que movilizan el corazón y el pensamiento, los que no tenemos nada que perder seguiremos esta ruta peligrosa de no sabernos identificar frente al capital. Vilma fue de las participantes más fogosas en la clandestinidad. Su nombre se asocia inmediatamente al delicado recuerdo de Frank País. Su entrega en la toma de la ciudad de Santiago el 30 de noviembre fue especial. Lo sé porque me lo dijeron mis padres, que participaron con ella. Los dos me decían: «¡Lucía tan hermosa con el recién estrenado (y bendito) brazalete rojinegro!»
El tiempo siempre nos deja espacio para retomar la historia. Miren no más a tres de esas mujeres fundadoras: Celia, Haydee y Vilma. Las primeras dos se nos fueron en 1980. Cada una a su modo y con la irreverencia de ambas. Celia fue la campesina que supo descubrir la belleza espléndida de la Revolución, sin separarse de Fidel un solo instante, formando parte sustancial de sus reflexiones, ¡incluso las de hoy! A Haydeé le desbordaba la pasión, y, convulsa, supo entregar a los intelectuales y artistas esos caminos de lucha a contramano…
Vilma fue entonces la más serena, fue el alma de la familia cubana.
En momentos difíciles, la Federación de Mujeres Cubanas se dedicó a atender esos espacios que tan sólo la familia sabe tocar: la incipiente prostitución, la conducta social y moral. Forjó una gran familia al lado de aquel «príncipe azul» del Segundo Frente Oriental. Ese mismo que, trémulo, condujo sus cenizas tan sólo con una rosa roja. Ese mismo que hoy atiende casa con tino y oficio, mientras Fidel se nos repone… con una pluma en la mano, pues no deja de escribir.
Entre esas tres mujeres distintas y complementarias se sentó la mujer cubana en el sitio que descubrió más acertado. Vilma fue tal vez la que tuvo mayor cadencia. Miren no más: Celia no tuvo hijos; su labor fue acompañar a Fidel en su labor militante. En este Fidel que reduce a la muerte y sigue, desde una provocadora distancia, acechando nuestra impertinencia por verle… está Celia Sánchez, más que nadie, cuidando incluso sus últimos años. Haydee no conoció a sus escasos nietos y dejó a sus dos hijos plantados en plena adolescencia… por voluntad y conciencia propia. Su misión fue recurrir a la prisa para convertir el arte en arma de combate…; lo logró sin dudas. En este arte contestatario y revolucionario que salpica por todos lados en Cuba y el mundo, está el alma enredada de Yeyé, con su ironía y sus bromas. Vilma murió, sin embargo envuelta de una prodigiosa familia de hijos y nietos jóvenes ya. Representó el corazón de la familia cubana, de los espacios de la mujer, de hacer coincidir la maternidad y la estabilidad familiar con los domingos de trabajo voluntario, de hacer que no fuera incompatible el hogar y la Revolución. También lo logró… con su ejemplo inequívoco por delante.
En aquellos días del llamado período especial, a lo que significo como comunismo de guerra, Vilma estuvo presente ayudando a la mujer cubana a buscar fórmulas para mantener unida a la familia. Lo sé muy bien porque estuve de secretaria de la FMC en mi barrio. Allí diseñamos mil estrategias de resistencia…, dondequiera estaban los señuelos de Vilma.
Mi Revolución está escarchada por esas figuras maravillosas. Vilma es una de ellas…., de aquellas mujeres que tuvieron el privilegio que difícilmente tendremos nosotras: armar un cambio de época con la plenitud de Fidel y del Che. Dudo que vuelva a repetirse, al menos hoy cuando me embargan las lágrimas de lo irremediable. Por último, un agradecimiento a ella, que le hice saber en su momento. Ya estaba enferma y yo le dije, sin darle demasiada importancia, que en una carta mi madre, Haydee Santamaría, deseaba haber sido enterrada en Santa Ifigenia, el cementerio de Santiago de Cuba.
Para quien me conoce un poco, sabe que me son irrelevantes esas cosas… Pero Vilma lo tomó como un asunto personal. Recuerdo estar en su oficina, mientras ella planeaba punto a punto los deseos de mi madre, diseñando personalmente el cartel, contratando cualquier cantidad de girasoles (flor de Haydee) que pudieran cortarse, para hacer el nuevo entierro de Haydée, el verdadero: allí al lado de sus camaradas muertos en el Moncada, allí al lado de su hermano Abel y sobre todo al lado de Martí. Bastó que yo le mencionara la carta y ella hizo suya esa grandiosa obra.
Al principio no la entendí bien. Mas, después de aquel día, no he llorado más los 28 de julio, día del suicidio de mi madre. Eso sí sabía Vilma: arrullar a las niñas como yo…., niñas de cuarenta años. Hoy, cuando lloro porque se fue, no puedo dejar de recordar su sonrisa encendida en la calle San Jerónimo, cuando me contaba las aventuras de mis padres recién casados en la clandestinidad, cuando todo parecía música y color. Creo que ella sabría que yo no lloraría más los 28 de julio. A ella le agradezco esa misión psicoanalista…. de no llorar más ese día.
Por eso no le diremos adiós a la revolucionaria más hermosa de Cuba. Aquella que prefirió una flor de la Sierra frente a las perlas a que tenía derecho por nacimiento.
No le quiero decir adiós para siempre a la que me llenó de ternura en aquella casa de San Jerónimo, a la madre de mi entrañable y herética siempre Mariela. A ella, como a Celia, como a mi madre, le decimos, envueltos siempre en misteriosos conjuros y con la prisa de no equivocarnos demasiado: ¡Hasta la victoria siempre!

CELIA HART

martes, 14 de junio de 2011

sábado, 11 de junio de 2011

Silvio Rodriguez - El Mayor (1984)


El Che Guevara, ejemplo de vida para las nuevas generaciones



Este libro que ahora está en tus manos condensa un trabajo de muchos años de investigación, estudio y militancia.
Nuestro primer acercamiento al pensamiento del Che Guevara se produjo en los últimos años de la escuela secundaria, todavía bajo la dictadura militar argentina. Un compañero nos regaló unas fotocopias totalmente gastadas y descoloridas de su hermana mayor que para nosotros significaron la joya más preciada. Se trataba del libro de Michael Löwy El pensamiento del Che Guevara.
Por esos años habíamos leído y estudiado aproximadamente unas 50 veces, o quizás más, el mensaje del Che a la juventud (que los compañeros cubanos publicaron con el título “¿Qué debe ser un joven comunista?”). En esa secundaria, la primera cartelera del Centro de Estudiantes que hicimos, siempre bajo dictadura militar, la inauguramos con una cartulina blanca con la cara del Che y su entrañable “Carta a mis hijos” reproducida con marcadores y fibras escolares. Nuestra primera revista escolar se llamó La trinchera. Su primera portada llevaba el rostro del Che y una estrella roja de cinco puntas, también pintada artesanalmente con marcadores (una por una). En medio de la movida de esa revista cortamos la calle y tomamos la escuela, a amigos nuestros los expulsaron, nosotros terminamos presos en la comisaría.
El Che nos acompañó desde nuestra primera militancia adolescente, cuando un sector importante de la izquierda institucional argentina —la que quedó viva luego del genocidio del general Videla— lo veía como “un extremista”, “un romántico idealista”, “un aventurero” o simplemente como “un foquista”.
Muchos años después fuimos a Cuba. Conocimos compañeros suyos que habían combatido junto a él en Sierra Maestra, en el Congo, en Bolivia. Los entrevistamos. También conversamos y grabamos a los principales especialistas en su obra. Nos trajimos un cargamento de libros y materiales. Seguimos profundizando.
Nuestro primer escrito teórico sobre el pensamiento del Che fue publicado en 1989, en medio de la debacle ideológica de la Unión Soviética (URSS) y del sandinismo (Nicaragua), mientras militábamos en la villa miseria «Carlos Gardel» (ubicada en la provincia de Buenos Aires), durante los nefastos tiempos de Raúl Alfonsín (cuyos intelectuales se reían de Guevara y lo caracterizaban como “el otro demonio” equiparable al terrorismo de estado). Allí, en ese primer ensayo, titulado “Marxismo y humanismo”, confrontábamos al Che Guevara y su lectura de El Capital con Louis Althusser (y elípticamente, con Marta Harnecker, su principal discípula latinoamericana, de gran influencia en Argentina y en todo el continente).
Luego, en 1992, en pleno auge del neoliberalismo a escala mundial, nos fuimos a Bolivia. Allí, junto a guevaristas bolivianos publicamos nuestro segundo texto teórico sobre el Che (bosquejo del artículo “El Che Guevara y la filosofía de la praxis”, aquí incorporado).
Hasta que en 1997, ayudados por el Centro Che Guevara de La Habana, inauguramos la primera Cátedra Che Guevara en la Universidad de Buenos Aires (UBA), como parte de un colectivo de trabajo bastante heterogéneo. Las Cátedras Che Guevara proliferaron por todo el país. Recorrimos innumerables ciudades argentinas con ese mensaje. El Che era —para nosotros— el mejor antídoto contra el neoliberalismo de Carlos Saúl Menem, uno de los personajes más bizarros y miserables de nuestra historia política.
Desde aquel lejano 1997 hasta hoy pasó mucho tiempo. Las modas van cambiando. La “onda del momento” es muy errática. Algunos compañeros abandonaron el barco, ya no se sentían afines. Giraron entusiastas hacia el posmodernismo de Toni Negri. Otros y otras se desplazaron subrepticiamente hacia el multiculturalismo y el autonomismo. Las opciones “a la moda” fueron de lo más variadas.
Nosotros continuamos batallando con la Cátedra Che Guevara y la formación política de la militancia de base. En la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, en el Hotel Bauen (recuperado), en la fábrica textil Brukman (recuperada), en la Escuela piquetera de formación política 22 de agosto «Héroes de Trelew» que funcionó en una fábrica textil de Florencio Varela (barrio periférico de la provincia de Buenos Aires), en la villa miseria «1-11-14» del Bajo Flores (villa ubicada en plena capital federal), en la Universidad de Buenos Aires, ahora en la Universidad de los Trabajadores inaugurada en la fábrica metalúrgica IMPA (recuperada) o donde sea. También inauguramos Cátedras Che Guevara en Chile y Bolivia y la Escuela de cuadros «Manuel Marulanda» en Venezuela, además de participar en la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) del Movimiento Sin Tierra de Brasil.
Con viento a favor, con viento en contra. Siempre remando y haciendo trabajo de hormiga en la misma dirección, teniendo como faro y horizonte al Che Guevara, a Mariátegui y a Bolívar. Con el pesimismo de la razón, pero con el irrenunciable optimismo de la voluntad.
Todos los análisis y estudios incorporados a En la selva constituyen el producto de esa historia personal que al mismo tiempo es una historia política colectiva. Su fuente de inspiración puede resumirse en dos actividades paralelas.
Por un lado, años y años de investigación (el material inédito del Che Guevara en Bolivia nos lo entregó generosamente Tristán Bauer hace como diez años... bastante tiempo para invertir en un libro, no es una investigación redactada de apuro en un fin de semana). Nos tomamos en serio la tarea de indagar, profundizar y estudiar al Che. No nos satisface repetir tres consignas superficiales. Guevara se merece un estudio en serio.
Por otro lado, años y años de militancia voluntaria (jamás cobramos un solo peso) en la Cátedra Che Guevara y en todos los espacios de formación antes mencionados.
Militancia, investigación y estudio. Ese es el “secreto” de este libro. Así lo hicimos. Como actualmente (fines de mayo de 2011) continuamos impulsando la Cátedra Che Guevara lo utilizaremos para continuar la batalla de las ideas y la formación de la militancia de base con el objetivo de formar cuadros revolucionarios. Nuevos jóvenes se acercan hoy al Che. Ojalá sean sus continuadores. Como decía Lenin, no hay nada más divertido… que luchar por la revolución.
Aunque de gestación y escritura argentina, En la selva salió publicado por primera vez en Venezuela, gracias al apoyo de los compañeros bolivarianos de Misión Conciencia, la Escuelita “Un grano de maíz” y el periódico Debate socialista. La primera presentación de todas se hizo junto a los obreros y obreras del petróleo, organizados en la agrupación sindical Vanguardia Obrera Socialista (VOS) y en los núcleos sindicales de trabajo voluntario de la costa oriental del lago de Maracaibo.
El libro se distribuyó gratuitamente, principalmente entre los trabajadores y en la juventud. Y además se publicó en Internet, tanto en la página web de nuestra Cátedra Che Guevara-Colectivo Amauta como en varias otras páginas amigas de comunicación alternativa (Rebelión, La Haine, La Rosa Blindada, Kaos en la red, Revolución o muerte, etc).
En el momento en que redactamos este prólogo a la edición argentina, el libro En la selva ha sido ya traducido al gallego-portugués y está siendo publicado —nos referimos a ediciones en papel, no solo digitales— en Galiza y Portugal por las organizaciones Primera Línea (comunista independentista de Galiza) y Política Operaria (de Portugal). En estos momentos se está evaluando una edición por parte de compañeros brasileños a partir de esa misma traducción al portugués.
También está siendo traducido al idioma euskera y publicado por los revolucionarios abertzales que luchan por la independencia y el socialismo de Euskal Herria (el país vasco). En León (dentro del estado español) militantes del sindicato ferroviario han propuesto editar el libro con dinero de sus salarios para la formación de su militancia sindical y de la juventud.
Asimismo, En la selva está siendo publicado en estos momentos en Venezuela y Colombia por la nueva editorial vinculada al Movimiento Continental Bolivariano (MCB), Gente del sur-Insur-gente, acompañado por un extenso prólogo (en realidad un estudio preliminar) del comandante Jesús Santrich, integrante del estado mayor central de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo). Asimismo está siendo publicado en Chile por iniciativa del FPMR (Frente Patriótico Manuel Rodríguez) y en Uruguay por parte del Movimiento 26 de marzo (M-26).
Agradecemos de corazón a todos estos compañeros de América Latina y del mundo que se han sentido representados por lo que este libro intenta compartir, tanto por lo que el Che Guevara escribió y reflexionó en sus últimos días de combate como por los estudios que acompañan esos textos.
Evidentemente el guevarismo no es algo “nostálgico”, un producto mercantil pasado de moda y sepultado en los años ’60 o un inofensivo ícono posmoderno. Que las principales fuerzas sociales y políticas insurgentes, e incluso político militares, que en pleno siglo XXI siguen luchando por un mundo mejor, se hayan apropiado de este libro y lo publiquen como material propio de sus organizaciones nos llena de orgullo y de honor (ojalá alguien lo traduzca y pueda acercárselo también a los compañeros y hermanos palestinos).
Ninguna de esas ediciones busca dinero ni pretenden convertir al Che en una mercancía de shopping. Esas organizaciones hermanas, insurgentes, bolivarianas y guevaristas, publican En la selva para que sirva en la lucha contra el sistema capitalista mundial. Eso está más que claro, ¿no es cierto?
Si esas son algunas de las principales ediciones que se están gestando y publicando en diversos países del mundo, al menos hasta ahora (fines de mayo de 2011), dos palabras específicas para esta edición argentina.
Aquí, en Argentina, el libro sale publicado en conjunto por dos sellos editoriales: «Amauta insurgente» y «Hombre Nuevo».
El primero, «Amauta insurgente», corresponde a nuestra Cátedra Che Guevara y a nuestro Colectivo. A lo largo de todos estos años de militancia y trabajo de formación política hemos publicado muchísimos materiales —incluyendo algunas joyas de difícil acceso que hemos rescatado del olvido— pero como nunca tenemos dinero, ya que siempre realizamos nuestra tarea con trabajo voluntario, editamos nuestros materiales en formato digital por Internet.
Los difundimos en www.amauta.lahaine.org También publicamos numerosos cuadernillos en papel, pero en formato artesanal. Este es el primer libro que editamos.
La otra editorial, «Hombre Nuevo», que en su momento conocimos gracias a nuestro común amigo Orlando Borrego (amigo y colaborador de Ernesto Guevara, e invitado a nuestra cátedra en varias oportunidades), tiene su propia historia. Luego de años, nos reencontramos con estos compañeros gracias a los amigos de la fábrica recuperada IMPA, donde funciona la Universidad de los Trabajadores y nuestra cátedra.
Además de constituir la continuidad de la publicación de los libros guevaristas de Orlando Borrego El camino del fuego y Recuerdos en ráfaga por ellos editados (y presentados en nuestra Cátedra Che Guevara), accedimos a publicar en común junto con los compañeros de la editorial «Hombre Nuevo» porque consideramos que la revolución en Argentina tendrá que contar necesariamente con la convergencia de diversos afluentes.
Nosotros le dedicamos expresamente En la selva a Mario Roberto Santucho y a la corriente guevarista que Robi representó (el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo) y con la cual nos sentimos ideológica y políticamente identificados.
Pero al mismo tiempo le dedicamos esta obra a nuestros 30.000 compañeros desaparecidos, donde indudablemente también están —entre muchos otros y otras— los compañeros y compañeras de Montoneros. Nosotros reivindicamos sinceramente, sin oportunismo alguno, a todos los compañeros caídos y desaparecidos, no sólo de Montoneros sino de todo el arco del peronismo revolucionario en su conjunto, incluyendo también a las FAR, a las FAP, al Peronismo de Base, a ARP y a la resistencia al golpe gorila de 1955. ¡Todos son nuestros compañeros!
Sin ninguna duda Rodolfo Walsh, Carlos Olmedo, Marcos Osatinsky, Rodolfo Puiggrós, Rodolfo Ortega Peña, Alicia Eguren y John William Cooke también son nuestros compañeros y nuestros guías, aunque sintamos mayor afinidad política e ideológica por la corriente guevarista de Robi Santucho, Raymundo Gleyzer, Haroldo Conti, Silvio Frondizi, entre otros.
El Che Guevara no tiene dueño ni es propiedad privada de nadie. Por eso lo editamos en conjunto dos editoriales con orientaciones diversas. Cada uno lo interpela desde su propia historia y su propia identidad. En la selva constituye nuestra manera de interpelarlo y traerlo a nuestro presente. Nada más que eso.
Como demuestran otras insurgencias, la revolución socialista argentina, necesariamente deberá recuperar todas las rebeldías del pasado, incluyendo también —dicho sea de paso— las anarquistas de la Patagonia rebelde de inicios del siglo XX y toda la gente que peleó y murió para cambiar este país que tanto se resiste a cambiar pero que alguna vez lograremos, por fin, dar vuelta en forma completa y reordenar de raíz.
Ojalá este modesto libro sirva fundamentalmente para la gente joven, para comenzar a formar nuevos militantes revolucionarios del campo popular que, siguiendo el ejemplo insurgente del Che, estén dispuestos a poner en riesgo su vida no por dinero ni por un puestito político o alguna otra mezquindad mediocre, sino por un proyecto colectivo mediante el cual logremos la felicidad de nuestro pueblo, la Patria Grande latinoamericana, la revolución socialista y nuestra segunda y definitiva independencia.

En el aniversario del cordobazo,
Boedo, 29 de mayo de 2011

Néstor Kohan
Editorial «Amauta Insurgente»

Prólogo de a la versión argentina de En la selva (Los estudios desconocidos del Che Guevara. A propósito de sus Cuadernos de lectura de Bolivia)

jueves, 9 de junio de 2011

Somos millones los que luchamos por la libertad de los Cinco Héroes cubanos



Cinco Héroes cubanos prisioneros en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo

Somos habitantes de esta casa común llamada mundo o planeta tierra. Somos millones de seres humanos que aspiramos a la paz y a la felicidad, que ama cada uno el pedazo pequeño de tierra donde le tocó nacer o vivir. Sabemos, no obstante, que el mundo es ancho, y como miembros de la humanidad, compartimos esa patria común que debemos defender y curar de todos los males que la amenazan o agobian.
Si nosotros, habitantes de países de todas las latitudes y hablantes de todos los idiomas, les demostramos amistad y hermandad a los Cinco Héroes cubanos, si hacemos nuestra la causa que los llevó y los mantiene injustamente en las cárceles de alta seguridad de los Estados Unidos, es, queridos hermanos, porque “los héroes son propiedad humana, comensales de toda mesa y de toda casa familiares”, según sentenciara José Martí, y porque “son héroes los que pelean y padecen por defender una gran verdad.”
Por estas razones queremos que llegue a cada uno de ustedes, queridos Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, algunas ideas esenciales, una compañía con consuelo y aliento, una solidaridad y una admiración que tengan las cualidades de la caricia y el amor más entrañables.
¿Cuántos recuerdos de segundos, minutos, horas y días sin contacto físico con tus hijas, y con Olga, tu esposa, suman y multiplican, René, esos quince años en la prisión? ¿Cuántos besos y te quieros lejanos, sin ningún contacto físico con Adriana, tu esposa, pueden enviarse en cartas y telefonemas, Gerardo, durante una prisión de dos cadenas perpetuas más 15 años? ¿Cuántos sueños de hijos por concebir y caricias de tu esposa, Rosa Aurora, caben, Fernando, en 17 años y nueve meses de prisión injusta? ¿Cuántos abrazos y retozos de hijas y amor de tu esposa, Elizabeth, dejan de concretarse, Ramón, en una prisión de treinta años? ¿Cuántos poemas realizados y fallidos, esas flores del pensamiento y de los sentimientos, pueden pasar por la mente, Tony, durante una prisión de 21 años y 10 meses? ¿Cuántos abrazos, besos y recuerdos de madres estoicas, esperan por realizarse, René, Antonio, Fernando, Gerardo y Ramón, en tantos años de prisión cruel e inhumana? ¿Cuántos abrazos y saludos de gentes del pueblo esperan por concretarse en un día cualquiera durante esos años?
Necesitamos preguntar y contestarnos esas interrogantes que llegan no sólo a la razón, sino al alma. Necesitamos compartir con ustedes la dura realidad de un tiempo consumido detrás de los barrotes de las cárceles despiadadas de Estados Unidos, cumpliendo prisión y condenas que no merecen hombres dignos y valientes, con una entrega heroica a la causa mejor de todo hombre: la defensa desinteresada de la patria amenazada, acosada y agredida por un terrorismo de mafias mercenarias.
Es hora de expresarles que la hermandad surge de la sangre familiar compartida. Pero también emana y se desarrolla a partir de experiencias y vivencias conjuntas, o de ideas, sueños y valores asumidos como un compromiso irrevocable. La hermandad se expresa con múltiples características distintivas, con gestos y acciones específicos. La hermandad lleva en sí la emoción y el aliento que conmueven y vivifican la existencia humana.
En la soledad acompañada de esas prisiones de los Estados Unidos, llegue esta carta que brota de nosotros como una fuente inagotable que se derrama al compás de los latidos emocionados del amor y la solidaridad.
En esta lucha por la libertad de ustedes, enarbolamos las banderas de la justicia, la libertad y la fraternidad frente a las ergástulas del odio y la venganza. Esperamos verles libres nuevamente en medio de la alegría del heroico pueblo cubano. Deseamos festejar, de un confín a otro del mundo, ese día hermoso de la liberación, que llegará indefectiblemente, como un día llegó la libertad de Nelson Mandela y de otros prisioneros ilustres de las buenas causas. Volverán a ser libres porque el gobierno de los Estados Unidos, por muy colosalmente poderoso y duro de corazón que parezca, no podrá nunca hacer añicos los principios del bien, de la moral y la justicia, ni podrá aplastar las fuerzas indomables e indestructibles del espíritu humano.
Sabemos que entonces respirarán el aire de la libertad con el pecho tan ancho como el mundo.
Sepan desde ahora que les esperamos también con un abrazo tan grande como ese mismo mundo.
Sepamos, también, cada uno de los seres humanos que hoy luchamos por la liberación de los 5 Héroes, en todos los confines del mundo, que esta lucha nos ennoblece y a la larga nos demostrará el poder que tiene la solidaridad cuando se ejerce todos los días, en todas las formas, por todas las vías y con la misma lealtad y pasión con las que se defiende la vida propia.

Wilkie Delgado Correa