miércoles, 12 de octubre de 2016
Stevenson vs Alí: Una pelea que alimenta el mito
Hace poco leí una crónica sobre Teófilo, otra más, donde se enfatiza en su condición de cubano que amó la bandera. Y me atreví a sacar del baúl de los recuerdos estas minutas sobre un acontecimiento universal que pudo ser y no fue, pero continúa en las bocas y las manos de muchos: La pelea Stevenson vs Alí.
Un buen día surgió la idea, pues ambos eran poco menos que invencibles en sus trincheras. Todos a favor del peleón, pero nadie ha dado con una verdad oculta por los siglos de los siglos; continuarán las especulaciones: que si aquel pegaba más y el otro tenía mejor boxeo, que ambos fueron inigualables. En fin, manzanas de uniones y discordias.
Poco puedo aportar al asunto. Quienes nos acercamos a la historia tenemos prohibido especular, debemos trabajar con apego a la realidad, cruda o bondadosa; realidad al fin. No obstante, hoy me tomaré un desliz y quizás conjeture, o no, que para nada tiene importancia. Pero no quiero dejar en letra muerta aquel coloquioa inicios de la década del ochenta,matizado conAñejo Havana Club, en una de las tabernas del Hotel Nacional.
Jorge García Bango, quien fuera presidente del INDER (ya fallecido), fue amigo de mi hermano.Allí nos encontramos.Entonces escuché atento su relato sobre la fallida peleaaprobada por las federaciones del boxeo profesional y amateur, que por entonces parecían irreconciliables; hoy comienzan a vivir un idilio.
Yoyi, como se le conocía en el mundo atlético, contó que solo faltabala ratificación de Alí. Fue así como solicitó una llamada a su casa en los Estados Unidos. La conversación fue en inglés, sirvió de traductor Fabio Ruiz, a la sazón Vice Presidente del Organismo.
La condición de Cuba y la Federación Internacional de Boxeo Amateur, fue que la pelea debía regirse por las reglas de la AIBA, o sea, a tres rounds de 3 minutos cada uno. Alí no estuvo de acuerdo, quería pelear quince asaltos con reglas profesionales, incluidas los guantes de menor peso; Cuba no podía aceptar una pelea así para Stevenson. Entonces surgió otra posibilidad: 5 peleas a tres rounds, dos en Cuba, dos en los Estados Unidos y si hiciera falta se decidiría en un país neutral. Después de una inesperada broma, Mohamed Alí no aceptó.
El deporte cubano no tenía otra cosa que ofrecer. La conversación concluyó y se dio al traste con la llamada “Pelea del Siglo”, a pesar de no efectuarse.No obstante, el hombre que una vez respondió por Cassius Clay, quien no tendría nada que ganar y mucho que perder, como siempre, dijo la última palabra:
Oiga, yo he visto pelear bastante a Stevenson y sé lo duro que pega; tengo algunos años más que él y el tipo de pelea que me piden no estoy en condiciones de aceptarla. Así es que no va, pero quiero que no dejen de decir que lo conozco bien a él y mejor a mí.Y que yo soy el mejor.
He leído que el norteamericano hizo una llamada a Teófilo y se disculpó por no acceder a la pelea, que le ofreció una ayuda económica, pero el nuestro le respondió con respeto y admiración que no necesitaba dinero. A partir de allí fueron mejores amigos.
Aquel que llevó la humildad por divisa, con una tarjeta para consumir en el bolsillo que devolvía virgen, pidió un cigarrillo y Urquiola le llevó una cajetilla. Según sus propias palabras, jamás tocó un céntimo de una herencia inesperada.
A principios del 2004 lo invitamos a la Peña Deporte y Cultura del Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura “Hermanos Loynaz”, en la ciudad de Pinar del Río. Después de casi enamorarlo para que subiera al estrado con cientos de personas allí reunidas me dijo:
–Pero tengo que subirme ahí y hablar con tanta gente, qué va. –A eso viniste, aquí no vas a pelear, además lo haces en el mundo entero. –Una cosa es boxear y otra hablar. –No te preocupes, solo responde lo que te pregunto.
Entramos en calor y lo increpé sobre la malograda pelea: “Él es mi amigo, fue el mejor profesional y yo el amateur, ¿para qué más?”
La duda quedará por siempre. El boxeo de Alí fue magnífico, de gran esquiva y dominio total de la escena, fanfarronadas incluidas.La pegada de Teófilo era demoledora. Además, dominaba en la estatura con excelente manejo de las manos y las piernas, pero no se había enfrentado a alguien conplenitud del boxeo y un oficio singular, atractivo, de maldades entre las cuerdas ymucha resistencia. Ambos fueron extraordinariamente carismáticos.
¿Hubiera soportado Alí la derecha prohibida? ¿Cómo descifraría Teófilo su defensa? Campo hubo, hay y habrá para especular. Quizás fue mejor que las cosas pasaran así. Nos queda el sueño de una parte y de la otra. Y la convicción de que ambos perdurarán.
Cada cual, rey en su reino. La vida no se puede forzar en filosofías deportivas diametralmente opuestas. El tiempo los hizo amigos. Muhammad Ali nació como Cassius Marcellus Clay, enLouisville, Kentucky, el 17 de enero de 1942 yfalleció víctima de la enfermedad de Parkinson, el 3 de junio de 2016.Encabezaba instituciones con fines benéficos con las que visitóa Cuba.
Teófilo había nacido el 29 de marzo de 1952, en Puerto Padre, Las Tunas y dijo adiós hacia la inmortalidad el 11 de junio de 2012, con solo sesenta años de edad.
Y la pelea que no se efectuó, alimenta el mito.
Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga
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