jueves, 30 de junio de 2022

Abajo la escalada guerrerista de la Otan


La cumbre de la alianza militar sesiona entre el 28 y el 30 en Madrid Movilización contra la cumbre La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) comenzó este martes sus deliberaciones en Madrid, la capital española, ciudad que se encuentra sitiada por las fuerzas de seguridad. 
 El cónclave discutirá un reforzamiento militar en el este europeo, la incorporación de nuevos socios (Suecia y Finlandia), el aumento del presupuesto de defensa y el combate de los flujos migratorios, entre otros puntos. 
 Anticipa, por tanto, una profundización de las tendencias bélicas que ya están en curso, y un mayor ataque a los pueblos del mundo. 

 Belicismo 

La Otan se conformó en 1949, con Estados Unidos y algunas potencias europeas como núcleo fundador. La justificación que se daba a sí misma era la defensa frente a la Unión Soviética. Sin embargo, tras la disolución de la URSS, en 1991, la alianza atlántica no solo siguió en pie sino que inició una expansión hacia el este, actuando como el brazo militar de las políticas de colonización económica del imperialismo en los ex Estados obreros. Polonia, Bulgaria, Hungría, Rumania, Albania, la República Checa, los países bálticos, Croacia y Macedonia del Norte son algunas de las naciones que se integraron al organismo en sucesivas oleadas, y que tejieron un cerco sobre Rusia, el bocado más apetecido. 
 La posible incorporación de Ucrania y Georgia, que estaba bajo análisis, precipitó la invasión rusa y el actual conflicto bélico. Por eso, la reunión de Madrid definirá a Moscú como “amenaza” -y a China como “desafío sistémico”. 
 En el flanco oriental, la alianza atlántica planea aumentar la cantidad de tropas, transformando sus batallones en brigadas, lo que supondría doblar el número de soldados actuales. 
 Al mismo tiempo, se exhortará a los integrantes del club a que incrementen sus presupuestos de defensa hasta alcanzar el 2% del PBI. España ya anunció una suba de en el área. Mientras ajustan en educación, salud, salarios y jubilaciones, los Estados capitalistas refuerzan la industria armamentística.
 En cuanto a la integración de Suecia y Finlandia, que terminará por plegar a todos los países nórdicos a la Otan (Islandia, Noruega y Dinamarca ya son socios), se subsanó la traba principal, que eran las objeciones de Turquía, uno de los miembros de la alianza. Ankara, Helsinki y Estocolmo suscribieron un memorándum conjunto en que los dos últimos se comprometen a combatir al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), a la extradición de referentes kurdos, y al intercambio de información de inteligencia. Por tanto, el fichaje de estos países no solo elevará la zozobra en Europa sino que multiplica las agresiones contra el pueblo kurdo. 
 En el primer día de la cumbre, el presidente norteamericano Joe Biden se reunió con Pedro Sánchez, el mandatario anfitrión. Acordaron un mayor despliegue norteamericano en el país (subir de cuatro a seis los destructores en la base de Cádiz, incrementar de 1.200 a 1.800 la cantidad de marineros) y un respaldo recíproco contra los flujos migratorios desde América Latina a Estados Unidos y desde el norte de Africa al Estado español. El momento de este pacto no podría ser más ilustrativo: cincuenta migrantes latinoamericanos fueron hallados muertos en un camión abandonado en Texas. Y en Melilla, ciudad española en el continente africano, casi cuarenta personas fueron asesinadas por las fuerzas marroquíes, en cooperación con las fuerzas españolas, cuando saltaban un vallado fronterizo. 
 Además de todo esto, la Otan ratificará el apoyo militar al régimen ucraniano, que incluye el suministro de armamento pesado.

 No a la escalada guerrerista 

La cumbre de la alianza atlántica desató una importante movilización de miles de personas este domingo en las calles de Madrid, que reclamó la disolución de la Otan, rechazó la guerra y cuestionó al gobierno de Sánchez por el envío de armas a Ucrania y la represión a los migrantes. Para el miércoles 28, se había previsto una nueva convocatoria, pero no fue autorizada.
 Es necesario repudiar la escalada guerrerista de la Otan y plantear el retiro de las tropas rusas de Ucrania. Con estas consignas, el Partido Obrero convoca un acto en la Cancillería argentina, el jueves 29 al mediodía.

 Gustavo Montenegro

martes, 28 de junio de 2022

Ecuador: la rebelión popular en la encrucijada


Tras dos semanas de intensas protestas, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), representada por una delegación, y el gobierno de Guillermo Lasso, representado por un grupo de ministros y secretarios, han entablado una mesa de negociación que se ha estancado rápidamente ante la imposibilidad de dar respuesta a las 10 demandas indígenas. 
 Leónidas Iza ha declarado públicamente que se ha logrado avanzar en 5 de los 10 puntos, lo que incluye la derogación de varios decretos presidenciales que abría las puertas a la extracción hidrocarburifera de zonas protegidas en selvas y bosques, así como la derogación del decreto 151 que daba poderes extraordinarios para avanzar en zonas protegidas fuera del alcance de la normativa precedente. Al mismo tiempo, señalan que el “aceite popular” – 20% por debajo del precio de mercado – y una primera rebaja de 10 centavos de dólar a los combustibles más consumidos son medidas insuficientes pero que permiten seguir avanzando. Otro punto alcanzado es la condonación de deudas familiares de hasta 3000 dólares y una revisión de las tasas de interés para montos superiores. 
 Estas medidas fueron en su mayoría anunciadas con antelación de la reunión por el propio presidente Lasso, como muestras de un diálogo. Además, ha sido derogado el estado de excepción por conmoción interna, aunque las protestas sigan en Quito y otras provincias y ciudades alargando la lista de heridos y muertos – se estipulan más de 5 manifestantes muertos. Según el ministro Interior de Ecuador, Patricio Carrillo, “hasta hoy tenemos alrededor de 77 cierres (de carreteras) a nivel nacional, y estábamos con un promedio de 350 cierres" (CNN, 28/06) Agregando que las movilizaciones van perdiendo caudal de manifestantes con el pasar de los días y los anuncios de gobierno. En contrapartida, la Conaie asegura que las protestas van a continuar hasta obtener los 10 puntos, esto según informó Iza tras una consulta a las bases. 
 Al ser consultado sobre el carácter político de las movilizaciones y ante un pedido de destitución de Lasso como presidente, solicitado por la bancada que responde a Rafael Correa en el parlamento, Iza aseguró: “No nos involucren con decisiones que son absolutamente de autonomía de la Asamblea Nacional, vía democrática, vía constitucional en esos temas nosotros no opinamos. Aquí estamos por los diez puntos, los resultados que llevaremos a nuestras comunidades” (El Universo, 27/06). 
 De esta manera, la Conaie vuelve a encapsular a las movilizaciones contra el gobierno en una cuestión reivindicativa sin perspectiva superiores. Tampoco plantea la unidad con otros sectores de la clase obrera como sindicatos o federaciones. Esta sectorización impulsada por Iza y la dirección oficial indígena choca con la realidad de las movilizaciones donde se han sumado a las protestas diversos sindicatos y organizaciones de todo tipo, plasmando la potencialidad de una lucha generalizada contra el gobierno de Lasso. La Conaie rechaza esta perspectiva por su propia política de conciliación con el Estado y se contenta con exigir la destitución de Castillo como ministro del Interior. En lo concreto actúa como un salvavidas del debilitado Lasso. 
 El correismo no tiene ninguna posibilidad de impulsar un juicio político contra Lasso, tampoco posee el visto bueno de la burguesía para hacerse cargo del gobierno. Por el contrario, ha dado muestras cabales de su apoyo al banquero al ceder algunas reivindicaciones parciales a la movilización indígena. 
 La pacificación de la rebelión popular no tiene lugar en el marco del descalabro mundial y, particularmente, latinoamericano. Ecuador ha entrado en una nueva fase de la crisis política acentuada por la guerra imperialista y la pandemia. 

 Joaquín Antúnez 
 28/06/2022

Hambre y propaganda de guerra en Ucrania


Las sanciones occidentales contra Rusia son mucho más dañinas que el bloqueo ruso de puertos ucranianos para el anunciado incremento del hambre en el mundo 

 “Para que el trigo valga dinero: agua, sol… Y guerra en Sebastopol”, se decía en Castilla. Imagino que el dicho se estrenó a mediados del XIX, tras la guerra de Crimea, y recuerda el gran papel de las ricas llanuras ucranianas y sus tierras negras en la producción de cereal y la dinámica de los precios. 
 Hoy, la guerra de Ucrania y las sanciones de respuesta que la invasión rusa ha recibido de parte de Estados Unidos y la Unión Europea han creado una situación ejemplar. Hay un peligro de hambre en zonas del sur global sobre el que advierte el Programa Alimentario de la ONU (WFP). 
 Digo ejemplar por la evidente y conocida relación entre los desastres de la guerra y el hambre (según el WFP, el 60% de los hambrientos viven en zonas afectadas por la guerra y la violencia) que, en el caso ucraniano, incrementará el colectivo de los que sufren hambre aguda en el mundo en 47 millones. Es decir, el número de hambrientos pasará este año de 276 millones (nivel de preguerra) a 323 millones, según esa fuente. Pero ejemplar también por cómo se utiliza este problema con fines belicistas en un contexto de propaganda de guerra.
 La guerra de Ucrania complica los impactos ya generados por otros conflictos: la pandemia, la crisis climática y los costes encarecidos por un incremento del precio del grano, que ya venía de antes, y por el transporte. El África subsahariana será el área más afectada. Egipto, Túnez, Turquía, Líbano, Siria, Argelia, Marruecos, Somalia, Etiopía y Sudán recibirán menos, y además más caro.
 Este informe del WFP se publicó en marzo, pero la mayoría de nuestros medios de comunicación solo se hicieron eco de él en junio. Y con frecuencia, informaron mal. 
 Rusia y Ucrania responden por el 30% de la exportación global de trigo. Ambas son también grandes exportadoras de cebada, maíz, semillas de girasol y aceite de girasol. Gran parte de esa exportación va al sur, en Asia, Oriente Medio, África del Norte y subsahariana, donde se localizan algunos de los países más pobres del mundo, que ya estaban al límite por los efectos de las subidas de precios, el estrés producido por la pandemia y las habituales lacras: guerra, corrupción, desigualdad, mala administración… 
 Desde la OTAN se dice que el bloqueo ruso de los puertos ucranianos es el motivo del aumento cuantitativo del hambre que ONU y WFP anuncian y contabilizan. Pero Rusia exporta mucho más que Ucrania: el 20% del trigo, harinas y derivados, frente al 8,5% de Ucrania. Por eso, lo que no dice la OTAN, la UE y EE.UU. –y con ellos, el grueso de nuestros medios de comunicación– es que en la génesis de ese peligro las sanciones occidentales contra Rusia son mucho más significativas que el bloqueo ruso de puertos ucranianos.
 Las sanciones impuestas a Rusia impiden la exportación del grano ruso. El 50% de ese grano –que es mucho más que todo lo que Ucrania exportaba desde sus puertos– se exportaba desde el puerto ruso de Novorosisk, en la costa oriental del Mar Negro. Como consecuencia de las sanciones, los barcos no pueden acceder a ese puerto a cargar. Las compañías de seguros no cubren el tráfico de esos barcos, y los barcos con bandera rusa no pueden usar las infraestructuras portuarias. Además, Rusia no puede cobrar ese comercio de grano, porque los sistemas de pago están bloqueados y los bancos internacionales cerrados para su actividad.
 Las sanciones financieras impiden que Rusia cobre esas exportaciones e introducen el riesgo de que los pagos a través de bancos y sistemas controlados por los sancionadores sean confiscados, como ha ocurrido con los 300.000 millones de dólares rusos que estaban depositados en Estados Unidos (y con los 9.000 millones afganos, cuya apropiación, en revancha por la debacle militar en Afganistán, agrava el hambre en aquel desgraciado país, y con los miles de millones iraníes robados en respuesta a la revolución de 1979, y…). 
 El segundo aspecto por el que las sanciones agravan la situación tiene que ver con los fertilizantes. Su precio se ha incrementado a causa del aumento del precio del gas con el que se producen. Rusia y Bielorrusia son el primer y el sexto productor mundial de ellos, respectivamente. Juntas representan el 20% de la producción global. Y ambas están sometidas a sanciones. Las sanciones occidentales contra su adversario geopolítico son un factor de incremento del hambre más importante que el bloqueo de los puertos ucranianos
 Así que todo eso afecta a los precios. Y la subida de precios repercute directamente en las posibilidades de los más pobres para pagar sus alimentos: muchos de los que antes iban justos ahora no llegan, advierte el WFP.
 No puede decirse, por tanto, como afirma el bloque UE/OTAN y EE.UU., que el responsable es Rusia, o que es solo Rusia. Obviamente hay una clara responsabilidad rusa por haber iniciado la invasión, responsabilidad inseparable de las circunstancias que la propiciaron también desde fuera de Rusia. Lo más diplomático que se puede decir es que hay una responsabilidad compartida. Y lo más objetivo es decir que las sanciones occidentales contra su adversario geopolítico en este conflicto son un factor de incremento del hambre más importante que el bloqueo de los puertos ucranianos, que los rusos están dispuestos a levantar bajo determinadas condiciones. 
 Pese a eso, el mensaje que nos envían los políticos atlantistas y sus medios de comunicación es inequívoco. El 24 de mayo, en Davos, la inefable presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que “Rusia está bombardeando silos en Ucrania, bloqueando barcos cargueros ucranianos llenos de trigo y girasol y acaparando su propia exportación de alimentos como una forma de chantaje. Eso es usar el hambre y el grano como recurso de poder”. (Wall Street Journal, 24 de mayo: “Ukraine-Russia War Is Fueling Triple Crisis in Poor Nations”).
 “Debemos garantizar que esos cereales se envían al mundo, de lo contrario millones de personas pasarán hambre”, dice la ministra de exteriores canadiense, Melanie Joly.
 Lo que se abre paso con estas declaraciones es una campaña para romper militarmente el bloqueo ruso de la costa ucraniana alegando “catástrofe humanitaria”. Es decir, una escalada militar aún más peligrosa. Al día siguiente de la declaración de von der Leyen, el editorial del WSJ explicaba de lo que se trata bajo el titular, “Romper el bloqueo alimentario de Putin”: “El mundo necesita una estrategia para romper el bloqueo ruso de los puertos ucranianos para que se pueda exportar alimentos y otros productos, y eso significa un plan para usar barcos de guerra que escolten cargueros mercantes fuera del Mar Negro” (…) “el mundo civilizado deberá actuar pronto para evitar una crisis humanitaria aún mayor”. Putin está usando la “presión alimentaria global para que la OTAN y otras naciones accedan a una paz en sus términos”. Y el diario proponía “una coalición internacional de barcos de guerra” independiente de la OTAN para llevarla a cabo sin que Rusia pueda denunciar provocación. 
 La guerra va para largo. Los centros de poder y medios de comunicación occidentales abogan claramente por su eternización. El Kremlin tampoco está interesado en una negociación mientras no tenga un claro, o aparente, resultado de éxito militar que presentar como desenlace. Cualquier pretexto “humanitario” será, y es, explotado en ese contexto belicista. El incremento del hambre en el Sur no importa en Bruselas, ni en Washington, ni en Wall Street. Y para Moscú es un “efecto colateral” de las mal calculadas sanciones occidentales contra Rusia. 

 Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona), fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.

G7, las potencias capitalistas conspiran

El encuentro se desarrolla en Baviera, en el sur alemán El G7, grupo que nuclea a las principales potencias capitalistas del mundo (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón), desarrolla entre el 26 y el 28 de junio su cumbre en Elmau, Baviera, en el sur alemán. Entre los países invitados, figuran la Argentina, India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, tuvo una participación online, de la que solo se conocieron en forma pública algunos extractos. 
 El eje del encuentro está puesto en los enfrentamientos con Rusia y China. En el caso de Moscú, se están resolviendo nuevas sanciones para afectar al Kremlin. Entre ellas, la prohibición de las importaciones del oro ruso, del cual el Reino Unido era hasta ahora uno de los principales compradores. También se estudian trabas al acceso de Rusia a ciertos insumos industriales y tecnológicos, y un precio tope al petróleo proveniente de ese país. Si bien Washington y Bruselas han establecido ya un embargo al crudo ruso, la medida en consideración valdría para otros países. 
 En el caso de China, se acordaría un paquete de 600 mil millones de dólares en inversiones en infraestructura en naciones periféricas o de “desarrollo medio”, como un modo de competir con la ruta de la seda de Beijing. Esta iniciativa encuentra sus límites en el propio cuadro económico internacional, signado por las subas de las tasas de interés, un elevado endeudamiento estatal y corporativo, la reticencia empresaria a invertir debido a la caída de la rentabilidad, y las tendencias recesivas. 
 El encuentro en Elmau busca mostrar una postal de unidad frente a Moscú, en momentos que han surgido disensiones entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), por un lado, y dentro de los propios Estados Unidos, por otro, con respecto al conflicto bélico. En términos generales, la cuestión pasa por si se debe continuar la guerra y tratar de dar un golpe de fondo al Kremlin, o, por el contrario, se debe explorar un cese de hostilidades que incluya un reparto territorial. (A estas disputas podríamos añadir las que han estallado entre Londres y la UE por el protocolo sobre Irlanda del Norte). 
 El agrietamiento en el imperialismo es inseparable de las dificultades que está encontrando Ucrania en el terreno militar, ya que Rusia -tras su fracaso en capturar Kiev- ha logrado progresos en el este; los límites de la política de sanciones económicas (Moscú reorientó con cierto éxito sus exportaciones energéticas hacia India y China, y el rublo se ha revalorizado); y del propio agravamiento de la crisis internacional, con una aceleración de las tendencias inflacionarias tras el estallido del conflicto, que incrementa el mal humor social en las metrópolis -en el caso de Estados Unidos, a pocos meses de las elecciones de medio término. 
 La agudización de la crisis capitalista no deja indemne a ninguno de los contrincantes del tablero internacional. Golpea tanto a Rusia y China como al imperialismo, y es partera de crisis políticas (acaba de caer el gobierno de Bulgaria) y levantamientos populares (Ecuador, Sri Lanka). 
 En su alocución en la cumbre, el presidente argentino Alberto Fernández tuvo una intervención adaptada a los convocantes: ratificó la condena a la invasión rusa, pero omitió toda crítica a la expansión de la Otan y el despliegue imperialista en el este europeo. Planteó que la política de sobrecargos del FMI por ciertos préstamos debe ser revisada, esto después de cerrar un acuerdo con el organismo financiero que refuerza la tutela del imperialismo sobre el país -a tal punto que incluye una revisión trimestral de cuentas. 
 La reunión del G7 tendrá su prolongación en la cumbre de la alianza atlántica, que está por empezar en una ciudad de Madrid sitiada por las fuerzas de seguridad. Allí se dará un nuevo paso hacia la integración de Suecia y Finlandia a la Otan, perfeccionando el cerco contra Rusia y profundizando las tendencias bélicas. El fin de semana, miles de personas marcharon en repudio a este cónclave.
 Luchemos por la disolución de la Otan. Fuera el imperialismo del este europeo. Retiro de las tropas rusas de Ucrania. 
 Que la crisis la paguen los capitalistas. Por gobiernos de trabajadores y el socialismo.

 Gustavo Montenegro

sábado, 25 de junio de 2022

Aborto en Estados Unidos: avance reaccionario anunciado


La Corte Suprema anuló el fallo Roe Vs. Wade que legalizaba la interrupción voluntaria del embarazo a nivel federal.

 El atraso en el que está hundido el principal país imperialista del mundo es otra muestra de la completa inviabilidad del capitalismo y una expresión de la debacle económica, que empieza a encontrar respuestas en las luchas obreras y en la sindicalización creciente de la clase trabajadora, que obtuvo un resultado exitoso reciente en la organización de trabajadores de Amazon. 
 El golpe reaccionario de la corte se da en este cuadro. Los sectores populares se topan con ataques a derechos que se otorgaron muy tardíamente. También hay que marcar que nunca fue posible el acceso igualitario al aborto debido a los costos del mismo, que hoy ronda los 530 dólares (Jacobin). La deriva de la anulación del fallo Roe vs Wade puede terminar en la penalización de la homosexualidad en algunos Estados. La amenaza figura en el fallo del juez Clarence Thomas, un afrodescendiente reaccionario hasta los tuétanos. Varias activistas están proponiendo cerrar sus apps de seguimiento de ciclo menstrual o cualquier otra que pueda ser usada para presentar pruebas contra mujeres que abortan. Lo que se llama un régimen del terror. 
 Las legislaturas “han impuesto requisitos draconianos a las clínicas y han obligado al personal a someterse a un proceso burocrático; han obligado a los médicos a recitar mentiras a sus pacientes y han exigido ecografías innecesarias y onerosos períodos de espera”. Así describe la activista Jenny Brown el cuadro actual (Jacobin, 5/5). Aún en este grave cuadro, precedido por otros obstáculos como el fallo Hyde que impidió el giro de fondos federales para garantizar la práctica, continuó el proceso de cooptación demócrata que evitó consolidar una ley de aborto que evitara la fragilidad legal actual producto de lo cual cinco personas deciden terminar con varios derechos. 
 Aunque en 13 Estados con claridad se procederá a la prohibición porque ya tienen leyes que los habilitan, el Instituto Guttmacher calcula que son 26 los Estados en los que puede haber retrocesos. 

 La responsabilidad del Partido Demócrata 

En 2007 Obama prometió una ley que reglamentara el fallo. Cuando asumió en 2009 decidió no cumplir su promesa. Avanzar para que el movimiento castigue a los demócratas y se plante de manera independiente de los partidos del régimen es vital. 
 Desde septiembre tiene media sanción una “Ley de protección de la salud de la mujer” que admite la práctica del aborto hasta la viabilidad. Su aprobación en el Senado está cuestionada, aunque es posible si los demócratas abandonan el “filibusterismo” (obstruccionismo parlamentario). “Debemos aprobar una legislación que codifique el caso Roe v. Wade (…) Y si no hay sesenta votos para hacerlo (por los requisitos del Senado), debemos reformar el filibusterismo para aprobarla con cincuenta votos” dijo Biden tratando de mostrar una firmeza que nunca caracterizó a su espacio político responsable de haber llegado a este punto. En mayo había dicho que no iba a modificar la pauta de votación en el Senado y es preciso recordar que el actual presidente votó a favor de la enmienda Hyde. No es de fiar nada de lo que digan los demócratas. 
 Desde la aprobación en la Cámara de Representantes de la Ley por la salud de las mujeres no hicieron nada por su avance, cuando ya hace más de un mes que está confirmada la derogación del fallo Roe. La conmoción social por la derogación es muy grande. Solo moviendo masas en todo el país se puede revertir el ciclo de retroceso de años de avances reaccionarios. 
 Las responsabilidades demócratas son recordadas en estos días, ya que cuando fueron gobierno y pudieron no quisieron darle un estatus más seguro al aborto legal. Mientras que el 70% de la población está a favor del aborto, el régimen garantiza que cinco de los suyos lo hagan caer. Esto pasa en “la mejor democracia del mundo” donde la policía mata a negros y goza de la más completa impunidad y los pibes matan a otros porque gobierna la Asociación del Rifle. 

 La importancia de volver a las calles por el aborto legal

 En Estados Unidos se emitió el fallo “Roe vs Wade” en 1973 bajo presión de un movimiento de mujeres que venía en alza en EEUU y en muchos otros países del mundo. Eso ocurrió 53 años después de que el gobierno de la URSS legalizara el aborto apenas a dos años de la revolución. La supremacía del gobierno de las y los trabajadores se ve claramente en estos hechos. En Argentina, 100 años después que en la URSS, se aprobó una ley de legalización parcial, hasta las 14 semanas, arrancada con miles y miles en las calles. Por su parte, la degeneración estalinista brilló por lo contrario: ilegalización temporaria, persecución a las diversidades, vuelta de la mujer a la vida doméstica. Cualquier parecido con la realidad del capitalismo en decadencia no es coincidencia. 
 Luego de la segunda ola del feminismo que conquistó este derecho en 1973 (encuadrado en el derecho más general a la privacidad), la orientación que primó fue la de la cooptación del movimiento. La confianza de que el capitalismo se puede humanizar o mejorar. En el transcurso de estos años el feminismo se topó con las enormes contradicciones que supone reclamar derechos sin golpear al régimen que los niega y dando la espalda a las mayorías. La marca del feminismo burgués (por su programa) que permitió el carrerismo estatal de unas pocas a expensas de las mayorías de mujeres pobres, afrodescendientes y latinas. 
 La lucha de la mujer en EEUU transitó la búsqueda de una igualdad capitalista luego de la segunda ola, entre mujeres y hombres, consumada en el destaque de algunas en puestos del Estado. La presencia de las mujeres en el ejército norteamericano solo sirvió para convertirlas a ellas en violadoras de prisioneros, como ocurriera en Abugh Rahib. Sin embargo, las condiciones de vida de las mujeres empeoró considerablemente durante los últimos 50 años, a un ritmo superior de la pauperización vivida por el conjunto de la clase obrera. 
 Con las mujeres desmovilizadas el olor rancio del capital avanzó. El financiamiento a los sectores neopentecostales por parte de patronales y sectores republicanos impactó en la lucha contra la ola verde en Argentina y financió la campaña de Bolsonaro. 
 Para arrancar la ley en el Senado, que es solo una punta para desarmar el camino reaccionario consolidado en cada Estado, será necesario sacar conclusiones de cómo actúan los partidos del régimen. 
 En EEUU resulta esencial volver a las calles por el aborto legal de forma independiente de lxs demócratas. 
 En política no hay vacíos, si no avanzamos nosotras avanza la derecha bajo los ojos cómplices de un progresismo postrado y concentrado en cumplir con el FMI. Que la ola verde vuelva al centro de la escena en toda América.

 Vanina Biasi

viernes, 24 de junio de 2022

Algoritmo sensible, élites insensibles: el problema de raíz del capitalismo 4.0


Recientemente trascendió la noticia de que el gigante tecnológico Google suspendió a un ingeniero de su planta tras revelar que una Inteligencia Artificial tiene vida propia.

 “Es sensible”, afirmó Blake Lemoine, en referencia al chatbot LaMDA, acrónimo de Modelo de Lenguaje para Aplicaciones de Diálogo (El Destape, 13/06/2022).
 Rápidamente acuden a nuestra imaginación películas y series que cuentan acerca de un futuro distópico, donde una especie de “dictadura cyborg” domina la tierra. No nos interesa aquí filosofar acerca del límite entre lo posible y lo imposible, sino más bien problematizar acerca de las características de esta transformación tecnológica, que es objetiva, material y pretende aparecer como irreversible. 
 Desde el Foro Económico Mundial, que año a año se reúne en Davos, vaticinan los escenarios de un futuro que interpela la imaginación del mejor cineasta. En los últimos tiempos este Foro, donde una nueva aristocracia financiera y tecnológica resuelve una serie de objetivos estratégicos que luego se operacionalizan e imponen como decisiones políticas para toda la humanidad, viene proponiendo el “Gran Reseteo”, una iniciativa que llama a dar forma a una recuperación económica y a la futura dirección de las relaciones globales en nombre de una supuesta prosperidad de todos. 
 La guerra, la pandemia y la destrucción del planeta asedian al mundo como si fueran las Plagas de Egipto. La diferencia es que esto no se trata de un relato bíblico, sino que son obras de un capitalismo insaciable que, lejos de todo lo que vociferan los libertarios, se muestra como un sistema incapaz de garantizar la continuidad de la vida humana. La ONG Red de Huella Global anunció que el próximo 28 de julio será el “Día del Sobregiro de la Tierra de 2022”, y marca la fecha en que la humanidad utilizará todos los recursos biológicos que la Tierra regenera durante todo un año calendario. 
 A eso se agrega una inflación mundial descontrolada, una economía que no crece, un aumento descomunal del precio de los alimentos y la energía, que realmente hacen pensar que el escenario futuro es catastrófico. Será la extensión de un presente que ya lo es. 
 Un simple ejemplo basta para dimensionar la escala del asunto: Andrew Bailey, el gobernador del Banco de Inglaterra -cuna histórica del capitalismo- pidió disculpas a los parlamentarios británicos y anunció “apocalípticos aumentos de precios de los alimentos a nivel mundial”, que van a generar “una hambruna global” (Clarín, 17/05/2022). 
 En economía política es sabido que, dentro del capitalismo, un mayor desarrollo de la ciencia y la tecnología, produce una prescindencia mayor de la mano de obra, ensanchando la brecha entre una clase trabajadora calificada, a la que los estrategas del marketing llaman “colaboradores” y tientan con salarios en dólares, y un ejército de trabajadores con “saberes obsoletos” condenados a la precariedad, conformando, como remanente, una “clase inútil” que se traduce en un aumento de la desocupación y la pobreza a escala global.
 Los CEO´s del mundo lo saben muy bien. Elon Musk ya hablaba del tema en 2017, cuando en la Cumbre Mundial de Gobierno sostuvo que “cada vez habrá menos trabajos que un robot no pueda hacer”, por lo que “surgirán nuevos empleos en los que sea fundamental combinar la inteligencia humana con la inteligencia artificial para que se potencien. Habrá que implementar algún programa frente al “desempleo masivo” (Forbes, 26/08/2021). 
 También Barak Obama, ex presidente demócrata de EEUU, en su participación en el Digital Entreprise Show (DES 2022) explicó que, indudablemente, la automatización “va a reducir el número de empleos que realizan tareas repetitivas. Lo que necesitamos es reimaginar cómo se distribuye el trabajo, puede que tengamos menos empleos que antes. Debemos tener esta conversación ahora para que cuando llegue toda esta revolución estemos preparados. No estamos anticipando lo rápido que están viniendo estos cambios. Debemos plantearnos ya la jornada de cuatro días por la llegada de la inteligencia artificial” (El Español, 14/06/2022). 
 La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que tenemos una población mundial de 8000 millones de personas, donde la fuerza de trabajo que se encuentra ocupada hoy es de 3.300 millones de personas, de las cuales 2.000 millones cuentan con trabajos informales y apenas 1.300 millones con trabajos formales, con Derechos garantizados. Es decir, el trabajo “digno” sólo emplea al 41% de la población económicamente activa a nivel mundial. 
 En cuanto a las proyecciones para 2022, también la OIT, en su informe “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2022”, prevé un aumento récord de desocupados, después de dos años de crisis pandémica, observando “daños potencialmente duraderos en el mercado de trabajo”, aumentando la población obrera sobrante (OIT, 17/01/2022). 
 El Instituto McKinsey publicó en un informe que un 5% adicional de trabajadores se agregará al 22% de la población que ya era vulnerable antes de la Pandemia de Covid-19. El Informe, estima que cerca de ocho millones de personas podrían ser desplazados de sus trabajos por este proceso de automatización y digitalización para el 2030, es decir, dentro de 8 años.
 Esto nos deja ver dos cuestiones fundamentales. Por un lado, que producimos igual o más en menos horas de trabajo formal. Por el otro, surge de manera inevitable un cuestionamiento acerca de qué ocurre con el tiempo de ocio, o el “tiempo disponible” que se libera en los días y las horas que “no se trabaja”, dado que los límites entre nuestro tiempo de trabajo y nuestro tiempo de ocio se desdibujan con la irrupción masiva de la virtualidad. 
 En este tiempo de claroscuros, los grandes avances de estas “nuevas fábricas” -las plataformas digitales a las que accedemos desde nuestros dispositivos móviles- generan condiciones extraordinarias de producción y apropiación de riquezas basadas en el tiempo (no pago) que dedicamos frente a nuestras múltiples pantallas, posibilitando un lucro excepcional y una capacidad de moldear los comportamientos de la humanidad de una manera cada vez más sofisticada.

 ¿La reducción de la jornada y el salario básico universal como salida? 

 La reducción de la jornada laboral y el salario básico universal, son, para las élites económicas dominantes, salidas elegantes del atolladero civilizatorio donde han puesto al conjunto de la humanidad luego de haber trasnacionalizado y digitalizado los mecanismos de extracción de plusvalía. Proyectos de ley que intentan regularlos, rondan los parlamentos del mundo para ser debatidos e incorporados, con matices, a la política de Estado de sus países. 
 En Inglaterra recientemente se supo de una prueba piloto en 60 empresas, que redujeron su jornada laboral a 4 días a la semana. Ya se han registrado también casos en Islandia, Japón y Suecia. Argentina no es la excepción, existen proyectos de ley circulando en la Cámara de Diputados para ambos temas. 
 Dichas iniciativas se configuran como paliativo a este nudo gordiano que, por lejos, las trasciende. Creemos que el interrogante que se abre debe ser acompañado por una profunda discusión sobre el régimen de propiedad de los sectores estratégicos de la economía contemporánea, y cómo los sectores económicos “intensivos en conocimiento” se apropian de riquezas que la humanidad toda produce en la digitalización y virtualización de la vida económica, política y social.

 La disputa por el tiempo disponible 

 Con todo esto cabe preguntarnos: ¿Ya no disponemos ni siquiera de nuestro tiempo de ocio?, ¿Hay una apropiación aún mayor del tiempo disponible social? Si ya el tiempo de trabajo necesario para que este sistema funcione se reduce al mínimo, porque la tecnología hace por nosotros lo que antes solo era posible por la acción humana, ¿quién se apropia de ese tiempo disponible que la humanidad en su conjunto ha liberado por la revolución tecnológica en curso?
 Más allá del dilema ético sobre los grados de humanización que pueda adquirir la Inteligencia Artificial, el problema es que, a pesar de que la automatización de los procesos productivos llegue a límites impensados, los seres humanos seguimos siendo los únicos capaces de producir riqueza.
 Es el trabajo social, en su acepción más amplia, la actividad creadora que posibilita el mismo desarrollo científico y tecnológico. Hay que preguntarse, entonces, si estará al servicio del bienestar de los y las que trabajan o seguirá bajo la lógica de un capitalismo en el que cada vez la frazada es más corta. 

 Paula Giménez, Matías Caciabue | 22/06/2022 

 *Cacciabue es licenciado en Ciencia Política y Secretario General de la Universidad de la Defensa Nacional, UNDEF en Argentina. Giménez es Licenciada en Psicología y Magister en Seguridad y Defensa de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos. Ambos son Investigadores del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Corte de EEUU: armas y oscurantismo


La mayoría de la Corte Suprema norteamericana, paso a paso, va armando una arquitectura jurídica fascistizante en sintonía con el bloque republicano que responde a Donald Trump. Este viernes directamente anuló el fallo Roe vs Wade, que impedía a los Estados prohibir el derecho a interrumpir el embarazo. Es un ataque decisivo a los derechos democráticos de alcance internacional. 
 La Corte también había considerado legítimo que el gobierno de Trump permitiera a los patrones con objeciones religiosas negar la cobertura de anticonceptivos a las trabajadoras, la discriminación laboral a los docentes laicos de escuelas confesionales -o sea, que puedan echar a proabortista, gays o lesbianas- Legitimó también que una agencia católica de servicios sociales en Filadelfia desacate las leyes y se niegue a atender parejas homosexuales que pretenden adoptar. 
 Recientemente, bloqueó el derecho a enseñar sobre el peso que tuvieron los intereses esclavistas en la emancipación norteamericana y sobre los orígenes materialistas del racismo. Sus fallos legitiman leyes locales que imponen graves sanciones a docentes y escuelas que impartan una educación sexual que no demonice la disidencia sexual y escuche las dudas del alumnado respecto de las identidades genéricas.
 En los últimos quince días, el bloque que encabeza Clarence Thomas dio dos nuevos zarpazos sobre los derechos democráticos y el laicismo. 

 Subsidios a la derecha religiosas 

Un fallo obliga al Estado a subsidiar a las escuelas religiosas al punto que hasta el derechista Washington Post opina que “la Corte crecientemente relaja la línea constitucional entre la Iglesia y el Estado”. Hasta ahora, el gobierno pagaba la matrícula en escuelas privadas a estudiantes secundarios de zonas rurales del Maine, donde existen pocas escuelas públicas. Son unos 5.000 chicos. El requisito era que tuvieran una currícula similar a las públicas y eso excluye a las confesionales o cuya enseñanza partiera de principios religiosos. 
 El quinteto de jueces ultraconservadores de la Corte Suprema calificó la semana pasada esa restricción como discriminatoria y lesiva para la libertad religiosa, y ordenó extenderles el subsidio. “Un estado no necesita subsidiar la educación privada -dice el fallo- pero una vez que decide hacerlo, no puede descalificar a algunas escuelas únicamente porque son religiosas.” 
 Así las cosas, los chicos estudiarán a costa del Estado en instituciones que enseñan que los homosexuales son inmorales, que dios “ha ordenado funciones espirituales distintas y separadas para hombres y mujeres, y el esposo debe dirigir el hogar” y cuyo plan de estudios busca "determinar un marco cristiano para ejecutar la política exterior". 
 Es un tributo más. En Ohio, desde los años 90, las familias podían solicitar subsidios para que sus hijos estudiaran en escuelas privadas -las “escuelas voucher” que impuso el pinochetismo en Chile y propone aquí Javier MIlei. Por motivos curriculares y en nombre de la separación de la Iglesia y el Estado, las confesionales no eran una opción. Con argumentos como los de Maine, los jueces las incluyeron tanto en Ohio como en Montana. 
 Los jueces Stephen Breyer y Sonia Sotomayor, que votaron en minoría, acusaron a la mayoría de desmantelar “el muro de separación entre la iglesia y el Estado que los padres fundadores lucharon para construir”.
 Mientras las ONG laicistas acusaron a “la mayoría ultraconservadora de la Corte Suprema de obligar a los contribuyentes a financiar la educación religiosa”, la derecha religiosa celebró el carácter estratégico del fallo y prometió avanzar sobre lugares clave como Nueva York, Nueva Jersey, Florida, Pensilvania y otros.

 Licencia para matar

 Esta semana, la Corte dictaminó que los ciudadanos tienen el derecho fundamental de portar armas de fuego en la calle. El fallo de 6 votos contra 3 anula una ley de Nueva York que databa de 1913 y requería que una persona demostrara que tenía necesidades legítimas de defensa personal para recibir un permiso de porte de armas. Es una decisión histórica que impide que los estados restrinjan con normativas propias el derecho a andar armado. 
 El fallo no afecta solo a Nueva York sino a otros ocho estados que tienen legislaciones similares. 
 En el contexto de sucesivas masacres en la calle, supermercados y escuelas, la decisión de la Corte es especialmente provocadora. En 2020, 45.000 estadounidenses fueron asesinados por individuos que portaban armas de fuego. 
 El patético papel de Joe Biden y los demócratas y liberales, que se limitan a manifestar su tristeza, enojo o decepción, es una prueba inapelable de que el único camino para defender los derechos de cualquier tipo pasa por un enfrentamiento de clase, independiente de cualquier bloque patronal.

Olga Cristóbal
24/06/2022

jueves, 23 de junio de 2022

Nueva rebelión popular en Ecuador


Los últimos diez días Ecuador ha sido protagonista de una rebelión popular que se ha extendido como una reguera de pólvora por las provincias. Encabezada por la población indígena del interior del país ha llegado a Quito para recrear escenarios similares a los vistos durante la rebelión popular del 2019, en ese entonces contra el acuerdo de Lenin Moreno con el Fondo Monetario Internacional (FMI). 
 Ahora, las protestas se desarrollan contra Guillermo Lasso, electo hace menos de un año. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) es quien formalmente se encuentra al frente de las movilizaciones y su brazo parlamentario Pachacutik apoya desde el recinto. Las reivindicaciones levantadas por la Conaie están destinadas a medidas que permitan morigerar el shock que ha significado la disparada de precios internacionales y del costo de vida para la población. 
 El golpe fundamental ha sido el alza de los precios de los combustibles como resultado de las sanciones de la OTAN contra Rusia. Esto ha derivado en un aumento exponencial del costo de vida de todo un sector de la población indígena que sobrevive gracias a la agricultura y la venta ambulante –lo que demanda un gran consumo de combustibles y otros químicos. 
 Leonidas Iza -presidente de la Conaie es quién se expresa como la voz dirigente del conflicto- ha expresado reiteradas veces su intención de llegar al diálogo con el gobierno y frenar las protestas y movilizaciones que han paralizado la actividad económica de todo el país prácticamente. 
 El gobierno de Lasso ha ofrecido una serie de propuestas que no atienden las demandas fundamentales de los manifestantes, el referido al precio de los combustibles y a la reversión de las concesiones mineras. A esto debe agregarse que el propio presidente ha firmado el decreto 455 que “incluye la movilización de varias instituciones, el despliegue de operaciones coordinadas entre la Policía y las Fuerzas Armadas, limitación de las aglomeraciones, toque de queda que restringe la libertad de tránsito desde las 22:00 a las 05:00 en el Distrito Metropolitano de Quito, para preservar la seguridad ciudadana y el orden público.” (CNN, 22/06)
 Lasso ha justificado esta decisión señalando el carácter violento de las movilizaciones y que el fin de estas protestas es acabar con su gobierno. Lo cierto es que hay dos manifestantes muertos en situaciones donde la responsabilidad apunta hacia las propias fuerzas represivas enviadas por el presidente. Iza ha declarado a su turno que la Conaie promueve movilizaciones pacíficas y que respetan a las autoridades electas democráticamente. 
 Esta benevolencia con el gobierno no se observa al consultar a los manifestantes. El diario El Comercio (23/6), afin a Lasso, ha buscado obtener las expresiones de los indígenas de base que participan de las protestas en Quito: “Puede ser un mes, puede ser dos meses (...) La guerra vendrá, pero aquí vamos a luchar hasta sacar al presidente", brama María Vega (47 años), quien sobrevive haciendo varios oficios. Otra manifestante ha señalado: “Ellos tienen armas. ¿Cómo se va a comparar un arma con un palo o con una piedra? No nos pueden poner en condiciones de igualdad”, dice a la AFP Luzmila Zamora (51). A lo que agrega: “Queremos un gobierno que trabaje para el pueblo, para el Ecuador entero, no solo para la clase alta”. En otro punto de la manifestación, Marco Vinicio Morales, un pastor evangélico de 40 años, no entiende cómo un país “con producción de petróleo a gran escala, oro y plata” esté sufriendo por “el alto costo de la vida”. Así que “si no hay respuesta, el mismo Lasso va a cavar la tumba y debe ser destituido”. 
 Estas declaraciones chocan con la política conciliadora de la Conaie. En 2019, la Conaie dio por finalizada las protestas tras un acuerdo precario con Lenin Moreno en el momento más alto de la rebelión popular.

 Joaquín Antúnez
 23/06/2022

Colombia ante un nuevo escenario


Gustavo Petro fue electo presidente 

La victoria en las urnas de la fórmula Gustavo Petro y Francia Márquez representa un golpe al régimen colombiano y, por elevación, a las aspiraciones de la derecha y el imperialismo en el continente. Petro crece diez puntos porcentuales y obtiene el 50,4%, una diferencia de más de tres puntos sobre su contendiente Rodolfo Hernández. Incide, en esto, la ampliación de la participación en más de un millón de nuevos electores con respecto a la primera vuelta y un descenso del voto en blanco. También, una campaña militante que limitó el peso del fraude y de los aparatos tradicionales.

 Polarización 

El resultado de la elección no puede disociarse de la tendencia a la polarización social y política que impera en Colombia. Un ejemplo: la distribución geográfica del voto, que repitió la de la primera vuelta. Petro ganó con holgura en las regiones pobres del Cauca, de Suroccidente, del Caribe y de la Amazonia, además de la capital Bogotá y las grandes ciudades. Mientras que Hernández tuvo su mejor desempeño en las zonas norte y centro del país, más conservadoras y de mayor poder adquisitivo. También en Antioquia, bastión del uribismo. 
 Otra expresión de esta polarización es el traslado de los votos de aquellos candidatos que quedaron fuera de la segunda vuelta. Los de “Fico” Gutiérrez –respaldado por el uribismo-, fueron casi íntegramente a Hernández. Mientras que los del centro político, a contramano de las encuestas, optaron mayoritariamente por Petro. 
 La polarización en Colombia se cristaliza tras la rebelión popular de 2021, con meses de paros, movilizaciones, bloqueos y luchas callejeras. Un dato relevante es que la coalición que lidera Petro, el Pacto Histórico, está integrado por –prácticamente- la totalidad de las expresiones políticas que intervinieron en esas jornadas. Esto incluye tanto a los sectores que eran partidarios de una salida acordada con el gobierno de Iván Duque (el llamado Comité del Paro) como quienes luchaban por abrir paso a una dirección alternativa (coreando “el Comité del Paro no nos representa”). 
 La candidatura a la vicepresidencia de Francia Márquez –en detrimento del histórico Partido Liberal- y su actual postulación para encabezar el naciente ministerio de la Mujer y la Igualdad, responden a este descontento. Francia, una destacada líder ambiental y social, actuó durante la campaña como la representación de los sectores más postergados, y también del activismo juvenil que protagonizó los bloqueos durante la rebelión. Esto colaboró a que muchos de quienes impugnaban por izquierda la trayectoria de Petro y su rol de sostén del gobierno de Iván Duque al momento de las protestas, aceptaran el liderazgo del ex guerrillero.
 Junto a esta figura, también se operó una modificación en la contienda de la segunda vuelta. El Pacto Histórico pasó de lanzar actos públicos que pretendían masividad a focalizarse en el voto a voto, las campañas de nicho y las recorridas en todos los rincones del país, con Petro y los principales referentes a la cabeza. En el sostén de esta iniciativa quedó de manifiesto la estructura militante de las fuerzas que integran el Pacto Histórico. Todo esto colaboró en despertar el apoyo de nuevos sectores de la población explotada que estaban al margen de los procesos electorales. 
 Las grandes mayorías del país viven el triunfo del Pacto Histórico como una victoria propia, aunque el significado de esa victoria no es el mismo entre sus sostenedores. Petro aglutina todas las variantes con ascendencia popular, sin desmedro de que cada una sostenga una plataforma divergente o hasta contrapuesta a la de otra fracción de la coalición. 

 “Gobierno de izquierda” 

El futuro gobierno de Petro es señalado como el primero “de izquierda” en Colombia. Pero esta afirmación debe ser precisada. 
 El ala “izquierda” del nacionalismo colombiano fue privada de esta oportunidad por recursos extremos: el magnicidio de sus líderes políticos y el exterminio de miles de militantes de todas las tendencias, es decir, la apelación al fascismo, ejecutado por los gobiernos “civiles” colombianos, en concurso con la “democracia” estadounidense. Lo mismo vale para la experiencia de otra “izquierda”, la guerrilla, que estuvo a la cabeza de un movimiento popular con base social campesina durante largas décadas, derrotada por la ofensiva política y militar del ex presidente Álvaro Uribe. 
 La asunción de Petro plantea una alteración de régimen. Pero este cambio no consiste en una ruptura con el entramado actual, sino en un reciclaje del orden político y social vigente, que buscará ser llevado adelante mediante una transición ordenada. Es una variante que ya fue ensayada por el ex presidente Juan Manuel Santos. 
 En 2016, Santos firmó los acuerdos de paz con la guerrilla en Oslo y La Habana. Este compromiso fue avalado por un sector de la burguesía colombiana y del entonces presidente estadounidense Barack Obama. Los acuerdos ofrecían una serie de garantías democráticas para los excombatientes derrotados. Como contrapartida, permitían al imperialismo cerrar un frente en su patio trasero y proceder a un apaciguamiento continental que incluyera tanto a los gobiernos latinoamericanos de “izquierda” como de “derecha”. 
 El acuerdo fue el factor determinante en el distanciamiento entre Santos y Uribe. Este último lo rechazaba y planteaba ir a una ofensiva final. Expresaban estrategias divergentes en la burguesía y el imperialismo. La victoria de Donald Trump en Estados Unidos y de Iván Duque –delfín de Uribe- en Colombia, truncaron esta transición. 
 Petro gana con el mandato de una fracción de la burguesía colombiana para retomar la transición explicitada en la letra de los acuerdos de paz. Es decir, restablecer las condiciones elementales de desarrollo capitalista en Colombia. No sorprende, entonces, su propuesta de un “acuerdo nacional”, ni que su campaña haya integrado a sectores que responden a Santos, o que para su ministerio de Hacienda proponga a economistas de la derecha liberal, responsables de la crisis económica de los 90.
 Su victoria electoral golpea, indefectiblemente, las variantes más reaccionarias y fascistizantes del régimen, que ahora no solo tendrán que aceptar una transición, sino una encabezada por Petro, un personaje totalmente ajeno a su riñón político. 

 El gobierno electo 

El programa de gobierno de Petro, aunque moderado en las transformaciones propuestas, no puede avanzar en sus puntos más elementales sin un choque con el capital. Petro no cuenta con mayoría en el Congreso ni en las filas del aparato judicial. Tampoco en los organismos de control, empezando por la Procuraduría, cuyos principales cargos fueron puestos por su predecesor. 
 El presidente electo expresó durante la campaña electoral su intención de declarar una “emergencia económica” que le conferiría poderes excepcionales. Pero no podría declararla sin la aprobación de la Corte Constitucional, que está copada por representantes de la derecha. La gestión entrante deberá negociar su paquete de reformas con las bancadas opositoras, de modo que terminarán recortadas o directamente bloqueadas. Petro ya tropezó con ese obstáculo cuando fue alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015: muchas de sus iniciativas fueron frenadas por la legislatura de la Capital, la Junta de la Ciudad. A esto habría que agregar las fuerzas armadas, que ve con recelo y desconfianza la llegada del ex guerrillero a la casa de gobierno. 
 Un plan de reformas requeriría desmontar el aparato del régimen uribista, que abarca, como señalamos, mucho más que la jefatura del Estado. Petro formuló, en la campaña de 2017, la iniciativa de una asamblea constituyente para alterar el régimen político. Ahora, esa perspectiva está explícitamente descartada. Su lugar lo ocupa un acuerdo nacional con los mismos que es necesario combatir para lograr cualquier reforma. 
 Petro plantea terminar con la minería a cielo abierto y limitar la explotación petrolera. Aún más, levanta la necesidad de avanzar en una reconversión energética y la generación de energías limpias y renovables. Importa aclarar que su perspectiva es frenar la exploración de nuevos yacimientos, no acabar con la explotación del petróleo. Los permisos y concesiones ya otorgadas continúan vigentes, lo que habilita a sus beneficiarios a mantener, al menos por los próximos 4 años, los niveles actuales de extracción. Toda la estructura presente, usufructuada por el capital privado, seguirá operando como hasta ahora. Al excluir deliberadamente de su agenda las expropiaciones, cualquier reconversión energética no contaría con los recursos imprescindibles para una transición de esta envergadura. 
 Pero, aun los modestos límites que el presidente electo pretende imponer, muy probablemente, tampoco prosperen. La industria petrolera y minera representan el 50% de las exportaciones colombianas, y sus ingresos reportan varios puntos del PBI. La burguesía no se puede privar de esos recursos, con más razón cuando Colombia tendrá que aplicar sus propias recetas de austeridad para capear el déficit fiscal del 7,1% del PBI “heredado” de la gestión anterior. 
 En el marco de la crisis mundial, los condicionamientos y presiones del FMI y del capital internacional se potencian. En la agenda de Petro figura seguir pagando puntualmente los compromisos de la deuda externa y dar continuidad a las relaciones amigables con Washington. 
 Por lo pronto, el establishment pide anuncios concretos para llevar calma al capital privado. Aunque Petro, en su discurso al cierre de los comicios, dio señales contemporizadoras -aseguró que va a “desarrollar el capitalismo”-, esto no es suficiente. El mundo de los negocios reclama más precisiones, entre otras cosas, sobre la composición del gabinete. En la transición que se abre, la clase capitalista no se privará de apelar a golpes de mercado si hiciera falta, de modo de condicionar al gobierno entrante.
 Al considerar otro elemento central de su programa, la reforma agraria, también se decantó por evitar expropiaciones, y recurrir, en su lugar, a la compra pública de tierras ociosas. Se manifestó por un desincentivo fiscal al latifundio, promoviendo un impuesto a las tierras que pemanezcan improductivas. En Colombia, el 1,5% más rico de la población concentra la mitad de la tierra cultivable. 
 El Pacto Histórico incluye también en su agenda una reforma previsional. En Colombia existe un sistema privado que está en crisis, condenando a los jubilados a retribuciones miserables. Pero, en lugar de poner fin al negocio de las administradoras privadas y expropiarlas, se pretende consagrar un sistema mixto, donde la cifra que garantizaría el sistema público sería de indigencia. Es una salida parecida a la planteada por Boric en Chile. El Estado sale en rescate del capital privado, no de los jubilados.
 Los voceros del Pacto Histórico aducen que estas transformaciones generarán una nueva matriz de desarrollo productivo. Para conseguir el financiamiento requerido, hablan de una reforma tributaria que incluye un impuesto a la riqueza y el gravamen indicado a las tierras ociosas. Pero esto tendrá que pasar por el filtro del parlamento, donde quedará mutilado, como ya viene ocurriendo con iniciativas similares de Boric en Chile.
 ¿De dónde saldrán, entonces, los fondos necesarios para la compra de tierras o para una asignación mínima a quienes no han logrado jubilarse, o los subsidios al parado? Está a la vista que todo este armado tiene una base de sustentación absolutamente precaria e incierta. 
 En un país con un déficit gigante, y sin atacar las relaciones de propiedad y la ganancia del capital, más que en presencia del prometido programa de ampliación de derechos sociales (ayuda social, jubilaciones, salud, educación), estaríamos en presencia de su contrario: un recorte del gasto público, con su consabido impacto en el bolsillo del trabajador. 

 Tareas 

Para los luchadores, el fenómeno popular abierto por la victoria de Petro merece la máxima atención. Lo cual no puede confundirse ni con un apoyo “crítico” a Petro ni con la idea de que sería un gobierno “en disputa”, es decir, susceptible de ser “izquierdizado”. 
 La tarea es acompañar la experiencia de trabajadores y campesinos con un gobierno que sienten propio, pero cuyos trazos fundamentales están dictados por los capitalistas. Defender, así, la independencia política y ayudar a que madure la construcción de una dirección alternativa –obrera y socialista. En esa línea se orientó el llamado militante desde las páginas de Prensa Obrera ante la segunda vuelta electoral: votar contra Hernández y el uribismo.
 Es indispensable levantar una agenda propia, que coloque en primer plano las reivindicaciones obreras y populares, las cuales necesariamente chocarán con los intereses del capital y con los compromisos que Petro busca establecer. Esta es la pelea que tenemos por delante.

Luciano Arienti
Pablo Heller

miércoles, 22 de junio de 2022

Estados Unidos en el contexto actual


 

 Sobre la situación actual en Estados Unidos se hablará hoy en la Mesa Redonda con la presencia de especialistas en el tema.

martes, 21 de junio de 2022

La guerra revolucionaria es una ciencia (también) de la comunicación


Descarrilarles el tren semiótico 

 Bien pudiéramos aprovechar la fuerza simbólica que nos hereda el descarrilamiento del tren en Santa Clara, ordenado por la comandancia revolucionaria del Ché, y hacer lo mismo con el ferrocarril mediático imperial infestado con municiones semióticas oligarcas. Usar las “topadoras”, “excavadoras” o “bulldozers” que las luchas emancipadoras de los pueblos han producido en la batalla contra la concentración monopólica de medios y de mensajes alienantes. Bien pudiéramos seguir el ejemplo táctico y estratégico de la Revolución Cubana para, entre otras cosas, impedir que lleguen, como llegan, las armas de guerra ideológica del capitalismo, para instalarnos sus misiles tóxicos y sus campos minados con fake news. Vivimos una guerra híbrida e irrestricta que se desplaza sobre rieles tecnológicos, también. 
 Vivimos bajo el fuego de una guerra desplegada en tres frentes simultáneos: un frente económico; un frente terrestre; y un frente mediático, este último especializado en anestesiarnos y en criminalizar las luchas sociales y sus líderes. Tres fuegos que operan de manera combinada, desde las mafias financieras globales, la industria bélica y el re-editado “plan cóndor comunicacional” empecinados en silenciar a los pueblos. Todo con la complicidad de no pocos gobiernos serviles especialistas en gerenciar los peores designios contra la humanidad. Guerras desatadas contra el pueblo trabajador, de todo el planeta, sin clemencia, guerras que no se contentan con imponer su bota explotadora porque quiere, además, que lo agradezcamos; que reconozcamos que eso está “bien”, que nos hace “bien”; que les aplaudamos y que heredemos a nuestra prole los valores de la explotación y la humillación como si se tratara de un triunfo moral de toda la humanidad. Guerra oligarca contra los pueblos que nos sólo es material y concreta… que es también ideológica y subjetiva. Nada de esto es nuevo. 
 Según los dueños de esa guerra, nosotros debemos ser pacifistas, entender sus intereses supra, trans e intra-nacionales; su poder económico-político y su necesidad de dominio. Ellos nos quieren sedados y apaludidores, disfrutando una escalada múltiple de articulaciones alienantes. Que respetemos sus leyes e identidades de clase mientras se inclina la balanza del capital contra el trabajo. Quieren que luchemos por la Paz en un sistema de negocios militares, estratégicos y transnacionales operados desde las centrales imperiales con ayudas vernáculas. Nos quieren pacifistas, ignorantes y desmoralizados, nada de esto es nuevo, lo supimos y lo sabemos. 
 Su industria militar ha desplegado armas bancario-financieras de endeudamiento, inflación y dependencia monetaria, inspirados en la retracción del papel del Estado para reducir y suspender derechos históricos adquiridos. Multiplican sus bases militares con objetivos represores enmascarados bajo todo tipo de disfraces. Sus fábricas de guerra también producen alianzas con los “medios de comunicación” que conforman un plan de discurso único para camuflar incluso las guerras judiciales, las guerras económicas y los muchos episodios de represión, táctica y tecnológicamente, actualizados. 
 Nuestro presente está teñido por una mafia industrial militar que se fortalece disfrazada de democracia, reinan por su estulticia y por los peores ejemplos criminales en todas sus definiciones… despliegan, desnudas, mil y una tropelías de jueces y tribunales que, a contra pelo de toda justicia, desatan persecuciones, encarcelamientos y condenas basadas en la nada misma, o dicho de otro modo, basada en cuidar los intereses y poderes diseñadas minuciosamente para la ofensiva triple que aquí se describe. La guerra irrestricta es ensalada de todo tipo de canalladas para atacar a los pueblos. Su guerra es un gran negocio. 
 Su guerra contiene un plan específico para acostumbrarnos a lo macabro de todas las formas posibles… incluso las del entretenimiento. No son diversiones a-sexuadas o inmaculadas, quien los consume es sometido a una esquizofrenia placentera que nos hiere con ironía intencional e in-entendible. Nos quieren anestesiados hablando, actuando como ellos quieren incluso sin darnos cuenta, imitando sus referentes mercantiles de los “mass media”, con el pretexto de que “eso si es divertido”, de que “así la gente entiende”, de que “esto vende”… nos enseñan a repetir una trampa lógica en la que corremos riesgos de todo tipo, comenzando por legitimar el modo dominante para la producción de formas expresivas. No quiere decir esto que no se pueda descarrilar (consciente y críticamente) el tren de los medios para ponerlos al servicio de una transformación cultural y comunicacional, pero es indispensable definir qué realmente es útil. Hay que estudiar cada caso minuciosamente y eso es algo que muy poco se hace. 
 Transferimos al aparato empresarial bélico, bancario y mediático -sin frenos y sin auditorías- sumas de dinero incalculables. Hicimos leyes que no cumplimos; adquirimos tecnología sin soberanía; no consolidamos nuestras escuelas de cuadros; no creamos una corriente internacionalista para una comunicación emancipadora organizada y apoyada con lo indispensable; no creamos los motores semióticos para la emancipación y el ascenso de las conciencias hacia la praxis transformadora; no creamos un bastión ético y moral para el control político del discurso mediático y el desarrollo del pensamiento crítico… o, al menos, lo que hicimos es realmente insuficiente. Y no es que falten talentos o expertos, no es que falte dinero ni que falten las necesidades con sus escenarios. Hizo estragos, nuevamente, la crisis de dirección política transformadora. Hablamos mucho, hicimos poco. Ni el “Informe MacBride” (1980) supimos escuchar y usar, como se debe. 
 Para colmo, la clase dominante desarrolla permanentemente, medios y modos para anestesiarnos, desorganizarnos y humillarnos sin clemencia. Inventa falsedades alevosas que transitan con impunidad, y sin respuesta, a lo largo y ancho del planeta, siempre con un poder de ubicuidad y de velocidad que nosotros no podemos siquiera medir ni tipificar en tiempo real. Y la inmensa mayoría de las veces lo miramos desde nuestras casas (dormitorios incluso) en forma de “noticieros”, “entretenimiento” o “reality show”. Consumimos sus productos, engordamos sus “rating” y rumiamos nuestra impotencia, hacemos catarsis indignados y enredados en frases hechas mayormente inútiles e intrascendentes. Es urgente descarrilarles el tren semántico y ponernos a construir (es decir avanzar) el sentido emancipador que nos urge. Eso es parte de la guerra. 

 Dr. Fernando Buen Abad Domínguez. 
Director del Instituto de Cultura y Comunicación y Centro Sean MacBride - Universidad Nacional de Lanús
Miembro de la Red en Defensa de la Humanidad 
Miembro de la Internacional Progresista 
Rector Internacional de la UICOM
Miembro de REDS (Red de Estudios para el Desarrollo Social)

Un tiro de dados


 

 Les compartimos la serie "Las Cinco Puntas de la Estrella", una producción del Ministerio de Cultura que tiene el propósito de analizar y promover el pensamiento del Comandante Fidel Castro Ruz.

lunes, 20 de junio de 2022

El sutil engaño de las redes


Hemos llegado a la tecnología con un bajo nivel de entendimiento. 

 Las redes sociales nos tienen deslumbrados. Creemos, en nuestro estrecho margen de familiaridad con el mundo de la comunicación virtual, en una ilusión de influencia hacia un universo del cual desconocemos su magnitud, pero también su profundidad. En ese embobamiento en el cual hemos caído -por el mero hecho de tener un instrumento capaz de conectarnos con el mundo- olvidamos algo tan básico como la importancia de la acción directa y, en ese actuar, la responsabilidad que nos cabe hacia nuestro entorno inmediato. 
 De ese modo, lo que debería representar una participación activa en el sistema del cual formamos parte, se vuelca hacia un remedo de ejercicio ciudadano en mensajes, comunicados y protestas incorpóreas de monitor a monitor, todo lo cual muere al ritmo de nuevos mensajes, nuevos comunicados y nuevas protestas. En este flujo incesante cabe todo: desde los llamados a una acción que no se produce, hasta la ilusión de haber generado algún tipo de reacción entre quienes nos escuchan a la distancia. 
 En este transitar desde el sillón frente al ordenador, hemos olvidado lo más importante: y es que esas redes que tanto nos fascinan, no nos pertenecen. Son sistemas manejados desde sitios remotos por seres anónimos, altamente entrenados, divorciados por completo de nuestras ansias y preocupaciones, y muy conscientes de su poder. Esas redes, esos sistemas de alta tecnología que cruzan el mundo virtual están totalmente fuera de nuestro alcance y, por obvias razones, fuera de nuestra capacidad de ejercer sobre ellos ningún tipo de influencia.

 Nada puede sustituir el poder de la presencia física de una ciudadanía consciente. 

Esto no significa alejarse de este recurso, el cual ha demostrado su enorme utilidad. Sin embargo, sí es importante tener presente que no sustituye, en ningún caso, el ejercicio ciudadano directo; aquel en cuyas acciones descansa todo el engranaje del sistema político y, por ende, nuestras débiles democracias. La presencia ciudadana nunca puede ser solamente virtual; es, no solamente física, sino también imponente, ruidosa y exigente de sus derechos.
 La capacidad humana de habituarse a distintos entornos -tal como sucede hoy con la tecnología- tiende a crear ilusiones y a perder de vista la realidad. Es imperativo comprender la urgencia de poner los pies sobre la tierra y luchar por la justicia y los derechos desde la misma plataforma desde donde se violan a diario. Esa es la enseñanza fuerte y vital desde los pueblos que, por su condición de pobreza, no tienen acceso a ese recurso tan sofisticado como discriminatorio. La dependencia creada por estrategias de mercado agresivas y seductoras desde el mundo de la alta tecnología debe mantenerse bajo control, por su capacidad para alienarnos de nuestra realidad. La presencia en redes sociales, a la cual adjudicamos más importancia de la que corresponde, es una buena forma de comunicación, pero no el recurso mágico para generar cambios estructurales en sistemas políticos que han degenerado en abusos y corrupción. Dejarnos engañar por su dudosa efectividad es una forma de eludir un cúmulo importante de responsabilidades. 
 La fuerza de una ciudadanía consciente reside en su presencia, en su voz y su capacidad para imponer su autoridad, como se ha demostrado a lo largo de la Historia. Nada puede sustituir el poder de las masas cuando estas asumen la autoridad que les pertenece por derecho.

 Carolina Vásquez Araya | 13/06/2022 
Blog de la autora: www.carolinavasquezaraya.com

Colombia: triunfo de Petro e histórica derrota de la derecha


Petro se impuso en el ballotage 

La segunda vuelta de las elecciones en el país cafetero consagraron como presidente a Gustavo Petro, del centro izquierdista Pacto Histórico, quien se impuso con poco más del 50 por ciento de los votos sobre su contrincante Rodolfo Hernández (47,2 por ciento), un empresario y exalcalde de Bucaramanga que posa de outsider pero contó con el respaldo del uribismo, la fuerza política que gobernó Colombia las últimas dos décadas y había quedado fuera del ballotage. 
 El gobierno saliente de Iván Duque, un aliado del imperialismo, deja un país devastado por la pobreza, la represión, el ajuste y el accionar de los grupos paramilitares. Son esos hechos los que explican el resonante fracaso del oficialismo en el primer turno. 
 La derrota de la derecha (un golpe a todo ese espectro político a nivel continental, incluyendo a Javier Milei, que viajó a hacer campaña por Hernández) coloca a los trabajadores colombianos en condiciones más favorables para su lucha contra el régimen político y social, no obstante lo cual se enfrentarán ahora a la experiencia de un gobierno que buscará la conciliación con los vencidos en las urnas, como lo atestigua el planteo de Petro de un “acuerdo nacional” que incluya al uribismo (ver, por ejemplo, el reportaje aparecido en La Nación el viernes). En la campaña electoral, a su vez, el flamante presidente buscó ganar la confianza de los grandes empresarios, con alusiones expresas al respeto de sus negocios. Petro no tiene intenciones de avanzar en una transformación de fondo del país. 
 El pueblo colombiano mostró su inmenso valor en la rebelión del año pasado. En esta nueva etapa, es clave la independencia política de la clase trabajadora tanto de la derecha como del nuevo gobierno, para conquistar todas las reivindicaciones planteadas por aquella irrupción popular y avanzar en una salida política de las masas obreras y campesinas. 

 Prensa Obrera

domingo, 19 de junio de 2022

Gran Bretaña autorizó la extradición de Julián Assange a Estados Unidos


Ensañamiento del imperialismo contra el periodista que documentó y denunció sus crímenes de guerra.

 La ministra del Interior de Reino Unido, Priti Patel, firmó la extradición a Estados Unidos del cofundador de WikiLeaks, Julian Assagne, donde lo espera una condena en aislamiento por casi dos siglos. Patel consideró que la extradición no sería "incompatible con los derechos humanos" de Assange y que mientras esté en Estados Unidos "será tratado adecuadamente". 
 Nadie debería sorprenderse por los estándares derecho humanistas de Patel: la Justicia y la ministra británica han confinado a Assange en condiciones espantosas en Belmarsh, una cárcel de máxima seguridad, retaceado su atención médica y psicológica y, en víspera del juicio, no le han permitido un contacto directo con sus abogados. 
 Assange es considerado una presa mayor por el imperialismo: el periodista australiano documentó la tortura y el asesinato de civiles desarmados publicando miles de documentos secretos sobre los crímenes de guerra de Estados Unidos y sus aliados contra la población civil en Irak, Afganistán y otras partes del mundo. No solo se comprobó cómo los yankies entrenaron a los militares y policías locales en tortura, interrogatorios y asesinato de civiles. Los documentos también develaron cómo discutían sus beneficios por la guerra grandes grupos empresarios. 
 En las últimas décadas creció el número de civiles que mueren en las guerras. En la Primera Guerra Mundial fueron alrededor del 5%. En la Segunda, el 66%. En la actualidad la proporción se sitúa entre el 80 y el 90% (Eric Hobsbawm, Guerra y paz en el siglo XXI). Los documentos publicados por WikiLeaks muestran cómo escuelas, mercados, aldeas, periodistas son objetivo militar. 
Desde entonces, Estados Unidos inició una persecución feroz para atrapar a Assange. Se lo acusa de violar la Ley de Espionaje, alegando que el material pone en peligro vidas de soldados y otras personas. 
 Estados Unidos contó con la complicidad de sus socios europeos para desprestigiar y agotar física y psicológicamente a Assange. Esto incluyó a los grandes medios de prensa que se hicieron eco de todo tipo de patrañas. A la “neutral” Suecia, que acompañó una falsa acusación de abuso a la integridad sexual -romper deliberadamente un condón- para ponerlo entre rejas. Tiempo después la acusadora denunció que fue apretada por la CIA y le cambiaron el texto de la acusación. Lenin Moreno, directamente lo entregó a los ingleses cuando lo echó de la embajada de Ecuador en Londres, donde estaba refugiado. La CIA no niega que está en sus planes asesinarlo. 
 Un juicio en Estados Unidos sería una simple farsa: sus defensores explicaron que sería juzgado en Alexandria, Virginia, sede las agencias de inteligencia. “El complejo judicial está a 15 millas de la sede de la CIA. El estado está poblado agentes del mismo sector cuyos abusos y crímenes expuso Julián”. Además, la redacción de la Ley de Espionaje prohíbe -en nombre de la seguridad nacional- que el acusado explique por qué publicó lo que publicó, lo que expuso y que no resultó en ningún daño físico. La mujer de Assange, la abogada Stella Morris, dijo el viernes que preparan la apelación y lucharán hasta el final para que no sea entregado. 
 La decisión de la Justicia británica va mucho más allá de Assange. Toda denuncia de los crímenes de Estado y los perpetrados por el imperialismo puede caer en el cedazo de la Ley de Espionaje yanky o -como ya ocurre- de las leyes antiterroristas.
 En realidad, Julián Assange puede considerarse como uno de los fundadores del periodismo de investigación moderno. A través de Wikileaks, mostró la factibilidad técnica de difundir, solo con una computadora, millares de documentos secretos facilitados por denunciantes secretos que filtran documentos del Estado o de las grandes empresas donde trabajan.
 Assange creó un modelo peligroso para los gobiernos, los militares, los servicios secretos y las empresas del gran capital. El objetivo de su persecución es amedrentar a las “gargantas profundas” y a los periodistas. El periodismo de investigación ingresa al Código Penal, como un grave delito contra la seguridad pública. 
 La guerra imperialista en curso es una nueva prueba de que los derechos democráticos y la libertad de prensa ya no tienen lugar en el ocaso del capitalismo ni con el estatuto de espantajo. 
 La autorización para que Assange sea extraditado despertó una ola de repudios en todo el mundo. Prácticamente todas las organizaciones de derechos humanos, desde Amnistía Internacional hasta Reporteros sin Fronteras, han demandado la inmediata liberación de Julián Assange. 
 La exigencia de la libertad de Assange debe ser parte de la campaña contra la guerra de la OTAN.

 Olga Cristóbal
 19/06/2022

sábado, 18 de junio de 2022

Carta abierta de la madre de Julian Assange al mundo


Hace cincuenta años, cuando di a luz por primera vez como madre joven, pensé que no podía haber dolor más grande, pero pronto lo olvidé cuando sostuve a mi hermoso bebé en mis brazos. Lo llamé Julian. Ahora me doy cuenta de que estaba equivocada. Hay un dolor más grande. 
 El dolor incesante de ser la madre de un periodista galardonado, que tuvo el valor de publicar la verdad sobre los crímenes gubernamentales de alto nivel y la corrupción. 
 El dolor de ver a mi hijo, que intentó publicar verdades importantes, manchado a nivel mundial.
 El dolor de ver a mi hijo, que arriesgó su vida para denunciar la injusticia, inculpado y privado del derecho a un juicio justo, una y otra vez. 
 El dolor de ver a un hijo sano deteriorarse lentamente, porque se le negó la atención médica y sanitaria adecuada en años y años de prisión.
 La angustia de ver a mi hijo sometido a crueles torturas psicológicas, en un intento de romper su inmenso espíritu. 
 La constante pesadilla de que sea extraditado a los Estados Unidos y luego pasar el resto de sus días enterrado vivo en total aislamiento. 
 El miedo constante de que la CIA pueda cumplir sus planes para asesinarlo. 
 La ola de tristeza cuando vi su frágil cuerpo caer exhausto por un mini derrame cerebral en la última audiencia, debido al estrés crónico.
 Muchas personas quedaron traumatizadas al ver una superpotencia vengativa que usa sus recursos ilimitados para intimidar y destruir a un individuo indefenso.
 Quiero dar las gracias a todos los ciudadanos decentes y solidarios que protestan globalmente contra la brutal persecución política que sufrió Julian. 
 Por favor, sigan levantando la voz a sus políticos hasta que sea lo único que oirán. 
 Su vida está en sus manos. 

 Christine Ann Assange 
20-12-21

Brasil: la muerte de quienes enfrentan la violencia contra los indígenas y la naturaleza


Dom Phillips y Bruno Araújo Pereira Fueron encontrados e identificados los cuerpos del indigenista Bruno Araújo Pereira y del periodista Dom Phillips.

 Los asesinos son solo asesinos a sueldo. Milicianos como los que mataron a Marielle. De la misma raza que la base política de Bolsonaro. 
 Él (Bolsonaro) dijo: “Este inglés estaba mal visto en la región porque hizo muchos artículos contra los garimpeiros, el tema ambiental”. 
¿ Quién defiende a los indígenas y denuncia que está mal vista la pesca o minería ilegal? El asesinato fue perpetrado por Amarildo da Costa Oliveira, el “Pelado”. Estarían involucrados Oseney da Costa Oliveira, “Dos Santos”, hermano de Amarildo, y el líder comunitario Manoel Vitor Sabino da Costa, conocido como “Churrasco”, su tío. 
 Detrás del doble asesinato encontramos un esquema de lavado de dinero para el narcotráfico a través de la venta de pescado y animales. Bruno conocía el esquema y, por lo tanto, contradijo a un líder local de drogas llamado Rubens Villar Coelho, conocido como “Colombia”, quien tiene doble nacionalidad brasileña y peruana (Globo). Los asesinos mataron, descuartizaron, quemaron y enterraron a las dos víctimas.
 En Brasil, las personas que defienden la selva, protegen a las comunidades indígenas y preservan la naturaleza son “mal vistas” por traficantes, mineros y pescadores ilegales y por el presidente Jair Bolsonaro. Presidente que adora la tortura, las armas, la dictadura, la violencia y el autoritarismo en cada momento de su triste existencia. 
 Esta es la orden del día que la CUT y las organizaciones de derechos humanos, ambientalistas y de toda la izquierda convoquen marchas y actos exigiendo el juicio y castigo a los que perpetraron estos crímenes, así como, fundamentalmente, a los que lo ordenaron, planearon y pagaron a estos mercenarios.
 Hay muertes en las favelas, genocidios, amenazas a activistas, actos de violencia de todos lados que tenemos que enfrentar. ¡Basta!¡Vamos a meter a Bolsonaro y sus funcionarios involucrados en estos crímenes en la cárcel!

 Roberto Rutigliano 
 Río de Janeiro – Brasil

martes, 14 de junio de 2022

Elecciones legislativas en Francia: el “ascenso” de Mélenchon


La primera ronda electoral para la Asamblea Nacional francesa, que reparte 577 bancas, se ha caracterizado por un rotundo abstencionismo (53%), el nivel más alto en la historia de la Quinta República (1958), superando el “récord” anterior (51,6%), registrado en 2017. 
 En cuanto a las listas que se presentaron, la nueva Unión Ecológica y Social (Nupes) -cuya principal figura es Jean-Luc Mélenchon- obtuvo el 26,8%, mientras que Ensemble, la fuerza del presidente recientemente reelecto, Emmanuel Macron, obtuvo 25,8%. El derechista Reagrupamiento Nacional (RN), dirigido por Marine Le Pen -compitió en el ballotage presidencial con Macron hace apenas un par de meses-, alcanzó el 19,1%; los Republicanos conservadores, el 11,1%; las demás listas se repartieron el 5,9%. 
 Si bien estos resultados nacionales no reflejan de manera lineal la acumulación de bancas de cada fuerza, pues se eligen los candidatos de manera individual, marcan las tendencias que se volcarán en la conformación de la nueva Asamblea Nacional. De momento, Nupes se convertiría en la primera minoría dentro del parlamento. Macron enfrenta la posibilidad de gobernar el próximo quinquenio sin un primer ministro que sea de su fuerza política. La definición final será el 19 de junio cuando se sucedan las segundas vueltas en los distritos donde no haya resultado electo un candidato con el 50% de los votos positivos emitidos. La alta abstención ha llevado a una segunda vuelta que será aún más importante que la elección de este domingo último. 
 Mélenchon (La Francia Insumisa) ha llegado a este resultado luego de haber convertido a estas elecciones en una “tercera vuelta presidencial” y reunido a casi toda la “izquierda” tras su figura. Este amplio frente incluye, además de su propio partido, La Francia Insumisa (LFI), al Partido Comunista (PC), Socialista (PS), Verde y, de manera “crítica”, al Nuevo Partido Anticapitalista (NPA). La única fuerza electoral de izquierda por fuera de este armado es Lutte Ouvriere (LO), cuyos guarismos no sobrepasan el 2% a nivel nacional. Mélenchon se candidatea a primer ministro del gobierno Macron.
 Este rejunte de izquierda, sin embargo, no le aseguró a Mélenchon la suma del total que los mismos partidos habían obtenido hace solo un mes en las elecciones presidenciales (LFI 22%, Verdes 4,5%, PC 3%, PS 1,8% y NPA 0,8%. Total: 32,1%). Macron, por su parte, se ha convertido en el primer presidente de la Quinta República que no alcanza el 30% de los votos en una elección de diputados, luego de la elección presidencial; también fue el primero en perder una primera vuelta. 
 El NPA no ha sido habilitado para presentar ningún candidato por el Nupes. En algunas regiones del país, los militantes de base del NPA votaron presentar candidatos propios por fuera del Nupes, la dirección nacional desconoció estas candidaturas y llamó a votar al Nupes contra… el propio NPA (NPA, 31/05). 
 Para la segunda vuelta electoral ya se ha pronunciado sin tapujos por votar a todos los candidatos del Nupes, incluido el PS. Los mentores del partido amplio han caído en el movimientismo más descarado y oportunista. Le Pen y los otros candidatos de la “extrema derecha” se pincharon o mantuvieron un piso mínimo de votos, aunque sumados obtendrían el segundo lugar desplazando al propio Macron. El único partido que ganó votos en relación a su presentación electoral fueron los republicanos, que pasaron del 4,7% al 11,5% y salieron en cuarto lugar. 
 La apatía general de la ciudadanía ante las elecciones es el mejor reflejo del impasse político que atraviesa el régimen en su conjunto; aquellos barrios donde predomina el desempleo y la miseria es en los que menos concurrencia electoral se ha dado (Seine-Saint-Denis 27,72%. Ascendió al 32,04% en Val d'Oise y al 32,41% en Moselle, Clarín, 13/06). 

Joaquín Antúnez 
 13/06/2022