El gobierno implementa un riguroso plan para sobrellevar la covid-19, pero es previsible un incremento de gastos presupuestados.
Cuba aceleró el programa contra la pandemia del coronavirus a partir del 20 de marzo aproximadamente. Ese viernes, las autoridades anunciaron 21 contagiados y un fuerte paquete de medidas frente a un flagelo que apareció en el país el 11 de marzo. Todos los casos tenían origen directo en el extranjero en ese momento.
Una semana después, el sábado 28 de marzo, la cifra de enfermos con la covid-19 casi se había multiplicado por seis, con tres fallecidos y el primer evento de transmisión local; coronavirus era la palabra más repetida y maldecida; las conferencias de prensa con el parte de enfermos constituía el momento más esperado en televisión todos los días, y los nasobucos era la prenda más común en las calles, en los centros de trabajo y en las reuniones del Consejo de Ministros, que discutía día a día con el Presidente Miguel Díaz-Canel nuevas medidas y pasos contra la pandemia.
Cuba había cambiado radicalmente en muy pocos días. Los turistas desaparecieron, el transporte público entre provincias quedó cancelado hasta nuevo aviso, las escuelas cerraron y numerosos centros de trabajo también, si no acudieron a la fórmula del teletrabajo, para ahorrarle a sus empleados el riesgo de la infección con el Sars-Cov-2. Solo continuaron abiertas las industrias e instituciones con producciones y servicios fundamentales.
Aunque el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, insistió el 29 de marzo en que el país se encontraba todavía en una primera fase, pre-epidémica, reconoció que se habían adelantado medidas propias de una fase epidémica, como el distanciamiento o aislamiento social y otras de fuerte impacto económico.
Vaticinio de Cepal
La perspectiva de recesión no parece el motivo de debate principal del gobierno. Ni tendría por qué serlo. Está fuera de discusión en la región. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) vaticina que la economía regional puede retroceder este año en la región hasta 1,8 por ciento. Entre los tropiezos, ese organismo menciona la debacle del turismo, columna de muchas economías en el área latinoamericana y caribeña. Y también de Cuba.
Fiel a una tradición política que ha privilegiado siempre la salud y la vida, el gobierno cubano más bien cavila, y maniobra, para contener la Covid-19 y proteger a la población. En presentaciones sucesivas del programa televisivo Mesa Redonda, varios ministros han anunciado medidas para reorientar fondos del Presupuesto del Estado hacia servicios de salud, centros de aislamiento de casos bajo sospecha de infección, y otras atenciones sociales. Además, redirige los recursos disponibles hacia líneas de producción vinculadas con los abastecimientos básicos de la población.
El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, reconoció el viernes pasado que al gobierno cubano se preocupa ante incógnitas sobre la magnitud y duración que puede tener la crisis global y el impacto concreto que tendrá la pandemia en socios fundamentales del comercio de Cuba.
“No se pueden hacer planes de sostener la economía en el tiempo, en base a las importaciones, pues hay que valorar si evoluciona o involuciona la situación en los países proveedores”, dijo el titular de Economía. Por tal razón, el gobierno se ha propuesto “buscar alternativas para respaldar la alimentación del pueblo”.
Las prioridades
Con ese objetivo, las autoridades prometieron concentrar parte los recursos de que dispone, en la producción nacional de alimentos. Como norma, “se priorizará a los productores que tengan los mejores rendimientos para ubicar ahí los recursos”, dijo Gil. Explicó que estos productores se verían beneficiados también con el combustible que antes estaba programado centralmente para otras actividades detenidas ahora.
El gobierno también ha reorientado hacia el consumo de la población recursos de sectores que han quedado paralizados, como el Turismo o la Educación, aunque el ministro de Economía advirtió que tales bienes no alcanzan para cubrir toda la demanda de la canasta básica.
“Todos los recursos se van a distribuir de la manera más equitativa posible, pero primero hay que producir”, insistió.
Entre los recursos que el Plan de la Economía se propone cubrir, Gil mencionó los de aseo, el cloro, el oxígeno medicinal y los medicamentos, fundamentales todos en el enfrentamiento de la crisis del coronavirus.
Cuba también ralentizará parte de las inversiones, aunque el ministro de Economía prometió respaldo para las producciones de acero y cemento, así como las inversiones en el sector hidráulico, bajo presión por señales de sequía en el país. Estamos en una situación de excepción, pero no vamos a renunciar al desarrollo, dijo Gil.
El cierre de hoteles y la contracción sensible del transporte público y de carga serán aprovechados para ampliar las actividades de reparación y mantenimiento en estos sectores.
Las autoridades también adoptaron fórmulas para proteger a los empleados, que podrán cobrar el cien por ciento del salario en el primer mes de cierre de sus centros laborales, y el 60 por ciento a partir del segundo mes, entre otras fórmulas.
A la par, la economía tiene como desafío mantener la vitalidad de un sistema de salud pública voluminoso y costoso. Si antes de desatarse la crisis del coronavirus, el gobierno había programado alrededor del 28 por ciento de los gastos del Presupuesto del Estado -unos 12.700 millones de pesos- en la salud, es previsible un mayor erogación para ampliar su eficacia, mundialmente reconocida según evidencia el envío de brigadas médicas “Henry Reeve” a más de una docena de países como cooperación frente a la pandemia.
El bloqueo aumenta dificultades
La crisis de la Covid-19 llegó en un momento dramático para Cuba en términos económicos, por limitaciones financieras y energéticas agravadas con un bloqueo económico recrudecido por el gobierno de Donald Trump desde hace un par de años. Estados Unidos no muestra intenciones de bajar su agresividad contra Cuba pese a la crisis sanitaria y económica global, que ambos países comparten.
En contexto tan difícil, Cuba busca manejar la epidemia de la manera más ordenada. Mientras toma decisiones con toda la rapidez y adelanta medidas propias de una fase epidémica, maniobra para sobrellevar la Covid-19 con el menor costo económico posible, y crea condiciones para emprender un día la recuperación económica.
Ariel Terrero
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