martes, 31 de marzo de 2020

Cuba ante la pandemia y el bloqueo

El gobierno implementa un riguroso plan para sobrellevar la covid-19, pero es previsible un incremento de gastos presupuestados.
Cuba aceleró el programa contra la pandemia del coronavirus a partir del 20 de marzo aproximadamente. Ese viernes, las autoridades anunciaron 21 contagiados y un fuerte paquete de medidas frente a un flagelo que apareció en el país el 11 de marzo. Todos los casos tenían origen directo en el extranjero en ese momento.
Una semana después, el sábado 28 de marzo, la cifra de enfermos con la covid-19 casi se había multiplicado por seis, con tres fallecidos y el primer evento de transmisión local; coronavirus era la palabra más repetida y maldecida; las conferencias de prensa con el parte de enfermos constituía el momento más esperado en televisión todos los días, y los nasobucos era la prenda más común en las calles, en los centros de trabajo y en las reuniones del Consejo de Ministros, que discutía día a día con el Presidente Miguel Díaz-Canel nuevas medidas y pasos contra la pandemia.
Cuba había cambiado radicalmente en muy pocos días. Los turistas desaparecieron, el transporte público entre provincias quedó cancelado hasta nuevo aviso, las escuelas cerraron y numerosos centros de trabajo también, si no acudieron a la fórmula del teletrabajo, para ahorrarle a sus empleados el riesgo de la infección con el Sars-Cov-2. Solo continuaron abiertas las industrias e instituciones con producciones y servicios fundamentales.
Aunque el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, insistió el 29 de marzo en que el país se encontraba todavía en una primera fase, pre-epidémica, reconoció que se habían adelantado medidas propias de una fase epidémica, como el distanciamiento o aislamiento social y otras de fuerte impacto económico.

Vaticinio de Cepal

La perspectiva de recesión no parece el motivo de debate principal del gobierno. Ni tendría por qué serlo. Está fuera de discusión en la región. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) vaticina que la economía regional puede retroceder este año en la región hasta 1,8 por ciento. Entre los tropiezos, ese organismo menciona la debacle del turismo, columna de muchas economías en el área latinoamericana y caribeña. Y también de Cuba.
Fiel a una tradición política que ha privilegiado siempre la salud y la vida, el gobierno cubano más bien cavila, y maniobra, para contener la Covid-19 y proteger a la población. En presentaciones sucesivas del programa televisivo Mesa Redonda, varios ministros han anunciado medidas para reorientar fondos del Presupuesto del Estado hacia servicios de salud, centros de aislamiento de casos bajo sospecha de infección, y otras atenciones sociales. Además, redirige los recursos disponibles hacia líneas de producción vinculadas con los abastecimientos básicos de la población.
El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, reconoció el viernes pasado que al gobierno cubano se preocupa ante incógnitas sobre la magnitud y duración que puede tener la crisis global y el impacto concreto que tendrá la pandemia en socios fundamentales del comercio de Cuba.
“No se pueden hacer planes de sostener la economía en el tiempo, en base a las importaciones, pues hay que valorar si evoluciona o involuciona la situación en los países proveedores”, dijo el titular de Economía. Por tal razón, el gobierno se ha propuesto “buscar alternativas para respaldar la alimentación del pueblo”.

Las prioridades

Con ese objetivo, las autoridades prometieron concentrar parte los recursos de que dispone, en la producción nacional de alimentos. Como norma, “se priorizará a los productores que tengan los mejores rendimientos para ubicar ahí los recursos”, dijo Gil. Explicó que estos productores se verían beneficiados también con el combustible que antes estaba programado centralmente para otras actividades detenidas ahora.
El gobierno también ha reorientado hacia el consumo de la población recursos de sectores que han quedado paralizados, como el Turismo o la Educación, aunque el ministro de Economía advirtió que tales bienes no alcanzan para cubrir toda la demanda de la canasta básica.
“Todos los recursos se van a distribuir de la manera más equitativa posible, pero primero hay que producir”, insistió.
Entre los recursos que el Plan de la Economía se propone cubrir, Gil mencionó los de aseo, el cloro, el oxígeno medicinal y los medicamentos, fundamentales todos en el enfrentamiento de la crisis del coronavirus.
Cuba también ralentizará parte de las inversiones, aunque el ministro de Economía prometió respaldo para las producciones de acero y cemento, así como las inversiones en el sector hidráulico, bajo presión por señales de sequía en el país. Estamos en una situación de excepción, pero no vamos a renunciar al desarrollo, dijo Gil.
El cierre de hoteles y la contracción sensible del transporte público y de carga serán aprovechados para ampliar las actividades de reparación y mantenimiento en estos sectores.
Las autoridades también adoptaron fórmulas para proteger a los empleados, que podrán cobrar el cien por ciento del salario en el primer mes de cierre de sus centros laborales, y el 60 por ciento a partir del segundo mes, entre otras fórmulas.
A la par, la economía tiene como desafío mantener la vitalidad de un sistema de salud pública voluminoso y costoso. Si antes de desatarse la crisis del coronavirus, el gobierno había programado alrededor del 28 por ciento de los gastos del Presupuesto del Estado -unos 12.700 millones de pesos- en la salud, es previsible un mayor erogación para ampliar su eficacia, mundialmente reconocida según evidencia el envío de brigadas médicas “Henry Reeve” a más de una docena de países como cooperación frente a la pandemia.

El bloqueo aumenta dificultades

La crisis de la Covid-19 llegó en un momento dramático para Cuba en términos económicos, por limitaciones financieras y energéticas agravadas con un bloqueo económico recrudecido por el gobierno de Donald Trump desde hace un par de años. Estados Unidos no muestra intenciones de bajar su agresividad contra Cuba pese a la crisis sanitaria y económica global, que ambos países comparten.
En contexto tan difícil, Cuba busca manejar la epidemia de la manera más ordenada. Mientras toma decisiones con toda la rapidez y adelanta medidas propias de una fase epidémica, maniobra para sobrellevar la Covid-19 con el menor costo económico posible, y crea condiciones para emprender un día la recuperación económica.

Ariel Terrero

La pandemia que también sobrecarga a las mujeres

Cuando la vida se recoge en el mundo por el avance de la COVID-19, en su casa del Vedado, en La Habana, Cary acoge y protege a sus dos nietos, casi a tiempo completo.
Es jueves y su rutina de anciana sin obligaciones laborales experimenta un giro total por estos días: nada de soledad, tranquilidad ni siesta después de almuerzo. En el pequeño apartamento reinan las voces infantiles que demandan entretenimiento, alimentos y atenciones.
La abuela se ocupa del cuidado de sus nietos ante la emergencia, aunque se nota agobiada. «No es fácil: ellos no se cansan, pero yo me agoto; ya no estoy para estos trajines», reconoce a SEMlac la jubilada de 73 años.
Pero Cary lo asume porque las madres de los niños están trabajando. Ellas son de las imprescindibles en este minuto, de las que no pueden quedarse en casa. «Mi nuera es enfermera y mi hija está de turno en la farmacia», explica y añade que entonces a ella le toca «la retaguardia».
En días de la COVID-19, las medidas de contención y cuidado empujan a recogerse en las viviendas, donde ahora las familias se agrupan a buen recaudo, incluidas niñas, niños, adolescentes, jóvenes, personas ancianas y que precisan de cuidados, esta vez en condiciones especiales: con medidas estrictas de aislamiento, movilidad e higiene.
El panorama es difícil, además, porque faltan productos de primera necesidad, alimentos y artículos de aseo, como efecto de la crisis económica agravada en los últimos meses por las sanciones económicas de Estados Unidos a la nación caribeña.
Entre otras disposiciones, han cerrado las escuelas y se fomenta el teletrabajo, que «tributa directamente al aislamiento social que requiere la situación actual en el país, debido al nuevo coronavirus», señaló la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó.
Las madres, tías, hermanas y otras mujeres que están en casa cuidando a la familia y las que desde allí trabajan a distancia, sienten más fuerte el peso de la doble y triple jornadas, aunque cuentan con la protección de salario total el primer mes y el 60 por ciento a partir del segundo.
La situación agrava un panorama que ya existía: las mujeres son mayoría entre las cuidadoras, quienes hacen las tareas del hogar y sostienen la reproducción de la vida en las familias.
Datos de la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género (ENIG), de 2016, denotan la persistencia de brechas de género en la carga total de trabajo de hombres y mujeres.
Como promedio, ellas dedican en una semana 14 horas más que los hombres al trabajo no remunerado, aunque estén ocupadas en la economía, señala el estudio realizado por la Federación de Mujeres Cubanas y la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
Ese esfuerzo lo destinan a actividades como: planificación, preparación y servicio de comida, limpieza e higiene de la vivienda, lavado y planchado de ropa, así como reparaciones textiles.
Pero las brechas se amplían todavía más en los cuidados, según la misma fuente, con predominio de mujeres cuidadoras (25,78 %) respecto a los hombres (12,26 %), en tareas de atención, asistencia y cuidados a niñas, niños, adultos mayores y personas con discapacidad.
Esa sobrecarga se intensifica en medio de los desastres naturales y otras contingencias, alertan especialistas.
«El coronavirus ha puesto a la luz desigualdades diversas y la centralidad que una vez más cobran los cuidados, al tiempo que reafirma la urgencia de promover análisis y respuestas interseccionales, con justicia de género», suscribe en comentario a SEMlac la psicóloga Yohanka Valdés Jiménez.
En la nación caribeña, 37,4 por ciento de las personas de 50 años y más que alguna vez trabajaron dejaron de hacerlo por alguna razón diferente a la jubilación, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Envejecimiento de la Población (2017).
De ese grupo, más mujeres (25,2 %) que hombres (5,5 %) dejaron de trabajar para encargarse del cuidado de otras personas.
Esa práctica sigue muy arraigada, además, en los imaginarios sociales y personales. A la hora de escoger, la mayoría de las personas con 50 años y más edad (57 %) prefiere ser cuidada por mujeres, al 35 por ciento les da igual y solo poco más del cinco por ciento se decantó por los hombres, precisa el estudio.
En opinión de Valdés Jiménez, la invisibilidad tradicional de los cuidados lleva a pensar y parecer que alguien estará en casa para solucionarlo y encargarse de todo.
Sin embargo, «es imposible asumir que quedarse en casa con los roles tradiciones de cuidados asignados por ser mujer, más las demandas por el lado de los empleos remunerados, pueda llevarse a cabo sin la corresponsabilidad de los Estados, los hombres y los centros laborales», sostiene la especialista.
El tema ha salido a relucir en más de un comentario en medios de comunicación y redes sociales, en estos tiempos de emergencia, cuando se impone preservar la salud y la vida a toda costa.
«No es mito. Las crisis de salud, como la generada por la COVID-19, afectan a hombres y mujeres de distintas formas y a menudo exacerban las diferencias de género», advierte la periodista Dixie Edith Trinquete.
«Aunque el nuevo coronavirus no tiene preferencias de sexo, una vez más las mujeres reciben impactos diferenciados frente a la pandemia. Para ellas, por ejemplo, recluirse en casa con la familia representa, no solo aislamiento, también mucho más trabajo», asegura en la columna Letras de género, de Cubadebate.
Otra de las voces enfocadas en estos análisis es la de la feminista y académica Aylin Torres Santana, para quien la declaración de cuarentena y el #QuédateEnCasa generan nuevos desafíos.
«Podría ser el momento, desde el centro de la catástrofe, de pensar en una nueva ética del cuidado y no en una épica que realicen unas y no otros», argumenta la investigadora en su artículo «Cuidar, cuidarse, que nos cuiden en tiempos de COVID-19».
Torres Santana invita a pensar entonces en «una ética colectiva, solidaria, institucional y socialmente responsable, más justa, más digna. Una ética de la ‘ciudadanía'», concluye.

Sara Más

lunes, 30 de marzo de 2020

Interferón alfa-2b de #Cuba utilizado en varios países contra la Covid -19




Desde su creación, hace más de tres décadas, el interferón alfa-2b se ha utilizado en varias enfermedades tales como la papilomatosis respiratoria, la hepatitis B y C, así como en infecciones virales provocadas por el VIH, entre otros padecimientos. Su más reciente utilización comenzó en China contra el nuevo coronavirus Sars COV 2 causante de la Covid -19.

#China, lecciones en la batalla contra la Covid.19


Cuba, la otra cara de la medalla

La extensión del Coronavirus, y los daños que infiere a la humanidad, exigen plantear temas del debate que interesan a millones. En todos los continentes y países la COVID 19 asoma como un reto ineludible y obliga a pueblos y a gobiernos a adoptar medidas en aras de proteger a la misma especie humana.
Ocurre, sin embargo, que no en todos los casos las respuestas -ni las acciones- son las mismas. Mientras algunos se empeñan de verdad en una guerra justa y abierta en defensa de la salud de todos; otros trivializan el asunto, y hasta se burlan con descaro porque no les importa lo que ocurra más adelante.
A esta última especie pertenecen personajes que, lamentablemente, tienen Poder y están en capacidad de decidir la suerte de millones. Donald Trump, el ocasional inquilino de la Casa Blanca, es uno de ellos.
Sostiene alegremente que esta es una gripe que “ya pasará” , en la que “sólo mueren los viejitos”; y que ante ella, no hay nada que cambiar: la gente debe seguir reuniéndose, trabajando, divirtiendo y abstrayendo de preocupaciones.
En la misma línea, Jair Bolsonaro -el deplorable mandatario brasileño- busca aprovechar la crisis para autorizar a las empresas a despedir a los trabajadores que no asistan a sus centros de trabajo cuatro días consecutivos.
Y Sebastián Piñera y Jesica Añez –la boliviana- la usan para diferir compromisos cívicos que se vieron forzados a aceptar por demanda pública: en Chile, se suspenderá el plebiscito de abril para abolir la Constitución heredada de la dictadura; y en el país altiplánico se pospondrá, sin fecha, el proceso electoral nacional programado para el 3 de mayo.
Cada quien busca arrancarle un hueso a la presa que tiene al frente, eludiendo el tema central: la salud de la población. En el fondo, lo único que les importa, es el “modelo” al que no están dispuestos a renunciar.
De alguna manera lo han sostenido aquí diversos voceros de la Clase Dominante. Para algunos, las medidas dispuestas por el gobierno son “excesivas”, “innecesarias” y hasta “alarmistas”. Y para otros, apenas un pretexto para cuestionar el régimen económico vigente.
No quieren percibir la realidad: la Pandemia que nos visita, exige un Estado más fuerte y un mercado subsidiario. Y no al revés. Si nuestro país carece de posibilidades reales de enfrentar la amenaza que se cierne ahora, ello sólo puede atribuirse al hecho que el Estado fue privado -por mandato de la Constitución del 93- de la posibilidad de construir un esquema social amplio y seguro que nos hubiese permitido defender a la población en mejores condiciones.
Los gobiernos que defienden el “modelo” hoy vigente, omiten que sus países son víctimas de los efectos más devastadores de la Pandemia. Estados Unidos se ha convertido ya en el centro de la expansión del virus. Sólo la ciudad de Miami, muestra más de mil afectados por el mal.
Las “potencias capitalistas” -Estados Unidos, España e Italia- viven dramas inenarrables. Allí, los gobiernos derechistas impusieron “ajustes” neo liberales inmisericordes que hoy naufragan. Por lo demás, en auxilio de la patria de Guiseppe Verdi, no acude la Unión Europea. Sólo China, Rusia, Cuba y Venezuela.
La otra cara de la medalla es la pequeña Cuba. Haciendo honor a la experiencia de sus últimas seis décadas, irradia ternura, solidaridad y heroísmo. Una breve selección de sus acciones, tomada a desgaire de las misas redes sociales, lo confirma “Cuba Debate”. Veamos:
El trasbordo el 18 de marzo de los pasajeros del crucero británico MS Braemar, quienes, desde el 8 de marzo, estuvieron confinados con cinco casos positivos a la COVID-19, mientras otros países les negaban ayuda. Hoy todos -pasajeros y tripulantes- están sanos y salvos en sus hogares.
La selección por las autoridades sanitarias chinas del interferón cubano alfa 2B (IFRrec), entre otros 30 medicamentos para combatir la COVID-19. Hoy, China confirmó que tiene ya la vacuna contra el virus.
La llegada de delegaciones médicas cubanas a Venezuela, Nicaragua, España e Italia para apoyar la estrategia de contención de la COVID-19. En 19 países operan las Brigadas Cubanas de Salud para urticaria del Imperio.
La presencia en el corazón de la golpeada Lombardía de una brigada de 52 médicos y enfermeros cubanos trabajando en condiciones de campaña. Con ellos, médicos rusos y chinos trabajan por la salvación de miles de afectados.
La solicitud de países en América Latina y el Caribe, Europa, África y Asia de contar con personal cubano especializado en el enfrentamiento a enfermedades trasmisivas. El Perú ha dado algunos pasos en esa dirección, pero pareciera que las autoridades temen “el veto” de Washington.
Esta realidad resulta sencillamente irrebatible. Y se produce a partir de un país acosado, bloqueado desde hace sesenta años, abandonado muchas veces por sus Pares Regionales y la Comunidad Internacional.
Se genera desde un pueblo nutrido por las mejores enseñanzas de la historia y que hoy salva la vida y extiende la mano generosa a millones de personas.

Gustavo Espinoza M.

viernes, 27 de marzo de 2020

"En Italia hay una gran confianza en la cooperación médica cubana"




La imagen de la brigada sanitaria cubana en Lombardía (Italia), ha dado la vuelta al mundo, a pesar de que el gobierno de EEUU presiona para impedir los acuerdos médicos con la Isla. Conversamos sobre el tema con Davide Angelilli, colaborador de Cubainformación en Roma.

Protección a nuestros niños ante la COVID-19




En Cuba, los círculos infantiles se mantienen abiertos para los padres que realizan actividades fundamentales de la economía y necesitan usar este servicio durante la pandemia provocada por el nuevo coronavirus, en el círculo infantil Los proletaritos, en La Habana, como en todo el país, existen las condiciones higiénicas necesarias para cuidar la salud de nuestros niños.

Por Cuba, para Cuba y por todos nosotros

Al mediodía del sábado 21 de marzo, se efectuó vía internet una conferencia con los principales ponentes de la II Conferencia Internacional de Solidaridad con Cuba que iba a tener lugar en la ciudad de Nueva York, precisamente durante ese fin de semana, y pospuesta debido a la presente crisis provocada por la pandemia del coronavirus.
Durante más de dos horas -en la que participaron como oyentes 257 personas– dirigentes de los diferentes sectores que conforman el movimiento de solidaridad con Cuba, de Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico, entre los que participé como representante de la comunidad cubana emigrada progresista, expusimos nuestros respectivos análisis sobre la presente situación y cómo continuar nuestro trabajo común de solidaridad con el pueblo cubano ante la presente catastrófica crisis sanitaria y económica que afecta a Estados Unidos.
La embajadora cubana ante la ONU, compañera Ana Silvia Rodríguez Abascal, rindió un informe sobre la situación en Cuba como consecuencia de la presente crisis epimediológica y las medidas tomadas por el gobierno cubano para enfrentarla, en medio de una situación económica mundial adversa debido a la crisis del coronavirus, y en el caso de Cuba agravada por la política genocida de Bloqueo robustecida durante los últimos años por la desprestigiada Administración de Donald Trump.
A continuación presento mi ponencia revisada presentada en la conferencia vía internet:
Buenas tarde a todas y a todos participando en este importante evento vía internet que nos demuestra una forma que nos permite no cesar en nuestros esfuerzos de continuar nuestro propósito común en denunciar y exigir el cese de las políticas de agresión, principalmente de Bloqueo, contra los pueblos de Cuba y de Venezuela políticas imperialistas que tienen los mismos propósitos. Como también ahora, a través de este escrito, a todos aquellos que colaboran en el movimiento mundial de solidaridad con el pueblo cubano.
Nuestro reconocimiento a los organizadores de la II Conferencia Internacional en Solidaridad con Cuba y esta video conferencia en Estados Unidos y en Canadá.
Primero, nuestro tributo a la heroica vida del Héroe de la Independencia del pueblo puertorriqueño, Don Rafael Cancel Miranda, vida consustancialmente dedicada a exigir para Puerto Rico una sociedad basada en la justicia social y la solidaridad y la dignidad humana. Don Rafael fue participante e invitado de honor a la I Conferencia Internacional de Solidaridad con Cuba celebrada en la ciudad de Nueva York hace dos años.
Confrontamos una catástrofe sanitaria y económica que peligrosamente afecta la vida humana en todo el mundo. En Cuba el gobierno revolucionario toma medidas que protegen la salud y el bienestar del pueblo cubano, entre la que se encuentra la que limita la entrada al país de toda persona viviendo en el extranjero con excepción de aquellos ciudadanos cubanos con residencia permanente en el país. Apoyamos estas medidas, a pesar del dolor que sentimos al tener que separarnos de los nuestros por el tiempo que dure esta crisis sanitaria. Sabemos que es una medida imprescindible tomada por el bien del pueblo cubano.
Represento en esta actividad a las organizaciones de la emigración cubana y latinoamericana que en Miami integran la Coalición Alianza Martiana: la Brigada Antonio Maceo; la Alianza Martiana –como organización individual-; la Asociación Cultural José Martí; el Círculo Bolivariano de Miami, Negra Hipólita; la Asociación de Mujeres; y Radio Miami.
Por mucho tiempo en Miami hemos venido trabajando en conjunto con otras organizaciones de la emigración cubana y otros sectores de nuestra ciudad, entre ellas principalmente, la Fundación Por la Normalización de las Relaciones entre Estados Unidos y Cuba (Fornorm); el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP, por sus siglas en inglés); y la Coalición Manos Fuera de Venezuela del Sur de la Florida.
Me veo obligado a mencionar, ya que tenemos compañeras y compañeros de reciente ingreso en los empeños de nuestro trabajo en común que participan en esta conferencia en la internet, que los trabajos realizados por nosotros en defensa del derecho a la vida y a su derecho a desarrollarse en paz del pueblo cubano, es uno que se remonta a varias décadas. Por ejemplo, la Brigada Antonio Maceo, la cual tengo el honor de dirigir, lleva en estas labores un poquito más de 42 años. La Coalición Alianza Martiana, a la cual como señalé anteriormente la Brigada Antonio Maceo está integrada, cumple este año, 2020, 19 años de continua labor en Miami.
Entre las medidas tomadas por la Administración de Trump para hacer la política de continua agresión de los gobiernos de Estados Unidos contra el pueblo cubano más perversa aún –en la que el Bloqueo figura como medida central desde hace seis décadas- se encuentran unas que afectan sensiblemente a la familia cubana. Estas son la negativa de esta Administración para otorgar visas de inmigrantes y visitantes a los cubanos que de acuerdo a las regulaciones vigentes del Departamento de Inmigración de Estados Unidos tienen derecho.
El arbitrario e hipócrita cierre del consulado de estadounidense en La Habana y del consulado cubano en Washington, hace prácticamente imposible las relaciones normales entre ambos países, incluyendo, por ejemplo, las relaciones culturales, deportivas, científicas, educacionales e inversionistas entre ambos pueblos. Como también y de manera principal son las restricciones de viaje a Cuba de cualquier ciudadano o residente legal estadounidense que no tenga familiares en Cuba.
La constante amenaza por dirigentes políticos de la extrema derecha cubano americana, estrechos aliados de la Administración de Trump, de abolir el derecho de viaje a Cuba de los cubanos residentes en Estados Unidos, y así volver a impedir poder relacionarnos con nuestras familias, amistades que también son familias y con la sociedad cubana en general, es una pesadilla incesante de todos nosotros.
En estos momentos de incertidumbre sobre el origen y las maneras que se disemina esta nueva plaga que afecta nuestro planeta y considerando nosotros hoy las políticas de agresión de los gobiernos estadounidenses contra el pueblo cubano, no debemos olvidar que entre las monstruosas medidas que sido parte de esta política, se encuentran las plagas y enfermedades que a través de largos años, comenzando a principio de los años sesenta, durante la Operación Mangosta, han sido introducidas en Cuba por agentes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, contra la vida humana y la producción agropecuaria con propósitos evidentes. Estudios científicos realizados y publicados en Cuba y varios países del mundo, y documentos desclasificados de la CIA y de otros servicios de la inteligencia estadounidenses y los servicios de inteligencia de Cuba sin lugar a dudas demuestran la veracidad de estos hechos.
Dado este nefasto historial no podemos descartar la posibilidad que aprovechando la actual situación epimediológica monstruos en el gobierno estadounidenses y en sectores de la extrema derecha cubano americana contemplen introducir de diferentes maneras el coronavirus en Cuba para agudizar una situación sanitaria en este momento bajo control en la Isla.
Regresando a la cuestión de los viajes a Cuba, de acuerdo a cifras oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno cubano, en 2019, 620 mil cubanos residentes en el extranjero visitaron Cuba. De estos el 85% viven en Estados Unidos. Entonces al menos 500 mil cubanas y cubanos que vivimos en Estados Unidos viajamos a Cuba el año pasado, la inmensa mayoría residiendo en el sur de la Florida.
Debido a este apoyo a nuestro derecho a viajar a Cuba hemos desarrollando durante años, especialmente durante los últimos meses –todos nosotros en Miami- durante este año de elecciones presidenciales, un amplio programa de actividades públicas. La más exitosa de estas fue una caravana de carros, en febrero pasado, de cerca de cien automóviles que recorrió la emblemática Calle Ocho, exigiendo el derecho de todos a viajar a Cuba sin restricciones.
Esto ha provocado la reacción de los sectores intransigentes de la extrema derecha cubano americana, recientes y veteranos, que en enero pasado vandalizaron nuestro local. Sus acciones y actos públicos han sido un fracaso. No cuentan con el apoyo de la inmensa mayoría de nuestra comunidad.
Me es necesario señalar una cuestión que es ignorada por muchos sobre el comportamiento político durante los últimos años de los cubanos, y sus descendientes nacidos en Estados Unidos, que vivimos en el estado de la Florida.
Donald Trump, sus aliados de la extrema derecha cubano americana y la prensa hegemónica bajo su control en la Florida tergiversan para su conveniencia este comportamiento.
El estado de la Florida es el tercer estado en la Unión –empatado con el estado de Nueva York- con el mayor número de votos electorales, 29. Sólo los estados de California y Texas los aventajan. En la Florida las elecciones presidenciales han resultado ser en extremo reñidas decididas por poquísimos miles de votos.
Desde el 2008, la primera elección presidencial de Barack Obama, el 50% de los cubanos residentes en este estado ha dado su voto a aquel candidato o candidata presidencial que han favorecido la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Eso lo demuestran las encuestas más respetadas dedicadas a conocer sobre estas cuestiones. Este año todo parece indicar que el resultado de la elección presidencial en la Florida será igualmente de reñida.
El voto cubano en este estado tendrá una gran importancia. Mientras más perjudiciales sean las medidas que la Administración de Trump y sus aliados de la extrema derecha cubano americana tomen en contra de los derechos de los cubanos para poder viajar y ayudar y compartir con sus familiares en Cuba y con la sociedad cubana en general más serán aquellos cubanos que votarán contra el candidato Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre próximo. Y menos sus chances de poder lograr los 20 votos electorales de la Florida y así la presidencia de la república. Especialmente que Trump ha demostrado su incapacidad ante la grave crisis que se confronta.
Otro ejemplo sustancial sobre este asunto. En el condado Miami-Dade hay actualmente 800 mil hispanos inscritos como votantes de un total de cerca de 1 millón 500 mil votantes inscritos. Se estima que al menos el 75% de esos hispanos inscritos son de origen cubano.
A pesar de los pesares, especialmente las mentiras sobre estas cuestiones, en las elecciones presidenciales de 2016 Donald Trump perdió el condado Miami-Dade por 219 mil votos, obtuvo 333.779 votos de un total de 957 mil votos emitidos. Hillary Clinton, la candidata que se comprometió a continuar la política de normalización de las relaciones con Cuba, comenzada por el presidente Barack Obama, obtuvo 624 mil votos. En el condado Miami-Dade donde vive la mayoría de los cubanos en la Florida votaron contra Trump 333 mil votantes. 114 mil votantes más de los que votaron por él.
Como si esto fuera poco, el senador Marco Rubio, en su campaña para la reelección al Senado Federal perdió el condado Miami-Dade por 109 mil votos.
Claro que Donald Trump miente, como miente en todo lo demás, cuando mantiene públicamente que él obtuvo el 84 por ciento de los votos de los cubanos en el estado de la Florida. Indudablemente en su delirio de mentiras pudiera afirmar también que obtuvo el 100 por ciento de los votos de los cubanos en aquellas elecciones.
Pero Donald Trump sabe la verdad. No creo que esté tan loco como parece.
Por último en estos tiempos caóticos tenemos que hacer nuestro trabajo bajo las condiciones que la situación actual nos impone y hacerlo bien hecho.
Tenemos que tener mucho más participación en las redes sociales para informar y aclarar la situación real de este país y la de Cuba, y sobre las políticas de agresión contra el derecho a la vida y a desarrollarse en paz del pueblo cubano.
Es una empresa formidable. Hay al menos 20 millones de dólares disponibles en el presupuesto nacional federal para todos esos mercenarios del internet en todo el mundo se dedican a las tergiversaciones y a las mentiras sobre Cuba.
Siempre ha sido así. Adelante entonces. Por Cuba, para Cuba y por nosotros.

Andrés Gómez, director de Areitodigital

jueves, 26 de marzo de 2020

La tormenta perfecta: pandemia y crisis capitalista




Lo que se viene y cómo lo enfrentamos

Wall Street -y lo mismo se replicó a escala global- volvió a caer, a pesar de otra desesperada movida de la Reserva Federal. El Banco Central estadounidense anunció la eliminación de los límites a las compras de bonos del Tesoro y de activos respaldados por hipotecas, una decisión que, en los hechos, implica imprimir todo el dinero que haga falta para aportar liquidez a los mercados.
Pero el anuncio no impidió que los mercados sufrieran otro desplome y profundizaran su derrape por el avance de la pandemia y la guerra de precios en el mercado del petróleo. Pero, por ahora, nada indica que este colapso haya tocado fondo.
Lo que se prevén son caídas espectaculares de las grandes economías. Estados Unidos se contraería el segundo trimestre en un 14%; la Unión Europea, un 22% y China, un 30%. El informe de Deutsche Bank alerta que “la caída del PBI en el segundo trimestre, que anticipamos, excederá sustancialmente cualquier cosa registrada al menos desde la Segunda Guerra Mundial”.
Esta lluvia de dinero, sin embargo, no servirá para reactivar las economías. A lo sumo puede achicar daños, pero no está en condiciones de revertir las tendencias a la recesión que ya estaban en pleno desarrollo previo a la pandemia. Cada vez más analistas alertan que no estamos ante un crisis temporal y pasajera, “No se puede descartar la posibilidad de una depresión más larga y destructiva” (Wall Street Journal)”.

Crisis de solvencia

Lo que enfrentamos es una crisis de solvencia y no simplemente de liquidez. Un universo creciente de empresas, entre ellas, las corporaciones líderes, venía sufriendo un retroceso en su producción y ventas, así como una caída de sus precios y rentabilidad. Estas han provocado una retracción creciente de sus inversiones y, al mismo tiempo, un salto sin precedente en sus niveles de endeudamiento. Las deudas corporativas, fuera del sistema bancario, pasaron desde 48 billones de dólares a 75 billones hoy, más que tres veces el PBI anual de Estados Unidos, según el Institute of International Finance.
La guerra comercial -y agreguemos monetaria- agrava el cuadro. En lugar de una acción relativamente concertada, como existió en la crisis de 2008, cada nación o bloque actúa por su cuenta y en colisiones permanentes con los demás. Trump no se priva de azuzar a Beijing refiriéndose al “virus chino”, responsabilizándolo por la pandemia pero también a sus antiguos socios de Europa, tomando medidas inconsultas, como lo fue la suspensión de los vuelos y el cierre de fronteras.
Los choques del gobierno norteamericano hacia afuera no han logrado evitar los enfrentamientos y divisiones fronteras dentro. Muchos gobernadores han tomado distancia de Trump. Sin cuarentena general, 12 estados, representativos del 40% de la población, han resuelto el aislamiento para sus distritos en momentos en que Estados Unidos ya superó a España y se convirtió en el segundo país con mayor cantidad de casos del mundo y con más de 100 muertos en un solo día. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las medidas adoptadas para frenar los contagios eran insuficientes, Trump planteó que las restricciones para aplanar la curva de propagación del virus eran demasiado duras.
La fractura del Estado norteamericano llega al Congreso, donde republicanos y demócratas discutían y fracasaban en su intento por alcanzar un acuerdo para aprobar un rescate fiscal para la economía. El grueso del paquete presentado por la Casa Blanca está dirigido al salvataje de las corporaciones y el sistema financiero más que a las necesidades populares. La medida aprobada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos para brindar a los trabajadores una limitada licencia remunerada, por ejemplo, excluye a los lugares de trabajo con más de 500 trabajadores -o sea, casi la mitad de la fuerza laboral.
Del mismo modo, las fisuras internas se constatan al interior de la Unión Europea. La respuesta europea está siendo nacional a falta de una respuesta contundente del Banco Central Europeo. Las cuatro grandes economías de la Unión Europea y el Reino Unido han ido anunciando planes de estímulo gigantes, que suman casi 1,5 billones de euros en líneas de crédito para sostener empresas.
Una de las preocupaciones es que el desplome accionario corporativo sea aprovechado para compras y absorciones hostiles por parte de competidores extranjeros. La Unión Europea tiene competencias e instrumentos de sobra para actuar contra la crisis, pero su pasividad obedece a la negativa de los gobiernos más sólidos económicamente, principalmente en Alemania, Austria y Holanda, que no quieren asumir sobre sus espaladas el rescate de las naciones más endeudadas y comprometidas financieramente. Por otra parte, en particular en el caso de Alemania, es un arma para avanzar en su tutela sobre las economías más débiles del continente. El lanzamiento de eurobonos -emisiones de deuda conjuntas- viene dilatándose, aunque hay noticias de que se habría logrado un compromiso de último momento.

Situación explosiva

A nadie se le puede escapar la explosividad de la situación. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido de que 25 millones de trabajadores podrían engrosar las filas de los desempleados a lo largo de los próximos meses. La crisis también llevará a una vasta expansión del subempleo. En Estados Unidos, los recortes en nóminas, el mes que viene, podrían alcanzar los dos millones -mucho más que la pérdida pico de empleos de 800.000 en marzo de 2009, durante la Gran Recesión. El ex consejero de Trump, Kevin Hassett, declaró a la CNN que Estados Unidos podría enfrentarse a otra Gran Depresión.
Los medios para contrarrestar son sensiblemente inferiores a la crisis de 2008. Los recursos, tanto monetarios y fiscales -que fueron usando y agotando en esta última década-, no son suficientes para lidiar con la envergadura de la crisis mundial.
Importa señalar que la capacidad de suministrar crédito de la banca se ha debilitado considerablemente por los 325.000 millones de dólares pagados el año pasado por las principales entidades mundiales en dividendos y recompra de acciones. El desenlace podría comenzar en los países emergentes, donde hay 72,5 billones de dólares de deuda, gran parte de ella denominada en dólares estadounidenses.
En un análisis de conjunto no se puede descuidar el lugar que le está reservado a China. El gigante asiático no está en condiciones de jugar el rol que desempeñó doce años atrás ni está en el ánimo de las autoridades chinas hacerlo. La demanda de China ayudó a sacar a la economía global de los días más oscuros de la crisis financiera de 2009.
La esperanza de una reedición del pasado, sin embargo, es infundada. Beijing está adoptando un enfoque más conservador en comparación con 2009. La deuda de China es una de las más elevadas del mundo: triplica su PBI. Esa política expansiva no ha impedido la brusca desaceleración que, antes del estallido de coronavirus, no alcanzaba al 6%, aunque hay quienes señalan que esas cifras están maquilladas.
El país asiático no está en condiciones de volver a oficiar de locomotora de la economía mundial. De modo que se abre un escenario de quiebras más masivas de sectores del capital, que es lo que ha pretendido evitar en estos años luego del hundimiento de Lehman Brothers. Esto abarca a la banca pues, pese a que los analistas hablan de que el sistema financiero es más sólido que en 2008, lo cierto es que un default corporativo arrastraría a las entidades financieras.

Nacionalizaciones y programa

Esto ha puesto en el orden del día en la agenda de discusión la cuestión de las nacionalizaciones parciales o totales. El gobierno italiano acaba de nacionalizar Alitalia. En el Reino Unido, el gobierno conservador está estudiando un plan para adquirir participaciones en compañías aéreas y otras empresas, ya que los paquetes de estímulo económico anunciados hasta ahora no son suficientes para evitar los colapsos. En Estados Unidos, decenas de empresas estadounidenses -desde el fabricante de aviones Boeing hasta la empresa de telecomunicaciones Verizon- están presionando para que se las incluyan en los paquetes de rescate que está preparando la administración Trump. No hay que perder de vista que estos rescates van unidos a rebajas en los salarios, a recortes en condiciones de trabajo y también de puestos de trabajo. Ni siquiera es una garantía frente a los despidos.
La clase trabajadora a escala internacional tiene que elaborar su propia respuesta para enfrentar la crisis. Esto pone en el orden del día un programa, que los trabajadores argentinos están empezando a enarbolar: prohibición de despidos y suspensiones; licencias pagas a cargo de la patronal; reparto de las horas de trabajo; interrupción de la producción no esencial para proteger a los trabajadores de una exposición innecesaria, y el control obrero y popular en todos los lugares de trabajo, estudio y vivienda para preservar la salud de los trabajadores y asegurar el cumplimiento de todos los protocolos y la puesta en marcha de todas las medidas necesarias para hacer frente a la pandemia.
Por supuesto, esto debe estar unido a un reforzamiento del presupuesto de salud y a la centralización de todos los recursos públicos y privados en dicha área. En vez de un rescate de las corporaciones en crisis o quebradas, habría que nacionalizarlas y declararlas de utilidad pública y reacondicionarlas en el marco de un plan general de reconversión general de toda la economía, dando privilegio a la producción de equipo médico y otros insumos imprescindibles para proteger la salud pública. Las enormes ganancias acumuladas por las corporaciones tienen que ser utilizadas para hacer frente al flagelo y la actual catástrofe económica y social. La clase obrera debe tomar la iniciativa e intervenir.

Pablo Heller

martes, 24 de marzo de 2020

Cuba frente a la COVID-19, hoy en la Mesa Redonda




Autoridades de varios de los Ministerios implicados en las nuevas medidas adoptadas por el gobierno cubano para enfrentar la COVID-19 comparecerán este martes en la Mesa Redonda para ampliar detalles y esclarecer dudas sobre las acciones que competen a sus entidades.

Guerra cultural de ayer a hoy




Cómo la CIA ha modificado sus estrategias de la Guerra fría hasta hoy en la lucha por los corazones y las mentes de las personas

Diferencias notorias entre Perú y Cuba y en como es tratada la salud de sus connacionales

El COVID fue declarado una pandemia por la OMS porque implica la propagación mundial de una nueva enfermedad sin cura. Y según la Universidad Johns Hopkins ya van más de 200 mil infectados que se distribuyen de la siguiente manera: China 81156, Italia 41035, Irán 18407 (cifras oficiales, aunque algunos señalan que llegarían a más de 50 mil), España 18077, Alemania 15320, Estados Unidos 14152, Francia 10995, Corea del Sur 8652, Suiza 4161, Reino Unido 3269, mientras que, en Latinoamérica, Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Cuba tienen 904, 302, 367, 318 y 16 infectados, respectiEl coronavirus y la grandeza de Cubavamente.
¿Por qué está diferencia tan asimétrica entre Perú y Cuba?, se preguntará el lector concienzudo. Y es que además de las temperaturas calientes que ambos países comparten, la estrategia para el tratamiento de la pandemia en ambos países ha sido diametralmente diferente.
Mientras que el presidente de Perú, Martin Vizcarra, haciendo caso omiso a las recomendaciones de la OMS (invertir no menos del 6% del PBI en salud), recortó el presupuesto a la salud (el PIM del ministerio de Salud para el año 2018 se redujo en 4,6% en relación al año 2017), dejando el mismo en S/16.856 millones, que implica el 2,40% del PBI (LR, 22/11/19); el presidente de Cuba, Miguel Diáz-Canel, le dedicó más del 10% del PBI.
Esta es la razón fundamental por la que mientras en Perú, la salud, es la última rueda del coche, en Cuba, es su principal prioridad, cuestión reconocida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuando señala que, “según datos de 2014, Cuba es de lejos el país de la región que más invierte, con más del 10%, seguido por Estados Unidos, con algo más del 8%”, (BBC, 26/09/17).
De igual forma, es importante destacar que Cuba, “…le dedica a la ciencia, tecnología e innovación el 1,5% de su PBI, lo que equivale a $ 64 millones…”, redactó Sputnik (20/12/19), lo que permite que este país se ubique entre los primeros en investigaciones sobre biotecnología.
Por otro lado, mientras que, en Perú, Vizcarra, estaba más preocupado por hacer caja para mantener el déficit fiscal bajo (1.6% del PBI en el 2019), y en ese sentido, subestimando la pandemia que inició hace varias semanas antes; en Cuba, se estableció un Plan preventivo y de control que implicó la realización de pruebas rápidamente a los 4 turistas italianos (aislados en el Instituto Tropical Pedro Kouri), obteniendo los resultados en 24 horas, a la vez que aislaron a las 7 personas (chofer, tour operadora, y personal del hotel), con las que tuvieron contacto los turistas.
“…Ya desde el 2 de marzo, el Plan de Prevención y Control del nuevo coronavirus incluyó la regulación y la protección de las fronteras del país con medidas de control sanitario internacional en todos los puntos de entrada para contener la llegada de viajeros enfermos de coronavirus… Posteriormente, el 6 de marzo, Cuba actualizó este Plan para la Prevención y Control, incluyendo la «observación epidemiológica» de los viajeros procedentes de países donde ya hubiera contagios, contemplando medidas específicas como la toma de temperatura o el aislamiento en caso de que sea necesario. El plan incluía la necesidad de que las personas que llegaran con algún síntoma se presentaran en un centro asistencial y siguieran unas medidas de control durante 14 días. Igualmente, se difundieron entre la población las medidas de prevención y contagio, así como la información tranquilizadora de que el país disponía de los reactivos necesarios para la prueba diagnóstica y los medicamentos necesarios para tratar la enfermedad…”, redactó el periodista Pascual Serrano (Rebelión, 21/03/20).
En Perú, en cambio, el gobierno de Vizcarra, a lo único que atinó fue a declarar la cuarentena y el toque de queda, con dobles discursos entre sus ministros y entre él y el MINSA (que desembocó en la renuncia de la Ministra), ineptitud de la jefa de ESSALUD, que, en vez de generar tranquilidad, produce incertidumbre. Es así como se explican los saqueos y la compra compulsiva de víveres de centenas de pobladorxs y sectores de clase media y la muerte del psicólogo miraflorino que murió esperando el resultado de su test (y que hasta entonces había estado en contacto con gente de su barrio), a la vez que se desarrolló la especulación y el acaparamiento de comestibles, con la mayoría de pobladores, teniendo que pagar hasta el triple de precio por el limón, naranja, y demás víveres necesarias para las defensas humanas, a vista y paciencia de las autoridades policiales y municipales.
Y es que a los pacientes con síntomas del virus no había donde llevarlos por temor al contagio en hospitales con hacinamiento y sin equipos suficientes, sino que se los aislaba en sus propias casas (como en el caso del paciente 0 o el hijo del congresista “chaparrón”). Es esto también lo que explica que hasta ahora, el gobierno no haya dado un informe en ninguno de sus mensajes a la nación, de cuantas camas, kits de detección, equipos respiratorios, y personal médico, cuenta el país para atender la pandemia. Recién Vizcarra está informando que Villa Panamericana se encargará de los pacientes con aislamiento para monitorearlos. Pero, ¿Y la brigada de salud para adultos mayores que iba a visitar casa por casa? La jefa de ESSALUD, Fiorella Molinelli, acaba de declarar que se va a postergar por 11 días porque no tienen los equipos necesarios (Gestión, 20/03/20). ¿Total?
Cuestión muy distinta al caso de Cuba, donde además de no existir ningún personal médico infectado con el virus (en Perú hay 10 médicos infectados y 80 aislados), los hospitales militares se incluyeron en el Plan de aislamiento para los infectados con el covid-19, así como se informa a la población que cuentan en “una primera etapa con 3100 camas, además de 100 para cuidados intensivos, con hospitales de aislamiento territorial ya definidos. A la misma vez, se establecen horarios para la atención para los cuadros respiratorios y de especial atención a los ancianos y otros sectores vulnerables” (Ibid).
Y sobre la cuestión del trabajo, mientras que Vizcarra habla de “licencias que al principio iban a ser pagadas en su totalidad, ahora, la patronal habla de que las horas tienen que ser recuperadas”, en Cuba, “la legislación del 2014 establece que, ante situaciones de desastres de origen natural, tecnológico o sanitario que impida la realización de sus empleos, los trabajadores reciben su salario íntegro durante un mes y el 60% durante resto del tiempo que se alargue la suspensión de su actividad laboral”.
Y ni que hablar del apoyo científico y biotecnológico de Cuba a China, donde “los enfermos de coronavirus están siendo tratados por el antiviral cubano Interferón alfa 2B recombinante (IFNrec)”.

César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).

Contra la pandemia, el valor de la solidaridad

Yordy Morejón regresó a inicios de marzo de Italia y en su paso por ese país estuvo en Lombardía, la zona más afectada por el nuevo coronavirus SARS COV-2, causante de la enfermedad COVID-19, convertida en la reciente pandemia que pone en vilo a la humanidad.
Su estancia allí le alcanzó para vivir el inicio de la tragedia en la nación europea, que hoy acumula el mayor número de fallecidos a causa del virus, sobrepasando a China, país que fue el epicentro del brote de la nueva infección.
«Estuve ahí mismo y siempre pensaba en cómo podía ayudar. Pensaba en Cuba. Estaba loca por regresar y aquello me daba vueltas en la cabeza. Había carencias también. A pesar de ser una nación del primer mundo, no había nasobucos o eran muy caros», comenta Yordy a SEMlac.
«Cuando llegué a Cuba, la enfermedad ya estaba en el país. No lo dudé. Yo no sé coser, ni poner un botón, pero me dije: caramba, yo tengo que hacer algo, no me puedo quedar con los brazos cruzados, porque lo que está pasando en Italia no me gustaría que ocurriera en mi tierra», relata.
Yordy residen en Santiago de las Vegas, reparto alejado del centro de la capital, y cree en hacer algo frente a la propagación de la enfermedad, incluso a nivel local. «Hay población en situaciones muy vulnerables y una puede ayudar, solo se necesita iniciativa», cuenta la mujer de 52 años.
Llamó a varios amigos, dos le prestaron máquinas y armó un taller de costura en su propia casa, para la confección de mascarillas. Muchas personas han donado telas y el taller produce mascarillas que reparte sin costo alguno en escuelas, centros para niñas y niños con capacidades especiales, el barrio y hogares de ancianos.
«Desde el exterior nos han enviado elásticos, telas… el momento une a las personas. Ya somos muchos y quien pueda sumarse es bienvenido», aseguró Yordy desde el pequeño taller, al que han llamado «Devuelve la corona», como un modo de afrontar con jocosidad la situación.
Para Yordy, «una mujer siempre puede aportar a la sociedad donde vive, pero en tiempos de crisis su esfuerzo e iniciativa puede ser superior». Ello sin demeritar a los hombres, apunta. «Tengo en el taller más de uno que se han sumado a coser».
Las mujeres suman más del 70 por ciento en el sector de la salud en Cuba y no son pocas las que laboran en los centros de aislamiento donde ingresan pacientes bajo sospecha. Otras realizan pruebas en los tres laboratorios de biología molecular del país donde se realiza el diagnóstico específico de la COVID-19.
Algunas integran también los contingentes médicos cubanos que han salido a Jamaica, Surinam y Granada para auxiliar a esas naciones frente a la pandemia.

Solidaridad: apuesta cubana frente a la pandemia

Cuba confirmó su primer caso de COVID-19 el pasado 11 de marzo y puso en marcha su estrategia de prevención y control, que contempló la vigilancia en frontera, así como la pesquisa y seguimiento de casos desde el eslabón primario de asistencia, mediante médicos y enfermeras de familia.
Desde entonces ya supera la treintena de personas contagiadas con el SARS CoV-2, una de ellas fallecida, por lo que el pasado viernes 20 de marzo el gobierno dispuso la intensificación de medidas, entre ellas el aislamiento social.
A partir del 24 de marzo, solo se autorizará la entrada a la isla de personas residentes que deseen retornar y será obligatorio que permanezcan aisladas por 14 días. «Es una medida sanitaria de estricto cumplimiento y se aplica para proteger, primero a su familia, y también a nuestro pueblo», enfatizó el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda.
El presidente Miguel Díaz-Canel hizo un llamado a participar de forma activa en la prevención, evitar las reuniones, actividades sociales o moverse innecesariamente, para limitar la exposición a posibles contagios.
El autocuidado, como variante solidaria para no poner en riesgo a la familia y la comunidad, es un elemento crucial, dijo el mandatario.
El gobierno emitió además disposiciones laborales para estimular el trabajo a distancia, proteger a quienes deban ausentarse por enfermedad, hospitalización o receso de su actividad laboral y ofreció facilidades en el pago de impuestos, créditos y otros asuntos económicos.
En tanto, la industria biotecnológica cubana dio garantía de producción para 22 medicamentos necesarios en el protocolo de tratamiento de la enfermedad, incluido el Interferón alfa 2B humano recombinante, empleado con éxito por China frente al nuevo coronavirus.
Varias brigadas médicas cubanas partieron a Venezuela, Nicaragua, Suriname, Granada, Jamaica e Italia, para apoyar altruistamente las acciones en esos países.
Autoridades aseguran que en las áreas de salud se refuerza la pesquisa activa para identificar casos sospechosos a tiempo y evitar que crezca la cadena de contagios, con atención a grupos vulnerables, con menor respuesta inmunológica, como personas que padecen enfermedades crónicas y adultas mayores.
En Cuba las personas mayores de 60 años superan 20 por ciento de la población y suman más de dos millones de habitantes. Alrededor de 15 por ciento de personas ancianas del país viven solas y necesitan vigilancia de su estado de salud y ayuda para la gestión de recursos sin tener que salir a la calle.
Alberto Fernández Seco, jefe del departamento de Asistencia Social y Salud Mental del Ministerio de Salud, explicó a la prensa recientemente que trabajadores sociales que laboran en las 293 casas de abuelos del país se capacitan para detectar cualquier sintomatología de infección respiratoria.
Mientras, en los 155 hogares de ancianos, personal médico y de enfermería examinan diariamente a quienes allí trabajan para evitar que cualquier riesgo.

Ellas: Desigualdades frente a la COVID-19

Las crisis de salud, como la generada por la COVID-19, afectan a hombres y mujeres de diferentes formas y a menudo exacerban las diferencias de género, advirtió el 21 de marzo el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
En un comunicado de prensa, el funcionario llamó a prestar especial atención a las necesidades y el liderazgo de las mujeres frente a la pandemia, en tanto son elementos cruciales para la respuesta al brote de este nuevo coronavirus, dijo.
Guterres recordó que las mujeres realizan tres veces más trabajo de cuidado no remunerado que los hombres.
Por su parte, la directora ejecutiva de ONU mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, afirmó recientemente que la mayoría de los trabajadores de la salud son mujeres y eso las pone en mayor riesgo.
A ello se suma que son madres y cuidadoras, lo que en tiempos de crisis genera mayor estrés. Otros aspectos relevantes de la desigualdad, dijo, es que una buena parte de las mujeres o la mayoría de ellas trabaja en la economía informal y, por tanto, es posible que no tengan seguro de salud ni dispongan de ingresos irregulares.
Dichas asimetrías de género ejercen mayor presión sobre ellas en medio de la pandemia y las expone al contagio, recalcó.
Otra alarma se enciende en casos de violencia de género. Medidas como la cuarentena, tomadas cada vez por más países, las dejan mucho más indefensas, al no poder salir de casa y obligarlas a estar encerradas junto a sus agresores.
Ante estas alertas, sostuvo Guterres, la solidaridad sigue siendo lo primero.

SEMlac

El coronavirus y la grandeza de Cuba

Fiel a sus principios internacionalistas heredados del ideario revolucionario de sus próceres José Martí y Fidel Castro, la República Socialista de Cuba, está dando una nueva lección moral, ética, social y humana al mundo entero, al enviar nuevas brigadas de médicos y enfermeros (mujeres y hombres) a diferentes países en el contexto de la pandemia del coronavirus desatada a fines del 2019, su llegada, alimenta la esperanza para naciones que se han visto rebasadas en el combate al virus del COVID-19 como es el caso de Italia, en donde la agudeza de la infección y el número de fallecidos, ha estremecido al mundo; justamente ahí, a la médula del contagio es el lugar al que han arribado 52 especialistas cubanos, en la región de Lombardía, una de las zonas más afectadas de toda Italia.
Los médicos y enfermeros que han arribado a Italia, forman parte del Contingente Internacionalista “Henry Reeve”, experimentado con alta especialidad para brindar asistencia sanitaria en situaciones de desastre y graves epidemias, como lo han hecho en diferentes misiones al haber colaborado en la lucha contra el Ébola en África, el Cólera en Haití y en el terremoto que afectó a miles de personas en Pakistan, por mencionar algunos casos. La grandeza humanitaria de Cuba, se refleja en la entrega de cada uno de los integrantes de su personal de salud, quienes arriesgan la vida propia por el bienestar de otros seres humanos, sin importar el rincón del mundo en donde se encuentre, tal y como en su momento lo refiriera el comandante Fidel Castro diciendo: “Más que médicos, serán celosos guardianes de los más preciado del ser humano; apóstoles y creadores de un mundo más humano”.
Así como ya se encuentran en Italia para combatir al coronavirus, las brigadas médicas cubanas lo han hecho antes en China y lo hacen ahora en países como Venezuela, Nicaragua, Granada, Surinam, Jamaica, mientras se preparan para intervenir en otras naciones que han manifestado su necesidad de apoyo. La obra del internacionalismo cubano no es nueva, la primera misión médica se efectuó hace cincuenta y siete años (1963) en Argelia, continuando de manera ininterrumpida hasta la fecha, una política realmente humanitaria, dirigida desde los tiempos más complejos de la Revolución cubana, que se materializó con el apoyo irrestricto a las luchas de liberación de los países oprimidos por el colonialismo y el imperialismo en el mundo, en especial, en los continentes del llamado Tercer Mundo, por ello, la firmeza de las convicciones de cada cubano y cubana que participa en estas brigadas es inquebrantable, sin importar el riesgo personal y familiar, el arduo trabajo que tiene que efectuarse, la distancia de la patria en términos físicos y de los seres queridos, no existe comparativo moral en el mundo que pueda semejarse a ésta proeza que hace a Cuba tan grande.
A lo largo de todos estos años de brigadas internacionalistas de ayuda sanitaria y humana, según datos oficiales cubanos, por lo menos han sido 86 los países beneficiados, en los que se han atendido a más de 1900 millones de casos, dentro de los cuales, pueden desglosarse algunas cifras como ejemplo; han sido atendidos 50 millones en terreno, 4 millones de partos, se han realizado casi 14 millones de operaciones quirúrgicas y han aplicado alrededor de 14 millones de dosis de vacunas, todo esto, además de la atención medica personalizada que brindan en las zonas trabajadas, siendo desde consultas básicas, hasta los casos referidos cuyo tratamiento requiere mayor atención y conocimiento.
Es justo mencionar también, que muchas de las brigadas históricas se han efectuado en periodos álgidos de la historia humana, como la guerra fría o las luchas de liberación contra el colonialismo, en el caso actual, no difiere tanto, pues los países a los que Cuba brinda su ayuda, se ven en el olvido de las potencias occidentales e incluso, algunos de ellos, viven bajo el asedio continuo como Venezuela. Particularmente hablando de Italia, es notorio el abandono de la Comunidad Europea y de los Estados Unidos, ambos, concebidos por sí mismos como los baluartes del humanismo y la democracia, pero tal y como acontece siempre, la realidad supera a la ficción y en evidencia queda la lógica depredadora de los países capitalistas incapacitados para regularse a sí mismos y completamente despojados de alguna intensión o posibilidad de extender la mano más allá del discurso a cualquier nación que lo requiera. Frente a la degradación del capitalismo, el caso cubano es ejemplar y sobresaliente, siendo un países socialista en desarrollo, bloqueado por el imperialismo desde hace más de sesenta años, agredido en todas las formas conocidas por la humanidad, que se mantiene firme en su proyecto emancipador y constructor de un nuevo y mejor mundo, responde con actos humanitarios concretos a la barbarie que se vive en el orbe, quiérase aceptar o no, estamos al final de cuentas nuevamente, en la dicotomía capitalismo versus socialismo, o dicho con más claridad, barbarie contra humanidad. En este ejemplo, la grandeza del pueblo y la Revolución cubana, pone las manos sin renuncia en favor del bienestar de todos por igual, entregándose con el internacionalismo bajo los principios revolucionarios y humanistas que la han guiado a conseguir esa grandeza moral, ética y humana que la distingue en todo el mundo.

Cristóbal León Campos, integrante del Colectivo Disyuntivas

sábado, 21 de marzo de 2020

Cuba en tiempos de coronavirus

En China, los enfermos de coronavirus están siendo tratados por el antiviral cubano Interferón

Durante la pandemia del covid-19 hemos mirado a las grandes potencias o países más afectados para informarnos y conocer sus medidas, pero quizás podemos encontrar algún ejemplo interesante en otros países. Y uno de los países que siempre han dado buenos ejemplos a contracorriente de la línea dominante ha sido Cuba. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué medidas han tomado? ¿Cómo está reaccionado su sanidad y sus autoridades?
En Cuba los primeros casos de la enfermedad se diagnosticaron el 11 de marzo. Un día antes se identificaron cuatro turistas italianos con sintomatología respiratoria que se encontraban hospedados en un hostal en la ciudad de Trinidad de la provincia Sancti Spíritus y que habían llegado al aeropuerto de La Habana el 9 de marzo. Fueron ingresados y aislados inmediatamente en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK). Se les hicieron los pruebas y en 24 horas se tuvo el diagnóstico de coronavirus.
Las autoridades cubanas pusieron en aislamiento hospitalario a las siete personas que se relacionaron directamente con los extranjeros, el conductor del automóvil, la turoperadora y las cinco personas del hostal donde se hospedaron.
Ya desde el 2 de marzo, el Plan de Prevención y Control del nuevo coronavirus incluyó la regulación y la protección de las fronteras del país con medidas de control sanitario internacional en todos los puntos de entrada para contener la llegada de viajeros enfermos de coronavirus, además de asegurar el estricto cumplimiento de las medidas de vigilancia y control sobre quienes llegaran procedentes de áreas con transmisión.
Posteriormente, el 6 de marzo, Cuba actualizó este Plan para la Prevención y Control, incluyendo la «observación epidemiológica» de los viajeros procedentes de países donde ya hubiera contagios, contemplando medidas específicas como la toma de temperatura o el aislamiento en caso de que sea necesario. El plan incluía la necesidad de que las personas que llegaran con algún síntoma se presentaran en un centro asistencial y siguieran unas medidas de control durante 14 días. Igualmente, se difundieron entre la población las medidas de prevención y contagio, así como la información tranquilizadora de que el país disponía de los reactivos necesarios para la prueba diagnóstica y los medicamentos necesarios para tratar la enfermedad.
También se estableció que los hospitales militares cubanos serían utilizados como centros de aislamiento para pacientes enfermos con el covid-19. El 12 de marzo, tras la alarma por el resultado de los diagnósticos de los turistas italianos, se hace público que, tras la incorporación de los hospitales militares, están disponibles en una primera etapa más de 3.100 camas en todo el país para la atención a esta enfermedad, incluidas cien de cuidados intensivos, y que han sido definidos los centros y hospitales en cada territorio para el aislamiento y tratamiento de casos sospechosos o confirmados. En los servicios de urgencia se habilita una consulta especializada para los cuadros respiratorios y se establece una especial atención a las residencias de ancianos y otros grupos vulnerables.
El pasado 18 de marzo se contabilizó el enfermo número once de covi-19 en Cuba, se trata de un ciudadano canadiense, de 57 años de edad, que llegó el 14 a la ciudad de Holguín. De los 10 anteriormente confirmados, uno falleció esa madrugada y el resto presentan una evolución clínica estable, según las autoridades. Cuba mantiene ingresados para vigilancia epidemiológica a 356 pacientes, de los cuales 101 son extranjeros y 255 cubanos. Por su parte, el sistema de atención primaria de salud tiene en vigilancia a 26.415 personas.
A pesar de que la pandemia no ha llegado a la isla como para afectar gravemente a la producción económica como sucede en países como España e Italia, el gobierno cubano, acostumbrado a las catástrofes naturales, ha recordado que su legislación de 2014 establece que, ante situaciones de desastres de origen natural, tecnológico o sanitario que impida la realización de sus empleos, los trabajadores reciben su salario íntegro durante un mes y el 60% durante resto del tiempo que se alargue la suspensión de su actividad laboral.
El gobierno cubano también ha aprobado un gasto extraordinario para material fungible y de protección y equipos de terapia intensiva. Y, lo más novedoso, se activa un grupo de expertos en centros de investigación cubanos, que trabajan en cómo aportar, a Cuba y a los países infectados, nuevos productos para tratar la enfermedad covid-19.

El antiviral cubano

Ya en China, los enfermos de coronavirus están siendo tratados por el antiviral cubano Interferón alfa 2B recombinante (IFNrec). Este fármaco se está produciendo, desde el pasado 25 enero, en la planta chino-cubana ChangHeber de la provincia china de Jilin, y es uno de los productos estrella de la biotecnología cubana que también se usa contra infecciones virales provocadas por el VIH, el virus del papiloma humano y las hepatitis tipos B y C. Además, se ha comprobado su efectividad en terapias contra varios tipos de cáncer. El interferón Alfa es uno de los medicamentos recomendados para el tratamiento del covid-19 en la guía publicada el 6 de febrero de 2020 por médicos chinos de Wuhan, donde se originó la pandemia en diciembre de 2019. Este medicamento es uno de los productos desarrollados por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba (CIGB), creado en la isla en 1986.
Ante los buenos resultados en China, el interferón cubano se comenzó a incluir en el tratamiento de un enfermo de coronavirus en Sevilla, el primer caso de España. En el hospital Virgen del Rocío, con la autorización del Ministerio de Sanidad, se empezó a aplicar de forma experimental a un paciente Covi-19 un tratamiento combinado de inhibidores de la proteasa (lopinavir/ritonavir) junto con interferón. «Es decir, una combinación que estimula o refuerza las defensas, el sistema inmune», explican fuentes sanitarias.
La combinación de lopinavir y ritonavir inhibe y bloquea al virus del VIH y, se espera, actúe de forma similar con el coronavirus. El interferón beta, el otro fármaco utilizado en China y en Sevilla investigado en Cuba, tiene un mecanismo de actuación distinto. Es una de las llamadas proteínas señalizadoras que de forma natural producen las células del ser humano cuando son infectadas por un virus. Su objetivo es alertar a las demás células, que desarrollan así una mayor resistencia a la infección.
Las autoridades sanitarias anunciaron que, cuatro días después, el paciente de Sevilla con este tratamiento dio su primer negativo a esta enfermedad. Aunque la noticia es esperanzadora, se necesitan más casos para considerarlo un éxito clínico, si bien las autoridades cubanas señalan que el medicamento ha colaborado en la curación de más de 1.500 pacientes.
Los científicos insisten en que no se está hablando de una vacuna, sino de un tratamiento paliativo que, en la medida en que ya se ha utilizado para otros casos de infecciones víricas, desde hepatitis a VIH, ya ha superado muchas de las pruebas preliminares y puede comenzar a utilizarse en los enfermos. Previsiblemente, el medicamento cubano también llegará a México donde los científicos de ese país han tenido encuentros con los cubanos para estudiar el trabajo conjunto.
Por su parte, las organizaciones italianas de solidaridad con Cuba han pedido al ministro italiano de Salud, Roberto Speranza, solicitar la colaboración del gobierno cubano en el enfrentamiento a la epidemia del coronavirus covid-19.

El caso del crucero británico

Cuba también ha protagonizado, el pasado 18 de marzo, un gesto de solidaridad internacional que merece reseñarse. El crucero británico MS Braemar, con cinco casos de coronavirus, pudo atracar ese día en la isla, tras la autorización de las autoridades, para recibir y atender a los pasajeros hasta su posterior traslado al Reino Unido.
El barco, con más de 600 pasajeros, llevaba 10 días de odisea en el Caribe, sin ser aceptado en ningún puerto. Cuba organizó la compleja operación de desembarco y retorno al Reino Unido de cerca de 682 pasajeros, 668 de ellos de ese país y el resto de una docena de países europeos y de otras nacionalidades. La mayoría de ellos son ancianos, quienes permanecían desde hace una semana en el crucero británico MS Braemar sin ser admitidos en varios puertos del Caribe tras detectarse los cinco casos de coronavirus. Por razones humanitarias y a petición de Londres, el Gobierno cubano aceptó recibirlos y coordinar su retorno en cuatro aviones de British Airways fletados por el Gobierno británico.
Estos solidarios comportamientos en Cuba contrastan con otros, como la decisión de la alcaldesa de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, del Partido Social Cristiano, que ordenó que varios vehículos municipales entrasen sin autorización al aeropuerto de la segunda ciudad de Ecuador e invadiesen la pista de vuelo. El objetivo era impedir que no aterrizaran dos aviones procedentes de Madrid y de Amsterdam, que solo llevaban a la tripulación, con el objetivo de recoger a ciudadanos europeos y los trasladasen de vuelta a la UE. Mientras, los banqueros de Wall Street están presionando a las principales empresas de salud para que aumenten los precios por la crisis del coronavirus.

Pascual Serrano

miércoles, 18 de marzo de 2020

Apoteosis de la maldad




La situación de los últimos días nos ofrece un ejemplo de una perversidad pocas veces vista: en medio de una pandemia global la mayor superpotencia del planeta persiste en la aplicación de una política de bloqueo y sanciones económicas contra terceros países que impiden, o dificultan enormemente, acceder a los medicamentos necesarios para defenderse de la mortal amenaza del coronavirus.
La historia de la humanidad está signada por infinidad de episodios que desnudan la omnipresencia del mal. Caín ultimando a su hermano Abel da comienzo a esta historia desde los albores míticos de la especie humana. A lo largo de siglos y milenios los ejemplos abundan, en todas las latitudes. Ninguna sociedad se libró del mal y los sufrimientos que ocasiona. Pero la situación de los últimos días nos ofrece un ejemplo de una perversidad pocas veces vista: en medio de una pandemia global la mayor superpotencia del planeta persiste en la aplicación de una política de bloqueo y sanciones económicas contra terceros países que impiden, o dificultan enormemente, acceder a los medicamentos necesarios para defenderse de la mortal amenaza del coronavirus.
Entre nosotros, Cuba y Venezuela han sido víctimas principales de esa política criminal. Cuba viene soportando con dignidad y estoicismo ejemplares el bloqueo integral más largo de la historia: ningún imperio, ningún déspota, ningún tirano por cruel o bárbaro que haya sido hizo lo que sucesivos gobiernos de Estados Unidos hicieron en contra de la isla rebelde. A lo largo de seis décadas perpetraron en su contra, sin pausa alguna, crímenes de lesa humanidad. Bajo Donald Trump éstos se agravaron hasta llegar a extremos desconocidos por la amplitud y variedad de sus intervenciones y su sistemática vocación de hacer el mal al pueblo cubano. Políticas genocidas encaminadas a exterminar o infligir graves daños a un colectivo, en este caso la nación cubana, que los autoproclamados líderes del mundo pretenden justificar aduciendo que con ellas la democracia, los derechos humanos y la justicia florecerán en Cuba. Detrás de tan altisonantes declaraciones se oculta un propósito inconfesable, perseguido por Estados Unidos desde 1783 según lo dejara sentado por escrito John Adams desde Londres. En efecto, en una célebre carta dijo que la isla era una “extensión natural” del territorio continental de Estados Unidos y que su anexión era necesaria para su seguridad nacional que podía ser nuevamente amenazada por el Reino Unido y que, por lo tanto, su independencia jamás debería ser tolerada. O sea, hay una obsesión de casi dos siglos y medio para apoderarse de la isla, misma que se exacerbó de modo extraordinario en fechas recientes.
Venezuela ha sufrido también la brutal agresión del imperio. Las “sanciones” económicas aplicadas el estado bolivariano y a sus principales dirigentes no tuvieron otro efecto que provocar crueles sufrimientos a la población y causar muertes por la imposibilidad de importar medicamentos y alimentos que o bien ya habían sido pagados o estaba el dinero depositado en bancos europeos para financiar su compra pero que la Casa Blanca ordenó inmovilizar. Otro genocidio de manual, unido al robo descarado de los patrimonios de la República Bolivariana de Venezuela en el exterior –caso CITGO, por ejemplo- y los continuos sabotajes y hostilidades vehiculizados a través de algunos asesinos seriales como Iván Duque y de bufones corruptos como el “autoproclamado” Juan Guaidó, estúpido de marca mayor que cree que los drones y los misiles de una invasión estadounidense, en caso de producirse, afectarían tan sólo a los chavistas dejando indemnes a sus escasos y cada vez más desmoralizados partidarios.
Washington, que ya inició ya su inexorable declinación como centro imperial, actúa como un hampón desenfrenado que impone su ley gracias a la mortífera eficacia de sus armas y, también, a la cobardía de gobiernos como los de Europa y Japón que consienten sus tropelías y admiten ovejunamente la “extraterritorialidad” de las leyes de Estados Unidos. Creen que el Calígula neoyorquino en ningún momento se volverá también contra ellos. La pandemia está demostrando lo contrario y también ratifica que la maldad que encarna Donald Trump y la dirigencia política y corporativa de Estados Unidos es incomparable.
Nadie, absolutamente nadie, arrojó bombas atómicas sobre dos ciudades indefensas en Japón. Nadie sometió a otro pueblo a un bloqueo de sesenta años o a sanciones económicas destinadas a infligir el mal a una comunidad. En el marco de una pandemia como la actual un mínimo resto de sentimientos humanitarios debería haber impulsado a la dirigencia de Estados Unidos –y no sólo a Trump- a declarar la temporaria suspensión del bloqueo y las sanciones en contra de Cuba y Venezuela. No lo han hecho, ni lo harán. Tenía razón Oscar Wilde cuando, hace poco más de un siglo, dijera que “Estados Unidos es el único país que pasó de la barbarie a la decadencia sin pasar por la civilización”.

Atilio A. Boron

martes, 17 de marzo de 2020

Coronavirus: el capitalismo produce la pandemia




La Organización Mundial de la Salud reconoció el crecimiento de casos en el mundo

En Argentina, todos los elementos que favorecen el desarrollo de la epidemia están más que presentes

El miércoles 11, la Organización Mundial de la Salud reconoció que por su extensión, el coronavirus ya debe ser considerado una pandemia. En las últimas dos semanas, los contagiados fuera de China se multiplicaron por 13 y se triplicaron los países afectados.
Mientras en China el coronavirus retrocede abiertamente, en Estados Unidos está en pleno desarrollo (según algunos datos extraoficiales, los casos autóctonos están superando a los importados). En una semana se pasó de 149 a 972 los casos comprobados y se duplicó el número de muertos. La epidemia puso de relieve que el sistema de salud yanqui, profundamente privatizado, con un sector público raquítico, no es apto para afrontar la enfermedad. A esto se suma que las medidas dispuestas por el gobierno no son de fácil cumplimiento. Las licencias laborales para quienes son posibles propagadores (tomadas por once Estados y 25 ciudades) no se cumplen porque “el 30% de los trabajadores no tiene ese derecho” (El Cronista, 9/3) por la extendida flexibilidad laboral, que hace que los trabajadores teman perder su puestos de trabajo. Ya sucedió en 2012 con la llamada gripe porcina.
En Italia, los casos superan los 10 mil y la tasa de mortalidad es de las más elevadas. El gobierno va improvisando medidas sin éxito. El virus encontró el terreno allanado con un sistema de salud al cual, en los últimos diez años, le sustrajeron 37 mil millones de euros. “En el mismo lapso se han perdido 42.000 operadores de todos los niveles y el nivel de camas bajó de 3,9 al 3,2” (Clarín, 11/3). Al no aplicar el aislamiento de los lugares donde apareció la enfermedad, ha llevado al gobierno a declarar a toda Italia en cuarentena, creando un estado policial para imponerlo con una suerte de toque de queda incluido.
Francia mira a su vecina Italia aterrorizada. Si bien cuenta con un servicio público hospitalario, Macron lo está deshaciendo, le niega presupuesto, los salarios son miserables, la calidad del servicio disminuye cualitativamente, los pacientes menos protegidos optan por quedarse en su casa, faltan materiales como los barbijos y tampoco circula la información. El gobierno se dedica a dar “consejos” de cómo lavarse las manos por ejemplo, pero es un gobierno que carece de credibilidad.
Entre Italia, España, Francia, Alemania y Estados Unidos suman más de 18 mil casos. La expansión de la enfermedad de China al “mundo occidental” no fue inmediata, pasaron semanas. Trump mismo fue acusado de no actuar rápidamente e improvisar medidas. Lo cierto es que la propagación en alza en los países capitalistas más desarrollados está favorecida por varias razones: una es la reducción de gastos del Estado en la salud pública, que se expresa en la falta de establecimientos, de personal, de los llamados kits. La salud en general está encarecida porque es parte de un negocio capitalista favorecido, adrede, por un retiro de la oferta estatal. La otra cuestión es la imposibilidad de tomar medidas de aislamiento de los brotes (como las que se tomaron, por ejemplo, en la ciudad de Wuhan, en China central, donde apareció el primer caso), esto por los costos que los gobiernos no están dispuestos a afrontar y los sectores privados quieren trasladar a las arcas públicas en momentos de fuertes ajustes. Un aspecto central son las relaciones laborales -la informalidad laboral, los regímenes superprecarizados, “el mundo uber”, el trabajo cuentapropista o en negro-, que imposibilitan una acción centralizada del Estado y favorecen la propagación de la enfermedad.

¿Y por casa?

En Argentina, todos estos elementos que favorecen el desarrollo de la epidemia están más que presentes. El gobierno nacional dispuso una suma de 1.700 millones de pesos adicionales para hacer frente la situación, pero esto es nada. La descentralización del sistema de salud, fundamentalmente, y de educación dejan en los presupuestos provinciales en quiebra la atención elemental de la población. Además, los hospitales están desabastecidos, como denunció la asamblea de trabajadores del Argerich, y son los propios trabajadores los que entran en zona de riesgo, poniendo en peligro la atención en los nosocomios.
Las licencias que el gobierno plantea para aislar a quienes hayan estado en contacto con países o personas plausibles de contagio dejan afuera a los trabajadores que están en negro (44% de la población activa) o precarizados.
Mientras el gobierno recomienda lavarse las manos, las escuelas, universidades y centros públicos no disponen de jabón -y a veces ni siquiera de agua- y el alcohol en gel no está garantizado (ni pagándolo). Se exhorta a los mayores de 65 años a un “autoaislamiento social”, cuando muchos de ellos siguen trabajando por las miserables jubilaciones.
Es necesario que los trabajadores tomen el control de la situación para imponer las medidas necesarias: obligatoriedad de licencias por parte de todas las patronales, el Estado debe garantizarle la situación laboral a los trabajadores en negro o precarizados; aumento de los presupuestos en salud, la Nación debe asistir a las provincias; comisiones de control de los trabajadores en los centros de salud para resolver las medidas necesarios y reclamar los fondos correspondientes.

Eduardo Salas

Cuba cuenta con medicamentos para miles de posibles casos de COVID-19

El protocolo previsto en la Isla para enfrentar el brote de coronavirus incluye 22 productos cubanos, de los que se cuenta ya con dosis para el tratamiento de miles de personas, según declaró a la prensa Eduardo Martínez, presidente del Grupo Empresarial BioCubaFarma.

La industria farmacéutica cubana está preparada para tratar a miles de posibles pacientes de COVID-19 en la Isla, de acuerdo con Eduardo Martínez, presidente del Grupo Empresarial BioCubaFarma.
Martínez explicó este viernes en conferencia de prensa que 22 medicamentos producidos en Cuba forman parte del protocolo previsto en la Isla para enfrentar el brote de coronavirus, de los cuales, dijo, «tenemos para el tratamiento de miles de personas y nos estamos preparando para en los que existe menos cobertura incrementar significativamente su producción».
El directivo aseguró a OnCuba que «la inmensa mayoría de los productos que aparecen en el protocolo cubano son de fabricación nacional» –aunque también se incluyen algunos importados–, y entre ellos destacó al antiviral Interferón alfa 2B recombinante (IFNrec), que ya se ha empleado con éxito en China para el enfrentamiento a la enfermedad.
Este es el producto estrella del conjunto de medicamentos cubanos, el cual se fabrica tanto en la Isla como en una empresa mixta en la nación asiática, y es altamente recomendado por los especialistas médicos por su capacidad para combatir el virus. Del mismo existen «todas las capacidades» para suministrar al sistema nacional de Salud e, incluso, a otras naciones, según Martínez.
Por su parte, Eulogio Pimentel, director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), confirmó que la institución –responsable de la producción del interferón– cuenta con un inventario de producto terminado «para los casos que estimamos puedan aparecer en Cuba para un horizonte entre 3 y 6 meses», al tiempo que el inventario del producto en proceso «equivaldría prácticamente a tratar todos los infectados que ocurridos en China», país en el que se han infectado hasta la fecha más 80 mil personas y la cifra de fallecidos supera los 3 mil.
«Pensamos que estamos en capacidad de satisfacer no solo la posible demanda en Cuba sino de solicitudes que estamos teniendo de otros países, y que se incrementan día tras día», comentó Pimentel, quien dijo que hasta el momento alrededor de 15 naciones de diferentes continentes han solicitado ya este y otros medicamentos cubanos o han mostrado interés en ellos.

OnCuba

sábado, 14 de marzo de 2020

...Vivo ya para siempre




José Antonio Echeverría, presidente de la FEU, convoca al pueblo a participar en el Fórum contra el Canal Vía Cuba. Revista Bohemia, 16 de enero de 1955.

Este 13 de marzo, a 63 años de los sucesos, los cubanos rindieron tributo a José Antonio Echeverría y sus compañeros de lucha

Matanzas.–Una noche, poco tiempo antes de su muerte, José Antonio Echeverría estuvo en casa de Carilda Oliver Labra por mediación de un pariente cercano a la poetisa que tenía vínculos con el Directorio Revolucionario.
Fue apenas un breve contacto, reconocería ella años más tarde, pero aquella vivencia fugaz dio origen a un poema épico que plasma la impresión dejada en Carilda por aquel joven caído al servicio de la Patria, la mejor de las causas.
Como ya era por entonces un líder estudiantil muy conocido en Cuba, la autora de Al Sur de mi garganta estuvo pendiente de cada palabra, cada frase y cada uno de sus gestos durante el fugaz encuentro.
Haberlo conocido fue para ella una bonita experiencia, uno de los más importantes privilegios que atesoró en su larga vida, según sus propias palabras. «No vi en él la menor señal de vanidad, me pareció un joven generoso, valiente y alegre, dispuesto a todo por la Revolución y que al parecer ya era consciente de su infortunio».
Con el paso del tiempo supo con mayor claridad que había tenido el placer de conocer a uno de los revolucionarios más destacados de su tiempo. «Bastaba un solo golpe de vista para descubrir su entereza, creo que por eso despertaba tanta admiración; símbolo de la abnegación y del sacrificio, como años más tarde diría el propio Fidel ».
El joven que por su hidalguía y altruismo impresionó a Carilda Oliver Labra en su casa de la calzada de Tirry, donde luego la poetisa escribiría el poema que recrimina a los cobardes y alcanza a decir que José Antonio Echeverría viviría ya para siempre.
Sangre que está moviendo todavía / su cortada paloma / por nuestro cielo como un signo. /Sangre con la centella, con todos los silencios / que asume la muerte cuando es bárbara /y no mata. /Sangre en este pan que nos comemos. /¿Dónde te pongo así para que crezcas, /sobrio clavel; /donde te siembro /para que vuelvas a nacer como fortuna /de la patria? /Aún tienes esa fuerza, /ese bendito rayo, /ese perfume de los hombres; /ese tu amor, tu amor, que no se acaba. /¿Dónde te entierro, /dime, /dónde fundo /tu corazón para que dure? /¿Dónde te pongo así /para que vuelvas otra vez como verano, /como raíz /que no se pudre, /alta, /rebelde, /fiel, /multiplicada? /¿Dónde te pongo, ángel, /fiera, /a quien le dieron nombre de manzana, y a gobierna más que el paraíso /entre estudiantes y proclamas? Serás el viento que arrulla entre las hierbas /y rebeliones armas, /serás esa presencia de la aurora /cuando la noche parece más sórdida y más larga, / serás ese misterio de la vida /saliendo en la palabra; /serás el cáliz, /la multitud que ejerce la justicia, ese muchacho /enternecido, augusto, que la muerte ha mandado a su pizarra. /Te conocí la entrega / a una misión de luces /misteriosa; te conocí el oficio de eternidad /debajo de los parpados, /la sombra donde te germinaban sueños y tareas. /En esa boca no hubo despedida /sino arenga, /esos ojos no se cerraron nunca /sino que miran para adentro /donde estás preparando barricadas. Vuelves /armado de tu lápiz,/haces tu posta en los amaneceres/subiendo como un sol La Escalinata:/¡que no te asesinaron nunca,/que no puedencontigo los cobardes,/que no te han hecho nada!/porque nadie ha sabido detener el alba;/y regresas cantando/de nuevo hacia la lucha, /y animas los fusiles en la sierra,/poderoso, /absoluto,/vivo ya para siempre,/en una carcajada de combate/que se deshace en balas.

Ventura de Jesús García Gutiérrez | ventura@granma.cu
13 de marzo de 2020 18:03:13

viernes, 13 de marzo de 2020

Coronavirus: entre la pandemia y la irracionalidad del sistema capitalista




Detrás de la paranoia que alientan Gobiernos y grandes medios se esconden demasiadas cosas.

Este miércoles, ya tarde en la noche, Donald Trump se rindió ante la evidencia de los hechos. La drástica medida de suspender los viajes entre Europa y EE.UU. intenta escapar a un escenario como el de Italia. Desafiando los pedidos de cooperación que invaden el éter mundial, el habitante de la Casa Blanca patea el tablero internacional. Las inciertas consecuencias habrá que calibrarlas en las horas por venir.
En ese país, hasta el sábado pasado, solo 1.700 personas se habían sometido a examen para averiguar si portaban el virus. Las razones de fondo radican en un sistema sanitario que deja a la deriva a millones de trabajadores y trabajadoras. La nación presentada históricamente como “tierra de oportunidades” no otorga siquiera el derecho a tener fiebre.
El escenario italiano aparece dramático. Al cierre de esta edición se contabilizan 827 muertos y más de 12.000 infectados. El país entero se encuentra en cuarentena. Sesenta millones de almas son fríamente confinadas a una prisión a cielo abierto.
Se exploran razones, hipótesis, explicaciones. Las respuestas van desde la edad de las personas hasta la crisis de su sistema sanitario. Un hecho es evidente: en la última década los gobiernos de aquel país redujeron el presupuesto de salud en 37 mil millones de euros. La cifra es astronómica. Equivale a menos camas, menos médicos, menos enfermeras, menos todo.
Benjamin Cowling, profesor de Epidemiología de la Universidad de Hong Kong, le dijo a la BBC que en Italia “los hospitales están muy ocupados y no hay suficientes médicos y enfermeras. Será un problema que afectará a muchos países, el no tener equipos, medicamentos y médicos suficientes”. Los datos parecen de su lado: en el Estado Español el sector sanitario sufrió recortes de entre 15.000 y 21.000 millones de euros en la última década.
La austeridad fiscal no nació de la nada. Fue la “herencia recibida” luego de que los Estados capitalistas salvaran conjuntamente a los bancos. Aquellos que en 2007-2008 llevaron al mundo al borde del precipicio.

Un hijo legítimo de la anarquía capitalista

La rabia de Bruno Canard es evidente. Trasluce cada línea de la carta que publicó hace solo una semana. El investigador francés trabajó durante años en la cepa de los coronavirus, incluso tras del brote del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) en 2002. La falta de recursos y apoyo pronto lo dejó a la deriva: “Con mi equipo, continuamos trabajando, pero con fondos escasos”.
Peter Hotez sufrió la misma decepción. En 2016, junto a su equipo del Colegio de Medicina de Houston, estuvo a punto de lograr una vacuna contra el coronavirus. Se cortó el cash justo cuando debían pasar de realizar pruebas en animales a hacerlas en humanos.
Dos experiencias, dos fracasos. Miles de kilómetros de distancia. El coronavirus no era imprevisible. Desde inicios del siglo, con el SARS de por medio, se podían sentar las bases para crear vacunas de prevención. Muchas vidas podrían haber sido salvadas. El “tiempo perdido” que hoy lamentan los científicos no fue contingencia sino el resultado de las opciones políticas del Estado burgués.
La irracionalidad del mundo capitalista -nacida de la búsqueda incesante del lucro- provee otras aberraciones. Mientras hay vacunas que no se desarrollan porque no aportan rédito inmediato, hay pandemias que se “promocionan” desde los grandes laboratorios.
Así ocurrió con la extensión del virus H1N1, que fue popularmente conocido como Gripe A. Llegado al mundo en 2009, rápidamente se convirtió en un negocio excepcional para los grandes laboratorios. En julio de aquel año, Roche se enorgullecía de haber ganador USD 937 millones solo en el primer trimestre. Por su parte, la británica Glaxo proyectaba ganancias por USD 1.600 en los siguientes seis meses. Mientras tanto, la OMS omitía informar que tres de sus principales expertos mantenían lazos financieros con ambos laboratorios.
Detrás del frío recuento de contagios y muertes están los intereses del dueños del mundo, sus operaciones y sus maniobras. Detrás las puestas en escena, los intentos de torcer la vara en favor de sus negocios.

Alternativas

Hace pocas semanas, el filósofo Giorgio Agamben escribió “parecería que, habiendo agotado el terrorismo como causa de las medidas excepcionales, la invención de una epidemia puede ofrecer el pretexto ideal para extenderlas más allá de todos los límites”.
La pandemia realmente existente se alarga como una sombra. Acosa aquí y allá. Se multiplica en voces y palabras. Las grandes corporaciones mediáticas militan activamente: fabrican y distribuyen el discurso del terror y la paranoia. Populistas y liberales reclaman un Leviatán que imponga orden y control sobre el conjunto del territorio.
La sociedad es convertida en un gigantesco panóptico donde, en nombre del “bien común”, todos pueden ser sometidos a una férrea y constante observación. Racismo y xenofobia caminan de la mano, apenas un paso atrás.
Pero el Estado gendarme que vigila la puerta de cada hogar es el gran ausente a la hora de la prevención y los cuidados. En consecuencia, no puede ser garante de la salud de las grandes mayorías. Las medidas de emergencia que eventualmente tome tienen límite predefinido: el umbral de la gran propiedad privada capitalista.
Pero ante grandes catástrofes son necesarias medidas radicales, capaces de alterar realmente el orden existente. Para garantizar que esta nueva crisis no recaiga sobre las grandes mayorías hay que tocar las ganancias de las minorías privilegiadas. Aquellas que lucran con la salud y con la enfermedad, como ocurre con grandes laboratorios, clínicas privadas o bancos, entre muchos otros.
Virus evitables; pandemias “publicitadas”; países enteros aprisionados. A cada instante es posible vislumbrar la violenta irracionalidad del capitalismo, su decadencia. La lucha por superar su miserable horizonte se encuentra justificada.

Eduardo Castilla
@castillaeduardo
Jueves 12 de marzo | 02:46

miércoles, 11 de marzo de 2020

Identifican primeros casos de pacientes con COVID-19 en Cuba


Las cooperativas en el modelo cubano

Un paso decisivo para la democratización económica en Cuba y la mayor participación popular es el de la descentralización de la propiedad socialista. Esta cuestión exige del fomento de la otra forma de propiedad socialista: la cooperativa, nunca promovida al nivel de la estatal. A estas alturas del proceso, la ampliación de las formas cooperativas apenas se inicia y los acercamientos académicos a ella son aún limitados.[1]
No obstante, es evidente que el sentido de propiedad socialista suele ser mayor en las cooperativas, tanto en las tradicionales Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) como en las modernas Cooperativas de Producción No Agropecuaria (CNA). En ellas los niveles de participación de los socios en la gestión de los medios, la distribución de los resultados y la toma de decisiones es mucho mayor que en las entidades estatales y se acerca más a su ideal de co-propietarios.
A inicios de la Revolución parecía que las cooperativas proletarias tendrían un rol importante en la naciente economía porque las tierras expropiadas de los latifundios cañeros que no fueran repartidas a particulares serían entregadas a los jornaleros devenidos en cooperativistas. De hecho, la conversión del Estado en gran propietario y productor directo en el agro no estaba prevista, ni en el espíritu, ni en la letra de la Primera ley de Reforma Agraria.
Por el contrario, uno de sus por cuanto estipulaba con toda claridad: “La producción latifundiaria, extensiva y antieconómica, debe ser sustituida, preferentemente, por la producción cooperativa, técnica e intensiva, que lleve consigo las ventajas de la producción en gran escala.” Mas, al poco tiempo, esas cooperativas fueron transformadas en las llamadas Granjas del Pueblo y los ex-jornaleros pasaron a ser trabajadores estatales.
Se creó así un inmenso sector estatal rural que se nutrió, no solo de las tierras expropiadas por el INRA, sino también de la recuperación de bienes malversados por Batista y sus secuaces, las expropiaciones a los colaboradores de la contrarrevolución y los propietarios que abandonaran el país, y la nacionalización de los centrales azucareros norteamericanos y sus tierras. El Estado pasó a ser el nuevo señor del campo cubano y las grandes empresas estatales que ocupaban miles de hectáreas, vinieron a ocupar el lugar de los latifundios privados.
Las ideas contrarias al latifundio de cubanos como Manuel Sanguily –a quien se dedicó la ley−, Ramiro Guerra, y tantos otros que pensaron y lucharon por hacer prevalecer la mediana y pequeña hacienda campesina en nuestros campos, con su producción intensiva y ecológicamente sustentable− quedarían pospuestas una vez más hasta el presente.
En saco roto ha caído el conocido pronunciamiento de Lenin: “el régimen de los cooperativistas cultos es el socialismo”. Tampoco se ha tenido en cuenta el éxito que ha tenido su extensión en los modelos de socialismo de mercado de China y Viet-Nam. La suspicacia gubernamental hacia ella radica en que la cooperativa es un paso hacia la descentralización y la alta burocracia, apegada a la estatización verticalista, aspira al monopolio estatal más completo sobre todos los medios de producción, fundamentales y no fundamentales.
Pero los hechos son tozudos, y aunque el texto de los documentos principales del partido/Estado cubano −entre ellos la Constitución de 2019− insisten en el carácter principal de la empresa estatal socialista, los indicadores económicos de los últimos veinte años indican con toda claridad que la tendencia histórica es a la disminución de su importancia dentro del PIB respecto a otros tipos económicos y a la economía sumergida.
Ahora, cuando el inminente proceso de unificación monetaria pende, cual Espada de Damocles, sobre miles de empresas estatales que pueden ir a la quiebra al desvalorizarse su patrimonio y su producción, se discuten variadas opciones para su salvación. Se piensa en subsidiar, privatizar, o aplicar diversas formas del capitalismo de estado –siempre con capital extranjero, único permitido−. Sin embargo, poco se habla de la opción más expedita: su conversión en cooperativas industriales donde los obreros pasen a ser cooperativistas plenos.
A nivel mundial es una variante harto aplicada del cooperativismo y su eficacia ha sido comprobada en todos los continentes. Históricamente, fue una de las formas embrionarias de la propiedad colectiva y ha sobrevivido en varios países como una alternativa a la gran producción capitalista. Desde El Capital de Marx hasta la Comuna de París, las industrias gestionadas por sus propios obreros fueron una de las primeras variantes recomendadas de nacionalización socialista.
Es hora de que los medios de producción que son ineficazmente explotados en manos de empresas estatales cubanas encuentren mejor aprovechamiento en cooperativas surgidas de la clase obrera, y no solo de campesinos y artesanos privados. Prefiero verlos en cooperativas que administrados por capitalistas extranjeros, o por miembros de la burocracia, sus familiares y acólitos, devenidos sorpresivamente en empresarios en diferentes modalidades del capitalismo de estado.

Mario Valdés Navia
La Joven Cuba
Nota:

[1] El profesor Víctor Figueroa Albelo, de la UCLV fue su principal promotor durante décadas. Un valioso aporte más reciente es el ensayo “Las cooperativas en el nuevo modelo económico cubano”, de Camila Piñeiro (2013), en su libro: “Repensando el socialismo cubano. Propuestas para una economía democrática y cooperativa”. Ruth Casa Editorial-ICICJM, pp. 107-171.