Cuando la llamada segunda ola del coronavirus aun no encontró sus límites en los estragos que está causando entre los europeos, el descubrimiento de una nueva cepa del virus, que tendría su epicentro en Inglaterra, encendió todavía más las alarmas en el viejo continente.
Es que la nueva variante tendría una tasa de contagio más elevada (de hasta un 70% mayor que las existentes hasta el momento), lo que sin embargo es motivo aun de debate entre los especialistas ya que muchos aducen que los mayores contagios se deben al mayor movimiento y concentración de la población por la cercanía con la navidad y el año nuevo.
Empero, once países europeos cerraron sus fronteras con el Reino Unido y otro tanto solo permite el retorno de los naturales de cada país con un testeo previo. El impedimento para salir o ingresar a la isla de Gran Bretaña sin contar con un test negativo provocó un verdadero descalabro a ambas orillas del Canal de la Mancha con miles de camiones varados durante días y una crisis política en regla. El aislamiento sanitario que Europa dispuso respecto al territorio británico se da en el contexto de las tensas negociaciones sobre el Brexit y ha sido visto como una represalia, así como un anticipo, de la política que dispondría Bruselas ante una salida intempestiva de Londres de la Unión Europea.
El gobierno de Johnson ha debido dar marcha atrás con la liberalización irresponsable de su política de contención de la pandemia y ha decretado para la capital y otras regiones del sureste una cuarentena estricta, lo que conlleva la imposibilidad de las reuniones para el festejo de la navidad. Las autoridades del Servicio Nacional de Salud han solicitado que se conserve un trabajo común con las autoridades sanitarias de la UE para combatir al coronavirus, habida cuenta que, con 19 mil internados, la situación es similar al peor momento de la «primera ola» (Deutsche Welle, 23/12). El Reino Unido ha sufrido más de 68 mil muertos por la pandemia.
En el continente la situación dista de ser mejor. Alemania, país que hasta el momento era mostrado como ejemplar en su manejo del virus, se encuentra en su peor momento, registrando hasta 30 mil casos diarios nuevos. El fracaso se debe a la política orquestada por los distintos gobiernos, tanto nacional como a nivel estadual, de buscar no poner obstáculos a la «recuperación» económica así como a no querer enfrentar a los movimiento anti cuarentena. La pandemia ha vuelto a mostrar la diferenciación social al interior del estado germano y la naturaleza parasitaria de la reunificación de la que se cumplen 30 años: las regiones orientales como Turingia o Sajonia duplican la tasa de incidencia del promedio nacional (La Nación, 18/12).
En Francia, a pesar de llevar más de un mes de toque de queda (imposibilidad de transitar pasadas las 20 horas), la pandemia está lejos de estar bajo control, con lo que las medidas de aislamiento social que incluyen el cierre de las actividades culturales así como bares y restaurantes permanecerán durante las fiestas. En el país galo, cuyo presidente Emmanuel Macron se encuentra enfermo por coronavirus, la pandemia se ha cobrado hasta el momento más de 60 mil víctimas. En Italia, el gobierno de Conte ha dispuesto un confinamiento «duro», pero solo para los días de las festividades, cuando los informes arrojan la escalofriante cifra de 600 fallecidos diarios. España atravesará las fiestas con un toque de queda nocturno y un limite de diez personas para las reuniones sociales, en un contexto de fracaso de la política del gobierno PSOE-Podemos de cierres y cuarentenas parciales, habida cuenta que los nuevos contagios diarios superan en promedio los 15 mil.
Las bolsas del continente sufrieron un retroceso general a raíz del cuadro descripto y de la llegada de la nueva cepa; las previsiones que indicaban un cierre del 2020 con un 10% de desempleo a nivel continental en el caso de una contención del covid-19 deberán ser recalculadas al alza. El fin de los programas de sostenimiento estatal a las empresas provocará un número ingente de quiebras (eleconomista.es, 15/10).
A la espera aun del comienzo de la distribución de la vacuna (cuya creación y producción se dio a través de la competencia capitalista, es decir con el objetivo de la ganancia), el manejo de la pandemia por parte de los gobiernos burgueses de Europa arroja como balance un fracaso rotundo. El continente es la región del mundo con más fallecidos a la fecha superando los 500 mil, lo que es la consecuencia de años de «austeridad» y destrucción de los sistemas de salud, así como de la no afectación de los intereses empresariales para hacer frente a la enfermedad. Las medidas de cuarentena en curso en este periodo en ningún caso suponen la suspensión de las actividades económicas no esenciales ni la centralización de los recursos sanitarios de cada país.
Los trabajadores de Europa mediante su intervención independiente deberán hacer que los gobiernos y los capitalistas rindan cuentas ante el verdadero crimen social que constituyen las muertes por coronavirus.
Leandro Morgan
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