lunes, 8 de junio de 2020
Cuba jamás volverá a la OEA
Los cubanos tienen un marcado orgullo nacional y regional, al tiempo que rechazan el mínimo intento de dominación extranjera, razones por las cuales jamás regresarán a la Organización de Estados Americanos (OEA), una entidad que desde su creación ha sido financiada por Washington y ha tenido como sede la capital norteamericana.
A 55 años de la expulsión de Cuba de la OEA, en Punta del Este, Uruguay, el 31 de enero de 1962, el pueblo y gobierno de la mayor de las Antillas nada quieren saber de esa “agrupación continental” que el líder histórico de Nuestra América Fidel Castro denominó el “Ministerio de las Colonias de Estados Unidos”.
Esa organización fue, es y será un instrumento al servicio de los intereses del imperio del Norte, y su propósito ha sido interferir en los asuntos internos de las naciones de la Patria Grande, como lo hizo luego del triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959.
Cumpliendo claras órdenes de Washington, la OEA se prestó para agredir sistemáticamente al decano archipiélago antillano, e intentar aislarlo de los países latinoamericanos y caribeños.
Sin embargo, nunca pudo conseguirlo pese a que regímenes títeres y férreas dictaduras se imponían entonces desde el Sur del Río Bravo y hasta la Patagonia con el respaldo del Pentágono y sucesivos inquilinos de la Casa Blanca, que apostaron a la destrucción de la revolución liderada por Fidel Castro.
El “Ministerio de las Colonias de Estados Unidos” está herido de muerte precisamente por sus continuas injerencias en diferentes procesos progresistas escenificados en la Patria Grande, como son los casos más recientes de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, por citar algunos.
No obstante su gravedad, dado el desprestigio que tiene por favorecer a las fuerzas reaccionarias en la región y justificar hasta invasiones militares norteamericanas y golpes de Estado de las oligarquías, a la OEA se pretende revivir, en detrimento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), surgida en Caracas, Venezuela, en 2011.
A diferencia de la OEA, la CELAC es un mecanismo intergubernamental de diálogo y concertación política, del cual Estados Unidos está excluido.
La CELAC surge con el compromiso de avanzar en el proceso gradual de integración de Nuestra América, haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de los 33 países que la integran, y los 600 millones de habitantes de la región.
Cuba y la mayoría de los pueblos y gobiernos latinoamericanos y caribeños son partidarios de fortalecer esa aun joven organización autóctona, que ha sido blanco constante del imperio norteamericano, empeñado en desmembrarla para retomar su otrora dominio en la Patria Grande.
La ofensiva derechista que hoy se escenifica en América Latina tiene entre sus principales objetivos debilitar la CELAC, que significa Unidad e Independencia, en contraposición a la OEA que encarna dependencia y servilismo a Washington.
Patricio Montesinos
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