Rápidamente, Nuland “revisó” sus afirmaciones durante el transcurso de la propia reunión, evitando precisar el involucramiento directo de EEUU en los laboratorios, con el pretexto de “evitar que cualquiera de esos materiales de investigación caiga en manos de las fuerzas rusas” (idem). Enseguida, pasó entonces a asegurar que la amenaza es la utilización de armas biológicas por parte de las fuerzas rusas. La portavoz del ministerio de Exteriores de China intervino ante esta denuncia de acción criminal con tres reclamos, por medio de un tweet: “¿Qié estaba tratando de ocultar la Embajada de EEUU en Kiev al eliminar apresuradamente documentos de su sitio web? ¿Por qué ha prevenido EEUU en solitario y durante 20 años la conclusión de un protocolo de verificación de la Convención sobre armas biológicas? ¿Qué detiene a EEUU para abrir sus laboratorios biológicos en el extranjero, así como Fort Detrick, para una inspección independiente internacional?”
Al día siguiente de las declaraciones de Nuland, la agencia Reuters publicó un vasto informe que recoge declaraciones de la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, quien dijo “que Rusia había descubierto pruebas del presunto programa durante lo que llama su operación militar en Ucrania, que sus fuerzas invadieron el 24 de febrero”. Zakharova agrega que Rusia tenía “documentos que mostraban que el Ministerio de Salud de Ucrania había ordenado la destrucción de muestras de peste, cólera, ántrax y otros patógenos después del 24 de febrero”. Para culminar señalando: “Ya podemos concluir que en los laboratorios biológicos ucranianos en las proximidades directas del territorio de nuestro país, se estaba llevando a cabo el desarrollo de componentes de armas biológicas” (ídem).
La portavoz del ministerio de Exteriores de Rusia insistió en “descartó cualquier uso pacífico en los programas biológicos en Ucrania”, Añadió que “EEUU planeaba en 2022 investigar en Ucrania patógenos de aves, murciélagos y reptiles para luego estudiar la posibilidad de transmitir la peste porcina africana o el ántrax”. Este señalamiento cobra actualidad cuando se tiene en cuenta la vinculación que habría habido entre acciones de guerra quimica en la primera guerra mundial con el desarrollo de la pandemia de 1918-21 conocida como Grupe Española, que mató a 50 millones de personas. Nuland dejó en off side al Pentágono, cuyo vocero que declaró que las denuncias rusas eran “ridículas”, y al presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, que había emitido un comunicado negando, con antelación a la ‘confesión’ de Nuland, que tales programas existieran.
El pasado 6 de marzo la prensa rusa había adelantado declaraciones del general de división Igor Konashenkov en diálogo con la agencia TASS. Allí expuso que sus soldados habían hallado laboratorios con desarrollo de armas biológicas, financiados por el Pentágono. Es curioso que la denuncia rusa hubiera sido recogida por el senador de ultraderecha, Marco Rubio, para poner en aprietos a la subsecretaria de Estado de Biden.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, salió al cruce tanto de las versiones rusas como chinas, para acusarlos de involucrarse en una “operación de desinformación”. Psaki se limitó a señalar que Estados Unidos “cumple plenamente con sus obligaciones en virtud de la Convención de Armas Químicas y la Convención de Armas Biológicas y no desarrolla ni posee tales armas en ninguna parte” (ídem).
Otro secretario de la Casa Blanca arremetió con la hipótesis de que Rusia acusa a Estados Unidos para legitimar el uso de armas biológicas en territorio ucraniano. Hasta Biden mismo se ha sumado a este coro.
De conjunto, los medios occidentales han ignorado las acusaciones sobre el desarrollo de armas biológicas en Ucrania; la OMS se ha sumado recomendando a Ucrania destruir todos los patógenos existentes en sus laboratorios. La declaración de Nuland ha expuesto, de manera perversa, todo el preparativo de guerra del imperialismo en las puertas de Rusia. Cada día se confirma que la principal responsable de esta guerra es la OTAN.
Joaquín Antúnez
12/03/2022
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