Desde hace muchos años, el buen humor de los cubanos ha dejado por sentado que para no tener mayores dificultades en el día a día lo único que se necesita es tener fe. Una fe con letras mayúsculas, en correspondencia a la clasificación oficial de unas planillas ya inexistentes, donde sin ton ni son, las autoridades inquirían si tenían FE (Familiares en el Exterior).
¿Y quién en Cuba, desde los niveles más humildes hasta en los más notables cargos oficiales en el partido comunista y gobierno no los tiene? Que levanten la mano, por favor, las excepciones.
Un grupo consultor radicado en Miami, el Havana Consulting Group (THCG), acaba de anunciar que el pasado año fue establecida una cifra récord de remesas llegadas a la isla. Nada menos que 3, 448 millones de dólares. Ni uno más, ni uno menos. Tres mil cuatrocientos cuarenta y ocho millones. Casi mil más de lo que supone el gobierno en su propósito de cara a la inversión extranjera para levantar la economía.
Los expertos-alquimistas de números de THCG han basado su tesis, entre otras consideraciones, al aumento de cubanos residiendo en EE.UU, y el incremento de los vuelos entre ambos países. A ello, sumar que el pasado año se repatriaron unos 14 000 cubanos que no llegaron con las manos vacías.
Tal vez, y es lo más probable, las autoridades financieras cubanas no reconozcan tal cantidad. Es más, me atrevería a asegurar que el monto anunciado sería menor.
En buena ley, el cálculo es en extremo difícil. Al margen de lo que pudiera reportarse por la principal agencia que envía remesas, la Western Union, hay otras tantas vías muy turbias como para fijar un monto aunque sea aproximado. Se trata de los cubanoamericanos que visitan a sus familiares y aquellos que depositan tanto en Miami y más cuanto reciben a golpe de timbre en la puerta de su casa cubana.
Mucho dinero es el que ha entrado desde la apertura al trabajo por cuenta propia, Si antes se contaban las nuevas paladares y bares, ahora están por doquier a la par de la compra de viviendas y su correspondiente remodelación.
Hay dinero. Se nota hasta en los hoteles donde los cubanos ya se ubican en el medallero de plata Unos tienen; otros, no. Cuestión de FE. Espero con impaciencia qué dirán nuestros economistas…
Aurelio Pedroso
Progreso Semanal
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